Pasado mañana (inu/kag,mir/san,sess/?)

Tema en 'Fanfics Abandonados de Inuyasha Ranma y Rinne' iniciado por InunoTaisho, 6 Agosto 2010.

  1.  
    ahomexInu

    ahomexInu Entusiasta

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    Hola amiga... me encanto este capitulo y todo tu fic en general porque me deja imaginar el como fueron esos tres años de Kag en la epoca actual... pero como que se paso con eso de la flache y poderes espiirituales me imagino que todo el instituto le tendra miedo jejejeje, es muy tierna la relacion que lleva con lis nietos de sesshomaru y ps te dire algo ¡ ya dime quien es la esposa de sesshy! enserio tengo mis sospechas pero nada mejor que salir de dudas porfa no seas tan mala, bueno la narrativa esta excelente todo tiene coherencia
    digo esto porq en algunos fic uno no sabe que esta layendoporq escriben de algo y al mismo tiempo de otra cosa aqui no aqui vas detallando todo y no pierdes la recaion de un parrafo y otro.
    Gracias por avisarme... cuidate...
     
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  2.  
    InunoTaisho

    InunoTaisho Orientador del Mes Orientador

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    Arigato a mis lectores, falta poco para que Aome regrese, algunos dos capitulos más de la época actual para el Sengoku y otro poco para atrás con Inuyasha antes de cerrar definitivamente el pozo, pues el cambio del tiempo puede alterar todo (respeto las leyes de la física). Así que no se pierdan las situaciones que todavía vienen antes del final, el cual sera impactante (eso digo jajaja) La relacion de Sesshomaru la tengo planeada para una historia sobre él, asi que no dire mucho por aquí, para no echar a perder la trama que voy desarrollando, esperenla. Y gracias ahomexInu por tu observacion, me cuesta trabajo afinar la narrativa, lo bueno es que cuento con ayuda de mi mami y ella pule los detalles para que la historia no pierda coherencia. Es fácil a veces pensar las acciones pero es complicado plasmar las ideas en un escrito. ¡Vivan las mamás! Sayonara y sigan divirtiendose.
     
  3.  
    kagomeG

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    Hola!! Gomene por apenas comentar (casi se haoga con el chile) y no viviría para contarlo.
    Me gustó el Cap... Me alegra mucho que la serie valla muy bien, Haha ese ¡abuelo! Aun que también me gustaría como Aome conocer a la famosa "abuela"...¿Quien será? ¿será que revivió a Kagura? O con la chica que estuvo enamorada de el... Que ahora no me acuerdo de su nombre... La que tocaba la flauta en un OVA...
    Bueno.. Esa Aome es una penosa... (¡bueno, Tu no te quedas atrás!) shh! Calla el pico! Pero... Yo cuando ya me siento en confianza acepto... Claro y obviamente midiendo mis emociones... Hehe

    Me encanta shinosuke (insistimos que si shinosuke tiene novia que se llame Gemma, o que si Inu y Kag tienen una hija... Que se llame Gemma!) ¡eso si te lo ruego! ¡Porfavor! *se incan con lagrimitas en los ojos* ¿siii?
    ¡Me despido querida! Y ya cumpliré estar en tu otro fic... (aja!)
    Y no hace falta pediere que te apures... Onegai!

    KagomeG
     
  4.  
    InunoTaisho

    InunoTaisho Orientador del Mes Orientador

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    Título:
    Pasado mañana (inu/kag,mir/san,sess/?)
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    56
     
    Palabras:
    4976
    gueno pos despues de muuuuuuuucho tiempo esta con ustedes el tan esperado.........

    Capítulo 16 parte 2

    Después de tanta insistencia, Rumiko convenció a Aome de ir más temprano a su casa, el día de la fiesta de graduación. Y a todo ello contribuyó también la mamá de Aome. La señora Naomi se mostró muy agradecida ante el ofrecimiento de la hermosa chica de gafas, de que su estilista personal iría a arreglarlas a todas, así que aceptaron ir. Además de que un tío de los primos de Shinosuke y Rumiko, el señor Jibiky Ryoga, pariente cercano del tío Ranma, había entablado con la señora Naomi una bella amistad, se conocieron en la Navidad, y también les insistió en que aceptaran la oferta. Así que ese día, temprano después de comer, nuestra linda amiga y su mamá fueron a la mansión. El chófer pasó por ellas. El abuelo y Sota las alcanzarían más tarde.

    Ya en la mansión, la mamá de Aome se maravilló ante su hermosura y la bella vista. Fueron recibidas por la señora Nodoka, la mamá de Rumiko y Shinosuke, la señora Akane, mamá de los gemelos y la pequeña Lin, Rumiko y Lin.

    Muchas gracias por invitarnos — saludó la señora Naomi con una sonrisa, y les dedicó una reverencia.

    Por nada, sean bienvenidas y siéntase en su casa — contestó la señora Nodoka y las hizo pasar.

    Las señoras fueron conducidas al área de “spa”, el sitio elegido por Nodoka y Akane para sus “placeres de belleza”, pues el estilista ya se encontraba allí con un equipo de auxiliares para atenderlas a todas.

    ¿Y dónde están los muchachos? — preguntó Aome mientras ellas, las chicas, tomaban camino a la terraza de atrás para esperar sus turno.

    Jugando videojuegos, — dijo Lin con fastidio — y no me dejan jugar porque me tienen miedo.

    Ya sabes como son a veces los hombres — puntualizó Rumiko como saldando el asunto.

    Si, — mencionó Aome — también Sota tiene sus ratos.

    ¿Y por qué Sota no vino? — preguntó Lin curiosa.

    Porque fue con mi abuelo al médico, y otras cosas — contestó Aome.

    ¡El abuelo! — dijo Lin precipitadamente — ¡Se va a ir por la abuela! — y volvió precipitadamente sobre sus pasos, tomando rumbo al privado de Sesshōmaru.

    ¿Va a ver a tu “abuela”? — preguntó curiosa Aome a su amiga de gafas, después de ver por un rato como corría la niña.

    Si, quiere felicitar personalmente a mi hermano en este día especial. — afirmó Rumiko — Ahora que él se vaya no va a poder verlo tan seguido, porque ni ella ni el abuelo pueden andar… libremente en cualquier lado, además que al abuelo no le gusta mucho salir ni exhibirse ante la gente.

    ¿Ella viene seguido? — se asombró nuestra amiga, pues en realidad Shinosuke no le había platicado mucho de la familia legítima de Sesshōmaru, por indicaciones precisas del Daiyōkai.

    Pues… — su amiga dudó un poco, también sabía que al abuelo no le agradaba que se platicara de su “familia celestial”. Aome le puso carita de inocente — Esta bien, te contaré un poquito más, pero no lo digas.

    Llegaron a la terraza y se acomodaron en las sillas para platicar. Rumiko le habló muy bajito.

    Mira Aome, sólo te diré que sí, ella viene cada mes. El abuelo va cada quince días, ya sabes como, y la abuela lo acompaña de regreso al mes y se pasa dos noches aquí. — la muchacha suspiró un poco — No puede pasar más tiempo porque… sería terrible por su condición. — como que le dio un escalofrío — Ella está esperando a que el abuelo muera para que al fin estén juntos para siempre… Pero ya no me preguntes más de eso, no puedo contarte nada.

    ¿Qué él muera? — Aome abrió más sus grandes ojos cafés — Entonces va a faltar mucho para eso.

    Pues sí, — Rumiko puso cara de “resignación” por su abuela — pero no les preocupa mucho el tiempo, considerando que para nosotros los humanos el tiempo es… algo difícil de entender. Lo bueno es que, a pesar de la frialdad del abuelo, ella es muy paciente y lo ha amado desde que lo conoció… cuando estuvo viva.

    ¿”Cuando estuvo viva”? — volvió a asombrarse Aome — ¿Así que lo conoció hace tiempo? Me imaginó que en la época Sengoku.

    Así es… pero guarda silencio que ya viene Lin y… — se interrumpió Rumiko.

    La pequeña llegó emocionada, tras ella venía el imponente Daiyōkai, elegantemente vestido con un traje oscuro que hacía destacar más la blancura de su piel y sus plateados cabellos. Rumiko y Aome se levantaron. La chica le hizo una reverencia a su abuelo.

    ¿Ya se va, abuelo? — preguntó tímidamente — Se ve usted muy guapo.

    Por toda respuesta obtuvo una mirada ¿dulce? de Sesshōmaru, por un momento. Después, el Daiyōkai volvió la vista al horizonte y se elevó con elegancia y suavidad, a una distancia prudente. La estola se desenrolló, dándole el aire de imponencia que siempre lo ha caracterizado.

    ¡Te esperamos abuelito! — le gritó Lin agitando la mano.

    Aome lo observó con la boca abierta, hasta que Sesshōmaru aumentó su velocidad y se perdió rápidamente tras las nubes.

    Oigan chicas, ya pueden pasar — les dijo la niña interrumpiendo el asombro de Aome.

    ¡Abuelo! — en ese momento entraron dos muchachitos corriendo y gritando.

    Ya se fue. — les reprochó Lin — Les avisé que vinieran pero no me hicieron caso.

    ¡Aaahhh! — suspiraron Kotaru y Kohaku al unísono.

    Les dije que no lo verían. — entro Shinosuke corriendo también y hablándole en tono burlón a sus pequeños primos — ¡Hola Aome! — saludó a la pelinegra con una sonrisa — Ahora vayan a ponerse más bellas, porque las mujeres necesitan su tiempo — y les guiñó un ojo a las chicas.

    Las chicas pasaron al área de “spa”. Sus mamás y la tía Akane platicaban alegremente cosas de mujeres adultas mientras esperaban a que se les secara el manicure. También a las muchachas les arreglaron el cabello. A Aome le alaciaron un poco la negra cabellera, que luciría suelta, y le pusieron luces doradas. Le pintaron las uñas de un lindo tono verde como su vestido y la maquillaron suavemente para destacar su juvenil rostro. El vestido era de una tela vaporosa, de tirantitos por mangas, y caía suavemente con elegancia desde la altura del pecho hasta un poco arriba de las rodillas. Se veía tan bonita que hasta ella se sonrojó al admirar su imagen en el espejo. Rumiko lucía un vestido azul turquesa, strapless y drapeado, también un poco arriba de las rodillas. Sus gafas hacían juego con el vestido. Las dos parecían modelos.

    ¡Que lindas! — dijeron sus mamás al unísono.

    ¿Verdad que sí? — afirmó Rumiko mientras terminaba de verse al espejo — Bien Aome, vamos por el galán.

    ¿Qué? — dijo extrañada.

    Pues mi hermano. — le puso Rumiko los ojos en blanco y le sonrió — No seas tontita.

    ¡Ah! — se apenó, y salieron a buscar al muchacho.

    A la pequeña Lin le habían hecho lindos caireles en sus cabellos y lucía un precioso vestido amarillo. Y aunque insistió en que la maquillarán también, Akane su mamá no lo consintió.

    Las chicas llegaron a la sala y se disponían a subir las escaleras cuando… los gemelos venían corriendo y riéndose a carcajadas.

    ¡No nos alcanza, señor Jaken! — le dijo Kohaku.

    ¡Chamacos groseros! — gritaba el pobre sirviente mientras corría detrás de ellos, hasta que se tropezó y por poco rueda escaleras abajo. Shinosuke evitó su caída al llegar justo a tiempo.

    Cuando su papá se entere les va a ir muy mal — le dijo Rumiko a los gemelos con voz de enfado, regañándolos.

    Los dos agacharon la cabeza avergonzados, pero después de dos segundos la levantaron, mientras Shinosuke bajaba llevando al pobre Jaken en brazos.

    Las dos se ven bonitas. — dijeron al unísono — Pero Aome se ve mejor — concluyó Kotaru.

    Gracias. — dijeron las muchachas, aunque Rumiko aun los veía con enojo — A la abuela tampoco le va a hacer gracia que sigan haciéndole travesuras al señor Jaken — concluyó.

    En cuanto despierte el señor Jaken sabremos que fue lo que le hicieron — intervino Shinosuke llegando a donde se encontraban.

    Se veía muy guapo con ese traje café claro de buena marca, en corte juvenil y que acentuaba el tono de sus ojos. Se puso una camisa negra en tela suave y la corbata que Aome le había obsequiado; sus zapatos hacían juego con el traje. Él sí que parecía modelo, en opinión de nuestra amiga.

    ¡Fiu, fiu! — les chifló a las dos chicas — Rumiko, hermana, espero que no me llamen pronto cuñado. Aome, luces tan bonita. Ese color te sienta de maravilla. — y les dedicó una sonrisa coqueta.

    ¡Qué amable! — le contestó Aome y se sonrojó otra vez.

    Pues a mí no me extraña que tengas muchas admiradoras, — le dijo su hermana — te ves mejor que Brad Pitt.

    No confundas, que él ya es bastante mayor. — puntualizó el muchacho sin dejar de sonreír — Llevemos al señor Jaken a su cuarto y luego vamos al comedor, que nos prepararon un tentempié. Más bien — miró a sus primos con severidad — ustedes lleven al señor Jaken que yo acompañaré a estas lindas señoritas.

    Pero… — iba a protestar Kohaku.

    Nada — le dijo con autoridad.

    Así que los gemelos cargaron a Jaken y los jóvenes se dirigieron al comedor.

    Aún falta hora y media para iniciar, así que podremos merendar algo ligero — indicó el muchacho mientras caminaban.

    Sus mamás, la tía Akane y Lin ya se encontraban ahí, tomando té y saboreando una rebanada de un delicioso y ligero pastel de frutas. La tía Akane preguntó:

    ¿Qué hicieron ahora mis gemelos?

    Pues… al parecer, travesuras al señor Jaken — contestó Shinosuke dubitativo.

    Mis hermanos son de lo peor — puntualizó Lin y se llevó a la boca un buen pedazo de pastel.

    Pero, siéntense — indicó sonriente la señora Nodoka. Los muchachos se acomodaron en sus asientos y les sirvieron su merienda.

    Ya le hablé a tu hermano y dice que el abuelo está mejor. — sonrió también la mamá de Aome — Pasaremos por ellos porque aun van a arreglarse. El señor Jibiky se ofreció muy amablemente.

    ¡Qué bueno! — contestó la pelinegra muy contenta — Me da gusto que el abuelo pueda acompañarnos sin problemas.

    Charlaron alegremente mientras disfrutaban de la ligera merienda. Platicaron sobre los avances del anime hasta que llegaron por ellos. Los señores Daisuke Takahashi, papá de Shinosuke y Rumiko; Ranma Zaotome, esposo de la señora Akane y papá de Lin y los gemelos; Rioga Jibiky, primo del señor Zaotome y muy buen amigo de la señora Naomi (hay que darle a su mamá de Aome una pareja para su viudez, jejeje), al cual conocieron en las navidades y habían desarrollado una gran amistad. A los señores también les sirvieron té y pastel mientras los jóvenes y los niños se iban a asear para salir con rumbo a la graduación.

    Cuando llegó la hora de partir, Aome se fue con la familia Takahashi en la limusina; los Zaotome en el Lamborgini rojo del señor Ranma; y la mamá de Aome junto con el señor Jibiky, que pasarían por Sota y el abuelo, en un Xaguar amarillo, propiedad de él.

    El trayecto fue tranquilo, sin contratiempo. El señor Daisuke alabó la belleza de su esposa, la hermosura de su hija y la simpatía de Aome (la cual enrojeció un poco ante el cumplido de un hombre mayor), y dijo que el galán de su hijo no pudo llevar mejor acompañante para ese día tan importante. Habló un poco de los negocios con su esposa y sobre los proyectos acerca del avance del anime. Así, en medio de tan alegre charla, llegaron al salón de eventos.

    Muchos compañeros de Shinosuke ya se encontraban allí, en la entrada. Algunos también habían invitado a chicas de menor grado para que fueran sus parejas de baile. Muchas jovencitas también iban sin pareja, a ver que pescaban. En cuanto notaron la llegada de Takahashi casi hacen valla para verlo pasar.

    Adelante hijo, — le dijo su padre al joven — es su gran día. Yo llevaré a tu hermana porque me parece que hay muchos muchachos mañosos — sonrió mientras le ofrecía a su hija el brazo izquierdo con cortesía, pues en el derecho llevaba a su esposa.

    ¡Papá, por favor! — se quejó Rumiko, pero tomó el brazo de su padre. Su mamá sonrió también.

    Vamos Aome. — Shinosuke le ofreció a nuestra pelinegra amiga su brazo derecho con galantería — Y no me digas que no me porte como caballero — y le guiñó un ojo.

    Eee… — tartamudeó ella un poco — No… es decir, vamos.

    Cruzaron las escaleras de acceso al salón. Todas las chicas que iban solas, y alguna que otra acompañada, le lanzaron al muchacho miradas coquetas y a Aome miradas de envidia por ir del brazo del “mejor partido”. Y entre los muchachos no faltó el que puso cara de bobo en cuanto observó lo bonita que lucía Aome Higurashi en vestido de fiesta. La pobre aun continuaba sonrojada de la pena, y sus mejillas resaltaban más por el rubor que le habían puesto.

    Bueno, — Shinosuke la acompañó al lugar en donde ella debían acomodarse, por los premios que recibiría — en cuanto termine el protocolo vengo por ti para bailar un rato, antes de que mis padres quieran retirarse, pues le prometieron al abuelo no tardar demasiado. — y le arrimó la silla para que ella se sentara — Tengo que ocupar mi lugar.

    Gracias. — le contestó la chica con una sonrisa — De aquí te veo.

    Nos vemos luego — se despidió cortésmente y pidió permiso a algunas bobitas que lo veían extasiadas.

    La ceremonia fue algo larga, eran más de doscientos alumnos egresados. Takahashi Shinosuke fue el más premiado de su generación: Primer lugar en el concurso de oratoria inter institutos; primer lugar en el concurso de ciencias y primer lugar en el desarrollo de un proyecto escolar dentro del área de su especialidad; aparte de ser el mejor promedio de su grupo y de toda la generación, o sea, un dichado de virtudes. Él fue el encargado de dar el mensaje de despedida en representación de todos sus compañeros. Fue un discurso emotivo. Su familia aplaudía todas las menciones honoríficas del joven, Aome y los suyos también le aplaudían con ganas.

    Llegó el turno de entregar premios especiales a los mejores alumnos de segundo y primer curso, y nuestra amiga también recibió buenos premios, como el segundo lugar del concurso inter institutos de novela fantástica y apoyo a los nuevos talentos literarios (que nombre tan largo); mención honorífica del club de arquería por su destacada participación en la exhibición de clubes (tuvo que controlarse un poco para que no le volviera a pasar lo mencionado en la primera parte de este capítulo jijiji), ya había superado a varias del grado superior en puntería; y, por supuesto, el mejor promedio de su grupo.

    Terminada la ceremonia, dio comienzo la cena baile. Planearon por lo menos estar dos horas y media, para darle tiempo al abuelo Sesshōmaru de pasar un buen momento con su familia “celestial”, aunque sospechaban que de alguna u otra forma él sabría cuando ya era tiempo de regresar (¿su instinto o el hecho de que tiene muchas más habilidades de las que conocemos? jejeje). Los señores se sentaron en una mesa y dejaron que los jóvenes se sentaran aparte, a una distancia prudente para que no llegará algún “jovencito abusivo” a molestar a Rumiko, la cual hizo un gesto de resignación. Sota, los gemelos y Lin se quedaron con sus mamás, a pesar de las protestas de la niña que quería estar con sus primos y Aome, recibiendo una mirada enojada de su primo mayor.

    No te enojes hermana, — le dijo consolador Shinosuke — te conseguiré un buen amigo de confianza para que vayas a bailar, que tengo mucho que platicar con Aome.

    Mejor después, — contestó Rumiko ya sin ver a su papá — yo también quiero platicar con ella y conocer más cosas, pues tú sabes mucho.

    Adelante, — dijo Aome sonriente — muero de curiosidad por enterarme de lo que pueda enterarme.

    Bueno, — respondió Shinosuke con una sonrisa traviesa — ¿Qué fue lo último que te conté la vez que platicamos del tema?

    Ah… — meditó Aome — Me parece que… sí, me dijiste que mi familia materna es también de la descendencia de Lin, de los que ya no quisieron la protección de tu abuelo Sesshōmaru. — y volvió a sonreír — así que somos primos muy muy lejanos.

    Si que te acuerdas. — le guiñó un ojo traviesamente — A ver Rumiko, — le dirigió a su hermana una mirada cómplice — ¿algo que debas agregar?

    Pues… — dudó un poco la aludida — no se que tanto le hayas platicado, así que continua por favor, si algo te falla te corrijo.

    ¡Ja! No lo creo, — esta vez le guiñó el ojo a su hermana — sabes que tengo muy buena memoria, por ello no necesito un maestro particular — dijo en tono presuntuoso.

    No te burles. — le contestó la muchacha con enfado — El señor Daimonyi es sólo el maestro de piano.

    ¿Tocas el piano? — preguntó Aome con curiosidad.

    Solo un poco, aun me fallan muchas notas — dijo Rumiko algo apenada.

    Tal vez algún día des un concierto. — intervino su hermano mirándola inocentemente — No te enojes y pongan atención.

    Mientras platicaban, sirvieron la cena: delicioso pollo en salsa de champiñones, con fresca ensalada, y bebidas en bajo grado de alcohol, o refrescos, al gusto de la persona. También sirvieron mousse de chocolate de postre.

    Bueno, — decía Shinosuke saboreando la cena — te preguntarás porque el abuelo participó en conflictos humanos.

    Ajá — confirmó Aome dándole un pequeño sorbo a su bebida.

    “Se involucró en ellos porque varios fieles descendientes pelearon por su país. Y, basándose en la promesa de protección hecha a su querida Lin, los siguió y cuidó hasta donde pudo. No fue fácil para él involucrarse. Su aspecto sobrenatural nunca fue su carta de presentación. El abuelo siempre ha tratado de mantener la distancia con los humanos y sus problemas, pues recuerdas que el periodo Sengoku se caracterizó por diversos conflictos entre las regiones del país y los terratenientes por conseguir más riquezas y poder. Pero esta vez ya no podía ignorarlos, sobre todo porque se preocupaba por los fieles herederos. A pesar de su apariencia tan imponente y atractiva, logró adentrarse en el Ejército y llegar a altos rangos. Inuyasha pasó por un proceso semejante, tampoco fue del todo fácil para él a pesar de ser más humano que el abuelo, porque también te prometió proteger a los que amaba, a sus hijos, a sus nietos, a sus bisnietos, y hasta donde le alcanzó al vida (“¿Eso hizo Inuyasha por mi?” susurró Aome emocionada y se le salió una lagrimita al recordar a su amado Hanyō). Así que luchó a las órdenes del abuelo”.

    Me imagino que a Inuyasha no le hizo mucha gracia — interrumpió Aome un momento con una sonrisita de “Ya parece que lo veo”.

    Claro que no. — continuó Shinosuke mientras Rumiko también sonreía, pues había cosas que ni ella conocía — Pero se resignó, porque notó que las intenciones del abuelo eran semejantes a las suyas. Eso sí — volvió a guiñarle el ojo a Aome — cualquier momento que Inuyasha aprovechaba para desquitarse siempre era frenado… generosamente por el abuelo.

    Siguieron llevándose mal — Aome puso cara de resignación.

    Pues… — esta vez intervino Rumiko — no puede decirse que se querían mucho. Pero por lo menos el abuelo nunca intentó matarlo de verdad, si así fuera lo hubiera hecho desde la primera oportunidad — y le sonrió con timidez a su amiga.

    Bien chicas, — dijo el muchacho — déjenme continuar un poco más porque si no se pasa el tiempo y no vamos a poder bailar. Además, — miró a su hermana pícaramente — le dije a mi amigo Hiroshi que te presentaría con él.

    ¡Oye, no me comprometas! — respondió un poco enojada, y se sonrojó cuando Shinosuke, aguantándose la risa, le señaló disimuladamente a su camarada, que se encontraba como a tres mesas de distancia y la miraba fijamente con ojos de admiración.

    No es mal muchacho. — intervino Aome sonriente — Es muy amable. Te caerá bien.

    Continua por favor hermano, — dijo Rumiko aun sonrojada y desviando la vista del amigo — pero si es un pesado lo golpeó a él y a ti también.

    A mamá no le va a gustar que me golpees — puso cara de inocente.

    Y al abuelo no le va a gustar saber si tú me presentaste un patán — sonrió Rumiko victoriosa.

    No es un patán. — le dijo como ofendido — Dale chance, se van a llevar de maravilla, ¿verdad Aome? — miró a la pelinegra y ella afirmó con un lindo gesto. — OK., — continuó Shinosuke al ver a su hermana más serena — terminemos con esto por hoy. La participación de Japón en la Primera Guerra Mundial no fue tan devastadora…

    “Las guerras y las guerrillas de periodos anteriores habían sido más crueles, principalmente contra Rusia y China por la defensa de territorios, pero ganadas por nuestros soldados. Por ello el abuelo tiene condecoraciones. Sus habilidades sobrenaturales las empleó en muchas ocasiones para proteger a los japoneses, pero lo hacía principalmente con los que eran la descendencia de su querida Lin, por ellos. De los demás no se preocupaba demasiado. No le importaban en lo más mínimo. Por ese lado el abuelo sigue siendo demasiado frío e indiferente.

    Sabes que en varios de estos conflictos se fue consolidando nuestra nación como tal, (Aome afirmó con la cabeza) e incrementando su poderío como gran potencia comercial e industrial. Hasta aquí pudo vivir Inuyasha, pues al ser Hanyō su parte humana se debilitó en extremo. Tuvo una larga vida después de todo. Así que, en cuanto se dio cuenta que su existencia en este mundo llegaba a terminar, se sintió feliz porque nuevamente estaría contigo, y con sus amigos, en la otra vida. Su entierro fue modesto, pero el abuelo estuvo ahí, presentando sus respetos al pequeño hermano que siempre, aunque nunca quiso admitirlo, fue Inuyasha para él”.

    ¡Qué bonito! — sollozó un poco Aome — Ya decía yo que en el fondo… los dos se quieren… bueno, se querían.

    Pero muuuy en el fondo — puntualizó Rumiko.

    Los tres rieron ante el comentario.

    Aome, — Shinosuke le tomó una mano — ya habrá tiempo para más, así que… ¡a bailar! — y la jaló suavemente a la pista, mientras que con una seña le indicaba a su compañero que podía invitar a su hermana a bailar.

    Se divirtieron bailando animadamente por un buen rato, hasta Sota bailó con Lin porque sus hermanos se negaron en redondo, y al señor Takahashi le cayó muy bien Hiroshi, que le dio el consentimiento para bailar con su hija. “¡Papá!” le dijo Rumiko con reproche. Fue una alegre velada. El señor Jibiky se encargó de llevar a Aome y su familia de regreso a su casa.

    Nos veremos luego, — le dijo Shinosuke a Aome cuando se despidieron — aún falta un mes para que me vaya. — le guiñó un ojo — Y podemos ver la cuarta temporada en casa.

    Gracias por todo — le sonrió Aome complacida — Y me saludas a tus abuelos — ahora ella le guiñó coquetamente un ojo.

    Se despidieron alegremente, con la promesa de verse pronto.

    Nota de la autora: Los sucesos de la época actual no son tan interesantes, en mi opinión. Aome se dedicó a estudiar y conoció varias cosas a través de la descendencia de Lin, la que permaneció fiel a Sesshōmaru. En dos o tres capítulos más dedicados a esta época las conocerán, ese es mi punto de vista de lo que podría haber pasado. Todavía Aome e Inuyasha volverán un poco por aquí después de que ella regresé con él, y habrá una pequeña interrelación entre hermanos (soportarse también en el futuro jajaja), no se los pierdan. Y la esposa de Sesshōmaru… ya sabrán quien es a su debido tiempo, porque ella es para mí la mejor para nuestro Daiyōkai, y será parte importante de otro fic en el cual desarrollaré esa rara historia de amor (porque el gran demonio también tiene un corazón que late), que no quiero echarla a perder por andarla contando antes, discúlpenme. Recuerden que al final Aome se quedó definitivamente en la época Sengoku y el pozo se cerró para siempre. Sayonara.

    P.D. Yo no voy a matar a nadie, pero es lógico que por ser humanos la vida de nuestros amigos llegaría a su fin, algún día. E Inuyasha… los sobrevivió por mucho tiempo, junto con Shippou y Kirara, por ser sobrenaturales.
     
  5.  
    Cinderella

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    hahahah dios! >_< me estoy comiendo las uñas! kiero sabr quien es la abuela! lo que paso con Rin y kohaku!
    U_U se nota que Sesshomaru cambio un poco!
    estuvo genial al continnuacion *-* comere ancias mientras..

    sayonara ~
     
  6.  
    kagomeG

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    Hahaha oooo..!! Al igual que Angels! (bueno no me comí las uñas Hehe (⌒-⌒; ) ) pero igual estoy con los nervios de saver quien es la abuela... ¡Hay Srta. InunoTaisho, si no pones a la prox quien es la abuelita...(te comemos del suspenso!) yo hiba a decir que la ataría a una silla, con una lampara colgante Hehe.
    Me gustó la fiesta (Hahaha pobre Rumiko, y luego su papá, ¡que "buen" hermano es Shinosuke! Haha) y las damas en el spa... Pobre Lin que no se maquilló... Bueno todavias esta pequeñita Hehe
    Así que Kagome si envejeció... Me pone en parte triste de que el se vea un poco menos maduro que ella se vea "viejita" a comparación de el, yo preferiría morir antes de envejecer... (sii, ¿y si me engañara mientras envejezco?) pues espero que no sea el caso de Inuyasha... Hehe
    Bueno amiga me despido y espero que no te tardes mucho, (y que inu sienta el dolor de kag.. Saben a lo que me refiero) Hahaha siii me quedé traumada con eso! Hahaha

    KagomeG
     
  7.  
    InunoTaisho

    InunoTaisho Orientador del Mes Orientador

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    Gracias lectoras, para que Inu sienta el dolor de Aome... falta que se casen primero... y no te digo más para no arruinarlo, porque eso es parte de mi fic, recuerda que las cosas a su tiempo como dice Shinosuke. Aunque no podrá ser más "calenturiento" que Miroku jajajaja:D. Gracias por comentar y por interesarse en mi historia. E insisto... la esposa de Sesshomaru es la principal en otro fic sobre su historia de amor... no me presionen para no arruinarlo. Conformense con saber que si revivió a una de las dos mujeres que lo amó, pero no les dire quien es mi preferida;). No me maten y no coman ansias que en cuanto termine "Pasado mañana" publicaré lo que sigue:p. Sayonara y no se pierdan "Un juego por la vida de Naraku" que esta muy divertido.
     
  8.  
    Kai

    Kai Usuario VIP

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    Hola linda. Me reporto, de´pues de tanto pero lo hago.
    Disculpame por no comentar antes y mas que gracias por avisarme...
    Es demasiado lindo...se que es inevitable la muerte pero ppp, pero me da mucha tristeza el hecho de que ñla menciones, disculpa ser tan mejadera con eso pero se me pone chiquito el corazón.

    Nota de ayuda: Se que ya tienes mucho progresos en tus historias y estas la estas terminado pero, como pense que te darias cuenta antes no lo dije, es que no debes colocar notas de autora entre la narració ¡y menos en dialogos! quizas le quieres poner humor con tu toque especial *yo tambien lo hice* pero eso se ve mal en la historia. Recuerdo una vez que estaba leyendo un fic y habia una intervencion Inadecuada de la escritora demasiado extensa y tuve que releer el parrafo saltandome esa parte para entender ya que habia perdido el hilo de lo que decian *no es tu caso pero es un ejemplo* esas intervenciones las puedes amoldar a la narración sin necesidad de los parentesis y tantos "jajaja" se ve algo feo en la redacción, al menos yo lo acostumbró asi.
    Ejemplo: alguna u otra forma él sabría cuando ya era tiempo de regresar (¿su instinto o el hecho de que tiene muchas más habilidades de las que conocemos? jejeje)...estó lo pusiste tú..
    pero puede ir de otra manera...
    ---...De alguna u otra forma él sabría cuando era su tiempo de regresar ¿quizas lo indicará su instinto u otra habilidad oculta? Solo él lo sabrá...Ves lo incluyes y no da mala pinta.
    Cuando hay acciones entre parrafos de relato pueden ir con guión, o con parentesis pero como el parentesis lo usas para varias cosas se confunde..te doy una leyenda de como pongo yo las cosas ¿vale?

    *;*=pensamientos.
    Cursiva= recuerdos.
    (,)=aclaraciones. ya sea un tipo de peinado o algo asi.
    &=cambio de escena.
    -,-= uso el guión corto para las acciones durante una narración.

    Ves algo así...Creo que mi ausencia me dejó algo mal. Pero te lo digo todo de una vez ya que me tardare mucho en volver a comentar.Sigue así tus historias me encantan y va lo mismo para tu otro fic nena.
    SAYO...
     
  9.  
    InunoTaisho

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    Título:
    Pasado mañana (inu/kag,mir/san,sess/?)
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    56
     
    Palabras:
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    contiii contiii disfrutenla

    Capítulo 17 parte 1

    Cinco días han pasado desde el nacimiento de las gemelas. Y en ese corto tiempo… Miroku ha sido el padre más tierno y el marido más… mandilón cariñoso que Inuyasha haya conocido, aunque en realidad no tiene tantos conocidos. Aunque como bien se sabe, las bebés tenían sus momentos… y atormentaban a su papá con sus llantos nocturnos. El pobre hombre ya tenía ojeras y lo peor, para él, es que todavía faltaba tiempo para que se estabilizaran sus mujeres, tanto las nenas como la mamá, que aún no le permitía cariños excesivos hasta la cuarentena. ¡Imagínense, aguantar cuarenta días más! Aún así, los esposos se sentían felices por las pequeñas criaturas fruto de su amor, que llenaban más de alegría su hogar. Ya hasta les pusieron nombre.

    ¿Y cómo se van a llamar? — preguntó Shippou ese día, mientras Miroku cargaba a la nena de ojos azules y Sango, recostada en su “cama”, amamantaba a la otra bebé.

    Hasta Miroku quería ser niño de pecho otra vez, por el bonito porte de su amada y el cariño con que le hablaba y alimentaba a sus nenas.

    ¡Mi pequeñita! — decía Sango amorosamente al tiempo que le acariciaba la cabecita con ternura a la que tenía en sus brazos, mientras la bebé se alimentaba ruidosamente. Y vaya que las dos niñas eran muy tragonas.

    Bueno, — dijo Miroku arrullando a la nena que tenía en brazos, y haciéndole gestos simpáticos. La chiquilla ya quería comer también y estaba soñolienta — ella se llama Kikyō,… no te duermas Kikyō que aún vas a comer… — le dijo con ternura — y la otra es Ahome (para no confundir con nuestra amiguita de la época actual).

    Inuyasha estaba no muy lejos de ahí, de hecho se encontraban fuera de la cabaña para que Sango y las niñas tomaran un poco de aire fresco. Así que entre los dos hombres habían sacado suavemente a las mujeres con todo y “cama”. El aroma de la leche mareaba un poco al Hanyō, y no le gustaba ver a Sango con… bueno, amamantando. Escuchó lo que el monje dijo.

    ¿Oí bien? — preguntó con fastidio — ¿Kikyō y Ahome? — y volteó a ver a su amigo — ¿Por qué precisamente esos nombres?

    Inuyasha, — su amigo lo vio con un poco de dureza — son unos lindos nombres, no me lo podrás negar.

    Ahome, ahora va a comer Kikyō. — intervino Sango distrayendo a su marido — Toma cariño, hazla sacar aire porque comió mucho — y le dio a la pequeña, que parecía dormir satisfecha.

    Su esposo le entregó suavemente a la otra niña y levantó a la bebé dormida con cuidado. La chiquilla se dispuso, ni tarda ni perezosa, a tomar su alimento, haciendo el mismo ruido que su hermana, como si no hubiera comido desde que nació, en el lado correspondiente. Afortunadamente, las mujeres contamos con lo necesario para alimentar dos bebés de un tiro.

    ¡Keh! — interrumpió por fin Inuyasha, que había desviado la mirada en cuanto Miroku concentró su atención en su esposa. — ¿No pudieron pensar en otros nombres?

    Mira Inuyasha, — le contestó Miroku mientras levantaba a su pequeña Ahome y le frotaba suavemente la espaldita — tanto a la señorita Aome como a la señorita Kikyō les debemos mucho y quisimos honrar su recuerdo y su memoria, respectivamente.

    Kikyō, te vas a ahogar. — dijo tiernamente Sango a la pequeña, acunándola con cariño entre sus brazos, y después miró a su amigo con una dulce mirada — Deberías estar contento Inuyasha. Kikyō y Aome nos ayudaron de muchas maneras. Kikyō protegió a Kohaku y Aome fue… es como una hermana para mí.

    Inuyasha no respondió. Eso lo sabía muy bien, ¡cómo olvidarlo! Desvió nuevamente la mirada al sentir la de Sango, y sólo dijo “¡Keh!”.

    ¿Qué te molesta, tonto? — le espetó Shippou — ¿El nombre de tus dos amores?

    ¡PLONC! Inuyasha golpeó rápidamente al zorrito, que sólo alcanzó a… ver estrellas.

    ¡Cállate enano del demonio! — le dijo con su signo de enojo en la frente. Después miró nuevamente a sus amigos, bueno, a Sango no porque tenía… a la nena en brazos — Está bien… gracias por acordarse de ellas — y le sobó “cariñosamente” el chichón a Shippou.

    En ese momento, la pequeña Ahome eructó como todo bebé y después se durmió tranquilamente, mientras Kikyō… ensució el pañal. Inuyasha retrocedió un poco más, tapándose la nariz. También Shippou se alejó de sus amigos, a una distancia prudente.

    ¡Ay Kikyō!, — le dijo Sango a la bebé, con tono tierno — en buen momento te ensuciaste. Cariño, acuesta a Ahome y dame un pañal limpio — y apartó suavemente a la niña de su pecho, para cubrirse un poco con la túnica.

    Oye amor, — le dijo Miroku después de acomodar a la nena dormida en su “cunita” (no se como se llamarían esas sillitas donde acomodan a los bebés, menos en la época Sengoku) y de pasarle un pañal limpio — ¿qué más comen las niñas… pastura? — e hizo una pequeña mueca de… asco.

    Miroku por favor, — lo miró Sango con reproche mientras limpiaba a la pequeña, que también se había dormido, y le entregaba enrollado el pañal sucio — sólo toman leche, esto es normal.

    Vistió a la bebé, y su amado la acomodó delicadamente junto a su hermanita. Sango se colocó mejor la túnica, limpiándose con un pañalito limpio la leche que le había escurrido por el pecho, y después, con mucho cariño, limpió también la boquita de las nenas. Miroku mejor miró inocentemente a otro lado. ”Me encantaría… tomar un sorbito de leche” pensó sonrojándose levemente, mientras su esposa se estiraba un poco, pues que el pecho le había… crecido por el periodo. En esos días, aún no se había levantado sola del todo. Su amante esposo le ayudaba en muchas cosas, auxiliado gustosamente por Kohaku y Lin, los cuales por cierto se habían ido la noche anterior con el Señor Sesshōmaru y regresarían en dos días. Miroku le daba muchas atenciones a Sango… aunque se ganó un buen bofetón y una mirada asesina cuando la ayudó a bañarse la primera vez y… quiso pasarse de “amable”. “¡Contrólate!” le dijo ella bastante enfadada y cubriendo con una toalla su, por el momento, más prominente anatomía. “Aún no se puede… nada de nada”. ¡Pobre Miroku, tanta carne y él a dieta rigurosa!

    Por cierto, ¿a qué sabe la leche? — preguntó Shippou con curiosidad, acercándose a Sango — ¿Puedo probar?

    A Miroku le brotó un signo de enojo en la frente y esta vez fue él el que golpeó a Shippou en la cabeza. Al kitsune le brotaron lágrimas y también miró al monje con enojo.

    ¡No te aproveches por verte como niño! — lo fulminó con la mirada.

    ¡Keh! — soltó Inuyasha — Se hace el inocente, pero a este enano le gusta ver de más.

    Sango miró a ambos enojada y abrazó a Shippou con cariño, apretándolo contra su pecho. El zorrito se sonrojó.

    No sean abusivos — les dijo mientras casi ahoga a Shippou en su abrazo. Su marido puso cara de… resignación e Inuyasha sólo dijo ¡Keh!

    Aparte de toda la atención y cuidados, la anciana Kaede le había preparado a Sango una crema especial para ayudarle a recuperar más pronto su esbelta figura. Aunque tal vez algunas cosas ya no volvieran a ser como antes, porque dicen que la cadera se ensancha más después del primer hijo, en un parto normal… ¿más? Y, obvio, el aroma de las hierbas medicinales combinado con el de la lactancia, no era un olor grato para el sensible olfato de Inuyasha, que se había apartado un poco de sus amigos. Encima de todo esto, y en la más sincera opinión del Hanyō, ahora la castaña era una desinhibida, pues ni bien lloraban las niñas de hambre luego… se destapaba. Y eso le provocaba pensar en Aome… alimentando tiernamente a un bebé muy parecido a él. “¡Keh! No pienses en eso” se decía a sí mismo y se sonrojaba. Y no es que Sango se “desnudara” como si nada, de hecho, al principio le había dado vergüenza hasta con su marido. Pero al final… se impuso el instinto maternal. Por supuesto que para el experto ojo de Miroku, aquella actitud de su amigo no pasó desapercibida.

    Dime Inuyasha, — lo interrogó un día mientras lavaba los pañales sucios, después de bañar a las nenas y que sus mujeres se tomaran una siesta vespertina — ¿acaso Sango te hizo algo que ya no quieres ni verla?

    Inuyasha se encontraba a una distancia prudente por el aroma. En realidad lo que hacen los bebés no huele tan mal, a menos que estén enfermos. Le lanzó a Miroku una mirada ambarina de enojo.

    ¡Keh! No es eso, es que… — y se sonrojó un poco — creo que tú entiendes.

    No te entiendo nada. — lo miró expectante con su mirada azul — Explícate.
    ¡Mierda! ¡No te hagas porque aquí el pervertido eres tú! — le espetó mientras enrojecía más — ¡Por ustedes dos tengo pensamientos cochambrosos!

    ¡Ahora resulta que Sango y yo tenemos la culpa de tus deseos ocultos! — Miroku le lanzó una mirada enojada — ¡Claro que me di cuenta de lo que te pasa! — y lo enfrentó — Pero no deberías ser así, eso es lo más natural de una mujer.

    ¡Keh! ¿Natural? — le preguntó con un poco de burla — ¡Le pegaste tus indecencias a tu mujer!

    ¡Jejejeje! — ahora Miroku se rió del sonrojo excesivo de su amigo, y luego lo miró con picardía — Confiésalo, es mejor que saques lo que tienes. Te sentirás en paz.

    ¡Keh! Mis cosas son mis cosas — puntualizó el Hanyō y se cruzó de brazos, volviendo a su aire de siempre.

    Me molestaría mucho que sigas ignorando a mi esposa… por no sincerarte como es debido. — el monje le lanzó ahora una mirada escrutadora — Sabes que Sango te estima demasiado.

    ¡Keh! Está bien, te lo diré pero no creas que me he vuelto como tú. — contestó Inuyasha con fastidio — Me marea el aroma de esa crema que le preparó la anciana Kaede, me marea el aroma de la leche y… he pensado en Aome cada vez que… — se volvió a sonrojar y tartamudeó un poco — está alimentando a las niñas porque… pero no creas que es por… yo no he visto nada más…

    Tranquilo, respira hondo — Miroku lo seguía observando detenidamente mientras terminaba de lavar los pañales.

    Bueno… — respiró hondo — porque pienso que Aome se verá muy bien cuando tengamos un hijo y ella… lo alimente — lo dijo atropelladamente y luego desvió la mirada ambarina, aún apenado por lo que dijo.

    Miroku parpadeó un poco ante las palabras de su amigo, y después… se echó a reír.

    ¡Jejejejeje! — casi se le salen las lágrimas mientras Inuyasha lo miró, ofendido por su reacción — ¡Inuyasha, por favor!

    Si te causa gracia… — le espetó con enfado.

    Lo siento… — Miroku respiró hondo y ya habló más tranquilo — Pensar en lo linda que se vería la señorita Aome, así como mi Sango se ve hermosa en su faceta maternal, no es para avergonzarse. De hecho… — y su mirada brilló… pervertida — me encanta; hasta quisiera ser bebé otra vez, para que me alimente… bien.

    ¡Keh! Enfermo… no empieces de nuevo con tus manías. — le dijo el Hanyō con fastidio al tiempo que le recorría un escalofrío por la espalda ante la expresión del mañoso monje — Las nenas no te dejan realizar tus impulsos perversos, ¿verdad? — y miró a su amigo con burla.

    Muy graciosos Inuyasha. — ahora el ofendido era su amigo — Sabes que aún no termina la cuarentena, ¡apenas van 20 días! — dice casi desesperado — Las nenas son tan lindas… pero Sango por ellas se pone a veces de un humor… de perros.

    ¡Keh! Ya te dije que no me des detalles… — le espetó nuevamente Inuyasha — pero eso te pasa por avorazado. Y encima… quieres más. Además, — volvió a verlo enojado — ¿a quién le dijiste perro?

    Y así… pasó el tiempo. Entre llantos, algunas malas noches y… buenos bofetones para el marido manolarga, porque a veces se le iba la mano de más, los ansiados cuarenta días llegaron. Y las mujeres del monje… se tranquilizaron. Las nenas ya habían adquirido un horario estable para comer y dormir. Las actividades podían planearse mejor. La excepción era la mamá. Claro que ya estaba de mejor humor con su querido esposo, la maternidad le sentó de maravilla. Se movía como si nada le hubiera ocurrido y volvió a la linda figura de tiempo atrás… bueno, el pecho… todavía estaba en periodo de lactancia, cosa que a su amado le fascinaba. Lo besaba y abrazaba con más frecuencia que antes y le consintió algunos cariños… de los que a él más le gustaban. Así que el mañoso se sentía en las nubes. Pero no le permitió las mismas barbaridades de al principio del matrimonio. Sango no pensaba embarazarse pronto, aunque Miroku insistiera, “Las nenas son tan bonitas que tenemos que repetirlo”. En fin… Miroku tuvo que controlarse en cuanto Sango le indicaba, con una gélida mirada parecida a la de cierto Daiyōkai, que no volviera a tocar el tema, para no acabar durmiendo afuera con el perro (¿cuál perro?, jejeje).

    En cuanto al trabajo… los servicios eran aún solicitados, en aldeas algo alejadas. Aunque el monje no terminó el entrenamiento, sí había incrementado su poder espiritual. Kohaku iba con él constantemente, para sentirse apoyado y desarrollar mejor las técnicas de exterminador, las cuales todavía no dominaba del todo. Shippou volvió a la escuela para mejorar su magia zorruna. En tanto Inuyasha prefería evitar la fatiga y llegó a alejarse hasta por una semana para ir a cazar “mejores monstruos”. En una de sus travesías, cerca de la región Oeste, se enteró de que Koga, el jefe de los lobos demonio, sería feliz padre. La noticia le causó gracia y decidió visitar al Sarnoso.

    Así que, despidiéndose de sus amigos cuando las nenas ya tenían dos meses, tomó rumbo a la región, que se encontraba aproximadamente a dos días de camino.

    Nos saludas a Koga y a Ayame — le dijo Sango sonriente mientras le decían adiós. Cada uno de los esposos cargaba a una nena.

    Te esperamos, no te vayas a tardar — se despidió Miroku tan sonriente como su amada.
    ¡Keh! No se preocupen que nada puede pasarme. — dijo Inuyasha — Tú pórtate bien — miró fijamente al monje.

    Yo siempre. — contestó el aludido. En ese momento Kikyō, que es la nena que llevaba en brazos, empezó a llorar… de hambre — Creo que es la hora de la comida. — arrulló a la bebé y miró con ternura a su amada — Toma a Kikyō y dame a Ahome.

    Inuyasha agarró carrera y mejor se fue ya, pues Sango cogió a la nena llorona mientras se preparaba para… cumplir su capricho.

    En el tiempo indicado llegó al lugar que ahora habitaban Koga y sus manadas. Se preguntaba cuál podría ser la zona más “privilegiada” en donde se supone “estaría” el Gran Señor de esas tierras, su hermano. La región le parecía tan común como la zona Este, así que no notaba la diferencia entre vivir en un lugar o en otro. Pronto localizó la guarida de los lobos, su olfato detectó el pestilente aroma, y hacia allá se encaminó. A la lejanía divisó a varios jóvenes haciendo guardia y distinguió a Guinta y Hakkaku. “Espero que no quieran ponerse pesados” pensó algo divertido, pues no estaría mal estirarse un poco poniéndole a alguno de esos jovencitos unos buenos moquetazos.

    Alto. — le dijo uno de los lobos en cuanto estuvo más cerca — ¿Qué te trae por aquí, híbrido?

    Vengo a ver a tu comandante. — le contestó fulminándolo con la mirada, no le gustó nadita que le dijera “híbrido” en ese tono poco amable — Esos dos ya saben quien soy — señaló a Guinta y Hakkaku.

    ¡Inuyasha!, ¿a qué has venido? — le saludó Guinta al notar su presencia.

    ¡A qué más, tarado!, — le espetó Hakkaku al tiempo que le soltaba un zape a su compañero — a felicitar a Koga.

    ¡Keh! No confundan — contestó “amablemente” el aludido — Sólo es curiosidad.

    Guinta se sobó el chichón fulminando a Hakkaku con la mirada.

    Bueno… — dudó un poco el joven lobo, haciendo caso omiso del enfado de su compañero y a la expresión de los otros, que veían al Hanyō con cara de pocos amigos — Koga no ha estado de buen humor en estos días.

    No me importa — dijo Inuyasha de malos modos.

    En ese momento…

    ¡Bestia! — el grito de Koga sacó a todos de concentración.

    Ahí estaba el lobo Sarnoso, como siempre con porte arrogante y esa cara de… ¿angustia?

    ¡Sólo tú puedes ayudarme! — el Ōkami se abalanzó sobre él, lo jaló de la Hitoe y se lo llevó lejos de la madriguera — ¡Díganle a mi esposa que no tardo, que no me busque! — les indicó rápidamente a los jóvenes lobos, que se quedaron con la boca abierta ante la actitud de su Comandante, mientras se alejaba con Inuyasha.

    Oye Sarnoso… — iba a preguntar nuestro amigo, pero el movimiento de Koga lo tomó por sorpresa, y puso cara de perplejidad en cuanto el lobo lo arrastró como si fuera un muñeco.

    Así que el comandante del clan lobuno necesitaba… ¿su ayuda? El Ōkami se detuvo en un bosque cercano y soltó al Hanyō. Inuyasha se acomodó la camisa y lo fulminó con sus ambarinos ojos.

    ¿Qué diablos te pasa Sarnoso? — le espetó con enfado.

    ¡Estoy desesperado! — lo sacudió de los hombros al tiempo que le lanzaba una mirada suplicante — ¡Tienes que ayudarme Bestia!

    De verdad que la actitud de Koga… lo extrañaba.

    Oye Sarnoso… — ahora lo miró dudoso, pues el lobo parecía a punto de llorar — ¿Se puede saber que…?

    ¿Cómo pasó Bestia? — lo interrumpió sacudiéndolo otra vez — ¡No entiendo! — esta vez lo soltó y se golpeó la frente él solo — ¡Aún no estoy preparado!

    ¡Keh! — Inuyasha se recuperó un poco y volvió a su tono habitual — ¡Pues tenía que pasar, por algo tienes una hembra para reproducirte!

    Koga detuvo sus golpes y le lanzó a Inuyasha una mirada enojada.

    No tienes que recordármelo así, animal.

    Pues no se porque me pides que te ayude, torpe. — le contestó de malos modos — No querrás que yo los cuide, yo no los hice.

    El Ōkami lo golpeó en la cabezota con el puño cerrado, con un signo de enojo en la frente.

    ¡Más respeto Bestia indecente! — le dijo con furia — ¡No quieras pasarte de listo con mi esposa!

    ¡Keh! — le espetó el Hanyō con enfado, al tiempo que se sobaba — ¡No me interesa cuidar Sarnositos ni meterme con una loba casada! No seré tu niñero. Pero ya en serio, ¿no me digas que no sabías que esto ocurriría? — y ahora lo miró con un poco de burla.

    Bueno… — tartamudeó Koga y cambió su expresión de enojo por una de vergüenza, enrojeciendo como un tomate — es que yo…

    Inuyasha puso ojos de puntito y le brotó una gotita anime en su frentecita.

    Sarnoso, por favor, — le dijo en tono de perplejidad — ¿eres o te haces ignorante?

    Es que… — el lobo tartamudeaba aún — lo que pasa es… ella me engatusó…

    Inuyasha se azotó de la impresión, y después, levantándose presuroso, le gritó a Koga:

    ¡NO ME CABE DUDA DE QUE ERES… TARADO!

    Y el comandante lobuno… se echó a llorar como niño, paralizando al Hanyō, que había estado dispuesto a golpearlo también.

    ¡No se que hacer! ¡Estoy desesperado! — dijo Koga, con verdadera angustia.

    ¿Cómo ayudarlo? Por el momento, lo mejor era permitirle al Ōkami que se desahogara.

    Tranquilo Koga — le palmeó amablemente la espalda mientras el lobo seguía sollozando como criaturita — todo se arreglará, te escucho.

    Bueno… — dijo Koga tratando de recuperar la calma — lo que pasa es que hace dos meses…

    ********** Flash Back **********

    No se podría decir que el matrimonio era… un sufrimiento. En tres meses de feliz unión, Koga se lo pasaba de maravilla. Ayame era muy tierna y amorosa, el Ōkami no se podía quejar. Aunque debía ser muy precavido, pues es importante que el comandante este siempre alerta y al pendiente de la manada. Por ello, aún no se podía dar el lujo de pensar en descendencia. Sin embargo, su esposa no era de la misma idea, pues ella sí pensaba en tiernos lobeznos a su alrededor. Así que… se emplearía a fondo para convencer a su amado lobo.

    Pues bien, una noche cuando Koga y los muchachos regresaban de una cacería nocturna, Ayame recibió a su adorado con los brazos abiertos y una sonrisa coqueta. Había cambiado su armadura por una túnica sutil en suave caída, y llevaba la pelirroja cabellera suelta. En la manada no había demasiadas hembras tan bonitas como ella y pocos lobos estaban casados o comprometidos. Una razón para envidiar un poco más la buena suerte del Comandante.

    ¡Koga querido! — le dijo en cuanto se abalanzó sobre él y le dio un tierno beso en los labios, mirándolo pícaramente con sus lindos ojos verdes — ¡Ya te esperaba!

    Al lobo le daba… algo de penita, pues no quería que sus muchachos hicieran chistes a sus costillas por dejarse llevar… por sus pasiones animales. Pero el instinto le ganó, y más tarde… fue así. ¡Cómo resistirse a los encantos de su esposa! Y los resultados… no se hicieron esperar.

    A los dos meses de esa noche de pasión desenfrenada (también Koga es un “macho” como Miroku), Ayame lo recibió nuevamente en la noche con un banquete por todo lo alto: un suculento jabalí y otras carnes, manjares preciados para los lobos.

    Koga, que suertudo eres — le dijo Guinta con resignación al oler los exquisitos platillos mientras la loba volvía a abrazarlo con efusividad.

    Y… — dijo Koga después de corresponder el abrazo — ¿a qué se debe el honor? — y mirando tiernamente a su esposa.

    Adelante querido, — dijo ella tomándolo del brazo — en cuanto cenes te daré una gran noticia.

    “¡Que envidia!” pensaron todos los jóvenes en cuanto el Comandante se retiró a sus aposentos, llevando a su esposa en un abrazo delicado. Y como buen animal… comió como bestia. Satisfecha su hambre volvió a ver a su querida esposa con cariño.

    Y bien, ¿cuál es la gran noticia? — mientras se relamía los labios, aún saboreando lo que cenó.

    ¡Seremos padres! — le sonrió ella y lo abrazó una vez más.

    Koga parpadeó asombrado, y después se levantó… algo precipitado, soltando a Ayame.

    ¡¿QUÉ?! — gritó por todo lo alto — ¡¿CÓMO?!

    ¿Cómo que cómo? — le dijo su esposa con enfado, levantándose también — ¡YA SABES CÓMO!

    ¿Sucede algo? — habló Hakkaku desde afuera, tratando de asomarse — Oímos gritos.

    ¡¡NADA!! — dijeron al unísono los dos cónyuges, haciendo que el joven lobo se retirara asustado, con el rabo entre las piernas.

    Ayame enfrentó a Koga, en cuanto Hakkaku se fue.

    ¿Piensas negármelo acaso? — le dijo, y después… su mirada se entristeció.

    ¡Me engatusaste ese día! — le soltó el lobo con enojo — ¡No estoy listo para esto!

    La pobre loba… se echó a llorar desconsolada, ocultando su lindo rostro entre sus manos, dejándose caer al suelo.

    ¡Ya veo que sólo has jugado conmigo! — sollozó — ¡Me utilizaste para satisfacerte y ni siquiera te importa!

    Así que Koga… se sintió como un Naraku cualquiera al ver llorar a esa linda criatura que siempre lo ha amado.

    No… Ayame… — se acercó mirándola nuevamente con ternura — Lo que pasa es que… — se agachó y la abrazó. Ayame continuaba llorando — es algo inesperado.

    Su esposa no le contestó, se sentía tan triste y en cada lágrima sacaba su pena. El lobo pensó que era el más miserable de los maridos.

    Ayame… amorcito… — tenía que admitirlo, pues en realidad era de esperarse — no llores más, haré lo necesario, sólo que… es difícil.

    La pelirroja levantó la verde mirada, y le sonrió complacida, aunque sus lindos ojos tenían lágrimas todavía.

    Ya verás que todo saldrá bien. — le dijo, y también lo abrazó — Entre los dos será más fácil.

    Ya más tranquilos, se besaron con amor. Y Koga buscó la mejor manera de compensar su mala conducta ante su querida y amada lobita.

    ********** Fin de Flash Back **********

    Dime Bestia, — le preguntó Koga más tranquilo, respirando profundamente — ¿conoces algo de bebés?

    Pues… — Inuyasha miraba al lobo con una mezcla de comprensión, compasión y… un poco de burla, — Tal vez no sea lo mismo, pero mi amigo el monje podría darte unos consejos — “Ayame utilizó sus lágrimas de cocodrilo” pensó divertido.

    ¡Es cierto! — dijo el Ōkami y se levantó — ¿Por qué no me acorde del monje? ¿Qué estamos esperando Bestia? — y, tomando nuevamente al Hanyō de la Hitoe, se encaminó velozmente hacia la aldea de la anciana Kaede.

    ¡Son dos días de camino! — le gritó Inuyasha, pero Koga no disminuyó la velocidad.

    Nota de la autora: Me iré un poco rápido en el tiempo en este capítulo para que el regreso de Aome sea ya. Recuerden que ella volvió a los tres años y apenas llevamos uno. Sayonara y sean felices, que las cosas más interesantes antes de que ella llegara pasaron entre el primer y segundo año. Falta el nacimiento del otro bebé de Sango y Miroku y algunos detalles.

    P.D. Vean el capítulo “Adiós a la querida Kikyō”, donde Koga toma a Inuyasha y éste pone una cara simpática de sorpresa, pues ahora tiene la misma expresión jajaja.
     
    • Adorable Adorable x 1
  10.  
    Cinderella

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    xDDDD me mato esa parte!!! >.< dios el pobre Koga no sabia que hacer...
    hahah Ayame lo engatuso! y puso su lagrimitas de cocodrilo ( que sirven para todo)
    Me quede con una mirada de: O.o Ahome y Kikyo? Bueno ellas hicieron mucho por ellos...
    Ese monje pervertido.. ya se le queria "eso" sin haber pasado la cuarentena
    Esprare con ansias la continuacion, quiero que llegue Kagome...

    Sayonara~
     
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  11.  
    ahomexInu

    ahomexInu Entusiasta

    Piscis
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    Olazz como te va
    lamneto no responder en el cap pasado pero lo importante es que ya estoy de vuelta y te digo que el cap pasado aunque no tuvo mucha accion fue bueno ps primero me ayudo a verificar mis suposicion acerca de la esposa de sesshy y segundo porque revelaste un poco de como fue la vida de inu y la relacion que llevo con su hermano y ps si me gustaria que las cosas fueran mas rapidas y pobre Koga de verdad dece estar desesperado al pedirle ayuda a inu per estoy segura que inu sera el emjor papa o a poco no se nota si se la vive pensando en cuando Kagtenga hijos aunq creo que le interesa mas fabricarlos jejeje
    Excelentes capitulos porfa avisame del proximo
    Kisss
     
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  12.  
    rhapsodic

    rhapsodic кучко. Comentarista empedernido

    Géminis
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    ¡Amiga! Gomen por no haberme pasado antes... Lo siento, me arrepiento, lo que pasa es que no tuve tiempo u_u
    ¡Me encantaron los capitulos! valla, ese shinosuke (perdon si lo escribi mal) me esta callendo bien, es tan caballero, aunque a Inu, torpe y todo no le gana nadie...
    ¡Aw! Kikyo y Aome se llaman la bebés, me encanto eso, aw! InuYasha se quedo O.O cuando escuchó, como que no le gusto mucho la idea... ¿Me aclaras porqué? :(
    Jajajaja y Shippo, "Tus dos amores" jajajajaj ¡Zape! fue lo que le tocó por bocón XD
    Ayame engatusó a Kouga, valla, que buen uso le dió a las lágrimas. Aunque fue un poco manipuladora con el joven (pobre) Kouga... ¡Y el pobresito estaba nervioso! me dio mucha risa la parte en la que apenas lo vio tomo a InuYasha del hitoe y se llevó lejos para suplicar y sollozar como lobito resignado...
    Ah, y mi Sesshy, dios, se debio de haber visto tan imponente :cool: me encanta!!!!

    Te lo he dicho, y te lo vuelvo a decir: ¡Eres un genio! me encanta como escribes, tu manera de narrar Ah...
    ¡Bye amix te quierooo!
     
  13.  
    kagomeG

    kagomeG Usuario común

    Piscis
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    ¡Awwww awww Y mas awww! Gomene amiga por no pasar antes pero mi internet no handa del todo bien Hehe.
    Hahaha como me imagino la cara de Inu cuando miroku y sango dijeron como se llamarían las pequeñas (la misma cara puse yo) pobresito!, Hahaha ¿ese miroku quiere mas? (¡pobre sango, como el no es el que sufre!)
    Y casi me gana cuando kougita le dijo que sería padre, ya no savia que hacer.... O ir al baño o quedarme en mi cuarto muerta de la risa... Encerio que tiene tiempo que un fic me hace reír taaanto...
    Y luego lo de "me engatusó" Hahaha pero... Luego cuando le dice a Ayame...:

    "— ¡¿QUÉ?! — gritó por todo lo alto — ¡¿CÓMO?!
    — ¿Cómo que cómo? — le dijo su esposa con enfado, levantándose también — ¡YA SABES CÓMO!"

    Hay! No me cansé de eso! Lo leía y leía y moría de la risa! Hay pobre kogis engatusado por Aayamesita!
    Ya quiero ver a sus hijitos... Aun que no creo que miroku le ayude mucho... Cof cof
    Pero por lo que muero... Es.... Imaginarme a los hijos de Inu! Y siquiera por ti poder imaginar... Por que eso de kanketsu hen que nos dejen con ese simple "se casaron" no me deja satisfecha... T.T

    (¡que Aome regrese!) bueno me despido amiga y grax por el CAP...

    KagomeG y ukyo
     
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  14.  
    InunoTaisho

    InunoTaisho Orientador del Mes Orientador

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    Pasado mañana (inu/kag,mir/san,sess/?)
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    Comedia Romántica
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    56
     
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    ni hao a todas y todos aqui esta un nuevo cap de este maravilloso fic:

    Capítulo 17 parte 2

    En las cercanías de la guarida de los lobos, ubicada ahora en la región Oeste, atravesando un tupido bosque, se veían a dos seres en una alocada carrera. Uno de ellos era arrastrado por el otro.

    ¡Párate Sarnoso, escúchame! — le gritó Inuyasha a Koga, tratando de librarse de su agarre.

    ¡Cómo fastidias Bestia! — el lobo se frenó y lo soltó — ¿Qué diablos quieres ahora?

    Son dos días de camino — le espetó el Hanyō — ¿Qué va a pensar tu hembra? Además, — lo miró enfadado — no pensabas llevarme así como si nada, no soy muñeco — y se acomodó lo Hitoe.

    OK. Bestia, lo siento. — le dio unas palmadas “cariñosas” en el hombro — Me dejé llevar. Pero no te apures que llegaremos en menos tiempo, conozco un atajo.

    ¿En serio? — le preguntó dudoso.

    ¡Claro! — afirmó el Ōkami — Confía en mi, conozco bien mis dominios — y nuevamente tomó carrera — ¡Sígueme!

    ¿Y que va a decir Ayame? — preguntó Inuyasha mientras él también tomaba velocidad.

    No te apures por eso Bestia — le puntualizó Koga — Mis muchachos sabrán explicarle que me fui contigo.

    Por cierto Sarnoso, — dijo Inuyasha, una duda le cruzaba el pensamiento cuando atravesaban por una zona de pequeñas colinas — ¿en dónde se supone que “habita” el verdadero “dueño” de estas tierras?

    Koga lo miró con enfado, sin detener su carrera.

    No lo se. — le contestó un poco molesto — Lo que si puedo decirte es que no es en tierra.

    ¿Por qué dices eso? — se asombró un poco nuestro amigo.

    Su olor se pierde en el aire — le dijo el lobo — ¿Tú no lo sabes? — lo miró un poco burlón — Es tu hermano después de todo.

    ¡Keh! — le respondió de mal modo — “Medio Hermano” — le puntualizó con énfasis — Y no es que me interese… sólo es curiosidad. Porque aquí no parece la gran cosa comparada con el Este.

    Pues… pregúntale en cuanto lo veas. — comentó el Ōkami, divertido de la actitud del Hanyō; sabía que primero se moría antes que preguntar algo a su hermano Daiyōkai — Vamos por aquí.

    Continuaron su camino, atravesando un bosque por el que Inuyasha no recordaba haber pasado. En el camino les dio hambre, por lo que se vieron en la necesidad de… cazar algún jabalí. Koga mostró sus dotes de cazador, dejando a Inuyasha asombrado y… asqueado de su salvajismo.

    ¡Eres un “perrito” domesticado! — le dijo Koga mientras se relamía la sangre de la garra, después del banquetazo.

    ¡Keh! — le espetó Inuyasha, el cual se había tomado la “delicadeza” de asar su jabalí — Lo que pasa es que no puedes dejar de ser Sarnoso.

    Es el instinto Bestia — le sonrió el lobo.

    En menos de lo esperado llegaron a la región Este, aproximadamente al atardecer, después de día y medio de camino.

    Bueno Sarnoso, — le dijo Inuyasha, bajando un poco la velocidad al acercarse a la aldea — primero yo para…

    Pero Koga no se detuvo y penetró, levantando polvo como es su costumbre, hasta llegar directamente a la cabaña de Sango y Miroku, cruzando la puerta sin saludar. Inuyasha puso ojos de puntito y la típica gotita anime y volvió a acelerar para alcanzarlo. Cerca de ahí, Lin y Kohaku, junto con otros niños, Shippou y Kirara, jugaban en el río, y vieron el alboroto armado por el Ōkami a su llegada, e inmediatamente… al Hanyō detrás de él.

    ¿Qué no es el lobito? — preguntó Lin asombrada en cuanto notaron que se acercaba.

    Los lobos son tan egocéntricos — dijo Shippou, y todos cerraron los ojos a la polvareda levantada por Koga.

    Después…

    ¿Ese es el señor Inuyasha? — señaló Kohaku mientras tosía.

    Si — afirmó el kitsune — ¿A qué habrá traído a Koga?

    Los tres se levantaron, junto con Kirara, para tratar de alcanzarlos, mientras los otros niños… se fueron corriendo a sus respectivas casas, un poco asustados por la presencia del lobo demonio.

    En la cabaña…

    ¡Monje! — gritó Koga, que ahora sí se frenó del todo y… se quedó con la bocota abierta.

    Los esposos se encontraban… bueno… Sango amamantaba a la pequeña Kikyō y Miroku arrullaba a Ahome. Al verlo… por poco brincan del susto. La boca de Koga se abrió más al ver a las pequeñas y a la mujer del monje… exhibiendo más carne. Si ya de por sí siempre había pensado en ella como un manjar exquisito, ahora con dos crías pues… un platillo para los dioses. Miroku había notado el hambre en los azules ojos de Koga y se había acercado protectoramente a Sango, pues no permitiría que un lobo hambriento dañara a sus mujeres.

    En ese momento… ¡PAF!, un golpazo en plena cabeza lo hizo reaccionar.

    ¡Sarnoso inútil! — le dijo Inuyasha al golpearlo con el puño cerrado — ¡Te dije que me esperaras!

    ¡Bestia! — le gruñó Koga sobándose el chichón — Eres un…

    ¡¿ME PUEDEN EXPLICAR QUE HACEN?! — esta vez la presencia maligna de Miroku se hizo tan notoria como las de su amada esposa cuando se enoja, que los dos animales se abrazaron asustados.

    Lo que provocó que… las pequeñas rompieran en llanto.

    ¡FUERA! — gritó Miroku, mientras le entregaba a Ahome a su esposa, la cual trataba de controlarlas — ¡AL ÁRBOL SAGRADO LOS DOS! — y les hizo el ademán con la mano.

    ¡Tranquilas mis nenas! — decía Sango, sin poder cubrirse del todo, lo que hizo que… se destapara más.

    A los dos animales les dio vergüenza y… temor ante la furia del monje, el cual parecía dispuesto a asesinarlos, que se marcharon corriendo de forma sincronizada.

    ¡Sarnoso miserable! — le espetó Inuyasha en cuanto llegaron al árbol sagrado — ¿Por qué diablos no me esperaste?

    ¡Yo que iba a saber! — contestó Koga enojado.

    Menos mal que no fue haciendo otra cosa, — pensó el Hanyō en voz alta viendo furibundamente al Ōkami — porque luego Miroku es tan…

    El aludido se acercaba ya por el sendero. Todavía se veía molesto.

    Gracias al cielo que Lin, Kohaku y Shippou llegaron; — le dijo a nadie en particular — así las harán dormir y Sango podrá limpiar el desorden.

    ¡Monje, ayúdeme! — Koga pensaba abalanzarse sobre él, más algo lo detuvo.

    Más respeto jovencito. — le indicó Miroku sin permitir que lo tocara — ¿Qué no te han enseñado buenos modales?

    ¡Keh! Es un ignorante — intervino Inuyasha.

    Lo siento — se excusó el Ōkami, después de ver con enojo al Hanyō.

    Antes de entrar a una casa ajena hay que llamar y pedir permiso. — le puntualizó Miroku al lobo — ¿Qué tal si… — se sonrojó un poco — disfrutaba con mi mujer de un rato placentero no apto para menores de edad? — y puso su cara de… baboso pervertido que no pierde la oportunidad.

    Los dos muchachos pusieron ojos de puntito mientras les brotaba su típica gotita anime al observar la expresión del monje mañoso.

    Oye, no soy menor de edad, — le espetó Inuyasha recuperando la cordura — y este Sarnoso — señaló a Koga, que aun se mostraba absorto pensando en lo que el monje haría con su esposa — ha hecho las mismas barbaridades que tú.

    Bueno… — se sonrió Miroku con sonrisa bobita — eres mucho mayor que yo pero… te falta madurar. Koga — se dirigió nuevamente al lobo — te felicito por tu futura paternidad.

    Inuyasha fulminó a su amigo con su dorada mirada y después se dirigió al aludido, que había puesto cara de vergüenza ante lo dicho por Miroku.

    ¡Keh! ¡Ya habla de una buena vez Sarnoso!

    Dime que se te ofrece Koga — lo animó Miroku a hablar, ya con un tono más amable.

    Eh… yo… — tartamudeó el lobo — ¡Monje, ayúdeme por favor! — se volvió a abalanzar sobre él, y esta vez no le impidió nada.

    Tranquilo. — Miroku le palmeó la espalda al Ōkami y se separó un poco, él parecía querer llorar otra vez — ¿Qué te ocurre? — su profunda mirada oscura le brindo calma al comandante lobuno.

    Bueno… — dijo ya más tranquilo, mientras Inuyasha buscó acomodarse mejor en el árbol, como sintiendo que Aome estaba cerca — necesito que me explique todo acerca del cuidado de los bebés.

    Mmm… — meditó el monje — tal vez… sí, creo que… — cerró los ojos como pensando, se cruzó de brazos y tardó un poco en contestar. El lobo lo miraba expectante e Inuyasha parecía perdido en sus propios pensamientos. — Bien Koga — contestó al fin, abriendo los ojos — no puedo explicarte todo aquí, son muchas cosas. ¿Cuánto falta para que nazcan tus lobeznos? — le preguntó.

    Dos meses más — indicó.

    ¿Tan rápido? — preguntó Inuyasha asombrado, volviendo a esa dimensión.

    No somos humanos Bestia, — le puntualizó Koga — no necesitamos tanto tiempo.

    Correcto. — intervino Miroku — Dame una semana e iré con Inuyasha a buscarte, con algo que te servirá.

    ¡Keh! ¿Y yo por qué? — preguntó bruscamente el Hanyō.

    Porque Koga es tu amigo, — le indicó Miroku con sonrisa bobita — por eso lo ayudaste.

    ¡¡NO ES MI AMIGO!! — gritaron al unísono los dos animales, más el monje no se achicopaló ante sus caras enojadas.

    Como quieran — les contestó sin dejar de sonreír.

    Con la promesa de la ayuda, el lobo se fue tal como llegó, levantando polvo.

    ¡Keh! No confundas las cosas Miroku, — le espetó el peli plateado al monje, al tiempo que tomaban rumbo a la aldea, después de ver a Koga irse y sacudirse el polvo que se les pegó a la ropa — no me interesa lo que pueda pasarle al Sarnoso y sus Sarnositos.

    Si amigo, — le palmeó la espalda — lo que tú digas.

    Por cierto, — lo miró dubitativamente con sus ambarinos ojos — ¿cómo lo vas a ayudar?

    Elemental mi querido Inuyasha, — dijo Miroku con orgullo, asumiendo pose de gran señor — le daré el “Manual del padre perfecto”.

    Inuyasha se azotó de la impresión… enderezándose presuroso ante la cara de asombro del monje al ver su reacción.

    ¿Otro de tus escritos? — le espetó con burla — Por seguir tus consejos se metió en esto.

    Momentito, — le dijo su amigo con tono ofendido — le especifique claramente las consecuencias del amor entre un hombre y una mujer… bueno, en su caso macho y hembra. Es de matrimonios.

    Es igual, — afirmó Inuyasha — en su caso son bruto y hembra. Y tú… no te quedas atrás.

    Ya te veré Inuyasha, recuérdalo. A ver como te comportas con la señorita Aome. — lo miró pícaramente su amigo.

    Al Hanyō le subió el color, pues sí había pensado en su amada pelinegra, sobre todo ahora que Sango era mucho más cariñosa con Miroku y ya no se enojaba tanto con él cuando la agarraba de salva sea la parte… o sea ahí donde la espalda deja de ser espalda. Claro que si el mañoso quería pasarse de listo… pues el golpe no se hacía esperar, aunque ya no era tan dura. No le cabía duda que lo indecente… se le pegó a la exterminadora.

    Esas escenas cursis y románticas entre sus amigos, las palabras empalagosas de Miroku con Sango cuando se molestaba un poco con él por ser tan pervertido, el cariño y la felicidad que emanaban los esposos por sus nenas, el amor flotando en el aire… todo eso lo ponía a pensar siempre en la chica del futuro que tenía su corazón con ella… y otras cositas, que lo hacían sonrojar en extremo.

    En fin. El tiempo pasó. Los consejos de Miroku hicieron de Koga un lobo más feliz y un padre cuidadoso. Ayame también agradeció la ayuda y les mandó a los esposos un regalo especial… otra piel de jabalí de muy buen tamaño, la cual fue vendida… en una muy buena cantidad de monedas.

    Kohaku ya casi era un experto exterminador, lo cual le había vuelto más independiente. El muchacho le suplicó a su hermana que lo dejara vivir con la anciana Kaede, en la casa… ya eran muchos. En cuanto las nenas empezaran a caminar se volverían unos verdaderos tornados demoledores porque eran bastante traviesas. Sango accedió, pues se dio cuenta que su hermanito necesitaba vivir en otro lado porque las niñas requerían su espacio. Además, a su querido marido no se le quitaría nunca lo mañoso pervertido con ella y… algunas mañas se le habían pegado un poco; ¡con un marido tan encimoso pues como no!, máxime que se aman mucho. Claro que era muy cuidadosa, aun no pensaba embarazarse hasta que las niñas fueran más grandes. Y otra idea cruzaba por su mente, su esposo tendría que acceder.

    Pero primero… lo que había quedado inconcluso. En cuanto las pequeñas cumplieron seis meses, Sango le recordó a su amado Miroku que era menester terminar el entrenamiento… no debía dejar las cosas a medias.

    Una tarde de ese día, cuando las niñas tomaban una siesta vespertina después de comer, Sango, mirando muy seriamente a su esposo dijo:

    Me parece cariño que a llegado el momento de terminar lo que no terminaste — y se sentó a su lado, en las afueras de su cabaña.

    Inuyasha se encontraba con ellos, para tomar el fresco de la tarde. Los chicos se habían ido a jugar cerca del río, y Lin les contaba la última aventura vivida con el Señor Sesshōmaru. “Tal vez” había pensado Inuyasha al verla regresar “ella sepa exactamente en donde tiene mi hermano su guarida”. Pero se abstuvo de preguntarle por el momento. Ya habría una mejor ocasión.

    ¿A qué te refieres Sanguito, mi amor? — le preguntó tiernamente Miroku mientras la tomaba en un suave abrazo, que ella le correspondió.

    Al entrenamiento espiritual. — le contestó, dándole un pequeño beso — Si quieres de verdad incrementar tu poder, es importante que lo finalices.

    Pero amorcito… — se excusó — Tú… las niñas…

    Nosotras estaremos bien. — le sonrió dulcemente — Nada nos faltará. — y después, ya más seria, puntualizó — Me preocupa también tu crecimiento espiritual, o no podrás con el templo en cuanto el maestro Mushin… ya no esté en este mundo.

    ¡Keh! — intervino Inuyasha con sarcasmo — También dile que quieres descansar de sus manías.

    Ambos esposos le lanzaron una mirada fea y después… Miroku apretó más a su amada, casi oculta el rostro entre su… pecho.

    ¡Amorcito, no me digas que es cierto! — le dijo pícaramente mientras ponía cara de pervertida satisfacción cerca del corazón de su esposa.

    Hizo lo mismo que acostumbraba Hapossai en “Ranma ½”. Y… recibió un coscorrón… al tiempo que Inuyasha ponía ojos de puntito.

    ¡Ya te dije que no seas tan efusivo… — le espetó Sango en cuanto lo golpeó — delante de las visitas! ¡Y tú… — le dirigió a su amigo una mirada furibunda, que lo hizo achicopalarse ante su enojo — no andes diciendo cosas que no son! — y luego suspiró un poco mientras su esposo se apartaba con cuidado de esa… prominente parte, y se sobaba la cabeza.

    Perdón… — respondió el aludido, recuperándose del susto.

    Si Aome estuviera aquí… seguramente no te permitiría ese lenguaje tan vulgar — le dijo más calmada al Hanyō y después… ella fue la que atrajo a su marido contra su pecho y le plantó un beso… en donde lo golpeó.

    Inuyasha… no dijo ya nada, pues sus amigos empezaron con sus “cursilerías”. Se puso a meditar en que a lo mejor podría ser más “avorazado” que Miroku… y se sonrojó por ello. “¡Keh! Tú no puedes ser así” negó con la cabeza, y mejor se fue en cuanto notó que el monje había… doblegado un poco a su esposa, “Sango, amor mío” dijo mientras le plantaba un besote de esos que ya quisiera Inuyasha le diera Aome, dejando casi de respirar. La noche llegó a la aldea.

    Los esposos acordaron que Miroku terminaría el entrenamiento en el tiempo que fuera necesario. Shippou y Kohaku volvieron a ofrecerse para llevar información al monje de la salud de sus mujeres. Eso lo dejó complacido, así que partió la siguiente semana, después de cumplir con otros compromisos. Hachi llegó por él. Claro que antes de irse… ya no se diga más. Y de verdad que Sango, aunque no quiso admitirlo para no herir la susceptibilidad de su marido, suspiró algo aliviada, pues si que era muy difícil mantener… la cordura en Miroku (hasta yo me sonrojó, y eso que omito muchos detalles, lo dejo a su imaginación).

    Tuvo que iniciar nuevamente el entrenamiento, así que serían alrededor de tres meses fuera de casa. ¡Imaginen sus lágrimas de sólo pensar en todo ese tiempo lejos de sus mujeres! Para su consuelo… en cuanto Sango se enteró, decidió ir a visitarlo con las niñas a los 15 días, sin quedarse a dormir para no provocar… una caída a los deseos carnales, o desvelos con las niñas; porque su mujercita es tan hermosa… ¡cómo no caer en la tentación!

    La esperanza hace que el tiempo y las cosas sean más llevaderos. El Hanyō también vivía esperanzado pensando en su amada Aome, y eso al menos lo había vuelto más paciente en ciertos aspectos. Estaba convencido de que ella volvería… en el tiempo en que arreglara todos los pendientes en su época, para ya estar definitivamente juntos. Tal vez tardaría, pero él seguiría fiel a su recuerdo. Y eso, aunado al hecho de que no habían perdido contacto en esencia, a través del árbol sagrado, y que en sueños recibía palabras amorosas de la pelinegra y tiernas caricias que lo ponían alucinado, era más que suficiente para sentirse bien y saber que el día anhelado llegaría… y él estaría allí cuando ella regresara.

    Cuando Aome estaba con “Inu”, su mascota, siempre le acariciaba las orejas, le hablaba con cariño sobre su amado, y le gustaba estar cerca del árbol, al sentir que su amor estaba ahí, del otro lado del tiempo. Sus amigos se sentían contentos por el peli plateado, y hasta a la pequeña Lin le gustaba platicar con Inuyasha de muchas cosas… sobre el Señor Sesshōmaru y otras indiscreciones más. Se puede decir que también el Hanyō se había vuelto un amigo para la niña, a pesar de ser “más duro” que el Daiyōkai, en opinión de la chiquilla, porque Inuyasha es muy contestón y Sesshōmaru casi no habla.

    Oiga señor Inuyasha — le dijo un día la niña, en las cercanías de la luna nueva — ¿cuántos años tiene usted?

    Se encontraban cerca del árbol sagrado. Inuyasha quería su privacidad. Las gemelas habían estado muy lloronas, pues extrañaban a su papá, y se consolaron… jalando sus orejas por primera vez. Afortunadamente aún no apretaban tan fuerte y Sango lo rescató en el momento justo.

    Pues… — respondió dubitativo — más o menos como doscientos años humanos.

    ¡Ohhh! — exclamó la chiquilla asombrada — ¡Entonces ya está viejito!

    ¡Keh! — le contestó algo ofendido — No es para tanto, Sesshōmaru es mucho más grande, a él si puedes decirle anciano.

    El Señor Sesshōmaru no es anciano, — respondió la pequeña a la defensiva — usted sí porque ya se quiere casar con la señorita Aome.

    ¿Y eso que tiene que ver? — preguntó sonrojándose un poco; la pequeña sonrió ante su azoramiento.

    Pues sólo las personas mayores piensan en casarse. — puntualizó — Pero… ¿no le parece que la señorita Aome es muy chica para usted?

    Ehh… — tartamudeó el Hanyō, “Lin si que es perspicaz” pensó — Bueno… su… Excelencia Miroku… es mayor que su esposa y… — respiró hondo, “¡qué complicación!” — no veo problemas.

    Lin parpadeó un poco, y luego lo miró fijamente… con esos ojos achocolatados que le recordaban bastante a su querida Aome, para después sonreírle otra vez.

    ¡Ay señor Inuyasha! — le dijo moviendo la cabeza de un lado a otro — ¡Pero su Excelencia no le lleva tantos años a su esposa! — el sonrojo de Inuyasha no bajó — Además, — continuó la niña — ellos se quieren mucho aunque su Excelencia es muy mañoso. Espero que usted ya no sea tan enojón para que la señorita Aome no lo castigue más — terminó diciéndole — ¡Adiós! La anciana Kaede me espera — y se fue corriendo por el sendero.

    “Esta niña sabe más de lo que aparenta” pensó el Hanyō viéndola correr. “¿Acaso hablará así con Sesshōmaru?”, y no quiso ni imaginarse a su hermano oyendo los consejos de la pequeña y poniéndolos en práctica. Como para reírse.

    Los tres meses de entrenamiento pasaron. Con nueve meses de nacidas, las pequeñas gemelas eran unas niñas saludables. Ya tenían más fuerza en sus manitas y torturaron a Inuyasha unas cuantas veces al pescarlo desprevenido… y a Shippou también. Sango ya las alimentaba con comida sólida, retirándoles un poco el pecho, pues ya casi les salían los dientitos. Lin iba todas las tardes a ayudarla y le encantaba jugar con ellas. Kohaku también se pasaba alguna tarde con sus sobrinas y Kirara las consentía. Las niñas ya gateaban y hasta se querían levantar.

    La llegada del papá… fue por todo lo alto. Shippou y Kohaku no habían dejado de comunicarle a Miroku noticias sobre sus mujeres, aunque omitían algunos detalles por petición de la mamá, para darle a su amado sorpresitas sobre las peques. Sango le preparó a su esposo una cena especial, pues también ya lo extrañaba demasiado. Así que arregló a sus pequeñas para darle la bienvenida a papá, y ella se puso una linda túnica que le ajustaba bastante bien. A Inuyasha le brotó una gotita anime al ver a la exterminadora y su atuendo, mientras ella servía los platillos muy sonriente.

    ¡Keh! — le dijo con un poco de enfado — Y luego te quejas de que el mañoso de tu marido sea tan… pervertido.

    Inuyasha, — lo miró con un poco de molestia — yo nunca me he quejado contigo sobre el comportamiento de Miroku… ya no — puntualizó, recordando las aventuras pasadas y lo mucho que le molestaban las manías de su esposo en ese tiempo, cuando aun no habían formalizado nada.

    ¡Keh! Tal vez ya no como antes, pero todavía lo golpeas.

    Shippou, Kohaku, Kirara, Lin y la anciana Kaede también estaban ahí, y sólo sonrieron como bobitos ante la observación del Hanyō. Las pequeñas parpadearon asombradas por la cara de su mamá, que veía al peli plateado con enojo. Ellas estaban sentadas sobre algunos cojines, dispuestas a disfrutar su papilla en cuanto llegara papá.

    ¡Por Dios Inuyasha! — lo enfrentó la castaña — ¡No te gustaría que diéramos un espectáculo en plena…! — se sonrojó y… le soltó un bofetón a su amigo — ¡Mira lo que me haces decir!

    Todos los demás, menos las nenas, pusieron ojos de puntito. Las gemelas aplaudieron divertidas ante la cara de perplejidad y dolor del “Perrito” Inuyasha, e imitaron el movimiento de su mamá, haciendo un ruido como de golpe, y riéndose otra vez cuando Inuyasha las miró con enfado mientras se sobaba la mejilla.

    Lo siento, — se excusó Sango apenada — pero luego eres tan… por eso Aome te mandaba al suelo.

    ¡Keh! — espetó Inuyasha, aún adolorido, “Sango tiene la mano muy pesada todavía, pobre Miroku” pensó — Yo sólo digo lo que es obvio.

    En ese momento alguien saludó desde afuera.

    ¡Ya estoy en casa! — gritó Miroku muy emocionado.

    ¡Pronto Lin, Kohaku! — señaló Sango al tiempo que salía — ¡Ya saben que hacer! — y se abalanzó sobre su amado en las afueras de la cabaña — ¡Cariño, ya te esperaba! — plantándole un gran beso que todos escucharon — Adelante Hachi — le indicó al tanuki.

    Kohaku y Lin pusieron a las gemelas en el suelo mientras Hachi entraba. Tras el mapache entraron los esposos, abrazándose con cariño.

    Mira amor, lo que ya saben hacer las nenas. — le dijo Sango amorosa y lo jaló suavemente hasta ponerse de cuclillas — Vengan Ahome y Kikyō, — las llamó con ternura — papi ya llegó.

    Las pequeñas le sonrieron a papá, y gatearon hasta él. El monje les extendió los brazos mirándolas amorosamente.

    ¡Vengan con papi! — les dijo contentísimo.

    ¡Papi! — dijeron al unísono en cuanto llegaron cerca.

    A Miroku… le brotaron lágrimas de felicidad y levantó a sus gemelas en un tierno abrazo. Sango se levantó también, complacida por la alegría de su esposo.

    ¡Me dijeron papi! — lloró, y las besó en sus cabecitas. Las niñas le apretaron las mejillas — ¡Mis mujeres! — y también le plantó un tierno y tronado beso a su esposa. Las chiquillas se rieron otra vez y… le jalaron los pendientes a su papá.

    Ahome, Kikyō — les dijo Sango con firmeza — suelten a papi y vamos a cenar — y tomó en brazos a la pequeña Ahome, tirando suavemente de ella. Miroku también bajó un poco a Kikyō.

    ¡Auch! Niñas, a papi le duele que hagan eso — les dijo seriamente. Las gemelas sonrieron traviesamente.

    Todos vieron la tierna escena familiar con una gran sonrisa, hasta Inuyasha se le hizo bonito, y pensó cuando él y Aome fueran padres… sacudiendo la cabeza. Disfrutaron de la suculenta cena, platicándole al feliz padre lo traviesas y terribles que eran sus pequeñas, cosa que no fue puesta en duda pues las chiquillas se abalanzaron sobre papá y lo usaron de “caballito”. Había que recuperar el tiempo perdido. Y aunque lo hicieron enojar un poco, el hombre se sentía feliz de estar nuevamente en casa, con su familia, con su amada esposa y con sus amigos. Más tarde, los amigos se retiraron para permitir que los esposos… convivieran en familia.

    Hachi, Shippou e Inuyasha se fueron cerca del árbol sagrado, junto al pozo.

    ¿Y cómo estuvo el entrenamiento? — preguntó el kitsune al tanuki.

    Bueno… — contestó el aludido — el defecto de su Excelencia… aún lo tiene. En el último mes fuimos a algunas aldeas cercanas y…

    ¿Sigue siendo mujeriego? — se asombró el zorrito, y pensó lo en mal que le iría a Miroku si Sango se enteraba de alguna cosa.

    No, — puntualizó Hachi al ver las expresiones de los dos amigos de su Excelencia al pensar si acaso esa manía no la había abandonado — aunque no pierde oportunidad de… pensar en su esposa y hacer comparaciones… sin llegar tan lejos como antes. — y suspiró un poco — Les ofreció a las señoritas pociones y pergaminos para la fortuna en el amor, — y luego sonrió como bobito — cobrando mucho por algo que… quien sabe si sirva.

    ********** Flash Back **********

    En una plaza, en una aldea cercana al templo del maestro Mushin, el monje Miroku llevaba a la práctica algunas de sus nuevas habilidades. Y que mejor en la zona más transitada del poblado, en donde pasaban las mujeres.

    ¡Lindas doncellas, por aquí por favor!

    ¿Qué piensa hacer Excelencia?

    ¡Silencio Hachi, no interrumpas a un profesional! — dijo con gravedad Miroku, y miró a su sirviente con un poco de enojo. — Tráeme lo que te pedí y te haces para atrás.

    En seguida Excelencia — el pobre mapache le entregó lo que llevaban, no sabía exactamente que era, y se hizo respetuosamente a un lado, mientras las mujeres ya abarrotaban el lugar ante la presencia de tan apuesto monje.

    Bien bellas damas, — inició Miroku con su discurso, y después… fue tomando las manos de algunas de las presentes y mirándolas con galantería — ¿eres una bella mujer…— le dijo a una — que no ha tenido suerte… — le dijo a otra — en el amor? — le dijo a una tercera — No te preocupes más — fue con una cuarta.

    Al tanuki le brotó una gotita anime en la frente, su Excelencia podía llegar a ser… muy hablador. Las chicas se sentían alucinadas ante la presencia del guapo monje, y hasta pensaron que tal vez… alguna sería la afortunada.

    ¡Tengo la solución a sus problemas! — dijo Miroku soltando a la última muchacha y dirigiéndose nuevamente al centro, dejándolas absortas y con un signo de duda en sus cabecitas — La potente fórmula, — mostró un frasco de los que había sacado del fondo de su “equipaje” — que combinada con las buenas oraciones y el pergamino bendito adecuado, — también exhibió el pergamino — les garantiza suerte en su vida amorosa y que conseguirán… — sonrió de forma pícara — un atractivo marido como su servidor… que tiene una hermosa esposa y lindas hijas gracias a esta maravilla — puntualizó complacido.

    Algunas hicieron mueca de desilusión, pero la perspectiva de conseguir un hombre apuesto por esposo… las animó a adquirir lo ofertado. Hachi por poco se azota de la reacción de las desesperadas mujeres, que pagaron la gran cantidad pedida por el aprovechado monje.

    Recuerden levantar todos los días sus oraciones, poner el pergamino en la posición adecuada y darle a ese hombre especial la bebida en la forma indicada, — le sonrió galantemente a sus clientas — y no tardará mucho para que les pida matrimonio. Obvio, — dijo ya más serio — todo depende del atractivo en cuestión y la disponibilidad, ¿entendido? No me hago responsable por defectos secundarios.

    ¡Lo que diga, Excelencia! — sonrieron complacidas las muchachas.

    ********** Fin de Flash Back **********

    ¡Keh! — intervino Inuyasha — así que lo charlatán no se le quitó.

    Eso y lo… — se sonrojó Hachi — otro.

    Shippou también se sonrojó.

    Ese Miroku, en vez de monje parece… — puntualizó sin terminar su observación.

    Con esos pensamientos, los dos seres mágicos se fueron a la cabaña de la anciana Kaede, e Inuyasha se quedó en el árbol sagrado, pensando una vez más en su amada pelinegra. “Pues…” meditaba, “claro que si me ausentará por algún tiempo me gustaría mucho que Aome me reciba como Sango a Miroku y…” de sólo pensar en lo que ese momento estarían haciendo sus amigos… le dio un escalofrío por la espalda y se sonrojó nuevamente.

    ¡Par de calenturientos! — dijo para sí con enfado — ¡No cabe duda que los dos son iguales!

    Mejor sacudió la cabeza y se durmió pensando en cosas tiernas y en alguna forma de sacar sus sentimientos y expresarlos hacia la linda pelinegra de grandes ojos cafés que le había devuelto la esperanza de vivir… enamorado.

    Nota de la autora: Me tengo que ir rápido para que Aome ya regrese. No me gusta mucho pensar en nuevas peleas pues no es en realidad mi objetivo, me gusta mas retratar la vida cotidiana sin dejar de mencionar a lo que se dedicaban. Peleas… tal vez en cuanto Aome regrese, porque ella tendrá que mejorar sus poderes espirituales para ser la sacerdotisa de la aldea.
    A Miroku tuve que mandarlo fuera muy seguido para que Sango no se embarazara pronto jajaja, pues no se trata de darles hijos al por mayor, recuerden que la familia pequeña vive mejor. Además le encantan las bienvenidas que le da su amada a su regreso, y eso sirve para que Inuyasha recuerde más a su querida Aome y… pues trate de sacar un poquito lo cursi para cuando ella este nuevamente a su lado. Pero eso… le va a costar mucho trabajo, porque para el monje es sencillo ser tan evidente ante su esposa, lo que nuestro Hanyō no es. Saludos y sigan divirtiéndose con esta historia y la otra. Sayonara
     
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  15.  
    Cinderella

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    *-* Este capitulo me gusto demasiado!
    Miroku y su calenturienta esposa! xD dios, menos mal que se fue un tiempo porque si no mínimo la pobre Sango ya estuviera embarazada otra vez.
    Pobrecito Koga no sabe ser de papa, y le pidió consejos a Miroku.. Me mató d risa esta para, con decirte que casi me caí de la silla:
    haahah Miroku y sus perversiones...
    Aww, me parece tierno lo de Inu, extraña tanto a Kagome, >,< espro que llegue pronto!
    Gracias por avisarme ^^
    Sayonara~
     
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  16.  
    InunoTaisho

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    Gracias por postear y por leer, aun faltan mas... calenturas de Miroku y Sango;) jajajaja que hacen a Inuyasha entrar en la desesperación y tomar drásticas medidas:oops:... ya verán que simpático muchachito, lo que tiene que hacer para tratar de ser cursi en cuanto le toque, pero del dicho al hecho... hay un gran trecho:D. A Aome ya no le falta mucho para estar nuevamente con sus amigos y tener alguna nueva aventura, no tan terrible como fue con Naraku, para darle mas accion a todo. Sayonara que a esto le falta un poco para terminar. y no se pierdan "Un juego por la vida de... Naraku" que sigue con su buen toque de comedia.
     
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  17.  
    kagomeG

    kagomeG Usuario común

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    Awwww! Que manera de terminar el capitulo... (Inu-cochambroso) ya tranquila...
    Sin duda de los mejores capítulos... Amé esta parte...
    "— ¡Par de calenturientos! — dijo para sí con enfado — ¡No cabe duda que los dos son iguales!"
    Estoy de acuerdo con el... A sangito se le pegó un poco... Bueno creo que es normal...
    Esas niñas me caen muy bien! (excelentes imitadoras de su madre!)
    Y hablando de niños...si ya pasaron tres meses y solo faltaban dos... ¡Ya nacieron los sarnositos, Kogita es papá! (hey hey! Mas respeto al padre desesperado... "lobesnitos") ettoo... Bueno es que lo de Inu se pega Hehe.
    Y luego el escrito... "manual para el mejor padre" hay yo hubiera hecho lo mismo que Inuyasha.... Hahaha
    Awww... Inu ya la extraña (¿apenas te diste cuenta?) bueno... Pero ya la quiere como miroku a sango... ¿sera mas aprovechado?... La verdad es que cuando leeo esas partes de Inu y sus pensamientos me pongo nerviosa... No se por que... \(//∇//)\
    Ha de ser por que de miroku ya me acostumbre... Pero ¿Inuyasha?... Oye! Tu de que te ríes?! (Haha! Nada... Me acordé de un fic que leeí hace poco sobre algo parecido sobre Inuyasha y los consejos de miroku que sigue a PIE DE LA LETRA)
    Hay si es cierto! Esta muy chistoso pero... Estamos aquí!

    Bueno... Ya espero que se encuentren... Hasta me siento rara que estén lejos... Que torura! Y que shinosuke...(Ash! Tu solo quieres que su novia se llame "Gemma"!, hasta a mi me cansas!) no hiba hablar de eso... Si no que le valla buen en su viaje al extranjero... Y que Aome regrese (ya te alucino)
    Ya me despido... Antes de que se vuelva spam... ( ; ̄O ̄)

    Adiós querida InunoTaisho!

    Tus locas lectoras: KagomeG y ukyo
     
  18.  
    Kai

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    Hola!!!
    Cada dos me reprtó no estoy tan mal jejeje.
    Has mejorado con los parentesis pero como sé que los capis ya los debes de tener la gran mayoria listos...no te preocupes fue un consejo..para la proxima ¿vale?

    El capi tan lindo....Concuerdo con KaomeG(que no se ha pasado por mis historias) ...en que los "sarnositos" ya deben de estar dando lata por allí...
    Espero el reencuentro pero no le apresures tanto sino se le va la emoción a la historia...sé qeu hay un momento en el que la historia te aburre, no es que no te guste sino quqe no te emocio¿na como en el principio pero no es para uqe hagas todo atropellado ¿vale?, no sería bueno perder el hilo de la historia,...o los puedes complementar con Flash Back...pero te digo no te apresures..a mi me pasó asi con una historia me aburrió e incluso pense en abandonarla pero ahi estoy dando lata a mis lectoras y volví a cogerle cariño...has lo mismo...
    Sayo.
     
  19.  
    InunoTaisho

    InunoTaisho Orientador del Mes Orientador

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    Título:
    Pasado mañana (inu/kag,mir/san,sess/?)
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    56
     
    Palabras:
    2953
    Capítulo 17 parte 3

    Nota de la autora: Los acontecimientos se van más rápido porque Aome ya está por regresar.

    Tiempo, tiempo, tiempo… el tiempo sigue su curso en las dos épocas. Y el contacto entre los enamorados de ambos lados del árbol que lo divide sigue siendo sutil, pero muy placentero para los dos, pues les renueva día a día las esperanzas de que el momento de su reencuentro sea inolvidable. La única duda que tiene Aome es como afectará su regreso a la época Sengoku sobre la época actual. Shinosuke le dijo que por el momento disfrutara su realidad, que el día de su retorno ella decidirá… lo que sea correcto.

    En el periodo Sengoku el tiempo también corre. El primer año de las gemelas fue un gran acontecimiento. En la cercanía del segundo aniversario del enlace matrimonial entre su Excelencia Miroku y Sango, su esposa y ex – exterminadora de monstruos, se hizo una gran celebración para pedir por la buena salud de toda la linda familia.

    El maestro Mushin aún no entregaba el equipo, pero su salud era más delicada pues no dejaba de entrarle duro a la bebida, su pésima costumbre. Miroku se encargaba estar algunos días con su maestro, para cuidarlo. Sango casi no iba porque… Mushin era peor de manolarga que su discípulo, así que el anciano se había ganado una muy buena reprimenda del joven monje por atreverse a tocar… el hermoso y sagrado cuerpo de su mujer. Y además, ahora que las niñas ya caminaban eran un peligro hasta para ellas mismas por ser tan traviesas e inquietas, lo que hacía necesario estar al pendiente de donde andaban. Lo bueno es que contaban con la ayuda incondicional de Lin, que le gustaba jugar con las nenas y era muy paciente. La pequeña pelinegra le recordaba a Inuyasha a su querida Aome, por ello también él le había tomado cariño. Aunque tenía que ser muy cuidadoso, pues si alguna vez se atrevía a hacerla enojar de más o llorar… su hermano se enteraría de ello, y de sólo pensar como se desquitaría… se le erizaba la piel (ya saben como se pone cuando se enoja de verdad).

    Sango le había planteado a su hermano Kohaku y a su querido esposo el crear una escuela de entrenamiento de exterminadores de yōkai, ya que, después de la masacre ocasionada por Naraku, ellos eran los únicos que se dedicaban al oficio. Bueno… ella se retiró para el cuidado de su familia, y, recordando las palabras que su padre siempre les había dicho, consideraba que siempre es mejor trabajar en equipo, especialmente si te enfrentas a algo peligroso. El muchacho aceptó encantado. Su esposo lo dudó un poco, pero ella lo convenció de las ventajas de un equipo de exterminadores, utilizando sus encantos femeninos y su gran poder de convencimiento sobre su pícaro marido. Además, un entrenamiento de esa naturaleza requiere de varios años para dominarlo, la prueba era que Kohaku aun tenía ciertos errores y no le gustaba mucho el ir solo. Y para ello también se necesitaba de un gran poder espiritual de purificación para las armas, y ese sería el papel de Miroku en la escuela.

    Todo eso sonaba de maravilla, pero implicaría que el monje se apartara nuevamente de la familia por algunos meses, para una mejor preparación. Inuyasha pensó que en el fondo… su amiga deseaba alejar a su esposo otro tiempecito para no tener que controlar sus desenfrenos y evitar embarazarse otra vez, porque Miroku se había mostrado insistente en el tema ahora que las gemelas ya eran más grandecitas. Y cuando al monje se le alborotaba… también a su esposa se le pegaba un poco de su alocado comportamiento, pues a pesar del tiempo se seguían amando con tanta pasión como la primera vez; cosa que al Hanyō lo hacía desesperarse un poco, porque él también se imaginaba cosas… que le subían el tono.

    Una noche, en cuanto las pequeñas ya se habían dormido y la decisión estaba tomada, los amigos se encontraban disfrutando del fresco anochecer bebiendo una deliciosa “taza” de té. La virtud de Inuyasha… es que a veces es muy directo.

    ¿Entonces cuando te vas? — le soltó Inuyasha a Miroku después de haber platicado de otras trivialidades, como la última “tortura” del día por parte de las gemelas al “Perrito” Inuyasha o el último jalón de orejas a su papá, que en ese momento las tenía enrojecidas, porque las chiquillas adoraban tomarlo de las arracadas y tirar de ellas. ¿Cuál de los dos sufrirá más?

    En tres días más o menos — contestó el aludido — El maestro Mushin está preparando todo y también… a su edad y con su delicado estado de salud, debe descansar bien antes de iniciar otro entrenamiento profundo. — tomó el último sorbo de té — ¡Qué delicia! Hachi vendrá a buscarme en cuanto ya este listo.

    Claro que el monje veía “disimuladamente” a su esposa, la cual limpiaba todo el desorden que dejaron sus pequeñas “torbellino”. Ella se movía como siempre, con agilidad y desenvoltura, con su hermosa y larga cabellera castaña ondeando al compás de sus movimientos y una bella sonrisa, al tiempo que levantaba los “juguetes” improvisados de sus hijas, entre los que se encontraban algunas cosas que Lin había traído de su último viaje con Sesshōmaru, el báculo de papá, el trompo de Shippou, la máscara del tío Kohaku y la funda de Tessaiga. Los azules ojos de Miroku brillaron… pervertidos al recorrer de arriba a abajo la escultural figura de su amada, la cual vestía con una túnica sencilla que le sentaba muy bien, y abrió un poco la boca; casi se le va un suspiro y se le cae la baba. O sea que indirectamente a Sango le gusta levantar la pasión de su amado.

    ¡Keh! Miroku por favor, — le espetó Inuyasha con ojos de puntito, al notar su mañosa expresión — tienes unas pequeñas “monstruos” en casa y… ¿todavía quieres más?

    Las niñas son bendiciones, — dijo el aludido sonrojándose un poco y mirando nuevamente a su amigo, pues… era cierto — y las bendiciones… caen del cielo.

    Ajá. — le dijo el peli plateado en tono burlón — Quieres todas las bendiciones para ti que por ello te esfuerzas tanto.

    ¡Qué bueno que me entiendes! — le sonrió tontamente Miroku.

    ¡Keh! No me cabe duda que lo pervertido… es natural en ti — lo miró con enfado. Sango ya se acercaba a ellos, ignorante de la conversación entre hombres — Lo mandas lejos para que no te atosigue pidiéndote más hijos ¿verdad? — le soltó Inuyasha en cuanto ella se sentó junto a su marido, dispuesta a sobarle las orejas enrojecidas.

    Nuevamente los esposos lo fulminaron con la mirada, después Sango le dedicó una sonrisita a su amigo y le plantó a Miroku un beso en la oreja derecha al tiempo que lo abrazaba.

    Por supuesto que no, — contestó la aludida después de abrazar a su esposo, al cual por un pelito no se le va la mano más allá al corresponder el abrazo — ¿cómo crees? Me interesa que tenga mejor nivel — y miró a su amado con ternura, empezando a masajear suavemente su oreja.

    ¡Keh! — contestó el Hanyō — Sango por favor, no me engañas, hace tres noches que discutieron por eso.

    ¿Cómo lo sabes? — Miroku lo observó muy seriamente, mientras Sango se sonrojaba e Inuyasha… igualmente.

    Bueno… es que… — tartamudeó el peli plateado, pues ahora también la exterminadora lo miraba con una expresión igual a la de su esposo — lo que pasa es que… — “¡Qué diablos!” pensó, y luego se enojó con sus amigos — ¡Mierda! A veces quiero enterarme de… sus… cursilerías para… cuando… — y le subió salvajemente el tono hasta casi enrojecer como su traje — Aome vuelva… pueda yo… ser… cariñoso — y desvió la mirada de los esposos.

    Ellos pusieron cara de perplejidad al mismo tiempo, se voltearon a ver por un segundo, para dirigir nuevamente la vista al Hanyō y… reírse de su expresión azorada. Bueno, Miroku se rió muy fuerte. Sango sólo sonrió levemente y después… ocultó su hermoso rostro en el pecho de su amado, enrojecida un poco más, al tiempo que decía en un susurro:

    ¡Qué vergüenza! ¿Por eso lo haces? — y dejó de hacer lo que en ese momento había hecho.

    ¡Jejejejeje! — Miroku casi llora de la risa sin soltar a su esposa — ¡Inuyasha por favor! — y después… respiró profundamente para calmarse.

    ********** Flash Back **********

    Tres noches atrás…

    Amorcito… — Miroku se abalanzó sobre Sango en cuanto las niñas se habían dormido al fin, después de un largo día de travesuras.

    La abrazó con pasión contenida y la besó larga y profundamente, como si el tiempo se acabara en ese beso apasionado.

    Mmm… Miroku… cariño… — le respondió ella al fin, respirando entrecortadamente y tratando de apartarse un poco.

    Ya suponía lo que su amado quería… y a veces le costaba trabajo calmarlo porque… él la conocía muy bien y sabía cuales eran sus debilidades.

    Sango… amor… — no la soltó y la besaba cerca de la oreja, susurrándole con tono galante y apasionado — vamos a…

    Hoy no cariño… — le dijo tiernamente, forcejeando un poco, sintiendo algo de calor. A veces su marido podía ser tan persistente.

    ¿Y por qué no?... — insistía el mañoso, apretándola un poco más contra él — Si las niñas son tan bonitas… pues… hagamos otro… — y siguió besándola, acariciando su bien formado cuerpo.

    (¡Eso no se puede decir en este fic! Me sonrojo por la actitud de Miroku… y no sigo con lo demás, porque me da penita).

    Bueno, su último recurso o si no… cedería a las pasiones de su ardiente marido, y por el momento… no sería así.

    Cariño… — le habló con dulzura, cerrando un momento sus lindos ojitos y después… su presencia maligna y una fría mirada como… las de un Daiyōkai conocido nuestro — ¡Miroku, basta ya! — levantó un poco la voz, haciendo que su amado… mejor la soltara con miedito.

    Sanguito, no te enojes. — le dijo en voz muy baja — Tú sabes que te amo demasiado por… ser tan hermosa… por las niñas… — ella aun lo miraba con severidad — que… no puedo… es que… — tartamudeó intimidado ante el enojo de su esposa.

    Sango se calmó, pues el simple hecho de que Miroku entendiera la indirecta… además ella lo ama como siempre y le gusta que le de todo su amor. Lo abrazó tiernamente y lo besó con cariño en los labios.

    Amor… por ahorita no pienses más en hijos, las niñas deben crecer otro poco. — le dijo amorosa y le sonrió con picardía. Él la abrazó también, pero ya sin intenciones de ir más allá — Yo te digo cuando sí.

    Así se durmieron. La castaña le permitió a su amado acomodarse junto a su pecho, para que oyera el latir de su enamorado corazón. Y aunque esa noche no fue de pasión desenfrenada… el pícaro monje tenía una sonrisa de satisfacción.

    ********** Fin de Flash Back **********

    Conste que no escuché ni vi de más — se explicó Inuyasha, bastante apenado todavía.

    Sango aún se mostraba muy avergonzada, como pensando cuantas noches antes su amigo había espiado un poco y lo que pudo haber oído, y seguía ocultando su linda carita en el regazo de su marido, el cual la abrazaba amoroso mientras miraba al Hanyō con aire divertido, escuchando la historia de lo que… se había enterado por chismosito.

    Si quieres lecciones amigo — le dijo Miroku con picardía en cuanto Inuyasha terminó su relato — avísame para que…

    ¡¿Cómo se te ocurre?! — ¡PAF! la castaña le soltó un buen bofetón a su esposo — ¡Son un par de…! — fulminó a Inuyasha con la mirada, casi lo quiere asesinar. El pobre se ocultó tras Miroku, que se sobaba el cachete y veía con miedo a su mujer — ¡Hombres tenían que ser! ¡Me voy! — les dio la espalda y se metió a la cabaña.

    Ahora fue el monje quien le lanzó a su amigo una mirada enojada y después… suspiró.

    Lo siento — dijo Inuyasha, casi oculto entre las sombras — Es que…

    No te apures, — le indicó Miroku sin dejar de sobar su mejilla enrojecida — a veces las mujeres son delicadas en esos temas. — miró hacia la entrada de su vivienda, suspirando una vez más — Me va a costar trabajo amansar a Sango.

    Yo… — tartamudeó el peli plateado.

    Mira, con confianza puedes pedirme consejos. — lo interrumpió el monje — Al fin y al cabo somos amigos, puedo ayudarte. Pero… mejor no digas nada de esto delante de mi esposa.

    Esta bien, — a Inuyasha le bajó el sonrojo — cuando regreses te… lo pediré. — y nuevamente adoptó su actitud habitual — ¡Pero no quiero saber cochinadas!

    Cochinadas… — lo miró escrutadoramente el ojiazul — Cuando te cases con la señorita Aome ya no te parecerán cochinadas. — y le sonrió con picardía, haciendo que enrojeciera nuevamente por un momento — Bien mi buen amigo, — se levantó y se dirigió a su cabaña — tengo mucho quehacer y mejor… hoy no te asomes más tarde, pues la cosa va a estar difícil; aunque luego de un enfado… es más dulce.

    Al Hanyō le dio el escalofrío acostumbrado por la espalda. “¡Pervertido tenías que ser… y ella también! La cursilería al máximo”, pensó algo turbado.

    ¡Keh! Para nada — respondió con enfado.

    Así que Miroku se fue a los tres días, cuando sus gemelas tenían aproximadamente un año y dos meses. Por supuesto que la despedida fue emotiva y su esposa lo consintió la noche anterior, ya saben como. Las gemelas no querían soltar a papá y le lloraron un poco, pero fueron consoladas… por el “Perrito” Inuyasha y sus orejitas. Sango y las pequeñas visitaron a Miroku dos veces el primer mes. Una sorpresa le esperaba a su regreso, algo que lo pondría feliz al triple de lo que ya se sentía.

    La preparación de la escuela iba bien, varios aldeanos se decidieron a que sus hijos tomaran las lecciones y habían empezado con lo básico y sencillo; Sango les comentó que el entrenamiento requería años y era menester dominar las cosas simples. Aproximadamente un mes y medio después de que su amado esposo se fuera… le daría un giro a sus planes.

    Nota de la autora: esto se alargó pero teníamos que considerar que antes de la llegada de Aome, Miroku y Sango ya tenían tres hijos. Por cada embarazo 9 meses aproximadamente, y al parecer entre las gemelas y el niño recién nacido hay un poco más de un año, casi dos de diferencia, de acuerdo a mis cálculos. Así que Sango tuvo que ser muy cuidadosa hasta donde se pudo para no embarazarse muy seguido, aunque Miroku insistiera una y otra vez, ¡pervertido adorable, como debe ser, únicamente con su mujer! En lo que Aome se fue y regresó fueron 3 años, así que, si las gemelas nacieron aproximadamente al año del matrimonio, y el pequeño era casi un recién nacido pues… bueno así salieron mis cuentas, para hacerlo un poco más creíble. Sayonara y disfruten también la otra historia.
     
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  20.  
    Kagomeneko

    Kagomeneko Guest

    Ohhh mee aa encantaadoo !!!
    inuu estaaba espiiandoo :$ llego a ser yo sango y lo mato
    jajaj me imagino a inu aciendole lo qe miroku a sango a kagome !! jajajajajajaj
    pero kagome lo tiene mas falcil...un SIENTATE !!
    y ya esta xD
    mejor qe no aprenda las mañas de miroku porque si no...se va a pasar en el arbol sagrado mas de una noxe jijiji
    kagome vuelve prontoo inu te necesiitaa !

    Adios :)
     
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