Pasillo (Primera planta)

Se había permitido soltar una risa corta ante el comentario de Alisha. Anna realmente no percibía segundas intenciones, pese a hablarle bonito y sonar como si se la estuviera ligando. Lo asumía como una broma, en verdad, ella misma solía tontear así con amigos de confianza como Rei y entendía que hubiera gente lo suficientemente desenvuelta para hacerlo con casi cualquiera.

—Claro, senpai, te conseguiré el mejor zumo del mundo, ya verás~

Welsh le había ayudado bastante a liberar la tensión que se cargaba encima, y era tan despistada que siquiera había reparado en la conversación que Kohaku mantenía con el tipo de los tatuajes. Por ello se volvió extrañada al ver a Konoe acercándose, y su sermón fue la única pista que tenía de lo que había ocurrido. Arrugó un poco el ceño y clavó su mirada en Kohaku, como una madre atrapando a su hijo con las manos en la masa. ¿En qué andas ahora, mini Ishikawa?

Además había dicho Vólkov, ¿verdad? ¿Qué pintaba Jez en todo eso? ¿Acaso aquel tipo lleno de tatuajes había intentado algo con la chica? Dios, la mera posibilidad le resultó tan incrédula que casi le arrancó una risa. ¿Por qué no le preocupaba? Ni siquiera reflexionó al respecto, pero puede que tuviera que ver con todo el cariño que siempre había percibido revolverse en torno a Jezebel. No dejaría que nada le pase, ¿cierto?

No llegó a decir nada, Suzumiya volvió junto a ella y prácticamente la arrastró fuera de la enfermería. En el último momento que compartió mirada con Kohaku, el muchacho asintió, sonriente, y le indicó con una mano que fuera yendo.

Al salir se topó casi de frente con Emily y, de repente, todos los nervios que Alisha le había aflojado se tensaron otra vez. Mierda, la había visto tanta gente. Qué bochorno.

Allí también estaba la senpai de la noche anterior también, la de la mecha roja. ¿Akaisa, era?

—Ah, hola —murmuró con cierta ambigüedad, algo avergonzada de buscar la mirada de Hodges, y un ligero rubor tiñó sus mejillas—. ¿Q-qué tal? ¡Ah, s-se nos hará tarde para comer! ¡Vamos, vamos!

Ah, qué desastre. Le resultaban insoportables las situaciones así y se removió inquieta, enfilando directo hacia las escaleras. La simple idea de que alguien la viera ruborizada le causaba el suficiente pánico como para abrir un hueco en la tierra y meterse allí hasta... no sé, morir.

 

¿No había sido él el que le había dicho a Jez que no se moviera, que la chiquilla iba a estar bien cuidada? Pues sí, pero también había sido él el imbécil que había sentido preocupación por Anna Hiradaira, solo porque aunque era un maldito columpio emocional, aún así le había ofrecido una paleta en la noche y le había dado el jugo antes de colapsar en medio pasillo.

—Vale, mentí —dijo después de bajarse la caja de jugo de cereza, mientras la arrojaba a la papelera—. Vamos.

—¿Qué dices? —preguntó Jez, como si se le escapara la mitad de lo que intentaba decir.

—Estoy preocupado por el jodido tanuki, eso es lo que digo —respondió mientras echaba a andar, contradiciendo su propia lógica.

¿No podía intentar siquiera ser menos brusco?

Realmente no.

—¿Tanuki? ¿Qué pasa contigo, Al? —Esa era, de hecho, una excelente pregunta por parte de Jez.

Vete a saber.

Subieron a la primera planta, pero cuando Jez iba a continuar al pasillo Altan la detuvo sujetándola del brazo, haciendo que se detuviese como él en el nacimiento de las escaleras. La albina lo miró con cara de circunstancias.

—Si nos metemos sin que haya salido todavía es multitud, era lo que quería decir abajo pero tu amiga se lo pasó por los ovarios. —Se explicó. Notó de hecho a la de ojos violeta junto a Katrina Akaisa, haciendo el imbécil como era normal.

Bufó con cierto fastidio y escuchó que a Jez se le escapaba una risa suave.

—¿Qué?

—Es bueno ver que estás haciendo amigos por fin.

Él frunció el ceño por reflejo, contrariado ante la observación, pero tampoco podía negarlo. Era inútil, había buscado ir al Sakura solo para estar con ella, al final había terminado en una fiesta, intentado salvarle el culo a una japonesa prototípica y allí estaba, preocupado por una enana que pasaba de un estado de ánimo a otro como quien cambia de canal.

No importaba que tan plano y monocromático fuese el mundo, había que estar realmente jodido para no sentir siquiera un dejo de interés por las personas que no renegaban su presencia del todo.

Cuando vio a Hiradaira salir junto a Suzumiya reinició la marcha por fin, con las manos en los bolsillos, creyó que Jez lo seguía, de verdad, y no se dio cuenta de que se había quedado apoyada en la pared junto a las escaleras hasta que ya era demasiado tarde.
Parecía una madre observando a sus hijos, esperando a ver si harán las cosas bien o soltarán una tremenda cagada.

Prácticamente hizo a Katrina a un lado de un empujón, luego de que ella le había regresado el saludo a la de la coleta teñida.

—¡¿Pero quién mierda te crees, Sonnen?! —soltó casi apunto de írsele encima.

Ciertamente no la había apartado con fuerza excesiva ni nada, lo que no quitaba que había sido grosero, pero que la hubiese tocado era suficiente para sacar de quicio a Katrina. Él ni siquiera se detuvo a mirarla, más bien la alejó colocándole la mano en la frente y empujándola apenas, haciendo que por la confusión diera un par más de pasos atrás.

>>¡Jodido prepotente, no me hagas enviar a alguien para que te muela a palos, maldito niño de papá! —espetó antes de seguir su camino a la sala de arte, con pasos pesados.

Tanuki enojón.

Una vez Katrina dejó de hacer el numerito, intercambió la mirada entre Emily y Hiradaira antes de abrir la boca.

—¿Estás bien, Anna? —preguntó casi por puro reflejo, sin caer en que la había llamado por su nombre como hacía Jez sin miramientos, y con todo el asunto su voz ya no sonó tan plana como de costumbre. Extendió la mano y le dio un golpecito en la frente, entre el flequillo. No fue un gesto brusco como los que le había dirigido a Akaisa. No le importaba si ella no había querido preocuparlos, le daba lo mismo, solo quería regresarle algo de lo que ella había hecho por él con dos gestos tan simples—. Puedes pedirnos ayuda, ¿lo sabes, tonta? Quiero decir, espero que no te ocurra de nuevo, pero si fuese el caso podemos ayudarte. Tú intentaste ayudarnos a nosotros.

Regresó la mano al bolsillo antes de de desviar la mirada. Señaló hacia atrás, en dirección a Jez que ya estaba acercándose.

>>Sobre todo esa de allá. Se lanzaría por las escaleras para ayudarte, vaya.

Maldito imbécil asocial estaba hecho, ¿no? Para desviar el tema directamente hacia Jez sin molestarse en nada. Una vez estuvo con ellos fue la albina quien prácticamente hizo a Altan a un lado de un empujón, para acercarse a Hiradaira y abrazarla.

—Estás bien —dijo sin poder disimular el alivio en su voz—. Tenías angustiado al idiota este.

—¿Ah, no eras tú la que iba a salir corriendo? —Jez podía ser una cabrona de vez en cuando—. Como sea, deberíamos ir yendo.

Contenido oculto

im just- *sobs* me están sacando a Al protector mucho antes de lo que creí y estoy aquí llorando porque creí que iba a ser un puto angry hasta el fin de los tiempos

 

Emily Hodges

Perdí la sonrisa durante un segundo cuando noté la evidente tensión en el cuerpo de Anna, pero me forcé a recuperarla justo después, esperando que no lo hubiese visto. Ah, era normal que se preocupase aunque me viese así, ¿verdad? Al fin y al cabo habíamos salido corriendo detrás de ella, había sido demasiado obvio.

Asentí con la cabeza cuando habló y estuvimos a punto de irnos cuando una nueva presencia se hizo a nuestro lado, frenando nuestras intenciones. No pude evitar reír ligeramente al escuchar los improperios de Katrina ante la actitud de Altan. Pero si en el fondo parecía que se llevaban bien y todo, que gracioso.

No pude esconder la pequeña mueca que hice mientras la veía alejarse a lo que era la sala de su club, molesta. Me hubiese gustado invitarla a comer con nosotros, aunque pensándolo bien seguramente lo hubiese rechazado.

—Hasta luego, senpai... —murmuré, a pesar de saber que no me iba a escuchar.

Me giré de nuevo hacia los presentes y observé la escena con una sonrisa enternecida. Quizás todas estas atenciones solo la tensasen más pero lo cierto es que sentía que era necesario decírselo también, así que no me aguanté mucho más.

Después del abrazo de Jez me acerqué un poco más y coloqué mi mano sobre su hombro, de manera cariñosa.

>>Tienen razón, Anna. Somos tus amigos, ¿verdad? Así que estaría bien que supiésemos que hacer en estas situaciones si vuelven a ocurrir, porque queremos que estés bien~

Tras dedicarle una última sonrisa amable, la dejé libre y miré a los dos senpai, asintiendo con la cabeza.

>>Síp, creo que ya podemos irnos~

Contenido oculto

Os he dicho alguna vez que adoro el relleno? no? (?)

 

Contenido oculto

Ya suficiente tenía lidiando con Emily, Konoe y sus propios nervios como para notar la presencia de dos nuevas personas acercándose. Dio un respingo cuando Altan empujó a Katrina, sacándola de su ensimismamiento, y alzó la mirada hacia él por reflejo.

"¿Estás bien, Anna?"

La verdad es que asintió de forma casi mecánica, estaba demasiado ocupada preguntándose qué hacía él ahí, diciéndole Anna y... ¿eso era preocupación? El golpecito en la frente volvió a traerla a Tierra y se llevó ambas manos a la zona tras cerrar los ojos con fuerza. Habría deseado mantenerlos así, porque sintió su rostro arder al seguir escuchándolo y fue incapaz de mantener el contacto visual. Su mirada se disparó hacia diferentes puntos, y un calor horrible le quemó por todo el cuerpo. Volvió a asentir, quedo, con los labios apretados.

Dios, qué puta vergüenza.

Así y todo, no podía ignorarlo: no solo era bochorno, ese calor insoportable se había mezclado con una cuota de calidez que le barrió la mente y... la silenció. ¿Cuántos ataques de asma había tenido en su anterior escuela? Un par; tres, si recordaba bien, luego de que Kakeru y los muchachos se fueran y su vida hubiera vuelto a la monotonía de antes. La soledad, la ansiedad y las miradas esquivas por sobre el hombro. A lo sumo se habían atrevido a llamar algún profesor, alguna vez, pero jamás lo había oído.

"Estás bien"

El cuerpo de Jez rodeó el suyo y sus brazos, tiesos, encontraron el camino hasta rodear su espalda sin amplia demora. Su alivio la alcanzaba de formas inexplicables, así como la preocupación que había hallado en los ojos de todas esas personas. El corazón, desbocado, comenzó a calmarse y se permitió incluso soltar una risa corta ante la broma sobre Altan.

Las lágrimas se acumularon tras sus ojos.

Y luego Em, apoyó una mano sobre su hombro y Anna la miró, sonriendo algo tímida. Y volvió a asentir, pues no encontraba las palabras. No las encontraba hasta que Hodges lo dijo.

"Somos tus amigos, ¿verdad?"

Parpadeó, la sonrisa se había desdibujado y, de hecho, se llevó la manga del uniforme frente al rostro para que no vieran su barbilla temblorosa. Idiotas, me harán llorar.

¿Qué hice para merecer esto?

¿Está bien para alguien como yo?​

Aún se lo preguntaba, pero ya no podía ignorarlo. Una vez se aseguró que no lloraría como un puto crío se descubrió el rostro y les sonrió, fue una sonrisa enorme y entrelazó las manos tras la espalda.

Joder, qué felicidad.

—Gracias —dijo, cerrando los ojos, y soltó una breve carcajada—. No lo olvidaré.

Olvidar. Parecía algo enfrascada en eso, ¿no? Desde ayer en la azotea, cuando le deseó a la estrella jamás olvidar ese momento. Tampoco quería olvidar este. No quería olvidar ni un maldito segundo de felicidad.

Era demasiado precioso para ella.

—¡Ya vamos! —exclamó, contenta, y se escurrió entre sus amigos para abrirse paso y empezar a corretear hacia las escaleras—. Ah, hombre, ¡tengo un hambre!

Un instante después se calmó y siguió caminando junto a ellos, las manos tras la espalda, dando pasos livianos y murmurando una canción en voz baja.

Here's a simple song.
Won't stop the rain from coming down,
or your heart from breaking.
Just a simple song.
Never gonna turn this day around,
stood the earth from shaking.

It's just a simple song.
Nothing right or wrong.

You can sing along if you want to.

Contenido oculto

si me disculpan, me voy a shorar de softness (?

also si quieren pueden postear directamente en la cafetería o algo así

 

Satoko Shichimiya

Aquella chica parecía compartir clase con Yukie y, sorprendentemente, daba la sensación de que habían encajado bastante bien así que me fui tranquila a mi clase. Yukie estaba haciendo amigos, ¿verdad? A su ritmo y con dificultad, pero era un gran avance. El club de cocina había ayudado mucho, estaba segura de ello.

Al terminar las clases, tardé un poco en recoger. La ropa ya se me había secado, por suerte, pero la lluvia seguía repiqueteando contra la ventana y eso siempre me daba mucha somnolencia.

Cuando al fin conseguí salir al pasillo, decidí ir al baño antes de reunirme con Yukie, para refrescarme el rostro e intentar quitarme el sueño que de repente se había apoderado mí. Estando en ello, sin embargo, escuché un sonido que captó mi atención.

Un sollozo.

Me giré, con evidente preocupación en mi rostro, y busqué el cubículo de baño de donde el ruido venía. No fue difícil de localizar y me acerqué en cuanto lo hice, agachándome para intentar ver a través de la rendija inferior.

—¿Hay... hay alguien ahí?

Contenido oculto

Hold my softness

 

Satoko Shichimiya

Sí, definitivamente había alguien dentro y alguien que no debía estar pasándolo nada bien.

Hice un mohín al escucharla, en un claro gesto infantil, y negué con la cabeza aunque la chica no pudiese verme. Acabé por dejarme caer por completo en el suelo, sentándome sobre el mismo y con la espalda apoyada sobre la puerta del baño.

—¿Eh~? Mira que soy muy torpe pero ni siquiera yo podría dejarte sola viendo que lo estás pasando tan mal, está claro —respondí, con una ligera sonrisa aún sabiendo que nadie la vería.

Dejé las manos sobre mi regazo entonces y miré hacia el techo.

>>Ah, pero supongo que es raro que una extraña haga eso, ¿no? Así que... me llamo Satoko Shichimiya, un placer~

Contenido oculto

Yo ya ni recuerdo se conocieron cuando lo de Yukie so yo que sé (?

 

Satoko Shichimiya

Bingo. Tal y como había sospechado, la chica no quería realmente que me fuese. ¡Bien visto, Satoko!

La escuché hablar después de mi presentación e inevitablemente sentí como mis mejillas se sonrojaban tras sus última palabras. Ah, de verdad que no era el momento para eso, eh. Me llevé rápidamente las manos a las mejillas y las golpeé ligeramente, controlando así mis reacciones.

—Vaya, me has pillado por completo, Gardner-chan~

Afortunadamente, fui capaz de calmarme lo suficiente para poder seguir la conversación con normalidad.

>>Gracias~ Tú también debes ser una buena chica, aceptando hablar conmigo~ Rachel Gardner... ¡Oye! Tu nombre suena guay, ¿de dónde eres?

Contenido oculto

Demasiada softness en todos lados, i may cry

 

Satoko Shichimiya

—¿Oh~? ¿Canter... bury? —seguramente había pronunciado eso mal, pero no importaba—. Qué guay~ ¿Y dices que parece sacado de un libro? Jo, suena genial, ojalá pudiese visitarlo algún día. Hey, Gardner-chan, si alguno vez lo visito, ¿me enseñarías los sitios más bonitos?

¿Y esas confianzas? Bueno, nunca había tenido demasiado problema por acercarme a la gente y ser una confianzuda rápidamente. Eso había hecho que acabase siendo amigas de Yukie a pesar de su timidez.

>>¿Yo? Síp, he nacido y me he criado en Japón~ Nunca he salido del país, ¡ni siquiera en vacaciones! Pero estoy segura que en un futuro podré visitar muchos sitios bonitos como tu ciudad, mhm. ¡Y sí, soy de primero! Que pena que no estemos en la misma clase...

Contenido oculto

Flashback del General Prologue de The Canterbury Tales, omg (?)

 

"El mundo solucionaría una gran parte de sus problemas sin apenas darse cuenta."

Bleke sonrió mientras tomaban las escaleras que los llevarían al primer piso. Ojalá las cosas fueran tan fáciles, en verdad. Ojalá bastara con sueños transparentes y voluntades nobles para cambiar el mundo. Era muy inocente por parte de Shawn, pero esa inocencia era justamente algo de lo que Bleke buscaba: presentar una propuesta sólida, convocar a las personas correctas que le ayudaran a rellenar sus huecos. Armar el rompecabezas, acomodar los engranajes para que, cuando activara el circuito, todo fluyera orgánicamente.

Bleke Middel no poseía una gota de inocencia, había renunciado a ella hacía mucho tiempo, pero no desestimaba su importancia. Puede que los sueños transparentes no fueran suficiente pero sí eran parte necesaria del motor para cambiar el mundo; en eso, Amery tenía razón.

Volvió la mirada hacia él al oír sus preguntas; lucía algo sorprendida pues, a decir verdad, una parte de ella había asumido que aquella interacción sería más una entrevista que otra cosa. Shawn poseía una gran naturalidad para conversar, ¿verdad? Debería habérselo visto venir.

La gente no solía preguntarle cosas.

—La sangre fresca siempre es revitalizante, ¿verdad? —Ensanchó su sonrisa—. Yo estoy en el club de lectura desde primer año, y realmente... no he salido de ahí. Pero creo que ya es hora de que lo haga. Me pasé demasiado tiempo observando.

Un atisbo de expectativa, anidado en su pecho, había ido mermando a medida que hablaba sobre su falta de interés con respecto al consejo... hasta lo último que dijo. Bleke se detuvo, para girarse hacia él y verlo directamente a los ojos. Poseían, de cierta forma, un tono similar de azul, pero la mirada de Shawn estaba colmada de tibieza y frescura. Era un cielo despejado de primavera, no como su gélido hielo.

¿No estaba, acaso, intentando derretirlo? No tenía idea.

—Amery-senpai —lo llamó, para captar por completo su atención aunque ya contara con ella—. Sé que estás en tu tercer año, que lideras dos clubes y que, cuando quieras notarlo, los exámenes de admisión estarán a la vuelta de la esquina. Sé cuán poco tiempo te queda en esta Academia, pero ¿no te gustaría dejar un grano de arena? Puede que sea pequeño, insignificante, pero si logramos inspirar lo suficiente a los demás, nuestros granos de arena pueden convertirse en un castillo. El trabajo en equipo no sólo depende de nosotros, puede propagarse a lo largo del tiempo. Podemos marcar un camino y confiar en la voluntad de quienes nos sucedan. Es, si me preguntas, la tarea más noble que conozco.

Se permitió un momento para sonreír y echarle un vistazo a los estudiantes que iban y venían por el pasillo.

—Me gustaría tenerte conmigo en el Consejo estudiantil, senpai. Hay mucho que desconozco de ti pero es mi... apuesta, se podría decir. Creo que eres una persona amable, carismática y servicial, que busca impulsar aquello a lo que pertenece y convertirlo en la mejor versión que pueda ser. Además, te mueves con frecuencia en los ámbitos deportivos de la Academia y es algo donde, debo reconocer, jamás me involucré. Creo que podrías ayudarme mucho.

Ah, había hablado mucho. No estaba acostumbrada. Cerró los ojos un instante e inclinó la cabeza frente a Shawn, respetuosa.

—¿Qué dices, senpai? ¿Te gustaría unirte a mí en las elecciones?

 

Satoko Shichimiya

Escuchar aquella carcajada me hizo soltar un suspiro lleno de alivio. ¿Lo estaba consiguiendo? ¿La estaba animando con aquella conversación tan tonta? Parecía ser el caso, menos mal...

Di un pequeño respingo, sin embargo, cuando escuché sus últimas palabras y me incorporé con rapidez. Por supuesto, estuve a punto de caerme en el proceso pero la suerte me sonrió y pude evitarlo. ¡Yey! Satoko 1: Gravedad... bueno, dejémoslo así.

—¡Listo, Gardner-chan! —exclamé, contenta, mientras me limpiaba la falda, esperándola.

 

Satoko Shichimiya

Moví la mano, quitándole importancia al asunto, mientras le dedicaba una sonrisa. Me aparté también, para dejarle un acceso más fácil hacia el lavabo, girándome con las manos tras la espalda.

—Eres muy linda, Gardner-chan, es una pena que-

Mis palabras se vieron interrumpidas por el grito de la chica, pero lo que fue peor es una voz claramente masculina se hizo presente entonces en el baño y mi cuerpo reaccionó de la manera más lógica: sonrojándose y haciéndome llevar las manos hacia delante para cubrirme... aun cuando iba con el uniforme puesto.

Observé el intercambio entre los dos sin poder ocultar la vergüenza y sin ser capaz de intervenir pero... cuando el chico se fue y escuché aquella risa por parte de la rubia, mi cuerpo se destensó finalmente y un par de carcajadas escaparon de mis labios igual.

¿Qué...? Aquello parecía algo que solo ocurría en los animes que me veía.

Suspiré, con cierto alivio, y me llevé la mano a la cabeza, rascándome la misma aún con una sonrisa de circunstancias.

>>Ah, está bien, no te preocupes Gardner-chan. Eso fue... ¿divertido? —otra risilla nerviosa—. ¿Es tu amigo? Parecía preocupado de verdad, qué lindo~

 

Cuando alcanzó el pasillo se dio cuenta que no tenía idea adónde podría ir con Violet, precisamente en ese día de lluvia que toda la Academia estaba encerrada en el edificio. Vio hacia ambos lados y, algo dubitativa, enfiló hacia los baños. Había dos chicas cerca de la entrada, pero parecían dispuestas a irse así que lo tomó de todas maneras. Por lo demás, estaban vacíos. El repiquetear de la lluvia hacía un eco extraño, como el sonido del viento en terrenos vastos, por sobre el silencio que las rodeaba.

—Estamos en los baños —informó en voz baja, casi un susurro, y su voz rebotó entre las paredes—. No hay nadie.

Se detuvo junto a los lavabos, cerca de la ventana, y cuando soltó la muñeca de Violet la enfrentó. Sus manos permanecieron suspendidas en el aire, algo trémulas, sin decidirse muy bien por dónde empezar. No estaba segura, no estaba segura de nada, pero inició. Buscó la caída natural de su cabello corto, similar al propio, y fue colando sus dedos entre las hebras para ordenarlas con la mayor precaución del mundo; no quería causarle ni una gota de daño. Era suave, prácticamente se le resbalaba, y al moverlo emanaba un agradable aroma a shampoo. Contuvo un suspiro pesado.

Frágil.

Depositó las manos sobre sus hombros un momento, mientras decidía su próxima acción, y le acomodó la blusa del uniforme. Enderezó la camisa, la estiró un poco para remover arrugas, y le quitó el lazo por completo para atarlo desde cero. Estaba enfocada en su tarea cuando las palabras se deslizaron fuera de su boca.

—¿Qué ocurrió, Balaam-san?

Mierda.

Retrocedió un paso para inspeccionarla mejor. Se agachó un momento para quitarle algo de suciedad que llevaba en las rodillas, y lo mismo hizo en los codos de la chaqueta. Tenía polvo encima, como si se hubiera tropezado, pero su estado emocional no parecía indicar eso.

¿Qué te hicieron?

¿Bullying? Era muy probable, la gente era muy cruel usualmente con aquello que es diferente y, por encima de todo, Violet era nueva. Ciega, transferida, pequeña y frágil. Carne de cañón.

Siguió acomodando su ropa aunque ya no hubiera realmente nada que acomodar, porque mantener sus manos sobre ella le confería tranquilidad y quizá, sólo quizá, significara lo mismo para Violet. Puede que otra persona hubiera sido mejor que ella, alguien como Jez, capaz de empatizar con creces, abrazarla y confortarla desde el cariño más puro y cálido del mundo.

Sí, había muchas personas mejores que ella para esa tarea. Así y todo, ahí estaba.

Otra vez.

 

Satoko Shichimiya

Me llevé una mano a la mejilla, sonriendo ligeramente.

—Mi mejor amiga también es un manojo de nervios, pero es buena chica~ Y creo que tienes razón, parece buena persona.

Asentí un par de veces con la cabeza, convencida, antes de bajar la mano y entrelazarla a la otra detrás de mi espalda. Lo había dicho, ¿verdad? Se veía genuinamente preocupado e incluso había entrado al baño de chicas, con todo el pudor, para ver como estaba. Nadie malo haría eso, ¿no? Aunque, por mi parte, siempre había pecado de ser demasiado confiada con la gente y esperar siempre lo mejor.

Sentí de nuevo como me sonrojaba al escuchar aquello pero rápidamente lo deseché y me giré hacia ella.

>>Gracias, gracias, Gardner-chan~ La amistad que un baño haya unido, no lo separa ya nadie, ¿eh? —bromeé, comenzando a caminar hasta alcanzarla junto a la puerta.

Vaya, se me había pasado rápido el receso. No había podido buscar a Yukie pero esperaba que estuviese bien, ¡seguro que se alegraba por saber que había hecho una nueva amiga! Tendría que presentársela en algún momento, seguro que se llevaban bien.

>>Shirai-kun... dices que no está en tu clase, ¿no? Quizás esté en la mía y no me haya fijado, ¿no sería gracioso? Pero solo confirmaría aún más lo torpe que soy, qué mal...

Contenido oculto

Esta es una amistad que hasta ahora no sabía que necesitaba