Paranoia

Paranoia:


— Usted… — Él se fijo en la mirada de la enfermera, lo cual estaba perdida entonces procedió a guardar silencio.


¿Qué era lo que realmente había pasado en este hospital? Cada vez que hablaba sobre su caso, todos se ponían nerviosos e intentaban cambiar el tema. No había nadie que intentara responderle y si aceptaban solo decían cosas de un incidente.


Y ahora, una enfermera que se veía realmente mal, suspiro y guardo la grabadora, no iba a funcionar de nada ahora mismo, era mejor proceder de otra manera, tal vez siendo más sutil e ir directo con los directores del hospital psiquiátrico. Recogió su maleta que estaba encima de la mesa y miro de reojo a la chica de cabello corto.


— Lo siento señorita — Dijo vagamente y se disponía a irse. — No quería incomodarla, después de todo es un caso muy antiguo.


Espero aunque sea unos segundos para que ella respondiera pero no lo hizo, lo que lo conllevo a estar un poco incomodo y dirigirse a la puerta para irse, pero entonces ella exhalo y hablo deteniéndolo cuando estuvo a punto de salir.


— Se lo diré.


— ¿Está bien? Si no puede…


— ¡Puedo! —Exclamó un poco alterada y se giro a mirarlo — Cierre la puerta.


Erick un poco confundido cierra la puerta y deja en la mesa nuevamente su maleta y saca la grabadora sin si quiera aparta la mirada de aquella muchacha que distraídamente miraba a su alrededor.


Ella siempre se encontraba allí, en esa habitación de descanso donde divagaba más de una vez e ignoraba incluso las amenazas de despidos de sus superiores ¿Para qué ligarse con ellos? Era mejor no hacerlo, después de todos ellos no estaban bien de la cabeza.


Entonces Erick se sentó a su lado para escuchar lo que tiene que decir.


Ella lo miro solo una vez y bajo la mirada a sus manos pálidas y temblorosas.


— ¿Qué ocurrió en este hospital hace seis años atrás Señorita Valeria?


— ¿Habla del caso de Adana Price? — Preguntó con voz temblorosa y el detective asintió.


Ella miro hacia la habitación explorándola como siempre. Se había acostumbrado a este aroma; A café recién hecho, a las galletas recién horneadas y el olor a sangre.


— He pasado pocos años aquí adentro. — Dijo sin saber cómo empezar y recordó esos días de miedo a incluso acercarse a esas habitaciones — Pero yo antes no trabajaba aquí...


+++


Cerca de las una y media de la mañana Adana siempre tocaba el piano, lo hacía sin parar e incluso si tuviera hambre no paraba. Lo amaba tanto que no podía dejar de tocarlo, era como si ellos dos se conectaran a través de tocadas infinitas que jamás terminarían.


Repetía, repetía y repetía aquella canción hasta incluso caer desmayada por tantas comidas que se había saltado. Era cierto, Adana no estaba bien mentalmente pero era reconocida como la mejor de todos los pianistas del país a penas sus quince años de edad.


Movió sus dedos lentamente por las teclas hasta detenerse en medio de la tonada. Entonces subió su mirada hacia la esquina de su habitación. Oscura, de color negro ¿Tan oscura era esta canción? Se preguntó pero en vez de seguir tocando se levanto de la silla con un poco de pánico y rápidamente se acerco al interruptor para encenderlo. Cuando lo hizo sus nervios no parecían bajar pero estaba un poco más tranquila ahora que no había oscuridad y se volvió a sentar para seguir tocando.


Empezó nuevamente sin pereza y sin adelantarse en ninguno de los compases pero volvió a detenerse bruscamente y se giro a sus espaldas. La puerta estaba abierta, pero no había nadie allí, la luz del pasillo estaba apagada pero la luz en que se esparcía de la habitación lograba alumbrarla pero no era suficiente.


Entonces encendió el interruptor y regresó nuevamente al piano.


Empezó con suavidad mientras sin darse cuenta le temblaba las manos, cada vez que se movía y su oído era más atento a los sonidos de su exterior que los mismo del piano.


— ¿Por qué no estoy escuchando el piano? — Miro hacia atrás cantidades de veces con miedo, como si supiera que algo pronto iba a aparecer pero no importa cuánto se lo imaginase no lo hacía, dejo de tocar.


Sentía que alguien la observaba desde la oscuridad, y cuando miraba allí, su mente empezaba a divagar cada vez más, imaginando lo peor y más bizarro que su cabeza podía incluso experimentar, trago saliva al mirar varias veces a la puerta del baño que estaba entre abierta. También estaba oscuro y sin importar que tanto lo intentase no podía apartar la mirada.


Entonces caminó hacia el pasillo con intenciones de descansar un poco alegando que era falta de sueño pero cuando estuvo a punto de salir el piano empezó a sonar como si alguien lo estuviera tocando.


Tan perfecto que incluso Adana no podía tocarlo, se volteó asustada y se fijo certeramente que había una chica de largo cabello negro, vestida con ropas elegantes de color blanco sentada en la silla tocando con todo.


Se quedo paralizada.


¿Quién era? ¿Cómo llegó allí? Trago saliva mientras oía la preciosa melodía.


Aquella mujer se detuvo finamente bajando sus manos y dejándolas caer en sus laterales, se levanta de la silla con suavidad, no se da la vuelta para ver a Adana en cambio continua caminado hasta la puerta y entra al baño, cerrando este con sutileza.


Adana se dejo caer arrodillada temblando y se miro sus manos con intranquilidad.


— Solo estoy cansada — Dijo sin certeza y se levantó del suelo, mirando a todo su alrededor con pánico para luego salir de aquella habitación.


+++


— Adana… — Comenzó a decir Erick y miro a la enfermera que parecía tener dificultad en hablar — ¿Era un espíritu? Esa chica que vio Adana tocando su piano…


—No — Fue una sorpresa para él, sabía que creer en lo paranormal no era sensato pero a veces todo coincidía de esa manera. — No era un espíritu, Adana vivió más de 15 años en esa casa ¿Por qué un espíritu aparecería tan tardío? Dicen que los niños sienten presencia de esas entidades pero Adana jamás la sintió.


—Entonces… ¿Qué era esa chica? — Preguntó él curioso y ella respiro hondo.


—Era una alucinación — Dijo ella y él quedo extrañado.


— ¿Producto de su insomnio? — Preguntó Erick y ella negó.



— Producto de su esquizofrenia —Él se quedo pensativo — Sus primeros síntomas…



+++


Jamás pensó que de repente esa figura se volvería su peor pesadilla.


Tocaba de nuevo el piano, la misma canción casi tan perfecta como lo hacía aquella chica. A veces se preguntaba donde estaba pero cuando menos la veía era casi un alivio, entonces prefirió seguir con su vida sin preocuparse hasta que todo empeoró.


Cuando salió de la ducha para luego irse a dormir, siempre se miraba en el espejo preguntándose más de una vez por tuvo de hacer así las cosas.


Su familia muerta, los únicos que se encargaban de ella era unas personas que apenas tocaban esa casa y luego se fueron a gastar en grandes cosas el dinero de su herencia.


Antes se había creído que su familia regresaría pero sabía muy bien en el fondo que jamás lo haría.


En el espejo, su reflejo empezó a distorsionarse y tomar una apariencia que desconocía totalmente, ojos rojos y esa boca que estaba completamente cortada, con una sonrisa insípida llena de sed de muerte.


A su espalda el reflejo del baño era completamente distinto, parecía antigua, oxidada y llena de sangre.


Su corazón se detuvo por casi segundos, viendo como esa figura que podía llamar reflejo no se movía de acuerdo que ella lo hacía. Temblaba de miedo y sin capacidad de poder moverse de allí solo pudo observar como la miraba, tan fijamente como si pudiera tocarla con esta.


Lentamente la mano mujer se fue acercando al espejo y empezó a atravesarlo como si fuera totalmente posible, sin siquiera hacer algún esfuerzo, hasta estar acercándose cada vez más a su rostro obligándola retroceder en pánico. Su voz no salía de su garganta y tanto que quería gritar para que alguien la ayudase no podía hacerlo


Ese brazo lleno de una sustancia negra que caía en suelo, estaba tan cerca que al oler, solo podía oler a la muerte.


Entonces no lo soportó y se dejo caer en el suelo, abrazando sus rodillas fuertemente y solo pidiendo que nada pasase, murmurando así misma que todo estará bien si solo cerraba los ojos.



— Solo… Debo de cerrar los ojos… — Se dijo así misma mientras hacía el esfuerzo de cerrarlos pero no podía entonces subió la mirada para solo darse cuenta que aquella persona la miraba con extrañeza, sin fruncir de más su sonrisa, solo se ladeaba lentamente de lado a lado como si escuchara la canción que toda la vida Adana había tocado.


—No cierres los ojos… — Dijo aquella persona — No cierres los ojos… — Volvió a repetir mientras no dejaba de ladearla la cabeza — No cierres los ojos… aún no lo hagas.


Cuando Adana abrió los ojos ya no se encontraba en el baño, si no en su habitación acostada en la cama mirando fijamente hacia la puerta pero solo tardo nada más en darse cuenta de que las luces estaban apagadas y ella estaba sucumbida en la eterna oscuridad.


Pesadamente se levanto de la cama y con prisa corrió a encender el interruptor de su cuarto para luego seguir con el de pasillo y terminar encendiendo todas las luces de la casa. Y a pesar de eso, todas esas fueron apagadas y ella se oculto en el closet, donde solía jugar con su madre y se abrazo de nuevo de las rodillas.


Temblaba, no podía pensar con certeza, solo intentaba que esa pesadilla solo acabara, estaba más que segura que ya no quería verla más.


Entonces se abrieron las puertas del closet sorprendiéndola.


Era ella, era la persona que la estaba atormentando.


— Te encontré, te encontré, te encontré, te encontré…


+++


— Te encontré… Era lo que repetía — Dijo Valeria y Erick se puso pensativo. — Adana imploro más que la dejara en paz pero eso no pararía a menos que fuera llevada a un psiquiatra por ayuda… pero estaba sola así que tenía que lidiar con su enfermedad por si sola…


— ¿Ella sufría de nictofobia? — Preguntó Erick al dar relación por querer que las luces estuvieran encendidas.


— La mente humana es muy peligrosa, puede sacar tus propios miedos y colocarlos en tu contra — Se cruzó de brazos. — Incluso hacerlos reales… — Se fijó en el hombre que se había puesto un poco nervioso —Si, ella le tenía fobia a la oscuridad.


Él desvió la mirada pensativo.


— Detective Eagla ¿Puedo preguntar por qué hasta pasar seis años investiga esto?


— Solo quería responder las preguntas que hasta ahora muchos se hacen — Abrió su maleta y saco una caja de cigarros. — ¿Puedo? — Le preguntó y ella le dio permiso.


Encendió el cigarro para luego llevárselo a la boca.


— ¿Qué fue lo que exactamente paso cuando Adana fue traída a este hospital? — Preguntó y la enfermera se queda en silencio.


— Adana no era muy sociable, jamás hablaba cuando fue ingresada y cuando lo hacía eran cosas que no tenía sentido. — Dijo finalmente y cruzo sus manos, nerviosa.


— Los síntomas de la esquizofrenia… — Comentó Erick

.

—Exacto… Pero antes de ser ingresada su locura estaba casi a los límites, tanto que no podía ser reconocida… más cuando era violenta.


+++


Estaba completamente sola, todos los días sentada frente a la ventana mientras observaba como las personas pasaban frente a su departamento sin darse cuenta de lo que ella sufría.


—Adana… Adana… — La llamaba en un tono extraño pero ella solo se mantenía oculta detrás de sofá.


— ¡DEJAME EN PAZ! — Le pidió a gritos mientras rezaba por qué no la encontrase. — Por favor déjame en paz… por favor… por favor solo vete.


—Adana… Adana — Su voz se hacía más suave y sutil.


Entonces ella temblando tapo su boca para no provocar ningún tipo de ruido y espero que los ruidos de sus pasos cesaran y desapareciera, eso era lo que quería, que se fuera y la dejara en paz pero jamás lo hacía aunque se lo pidiera.


Entonces apareció de repente sobre ella.


— Te encontré — Dijo ella al verla pero Adana al notar su presencia salió huyendo de allí — Adana ¿Por qué huyes?


Adana corrió lo más que podía hasta ocultarse en la cocina lejos de ella pero fue alcanzada, entonces para defenderse tomo el cuchillo que estaba sobre el tope y la apunto temblorosa.


— ¿Qué piensas hacer con eso Adana? — Cuestionó e intentó acercarse pero Adana agito el cuchillo cerca de ella apartándola


— ¡SOLO ALÉJATE! — Le grito pero ella no hizo caso e insistió en acercarse — ¡ALÉJATE! ¡ALÉJATE! ¡ALÉJATE!


Entonces clavo el cuchillo en su abdomen en la oportunidad que pudo y se aparto asustada, jadeando y temblando. Al ver como ella cayó arrodilla sintió como un gran peso se fue de ella misma pero cuando con dificultad se arranco el cuchillo de su estomago pudo observar como la visión cambiaba.


Su cabello, sus ojos cambiaban de rojo a hacer un azul suave y tranquilo.


Esa mujer era la persona quien la había cuidado


Era quien había matado.


Se dejo caer al suelo arrodillada, dejando caer las lágrimas al ver como aquella mujer caía definitivamente al suelo sin vida, sin cerrar los ojos, mirándola fijamente con un gran vacío.


—Estará todo bien — Dijo ella detrás de ella, como si la consolará y entonces gritó.


+++


—Adana mato a su madre política… en un delirio. — Dijo Valeria y Erick se acomodó en su silla. — Fue un engaño de Bean dorcha, para así no provocar ninguna interferencia entre ellas.


— ¿Bean dorcha…? — Cuestionó él.


— Así es como Adana la apodó a ella… Significa Mujer oscura.


El detective bajo la cabeza pensativo…


— Bean Dorcha, era la razón por la que Adana terminó en un caso totalmente extraño, manipulándola, intentado hacer todo para que Adana no se apartara de ella, y que jamás lo hiciera. — Trago saliva — Bean dorcha tenía una personalidad de un manipulador, logro controlar a Adana en múltiples veces.


— Hablas como si ella realmente hubiera existido.


—Existió para Adana… — Se levantó de la silla y fue a la barra para servirse un café — ¿Quiere café?


El detective acepto su ofrecimiento y abrió su maleta para sacar unos cuantos documentos, entonces la enfermera se acercó para dejarle el café cerca y se volvió a sentar en la silla tomando un sorbo de su café.


— Esto… — Colocó en la mesa cerca de ella, mostrando seis fotos — Son las fotos de las personas que murieron siendo golpeadas, apuñaladas hace seis años. ¿Reconoce alguna?


Valeria le echo una mirada pero no reconoció a ninguno.


— Le he dicho que en ese año yo no trabajaba en este hospital.


—Lo sé… — Cerró la carpeta — Estas personas trabajaron aquí en ese mismo año. La pregunta es: ¿Por qué nadie se entero de la muerte de ellos?


Valeria se quedo pensativa.


—Usted no es un detective ¿Cierto?


—Así que se dio cuenta… — Dijo él y guardó la carpeta — Soy él periodista Erick Eagla, tomé interese sobre esto cuando hable con un enfermero que trabajaba aquí hace seis años y luego renunció. — Tomo un sorbo de su café — Me contó sobre aquella egresada, Adana Price, y cuando investigué sobre aquello no apareció nada.


Valeria volvió a tomar otro sorbo de su café.


—Él hospital no quería que las personas del exterior se enterase que no podíamos controlar a los enfermos. Solo los detectives que investigaron el caso, el presidente y los trabajadores de ese año lo sabían… — Erick se quedo en silencio — Adana estaba tan inestable que más de una vez se le tenía que sedar…

+++


Gritaba desesperada mientras que era obligada a ir de nuevo a la habitación, halada por varios enfermeros pero aún así tenía una increíble fuerza para zafarse de sus brazos y así poder huir.


Más de una vez huyó para poder escapar del hospital pero siempre la atrapaban y cada vez que lo hacía actuaba violenta por zafarse.


En sus ojos Adana solo veía a Bean dorcha, persiguiéndola y atormentándola, siempre aislándola de la realidad, hasta el punto que ya no lograba ver a nadie y solo veía cuartos vacios y una mujer que siempre estaba a su lado.


Todas las noches pedía que no le apagasen las luces, porque cuando lo hacían y la oscuridad reinaba, sentía como Bean dorcha la mirada, tarareando la canción y terminaba sin dormir, solo escuchando como esa música que tanto amó llego hacer lo que más odio en su vida.


— Basta… Basta… basta ¡Por favor! ¡BASTA! — Ella jamás se detuvo — ¡DETENTE! ¡DETENTE! ¡BASTA! ¡POR FAVOR!


Gritaba con desespero y atrajo a la mayoría de los enfermeros que tuvieron que atarla para poder sedarla. Y aunque no fue para nada fácil ya que tenía una fuerza increíble.


—Por favor… ¡Hagan que paré! ¡Hagan que paré! ¡Por favor! — Les imploró pero nadie la escuchaba entonces a su lado apareció Bean Dorcha con una jeringa, mirándola desde arriba y luego clavar esta sobre su ojo provocando que gritara de dolor sintiendo como aguja a travesaba su globo ocular.


Paso tres semanas sedadas, sin capacidad de moverse, teniendo una vista fija en cualquier lado.


Pero ella sabía que prefería cerrar los ojos.


+++


— Bean dorcha, tenía todo el control sobre ella. Como siempre quiso —Dijo Valiera y Erick cabio la cinta de la grabadora, colocando una nueva — ¿Esto saldrá en las noticas?


Erick dudo en responder.


—Si es así… Me parece bien, es hora de que se sepa todo esto. — Dijo Valeria y dejo la tasa sobre la mesa.


—Adana mato a seis personas que trabajaban aquí, pero dos no trabajaban con ella — Dijo Erick — ¿Sabe por qué?


Valeria miro de reojo al periodista


—Esos dos llevaban años trabajando en el hospital…. Eran acusados de violación a muchas de las pacientes, pero ni siquiera el director se entero de esos acontecimientos — Dijo Valeria — cuando intentaron hacerle daño a Adana ella se defendió y los terminó matando…



— ¡DEJENME EN PAZ! — Gritó desesperada y los dos enfermeros la sujetaron de los brazos y piernas.


— ¡Cállate! — Le grito el mayor mientras que el menor intentaba amarrarla con los cinturones para así dejar que se moviera. — Me estas causando problemas…


Adana sabía lo que iba a pasar pero cuanto intentaba usar toda su fuerza, no lo lograba, era como si no tuviera más energía para luchar y la invadió el miedo ¿Qué pasará después? ¿Por qué hacer esto? ¿No la iban a ayudar? ¿¡Por qué hacían eso?! Se preguntó entre los forcejeos y pidió ayuda a gritos pero la amordazaron impidiéndola


Estaba indefensa ante los dos que luego celebraron por haberla atado inmovilizándola.


Entonces a una esquina apareció Bean dorcha, que ladeaba la cabeza de lado como si bailará al son de una música.


— Todo estará bien… Adana…


Ella siempre mantuvo los ojos abiertos.


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— ¿Cómo logró zafarse? — Preguntó Erick y ella miro sus manos.


—Yo la ayudé…


— ¿La ayudó? Pero usted no trabajaba en ese momento. — Dijo Erick sorprendido.


— Lo sé. En ese momento yo no trabajaba… Yo era la hermana de Adana.


Erick se quedo en silencio con sorpresa.


— ¿La hermana? — Cuestionó.


— Si… Solo que ella nunca lo supo, nadie más lo sabía. — Bajo la cabeza — Le he mentido. Erick.


No dijo nada y ella empezó a llorar.


+++


Al cabo de meses cuando Adana tomaba los antipsicoticos dejo de ver a Bean dorcha, todos pensaban que era lo mejor para ella pero cuando dejo de verla su trastorno era peor, tenía demasiado paranoia y su agresividad crecía.


Para entonces escapo del hospital y regresó de nuevo a su casa. Donde todo había comenzado.


A pesar de que la policía la buscaba, jamás creyeron que regresaría a casa y por eso tomaron esa idea como la ultima.


Adana duro dos semanas sin comer, sin si quiera hacer nada, solo estaba sentada frente al piano sin tocarlo y a veces se paraba frente a los espejos esperando que algo sucediese pero solo se veía ella misma.


Estaba completamente sola.


—No debo de cerrar los ojos… No debo encerrar los ojos — Se repetía por largos periodos de tiempo mientras estaba acostada en el suelo frente a un espejo, sin siquiera desviar la mirada de esta, solo imaginado que este empezara a moverse pero no lo hacía.


Se les cerraban los ojos lentamente venciéndola el sueño poco a poco y cuando casi cerraba los ojos el reflejo se movió mostrando a Bean Dorcha ladeando su cabeza. Abrió los ojos atenta y en cuestión de segundo aquella mujer oscura la tomo del torso y la llevo al interior del espejo haciéndola desaparecer.


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—Yo la maté… Yo maté a mi hermana... — Dijo Valeria entre Sollozo — Tomé el arma y la maté.


—Usted no la mató… ella murió de hambre y deshidratación, estaba paranoica. Valeria — La sujetó de los hombros — Usted no la mató.


Ella se libro de su agarré y se levantó de la silla.


— ¡LA MATÉ! ¡YO LO HICÉ! — Gritó y Erick intento calmarla abrazándola. —Yo soy quien sufro de esquizofrenia — lo vio a la cara — ¡Yo maté a mi hermana creyendo que era Bean dorcha! Igual que a mi madre adoptiva, igual que a esos trabajadores.


— ¿Cómo?


—Por eso le dije… Te he mentido… — Se separó de él empujándolo y ella se cayó arrodillada — Te he mentido, te he mentido ¡Te he mentido…!


Erick se fija en su rostro que parecía completamente trastornado.


— Yo soy Adana Price.




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No se si calificarla como horror o suspenso, así que creo que esta bien.

Si quieren saber cual es la canción que toca Adana. Es esta: De chopin Nocturne opus 9 numero 1.

A pesar de que esa canción trata sobre la naturaleza me gusto para que Adana la tocase.



¿Que piensan de la esquizofrenia?