En la zona de lagos, varios estanques y lagunas se extendían, hermosos, a uno y otro lado de la vista de Mimi. Aquel lugar transmitía una paz y tranquilidad abrumadora... La recibió, nada más llegar, otro jardinero de idéntico rostro pero traje azul. —¡Hola! Yo soy el cuidador de esta zona. ¿Buscas pokémon? Mmm, por aquí he visto bastantes hoy... mira, son estos los que podrás encontrar: Dado de 15 caras 1- Barboach 2- Goldeen 3- Tympole 4- Skrelp 5- Mudkip 6- Froakie 7- Suskirt 8- Poliwag 9- Wooper 10- Totodile 11- Feebas 12- Magikarp 13- Ducklett 14- Lotad 15- Corphish
Mimi Honda La paz de aquel lugar era tan sólo perturbada por el suave rumor del agua. Estanques, ríos y lagunas cristalinas reflejaban la luz ocre del ocaso, meciéndose suavemente con la brisa. La tranquilidad y equilibrio de aquel lugar me llenó de un sentimiento de relax y plenitud increíble. Inspiré profundamente, en paz conmigo misma. Y entonces, mi camino se vio interrumpido por otro jardinero. Este era... exactamente igual que el anterior. Lo único que cambiaba, (si es que podía considerarse un cambio) era que sus ojos eran azules y que portaba un peto de color celeste. Con un ánimo más exaltado y nervioso que sus ''clones'', me hizo entrega de una nueva lista. Volvieron a llamarme la atención los tres iniciales; Mudkip, Froakie y Totodile. Y algunos pokémon que no reconocí. —¿Skrelp?— solté, extrañada—. ¿Qué demonios es un Skrelp? ¿Ese pokémon siquiera existe? Se lo pregunté al ''jardinero'', ''cuidador'' o lo que fuese, pero el tipo se limitó a encogerse de hombros— el misticismo estaba a la orden del día en este lugar— por lo que resolví consultarlo en mi pokédex. A Arceus se le ocurrían pokémon muy extraños... pero no estaba para ponerme quisquillosa ahora. —Ugh, como sea... Empecé a buscar.
Revoloteando sobre el agua, un Ducklett apareció. Miró, extrañado, a Mimi. Parecía algo despistado, pero no tenía pinta de ser muy confiado... DUCKLETT: Agua/Volador Nerviosismo: 10/50 Confianza: 0/15 Ratio de captura: 75/75
Mimi Honda Y sobre el agua, se posó grácilmente un pokémon que jamás había visto. Claramente era un ave, y poseía un plumaje turquesa y unos ojos grandes y vacíos. Cuando me miró desde el agua, lo hizo con extrañeza. Como si se preguntase que hacía yo allí. Sin embargo, se veía algo más arisco y reacio que Bulbasaur a iniciar algún tipo de contacto. —Dex, ¿qué es eso?— le pregunté a mi pokédex, sin apartar la vista del pokémom salvaje. Este me devolvió una mirada ausente. "Ducklett, el Pokémon ave agua. Es un pokémon tipo agua/volador originario de Teselia. Ducklett es un buceador experto y nada bajo el agua en busca de su alimento favorito: el musgo de los pantanos. Evoluciona a Swanna al nivel 36" —Así que Ducklett...— repetí, recapacitando sobre mi estrategia. ¿Qué comida le gustaría a este pokémon? ¿La picante? ¿La salada? ¿Quizás la dulce? Demonios. Lo mejor que podía hacer por el momento era acercarme, no tenía manera alguna de atraparlo así. De modo que me aproximé un par de pasos, despacio y mostrando las palmas de mis manos en señal de inocencia. — O-oye... no me mires así y quédate quieto, ¿bien?— le dije, en un intento muy burdo por evitar su huida—. Si sólo te quedas ahí y colaboras esto será mucho más sencillo para ambos... Algo me decía que eso no iba a funcionar en lo absoluto.
Ducklett aleteó un par de veces, en alerta. Su rostro expresaba júbilo; definitivamente, estaba contento, pero, por el momento... seguía bastante tranquilo. DUCKLETT: Agua/Volador Nerviosismo: 15/50 Confianza: 0/15 Ratio de captura: 65/75
Mimi Honda Me mordí el labio inferior. No se había ido, incluso parecía contento... ¿pero qué le daba ahora de comer a este Pokémon? ¿No había pokécomida con sabor a musgo de pantano? No quería ni imaginar que pasaría si le ofrecía algo que no le gustase. ¡La verdad es que ya estaba servida de ataques a mi persona por hoy! No más atentados contra mi integridad física, por favor. Ahora no, joven. —Quédate quieto, quédate quieto... — murmuré, avanzando un poco más—. Eso es. ¿Ves como no es tan complicado?
Duckett metió la cabeza en el agua para luego sacarla y zarandearla, salpicando todo a su alrededor. Y luego escapó, saliendo a volar hasta perderse de la vista de Mimi.
Mimi Honda —¡Ah!— exclamé con urgencia, retrocediendo un paso prudencial cuando vi a Ducleck preparándose para alzar el vuelo—. ¡Ni se te ocurra hacer eso! ¿Me oyes? ¡No hagas lo que tienes pensa-! Se oyó un suave batir de alas... Y todo lo que dejó el pokémon tras de sí fue una pluma turquesa flotando en el agua. Y ya está. Así se resume mi encuentro con Ducklett. Un absoluto fracaso. —¿Pero... qué? — musité, tomada por sorpresa. ¿Cómo...? Pálida, me mantuve con el brazo extendido pidiendo calma un instante eterno... Y entonces, apreté los puños de impotencia—. ¡Tsk! ¡Era obvio que esto iba a pasar! Sabía que en el fondo que aquello no podía haber acabado bien. No me sentía segura en lo absulto, Ducklett debió haber notado mi falta de confianza... Suspiré profundamente, resignada. y resolví seguir con la búsqueda mientras aún tuviese oportunidades. Quizás encontrarse algo un poco más interesante esta vez.
Esta vez, cerca del agua, apareció un Froakie. Parecía tan sumiso y tranquilo... sus ojos estaban entrecerrados y su aspecto era sonriente. FROAKIE: Agua Nerviosismo: 0/20 Confianza: 0/20 Ratio de captura: 60/60
Mimi Honda Caminé largo rato alrededor del estanque, buscando con la mirada un nuevo pokémon que unir al equipo... y de repente, este saltó fuera del agua y cayó en tierra firme, no muy lejos de la seguridad de la laguna. Se trataba de un Froakie, uno de los iniciales de la región de Kalos. No pude evitar sorprenderme. ¡Sí, definitivamente aquello era más interesante que un Ducklett! ¿Hallar dos pokémon iniciales en un día? Eso no era algo que se viese muy a menudo. Mucho menos tratándose de mí y de mi suerte prodigiosa. Estaba allí, con los ojos entrecerrados... Disfrutando del sol de la tarde. Como me gustaría cambiarme por él y tumbarme a tomar el sol también... Pero tenía un objetivo, y debía cumplirlo como fuese. —Respira, cálmate...—me dije a mí misma, inspirando profundamente —. Es un buen pokémon, así que no la fastidies ahora. Tratando de bajar su guardia, me acerqué.
Froakie hinchó muchísimo sus mejillas, casi como si fuese a atacar con fuerza. Pero lo único que hizo fue... —Croac. Sí. Eso fue todo cuanto hizo. Definitivamente, era un pokémon muy tranquilo y sereno. FROAKIE: Agua Nerviosismo: 3/20 Confianza: 0/20 Ratio de captura: 45/60
Mimi Honda Me preparé para cualquier imprevisto por su parte, tanteando una de las pokéballs que restaban en mi mochila... pero Froakie no huyó. En realidad, seguía viéndose bastante tranquilo en general. Y yo también. Sí es cierto que su reacción me asustó y que tuve que morderme la lengua para evitar soltar toda clase de improperios cuando se limitó a croar, pero... sentía más confianza que con el Ducklett de antes. Quizás porque era un pokémon que, aunque no había tratado, ya había visto de antes. Tomé la ultraball que le compré al jardinero de la Zona Pradera y acorté la distancia un poco más... de puntillas. Si no huía ahora definitivamente lo capturaría. Como fuese. Si no huía. Contenido oculto Me asusté al ver ese cinco, lol xD
Froakie parpadeó con mucha intensidad, como si quisiese enfocar mejor su vista. ¡Oh, era una simpática entrenadora la que estaba acercándose! No es como si se hubiese asustado o algo. Él era muy tranquilo. FROAKIE: Agua Nerviosismo: 8/20 Confianza: 0/20 Ratio de captura: 25/60
Mimi Honda Era mi oportunidad. —¡Utraball, atrápalo!— exclamé, lanzando el esférico contra el Froakie salvaje. La escena con Bulbasaur volvió a repetirse... pero esta vez, no hubo tensiones ni miedos. Con un ratio de captura de 30, el pokémon salvaje quedó firmemente sellado. Contenido oculto Inventario - 24 monedas parque. - 10 Pokéball. - 2 Superball - 1 Ultraball - 1 bolsa de comida picante, dulce y salada. - 4 bolsas de comida amarga. - 3 Caramelos furia. - 5 Pocochos picantes. - 3 Pokécubos amarillos. - 1 Botella de Agua Pura. - 1 Botella de Agua al Limón.
Uno, dos, tres giros... ¡click! Froakie quedó capturado, conformando así el segundo miembro de entre los pokémon de Mimi. Ahora le quedaban 12 oportunidades de captura. FROAKIE: Agua Torrente: potencia de los movimientos tipo agua x2 cuando los PS bajan de 1/3 Salud: 82/82 Fuerza: 118 Resistencia: 84 Agilidad: 2/2 (71 de Velocidad) Amistad: 0/33 Movimientos: -Pistola Agua (30 Potencia, Agua) -Ataque Rápido (30 Potencia, Normal, dos puntos de agilidad para evitarse) (Usos: 5/5) -Hidropulso (60 Potencia, Agua) (Usos: 4/4) -Lengüetazo (30 Potencia, Fantasma)
Mimi Honda —¡Acabas de ser atrapado por la Gran Mimi Honda!— exclamé triunfante—. Eso ha sido demasiado fácil... Recuperé la ball antes de que, por acción de la pendiente en la que se hallaba, cayese al agua. En lugar de eso, quien estuvo a punto de caer al estanque fui yo. Pero mantuve el equilibrio de puro milagro. Cuando logré regresar al camino señalizado en el que se encontraba el jardinero, el sol estaba en su punto más bajo. Pero seguía soplando una brisa suave y cálida. —A ver...—me dije entonces, sacando de nuevo mi pokédex para consultar el mapa del lugar. Quedaban por visitar La Zona cavernas, la Zona costera y la urbana. ¿La Zona Cavernas? No gracias. Mi ceño se frunció ligeramente—. ¿Bromeas? ¡Casi muero en una al venir aquí! >> Creo que la Zona Urbana será. Si hay cafés, tal vez pueda aprovechar para tomar algo... Dudaba seriamente de eso último, pero no era mentira que tenía hambre. Guardé todas las cosas en la mochila y me puse en marcha.
Llegó Mimi a un lugar empedrado, con calzadas, farolas, edificios... no obstante, no había ningún café. Todo parecía, más bien, una ciudad ficticia, una especie de decorado. Cómo no, allí estaba el jardinero, con mismo rostro y distinta ropa. ¿¡Pero qué hacía un jardinero en medio de una carretera!? —¡Hola, chica! ¿Capturando pokémon? ¡Los que hay por aquí son muy interesantes! Veamos, están... Dado de 30 caras: 1- Porygon 2- Pichu 3- Happiny 4- Cleffa 5- Igglybuff 6- Glameow 7- Stunky 8- Eevee 9- Purrloin 10- Meowth 11- Pidove 12- Trubbish 13- Magnemite 14- Blitzle 15- Elektrike 16- Plusle 17- Minum 18- Gulpin 19- Togepi 20- Swirlix 21- Spiritzee 22- Klefki 23- Azurill 24- Wynaut 25- Bronzor 26- Pidgey 27- Flabébé 28- Hoothoot 29- Munchlax 30- Shinx
Mimi Honda —Cartón piedra—murmuré, golpeando una farola con los nudillos. Suspiré con resiganción. Mi estómago debería esperar a ser saciado, aquí no iba a encontrar ningún café o parecido. La Zona Urbana era un decorado cutre y ya.— Tsk. —¡Hola, chica! ¿Capturando pokémon? —¡Kyaah!— grité, volteándome rápidamente. ¿De dónde había salido este tipo? ¿Qué hacía aquí? ¡Ni siquiera había un maldito jardín en este lugar! Apreté los puños con rabia, molesta por su sorpresiva presencia—. ¡No me des esos sustos, maldita sea! En ese momento, reparé en que el ''jardinero'' era distinto al anterior. Bueno... ''distinto''. Su cara era la misma, aunque sus ojos eran grises y llevaba un peto del mismo color. Empezaba a comprender que el color que portaban eran un sello distintivo de la zona que representaban. Pero, ¿qué pasaba aquí? ¿Por qué todos eran ''iguales''? Que grima. — Sólo déjame ver esa lista, ¿bien? Molesta como estaba por el susto que acababa de darme, sólo le arrebaté la lista de las manos y comencé a pasear por el lugar. Treinta especies esta vez... Podía estar feliz mientras no se me cruzase un Trubbish.
¡Oooh, mírale! Era un Eevee pequeño, que andaba desorientado. Mimi parecía agradarle. Sonrió feliz al verla. No parecía ser especialmente agresivo, no señor. EEVEE: Normal Nerviosismo: 0/15 Confianza: 0/40 Ratio de Captura: 60/60
Mimi Honda Y de pronto, bajo uno de los bancos que formaban el decorado de la plaza, apareció un pokémon pequeño y de largas orejas. Inmediatamente lo identifiqué como un Eevee. ¡Era tan mono! Se veía algo más pequeño que mi propia Eevee... por lo que supuse que debía de ser aún un bebé. Cuando nuestros ojos se encontraron, se limitó a sonreír. En un intento por parecer amigable y no una amenaza, caminé un par de pasos en su dirección y me incliné a su altura. Claro que tuve especialmente cuidado porque bueno... llevaba una falda después de todo. —¿Tienes hambre, pequeñín?— le pregunté, sonriendo ligeramente. Me quité la mochila y estaba por abrir la cremallera cuando recordé algo crucial —. No... tengo idea de que darte...