Pasillo (3º piso)

Y así como habían bajado tan rápido, regresaron al tercer piso, hablar sandeces e imaginarse tonterías era particularmente divertido, y vaya que ayudaba a amenizar el ambiente.

—Hay que intentarlo... La mercancía de la serie puede mover bastante dinero —terminó por reírse también, podía sonar tonto, pero así funcionaba.

Fuese ahí mismo en Japón e incluso en occidente, lo que mueve el dinero son... Las mercancías, cosa muy vista con las caricaturas americanas en los ochenta, si no vende juguetes, no es bueno. Punto y final.

El clima podía ser tan impredecible como los profesores en temporadas de examen, así que estar preparado no estaba de más... Es mejor prevenir que lamentar, dicen por ahí.

—Las nubes pueden ser muy traicioneras de vez en cuando, por qué pues si crees que no lloverá... Llueve, el clima es impredecible, al igual que los corazones enamorados —volvió a reírse, dejando ver una gran vena romántica.

Aunque pues al entrar al aula, escuchó que empezó a hablar en su idioma nativo, entendía a la perfección, pero el acento australiano era uno de los más peculiares (Y hasta gracioso, entre los angloparlantes), aunque a pesar de eso, le entendía, nada mal. Solo faltaba escuchar a esa inglesa hablar su lengua materna para descojonarse con el acento británico.

 

Misato Aoyama

—Daichi-kun eh...un gusto conocerte— respondió gentil a la presentación del chico, por alguna razón el nombre del chico le recordó a un viejo conocido...era un conocido de la familia y de muy buena posición económica, recordaba sobre un negocio de su propiedad en Aichi...era sobre caballos, por alguna razón lo sentía lejano pero allí estaba el recuerdo.

Repentinamente el chico tomo su mano con confianza, Misato parpadeo un par de veces algo sorprendida por la escasa timidez del nuevo estudiante, no se ruborizó pero sabía que si la viesen darían por hecho una idea muy obvia sobre la que aquel gesto significaba.

—Dios que Ayame no esté en el pasillo o deberé prepararme para un bombardeo de preguntas de su parte—penso con cierta preocupación, sabía que su mejor amiga averiguaría hasta debajo de las rocas quién era el pretendiente que pasaba a tomar su mano.

—En ese caso podríamos hablar con la profesora sobre cómo ayudarte con el proyecto, tal vez ayude a que no pierdas el hilo...no sería justo para ti lidiar con mucho en tan poco tiempo—sugirio con gesto maternal, aunque era nueva nada le impedía ayudar a orientar a alguien cercano o al menos debía intentarlo—pero ahora creo que un paseo es lo que necesitamos si de verdad buscas a tu amigo uh...no debe estar muy lejos.

La chica avanzo hasta el pasillo junto a Daichi, solto su mano con delicadeza, no quería llamar la atención pero tampoco deseaba despreciar el gesto de Nishimura. Debía darle una cálida bienvenida.

—Segun una amiga existe un invernadero muy hermoso y llamativo ¿No importa si damos una pequeña vuelta por allí?—dijo mientras revisaba las fotos de Ayame sobre los pocos lugares que ella pudo conocer en Sakura—mmm...aún no conozco el dojo, desearía estar en el club de esgrima—añadio al ver como Ayame olvidó fotografiar la dicha zona.

Guardo su móvil y enfoco su vista en Daichi de nuevo.

—Tengo planeado inscribirme en un club, pero eso no significa que deba dejarte a un lado.

Finalmente el nuevo mencionó el nombre de su amigo, Joey Whickham... Aoyama intento recordar la mención de dicho nombre pero fue infructuoso, nada sabía de el.

>>De verdad lo siento Daichi, no tengo idea quien pueda ser, pero descuida quien busca encuentra y seguro nos tomaremos con algo...solo ten fe.

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Etihw

 

Caminé cerca de mi compañera, escuchándola mientras echaba un vistazo por las ventanas del pasillo. Algo bien me estaba haciendo distraerme, y aunque una vocecilla me estuviese diciendo que no debía relajarme, hice caso omiso. No tenía sentido preocuparse cuando en la actualidad no podía hacer nada, ¿verdad?

—Antes en el tablón de anuncios vi que el invernadero estaba cerrado, así que una lástima para ambos pero nuestra cita ahí tendrá que esperar.

Dije esto de forma distraída, bromeando, porque hacerlo casi siempre me ayudaba a sentir que el ambiente se aligeraba un poco, me divertía y estaba acostumbrado a hacerlo casi sin darme cuenta. Aunque a veces podía llegar a bromear con temas que no debía tocar y liarla, pero bueno, ya sabía que podía llegar a ser un completo imbécil lo quiera o no.

—Dudo que Joey esté en el dojo cuando ahora lo normal sería estar comiendo, ¿no tienes hambre? Podríamos ver de comer algo, si te apetece. —Aprovechando que Misato cogió su móvil, cogí el mío propio, guardándolo casi al instante al ver que, efectivamente, no recibí ningún mensaje. Supuse estaría durmiendo a estas horas, usualmente nos quedábamos despiertos hasta muy tarde, así que estar aquí tan temprano resultaba una tortura para mí—. Pero si quieres te puedo acompañar al dojo. El club de esgrima suena interesante. Sé que Joey se ocupa del club de fotografía, no sé si te interesa.

Desde el primer día que puse un pie aquí yo también había pensado en meterme en algún club, ¿o por qué no dos? Pero ahora no estaba seguro de si tendría el tiempo para siquiera asistir a uno, todo resultaba algo impredecible últimamente. Sin embargo nada me impedía echarles un vistazo y tener opciones, solo por si acaso.

Avancé hasta llegar a las escaleras y volví a sacar el móvil, sentía que no me iba a tranquilizar si por lo menos no le decía algo, quizá estaba siendo demasiado sobreprotector pero me importaba más bien poco.

Estaré atento por si necesitas algo
Así que no dudes en hablarme, que salgo corriendo si hace falta​

Eres una molestia, que lo sepas
​

​

Sí, lo sabía. Y eso solo me hizo sonreír. Seguía siendo un gruñón cuando despertaba, pero ese mensaje era suficiente para mantener mi conciencia tranquila por un buen rato, y guardé el aparato en mi bolsillo sin responder. Probablemente si decía algo más acabaría poniéndolo de mal humor.

—Bien, Misato-chan —la llamé con extrema confianza, agachándome un poco para estar a su altura —, vayamos al sitio que prefieras, por ahora soy todo tuyo.

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a
siempre quise probar lo de los mensajes también mom aksfsdhg siento que sigo los pasos de mis senpais

 

Misato Aoyama

Tapo su boca al sentir vergüenza por las palabras de Daichi, había pasado por alto algo muy importante y obvio.

—¡Oh es verdad! disculpame Daichi, ahora mismos te acompañare a la cafetería—menciono con algo de alarma—nadie debería ir muy lejos con el estómago vacío...no soportaría si te desmayas a medio camino—añadio entre risas.

Misato recordó la ubicación de la cafetería, le emocionaba la idea de conocer lugares que tuviesen que ver con las artes culinarias, su segunda pasión luego del Kendo y la lectura.

— seguro tienes tu almuerzo pero sino— la chica mostró una caja bento aún sin destapar por ser el pasillo de la academia—si necesitas algo podré compartir unos Onigiris si gustas...aunque mejor lo hablamos en un lugar más adecuado...

Misato continuó su camino para guiar al nuevo chico, en el fondo esperaba no cometer error alguno, ambos desconocían los amplios rincones que conforman la academia Sakura.

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Etihw posteare de una vez en la cafetería será la primera parada de este par(?

 

Volví a retomar el paso en cuanto ella lo hizo, pues ya tenía en mente desviarme para comprobar lo que había escuchado en los casilleros, sin desdibujar la sonrisa de satisfacción al saber que había ganado. Bueno, quizá en algún momento podía pasarme por su entrenamiento para verla jugar un rato luego o antes de fumar. De igual forma al ya no tener nada de droga en casa debía pedirle a Tolvaj que me llevara con el famoso distribuidor para comprar un par de cosas.

—No tengo prisa —comenté en mofa al importarme poco que fuese un día especial—. Desde el lunes, imagino que tú ya llevas tu buen tiempo en este sitio —busqué sus ojos al terminar en el pasillo del tercer piso—. 3-1, ¿verdad?

Esperé su respuesta por puro vicio al ya saber que estaba en esa clase, lo que dictaminaba que la chica de aquí debía al menos saber quién era el principito al ver clase juntos, pero no los imaginaba cercanos para nada. Pasé tras ella susurrándole desde atrás:

—Quedas en deuda conmigo, blondie~

Continué caminando sin destino aparente a lo largo del pasillo.

 

El tiempo se había pasado bastante rápido en realidad, sintiendo los rayos del sol colarse por el vidrio al estar cerca a la ventana. Observé el cielo de a ratos. Parecía que lo que restaba del día haría un clima medianamente decente, y para qué mentir, prefería muchísimo más el calor que el frío pese a estar más acostumbrado a éste último. Dejé la mochila en el salón de clase al solo sacar la billetera de ésta y guardármela en el pantalón, encontrándome a mi hermano en el tablón de anuncios. Lo esperé en medio del pasillo hasta que acabó y se me acercó.

—¿Todo bien?

—Sí. Con lo que me lo mandaste por mensaje fue fácil escribirlo, ahora solo hay que esperar a que algún interesado lo vea. Ah, y puse que te buscaran a ti en tu salón de clase.

—Bien. ¿Y Gen?

—Está con otra chica para lo del proyecto —se rascó la nuca mientras bostezaba—. Iré a comprar algo de tomar, ¿vamos o qué?

—Tengo algo que hacer hoy.

En cuanto desapareció por las escaleras al relajar los hombros me recosté contra la pared con el móvil en la mano, sin perder rastro de las siluetas que salían de la 3-1.

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Gigi Blanche Hola Kou
Hygge Ya está el letrerito en el tablón de anuncios <3

 

Catherine Whitman

La clase transcurrió de forma tranquila, demasiado a decir verdad y de hecho al finalizar estuvo tan preparada para dar su discurso sobre porqué deberían dejarla escabullirse del trabajo cuando notó con sorpresa como su última integrante simplemente abandonaba el salón de clases en dirección desconocida.

Por suerte tampoco fue la única sorprendida al Dante también buscar su mirada como si también hubiera esperado que les necesitara o algo similar, a lo cual, solo le atinó a decirle que probablemente tuviera todo controlado y no se preocupara. Tomó su almuerzo y luego de despedirse de él, salió del salón con cierta emoción hacia las escaleras que daban al tercer piso para ir a recoger a Morgan como había prometido, así que una vez llegar al pasillo sacó su celular y abrió el chat que tenía con Morgan.

Hola de nuevo,ya estoy en el pasillo frente a tu salón~​

Guardó el celular y cuando alzó la vista de nuevo notó con sorpresa como Zeld también estaba allí esperando, ¿sería el asunto que le había dicho?

—Zeld, buenas tardes—Saludó bastante sonriente colocándose a su lado para poder también ver con facilidad quien salía de ese salón—, imagino que esperas a alguien también, ¿no?

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Gigi Blanche allí esperamos a Morgan también<3

 

A pero esto tenía que ser una puta broma. ¿Acaso tenía cara de niñera o algo? ¿Había firmado algún documento sin darme cuenta, que me obligaba a ser el guía de todos los nuevos que pasaban por la academia? O sea, eran dos, con este, pero después de la experiencia de la primera, no me quedaba mucha más paciencia. Suspiré. Bueno, tal vez tenía otra oportunidad. Quizás me tocaba una nueva Lena. Hacía mucho que no ponía de la vena a alguien, la verdad. Me la había pasado manteniendo un perfil bajo, prefiriendo observar a actuar.

Hablando de actuar, nunca había ido al club de teatro al final. Podría aprovechar ahora.

En cuanto escuché pasos que se dirigían hacia mí, me di la vuelta, con una sonrisa, que pasó a ser una de burla en cuanto noté quien era mi nuevo protegido. Tremendo. El profesor tenía una puntería de la puta madre, sinceramente. Estaba bien que yo no era un corderito, ¿pero de verdad tenía que siempre encargarme de esta gente? Aunque algo había comenzado a germinar en mi cabeza. Medí un poco al sujeto con la mirada. Un brillo pasó fugaz por mis ojos.

Una nueva víctima.

— Vaya, Hal. Supongo que tienes un nombre. A menos que estés demasiado acostumbrado a que te llamen por el apellido, ¿eh? —comenté, tamborileando los dedos sobre el banco, para luego levantarme lentamente.— Como no. Tan sólo sígueme. El profesor me dio la importante tarea de darte un recorrido por la escuela. No quisiera decepcionarlo y fallar en la misma.

Le dediqué una sonrisa enigmática y sardónica. Me di media vuelta, y comencé a caminar con paso calmado hacia la salida. Me tomaba todo el tiempo del mundo, mientras me ponía a jugar con las cartas que tenía en la mano. Miré por encima del hombro a mi carga. Me sacaba tres centímetros. Esto iba a ser divertido.

— Así que dime, Mechita. ¿Te puedo decir Mechita, no? Tienes pinta de tener mecha muy corta —comenté, encogiéndome de hombros.— No tienes las pintas de alguien que quisiera estar en Japón ni de alguien que quisiera estar en esta escuela. ¿Cómo cuadras en todo esto? Te soy sincero, destacas como un pulgar hinchado en una media rota. Aunque puede que a algunas personas de aquí eso les interese.

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Oh, yo no sé si me sentiría tan mal por Sanji, la verdad (?

 

Entre que deslizaba el pulgar por la pantalla táctil sobre la página de accesorios caninos me percaté de alguien acercándose, elevando la mirada en cuanto identifiqué la voz al tiro, buscando sus ojos para dibujar una sonrisa floja en la cara ante el saludo tan cordial.

—Hey Cathy~ —saludé dejando el móvil en mi mano al bloquearle la pantalla, volviendo la vista al salón—. Ah sí, estoy buscando al principito. ¿La amiga que me mencionaste también es de la 3-1?

Poco me imaginaba que fuese la chica que le comió la boca por la penitencia del beer pong, en realidad hasta me imaginaba una chica dulce, tranquila y amable como ella. Vaya cosas.

—¿Qué tal estuvieron tus clases? ¿Me pensaste? —cuestioné jocoso.



Me daba bastante igual quién fuese, ni siquiera sentía interés en socializar ni mucho menos, además ya me imagina a Katherin siendo guiado por alguien más sin siquiera saber que a la chica la habían dejado con un discurso de metralleta sin siquiera haber alcanzado a levantarse de su asiento. Bueno, un poco de karma a la perra esa no le venía nada mal. Fue entonces que el tipo habló y no demoré yo en atajar respuesta.

—Hasta los perros tienen nombre, pero da la misma mierda —masqué la goma de mascar haciendo una bomba de chicle—. Decepciónalo, me da igual, solo necesito que me muestres la cafetería y puedes largarte.

Enterré las manos en los bolsillos siguiéndole el paso de forma desinteresada. No es como si quisiera darle un golpe de la nada ni mucho menos al ser un pobre diablo bajo las órdenes de un maestro inútil.

—¿Ah? —fruncí el ceño ligeramente sin siquiera darme cuenta—. Haz lo que se te de la gana, solo no fastidies.

Me daba igual como me llamara, no es como si planeara pasar con él todo el receso ni mucho menos, aunque si probablemente estuviese fumando le hubiese hecho comer todo el humo de mis pulmones por ponerme un mote apenas conociéndome. Aún así el idiota comenzaba a asumir cosas que no tenían ni qué putas importarle si quería o no estar en ese instituto de niñatos adinerados, o si quería o no siquiera haber aterrizado en ese país repleto de normas estúpidas. Miré de soslayo el pasillo al ver tantos estudiantes desplazándose, absteniéndome de escudriñarlo con la mirada pese a que las palabras me salieron con el tono amenazante de costumbre.

—¿Por qué no cierras la boca y solo me guías?

 

Catherine Whitman

—Curiosamente sí, la verdad no creí verte hasta que te nos unieras en el almuerzo, así que es una buena sorpresa~ —Probablemente lo habría imaginado teniendo que atender algo de su propio proyecto como ella, tratando de buscar alguna excusa que aplicar para escabullirse pero no parecía ser el caso, además tampoco creía que conociera a ese tal principito o si lo hubiera visto —, espero que tus asuntos de realeza vayan bien cuando salga. —Sonrió y mejor decidió apoyar su espalda sobre la pared, jugando con el borde de su falda, preparada para responder lo que Zeld le preguntaba hasta que escuchó la otra parte de la pregunta.

Volvió su mirada a él sorprendida y ligeramente sonrojada de las mejillas, ¿cómo le preguntaba esas cosas así como si fuera algo normal? —Mis clases fueron bien, tranquilas y quizás si te pensé un poco tratando de averiguar a qué clase de club decidiste inscribirme~ —llevó su índice a su barbilla, descansando allí su dedo como si estuviera pensando todavía —, pero no pude llegar muy lejos, ¿me dirías de qué se trata o lo dejarás como una especie de sorpresa?~

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La sorpresa en su rostro en compañía de sus mejillas manchadas del carmín fueron un incentivo visual, aunque no podría mentirme y decir que no lo esperaba, si Cathy era tan dulce que provocaba que siguiera tonteando con comentarios inocentes rayando en lo jocoso para no ser abrasivo, si ella parecía ser una jovencita de casa, de esas que solo se tocaban con los pétalos de una rosa.

—Gané un punto entonces~ Bueno, lo del club lo descubrirás esta semana, supongo. Digamos que es sorpresa, mejor así, ¿no? —busqué su mirada desde arriba al ser más alto que ella, fue en ese momento en que la silueta de la que asumía y era la amiga de Cathy se acercó, saludando como sino notase el que estábamos hablando al interrumpir.

Pero qué modales, preciosa.

Apenas y acentué la sonrisa en forma de saludo al verla prestar toda su atención en Whitman, recordando entonces la chica de cabello oscuro con el vestido negro, esa con la que se dio el beso al finalizar la partida. En ese momento capté de soslayo la silueta masculina que capté entre el ámbar al chocar con sus ojos al pasar tras la desconocida. Me tragué la sonrisa cagada al estar Cathy, optando por inclinarme ligeramente hasta alcanzar su oído echándole el aliento encima sin importarme el que la otra chica estuviese ahí al secretear.

—No olvides escribirme Cathy, estaré pendiente a tu mensaje~

Me separé por fin de la pared aún con las manos en los bolsillos, perdiéndome escaleras abajo tras el principito sin molestarme en despedirme, si a fin de cuentas en un rato estaría buscándolas para pasar el receso con ellas. Le seguí la pista al chico con serenidad hasta las escaleras, bajando de piso.

 

Catherine Whitman

Asintió bastante enérgica a su propuesta, no tenía problema con no saber por ahora a lo que se había inscrito ya que sentía que si ocupaba algo especial, Zeldryck sí o sí tendría que avisarle para que pudiera estar preparada pero como no, suponía que con cualquier atuendo deportivo podría ser más que suficiente, ¿no?

—Esta bien, estaré preparada para la sorpresa~ —Sonrió dando por cerrado el trato invisible y cuando escuchó la voz familiar de Morgan toda su atención volvió a ella, moviendo su mano de lado a lado para recibirla con un saludo —, Morgan, hola~ ¿fueron bien tus clases? Él es... —Ni siquiera tuvo oportunidad de continuar cuando sintió la cercanía de Zeld sobre ella, interrumpiendo su hablar por estar más pendiente de lo que pudiera hacer el más alto.

Cerró sus ojos unos segundos por escucharlo tan cerca pero cuando se separó, volvió a sonreír con tranquilidad —No me voy a olvidar, no te preocupes, éxito~ —Después de despedirlo nuevamente volvió a centrar su atención en Morgan algo avergonzada de que se hubiera visto excluida de esa forma —, lo siento, Zeld se nos unirá más tarde como puedes ver... ¿tienes un lugar donde te apetezca comer, Morgan?

 

Incluso aunque sabía perfectamente que al chico cada vez se le estaba acabando más y más su paciencia no podía simplemente alejarse, además no era que lo hiciera con maña o algo similar, ella seguía teniendo su buen humor de la mañana y a decir verdad ese mal humor que se cargaba le parecía algo bastante familiar, sentía que estaba hablando con los impacientes compañeros de su padre cuando vivía en las bases y eso era lo divertido, si es que no tenía en cuenta claro el parecido físico.

Y aunque no parecía que fuera a obtener respuestas sobre la chica en cuestión, sabía también que eso podía hacerlo después por su cuenta, tan solo siendo algo más observadora a su alrededor, porque estaba segura que ese rostro era realmente familiar.

—Later~ —Esperó a que se alejara lo suficiente y se puso en marcha con bastante rapidez aprovechando esa energía y buen humor que se traía encima para recorrer los pisos con bastante velocidad aprovechando que realmente no eran muchos y quedarse apoyada en la pared del pasillo de tercero cerca del elevador para recuperar el aliento un poco.

Esperó a que abrieran las puertas y le sonrió de nuevo con amabilidad.

—Y nos volvemos a ver, si es que las coincidencias son muy lindas~ —Sabía que en lo absoluto iba a agradarle aquel tono bromista por los antecedentes que había logrado ver pero aun así lo intentó —, por cierto, no te estoy buscando fastidiar en lo absoluto, de hecho, solo estoy sacando plática~