Interior Pasillo (Planta baja)

Contenido oculto: BUDA

Inhale hondo, inflando y sacando pecho en cuanto una voz llamó a mí nombre. Solté el aire con algo más de brusquedad, destensándome y bueno, el leve gruñido casi salió por inercia. Como un jodido gato, ¿no? Volteé a verlo de reojo y mi cuerpo fluyó en cuanto noté que si se dirigía a mí.

Frente a frente, cara a cara mis ojos azules de apariencia apática conectaron con los suyos. La verdad es que, aunque no lo vi, sí que lo había escuchado llegar y detenerse. No por nada me molestaban con lo de tener ojos en la nuca.

—Hnmm —solté suave, aunque la gravedad de mis sonidos se mantenían. Escuadriñé sus ámbar, ambivalente, estar cagado de sueño también ayudaba a mantener esa fachada de desinteresado promedio, supongo—. ¿Y tu nombre, chico? —cuestioné desde mi posición.

Ni puta idea de que era un senpai, claro: Yo vivía en mi mundo.

 

Sí mis ojos se habían relajados, los volví a entornar en cuanto me soltó su nombre. ¿Japonés? Hablaba como japonés, al menos. Inhale hondo otra vez, llenándome el pecho, pero en vez de mantenerme erguido me enrosque, encorvé la espalda alta. Casi y quedaba a su altura, supongo, con las piernas algo flexionadas por mera pereza.

Lo recorrí de pies a cabeza, ¿juzgandolo? Si, y ya empezamos mal por la chaqueta esa que se llevaba.

—Hmmm —solté mirándolo a los ojos, mientras me acariciaba con una mano los cabellos de la nuca, ambivalente aún.

Otra vez un leve suspiro por la nariz y me erguí como correspondía. Le ofrecí mi mano, extendida.

—Nakagawa Yashihiro —solté todavía monócorde—, un gusto. Y somos dos en el club.

 

Ayame Sabaku


Se encontraba caminando a paso calmo por el lugar cruzada de brazos y mofletes hinchados, estaba hastiada de vivir según ella en una especie de comedia manga, nadie pero absolutamente nadie cruzaría en su mente la vaga idea de más de tres intentos de ir a un día de clases y presentarse como una alumna normal...claro en lo que cambia el término para la excéntrica pelirroja.

—Jo que sucederá está vez, ¿Que algún chico muera de vergüenza por guiñarle un ojo? ¡A este paso pasar apuntes sera una jodida eternidad!

La chica ahora portaba un simple portafolio negro de lujo pero adornado con Tanukis y Shukakus, en lugar de su mochila Ichibi. Eso era el leve castigo por incursionar en travesuras como solía hacerlo.

—No es mi culpa si Ren es un llorón al no soportar mis bocadillos especiales— vocifero con energía, pero un chiton de algún lado le obligó a bajar su volumen.

—Y bien Misa-chan...creo que esta vez la academia Sakura deberá prepararse si quieren conocer la verdadera energía de una tormenta desértica.

>>¿Crees que estén listos?

Misato Aoyama

Al lado de la chica la joven Misato reía apenada por la tempestad andante que tenía por vecina y amiga, solo ella podía aguantar los arranques de Sabaku. Aunque fuesen polo opuestos; caras distintas de una misma moneda.

—Venga Ayame, creo que debemos apresurarnos s-si queremos llegar a última hora... además recuerda traer alimentos sanos...los Onigiri te harán bien.

—Esta bien mamá arrojó todas las golosinas al basurero—respondio Ayame con molestia y frustración.

—levanta ese ánimo, Ren estará sano como una manzana en pocos días, no creo que el desee verte con tal tristeza.

—ja el estuviese feliz de verme en el baño todo el maldito dia.

Que remedio...Aoyama solo se limitó a sonreír por su amiga, con la esperanza de no tener que ver algunas de sus travesuras arruinar su ingreso a la academia. Y como reza un viejo adagio la tercera sería la vencida, sobre todo en el caso de Ayame.

Oreki Tojo

Sin detener su andar un chico rubio escrutaba con mirada soñadora cada rincón de la academia, su mirada Infantil pero vivaz contrastaba con una barra de dulce la cual devoraba con gran apetito.

—mmm...es una academia de lujo—se detuvo a cerrar sus ojos cruzado de brazos— su cafetería....¡Debía ser digna de los dioses!—exclamo sin mucho escándalo y puño cerrado, no quería llamar la atención no de momento hasta que alguien con problemas en la cocina le solicite ayuda

Oreki dio un último bocado, tal vez no estuviese bien visto comer en el pasillo por lo cual había entrado a solo dos mordidas para finalizar— todo parece que valió la pena pedir la transferencia....uh..aunque la cafetería tendrá la última palabra. ¿Que sorpresas podría encontrar en su estadía en la nueva academia?

 

Por mi parte ejercí la suficiente fuerza para que fuera un apretón, pero estaba lejos de buscar dañarle o algo, aunque supongo que para eso existían los apretones; igualar fuerzas, ¿sería más blando, se amoldaría o tenzaría más fuerte? Mis ojos se entornaban cada vez que una idea nueva llegaba a mi mente, para que a los pocos segundos volviera a la pereza habitual. Me llevé la mano al bolsillo, mirándolo aún erguido como correspondía, ya por respeto más que otra cosa.

—Mason-senpai y yo —respondí con tranquilidad y mi voz sonó con la suavidad común, a pesar de la seriedad en mi rostro.

Y ni idea, tal vez esa necesidad de... ¿cuidar? ¿Comprobar que la gente estuviera bien? Vete a saber tú por qué hice lo que hice, pero cosa es que cerré los ojos y ladeé la cabeza de manera casi imperceptible, aunque mi cabello si siguió el movimiento, y a la par le brindé una sonrisa sutil.

>>¿Nervioso, senpai? —pregunté con cautela, pero sin ningún nervio a la vista. Volteé a ver algún punto muerto en la pared, arqueando las cejas en un gesto algo cohibido, pero aún sonriente y, según mi perspectiva, más relajado que él—. No te sientas mal sí es el caso, es más común de lo que solemos admitir.

Tras eso y esperar alguna respuesta, volteé a verlo de manera más relajada aún sí es siquiera factible. Eso sí, la seriedad encima que nunca se me quitaba del todo volvía a estar presente.

>>¿Te interesa el Club, o qué pasa?

Y a los pocos segundos, por una estúpida idea en mi cabeza, una sonrisa socarrona adornó mis labios, mirada entornada encima de él.

No podía ser cierto, ¿verdad?

—Je —solté bajo y al segundo monosílabo tuve que taparme la boca, para luego pasar una mano por mi vientre, encorvándome esta vez de verdad, agachando la cabeza a un punto que quede por debajo de la suya.

>>Jejejej... jaja —solté super despacio y entre cortado, para luego erguirme nuevamente, limpiando un par de lágrimas con el dedo índice de la mano derecha.

Me iba a acribillar con la mirada, ¿no? Mierda, tal vez ya perdí a un postulante.

Bueno, no importa.​

—Lo siento, senpai —dije una vez conseguí tener un poco de compostura de vuelta, hundí las manos en mis bolsillos otra vez, arqueando mi espalda tal gato mientras, algo cabizbajo. Después volvi a observar un punto muerto a mi lado izquierdo. Seguía sonriendo, pero el sonrojo horrible delataba mi vergüenza.

Ya luego me arrepentiría por está tornería.

>>Es que... pensé una cosa demasiado estúpida... —proseguí con calma, para luego volver a erguirme con lentitud, otra vez espalda recta, aunque esta vez mi visión se perdió en algún lado más allá de su cabeza—. Lo siento en verdad... soy estúpido.

Y bueno, podía deprimirme y averognzarme todo lo que quisiera, pero ya andaba yo observando cada jodido rincon sin siquiera ser consciente. Al terminar mi rápido análisis sobre el trío recién llegado, los cuales pasaron de nosotros, devolví mi vista seria hacia Dunn.

 

Sin perder mi serenidad, alcé las cejas con lentitud expresando mi sorpresa, devolviendo la mano a mi bolsillo también. La pequeña "o" formada por mis labios era casi imperceptible, pero estaba. Solté una risa suave, algo rítmica, en cuanto pasó de inmediato a preguntar otra cosa del Club, sin siquiera dejarme comentar algo al respecto, cosa que otra vez me hizo ladear la cabeza; como sí esta me pesara un montón...

Bueno, tal vez sí que me pesaba un poco. Sin perder nunca la sutil curvatura de labios, y las cejas expresando lo cohibido que era en el fondo, seguí hablando con calma y paciencia a ojos cerrados. ¿Se notaba? Estaba alegre.

—Curioso —respondí, fue lo primero que ataje de todas las ideas que revoloteaban en mi cabeza. Volví a colocar la cabeza como sí un clavo recto fuera, mirándolo cada vez más confiando, aunque no por eso mi mirada dejaría de estar cansada. Así eran mis ojos—. Te vez entusiasmado, eso me gusta.

Volteé a ver el afiche desde mi posición, soltando está vez un "Hnm" que se podía considerar hasta alegre y animado, pero no dejaba de ser sutil. Luego volví a sostener su mirada, entornándo la mía y con una sonrisa tranquila más amplia...

Joder, me estaba emocionando, ¿no? El Club de Radio era mi pasión al fin y al cabo.

—Has una lista con tus intereses y objetivos, deseos y anhelos, que te animaron a preguntar por el Club—. Volví a cerrar los ojos, dándole una sonrisa más apaciguada, aunque también más amable, otra vez con la cabeza ladeada—. Una vez la tengas, ya sea en celular o escrita, me vas a buscar a la sala multimedia.

Otra vez ojos abiertos, postura correcta y relajada.

>>Sí no estoy ahí, estaría en la biblioteca—. Otra sonrisa a ojos cerrados, más nerviosa; hablé tras soltar una risita apenas audible que demostraba eso. El calor en mis mejillas también era inevitable, todo junto me llevó a acariciar los cabellos por sobre mi nuca, en un intento de tranquilizarme—. Sí no me encuentras en esos dos lados, dame por perdido u ocupado.

 

Liza White

El día de ayer fue un desastre de pies a cabeza. Las pruebas físicas se habían aplazado y cambiado de lugar tantas veces que, estúpida de mí, me llevé a lavar a casa el uniforme deportivo después de dejarlo en los casilleros varios días por si las moscas. Debía estar bien despistada para haberme perdido el insistente anuncio por megafonía, sin duda, pero lo hecho, hecho estaba. Tendría que pasarme a hablar con Yoshida-sensei más tarde, aunque lo más probable era que tuviera un cero asegurado.

Como si pudiera permitirme algo así.

Solté un suspiro pesado, con el asunto dando vueltas aún en mi cabeza mientras dejaba atrás los casilleros. Para bien o para mal, el tema de las extrañas invitaciones logró lanzar esa presión a un segundo plano, y contemplé con detenimiento el sobre decorado con una preciosa mariposa dorada en él. ¿Una... mascarada? Vaya ideas se montaban los alumnos de aquella academia, pero debía admitir que sabían atraer al público. No era como si tuviera demasiada gente con la que ir pero... eso podía cambiar allí, ¿no?

Guardé con cuidado la invitación en el bolsillo de mi falda, procurando no arrugarlo después de lo lindo que había quedado, y fue entonces cuando reparé en los afiches del tablón frente al que estaba pasando. Dos chicos parecían conversar acerca del aparente club de radio, y no pude evitar detener mis pasos no muy lejos de ellos, escuchando con disimulo las indicaciones del más alto sin querer incomodarlos.

Bueno, ¿no quería relacionarme un poco más con la gente? Ahí tenía mi oportunidad.

—Disculpad —llamé la atención de los chicos con suavidad, cuando el peliazul hubo terminado de hablar. Intercambié miradas entre el pelirrojo y él con una sonrisa fresca en los labios. Eran bastante lindos, ¿no?—. Espero que no haya límite de miembros, porque me gustaría intentarlo también~. ¿Te buscamos en el descanso entonces?

No parecía ser una inscripción demasiado pesada. Además, ser parte del club de radio no sonaba nada mal. Menos con una compañía como esa, ¿uh? Fui consciente entonces de que no me había presentado y me corregí al poco tiempo.

>>Soy Li... White Liza —Las normas japonesas aún se me trababan lo suyo, no iba a mentir. Amplié ligeramente mi sonrisa, curiosa—. ¿Con quién tendré el placer de compartir club?

Contenido oculto

Lo que hace no tener al novio muerto en este rol jsjsks

 

Contenido oculto: Love theory

Había que ver, si que era disperso y por eso mismo mi rendimiento en clases no era mejor, sí prestara atención con la misma habilidad que mis ojos y oídos respondían a cada estímulo, pues bueno; podría atender al menos a uno de los tres presentes como correspondía. Porque, efectivamente; Thornton-senpai y la chica del otro curso habían caído en mi plano análitico, y ahora mis ojos les brindaban una mirada más que efímera esporádicamente, pues el 60% de la atención reacía en Dunn. El siguiente 10% en las otras, otro 5% en el Club de teatro y l0 que me sobrara eran los instintos que me hacían ser un humano, no un robot pre-programado con cierta ansiedad social.

Vamos, que era un desastre con patas.

—Hnm— Le brindé una última sonrisa a Dunn Cayden, asintiendo con suavidad a ojos cerrados, luego volteé a ver a la castaña, con mis ojos cansados y sonrisa ambivalente, manos en los bolsillos; había escuchado sus zapatos dirigirse a nuestra ubicación antes de siquiera hablarnos. Sí no era suficiente con ojos en la nuca, también parecía que tenía antenas parabólicas por orejas, era terrible a mi pasiva manera.

Sentí la sangre subirme al rostro, avergonzado por clara presencia femenina, pero eso solo me hizo inflar el pecho al inhalar hondo; corrigiendo cualquier mala postura que pudiera haber tenido. Miré de reojo a Dunn cuando se presentó, después solté el aire con suavidad por la nariz cuando mis ojos se posaron sobre la albina, a la que le dediqué una sutil sonrisa a ojos cerrados como saludo, para al final posar mi atención sobre la tal White; ¿todo había sido por interés por las personas a mí alrededor? Era una verdad a medias; me llamaban la atención y era atento con los de mi alrededor, exactamente por no saber lidiar bien con ellos, siempre con un mínimo de ansiedad inicial que a ratos parecía que sería eterna.

Le extendí la mano a White, al igual que hice con Dunn; esta vez ladeé mucho la cabeza, brindándole una sonrisa entre placentera, extensa y apacible, apenas entornando mis ojos.

—Un placer, White-san —comenté y, en cuanto sujetó mi mano, cerré los ojos y hablé con más ánimos—, creo que te he visto en las pruebas físicas y tal —proseguí casual, para luego volver a incorporarme de manera vaga y encorvada; Thornton ya se había marchado como la sinuosa nieve que era. Yo nunca quité mis ojos de encima de la chiquilla, no mientras aún estábamos en fase de presentaciones. Mis manos ahora estaban resguardadas en mis bolsillos—. Parece que se te dan muy bien—. Y ahí volvía a cerrar los ojos, y solo ladeé la cabeza un poco, sonriente—, será un gusto tenerte con nosotros~

¿Qué diablos? Había que ver, el año pasado era un manojo de ansiedad y nervios y ahora soltaba con esa voz de jodido locutor, y de manera melodiosa, a una chica cualquiera que era un gusto.

Había que ver, Yashihiro; podía sonreír y mantener el velo de ambivalencia todo lo que quisiera, pero por dentro ya me estaba tironeando el pelo mientras gritaba, deseando se molerme a golpes o cachetadas, solo por no reflejar mi genuina antipatía en mis acciones.

Contenido oculto

Hitori Hygge Lo siento por la demora, aunque es medio irrelevante, pero en este caso es por que no noté que Hito respondió con Dunn XD

Ah, y Amane , Yashi le sonrió casual a Kashya uwu

 

Contenido oculto: Library Investigations

Era un sinvergüenza, ¿no? Podía ser pudoroso y me cohibía con facilidad, pero descaro y sinvergüenza eran los insultos que más coincidían conmigo y, por lo tanto, sí me llegaban más o menos me resbalaban sin mayores problemas: Sabía mis ventajas, desventajas; cosas buenas, malas; lo turbio, lo claro. Me conocía más que nadie, por eso mismo tenía la capacidad de deducir con facilidad los movimientos de otros... Bueno, eso y que me la pasaba todos los jodidos días observando los alrededores y a los otros, sí no era patinando o preparando cosas para el Club de Radio.

Solo vi un par de segundos la interacción de una rubia con Dunn-senpai, de reojo sin mover el rostro que encaraba a la señorita White; luego mis ojos con ambivalencia se posaron sobre Liza-san, para escuchar con falsa calma lo que tuviera que decir: No había rastro de alguna sonrisa cordial, se había esfumado junto a la sonrisa de la rubia, reflejando así en mi mirada el hastío real que me generaban cierto tipos de personas.

Inhalé hondo, inflando el pecho y todo, para después soltar un suspiro pesado y abatido, tras escuchar lo de Liza y antes que Dunn quisiera por lo menos marcharse, volteé hacia él; cuerpo contra cuerpo, mis ojos se posaron firmes contra los suyos. No había rastro de rabia, ni de enojo, ni pena, puede que se dedujera la molestia en cuanto mi ceño se frunció apenas escuché mis propias palabras.

—No deberías ser tan pasivo en esos casos, Dunn-senpai; terminarán aprovechándote de ti y, créeme, a los hombres no les hacen mucho caso cuando se trata sobre acoso físico.

Suspiré hastiado otra vez, removiéndome el flequillo con clara molestia.

>>Bueno, da igual —solté despacio desviando la mirada a un punto muerto, luego me volteé hacia Liza—, los siento, White-san, estoy de pésimo humor ahora, conversamos luego, ¿vale?

Dicho y hecho, me encaminé a un paso algo veloz, cabizbajo y huraño, hacia mi sala de clases.

Joder, de a poco iba recordando su cara, los rumores y demás: Welsh.

Que fastidio...

Y que puto asco.

​

Contenido oculto: Mi propia reacción

 

Liza White

Cayden Dunn y Yashihiro Nakagawa.

Asentí con cierto alivio hacia el pelirrojo, porque me ahorraba mucho permitiéndome llamarle como lo hacíamos en occidente. Me pareció un gesto bastante amable. De más estaba decir que me quedé un par de segundos extra observando al más alto, luego de escucharlo saludarme con aquella voz de locutor que se marcaba.

Mierda que entendía mejor ahora por qué su aficción por ese club, si me pasaría horas escuchando sus podcasts, por dios.

Saludé a Kash moviendo mi mano al verla pasar, y para cuando quise darme cuenta Cayden había sido asediado por una senpai. ¿Alisha se llamaba? Había pasado suficiente tiempo allí para oírla mencionar al menos. Observé el intercambio algo más seria, porque se notaba a leguas que no era un simple intercambio amistoso, y pude sentir la incomodidad del pobre chico hasta en mi piel.

Vaya espectáculos se montaba el Sakura, ¿no?

Relajé un poco mi gesto para poder despedirme de Yashihiro, asintiendo apenas a sus palabras, y me volví hacia Cayden dispuesta a hacer lo mismo. Al chiquillo se le notaba bien tenso después de toda esa mierda y aún así, a pesar de no ser de mi incumbencia, tuve la necesidad de añadir. Supongo que en un intento por dispersar el incómodo escenario o qué se yo.

—Si no tienes nada que hacer, ¿te parece si te busco en el receso? —pregunté, suave, tanteando un poco el terreno. Me llevé un mechón castaño tras la oreja antes de dar un paso atrás, en dirección a las escaleras—. Para entregarle las cosas y visitar la sala multimedia, ya sabes. No parece que sea un tipo fácil de encontrar.

Estuve por dar media vuelta pero giré sobre mis talones, con una pequeña sonrisa en los labios antes de añadir. Nakagawa había dicho senpai, ¿no?

>>¿Tercero entonces?

Contenido oculto

Que los poke babies sean amiwis dise ;-;

 

Bueno, se había callado al fin. Ya fuera para darme ilusiones que no sentía o porque le había atemorizado, que lo dudaba por su estúpida sonrisa inmutable, había conseguido silencio por espacio de unos minutos y logró hacerme centrar lo suficiente como para redireccionar mis pasos hacia la planta baja, y luego hacia el final del pasillo. Busqué con movimientos pesados un par de monedas y las introduje en la ranura cruzándome de brazos poco después.

Mira que la mañana había empezado relativamente bien con la conversación en el aula. ¿La academia sentía mi odio y me lo devolvía con más odio? ¿Era eso? Porque de verdad que no le veía otra explicación.

Cuando el jugo de naranja cayó lo abrí y me apoyé en la pared contigua, dándole un sorbo antes de echar un vistazo desinteresado a los alrededores. Volví mi atención hacia la odiosa criatura que me habían asignado, casi como si fuera un pollito que seguía hasta el fin del mundo a su madre o vete tú a saber, pero ganas de quitármelo de encima de una patada no me faltaban.

Lástima que necesitaba el título académico y tenía demasiados incidentes ya en mi expediente como para poder permitírmelo.

—So, planta baja. Tienes la cafetería, la biblioteca y demás mierdas que no uso —Por favor, si era una guía dedicada y todo, había que ver la emoción en mi voz. Le di otro sorbo al jugo—. Fuera están los patios, el invernadero y una casucha abandonada por ahí. ¿Alguna duda? ¿No? Pues seguimos.

Obviamente ni le dejé hablar, me despegué de la pared y empecé a recorrer las inmediaciones a paso desganado, mientras el tipo reparaba en las diferentes salas y demás. Definitivamente no iba a ir una por una, que se aguantase con lo que le había tocado.

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Reual Nathan Onyrian Tú me dices hacia dónde quieres dirigirte owo

 

En ningún momento esperó que la profesora Sachi fuera a dirigirse a ella de los demás estudiantes en cuestión, no convivía demasiado con los demás estudiantes, siempre sentada en su asiento con la mirada en sus apuntes adelantando trabajos o practicando su escritura para evitar posibles regaños de su familia si llegaban a ver algo que no les convencía, así que sí, no se sentía la más apta para eso y estaba completamente segura que su rostro había adoptado el mismo color de su cabello cuando se levantó de su asiento para aceptar lo que le estaban encomendando.

Y algo tan pequeño como eso pudo mantenerla nerviosa el resto de la clase pensando en recorridos que pudiera hacerle, qué cosa podría ser interesante de mostrar de la Academia para que su receso no fuera en vano.

Al terminar las clases, esperó en la puerta para esperar a su nueva compañera para poder bajar hacia el primer piso.

—Subaku-chan —saludó dando una pequeña reverencia tranquila con una sonrisa tímida en su rostro —, no soy la mejor dando recorridos pero pensé que pudiera mostrarte primero un lugar que dicen que es bastante bonito de la academia, personalmente no he estado allí pero podemos descubrirlo juntas, ¿qué te parece?

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Kuno Vizard