Interior Pasillo (Planta baja)

No creía que a ninguno nos importara lo suficiente el hecho de que esta mierda sonara a puto delirio de fiebre, o esas cosas que se piensan cuando uno se pasea entre la conciencia y la inconsciencia al saberse al borde de la muerte. No había que sumar ni restar nada, todas las sombras éramos iguales en los puntos vitales, suficiente para coincidir sin acabarnos como mucho. Por eso a algunos los grandes los elegíamos y otros, algo más tozudos quizás, pretendíamos zafarnos para seguir vagando como errantes.

Aún así no podíamos rechazar nuestra naturaleza.

Quizás en algún punto me sentara a buscar culpables o cómplices, esos que solo habían llegado para añadirle más tinta a mi oscuridad, pero no había demasiados de esos. Por fortuna o desgracia, todo el trabajo lo había hecho yo desde crío, no había necesitado empujones ni nada, si acaso teníamos los... Incidentes. Situaciones puntuales que habían servido para tensar cuerdas en el mal sentido, apretar la red hacia afuera y estirar los puntos de conexión. Uno acababa por acostumbrarse, a decir verdad.

Suficiente para que una paliza como la de Taito hace semanas no fuese ninguna sorpresa.

Mi respuesta le vino en gracia o fue lo que esperaba, la diferencia me era indiferente en realidad. La satisfacción que le noté fue suficiente para dejarme en mi lugar, revolcándome silenciosamente en mi propia estupidez, por mucho que cualquiera que pasara cerca de nosotros tuviese que cuestionarse si nos estábamos tirando los perros o a un pelo de empezar una revuelta por puro amor al arte, aunque puede que esa ambigüedad fuese lo que nos acabara ensanchando la sonrisa a los dos.

Si no acabaría por tomarle gusto a la serpiente esta y todo.

Su corrección me sacó una risa baja, me hizo vibrar el pecho y seguí balanceando la lata en lo que escuchaba semejante lección de vida. No le había quitado los ojos de encima al cabrón, pero en mi campo de visión parpadearon momentos particulares, desde la mierda con Balaam, la tarde que se me voló la pinza con Anna en el cuarto oscuro y la sangre tapándome las vías respiratorias en el callejón de Sugino.

Nunca nada era pura ganancia, claro.

Todo se me cobraba y con intereses.​

Era mi propia deuda.​

El imbécil retrocedió, no tenía mayor cosa que acotar así que una vez se aflojó la tensión en la cuerda que nos atravesaba alcé la mano para pegarle un trago a la soda. Se notaba que no iba a aceptarme el favor del almuerzo, por mucho que a mí me importase tres mierdas gastar unos yenes en su existencia, pero tampoco iba a rogarle. Las confirmaciones que necesitaba ya las tenía y de por sí tendría que seguirme viendo la cara en la clase.

—Bien —respondí regresando al tono plano de siempre—. Cuidado por ahí, Fujiwara. A esta escuela a veces le crecen dientes cuando viras una esquina~

La estupidez la había soltado cuando ya se había girado y yo hice lo mismo en dirección opuesta, hacia la cafetería. Podría haber ido a buscar a la gente del proyecto y tal, pero la verdad era que no se me apetecía en ese momento. Tenía la cabeza ocupada, claramente, y si no quería marcarme un Dunn más me valía tomar una decisión para reajustar las cosas antes de que se salieran de mis manos, así que saqué el móvil y abrí el chat con Anna.

Hey, love
Espero que te esté yendo muy bien con el proyecto y eso. Lamento haber estado algo perdido
Cuando te desocupes un poco podríamos almorzar o algo

Luego de haber enviado eso me quedé mirando mis propios mensajes unos segundos, sopesé el peso de lo que iba a soltar y luego de darle mil vueltas en menos de un minuto, volví a escribir. Una parte de mí prefería que lo supiera ya que solo dejárselo ir días después, como si nada, porque la verdad no era poca cosa. Si ya había visto a veinte de octubre debía tener un cacao mental en la cabeza con el asunto.

No te rompas mucho la cabeza, no sé si ya lo viste o no
Mandaron a Kakeru a mi clase, le di el famoso tour ese que se inventaron en esta escuela
Todo fue bien, no te preocupes

Otra pausa en mi spam de mensajes, otros segundos de reflexión.

Si necesitas algo me avisas, ¿sí? Ando por la planta baja

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puro relleno tres días después just cuz el pendejo no puede quedarse quieto del todo (?

 

Las clases de la tarde fueron más pesadas que nunca, y es que en lugar de calmarme, el porro que nos fumamos en la azotea terminó por incrementarme aun más las expectativas de lo íbamos a hacer por la noche. El cosquilleo de expectación me duró todo el camino, hasta que cruzamos la puerta de su apartamento y nos comimos las bocas con las jodidas ganas de dos personas que no se habían tocado en cientos de años, y a partir de ese instante tuve la absoluta certeza de que ibas a ser una noche que no olvidaría.

And most definitely, aquel polvo entró de cabeza al top de los tres mejores que había tenido nunca.

Si en algún momento existió la posibilidad de que me arrepintiese por todo lo que le habíamos hecho a la pobre Sasha, desde luego desapareció antes de meternos en la cama y mucho antes de despertarnos para desayunar. Quizás alguna vez tendríamos que pagar por todas las mierdas que hacíamos y entonces nos arrepentiríamos, o quizás no, quién sabía, pero en ese mismo momento lo único que sentía era el resquicio de adrenalina después de toda la movida que nos habíamos montado.

Y por la segunda parte de nuestro plan, claro~

Realmente era Joey quien se iba a encargar del trabajo sucio, que en esta ocasión venía siendo todo el trabajo de por sí, y como tal, yo simplemente me quedé a su lado atenta de que todo saliese cómo debía salir. Fue... estúpidamente fácil, sinceramente, y no pude evitar la risilla de incredulidad mientras hacía mi propio cambio de zapatos y me reunía de nuevo con el muchacho.

—For sure —sentencié, sin ninguna pizca de duda, y me encogí de hombros—. Lo que yo me pregunto es qué pasará con vuestro proyecto. ¿Tendrá también valor de presentarse en el club y hacer como si nada contigo ahí? Ah, it kills me to know~

La sombra de Arata se cernió sobre nosotros inmediatamente después, con tal brusquedad que fue imposible ignorarla aun si hubiésemos querido, y aunque solo me di cuenta de ello cuando Joey se alejó de mí para recibirlo, no hubo en mi expresión mayor cambio que delatase una posible sorpresa. Qué va, esa ira por su parte era la reacción más predecible posible, y era algo que tanto Joey como yo habíamos anticipado incluso sin hablarlo.

Para sorpresa de absolutamente nadie también, Arata se dirigió única y exclusivamente a Joey en todo momento, lo que por supuesto me ofendió y divirtió a partes iguales. A ver, ¿y por qué asumía este imbécil que todo había sido obra del chico y a mí me reducía a la simple "zorra que lo acompañaba"? No tenía manera alguna de saber qué mierdas había pasado en el club, así que simplemente estaba siendo un gilipollas integral al que me estaban entrando ganas de darle una patada en los huevos, incluso con todas las cámaras que nos rodeaban.

Para colmo, eso ni siquiera fue lo peor.

La bomba que decidió soltar antes de pretender alejarse no me afectó tanto como pudiese parecer, pero el presentimiento que tuve antes de que abriese la jodida boca me encendió todas las alertas. Cuando quise dirigirme a Joey para intentar llevármelo de ahí cuanto antes, me di cuenta de que había reaccionado demasiado tarde y solo pude ver su figura oscura abalanzándose sobre Arata.

>>Joey, don't... —intenté llamarlo, pero la voz se me había quedado atorada en la garganta y no fue más que un murmullo inútil.

Observé el intercambio estaqueada en mi sitio, incapaz de moverme hacia ellos e incapaz de deshacer el nudo que se me había plantado en el pecho. Quería a Joey como a nadie, pero no pensaba que las tuviese todas consigo si la cosa se les iba de las manos, y aunque sentí una ligera calidez extraña al pensar que aquella había sido una reacción en mi nombre, también me sentí terriblemente avergonzada.

Porque el alemán nunca me tenía que haber salvado de aquel parque.

Y solo seguía causándole problemas a la poca gente que me rodeaba.
​

El desprecio con el que miré a Arata cuando se alejó fue comparable al que sentí hacia el asqueroso que pegó a Aiden delante de mis ojos, y solo fui capaz de reaccionar cuando distinguí de nuevo la voz de Joey a mi lado. Le dediqué toda mi atención a partir de ese instante, pretendiendo ignorar lo máximo posible la presencia aun latente del otro imbécil, y caminé a su lado en silencio hasta que estuvimos a medio camino del pasillo de la planta baja y el del primer piso.

>>Joey —murmuré, en un hilo de voz, y busqué su mano con la mía sin pensarlo demasiado—. Are you... How... —pero, sinceramente, no sabía qué pretendía hacer ni qué decirle.

Acabé por soltarle la mano, dejando salir un suspiro al mismo tiempo, y me mordisqueé el labio inferior antes de apartar la mirada.

>>I'm really sorry —sentencié, sin saber muy bien por cual de todas las cagadas me estaba disculpando, e hice el amago de retomar el camino, frunciendo el ceño con algo de molestia renovada abriéndose paso entre todas las emociones—. That asshole. Solo está consiguiendo que tenga más ganas de joderle.

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wow, sorry, this was a fucking trip (?)

 

Esperé pacientemente a que la chica decidiese qué prefería hacer con el tour, si elegir una de mis opciones o incluso acabar proponiendo cualquier otra cosa que se le ocurriese, y finalmente renové la sonrisa amable cuando recibí su respuesta. Asentí con la cabeza, indicándole que estaba de acuerdo con lo que había escogido, y empecé a dirigir la marcha hacia el exterior del aula, sin pararme demasiado en ningún pasillo hasta alcanzar el de la planta baja.

—En las plantas de arriba están los aulas, baños, el despacho de la directora y la sala de los profesores y del consejo, además de algunos clubes... ¡y la enfermería! Pero casi todo lo interesante está abajo, la verdad —expliqué, a medida que íbamos bajando las escaleras hacia el objetivo que tenía en mente—. ¿Tienes algún hobby o algo que quieras aprender a hacer, Smith-san? Aquí tenemos un montón de clubes para apuntarte, si alguno te llama la atención~

Una vez alcanzada la planta baja, le fui señalando los lugares que iba considerando de más importancia: la biblioteca, la cafetería, el gimnasio con las duchas y el armario de enseres, el salón de actos y el dojo de Kendo.

>>Y fuera tenemos los dos patios, la piscina, un invernadero, ¡y hasta un observatorio! Así que... ¿algún sitio en concreto que te haya causado curiosidad?

 

No supe en qué momento había acabado metida en una reunión tan grande de personas en mitad del casillero cuando mi único objetivo habían sido Morgan y Abby, pero después de un rato supuse que no podía ser tan extraño teniendo en cuenta que la personalidad de la misma Abby. Qué va, lo cierto es que ni me esperé que los chicos acabasen calificando de amigos de Morgan y no de la otra muchacha, aunque me apenase admitir que aquello lo estaba juzgando en base a simples apariencias.

Después de la carrera que tuve que dar para no hacerlas esperar demasiado y la vergüenza inicial que sentí por tener a dos chicos presentes, más o menos logré calmarme lo suficiente para enterarme de sus nombres y corresponderles el saludo. No lo iba a negar, el abrazo de Abby logró hacer gran parte del trabajo también, pues se sentía bien ir conociendo a gente tan amable después de tanto tiempo en un país extraño.

Mi atención viró hacia Morgan no mucho después, cuando habló y empezó a caminar hacia el interior del pasillo, instándonos de esa manera a seguirla. Abby lo hizo al instante y yo me tomé un tiempo, el suficiente para despedirme de los muchachos con la mano y una sonrisa tímida, antes de hacer lo mismo.

—Avanzamos bastante durante el fin de semana —informé, una vez estuvimos algo más alejadas y tuvimos cierta tranquilidad entre nosotras—. En cuanto tengamos tu parte, Morgan, deberíamos poder acabar rápido... creo.

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Eun-bi: 1.5 puntos
Morgan:
Génesis: 0 puntos
Abby:
TOTAL:

 

Le presté atención cuando dijo que igual Gales seguía siendo bastante frío, pero no vi necesario contestarle y lo dejé ahí. Tampoco hice mayor cosa al sopesar la posibilidad de que hubiera mantenido sus ojos en mí cuando repasé la ventana. Fue cosa de la vista periférica, nada muy preciso, y preferí tomarlo como tal. No me incomodaba la atención ajena sobre mí, en especial de ciertas personas.

Todo lo contrario, de hecho.

Su propuesta me recordó la razón por la cual lo había buscado y sabía que quizá no fuera necesario, que Kenneth tenía pinta de ser un buen chico y dudaba que fuera a rechazarme, incluso sin asegurar ciertos... parámetros. Lo dudaba, pero no lo sabía, y ¿qué clase de plan desarrollaría uno sin pretender maximizar las probabilidades de éxito? Tampoco era nada demasiado terrible, apenas unos ajustes a la historia original.

Reflejé, pues, una sutil contrariedad ante su invitación, para finalmente renovar la sonrisa e incorporarme con cierta energía.

—Sure! I'll get the drinkies~

Lo esperé con las manos entrelazadas a la espalda y fui caminando con ligereza, casi como si rebotara unos pocos centímetros con cada paso. Al parecer no había visitado Oceanía y su último comentario me arrancó una risa breve.

—Ah, por supuesto, tour guide Sa-chan at your service! —Hice el saludo militar y relajé la postura casi de inmediato—. La primera recomendación es que te cuides de las arañas y los canguros. ¡Y los cocodrilos! ¡Y las serpientes!

Sabía que era un meme que todo en Australia intentaba matarte, pero también era bastante cierto. Personalmente nunca me había ocurrido de encontrar en medio de la sala una araña del tamaño de mi cara, pero sí que sabía de amigos. Fuimos bajando las escaleras hasta alcanzar la planta baja, donde me acerqué a la expendedora e introduje las monedas para él, dejándole el espacio para que eligiera.

—¿Qué tal el fin de semana?

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kenny boy: vayamos afuera
belu: yes my king at ur service *kneels*

also, drinkies ni siquiera es una palabra I KNOW pero los aussie tienen un montón de palabras like en su diminutivo y suena super cute so pega (???

 

No me fue muy difícil notar la contrariedad que Sasha pareció sentir ante mi propuesta, algo que inevitablemente logró despertar mi curiosidad al respecto. No creía haber dicho nada que pudiese provocarle aquella reacción, pero también era plenamente consciente de que había sido ella quien había venido a buscarme a clase, así que acabé por determinar que quizás aquello tuviese más que ver con el asunto que mis posibles acciones.

No comenté nada al respecto, pues, y simplemente ensanché mi sonrisa al ver que finalmente aceptaba la propuesta. La seguí hacia el pasillo, a paso tranquilo, y escuché su respuesta con la misma expresión calmada de siempre, solo rompiéndola para carcajearme ligeramente por la seguidilla de advertencias que me dejó caer por la fauna del lugar. Claro que había escuchado ya de esa broma-no-tan-broma de Australia, pero era justamente eso lo que más llamaba mi atención del país, curiosamente.

—Ah, quizás tenga que llevarte para protegerme, también —bromeé, deslizando la mirada en busca de sus ojos, y sonreí con un poquito más de ganas antes de volver a hablar—. Bodyguard Sasha~

Bajamos las escaleras sin necesidad de acelerar el ritmo, detalle que agradecía a pesar de que pudiese parecer una tontería ínfima, y permití que se adelantase a la máquina para introducir las monedas, acercándome yo después para seleccionar la bebida en cuestión. Tenía ganas de algo bastante sencillo, así que escogí un té verde y le dediqué una sonrisa agradecida a la muchacha tras recogerlo, pegándole la lata en la mejilla durante un segundo breve antes de separarme por completo.

>>Bien, bastante tranquilo —contesté sin más, dándole espacio para que escogiese también algo de la máquina—. Me llegó un paquete con algunas de mis cosas, así que estuve ordenando un poco eso. ¡Uno no se da cuenta de las cosas que tiene hasta que se muda, eh! ¿Y tú? ¿Qué sueles hacer por aquí en tu tiempo libre?

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ehe *le pone una coronita*

CUTIE LIKE YOU AJÁ

 

Obviamente no había visto el café ni sido considerado en mi ecuación de posibles desastres; la cual, dicho sea de paso, era bastante precaria. Que se hubiera salvado era, por ende, un milagro. Su mención repentina me hizo pestañear y mirar el casillero, comprendiendo el origen de la queja. ¿Me importó? ¡Obviamente no!

¡Había asuntos que nos apremiaban!

Pobre chico, no pobre café, cuando lo estrujé y busqué sus ojos me dio la ligera sensación de que había estado a medio pelo de tensar demasiado la cuerda. Por suerte, no pareció ser el caso y Cayden se quedó donde estaba; algo incómodo, quizá, pero se quedó. Además, no tardó nada en seguirme la corriente y con eso, Su Señoría, daba mi causa por concluida.

Asentí varias veces, efusiva, y nos giré a ambos un poquito para señalar hacia el tablón de anuncios.

—¡Sí, lo juro! —susurré—. Es rectangular y tiene algunas imágenes de Totoro, de un bosque y así.

Tenía la intención de seguir describiendo el anuncio, pero su mano se acercó a mi oreja y me callé, suponiendo que hablaría. Me quedé bien quieta, prestando atención a todo lo que me decía y reaccionando acorde. ¿Un fantasma colocador de anuncios? ¡No podía ser! ¿Qué clase de objetivo para la eternidad tan cutre y lamentable era ese? Aunque, si se alimentaba de nuestras ilusiones, tenía sentido que hubiera visto la noticia de un campamento, ¿cierto? ¡Y de Ghibli, ni más ni menos!

Cayden se alejó un poco de golpe, lo miré y detallé su seriedad. ¿Y si lo llevaba al tablón y... no había anuncio? ¿Qué haría, entonces?

—¿Perder? —murmuré, preocupada, y arrugué el ceño—. ¡No! ¡Juro que lo vi! Un fantasma de segunda jamás me engañaría. Además, Emi también lo vio y a ella no le gustan los campamentos, ¡así que no tiene sentido!

Con todo ese ímpetu, busqué su muñeca y lo jalé hasta el pasillo, donde estaba el tablón. Me había ahogado en mi propia tontería, porque sentí genuina satisfacción al ver el anuncio allí colgado y se me notó en la cara.

—¡Ja! Te dije. —Puse los brazos en jarra y lo miré, orgullosa—. Yo no estoy loca y tú no tienes que ir al oculista, todos ganamos. Menos el fantasma, claro.

 

En medio de la situación me había encargado de pillar el café con la mano libre, además de cerrar el casillero porque me estaba viendo venir que esta chica me iba a arrastrar en cualquier momento, así que quería evitarme la tarea de tener que regresar. Lo hice apenas a tiempo, pues pronto nos medio giró en dirección al tablón de anuncios y volqué la atención en eso, aunque balanceé suavemente la lata en la mano libre antes de seguir subido en la estupidez.

En mi defensa, ninguno de los dos era muy listo.

Me describió el anuncio, quizás pretendió continuar, pero yo me puse a susurrarle el cuento que acababa de inventarme del mismísimo aire y la otra reaccionó acorde a todas las idioteces que le estaba diciendo. Incluso cuando me separé de repente me dio la sensación de que la chica estaba allí debatiéndose qué haría si me llevaba al tablón y no había ni rastro de un anuncio.

Su reacción a lo de perder me arrancó una risa bastante liviana, de esas que parecían las de un mocoso, y después me llevé la mano al mentón cuando mencionó a Emily. Eso me descuadraba toda la historia, claro, pero las historias de fantasmas pocas veces eran coherentes hasta el final, al menos las de los fantasmas en las escuelas.

Cuando volví a bajar el brazo la otra encontró mi muñeca antes de que siquiera pudiera responderle y justo como había pensado, terminó arrastrándome hasta el tablón. El famoso anuncio, obviamente, estaba allí y Anna se había caído de lleno en el teatro así que se le notó en la cara que se daba por satisfecha al saber que no era un delirio fantasmal y yo contuve la risa esta vez, viéndola poner los brazos en jarra.

Me incliné un poco en su dirección, estiré el brazo y esta vez fui yo el que lo dejó sobre sus hombros, echándole también algo de mi peso encima por la pura gracia. A la vez le di un trago a la lata de café antes de decirle nada.

—Muy bien, a ti no te llevamos al psiquiátrico y yo no tengo que usar gafas. Un gran día de triunfos para el Dúo... Dúo, ¿tenemos un nombre? —La pregunta la hice más para mí mismo, pero al final lo dejé ir y busqué colarme en su campo de visión sin quitarle el brazo de los hombros—. Bueno si andas tan emocionada eso responde a mi pregunta, ¿no? Vas a ir e imagino que Em también, porque si no la Tanuki Society no estaría completa y eso es crimen internacional.

La verdad es que para ser Mr. Don't Touch Me ahora estaba demasiado confianzudo.

 

Cayden me echó un brazo sobre los hombros, gesto bastante atípico viniendo de él pero que en su momento no procesé como tal; estaba demasiado ocupada sintiéndome contenta por haber comprobado la existencia del anuncio, incluso si sabía perfectamente que nada de toda esa conversación era cierto. Su mención del dúo dúo me hizo arrugar el ceño, pensativa. No, no teníamos ningún nombre, de eso estaba segurísima; aunque no significaba que no pudiéramos tenerlo, ¿cierto? Iba a necesitar darle vueltas un rato más, de todos modos. ¡La creatividad humana conocía límites!

Lo miré a los ojos cuando noté que se colaba en mi campo de visión y pestañeé, recuperando la sonrisa alegre. Asentí un par de veces, emocionada.

—¡Por supuestísimo! A Em no le hacía mucha gracia, pero a Kakeru tampoco y con mini Ishi los convencimos en la módica suma de cinco minutos.

Solté una risilla, fue pura y exclusivamente de orgullo y, sin pensarlo demasiado, busqué su mano que colgaba de mis hombros para, a su vez, colgarme de ella. Empecé a caminar hacia las escaleras, a ritmo muy tranquilo y hasta oscilante.

—A Ko también le emociona mucho el campamento, aunque bueno, eso ya debes saberl- ¡Ah!

Me congelé de repente, quedé genuinamente tiesa y bajé la mirada a mis pies. ¡No me había cambiado los zapatos! Dios, Dios, Dios, qué idiota. Miré a Cayden, en el movimiento advertí a un profesor sobre el fondo del pasillo y básicamente puse al muchacho de escudo. No sabía si me regañarían o enviarían a dirección por haber ingresado a la escuela con calzado inapropiado, ¡pero ya me había comido una sanción y no planeaba averiguarlo!

—Tengo que esperar a que se dé la vuelta para volver —susurré, aún sujetando al pobre chico de la camisa, como si de repente estuviéramos en una misión de vida o muerte.

 

Sabía lo extraño de mi propio comportamiento con eso de ser yo el que le echara el brazo encima a ella, pero fuentes de confianza podían confirmar que bastaba un evento, una suerte de momento de inflexión para que pasara de ser un loco de espacio personal a uno confianzudo de cuidado. Con plena conciencia de eso, ni siquiera pensé lo que estaba haciendo y al encontrar el cuerpo ajeno no me tensé un pelo.

Me di cuenta que lo de que no teníamos un nombre le quedó dando vueltas, no era que fuésemos a inventarnos nada justo en ese momento, pero al menos quedaba la espina para alguna estupidez futura. Total estaba comprobado que usábamos la neurona para puras mierdas, así que no debería ser demasiado difícil.

En cualquier caso, que asintiera tan ilusionada a mí pregunta me arrancó una sonrisa bastante suave, de genuina ternura y la estrujé un poquito. En medio de eso y su siguiente oración la tonta buscó la mano que colgaba de su hombro, se colgó de allí y yo la dejé ser. En mi cabeza tenía por asumido que Ko le emocionaba una cosa de esas y por rebote iría, pero que la otra lo dijera me iluminó el semblante y quedé expuesto que te cagas, aunque para mi fortuna a ella pronto se distrajo en otra cosa.

—Lo di un poco por asumid-

Noté que se había quedado congelada, así que estuve a un pelo de retroceder pensando que quizás era mi culpa por andar de pesado, pero la vi bajar la vista a sus pies y entendí que la muy tonta me había caído encima antes de hacer nada más. Me miró y solo hasta que me puso de escudo humano fue que noté al profesor del que se estaba escondiendo.

—Siempre he pensado que moriría o mataría por mis amigos, ¿sabes? Pero no era esto a lo que me refería —susurré sin moverme de donde ella me había dejado, hundiendo la manos libre en el bolsillo, y le eché algo de peso encima por la pura gracia aprovechando que me tenía sujeto todavía—. Y esto de escudarse con el escupitajo de dragón tampoco tiene muy buena pinta, es como esconderse con un letrero de neón en la cabeza.

Me pareció que el profesor le daba una repasada general al pasillo con la vista o fue mi paranoia, pero de todas formas ajusté la posición de la forma más discreta posible para cubrir a Anna. Cuando sentí que ya no tenía ojos encima volví a hablarle.

—Ya, ya. A ver, en el primer segundo que se voltee te mueves, ¿oyes? Tú adelante, así si vuelve a mirar te sigo cubriendo y cualquier cosa, no sé, ¿corro en el pasillo y me como la advertencia? Ah, mi récord de estudiante perfecto, qué dolor. —Me quejé pero se notaba que estaba bromeando—. Como sea, ese es el plan maestro. No podemos fallar.

Espera, ¿desde cuándo sí era una misión de vida o muerte?

 

—Qué noble —solté a un volumen similar al suyo cuando dijo que moriría o mataría por sus amigos.

Sonó bastante irónico, aunque lógicamente no cargaba ninguna malicia; si lo extendía, yo era el mismo tipo de imbécil. Estaba muy ocupada intentando espiar al profesor por encima de su hombro, pero sentí el peso que le echó a mis manos y lo miré. Su advertencia tenía cierto sentido y alcé la vista un poco más, a su cabello.

—Hmm, ¿dices? —Sonreí y le solté la camisa para quitarme los cascos del cuello, poniéndoselos a él—. Ahora está mejor.

Los auriculares, cabía destacar, poseían una mezcla de verdes, violetas y rosados que los volvían bastante reconocibles. Había quedado sonando la música en ellos desde antes y ni cuenta me había dado, así que cuando el profesor por fin se dio la vuelta y ambos supimos que era el momento, prácticamente me teletransporté del pasillo a los casilleros. Habrán sido cuatro metros, a ver, pero se sintió mucho más épico. Suspiré aliviada al saberme en terreno seguro y alcé el pulgar hacia Cayden antes de, por fin, ir a cambiarme los zapatos.

No quería dejarlo colgado mucho tiempo y sin darme cuenta había asumido que me esperaría, así que lo que encontré dentro del locker me pilló aún más desprevenida. Era un simple e inofensivo bento, pero se sintió bastante pesado; como una bofetada, quizá. Recogí la notita que tenía encima y exhalé por la nariz, comprobando mi primer e instintiva sospecha. La caligrafía era algo desprolija, sí, pero la entendí sin problema y volví a doblar el papel para chusmear el contenido del bento. Los pancakes tenían muy buena pinta, la verdad, y le arranqué la puntita al primero. Mientras masticaba, hundí ambas cosas en mi mochila, me cambié los zapatos a velocidad y cerré la casilla de un portazo. Bien podía haber sido el envión del apuro que llevaba.

O quizá no.

Cuando aparecí en el pasillo llevaba encima la sonrisa de siempre. Revisé sin motivo aparente si el profesor seguía allí y alcé la mano para que Cayden me la chocara.

—Misión cumplida~ —canturreé, orgullosa, y lo miré a consciencia—. Oye, ¿no quieres unos cascos así para tu cumple? Te ves super cute.

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Para pickear la canción, literalmente entré a spotify y le di a la reproducción aleatoria de una playlist con casi ochocientas canciones, y salió esta. It must be FATE or something

edit: tremenda pelotuda, no puse la canción. Es esta JAJAJA

 

Su comentario sonó un poco bastante irónico, pero ni siquiera me tomé la molestia de ofenderme porque ya daba por sentado que esta chica era el mismo tipo de estúpida que yo, ni más ni menos. De hecho era por eso que al final la había aceptado, cediendo a la idea de poner resistencia, y es que en lo que sea que palpitara en el centro de su pecho sonaba o se sentía parecido a lo que movía mis decisiones en sus mejores momentos.

La tontería esa de la llama hermana que sonaba a delirio de fiebre.

Noté que soltó mi camisa luego de la advertencia, estuve por preguntarle si pasaba algo pero antes de que alcanzara a hacerlo sentí que me colocaba sus cascos. La música había quedado sonando, así que la escuché y de alguna forma me aflojó el cuerpo, aunque no desatendí el panorama a la espera de la ventana que le permitiera a Anna escabullirse.

Contra todo pronóstico, la chica lo logró y alzó el pulgar hacia mí antes de desaparecer para cambiarse los zapatos, asumiendo que la esperaría. Había algo en esta mecánica que no dejaba de hacerme gracia, porque de repente las personas solo se hacían a la idea de que los iba a esperar incluso si no me lo pedían y no tenían ningún problema con eso, siendo honestos. Claro que a veces se me agotaba la paciencia y Arata, del que me había arrancado de golpe, podía decirlo.

En cualquier caso me quedé allí cambiando el peso de un pie al otro, bebiendo lo que restaba de la lata de café y sin preocuparme lo suficiente por el hecho de tener unos cascos así de coloridos encima, de hecho me distraje con la música que había quedado sonando, tarareándola por lo bajo. El punto es que entre una cosa y la otra no escuché el portazo de los casilleros, pero en su defecto no acababa de corresponderme.

No la esperé mucho, pronto apareció de nuevo, revisó por el profesor y después alzó la mano con intenciones de que la chocara, así que eso fue lo que hice. Le dediqué una sonrisa grandota, alcanzó a cerrarme los ojos y estaba relajando los gestos cuando soltó lo de los cascos, que me veía cute y algo de sangre me subió al rostro.

Arrugué la lata de café ya vacía, me dejé el metal en la mano izquierda y me quité los cascos despacio, para volver a ponérselos alrededor del cuello a ella con cierta delicadeza de la que no fui del todo consciente. No le había respondido todavía, pero me encogí de hombros sin mirarla de forma directa.

—Eso es un poco debatible, pero de todas formas tendría que esperarme al año que viene ya, cumplí años en enero —dije por fin, acomodándole el cabello para que no se le aplastara demasiado con los cascos y solo entonces volví a encontrar sus ojos—. Me gustó la canción que estaba sonando.

Mi propio comentario me sirvió para distraerme, pesqué el trozo de la letra que había estado oyendo y balanceé suavemente el cuerpo a su ritmo.

—I keep running from my shadow. Hide from the sun, I won't be found. Everywhere I go it follows —canté en voz baja, la estupidez me sacó una risa y le eché un vistazo al pasillo, buscando un tacho de basura para la lata—. Te vamos a poner de DJ en el campamento. En fin, ¿ahora sí estás lista? ¿No te falta nada? Una misión tan riesgosa no puede repetirse sin correr el riesgo de fracasar.

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leí post antes del edit y estaba muy confundida JAJAJAJA pero quiero decir que it iS FATE INDEED

my heart feels like fiiiiire said mansionair and i died

 

Uy, había soltado el cumplido sin pensarlo casi nada y no recordé que a veces Cayden hacía cortocircuito, como Emi. Noté sus mejillas coloreadas, pero no dije nada y, en definitiva, tampoco me arrepentí; aunque avergonzaran, los halagos siempre eran bonitos, ¿verdad? Arrugó la lata vacía y fruncí el ceño. ¿Ya había cumplido años? Eso complicaba las cosas.

—Bueno, entonces por tu grad- no, espera, eso es aún más tarde. ¿Navidad? ¡Falta mucho! ¡Me da ansiedad! —refunfuñé casi como una niña pequeña y luego suspiré, recuperando el tono casual, mientras me ponía los cascos en el cuello—. Da igual, ya me inventaré algo. ¡Aunque primero necesito dinero! Me gasté todos mis ahorros en una casita gigante para Berta.

Que aún no usaba mucho, valía la pena destacar, pero no perdía la esperanza. Había seguido hablando como una radio descompuesta, aunque ciertamente me sorprendió un poco que aún se mostrara tan confianzudo; por él, claro, a mí no me molestaba. Tras dejar los cascos en su lugar, se encargó del cabello y volví a recibir sus ojos en cuanto mencionó la canción.

—¿Sonaba algo? —murmuré, fue más para mí misma en lo que sacaba el móvil del bolsillo de la falda; apenas iba iniciando una canción, así que regresé a la anterior—. Ah, esta. Es linda, sí.

Y para seguir confirmando mi punto, se puso a puto cantar en medio del pasillo. Al principio no fui capaz de disimular la sorpresa, pero rápidamente sonreí y no dije nada, sólo me comí el numerito. Me picaron en la lengua todas las ganas de decirle, otra vez, que se veía bien cute, pero no quería volver a jugar con sus nervios.

—Todo en orden, Capitán —afirmé con un saludo militar, y me enganché de su brazo para arrastrarlo hacia las escaleras—. ¡Vamos, vamos, que se nos hace tarde! ¡Más rápido que el viento, Tiro al Blanco!

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y por acá también cierro con Anna <3

 

La verdad sea dicha, si de alguna manera fuese consciente del efecto que quizás estaba causando en Kou, haciéndole darse cuenta de que los pequeños placeres de la vida también tenían su gran valor en el día a día, seguramente me sentiría... ¿orgullosa? ¡Orgullosa sonaba bien, sí! Tanto de él, como de mí. Oye, creía firmemente que había que divertirse con todo lo que la vida pudiese ofrecer, por pequeño que fuese, y me alegraba mucho si Kou empezaba a verlo un poquito de esa manera también.

De todas formas, no tenía ni la más mínima idea, y nunca me había caracterizado por ser especialmente receptiva, así que todo el asunto pasó bastante por debajo del radar en mi caso. Mi atención tampoco era una cosa extraordinaria en situaciones cotidianas, por lo que todo el rollo del ascensor acabó ganándose mucho más espacio en mi cerebro cuando Kou nos desvió hacia allá. ¿Y acaso alguien podía culparme por ello, con lo bien que nos lo habíamos pasado siempre ahí dentro~?

Mi cuerpo se mantuvo relajado en todo momento, incluso cuando Kou se acercó hasta quedar a apenas unos centímetros del mismo, y acabé por enfatizar más la expresión de inocencia de mi rostro cuando me preguntó sobre si me estaba fallando la memoria.

—Solo he pedido que me lo refresques —empecé a justificar, bajando el tono de voz hasta equipararse al suyo, y seguí el camino que sus labios hicieron por encima de mi piel—. Los recuerdos están ahí, pero difusos... Ya sabes, demasiadas distracciones~

Podía ser que él hubiese hecho un esfuerzo por no besarme, pero yo no tenía ninguna intención de controlarme. Por eso mismo, cuando el timbre rebotó dentro del ascensor y las puertas se abrieron, no pude ni pretendí disimular el resoplido de clara molestia que se me escapó entre los labios. Me tuve que recobrar para seguirlo hacia el pasillo antes de que las puertas se me cerrasen en la cara, pero la frustración siguió latente hasta pasado un buen rato.

>>Uhm... —murmuré, recuperando relativamente el tono de normalidad después de ese rato—. El otro día vi que tenían una tarta de fresa con una pinta buenísima, así que seguramente me pida un trozo de eso. Tú puedes pedirte lo que quieras, pero... podríamos compartir la mía, si quieres. Yo te doy con la cucharita~

 

Ambos me confirmaron que habían llegado hacía poco al país, lo que me hizo asentir ligeramente con la cabeza a la vez que dejaba ver una pequeña mueca de labios; entendía mejor que nadie lo que era llegar nuevo a una escuela al mismo tiempo que tenías que acostumbrarte a todo un país y cultura diferente. Yo había tenido la suerte de contar con la familia de Satoko, aunque en su momento no fui lo suficientemente considerada como para pensar en lo afortunada que realmente era, y aun así todo se sintió difícil.

—Si necesitáis ayuda con cualquier cosa después del tour, podéis buscarme sin problema y quizás pueda hacer algo. Con la tarea, con algún compañero o cualquier otra cosa de la academia... haré loo que pueda —les ofrecí, con una sonrisa amable sobre los labios, y después mi atención viró hacia el muchacho al haber alzado la voz para decir algo—. ¡En la cafetería, claro! Vamos para allá, quizás hayamos tardado lo suficiente como para no pillar demasiada cola.

Les expliqué brevemente las zonas más importantes de la primera planta: los dos clubes que había y la enfermería (¡súper importante!), y luego los dirigí hacia la planta más baja. Allí era donde realmente estaba todo lo interesante, pero comprendí que posiblemente ambos tendrían hambre y, bueno, tampoco podía culparles por ello; así pues, me encaminé directamente hacia la cafetería.

>>Hay un montón de variedad de comida, es completamente absurdo. ¿Qué os vais a querer pedir?

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si alguno quiere, puede ir posteando en la cafetería directamente uwu