Pasillo (Segunda planta)

Tema en 'Segunda planta' iniciado por Yugen, 9 Abril 2020.

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    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Tenía que insistir que como no controlara las reacciones no iba a dejar de picarlo nunca en la vida, que sí, que le decía senpai por protocolo pero también por la pura gracia de verlo reaccionar por mínimo que fuese. Era esa clase de idiota, de hecho me había pasado ya ni sé cuántos meses picando a Altan, luego a Hiroki, que Emily y vete a saber cuántas otras personas, ¿pero quién podía culparme realmente?

    Al menos podía decir que saber que había traído un almuerzo de verdad me dejaba tranquila, mira que seguir enviándole a un par de chicos de este tamaño solo fruta significaba tenerlos muriéndose de hambre. Si a la otra le preocupaba que comieran bien, bueno, había que repensar eso o ponerlos también a aprender a cocinar. Estaba pensando en eso, así que cuando preguntó lo de la piscina parpadeé un par de veces, un poco fuera de base.

    —La verdad es que no —respondí unos segundos después, total que acabé por tomar la idea aunque sonara a estupidez—, pero supongo que a nadie lo mató intentar.

    Bastante cuestionable lo que acababa de decir, pero bueno, que yo anduviera traumatizada no era problema de nadie más que mío.

    Le dediqué una sonrisa cuando me agradeció, negué con la cabeza restándole importancia y aunque obviamente no lo dije, claro que pensé que este par de cabrones debía estar forrado en dinero. No era que yo pudiese hablar, vivía en Chiyoda también, pero no estaba ni cerca de tener la cantidad de dinero que comenzaba a imaginar que tenían los Kasun. Si teníamos esa casa era por herencia, por nada más.

    —Ya me dirás dónde viven, a ver si me ubico.


    te la puedes arrastrar uwu
     
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    Amane

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    Digamos que sí me sorprendió un poquito que el chico se tomase la confianza de llamarme directamente Emi, y eso que tendía a presentarme con el nombre primero o solo con el mismo porque se sentía mucho más cálido de usar que simplemente el apellido. Pero eso fue todo, en realidad; me sorprendió pero ni mucho menos me molestó ni iba a decirle que no lo hiciese porque era lindo. Además, era extranjero, ¿verdad? Me estaba empezando a acostumbrar a ellos.

    Me alivió de sobremanera que no pareciese molesto con el hecho de que le cancelase, ¡parecía un buen chico! La verdad es que sabía mejor que nadie que estaba pecando de egoísta, que no me pegaba nada y que aun así estaba haciendo lo posible para que el almuerzo fuese solo con Anna porque me apetecía pasarlo solo con ella... pero quizás si no pensaba mucho en ello, podría hacer como si no estuviese ahí.

    Abrí un poco los ojos cuando mencionó a la chica porque, es decir, no había que ser ningún genio para saber que se refería a ella, y asentí con la cabeza un par de veces, lentamente, por pura inercia.

    —¡Sí, sí! ¿Conoces a Annie? Qué pequeño es el mundo~

    Eso decía yo, pero en verdad últimamente solo entraba gente que ya conocía a gente que estudiase aquí y, casualmente, el círculo en verdad era mucho más reducido de lo que pudiese parecer así que... ¿por qué me seguía sorprendiendo? Bueno... suponía que porque el chico este no parecía tener nada que ver con el círculo de amistades que ya sabía yo se manejaban algunos, ¡pero la apariencias también engañaban!

    De todas formas, mi rostro se iluminó de repente al escucharle preguntar sobre el invernadero. Tanto así que lo seguí hacia el pasillo sin pensarlo mucho y apenas me di cuenta de la presencia de Cayden hasta que tuvimos que parar en seco por encontrarlo en la puerta del aula.

    >>¡Ah! ¡Buenas tardes, senpai!

    Ni siquiera le di mayor importancia a que, de nuevo, otra persona se había tomado la confianza de acortarme el nombre. Al menos con el pelirrojo había compartido una fiesta y un almuerzo, así que digamos que tan extraño no se me hacía. Asentí un poco con la cabeza cuando mencionó lo que, parecía, un apodo para el castaño, sin perder la sonrisa que se me había plasmado en el rostro desde la mención del club.

    Les hice una seña con la mano a ambos para que me siguiesen hacia el pasillo y, en el mismo, hacia los ventanales que daban al patio. Una vez me aseguré que me habían hecho caso, señalé hacia la zona donde estaba el invernadero.

    >>Graham-san, eso es el invernadero, se accede por el patio norte~ En cuanto al club de jardinería... la presidenta es Mamiya-senpai, se supone que tienes que hablar con ella para entrar, pero realmente es pura burocracia y ella deja entrar a todo el mundo. De hecho puedes venir al invernadero cuando quieras~ Puede que nos encuentres a Ishikawa-senpai y a mí tomando el té ahí, que es un poco lo que solemos hacer, si te soy sincera.

    Justo estaba haciendo el post aquí so if you'll excuse me u//u
     
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    Insane

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    Bueno, no sabía yo que les daban de desayunar en esta escuela para tomarme el mismo día con dos torbellinos de energía, de esas que parecían metralletas andantes al hablar, pero daba igual, no solía complicarme con los rasgos de personalidad así que me mantuve relajado en todo momento, con el tinte bufón innato.

    —Puedes enviarme el moño en imagen por mensaje y así fingimos que se hizo el regalo completo —comenté en broma recibiendo el celular de regreso a lo que una carcajada si se me escapó al ver la carita con la que se había guardado—. Será bueno tenerte en el grupo, Verónica.

    Entre tanto deslicé el pulgar para abrir el chat del mensaje que había llegado no hace mucho.

    Ya bajo, dame unos minutos~

    —Bien, acompáñame en lo que bajamos que me veré con alguien —resolví descomplicado—. En realidad sí, lo práctico de vez en cuando.

    Ya con tres chicas en el equipo, al contar a Cathy podría ver algunas combinaciones para no sé, defenderse de algún tipo más grande que ellas, a fin de cuentas no era secreto el que las mujeres corrían mucho más riesgo andando solas que uno como hombre, así que quizá podíamos hasta hacer matices en el entreno y no algo recto y aburrido. Me eché a caminar escaleras a bajo suponiendo que me seguiría en lo que llegábamos al segundo piso.

    —¿Y tú entrenas algún otro deporte o qué?
     
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    Bruno TDF

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    Solté una risita por su comentario de mandarle el moño por mensaje y luego mi rostro se iluminó cuando me dijo que iba a ser bueno que estuviera en su equipo de kickboxing. Me resultaba alentador que aprobara mi presencia en el club, por lo que asentí con una sonrisa orgullosa. Luego me comentó que debía verse con alguien pero que podía ir con él en lo que bajábamos; si lo permitía, eso significaba que mi compañía no iba a resultar inoportuna. Lo seguí cual samurái siguiendo los pasos de su nuevo maestro, salvo que en lugar de katanas combatíamos con nuestro propio cuerpo.

    —Oh, pues, Karate por aquí, Taekwondo por allá, un poco de Judo y una pizca de Aikido —respondí con una dulce sonrisa a su pregunta, me gustaba mucho hablar de eso—. Como podrás adivinar, amo las artes marciales y cualquier tipo de deporte basado en luchar. Los practico por mi cuenta desde los diez años, aunque he ido a alguna que otra clase. Me han dicho que tengo un nivel bastante decente.

    >>También pensaba anotarme al Club de Esgrima, pero el de Kickboxing me gusta más, siempre quise pulir mi técnica en ese deporte —afirmé enérgica, alzando un puño a la altura de mi rostro.
     
    Última edición: 25 Junio 2021
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    Zireael

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    Al menos debían dar gracias a que yo no era ningún armario empotrado, si hubieran chocado conmigo de forma directa a lo mucho les encajaba un hueso en algún mal sitio, pero no era como que los fuese a tirar al suelo ni nada. De cualquier forma el saludo de la chica me hizo sonreír un poco en reflejo y la seguí al pasillo como indicó.

    Un poco era la tercera rueda de la bici, pero en sí me importaba poco o nada y de hecho desconecté de la conversación porque la cosa no era conmigo, al menos lo hice hasta que escuché el apellido de Ko en la oración. A ver, de preguntarle a alguien habría podido preguntarle a Arata, pero asumía que ya Yuzu le habría dicho algo de mis mierdas y pues no gracias, además era tan disperso que hasta podría no haberse fijado en un carajo así que era casi inútil.

    La neurona no me había dado para pensar antes que Emily era un punto en común y aunque no tenía ninguna obligación de saber algo, bueno, tan siquiera la chica tenía pintas de interesarse por la gente lo suficiente para tener una respuesta de alguna clase, aunque fuese un simple no.

    Por primera vez en la vida si podía pecar de ser un pesado y un intenso de mierda, poco me importó por los segundos suficientes para hacer algo.

    —Em. —Volví a llamarla, no despegué la vista del ventanal y aunque quise modularlo, una cuota de preocupación se me coló en la voz cuando seguí hablando—. ¿De casualidad sabes algo de Ko? Lo que sea.

    Era una simple pregunta, pero a ver, yo nunca abría la boca para nada y solo saber que lo había hecho me resultó hasta incómodo, como si hubiera encendido un maldito letrero de neón que ponía “Señorita Emily Hodges, ¿podría usted colaborar a reducir la ansiedad de Cayden Dunn?” y de nuevo, es que las putas corazonadas empezaban a joderme la existencia, ya no solo como si tuviese ojos biónicos, era como si me hubiesen dado un jodido sexto sentido y quería regresarlo. Me decía que tenía razones para vivir con miedo, para esperar siempre la peor de las mierdas y moverme en función del más puro de los pánicos.

    ¿Y qué iba a hacer dependiendo de si me decía que no sabía nada o que sí, que algo sabía? No tenía ni puta idea en realidad. Suponía que seguirme comiendo la cabeza como llevaba haciendo desde la noche en casa de Hikkun, nada nuevo bajo el sol, no era que pudiese salir pitando a ninguna parte, ¿o sí? Estaba allí metido en la escuela y además estaba el Galletas, no iba a dejarlo tirado tampoco.


    no pude detenerlo he just talked to me (?

    sowwy rider por añadirte más weas JASHJES
     
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    Amane

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    Me había quedado a la espera de recibir una respuesta del chico o cualquier tipo de reacción a mis indicaciones, todo con una sonrisa ligera plasmada en el rostro. Podía tener todas las ganas del mundo por encontrarme con Anna que al final del día, no importaba en absoluto, iba a acabar anteponiendo las necesidades de los demás. Así que ahí me iba a quedar, esperando lo que hiciese falta hasta asegurarme de que todo estaba bien para ambos en lugar de inventarme una excusa e irme, simple y llanamente porque esa no era yo.

    Lo que sí que me sorprendió un poco fue escuchar la voz de Cayden llamándome, ya que ni se me había pasado por la cabeza que le fuese a interesar cualquier cosa del club de jardinería como para querer preguntarme sobre ello. Claro que había pasado por completo del detalle de que Kohaku no se había aparecido en la escuela unos cuantos días y que, a pesar de que ellos también fuesen amigos, seguramente el pelirrojo tampoco sabía nada de su estado.

    Y sabía que no era nadie para ir repartiendo esa información como si fuesen las noticias del día, no me correspondía en absoluto y era consciente que bastante suerte había tenido de enterarme yo misma de lo que le pasaba y no estar con la preocupación de su estado encima. Pero era eso mismo también lo que me hizo dudar, porque imaginaba lo que tenía que estar sintiendo Cayden en ese momento por no saber nada de alguien que apreciaba, y simplemente no podía quedarme tranquila si no le quitaba un poco de esa sensación pudiendo hacerlo.

    —Síp, está con un poco de fiebre, senpai, por eso no ha venido a clases. Pero está en buenas manos y seguro que en unos días se encuentra mejor, ¡así que no te preocupes!

    Bueno, me parecía una buena respuesta, ¿verdad? No había desvelado que no estaba en su casa si no en el piso de un amigo, cosa que buena pinta no tenía, pero le había dado un motivo de su falta. ¿Que si había más detrás de lo poco que yo sabía? Estaba convencida de ello, pero tampoco pretendía inmiscuirme más de lo necesario.

    Les hice una seña a los dos chicos para que me esperasen y me separé un poco de su posición, sacando el móvil del bolsillo de la falda para abrir el chat de Annie.

    Cielo, me ha tocado hacerle de guía al chico nuevo de mi clase y estoy respondiéndole algunas dudas
    No sé si nos va a dar tiempo a almorzar las dos como quería, lo siento muchísimo :(((
    ¡Pero!
    Estamos en el pasillo de segundo, si quieres pasarte y vernos un poco aunque sea...


    Cogí aire por la nariz y lo solté en un suspiro después de enviarle el último mensaje. Poco sabía yo lo que estaba pasando la pobre en ese instante, que entonces ni de coña me hubiese quedado ahí esperando como estúpida. Pero bendita o maldita ignorancia, no tenía ni idea, así que me volví hacia los chicos una vez más en cuanto volví a guardarme el móvil dónde correspondía.

    Gigi Blanche sister, el mundo es homófobo i just wanna kill myself ;; so you know what is this (?
     
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  7.  
    Zireael

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    Es que me cagaba en mis muertos, solo le había preguntado si sabía algo de mi amigo, pero estaba allí con unos nervios encima como si le hubiese preguntado por sus más oscuros secretos o algo. Hundí las manos en los bolsillos del pantalón con cierta fuerza añadida y esperé aunque estuviera deseando no haber abierto la boca, esperé pues porque ya había preguntado y ni modo, además de que realmente quería una respuesta a ver si apagaba la paranoia o le metía toda la potencia.

    Solté el aire contenido casi de golpe cuando respondió, no iba a ponerme a preguntarle de dónde o por qué lo sabía y quizás debía darle las gracias al sentido de la privacidad que tuvo esta chica, porque vete a saber qué habría sentido si me soltaba en todas las putas narices que el jodido no estaba en su casa. Que el idiota debía estar preocupando a su familia que daba gusto y que, para variar, mis palabras habían sido humo al viento.

    Evidentemente nadie iba a buscarme a mí para un carajo. No era el safe space ni de mis gatos posiblemente, pero no podía culpar a nadie de ello en realidad.


    Que Dios bendiga la ignorancia.


    Pasé saliva, porque digamos que la respuesta no me había aliviado la paranoia y tampoco me había apagado la sección del cerebro que me decía que eso no era todo, que no era tan sencillo. Eso lo asumía solo por haberle visto el breakdown por lo de Shinomiya y ni siquiera sabía lo de Chiasa.


    No sabía lo de Chiasa.


    Joder, que no sabía que Ko había seguido perdiendo en nuestra ausencia y esa era la pieza que me faltaba para leer mejor los resultados sueltos que veía.

    ¿Que no me preocupara decía Hodges?

    I fucking wish.


    —Entiendo, gracias —dije casi en voz baja, despegando la vista de la ventana para alcanzar medio sonreírle.

    No tardó en hacernos una seña y volcar la atención en el móvil, el gesto no tuvo nada de raro en particular, pero conecté neuronas de repente y pensé que esta chica seguro tenía planes. Saqué el móvil, revisé la hora y chasqueé la lengua al ver que el tiempo se estaba desapareciendo que daba gusto.


    Corrección: teníamos planes.


    —Galletas, ya atrasamos demasiado —solté un poco al aire—. Si acaso me da tiempo de invitarte a una soda de la máquina.

    Saqué una mano del bolsillo para rascarme las raíces del cabello con cierto nerviosismo del que no fui ni consciente antes de regresar la atención a la morena.

    —Lamento que te retrasáramos tanto, la próxima me llevo a Aleck antes para que no fastidie. Si tenías algo que hacer que no te retengamos, las prioridades existen.

    Literalmente había sonado como si el chiquillo fuese mi responsabilidad cuando el pobre diablo recién había caído en Japón.
     
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    Gigi Blanche

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    No que nos conociéramos de hacía diez años, pero igual había asumido con plena certeza que Al no iba a rechazar mi tacto ni mi cercanía, que se valdría de ella y seguiríamos a lo nuestro sin verme en la obligación de repensar nada. Luego de concederme una sonrisa, aliviando mis repentinas preocupaciones, deshizo el agarre para pegarme a su cuerpo y me dejé hacer, rodeando su espalda con un brazo. De casualidad me contuve las ganas de envolverlo con ambos brazos y pegar la mejilla a su pecho. Me sentía tan pequeñita a su lado y no sé, era reconfortante. Como si pudiera extender las alas en cualquier momento y protegerme del mundo.

    También noté que había buscado apoyarme en él sin criticarme ninguna mierda.

    Lo que Al tanto había insistido en que podía hacer.

    Y estaba bien.

    Estaba bien.

    Sentí el móvil vibrándome mientras Al le agradecía a Aya y quizá fue un poquito descortés, pero llevaba esperando noticias de Emi y sólo lo saqué para fijarme si era ella. Efectivamente. Desbloqueé el aparato, leí mejor los mensajes y la voz de Altan me alcanzó con, no lo sé, la suavidad a la que me había acostumbrado. Pestañeé, alzando a verlo, y repasé sus facciones un segundo, notando que ya los hermanos Sugawara se habían ido. Meneé la cabeza.

    —Al, ¿te saltas las clases conmigo? —De nuevo, debería decir. Venga, si no sería una niña caprichosa—. Estoy... Prefiero quedarme en la enfermería.

    A este paso iba a reprobar el año, fijo.

    Además ¿a quién iba a engañar? Si no era una tozuda de mierda que no le hacía caso a nadie era porque lo hacía demasiado. Vete a saber de dónde sacaba la repentina confianza para pedirle cosas, para buscar su apoyo y la simple calidez de su cercanía, pero llegados a este punto tampoco me lo replanteé. No quería ir a clases, quería estar con él y punto.

    Removí el móvil entre mis dedos, algo inquieta, hasta que solté el aire de golpe y me decidí. Los mensajes de Emi me habían dado el pie, de por sí planeaba hablarlo con Al pero me ponían de los cojones los imbéciles que preocupaban a Dios y María Santísima, fuera por las razones que fueran. Y si se enfadaba conmigo, pues bien, pero que al menos hiciera eso. Que dejara de volar, volviera y me gritara, pateara el suelo, llorara, lo que le saliera de los huevos.

    Pero que volviera.

    Me separé un poquito, busqué su mano de nuevo y lo conduje hacia las escaleras a paso lento, que no quería forzar su costilla. Igual si no quería pasar la tarde en la enfermería podía regresar a su clase luego, mi destino ahora era el que Emi me había indicado.

    —Vamos un segundo abajo, Al —le pedí, bastante seria—. Quiero decirles algo a ti y a Em sobre Kohaku.

    A medida que me acercaba reconocí al chico de los cereales y a Dunn otra vez, parecía un déjà vu de la mañana. Me detuve a una distancia prudencial, aguardé a que Emi advirtiera mi presencia y le sonreí, aunque no cargó mucha alegría. Fue más bien una sonrisa cordial. Por sus mensajes sabía que había quedado pegada al chico de los cereales y, conociéndola, probablemente no querría dejarlo colgado. Pero bueno, también estaba Dunn, ¿no? Y eran amigos, se ve, así que me tomé el atrevimiento de intervenir.

    —Em, ¿vendrías un segundo? Quiero hablarte de algo.

    F cay cay queda afuera de la banda del chisme por disposición de la trama

    also posteé cuz mary me avisó que ayaya y harurin ya se iban a otra parte uwu
     
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    La reacción de Cayden fue quizás lo que esperaba, al fin y al cabo dudaba que mi respuesta fuese lo suficientemente clara como para quitarle toda la preocupación que tuviese de encima y, de todas formas, por mucho que pudiese decir o hacer, no quitaba el hecho de que Kohaku no estaba ahí e indudablemente eso iba a ser una espinilla que no desaparecería hasta volver a verle la cara. Tampoco yo podía hacer mucho más, por mucho que me pesase, así que tuve que dejarlo pasar.

    Las siguientes palabras de Cayden me hicieron pestañear un poco y, no pude evitarlo, noté como las mejillas se me sonrojaban al darme cuenta de lo que me quería decir. Negué vehemente con la cabeza, e incluso añadí las manos al gesto, antes de dignarme a volver a hablar, aun si acabé haciéndolo de manera tan atropellada que no estaba segura de haberme hecho entender.

    —¡No, no, no! ¡No ha sido ningún fastidio ni nada parecido, senpai! S-solo avisaba a un amiga de dónde estaba...

    Bueno, era una verdad a medias, quizás, pero me dio muchísima vergüenza y apuro saber que podía haber dado aquella imagen a los chicos. Uno era nuevo y el otro era mi senpai, y sinceramente, que se creyesen que el castaño me había molestado de alguna manera me hacía sentir terrible, porque no tenía que ser para nada bonito creer que en tu primer día de clases habías estado... molestando. Y además, yo misma me había ofrecido a responderle las preguntas plenamente consciente de lo que podría pasar, porque pensaba que en el peor de los casos podía recompensar a Anna aunque no tanto a un chico que no conocía de nada, así que no tenía nada de culpa.

    Intenté expresarle todas aquellas ideas con una mirada apenada al castaño, tampoco me salió decirle nada más, y fue cuando pensé que tampoco quería incomodarlo mirándolo demasiado que aparté la mirada y capté la cabellera bicolor de Anna. Por un segundo olvidé toda la vergüenza del momento y mi rostro se iluminó con una sonrisa, en lo que saludaba a la chica con la mano y todo. Después pillé su expresión algo más seria, claro, y de nuevo toda la preocupación me cayó encima.

    De verdad que no iba a llegar a los 25 como siguiese así.

    Asentí con la cabeza una par de veces, mirándola con cierta seriedad también, y fue apenas en ese momento que me di cuenta que venía acompañada de Altan, al que logré saludar con una sonrisa ligera que... bueno, para ser sincera, no pasó de ser educada y ya está. Sea como fuere, me giré una última vez para despedirme de los otros chicos y volví a centrarme en Anna apenas un instante después.

    De todas formas me habían dado vía libre para hacer lo que tuviese planeado, ¿no?

    Quise preguntar qué había pasado, pero por suerte las neuronas me regaron lo suficiente como para entender que lo mejor era esperar a que Anna decidiese dónde y cuándo decirnos lo que sea que fuese a soltarnos, así que simplemente esperé pacientemente a que nos guiase o decidiese hablar.

    Im sorry, i have nothing else to do (?)
     
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    Zireael

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    A ver, había soltado la estupidez medio en broma medio en serio, tampoco pretendía provocarle a la otra un colapso cuando su respuesta había intentado aliviarme la jodida preocupación que cargaba. Aún así, debía insistir en que yo no era ningún genio y mucho menos con el cerebro derretido como lo tenía. Cuando vi que a la pobre el color le subía a la cara parpadeé un par de veces y sin permiso algo de sangre me alcanzó el rostro a mí también, ni idea de por qué en específico.

    Geez, chill —solté sin pasarlo por ningún filtro—. No te tomes tan en serio las cosas que digo, si soy un idiota. ¿No me ves la cara?

    Suspiré, volví a rascarme las raíces del pelo y cuando quise darme cuenta Hiradaira había aparecido junto con Sonnen en el pasillo, así que me aparté de nuevas cuentas, la verdad es que hasta rehuí la mirada del armario empotrado al recordar cómo me había leído en la mañana. Claro, poco sabía yo que también debía interesarme en el asunto, pero nada que hacerle.

    La vida entera me la había pasado sin enterarme de las cosas importantes de todas maneras.


    alto relleno para responder el colapso de emi-chan for the plot (?

    y reírme para no llorar por este pendejo

    Al c3.png
    No era momento para estarme regodeando con nada, obviamente, pero Anna me había dejado hacer y había aceptado usarme más o menos de apoyo por primera vez, parecía que ni se había detenido a pensarlo a fondo ni siquiera estando ahí frente a dos desconocidos. Era en lo que había insistido desde hace días, desde la mierda de Tomoya prácticamente, así que casi que pude respirar tranquilo por primera vez en ya un buen rato respecto a eso.

    Los Sugawara se retiraron en lo que Anna revisaba el móvil, en cuanto acabó regresó la atención a mí y me preguntó si me saltaba las clases con ella y asentí con la cabeza sin siquiera detenerme a pensarlo un par de segundos. Me incliné para dejarle un beso en la cabeza ahora que ya los otros no estaban y liberé el aire despacio después al erguirme.

    Recibí su mano de nuevas cuentas y cuando me dijo que la acompañara porque había algo de Ishikawa que quería contarnos a mí y a Hodges me quedé un poco fuera de base, pero el hilo de antes se tensó más de ser posible todavía, diciendo a gritos que aunque no pareciera atado a nada iba a conectar el chico en donde fuese que estuviese. Presioné un poco su mano, como si sirviera de afirmación, y al bajar noté a Emily, también a Dunn y a otro castaño que no me sonaba de nada.

    El pelirrojo rehuyó mi mirada como un animal a medio domesticar, si no se hizo más pequeño en su lugar fue un genuino milagro y noté la decena de hilos que parecían rodearlo. Plateados, dorados, negros como el puto vantablack y estuve a nada de fruncir el ceño porque el que surgía de Anna, tenso hasta decir basta, lo atravesaba antes de seguir su camino, le cruzaba el centro del pecho.

    ¿Este crío había sido siempre tan delgado?

    Anyway, tampoco iba a seguir picando como en la mañana, que ya debía estar a nada de soltarme un mordisco en toda la mano.

    La sonrisa que me dedicó Hodges al acercarse fue mera cortesía, nada nuevo, y la reflejé por el mismo motivo sin separarme de Anna ni de coña. Giré apenas el rostro para buscar sus ojos.

    —Tú dirás si quieres hablarlo aquí o en otro lugar, An.


    paula rellenos locos y biased af
     
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    Habíamos salido juntos del aula para dirigirnos junto al pasillo, mientras escuchaba a Emily seguir hablando, al menos ahora sabía que el nombre de la otra chica era 'Annie' o algunos similar. Cruzamos la puerta solo para toparnos con la sorpresa de que Cay ya se encontraba afuera, de hecho casi que chocamos de frente. Por suerte logramos detenernos justo a tiempo y hasta el pelirrojo tuvo que retroceder un par de pasos. La chica lo saludo con entusiasmo y el Pelo de Fuego parecía sorprenderse de que hubiera conocido a Em.

    Seguimos a Emi hasta el ventanal mientras parecía que le hacía cierta ilusión hablar del Club de Jardinería. Cay ya me había hablado del invernadero, pero ahora era capaz de ver sus dimensiones y definitivamente era mucho más grande de lo que espera. Y como parecía que el mundo era una seguidilla infinita de coincidencias, resultó que Emily era parte de aquel Club.

    >>¿Entonces puedo saltarme todo el papeleo para entrar? Que alivio, temía que me fuese a pedir requisitos como una constancia de que ahora estudio aquí y esas cosas. ¡Si no hay ninguna problema me encantaría unírmeles! Realmente estoy muy interesado, en mi departamento apenas si hay una ventana y ya ni hablemos de un jardín. Además, yo nunca le digo que no a una buena taza de té.

    Tanto Cay como Emily siguieron conversando, parecía que el chico estaba preguntando por otro amigo suyo o al menos eso pensé, si no escuchaba mal tenía fiebre, pero tampoco quería ser demasiado metiche, esa parte de la conversación no me correspondía. Además, estaba claro que Cay se sentía mortificado por el chico.

    Me quedé reflexivo junto al pelirrojo mientras la chica se separaba un segundo para enviar un mensajes de texto. ¡Dios, lo había olvidado, ella ya había dicho que tenía planes! Empecé algo de culpa, después de todo Emily ya me había dicho que tenía algo que hacer y de cualquier modo me obstiné en hacer preguntas y pedir indicaciones cuando no era algo de vida o muerte. Tal vez solo quería una excusa para al menos ir conociendo a alguien de mi clase pero ahora le esta haciendo llegar tarde su propia cita.

    Y para sacarme aun más de mi centro, las palabras del pelirrojo perforaron hasta llegar a mi conciencia. No solo esta retrasando a Emily, también lo estaba haciendo esperar a él. La manera en como soltó aire y el recordatorio de que ahora ni siquiera tendríamos tiempo para comer algo me hacía sentir aun peor.

    — De verdad lo siento Fueguín, parece que justo llegué en un día algo agitado. P-Pero hey, no me vendría mal una soda, después de todo para eso sí me alcanza —fui consiente de lo que había dicho y negué rápido con la cabeza para tratar de disimular— ...Quiero decir. Para eso sí me alcanza...¡El tiempo! ¡Sí, el tiempo!

    Me habían enrojecido un poco por la vergüenza del momento. Ya no sólo los estaba retrasando, sino que había insinuado que estaba quebrado en esta escuela de niños ricos. Aunque bueno, ninguna de las dos cosas era mentira.

    El Pelo de Fuego le ofreció marcharse a la morena para que no le quitáramos más el tiempo. Después de todo, tal vez sí estaba fastidiando demasiado. Ya hasta parecía que era un experto para eso. Al otro lado del pasillo pude ver que se acercaban nuevamente la chica de ojos rosa junto con un chico con aspecto...'lúgubre' por decirlo de alguna manera, pero ambos parecían que no se encontraban realmente bien, aunque bueno, parecía que nadie el día de hoy se sentía bien. Al final Emily se disculpó por tener que retirase y se acerco hacía los otros dos chicos. Aunque debía ser yo quien se disculpase en realidad por todo, pero ni siquiera me sentí capaz de mirarla a los ojos.

    —La próxima me llevo a Aleck antes para que no fastidie.

    Al final iba a ser que tenía razón. Gran manera de arrancar tu nuevo ciclo escolar ¿Eh, Aleck?

    Agaché un poco la cabeza, genuinamente apenado por toda la situación. Hice una pequeña reverencia, tratando de replicar lo que había estado viendo que hacían algunas persona en esta situación.

    —De verdad, de verdad verdad, lo siento mucho Cay, ahora siento que no vas a lograr comer como es debido. Pero...¿Era real la oferta de la soda? Ahora mismo estaría bien solo sentarme en algún sitio tranquilo a beber algo. ¡Yo invito!

    Era algo innegable, las palabras habían logrado tocar un nervio sensible en mí. Sentir que era una carga, un incordio, alguien indeseable realmente podían golpearme peor que el gancho que un gancho de Mike Tyson. Pero Cay no era así, no era el tipo de persona que diría ese tipo de cosas con el afán de lastimar a alguien ¿Verdad?

    >>Ahora, ¿Dónde esta la maquina de sodas más cercana?

    Después de una peda de 4 días here I am, ready to die a base de tochos (? Y en serio me disculpo por la demora ;n;
     
    Última edición: 28 Junio 2021
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    Gigi Blanche

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    Aya me había dado unas palmaditas en la cabeza antes de alejarse con su hermano aka guardaespaldas y no pude evitar esbozar una sonrisa bastante más genuina, así durara unos pocos segundos. Se notaba que era un amor de persona, en cierto punto me recordó a Jez y a Emi, sólo que con bastante más energía metida en el culo. No sé, me dio por pensar que era el tipo de persona al cual siempre había aspirado. Contradictorio que te cagas, considerando la de veces que sólo ansiaba incendiar el mundo entero, pero la chispa, el pequeño ideal siempre permanecía ahí.

    Dulce, amable y abnegada.

    Así fuera un puto cliché, me daba igual.

    Con el miedo que me daba ser una mala persona.

    Al aceptó pasar el rato conmigo en la enfermería, echándome encima una ligera calidez, y cerré los ojos un instante al recibir su beso en la cabeza. Cuando busqué sus ojos le concedí una sonrisa de verdad, así luciera cansada y un poco triste, estaba llena de amor a secas y ya no me molestaba en ocultarlo. En el segundo piso me dio por pensar que estaba juntando a un montón de gente que prefería no verse mucho las narices o qué sé yo, y me generó un poquito de culpa pero no la suficiente para echarme atrás.

    Culpa me habría generado saber que estaba dejando por fuera a Dunn, con toda la preocupación que cargaba encima.

    Pero seguía en la puta ignorancia sobre su amistad, viva yo.

    En sí no consideraba que fuera a soltarles ningún secreto de Estado, así que simplemente caminé hasta apoyar la espalda en la pared y aguardé que se reunieran en torno a mí. Había soltado la mano de Al y se sintió un poquito frío, pero no creía que quedara con el momento. Deslicé las palmas sobre los tablones de la falda, tomando aire, y luego crucé los brazos bajo el pecho.

    —Bueno, a ver, no es que esto sea súper ético ni que vaya a cambiar vidas, pero también son amigos de mini Ishi, ¿o no? Y él ya se encarga de hacer las cosas bastante difíciles, que todos a su alrededor no sepan una mierda de nada no contribuye ni un poquito. —Inhalé, exhalé por la nariz y para cuando quise acordar había bajado la vista a mis zapatos—. Ko... Bueno, no sé qué hayan sabido de él en estos días, pero no la está pasando bien. El año pasado, bueno...

    Ladeé la cabeza un poco, fue una especie de reflejo y apreté los labios antes de seguir hablando. La mierda había empezado a pesarme en la garganta y quería mantenerme entera, no ser un bebé llorón.

    —El año pasado Ko perdió a una hermana. —La única alternativa que encontré fue mantener el tono plano que te cagas, parecía auténticamente enojada pero bueno, dentro de lo malo, lo menos peor, ¿no?—. Chiasa, era un año menor que él y... No sé bien los detalles, pero fue un accidente y Ko estaba presente.

    A ver, no que los detalles importaran, pero no estaba filtrando muy bien y ni siquiera sabía hasta dónde meterme. Volví a desinflarme los pulmones, golpeteé el suelo con el talón y alcé la mirada para alternarla entre ambos.

    —Ya sé, no debería meterme, debería dejar que él se los cuente a su tiempo. Ya lo sé. Pero ¿de qué sirve esperar por alguien que nunca abre la boca? Si me enteré no fue por él, fue gracias a su primo. Si fuera por Ko, yo seguiría pensando que su vida es perfecta, que su familia es perfecta, que no hay hambre ni guerras en el mundo, qué sé yo. No digo que tenga que hacerlo, nadie está obligado a soltarle mierdas tan jodidas a los demás, pero el problema es que no sanó. No sanó, sólo está... atorado en su propia mierda. Y no se la saca, no lo habla con nadie y se tiene que estar ahogando.

    Le paré un poco al carro porque ya se me estaba yendo la mano. Apreté los labios, solté el aire por la nariz y desvié la mirada, con el ceño fruncido.

    Dios, se debe estar ahogando.

    Me pasé una mano por el rostro, relajándome a la fuerza, y dejé caer el peso de mi cabeza en la pared.

    —Ahora en teoría está enfermo, no sé cuándo va a volver a la escuela. Tampoco pretendo que lo traten diferente cuando lo vean, pero si todos sabemos... No sé, capaz podamos ayudarlo de alguna forma. Estar más pendientes de él, intentar aprender a leerlo. Lo que sea. Mañana se cumple un año de la muerte de Chiasa y tengo... tengo esta sensación de que debe estar pasando una semana de mierda, de las peores de su vida, y no está acá. Ni siquiera está en su casa y no sé, tiene que ser horrible. —Me enjugué los ojos con el dorso del blazer, evitando que cualquier lágrima cayera, y respiré a consciencia. Me quedé con la vista puesta en mis manos—. Ahora ya no podemos hacer nada, volverá cuando tenga ganas, pero para cuando lo haga... No sé. Quiero poder hacer algo.

    Necesito poder hacerlo.

    Soy su amiga, ¿no?

    Para eso están los amigos.

    nadie preguntó pero me duele mucho el alma y me duele aún más por que el poio le haya pasado tAN CERCA a Cay
     
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    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Solo hasta que Anna empezó a hablar después de soltarme la mano me detuve a pensar qué era lo último que había sabido de Ishikawa y me di cuenta que ni siquiera lo recordaba, entre la de mierdas que me habían caído encima llevaba ya un rato sin tener contacto con el chico y de repente, no sé, me pesó en el pecho. Me pesó con siquiera un tercio de la fuerza que debía pesarle al otro idiota que se había ido y fue espantoso, me aplastó el corazón y quise romperlo todo.

    Hundí las manos en los bolsillos y presioné los puños, tratando de ser paciente, de dejar a Anna decirlo a su ritmo y cada palabra que fue diciendo me atravesó el pecho con fuerzas multiplicadas. Entendí entonces por qué la pobre había estado por colapsar en el pasillo de arriba.

    No la estaba pasando bien.

    Había perdido una hermana.

    No estaba en su casa.

    Ni siquiera sabía si Ishikawa me consideraba nada cercano a él, tenía esta sensación de que no conectaba con ningún ser humano, que no elegía bandos y se movía como una corriente de aire y aún así saber que no había nada que Anna pudiese hacer por los momentos, nada que Emily o yo pudiésemos hacer tampoco me tiró encima tal oleada de ira que la vista se me parchó de un rojo muy parecido al que vi en el callejón de Taito. Era oscuro, espeso, y me ahogó por un segundo, varias imágenes me parpadearon en los ojos y como traídas del más allá, llegaron por fin las palabras de Minami, revueltas con las de Sugino y las del mismo Arata. Me llegaron de un lugar oscuro, de lagunazos en la memoria.

    Estás por matar al único que puede reemplazar a Yako.

    ¿Este puto pedazo de mierda pretende reemplazar a Kurosawa?

    Reemplazar a Yako o no ahora es tu decisión, pero podrías cuidarnos.

    Podrías cuidarnos a todos.

    Ni siquiera sabía que ese cuidar a todos incluía a Ishikawa y aún así me estaba llevando el diablo de repente, porque sentía que podía haber hecho cualquier mierda pero me di cuenta tarde.

    Me llevé las manos al rostro, me aparté el flequillo de la frente y di varios pasos a lo largo del pasillo como un animal encerrado. Podía buscarlo, ¿no? Bastaba la maldita llave maestra, así que por mis putos muertos podía buscar al crío en donde sea que se hubiese metido, despedazar la puerta aunque me terminara de joder la costilla y llevarlo a rastras a donde pertenecía, a su hogar, al Yasukuni. Podía, casi deseaba hacerlo, pero también entendía que habían límites para la de estupideces que me clavaba y que habían cosas que no nos correspondían.

    Y tantas otras que seguro él pensaba que no debía decirle a los demás.

    Cosas que si alguien no se las sacaba con cuchara seguro se llevaría consigo a la tumba o quedarían encerradas en el recuerdo de su hermana para siempre, hasta acabar con él, aplastarlo y causar un daño irreparable suponiendo que no lo hubiesen hecho ya. Quería pensar que todavía podía sanarse, que el chico que me había ayudado con lo de Jez, que preparaba té y se quedaba contigo mientras te pegabas una siesta todavía podía sanar.

    Las pocas cosas buenas del mundo estaban en ese mocoso y era capaz de darme de hostias con cualquiera que me llevase la contraria.

    E hijo de puta yo, que había visto el hilo pero no pude hacer dos más dos, que no tuve oportunidad de verlos ni un día haciendo el tonto, porque hubiera cazado a Dunn del cuello de la camisa así me mordiera como un perro acorralado para sumarlo a la reunión de la desgracia. Porque el pobre diablo merecía saberlo incluso más que yo mismo, pero se había largado ya, se había ido con su paranoia, su corazonada y su terror.

    Era la pieza clave incluso, si uno se ponía a rebuscar mucho, de los pocos allí presentes que quizás podría hacer algo cuando Ishikawa volviera, todo si tenía los huevos de meterse hasta el cuello en la mierda y tirar de la cuerda que Kohaku había sujetado por tanto tiempo para reventarla por fin y que soltara todo lo que había encerrado. Porque yo sabía que a veces uno no soltaba hasta que todo se desbordaba, que guardábamos y guardábamos hasta estallar como bombas.

    Yo, el mismo que se había encerrado en el armario de enseres a tener un ataque de pánico, sabía que uno solía arrancarse del mundo para evitarse daño a sí mismo y a los demás, pero siempre salía al revés.

    Cada puta vez.

    Dejé de caminar pasados unos segundos o unos minutos, ni idea, y terminé por apoyar la espalda en la pared junto a Anna. Me dejé caer con algo de pesadez y la puta costilla me lanzó un relámpago de dolor directo al cerebro que me hizo fruncir el ceño.

    —No va a dejarme entrar —sentencié con el pesimismo de siempre encima—, Ishi no desprecia a nadie pero tú misma sabes que está cerrado a cal y canto. No hay nada en particular que yo pueda hacer más que, no sé, ¿estar ahí? Un poco como los gatos, pero necesita soltar la mierda. Necesita soltarla o va a acabar con él si no lo hizo ya.

    Teníamos que sacarlo, pero nosotros no podíamos solos.

    —¿No tiene más amigos aquí en la escuela? —pregunté un poco porque sí, casi en voz baja—. Conocidos, lo que sea. Podemos nosotros, quiero pensar eso, aunque tengamos que controlar nuestro culo intenso y Hodges tenga que meterle gas a sus almuercitos, pero se nos puede salir de las manos. Me da puto miedo que se nos salga de las manos y vuelva a desaparecerse así.

    A la cueva.

    A la soledad autoimpuesta.

    Y el frío perenne.
    sé que se supone que en el orden va gabi, pero es que con este mood no pude responder el patio y el lago ni en pokémon (???

    culpo de este tocho y todo lo demás a lo mucho que me triggerea este pollo, al fact de que lloré como pendeja, que cay sigue sin saberlo y que me puse Waves de YONAKA de fondo como si fuese a darme de hostias con alguien. Also no creí que tuviese que usar esta cinta en el futuro cercano, pero los caminos de la vidaaa no son como yo pensaba, como los imaginaba *shora*
     
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    Amane

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    Vaya, ya hasta gracia debía dar el asunto de que Kohaku hoy estuviese en boca de todos; seguramente le estuviesen picando las orejas además de la fiebre que tuviese encima, el pobre. La cosa era que, bueno, de gracioso no tenía ni una pizca nada y lo único que pensé al escuchar a Anna era lo jodido que estaba todo y lo terriblemente mal que me sentía por no saber nada, por no haber hecho nada.

    La escuché con atención, por unos minutos olvidé la presencia de todos los demás posibles alumnos y profesores, y centré mi atención en Anna y nadie más. No sé de dónde saqué la entereza para quedarme en calma con lo que estaba escuchando, porque fue escuchar que Kohaku había perdido a su hermana menor para imaginarme una situación parecida y notar que el mundo se me caía encima.

    Supongo que solo fue la reacción más instintiva que tuve al ver cómo le pesaba a Anna tener que darnos toda esa información porque el chico no quería hacerlo o al ver a Altan dando vueltas por el pasillo como un animal encerrado, hasta que finalmente se apoyó en la pared al lado de la chica. Alguien tenía que mantener la calma en todo aquel embrollo, ¿no? Y no me importaba asumir ese papel por mucho que estuviese pasándolo igual de mal que ellos dos.

    No sabría decir si en aquella situación era lo más correcto lo que quería hacer, pero no me importó mucho en el momento y simplemente lo hice. Acorté las distancia con el cuerpo menudo de Anna y pasé un brazo por el hueco que había entre sus hombros y la pared, separándola de la misma para poder darle un abrazo en condiciones. ¿Qué más podía hacer? Esas muestras de cariño eran lo único que conocía para intentar aliviar el dolor de los demás, incluso en las peores situaciones.

    —Gracias por contárnoslo, Annie, has hecho bien —murmuré, hundiendo la cabeza en su mata de pelo para poder darle un beso ahí mismo, en la coronilla.

    Realmente, qué sabía yo si había hecho bien en contárnoslo o no; si nosotros podíamos hacer realmente algo para ayudarlo o solo acabaríamos estropeándolo todo más. Pero supuse que era lo que necesitaba oír, así que no lo dudé, y en cierta medida yo sí agradecía que lo hubiese hecho a pesar de todo.

    Busqué la mirada de Altan desde ahí cuando habló, soltando un suspiro ligero al escucharlo, y después de un par de segundos fue que finalmente me separé un poco de la chica, para poder hablar y que ambos me escuchasen, y para poder darle un poco de aire también.

    >>Veamos... Anna, el chico de esta mañana, Sugawara-senpai, es su amigo. Por eso te había preguntado si lo conocías, lo siento por no habértelo dicho antes —busqué sus ojos al decir aquello último, porque de verdad estaba arrepentida por habérmelo tomado tan a la ligera, y después me erguí para volver a dirigirme a ambos—. Se está quedando en su piso, aunque me ha dicho que iba a intentar convencerle de volver a su casa. No... supongo que él no sabe nada, porque solo me dicho que tenía fiebre y que no parecía nada grave, pero supongo que responde a la pregunta de los amigos.

    Le había dado tantas vueltas al asunto con Cayden, pensando que lo correcto era mantener su privacidad, y ahora lo estaba soltando como si nada. Pero la situación había cambiado, eso estaba más que claro, y para colmo ahora me sentía mucho peor por no haberle dicho nada más específico al pelirrojo. De nuevo, qué sabía yo nada, pero se suponía que también eran amigos y se merecía saberlo, aunque no dependiese realmente de mí.

    >>También está Dunn-senpai. Creo que se conocen de cuando eran más pequeños y, bueno, ahora han retomado el contacto al estar en el mismo instituto. Eso es todo lo que sé al respecto...

    Y si Kohaku se molestaba con nosotros por habernos compartido la información, a mi no me importaba asumir la culpa de lo que fuese en tanto pudiésemos de verdad hacer algo para ayudarle a estar mejor.

    Porque no se merecía todo aquello, de verdad.

    Perdón por la demora, es que soy pendeja (?) ANYWAYS, lmao em pls sabías tantas cosas pendeja (?)
     
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    Gigi Blanche

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    Toda la situación era una puta mierda, y si me detenía a pensarlo dos segundos probablemente me acobardaría. Por eso me movía en base a impulsos, corazonadas y algo muy cercano a instintos primarios. ¿Cuánto tiempo había reflexionado la idea de soltarles el drama a Em y Al? Nada, cinco segundos como mucho y luego ya puse quinta. Sentí una pesadez desagradable al notar lo que había generado en Altan, la ansiedad y frustración que llevaban impresos hasta el último de sus movimientos, pero me quedé allí y me tragué cualquier reproche, cualquier queja concerniente a mis propias emociones, porque sabía que no correspondía.

    Que en todo caso me la estaba buscando.

    El caso era que su inquietud se me estaba pegando al cuerpo como garrapatas, como putas sanguijuelas, y cuando noté las intenciones de Emi me aferré a su espalda y hundí el rostro en su cuello, cerrando los ojos con fuerza. Quizá fuera egoísta, la verdad, pero en ese preciso instante sólo quería detener el correr frenético del mundo así fuera un único segundo, nada más, y creí encontrar el poder en ese abrazo. Sus palabras vibraron en su pecho y se replicaron en el mío, en sintonía con su voz. Sonaba dulce y paciente, como toda la puta vida, y con el imbécil de Kohaku dándome vueltas en la cabeza me pregunté si Emi no sería muy parecida a él.

    Lo pensé y, Dios, qué puta mierda.

    Dejó un beso en mi cabello, sorbí por la nariz y la dejé ir unos segundos después. Repasé de reojo la silueta de Al, me había dado la sensación de que se dejó caer con cierta cuota de fuerza en la pared y me pregunté si no le habría dolido.

    —¿Estás bien, cielo? —murmuré prácticamente en un acto reflejo, justo antes de que empezara a hablar.

    Lo sabía.

    Sabía todo lo que Al dijo. Sabía que podíamos llevar meses quedando a diario, tonteando por ahí, recorriendo los barrios y riéndonos de cualquier cosa. Sabía que podíamos preocuparnos el uno por el otro, que nos tolerábamos y nos guardábamos cierto aprecio. Lo sabía pero nunca me había detenido a pensar que eso no alcanzaba. Que no era suficiente para impedirle de seguir volando.

    Nada lo ataba a la tierra.

    Ya no.

    Asentí un par de veces, acordando en silencio. Cuando Emi tomó la palabra desvié la mirada hacia ella y fruncí el ceño, confundida. ¿Sugawara era su amigo? ¿De verdad? ¿Y estaba en su piso? Joder, y acababa de verlo arriba. No había mencionado a Kohaku en ningún momento, ¿verdad? No tenía forma de conectar los puntos. La información me estaba cayendo encima con una velocidad vertiginosa, pero al menos puse las neuronas en orden para responder a una de sus dudas.

    —No, no debe saberlo. Casi nadie lo sabe, de hecho.

    Kakeru y Subaru estaban al tanto porque conocían a Rei desde que eran críos, eran amigos de toda la puta vida y Rei era muy diferente a Kohaku, nunca había tenido mayores problemas para hablar sobre lo que le ocurría y tal. Pero si estabas por fuera de ese círculo, si tu única posible conexión con el incidente era Ko, entonces estabas cagadísimo.

    Creía que lo de Sugawara era big news y después vino lo de Dunn. La miré como si fuera un alien, con los ojos congelados, y comencé a repasar lo que sabía a toda velocidad. ¿Amigos? ¿Desde pequeños? ¿Pero cómo? ¿Cuándo? Nunca los había visto juntos, ¿de verdad eran tan amigos? ¿Y yo los conocía a ambos? ¿Y no sabía nada? Podía calificar de estupidez, pero el hecho de que Emi supiera tanto y yo no me echó encima otra oleada de culpa insoportable. Me convenció aún más de que era una amiga de mierda, que no le había prestado ni un gramo de atención cuando más la necesitaba.

    Pero ya nada que hacerle, ¿verdad?

    —Joder, y Dunn acaba de irse —mascullé, hundiendo las manos en los bolsillos del blazer, y chasqueé la lengua al despegarme de la pared. Caminé unos pasos y me giré hacia ellos—. Bueno, si se conocen de pequeños puede que también haya conocido a Chiasa. Debería saberlo, si es que no lo sabe ya.

    Igual ni idea, tampoco podíamos hacer mucho ahora. Revisé la hora en el móvil y suspiré, deteniendo mi atención en Altan un par de segundos antes de virar hacia Emi.

    —Mañana podemos seguir viendo qué hacer, si total dudo mucho que Kohaku asome la nariz precisamente mañana. Además hay una ceremonia y todo. —Me masajeé la frente, algo extenuada, y deslicé los pies hasta quedar junto a Altan. Alterné mi mirada entre ambos—. Perdónenme por haberles soltado tanta mierda encima, si también tendrán sus cosas y tal. No se me ocurrió qué otra cosa hacer y... y quería hacer algo.

    Lo que fuera.

    Reposé el costado de la cabeza sobre el brazo de Al y me llené los pulmones de aire, sonriéndole a Emi.

    —Y perdón por el almuercito. ¿Quedamos para otro día?
     
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    Zireael

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    Lo peor del caso es que no pensé hasta después que Ishikawa no era el primero que conocía que había perdido a alguien de su familia, recordé entonces a Kurosawa que había perdido a su hermano mayor, a no haberla visto llorarlo una sola vez en su puta vida y luego recordé a mi propia madre que había tenido pérdidas de embarazo después de mí. El montón de gente a mi alrededor que había perdido, perdido y perdido.

    Sin reaccionar.

    Luego vi a Emily abrazar a Anna y me pregunté si esta cría no sería el mismo tipo de estúpida que Ishikawa, que Kurosawa y que la mitad de hijos de puta que conocía, que nunca externalizaban un carajo. Los mismos que luego nos tenían a los demás con el corazón en la garganta, todo porque no se paraban a pensar en lo que verdaderamente podían causarse a sí mismos y al resto. El rojo espeso, opaco y terrible siguió palpitándome delante de los ojos de vez en cuando.

    No podíamos ayudar a los que no pedían auxilio.

    No podíamos.

    La voz de Anna me llegó casi de otro mundo, rebotó en mis oídos y tomé aire despacio, midiendo el dolor de mi propio cuerpo del que me había olvidado un instante y asentí con la cabeza. En términos generales mi dolor físico no debía ser ni la mitad de la mierda que Ishikawa cargaba encima, ¿qué caso tenía ponerme a sufrir? Lo mío se arreglaba con los medicamentos de Minami, tan sencillo como eso.

    Sugawara.

    Otro montón de hilos surgieron de golpe, se expandieron y recorrieron el espacio sin ton ni son, hasta desaparecer en alguna parte más allá de la academia. Pero cuando Hodges soltó lo de Dunn la miré como un puto extraterrestre casi inmediatamente después que Anna, porque el hilo que le atravesaba el pecho al otro estúpido cobró total sentido y por un sólido segundo pensé en salir corriendo para arrastrar al jodido hasta allí, pero vete a saber dónde se había metido.

    —No creo que sepa una mierda. No si reapareció recién y se ve a leguas que es el mismo tipo de idiota, no pregunta, no conecta, no hace nada y reacciona como bomba cuando alguien se aproxima. Lleva angustiado días, se le nota en toda la puta cara, pero tampoco me deja entrar el pedazo de cabrón. Necesitamos a la mariposita, posiblemente también a Sugawara. —Tomé aire con fuerza, me llené los pulmones y volví a desinflarlos despacio, un poco más consciente de mi costilla—. No pasa nada, An, teníamos que saber precisamente para poder hacer algo.

    Ni siquiera interesaba si Ishikawa se encabronaba con nosotros, eso era lo de menos, pero teníamos que saber y ya. Moví el brazo para volver a pasarlo sobre sus hombros y pegarla a mí, presioné su hombro suavemente y le eché un apenas un poco de mi peso encima.

    —Gracias por contarnos, cariño, de verdad.

    pedazo de rant me estoy clavando casi dos horas antes del cierre de día lmao perdón, ya con Al supongo que aquí queda but *ugly cries*
     
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    Amane

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    Dentro de todo el desastre, tenía que admitir que sentir a Anna correspondiéndome el abrazo fue un alivio mayor de lo esperado. Supongo que después de la vorágine de culpa que seguramente nos estaba consumiendo a los tres, se sentía bien saber que al menos aún había un par de cosas que podía hacer para ayudar a los demás. Tampoco se me pasó por la cabeza la idea de que ambos estuviesen en ese momento relacionándome de alguna manera al mismo Kohaku, a la tendencia a no decir las cosas que nos pasaban, y en cierta medida era mejor que no lo supiese porque estaba bastante segura que no hubiese sabido qué decir o hacer al respecto.

    ¿Nos parecíamos más de lo que yo creía? Nunca me había parado a pensarlo, y quizás simplemente eso era suficiente respuesta a la duda.

    Pero eso no importaba en absoluto en aquel momento, lo tenía bastante claro, y por mi parte me quedé atenta a sus reacciones después de haberles soltado toda la información. Tampoco imaginaba que literalmente todo lo que les hubiese dicho fuesen noticias nuevas para ellos y ciertamente las expresiones que me echaron encima me hicieron retroceder un poco. No supe muy bien cómo reaccionar, de repente se sentía como si hubiese estado guardando un secreto de estado sin darme cuenta, y una nueva cuota de culpabilidad me cayó encima al notar a Anna. De nuevo, podía ser solo yo exagerando, pero me pareció entender lo que estaba sintiendo en ese momento y no pensé que fuese justo para ella.

    —Annie, es solo casualidad. No te martirices, ¿sí?

    ¿No era siempre un poco así con Kohaku? ¿Solo estar en el momento adecuado y ya? Que yo había sido la primera que había experimentado lo mal que podía reaccionar si algo le incomodaba, y al final solo me había enterado de las cosas por puro azar. Lo de Haru fue por aparecerme en su clase el día correcto y lo de Cayden fue una simple respuesta tonta que le tiré porque me estuviese molestando con Katrina, nada de eso gritaba confianza hacia un amigo o algo por el estilo.

    Sea como fuere, no quedaba mucho del receso ya y tampoco podíamos hacer mucho con toda esa angustia encima así que la idea de la chica se sentía lo más adecuado. Si además había una ceremonia para su hermana y era viernes, dudaba muchísimo que se apareciese por la academia y solo quedaba esperar que sí lo hiciese el lunes. Asentí con la cabeza ante la idea de reunirnos al día siguiente y luego le dediqué una sonrisa suave cuando se disculpó por lo del almuerzo.

    >>Claro, cariño, quedamos cuando quieras

    Siempre iba a sacar tiempo para estar con ella, ¿o no? O con cualquiera que considerase amigo, para el caso, y sobre todo si se trataba de almorzar cuando ya estaba más que claro que no podía pasar un almuerzo sola, que me aterraba la simple idea de no tener con quien compartir el segundo bento que siempre, siempre preparaba.

    Desvié la mirada hacia las aulas justo después, cuando fui repentinamente consciente de que Altan y Anna... bueno, estaban ahí medio abrazados y yo no pegaba mucho, ¿verdad? No es que me molestase ni nada parecido, pero supuse que mi presencia poca falta hacía ya y quizás, solo quizás, fue un poco incómodo.

    >>Bueno, nos vemos entonces~

    Fue una despedida un poco apresurada, pero qué sé yo, ya poco importaba en realidad. Moví la mano un par de veces, igual no perdí la sonrisilla amable en ningún momento, y me dirigí después hacia mi aula con cierta rapidez.

    A ver cómo atendía yo ahora, claro.
     
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    Nekita

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    Luego de haberse separado del pequeño grupo pudo respirar algo tranquilo, incluso si ambos le aseguraban que era una interacción "común" entre ambos, no podía evitar sentirse algo incómodo por estar atrapado en medio cuando realmente podía darles algo de espacio para que se pusieran al día o algo similar, a fin de cuentas, tenía todo el fin de semana para estar conociendo a Sean y esperar a que...quizás su relación fuese algo más tranquila de lo que ya había presenciado.

    Por suerte además, su caminar hacia su salón no fue en lo absoluto tan solitario como acostumbraba al notar aquellas bastante reconocibles mechas rosadas que no había visto en un tiempo ya, apresuró su andar hasta que logró estar al lado suyo para poder sonreírle con amabilidad.

    —Anna, buenos días~ —Caminó un poco más rápido para poder rebasarla y dar media vuelta, caminando él hacia atrás para quedar de frente y sentirse algo más cómodo al hablar aunque estuviera la posibilidad de detenerse en cualquier punto —, ¿qué tal ha ido tu mañana?
     
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  19.  
    Gigi Blanche

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    Me había comido los dos pisos con la cabeza genuinamente en blanco, como si me hubiera caído encima un cortocircuito que forzó mis sistemas a reiniciarse. Nada grave, nada del otro mundo, si acaso agradecía haber quedado medio tonta así no iba a seguir mandándome cagadas. No esperaba que nadie me hablara, de hecho no advertí la presencia de Dante hasta que estuvo a mi lado, hasta que me habló y parpadeé, volteando a verlo por reflejo. Recién entonces reconecté neuronas.

    El muchacho me rebasó para caminar en reversa y repasé su semblante antes de concederle una sonrisa bastante similar a la suya, no fue forzado como tal aunque tampoco contaba con mi energía usual ni de coña. De paso me di cuenta, como quien no quiere la cosa, que cuando lo había conocido también andaba con los ánimos algo decaídos. ¿Era cosa del destino? ¿Un ángel de la guarda o algo así?

    —Sir Dante~ —recordé la tontería que nos habíamos marcado sobre la marcha y ralenticé el paso, así podía seguir caminando en reversa sin ir a matarse o algo—. Pues he tenido mejores, pero ¿qué tienes que siempre me agarras en malas mañanas? ¡Te juro que soy mucho más simpática que esto!

    Me había llevado una mano al pecho para soltar la broma y luego volví a hundir las manos en los bolsillos, recogiendo los hombros un instante.

    —¿Y tú qué tal? ¿Cumpliste tu promesa?

    A ver si se acordaba, que yo acababa de hacerlo de casualidad. Ahora que lo pensaba, no lo había visto en la fiesta del sábado, ¿no? En la mascarada. ¿Se habría ausentado?
     
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  20.  
    Nekita

    Nekita Amo de FFL

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    Incluso si consideraba algo preocupante notar la forma en la que parecía faltar el ánimo en su persona, mantuvo aquella sonrisa como si nada estuviera pasando, tan solo para quizás no mortificarla en caso de que no quisiera ver en ese momento un rostro preocupado por ella, porque sabía que si fuera al revés, a él no le gustaría ver algo así.

    Aunque ahora ya ni siquiera sabía si podía preferir el otro extremo de eso con lo sucedido en el gimnasio.

    Sir Dante.

    No pudo evitar ampliar más su sonrisa al escucharla llamarlo así nuevamente —El mismo...—Y quizás solo por eso hizo una reverencia hacia ella aprovechando que ya la velocidad no era tanta, para luego finalmente parar, en el mejor de los casos quizás hasta la animaba un poco que siguiera el juego—, lo dices como si el hecho de no estar en tu mejor momento no te hiciera simpática... Así que no te preocupes por eso, ¿Si?

    En cuánto a cómo se aparecía en esos momentos, tan solo pudo alzarse de hombros al no tener realmente una respuesta buena para ella, no quería acreditarse nada.

    —Bastante bien dentro de lo que cabe...—Había dormido mejor, se sentía un poco mejor luego de haberse quedado dormido en el gimnasio luego de guardar todo aunque implicara haber faltado a clases y... sabía que podía estar peor —, diré lo que más me suena en mi cabeza en estos momentos... Practiqué un poco para sentir que no estaría perdido pero, el dragón con el que vivo bloqueó las salidas para ir al baile real.

    No era precisamente un baile bajo el sol de primavera pero era lo que más podía recordar qué había dicho, pero con todo lo que sentía que se le había venido encima qué le hacía cuestionar su propia cabeza, se estaba esforzando aunque supiera que esa idea no le hiciera mucho sentido en voz alta.

    Porque si era lo del baile, debía saber que no lo había cumplido, ¿no?

    >> A menos que te refieras a revisar mis zapatillas, en ese caso, si lo hice, creo que hasta en una prueba me fue muy bien...
     
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