Pasado mañana (inu/kag,mir/san,sess/?)

Tema en 'Fanfics Abandonados de Inuyasha Ranma y Rinne' iniciado por InunoTaisho, 6 Agosto 2010.

  1.  
    Yazkara

    Yazkara Entusiasta

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    Hola y perdona la tardansa.
    La idea de invitar a toda la aldea a la boda me parese que les dara un poco de trabajo y con sus invitados yokai tendran que organisar todo muy bien.
    En verdad Inu puede ser tan timido en algunos momentos? jajajajajjaja
    Lo que me impresiona fue el comentario de lin,
    ¡El Señor Sesshōmaru lo esperaba! En cuanto venga le contaré para que se prepare — y se fue por las gemelas, saltando de gusto.
    no me lo esperaba.
    Por favor no tarrdes con la continuacion.
    oxoxoxoxoxox =)
    atte YAZZZ
     
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  2.  
    InunoTaisho

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    Título:
    Pasado mañana (inu/kag,mir/san,sess/?)
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    56
     
    Palabras:
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    agradezco los post, siempre te levantan el animo cuando estas metida en otras cosas, aqui preparandome para el ingreso al bachillerato, no me corta la inspiracion, sino como les decia la redaccion, pero sin mas la conti de esta historia, y puliendo detalles para la siguiente parte y la de "Un juego por la vida de... Naraku", asi como el fic de Sesshomaru y la comedia que me surgio por los Saiyajins... disfrutenla.

    Capítulo 28.

    Al siguiente día, antes de que el sol se levantara más arriba del horizonte, Inuyasha fue por Aome para “regresar” al futuro… entre más pronto abriera los ojitos la muy tonta más pronto se le borrarían esas ideas locas.

    El ojidorado pensaba que la pelinegra se llevaría un buen fiasco al comprobar lo que creía comprobado… el pozo no funcionaría otra vez para volver al tiempo que ella había decidido dejar. Pero no sería él quien se lo negaría… ya se daría cuenta de la estupidez que estaba a punto de cometer.

    — ¡Aome! — llamó desde afuera de la cabaña de la anciana Kaede.

    La chica salió desperezándose aun, estirándose un poco.

    — ¡Ajum! — bostezó discretamente — ¡Buen día Inuyasha! — saludó mirándolo un poco soñolienta — Dame un momento para cambiarme.

    — Date prisa. — le soltó entre molesto y divertido de verla tallarse los ojitos — Es mejor que nos vayamos temprano para volver temprano.

    — Tienes razón, en seguida estoy lista. — dijo ya más despierta y regresó adentro — ¡Buen día anciana Kaede!, — saludó a la buena mujer, que en ese momento se asomó también — lamentó haberla despertado.

    — Buen día Aome, no te apures. — contestó la viejecita un poco seria, después miró al peli plateado — Buen día a ti también, Inuyasha.

    — Buen día — contestó un tanto apenado, no le hubiera gustado ver a nadie. Se cruzó de brazos fingiendo indiferencia.

    Kaede salió por completo y se le acercó al muchacho, mirándolo escrutadoramente.

    — Dime una cosa Inuyasha, ¿estás seguro de lo que van a hacer? — le preguntó un poco dudosa.

    — ¿A qué te refieres? —se avergonzó un poco más — ¿A… casarnos? Por… supuesto… que… — contestó en un susurro bajo sin dignarse a mirarla — ¿qué no es lo que todos quieren?

    — No me refiero a eso, — sonrió la buena mujer — aunque recuerda que no te casas porque nosotros queremos, si no porque ustedes quieren… eres lo suficiente maduro para formalizarlo esta vez.

    El sonrojó del Hanyō se hizo más intenso, como el tono de su traje. Kaede retomó la seriedad.

    — Me refiero a atravesar nuevamente la barrera del tiempo…

    — ¡Uf, era eso! — soltó un suspiro de alivio.

    La noche anterior, en la cena con su amiga Sango, Aome les contó sobre la gran idea de darle a su mamá la buena noticia de su próximo matrimonio, y para eso tendrían que “volver al futuro”.

    — Yo no estoy seguro de que se pueda… — continuó hablando más calmado, retornando a su gesto habitual de seriedad y dureza — pero tú sabes lo terca y obstinada que puede ser Aome. Ya se dará cuenta la...

    Se cayó justo a tiempo, pues la aludida salía en ese instante junto con la pequeña Lin.

    — ¡Buen día señor Inuyasha! — saludó la niña con su linda sonrisa.

    — Eee… hola — la saludó un tanto cohibido de que la chiquilla se mostrara siempre tan alegre y confiada, inclusive ante el antisocial de Sesshōmaru.

    — Ya podemos irnos — dijo Aome.

    — Si… claro. — el ojidorado se repuso un poco — Regresamos más tarde — se despidió de sus acompañantes.

    — Si no regresamos temprano es porque sí fuimos al futuro — agregó la pelinegra.

    Se encaminaron a una cabaña cercana para despedirse como correspondía. Aome vestía con un cómodo traje deportivo, de los que acostumbraba a usar en su tiempo. Inuyasha se guardó un comentario un tanto despectivo, al parecer la joven no terminaba de acostumbrarse a los ropajes antiguos. Sango les esperaba en la puerta de su casa, dándole a Miatsu el primer alimento del día, en tanto las gemelas dormían… aun era temprano para ellas.

    — Muy buenos días, — los saludó amablemente en lo que cambiaba a su hijo de seno y se acomodaba la ropa — ¿gustan desayunar antes de irse? — preguntó.

    — Buen día Sango — correspondió Aome al saludo en tanto que Inuyasha sólo gruñó un poco — no te preocupes, desayunaremos con mi mamá.

    — Como digas — le contestó la castaña sin cambiar la cara alegre.

    — Y te traeré algo más para completar… ya sabes — agregó la pelinegra sonrojándose momentáneamente.

    — Eee… si, gracias. — la ex exterminadora se apenó también — Que tengan buen viaje y no se preocupen… los esperamos para ultimar los detalles de su boda.

    — No creas que vamos por una eternidad, — habló al fin el ojidorado — así como llegaremos así regresaremos — dijo firmemente.

    — De acuerdo — Sango volvió a sonreír sin animo de contradecirlo… conociendo a su amiga, cualquier cosa podría pasar y el Hanyō, aunque rezongara, terminaría cediendo.

    — ¡Adiós! — Aome jaló firmemente a Inuyasha y se alejaron con rumbo al pozo.

    Antes de llegar al sitio, la pelinegra se dirigió un tanto seria al peli plateado.

    — Inuyasha… ¿tú crees que podamos ir al futuro y volver? — dijo en forma dudosa.

    “Ahora resulta” pensó el joven un tanto molesto.

    — ¿Quieres la verdad de lo que creo? — le soltó de forma agresiva — ¡Es la idea más idiota que has tenido! — dijo sin esperar respuesta — ¿Crees que el pozo funcione otra vez? ¡Abre los ojos y no pienses tonterías! — la miró un poco duro.

    La joven clavó sus pupilas achocolatadas en él, y suspiró haciéndolo retroceder. “¡Oh, no,” se dijo algo asustado “va a desquitarse!”. Ella… se sentó en un tronco cercano, dejándolo boquiabierto de la impresión.

    — Tal vez tengas razón… — dijo Aome en un susurro — Pero me gustaría tanto verlos otra vez y darles la buena noticia… mamá se sentiría tan feliz… y Sota… y mi abuelo… — le brotaron unas lagrimitas pequeñas.

    — Aome… — Inuyasha se le acercó sintiéndose un canalla mata ilusiones — no llores… si no lo comprobamos no sabremos que pueda pasar.

    Se agachó frente a ella con una expresión dulce en sus facciones, acariciándole una mejilla y enjugándole suavemente una de las lágrimas que brotaban de sus ojitos. La chica volvió a mirarlo, ya más sonriente.

    — Entonces… ¿te parece bien que lo intentemos? — preguntó esperanzada.

    Él afirmó con la cabeza y le dio la mano para levantarla. Avanzaron el último trecho y llegaron al lugar. El pozo se veía tan normal como siempre, había sido tapado con unas maderas y a su alrededor crecían diminutas flores y mucha yerba. Era un lugar abandonado pero rodeado por la naturaleza. Inuyasha movió las tablas que cubrían el brocal y se asomó para ver si no había ninguna sabandija oculta.

    — Parece que… no pasa nada allá adentro — dijo volviendo la vista a Aome.

    — Oye Inuyasha… — la pelinegra pareció dudar otra vez — me parece que… — tartamudeó levemente — antes de irnos debemos… — aspiró una pequeña bocanada de aire — practicar lo que les diremos.

    El ojidorado parpadeó con incredulidad.

    — ¿Practicar? — preguntó — ¿Practicar… qué?

    — Pues… — la muchacha volvió a ruborizarse un poco — como vas a pedir mi mano.

    — ¿Pedir… tu mano? — abrió la bocota de más — ¿Para qué quiero pedir… tu mano?

    — ¿Cómo que para qué? — ahora lo miró extrañada — Pues para que nos casemos… eso es lo que se hace.

    Inuyasha se rascó la parte alta de su cabeza, como cierto Saiyajin de otro anime, con esa expresión de duda en su rostro, sin entender absolutamente nada de lo que le decía Aome.

    — ¿En serio? — hizo la observación — Miroku no le pidió la mano de Sango a nadie…

    — Eso es porque Sango ya no tenía familiares mayores a quien pedirla. — explicó la pelinegra — Tú debes pedírselo a mi abuelo.

    — Eee… — el tartamudo fue otro — ¿es… necesario?

    — Si quieres ser parte de mi familia… sí — contestó la joven.

    — ¿Y quién dice que yo quiero ser parte de tu familia? — dijo sin razonar.

    — ¡Osuwari! — le gritó un poco molesta — ¡Pues tú… tonto!

    ¡PAF! el azotón merecido por no pensar al hablar y no morderse la lengua para no decir burradas.

    — Aome… — escupió la tierra que casi se tragaba por tener la bocota abierta — perdón, no era mi intención ofenderte — dijo en tono compungido.

    Ella lo fulminó con sus pupilas cafés, para sonreírle después.

    — Bueno, — le dijo — entonces veamos que podemos decir y como decirlo.

    Así que le dijo exactamente cuales serían las palabras adecuadas con las que le pediría su mano al abuelo, para dejar huella en su tiempo de que todo se había hecho con la formalidad que requiere un acto de esta naturaleza… pues el matrimonio es un pacto que no se puede echar por la borda como si nada.

    — No será difícil, — dijo Aome después de media hora, suspirando un poco porque en realidad Inuyasha no podía ser espontaneo para decir palabras que expresen sentimientos — sólo relájate y se tú mismo.

    — Si tú lo dices — contestó el ojidorado visiblemente alterado y tratando de conservar la calma.

    — Bien, ahora… ¡adentro! — la muchacha tomó impulso y lo jaló del brazo para cruzar el brocal.

    El Hanyō la abrazó rápidamente para evitar el golpe… ya le llamaría la atención ante su falta de cordura. Pero no pasó nada de lo que él había pensado… nada más que el brillo habitual de cuando cruzaban la barrera del tiempo. Los dos se dieron cuenta de que había funcionado una vez más.

    — ¡Inuyasha, es maravilloso! — dijo Aome abrazándolo muy fuerte, visiblemente alegre — ¡Volvimos!

    — Eee… — él estaba asombrado y no supo ni que decir — ya veo, aun funciona… pero, ¿por qué? — susurró por lo bajo para que su amorcito no lo escuchara.

    — ¡Vamos, rápido! — la chica volvió a jalarlo para que subieran.

    Ni modo, estaban de “vuelta” en el futuro… había que cumplir como hombre. Salieron del área del pozo para dirigirse a la casa. Aome miraba emocionada para todos lados… hacía casi un mes que se habían ido para no volver, y estaba nuevamente ahí con la gran noticia que soñó por tres largos años. Inuyasha también miraba todo, entre sorprendido y anonadado de que el pozo siguiera en funcionamiento. Ese enigma lo tenía intrigado. Después la haría entrar en razón y analizarían el por qué de semejante incógnita. Alguien los recibió, una enorme silueta se dirigió a la chica.

    — ¡”Inu”! — la muchacha abrazó al perro con mucho afecto, acariciándole la cabeza en tanto que el animalito casi la tira — ¡Qué lindo estás!, Sota te ha cuidado muy bien.

    “Inu” ladraba sonoramente moviendo la cola… le gruñó brevemente a Inuyasha y después le hizo fiestas como la primera vez, saludándolo a su manera y tratando de lamerlo.

    — No… espera… — el Hanyō trató de desembarazarse del perro juguetón — tranquilo… déjame…

    — “Inu”, — dijo la pelinegra un poco autoritaria, pero cariñosa — llévanos con mamá.

    El obediente can ladró más bajo y se encaminó a la casa, delante de ellos, como si hablaran el mismo idioma y entendiera a la perfección a su antigua ama.

    — Anda Inuyasha, — lo apuró Aome tomándolo del brazo y mirándolo amorosamente — para saludar a mamá y que te prepare el desayuno.

    Por el desayuno… ya tenía un hambre feroz, así que recorrieron el último trecho para entrar al hogar materno de la joven. Encontraron a la señora Naomi en la cocina, lavando la vajilla.

    — ¡Mamá! — gritó la muchacha, soltando a su amado y abrazando a su progenitora con mucha felicidad — ¡Sorpresa!

    — Aome… — parpadeó la buena mujer — hija, ¡qué alegría, viniste a visitarnos! — correspondió el abrazo e inmediatamente se fijó cariñosa en el ojidorado — Me da gusto verte Inuyasha… tan guapo como siempre.

    — El… gusto es mío señora — contestó algo apenado.
    — ¿Y mi abuelo? — preguntó la muchacha con curiosidad — ¿Y Sota? — aunque de esta última ya sabía la respuesta.

    — El abuelo aun duerme… tú sabes cariño, — respondió su mamá — la edad y los achaques. Sota se fue a la escuela.

    “Inu” se acostó en su rincón favorito, muy quietecito y con la carita perruna reflejando sentirse contento de ver a su “amita” y a su olorosa pareja (jeje, es que le huele familiar). Buyo se acercó como buen minino, cauteloso y silencioso, y se frotó… contra las piernas del ojidorado.

    — Oye gato, no soy de tu propiedad, — le espetó algo molesto tratando de apartarlo, al darse cuenta de las felinas intenciones — respétame.

    — Inuyasha… — Aome le reprendió algo cariñosa — Buyo sólo quiere saludarte.

    — ¿Ya desayunaron? — intervino la señora Naomi muy amable.

    — ¡Tengo un hambre voraz! — confirmó el Hanyō sentándose rápidamente en un lugar cercano.

    — Oye Inuyasha, lávate las manos, — esta vez el regaño fue un poco más fuerte — no seas cochino.

    — ¡Keh! No fastidies con eso Aome — rezongó, aun así se levantó y fue a asearse.

    La mamá de Aome les sirvió un buen desayuno en lo que intercambiaba plática con su hija acerca de los logros escolares de Sota, sobre las ganancias obtenidas por el anime y las regalías que aseguraban su situación financiera de buena manera, y asuntos de la vida amorosa de la señora Naomi con el señor Ryoga Hybiki, el tío político de Shinosuke, nieto del gerente general de la SHONY… el amable señor le había propuesto matrimonio, lo cual le pareció de lo más estupendo a la pelinegra.

    — ¡Oh, mamá! — dijo abrazándola una vez más, en lo que le ayudaba lavando algunos de los muchos platos sucios que dejaba Inuyasha — ¡es una noticia maravillosa! Mereces rehacer tu vida, aun eres joven.

    — Me es grato que te parezca bien y estés de acuerdo. — sonrió la señora — Sólo arreglará algunos pendientes y nos casaremos tal vez en dos o tres meses.

    — ¿Y que dice Sota a todo esto? — preguntó volviendo al quehacer.

    — Ya sabes como es tu hermano, tan generoso y tan bueno, — contestó la mujer sin cambiar el gesto alegre — opina igual que tú. Por cierto no me han contado de ustedes. — miró a su futuro yerno sin cambiar la sonrisa — Dime Inuyasha, ¿se han casado ya?

    El Hanyō se había concentrado tanto en comer y satisfacer su apetito que no intervino en una conversación que no le importaba, por lo tanto la pregunta lo tomó desprevenido y por poco se le atora la doceava empanada con carne que devoraba, después de echarse unos chilaquiles no tan picosos, huevos rancheros, frijoles refritos, arroz, hot cakes con jamón…

    — ¡Cof, cof! — tosió levemente golpeándose el pecho — Perdón… aun no… — y se avergonzó en sobremanera — ¿de qué habla? — quiso fingir demencia desviando la vista.

    — ¡Jijiji! — rió la señora Naomi por lo bajo, divertida del bochorno del peli plateado — ¡No pensé que fueras tan tímido, Inuyasha querido!

    — Mamá… — Aome también se sonrojó — por eso necesitamos hablar con el abuelo, por su premiso para nuestro matrimonio.

    — Ya veo. — dijo la buena mujer y le dirigió nuevamente al ojidorado una mirada cariñosa — No te preocupes Inuyasha, el abuelo no va a matarte, sólo se tú mismo y dilo con sinceridad.

    — ¿Alguien habló de mí? — el aludido entró a la cocina, desperezándose y bostezando grandemente.

    — ¡Abuelo! — Aome lo abrazó y lo besó en la cabeza pelona — ¡Me da tanto gusto verte bien!

    — ¿Aome…? — el anciano parpadeo con incredulidad, y después se percató de otra presencia — ¿Inu… yasha?

    — Eee… — el ojidorado volvió a cohibirse — Muy… buen día señor.

    — Papá, toma asiento. — dijo solícitamente la señora Naomi, levantándose del suyo para ayudar al viejecito — Los muchachos quieren platicar contigo, te serviré el desayuno… dame un minuto.

    La pelinegra se sentó junto al peli plateado y le tomó una mano bajo la mesa para animarlo a hablar, lanzándole una fugaz mirada de apoyo y cariño.

    — Bueno, esto si es sorprendente e inesperado. — dijo el buen hombre después de acomodarse en la silla — ¿Cómo han estado por allá? — preguntó con curiosidad.

    — Bien abuelo, muy bien. — le contestó Aome — Todos mis amigos te mandan saludos, también a mamá y a Sota.

    — Muy amables. — agradeció el anciano — Ahora dime una cosa Aome… ¿Inuyasha te ha cumplido como se debe? — les lanzó una mirada un tanto escrutadora.

    El aludido volvió a desviar la vista, sonrojándose un poco más. La chica también se apenó pero habló con toda su educación a su abuelo.

    — Precisamente de eso queríamos hablarte abuelo. — cerró tantito los párpados, esperando que el Hanyō soltara el breve discursito que le enseñó — ¿Verdad… Inuyasha? — lo miró un tanto desesperada.

    — Eee… pues… — tartamudeó sin dignarse a ver la cara del viejecito ni de su amada — yo… quiero… no…

    “De haberlo sabido no venimos” se dijo internamente el aludido, queriendo desaparecer para estar en el otro tiempo, más seguro, sintiendo la mirada dura de Aome sobre él, así como la forma escrutadora en que lo veía el hombre mayor. La señora Naomi interrumpió un momento, como para darles un respiro.

    — Toma papá. — le sirvió unos hot cakes con jamón — Están calientes, — y le dio una taza de té — come con cuidado, no te vayas a quemar — y se sentó a su lado, sin dejar de sonreír.

    En ese lapso la muchacha aprovechó para pellizcarle la mano.

    — ¡Auch! Oye Aome… — protestó en un susurro.

    — ¿Qué te dije? — le contestó igual de bajo, mirándolo con enfado.

    — ¿Dijeron algo? — el abuelo volvió a mirarlos.

    — No… es decir… — al peli plateado se le enredó la lengua por enésima ocasión.

    — ¡No tengas miedo Inuyasha! — dijo la señora Naomi en tono alegre, riendo discretamente — Papá, — se dirigió al buen hombre — Inuyasha vino a pedir la mano de Aome para casarse formalmente.

    — ¡Ah, era eso! — dijo el viejito — Muchacho, por ahí hubieras empezado. — y comió un pequeño trozo de hot cake — Hija, están tan deliciosos como siempre. — le dijo a la mujer mayor — Bien muchacho, te escucho — miró a Inuyasha una vez más.

    — Bueno… vera… — el pobre Hanyō estaba tan rojo como su traje, quería ser invisible.

    Aome parecía un tanto histérica… “¡No es posible que no pueda decir algo tan simple!” se dijo internamente, y se guardó un suspiro “Me imagino que el monje Miroku lo hubiera hecho mejor si le tocara”. Se animó a picarle la cresta o se pasarían media hora oyéndolo balbucear como lactante.

    — Inuyasha… — le habló un tanto amenazante — me dijiste que era pan comido, — lo miró retadora — que incluso el monje Miroku es un inexperto a tu lado.

    — ¿Yo dije eso? — la miró un poco dudoso — No lo recuerdo.

    — Por supuesto… — dijo la muchacha haciéndose la ofendida, esperando que el joven se tragara la mentira y no se delatara solito — pero me parece que hasta Koga lo debe haber hecho mejor, sin tanta duda.

    — ¡Keh! ¿Acaso insinúas que soy más cobarde que el Sarnoso? — dijo un tanto alto y enojado, olvidando que tenían interlocutores presentes.

    — No cobarde, — insistió la chica un poco llorosa, no era su intención exaltarlo — sólo… un indeciso que no parece saber hablar cuando se debe — desvió la vista para ocultar su ansiedad… deseando que funcionara la treta.

    El abuelo y la mamá parpadearon un poco, ya los habían visto discutir antes pero siempre era algo cómica la manera en que peleaban verbalmente. Para el Hanyō eso era un reto a su valor y a su hombría.

    — ¡Ya verás que soy mucho mejor que el Sarnoso de Koga o el pervertido de Miroku! — le dijo retadoramente y volvió la vista al anciano — Mire abuelo, — le habló serenándose un poco para no verse tan grosero con el viejecito — quiero casarme con su nieta y por ello vine a pedirle su mano, pero si no le parece no me…

    — Descuida Inuyasha, — le interrumpió el buen hombre sonriendo abiertamente — ella te quiere mucho, por mi no hay ningún inconveniente… es más, pensé que ya vivían juntos como buen matrimonio, ¿pues que pasó? — volvió a mirarlos de forma escrutadora.

    “¡Uf, menos mal que ya paso!” el ojidorado se guardó un suspiro de alivio. “Ahora ya podremos irnos para terminar con esto de una buena vez”. No porque estuviera tan ansioso de casarse… tal vez si, pero lo que deseaba era alejarse del barullo, y qué mejor que en la tranquilidad del Sengoku.

    — Abuelo, — dijo Aome sin disimular su felicidad, pero con las mejillas enrojecidas de la vergüenza — es que… no iba a llegar y… luego luego… ¡ay, que pena! — se tapó la cara.

    — Bueno hija, — le contestó el buen hombre — eres ya una mujer en plenitud de la palabra e Inuyasha… ni se diga, todo un hombre madurón, así que pensé que tal vez…

    — ¡Abuelo, por favor! — la pelinegra casi se sofoca.

    — Vamos, vamos. — el anciano señor pidió clama con las manos — Inuyasha no podrá negar que será muy feliz el día en que consumen su amor.

    Los tonos rojizos en el rostro del aludido no se hicieron esperar.

    — ¡No invente anciano! — soltó sin meditarlo — ¡No estoy loco para querer algo así!

    — ¡Osuwari! — Aome se enojó al notar su falta de tacto — ¡Tenías que ser… torpe!

    ¡PAF! Se azotó de boca en la mesa, lo bueno es que ya habían acabado con la comida y no tiró nada más que el té del abuelo.

    — Aome… — le protestó levantando un poco la cara — ¿por qué siempre lo haces?

    — Porque… ¡eres un insensible! — le reprochó — ¿Acaso nos vamos a casar únicamente para vernos las caras? — y volvió a enrojecer con intensidad, desviando un poco la vista — Me gustaría… tener una… familia grande.

    — ¡Eso suena maravilloso! — intervino la señora Naomi después de limpiar el té derramado — Me encantaría tener varios nietos de ustedes… Pero ahora hay algo más importante que hacer antes de que regresen al Sengoku, — miró a la pareja — no me lo negarán, ¿verdad? — preguntó con inocencia.

    — Por supuesto que no mamá. — su hija la abrazó una vez más, sonriéndole con cariño — Pídenos lo que quieras.

    — Bueno hija mía… ¿podrían casarse primero aquí?

    La boca del Hanyō se abrió de más hasta dar su quijada en el suelo… ¿Casarse en la época actual? No estaba preparado para eso.

    Nota de la autora: ¡Chan chan chan chan! ¿Boda en las dos épocas? Las cosas que tendrá que soportar el querido Inuyasha por complacer a Aome…. Jajaja, esperen lo que sigue, tan bueno como siempre.
     
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  3.  
    kagomeG

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    Piscis
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    Hahahahhaahhahahahahha!!!!!!...!!!!! >>.<< U.U pobre de kag..!!! Siempre en platicas así... "consumar su amor" hasta de impresion me pegué con la pared... Hahaha!!! Ese abuelo me salió mas directo de lo que pense... Hasta adelantado en sus pensamientos!! :O
    Me parece muuuuuy lindo que la señora vuelva a casarse... No está mal :)
    Hahahhaha!!! Será que todabia soy inocente pero.. A que se refería Kag cuando a Sango le dijo que le traeria mas... Mas, que? ~.^??
    A ha haaa...!! XP con que hay que provocar a Inuyasha para decir las cosas... Ummm'! Que genial! Y lo mejor es que la mama y el abuelo con cara de "y estos que??" hahahahhaha!!
    (bueno... Creo que a los hombres hay que provocarlos para decir las cosas??) ummm.. Sip, pero provocar a inuyasha con el "libidinoso" y kouga es genial!!! XD
    Oooooooooooooooooooo...!!! Dos bodas??!!! Y deseguro al mismo tiempo que la de su mamá... Verdad?? Pobre inuyasha!!! Hahaha!! Ya me imagino por lo que va a pasar... :D
    Gracias!!! Muy bueno!!! ><
     
  4.  
    Kai

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    wow ¡Doble casamiento!...Que fino!!!-se salió lo venezolano-
    Por Kami, por buda y Zeus...:confused:...Que adoré el capi, claro antes no comente, pero espero haberle dado a "me gusta"...me partó de la risa con lo idiota de Inuyasha, mi mamá me mira hasta feo...jejeje.

    Adoré la manera en como hiciste que Kagome le diera ese empujoncito tan necesitado, sólo de esa forma el orgullosísimo hanyou haría algo, no como veo en otros fics, full de Ooc, malo, malo, malo...El tuyo mantiene todas las personalidades, por eso me engancahste...

    No puedo creer como empezaste, fui una de las primeras en comentar, y ahora..T.T, la alumna superó a la maestra...Por Kami que quiro ver el final, con que nos irás a somprender...
    Sayo, espero con ansias, y si no me ves en post, te juró que un "me gusta" de mi parte tendrás...

    Oh, un detallito.
    Dudo mucho que ese tipo de comida sea japonesa ¿no?, cuida esos detallitos, recuerda donde se desarrolla la trma y el lugar, es importante...
     
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  5.  
    Yazkara

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    Siiiiiiii!!!!! que se casen en la actualidad, con vestido y traje, siiiiii.
    Esta fabulosa la idea de la señora Naomi, pobre de Inu si creia que pedir la mano de Aome era dificil no sabe lo que le espera con doble boda, jajajajajaja.
    Me encanto en lo absoluto, espero poder leer el siguiente capitulo pronto.
    oxoxoxoxo =)
    atte YAZZZ
     
  6.  
    cristty

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    como dicen por ahi... Mas vale tarde que nunca!!!
    y yo, aunque tarde, estoy aqui de fiel como siempre.
    Me ha parecido maravilloso! Mas aun cuando Rin les dijo que mi amado Sesshomaru esperaba la boda... Jajajajajaja pobre de Inuyasha, doble boda? Me volveria loca pero... Bueno, Kagome siempre ha sido algo rara.
    Se me acaba de ocurrir una iddea, asi de repente... Invitaras a mi querido Sesshomaru a la boda del futuri??? Ufff!! Eso seria emocionante. Bueno, como siempre te sigo esperando, asi bien fiel.
    muchos besos de mi parte!!!
     
  7.  
    InunoTaisho

    InunoTaisho Orientador del Mes Orientador

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    Inventory:

    Escritora
    Título:
    Pasado mañana (inu/kag,mir/san,sess/?)
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    56
     
    Palabras:
    4280
    Capítulo 28 parte dos

    Previamente…

    Bueno hija mía… ¿podrían casarse primero aquí?

    La boca del Hanyō se abrió de más hasta dar su quijada en el suelo… ¿Casarse en la época actual? No estaba preparado para eso.

    — No será un gran alboroto, sólo nuestros conocidos más cercanos… — continuo la buena mujer en tanto la pareja parpadeaba asombrada de la petición — por favor, siempre quise verte vestida de blanco al lado de tu futuro esposo… es uno de mis sueños.

    — Eee… — Aome se mostraba algo abochornada, pues ella tampoco había pensado en matrimoniarse en su época, pero claro que no le negaría un último deseo a la autora de sus días — por supuesto mamá.

    — ¿¡¡Qué!!? — gritó Inuyasha muy alto — ¿Cómo que nos casemos aquí? — preguntó incrédulo — ¿Acaso te has vuelto loca? — miró a su amada pelinegra como si fuera una demente peligrosa.

    Aome le lanzó una mirada de molestia.

    — No tiene nada de malo. — le dijo retadoramente — Ya que estamos aquí, haremos una ceremonia íntima.

    — ¡Será estupendo! — opinó la señora Naomi con su gran sonrisa — Invitaremos a tus amigas, a Hojo, a la familia Takahashi, a la familia Zaotome, por supuesto al guapo de su abuelo…

    — Cálmate mamá. — sonrió Aome también, un tanto forzada por las últimas palabras — No creo que el abuelo de Shinosuke quiera venir.

    — ¿Y por qué no? — observó la señora parpadeando un poco — Después de todo Inuyasha es…

    — ¡Mamá, por favor! — la pelinegra levantó un poco la voz — ¡Aun no está preparado, en serio! Algún día… pero no ahora, por favor — le puso carita de súplica.

    El Hanyō parpadeó ahora de curiosidad, ¿quién era ese anciano y que tenía que ver él en todo ese relajo? ¿Cuál era la preocupación por ese hombre mayor? Aome le ocultaba algo. Definitivamente, tal vez el cambio de época le afecto el cerebro a la muchacha.

    — Oye Aome… ¿qué…? — iba a preguntar.

    — Después Inuyasha, — la joven le sonrió con timidez sin dejarlo terminar, plantándole un pequeño y tierno beso en los labios — creo que mejor descansas un rato para que… vayamos de compras más tarde.

    — Pero… — pensó en protestar, aunque decidió ya no decir nada ante esa mirada amorosa que le derretía la dureza y le quitaba las dudas… momentáneamente.

    — ¿Hay algo más para mí? — intervino el abuelo llamando la atención de todos — Y… ¿me podrían servir más té? Casi no tomé.

    — ¡Oh papá, lo siento! — la señora Naomi se dispuso a complacer la petición del anciano — Vayan a descansar cariño, Inuyasha. — los miró comprensiva y tiernamente — Si gustan bañarse adelante. Les avisaré cuando esté lista para ir al centro comercial.

    La pelinegra se llevó casi a rastras a su amado ojidorado, quien no se reponía de la sorpresa por la petición de la mamá, por las palabras del abuelo, por la mención de un anciano desconocido que con solo ser nombrado había puesto nerviosa a la muchacha y por… porque lo besó en público. Al rememorar esto último enrojeció levemente en lo que subían las escaleras. Trató de hablar otra vez sobre el tema en cuestión, que lo tenía intrigado.

    — Oye Aome, — dijo con firmeza una vez que llegaron al piso de arriba — creo que merezco una explicación de todo ese teatro tuyo. — la tomó por los hombros mirándola fijamente — Así que no me ocultes nada.

    Ella enrojeció al verse reflejada en sus pupilas doradas, tan cálidas… tenía que confiar en él, no debería haber secretos entre ellos, pero lo del abuelo de su amigo… no creía que estuviera listo para esa verdad.

    — Eee… — tartamudeó desviando un poco la vista, pues también la ponía nerviosa la cercanía de sus cuerpos — Inuyasha… me parece que… podemos darle ese pequeño gusto a mamá, no será por más de cuatro días el quedarnos aquí.

    Él no le dijo nada, sólo la miró suspicazmente haciendo que se pusiera más colorada.

    — ¿Qué pasa? — le dijo con voz temblorosa al notar su mirada más intensa.

    — Aome… — la soltó delicadamente en lo que volvía a enrojecer como tomate y se separaba un poco — no creerás… no pensarás que… voy a… dormir contigo hoy.

    — ¿¿¡Eh!?? — la pelinegra se sorprendió y sólo atinó a abrir los ojos como platos — ¿qué… estás insinuando?

    — Nada… pues… yo… — se le enredó la lengua y ahora desvió la vista avergonzado — ¡Keh! Tú empiezas con tus acosos. — dijo tratando de disimular su bochorno — Con eso de que no vamos a casarnos sólo para vernos las caras… — su voz se hizo casi un susurro — y la gran familia que quieres… y estamos en tu casa…

    — ¡Osuwari! — ella lo miró de fea manera y lo mandó al suelo sin delicadeza — ¡Pervertido, morboso y cochambroso! — dijo ofendida, y lo dejó en el piso para meterse a su cuarto.

    — Aome… — la llamó sin levantarse — ¡¿se puede saber por qué siempre lo haces?! — alzó la voz.

    Aproximadamente al mediodía estaban listos para ir de compras. Aome se lo pensó mejor y, en uno de sus arranques de buena gente, le permitió al Hanyō quedarse en su cuarto en lo que le buscaba unos ropajes adecuados para vestirlo ad hoc a la época, e improvisarle un espacio adecuado para pasar por lo menos cinco días en la habitación de huéspedes. Afortunadamente tenían una cerca de la cocina, pues no deseaba importunar a Sota o a su abuelo metiendo a ese grosero a dormir con ellos. Inuyasha se sentía bastante raro con esas prendas tan… incómodas en su opinión, pero prefirió no hacer enojar a su amada, la cual le prometió una deliciosa comida si era un “chico bien portado” (por no decirle mascotita o perrito, jaja). Salieron con la señora Naomi porque también la buena mujer quería y necesitaba hacer las compras de la semana, especialmente ahora que su futuro yerno estaría algunos días en casa… había que tener comida fresca. Para su buena suerte llegó el señor Ryoga Hybiki, futuro esposo de Naomi y, por decir, padrastro de la joven, en su impactante vehículo. Al parecer sabía que los muchachos estaban ahí porque los saludó efusivamente al descender.

    — ¡Aome, es un gusto verte después de tanto! — le dio cortésmente la mano, y se dirigió al ojidorado — Mucho gusto joven Inuyasha, Aome habló maravillas de usted. — y también le tendió al mano dejándolo un tanto anonadado, después abrazó y besó delicadamente a la mamá de la pelinegra — Naomi querida, el “carruaje” está listo.

    — ¡Ay Ryoga, corazón! — lo saludó correspondiéndole — ¡Gracias por tu ayuda!

    — Sabes que estoy a tu disposición — le guiñó un ojo cariñosamente.

    — ¡El gusto es mío tío Ryoga! — interrumpió Aome abrazándolo muy contenta — Me ha dado una gran alegría… es usted el mejor hombre para mi mamá. ¿Cómo está la familia? — preguntó sin quitar la sonrisa.

    — Muy bien, gracia encanto. — contestó el buen hombre y la apartó delicadamente de su lado al notar un breve y casi imperceptible tic en la ceja del peli plateado — Aunque es una pena… Shinosuke no ha venido, los estudios le absorben tiempo. Pero los pequeños y Rumiko se encuentran de maravilla.

    — ¡Me alegro! — dijo la chica — Será un placer que estén presentes en mi boda.

    — Eee… — Inuyasha tartamudeó tratando de llamar la atención — Oye Aome…

    — Pero por favor, — indicó el buen hombre cediéndoles el paso — el centro comercial espera.

    — Vamos Inuyasha — Aome lo jaló del brazo para sentarse en los asientos de atrás en tanto el caballero abría caballerosamente la puerta a la señora Naomi y le ayudaba a acomodarse.

    — Aome… ¿quién es este señor? — al fin se dejó oír el Hanyō.

    — ¡Oh, pero que grosero soy! — se excusó el señor después de tomar su respectivo asiento de conductor — Mi nombre es Ryoga Hybiki…

    — Es tío de mi amigo Shinosuke, — intervino sonriente la joven — te platiqué de él y de su familia.

    — Eee… — trató de hacer memoria — ¿en serio?

    — No puedo creer que seas tan olvidadizo. — le reprochó tiernamente — Discúlpelo tío Ryoga — se excusó amablemente con el buen señor.

    — No te preocupes, es normal que no nos conozca… y que no se haya acostumbrado a la época — dijo el caballero sonriendo con sinceridad.

    Arrancó el vehículo y se dirigieron a un centro comercial ubicado en la parte central de Tokio. Platicaron de algunas trivialidades como los negocios de la SHONY, los últimos premios obtenidos por el anime y la espera del capítulo final.

    — Todos los seguidores esperan la boda de ustedes, — dijo guiñándole pícaramente un ojo a la chica — ahora podrás concluir la trama. Ya estábamos planeando arreglarlo a nuestra manera.

    — ¡Ay, qué pena! — dijo Aome muy colorada — Nunca había pensado en eso… bueno, no en terminarlo así, no sabía de la gran expectativa… ¡qué vergüenza! — se tapó la cara, visiblemente abochornada.

    Inuyasha la miró con una expresión de duda. ¿A qué se refería ese hombre con arreglar… qué cosa, a su manera?

    — Oiga señor… — le interpeló un tanto maleducado, como es su costumbre — ¿de qué carajo está hablando?

    — Pues de la historia de ustedes. — intervino Naomi muy sonriente, ignorando su tono grosero — Aome, ¿no le platicaste a Inuyasha sobre el anime? — miró a su hija con curiosidad.

    — Sí, pero como es tan distraído y no le importa… — contestó la joven sin descubrir su rostro — por eso no se acuerda de nada de eso.

    — Joven Inuyasha, — le dijo el señor Ryoga de forma tan amable — su vida ha sido de lo más interesante… hasta me atrevo a decir que tiene una buena cantidad de admiradoras — agregó en tono jocoso.

    — Inuyasha es tan lindo — intervino la señora una vez más, sin borrar la sonrisa, acariciando la plateada cabellera del Hanyō, haciendo que se sonrojara.

    En el trayecto terminaron de explicarle al ojidorado sobre el anime y el gran éxito que había tenido… así que nada mejor que concluirlo con la tan esperada boda entre ambos protagonistas. Aome seguía ruborizada, y no porque nunca lo hubiera soñado, vivir con Inuyasha fue el anhelo que siempre le dio esperanzas, sino porque no le había pasado por la cabeza escribirlo… menos publicarlo. El joven peli plateado se dedicó a escuchar sin hablar (raro en él), sin borrar el gesto de incredulidad que tenía desde el principio de la narración. Lo que si no le dijeron, el señor Ryoga lo entendió perfectamente sin que la pelinegra le dijera nada, es sobre la relación de la familia del dueño de la SHONY, y del mismo dueño, con él… eso tal vez le hubiera dado una impresión de muerte.

    Llegaron al centro comercial y descendieron después de estacionar el vehículo en el área correspondiente. El de la época pasada abrió la boca… aun se maravillaba por todas las cosas extrañas de ese tiempo.

    — Bueno, iré a comprar la despensa para la semana. — habló la mamá con ese tono amable y alegre, tan característico de ella — Ustedes vean los trajes para la boda… especialmente para Inuyasha, ya los alcanzo.

    — ¿Estás segura mamá? — dijo Aome un tanto preocupada — ¿No necesitas que te ayudemos a cargar las compras?

    — No te preocupes hija, — le dijo para tranquilizarla, sin dejar de sonreír — ya he venido antes aquí y los empacadores me conocen, son tan amables; ellos me ayudaran. Así que busquen un buen traje, ¿eh? — le guiñó un ojo con un poco de picardía — Querido, — se dirigió al señor Hybiki — te lo encargo.

    — Descuida… se donde encontraremos el ideal. — le contestó igual de sonriente — Vamos jóvenes, acompáñenme por favor — les indicó con la misma amabilidad y se encaminó delante de ellos.

    — Camina Inuyasha, — dijo Aome jalando al Hanyō delicadamente del brazo — luego comerás.

    Y es que el ojidorado miraba ansiosamente hacia un local donde vendían comida rápida, casi babeaba como si no hubiera probado bocado en su vida.

    — Aome… — le rezongó un poco al sentir el jalón — quiero sopa, tengo hambre — y casi tira en sentido contrario para llevarla a comprarle el rameen.

    — Después… — le dijo ella tirando un poco más fuerte para hacerlo caminar — En cuanto tengamos el traje te invitaré tres platos de sopa especial.

    — ¿De verdad? — la miró esperanzado.

    — Por supuesto, ahora vamos ya — le sonrió y al fin siguieron al señor Ryoga, que se había detenido para esperarlos.

    Así, pues ni quien se queje… momentáneamente, porque, al llegar al local especial que vendía trajes finos de caballero para toda ocasión, abrió los ojotes como platos, mirando cada una de las prendas con cara de…

    — Aome… ¡¿estás loca?! — le habló un poco alto — ¡Jamás me pondré algo de eso!

    — ¡Claro que sí! — la chica también levantó la voz — ¡Es un día inolvidable y debes lucir como corresponde!

    — No hay problema si no te ajusta, — quiso interrumpir el señor Hybiki — aquí tiene un sastre que puede…

    — ¿¿Día inolvidable?? — volvió a hablar el ojidorado, sin prestar la más mínima atención al buen hombre — ¡Lo borraré de mi memoria! — otra vez… decir palabras sin pensarlas.

    — ¡¡Osuwari!! — y otra vez… de cara contra el piso — ¡Tenía que ser… — la pelinegra se ofuscó — bruto!

    — Eee… — intervino el vendedor en tanto a Ryoga Hybiki le brotaba una pequeña gota anime en la frente, el joven se veía algo asustado ante la escena — tenemos otros modelos, o hacemos trajes sobre medida…

    — Aome… — ya le iba a reclamar, ignorando por enésima ocasión la presencia de los otros dos, cuando vio que de las pupilas cafés brotaban lagrimitas — oye, no llores — dijo más bajo, un tanto preocupado.

    — ¡Idiota! — le soltó ella sin detener el llanto, ocultando el rostro entre sus manos — ¿Cómo no voy a llorar?, ¡eres tan insensible!

    — ¡Oh, pequeña! — su futuro padrastro la abrazó antes que el joven peli plateado se levantara — Ya cariño, no llores… sabes como es tu futuro esposo.

    Aquel no hizo más que parpadear, aun en el suelo… ahora hasta ese desconocido se jactaba de saber mucho de él y, encima de todo, ponerse a consolar a su amada en sus narices. Se enderezó algo serio, mirándolos fijamente.

    — ¡Bua, bua! — sollozaba Aome — ¡Es que a veces parece que no me comprende! ¡Bua, bua!

    — Pero así lo quieres… por eso volviste con él. — le dijo el señor, palmeándole suavemente la espalda — Únicamente es cuestión de… darle un poco por su lado, — agregó con una sonrisa — recuerda que creció sin un buen conocimiento de las relaciones humanas.

    El Hanyō no hizo más que parpadear… por enésima vez, sin entender ni pizca de lo que el hombre dijo. Pero, al parecer, la pelinegra sí lo entendió porque paró de llorar.

    — ¿Usted cree tío Ryoga? ¡snif! — le preguntó secándose las lágrimas.

    — Por supuesto, y se me hace que no te costara mucho trabajo… ya lo has hecho. — agregó guiñándole un ojo de forma traviesa — Ahora sonríe, que así te ves más linda de lo que eres… y vamos a atender a tu galán. — nuevamente le dirigió una mirada alegre al peli plateado — Inuyasha, si gustas un traje como el tuyo se puede mandar a hacer también. Lo importante es que te sientas a gusto para disfrutar de tu gran día.

    — ¿En… serio? — preguntó un tanto dudoso, sonrojándose levemente, y dirigió la dorada mirada a la pelinegra — Aome… no quería… — dijo en tono de disculpa.

    — Descuida, — sonrió ella con sinceridad, viéndolo con esos ojitos de cariño que ya había acostumbrado a dedicarle desde que regreso a su lado — Vamos a escoger un traje que te guste o te mandamos a hacer uno a tu estilo.

    — Como… te parezca mejor — susurró sin cambiar el tono bajo.

    A pesar de eso… fue un suplicio escoger el traje ideal para alguien a quien el sentido de la moda y la elegancia le tiene sin cuidado.

    — ¿Qué te parece este Inuyasha? — Aome le mostró un traje negro en corte tipo frac, combinándolo con una camisa blanca — Te verás muy apuesto.

    — Está horrendo, — opinó el joven ojidorado con ese tono suyo tan característico — no necesito algo así para verme bien, al contrario, pareceré un payaso — y se cruzó de brazos, volteando la cara en señal de desagrado.

    La chica hizo un mohín torcido de molestia… no pensó que un hombre tan primitivo fuera una pesadilla en cuanto a cambiar un poco de look. Tomó un traje en gris, de corte un poco más holgado y sencillo, sin perder la paciencia. Ryoga Hybiki sonreía levemente sin atreverse a opinar… el abuelo tenía razón en cuanto al explosivo carácter de su medio hermano Hanyō.

    — No me negarás que éste está bien, — dijo la chica de forma amable — ahora buscaremos una buena corbata.

    — ¿A eso le llaman ropa? — dijo de mala manera al ver el atuendo — Olvídalo, no se quién se pondría algo así.

    Cinco trajes más y Aome perdió la paciencia. Y todavía faltaría un buen par de zapatos.

    — Muy bien, — dijo con su aura maligna desbordada, casi se lo quiere tragar con la mirada — entonces veremos que opina el tío Ryoga. — dirigió la vista al buen hombre, con su carita serena y angelical — ¿Me ayuda tío? — le dijo a manera de súplica.

    El Hanyō se ocultó tras el perchero, espantado por la energía negativa que emanaba de la muchacha. El buen hombre puso un breve gesto de asombro ante el cambio repentino de la pelinegra, para volver a sonreír casi al instante.

    — Descuida pequeña, — le dijo — me parece que estos son los adecuados.

    Tomó tres trajes más y se los dio a la muchacha.

    — El abuelo usa unos más o menos parecidos, — le guiñó un ojo cómplice — así que le sentaran bien. Que se los mida para ver como le quedan y ajustarlos a su medida.

    — Gracias tío. — dijo ella muy contenta — Vamos Inuyasha, debes probarte la ropa — lo llamó dulcemente.

    Aquel se asomó un tanto precavido y, en cuanto la vio sonreír, soltó un suspiro de alivio mal disimulado.

    — ¿Ya… no estás enojada? — preguntó con timidez.

    — Olvida eso… ven al probador. — lo jaló de la mano y lo llevó al lugar indicado — Ponte esto y, en cuanto estés vestido, sales para que podamos verte — le dio uno de los trajes.

    — ¿Eso es… necesario? — se ruborizó instantáneamente.

    — No te preocupes, nadie te verá desnudo. — dijo el señor Hybiki con ese tono tan amable — Es indispensable que te pongas el traje, para que el sastre tome las medidas y ajustarlo a tu talla. Adelante y con confianza. Te esperamos aquí… o si necesitas ayuda puedes llamarme.

    — Eee… — el peli plateado se puso más rojo.
    — Oye, no querrás que sea Aome la que vaya en tu auxilio. — agregó el señor sonriendo un poco más — Eso será más adelante.

    La aludida también enrojeció ante esas palabras. El ojidorado no pudo guardarse un comentario mordaz, sin que se le bajara el sonrojo.

    — ¡Ya quisiera ella, ni que yo estuviera demente! — habló sin pensarlo, por enésima ocasión.

    — Inuyasha… — el aura de Aome volvió a brotar — ¡¡¡Metete ahí, ahora!!! — le gritó señalándole el probador.

    Ni tardo ni perezoso obedeció sin chistar, visiblemente asustado. La pelinegra bufó un poco y después… tomó aire para serenarse.

    — Que grosero… — murmuró para sí.

    El encargado que los atendía y el señor Hybiki hicieron gestos de incredulidad y asombro, pero no dijeron nada. Inuyasha salió a los cinco minutos, con esa cara de pocos amigos cuando algo le molesta, tratando de acomodarse el saco.

    — ¡Está ropa de mierda no me queda! — habló un tanto alto — ¡Es absurdo pretender que yo me ponga algo así!

    Y es que no se había acomodado bien el pantalón, trayéndolo un poco chueco, la camisa de fuera, y el saco al revés. Los demás se aguantaron la risa y el señor Ryoga fue en su ayuda.

    — Permíteme y te explicaré bien como se acomoda esto — dijo con amabilidad.

    Lo llevó de vuelta al probador y le ayudó a terminar bien su arreglo, ordenando las prendas como deben de ir. Regresaron nuevamente después de cinco minutos más, ya vestido como Dios manda.

    — Inuyasha… — Aome lo miró con ojitos soñadores — luces guapísimo.

    — Eee… — tartamudeó abochornado por esa mirada dulce — de todos modos, me aprieta.

    Era un traje beige, corte frac, combinado con una camisa blanca de cuello elevado y una corbata tipo bufanda en rojo intenso, que armonizaban perfectamente, y que, si no fuera por lo avergonzado que se mostraba, pasaría por un modelo de pasarela.

    — Se podrá arreglar. — opinó Ryoga viéndolo detenidamente — De todos modos pruébate otro… tal vez te siente mejor.

    Segundo traje… blanco con una camisa vino, en corte un tanto holgado. Aome seguía teniendo la misma expresión, como si estuviera viendo algo celestial…

    — Con ese… luces tan elegante — dijo con ese tono de ensueño.

    — Eee… — se avergonzó más — este color… no me agrada mucho.

    — Bueno, veamos el siguiente. — el señor Hybiki le entregó el último, pasándole al encargado el anterior — Luego le toma las medidas, — le dijo al empleado con su tono amigable — tal vez nos llevemos dos trajes.

    Tercer traje… azul metálico, no muy oscuro, con camisa blanca y corbata a juego. La pelinegra parecía en éxtasis.

    — ¡El color es divino!, — exclamó — y resalta el color de tus ojos.

    — Eee… — primero la miró bien y le pareció que, de verdad, su Aome había enloquecido — me queda… un poco grande — agregó con la misma vergüenza.

    — No tengas cuidado, recuerda que el sastre te tomará las medidas y te quedará como anillo al dedo. — intervino el señor Ryoga — Ahora ya puedes ponerte tu ropa, e indícame cual te gustó más… para que se arregle. Recuerda que te espera la sopa — le recalcó amigablemente, aguantando la risa.

    Se decidió por el traje beige; en realidad no le apretaba demasiado, así que no tardarían mucho tiempo en arreglarlo. Se fue a vestir en tanto sus acompañantes iban a la caja para liquidar la cuenta… aprovecharon que el sastre lo midió para pedir un traje azul de época… para la boda en el Sengoku.

    — Envíelos por favor al templo Higurashi… — le dijo el señor Ryoga Hybiki a la señorita cajera, presentándole su tarjeta — y descuide, el gerente de la SHONY pagará por ellos.

    — Faltaba más, permítame — contestó la cajera de forma respetuosa.

    — Perdón tío Ryoga, — dijo Aome mirándolo con carita de duda — ¿él… el abuelo pagará por todo esto?

    — Ya sabes como es… muy amable en el fondo. — contestó el señor sonriéndole más ampliamente — Cuando tu mamá me habló temprano estábamos terminando una reunión… precisamente sobre la forma que sería adecuada para el final del anime.

    — ¿De verdad… opinó por ello? — se sorprendió la muchacha.

    — Sabes que tiene memoria fotográfica, — le dijo Ryoga — así que recordaba varios detalles de esa fecha en el Sengoku… aunque no habló mucho, como es su costumbre. Pero en cuanto se enteró de la boda aquí decidió darle un regalo, razón por la cual le comprará los trajes a su hermano.

    — Esto si que es… algo sorprendente — habló la joven un tanto absorta por la información.

    — Pero no te apures, a la ceremonia no piensa asistir… dice que con una vez tuvo suficiente — agregó el buen hombre en tono de disculpa, un tanto alegre también, porque sería mucho pedirle que estuviera con ellos.

    Callaron al notar que el ojidorado se aproximaba, vestido adecuadamente como cuando salieron de casa.

    — ¿Ya podemos ir por mi sopa? — dijo un tanto ansioso, antes de llegar a su lado — Tengo un apetito feroz.

    — Adelántense y busca a tu mamá, — le indicó el señor Hybiki a la pelinegra — terminaré de firmar las facturas. Ya los alcanzo.

    — Gracias tío Ryoga. — Aome lo miró con afecto — Vamos por la sopa Inuyasha — dijo tomándolo del brazo para irse con él.

    En lo que el señor Ryoga Hybiki ayudaba a la señora Naomi a llevar los dos carritos de la despensa rumbo al vehículo, el Hanyō devoró tres tazones extra grandes de la sopa especial de la casa, en el famoso local de comida china “Neko – haten”. Media hora después el buen hombre acompañó al joven peli plateado a buscar unos zapatos adecuados en tanto Aome y su mamá entraron a una boutique de vestidos de novia, y eso porque a la chica le gustó uno sencillo que vio en el mostrador, señalándoselo discretamente a su progenitora.

    — Es muy lindo cariño, — dijo la buena mujer — pero, ¿no te gustaría este con chaquiras bordadas? — le señaló otro, que estaba junto al primero.

    — No mamá, el primero esta bien. — dijo la chica después de mirarlo bien — A Inuyasha no le hará gracia esperar mucho tiempo… además, así está bien porque con este mismo me casaré allá — señaló admirándolo más de cerca — Por cierto, — volvió a ver a su madre — creo que y mero es luna nueva, ¿verdad? — preguntó curiosa.

    — Sí cariño, en dos noches más, ¿por qué? — respondió la señora y también la miró con un poco de duda.

    — Entonces nos casaremos en dos noches, después de la hora del crepúsculo, en la capilla cercana al templo. — agregó la pelinegra con tono emocionado — Inuyasha será humano por completo… y así también se ve muy bien.

    La compra de los zapatos había sido también algo tardada, pues el terco ojidorado se empeñó en decir que no le gustaba ninguno y que no le quedaban… hasta que la chica, con toda su paciencia, le explicó porque debía usar zapatos y que ese día especial, o más bien esa noche, sería tan humano como ella y ya no le molestaría nada. Ella escogió rápidamente unas bonitas sandalias blanco perla con un adorno floreado y de tacón medio, sin decir nada de su vestido, eso sería sorpresa para todos. Cerca de las cuatro de la tarde regresaron a casa.

    Nota: Vamos avanzando para la boda en la época actual… y no se apuren, Sesshōmaru e Inuyasha se cruzaran alguna vez en la época actual, antes de que se cierre el pozo en definitiva, pues no puede estar divagando entre una época y otra. En el Sengoku si se verán algunas veces más… y después otro tiempo de enlace en la historia de Sesshōmaru. Sayo y gracias por su apoyo.
     
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  8.  
    kagomeG

    kagomeG Usuario común

    Piscis
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    Hola!!!! Woooooww..!!!
    Me sigue pareciendo una exelente idea de que tengan dos bodas (el matrimonio es mas asegurado con candado dos veces) hahahahahhahahahhahha!!! Lo que me dio risa fue:

    "— Con eso de que no vamos a casarnos sólo para vernos las caras… — su voz se hizo casi un susurro — y la gran familia que quieres… y estamos en tu casa…"

    HAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHA!!!!!!!!!! Hay inu-pervertido, aaaahh!! Pero antes si dormia en su casa y ahora ya le da pena!! U.U no no no... Pero todabia no es tiempo querido!! Hasta la Noche... Que... Amm... Como decirlo? Hasta la noche que "quieres olvidar" hahhahahahahhahahahahahhaha!!!!!
    Y si, creo que er a su hermano como empresario y con esos trajes va a ser un poco cardiaco para mi querido inu... U.U (yo me pondré a sus espaldas si se desmalla!! *.*) ukyo Pervertida -.-... Mejor YO!!! XD (nahh... Tu ya hasta estas comprometida... Olvidalo al pobre de INU...!!) heee... Bueno, si, pero no evita el que siga siendo mi amor platonico inuyasha!!! xD
    Ya quiero que sea el dia de la boda!!! Re-lindo!!! Y.. Una pregunta... Emmm... Donde tendran su "noche de bodas"?? Bueno... Aqui es donde inuyasha me engaña :'( hahaha! Ok NO. Pero creo que muchas aqui queremos saber eso... (y la mayoria pervertidas... O como diria otra persona "inocentes")
    Continuacion! Continuacion!!! :D

    KagomeG
     
  9.  
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    Ah! genial!! uh uh! uh uh!, ese inuyasha!! ahi! me lo imagino en ese traje!!! *¬*___ QUE BELLEZA DE TIPO!!
    jajajaja tan tierno! no sabia como colocarse esa ropa ^^ ahi si! que ternura!!
    Ahi! No! que boda! eso como el mismo dia! SEVERO
    rechido!! va a estar buenisima la boda! ahi! no aguanto china! jajajajajja espero el otro capi xDD esta buenisiiisiimo!!
     
  10.  
    Kai

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    Espero muy ansiosa la continuación.
    La boda y todos los por menores, es decir, Inuhermoso casado como humano. Es adorable, tan lindo que la mama de Kagome se case de nuevo.
    Y el futuro esposo...aww, es tan adorable, ya quiere mucho a Kagome y a Inuyasha, vaya querer a Inu es facil, pero saber tratarlo es otra cosa, asi que es muy adorable aquello.
    Muy buena la descripción del traje de Inu pero faltó describir un poquito màs el traje de novia de Kag..es todo.
     
  11.  
    cristty

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    Ahhh!! Yo quiero que se encuentren... Sisisisisi!!!
    Y tambien quiero saber como sera el vestido de Kagome, me imagino que bonito. sip!
    Jajaja!! Sesshomaru no querra volver a ir a la boda, por que sera?? Jajaja espero que calmes algunas de mis dudas y por favor... De verdad... Yo quiero saber como se llama la esposa de mi amado!! Se que nada que ver con este capitulo pero esque ya no aguanto!!!
    Bueno, te estare esperando fielmente, sisisi
    Muchos besos de mi parte!!!
     
  12.  
    flor de papel

    flor de papel Entusiasta

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    wuuuuaauu me encantaa tu fic...ya tengo tiempo leyendolo pero me acabo de unir, espero que subas pronto la continuaciòn, felicidades escribes muy bien :D
     
  13.  
    Orihara Abyss

    Orihara Abyss Usuario común

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    kiaaaaaaaaaaaaaaaaaaa lo esperado, uyy qu inuyasha se enere de quien es "el abuelo" pronto
    contiiiiiii
    sayonara!!!!!!!!!!!1
     
  14.  
    surisesshy

    surisesshy Usuario popular

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    Jajajja, Inuyasha es un glotón, esta como yo con le chocolate, lo chantajean tan fácilmente XD y más cuando hay ramen de por medio, pero que terco, inuyasha no sabe lo guapo que se ve con traje de gala, bueno, esa ignorancia con respecto ala moda bien podría ahorrarle a Kagome muchos dolores de cabeza, pues no me imagino todas las chicas que dirán "yo" cuando el padre pregunte "quién se opone a esta unión" XDDDD.

    Ya quiero ver la boda en el sengoku, pues quiero saber qué pasó para que Sesshy no quiera ir por segunda vez, conociendo a esos dos hermanos, me espero de todo jeje, que lindo es el "abuelo" al regalarle todo eso a su hermanito, estoy segura de que en ese tiempo Sesshomaru extraña mucho a Inuyasha, aunque lo niegue mil veces y yo también espero la parte donde el se reencuentra con su querido hermanito, de seguro e Inuyasha se quedara con cara de piedra por la impresión.

    hacer doble boda, pero kagome como que le está exigiendo mucho a la paciencia de Inu, aunque este siempre cede ante los caprichos de su amada, aaaah, que lindo es el amor y el oswari XD. Que bien que la mamá de Kagome encontrara pareja, después de todo, todos merecen una segunda oportunidad en el amor y valla segunda oportunidad se llevo, con un hombre así, tan detallista, creo que me muero de la alegría, que suertudota la señora y él no está nada mal, es todo un caballero y se lleva bien con su futuro yerno, sabe como tratarlo y como tratar a kagome también, me alegra que Sota y Kagome lo hayan aceptado, ahora la señora Sonomi no se sentirá tan sola cuando kagome se valla definitivamente.

    Que linda la camada de Kouga y Ayame, sus "sanorsitos" son tan lindos (como me los imagine) y pobre de Inu, no puede entrar a su guarida sin quedar fuera de batalla, ja ja!! No espero por la próxima continuación y ver como ocurre la boda y todo lo demás, hasta entonces, sayo.

    PD: Al igual que Cristty a mi también me da curiosidad por saber quién es la esposa de Seshy, ¡así que no dejes de avisarme cuando tengas ese fic publicado!
     
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  15.  
    InunoTaisho

    InunoTaisho Orientador del Mes Orientador

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    Título:
    Pasado mañana (inu/kag,mir/san,sess/?)
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    56
     
    Palabras:
    4038
    Arigato y mil veces gomen por tardarme un poco más, y es que entre fin de cursos, examenes, el inicio inminente de una nueva etapa en mi vida, el bachillerato, el trabajo de mi mamá... bueno para que les cuento mis peripecias, aunado a las alucinaciones con otros animes (dragon ball me volvió a pegar duro ahhhh! ya veo a los Saiyajins hasta en la sopa)... en fin, aqui les va la conti de este fic... y espero no tardarme mas en el otro. Diviertanse.

    Capítulo 28 parte tres

    El siguiente día fue relativamente tranquilo. Sota, al igual que su abuelo, se había quedado de a seis al ver a su hermana y futuro cuñado otra vez, como si nada hubiera ocurrido y fuera lo más normal del mundo viajar entre épocas. La noticia del matrimonio le pareció muy bien… también deseaba ver a Aome vestida de blanco junto al “Orejas de Perro”. Desde la noche la pelinegra se comunicó con sus amigas y con Houjo, y dejó a todos sorprendidos por su enlace matrimonial, pero claro que estarían presentes, faltaba más. El hablar con Rumiko también le dio gran alegría, y de paso agradeció una vez más por el detalle del “abuelo” para con Inuyasha… ya lo vería personalmente en otra ocasión.

    Entonces te veo mañana en el Instituto, a la hora de la salida, si es que no hay inconveniente — dijo la joven al teléfono, platicando con la señorita Takahashi.

    Por supuesto que no hay problema, — respondió la de gafas — el abuelo y papá ya me dieron permiso.

    Hasta mañana entonces — se despidió y colgó.

    Muy temprano Aome planeó salir con Sota y se dirigiría primeramente a la Universidad de Tokio para ver a sus amigas, sin llevar a Inuyasha, debido a que el Hanyō no pensaba andar de vago por algo que lo tenía sin cuidado… no le cabía duda que el organizar una ceremonia de ese tipo era una lata, lo había vivido con sus amigos y ahora era su turno, y por partida doble. ¿Acaso era importante hacerlo así, teniendo a tantos “chismosos” cerca?

    Oye Aome, — le dijo antes de que se fuera, tragándose un buen tazón de arroz y un gran pescado horneado — ¿es realmente necesario toda esta clase de cosas?

    Ya hablamos de eso Inuyasha, — le dijo con seriedad, lavando los trastes de la primera ronda — y es lo que vamos a hacer.

    Anda “Orejas de Perro”, — le dijo Sota terminando su tazón de cereal — no te va a doler decirle que sí a mi hermana.

    No es… por eso — tartamudeó un poco enrojecido.

    Sota, aséate que se hace tarde. — le reprendió cariñosamente Aome — No te angusties Inuyasha, — lo miró más amorosa — no serán muchos invitados, la ceremonia será rápida. Ahora, si me disculpas…

    Los dos hermanos subieron para terminar su arreglo en tanto el ojidorado acabó con su pescado, pero meditaba en algo que hasta entonces había pasado por alto. “¡Mierda! Voy a tener que decir… cursilerías delante de toda esa bola de arrimados” pensó molesto “¡Mendiga Aome! ¡Cómo si no me conociera, me quiere torturar!” Bueno, tal vez tendría que acudir a un método desesperado, porque huir no sería lo correcto.

    Así que, en tanto la chica iba con su mamá a comprar y arreglar algunos detalles que faltaban, pasar a ver a sus amigas al campus universitario, a Rumiko en el Instituto, visitar a la familia de Houjo y otras cositas, Inuyasha planeó pedirle ayuda al único hombre en quien podía confiar en ese tiempo tan raro: Sota. Pero eso tenía que ser a escondidas de la pelinegra para no arruinar la noche especial, por ello espero una hora prudente para salir sin ser visto… el abuelo se echaba su siestecita matutina junto con Buyo, e “Inu” se mostró dispuesto a colaborar al no ladrarle al ojidorado, únicamente menear la cola en señal de que tuviera suerte.

    “¡Ni hablar, tendré que pedirle ayuda porque no pienso volver a decir alguna estupidez como Miroku!… bueno, él conoce a Aome mejor de lo que aparenta, así que tal vez…” eso es lo que había cruzado por la mente del Hanyō en cuanto la familia se despidió para tomar rumbos diferentes. El jovencito se encaminó hacia la secundaria en donde su hermana había estudiado, acompañado por varios de sus camaradas, los cuales en alguna ocasión le solicitaron explícitamente les presentara a la hermosa de su hermana mayor, y el muchacho les contestó que se había ido al extranjero para casarse con su novio…

    Nuestro peli plateado amigo se dirigió hacia donde percibió el olor del pecoso chico, más bien dicho “voló” por sobre edificios y avenidas transitadas… afortunadamente no olvidó la gorra por si se presentaba algún inconveniente y así no verse más extraño de lo que podría decirse de sus platinados cabellos y sus dorados ojos. Al llegar recordó perfectamente el edificio, alto, cuadrado, de varios pisos con un gran reloj al frente para fastidiar marcando las horas sin parar, ¿es que acaso medir el paso de las mismas era importante? Notó que el patio estaba en ese momento lleno de muchachitos de entre 13 y 15 años que, en cuanto notaron su presencia, pues se dejó caer en medio del concurrido lugar, lo observaron extrañados. “¡Bah!, bola de…” pensó con fastidio al sentir sobre su persona las miradas de todos, especialmente alguna que otra niña que le lanzaron miradas pizpiretas en cuanto pasó a su lado buscando a su futuro cuñado. Al fin lo encontró sentado en una banca, platicando con sus amigos… posiblemente cosas divertidas porque se carcajeaban.

    ¡Vaya, al fin te encuentro! — dijo Inuyasha algo molesto parándose atrás de él, con los brazos cruzados.

    ¿¡Inuyasha!? — Sota casi pega un brinco al notar su presencia y oír el tono de su voz — ¿qué… acaso ocurrió algo? — preguntó un tanto nervioso.

    Sota… — habló uno de sus amigos — ¿tú lo conoces? — y fijo la mirada en el ojidorado — ¿De dónde eres amigo? — preguntó con curiosidad.

    ¿Acaso dijiste Inuyasha? — intervino otro de los muchachitos — ¿Cómo el del anime?

    Eee… jejeje — el pobre Sota tartamudeó moviendo un poco los brazos en señal de desesperación — es que a él le gusta… ser el “cosplay” del personaje principal.

    Al Hanyō le dio un breve tic en la ceja en tanto puso cara de perplejidad… ¿el anime?, ¿un “cosplay”? Bueno, ya se enteraría a que diablos se referían con eso… además él es el original Inuyasha. Ahora tenía asuntos pendientes por los que había ido para allá.

    Vamos Sota, no tengo tu tiempo — tomó con “delicadeza” al muchacho por el traje.

    Si… claro… — contestó el chico levantándose lo más rápido que pudo para tratar de llevarle el paso a su “cuñadito” — en un momento estoy con ustedes.

    Llegaron al claro cerca de las canchas deportivas, un tanto alejados del bullicio por la hora del almuerzo.

    Bueno “Orejas de perro”, ¿qué se te ofrece? — dijo Sota algo más tranquilo, aunque sin dejar de mostrar nerviosismo — No quiero ser grosero pero en quince minutos tengo que regresar a clases y, si algún profesor o prefecto te ve… tendré problemas.

    Es que yo… — Inuyasha se puso algo rojo de pena, empezando a tartamudear — pues quisiera que… necesito que… — “¡Carajo, es solo un mocoso, no te va a comer!” — ¡Necesito que me ayudes ese día!

    El muchacho parpadeó un tanto sorprendido, y también adquirió un tono subido en sus mejillas.

    ¿Quieres que te… ayude? — preguntó tímidamente — ¿A… pedirle a mi hermana…?

    ¡No! — casi lo infarta con su grito — Bueno… sí… lo que pasa es que…

    ¿Acaso no le has declarado… tus sentimientos? — lo miró con curiosidad.

    Eee… — volvió a desvariar un poco, más abochornado que nada — créeme, fue algo difícil.

    ¡Uff! Menos mal, ya me habías asustado Inuyasha. — suspiró el chico, y después le sonrió — ¡Ah, ya se que te preocupa! — dijo más alegre — Quieres decir las palabras adecuadas el día de la ceremonia, ¿verdad?

    Bueno… pues sí. — afirmó sin que le bajara el rubor — ¿Tú sabes lo que se tiene que decir?

    Sota lo miró con curiosidad, ya sin pizca de vergüenza, sonriéndose un poco más… a veces su cuñado podía ser demasiado tímido, a pesar de ser demasiado mayor.

    Me sorprendes Inuyasha, recuerdo que me dijiste que fuera espontaneo en cuanto te pedí un consejo para declararle mi amor a Hitomi. — dijo al fin un tanto serio, como queriendo darle al asunto la solemnidad que se merece — Y, si ya le declaraste tu amor a mi hermana, no veo en donde está la dificultad… creo que ya sabes que hacer.

    Oye, no me lo recuerdes de esa manera, — dijo el ojidorado un tanto molesto, aun enrojecido — no es que no sepa que hacer… es que no se como… decirlo sin que… se oiga mal.

    Al jovencito le brotó una gotita anime en lo alto de su frente, y lanzó una pequeña nube de resignación por la boca al soltar un suspiro imperceptible… tratándose de cosas personales, Inuyasha era una verdadera nulidad en cuanto a sentimientos.

    De acuerdo amigo, te ayudare para que todo sea… perfecto, en la noche más especial en la vida de mi hermana — dijo el pecoso.

    Eee… gracias.

    Bien, primero que nada tomaras sus manos y la verás a los ojos en cuanto el sacristán que oficiara la ceremonia les diga que… — empezó a decir Sota.

    El… ¿qué? — interrumpió con incredulidad — ¿Qué demonios es eso? — preguntó con su tono grosero.

    Así se les llama a los que son los oficialmente encargados de celebrar matrimonios. — dijo el chico, conservando la calma — Déjame terminar porque ya mero tocan el timbre y no puedo faltar a clases.

    Si, perdón — habló en tono avergonzado.

    Bueno, te decía… le tomas las manos y entonces la miras fijamente a los ojos en lo que el sacristán dice algunas palabras.

    A los… ¿ojos? — volvió a ruborizarse, recordando esos bonitos orbes achocolatados que lo miraban con mucho amor — y… ¿tomar sus manos? — un calorcito interno le recorrió la espina dorsal, la piel de Aome era tan suave, y sus manos tan delicadas.

    Sip.

    Y… ¿algo más? — trató de disimular su bochorno.

    Pues… creo que tendrás que decir lo que sientes por ella.

    ¡¿¿Qué??! — se le escapó el grito — ¿Otra vez?

    Es lo común en estas ceremonias, — Sota se hizo un tanto hacia atrás, visiblemente consternado por la exclamación, y rogando mentalmente que nadie más lo haya escuchado — tienes que reconocer frente a la sociedad lo importante que es para ti, y lo que representa aceptar el pacto matrimonial.

    Inuyasha no dijo nada, como procesando la información que acababa de conocer… “¡Mierda!, tener que decir eso que me costó tanto trabajo… delante de gentes chismosas e impertinentes… ¡Carajo Aome!” pensó bastante molesto. En ese momento se escuchó el timbre que indicaba el regreso a clases.

    Tengo que irme, — dijo Sota un tanto apenado — pero más tarde podemos platicar.

    No quiero que Aome se entere — observó desesperado.

    Descuida amigo… los hombres también podemos tener charlas privadas. — le sonrió y se encaminó a su salón — Te veo luego — y corrió apurado hacia el pasillo.

    El ojidorado también se retiró, aprovechando la confusión y el alboroto de los jóvenes al volver a sus aulas. “¡Me lleva!” gruñó en su fuero interno, saltando de edificio en edificio, “Tener que decir más cursilerías… ¿no es suficiente haberlo pedido una vez?... ¡Qué ganas de complicar la vida!”. Regresó justo a tiempo a casa y decidió quedarse sobre el Árbol Sagrado para meditar sobre lo complicado que era tratar de formalizar una relación, después de acariciarle las orejas a “Inu”, quien lo recibió como esperando que le contara todos los detalles de su paseo. El can se alejó al darse cuenta de que el “oloroso” compañero de su amita no hablaría ni media palabra, al parecer algo ofendido porque corrió lo más rápido que pudo con rumbo a la casa en cuanto el Hanyō trepó hasta una alta rama. Algunos pájaros se posaron en las ramas cercanas y le relajaron con sus trinos. El peli plateado cerró los ojos y se dejó llevar por sus ensoñaciones.

    Bien, digan sus votos… ¡ahora!

    Inuyasha escuchó una voz familiar, aunque en tono terrible. Abrió los ojos y se encontró dentro de un extraño edificio, al parecer una iglesia de la época actual, frente a Aome y rodeados por mucha gente. La pelinegra también se veía un poco diferente, como si de un momento a otro fuera a transformarse en otra persona, aunque lucía muy bella vestida de blanco resplandeciente.

    ¿Qué? — parpadeó el aludido, enfundado en ese traje tan molesto que la joven había insistido en comprarle.

    Inuyasha… debes decir tus votos en este momento — le hablaron una vez más.

    Volvió la vista al frente para ver de quien se trataba. No se había equivocado… Miroku estaba vestido de una forma más rara que de costumbre y hasta se parecía más serio de lo habitual.

    Miroku… ¿cómo llegaste aquí? — preguntó extrañado, esperando que el ojiazul le aclarara la situación.
    Apresúrate Inuyasha, no tenemos todo el día — le habló otra voz familiar, un poco atrás de donde la pelinegra se encontraba.

    ¿¡Sango!? — abrió la bocota — ¿Tú también?

    Y todos los que quieras… y no quieras — respondió la voz de Shippou llamando su atención, haciendo que se fijará más detenidamente en los invitados que se encontraban ahí.

    Mezclados en los asientos se encontraban personas de la época actual, a quienes no recordaba del todo (lo intuyó por como vestían), y del periodo Sengoku, como la anciana Kaede, el viejo Mushin, Kohaku y los hijos de sus amigos… inclusive algunos yōkai conocidos como Koga, en compañía de Ayame, sus lobeznos y la manada de lobos; Totosai, Myoga, Hachi y… Sesshōmaru, quien lo miraba muy fijamente desde la parte posterior del lugar, fácil de distinguir por su imponente estatura. No mostraba ni cambio en su expresión de estatua griega, sólo lo miraba, como esperando a que tal vez se muriera de la impresión. El Hanyō parpadeó una vez más, casi con la quijada en el piso.

    ¿Cómo es que…? — tartamudeó y volvió las doradas pupilas hacia su futura esposa — Aome… ¿qué ocurre?

    ¿No te parece maravilloso que todos estén aquí para celebrar con nosotros? — ella lo miró fijamente con dulzura, para después cambiar la mirada por una de enfado — ¡Así que ya deja de tontear y apúrate!

    ¿¿Eh?? — preguntó anonadado, seguía sin entender que sucedía — ¿Qué me apure… a que?

    La pelinegra estaba en ascuas, así que… se soltó a llorar con desesperación.

    ¿Cómo qué a que? — dijo sollozante — ¡Vamos a casarnos, tonto!

    ¿¿Ya?? — la miró intrigado — ¿Tan pronto?

    Entre la concurrencia se levantaron murmullos de asombro mientras el ojidorado intentaba apaciguar el llanto de su amada.

    Vamos Inuyasha, no tengas miedo. — escuchó hablar a la señora Naomi, quien acompañada por su galán, Sota, el abuelo y las amigas de Aome, se encontraban en uno de los asientos delanteros, y todos le sonreían, aunque parecían sonrisas falsas — Mi hija no va a comerte.

    Sabía que el Bestia… seguía siendo bestia. — oyó susurrar a Koga en tanto Ayame movió afirmativamente la cabeza — Niños, — el lobo se dirigió a sus lobeznos mayores — nunca vayan a mezclarse con las Bestias… son un mal ejemplo.

    Como tú digas papá — contestaron los pequeños.

    Lin, al lado del Daiyōkai, negó moviendo la cabeza, poniendo gesto resignado.

    Tiene usted razón Señor Sesshōmaru… el señor Inuyasha es muy torpe.

    Oigan todos ustedes… — se iba a quejar el aludido tratando de levantar la voz cuando recibió un buen zape en la cabeza.

    ¿Quieres decir tus votos ya? — le espetó Miroku fulminándolo con la mirada, llevando un libro bastante grueso en las manos — No hagas esperar más a todos… especialmente a la señorita Aome.

    Sango y Shippou lo miraban de forma semejante como el ojiazul. Las gemelas se burlaron sonoramente de él y Miatsu, sentado en una silla de bebés, se sacó el chupete y le mostró la lengua, mirándolo con el enfado reflejado en su rostro infantil, bastante similar al de su progenitor a pesar de ser tan pequeño. Los tres niños también se encontraban enfrente, junto a su tío Kohaku, y el pecoso muchacho se mostraba apenado.

    Eee… — el ojidorado prefirió no ver ya a nadie y decidió tomar nuevamente las manos de Aome entre las suyas — Lo siento, no quise ser grosero… te ves tan hermosa — dijo con cariño, fijando sus doradas pupilas en su linda carita.

    La joven dejó de llorar y levantó la vista, sonriendo ampliamente.

    Ejem… — carraspeó el ojiazul, volviendo a darle un tono de formalidad a su voz — Adelante Inuyasha, di tus votos, lo que sientes en tu corazón por la señorita Aome. Todos seremos testigos de esa verdad.

    Yo… — tartamudeó enrojeciendo — tengo que… decirte que…

    La puerta del lugar se abrió intempestivamente, dándole paso a… Kikyō, seguida de Naraku.

    Menos mal que llegamos a tiempo. — dijo la miko encaminándose al altar — Lo siento Inuyasha pero está boda se cancela.

    ¿¿¡Qué!?? — dijo el aludido sin soltar a la novia, que pareció aterrada ante los recién llegados — Kikyō… ¿por qué estás con Naraku?

    Extrañamente nadie se movió, como si se hubieran congelado en sus posiciones. Sólo Naraku se acercó también, llenando el ambiente de oscuridad.

    Bueno, como quedamos Kikyō. — dijo el engendro con ese tono de voz altanero que lo caracterizaba, mostrando una fea sonrisa de confianza — Aome me ayudará a crear una nueva perla y tú te casarás con Inuyasha.

    Y, sin previo aviso, tomó a la joven novia por la cintura y se alejó con ella en una nube de veneno.

    ¡¡Inuyasha!! — gritó la muchacha visiblemente asustada, a punto de desmayarse.

    ¡¡Aome!! — el Hanyō quiso moverse pero no pudo ni despegarse del suelo… parecía clavado en el mismo sitio.

    Continuemos querido. — Kikyō le aferró del brazo y lo miró dulcemente mientras le sonreía como antaño, con mucha sinceridad y afecto — Lo lamento de verdad pero… me amaste a mí primero y conmigo te quedas.

    Malvada… ¿cómo pudiste? — le espetó algo grosero, viéndola con coraje.

    Bien, si no quieres por las buenas… — la mirada de ella se hizo desdeñosa — ¡OSUWARI!

    El pobre peli plateado dio con su humanidad en el piso.

    ¡PAF! El golpe lo hizo despertar, y se encontró tirado junto a las raíces del Árbol Sagrado, mientras Aome, a su lado, lo miraba preocupada.

    ¡Aome! — se enderezó rápidamente y la tomó por los hombros sin mucha delicadeza — ¿Qué…? — parpadeó y la miró fijamente — Eres tú, ¿verdad? — preguntó un poco dudoso.

    Eee… — la chica tartamudeó un tanto asustada de su movimiento repentino — sí… soy yo. — y también fijó las pupilas en él, tratando de encontrar alguna señal que le indicara algo fuera de lugar — ¿Qué tenías? Te retorcías como si te pasara algo malo y… como yo no puedo… — se sonrojó y desvió la vista — pues… tuve que gritarte “Osu…”

    ¡No lo digas! — la calló tapándole la boca con un poco de brusquedad — Perdón… — se dio cuenta de su error en cuanto ella rezongó haciendo una leve mueca de dolor — tuve un mal sueño, menos mal que sólo era eso — quitó delicadamente la garra de los labios de la muchacha y la abrazó con cuidado para compensar su grosería, acariciándole la espalda con cariño.

    ¿Qué soñaste? — ella correspondió al abrazo, apoyándose en su pecho, suspirando un poco bajo.

    Sobre la… — iba a decir pero prefirió guardárselo — olvídalo, únicamente eran estupideces.

    Se quedaron un momento así hasta que “Inu” salió de la casa, ladrándoles como requiriendo su atención.

    Nota: ¡Pobre Inuyasha! , no es que no quiera casarse, pero todo se le hace tan complicado que no entiende el porque de dichas ceremonias… ¡hasta tuvo pesadillas! ¡Jajajaja! Me mandé con el final del “sueñito”… y todavía lo que falta… así que esta historia no se acaba hasta que se acaba… mucho más allá de la boda de esta linda pareja protagonista. Sayo y arigato por comprender.
     
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  16.  
    surisesshy

    surisesshy Usuario popular

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    Jajajajajajaja, pues te la has lucido con este capitulo, pobre Inu, esta con mucha presión, antes de llegar al altar va a explotar, tiene suerte de que Sesshomaru no va a asistir en esa época, sino la que se llevaría, se moriría de vergüenza, Kagome no debería de ser tan mala con Inu, aunque comprendo su deseo de que su madre y sus familiares y amigos la vean en su días especial, jaja, pobre Inu, y tanto que le costo el declarar sus sentimientos a lo privado, ahora le sera más difícil en público, solo espero y no lo arruine todo.

    Pobre de Inu, soñar esa pesadilla, cualquiera con tanta presión, ¡anda inu, tú puedes lograrlo, son solo unas cuantas palabras! Bueno, si lo sé, decir te amo frente a una multitud tan grande debe de ser difícil y bochornoso, mas para un hanyou orgulloso, no me imagino a Sesshomaru casarse y decir lo mismo jajajajaja (en serio estoy desesperada por tu especial de sesshy) ya quiero ver el próximo capitulo y ver cómo Sota ayuda a Inu, de seguro el será de mas ayuda que Mirocu, ahsta entonces, bey.
     
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  17.  
    Fernandha

    Fernandha Maestre Usuario VIP Comentarista destacado

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    ¡OMG! Inu, ¡arigatou por avisar!

    Estuvó increíble, aún que no me gusta mucho que a Kikyou-sama la pongan como "mala" xD ni a Naraku *e* aunque a veces yo también los pongo. No critico esto C: ¡Tienes una gran imaginación! El sueño fue tan divertido, que con él o mejor con él, que ella se queda, que la otra se va, que ho ¿qué decirte? Excelente continuación.

    Y el hanyou tiene boda-fobia (?) xD Ok, no. Pero se ve todo moe~moe~ así ;______;U Lo quiero >_< Kagome todos quisieran tu vida e_e Siempre trabajando con unos personajes tan varoniles (?) como él y otros :Q


    Surisesshy, yo moriría si mi Sexymaru lo dice enfrente de muchos *e* ¡sería tan kawaii!

    Adiós y buen día.
    At: Fer-chan.

    Moe~ ó moe: Lindo.

    Kawaii: Lindo.

     
  18.  
    flor de papel

    flor de papel Entusiasta

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    me encantaa!! simplemente me encanta tu historiaaa :)
    pobre inuyashaa, qe sueño tan loco tuvo, aunque bueno creo que yo eh tenido peores
    espero que se le pase pronto todo ese temor, pero lo entiendo pensar en matrimonio y boda, y los votos, y todo argg sorry traumas personales
    tienes mucha imaginacion y muy increible :)
     
  19.  
    SangoxMiroKagoxInu

    SangoxMiroKagoxInu Entusiasta

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    jajajajja @______@ que sueño, solte la risa cuando aparecio en la Iglesia ahahhahahaha xDDD jajaj fue muy comico cuando el bebe le hizo la carita y yo "Awww" hahaahahah xDDD buenisimo!
    si que haces sufrir a Inu....el todo traumado jajajaja xDDDD
    y Souta ayudandolo!! jajajajj!!! comicoo! y todo
    "— ¿Acaso dijiste Inuyasha? — intervino otro de los muchachitos — ¿Cómo el del anime?

    Eee… jejeje — el pobre Sota tartamudeó moviendo un poco los brazos en señal de desesperación — es que a él le gusta… ser el “cosplay” del personaje principal."


    JJAJAJAJJAJAJAJAJ wuuuhh! estuvo re buena la conti
    CUANDO SERA LA BODAAA!!?? NO SEE!!! Y ME MUERO DE GANAS POR SABER!!! yo quiero estar ToT -Marta: chillona -¿!QUE DIJISTE!? -Marta: em... nada nada señorita

    bueno creo que me despido SAYONARA!
     
  20.  
    Orihara Abyss

    Orihara Abyss Usuario común

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    jajaja, mi partr favorita fue cuando sota le llamo inuyasha y todos preguntaron que el del anime... me gusto mucha, creo q Kagome llo deveria dejar en paz, conprender su caracter y no precionarlo a las curcilerias, despues de todo se van a casar 2 veces; su sueño... se nota que esta nervioso, y.... ¿¡naraku y kikyo!?????????????!!!!!!!
    jajaja, sayonara!!!!!!!!!!
     

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