Pasillo (Tercera planta)

Una ligera sonrisa de suficiencia curvó mis labios cuando Ali habló de Shimizu. Era un desgraciado, ¿no? Por alguna razón que no tenía mucho sentido y tampoco me había molestado en analizar, la existencia de ese tío me tocaba los huevos. ¿Cuestiones de piel, quizá? El problema era que si fuera alguien decente lo habría dejado estar y ya. Pero no. Y para la gracia, sin que siquiera lo hubiera pedido, su existencia se enlazó de repente a la de Sasha. Lo vi muy claro, ¿verdad? Cuando las piezas comenzaron a encajar y, como quien no quiere la cosa, envié a Alisha con él para sacarle información. Lo pensé al instante, era la oportunidad perfecta.

Para matar dos pájaros de un tiro.

Mi plan de amateur había salido tan bien que parecía surrealista, y quizá fuera ese delirio del momentum lo que me seguía alimentando las ideas de mierda. Era como si viviera en una carrera constante entre destruir el mundo y que el mundo me destruyera a mí; cualquier resultado me venía bien.

Y hablando de ideas de mierda, Ali me dio vía libre sin ninguna clase de conflicto. Solté una risilla y regresé al móvil, para enviarla a la impresora y que la máquina comenzara a trabajar. Fue muy breve, la chica tomó la delantera y seguí sus movimientos con una ligera nota de curiosidad pegada al rostro. Leer lo que le escribió al dorso me arrancó otra risa.

En serio, qué hijos de puta.

Cuando Ali me la mostró sonreí y asentí, como si estuviera avalando el resultado, para luego aceptársela. No me vi venir su siguiente movida, pero ya estaba visto que no nos faltaban ni uno ni dos tornillos ajustados. Recibir su cuerpo, además, su aroma y sus labios, me lanzó un relámpago de estática al cuerpo que me hizo consciente de la energía que aún tenía acumulada en el cuerpo. La suficiente para correr una maratón, cagarme a hostias o follármela contra una mesa.

Pero había que enderezarnos un poco, ¿no?

Le había rodeado la cintura con ambos brazos para pegarla a mí, entreabrí los ojos cuando me habló y esbocé una sonrisa ladeada. Le estampé otro beso antes de responderle.

—Te acompaño a la azotea, luego veo el resto.

Volví a echarle un brazo por los hombros, hundí la foto en el bolsillo trasero de mi pantalón y el click del cerrojo cedió antes de abrir la puerta. Repasé el pasillo con la vista como si fuera el jodido rey de la escuela, lo supe y no me interesó disimularlo. A nuestro paso, por supuesto, cerré la puerta y avancé sin más. Noté al pelirrojo prácticamente cuddling con otro tío, digamos que era una escena que llamaba un poquito la atención, pero lo dejé correr. El desastre ya estaba hecho.

Ya me daba por satisfecho.

—It's amazing, isn't it? —murmuré para que Ali me escuchara, aunque mantuve los ojos puestos en el camino. Una cuota de genuina incredulidad se me coló en el tono—. We're fucking untouchable.

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Quería hacer un post más con Joey para darle un cierre a la parte del jolisha, y lo aventé aquí cuz en el club quiero hacer uno más con Sasha uwu

Ya lo sabes, of coursie, pero fue un placer desarrollar esto contigo <3 Estoy absolutamente dividida entre las emociones de Joey y de Sasha y de a ratos lo sufrí un montón, de hecho lo sigo haciendo, pero al mismo tiempo me resultó super interesante explorar este costado de los personajes Y BUENO, TODO LO QUE YA TE DIJE. Therefore, muchas gracias por subirte a mi tren de pésimas ideas ehe

i lov u <33

Me alegraba y también aliviaba saber que, pese a todo, Cay seguía aceptándome en su espacio. Tampoco habría sido una tragedia si ocurría lo contrario, suponía, pero podía interpretarlo como una luz al pie de la montaña. Pese a todo, con los sentimientos encontrados y demás, no se había rendido. No había ahogado la luz del farol. Y eso era lo que importaba.

—Quién mierda nos mandó, ¿cierto? —murmuré a lo de que habíamos elegido esta vida en particular, y en mi tono hubo una mezcla de aceptación y resignación—. Pero bueno, al menos no lo hacemos solos. No estamos solos, quiero decir. Akkun, Yuzu, Hikkun, yo. Quizás estemos dispersos, pero seguimos siendo tu familia. No lo olvides, ¿sí?

No hagas como yo.

Mi gracia lo hizo resoplar y que me llamaran brujo, pero lo imaginé con el rostro ruborizado y todo. Sonó refunfuñado como un mocoso y sonreí divertido, recibiendo su beso en el dorso de la mano.

—¿De por sí alguna vez te negué algo? —repliqué, con la sonrisa pegada al rostro, y luego suavicé el semblante. Bajé la vista a nuestras manos y no lo pensé ni un segundo, entrelacé mis dedos con los suyos para darle un apretón firme—. Cuando quieras, Cay Cay. Es lo menos que puedo hacer por ti.

De qué sirve el fuego si se lo deja morir, ¿no?

 

Puede que consumiera mi propio fuego entre un montón de lodo a cada rato, lo admitía, pero nunca había pretendido acabar con él ni lo haría nunca. Si llevaba una hostia en la cara era, de hecho, porque me había resistido demasiado y esa resistencia se proyectaba al resto de mi vida. Puede que tuviera que ver con la conciencia de mi propia fragilidad, no estaba muy seguro, pero llevaba esa clase de reacciones impresas en el centro del pecho y a veces no sabía detenerme ni por el bien de la autopreservación.

Ko me recordó que no estábamos solos y tomé un montón de aire lentamente, llenándome los pulmones, porque quizás una parte del martirio venía de saber eso precisamente. Tenía personas alrededor, desde el imbécil de Arata hasta Yuzu, pasando por el mismo Ko y de vuelta al principio. Las tenía, estaban allí, y odiaba angustiarlas, pero sabía que era inevitable.

Que quizás fuese peor no tener a nadie que se angustiara por nosotros.

Y estaba intentando con todas mis fuerzas combatir mi propia naturaleza.​

Asentí con la cabeza como pude, apiñados como habíamos quedado, y dejé el asunto correr. No había mayor cosa que añadir, ni quería seguir dando vueltas en el asunto si no era necesario y solo me quedé subido a la tontería de turno, pues porque también me ayudaba a distraerme. Su pregunta me hizo reír, fue un gesto algo flojo pero conectó algo más con mi propio cuerpo.

—Tienes un punto, sin duda —atajé con cierta diversión colándose en mi voz, aunque tardé menos de un segundo en reflejar su apretón en mi mano—. Cuento contigo para sacudirme si me pongo demasiado idiota, ¿de acuerdo?

La puerta del club se abrió, el inglés salió pasillo como si fuese el puto rey de la colina, Alisha estaba con él y la corriente de agua helada que me cayó encima fue de película. Me tensó todo el cuerpo de nuevo, traté de recordar qué nombres había leído en el grupo que ahora sabía tenía el nombre de Pierce, pero estaban totalmente borrados detrás del nombre de Shinomiya en mi propia sentencia. Lo que me preocupó fue que no saliera nadie además de ellos dos, ni siquiera la pelirroja.

Lo que me alcanzó sabía a carbón, olía a piel quemada.

Y me hizo preguntarme si esa era la peste de la injusticia o de la impotencia.​

—Si alguien estuviese molestándote debajo de mis narices y las de Arata, en plena escuela —comencé cuando el otro par desapareció en dirección a la azotea. No me di cuenta, pero además de que había hablado en un murmuro, se me había aplanado el tono—, si alguien lo viese antes que nosotros, ¿debería decírnoslo?

 

Me gustaba la idea de que mis amigos pudieran contar conmigo, incluso si de primera mano llegaba a parecer indiferente y desapegado; me gustaba, más bien, que ellos mismos lo supieran. Hacérselos saber. Que confiaran y no dudaran. Si había un demonio capaz de perseguirme tenía que ser ese, el mismo que amenazaba constantemente con convertirme en una mera corriente de aire. Pero ahora estaba bien.

La luz ahuyentaba a los monstruos, ¿cierto?

Sentí su apretón y la sonrisa se me ensanchó ante sus palabras. Asentí casi de inmediato y su cabello me acarició el rostro, busqué deshacer el agarre de su mano para poder pasarle ese brazo por detrás de los hombros. Lo apretujé suavemente contra mí.

—Tienes mi palabra —murmuré contra su pelo, y le dejé allí un beso.

Lo tenía tan cerca que fue inevitable sentir la tensión que, de repente, le agarrotó el cuerpo. Arrugué el ceño un instante, preocupándome de que hubiera sido mi culpa, pero alcé un poco el rostro y saqué un par de conjeturas. Sospechas al aire, sin forma ni nombre, pero que en cierta forma repercutieron. Intenté buscar los ojos de Cay para cerciorarme, pero su voz me detuvo a mitad de camino.

—¿A qué viene eso? —inquirí, confundido, y la sonrisa vaga desapareció en lo que me concentraba por darle una respuesta; incluso sin entender una mierda—. A ver... Quizá no sea lo que buscas, pero ¿sabes? Estoy aquí porque Anna te vio a la mañana y me llenó el culo de mensajes para que me cerciorara de que estabas bien. Algo de su proyecto y que estaría ocupada, así que me espero otra catarata de mensajes si no le dejo un informe apenas me vaya de aquí.

Le conté todo aquello con cierta diversión en la voz y me pregunté si Anna me colgaría en la plaza pública de saber que la había delatado. Al final suspiré, apoyé la cabeza en la pared y seguí hablando.

—Pero eso... Bueno, Anna no es un alguien, ¿no? Ya te conoce y te tiene aprecio. Es normal que se involucre. No sé si cualquiera lo haría. Yo, por ejemplo, no sé si metería la nariz en cualquier pozo.

 

No me las daba de privilegiado y esas mierdas en la vida de las personas, me sabía un personaje de fondo, un extra, y así se quedaba. Una gran parte del estallido de hace más de un mes tenía que ver con eso, lo inminente que me parecía el abandono por esa misma razón, pero de alguna forma Ko se las había arreglado para zarandearme y regresarme al centro, más o menos.

No era imbécil, no daba a las personas por sentadas ni nada por el estilo, pero pensaba que como mínimo podía aprovechar el tiempo que me brindaran. Era lo que pensaba ahora, claro, habría que ver cuando la existencia entera se volviese a torcer y le exigiera el mismísimo diablo que se quedara pegado a mí, aunque me dejara sin alma. Todo era una cosa de perspectiva, por fortuna o por desgracia, era relativo y cuando la oscuridad surgía del mismo núcleo que el fuego, hacerla retroceder era muy difícil.

Estábamos sujetos a un montón de hilos.

Tuvieran que ver con nosotros de forma directa o no.​

Ko dejó ir mi mano para echarme el brazo sobre los hombros, me acomodé contra él y lo dejé apretujarme. No sería el mejor día de la historia, pero digamos que no estaba tan mal si este idiota me tenía allí mimándome como si fuese lo más normal del mundo. Me dejó un beso entre el cabello y respiré despacio, tranquilo.

No me duró demasiado, el resto había sucedido rápido y supe que me había sentido tensarme allí, pegado a él como estaba. Esperaba que entendiera que no tenía nada que ver con su tacto, que el peso venía de otra dirección por completo. Di por asumido que había sido el caso, aunque en realidad le había cortado cualquier otra intención al soltarle la pregunta salida de la puta nada. Noté la confusión en su voz cuando preguntó a qué venía, pero se enfocó en darme una respuesta, no era lo que buscaba como él mismo acababa de decir, pero me dio algunas luces.

Sobre lo correcto y lo incorrecto.

—Si se da cuenta que me lo dijiste te va a colgar en el patio frontal, baby —murmuré y escarbé en el bolsillo para sacar el móvil. No hice nada, sostuve el aparato mirando la pantalla apagada y giré el rostro en dirección al cuello de Ko, me escondí allí un par de segundos antes de regresar la vista al teléfono en mis manos para responderle con cierta diversión en la voz—. Es una buena chica, aunque tenga un torpedo en el culo. No hacía falta que te mandara, no creo haber hecho demasiado como para que se preocupe por enviar las fuerzas especiales, pero lo hizo aún así.

La pulsera en la muñeca de Mason parpadeó frente a mis ojos y el tono de la voz de Arata al hablar de Pierce me rebotó en los oídos. Pensé que me importaban tres mierdas los conflictos con el otro par de imbéciles, pero había alguien allí, a varias paredes de distancia, separada de las personas que se preocupaban por ella, hubiese pasado algo o no.

Y en lo que a mí me concernía, parecía no merecerlo.

—Arata no ha sido bueno para mantener amistades más allá de nosotros y eso también lo hace de forma bastante penosa, es... Classic Mishi behavior. —Desbloqueé el teléfono de un movimiento algo inseguro y seguí dudando luego de haber abierto su chat. El número de Mason no lo tenía registrado, pero lo sabía de memoria y ya vería en qué orden tomaba decisiones—. Lo siento, di muchas vueltas. Creo que, Dios, es solo que pienso que están molestando a una amiga suya y de otro chico que va a mi clase. Uno puede que lo sepa y se culpe, el otro sí no creo que tenga ni puta idea.

 

Cay básicamente dijo lo que acababa de pensar y solté una risa liviana, resignada por completo. Iba a matarme si se enteraba, por supuesto, así que sólo quedaba un camino posible si la idea era salvarme el culo.

—En ese caso, qué bueno que sepas llevarte las cosas a la tumba, ¿no? —bromeé, aunque fuera y no fuera precisamente una cualidad. Vi por el rabillo del ojo que había sacado su móvil, pero no hizo nada con él y tampoco opiné al respecto—. Supongo que a veces puede pecar un poco de apocalíptica, ni idea. También supongo que me lo dijo porque pensó que me gustaría saberlo; y estaba en lo correcto.

Puntos para su media neurona funcional, en definitiva. Además tenía una tercera sospecha, aunque no sentía que correspondiera ventilarla con Cay y por eso mantuve la boca cerrada. Debía haber sido para ella una especie de vietnam flashback, ¿no? A juzgar por cómo le había quedado la cara cuando le robaron el móvil en Shinjuku. Por la escuela había andado maquillada como una puerta, pero el resto de día no se preocupaba tanto y la había visto. Todos la habíamos visto. Ahora, a la luz de esta conversación, tuve que preguntarme si debería habérselo dicho a Altan. No confiaba en Anna para ventilar sus propios dramas, en absoluto.

Y mira si el pobre imbécil no sabía nada.

Pero ahora ya era agua pasada, ¿no?
​

La mención tan repentina de Arata me sacó un poco de eje, pero cacé el hilo de su idea y pude, por fin, atar los cabos. Volví a observar su móvil por el rabillo del ojo y pensé que era extraño ver a Cay metiéndose donde no lo llamaban. En su lugar no sabía si lo habría hecho, la verdad, pero ese costado de mi personalidad jamás me había enorgullecido.

—Andas bastante críptico, Cay —bromeé, quizás en un intento por mitigar algo de su tensión, y suspiré antes de agregar—: Bueno, lo que te acabo de decir. No sé qué debería hacer el dichoso alguien, pero yo agradecí que Anna me dijera sobre ti. Creo que a todos, si nos preocupamos por otra persona, nos gustaría saber lo que les ocurre o deja de ocurrir. Es natural, ¿no?

Honestamente no estaba muy seguro hasta qué punto había veracidad en lo que Cay me decía, al menos yo nunca había visto a Akkun preocuparse por nadie fuera de los chacales y tampoco parecía del tipo caritativo, pero vaya. Tampoco me correspondía meterme.

—En fin, haz lo que te parezca correcto y que no te coma demasiado la cabeza. A veces es mejor no overthinkear las cosas.

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kohaku diciendo overthinkear en japonés debe ser tipo overusinkearo y me hizo demasiada gracia como para no ponerlo

 

Tenía el cerebro hecho puré, la verdad fuese dicha, demasiado como para estar pensando en esto, pero por ese mismo motivo solo podía pensar en los peores escenarios posibles luego de haber visto al rey y la reina de la estupidez saliendo del club. Quería pensar que no era nada, que solo era yo con el pánico demasiado alto y ya, pero lo cierto era que los instintos rara vez me fallaban si se me ponían en marcha. Sin embargo, también era cierto que muchas veces habían sucedido cosas bajo mis narices y no me había enterado o me había hecho el imbécil, no estaba muy seguro.

Tampoco había metido las manos en el fango por nadie.

Era un tibio de mierda.​

Por eso Sonnen nunca se había enterado de lo de Anna.

—Imagina que se me suelte un día la lengua y se lo diga, ¿tú qué sabes? —murmuré medio en serio, medio en broma. Lo cierto es que seguro tuviesen que amenazarme para que abriese la boca y aún así no creía decir nada con lo terco que era, pero por la gracia—. Apocalíptica es una palabra un poco exagerada, ¿no te parece? Digamos que entre en el comportamiento normal, bueno, para los que tenemos ansiedad y eso.

Quizás si me hubiese interesado lo suficiente darle vueltas a mi propia desgracia hubiese encontrado el hilo, el paralelismo que había encontrado Anna en su propia experiencia, pero no lo hice. Sabía lo que le había pasado, lo lamentaba, pero una parte de mí quería seguir pensando que solo era una penuria del azar y ya, que solo estábamos donde no debíamos cuando no debíamos.

No tenía ganas de emparejar dos ojos morados.

Seguí mirando el teléfono desbloqueado, el chat de Arata, y el comentario de Ko de que andaba demasiado críptico me sacó una risa bastante floja. Su respuesta seguía orillándome a hacer algo, lo que fuese, pero no era especialista en sacarme del bucle de mi propia mente y estaba dudando todavía. En su defecto, no sabía qué tan prudente era detonar a Arata, porque sabía que era lo que iba a hacer, era después de todo el mismo imbécil que se me había ido encima al verme en la mañana. La cosa era, quizás, que no podía manejar las reacciones de los otros.

—Ya, ya, lo siento. Gracias por responderme de todas formas, me ayudó un poco —dije y me llevé la mano libre al rostro, aunque al enjugarme los ojos di un respingo porque me había olvidado del destrozo. Bufé bajito, hastiado de mí mismo, pero se me escapó otra risa que estuvo a nada de ser una carcajada al escucharlo soltar la palabra en inglés—. Nos despertamos bilingües, ¿qué pasó? Over... Overthink, ¿cómo es?

Sabía que podía soltarlo exactamente igual que él, había crecido aquí también, pero la estupidez me hizo tanta gracia que no pude evitarlo y al final me seguí riendo. Tomé aire, lo solté y me dejé el teléfono en el regazo sin decidirme a hacer nada aún, como siempre.

—Perdón, te juro que no me oxigena el cerebro. Debería haber pasado a la enfermería en la mañana.

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todos sabemos que soy yo descojonándome a través de cay cuz that was funny af

 

No respondí nada a la pseudo amenaza de Cay, porque lo conocía suficientemente bien para saber que seguro se le enredaba su propia lengua antes de irle con el cuento a Anna de pura voluntad. A lo siguiente me lo pensé un poco y acabé encogiéndome de hombros.

—Tú es que no la has visto cuando cree tener papitas y descubre que se le acabaron.

En buena parte me había quedado simplemente esperando a que Cay decidiera qué coño hacer, se notaba que tenía un nudo mental en pleno proceso y no me apetecía hablarle encima, distraerlo o algo. Al final resultó que lo logré, y de una forma bastante inesperada. Su risa me amplió los ojos y parpadeé, curioso, hasta que soltó la sopa. Fui consciente entonces de lo que había dicho y cómo lo había dicho y bufé apenas, echándole mi peso a la pared para medio ocultarme.

—Inténtalo todo lo que quieras —mascullé, ligeramente avergonzado—, no vas a hacerme repetirlo.

De la forma que fuera me alegraba bastante haberle arrancado una risa, así fuera a costa de mi propio orgullo. Noté que soltó el móvil y deslicé la mirada a su rostro, de soslayo, cuando volvió a hablar. Supuse que había dado el nudo mental por concluido.

—Podrías ir, igual, seguro tienen alguna pomada o algo para que no te moleste tanto. —Me removí apenas, cosa de encontrar sus ojos—. Si quieres te acompaño.

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no se me ocurre mucho más para rolear, la verdah, así que si te parece bien podemos ir cerrándolo <3

a menos que tengas algo en mente o lo que sea, en ese caso arrástrame sin culpa (?

 

Lo de siempre, mis dizque amenazas tenían de aterradoras lo mismo que una ardilla contra diez gatos. Lo sabía y con Ko no me preocupaba lo suficiente, sabía que me conocía, que seguro me arrojaba de la azotea antes que abrir la boca y digamos que era una ventaja y una desventaja a la vez. Igual el comentarios de las papitas me sacó una risa nasal y negué suavemente la cabeza, incrédulo.

No me detuve demasiado en eso, tampoco iba a poner en duda semejante cosa y si era cierto, más nos valía que no se le vaciaran las bolsas de papitas. El resto fluyó, me sacó de los rieles donde me había quedado atorado y todo lo que supe es que estaba allí descojonándome de la pobre criatura y su acento. Puede que no fuese la primera ni la última vez que dejara ir algo en inglés, pero me había pillado en frío y me había hecho toda la gracia.

Lo noté echarle el peso a la pared, el bufido y que sonaba ligeramente avergonzando, así que pasó de haberme reído de él a pensar que era tierno sin escalas en ninguna parte y eso me ayudó a controlar la posibilidad de que su comentario me aflojara la risa estúpida otra vez. Me la tuve que aguantar a conciencia, pero lo logré.

Poco después de que se removiera para encontrar mis ojos y decirme que me acompañaba si quería despegué la espalda de la pared ligeramente, cosa de no deshacerme del todo de su brazo sobre mis hombros, pero estiré la mano para pescarle el rostro al vuelo y le estampé un beso en la mejilla. Luego de eso sí me desperecé de su brazo, pero fue para levantarme a lo que guardaba el teléfono en el bolsillo.

Sin saber que podía estar quemando puentes que ni siquiera tenían que ver conmigo.

—Va. Bajamos a la enfermería, busco algo para este destrozo y nos regresamos —dije mientras le extendía la mano para que se levantara, algo de vergüenza me seguía corriendo por el cuerpo, pero alcancé a dedicarle una sonrisa de ojos cerrados, fue genuina a cagar—. Gracias, Ko.

Cuando relajé los gestos, tomé algo de aire y lo solté despacio.

—Voy a sonar a niño mimado y todo el rollo pero, ¿crees que puedas acompañarme en la vuelta a casa hoy? Para no regresarme solo y eso. —Lo había soltado bastante cohibido—. Está bien si no puedes.

Ya había hecho bastante por mí en esos minutos de receso.

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con esto ya voy cerrando pues porque no tengo mayor cosa planeada uwu

gracias por aventarme al niño <3

 

Mi humor había conocido mejores días, la verdad, aunque dudaba que alguien fuera a darse cuenta; no era, digamos, el rey de la expresividad. Me tocaba las pelotas con bastantes ganas que metieran tanta mano en el casino, sabía que era irracional y que mi rol, por mucho que me empeñara en negarlo, se reducía al de un peón. Era un peón en todos los tableros, de hecho, y mi paciencia comenzaba a agotarse. Además, los caprichos de los de arriba empeoraban bastante en materia y magnitud cuando Frank andaba cerca.

El clima tampoco ayudaba.

Cuando salí del aula para comprarme algo en la cafetería, casi choqué con el paredón que Atkinson era. Me detuve, alcé la cabeza hasta dar con sus ojos y asentí ligeramente, empezando a caminar.

—Planeaba almorzar —solté al aire, en el tono plano de siempre, y volteé el rostro para mirarlo de soslayo—, así que podemos hablar abajo.

Tenía las manos hundidas en los bolsillos, y así me detuve frente a la puerta de la 3-2. Apenas investigué adentro, me giré hacia Jack y recosté la espalda en el marco de hierro.

—Qué calor, ¿no?

¿Era mi pobre, ridículo intento de ser una persona medianamente normal y entablar conversación? Pues... sí.

 

La manera en que había procrastinado el proyectito este de los huevos era increíble, sobre todo teniendo en cuenta que había ayudado al trío de idiotas que estaba hecho el grupo de Maze, así que esa mañana me decidí a trabajar así fuese con mi puta sombra con tal de avanzar. Hubiese buscado a mis compañeros por la mañana, pero me había quedado atascada en el tráfico por haber salido tarde, así que ni modo, me había tenido que conformar con el receso.

Cuando sonó la campana me levanté, repasé el salón un poco por deporte, porque no lo estudié a fondo realmente y solo hablé al aire antes de salir.

—Crimson, si estás iré a buscar al resto para el proyecto —anuncié como si fuese, no sé, mi puta casa y salí de la clase.

Que recordara, el otro par estaba uno en la 3-2 y otro en la 3-1, así que tendría que ir filita para ver si daba con ellos. Ganas no tenía, pero necesitaba avanzar eso en los días que quedaban, sin duda. En la puerta de la 3-2 estaba Sugawara con Atkinson, que era una combinación de lo más risible de por sí, así que medio me colé sin darle mucha bola a ninguno de los dos, de momento.

—Manson, vengo por lo del proyecto —solté alzando la voz, para ver si la chica daba en cuestión daba señales de vida y solo después regresé el cuerpo al pasillo, digamos, poniendo la atención en el par tan pintoresco—. Jackie y Suga-kun~ buenas tardes.

El saludo fue por la tontería, no pretendía sacarle conversación a ninguno, solo estaba matando tiempo ahí.

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Ikoma-kun no supe si asumir la presencia de Clementine, entonces no lo hice, pero por si quieres sumarte a lo del proyecto (?
Insane lo mismo con Katherin si te conectas en algún momento
y madarauchiha por Dellen, puedes caer en el pasillo o yo voy a buscarlo a su clase si alguien me contesta el post

ando saliendo de los post que me requieren menos neuronas porque ando en maratónica, disculpen cualquier pendejada que haya quien sea que me lea *c muere*

 

Volví a clase no mucho después de haberme ido, pues únicamente me metí al baño para echarme un poco de agua por la cara y nada más, por lo que cuando tomé asiento de nuevo en mi pupitre, el ambiente seguía... algo tenso entre nosotros, por mucho que a simple vista pudiese no parecerlo en absoluto. Me jodía bastante, especialmente después de la noche tan divertida que habíamos pasado, pero ni modo, ¿verdad? Quizás era parte del precio que teníamos que pagar, ni idea.

Las clases fueron una absoluta pesadilla, y es que honestamente ya solo me apetecía llegar a casa y pedirle a granny que me hiciese una tarta de manzana para aniquilarla mientras veía una sitcom cualquiera, pero desgraciadamente no podía. Daba igual que Joey se hubiese levantado de su pupitre y se hubiese ido sin siquiera dirigirme la mirada, no podía ni quería dejarlo tirado.

Así pues, yo también me levanté de mi asiento no mucho después y me dirigí hacia la puerta del aula, esperando bajo el marco de la misma hasta asegurarme de que Arata también había acudido ya a la azotea. No había que ser ningún genio para saber que Joey al final sí que había decidido ir ahí, aunque también daba igual, porque lo conocía demasiado bien para saber lo que haría incluso si no era para nada obvio.

Pasé por el pasillo ignorando todas las caras conocidas que había presentes y me quedé plantada en el descansillo que había justo donde la puerta de la azotea, apoyándome con la espalda en la pared mientras dejaba salir un suspiro. Solo iba a salir si la situación lo requería, eso lo tenía bastante claro, y es que seguía bastante molesta. No con Joey, sabía que eso eventualmente se nos iba a pasar, pero sí con Arata, al que no quería cumplirle ya ninguna clase de gusto.

Porque yo no era el jodido accesorio de nadie.

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heyo, don't mind my relleno pendejo, thanks (?)

 

Al final el idiota haciéndose el cacao mental era yo, para variar, me había quedado atorado en si decirlo había sido la opción buena o qué, pero el punto es que no logré salir del bucle. En el momento me había aliviado, luego cuando me cayó la migraña por la tarde y la noche, ya no tanto, si no me hubiese metido ese chute de tensión a voluntad, desde el tour de mierda hasta el mensaje, entonces el cuerpo no me hubiese hablado.

Solo fue la realización de que pretendía mentirme a mí mismo.

En clase me distraje apuntes, pero cuando Jez entró por la puerta me di cuenta que al sentarse estaba jodidamente rígida, como si le hubiesen tirado un saco de cemento en la espalda de la nada. No era una genio de lo que la gente sentía por ella, pero no la vieras cayendo en un ambiente tenso, porque se moría tres veces. No había demasiado que pudiese hacer para revertirlo.

Cuando sonó la campana enderecé la espalda, me llevé las manos al rostro y me enjuagué los ojos con más fuerza de la que pretendía. No supe qué hacer, así que me quedé gastando aire, vi a la nueva acercarse a Jez, luego a Akaisa llamar a alguien como si fuese una jodida dictadora y finalmente apareció el gigantón haciendo señas en la puerta. Suspiré con evidente hastío, pero estaba con Cara de Moco II, así que no había que ser muy listo para saber que era por el proyecto.

Me levanté, la silla se arrastró tras de mí y al mismo tiempo vi a Mason levantarse como un resorte, ansioso a cagar, y adelantarme para salir por la puerta, no vi en dirección a dónde porque salí para enfocarme en el par.

—Hey —saludé, pues porque no se me podía pedir más—. El que quiera cambiar la idea de presentar un reporte que hable ahora o calle para siempre.

Digamos que era mi último momento de empatía del mes.

 

Estábamos bastante en medio, así que un buen número de personas nos pasaron por atrás, por adelante y en medio mientras esperábamos. Era molesto, la verdad, pero no podía hacer mucho al respecto. Al menos, mi idea le pareció bien a Atkinson. Lo escuché sin sostenerle la mirada por más de unos pocos segundos de corrido, lanzando los ojos acá, allá o chequeando el interior del aula, a ver si los demás aparecían. En la manía di brevemente con Akaisa, quien nos saludó a ambos y la observé un par de segundos antes de regresar a Jack. No sabía si agradecer o maldecir que la criatura fuera una radio andante. ¿Tenía pinta de que prefería el frío, había dicho?

Qué observador.

—Sí, no me gusta mucho el verano —murmuré, monótono—. Hay mosquitos y mucho alboroto.

En algún punto, de toda la gente que nos había rebasado, un pelirrojo casi me llevó en banda y por seguirlo con la mirada fue que el acercamiento de Sonnen me pasó desapercibido. Recibí su voz, primero, volteé y de regreso a Jack. Pobre chico, en serio, mira las caras de moco con las que había quedado comprometido.

Y lo poco que me importaba.

—Bien por mí —accedí a la idea del reporte—. ¿Seguimos esperando a Aoyama o vamos bajando?

 

No esperé ninguna reacción en específico de Joey por mi movida, quizás en gran parte porque intuía que no podía llegar a ser nada demasiado malo, y la sonrisa vaga que le pillé sobre los labios tras entender lo que quería hacer fue suficiente muestra de que había tenido razón. Y bueno, ¿cómo iba a quejarse? Si lo único que estaba haciendo era dejarle unos besitos cariñosos para que le curase la herida~

Se dejó el cigarro entre los labios para levantar la mano, lo que me hizo mirarlo con algo de curiosidad hasta que noté el peso de la misma sobre mi cabeza, sintiendo no mucho después cómo me revolvía ligeramente el cabello. Dejé escapar un sonidito de queja infantil por el gesto, pero lo cierto es que tampoco hice nada por impedírselo en ningún momento, y al final simplemente le sonreí también cuando terminó.

Me di cuenta de que se había puesto un poco más serio para responder a lo de Arata, pero honestamente, a mí me eran bastante indiferentes sus motivaciones. En lo que a mí respectaba, ya tenía la cruz echada, por el momento estaba convencida que la situación era igual con Sasha, y al final ella había pagado de alguna manera y nosotros seguiríamos consiguiendo el dinero así que... ¿qué le quedaba realmente? Si no lo hacía por ella, ¿se suponía que lo hacía por él mismo? Qué va, no le encontraba ninguna clase de sentido a que hubiese aceptado pagarla él, pero una vez más, me daba bastante igual.

—Uhm... —murmuré, mirando un par de segundos hacia el cielo con aire pensativo—. Parecía bastante decidido a hacer algo cuando me lo he cruzado fuera, pero no le he prestado mucha atención. Sería bastante estúpido de su parte, de todas formas, ir a decírselo ahora, ¿no? Poor Sashie, no se tiene que haber recuperado aún de nuestra pequeña reunión, imagina si le encima le viene el imbécil con la bomba a nada de acabarse el receso. Ah, so fun, I would love seeing that too~

Aunque quizás teníamos suerte, ¿o no? Asentí un par de veces con la cabeza cuando Joey propuso ir a comer algo, que con la tensión a mí también me había entrado bastante hambre, y deslicé una mano contra la suya para enredar los dedos de ambas. Le quité el cigarrillo de los labios, le pegué una última calada y lo tiré al suelo antes de arrastrármelo hacia el interior de la academia. Si Arata había buscado a Sasha, había muchas posibilidades de que los viésemos juntos bajando a la cafetería, porque a aquellas alturas dudaba que fuese lo suficientemente inteligente como para no soltarle el asunto en donde sea que la pillase.

>>So... ¿qué te gustaría hacer con el dinero cuando lo tengamos? ¿Algún sitio fancy que quieras visitar, honey? Yo invito~

 

Bueno, los minutos de caridad habían pasado, si Sugawara estaba de acuerdo y Atkinson no decía nada en la dirección contraria, pues así se quedaba. Aoyama, por su parte, se veía que era un caso perdido, así que intercambié el peso de un pie al otro en lo que hacíamos tiempo muerto, eso hice hasta que la voz del cara de moco me alcanzó y saqué el móvil para revisar la hora.

Qué gracia.

—No tiene pinta de que nos dé tiempo de llegar abajo siquiera —respondí y solté el aire por la nariz—. Elijan un arte al dedo y de eso se arma cualquier cosa, no tienen por qué ser artes plásticas nada más.

Regresé el móvil al bolsillo, dejé la mano allí y lancé la mirada a la ventana.

—En cualquier caso, deberíamos aprovechar los días que nos quedan. Ya hicimos bastante el tonto. —Regresé la vista al par, medio pasé del gigantón y detuve la mirada en los ojos de Sugawara, que medio me recordaron al hielo de Middel—. ¿En el receso de mañana, quizás?

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sé que no iba yo but (?? pa tirar la lista al menos wey, no sé ^a
Altan: 0.5
Haru: 1.5
Jack: 2.5
TOTAL: 4.5 puntos

edit: porque claro, tremenda diferencia hace 0.5 en la desgracia de estos pendejos

 

Sabía que Ali iba a refunfuñar por desacomodarle el cabello, incluso si en el fondo eran gestos que apreciaba; era así, no muy honesta, pero a mí me daba lo mismo porque ya la conocía. La dejé ser, por ende, y la conversación siguió fluyendo sin mayores contratiempos. No tenía idea si aquella calma era real o una mera ilusión, pero ¿a quién le importaba? Lo importante era que sirviera.

Escuché su pequeño análisis sobre las decisiones de Shimizu y me limité a encogerme de hombros, bastante indiferente. A lo sumo me interesaría estimar sus ganas de lanzarme una hostia, no de cuándo se ocuparía del asunto con Sasha, así que daba igual. De todos modos, el tono con el cual soltó las últimas palabras me arrancó una sonrisa floja.

Por mí que ardieran.

Bien merecido se lo tenían.
​

Ali buscó mi mano para bajar y no puse pegas al respecto, con la naturalidad que siempre manejábamos en torno al otro. Una vez en el tercer pasillo, eché un vistazo alrededor de pura manía y recordé que me había dejado la billetera en la clase. Su pregunta, por ende, me pilló algo distraído.

—Ah, espera, ya vengo.

No había visto a Sasha salir del aula y eso, pero en la puerta topé con un pelirrojo mientras salía y así no supiera que era el famoso Maze de las historias de Ali, estaba con el humor suficiente para verle la cara larga y que los labios se me torcieran en una sonrisa.

—Woah, bad day, reddie? —le solté por la pura gracia, porque así de tocahuevos era.

Lo rebasé sin esperar respuesta, fui hasta mi pupitre y busqué allí la billetera. La tonta de Sasha había dejado sus cosas sin ningún cuidado ni vigilancia, pero como dije antes, de momento estaba satisfecho. Me reuní con Ali, entonces, y comenzamos a ir hacia la escalera. En el proceso le eché un vistazo a mi mano.

—Igual me la voy a lavar, al menos —anuncié porque sí, pensando en parar en el baño de planta baja. Entonces retomé su pregunta inicial—. Pues... no lo sé. No conozco sitios fancy, sabes, no son precisamente mi estilo. ¿Tienes alguna idea en mente, Ali-chan~?

 

El asunto de Arata y Sasha acabó por morir ahí, cosa que tampoco me causó mayor reacción a aquellas alturas; sí, realmente podría ser muy divertido ver la reacción de Sasha a la bomba de Arata, pero al final del día ya habíamos tenido diversión con ellos dos para un buen rato, así que tampoco era el fin del mundo. Y con eso cerrado, Joey me dejó hacer sin ningún problema al decidir enredarme de su mano para llevármelo al interior del edificio ya.

Una vez en el pasillo de tercero, me di cuenta de que andaba un poco distraído y que no parecía haberle hecho mucho caso a mi pregunta, pero no le di mayor importancia por el momento; no mucho después, de hecho, se disculpó y seguí su camino hacia la puerta de nuestro aula, con lo que supuse que se habría olvidado algo importante ahí dentro. Me quedé esperando pacientemente en el pasillo, sin considerar nada de lo que sucediese a mi alrededor lo suficientemente interesante como para prestarle atención, y mi rostro se iluminó en una sonrisa cuando volví a distinguir a Joey un par de segundos después.

Nos reunimos de nuevo, retomando el camino hacia las escaleras, y no me hizo falta más de un segundo para asentir enérgicamente con la cabeza, un buen par de veces, a su propuesta de mínimamente lavarse la herida con algo de agua. Iba a intentar no ponerme demasiado dramática e iba a dejarlo estar simplemente con eso, aunque definitivamente procuraría estar más atenta a su mano a partir de ese momento, just in case.

—Uhm... well, it's not fancy, really... but I've been wanting to go for some time... —murmuré, sacando el móvil del bolsillo, y escribí algo en él antes de girarlo para mostrarle la pantalla a Joey con el resultado: Disneyland—. Podríamos quedarnos un fin de semana en un hotel de por ahí, porque creo que nos daría para visitar los dos parques y todo —murmuré aquello último mientras volví a guardarme el móvil en la falda—. ¡Aunque me valdría con cualquier parque de atracciones! I want a rush of adrenaline, y'know~

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no sé si nos dará tiempo a rolearlos mucho más y preferí seguir posteando en este pasillo para no hacer mucho lío por eso (and cuz tengo los últimos posts en el pasillo de segundo y en el de abajo JAJAJA), sorry for the inconvenience uwu (?

also, he hecho un poco de investigación y el disney resort de tokyo it's a whole thing and tiene como dos parque temáticos, uno que es disneyland y otro que es disneysea, con temática marina y así; el segundo parece que está pensado más para adultos, con las atracciones y todo, pero el inner child de ali quiere ver a mickey y las princesas as well (???)