Historia larga Pandracon

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Gamenor, 13 Septiembre 2018.

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  1. Threadmarks: Pidiendo disculpas
     
    Gamenor

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    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    28
     
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    1021
    Capitulo 21: Pidiendo disculpas.
    Era el momento de partir. El viaje se había acortado gracias a que Olivia pudo descansar y dar el máximo de su velocidad luego, con lo que la estancia en Ciudad Lambda sería un día menos de lo acordado. Malas noticias para Naja, que aún no había vuelto a encontrar el libro que estaba leyendo, de hecho, la noche anterior se la había pasado sin dormir pensando cómo podría haber terminado.

    Y ahí estaba ella, volando hacia donde su hermano le había indicado, claro, después de haber terminado un último libro, el quinto que había leído en lo que llevaba allí. En resumen, Naja llevaba todo el día haciendo dos cosas, leer y evitar a los hermanos Niles, salvo a Jude, pero no podía ni ver a Candy y Zady.

    Claro, ahora estaba atardeciendo, y con Olivia lista para partir, esperándola solamente a ella y nada más que a ella, no tenía más remedio que volver a ver a los hermanos. Así fue que cuando aterrizó y su hermano dió a Olivia la orden de avanzar, las cosas comenzaron a suceder de prisa.

    — Oye. ¿Estás bien? — Le preguntó Kellen cuando llegó con el resto del grupo.

    —Sí, sólo... Voy a extrañar mucho esa biblioteca. —Dijo de forma evasiva.

    — Ya volverás cuando regresemos al colegio. — Respondió Kellen, siguiéndole la corriente, mientras miraba a los hermanos de reojo y les indicaba con la cabeza que vieran a la wyvern.

    — Oye. — Dijo Jude a Naja. — ¿Que te hicieron esos dos?

    Naja respondió, en tono bajo y con poca emoción. —Olvídalo. No tengo ganas de hablar de eso.

    La respuesta caló hondo en los hermanos, que pudieron ver el dolor que hicieron sentir a su amiga. No era culpa de ellos, no demasiado, claro está, pero sin darse cuenta le habían tocado una fibra sensible. Los dos intentaron acercarse mientras Naja se ubicaba en una esquina, pero Neoh los detuvo y les indicó con gestos que era mejor que esperasen.

    —Vaya vaya, parece que no son tan amigos después de todo. —Comentó Darren, que estaba atado de manos en el fondo de la carroza. Con una cuerda de un color rojo sangre oscuro, el color de Forma de Noctis.

    —¿Y este feo quién es? — preguntó Mercedes.

    — Un amigo mío. — Respondió Noctis.

    — Hey, no soy feo, soy raro, no es lo mismo, me oyes?

    — Cómo sea. ¿Qué se supone que hace este aquí?

    — Darren y yo somos tan amigos que lo até para que conozca al tribunal.

    — Ah, Noctis, sabes lo que pasará en cuanto anochezca, yo escaparé, y luego volveré para darte una lección, y a todos tus amigos también.

    —¿Alcanzo a ver la palabra Noche escrita en tu nuca? — Preguntó Kellen.

    Y antes de que el murciélago dijera nada, Noctis respondió. —Noche, Sonido y Forma... es del bajo mando de La Lengua Venenosa.

    —Al lado mío, el señor sensibilidad fingida no es más que un peón. — Dijo Darren refiriéndose a Noctis. — ¿Les conté que solían darle apodos cómo "Noctis el Triturador" y "Lagarto Quebrantahuesos"? Es una gran historia.

    — No lo hagas. — Pidió Noctis.

    — ¿Saben por qué le dieron esos apodos?

    — Darren, te lo ruego.

    — Este chico no pasaba un sólo encuentro sin partirle un hueso a alguien.

    — Para ya. — El Lagarto casi grita.

    — Y lo disfrutaba — dijo canturreando. — Incluso llegó a hacer algo que ninguno creía que fuese capaz de hacer.

    — ¡Que no lo digas!

    — ¡Dejó tetrapléjico a su propio hermano mayor! ¡Ahjajajajaja! — El murciélago desde ése punto empezó a reír a carcajadas y no paró hasta casi media hora después.

    Mientras tanto, Noctis también se alejó hacia la parte de atrás del vehículo, sentándose casi junto a Naja. Todos los demás hicieron silencio, intentando seguir con sus días normales. Bastó con una mirada de Kellen para que todos supieran que era la mejor opción en ése momento. Todos, menos Noctis.

    El lagarto se acercó a la wyvern e hizo algo que no creyó que fuese a hacer ya nunca. Se quitó el casco. Y sí, ahora apestaba a pescado muerto y escamas podridas, pero lo que importaba más que nada era la cara de Noctis.

    Lo primero que hizo Naja cuando lo vió fue estornudar. Luego dijo.

    — ¿Ahora quieres ser amable? Me temo que ya es demasiado tarde. — Su tono de voz era ahogado.

    Noctis ignoró eso por completo, porque no supo cómo responder. En cambio, dijo lo que pensaba.

    — No soy muy bueno con todo esto de los... Sentimientos.

    — Supongo que eso es obvio. — Le respondió la wyvern.

    — ¿Pasó algo con tus amigos, cierto?

    Tras esa pregunta de Noctis se hizo un silencio. Así que el lagarto continuó hablando.

    — Creo que di en el clavo. En fin, creo que voy a dejarte tranquila, pero antes quiero decirte una cosa. ¿Podrías perdonarme por lo que hice?

    —Supongo que si te esfuerzas, y estás arrepentido de verdad, entonces sí, claro.

    —Entonces, si me puedes perdonar a mí, que hasta ahora no he hecho más que ser un peligro. ¿Por qué te cuesta tanto perdonar a tus amigos?

    De nuevo, un silencio. Esta vez, más largo. Por fin, a Noctis se le ocurrió cómo continuar, pero esta vez, en cuanto el lagarto abrió la boca, Naja dijo — ¡Silencio!

    Y por más que Noctis intentaba articular sus palabras, de su boca no salía sonido alguno. Sí, ése era el don de Naja. Un don perfecto para ella, para tener ratos de paz leyendo, para acallar burlas, pero también, para ignorar a alguien.

    A Noctis, por supuesto, no le molestó lo más mínimo. Simplemente captó el mensaje, y esperó. No volvió a hablar hasta que Naja le dijo. — Oye, el efecto ya pasó hace un rato, puedes hablar de vuelta si quieres.

    —Gracias.

    — ¿Puedo pedirte un favor?

    —Sólo si perdonas a tus amigos. — Dijo Noctis.

    —Bueno, trato hecho.

    —¿Y cuál es el favor?

    —¡Date un maldito baño que apestas!

    — ¡Nunca! — Noctis salió corriendo, y Naja tras de él, persiguiendolo por todo Cisneazul. Cuando la wyvern por fin lo atrapó, los dos cayeron al suelo, uno encima del otro, y rieron.

    Para Noctis, era la primera vez en años que reía así.
     
  2. Threadmarks: Encuentro entre dos mundos
     
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    Capitulo 22: Encuentro entre dos mundos. (Primera parte)

    Mientras en Cisneazul, Darren aún se reía tras haber revelado uno de los momentos más oscuros de la vida de Noctis, Olivia estaba concentrada en el camino. Y no fue si no hasta unos minutos después de haber salido de la ciudad, que frente a ella se topó con un extraño cartel. El mencionado cartel brillaba con luz propia, una luz cálida y amarilla. Tenía una forma de flecha que apuntaba hacia el bosque, fuera del camino.

    Olivia, aunque curiosa de lo que pudiese significar, decidió ignorarla y seguir de largo.

    Minutos más tarde, un cartel similar apareció, sólo que esta vez, dentro de la flecha había algo escrito. "Ayuda".

    Esta vez, la duda duró más tiempo. Olivia se preguntaba si alguien, algún dragón, necesitaba ayuda de verdad o si, por el contrario, se trataba de alguna trampa de La Lengua. Al fin y al cabo, ella estaba cargando de rehén a uno de los suyos. Al final, volvió a decidir seguir de largo.

    Y, de nuevo, el cartel se apareció, esta vez flotando en el aire junto frente a la vista de Olivia, de modo que cuando esta miraba arriba o abajo, o cuando giraba la cabeza, la flecha se ubicaba en el sitio exacto para quedarse frente a su vista. Y esta vez, la palabra que tenía escrita era "Problemas".

    De nuevo, a pesar de la molestia que significaba ése cartel, Olivia lo ignoró, hasta que por fin desapareció. Y en su lugar, de nuevo en el suelo apareció otro más grande que decía "Amigos".

    — De acuerdo, me rindo ¿Qué significa todo ésto? — Preguntó para sus adentros. Casi cómo respondiendo a lo que dijo, las palabras del cartel cambiaron y ahora decían "Mira"

    Y ella casi sin darse cuenta miró hacia donde apuntaba la flecha, y vió una luz muy concentrada y brillante que parecía apuntar desde el cielo hacia el suelo.

    — ¿Por qué quieres que vaya allá? —Preguntó Olivia al cartel.

    "Ayuda" "Amigos" "Problemas"
    El cartel parpadeaba en forma intermitente, cambiando en ciclo entre esas tres palabras.

    Ir hasta ése punto ahora significaba perder casi una hora de viaje. Y Kellen estaba cuidando de Naja por alguna razón, así que no estaba ahí para guiarla, pero en cuanto se desvió, tenía a Neoh volando a su lado.

    — ¿Qué estás haciendo? — Preguntó él.

    — Sigo el cartel luminoso.

    —¿Qué cartel? Yo estaba viendo el camino y no alcancé a ver ninguno.

    — El cartel pedía ayuda para amigos en problemas y señalaba al bosque. Así que ahí es a donde voy.

    — ¿Y cómo sabes a dónde ir? —Preguntó Neoh.

    — Sólo sigo la luz. — Respondió Olivia mientras apresuraba el paso.

    —¿Qué Luz?

    — ¡Ésa Luz! — Neoh se quedó más confundido que antes, mientras veía cómo Olivia comenzaba a derribar árboles a topetazos y aletazos.

    Y en cuanto Olivia derribó los primeros árboles que le cortaron el paso, Kellen se dió cuenta de lo que estaba pasando y voló al lado de ella también.

    — ¿Qué estás haciendo? ¿Por qué te saliste del camino?

    Pero ésta vez Olivia no respondió. Era cómo si directamente no pudiese ver más allá de la meta que se había propuesto. Ni siquiera el inesperado y doloroso mordisco de una dracopulga en la aleta trasera consiguió sacarla de tamaña visión de túnel.

    Y así fue que los pasajeros de Cisneazul se pasaron casi dos horas rebotando incómodos, mientras la enorme wyrm se abría su propio camino a través de un cada vez más espeso bosque.

    Y al final de la luz, había una niña con rasgos de fénec, un joven adulto cubierto con una túnica y un montón de armatostes y herramientas.

    Olivia había llegado a su destino, y ahora sólo podía mirar embobada lo que la había estado esperando.

    Lo que parecían ser padre e hija, estaban tratando de reparar cierta maquinaria decididamente extraña, y no parecían siquiera inmutarse ante su enorme presencia.

    —Veamos, si unimos esta pieza al carrier, y luego al motor... — Dijo el padre.

    -
    — No funcionará si la unimos manualmente, va a haber que soldarla o de lo contrario va a desencajarse en cuanto comience a operar. — Respondió la niña, con una voz un tanto apagada y sin emoción.

    — Bueno, y el otro problema que tenemos aquí es...

    — Básicamente todo lo relacionado con el motor. Y eso sin olvidar el conflicto entre las piezas que tenemos y las que conseguimos, son, aproximadamente, ochenta y siete por ciento incompatibles.

    — Vaya, veo que te gustó esa palabra.
    — Comentó el padre.

    — Simplemente ví que aplicaba a la situación.

    Recién entonces, el padre se dio cuenta de la presencia de la wyrm.

    — ¿Ustedes fueron los que me pidieron ayuda? — Preguntó la Wyrm en el momento que el joven entró en contacto visual.

    — No, no lo pedimos. - Respondió el joven.

    — De hecho, hay una posibilidad. — Dijo la niña. — Una muy baja probabilidad de que, indirectamente, sí hayan recibido un pedido de ayuda de nuestra parte.

    — ¿Qué quieres decir? - Preguntó Olivia.

    - No creo que lo entiendas si lo digo yo. Pero... Mi padre — la niña se atoró de una forma que no se vió en absoluto natural. — Puede explicarlo una vez que lo diga.

    Elliot se llevó la palma a la cara, ahora sí que se había hecho todo un desastre. Se suponía que los exploradores debían dejar la menor cantidad de huellas posible, pero lo que Tina estaba a punto de hacer era una huella demasiado grande.

    — Cuando llegué a este mundo percibí una firma de energía única en su clase. Aunque desconozco su fuente, sé que la misma es un tipo de energía autoconsciente en parte. Desde hace un rato vengo sintiendo ésa misma firma de energía, pero diluida en toda el área de éste claro. — Olivia, y todos los demás, que para ése momento ya llevaban un tiempo pisando el claro, no sabían qué pensar de todo aquello. Aunque tal vez Naja, Kellen, y Jude y Mercedes en menor grado, tuvieran alguna mínima noción de lo que podría llegar a significar eso.

    — En resumen, puede ser que tal vez, y sólo tal vez, haya sido obra de Yugelmatria. — Dijo Elliot.

    —Pse. — Zady reaccionó con escepticismo.

    — Pues yo creo que podría ser cierto. — Comentó Naja.

    —¿Por qué lo crees? —Preguntó Zady.

    —Ahora que lo mencionas, Olivia mencionó algo acerca de carteles de luz en el camino, pero yo no pude verlos. — Dijo Neoh.

    — Así es. Unas luces que sólo yo pude ver fueron las que me guiaron a ustedes.

    — Es imposible que Olivia supiese de antemano que estaban aquí y necesitaban ayuda. — Comentó Mercedes.

    — Entonces, misterio resuelto. Descartando lo imposible, sólo puede quedar la verdad. Esto ha sido a todas luces, obra de Yugelmatria. — Dijo Kellen.

    (Continuará.)
     
  3. Threadmarks: Encuentro entre dos mundos (Parte 2)
     
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    Capítulo 23: Encuentro entre dos mundos (Parte 2)

    Habiendo establecido que Yugelmatria era responsable de su encuentro, nuestros héroes aún debían resolver algunas cuestiones.

    — Bien. — Dijo Mercedes. — Se supone que Yugelmatria sólo aparece en su sitio específico, y sólo lleva a este a sus escogidos.

    — Vaya, no sabía eso. — Dijo Elliot.

    — A eso mismo quería llegar. ¿Por que se apareceria Yugelmatria a un kindfolk comun, y encima rompiendo su canon habitual? — Preguntó entonces la joven halcón.

    En ese momento, Elliot supo que debía dejar que las acciones hablasen más que las palabras. Por experiencias pasadas, sabia que intentar explicar su naturaleza con simples palabras podia ser contraproducente. Aunque en ese ambiente, puede que tuviera una buena baza que no requiriese de ninguna ostentación. Así pues, habiéndolo razonado, se quitó la túnica que aún cubria sus ropas exteriores, mostrando su total carencia de ningún rasgo animal.

    — Supongo que debe ser por eso. — Dijo Jude.

    — ¿Es uno de los antiguos? — Preguntó Jude, refiriéndose a los kindfolk del pasado, los que vivían antes de que las características salvajes se extendieran por toda la especie. Algunos kindfolk creían que seguía habiendo quienes no poseían éstos rasgos, pero por lo general se trataba de algo podías ver mas en ficciones que en investigaciones serías.

    — No soy de por aquí. Me llamo Elliot Onion y vengo de un universo diferente a este. — Aclaró. — Soy tan sólo un explorador, pero quede varado aquí por accidente. Cuando Yugelmatria me sintió, acudió en mi ayuda.

    — Esa explicación coincide con lo que sé del multiverso. — Dijo Naja. — Así que puede ser cierta, pero, me gustaría alguna prueba. Además, aún no explicas que haces trabajando con una niña kindfolk.

    De nuevo, Elliot supo qué debia hacer. — Tina, suspenso. — En ése momento, la niña parecio desmayarse, y Elliot la sostuvo para evitar que cayese contra el suelo.

    — Tina es una máquina diseñada para cumplir órdenes, aprender e imitar. También cuenta con la capacidad de desarrollar una cierta personalidad propia y tomar decisiones autonomas. Pero no dejen que eso los engañe. No está realmente viva. — Tras decir esto, enderezó a la niña y pronunció un comando basico. — Encendido.

    — Asunto resuelto. — Comento Kellen. —Bueno, Yugelmatria nos trajo hasta aquí, así que seguramente querrá que los ayudemos. Pero seguramente también conocerá la urgencia de nuestra misión.

    — ¿Y puedo preguntar qué misión es esa? — Elliot se sentía mejor ahora que era él quien obtenia la información.

    — Vamos hacia Jorhalt. Ayudaremos en lo que sea necesario para frenar el conflicto que asola dicha región, en lo posible, antes de que se extienda por el mundo. — Kellen dijo esas palabras con un cierto aire de tristeza y amargura.

    — Comprendo. Bueno, en ese caso iremos con ustedes. Solo permitanme llevar mis máquinas en su carruaje. — Indico Elliot

    — Hmm ¿Y por que deberíamos aceptar? — Tras formular esta pregunta, Noctis se llevó un golpe disimulado por parte de Naja, y los dos intercambiaron miradas.

    — Es el deseo de Yugelmatria el motivo por el que los hemos encontrado. — Comentó Mercedes. — Esta claro que es nuestro sagrado deber ayudarlos y que serán aliados de confianza de cara al futuro.

    Kellen la miró con aprobación. Pensando para sus adentros que no podría haber elegido mejores palabras. Así pues, Elliot procedió a cargar su maquinaria, no sin ayuda, en Cisneazul, el cual por otro lado ya comenzaba a quedar un poco pequeño para las exigencias del momento.

    Así pues, el grupo, más grande que nunca, emprendió nuevamente la marcha hacia la región de Jorhalt.

    En los dias que fueron transcurriendo tras el evento, mas antes de llegar a Ciudad Triskelion, los visitantes fueron conociendose con el resto de miembros del grupo. En especial, Tina fue una adición bastante positiva para Noctis y Naja, quienes le hablaban de forma mas abierta que al resto del grupo, siempre y cuando no hubiese nadie escuchando. En una de dichas ocasiones, Naja se sorprendió a si misma pensando en aquella inteligencia artificial como si se tratara de una verdadera amiga, con sentimientos semejantes a los suyos propios. Ella sabía que se engañaba a si misma, pero no podía evitar creer que había algo de alma tras toda esa maquinaria que escapaba a su comprensión.

    Mientras tanto, Elliot iba haciendo buenas migas con prácticamente todo el grupo. Incluso Darren, que seguía como prisionero, había tenido ratos agradables con él. Pero sin duda, los que más llamaban la atención del explorador eran los dragones. Y entre mas averiguaba de ellos, mas intriga le generaban éstos a su vez. ¿Cómo funcionaba la genética de los mismos? ¿Cómo funcionaban los dones y los alientos? ¿Como y por qué habían desarrollado una sociedad tan compleja y tan similar en muchos aspectos al pasado de la suya propia? Tales preguntas eran el motor que estimulaba su curiosidad y, consecuentemente, también la de Tina.

    Pero dichas preguntas quedarían, seguramente, para el futuro. La tarea que tenían ahora entre manos era mucho más urgente.
     
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  4. Threadmarks: Dioses y Reyes
     
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    Capítulo 23: Dioses y Reyes
    Alkos raramente se comunicaba con sus hijos y nietos de forma directa, porque, cuando usaba su voz, los universos colindantes al suyo se agitaban y generaban grandes mareas en la continuidad del tiempo, y agitaciones en el tejido del espacio, en grandes reacciones en cadena que, en última instancia, se diluían con el alejarse de los límites de sus territorios. Por eso, generalmente hablaba por medios alternativos, como en este caso. Él y Yugelmatria se estaban viendo frente a frente, o, más bien, Yugelmatria veía una representación menor de Alkos, manifestándose en el plano emocional. En sus escamas se veían reflejadas miles de galaxias, y sus dos pares de alas estaban conformados por cientos de nebulosas. Sus ojos brillaban con la intensidad de decenas de supernovas, y su simple respirar inhalaba todo rastro de ira y cualquier otro veneno, y exhalaba poder puro, que en el plano emocional se traducía en esperanza y amor, emociones salvajes que mueven mundos.

    Pero Yugelmatria veía más allá de todo eso. Ella veía a un abuelo que se interesaba en sus obras, escuchaba el latir de un corazón emocionado y veía en sus brillantes ojos las más altas expectativas.

    — ¿Recuerdas los mundos de prueba, Yugelcita? — Dijo luego de que se miraran durante un tiempo, leyéndose el uno al otro. Él usó un cariñoso apodo que tenía reservado para los momentos más especiales.

    — Los recuerdo.

    Los mundos de prueba fueron pequeñas obras efímeras, que sirvieron en el pasado a Alkos para conocer la naturaleza de sus hijos y nietos.

    — De entre todos los divinos, pocos fueron los que tomaron la decisión de formar nueva vida. Pero tu fuiste un paso mas allá, tu involucraste la vida en la tarea que te fue asignada. Y también pusiste el corazón en todos ellos. Recuerdo que cuando el tiempo de su efimeridad llegó, sentiste una gran aflicción. Ahora ¿Cual es esta obra que estás haciendo en el mundo?

    — La mía es una obra de redención para corazones llenos de odio. Y de esperanza para corazones llenos de amor. — Respondió Yugelmatria.

    — ¿Y el fin de aquellos que no redimas? ¿Y que hay de aquellos que pierdan la esperanza?

    — Cuando llegue el momento, si ese es tu deseo, los dejaré en tus garras, o, si así lo deseas, lo tomaré a mi cargo, o los cederé a uno de tus hijos.

    — Es necesario seguir un orden. — Afirmó Alkos. — Déjalos a mi cargo, y tengo que tomarlos cuando sea el momento. Ahora ¿Que piensas de tus escogidos? Mira, ya están atravesando a Triskelion, y tu protección no los abandona en medio del peligro, en medio del puente que es la cola de Borgheos, tu sobrino. Así pues, cuéntame, primero, de lo que ves en Olivia, la hija perdida.

    — No he visto en todo Pandracon a una criatura más mansa y amable, y el don que le has dado ha sido sin duda una sabia decisión. Pero un gran corazón es mas fácil de herir, y bajo su actitud oculta una criatura que ya aguantó muchas de estas heridas, algunas de las cuales nunca cicatrizarán. Reprime bien sus instintos cuando no los necesita, y eso, en mi opinión, es realmente invaluable. Aún así, le falta aprender mucho para estar a la altura de todo lo que tengo preparado para ella. Y creo yo que su hermana y su padre han de recibir también obsequios por ser responsables de tan bello corazón.

    — Excelente. Cuéntame ahora, acerca de los que estás redimiendo.

    — Ninguno tuvo jamás otra opción. Los dos fueron forzados a luchar por sus vidas desde la niñez, y su consciencia se deterioró. Si soy sincera, no planeaba utilizarlos, de hecho, ni siquiera contaba con que fuesen a unirse, pero veo un cambio reciente en sus corazones. Al menos en el caso de Noctis, estoy segura de que será una herramienta valiosa en mis manos, por otro lado aún estoy tratando de redimir a Darren. Sabes tan bien o más que yo lo difícil que es llegar a corazones así de cerrados, sin romperlos. Requiere tiempo y delicadeza.

    — Sin dudas, me interesa mucho ver el progreso que haces en ese campo. — Alkos asintió con aprobación, y tras esto hizo que una esfera de luz volase hacia ella. — Te doy esta luz para que hagas con ella como veas conveniente con estos dos. Espero que la uses con sabiduría.

    Yugelmatria se contuvo de demostrar la desmedida euforia que sintió al recibir semejante privilegio de parte de Alkos, ya que esta ocasión, a pesar de la familiaridad, había obtenido en el momento en que se emitió susodicho regalo, un aire más ceremonioso y formal. Recibir un regalo de este tipo por parte de Alkos era algo realmente excepcional.

    Se hizo, entonces, un gran silencio, que concluyó con las palabras de Alkos.

    — Cuentame, entonces, que has visto en el hijo de la destrucción, aquel que trajo a este mundo la guerra.

    — El odio y el rencor están más enraizados en el corazón de este que en el de muchos de sus seguidores, pero no es el origen de los mismos. Parece seguir algo, aunque se me cegó en cuanto a esto, así que no he podido ver qué es aquello que sigue. Si es posible, desearía iluminación en cuanto a esto. — Yugelmatria pidió ayuda humildemente.

    — Un antiguo enemigo yace en lo profundo de sus recuerdos, en el fondo del corazón del hijo de la destrucción. Más el no lo recordaba, hasta hace poco. Alguien que yo tampoco he visto despertó estos recuerdos, que torturaron su mente, su corazón y su consciencia desde entonces. El desciende de este enemigo que fue derrotado, y por la traición de su propio corazón, decidió convertirse ahora en otra víctima, y en una copia de este enemigo, esta destrucción primigenia.

    — Sabes que este enigma, aunque se agradece, me hace poco bien. — El tono Yugelmatria denotaba queja, pero también mucho cuidado con sus palabras.

    — No tienes el derecho a conocer más que el enigma, a no ser que lo resuelvas, puesto que la ley que creé está ahí con un propósito. Hemos de ser justos para con esta criatura así como lo somos para con los nuestros. Por eso, no te permito que intervengas directamente con él. Sin embargo, te doy el permiso de usar más plenamente tu palabra con tus escogidos, como guía, en cambio por esto. Solo ten cuidado de no revelarles directamente nada de lo que aún no han conocido por ellos mismos. Si cumples con esto, entonces, cuando las cosas estén correctamente dispuestas, te entregaré la llave que tanto deseas, y entregaré también al hijo de la destrucción en tus garras, para que lo redimas, si es que el mismo te lo permite. Esto de aquí es un trato y una promesa. Nos vemos luego, mi niña.

    Dijo finalmente, antes de comenzar a desvanecerse. Yugelmatria quedó en su reino, sola nuevamente, y mientras esperaba el momento ideal para continuar con su deber, se dio de lleno a una tarea que la tenía ocupada desde hace tiempo: observar el punto emocional mas ínfimo que había visto hasta entonces.
     
  5. Threadmarks: Cómo caer del mundo
     
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    Capítulo 24: Cómo caer del mundo
    Atrás quedaba la ciudad de Triskelion, con sus majestuosos monumentos, sus imponentes edificaciones y su titánico diseño. La única ciudad diseñada por y para los intereses de los dragones, en el tiempo en que la ley de ciudades a penas había sido aprobada. Triskelion era vestigio de una desconfianza que aún hasta ese momento seguía siendo la norma, y que solo unas pocas instituciones como el colegio de Wyynhaist se atrevían a desafiar. Tal desconfianza podía verse sobre todo en los controles de carretera, las entradas y salidas de la ciudad, y las dos docenas de torreones que rodeaban el perímetro de la misma, todos los cuales tenían dragones vigilantes apostados día y noche. Lo mejor de la visita es que las calles aún eran lo bastante anchas para Olivia, e incluso más, por lo que pudieron atravesarla en cuestión de unas cuantas horas. Y al estar los kindfolk acompañados de dragones, a pesar de que resultaba algo raro, no llamaron tanto la atención.

    Noctis estaba sentado en la proa de Cisneazul, todo lo cerca de la cabeza de Olivia que podía, con tal de poder hablar con ella. Y así lo llevaban haciendo por un buen rato cuando la conversación comenzó a tomar un tono algo más importante.

    — ¿Y cómo hacen en La Lengua para atravesar Triskelion sin llamar la atención de los vigilantes? — Preguntó Olivia con curiosidad.

    — No lo hacen. No atraviesan Triskelion, la rodean.

    — Imposible. — Comentó Naja, que había escuchado algo de la conversación. — No quiero interrumpir, pero todos vimos claramente que Triskelion cubre toda la anchura de esta parte del mundo. Intentar rodearla equivale a caer del mundo.

    — Exactamente. Para rodear Triskelion debes dejarte caer del mundo, en un punto muy específico. No entiendo cómo funciona, pero lo hace.

    — Hmm, debo investigar ese fenómeno. Bueno, chicos, los dejo tranquis.

    Luego de que Naja se alejase un poco, Noctis y Olivia continuaron con su conversación.

    — Y ¿De donde viene tu nombre? — Preguntó Noctis — Porque, si te soy sincero, no me suena muy dracónico que digamos.

    — Bueno, en realidad me nombraron unos kindfolk, así que puede ser por eso.

    — Interesante. ¿Quisieras contarme más?

    — No veo por qué no. En realidad soy adoptada. Mercedes es algo así como mi hermana mayor. Crecí en un pueblo pequeño, una especie de aldea pesquera en Rivierae, jamás conocí a mis verdaderos padres, pero eso jamás me importó. Willow y Mercedes siempre fueron toda la familia que necesité. Pero bueno, supongo que mucho de lo que dije era bastante deducible.

    — Sí, y eso que no soy precisamente el tipo más listo del mundo. — Mientras decía esto, Noctis comenzó a trepar por el cuello de Olivia hasta llegar a su Nuca. — Pero bueno, supongo que ahora que me contaste eso, yo puedo contarte algo de mi vida también.

    ...
    Y mientras ellos conversaban, Kellen los miraba mientras cuidaba que Darren no intentase escapar.

    — ¿De qué crees que estarán hablando? — Preguntó Kellen para intentar darle algo de conversación al prisionero, que también los miraba con atención.

    — ¿Y que voy a saber yo? Cómo si me fuese a importar lo que ese imbécil piensa o deja de pensar. Que dicho sea de paso tampoco es que se le dé muy bien.

    — Pareces enfadado con él.

    — ¿Que te importa? — Respondió Darren.

    — O sea que sí estás enfadado con él y no quieres que hablemos de eso. Tal vez porque te pondría en un aprieto mayor, o tal vez porque es algo personal. — Ahora Kellen estaba presionando a Darren.

    — Seh, tal vez ese pejelagarto y yo nos odiemos a muerte desde hace años ¿No? No es como si te importara si te lo dijera ¿Verdad? — Darren había empezado a gesticular de forma aleatoria, cómo si de repente no controlase su cuerpo. — No... Jamás. Jamás vuelvas a recordarme... ¡Jamás vuelvas a recordarme por qué odio a Noctis! Yo... ¡Ah!

    Y se desvaneció. Estuvo durmiendo por horas. Con lo cual, el trabajo de Kellen consistía en simplemente cuidar que no despertase sin vigilancia.

    — Caer del mundo... — Kellen escuchaba el murmullo de Naja cerca suyo. Pero no le deba importancia, más allá de dejar volar su propia imaginación en cuanto a qué podría estar pensando. Estaba atardeciendo, por lo que vigilar a Darren comenzaba a ser más y más prioritario.

    Al día siguiente, ya estaba frente a ellos Ciudad Epyllion, con calles mucho más angostas incluso que Lambda, y sin dudas la más pequeña de las tres ciudades que habían visitado, aunque no estaba exenta de puntos de interés. Ya podía olerse en el aire el olor del conflicto, la mezcla de sangre y diversos hálitos. En el suelo a las afueras de la ciudad yacían los cuerpos de docenas de kindfolk, y también de tres grandes dragones. Al contrario que en las otras ciudades, la gente huía del grupo, negándose incluso a comerciar con estos o prestarles asilo.

    Hasta ese momento, Olivia no había pensado en el horror que vería al llegar. Cuando vio aquellos cadáveres se quedó espantada, hasta paralizada del miedo. El olor era tan fuerte que incluso muchos ciudadanos habían enfermado del estómago, y en el grupo, los síntomas de esta enfermedad tampoco tardarían en aparecer. Solo Elliot y Tina, de entre todos los que no eran dragones, no enfermaron. Por ello, en cuanto Olivia recuperó la compostura, decidió alejarlos a todos de aquel sitio a toda velocidad. Rodeando por fuera la ciudad, como en Lambda, pero sin detenerse ni un momento hasta llegar, finalmente, a la región de Jorhalt. La ciudad era más pequeña, y su determinación, más fuerte, con lo cual tardó poco más de un día. Aunque al final, eso sólo trajo un nuevo problema, el hambre. Olivia estaba hambrienta, el resto también, pero dado el tamaño de la wyrm aunado al esfuerzo que había hecho, hacía que tuviese más hambre de lo normal.
     
  6. Threadmarks: Frío Polar
     
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    Capítulo 25: Frío Polar

    Habían pasado dos días desde que Olivia y los demás habían atravesado Ciudad Epyllion y, para todo el grupo, las prioridades estaban claras, había que encontrar comida, un lugar donde guarecerse del frío constante, y sobre todo, hallar a Hidneat y Kaldoria.

    Una luz parecía guiar al grupo hacia su destino. Se veía borrosa, difusa y alejada. Del mismo sitio que la luz, parecía venir una especie de sonido, pero gracias a la cruda ventisca constante que azotaba la mayoría de la región, no se alcanzaba a distinguir qué era aquel sonido.

    El hambre ya empezaba a pasar factura a todos por igual. Incluso Tina empezaba a quedarse sin energías debido al frío. De hecho, Elliot estaba comenzando a apagarla y encenderla en forma intermitente para ahorrarle algo de energía. Pero en ese momento había algo curioso que captó su atención inmediatamente.

    — Se supone que los dragones son megadepredadores en la cima de la cadena alimenticia, y aún así este mundo parece rebosante de este tipo de criaturas. ¿Cómo es que se mantiene el equilibrio ecológico? — Pensaba Elliot para sí mismo. — ¿De eso también se encargará alguno de Los Divinos? ¿O es que de alguna forma ellos gastan menos energía de la que deberían? Por ejemplo, un ser del tamaño de Olivia debería consumir unas tres a seis millones de unidades energéticas al día, aproximadamente. Sin embargo tras unos tres días sin haber comido casi nada, no parece mostrar signos de fatiga. ¿Estaré ante un caso de hipereficiencia metabólica o es que de alguna forma las leyes de la física de este universo en concreto les favorecen? Incluso podrían ser ambas cosas. Je, es curioso cómo las circunstancias extremas le aclaran la mente a uno.

    Mientras tanto, un dragón en particular estaba adelantándose al grupo. Con su cuerpo lo suficientemente grande para resistir el arrastre del viento, Kellen buscaba sin cesar qué significaba la luz, cuando de pronto, una flecha brillante pasó volando cerca de él y dejando un rastro. ¿Era una muestra de hostilidad o una invitación? Por la forma que la flecha fue disparada, no podía estar seguro, así que se acercó a investigar, confiando en que una flecha común no podría herirlo.

    Pero aquella no era una flecha común.

    A lo lejos, el grupo alcanzó a ver a Kellen caer en picado, torpemente. Para ellos estaba claro que había sido derribado. Así que Mientras a bordo de Cisneazul la conmoción y el nerviosismo se hacían presentes, también se redoblaron los esfuerzos por avanzar por parte de Olivia.

    Tras unos segundos de aterrizar en una mala posición, Kellen abrió los ojos, y frente a sí vio a un joven ozesno. A sus espaldas llevaba un arco de color blanco brillante y un carcaj. Y en su mano empuñaba dos dagas, también del mismo color, pero algo más apagadas.

    — Adelante, mátame. —Dijo Kellen. Si así he de regresar a Alkos, estoy dispuesto.

    — No quiero tener que hacer ésto, dragón. Déjalo en paz y vuelve por donde has venido.

    — No puedo incorporarme en este momento. — Respondió Kellen a su interlocutor. — Pero, si se me permite la pregunta ¿A quién he de dejar en paz exactamente?

    — Cuando uno cae, otro ha de alzarse. Cuando aquellos que son herederos del poder mayor se acercan a su inexorable final, otros han de continuar su legado. — Dijo el joven Kindfolk.

    — Con certeza percibo que tus palabras son sinceras, más no comprendo el motivo de que yo esté en esta situación.

    — Soy el vigía que fue asignado por un capricho del azar a uno de éstos que han de heredar el poder.

    Kellen no se sentía cómodo usando formalismos con un Kindfolk tan joven cómo el que tenía frente a sí, pero se dió cuenta que era conveniente hacerlo así frente a éste individuo en particular.

    — Vengo en carácter pacífico en representación del colegio de Wynnhaist en busca de dos dragones cuya importancia es imperativa para concluir las hostilidades entre nuestras especies. Temo que mi grupo y yo no hemos hallado camino ninguno desde que salimos de Epyllion, hace dos días ya. Y al ver una luz, creímos que estábamos siendo guiados a la seguridad, luz que ahora puedo notar, proviene de usted.

    — Permítame recomendarle, en ese caso, que se mantenga alejado de las luces, en vez de acercarse a ellas. Sus enemigos habitan en las ciudades, y no dudarán en hacerle daño si se atreven a acercarse. Sin embargo, necesitará tratar sus heridas. De hecho, me retiraré un momento, aguarde. — El Kindfolk pareció desvanecerse detrás de una cortina invisible. Por su tono, algo neutro, Kellen no podía estar seguro de nada, pero su actitud parecía mostrar que había tenido alguna especie de idea.

    Y en lo que al dragón le tomó incorporarse y notar el dolor en sus patas, el Kindfolk regresó de dónde sea que se hubiese ido.

    — Bueno, parece que tú y tus compañeros están invitados. Diviso a tu grupo a lo lejos. ¿Quieres esperarlos aquí fuera o prefieres ir entrando? — Preguntó el Kindfolk

    — ¿Entrar a dónde exactamente? Disculpe, pero realmente no soy capaz de hallar a qué se refiere.

    — El punto de éste sitio es que mi señor pueda prepararse para su papel en paz. Por tanto, el hogar de mi señor ha sido preparado para alejar miradas indeseables, pasando desapercibido a plena vista, rodeado de colinas y a días de cualquier ciudad. Yo puedo guiarlo dentro, cuando esté listo. — Respondió el joven a Kellen

    — En ése caso, esperaré.

    — ¿Necesita algo? Puedo traerle alguna antorcha y medicamentos.

    — Se lo agradezco. Eh, antes de que se retire. Quisiera averiguar su nombre, y el de su maestro. — Preguntó Kellen al joven.

    — Jamás he tenido un nombre, pero mi maestro me llama Briar. Y el nombre de mi maestro es Rykhan, hijo de Azkhar, de Altamora.

    — ¿De Altamora? ¿Y que hace en Jorhalt? — Preguntó Kellen, sorprendido.

    — Me temo que no estoy autorizado a contarle sobre la vida de mi maestro. Sí quiere averiguar algo, pregunte usted mismo, lo siento. — Briar se disculpó, luego se retiró a buscar aquello que había ofrecido para su huésped.

    Y tiempo después de que regresara, el resto del grupo llegó, con miradas preocupadas.
     
  7. Threadmarks: El Solitario Rykhan
     
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    Capítulo 26: El Solitario Rykhan

    El acceso a la guarida de Rykhan resultó algo complicado. Primero, Briar y Kellen tuvieron que explicar bien la situación, lo cual fue complicado teniendo en cuenta las heridas que el dragón había sufrido a manos de aquel joven. El segundo paso fue, tal vez, el más sencillo, convencer a todos de que descansaran, no hace falta decir que todos aceptaron la idea sin dudar.

    Finalmente, Briar abrió la puerta. Más bien, se trataba de un portal cuya activación para invitados requería de varios pasos que sólo él parecía conocer. Y cuando todo estuvo listo, el hueco brillante del portal pudo verse claramente para todos sin excepción.

    Una vez dentro, sintieron todos el gran alivio que provenía de un hogar cálido. El frío que sufrieron se disipa a por obra de una brillante hoguera, o, tal vez, gracias al enorme dragón rojo que yacía acostado en el medio de la amplia sala amurallada. Y hasta la palabra enorme le quedaba pequeña a éste. Olivia era grande, pero aquel dragón, Rykhan, estaba aún a otro nivel. Su tamaño era simplemente abrumador.

    Otro detalle que saltaba a la vista era que a pesar de ese tamaño, su rostro aún se veía juvenil, sin demasiadas protuberancias, ni tan siquiera cornamenta. En comparación a su tamaño, su forma física no encajaba para nada, cómo un fisicoculturista con rostro de bebé.

    — Oh, Briar. Muchas gracias por traerme éstos deliciosos invitados. —La voz del dragón, más infantil de lo que cabía esperar, retumbó por todo el lugar, y sus palabras espantaron a todos los presentes. —Es broma, siéntanse cómo en su casa. — Dijo en un tono más suave y relajado.

    — No solemos tener muchos invitados. — Dijo Briar. —Y mi maestro, bueno, tiene un sentido del humor bastante peculiar, pero no se alarmen, no mataría a una mosca... Queriendo.

    — A veces he aplastado algunas alimañas que hay por aquí, por accidente. Me apena decirlo. — Dijo Rykhan mientras miraba al grupo. —Pero hablenme un poco de ustedes, últimamente me he estado aburriendo mucho.

    Tras aquella proposición, Neoh fue el primero en tomar la palabra. El resto simplemente tardaron demasiado en reaccionar.

    —Bueno, casi todos venimos del colegio de Wynnhaist en busca de nuestra directora. Y supongo que cuando la encontremos, ayudaremos a detener, pues... Todo ésto que está pasando.

    — ¿Qué está sucediendo exactamente ahí fuera? — Preguntó Rykhan, con un tono lleno de curiosidad.

    A ésto, Noctis contestó.

    — La Lengua Venenosa se está extendiend. Pronto llegarán a ser una amenaza para todos los dragones. Calculo que el siguiente paso será ubicar y ejecutar a sus líderes.

    — ¿Ejecutar? Suena un poco extremo. —Añadió Olivia.

    — Bueno, no es la única opción, también podrían mantener a todos en prisiones de burbuja o cómo se llamen esas cosas.—Respondió Noctis.

    En ese momento, Rykhan alcanzó a ver a Tina y Elliot, que estaban tratando de no llamar la atención.

    —¡Ah! ¿Que es lo que ven mis ojos? ¿Acaso es eso un Antiguo en carne y hueso? ¡Y qué adorable niña lo acompaña!

    Elliot le había dicho a Tina que no hablase, pero ahora que los había visto, no tenía sentido alejarse, ya que eso podría ofender al dragón. Así que se acercó, llevando a Tina de la mano.

    — Disculpe, señor Rykhan, pero no soy un antiguo y, bueno, es sólo que mi... Niña... —El explorador dudaba de qué decir a continuación.— Ha estado extenuada desde que llegamos a Jorhalt. Será mejor que encontremos un lugar cálido y cómodo, pero sobre todo cálido, dónde acostarla.

    —¡Pues estoy de suerte! No hay nada más cálido en toda esta casa que yo mismo. Es mi don, la Calidez. Tal vez si yo me quedo así... —Y así como lo dijo, el se acostó con la cabeza a la altura del suelo, de modo que su hocico apuntaba en dirección al grupo y estaba todo lo cerca del suelo posible. — Ahora. Puede descansar sobre mi hocico, de hecho, creo que todos caben ahí, y será más cálido que la hoguera.

    —E... En ese caso, creo que sería mejor no hacerlo. — Dijo Elliot. — Digo, creo que hablo por todos los Kindfolk aquí presentes cuando digo que la hoguera ya tiene tal temperatura que podría matarlos si nos acercamos demasiado. Aunque tal vez los dragones...

    Y en ese momento, Neoh y Naja se posaron en el hocico de Rykhan, cerca de las fosas nasales, pero no lo suficiente como para hacerlo estornudar, sólo para estar seguros. Kellen por su parte se quedó quieto, esperando, tal vez, una invitación, y Olivia esperaba a poder pasar sin aplastar a sus amigos.

    — ¡Ay, hermanote cómo no se me ocurrió antes! —Dijo Naja.

    — No sé, pero ya no quiero separarme de éste sujeto en la vida! — Contestó Neoh.

    — ¡Cómo se quieren éstos dos, voy a morir de amor! — Rykhan estaba empezando a llorar. Sus lágrimas se secaban pasados unos segundos. Hacía un esfuerzo para no abrir la boca mientras hablaba, para no molestar a los wyverns, y fue suficiente para que éstos no perdieran el equilibrio.

    —¿Por qué llora, señor? ¿Desea que le traiga algo?— Briar hizo esa pregunta con delicadeza.

    — S... sólo, trae algo para la... pequeña de éste... —Dándose cuenta de que le faltaba información, Rykhan pospuso su pedido para hacerle una pregunta a Elliot. —Disculpa ¿Qué... dijiste que eras? ¿Y cómo... te llamabas?

    — Mi especie no pertenece siquiera a éste universo, pero si quieres saber, puedes referirte a mí cómo una Entidad Lumínica. Y mi nombre es Elliot. —Aunque estaba intentando evadir dar respuestas sobre su naturaleza, ante el imponente tamaño de su interlocutor y siendo una pregunta tan directa, Elliot no podía más que ceder. Pero cuando este respondió, Rykhan comenzó a llorar aún más fuerte.

    — El maestro se pone un poco sensible cuando tiene visitas. Sepan disculparlo. —Dijo Briar, trayendo una silla plegable cargada en su espalda. El aspecto de ésta era tal que de sólo mirarla se notaba lo cómoda que era. Y era roja.

    — Al contrario. — Dijo Olivia. —No hay por qué disculparse. Rykhan ¿Puedo hacerte una pregunta?

    Y llorando, el aludido contestó. — Adelante, renacuajita, pregunta.

    El súbito apodo tomó a Olivia por sorpresa, pero sin mayores inconvenientes.

    — ¿Cuánto tiempo has estado aquí? — Preguntó ella.

    — No recuerdo bien. Veamos, éste es mi periodo de vigilia número quince. Se supone que me despierto cien días cada cien años así que... Unos mil quinientos años.

    — ¿Y en todo ése tiempo cuántas veces has tenido visitas?

    — Tres veces. Y casi siempre se van pronto.

    — O sea que estás triste porque te sientes...

    — ¡Muy sólo, si! — Entonces, Rykhan comenzó a llorar aún más intensamente, tanto que ya no podía evitar agitarse, y hasta las paredes y el suelo temblaban. — Sólo tengo a Briar, y... no es muy buen interlocutor.

    Habiendo tomado una decisión, Olivia comunicó a todos con la mirada que le diesen paso, y se acercó a Rykhan. Kellen la siguió.

    Noctis, por su parte, miraba la situación con una mezcolanza de emociones que no alcanzaba a comprender del todo. Por una parte, sentía temor de aquel poderoso pero gentil gigante. Por otra parte, su instinto de combate lo instaba a alzar armas contra él. Pero lo veía tan triste y tan amable que no quería hacerle daño, es más, hasta se compadeció de él. En su cabeza, su experiencia combatía contra su personalidad y sus instintos, y se sobreponia a duras penas, causándole migrañas. Y aún había más emociones, emociones que no se atrevería a admitir.
     
  8. Threadmarks: Fianchetto de dama
     
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    Capítulo 27: Fianchetto de dama

    Mientras Olivia intentaba consolar a Rykhan, los Kindfolk, junto a Kellen, se pusieron cómodos alrededor de la hoguera. En ese momento, Elliot pudo encender a Tina manualmente sin que se notara.

    El llanto del gran dragón agitaba el lugar, pero cuando hablaba, lo hacía tan bajo como podía, lo que para él sería cómo un murmullo se escucharía cómo una voz normal hablando en un tono ligeramente elevado, pero era suficiente para no estorbar la conversación que iba a tener lugar.

    —Debemos movernos con urgencia. — Dijo Noctis con algo de prisa.

    —¿Qué? — Respondió el resto casi a coro.

    — Nos vieron entrar y salir de Epyllion y Triskelion, además tenemos a Darren de prisionero. Q no tardará en recibir la información, y cuando la tenga sabrá que lo he traicionado, y me buscará, o bien enviará a alguien a cazarme.

    — Tiene sentido. — Dijo Jude. — Si obviamos el hecho de que no sufrimos ataques más allá del de Darren. ¿Cómo sabes que nos vieron?

    —Crucé miradas con varios rostros conocidos. Darren puede confirmarlo. — Dijo Noctis.

    Darren estaba amordazado y atado, pero cuando lo miraron, asintió con la cabeza.

    — ¿Y cómo sabemos que no nos estás tendiendo una trampa? — Preguntó Zady.

    — ¿En serio? ¿De verdad preguntas eso? ¿A éstas alturas? Mira, tuve oportunidad de matar a Olivia, en Lambda, y no lo hice. ¿Y aún después de eso no confías en mí? — Noctis estaba enfadado por esa respuesta, pero no lo mostraba. Su tono era neutro.

    — Será mejor que nos concentremos. — Kellen interrumpió la conversación antes de que se convirtiese en pleito. — Si sirve de algo, yo te creo, Noctis. Continúa.

    — Bueno, la cuestión es la siguiente. La Lengua necesita pieles de dragón para fabricar armas para matar dragones. No pueden darle dones a todos. Pero si Q o alguno de sus secuaces me busca y halla éste lugar...

    — Tendrían recursos cómo para una guerra a escala mundial sólo con Rykhan — Jude interrumpió rápidamente — pero...

    — Eso es imposible. — Interrumpió Briar. —El portal en Borgheos cambia a una localización segura aleatoria de la región de Jorhalt cada vez que se abre por dentro, ni siquiera yo puedo determinar dónde se abrirá, y eso que soy el único autorizado a abrir o cerrar dicho portal.

    —Disculpa. ¿En dónde dijiste que estamos? — Preguntó Elliot.

    —Una cueva bajo un barranco situado en una escama de Luna, la señora de la noche. — Briar respondió rápido, cómo si tuviera la respuesta memorizada.

    —Oye ¿Y tú qué eres exactamente? — Preguntó Candy a Briar.

    — ¿A qué te refieres con...? —Zady fue interrumpido en el momento que comenzó a formular esa pregunta.

    — Qué perceptiva. Es verdad que no soy un Kindfolk cómo el resto de ustedes. —Respondió Briar. —A excepción de esos dos, por supuesto. —Dijo señalando a Elliot y Tina. — A diferencia de ustedes yo fui hecho con un propósito específico. Proteger y servir a mi señor hasta que llegue su momento.

    —¿Y quién te hizo, exactamente? — Preguntó Elliot.

    — A estas alturas ya deberías saber la respuesta. Al fin y al cabo, la madre de mi señor fue la que los atrajo hasta aquí, en primer lugar.

    — ¿Podemos centrarnos, por favor? —Preguntó Noctis. — Está bien, estamos en La Luna, eso nos da cierta ventaja. Pero aún así, no podemos perder mucho más tiempo. Además, ésto podría alejarnos de nuestro objetivo más de lo que ya estábamos.

    —Estoy de acuerdo, debemos regresar, pero ¿Qué hay de Rykhan? ¿Vamos a dejarlo sólo aquí otra vez? —Preguntó Candy. — Fíjense, es prácticamente un niño. Sólo ha madurado mil quinientos días en mil quinientos años, y en todo ése tiempo ha estado prácticamente sólo. Si vamos a volver, alguien debe quedarse.

    —Yo lo haría — Dijo Elliot. — Pero tengo un problema. Tina necesita de mí, y no puedo permitir que Rykhan sepa demasiado de ella.

    — Yo volveré, por Kaldoria, y los que vuelvan necesitarán a Olivia, para que cargue a Cisneazul. —Dijo Kellen. — ¿Alguien que quiera quedarse cómo refuerzo para Elliot?

    — Se me ocurrió que podríamos quedarnos yo, Noctis y Darren. — Respondió Candy. — Me quedaré cómo garantía de que volverán a buscarme, y así Rykhan tendrá otra visita más antes de tener que volver a dormir por cien años.

    —Eso es lindo de tu parte, pero ¿Y los otros dos? ¿Por qué ellos? — Jude sonaba preocupado.

    — Sencillo, yo confío en Noctis, y el ya demostró que puede mantener a Darren a raya. Además, si éste grandote con corazón no puede llegarle al alma al murciélago gruñón, nada lo hará.

    — ¡Un momento! — Dijo Naja, volviendo a acercarse al grupo luego de descansar sobre el hocico de Rykhan. En realidad, le estaba empezando a resultar molesta la conversación que mantenían éste y Olivia. —¿No se han preguntado por qué estamos aquí?

    — Ya que lo mencionas... — Elliot iba a responder, pero fue interrumpido por Naja.

    — Rykhan se refirió a Yugelmatria cómo su madre. Por eso vimos la luz en el camino. Ella nos ha estado guiando y protegiendo desde que salimos de Epyllion, estoy segura. ¿Por qué no nos dejamos guiar ahora?

    — Eso tiene sentido pero... ¿Cómo lo haríamos? —preguntó Mercedes.

    —No lo sé, esperaba que se les ocurriera algo. —Dijo Naja.

    —Encomendemonos a nuestra suerte, salgamos del portal cuánto antes y que el azar nos lleve. —sugirió Zady.

    — Mala idea. —dijo Briar. — Yugelmatria no tiene autoridad sobre el portal, sólo yo, y ni siquiera yo controlo dónde sale.

    — Hmm ¿Qué tal ésto? Yugelmatria gobierna sobre el plano emocional, entonces ¿Por qué no le pedimos a Rykhan que la llame? — Mercedes dijo ésto con mucha seguridad. —Seguramente escuchará a su hijo.

    —Suena interesante. ¿Ves algún problema con eso, Briar? —Preguntó Elliot.

    —De hecho, puede funcionar, pero hay un pequeño detalle que...

    —¿Qué? — Ante la duda de Briar, cuyo tono iba haciéndose más familiar y menos formal conforme avanzaba la conversación, Kellen hizo una pregunta para intentar volver a encarrilar la conversación.

    — Olvidenlo, seguramente no sea nada.
     
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