Pascua en Konoha!!!

Tema en 'Fanfics Abandonados de Naruto' iniciado por lou, 5 Abril 2009.

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    lou

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    Pascua en Konoha!!!
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    Pascua en Konoha!!!

    Bueno, antes que nada felices Pascuas.
    Hice este fic durante un momento de inspiración, espero que les guste ^^

    Pascua en Konoha


    Era de noche, las estrellas brillaban en el cielo, totalmente oscuro. Esa oscuridad, intensa que a penas te deja ver el frente, y ya comienzas a caminar por puro instinto y casi sin saber hacia donde te diriges. Éste era el caso de un niño de unos 12 años de edad, cabello castaño y despeinado, con ojos oscuros, casi tan oscuros como esa misma noche; un genin, sus misiones ya habían terminado y en ese momento se encontraba caminando rumbo a su hogar.

    Mientras el niño caminaba, podía ver, con dificultad, varias sombras que iban de acá para allá, por la aldea. Las hubiera interceptado con facilidad, pero se contuvo, por dos razones principales: una, notó que esas sombras eran de ninjas, pero que no representaban amenaza, difícilmente, pudo divisar las bandas de Konohagakure, por ende no había amenaza; segundo, estaba muy agotado como para pelear esa noche.

    De esa manera siguió su andar, hasta llegar al frente de su casa. Se paró delante de la puerta, sacó la llave, la metió en la rendija, la giró y entró. Vio las luces apagadas y al pasillo sumergido en las penumbras, no había mucha diferencia entre la calle y la vivienda, ambas estaban igual de oscuras. Simplemente caminó hasta su habitación, y se tiró en su cama, con todo el cansancio del mundo. Solo esperaba el día próximo.

    La noche pasó rápido. El día siguiente aguardaba al sol, el cual resplandeció y expandió sus rayos por toda la villa, e incluso comenzó a entrar por la ventana del joven. La luz ya le llegó hasta el rostro, pero al encandilarlo, simplemente subió la frazada para que le cubriera la cabeza. Unos segundos después, su despertador empezó a entonar su melodía. Una campana, que ya no detendría la frazada; el castaño comenzó a manotear a siegas la mesa, lo único que consiguió fu hacer que el aparato cayera, y que sonara con mayor intensidad. Hasta que él mismo se levantó producto del escándalo.

    Luego de vestirse, salió del cuarto, y al ver el pasillo, caminó hasta llegar a la cocina. Una vez en ella, se dirigió a la heladera, de donde sacó la leche; en realidad no quedaba mucha, solo una minúscula parte de ella. Después, caminó unos pasos hasta la alacena, de la cual sacó el cereal. Se sentó con los elementos, seguido lo preparó, solo con muy poca leche, la poca que quedaba. Le supo seco, aún así no iba a abrir el otro envase, por pura vagancia.

    Al salir de su casa, y echar llave a la puerta. Caminó hasta el punto de encuentro; en el cual él, sus compañeros, y su sensei quedaron en encontrarse. Mientras, caminaba, pudo notar que muchos niños iban de acá para allá, muy apresurados y chocándose entre ellos, como si corrieran una carrera. Nunca había visto acto así, no era normal, además, había nacido en esa aldea y jamás había visto tantos niños menores que él viviendo en ella. Aunque esto tampoco le interesaba mucho, solo quería encontrar a su equipo, hacer las misiones y volver a su casa por la noche, lo mismo de siempre.

    El muchacho seguía caminado y mirando a los ya mencionados habitantes, hasta que desde lejos, bueno no mucho, solo unos metros; escuchó que una voz femenina, y familiar le llamaba.

    -¡Konohamaru!-le gritaba agitando su mano, la niña era de cabello naranja, mejillas rosa.

    Konohamaru, le devolvió el saludo, con la misma seña. Seguido de esto apresuró un poco su andar, para no hacerlos esperar más de lo que habían esperado. Pero los pequeños, se le atravesaban en el medio, y por poco lo llevan por delante, al menos éste lograba esquivarlo y le servía, de práctica para el resto del día.

    Cuándo por fin logró llegar al lugar, lo primero que hizo fue disculparse, por su tardanza. Pero su sensei, Ebisu no se mostró muy molesto por esto. A continuación, su otro compañero, de cabello castaño, y anteojos le saludó de una manera diferente, de lo usual.

    -Antes que nada… feliz día… -les saludó, pues se refería, claramente a los cuatro.

    Moegi, se lo devolvió y su sensei se lo agradeció, seguido de eso, también se lo devolvió. El recién llegado no entendía nada, y se sentía un desubicado, además de un poco apenado.

    Cuándo le vieron la cara de apenado que ponía, las miradas se dirigieron hacia él. Konohamaru, no sabía qué hacer, no tenía ni la más pálida idea de qué tenía de importante ese día, y tampoco de cómo actuar, frente a ellos. Además se notaba que sus acompañantes ya se habían dado cuenta de su reacción, o al menos lo dedujeron, ya que el ninja se había puesto totalmente colorado y las manos le comenzaron a sudar, producto de los nervios.

    Ebisu, al notar estas cosas, pensó que definitivamente debía ser, discreto para poder informarle a su pupilo, sobre la fecha. Ya suficiente vergüenza estaba pasando en ese memento.

    -Bueno… ¡feliz domingo de Pascua!-decidió decir por fin, el sensei, mientras se subía los anteojos más arriba.

    “Pascua” esa palabra retumbó en su mente. “¿¡Cómo lo había olvidado?!” Después se dio vuelta, disimuladamente, y pudo ver y relacionar lo hechos: los ninjas de la noche anterior no eran más que los chunin, y jounins a veces, encargados de esconder lo simpáticos huevos de chocolate, para lo niños de la aldea. Además pudo observar las manos de lo pequeños, tenían huevos decorados, eso lo explicaba todo.

    Seguido de esto, miró nuevamente a sus compañeros. Otra vez, su cara se puso un poco roja, pero al menos ya era menos que antes, después, tartamudeando un poco, dijo:

    -Perdón… no les he traído ningún regalo u algo…

    Los tres se miraron entre ellos, y comenzaron a esbozar algunas sonrisas. El castaño, al verlas, ya estaba dudando sobre lo que acababa de decir.

    -¿Seguro que te encuentras bien Konohamaru?-le preguntó Udon.

    -¿Por?-le respondió el chico.

    Claramente había olvidado, lo que se hacía en esa época del año. No se regalaba nada, y era una tradición que todos lo niños, o sea menores de 13 años, buscaran lo dulces y coloridos huevos que habían sido esparcidos por los ninjas la noche anterior.

    Después de explicarle, o mejor dicho recordarle, el sistema al desorientado genin. Les dijeron que, bueno hicieran lo ya antes dicho, los tres tenían menos de 13 años, entonces su Ebisu les dijo que fueran en busca sus golosinas, como todos lo años. Moegi y Udon no se opusieron, pero el problema fue el recién enterado.

    -No cree que ya somos algo, grandes para esas tonterías de niñitos-le protestó el chico.

    Los demás estaban realmente sorprendidos por esas palabras. Si anteriormente, quiero decir hace un año, a Konohamaru era al que más le emocionaba la idea de buscar huevos de Pascua, y ahora se hacía el que había madurado, eso no era posible, prácticamente.

    -¿Estás seguro de lo que dices?-le interrogó la niña.

    -¿Seguro que no quieres ir con ellos…?-prosiguió a preguntar su maestro.

    El muchacho, le respondió, con un tono muy arrogante, que si, o sea que si estaba seguro de su decisión.

    -Cómo quieras… -le respondió Udon, encogiéndose de hombros, en señal de que eso no le molestaba en lo absoluto.

    La niña, en cambió antes de seguir a su compañero y marcharse a su casería, lo miró, con un poco de tristeza. A continuación, siguió a su otro compañero y juntos emprendieron camino.

    Después de que sus amigos se fueron, el shinobi se quedó solo, bueno en realidad, con su profesor. Hasta que éste decidió marcharse también, pues aunque sea domingo o domingo de Pascua, no podía olvidarse de su trabajo. Entonces partió tras una nube de humo, dejando al chico, de brazos cruzados, y solo, lo peor.

    Al verse algo solitario, sin nada que hacer y aburrido. Decidió, comenzar a caminar por al aldea, sin ningún rumbo fijo o solo para pasear. Se volteó sobre sus talones y caminó hacia delante. Unos metros más el paisaje no cambiaba, los pequeños seguían yendo y viniendo por todos lados, con sus dichosos caramelos. En ese momento comenzó a recordar lo mucho que le gustaban, pero ya estaba demasiado grande para esas tonterías.

    Ya era como su segunda vuelta, y estaba algo, mucho más aburrido que antes. Hasta que, de una tienda, vio salir un ninja que se le era familiar, con una bolsa de caramelos, de más está decir que eran huevos. En ese momento se le ocurrió que era el momento y la persona correcta para poder, hacer un comentario.

    -¿¡Planeas comerte eso solo Choji!?

    El muchacho lo miró, primero antes de contestar, y al ver que se trataba de Konohamaru, no lo tomó mal y lo aceptó como una broma. Después caminó hacia el chico, y le explicó lo que realmente iba a hacer con semejante cantidad de chocolate.

    -En realidad los llevaba para… -en ese momento hizo una pausa, miró a los costados y después continuó-… son para la parte norte de la aldea. Se están acabado y debo reponerlos sin que nadie se de cuenta…

    -¿Acaso eres el encargado o algo así?

    -En realidad si… -le respondió con una sonrisa y sacó un huevo de la bolsa- pero este es mío.

    Lugo se echó un huevo a la boca y comenzó a saborearlo. Después le ofreció uno al niño, pero éste lo rechazó. Diciéndole lo mismo que le dijo a su equipo. Ante esa respuesta Choji se alarmó un poco, pero no era algo tan terrible, solo la dijo su punto de vista.

    -Pero las golosinas no tiene edad para nadie y son para todos…

    Ésa fue su respuesta, después se fue rápido, ya que debía esconderlos pronto antes de que los jounins notaran que faltaba uno. El ninja se fue y dejó al niño con un poco de confusión, sobre lo de las golosinas, pero decidió que no le daría importancia, y creyó que nada más que otra tontería y/o escusa de Choji para comer chocolate.

    El genin siguió caminado hacia ningún lado, hasta que se sintió muy cansado, no era tanto lo que había caminado, solo que el sol le quemaba ya la cabeza, y sentía mucho calor, y eso le provocaba cansancio. Entonces al ver un árbol pensó que sería bueno descansar a su sombra un ratito, de todos modos, no tenía tiempo que perder, y mucho menos apuro.

    Mientras miraba a su alrededor, sentado a la sombra de la planta, podía ver la misma imagen de antes nada cambiaba y en su mente se formularon una pregunta o mejor dicho varias de las cuales las más importantes eran: ¿qué sentido tenía ese modo de festejar? ¿Qué era lo emocionante de ello? Pero al menos sabía que los “grandes” no participaban de una celebración tan estúpida o al menos eso pensaba.

    Se hizo para atrás y sin querer se golpeó con el árbol, pensó que era algo muy torpe de su parte. En ese momento cayó del árbol uno de los caramelos escondidos, al parecer lo habían escondido en la copa del árbol y con su golpe lo había tirado. Lo tomó entre sus manos, lo miró y examinó un poco, entonces las ganas de comerlo le revolvían el estómago y solo pensaba en saborear el chocolate. Pero una voz le interrumpió el pensamiento.

    -¿Vas a comértelo?-le dijo la voz que provenía desde atrás del árbol.

    El chico se dio vuelta y allí vio a otro ninja, que lo miraba fijo. Ese ninja era Rock Lee, que, según parecía estaba buscando los “tesoros” del día. Pero lo más raro era que el morocho era más grande que Konohamaru, y estaba buscando huevos, y entonces ¿por qué era que el mismo niño no lo hacía?

    -Lee… ¿qué clase de modales son esos? no debes preguntarle de esa manera-le reprochó otra voz, que venía del mismo lugar, se notaba que era la voz de Gai-sensei. Era el único que podría reprender así a Lee.

    -Tiene razón sensei… -le respondió apenado el ninja-… felicidades por encontrarlo Konohamaru.

    -No puede ser ¡Acaso todos se han vuelto locos!-gritó ya cansado de tanta cosa, y siempre con el mismo motivo.

    Los dos recién llegados se admiraron de la reacción del castaño. Él acaso no debía estar haciendo lo mismo que ellos, con mucha más razón.

    Lugo se sentaron, uno a cada lado del muchacho y le pidieron que les contara lo que había pasado. Después de su narración por fin le dieron un consejo, el cual tampoco le sirvió de nada.

    -Tu problema es que crees que estás muy grande y te estás apresurando a madurar-le comento Rock.

    -Debes dejar de pensar eso, porque esta fiesta no solo se trata de caramelos, chocolates y golosinas-le continuó Gai.

    Pero antes de que los dos pudieran terminar su larga frase, con mitad de enseñanza, el castaño se paró se marchó. Ya hastiado de escuchar siempre lo mismo y sobre lo mismo.

    Caminó unos pasos y vio pasar corriendo a un perro muy grande, o se Akamaru, el cual corría con una nota en el hocico, y casi lo derriba. Minutos después logró divisar a su dueño, y de inmediato fue donde él, y se quejó sobre el comportamiento del animal. Kiba estaba sorprendido de ver a ese chico, principalmente, tan enojado, cuándo otras veces le había pasado lo mismo y no había hecho tanto escándalo.

    -Espera… Tranquilízate y toma un dulce-le sugirió, pera que lo dejara respirar un poco y de atorarlo con tantas quejas, por un simple empujón.

    Pero al ver que el niño no se iba y que ahora lo miraba con más odio que antes, decidió explicarle las cosas, de esta manera quizás se iría y lo dejaría de ver de esa manera.
    -Akamaru solo llevaba esos papeles para…

    -¡Pascua, ya se! Todo es para eso-le gritó sobresaltado, impidiéndole que continuar.

    Al ver la cara de tensión del niño, se decidió a tratar de calmarlo, por suerte lo logró, a continuación le exigió una explicación de el por qué de ese tan amargo pensamiento. Éste repitió la mismo historia que le contó a Lee y Gai. Cuándo terminó le dijo a Kiba lo que realmente le molestaba:

    -¿Cuál es el sentido de esta absurda fiesta? y ¿por qué esos inútiles huevos son tan importantes?

    El Inuzuka calló un rato, y después le contestó las dos preguntas:

    -El sentido ya te lo dijeron los demás antes; y tú no te diste cuenta…

    Konohamaru recordó las palabras de sus anteriores conocidos, y Kiba no mentía era de eso de lo que se trataba, no era solo los caramelos y las caries del día siguiente, sino el compartir esas golosinas con los demás; pero le faltaba lo del huevo ¿qué quiere decir ese símbolo?

    En ese momento regresó el can, con un chico rubio detrás de él. Ese chico, era Naruto, pero él ¿qué tenía que ver?

    Los dos comenzaron a hablar y el niño se quedó, de nuevo sin palabras para decir, por culpa de la desinformación. Luego de unos minutos dedujo que se trataba del premio del que más huevos habían juntado, al ganador se le entregaba un premio, un pequeño trofeo, no muy grande, pues era solo un reconocimiento.

    Unos minutos después Kiba le contó lo que le había dicho Konohamaru, y seguido de eso se retiro montando a su perro, pues debía preparar los últimos detalles. Naruto se acercó al genin, éste lo miraba con cara de que ahora le diría otro par de palabras inútiles y se iría.

    -Si quieres saber el significado del “huevo” tendrías que fijarte en lo que nacerá de él… -le explicaba.

    -Es de chocolate, no nace nada…

    -Pero ¿y si fuera de verdad?-hizo una pausa-si fuera de verdad nacería algo ¿no? y en eso ¿no se crea algo nuevo?

    El niño se quedó en silencio, quizás pensando en las últimas preguntas de su amigo. El cual le siguió diciendo algunas cosas más.

    -En Pascua, se “nace” de nuevo, es tu oportunidad de que regreses a ser el mismo Konohamaru de antes, porque ése es el verdadero, y diviértete. No pienses en lo demás porque así es como se vive esta fiesta, y se que suena cursi, pero si lo analizas por un momento verás que yo no miento...

    Allí termina ^^ ojalá lo hayan disfrutado
     
  2.  
    azuka_12

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    Re: Pascua en Konoha!!!

    Hola me gusto mucho ^^ yo tambien como huevos de chocolate en pascua y tengo 14 xP y si es una fiesta bonita,gran mensaje de verdad,primera vez que leo un fic asi, muy bueno jiji y salio mi lee buscando huevos que lindo! jeje konohamaru haciendose el grande que buena idea de verdad te felicito espero leer mas historias originales como estas escritas por ti lou muchas gracias,feliz Pascua! disfruta tus huevos xP
     
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