Ren Suzugamori —Ya veo, ya veo —le dije al cuervo, analizandolo una fracción de segundo—. Pareces del tipo que prefiere hacer el trabajo de campo completo y, cuando al fin ha conseguido lo suficiente, pone sus hipótesis en marcha. >>Yo prefiero lanzar varias hipótesis en base a las pruebas iniciales y, a base de ensayo y error, ir modificandolas hasta que alguna resulte ser la correcta. Tristemente, donde vivía había recabado tanta información que la primera hipótesis que lanzaba solía ser la correcta. Podrá sonar muy bien, pero en realidad era muy aburrido. ¿Qué de emocionante es no tener margen de error? El rostro del chico se mantuvo sin cambios, salvo por un pequeño movimiento que no alcancé a percibir. ¿Qué habría sido? Una vez que me he callado, caigo en la cuenta de que el resto también conversa y me es imposible no comenzar a escucharles. ... —Tu observación es parcialmente cierta, pero no estoy deacuerdo con ella —exclamé, metiéndome entre la comversación de dos chicos. Había, pues, dejado a Crow solo—. Es cierto que el hecho de no pensar demasiado en cosas de ese estilo ayuda a mantener la cordura. Pero, ¿Y si pudiésemos analizar más profundamente estos temas sin perderla? ¿Si pudiésemos preguntarnos una y otra vez el motivo detrás de cualquier cosa, por más pertubadora que esta fuera,y dar mil y un soluciones hasta dar con la correcta, incluso si para eso tuviesemos que sacrificar parte de nuestra cordura, no sería asombroso? >>Al menos, eso es lo que yo pienso. Oh, disculpen —me incliné entonces y agaché la cabeza, a la par que ponia mi brazo derecho apoyado en mi pecho. Al levantar la cabeza, mi mirada demostraba la emoción malsana que me producían estos temas—: Ren Suzuganori, a su servicio. Un placer conocerles, sobretodo en esta situación tan extraordinaria.
Allan "Crow" Jordan. ¿Por qué ese chico me contaba su vida de pronto? ¿Me había visto cara de psicólogo? ¿Tenía, acaso, aspecto de que me interesase su historia sobre lo aburrida que era su vida? De todas formas, no estaba, tampoco, de acuerdo con él. Es decir, su planteamiento era bueno, qué duda cabe, pues con ensayo y error, al final terminaríamos encontrando la verdad. Eso era un hecho. Pero... en una situación como la nuestra, que no entendemos, y donde solo sabemos que estamos atrapados y que quieren que nos matemos entre nosotros, ¿no sería arriesgar demasiado nuestras vidas ese método de ensayo y error? Estuve apunto de intervenir cuando oí la conversación entre el que se presentó como Ren y los demás, pero... decidí, en el último momento, no hacerlo. Tal vez si hablaba y trataba de disuadirles de arriesgar sus vidas de ese modo, no las arriesgarían. Y si eran tan imbéciles como para arriesgarse de esa manera, a mí me vendrían muy bien... pues sería como hacer ensayo y error yo mismo, solo que no por mi propia cuenta: sería, simplemente, usar sujetos experimentales. Actuar como el científico que observa la evolución de las ratas. Y si alguno moría, bueno, sólo tenía que aprender de sus errores. No es como si me importase, tampoco. Al científico le sobran las ratas.
En esos momentos, el Súper Informático de Preparatoria acababa de llegar al parque. Iba con paso tranquilo y algo desorientado. —Perdón por llegar tarde… no podía encontrar el parque —admitió el chico, rascándose la nuca algo nervioso—. Ehm… ¿el oso ese no está aquí? Quizás… quizás deberíamos irnos entonces… no es del todo seguro después de todo, ¿no? —Calculo que llegará cuando estemos todos aquí —le respondió Nagito Komaeda al recién llegado—. Al parecer la única que falta es Aika Izumi … es raro que sea la única que no llegó… ¿no pensarán que… Y dejó la frase sin terminar, dejando que todos los demás se preguntaran por dentro qué sucedía que Aika aún no llegaba al lugar.
Aika Izumi —¡Yahoo~!— gritó una figura que se aproximaba corriendo con el brazo en alto desde la distancia. Pareció sorprenderse al llegar—. Oh, ya están todos aquí. ¡Lo siento, lo siento~! Me he retrasado un pelín demasiado... este lugar es enorme, una sencillamente no tiene tiempo para verlo todo ¿eh? Se trataba de Aika, la joven súper atleta de preparatoria. La muchacha estaba algo pálida, pero por lo demás no parecía presentar heridas ni contusiones físicas, ni mucho menos había corrido el trágico destino que había insinuado Nagito. Tras un rápido saludo con la mano Aika se incorporó al grupo de súper estudiantes, todos con expresiones varopintas... sombrías y hastiadas. Había venido corriendo pero ni la más mínima pizca de cansancio se vislumbraba en su expresión. Tampoco parecía realmente preocupada o asustada por la situación en la que se hallaba envuelta, sobre Monokuma o los asesinatos. Aunque... sus ojos estaban un poco... ¿rojos? De cualquier forma sonreía. Sonreía amable y jovialmente. Como si las comisuras de sus labios se fuesen a partir. Paseó un momento la mirada por el entorno tratando de ponerse en situación y entonces, se llevó el brazo a la parte posterior de la cabeza con cierto aire de culpabilidad. Hizo una pequeña mueca. —Bueeeno...—dijo— ¿ya estamos todos? ¿Shiro-kun? ¿qué me perdí? Contenido oculto ¡Lo siento, lo siento, lo siento! De verdad que no tengo excusa, no sabía que poner y asdfg Pero ya está, hice lo que pude. No me siento muy orgullosa del post pero no quería dejaros colgados más tiempo. De verdad que lo lamento </3 *huye*
Rei, que se había puesto algo tenso cuando Nagito hizo aquel comentario, soltó un suspiro de alivio al ver a Aika llegar finalmente al parque. Nagito por su parte ni se inmutó, y saludó a la última en llegar con una fresca sonrisa amigable. —No de mucho, Aika, parece que eres la última en lleg- —Uf, por fin llegan todos. ¿Acaso son humanos o tortugas? —resopló aquella vocecita burlona. Ante todos los estudiantes apareció súbitamente Monokuma. El oso blanco y negro se encontraba cruzado de brazos; algo al parecer lo tenía de mal humor. Todos volvieron su atención al supuesto director de la academia, preguntándose que sucedía ahora. —Ya que estáis todos aquí, supongo que deberían comprender el por qué de esta convocatoria —dijo Monokuma—. ¡Aún no ha habido ningún asesinato! ¡Ni uno! Creí que para esta altura alguien al menos habría muerto, pero aquí estáis todos, aún con vida… >> Entonces me puse a pensar, ¿por qué es esto? ¿Por qué no ha habido un asesinato aún? Y entonces me di cuenta… ¡faltaba un motivo! Claro, pensé que con revelar que podrían irse de la isla si mataban a alguien alcanzaría, pero parece que tendré que mostrarles otra motivación para ello, entonces… ¡ta da! Monokuma hizo dos aplausos y se escuchó un sonido de encendido. Al voltearse, se dieron cuenta que el monitor de esta área, que usualmente Monokuma usaba para vigilar y dar anuncios, acababa de encenderse. Pero Monokuma estaba allí, entonces… ¿qué sería lo que verían allí?
Beep La pantalla hizo un ruido y se iluminó. Ante los rostros de todos los estudiantes, apareció una mansión muy lujosa en un día soleado. Era enorme, imponente, y con apariencia de pertenecer a una familia muy adinerada. La imágen al cabo de unos momentos cambió y entonces mostró el interior de una habitación cálida y llena de objetos valiosos… los tesoros de algún ladrón, presumiblemente. Y luego… luego volvió a cambiar… Crow se encontraba allí tirado en el suelo, su cuerpo cubierto de sangre. No, esperen… ¿era realmente Crow quien estaba tendido allí en un charco de sangre? Era ciertamente casi idéntico pero… éste "Crow" parecía ser uno o dos años más joven… la imágen cambió nuevamente y ahora la habitación estaba vacío; todos los tesoros del ladrón habían desaparecido. Y ya no era el sol el que se filtraba por las ventanas; un mundo oscuro y lleno de desesperación se cernía sobre aquella mansión ahora oscura y abandonada… Beep El monitor pasó a mostrar una imágen ahora totalmente diferente. Se trataba de una casa un poco menos lujosa, un poco más humilde, pero aún así bastante bonita. La pantalla pasó a mostrar todo el interior de la casa, incluyendo los múltiples retratos y pinturas que decoraban todo el lugar. Eran grandes obras de arte, presumiblemente hechas por una gran artista… pero al igual que antes, repentinamente, la imágen cambió… La casa volvió a aparecer desde afuera, pero ahora estaba completamente destrozada; sus vidrios estaban todos rotos y su interior desvalijado, destruido, como si alguien hubiese llegado con la sola intención de destrozarlo todo a su paso. Los hermosos cuadros que había decorado aquella casa se encontraban partidos y sus trozos distribuidos por toda la casa, completamente hechos trizas… ¿y los habitantes de aquella casa? ¿Qué habría ocurrido con ellos? ¿Habrían ellos causado los destrozos… o habrían sido destrozados también? Beep Una habitación totalmente diferente apareció ahora en el monitor. Era una habitación limpia y muy ordenada. Había estantes repletos de álbumes y… las paredes también mostraba las que parecían ser las mejores capturas. Sí, eran fotografías… hermosas fotografías que debieron ser sacadas por alguien con mucho talento. Pero no parecía ser la habitación de una persona; no había cama ni nada personal. No había nada más que lo que parecían ser álbumes y fotos por allí… Pero la imágen volvió a cambiar. Luego de un momento, el monitor mostró otra imágen; esa misma habitación, totalmente en ruinas. Las fotografías destrozadas sin piedad, los estantes tirados al suelo, y los álbumes… bueno, los restos de los álbumes podían verse por el piso. La cámara que filmaba el lugar salió poco a poco de la habitación, pasando a mostrar el interior de una casa completamente destruida. Se detuvo, sin embargo, por unos momentos sobre una habitación que poseía una cama matrimonial, y sobre la misma… ¿había alguien ahí? No se podía distinguir con claridad, pero parecía haber una figura cubierta debajo de las sábanas blancas… sábanas que ya no eran tan blancas, pues parecían haberse teñido de rojo… Beep Pero por supuesto, la imágen no duró mucho. Ahora el monitor mostraba algo distinto: aparecía ante ellos un anciano de aspecto amigable, que acariciaba a un gato negro que descansaba sobre su regazo. El anciano saludó a la cámara, dando a entender que era consciente de que estaba siendo filmado, pero el gato apartó la mirada con indiferencia. El anciano decía algo pero… no había sonido, resultaba imposible oír qué era lo que decía. Pero no hubo mucho tiempo para intentar descifrar lo que el anciano decía. La imágen se alteró repentinamente, y cuando la cámara volvió a enfocar ahora se mostraba el mismo lugar, pero… la imágen mostrada era muy distinta. El anciano y su gato negro habían desaparecido de vista, pero el mismo lugar ahora estaba en llamas. Sí… toda aquella habitación estaba en llamas. ¿Habrían logrado escapar el anciano y el gato, o estarían atrapados en el fuego? ¿Qué había sido de ellos? No había manera de saberlo… Beep Ahora aparecía en la pantalla una imágen que para uno de ellos era algo familiar: una pista de patinaje sobre hielo. La pista de hielo era lisa y perfecta; brillaba ante la suave iluminación del lugar. Una pareja con varios hijos se encontraba allí, sentados en una de las gradas mirando a la gente que practicaba patinaje en la pista, y saludaban a la cámara con entusiasmo. En la pista, un pequeño grupo de patinadores entrenaba, siendo guiados por un entrenador que parecía ser amigo de la pareja que estaba en las gradas, a quienes cada tanto volteaba a saludar… Y por supuesto, esa bonita imágen tuvo que cambiar. Porque de repente el monitor se alteró y pasó a mostrar a la pista en su peor momento. Arruinada era quedarse corto; las gradas habían sido destruidas, las paredes se habían venido abajo, el lugar estaba completamente destrozado. La pista de hielo seguía ahí, sorprendentemente, pero… el hielo ya no era liso o suave, sino que estaba completamente resquebrajado, como si se estuviera por quebrar. Y… sobre aquella plataforma de hielo se encontraban unas figuras… ¿podrían ser las mismas personas que la cámara había filmado hace un momento? Era la misma cantidad de gente. Pero… el hielo estaba a punto de quebrarse, si se movían tan sólo un poco… Beep —¿Qué tal? ¿Les viene gustando la película? —soltó Monokuma, burlón—. ¡No despeguen sus ojos de su pantalla, pues aún queda más que deben ver! Contenido oculto GalladeLucario Liza White EliLover Nekita Fushimi Natsu
Ziro Allen Finalmente, parecía que los estudiantes parecían llegar al encuentro de Monokuma pero, que ese chico en específico llegara con ese comentario, había acelerado mi corazón un poco haciendo que me preguntara si algo malo realmente le había pasado a la atleta en este tiempo en que todos nos habíamos dispersado y que solo algunos manteníamos comunicación. Para nuestra suerte, Aika llegó sana y salva a la reunión con la gran energía que parecía tener siempre. Y con su llegada, el aviso de Monokuma inició, podía entender que le molestara que su propósito no hubiera sido cumplido pero no compartía el sentimiento, de hecho, me alegraba bastante que nadie hubiera obedecido sus instrucciones y... asesinara a alguno de nuestos compañeros. "Entonces me puse a pensar, ¿por qué es esto? ¿Por qué no ha habido un asesinato aún? Y entonces me di cuenta… ¡faltaba un motivo! Claro, pensé que con revelar que podrían irse de la isla si mataban a alguien alcanzaría, pero parece que tendré que mostrarles otra motivación para ello, entonces… ¡ta da!" Numerosas películas comenzaron a presentarse frente a las pantallas, cada uno más preocupante que anterior hasta que algo completamente familiar cubrió la pantalla... era la pista de patinaje donde solía entrenar todo el tiempo, prácticamente mi segundo hogar dadas las largas horas que pasaba allí metido, mi familia obsevando... mi entrenador pero... ¿por qué estaban en la pista? ¿por qué la pista estaba tan mal cuidada? ¿por qué el lugar parecía haber sido arrasado por una catastrofe de grandes niveles? —¿¡Qué les hiciste?! —su voz había sonado más alterada de lo que había planeado, su cuerpo templaba sin que pudiera evitarlo y mi mente solo podía imaginar lo peor pero, al mismo tiempo, no quería creer que mi familia estaba en peligro —¿Por qué... por qué están allí?...
Allan "Crow" Jordan Quedé en absoluto silencio. —¿Cómo...? ¿Cómo puedes...? ¿Dónde...? No tenía palabras para expresar lo que sentía. ¿Era eso miedo? ¿Sería que estaba asustado, yo, el ladrón Crow, "el Cuervo", como me llamaban los medios de comunicación? Agh. Apreté los dientes con rabia, y miré a Monokuma. —¡Eh! ¿Cómo has conseguido esas imágenes? ¿Cuándo las hiciste? ¿Por qué... ¡por qué sabes eso!? Me di cuenta de que estaba temblando. Hice un gran esfuerzo por tratar de mantener la compostura. —¿Qué pretendes mostrando esto, Monokuma?
Contenido oculto: ¿Advertencias? Las verdaderas prioridades de Karen han salido a la luz y... Bueno, hasta yo me he sorprendido con su reacción. Karen Foster Ya me había asustado cuando Nagito sugirió que la ausencia de la súper atleta podía deberse a... Pero pronto ella apareció, tan sana y salva como estábamos los demás y me permití exhalar el aire que había estado conteniendo. Faltaban unas horas para que el primer día en esta isla acabara y comenzaba a sentirme enferma con toda la situación. Desconocía cuánto es lo que podrían aguantar mis nervios. Segundo después, Monokuma se hizo presente en el parque y nos expresó su molestia ante la falta de muertes. ¿Y acaso le parecía extraño? ¡Pues claro que nadie quería volverse un asesino! ¿¡En qué cabeza podía caber tal idea!? En la de este maldito oso psicópata, por supuesto. Y entonces, tras dar unos aplausos, el verdadero infierno comenzó. Con que esto serviría de motivación, ¿eh? Podía comprenderlo, entender sus intenciones para empujarnos a matar a los demás. Sí, podía ver a través de Monokuma. Y, a juzgar por las reacciones de Ziro y Crown, habían surtido su efecto. Sin embargo, lo único que yo sentía era una profunda ira bullendo en mi interior. Aquello que había sido vilmente destrozado y ultrajado era el cuarto donde almacenaba mis obras. Mi maldito cuarto privado, exclusivo para mí y mis fotografías. ¡Nadie tenía derecho a poner un mísero pie en él! ¡Nadie debía haber sido capaz de profanar mi pequeño santuario y mancillarlo de tal manera! Me sentía tan aturdida, con aquella imagen grabada a fuego en mis retinas; apenas podía respirar y las piernas me temblaban. Nunca había sufrido de un ataque de nervios, pero parecía que iba a darme uno. —Maldita sea. Decidí arrodillarme en la tierra antes de que mis fuerzas cedieran y terminara desplomada frente a los demás. Mis dedos se enterraron en la hierba, agarrando un puñado de ella mientras cerraba los puños hasta volverlos blancos. Y, encima de todo, ¿ese horrible oso tenía el descaro de incluir a esa persona en la secuencia? ¿De veras creía que tenía los sentimientos para ir a rescatarlo? ¡Si por lo que yo estaba sufriendo era por mis fotografías! Deseaba matarlo. Sujetar su asqueroso cuerpo fofo y despedazarlo como a un simple muñeco de peluche. ¿Habría simple relleno en su interior o nos sorprendería con sangre y órganos? —La cámara —recordé de pronto y me relajé al hallarla junto a mi diestra. Apenas había hecho uso de ella en el supermercado, lo que significaba que la batería no me fallaría si alguien se me adelantaba. De repente, esa pregunta no dejaba de darme vueltas por la cabeza—. Sea una o la otra, será un buen recuerdo.
—Yo no hice nada, simplemente paso las imágenes de lo que pasa fuera de la isla —dijo Monokuma—. ¿O sí lo hice? ¿Quién sabe? Upupupupu... oh, agarren sus palomitas, ¡sigue la película! Beep La cámara mostraba una casa en un barrio residencial. En la entrada, estaban escritos los kanji de la familia que allí vivía "Amantinae". La cámara ingresó al hogar de esa familia y procedió a mostrar su interior; entrada, cocina, sala de estar, baños... y luego varios dormitorios. Uno con una cama matrimonial que parecía pertenecer a los padres, otros dos que parecían pertenecer a sus hijos más jóvenes, uno que parecía pertenecer al abuelo de la familia... pero todos ellos se encontraban vacíos. La cámara se detuvo en la última habitación. Una recámara con un ordenador y estantes repletos de videojuegos y artículos de programación. Pero repentinamente, la imágen se alteró y ahora la habitación estaba dada vuelta; todo su interior había sido destruido. El ordenador estaba partido a la mitad, era como si alguien hubiese tomado una espada y lo hubiese cortado por la mitad con ella. Si así estaba la habitación... ¿qué habría sido del resto de la casa? ¿Dónde estaban los demás habitantes de esa casa? Beep La imágen que ahora mostraba el monitor era una muy diferente. Se trataba de un piso televisivo, donde estaba siendo filmado lo que parecía ser un programa de televisión. Parecía ser el típico programa de chimentos, y el conductor estaba entrevistando a una mujer de mediana edad. Esa mujer tenía un sorprendente parecido con Celia, y se notaba que se había arreglado con su mejor ropa para la ocasión. Sonreía y saludaba a la cámara con emoción, como si no pudiese creer que se hallaba allí en este momento. También se encontraban sentados cerca de ella algunos otros jóvenes; no fue difícil reconocerlos, ya que varios de ellos habían sido participantes también en el programa Gran Hermano. Pero entonces, el monitor se volvió negro por unos instantes... y al volver a encenderse, ese mismo escenario estaba en ruinas. Alguien había roto todas las luces, y el lugar era iluminado ahora por una única luz roja que pendía del techo, amenazando con caer en cualquier momento. Los restos de las cámaras del piso estaban distribuidas por todo el suelo, y las sillas... las sillas que antes habían estado ocupadas por aquellas personas tan animadas, ahora estaban dadas vueltas o partidas a la mitad. Y... ¿acaso aquellas manchas rojas sobre las sillas era sangre, o los engañaban sus ojos? Beep Ahora se mostraba otra mansión , aunque no tan grande o lujosa como la primera que se había visto, pero que se veía que pertenecía a alguien adinerado. Y al ingresar, la cámara se encontró filmando a una mujer con un elegante vestido y lujosas joyas, la aparente dueña de la casa. Sonreía gentilmente a la cámara... pero antes de que sucediese algo más, la imágen se alteró y mostró el mismo salón de antes totalmente destrozado; el sillón donde la mujer había estado sentada momentos antes rasgado y partido, los vidrios rotos, el suelo lleno de tierra y manchas rojas... Pero no fue todo. Luego otra casa, mucho más humilde, apareció en la pantalla. El cartel de la entrada leía "Mervin"... y por dentro, el hogar no se encontraba vacío. Mostró al padre en la sala de estar, a la madre en la cocina, a los hijos en sus dormitorios... todos callados, como si nadie se animase a hablar por alguna razón. Y luego la imágen cambió totalmente; la sala de estar había sido destruida, sus paredes blancas rasgadas y azotadas salvajemente. La cocina se encontraba en iguales condiciones o peor, y una de las hornallas se encontraba prendida... ¿acaso la casa estaba por prenderse fue- Beep Ahora podía verse una habitación que parecía pertenecer a una adolescente. Había posters y afiches pegados en las paredes, los cuales mostraban a diferentes idols en pleno show. Pero el más grande y notable de todos estaba detrás de la cama; saltaba a la vista inmediatamente porque la idol retratada en ese poster era nada menos que la propia Alethea, sonriendo y guiñándole un ojo cómplice a la cámara mientras cantaba. Sobre la cama se encontraban dos personas que, a juzgar por el relativo parecido físico con la chica probablemente eran sus padres. Se mostraban sonrientes ante la cámara, llenos de orgullo por su hija... Pero repentinamente, como era de esperarse, el monitor se alteró. Ahora en la pantalla se mostraba ese mismo cuarto, pero estaba muy diferente. La cama había sido destajada y le habían arrancado una de sus patas de madera, haciendo que se cayera para un lado. Los afiches habían sido rasgados y arrancados forzosamente de las paredes, que mostraban un montón de cortes en ellas, como si hubiesen usado un objeto punzante para destruir las imágenes. Y el póster de Alethea... su rostro había sido dibujado con fibrón rojo, los ojos habían sido tachados con dos cruces y la palabra "BITCH" había sido escrita sobre su hermosa sonrisa. ¿Quién podía haber hecho algo así? Y... ¿dónde estaban sus padres? ¿Habrían huido a tiempo? Beep Contenido oculto Demian Lucas Diamond Graecus Amane
Celia Ackerman Cuando todos llegamos empezó la reunión con el oso de peluche macabro. Mis pequeñas esperanzas de que esto fuera una broma se esfumaron durante el transcurso de esta. ¿Por qué nos había reunido? Bueno, todo tenía una razón perfectamente lógica. Porque aún no habíamos matado a nadie. ¡Claro, era un atropello! ¿Cómo no habíamos hecho eso hasta ahora? ¡Pero si era lo más normal del mundo, yo todos los días me cargaba a alguien! Vaya, qué desconsideración por mi parte. Porque desde luego, no es como si fuese a ser muy cantoso ser el primero en matar. Porque desde luego, no es como si hubiese más posibilidades de ser pillado por inexperiencia y por fallos tontos de los que no te imaginas. Porque desde luego, no es como si hubiéramos tenido tiempo para matar. Porque desde luego, no es como si hubiésemos estado en grupo, rodeados de testigos. No, claro que no era nada de eso. Oso del infierno. De tal modo, Monokuma mostró unas imágenes por los monitores, que en un principio me resultaron algo absurdas y hasta cierto punto, cómicas. Lo único de ellas que realmente me preocupó fue el estudio de Karen, quien se había desplomado al ver la brutalidad con la que había sido destrozado. Se encontraba tirada en el suelo, agarrando un puñado de tierra y césped en su mano, iracunda. —¡Karen, tía! ¿Estás bien? ¡No te pongas así, mujer! —intenté animarla, tendiéndole mi mano para que se levantara del suelo. ¡Se iba a ensuciar la ropa si continuaba ahí tirada!—. ¡Venga, anda, que nos vengaremos! —comenté, cuando el pitido volvió a sonar y los monitores se encendieron de nuevo. Esta vez no fue tan "divertida" la escena, pues pude reconocer a una cara de lo más familiar en un plató de televisión, junto con mis compañeros de Gran Hermano. —¡Eh, ¿qué hace ahí la zorra de Ylen...?! —pero antes de terminar de lanzar mi queja al aire, el monitor mostró cómo todo había sido destrozado. Las sillas rotas, las iluminación destrozada, las cámaras por los suelos... Esto... N-no estaba pasando. ¿L-la gente? ¿Dónde había ido? ¿Por qué ya no veía a nadie? ¿Por qué ahora solo veía sangre sobre los asientos? ¿Y mis compañeros? ¿Y...? >>¿M-mamá...? Contenido oculto Te seré sincero, Nami, no entendí muy bien lo del piso televisivo xD Entiendo que te refieres a lo que yo llamo plató, un sitio donde se graba un programa. Y supongo que esa mujer es la madre (?)
Beep El paisaje que se mostraba ahora era un poco diferente. Era una casa... ¿inglesa? Sí, no había duda, era la estructura típica de una casa de Inglaterra. Cuando la cámara enfocó dentro, se puso ver a una familia típica sentada en la mesa de la sala de estar, a punto de cenar. Parecían estar discutiendo entre ellos, pero además de eso nada extraño parecía suceder... Y entonces... entonces la imágen cambió. La bella casa inglesa ahora era un desastre, lucía como si hubiese sido arrasada y saqueada por una turba violenta. En la sala de estar no había ni rastro de las personas que allí debían estar, y arriba de la mesa lo único que había era un teléfono celular... la cámara hizo zoom sobre el iPhone que reposaba sobre la mesa y vio... en su pantalla, estaba el rostro de Monokuma, riéndose vilmente... Beep Ahora apareció una escena un poco más familiar. Una pareja se encontraba ante la cámara, sentados en un cómodo sillón de cuero. Ambos tenían el cabello de un intenso color rojo escarlata. Los dos sonreían ampliamente a la cámara, la mujer con los ojos vidriosos, emocionada. Sus sonrisas estaban llenas de orgullo... Pero por supuesto, esa bonita imágen no duró demasiado. La pantalla se volvió negra, y en cuanto volvió en sí el monitor mostró un panorama totalmente diferente. Las personas habían desaparecido y el sillón de cuero estaba rasgado y dividido en tres pedazos, como si alguien hubiese tomado un arma y lo hubiese partido con furia. Estaba roto en varias partes y su interior salía a la vista. Y el cuero estaba completamente manchado de rojo, de un rojo tan intenso... Beep Y ahora aparecía... ¿un hospital? Sí, así parecía; una enorme clínica, de paredes blancas y aspecto increíblemente limpio se mostraba en el monitor. La cámara ingresó lentamente en el hospital hasta entrar en lo que parecía ser el despacho del director del hospital. Y allí estaba la familia dueña de aquel gran hospital; el clan Weiss. El hombre a la cabeza, el padre de la familia, estaba en el centro de la sala, sentado en la silla de director. A su lado se encontraba su esposa, radiante y sonriente, y del otro lado estaba un hombre mayor que parecía ser el padre de él. Sonreían, parecían estar contentos por alguna razón... Hubo un destello de luz negra. Cuando la cámara volvió a enfocar, la oficina se encontraba vacía... y como podrían haber imaginado, completamente destruida. Era como si un desastre inevitable hubiese pasado por allí... el lugar estaba destrozado, y sobre la que había sido la silla del director se encontraba sentada una figura más pequeña... ¿¡Monokuma?! Beep Contenido oculto Rojo FireRed juanjomaster Rein
Beep Ahora la primera imágen que apareció fue un tanto más sombría. Se trataba de una prisión... la cámara bajó por una serie de escalones y finalmente se posicionó frente a una celda en particular. Un hombre alto, con aspecto desaliñado y cansado, se encontraba allí dentro, sentado sobre la cama. Levantó la mirada, y lo que vio le sorprendió enormemente, haciéndole abrir los ojos bien grandes... pero luego su rostro se suavizó en una sonrisa, como si estuviese contento de ver a aquella cámara. Pero luego la imágen desapareció, y para cuando volvió a aparecer algo en el monitor, el hombre preso había desaparecido. La celda, increíblemente, estaba intacta, excepto por el hecho de que la puerta de la celda estaba abierta... y en la pared del fondo estaba escrito, con brillantes letras rojas, la frase "no siempre prevalece la justicia". Beep La pantalla pasó a mostrar un paisaje bastante más alegre que aquella lúgubre prisión; un extenso jardín bajo el sol del mediodía. En el jardín se encontraba una familia compuesta por cinco personas: el padre, la madre, y tres hermanos que parecían ser sus hijos. Todos parecían bastante alegres, y los tres jóvenes cargaban una especie de cartel o pancarta que leía "¡Suerte, Aika! ¡Te extrañaremos!". Todos saludaban y sonreían a la cámara con ánimo. Pero repentinamente, la imágen cambió. Y cuando la cámara volvió a enfocar, ese jardín lleno de esperanza había desaparecido. En su lugar se hallaba una tierra árida y seca, que era iluminada por la triste luz de la luna llena, haciendo al lugar aún más tétrico. El césped había desaparecido, como si el lugar hubiese sido prendido fuego, pero aún quedaba algo abandonado allí en el suelo... la cámara hizo zoom sobre ello para descubrir que se trataba de una pancarta blanca... un cartel partido a la mitad, en el que se leía "Suerte Aika"... Beep Una imágen un poco familiar apareció a continuación. Pero un poco... porque por más que lo que se veía ahora era la sala de estar de una casa, no era una sala de estar como las anteriores; la casa era un poco más rústica y su decoración la hacía parecer más arábica, como si fuese una casa ubicada en el Medio Oriente. En el sofá marrón al que apuntaba la cámara se encontraba una niña pequeña, de unos once o doce años, quien parecía un poco tímida pero intentaba de todas formas sonreirle a la cámara. Ella estaba en el medio de una pareja algo mayor, un hombre y una mujer con aspecto de granjeros... Pero de repente, todo desapareció. Cuando la cámara volvió a enfocar el lugar, éste estaba completamente destruido; sólo el suelo negro y los restos chamuscados del sillón quedaban en aquel lugar donde había estado la pareja de granjeros y la niña momentos antes. Era como si... como si hubiese explotado una bomba en aquella sala de estar... ¿qué habría sucedido allí? Contenido oculto Hey Miguel Noir Bruno EVF
Hugo Weiss El chico de cabello blanco había hecho un comentario sobre la única persona que hacía falta... ¿ya tan rápido habían cometido un asesinato? Hice un análisis rápido de los rostros de los demás; quizás, si realmente eso fue lo que pasó, sabría quién fue al detectar algún gesto sospechoso. ¿Sería que haría el papel de médico forense? Sería interesante... Pero no, no pasaría porque no encontré sospechoso alguno y además de que la mencionada había aparecido. Ahora era cuestión de esperar al oso con ganas de ver muertes. Segundos después de ese pensamiento, hizo acto de presencia. Enarqué una ceja y busqué alguna manera de poderme acercar a él. Sentía ya esa pequeña obsesión que me daba por conseguir mis objetivos, en este caso: abrir a ese oso. Decidí ir dando pasos lentos y cortos, para ser lo más discreto que pudiera. Fui ignorando todo lo que nos decía a todos los que nos encontrábamos allí, hasta que me llamó la atención la pantalla mostrando imágenes... Peculiares. Miré a los demás por el rabillo del ojo y la chica fotógrafa fue a la que más le afectaron esas imágenes... ¿Eran sus pertenencias? Parecía que sí. ¿Entonces era así como nos iba a incitar a asesinar a personas? Volteé a ver con atención el monitor, era claro que yo no sería la excepción para no mostrarme... ¡Espera! ¿Eso era el hospital de la familia...? Mierda, lo era. —No... —susurré con el ceño fruncido mirando fijamente al monitor... esperando lo peor. Estaba mi padre, mi abuelo... Mis mentores. Y mi madre... Tragué saliva al ver que luego ellos ya no estaban en la dirección del hospital... ¡No! >>¡¿Qué demonios les hiciste a mi familia, oso del demonio?! —no me pude contener. Estaba lleno de impotencia y miedo. Mi familia y mi futuro estaban destruidos en esa imagen, si es que era verdad... Decidí tranquilizarme antes de volver a hablar y analizar bien lo que transmitía el televisor. Luego de un rato, ya acabadas la secuencia de imágenes, me aclaré la garganta y tomé mi postura erguida y seria de siempre. —¿Qué nos asegura que son verdaderas esas imágenes? Seguro tienes como y con qué hacer réplicas y usaste sangre falsa... ¡Además! No se ve ningún cuerpo... No puede ser cierto... —cerré mis puños con fuerzas para intentar creer que lo que decía era verdad, pues aún me sentía bastante inseguro.
Joseph Esa casa.... Si, al parecer, Monokuma conocía lo que pretendía dejar en el pasado, pero, ¿Como demonios pudo haberse enterado? Al parecer esto ya iba en serio, quería quebrarnos y empujar a alguien a cometer un asesinato con tal de que este infierno acabara, si alguien cedía, no lo culparía, se estaba poniendo a prueba la mente de cada uno de nosotros, a ver quien aguantaba, quienes caerían en su juego macabro Miraba la pantalla, aún después de que pasaran las primeras imágenes que reconocí, me sentía chantajeado, pero no caería tan bajo como para complacer la sed de sangre de un desgraciado felpudo No me quedó de otra que fruncir el ceño y lucir un poco enojado Esta me las pagas, oso de mierda
Beep Cuando parecía que el video había terminado, una imágen más apareció. Un edificio alto, imponente, que brillaba sobre un gran campus... sí, parecía ser una especie de enorme y lujosa escuela... —U... un momento —soltó Nagito, nervioso—. No puede ser... ¿acaso es... La imágen se distorsionó. Cuando volvió a enfocar bien, ahora la misma escuela se mostraba bajo un cielo oscuro y tenebroso. Sus ventanas estaban rotas, las puertas desencajadas y destruidas, los árboles que decoraban la entrada completamente quemados... aquella academia parecía estar destruida... Beep Ahora el monitor se puso completamente negro, y no se volvió a encender. Durante un tiempo indeterminado, reinó el silencio en el parque. Sólo se escuchaban las respiraciones de los estudiantes, y el ruido de la brisa marina que mecía las copas de los árboles del lugar. Hasta que finalmente... la fría risa de Monokuma rompió el ambiente de tenso silencio. —¿Y bien? ¿Qué les pareció la película? Entretenida, ¿verdad? —soltó el oso malévolamente—. Claro que podrían acusarme de que no son imágenes reales pero... les aseguro que son bien reales. ¡Y me tomó mucho trabajo conseguirlas, no menosprecien mi súper producción! >> Aunque claro, hay una sencilla manera de que corroboren que tan reales son. Dejen esta isla y vayan a comprobarlo... y ya saben lo que tienen que haces si quieren dejar la isla... —Eres muy cruel —soltó una voz; Monomi acababa de aparecer de la nada, y aparentemente estaba horrorizada con lo que acababa de ver—. Eres demasiado cruel... ¿cómo se pudo permitir que alguien tan malvado como tú llegara a esta isla? —Ah, traes un buen punto, hermanita mía —contestó Monokuma, sonriendo con malicia—. Ya que lo mencionas... ¿quieren saber cómo es que llegue a la isla? Pues la verdad es que... ¡alguien me trajo, por supuesto! Saben lo que eso significa, ¿verdad? >> Sí, es la verdad... entre ustedes hay un traidor. Un traidor entre los estudiantes me trajo a esta isla y comenzó el viaje de asesinato escolar. ¡Uno de ustedes los traicionó y los condenó a esta situación! ¡Upupupupu! Y con esas palabras, el autoproclamado directo de la academia se retiró del parque, su risa psicótica perdiéndose en el viento. Monomi, quien parecía a punto de largarse a llorar, desapareció al igual que él. Parecía ser que el anuncio escolar de esta noche... había llegado a su fin.
Alethea Ethans Cuando finalmente todos los estudiantes nos reunimos en el parque, el sádico oso apareció diciendo que estaba decepcionado porque no hubiese ocurrido un asesinato. En mi caso, era todo lo contrario, estaba verdaderamente aliviada porque no hubiese ocurrido y porque todos siguiésemos vivos. Destrozados en muchos sentidos, pero vivos. Entonces, Monokuma insistió en darnos más razones para cometer un asesinato. ¿Por qué no podría estarse quieto...? Observé aquellas imágenes, apretando con fuerza mis manos, creando con una un puño y con la otra deformando el vaso de café. De repente, había perdido las ganas de seguir bebiendo, por bueno que estuviese. Ver lo que se reflejaba en las pantallas y las reacciones de mis compañeros, sólo hizo que mi estómago se revolviese. Sentí mareos solo de pensar lo que me deparaba a mí. Y llegó. Reconocía ala perfección aquella habitación. Había pasado poco tiempo desde la reforma que hicimos, haciéndola ver más acorde a mi edad. Esos póster firmados que tanto me había costado conseguir y el mío, el póster que tanta vergüenza me dio en su momento y que luego se convirtió en una marca de orgullo. Y las personas más importantes para mí, mis padres, sentados en la cama. Se veían tan orgullosos, sonriendo, igual que el día que supimos que había ingresado en la academia por mi talento. Estaba aliviados, felices... A pesar de saber lo que venía a continuación, mi corazón se encogió con la imagen. La presión de mis manos aumentó. Y mis ojos se anegaron en lágrimas. Mi habitación, mi pequeño santuario, el lugar al que deseaba llegar después de casa tour, destrozado, profanado. Los póster que tanto me había costado conseguir, cortados, como si no fuesen nada, como si no significasen nada. Y el mío propio, pintado con macabras señales de ese tono rojizo tan enfermizo. ¿Tanto odio podía existir hacia mi persona? ¿Sólo por pertenecer al mundo del espectáculo? Aquello era injusto... Lo peor, sin embargo, era la incertidumbre de no saber que había pasado con mis padres. Aquellas personas a las que tanto les debía y que tanto me habían apoyado... ¿estarían bien? ¿habrían escapado? No lo podía saber y me esperaba lo peor. Dejé de prestar atención, me encontraba cabizbaja mientras el resto de las imágenes se reproducían. Al final, la emociones fueron demasiado fuertes y el mareo demasiado intenso, me dejé caer hasta acabar de rodillas, soltando el vaso en el proceso. Llegado a ese punto, me daba igual. Me llevé las manos al rostro, intentando tapar el mismo y las lágrimas que, inevitablemente, ya estaban cayendo por mis mejillas. Yo... no quería matar a nadie. No quería matar a esas 16 personas que debían estar igual desesperados y preocupados que yo, esas 16 personas con familias o personas que los esperasen, con sueños, vidas, deseos... personas como yo que no merecían nada de lo que estaba pasando. Y, sin embargo, ahí estaba mi familia, desaparecida y sin saber si bien o mal, si viva o muerta... ¿y la única opción era matar o ser matado? ¿Tan cruel era la vida?
Ren Suzugamori El show de Monokuma no demoró en comenzar: El chico había tomado el camino obvio, supuse que por su efectividad, pero seguía siendo un desperdicio. —El viejo truco de coaccionar a alguien.Lamentablemente, es todo un clásico. Aún así, los montajes de Monokuma no dejaban de ser interesantes. Aunque dejaba las cosas un poco a la imaginación, nos daba a entender de lo que era capaz. Eso debía reconocérselo, al menos. Aún así, Monokuma no había conseguido su objetivo, al menos conmigo. ¿Para que me mostraba esas manchas rojas, presumiblemente de sangre? En caso de que estuvieran muertos, no habría mucho más que hacer. Y, en caso de que estuvieran vivos, sospechaba que Monokuma los mantedría así, en caso de necesitarlos para hacer una amenaza más "directa" en el futuro. —Y sobre todo, cometer un asesinato es ponerle el final a esto, por lo que nos ha dicho, sin importar el resultado. Y yo, sinceramente... aún tengo mucho por descubrir de este lugar. Aún así, una pequeña chispa ardía dentro de mí. Por supuesto que aquella posibilidad me daba mucha curiosidad, pero por el momento, sería mi opción final. Cuando hubiese descubierto todo lo que podía ofrecerme la isla. Contenido oculto No sé qué acabo de escribir xD
Todos parecían estar, en mayor o menor medida, afectados por aquellos videos. Durante un tiempo nadie se movió del parque, todos quedaron en sus lugares, ensimismados… finalmente, Nagito se recompuso tras haberse mostrado afectado por las imágenes, y miró a los demás. —Esto… sé que no quizás no sea fácil, pero creo que deberíamos intentar irnos a dormir —sugirió Nagito—. En este momento no podemos cambiar nuestra situación actual… quizás será mejor intentar conciliar el sueño y ver una forma de salir de aquí todos por la mañana… >> Si Monokuma hizo un anuncio del horario de noche, para avisar que las duchas no funcionarían, lo lógico sería pensar que hará un anuncio por la mañana para avisar cuando vuelven a funcionar… me parece buena idea que, luego de que Monokuma haga su anuncio por la mañana, nos reunamos todos en el restaurante del hotel para desayunar… al menos así estaremos todos juntos en un lugar. Es más seguro así, ¿verdad? >> Claro que, no estoy intentando obligar a nadie ni nada, es sólo una idea… yo estaré desayunando en el restaurante por la mañana… espero verlos allí y que intentemos todos juntos salir de esta… buenas noches… Y sin más palabras, Nagito se retiró hacia su habitación. Contenido oculto Anuncio de Monokuma terminado. Son todos libres para rolear ahora hasta el anuncio de la mañana, que deberán reunirse con Nagito para seguir el próximo curso de acción del rol… hasta entonces, sois libres de rolear sus reacciones, impresiones de los videos, utilizar sus monedas e intentar conseguir fragmentos de esperanza si quieren, o simplemente retirarse a sus habitaciones a dormir. GalladeLucario juanjomaster Liza White Fushimi Natsu EliLover Graecus Lucas Diamond Noir Bruno EVF Demian Amane Rein Rojo FireRed Hey Miguel Nekita
Celia Ackerman Las imágenes siguieron apareciendo en ese monitor, pero yo ya no prestaba atención. Lo que había pasado en el plató de telecinco me había dejado muy preocupada; no me creía ni una palabra, pero la idea de que eso pudiera haber pasado de verdad era preocupante. ¿Cómo no se habrían dado cuenta de que estaban grabando? ¿Y cómo habrían causado semejante estropicio en apenas segundos? No, quería creer que todo era una broma pesada. Aunque para comprobarlo, debería salir de aquí. Desde hoy comenzaría a idear un plan para, cuando menos se lo esperasen, cometer el crimen perfecto y poder escapar. De momento, necesitaría ayuda, y esos cristales parecían ser importantes. Cuantos más reuniese, mejor. Así que era hora de deshacerse de este estetoscopio. —Toma, Hugo. Esto es para ti —le dije de mala gana, lanzándole el objeto con un gesto arisco—. Espero que sepas que siendo tu talento la medicina, tienes las horas contadas aquí. >>No es una amenaza, es una advertencia. Piénsalo, y... Estate ojo avizor. Sin decir nada más me alejé de él cuanto pude, esperando que nadie hubiese escuchado mi comentario. De otro modo, podrían matarle e inculparme a mí.
