Pasillo (3º piso)

Altan desapareció por las escaleras, la verdad también me ponía mal verlo así, con los pasos de perro viejo apaleado y solo lo dejé ser. Si tenía suerte llegaba a la enfermería, se tomaba algo para la migraña y podía pegarse una siesta que seguro también le venía bien, así que no tenía mucho caso preocuparme por ello, ¿no?

Me quedé allí, apoyada en la ventana, escuchando la lluvia golpear el techo de la academia y pensé en, no sé, buscar a Laila para que me acompañase, hasta se me cruzó por el cerebro buscar a Joey pero entre una cosa y otra estaba super indecisa. Además que no creía que fuese justo para nadie tener que hacerme compañía porque estuviese con los ánimos por el piso por un poco de lluvia.

Estuve por decantarme por solo bajar, comprarme el té como le había dicho a Al e irme a la biblioteca sin más cuando me pareció que una persona se me acercaba. Si no me fallaba la neurona era la compañera de Laila, su compañera de proyecto de hecho, Dios, ¿me había dicho cómo se llamaba? Creía que sí.

A ver, a Jez, ¿Evans? ¿Alexandra? ¡Ethans!

Le dediqué una sonrisa cuando se acercó y la amplié un poco cuando terminó su pregunta, asintiendo con la cabeza.

—Lo estoy, sí —confirmé sin más, como siempre hacía—. Ah, eres compañera de clase de Laila, ¿verdad? Creo recordar que tu apellido era Ethans, perdona si me equivoco. ¡Me gusta tu pelo!

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shorando cuz le dijo que le gusta su pelo? yes that's me also jezzie u kinda gay

 

Su primera reacción corporal fue lo suficientemente clara como para tranquilizarme en primera instancia y, ya al escuchar su respuesta, me permití relajar bastante más la postura. Me erguí, eso sí, para poder mirarla de manera más cómoda y le correspondí a la sonrisa con una algo más suave.

Acabé alzando un poco las cejas al escuchar su respuesta, ciertamente sorprendida, pero rápidamente intenté recuperar la compostura y asentí con la cabeza para confirmarle que no estaba equivocada. Antes de que pudiese responderle de una manera más correcta, sin embargo, escuché su comentario sobre mi pelo y me distraje un poco de todo el tema, llevándome la mano hacia un par de mechones para mirarlos.

—¿En serio? ¡Muchas gracias! —exclamé, con algo de emoción que no solía mostrar—. ¡También el tuyo es muy lindo! Ah, ¡y el de Meyer-san!

Al fin y al cabo, era la primera vez que veía a personas con colores de cabello que... bueno, resultaban bastante llamativos, así como el mío. Sobre todo cuando les decías a los demás que sí, sorprendentemente, aquel era tu color natural. Ri decía que me envidiaba por tener un color tan bonito sin necesidad de teñírmelo, pero no era realmente tan fácil.

>>¿Eres su amiga? Sería una casualidad muy curiosa de ser el caso~

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Wow so soft already ;;

 

La noté relajar la postura y agradecí que por una locura no se me ocurriese decirle realmente cómo me sentía, que seguro a la pobrecilla la angustiaba más de lo que era necesario. Ahora al menos pudo quedarse tranquila, erguirse y regresarme la sonrisa, aunque igual el resto de mis palabras parecieron sorprenderla aunque acabó distrayéndose con el comentario del cabello.

Me respondió con emoción y me dio cierta ternura, para que mentirnos, no esperé que me regresara el cumplido ni por asomo así que algo de color me subió al rostro sin permiso, como era normal. Además con lo que me habían picado cuando llegué a Japón por el cabello me seguí tomando fuera de base cuando alguien decía algo bonito al respecto.

—Muchas gracias~ —Aproveché para asentir con la cabeza ante su pregunta—. Fue la primer amiga que hice cuando llegué a esta escuela de hecho y me contó por encima con quiénes tuvo que hacer el proyecto de clase~

Repasé el pasillo con la vista, pues porque sí, me pareció ver al amigo de Altan salir de su clase incluso y al final regresé la atención a Ethans.

—¿Tienes planes para el almuerzo? —pregunté pues porque sí—. Podemos pasar el receso juntas si quieres.

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yo: la verdad voy a descansar un rato y ya luego sigo respondiendo roles
gabi aventándome some softness: i think the fuck not

 

Mira que a mí me había sorprendido recibir su halago por el cabello y aun así ni de lejos se comparó a su reacción, que la chica hasta se sonrojó y todo cuando le devolví el piropo. Se me hizo bastante tierno, a decir verdad, pero no comenté nada al respecto y simplemente asentí con la cabeza cuando me agradeció por ello. Supongo que no había sido la única que lo había pasado mal por culpa de tener un color de pelo algo extravagante, ¿eh? Lo cual era una pena, porque con el tiempo me di cuenta de que en realidad era bonito tener algo así.

No comenté nada más sobre lo de Laila, no pensé que hiciese falta realmente, pero sí que le dediqué una sonrisa suave que intentó hacerle entender que estaba prestándole atención a lo que me estaba contando. En parte lo entendía, también, porque yo le conté a Ri sobre mi proyecto y ella... bueno, ella no hizo mucho en el suyo, pero aun así me contó sobre sus compañeros.

Lo cierto es que no le presté mucha atención a mi alrededor, no me interesaba demasiado, y por eso no noté al moreno de mi clase fijándose en la albina antes de que me acercase a hablarle, así como tampoco vi el saludo que Jack me dirigió. Pero sí escuché la oferta de la chica y una sonrisa algo más alegre se me plasmó en los labios, negando un par de veces con la cabeza.

—Me encantaría que almorzásemos juntas~ ¿Tienes algún sitio en mente para ir? Todo tiene pinta de estar bastante lleno...

 

No había nada que hacerle, así tan paliducha me decías cualquier cosa y la sangre me subía a la cara, era una maldición pero ya me había acostumbrado suponía o la gente lo pasaba de largo a secas, cosa que también agradecía, justo como acababa de hacer esta muchacha. Seguimos la conversación, un par de asentimientos, temas finalizados y tal.

Por otro lado, tonta se nacía, así que no noté que en algún punto Joey me había visto desde su clase ni nada y bueno, si lo hubiese notado si acaso lo habría saludado, que estaba Ethans y él con el otro compañero de proyecto de Laila. Si acaso lo noté de pasada cuando dejó la clase, ya demasiado tarde para saludarlo ni nada, así que lo dejé correr y volqué toda la atención en la chica de nuevo, que aceptó mi oferta.

De nuevo, era egoísta hasta el cansancio pensar en arrastrarme a alguien solo porque me sentía mal, pero allí estaba. No había sido Laila, Al ni Joey, sino a Ethans que ni siquiera era mi amiga.

Ya luego me daría la mala vida por ello, suponía, por ahora podía alegrarme de que aceptara la propuesta.

—Pues... con esta lluvia la cosa se pone difícil. La cafetería ya debe estar atestada, la verdad... Quizás el gimnasio, en las graderías o en la biblioteca, me paso tanto tiempo allí metida que ya ni se molestan en decirme nada por la comida o siempre les dio igual, no sé —respondí alzando la cabeza para mirar el techo unos segundos, pensativa, antes de volver a mirarla a ella y sonreírle—. La que quieras estaría bien.

 

Lo cierto era que esta chica parecía, y casi seguro era el caso, de haber estado en esa Academia mucho más tiempo que yo; posiblemente hubiese llevado ahí desde primero, más bien. Por eso mismo, no iba a tener ningún problema en seguir cualquiera de las propuestas que ella fuese a ofrecer. Yo misma llevaba el tiempo suficiente como para conocer más o menos donde quedaba todo en el edificio, pero ni de lejos me hubiese imaginado que podríamos comer en la biblioteca aunque estuviese técnicamente prohibido, por ejemplo.

Seguí sus movimientos con una sonrisa ligera, la verdad es que era una chica de los más linda, y cuando recibí de nuevo su mirada me llevé las manos a la espalda, ladeando ligeramente la cabeza en el proceso. A decir verdad, no tardé mucho en contestar porque en cuanto nombró las opciones supe la que prefería.

—La biblioteca suena bien, me gustan los sitios tranquilos~

Me dispuse a comenzar la marcha hacia la planta baja, pero a último segundo recordé algo y me paré en seco, volviendo a girarme para mirar a la muchacha.

>>Por cierto, permíteme que me presente de manera oficial. Ethan Alethea, encantada~ —le dije, con voz suave, haciendo una reverencia breve—. ¿Tú como te llamas?

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Te la puedes arrastrar, si quieres <3

 

Me quedé con la información de que Balaam era su hermana, no que fuera a hacer nada con ello pero bueno, información era información. Igual un poquito me había preocupado que, no sé, un cabrón como Joey fuera a querer molestarla en algún momento. No estaba de más echarle un vistazo en el aula de tanto en tanto. Por otro lado, el parentesco venía de su madre y asentí, comprensiva. No estaba segura de a qué adjudicarle la diversión que creí percibir en su voz, pero allá él.

No reaccionó visiblemente a mi comentario, aunque tampoco pareció desagradarle y mira, suficiente para mí. Otra vez, no era de cohibirme o retraerme en base a meras suposiciones. Si la gente tenía problemas conmigo y no lo expresaban pues, nada que hacerle. No era adivina ni me interesaba perder tiempo leyendo señales crípticas.

Aceptó mi invitación y que volviera a llamarme señorita me recordó que no sabía mi nombre, pero supuse que de momento estaba bien así. Ni idea, le daba un toque. Amplié la sonrisa y me giré sin más, empezando a caminar con la seguridad que siempre me caracterizaba, y puede que me haya adelantado un par de metros antes de aminorar el paso y esperarlo, por si... ni idea, le apetecía repasar el panorama o algo~

Recibí su pregunta y comenzamos a subir las escaleras, agité mi lata y le di un sorbo breve.

—Bien, bien, estoy aquí con una beca así que siempre cuido mi promedio. Tampoco me resultan muy difíciles, siendo honesta~ Hace poco entregamos un proyecto pero por fuera de eso, ha sido muy tranquilo. —Lo miré de soslayo—. ¿Y cómo se vienen adaptando a Japón? Entre la cultura, el idioma y todo eso.

Tras arribar a nuestro piso me detuve más o menos entre ambas aulas, la 3-1 y la 3-2, y fruncí el ceño, pensativa.

—¿Dónde prefieres comer? —cuestioné, girando el rostro hacia él—. A mí cualquiera de las dos me viene bien~ De hecho, creo que nunca entré a tu clase.

 

Podía ser un puto pesado si me descuidaban dos segundos, eso ya estaba visto en realidad, porque allí me veías colgado del brazo de Ko o del de Aleck, pero luego igual de pancho mordía la mano de cualquiera que osara tocarme un pelo, fuese Tolvaj, fuese su copia, fuese el mismo Sonnen o cualquier desgraciado que no me inspirara la confianza suficiente o metiera demasiado la nariz. Era una cuestión sencilla de límites que más de uno no entendía ni con dibujos.

Ya de por sí nunca había rehuido demasiado el tacto de Ko, ¿o sí? Es decir, no recordaba cuándo se nos habían soltado las manos tampoco, así que solo daba por sentado que el chico este siempre me había inspirado tal confianza que nunca me preocupé por rechazarlo ni nada. Quizás vino de la mano del contexto en el que lo conocí, pero en fin, no le iba a dar muchas vueltas ya. Todo lo que sabía es que no me interesaba arrastrarme a este idiota por todo Japón hasta agarradito de la mano si de repente se me volaba la cabeza.

En el camino hacia arriba noté que Emily seguía con la pelirroja, así que asumía que la chica esta seguía coleccionando cromos con las caras de los de tercero. En sí no era raro tampoco, ya la tarde que almorcé con ella me había quedado claro que su personalidad era así, podía hablar con todos y a la vez se colaba, casi de forma accidental, en las grietas de las personas. Era una suerte de superpoder que no le había visto a muchos en realidad, pero que siempre se agradecía.

Era gente como ella la que a veces nos regresaba a los demás al centro.

Seguí caminando sin prisa alguna, todavía sin dejar ir el brazo de Kohaku y giré apenas el rostro cuando lo escuché hablar de nuevo, soltando una risa floja después.

—Ajá, voy a tener que resetear el marcador a "Días sin visitas: 0" —respondí siguiéndole la tontería. Yuzu se había pasado luego del desastre, pero había sido precisamente por eso así que casi no contaba—. Al menos espero que no sea tan trágico como cuando lo del calcetín en la espalda del monstruo este naranja. ¿Te imaginas que me rapen? Dios.

Lo peor es que me veía a mis tíos intentándolo por la pura gracia si a alguien se le ocurría soltar la referencia así por las buenas, si es que los jodidos podían ser cabrones cuando les daba la gana.

Se me volvió a aflojar una risa cuando me dijo que existían los móviles, pues porque tenía razón, pero una parte de mí solo quería verle la cara a mamá al verlo aparecerse así sin más, como antes. De igual manera cedió, digamos, a ser la sorpresa de turno y me hizo la gracia suficiente para pensar la posibilidad de pasara a comprar un moño a una tienda de regalos y pegárselo en la cabeza.

Cuando quise darme cuenta Ko a estaba allí, pidiendo Skittles, papitas de crema y cebolla y nuggets para cenar. Tuve que tragarme la gracia, porque aunque no tuviese un torpedo en el culo o no se le notara ningún chute de energía, de repente sonó como un chiquillo pidiendo cosas en el supermercado. Al menos a mí me dio la sensación y sentí una fracción de la ternura que le había visto en la cara antes, cuando yo estaba haciendo el tonto.

—Lo que tú quieras, cloudy baby —respondí con voz suave, sin siquiera cuestionar nada. Como si me pedía que le comprara toda la tienda, seguro veía por dónde intentarlo o mínimo robarme todo—. Hace unos días descargué un chorro de pelis pero no he visto ninguna, una se llama Baby Driver y me había llamado la atención. El resto eran de estas pelis de terror de cuarta que no sabes ni quién las dirigió y salen de debajo de las piedras, rollo Actividad Paranormal, son casi para reírse.

Cuando llegamos arriba le solté el brazo por fin, pero se veía que ya no podía dejar al pobre desgraciado quieto, porque en vez de solo despedirme o lo que fuese, me atravesé frente a él, le eché los brazos alrededor del cuello y lo apretujé. Quizás lo abracé un poquito más de lo estrictamente necesario, pero no que importara, lo dejé ir despacio y estiré las manos para pellizcarle las mejillas como si fuese un crío.

—Si se te antoja algo además de los nuggets para la cena me lo dices —añadí pues porque sí, mientras lo dejaba en paz de una vez por todas y zambullía las manos en el bolsillo—. Que hoy es día de mimar a Ko-chan.

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no te preocupes bby, no pasa nada

Also yo aquí que no quería quedarme sin responderle al niño, pero acomodé el post para que no urja respuesta si no hay tiempo o muchas ganas uwu

 

Tuve que tragarme la gracia de oírlo afirmar tan pancho que debía ser la primera persona capaz de olvidarlo. Es decir, se le notaba lo bonachón que era de escucharlo y verlo nomás, así que entendía a qué se estaba refiriendo, pero igual si lo tomábamos con pinzas podía sonar de lo más egocéntrico, ¿a que sí? Pedazo de coraje, Jackie~ Y la mejor parte era que me jugaba un brazo a que ni lo había notado.

Podría haberlo molestado, la verdad, pero decidí tenerle piedad así que lo dejé correr. Me concentré en la parte de que podíamos empezar de nuevo y le dediqué mi entera atención, entornando ligeramente la mirada al suavizar la sonrisa. Venga, si por alguna razón no me la estaría pasando bastante bien viendo a este gigantón ser una bola de inocencia. Asentí, tranquila, y le extendí la mano.

—Pues bien. Morgan O'Connor, un gusto~

Que acabábamos de presentarnos, sí, pero me apeteció seguirle la broma y ya. Luego eligió las escaleras, alegando que era un poco claustrofóbico, y meneé suavemente la cabeza al advertirme sobre el ritmo al que subiríamos. Vete a saber si con eso de la última experiencia había esperado que le preguntara al respecto o sólo lo soltó sin pensar, pero si se trataba de la primera opción pues acabaría decepcionándolo. Ni siquiera se me ocurrió husmear al respecto.

—No te preocupes, nunca corro a ningún lado así que no me molesta ir lento.

Noté de soslayo cómo mi cumplido soltado al aire le provocaba un leve sonrojo, y así no lo exterioricé sí que me resultó tierno y todo. Era como un oso de peluche gigante, de esos que ofrecen en las ferias de las películas y te dan ganas de saltarles encima para achucharlos. Otra vez, no me apeteció molestarlo así que hice de cuenta que no lo noté. Luego me contó bastante a grandes rasgos sobre dónde vivía antes y sus razones para mudarse. Fui asintiendo de tanto en tanto, distrayendo la vista en las ventanas o en cualquier cosa. Sí que íbamos lento, eh, pero yo misma lo había aceptado así que tuve la decencia de no demostrar ninguna clase de molestia. Uno debía atenerse a las responsabilidades de sus decisiones, vaya.

Viniendo de mí era un poco hipócrita, pero como si me importara.

No vi necesario acotar nada al respecto de su historia, así que me limité a sonreírle y empezar a hablar en cuanto me regresó la pregunta. Ya íbamos por el segundo piso.

—Por mi hermanita, más que nada. Mis viejos la adoptaron ya de grandecita y tuvo muchos, muchos problemas para adaptarse en Escocia. Bueno, nunca lo logró, la verdad, y entre eso y el divorcio se nos ocurrió que volver a su país de origen quizá la ayudara. Así que vinimos ella, mamá y yo para empezar una nueva vida. Y aquí estamos.

Era una razón bastante random, lo sabía, si mamá cuando le salía de los cojones podía ser tan indescifrable como yo. Pero bueno, seguía siendo la verdad y honestamente no nos arrepentíamos. Hanabi iba mejor aquí.

Entre la tontería acabamos llegando al tercer piso. Yo me adelanté un par de escalones y le sonreí desde arriba, con una cuota de orgullo que me apeteció echarme encima, al haber sido testigo de cómo se las arregló para subir tres pisos sin ayuda de nadie. No era de halagar a las personas pero se le notaba la fuerza de voluntad.

—Bien hecho~ —lo felicité, en tono suave, y comencé a caminar hacia nuestra aula—. No sé cómo acabaste con las piernas así, quizás otro día me lo cuentas. Un placer re-conocerte, Atki~

Y habiéndome despedido, no tardé en desviarme hacia mi pupitre.

Cay siguió la tontería de la película, que por suerte captó la referencia u honestamente me habría preocupado, y esta vez fui yo quien soltó una risa liviana al imaginármelo rapado por la contaminación de un calcetín. Trágico seguro era, si no lo había visto rapado a los catorce seguro ya no se rapaba en la vida, pero igual hice el esfuerzo mental de imaginármelo y qué sé yo, con la carita de bebé que tenía tampoco creía que pudiera quedarle mal.

—Seguro te hace aún más aniñado —bromeé, divertido, y crucé el brazo opuesto en su dirección para revolverle el cabello. Se me aflojó otra risa entre las palabras—. Podría hacerte así todo el tiempo, si las cabezas rapadas son super satisfactorias o algo.

Luego accedió a todos mis caprichos, se me ocurrió, con la misma facilidad de Emily, y el detalle sólo me hizo feliz. Ensanché la sonrisa con una alegría estúpida, de esa serena que solía pertenecerme, porque entre la idea, su tono de voz y que usara el apodo ese me entraron hasta ganas de aprovechar el bug para seguir pidiéndole cosas. Pero mira, tampoco pretendía vaciarle los bolsillos o empujarlo a la delincuencia. Quería decir, no más de lo que ya estaba metido por voluntad propia.

Ahora que lo pensaba, era un poco una cagada, ¿verdad? Que Cay Cay hubiera enterrado la cara en la misma mierda que yo.

—Ah, Baby Driver —anoté, con una chispa de ilusión—, justo el otro día había estado pensando en verla. Así que venga, no se diga más.

Acabamos llegando al tercer piso entre toda la tontería y aún sujetos del brazo, pero tampoco me importó en lo más mínimo. Lo dejé ir con la misma naturalidad, la naturalidad del aire que siempre acepta lo que viene y lo que va, y de la misma forma lo recibí en brazos. Rodeé su espalda apenas él se enganchó a mi cuello, hundí el rostro en el suyo y cerré los ojos un instante, manteniendo el agarre con firmeza. Luego cedí al notar sus intenciones de apartarse y creí que ya se iría, pero me jaló de las mejillas y solté una risa nasal, arrugando el gesto. Asentí, sin intentar quitármelo de encima ni nada, y cuando soltó la estupidez de que era el día para mimarme, bueno, digamos que esta vez sí aproveché el bug.

—¿En serio? —solté, seguro ya se me había colado la nota de diversión cabrona en la voz, y al pasar a su lado me incliné un poquito cerca de su oído—. Te voy a pedir muchos mimos, entonces~ —Me retiré como si nada, con la sonrisa angelical, y caminé un par de pasos en reversa para agregar, en dirección a mi aula—: Te espero en la puerta de la escuela, Cay Cay. Nos vemos~

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*nyoooom*

 

La mañana había transcurrido sin contratiempos, la verdad, siendo el coñazo de toda la vida. Me distraje viendo por la ventana, así sólo hubiera gris, gris y más gris, luego garabateé algunos cuadernos, usé el móvil. Lo normal para matar el tiempo, vaya. Cuando tocó el receso me desperecé y arrastré los pies hacia el pasillo, volviendo a revisar el aparato con mayor libertad ahora que estaba fuera del aula. Pues nada, como tal no había mensajes, sólo un par de Matty avisándome que me había olvidado las llaves y que me dejaría un par debajo de la alfombra, que para la hora que yo llegaba él estaba en clases.

En esas estaba cuando se superpusieron un par de cosas. Sentí una presencia ligera, primero, una especie de sombra extraña que ni idea, me encendió alguna que otra alarma sin motivo, y al alzar la mirada topé con dos siluetas: la de Sasha y un tío que no tenía de nada, pero mierda ¿y esos tattoos? ¿Era un gang boy o algo así? Intimidaba un poquito.

Woah, scary~

Sasha estuvo a medio pelo de chocárselo, pero retrocedió a tiempo y se sacó una sonrisa de la manga para disculparse en inglés y seguir su camino, con la liviandad que era ya su moneda corriente. La seguí un par de segundos, algo extrañado. A ver, era casi un delirio de fiebre, pero ¿no me la estaba topando bastante estos últimos días? Quizá fueran ideas mías, vete a saber, tampoco era tan estúpido para pensar que de repente la tía había cambiado de parecer y ahora sí estaba dispuesta a prestarme atención. Precisamente por cuánto me rechazaba era que me divertía molestarla. Pero bueno, por ahí le estaba dando muchas vueltas.

No tenía idea.

Total que volví a enfocarme en el tío de aquí, lleno de tinta. Repasé sus facciones con la sonrisa casual de toda la vida, ligeramente divertida, y deslicé los ojos a su mano. Tenía allí una mariposa que acabó escapándose por la ventana, seguir su recorrido me recordó que el cielo había empezado a clarear y luego me distrajo la voz del chico. Regresé la mirada a él, rascándome apenas la punta de la nariz antes de hundir las manos en los bolsillos.

Pero bueno, ¿y esa primera línea de romance barato?

—¿Dices? —repliqué, ligeramente burlón, y recogí un hombro para olfatearme antes de alzarlos, indiferente—. Eh, ni idea, igual y huelo un poco a tabaco. Las mariposas vienen raras estos días.

Solté una especie de suspiro por la nariz, que rayaba lo dramático, y ensanché la sonrisa tras ladear la cabeza, bajando apenas el tono.

—Pero venga, tomaré el cumplido~

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diablo 1 le presento a diablo 2

 

Al parecer, el tío este se cargaba encima la misma pereza que yo. Fue cosa de verlo bostezar y que la mierda se me contagiara al instante, ladeando un poco el rostro para no ir a tirárselo en toda la cara. Era un campesino y ni pensé en cubrirlo con la mano, pero al menos esa decencia sí la tuve. Removí ligeramente los labios, pestañeando para correr las pocas lágrimas que se habían acumulado en mis ojos, y la burla impresa en su voz me recordó, bueno, a mí. De un momento para el otro se me ocurrió que debía ser un tipo algo particular pero no me importó mucho.

Quería decir, igual las conversaciones de manual eran aburridas, ¿no?

Detallé el tinte en su sonrisa, ladina de por sí, y un poco sin querer reflejé vagamente su expresión. Me pidió mi nombre, que me parecía mucho a alguien que conocía y alcé apenas las cejas, mirándolo con la barbilla un poquito levantada.

Venga, si no me habría subido ya a mi trono de humo por la puta cara.

—Joey —concedí, relajando el hombro en los ventanales—, Joey Wickham. ¿Doppelgänger, dices? Scary, indeed. Mira si uno de los dos se muere~

Ladeé ligeramente la cabeza, escrutando sus facciones con los ojos entrecerrados.

—Bueno, tú igual no te pareces a nadie que conozca. Difícil con esos tatuajes, de por sí~ ¿Qué te pintó para hacertelos? ¿Duelen mucho las agujas en la cara?

El hecho de que precisamente este tipo tuviera un gemelo era para partirse el culo, pero bueno. Nada que pudiera saber.