Historia larga Pandemónium

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por chicoanime the only, 31 Agosto 2015.

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    chicoanime the only

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    58
     
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    1977
    De nuevo con un capítulo de Pandemónium ^^ espero que les guste.

    Capítulo 22: encerrados: parte final


    Alice, Anya y Mayka se encuentran frente a la salida del castillo, Una reja enorme junto a una estructura de madera impedía el paso al exterior, el pavimento blanco, a juego con las columnas que se alzaban solemnes hacia el techo, daba un aire de nobleza al lugar. Una alfombra roja invitaba a unas escaleras que subían al siguiente piso, donde una gran puerta a juego anunciaba la entrada a una estancia importante.

    —El capitán de la guardia debe encontrarse arriba, deberíamos subir y aclararlo todo antes de armar más jaleo —sugiere Alice.
    —¿Aclararlo todo? ¿Y para eso teníais que romper las celdas y escaparos noqueando a cuanto guardia se encontraba en vuestro camino? Podíais simplemente haber esperado a que llegasen los guardias y os sacaran para hablar con vosotros —comenta un hombre alto, forzudo y de barba y cabello marrones, quien cruza la gran puerta de salida, cerrándola tras de sí.
    —¿Pretendíais usarnos como chivos expiatorios no? No habría tenido mucho sentido dejaros hacer como os plazca —replica Mayka, alzando su dedo de forma incriminatoria contra el hombre que se acerca a ellos lentamente.

    Alertado por esas palabras, el hombre en cuestión se detiene, su rostro refleja un sentimiento de sorpresa e incomodidad.

    —¿Pero que tonterías estáis diciendo vosotros? Si ni siquiera habéis tenido un juicio. ¿En qué clase de reino creéis que os encontráis? —comenta una voz en un tono casi histérico tras el hombre.

    Tras sus piernas asoma una pequeña niña de cabello plateado, quien, aún encaramada a las piernas de aquel hombre, asoma la cabeza tímidamente mientras señala a Mayka de la misma forma, dando una impresión contraria al tono de su voz.

    —¿De quién habéis sacado esa estúpida idea? —replica la pequeña chica sin alterar el tono de su voz ni bajar su dedo.
    —Creo hacerme una idea de quien pudo ser —Un hombre alto, de cabello largo y plateado, vestido con un hakama verde oscuro y portando una enorme katana en su espalda aparece por el portón del segundo piso.

    Mientras éste baja las escaleras, Alice se adelanta hasta colocarse en su camino.

    —¿Te importaría contarnos la verdadera razón por la que nos has traído aquí Zihart? —pregunta con obvia incomodidad, colocando sus brazos cruzados y con reproche en su mirada.
    —Ya sabía yo que a ti no te tomaría el pelo con esa explicación, pero me pregunto por qué le seguiste el juego —responde el llamado Zihart, ignorando completamente la pregunta de Alice.
    —En cuanto supe que el gran Zihart se había tomado la molestia de robarnos nuestro tiempo para pedir algún tipo de favor que él no quiere realizar, no pude evitar el salir urgentemente a recibirle —responde con sarcasmo en un tono casi convincente, moviéndose a su alrededor, con los brazos juntos a modo de plegaria.
    —Veo que no has cambiado nada en este tiempo Alice, sigues queriendo darme trabajo cada vez que puedes —contesta rascándose la cabeza y soltando un suspiro.
    —Vaya, veo que ya todos se han reunido —Se oye entre carcajadas Magnus, quien entraba junto a Kaim y Marco por el pasillo por el que Alice y las demás llegaron.

    Zihart se acomoda el cabello y recompone su porte altivo.

    —Ahora que todos estáis aquí, pese a ser antes de tiempo, pasaré a explicaros el por qué os he reunido —comenta con tono serio, observando al resto desde su posición sobre las escaleras.
    —Un momento, ¿qué se supone que está pasando aquí? —pregunta Kaim en total confusión.
    —Al parecer fuimos traídos aquí con un propósito en concreto —Le responde Marco, guiando la mirada a su espalda para encontrarse con la de Kaim.
    —No se suponía que querían incriminarnos por...

    Antes de que pudiera finalizar la frase, una extraña criatura entra a través de las grandes puertas con un portazo, agrietando parte de las paredes tras ellas. Sobre la criatura, una figura conocida atrae la atención de Kaim y Anya.

    —¡Adelante Frelom, debemos llegar a los calabozos y liberar a Anya y Kaim! —exclama apresurada mientras señala hacia adelante
    —¡Haruna! —grita Kaim, haciendo señas con las manos para que se bajase.
    —¿Kaim? Un momento, ¿por qué hay tanta gente aquí reunida? —pregunta con incredulidad mientras se baja de la espalda de Frelom.
    —¿Una conocida? —pregunta Zihart, alejando las manos de su espada mientras cesa su estado de alerta y su rostro se relaja.
    —¡¿Pero como se te ocurre entrar así a un lugar como este?! —Le reprocha Kaim, quien ya se encontraba al lado de Haruna, dándole un golpe en la cabeza.

    Al tiempo que un sonido hueco retumba en la sala, Frelom desaparece, dejando tan solo el sonido de los débiles quejidos de Haruna, quien se sostiene la cabeza con fuerza.

    —Pensé que estabais en peligro pero no podía abrir la puerta. Era la única forma de entrar —murmura en tono bajo, inflando las mejillas y dando pequeñas patadas al suelo—. No me pienso volver a preocupar por vosotros.

    De repente, la mirada de Haruna se posa sobre la de una pequeña chica de pelo plateado que la observa con ojos confusos. En un abrir y cerrar de ojos, Haruna se coloca a su lado y comienza a acariciar su cabeza.

    —Oh, vaya, una niña pequeña. ¿Cómo te llamas? —Le pregunta de forma casual.

    La chica, sobresaltada por su abrupto acercamiento, aparta la mano de Haruna de forma temerosa y brusca.

    —M... Me llamo Brith. —responde con timidez, inclinándose levemente.
    —Yo soy Haruna, encantada de conocerte —Le contesta con una cálida sonrisa y las manos entrelazadas en su espalda, inclinándose levemente hacia ella.
    —Hey Kaim —Llama su atención Mayka tirando de su manga—. ¿Quién es esa niña?

    Al instante que Mayka habla, los ojos de Haruna se fijan en ella. Con la misma velocidad mostrada anteriormente aparece al lado de Mayka y comienza a acariciar su cabello.

    —Pero si aquí hay otra niña. ¿Cómo te llamas? —pregunta en el mismo tono casual.
    —¡¿Qué se supone que haces?! ¡Yo no soy ninguna niña, soy mayor que tú! —responde molesta, apartado la mano de su cabeza.

    Haruna queda paralizada al oír esas palabras, tratando de asimilarlas.

    —P... Pero si eres más bajita que yo, mira —Logrando articular palabra, se coloca al lado de Mayka y comienza a medirse colocando la mano sobre su cabeza—. ¿Ves?
    —¡Eso no tiene nada que ver aquí! —Patalea con indignación.
    —¿Podríamos dejar la comedia para otro momento? Casi me arrepiento de no haber cortado esa criatura a la mitad.
    —¡Wah! —exclama sorprendida y avergonzada—. Lo siento.

    Haruna se sienta obedientemente en el suelo, escuchando la conversación.

    —Como comentaba, la razón por la que os he hecho venir hasta aquí —comienza a explicar una vez más, aclarándose la garganta.
    —Obligado —Aclara Alice en tono reprobatorio.
    —La razón por la que os he obligado a venir aquí en efecto tiene relación con la destrucción del poblado de Koma —continúa, haciendo incapié en la palabra “obligado”, visiblemente molesto.
    —Todos nos hemos hecho ya a la idea de que tenía que ver con eso —interrumpe ahora Kaim.
    —Dejadme continuar por favor —pide amablemente.
    —¿Un momento, a alguien le importaría hacerle un resumen a quién acaba de llegar? —pregunta Haruna, alzando su mano.
    —Ahora iba a llegar a eso, ¿podéis dejar de interrumpir? —Resopla rascando su cabeza.

    Alice ríe con sutileza, regocijándose en la desesperación de Zihart.

    —Koma ha sido destruida, hasta ahora no sabemos quién fue, pero hemos recibido noticias de testigos que afirman haber visto un pequeño grupo de personas llegar a la aldea antes del desastre. Alrededor de seis personas sospechosas fueron vistas. Los datos que tenemos coinciden con los que hemos recibido de otros lugares.

    Metiendo la mano en sus ropas, saca una serie de papeles con imágenes y nombres escritos en ellos. El grupo queda un tanto abrumado por la cantidad de información.

    —Hemos logrado identificar algunos de ellos. Estas son sus fichas.

    Zihart extiende tres folios adelante para que todos los vean.

    —La primera es esta chica —Señala la imagen de una chica de cabello corto blanco, vestida con una blusa del mismo color —Es de quien más información disponemos. Es una luchadora, tipo tank, estilo mano a mano. Su poder es tremendo, creemos que fue ella quién quebró los edificios del poblado. Su nombre es Tera.

    Zihart extiende otro folio, esta vez de un hombre con una chaqueta de cuero negro, al igual que su cabello, largo por la parte derecha y corto en la parte izquierda de su cabeza.

    —Se le conoce como M.M. Y porta dos katanas. Encontramos trazas de sangre en el poblado, posiblemente sus espadas fueron las causantes. Lo más sensato sería asumir que es un espadachín común, pero no lo sabemos con certeza.

    Extiende el tercer folio. Un anciano de pelo blanco, vestido en traje de mayordomo.

    —Johim, al parecer fue mayordomo en una importante mansión hace años, aún no hemos descubierto cual. Desconocemos su estilo de lucha, pero fijaos en sus brazos —Zihart señala los brazos de Johim en la imagen mostrada, que se encontraban notoriamente abultados y ocultos bajo las mangas de su ropa. —No sabemos que pueda ser eso, os ruego extrema precaución si os encontráis con ese sujeto. Según los registros, las personas que lucharon contra él desaparecieron sin dejar el menor rastro.
    —Zihart, ¿de dónde proceden estos registros? —pregunta Alice, preocupada.
    —¿Te diste cuenta verdad? Estos registros no son de nuestro reino, sino de Zonde, el reino vecino nos dejó una copia. Son los registros que conciernen a un grupo revolucionario que está causando estragos allí. Por lo sabemos planean una guerra abierta con Zonde.
    —Un segundo, si planean una guerra contra Zonde, ¿por qué atacan una poblado de Arnor? ¿Eso no los haría enemigos de este reino también? ¿Quieren una guerra con ambos a la vez? —comenta Kaim con la mano en su barbilla, pensativo.
    —Un segundo. ¿Sabéis hacia donde se dirigieron? ¿Cuantos muertos encontrasteis en el poblado? —comenta Haruna, levantándose de forma abrupta y con tono exaltado.
    —No estamos seguros, pero no fueron vistos por este lado, así que lo más probable es que fuesen al este, posiblemente volviendo a Zonde. En cuanto a tu otra pregunta, no encontramos ningún cuerpo, todo el poblado ha desaparecido. ¿Tienes algo en mente? —responde Zihart, confuso ante la seriedad de quien antes se comportaba de forma tan infantil.
    —¡El templo de Elora! —exclama Haruna.

    Alice y Mayka se sorprenden al escuchar esas palabras.

    —Ciertamente es una posibilidad —comenta Alice.
    —¿Qué os pasa por la mente? —pregunta Zihart desconcertado.
    —Usando tal cantidad de materia viva, pueden destrozar la barrera del templo. La barrera guarda el poder mágico residual del cadáver de Elora. Si esa energía es liberada podría usarse para crear un arma capaz de igualar al Gae Bolg del castillo de Zonde —explica Haruna, gesticulando de forma exagerada.
    —¿Cuanto tiempo necesitarían para realizar un ritual así? —pregunta Zihart, pensativo.
    —Una semana al menos —interviene Mayka—. Una barrera de ese nivel no cae fácilmente, por muy poderoso que sea el mago o muchos recursos que se tengan.
    —En ese caso nos quedan apenas tres días, demasiado poco para reunir y enviar una guarnición de soldados. Pandemónium, ¿puedo pedir vuestro servicio?
    —No podemos negarnos a una petición de ese calibre, y desde que piensas acusarnos a nosotros en caso de que se salgan con la suya supongo que no tenemos más remedio —contesta Alice, resignada y bajando los hombros con un suspiro.
    —En ese caso os pediré que uséis lo que resta de día para prepararos. Saldréis mañana a primera hora, y aseguraos de llegar a tiempo al templo. Espero por el bien de todos que lo que habéis pensado no sea cierto; pero si lo es, por favor detenedles —pide con amabilidad, inclinándose hacia ellos—. Aún así, nos prepararemos para lo peor.

    Continuará...
     
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    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

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    Me alegro que no ocurriese nada malo, pensé que Zihart era un villano o algo por el estilo.

    Me causó curiosidad la niña pequeña llamada Brith, es tan mona *-* además posee la característica principal que es el color plateado del cabello. Una característica muy importante que pertenece a uno de mis personajes de una historia que pronto daré a conocer ^.^ por esa razón me gusta más que todas las demás chicas hasta el momento.

    ¡Y por fin apareció Haruna! uff valla, creí que nunca llegaría. Esto se pone interesante, me pregunto que tal se llevará con Mayka...

    Zihart me recuerda un poco a Xemas de Kingdom Hearts 358/2 Days, más que todo por su cabello largo y su color, cuando apareció por primera vez me preocupe bastante, veremos que papel tiene él en todo esto.

    Un gran capítulo, espero el próximo como sempre. Saludos!
     
  3.  
    chicoanime the only

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    Zihart es un personaje bastante influyente y fuerte, aún queda tiempo para que salte a la acción, pero definitivamente lo hará.

    El grupo se reúne de nuevo y se ven obligados a embarcarse en una arriesgada misión, sin embargo, dicha reunión acarrea más problemas de lo que esperaban. ¿Será el fin de Pandemónium?


    Capítulo 23: conflicto interno

    Mokgrad, una ciudad azotada por cientos de guerra, la anteriormente conocida fortaleza de Arnor ha conocido tiempos mejores. Ahora reducida a un puñado de edificios, actúa como puesto de guardia y de control comercial, no obstante, su importancia estratégica no se ha visto mermada en los últimos años. El castillo, antigua gloria real, ahora no es más que el lugar de descanso de las huestes de guardia y última parada de los soldados antes de irse en misión de campaña.

    La noche ha caído en el pueblo de Mokgrad. La tenue luz de luna reluce en los laterales de los edificios de madera y se refleja sobre el lago tras el castillo. En una colina frente al lago, Kaim suspira mientras mira al horizonte.

    —¿Y ahora un grupo peligroso? Claro, y luego qué más —Se queja Kaim para sí mismo, pateando una roca.

    La roca cae al lago, liberando un pequeño sonido burbujeante. Mientras las ondas sobre la superficie del agua se disipan, una silueta aparece en su lugar.

    —Así que aquí estabas Kaim —habla Mayka con un toque de alivio.
    —No te preocupes Mayka, no pienso irme a ningún sitio esta vez.
    —Idiota, no estoy preocupada por eso —responde con un bufido—. ¿Sabes? He estado pensando.

    Mayka se coloca al lado de Kaim, dejando reposar su cabeza sobre la barandilla al igual que él, mirando al horizonte.

    —¿Sobre que piensas Mayka? —Gira su cabeza para encontrarse mirando el perfil de Mayka.
    —La razón por la que te traje aquí, dije que no tenía razón, y bueno, no es del todo mentira, pero... —comenta con la cabeza gacha, mirando la superficie del agua, haciendo un esfuerzo para que sus palabras saliesen de su boca.

    El silencio se hizo presente durante unos segundos.

    —¿Pero? —pregunta impaciente.
    —Cuando encontré aquel libro de magia, sentí algo extraño. Nunca antes me había interesado en la transportación de personas vivas, más aún por el hecho de que es magia prohibida y altamente peligrosa. Pero cuando encontré ese libro, comencé a pensar. Quizá podría invocar a un buen compañero.
    —¿Un compañero? —pregunta una vez más, aún más confuso.
    —En ese tiempo, Alice se había marchado sin decir palabra alguna, pensé que me había abandonado. Como Alice se fue, Marco desapareció poco después. Es algo estúpido, pero incluso cuando Alice regresó no podía quitarme la idea de la cabeza. Quiero invocar a alguien que no me abandone sin decir una palabra.

    Kaim se separa con lentitud de la baranda, mirando fijamente el perfil de Mayka, quien tenía la mirada perdida en el horizonte.

    —Esa palabras rondaron hasta el mismo momento en que te vi. En ese momento pensé: “por fin, aquí está esa persona”. Me encontraba tan feliz. Incluso después de saber que te había alejado de tu familia, esa felicidad no desaparecía. ¡Aunque sabía que lo estabas pasando mal, yo estaba feliz por ello! —Se separa de golpe, levantando la voz y dándose un golpe en el pecho, reprochándose a sí misma.
    —Mayka...
    —¡Encima de eso, me sentí mal cuando te marchaste, a pesar de que fue algo normal! ¡Incluso te seguí por puro egoísmo! Yo... Me siento horrible.

    Mayka se inclina de repente frente a él, aguantando las lágrimas

    —No me daba cuenta de lo que había hecho, continué viviendo como si nada, ignorando el hecho de que te había arrebatado todo lo que tenías, de que te exponía al peligro todos los días —comenta en voz baja, arrancando de su garganta cada una de las palabras—. No me daba cuenta de que querías regresar a tu hogar de inmediato y no hacía nada por evitarlo. Lo siento... —finaliza con un hilo de voz, aún inclinada mientras muerde su labio superior tratando de aguantar el llanto.

    Kaim lanza un profundo suspiro y acaricia el cabello de Mayka con fuerza, dejando su pelo hecho un desastre.

    —Me haces daño —Se queja Mayka, aún inclinada.

    Kaim ignora sus palabras y continúa acariciando su cabello con aún más fuerza.

    —¡Dije que me haces daño! —exclama furiosa, apartando el brazo de Kaim de un manotazo y alzando la mirada, con lágrimas en la esquina de sus ojos.
    —Esa se parece más a la Mayka que yo conozco —comenta con una sonrisa, ante el ligeramente sonrojado rostro de Mayka.

    Kaim se acomoda de nuevo en la baranda, sin apartar la mirada de los ojos de su acompañante.

    —No eres la única que ha estado pensando Mayka —relata ahora Kaim—. Al principio yo también te echaba la culpa por haberme traído a este mundo tan extraño y peligroso para mi. Además, tu actitud de tratarme como idiota a pesar de que sabes que no conozco nada de este mundo era realmente molesta. —comenta con reproche—. Pero hay algo que es cierto, y que pese a que ame u odie este mundo no podré cambiar.

    Kaim se gira completamente hacia ella y se inclina un poco hacia adelante, poniéndose a su altura.

    —Tú salvaste mi vida ese día, pero aún así nunca he pronunciado estas palabras —Cierra los ojos un instante y toma aire, luego con una gran sonrisa, pronuncia—. Gracias por traerme a este mundo Mayka.

    Mayka se sorprende y las lágrimas comienzan a caer sin poder evitarlo, pero esta vez se gira, dándole la espalda a Kaim, quien se encontraba aún inclinado.

    —Creo que he dicho cosas bastante vergonzosas. ¿Te importaría dejarme sola un rato Kaim?
    —Claro, no te preocupes. Iré a dar una vuelta por la ciudad. Me alegra poderte haber agradecido como es debido.

    Kaim se marcha, dejando a Mayka sola, aún con la espalda volteada y la mirada fija en algún punto del suelo.

    —Yo también me alegro de haber podido decírtelo todo Kaim. —comenta para sí misma en voz baja.

    Kaim camina por las calles del pueblo, iluminado solo por pequeñas antorchas ubicadas en estratégicas calles. Las cabañas de madera del poblado se extienden a ambos lados del camino, la madera de la que están hechos reflejan la luz de la luna, dándoles un tono azulado.

    Al final de la calle, Alice y Marco mantienen una intensa conversación.

    —¡¿Cómo puedes tener esos prejuicios?! Ni siquiera la conoces —reclama Alice.
    —¡Eso también se aplica a tu criterio, ¿que es eso de querer reclutarla?! ¡¿Has perdido la cabeza Alice?! ¡Es un monstruo! —reclama a su vez Marco, alzando la voz sobre la de Alice.
    —¿Hey que está pasando aquí, por que esos gritos? —pregunta Kaim, quien se acerca alertado por los gritos.
    —Estupendo, llegó el amigo de los monstruos —replica Marco en tono de burla girándose molesto para dar la espalda a Kaim.
    —¿Qué se supone que significa eso? —pregunta de nuevo sin saber como reaccionar a su comentario.
    —Le pregunté si le parece bien que preguntemos a Anya si desea aprovechar esta misión para unirse a nosotros de forma oficial y comenzó a hablar de esa forma. No pensé que guardara prejuicios sobre los de su especie —explica Alice apresuradamente.
    —¿Prejuicios? ¿Es que soy el único que no está ciego? Es un monstruo, es diferente a nosotros. Puedo soportar su presencia en esta misión si no hay más remedio, ¿pero dejar que se una? ¡¿Es una broma acaso?! —Se queja, gesticulando en exceso y hablando con desesperación entre risas.

    Alice, quien se encontraba en mitad de los dos, trata en vano de mediar entre ambos, mirando de un lado a otro a Marco y Kaim.

    —Marco, no me importa los problemas que tengas con su raza, pero no pienso permitirte que hables así de Anya delante de mí —comenta con seriedad
    —Qué no vas... ¿Qué no vas a permitírmelo? —Marco rompe en una sonora carcajada.
    —Esa chica a la que llamas monstruo se ha jugado la vida para ayudarme en varias ocasiones, no pienso dejarte insultarla una sola vez más. No tienes ni idea de por lo que ha tenido que pasar debido a gente como tú.
    —¿Kaim? —murmura Anya, sorprendida por las palabras de Kaim.
    —¿Gente como yo? —Da un golpe en una valla de madera del camino, rompiéndola en trozos—. Ya he tenido suficiente de esta mierda. ¡Todos deberían ser como yo! ¡¿Acaso tú sabes por lo que yo...?! —Se detiene en plena frase mordiendo su labio inferior con fuerza, al punto de causarse una herida.

    Marco se gira dispuesto a marcharse, pero Anya, quien caminaba cerca y no pudo evitar escuchar parte de la conversación se coloca delante por accidente.

    —¿Si vais a hablar de mi por que lo hacéis a mis espaldas? —pregunta agachando la mirada para ver a Marco.

    Marco mira a los ojos de Anya lleno de furia y desenvaina una de sus dagas.

    —¡Cómo te atreves a mirarme desde arriba, monstruo! —responde cegado por la furia y ataca, dispuesto a dar un corte a Anya.

    Al instante, Kaim se mueve tras Marco y le toma del brazo armado. Con un rápido movimiento le arroja por los aires, pero éste se recompone y logra caer de pie. Alzando la mirada y agazapado en el suelo, observa con furia como Kaim desenvaina su espada.

    —¿Por qué haces esto? —comenta sorprendida Anya al presenciar la escena.
    —¡¿Qué creéis que hacéis?! —grita Alice, perdiendo la compostura—. ¡Sois compañeros!
    —Es cierto, somos compañeros. Pero Anya también es mi compañera, no pienso dejar que nadie desenvaine su arma contra ella. Ni siquiera tú Marco —asevera, apuntando su espada hacia él.
    —Esto es gracioso, un humano defendiendo a un monstruo —murmura entre risas forzadas—. Te juzgué mal Kaim, creí que podríamos ser buenos amigos, pero veo que has dejado tu humanidad a un lado —comenta con voz compasiva desde su posición agazapada.
    —¡Parad esta locura! —grita Alice con voz quebrada, aún en mitad de ambos.
    —No te preocupes Alice, pararé antes de matarle —comenta con una sonrisa Marco, desenvainando su segunda daga y girando ambas en sus manos.

    Con un velocísimo movimiento, Marco lanza un corte que termina rozando a Kaim en la mejilla. Acto seguido le propina una patada en la espalda que lo manda a volar varios metros.

    Kaim clava la espada en el suelo, retomando el control de su cuerpo, pero antes de que pudiera actuar, Marco salta sobre él tratando de clavar sus dagas en el pecho de Kaim. Éste gira para evitarlo en el último momento y se pone en pie. Marco vuelve a esprintar alrededor de Kaim.

    —No tienes nada que hacer contra mi velocidad, ni siquiera necesito usar mis movimientos contra ti. Vamos Kaim, defiéndete hasta que no puedas más, cuando acabe contigo pienso encargarme de ese monstruo que te ha lavado el cerebro —comenta mientras corre y ríe.
    —En combate, solo los que hablan demasiado demuestran que son débiles...

    Con un rápido movimiento de espada, Kaim golpea con la parte roma la cabeza de Marco, estrellándola contra el suelo con un estrepitoso sonido.

    —Eso me enseñó mi maestra —finaliza su frase, observando el cuerpo de Marco tendido en el suelo.
    —Maldito —maldice con furia.
    —No creas que he estado sentado todo este tiempo. Me he preparado a conciencia para poder sobrevivir por mi mismo en un lugar como este. Tus trucos no sirven contra mi, Marco. Si no luchas en serio lo vas a lamentar. En estos momentos estoy demasiado enfadado para contenerme —comenta con voz apacible, pero mostrando una expresión furiosa, apretando con fuerza la espada.

    Marco se levanta de un salto y vuelve a desaparecer del lugar.

    —Esta vez si que lo has logrado. ¡Ilusión!

    Cinco copias de Marco rodean a Kaim y se abalanzan sobre él. Sin mayor opción, Kaim salta para evitarlas al tiempo que el viento se reúne en su espada.

    —¡Ya eres mío! —exclama Marco.

    Marco desciende sobre él, con sus dagas imbuidas de magia de viento.

    —¡Viento cortante! —gritan ambos al unísono, desplegando la energía de sus armas.

    Kaim apenas logra evitar el ataque y aterriza estrepitosamente contra el suelo, liberando una gran polvareda, que comienza a arremolinarse a su alrededor.

    —¡Espada de arena! —exclama, reuniendo la arena en su arma.

    Frente a él se encuentra Marco, con sus dagas aún imbuidas de viento, sin un rasguño.

    —¡Alice! —grita Kaim, llamando su atención.
    —Por favor, Kaim, Marco. Ya es suficiente —suplica Alice con temor en el tono de voz—. ¡No quiero esto!
    —¡En cuanto terminemos con ese grupo pienso continuar mi viaje con Anya. Si ella se une a Pandemónium continuaré con vosotros, pero si se va, me marcharé con ella! —grita Kaim, furioso.
    —¡Alice! ¡Si ese monstruo se termina uniendo, te garantizo que seré yo quien se marche! —exclama inmediatamente después Marco, con el mismo ímpetu.

    Kaim y Marco avanzan hacia adelante, empuñando con fuerza sus armas. Pero antes de chocar entre ellos, Anya se coloca frente a ambos, recibiendo una profunda estocada en el estómago y dos cortes en la espalda.

    —Por favor, terminad con esto de una vez. No he venido aquí a causar ruptura entre vosotros —comenta normalmente mientras sostiene la cabeza de ambos, ignorando la abundante sangre que manaba de sus heridas.
    —¡Anya! —grita Kaim, preocupado mientras saca su espada con cuidado—. Alice, llama a Mayka por favor —comenta asustado.

    Marco limpia sus dagas de sangre con asco y se marcha sin decir nada.

    —Perdóname Kaim, no pensé que fuese a llegar a esto. Por mi culpa... —Se disculpa Anya.
    —¡Cállate idiota! vas a abrir aún más el corte. Más te vale que las heridas no sean graves —La reprende preocupado, tratando de detener la hemorragia.
    —Cómo ha podido llegar a esto —pregunta a sí misma Alice, arrodillada en el suelo.

    Continuará...
     
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    Zurel

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    ¡No puede ser!

    ¡No me dejes en ascuas! mi pobre Anya T.T

    Jamás imaginé que se interpusiera entre ambos ataques, no tengo palabras. De verdad, estoy en Shock.

    Espero el próximo capítulo, estaré más pendiente y mas ahora con lo ocurrido. Saludos!
     
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    Otro día, otro capítulo ^^

    El grupo finalmente emprende el camino al lejano templo, sin embargo, ¿cómo infuirá la pelea en los ánimos del grupo?


    Capítulo 24: atravesando el desierto, hacia el templo de Elora


    Tras la pelea entre Marco y Kaim, Anya yace en el suelo herida. Mayka se encuentra a su lado, sosteniéndola junto a Kaim. Marco se había marchado y Alice había desaparecido tras avisar a Mayka. Haruna, quien se encontraba paseando con una bolsa de dulces, se acerca rápidamente al ver la escena.

    —¿Pero que demonios ha pasado? ¿Te encuentras bien, Anya? —pregunta, preocupada, arrodillándose a su lado.
    —Guarda las preguntas para después Haruna, voy a tratar sus heridas —contesta Mayka, tajante y remanga su túnica.

    Mayka coloca sus manos sobre la herida de Anya y cierra los ojos.

    —¡Cura! —exclama tras un suspiro, calmando el tono de su voz.

    Las manos de Mayka comienzan a despedir una tenue a la vez que tranquilizadora luz blanca. La herida queda envuelta por ella, en cuanto la luz se disipa la herida deja de ser visible.

    —Perdóname Anya, no me di cuenta cuando te acercaste —Se disculpa Kaim, cabizbajo.
    —Idiota, deberías saber que si pierdes de vista tus alrededores estas muerto. La maestra te enseñó eso al igual que a mí —Le reprocha.
    —Lo siento.
    —Pero gracias por defenderme de esa forma. Es la primera vez que alguien da la cara así por mí —agradece.
    —¿Puede alguien de una vez explicarme que ha pasado? —pregunta Haruna, a punto de explotar de impaciencia.

    Kaim y Anya cuentan lo ocurrido a Haruna, una mezcla de enfado, comprensión y preocupación cruzan el rostro de Haruna mientras presta atención.

    —No sé cómo voy a confrontarlos mañana. —Se lamenta Kaim.

    La noche se acentúa, y todos marchan a sus habitaciones, que fueron preparadas previamente en el interior del castillo. La mañana llega deprisa y el Sol comienza a iluminar cielo y tierra.

    Todo el grupo se reúne en la salida del pueblo, ya listos para salir.

    —¿Y bien, qué se supone que haces tú aquí? —comenta Alice, lanzando una mirada de sospecha al intruso del grupo.
    —Estoy desempleado en este momento y esta pequeña excursión parece divertida, así que he decidido jugar un rato con vosotros —comenta Magnus tras dar un par de carcajadas.
    —He aprendido a no contradecir tus decisiones, haz lo que quieras, pero ahórranos dolores de cabeza por favor —Suspira resignada, con los brazos en jarra sobre su cintura.
    —¿Estás segura Alice? Al fin y al cabo él estaba encerrado por una razón distinta a la nuestra —susurra Mayka con sospecha, mirando a Magnus con el rabillo del ojo.
    —No te preocupes Mayka, le conozco bien y no es una mala persona. Además puedo afirmar que lo más posible es que él sea más fuerte que todos nosotros.
    —¿Oye y que les pasa a esos dos? —Les pregunta Magnus.

    A su espalda se encontraban Kaim y Marco, quienes caminaban de forma extraña sin establecer contacto visual.

    —Estaba realmente preocupada por el enorme pelea de anoche, pero parece que vuelven a su forma de ser de siempre —Suspira aliviada Alice—. Marco es aun un niño después de todo.
    —Vamos, vamos no estéis enfadados. Sois compañeros, ¿no? —comenta Haruna en mitad de ambos, tratando de mediar entre ellos.
    —No soy compañero de quien convive con monstruos —replica Marco.
    —No soy compañero de quien llama monstruos a mis compañeros —refunfuña Kaim.
    —Yo me rindo —suspira Haruna, derrotada—. Me marcho con el monstruo.

    Haruna retrocede a paso rápido hasta atrás del grupo, donde Anya camina en solitario.

    —Oye, Marco —Rompe el silencio Kaim.
    —Cállate —Le ordena, tajante.
    —¿Por qué la odias tanto sin siquiera conocerla? —pregunta Kaim ignorándole.
    —Dije que te calles. Tú no sabes nada, nadie sabe nada. Y es mejor que siga siendo así. Reconozco que perdí el control, pero eso es todo.
    —Yo también me pasé un poco. Siento haberme comportado así después de que os tomasteis la molestia de venir a por mi.

    Marco suspira largo y tendido y relaja sus brazos.

    —Eres un idiota Kaim. —Se gira hacia él. —Esa bondad algún día te meterá en un lío serio.

    Marco extiende la mano, los ojos de Kaim se abren de sorpresa antes de estrecharla.

    —Encantado de volver a estar en el grupo, Marco —dice Kaim.
    —No pretendas que me comporte en su presencia —comenta Marco, sonriendo y apretando su mano.
    —Ya verás como no es una mala persona —Sonríe, devolviendo el apretón.

    Mientras, Alice les observa desde más adelante. Las chispas saltan entre los ojos de ambos, quienes comienzan a apretar con todas sus fuerzas.

    —Me alegra tanto que se hayan reconciliado tan rápido —Alice suspira aliviada mientras les observa—. Pero me preocupa aquello que dijeron.

    El rostro iluminado de Alice se oscurece por un momento, recordando aquellas palabras. Pero su recuerdo se ve interrumpido por el sonido de varias criaturas.

    —Ten cuidado Alice, Más adelante hay arañas del desierto —comenta Mayka, deteniendo el paso de la pensativa Alice con su brazo.
    —¿Hey, que ocurre ahora? —pregunta Kaim tras alcanzarlas.
    —Hay un grupo de arañas más adelante —responde Mayka señalando al lugar.
    —Deberíamos esperar a que pasen —sugiere Marco.
    —Un segundo, ¡alguien está siendo atacado por las arañas! —exclama Haruna, quien llegaba corriendo y señalando al lugar.

    Al instante Kaim y Marco corren hacia el lugar desenvainando sus armas

    —Estás lejos de poder alcanzar mi velocidad, Kaim —comenta Marco con una pequeña sonrisa, mientras acelera dejando atrás a Kaim de forma instantánea.
    —Os ofreceré apoyo desde aquí —dice Mayka mientras se adelanta unos pasos y clava el báculo en el suelo.

    Colocando sus brazos de forma horizontal, un círculo de luz aparece bajo ella y unos nubarrones de color amarillo comienzan a rodearla.

    —¡Celeris pedis! —exclama al tiempo que señala a Kaim con ambos brazos.

    El humo amarillo rodea los pies de Kaim, quien comienza a esprintar a una velocidad descomunal, alcanzando en un instante a Marco.

    —Gracias Mayka —Le agradece, girándose e inclinando la cabeza brevemente.

    Al llegar, ambos se colocan de espaldas el uno del otro, protegiendo a la persona que estaba siendo ocupada.

    —Gracias por su ayuda jóvenes —comenta el encapuchado con voz seca, similar a la de un anciano.
    —Agradézcanos cuando acabemos con estos bichos —espeta Marco, sacando sus dagas del tórax marrón y peludo de una de las grandes arañas.

    El resto de arañas se reagrupan y lanzan un ataque conjunto. Kaim se agazapa y evita las mandíbulas de las criaturas, mientras Marco salta para evitarlas.

    —¡Mayka! —exclama Marco, dirigiendo la mirada en su dirección.
    —Ahora mismo. ¡Lorica! —grita Mayka colocando su báculo en dirección al anciano.

    Al instante una cúpula azul cubre al anciano, protegiéndole del peligro.

    —Ahora no tendré que contenerme —Se oye decir a Kaim bajo una montaña de arañas—. ¡Martillo de arena!

    Un inmenso montón de arena empuja a las arañas a un lado.

    —Dejádmelas a mí —sugiere Mayka desde la distancia, colocando los brazos como si fuese a disparar un arco—. ¡Sagitta...!
    —¡Espera un segundo Mayka, no puedes usar ese tipo de conjuros ahora! —grita Alice, tratando de detenerla.

    Al instante en que el arco de luz comienza a formarse, este adquiere dimensiones gigantescas.

    —¡¿Pero que demonios?! —se sorprende Mayka al ver el enorme arco de luz.
    —Por alguna razón hay una poderosísima aura mágica en todo el lugar. ¡Cancela el conjuro en este momento o saldrás gravemente herida! —exclama
    —¡N... No puedo controlarlo Alice! —Una enorme flecha se forma en la mano de Mayka.

    La flecha sale disparada sin previo aviso, rasgando los brazos de Mayka por la enorme presión y liberando un chorro de sangre. Mayka cae al suelo, repelida bruscamente hacia atrás por el retroceso y la flecha avanza a toda velocidad hacia las arañas.

    —¡Aparta de ahí Kaim! —grita Marco, lanzándose sobre él para apartarle del camino, empujándole bruscamente.

    La flecha impacta en el montón de arañas, desintegrándolas por completo y liberando un fogonazo de luz. Una vez acabado el ataque, una columna de luz se levanta hacia el cielo y se disipa con lentitud hasta devolver la iluminación natural al cielo.

    —Ese fue un ataque muy poderoso. ¿Se encuentra bien la chica? —Pregunta el anciano, acercándose a Mayka.
    —¡Idiota! ¿No sentiste el enorme aura? ¡Pudiste haber perdido ambos brazos! —grita Alice preocupada y dando pequeños golpes en la cabeza a Mayka, quien se encontraba sentada en el suelo.
    —Estoy bien, pero no puedo mover los brazos lo más mínimo —dice sorprendida, con una extraña sonrisa.
    —No es tiempo de reírse idiota —Se queja Alice, aún con preocupación.
    —¿Te duele Mayka? —pregunta preocupada Haruna.
    —Me temo que lo siguiente dolerá aún más —dice Mayka con un suspiro de resignación.

    Alice saca un frasco de cristal con un líquido rojo de la pequeña mochila que siempre lleva a cuestas. Abriendo el tapón con la boca, vacía su contenido sobre los brazos de Mayka, quien comienza a dar pequeños gritos, tratando de disimular el dolor.

    —Debiste pensarlo antes de lanzarte a la ligera para lucirte. Sabes demasiado bien que no puedes usar la curación cuando estás herida —Le reprocha Alice, arrojando el envase vacío al suelo.

    El envase se rompe y se desintegra al instante. Las heridas en los brazos de Mayka comienzan a cerrar lentamente, mientras un humo se desprende de ellas. La piel de Mayka se torna roja y el sudor empapa su frente. Tan pronto como la herida cierra del todo, Mayka respira aliviada y con dificultad.

    —Definitivamente odio las pociones. Planteate encontrar otra maga blanca para el grupo Alice —comenta pausadamente y con la voz entrecortada.
    —Gracias por la ayuda viajeros —Agradece el anciano tras observar la escena—. Me gustaría que tuvieran esto.

    El anciano introduce la mano en su túnica y saca un gran orbe azul.

    —¿Un orbe de poder mágico? No podemos aceptar algo tan valioso —declina la oferta Alice, apartando el objeto en cuestión.
    —No es nada señorita, a mi no me sirve de nada, y esto es el causante de lo que le ocurrió a tu compañera. Creo que es justo que lo tengáis.
    —Hey Mayka, esa flecha fue impresionante y todo eso, pero trata de no dispararla si estoy en medio —Se queja Kaim, quien se acerca lentamente mientras rasca su cabeza.
    —Toma chico —Le pasa el orbe a Kaim.
    —¿Qué es esto? —pregunta confuso, observando el orbe por todas partes.
    —Es un orbe de poder mágico, quien lo rompe es capaz de aumentar su propio poder mágico —aclara Haruna.

    El anciano se despide con la mano y se marcha, siguiendo el mismo camino por el que antes caminaba.

    —¿Y bien, quien debería usar algo así? —pregunta Mayka, pensativa.
    —Sería peligroso si lo uso yo, mi poder mágico ya es demasiado grande. Si lo usas tu quizás seas capaz de usar mejores conjuros sin quedar exhausta, puede que incluso mejore tu capacidad de curación —sugiere Alice.
    —Toma Haruna —Se oye a Kaim tras el grupo.
    —Gracias —agradece mientras estrella el orbe en el suelo.

    El grupo se gira sorprendido al oír el estruendoso sonido producido el romper el orbe.
    —¡¿Pero qué se supone que haces sin consultar a los demás primero estúpido?! —Irrumpe enfadada Mayka, golpeando a Kaim con su báculo en la cabeza.
    —Pero se supone que Haruna es quien menos poder mágico posee, pensé que sería apropiado si subimos su fuerza de batalla un poco —replica Kaim, frotando su cabeza con expresión adolorida.
    —¡¿Y para qué se supone que necesita el poder mágico una invocadora?! —Se queja Mayka—. ¡¿Acaso sabes lo difícil que es encontrar una de esas?!
    —¡Oye eso es ofensivo! —replica ahora Haruna, inflando las mejillas con expresión de enfado.
    —Una invocadora necesita de poder mágico para invocar a sus espíritus, cuanto mayor sea su capacidad mágica más poderosos serán y más habilidades podrán realizar —contesta Kaim de repente.
    —¡Vaya Kaim! —exclama Haruna—. Me sorprende que conozcas algo como eso.
    —Está aquí escrito —dice con naturalidad, mostrando un libro.
    —Espera un momento, ¡Ese es mi libro! —exclama Haruna, arrebatándoselo de las manos.
    —Ah, un segundo, estaba leyendo algo interesante.
    —No puedes leerlo sin permiso, tengo notas personales escritas —Corre con el libro entre los brazos.
    —Espera, encontré algo interesante —La sigue Kaim.
    —No sé cual de los dos es el niño pequeño aquí —Suspira Alice, observando la escena.

    A su espalda se acerca Marco, quien llama su atención tirando de la manga de su camisa.

    —¿Ocurre algo Marco? —pregunta sorprendida.
    —Te llamó señorita —responde con burla, aguantando la risa.
    —¿Quieres que te mate, Marco? —Muestra el puño envuelto en chispas, con una siniestra sonrisa.

    Tras ellos, Anya y Magnus observan la escena.

    —Parecen un montón de idiotas cuando se comportan así —afirma Anya.
    —Yo creo que tan solo se lo pasan bien —responde Magnus con una carcajada.
    —¿Pasarlo bien? —pregunta, dudosa.
    —Deberías intentarlo tú también. ¿Ya te has dado cuenta verdad? Ellos no son el tipo de personas a los que estás acostumbrada.
    —No puedo decirlo de todos ellos —dice mostrando una expresión un tanto triste.
    —El chico tiene heridas en su corazón que no pueden sanar fácilmente, deberías saber bien lo que duelen esas heridas —responde cruzando los brazos, esta vez con una expresión seria en su rostro.
    —¿Qué quiere decir eso? —pregunta con curiosidad y un ápice de sorpresa en su rostro.
    —No conozco los detalles, pero por lo que sé, él ha sufrido algo parecido a lo que tu sufrías antes de conocer a Ariadna. Él se parece más a ti que el resto, por eso es por lo que no puede aceptarte. Vamos, deberíamos continuar antes de que la noche nos alcance —responde, recuperando su sonrisa finalmente.
    —Pareces saber más de lo que cuentas —asevera Anya, esta vez con actitud intimidante.

    Magnus ríe y se gira brevemente hacia ella.

    —Este es un negocio duro, pero desde luego que oyes historias interesantes, pequeña ángel —responde a su provocación entre risas, antes de avanzar de nuevo hacia el resto del grupo—. Pero no te preocupes, no me gusta meterme en asuntos ajenos.

    Continuará...
     
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    Y aquí vuelvo mientras pueda con un nuevo cápítulo.

    El camino continúa, pero antes una parada es obligatoria, ¿qué es esa sombra que se extiende bajo el subsuelo del destruido poblado de Koma?


    Capítulo 25: Donde comenzó todo, llegada a Koma


    El viaje hacia el templo de Elora continúa, pero antes, deben pasar por el destruido poblado de Koma. El apacible camino de arena queda atrás, mostrando una llanura desértica hasta donde alcanza la vista. El Sol abrasador baña la arena y refleja el calor a quienes caminan sobre ella.

    —¿En serio, un desierto ahora? —Se queja Kaim, con los brazos caídos.
    —Cállate, Kaim —espeta Mayka, tajante.

    Grandes gotas de sudor recorren la frente de Mayka hasta caer al suelo desde la punta de su nariz.

    —¿Por qué no te quitas esa túnica de una vez? Vas a acabar muriendo de insolación —sugiere Kaim.
    —No puedo quitármela, ya sabes que sin ella no soy capaz de usar conjuros de curación —explica Mayka entre jadeos, caminando estrepitosamente.
    —Vamos, no hay nadie herido —comenta entre risas.
    —Aún así, no puedo quitármela —responde decidida.
    —Parece que es cierto que te da vergüenza enseñar el ombligo —Ríe Kaim ante la molesta mirada de Mayka.
    —¿Qué...? ¿Como lo...? —articula avergonzada—. ¡Marco!
    —¡Hey no me metas en esto Kaim, ya tuve bastante aquella vez!
    —Dejen la comedia romántica ustedes tres, hemos llegado a nuestro primer destino —interrumpe Alice, señalando al frente.

    El inusual cambio en el paisaje deja a Kaim falto de palabras. Frente a él varios edificios de piedra roja se hallan derruidos. Una estructura de piedra permanece asomando con timidez por encima de la arena, partida de forma perfecta por la mitad. Parcialmente enterrados en la arena, los fragmentos de vidrio relucen cegando por momentos a quien cruza su vista con ellos. En ciertas zonas la arena se encuentra con un color distinto desprendiendo un pútrido olor.

    —Esto es peor de lo que había imaginado —susurra Magnus para sí mismo.
    —Usaron algún tipo de veneno, la arena apesta a sangre —comenta Marco cubriendo su nariz mientras toma un poco de arena en su mano y la deja caer, observándola en todo momento.
    —Un momento, ahí hay alguien —comenta Haruna, señalando una silueta sentada sobre unas escaleras semihundidas en la arena.
    —No es posible, ¿un superviviente? —pregunta para sí misma Alice, sorprendida.

    Todo el grupo excepto Marco, quien seguía examinando el lugar, se dirigen hacia donde está aquella persona sentada.

    —Tú eres... —interviene Anya, abriendo sus ojos con sorpresa.

    Sentada sobre las escaleras, una chica de tez bronceada y cabello castaño, vestida con apenas una blusa y una chaqueta junto a unos pantalones cortos, mira pensante hacia el horizonte. Al oír la voz de Anya, la chica se percata de las personas a su alrededor y sale de su ensimismamiento. Kaim desenvaina su espada y la apunta hacia la chica.

    —¿Qué haces tú aquí? —pregunta con hostilidad.
    —Oh vaya, no esperaba encontrarme contigo tan pronto, y menos aún en circunstancias como estas —comenta la chica, ignorando por completo la amenaza de Kaim, mientras se levanta, sacudiendo la arena de su escasa ropa
    —Estabas en la cueva oscura, tu nombré era Sasha —afirma Anya.
    —Las personas de esta ciudad eran tan amables. No sabíamos que nos usarían para esto. Si lo hubiéramos sabido, nosotros nunca... —susurra con la cabeza gacha, apretando los puños.
    —¡¿Sois los culpables de esto?! —grita Kaim perdiendo la compostura.
    —¡Por supuesto que no! ¡Nosotros nunca le haríamos nada a buena gente como ellos! —responde apartando la espada de Kaim con brusquedad.
    —Pero nos atacasteis a nosotros —comenta Haruna.
    —Eso fue...

    Un fuerte temblor interrumpe la conversación. En la distancia, Marco corre hacia ellos.

    —¡Tenemos que salir de aquí de inmediato! —grita Marco alarmado.
    —¿Que ocurre Marco? —pregunta Alice confusa.
    —La sangre y el veneno, el olor pútrido. Es todo un reclamo —explica Marco apresuradamente.
    —¿Un reclamo para qué? —pregunta Kaim, uniéndose a la confusión.

    El temblor se intensifica de repente y las ruinas a su lado se hunden en la arena.

    —Demasiado tarde. Alice, prepara una estrategia enseguida —Apremia Marco.

    Del agujero formado por las ruinas hundidas sale una alargada criatura. Su cuerpo, cubierto por escamas retráctiles de color marrón, mostraba una criatura de enormes dimensiones. Como si estuviese nadando, la criatura introduce de nuevo su cabeza en la arena, dejando paso al resto de su cuerpo para introducirse.

    —¡¿Qué tan larga es esa cosa?! —exclama Kaim sorprendido.
    —Un gusano Ebis. Un colosal gusano de arena que se alimenta principalmente de carne putrefacta. Su cuerpo está compuesto casi en su totalidad por enormes y afilados tentáculos que esconde tras las escamas de su cuerpo. Las escamas de su cabeza son excepcionalmente duras y las usa para proteger sus tres largas lenguas, con las que succiona toda la carne que queda en el interior de los huesos de los cadáveres de los que se alimenta —responde Haruna, leyendo uno de sus libros.
    —Mide más de dos kilómetros. ¡Es un completo adulto! —exclama Marco tras observar como la punta de su cola se sumergía en la arena.
    —Haruna, ¿tienes algo como un punto débil por ahí escrito? —pregunta con apremio Alice.
    —Su cabeza, es extremadamente dura pero si lográis romperle el cráneo puedo atacar directamente a su cerebro —responde Sasha tensando su arco.
    —Anya, cómo de rápido eres capaz de volar —pregunta a continuación a Anya.
    —No soy capaz de volar —responde algo desanimada.
    —Marco, encárgate de distraerle, Anya, cúbrele —ordena Alice, dando señas con las manos.
    —No pienso trabajar con un monstruo —replica Marco.
    —No pienso trabajar con ella —replica al mismo tiempo Kaim.
    —¡No hay tiempo para tonterías vosotros dos! —grita Alice con seriedad—. Mayka, apoya a Kaim. Kaim, tú te encargarás de tumbarle con tu martillo de arena, hazlo lo más grande que puedas, Marco y Anya te darán el tiempo que necesites. Una vez que esté en el suelo lanzaré un potente conjuro, aseguraos de salir del camino. Tu puedes encargarte del resto si sobrevive, ¿cierto? —afirma Alice mientras se gira para mirar a Sasha.
    —No importa lo difícil que parezca el tiro, daré en el blanco —responde convencida, comprobando que el arco esté en buenas condiciones.
    —Muy bien, atacará en cuanto salga, esquivad su primer golpe como sea y luego iniciad la estrategia —ordena finalmente, haciendo una señal con la mano para que se separen en grupos.
    —¿Y nosotros no hacemos nada? —Le pregunta Haruna a Magnus.
    —Mírales trabajar pequeña, así es como un grupo armado vence a las criaturas más poderosas. —Le responde, descansando la mano sobre su cabeza.

    Un nuevo temblor sacude el suelo. Bajo los pies de Marco la arena comienza a hundirse formando un remolino que le deja atrapado.

    —¿Yo soy su objetivo? —pregunta para sí mismo con sorpresa, sin poder sacar los pies de la arena.

    La enorme cabeza del gusano emerge del centro del remolino. Al instante, sus tres largas y viscosas lenguas tratan de rodear el cuerpo de Marco.

    —¡Celeris pedis! —grita Mayka, quien se encontraba justo al borde del remolino.

    Con gran velocidad, Anya saca a Marco del remolino y corta una de las lenguas de la criatura, provocando que soltase un agudo chirrido. El cuerpo de la criatura se levanta del suelo, mostrándose como un enorme rascacielos.

    —¡Es imposible que le alcance a esa altura! —grita Kaim desde su posición tras la criatura.
    —¡Arrójame! —ordena Marco.
    —¿Perdona? —pregunta Anya con sorpresa.
    —Arrójame a su cabeza, con todas tus fuerzas. Kaim no puede alcanzarle así que tengo que hacerle caer antes de que se lance contra nosotros y nos separe con una marea de arena —explica lo más rápido que puede.
    —Está bien, agárrate fuerte.

    Siguiendo sus órdenes, Anya apoya los pies de Marco sobre sus manos y le lanza hacia arriba, lo bastante fuerte como para alcanzar la mitad del camino.

    —No es suficiente —susurra para sí mismo.

    De un salto, Anya alcanza al instante la altura de Marco y le da un nuevo impulso que le envía más allá de la cabeza de la criatura.

    —Nada mal para un monstruo —susurra de nuevo, esta vez con una amarga sonrisa—. Esto debería ser suficiente.

    Marco comienza a girar en mitad de la caída, su cuerpo comienza a arremolinar el aire a su alrededor. Al acercarse a la cabeza de la criatura, Marco la golpea con una de sus dagas.

    —¡Impacto de aire!

    Un golpe súbito obliga a la cabeza de la criatura a descender varios metros, devolviendo parte de su alargado cuerpo al subsuelo.

    —¡Mayka, ayúdame un poco con esto! —pide Kaim a gritos mientras trata de levantar una montaña de arena.

    Mayka coloca su báculo en el suelo junto a Kaim, al instante, un círculo con varios símbolos aparece bajo él.

    —Te daré un poco de mi poder mágico. Esto será un poco intenso, trata de soportarlo. ¡Canalis magica! —exclama Mayka, hundiendo la base del báculo en la arena.

    Una fina línea amarilla une a Mayka y a Kaim. Al instante, una corriente de energía fluye a través, rodeando a Kaim. Un sonido profundo recorre la garganta de Kaim.

    —Esto es un poco fuerte —comenta con un hilo de voz—. Pero no debería haber problema ahora.

    Kaim levanta la gran montaña de arena acuñada sobre su espada por encima de su cabeza y con un grito la deja caer sobre la cabeza de la aturdida criatura. Kaim no puede evitar caer de rodillas, con sus piernas temblando. Por su lado, Alice prepara un conjuro de rayos en su mano.

    Por instinto, las escamas del cuerpo de la criatura se desprenden y los látigos afilados que se aúnan en su interior se separan. Liberando una lluvia de cortes en todas las direcciones a su alrededor, la arena es dispersada en una pantalla de humo denso.

    —Imposible —Se sorprende Kaim sin poder mover sus piernas.
    —¡Es más inteligente de lo que parece! ¡Salid de ahí! —grita Alice haciendo una señal con el brazo.
    —¡Cuidado Kaim! —grita a su vez Haruna.

    El enorme gusano lanza sus tentáculos en dirección a Kaim, quien no puede moverse debido a la presión. Al instante, Magnus le toma en brazos y lo aparta del peligro.

    —Veo que no estás acostumbrado a manejar grandes cantidades de magia.
    —Lo siento, no pensé que la presión sería tan fuerte.

    El enorme gusano se introduce bajo tierra, dejando numerosos tentáculos asomando por el exterior de la arena.

    —¡Se dirige a Marco! —exclama Alice, cargando un nuevo conjuro— Cambio de planes, interceptadlo, Marco no puede maniobrar muy bien en plena caída.
    —No me subestimes, gusano —exclama mientras comienza a girar sobre sí mismo a gran velocidad.

    El gusano emerge bajo la tierra en un torbellino de cuchillas y se alza abriendo su boca dispuesto a devorar a Marco.

    —¿Eh? —exclama Haruna, observando como una de sus cartas brilla—. Entiendo.

    Antes de que el gusano alcance a Marco es detenido abruptamente. Al otro lado, Haruna a lomos de Frelom detienen su alzamiento con numerosas zarzas espinosas.

    —¡Ese orbe es increíble! —exclama Haruna felizmente, mientras observa como numerosas zarzas extra sostenían a la enorme criatura, reemplazando a las que ésta rompía— Nunca me había sentido tan poderosa
    —¡Brutal torbellino sangriento! —exclama Marco en su caída.

    Girando a enorme velocidad, un líquido rojo comienza a girar a su alrededor. Atravesando con facilidad los tentáculos de la criatura, Marco asesta un colosal corte seguido del líquido, que se solidifica en una estaca carmesí y atraviesa el cráneo de la criatura, taladrando hacia el interior.

    —¡Fulgur paxillum! —exclama a continuación Alice, envuelta en un círculo color añil.

    Del cielo cae al instante un rayo que atraviesa completamente el cráneo de la criatura, destrozándolo por completo.

    —¡Ahora! —exclama Alice de nuevo.

    Tras ella, Sasha carga una enorme flecha de hielo mientras susurra levemente. Abriendo los ojos de nuevo, mira a su presa.

    —¡Flecha cazadora, disparo de Águila!

    Apuntando al cielo, Sasha dispara una única flecha de grandes dimensiones, en su camino, la flecha se transforma en un águila de hielo y cambia el rumbo, directa a la cabeza de la criatura, quien, aturdida por los ataques previos, no puede evitar el golpe, que congela su cabeza por completo.

    —Buen trabajo —elogia Alice a Sasha con una sonrisa.
    —¡Aún no! —exclama Haruna al tiempo que es repelida por una poderosa energía.

    Un rugido llena el ambiente y del enorme agujero en el cráneo del gusano emerge un gran tentáculo rodeado por tres más pequeños.

    —Imposible, le atravesé el cerebro —comenta Sasha.
    —¡Mayka! —exclama Kaim.

    Sin poder reaccionar a tiempo, Mayka es atacada varias veces por los tentáculos. Un crujido, luego un rasgado y por último un sonido de rotura y la túnica de Mayka cae hecha pedazos.

    Presa de la vergüenza y casi de forma inconsciente, Mayka alza sus manos al cielo. Al instante aparecen dos círculos; bajo y sobre la criatura. Numerosas y finas agujas de luz amarilla se clavan en el enmarañado cuerpo de la criatura.

    —¡Spathae lucis! —grita al cielo con la voz rota.

    Numerosas espadas salen de ambos círculos, clavándose una a una en los lugares donde se encontraban las agujas, sustituyéndolas. Los alaridos de la criatura ensordecen al grupo pero a Mayka no parecen afectarles. Finalmente, una enorme espada con un par de alas en su empuñadura cae del cielo, atravesando a la criatura de lado a lado. Lentamente, la criatura comienza a convertirse en polvo.

    Inmediatamente después, Mayka corre a esconderse tras una gran roca, completamente avergonzada.


    Continuará...
     
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  7.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

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    No me di cuenta de la actualización anterior, lo siento.

    La batalla contra el gran gusano ha sido muy entretenida, pobre de Mayka, su túnica quedó destrozada, acaso ese gusano era un pervertido? De todos, la atacó a ella principalmente. n.nU

    Aunque al haber hecho lo que hizo, mas bien le fue peor, pues usó uno de sus conjuros que a mí parecer, han sido uno de los más poderosos. Al final, Mayka se escondió como un perrito asustado, pobre.

    Hombre... dos kilómetros de largo? Eso es un tamaño descomunal, ni un dragón mide tan gigantesco tamaño al menos que yo sepa. Ahora que lo pienso, Shenlong de DBZ puede que sí mida eso, pero aún así eso es una salvajada.

    En fin, supongo que existen seres más grandes que ése en tu mundo. Geniales capítulos, espero el siguiente.

    Saludos!
     
  8.  
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    Nada más que un capítulo de transición, pronto alcanzará el clímax del arco introductorio y pasaremos al "verdadero" inicio de la historia, el primer arco propiamente dicho, en el que se comenzará a conocer más tanto sobre Kaim como sobre el resto de personajes. Aún así, espero que guste, trataré de subir el siguiente al final del día.


    Capítulo 26: Llegada al templo de Elora, entrando al territorio enemigo


    La criatura llamada gusano Ebis es derrotada, su cuerpo se descompone en polvo anaranjado, que se dispersa en el viento. Los restos de la túnica de Mayka descansan en la arena, siendo enterrados con lentitud. Al otro lado de una gran roca, Mayka se esconde.

    —Supongo que es normal que sientas algo de vergüenza, pero realmente esa ropa no es nada sobre lo que sentirse avergonzada —comenta Kaim, tratando de hacer entender a Mayka.
    —¡Cómo demonios puedes decir eso! ¡Ni se os ocurra pasar aquí atrás! —Le responde Mayka con enfado, al otro lado de la piedra.
    —Déjamela a mí Kaim —comenta espontáneamente Haruna, golpeando su pecho rebosando confianza.

    Haruna pasa tras la enorme roca. Al comienzo se oyen unos gritos pero al poco tiempo pasan a ser susurros. Pasados unos minutos, Mayka y Haruna salen tras la roca.

    —Pensé que llevarías algo más provocativo Mayka —comenta Marco con una sonrisa socarrona— Al igual que aquella vez.

    Mayka golpea el rostro de Marco mientras agacha la cabeza avergonzada.

    —No estoy acostumbrada a mostrar tanto cuerpo, ¿vale? N... No es mi culpa el haber estado siempre envuelta en esa túnica —responde furiosa y con un ligero rubor en sus mejillas, cubriendo con sus manos el top deportivo y sus culotes de color negro que llevaba sobre la ropa interior.
    —Yo pensaba que... —comienza a decir Kaim.

    Mayka lanza un puñetazo al rostro de Kaim antes de que pudiera acabar su frase.

    —¡¿Pero que haces?! ¡Ni siquiera terminé de hablar! —responde Kaim enfadado.
    —Ah, callaos de una vez y dejadme sola —Camina hacia adelante con paso firme y rostro tenso, aún ruborizada.
    —¡Eh, Mayka! Espera un momento —exclama Marco, que la sigue a paso rápido, molesto.
    —¿Qué demonios le dijiste para que se pusiera así Haruna? —pregunta Kaim girándose hacia ella, algo adolorido.
    —Secreto —responde guiñando un ojo, siguiendo a Mayka.
    —Supongo que eso significa que podemos continuar hacia dónde nos dirigimos —comenta Alice, adelantándose también.
    —Esperad un segundo —La detiene Sasha—. Me gustaría pediros un favor. Dejadme ir con vosotros, no puedo perdonar lo que le hicieron a este poblado.
    —¿Y por qué tendríamos que confiar en ti? Trataste de matarnos —responde Kaim con desconfianza—. Es mas, ¿dónde están los otros dos? ¿Aún vais tras nosotros?
    —¿Qué es lo que ha pasado entre ustedes Kaim? —pregunta Alice, comenzando a perderse en la conversación.
    —No pienso haceros ningún daño, les haré pagar por engañarme, eso es todo, os doy mi palabra —responde Sasha, tajante, agachando la cabeza en señal .
    —Podemos confiar en ella, creo que deberíais dejarla venir, ella conoce al enemigo —comenta Anya de la nada para luego adelantarse, sorprendiendo al resto.
    —¡Ah! —Suspira con dulzura—. Tu hermosura rivaliza con tu gran corazón —comenta Sasha.
    —Si Anya lo dice, pero aún no estoy tan seguro.
    —Mi intuición no me dice que sea una mala persona —comenta a continuación Magnus.
    —Necesitaremos toda la ayuda que podamos y si conoce al enemigo nos vendrá bien tenerla de nuestro lado —añade Alice.
    —Está bien está bien, no tenéis que decir más, que venga —Comienza a adelantarse al resto, algo molesto—. Si mañana aparezco degollado no quiero ver ninguna lágrima —finaliza, girándose levemente.
    —No te preocupes, no te degollaría, te atravesaría el corazón, deja menos sangre —responde Sasha con tono alegre y una amplia sonrisa inocente.
    —Supongo entonces que podemos continuar de una vez, ya apenas veo a esas dos —sugiere Alice, observando como sus compañeras se hacen cada vez más pequeñas en la distancia.

    El viaje hacia el templo de Elora continúa sin apenas un pequeño descanso. El grupo camina de nuevo en mitad de las arenas del desierto, bajo el abrasador Sol del mediodía.

    —¿Está lejos? —pregunta Kaim algo impaciente.
    —Aún queda bastante —responde Alice, observando su cabello con una expresión triste.
    —Por mucho que lo mires no se va a solucionar —Le dice Marco al pasar por su lado.
    —Pero este Sol está acabando con mis raíces —responde acariciando su cabello con dulzura.

    Por otro lado, Anya se encontraba sorpresivamente recibiendo gran y molesta atención.

    —Ah, tu cabello es tan precioso —comenta Sasha acariciando el cabello de Anya mientras suspira profundamente.
    —Y sus alas son tan suaves. —Añade Haruna restregando su rostro por ellas.
    —¿Podéis parar de una vez? —dice Anya, tratando de disimular la molestia.
    —No sé como puedes soportarlas Anya —comenta Mayka, quien observaba la escena desde hace un rato.
    —¿Oh? ¿Celosa? —Insinúa Sasha con una pícara sonrisa, enviando una mirada de reojo a Mayka.
    —¿De que iba a estar celosa? —responde Mayka algo molesta.
    —Bueno, Anya lo tiene todo en su sitio. En cambio tú —Lleva la mirada a los pechos de Mayka para luego soltar un pequeña risa mal disimulada.
    —¡¿A qué te refieres con eso?! —vuelve a preguntar, enfadada y agitando los brazos.
    —No te preocupes Mayka, no tengo nada en contra de cuerpos como el tuyo —responde acercándose a su oído rápidamente y acariciando su costado con dulzura.

    Un escalofrío recorre el cuerpo de Mayka, quien se separa de forma inmediata.

    —Q... Q... ¡¿Qué se supone que haces?! —pregunta alterada, señalándola con la mano temblorosa y con las mejillas totalmente sonrojadas.

    Sasha ríe a todo volumen.

    —Creo que me voy a divertir mucho contigo —responde mientras barre una lágrima del contorno de su ojo con el dedo.
    —¡Aléjate de mi! —Sale corriendo.
    —Eh, vamos vuelve. No te he hecho nada aún —Corre tras ella, riendo.
    —¿Qué demonios les pasa a esas dos? —pregunta Magnus, quien acaba de entrar al grupo de chicas.
    —Definitivamente no entiendo a los humanos —responde Anya, adelantándose.
    —Todos son tan raros —responde a su vez Haruna, riendo mientras acompaña a Anya.
    —Hay veces en las que ni siquiera yo los entiendo —habla Magnus consigo mismo mientras rasca su nuca con confusión.

    El transcurso del camino continúa sin nada destacable, ni criaturas, ni personas, sólo un océano de arena.

    —Esto es muy raro —comenta Alice de la nada, con la mano en su barbilla.
    —Sí, no hemos encontrado ningún monstruo en todo el camino —añade Magnus algo inquieto.
    —¿Creéis que el camino ha sido limpiado a conciencia? —pregunta Marco.
    —Es lo más probable, esta zona no es precisamente pacífica —responde Magnus.
    —El templo está cerca, puede verse desde aquí —comenta Haruna señalando una estructura más adelante.
    —Por fin, ya pensé que nos caería la noche encima —Se queja Kaim, dejando caer sus brazos.
    —Vamos, deja de quejarte de una vez —comenta Mayka.
    —Sí, sí —Le responde Kaim con desgana.
    —Es muy posible que les encontremos adentro, así que estad preparados —comenta Alice al grupo con tono serio.

    El grupo se acerca al edificio, cuatro columnas y una gran puerta en el suelo guardan la entrada al llamado templo de Elora.

    —¿Lo notas Mayka? —pregunta Alice frente a la puerta de entrada, lanzando una mirada de reojo a su compañera, algo más seria que de costumbre.
    —Sí, sin duda alguien está alterando la barrera de este lugar —responde convencida.
    —Entonces a a qué estamos esperando —Apura Magnus, abriendo las puertas.

    Unas escaleras de bajada llevan a un oscuro pasillo. Lentamente el grupo entra al templo, dejando tras de sí la luz del Sol decadente. Al cerrar la puerta, la única luz visible son la de una hilera de antorchas en el pasillo de bajada de las escaleras.

    —Esto me da muy mala espina —murmura Kaim.

    Continuará...
     
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    Lo prometido es deuda, aquí traigo el siguiente capítulo, estalla la batalla que dará fin al primer arco de esta gran historia.

    Capítulo 27: El enemigo se muestra, el grupo armado Scorpion.


    El templo de Elora, lugar dónde descansan los restos mortales de Elora, conservados a la perfección por medio de magia. Una potente barrera protege el sepulcro dónde ella descansa. Por miedo a ella, el reino de Zonde, vecino de Arnor, decidió enterrar en tierra ajena el cadáver de quien en su tiempo destruyó la mitad de su país. A día de hoy, aún nadie sabe los motivos que la llevaron a ello.

    Las escaleras de bajada del sepulcro continúan de forma impertérrita. Tras bajar lo suficiente, el grupo se encuentra en una amplia sala repleta de columnas hasta dónde alcanza la vista. La débil luz de las antorchas apenas alcanza a iluminar un pequeño camino a través del mar de columnas blancas.

    —Este lugar me da escalofríos —comenta Kaim, rompiendo el silencio que llevaba un rato apoderándose del grupo.
    —Estamos dentro de una tumba, sería extraño si no te sintieras así —responde Magnus, tratando de reconfortarle.
    —Este lugar tiene algo aterrador. No me gusta estar aquí —comenta Haruna con la voz entrecortada, abrazándose a sí misma tratando de detener el temblor de su cuerpo.

    Anya se acerca a ella de forma discreta y le pasa el brazo sobre el hombro, acercándola a ella.

    —No te preocupes Haruna —trata de reconfortarla Anya disimulando un poco su usual tono frío.
    —Yo también tengo miedo Mayka —comenta Sasha abrazándola por la espalda.
    —¡Te dije que te alejases de mi! —Le responde tratando de apartarla con la mano.
    —¡Silencio!, escucho algo. —exclama de repente Marco, quien se encuentra a la cabeza del grupo.

    Un siseo llena la estancia y se hace cada vez más fuerte.

    —Maldita sea, corred hacia adelante tan rápido como podáis —explica comenzando a correr a gran velocidad.
    —Espera, ¿que ocurre? —pregunta Kaim algo sorprendido.
    —Agárrate fuerte —susurra Anya mientras toma a Haruna por la cintura y bate sus alas para darse impulso antes de comenzar a correr.
    —Deja las preguntas para después Kaim. ¡Mayka! —ordena Alice.
    —Celeris pedis —exclama Mayka extendiendo ambos brazos a los lados.

    Un humo amarillo rodea los pies del grupo. Al instante todos comienzan a correr hacia adelante, siguiendo la hilera de antorchas.

    Llegando al final de la sala de columnas, aquel siseo se vuelve claro y Kaim y mira atrás. Una densa nube de color morado inunda la sala tras él.

    —Kaim, ¿qué estas haciendo? Corre de una vez —grita Mayka, quien ya estaba en la salida.
    —L...lo siento —se disulpa algo nervioso.
    —Rápido, tenemos que cerrar la puerta o el veneno nos alcanzará —exclama Magnus desde el otro lado.

    Kaim cruza la puerta y Magnus la cierra de un golpe.

    —Saben que hemos entrado —comenta Marco, recuperando el aliento.
    —Cerraron nuestra única salida —añade Alice.
    —Nos invitan a pasar. Aceptemos su oferta. Después de todo a eso hemos venido todos, ¿me equivoco? —comenta Sasha, cambiando su expresión coqueta por primera vez.
    —¿Igualmente no íbamos a volver atrás verdad? —dice Magnus con una pequeña risa.
    —¿Te encuentras mejor Haruna? —pregunta Anya.
    —Sí, ya estoy bien gracias —responde colocándose en el suelo una vez más y sacude su ropa —Es solo que este lugar apesta a magia prohibida.
    —¿Magia prohibida? —pregunta Mayka sorprendida—. ¿A qué te refieres?
    —¿Qué?, ¿no eres capaz de notarlo? El flujo de magia está siendo alterado y retorcido, la magia de este lugar apesta —explica Haruna.
    —¿Cómo puedes ser capaz de notar algo como eso? Yo no noto nada —responde Alice.
    —Es cierto que noto como la barrera está perdiendo fuerza, pero nada más —añade Mayka.
    —¿Es mi imaginación? —Se pregunta Haruna a sí misma, cruzándose de brazos, pensativa.
    —No aclararemos nada si nos quedamos aquí, finalicemos lo que venimos a hacer —Les apura Magnus.

    La sala ante ellos es estrecha. Cada pocos pasos, unas estatuas con forma de pequeños leones se encuentran apostadas de frente unas a las otras, formando dos hileras que delinean un camino rojo.

    —Esas estatuas me dan mala impresión. Es como si me estuviesen observando —comenta Kaim algo nervioso y mostrándose alerta.
    —No digas idioteces Kaim, solo son estatuas —Le responde Mayka con una pequeña risa.

    Una flecha azul vuela entre ambos e impacta en una de las estatuas, destrozándola en pedazos. A su lado, Magnus blande su espada y destroza varias de ellas.

    —Kaim tiene razón, no son simples estatuas. ¡Fulgur! —exclama Alice.

    Un rayo se dibuja en su mano, al moverla hacia adelante sale disparado en linea recta, atravesando unas cuantas estatuas. Las restantes se separan de su pedestal y saltan sobre el grupo.

    —Buen trabajo al darte cuenta Kaim —Le felicita Marco mientras destroza una con sus cuchillos.
    —¡Esto es nigromancia! —exclama Haruna.
    —Corred hacia adelante, yo puedo encargarme de cubriros, no os preocupes por ellas —dice Sasha, cargando una flecha en su arco.
    —Como si fuese a confiar en... —Trata de decir Kaim, pero es callado por la mano de Magnus, que le empuja hacia adelante.
    —Corre o te verás atrapado en el fuego cruzado —Le dice mientras comienza a correr.

    El arco de Sasha comienza a resplandecer y numerosas flechas se forman alrededor del pasillo.

    —¡Descarga gélida!

    Sasha dispara la flecha y esta se detiene en mitad del pasillo.

    —Al suelo chico —exclama Magnus arrojando a Kaim al suelo.

    La flecha explota en pequeñas esquirlas de hielo, impactando en las que se encontraban flotando, que también comienzan a explotar, liberando una lluvia de pequeñas agujas de hielo.

    Las agujas se clavan en las estatuas hasta reducirlas a polvo. En un instante, las estatuas restantes se encuentran destruidas por completo.

    —Impresionante —murmura Kaim con asombro.
    —Son más débiles de lo que pensé. Ni siquiera trataron de esquivarlo —Suspira con decepción—.Y yo que quería lucirme frente a todas.

    El pasillo termina con una puerta de color rojo. Al abrirla, una amplia sala de piedra morada aparece iluminada por completo pese a no tener iluminación alguna. La sala se abre hacia los laterales, mostrando unos soportales que llevan a salas más pequeñas interconectadas. En el centro, dos escaleras gemelas se separan hacia los lados y suben hasta una gran puerta, en cuya cabecera puede leerse en retorcidas letras “ELORA” Entre ambas escaleras, una gran fuente de color blanco muestra un pequeño estanque de agua cristalina.

    Parados frente a las escaleras se encuentran seis personas, esperándoles.

    —Vaya, parece que lo consiguieron —comenta una pequeña chica de cabello castaño recogido en dos colas, vestida con un traje de tiras de tela negra, cubriendo su pecho y unos pantaloncitos cortos y ajustados.
    —Lo consiguieron —añade a su lado una chica con su mismo aspecto, pero con el cabello de color verde oscuro.
    —Os dije que esas trampas ni siquiera los retrasarían —responde otra pequeña chica de cabello blanco con un pequeño lazo negro en un lado, vestida con una blusa del mismo color y una falda color blanco.
    —¿Y qué más da? Así será más divertido —dice un chico alto vestido de cuero, quien no para de mover sus pies mostrando un extraño baile mientras desenvaina sus dos katanas.
    —No me parece bien que menosprecies a vuestros enemigos —Le regaña un anciano de cabello cano peinado hacia atrás, vestido de mayordomo— Bienvenidos nuestros invitados, nosotros som0s Scorpion —comenta dirigiéndose a ellos, mostrando una solemne reverencia.
    —Mirad quién está con ellos, ¿no es esa nuestro pequeño fracaso? —comenta un hombre alto y musculoso de cabello largo y negro, armado con un enorme martillo a su espalda.
    —Pagareis por haberme engañado —Le responde Sasha furiosa, empuñando su arco con fuerza.
    —Ahora lo entiendo todo —Kaim avanza hacia adelante con paso firme, desenvainando su espada y apuntándola hacia ellos—. Así que vosotros sois los culpables de lo que ocurrió en la cueva oscura.

    El hombre de las dos katanas da un paso al frente sin cesar su baile con las piernas.

    —Y de los bandidos también —responde con una risa maníaca—. Vamos, no puedo esperar más.
    —Ese es M.M. el del cartel que nos mostró Zihart —Indica Haruna.

    Con gran velocidad, el hombre llamado M.M. se desplaza hasta la posición de Kaim manteniendo su sonrisa maníaca

    —Es muy rápido —piensa para sí mismo y se cubre casi sin tiempo para reaccionar.

    Antes de chocar espadas con Kaim, vuelve a desvanecerse. En un instante, Kaim se coloca frente a Haruna y detiene la espada de M.M. Que iba dirigida hacia ella.

    —¿Supiste sobre mi engaño? ¡Genial! —exclama emocionado mientras da un paso atrás y ríe a carcajadas, arqueando su espalda hacia atrás y cubriendo su rostro con la mano.
    —¿Qué pretendes atacándola por sorpresa? —pregunta Kaim furioso.
    —¿No es obvio? Acabar con el más débil primero es una regla básica —comenta con voz cínica.
    —Sé que todos piensan que soy la más débil, pero ninguno de vosotros me ha visto luchar seriamente todavía. Es cierto que no esperaba ese ataque, pero ahora que sé que soy tu objetivo, más te vale no menospreciarme —responde con gran molestia, materializando una carta roja en su mano y mostrándosela—. Soy más fuerte de lo que todos pensáis.
    —Déjame apoyarte Kaim —dice Marco mientras se acerca a él.

    Antes de que pudiera reaccionar, la pequeña chica de cabello verde patea el rostro de Marco, mandándole a volar al fondo de la sala. Su gemela salta sobre su espalda y saca una garra, dispuesta a clavarla en el pecho de Marco con una macabra sonrisa. Con un batir de alas, Anya la intercepta en pleno salto y patea a la chica castaña de vuelta con su gemela.

    La chica peliverde se abalanza hacia Anya mientras cae, pero Marco la detiene pateando su cabeza hacia abajo, estrellándola contra el suelo.

    —No vuelvas a salvarme, me da asco pensar en tener que devolverte el favor —comenta molesto mientras escupe un poco de sangre al suelo.
    —No me importa tu opinión, te salvaré si así decido hacerlo —responde con frialdad Anya.
    —Vaya, son fuertes Mily —comenta en tono alegre la chica de cabello castaño, levantándose del suelo.
    —Es cierto Pily. Son fuertes —responde su gemela del mismo modo, con la cabeza girada en una extraña posición hacia su espalda.

    Con un fuerte crujido, la pequeña chica de nombre Mily recoloca su cabeza a su posición.

    —¿Qué demonios? —Se sorprende Marco.
    —Mira su cara Pily —Ríe a carcajadas mientras señala el rostro de Marco.
    —Míralas con atención; no hay razón para contenerse. Ellas ya están muertas —comenta Anya, preparando su lanza.

    Tras mirarlas de cerca, Marco descubre que el cuerpo de ambas chicas se encuentran recubiertos casi por completo por numerosas cicatrices.

    —Haruna tenía razón. Aquí ocurre algo grande —murmura Marco mientras desenvaina sus cuchillos.

    Por su lado, Sasha y el hombre musculoso mantienen la mirada fija el uno en la otra.

    —¿Qué pretendes Sasha? —pregunta con una sonrisa, empuñando su martillo frente a sí.
    —Mayka, eres una maga blanca, ¿verdad? —susurra en voz baja.
    —Sí, ¿por qué? —responde algo confusa.
    —Cúbreme entonces —ordena con una mirada seria.

    Sasha emprende la carrera hacia su enemigo.

    —¿Vas a enfrentarte a mi cuerpo a cuerpo? ¿Una arquera? —Carcajea mientras oscila su martillo.
    —No te preocupes Hansew, tengo la retaguardia cubierta —responde mientras se gira brevemente para guiñar un ojo a Mayka.
    —Me pides algo difícil, sin mi túnica mis conjuros de apoyo se reducen a la mitad —murmura quejosa, colocando su báculo frente a sí—. ¡Celeris pedis!

    Un humo amarillento rodea los pies de Sasha, permitiéndole saltar sobre el enorme martillo de Hansew.

    —¡Golpe oscuro! —exclama Hansew al tiempo que su martillo se detiene y golpea al aire.

    Un círculo mágico negro se forma en mitad de la nada y un golpe repele con fuerza a Sasha, enviándola de vuelta rodando por el suelo.

    —¿Estás bien? —pregunta Mayka preocupada.
    —No te preocupes —Ríe mientras limpia de sangre su labio—. Logré marcarlo, la batalla comienza ahora.
    —Tsk —Chasquea la lengua—. Tan molesta como siempre.

    En el centro de la sala, Magnus y la chica de cabello blanco se encuentran frente a frente.

    —Bueno pequeñaja, he oído que fuiste tú quien destrozó los edificios de aquel poblado con tus puños. Quiero comprobar si son más fuertes que los míos —comenta Magnus con una risa mientras clava su enorme espada en el suelo.
    —No me llames pequeñaja por favor, mi nombre es Tera —responde con rostro inexpresivo y tono respetuoso.
    —Ya conozco tu nombre. Pero mientras no seas capaz de derribarme seguirás siendo una pequeñaja para mí —Se mofa con una carcajada.

    El pequeño puño de Tera se acerca con velocidad al rostro de Magnus sin aviso previo. Magnus logra detenerlo con su mano, pero Tera gira sobre sí misma y lanza una patada a su rostro con un pequeño salto, que es detenido con su brazo.

    —Buenos movimientos —Le felicita Magnus.
    —Aún no he terminado —comenta sin cambiar su expresión.

    Sin tomar impulso, Tera envía un puñetazo directo al pecho de Magnus con su mano libre, que le hace retroceder un par de metros.

    — Aún no me has derribado —Ríe Magnus
    —No trataste de defenderte, ¿estás menospreciándome? —pregunta sacudiendo su mano.
    —Tú tampoco te empleaste a fondo —Le regaña Magnus.

    En el centro de la sala, el anciano y Alice mantienen una conversación.

    —Parece que se está poniendo un poco ruidoso por aquí. ¿Le parece que charlemos un poco más allá? —ofrece con amabilidad el anciano a Alice.
    —Muy amable por su parte, pero me temo que no he venido aquí a hablar, sino a impedir la locura que habéis venido a hacer —responde Alice con sus brazos cruzados.
    —¿Locura? Desconozco de lo que habláis señorita —Ríe con confusión.
    —Por favor absténgase de llamarme así, mi nombre es Alice —dice algo molesta—. Sé que queréis el poder de Elora para crear un arma capaz de derrocar al Gae Bolg ¿Me equivoco?
    —Vaya vaya, no está mal informada, entonces supongo que no necesito presentarme.
    —Las negociaciones tampoco funcionarán conmigo, aunque creo que viendo a los demás es un poco tarde para eso —comenta echando un vistazo tras sus hombros.
    —Entonces pasemos por aquí —Le guía frente a las escaleras—. Aquí podremos luchar sin interrupciones.
    —Es usted bastante considerado, Johim. Me pregunto que hace alguien como tú en un grupo como este —comenta algo desinteresada.
    —Tengo mis razones, como todos. ¿Comenzamos? —Le responde colocando ambas manos en el suelo—. ¡Duo columna!

    Frente a sus pies, dos pilares cuadrados se alargan desde el suelo hasta Alice, quien salta para esquivarlos.

    ¡Fulgur! —exclama al tiempo que despide un rayo desde la palma de su mano.
    ¡Petra murus! —exclama a la vez.

    Un muro de roca se alza frente a Johim, deteniendo el rayo por completo.

    —Ya veo, así que por eso es por lo que no queda rastro de tus enemigos —comenta Alice tras caer al suelo.
    —En efecto, soy un mago negro de roca, puedo suponer que tu eres una maga de rayo, ¿cierto? —afirma con educación.
    —Esta batalla será interesante —concluye Alice con una sonrisa.

    Continuará...
     
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  10.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

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    Bueno, finalmente han llegado al lugar.

    Ha comenzado la batalla y se ve un poco pareja, al menos esa ha sido mi impresion.

    Sasha me ha parecido interesante, tiene un cierto gusto por ahí... que mo mencionaré. Espero que una vez terminen con la misión de Zihart, ella continúe con Pandemonium, me gusta la verdad.

    Ahoran son tres chicas, Anya, Haruna y Sasha. Si sigues así, me creare un harem,*-*, y eso que nunca he tenido un sueño como ese n.n

    A parte de eso, no tengo mucho que agregar, solo que me han parecido muy interesantes los últimos capítulos. Saludos y hasta la próxima!
     
  11.  
    chicoanime the only

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    Aquí está, retocarlo me llevó más tiempo del que creía pero creo que he mejorado bastante lo que ya tenía ^^ espero que guste.
    La batalla ha iniciado, Pandemónium se enfrenta a un poderoso enemigo. Los veteranos parecen tenerla fácil, ¿pero podrán los nuevos integrantes seguir el ritmo?


    Capítulo 28: Scorpion vs Pandemónium, batalla en el templo de Elora.


    La batalla comienza, la sala se llena con los combates de cada uno de los miembros. En la entrada de la sala, Magnus y Tera prosiguen su intercambio de golpes.

    Un puñetazo vuela directo al rostro de Magnus, pero este logra esquivarlo con un suave movimiento y lanza una contraataque al tórax de Tera. La pequeña chica detiene el puño con ambas manos y retrocede un poco.

    —¿Qué ocurre pequeñaja? —Se mofa Magnus al verla retroceder.
    —Ese movimiento era peligroso, si no hubiese retrocedido ahora estaría acabada —expone con su inexpresivo rostro.

    Magnus ríe a carcajada limpia.

    —Pero ya encontré la forma de derribarte —comenta retirando su pierna izquierda hacia atrás y colocando su puño derecho adelante, adquiriendo una posición agazapada, lista para comenzar a correr.
    —¿Tanto te molesta que te llame así? —se pregunta a sí mismo pensativo.

    Tera corre a gran velocidad y lanza un puñetazo al pecho de Magnus, quien coloca su mano para detenerlo. Antes de que lo logre, Tera salta y, usando su cabeza como impulso, deja caer todo el peso su cuerpo unido a la fuerza de caída sobre la espalda de Magnus. Su espalda se resiente debido al golpe, sin poder evitar encorvarse un poco, usando ésto, Tera empuja el rostro de su oponente con fuerza hacia el suelo; sin embargo, Magnus frena su cuerpo, quedando su espalda de forma horizontal.

    —Tus golpes carecen de fuerza —comenta con mayor seriedad, pero manteniendo su sonrisa.

    Su mano toma con fuerza la pierna de Tera en pleno vuelo y con un rápido movimiento la zarandea en el aire y la estrella contra el suelo, quebrando parte de él. Tras un par de segundos, Tera vuelve a levantarse con algo de sangre cayendo por su frente.

    —Ya veo, así que necesito más fuerza —comenta mientras observa sus guantes de tela.

    Un círculo se dibuja en el dorso de su mano y Tera comienza a tocarlo con sus dedos.

    —Primer sello de Odín, liberado —dice antes de que desaparezca el círculo en su mano.

    Tera adopta con rapidez su posición de combate y con extraordinaria velocidad propina un puñetazo en el mentón a Magnus, que lo manda a volar por los aires.

    —¿Qué demo...?

    Antes de poder asombrarse, Tera reaparece sobre él y, girando sobre su propio eje, propina una patada al vientre que Magnus apenas alcanza a cubrir con su brazo, enviándole al suelo con gran fuerza, resquebrajando parte del mismo.

    —Está bien, Tera —Asiente desde el interior de la polvareda levantada por el golpe—. Me tomaré esto un poco más en serio.
    —Te lo agradecería —responde con educación.
    —¿Sabes? —llama su atención—. Me gusta comprobar la fuerza de mis enemigos antes de luchar. Normalmente pierdo el control con facilidad en batalla y no quisiera acabar con la vida de una joven —continúa, colocando el puño en el suelo.
    —No creo que tengas tiempo de preocuparte por algo así en esta situación.
    —Je —Ríe—. Me permitiré el lujo de jugar un poco. ¡Dextra petra!

    Las losas del suelo comienzan a ascender por su brazo, recubriéndolo por completo.

    Por su lado, Marco y Anya continuaban con su extraña batalla.

    —Es difícil luchar contra quienes no sienten dolor, usan su propio cuerpo como escudo —se queja Marco.
    —Ese también es su punto débil. No sentir dolor es una forma de no saber cuando tus heridas son fatales. Pero claro, eso solo se aplica a los vivos —comenta Anya de la nada.
    —Ahórrame tus estúpidos comentarios —espeta con incomodidad—. Ya tengo bastante con tener que aguantarte al lado.

    Marco carga contra Mily con sus cuchillos frente a sí, pero es esquivado con facilidad.

    —Es rápida —susurra para sí mismo
    —¿Dónde estás mirando?

    Pily aparece tras Marco y lanza un corte con su garra. Anya logra detenerlo a tiempo con su lanza, liberando un sonido metálico y un leve chisporroteo.

    —Yo soy tu oponente —dice Anya, lanzando una mirada de desafío.
    —Si no eres capaz de seguir mi velocidad no es mi culpa —Le responde con una risita antes de desaparecer de nuevo.
    —Son muy rápidas. Pero no lo suficiente —comenta Marco antes de dar un corte que choca con el arma de su oponente.

    Ambas retroceden.

    —Es divertido ver como se pelean entre ellos —Ríen al unísono.
    —No saben que van a morir Mily.
    —No lo saben Pily.

    Ambas se miran la una a la otra y ríen de nuevo.

    —Estáis comenzando a cansarme —responde irritado Marco, con ambas dagas imbuidas de magia de viento— ¡Corte cruzado!

    Con gran velocidad, dos cuchillas salen disparadas en su dirección pero no logran impactar. Ambas chicas se separan y atacan al mismo tiempo.

    —¡Colmillo salvaje! —exclama Mily.
    —¡Colmillo de roca! —exclama Pily.

    Tras lanzar un ataque con sus garras, una poderosa onda empuja a Marco y Anya y terminan chocando espalda contra espalda.

    —¡Maldita! —Marco carga enfurecido contra Pily.
    —¡Espera, no debes ir solo! —advierte Anya.

    Ambas chicas desaparecen repentinamente.

    —Vaya, cayó en la trampa —comenta Mily con una sonrisa.
    —Maldita sea —maldice en voz alta.

    Del suelo emergen una fuertes enredaderas que aprisionan y constriñen con fuerza el cuerpo de Marco.

    —¡Marco! —exclama.
    —No tienes tiempo de preocuparte por alguien que no seas tú misma.

    Pily, por su parte, se arroja desde el aire hacia Anya, quien detiene las tres cuchillas de su garra con la lanza.

    —Esto es muy divertido —Ríe Pily.

    Desde el suelo se levanta un muro de roca que rodea a Anya.

    —¡Trampa de espino! —exclama Mily.
    —¡Trampa de rocas! —exclama al mismo tiempo Pily.

    Las enredaderas constriñen con fuerza a Marco y liberan sus espinas clavándose en su inmovilizado cuerpo. Al mismo tiempo, las paredes de roca se cierran con fuerza alrededor de Anya, atrapándola en su interior con un fuerte estruendo.

    Tras cesar la fuerza, ambos cuerpos caen al suelo, el cuerpo de Marco trata de levantarse con dificultad, cubierto de pequeños arañados y heridas sangrantes. Por su lado, Anya tose con fuerza pequeñas gotas de sangre, tratando de tomar aire de nuevo.

    —Oye, monstruo —La llama con desgana.

    Anya por su lado le dirige la mirada, incapaz de hablar.

    —Solo por esta vez —comenta Marco, alzando su cabeza de nuevo.
    —No queda más remedio —Le responde Anya, con voz casi imperceptible.

    Marco toma de una de las bolsas de su cinturón un par de frascos, uno azul y otro rojo y los arroja al aire. Con un simple movimiento, corta ambos frascos en caída. Su cuchillo izquierdo se prende en llamas mientras que su derecho se congela.

    Anya, espalda con espalda con Marco, da un golpe con su lanza en el suelo y un impulso se libera a ras del suelo. La lanza de Anya comienza a iluminarse y una cadena crece desde un extremo hasta enrollarse en su brazo izquierdo.

    —¡Alquimia de fuego y hielo! —exclama Marco.
    —¡Lanza del juicio blanco! —exclama a su vez Anya.
    —Vais a lamentar no haber acabado con nosotros —dicen al unísono.

    En la zona oeste, tras los pasillos laterales, M.M. se mueve a velocidades asombrosas, evitando las miradas de Kaim y Haruna.

    —¿Y que vas a hacer? ¿Cortarme con ese papel? —Se burla antes de comenzar a reír, sin mostrar su ubicación.
    —No me digas que la vas a sacar de nuevo —comenta Kaim en un suspiro.
    —¡Invoco al hada menor de fuego, Lilith!

    La carta se consume en llamas y de ella emerge Lilith, envuelta en un halo de fuego.

    —¡Ahí estás! —exclama la pequeña hada tras materializarse por completo.

    Señalando hacia adelante, una explosión repele a M.M.

    —¡Whoa! —exclama sorprendido antes de comenzar a reír de nuevo.
    —¡Ataca Kaim! Puedo defenderme a mi misma —ordena mientras saca una baraja de cartas de una de sus bolsas.
    —Vale —asiente con la cabeza.

    Kaim corre en dirección del aún desorientado M.M. Sin embargo este desaparece antes de que pudiera lanzar un ataque.

    Kaim chasquea la lengua y se gira en dirección a Haruna, sin embargo, M.M. lanza un corte a su desprotegida espalda.

    —¡Gah! —exclama de dolor—. Pensé que volvería a por ella.
    —No seas imbécil —Ríe con una maníaca sonrisa— Ya dije que siempre voy a por el más débil.
    —¡Lilith! —ordena Haruna.

    La pequeña hada provoca una explosión a la espalda de Kaim, provocando que M.M. se desvaneciera de nuevo.

    —¡Despierta cacho carne! —grita Lilith sumamente enfadada—. ¡Vas a conseguir que te maten!

    M.M. reaparece una vez más y lanza un nuevo ataque contra Kaim, que gira para interceptarle pero recibe una patada en un costado.

    —Esto es tan hilarante —Ríe de forma maníaca.

    A espaldas de Haruna reaparece blandiendo ambas katanas. Haruna esquiva hacia un lado mientras vuelve a desaparecer.

    —No puedo estar siempre al tanto de su posición —interviene Haruna.
    —¡Haz algo pedazo de inútil! —grita Lilith, lanzando bolas de fuego tan pronto aparece.
    —¿Dónde está esa fuerza que me prometiste? —pregunta desde las sombras, carcajeando una vez más.
    —¿En verdad soy tan inútil sin Mayka dándome velocidad? —susurra para sí mismo, apretando los puños—. ¡Maldita sea!

    Desesperado, Kaim clava su espada en el suelo y una sombra se extiende en círculo a su alrededor.

    —¡Sombra trampa! —exclama desesperado.
    —Eso no funcionará conmigo —comenta con una risotada, cayendo sobre él.

    Una de sus katanas atraviesa el hombro de Kaim, quien no puede evitar dar un grito.

    —¡Carta bola de fuego!

    Haruna lanza una carta roja, que se transforma en una bola de fuego en pleno aire.

    —¡Deflagración! —grita al mismo tiempo Lilith.

    M.M. trata de escapar pero una sombra le retiene.

    —¿Creías que la sombra estaba pegada al suelo?

    La expresión de su enemigo cambia brevemente. La bola de fuego impacta directa sobre él, acto seguido, una explosión toma lugar. Sin embargo, M.M. reaparece tras Haruna, ileso.

    —Esto comienza a ser aburrido —comenta con desgana mientras lanza una estocada a la espalda de Haruna, cesando por primera vez el extraño juego de piernas.

    No obstante, su estocada es detenida por la espada de Kaim, quien se encontraba en llamas.

    —Esto era justo lo que necesitaba —responde con una sonrisa.

    Las llamas comienzan a reunirse en torno a la espada de Kaim, adhiriéndose a ella.

    —De nada sirve una simple arma de fuego si no eres capaz de...

    Las palabras de M.M. son interrumpidas al ver que el fuego en la espada de Kaim se torna negro.

    —Espada de fuego sombrío —comenta sereno, mirando fijamente a su objetivo—. No permitiré que vuelvas a llamarnos débiles.

    Ante la provocación, la sonrisa vuelve a M.M. antes de desaparecer de su vista de nuevo.

    En la parte este, bajo las escaleras, Mayka, Sasha y Hansew mantienen la distancia.

    —Su fuerza es demoledora, es peligroso acercarse —comenta Sasha.
    —Ese martillo... Creo que está encantado con magia de oscuridad —añade Mayka, algo preocupada.
    —No podréis estar siempre alejadas de mí —dice con una sonrisa.
    —¿Crees poder debilitar sus defensas? —susurra Sasha.
    —Tenlo por seguro, su oscuridad no puede ser más potente que mi luz. Intentaré algo arriesgado, cúbreme.

    Mayka comienza a correr hacia Hansew, mientras, Sasha lanza numerosas flechas hacia él.

    —¿De verdad creéis que algo así funcionará? —Ríe al tiempo que da un martillazo en el suelo—. ¡Escudo negro!

    Una cúpula de color negro le recubre por completo, las flechas se rompen al contacto con él. Mayka logra alcanzarle y retira su puño hacia atrás, cargándolo de magia de luz.

    ¡Disiunctus solarium!

    De un puñetazo cargado, Mayka arranca parte del escudo de Hansew, dejándolo perplejo.

    —¡Flecha penetrante, disparo cercenador!

    Sasha libera una flecha a gran velocidad que atraviesa el hombro de Hansew con facilidad.

    —No necesito acercarme para herirte —Se mofa Sasha, mostrando una confiada sonrisa.

    Hansew toma de nuevo su martillo y lo oscila de forma horizontal.

    —¡Rompedor oscuro! —grita con furia.

    Una onda de choque golpea a Mayka, enviándola a volar al lado de Sasha con un fuerte golpe.

    —Mayka, ¿estás bien? —pregunta Sasha algo preocupada.
    —No te preocupes, logré defenderme un poco. Creo que acabo de descubrir el secreto de esos ataques. —Le responde levantándose con torpeza.
    —Esto aún no ha acabado —comenta Sasha señalando a su enemigo.

    Llevando la mano a su espalda, Hansew toma de su cinto una botella y bebe su contenido en un instante. Luego la estrella en el suelo y los fragmentos se disipan en el aire.

    —Un tónico de poder —murmura Mayka algo inquieta.
    —La batalla no ha hecho más que comenzar —comenta Sasha.
    —Estoy algo emocionada, hacía tiempo que no luchaba de esta forma —responde con una sonrisa, tratando de alejar su incomodidad—. Asegúrate de disparar a donde te diga, voy a reducir mi defensa a cero. Esta vez tú abrirás el hueco para mi ataque. No falles ningún tiro. ¡Pugnus lucis! —exclama finalmente

    Tras chocar ambos puños entre sí, estos se recubren al instante de una intensa luz blanca.

    Sobre las escaleras, Alice y Johim mantienen su educada conversación mientras luchan.

    —He de decir que estoy impresionada, ninguno de mis ataques parecen hacerle el menor daño. Me pregunto que esconden esos brazos. —comenta Alice con gran interés mientras salta un pilar que se dirigía hacia ella —¡Fulgur!

    Un rayo de color añil sale despedido de la mano de Alice con un estruendoso sonido. Johim lo detiene con su brazo, sin recibir daño.

    —Sería bastante imprudente por mi parte el revelar mis secretos de combate al enemigo —responde—. Mas he de decir que me sorprende su agilidad al evitar todos mis pilares. Parece que tendré que usar algo más avanzado. ¡Carcer petrae!

    El suelo se levanta en un círculo bajo Alice y la cubre como una pared. Un trozo de ellos cierra la parte superior, dejando a Alice encerrada en un cilindro de roca.

    —Me temo que voy a ser un poco rudo con usted Alice. ¡Acūs petra!

    Una largas y finas agujas de piedra se forman en el aire y atraviesan las paredes de la cárcel de Johim. Al instante, la cárcel explota, liberando trozos de roca en todas direcciones.

    ¡Sphaera electricum! —exclama Alice alzando una de sus manos.

    Del centro de la explosión emerge Alice, flotando envuelta por una esfera eléctrica. Con lentitud se posa en el suelo mientras desaparece su conjuro.

    —No es por ser maleducada, pero si esquivo sus conjuros es porque me resulta demasiado molesto el tener que destruir cada uno de ellos con mi magia —comenta Alice con su usual sonrisa mientras la esfera que la recubría desaparece.
    —¿Conjuros de roca destruidos por conjuros de rayo? Imposible —Se sorprende Johim.
    —Es cierto que la magia de roca es fuerte contra la magia de rayo. Pero cuando el poder de una supera por mucho el de la otra, ¿qué crees que ocurre? —pregunta levantando una ceja, con tono pícaro.
    —Sandeces, ¿está diciendo que su magia es más poderosa que la mía? Aún me quedan conjuros más poderosos que esos —Responde ofendido.
    —No se lo tome a mal, mi magia es más poderosa que la de la mayoría de personas en este mundo. Muéstrame lo que tiene Johim, con placer destruiré cualquiera de los conjuros que lance —dice abandonando su pose relajada y soltando una pequeña risa, con los brazos cruzados bajo su pecho.

    Continuará...

    Edito:

    Pongo el capítulo 29 aquí para no romper con el hilo de capítulos, no sé cómo se me pudo pasar.

    Pandemónium capítulo 29: El fin de la disputa.

    La batalla continúa en la sala frente al sepulcro de Elora. Las peleas se intensifican y todos se preparan para una batalla en serio. La sala comienza a sentir las secuelas de los acontecimientos, el suelo se encuentra hundido frente a las escaleras. Los pasillos laterales están llenos de cortes y quemaduras y la zona sobre las escaleras está desfigurada por numerosos pilares estirados del propio suelo.

    —Has aumentado la fuerza de tus ataques, pero no puedes igualar mi velocidad actual —comenta Tera con confianza.

    Con la asombrosa velocidad mostrada con anterioridad Tera propia una patada en giro al rostro de Magnus. Éste lo detiene con su mano de roca sin dificultad.

    —No volverás a tomarme desprevenido —Le responde Magnus con seriedad arrojándola hacia arriba.
    —Eso fue un descuido por mi parte —Se lamenta Tera.

    Al caer, Magnus descarga su puño de roca sobre el estómago de Tera, enviándola de nuevo arriba y estrellándola contra el techo, formando una notoria grieta.

    Tras unos segundos, Tera cae al suelo, inmóvil.

    —¿Eso es todo Tera? —comenta Magnus mientras observa su cuerpo en el suelo.
    —Vaya, no caíste —responde impasible mientras se pone en pie sin dificultad.
    —Esa era una trampa demasiado estúpida.
    —¿Lo era? —pregunta inclinando la cabeza, dudando de la veracidad de su comentario—. Bueno, no importa. ¿Qué tengo que hacer para que tomes en serio esta batalla y empuñes tu espada?
    —Si eso es lo que buscas, puedo tomarme esta batalla en serio sin tener que usar mi espada. —responde algo molesto.
    —No estoy convencida.

    Con una velocidad superior a la anterior, Tera propina un puñetazo directo al estómago de Magnus, empujándolo hacia atrás. Con rapidez se coloca a su lado y propina una patada directa al costado izquierdo. Magnus no tiene tiempo de reaccionar ante la cadena de golpes.

    —Ya entiendo.

    Oscilado su brazo, golpea el cuello de Tera, arrojándola lejos.

    —Entiendo, no solo aumentas tu fuerza y velocidad, sino que puedes alterar tu propia constitución y hacer tu cuerpo más pesado o ligero, más duro o flexible. Así puedes resistir golpes y moverte con gracilidad —comenta para sí mismo en voz alta, adolorido por los golpes.
    —Ahora que lo has entendido puedo emplearme a fondo.

    Tera repite su movimiento y golpea el pecho de Magnus, luego salta sobre él y patea su espalda. Magnus reacciona y antes de que aterrice golpea el rostro de Tera hacia abajo, estrellándola contra el suelo y resquebrajándolo.

    —¡Fisura! —exclama Magnus al tiempo que golpea el cuerpo de Tera en el suelo con el brazo de roca.

    El suelo se abre a la mitad y Tera cae en la grieta impulsada por el golpe.

    Unos segundos más tarde Tera reaparece y golpea la espalda de Magnus, quién se gira con sorpresa. Tera descarga cuatro puñetazos en menos de un segundo sobre su rostro y luego golpea con un gancho su pecho, alzándolo del suelo y haciéndolo caer de espalda.

    —Sigues sin tomarlo en serio, comienzo a estar cansada de esta batalla. Careces de la intención de matar a tu oponente. ¿Acaso es por mi aspecto? —comenta Tera sin cambiar su inexpresión.

    Magnus respira con dificultad sobre el suelo y se levanta una vez más, con el rostro ensangrentado.

    —No puedo luchar en serio contra alguien como tú —Le responde con una sonrisa.
    —Eso me enfada —comenta con su rostro impasible.
    —No lo parece —responde con una risa.

    Tera lanza un nuevo puñetazo a Magnus, pero este lo detiene sosteniéndola con fuerza por el brazo.

    —Por eso trataré de dejarte inconsciente lo más rápido que pueda.

    Saltando propina un rodillazo al mentón, levantándola una vez más por los aires. Magnus salta y golpea con ambos puños cerrados la cabeza de Tera, haciéndola caer con fuerza sobre el suelo. Acto seguido cae sobre ella con el peso de sus rodillas. Un poco de sangre escapa de los labios de Tera.

    —Eso due...

    Antes de que pudiera completar la frase, Magnus golpea con su brazo de roca su rostro, haciendo que su nariz comenzase a sangrar en abundancia.

    Antes de que pudiera continuar, Tera lanza un cabezazo al rostro y se libera de su prisión.

    —Así que intentas dejarme inconsciente, toma tu espada de una vez, quiero que luches en serio. Parecías capaz de acabarme en un instante pero mírate, estás agotado y herido, das pena —comenta pateando la espada de Magnus y arrojándola a su lado—. Acabaré con el siguiente golpe si no la tomas y tratas de detenerme. Segundo sello de Odín. Liberar.

    Magnus acaricia el filo de su espada.

    —¡No te atrevas a tocar esta espada de nuevo! ¡Primera secuencia, flujo! —grita con furia.

    Antes de que Tera pudiera reaccionar, Magnus la toma por el rostro, envuelto en una cortina de humo blanco, y la estrella contra la fuente entre las escaleras destrozándola por completo.

    —Eso me gusta más —habla con dificultad, a punto de perder el conocimiento—. Pero no será suficiente para detener el plan scorpion.

    Tera desfallece, con la cabeza empapada en sangre. Magnus retira su mano con lentitud y tratando de tranquilizarse.

    —Lo siento, pero nadie tiene el derecho de tocarla. Ni siquiera yo —comenta mientras se marcha y toma la espada del suelo, mirándola con aspecto melancólico.

    Por su lado, Marco, espalda con espalda con Anya, empuña sus cuchillos. Mientras, Anya sostiene con fuerza su brillante lanza y la cadena que la unía a ella.

    —Parece que ambos se pusieron serios —comenta Pily riendo.
    —Cierto, parece que...

    Antes de que Mily pudiera terminar la frase, Marco aparece frente a ella y la obliga a retroceder.

    —¿Qué demonios le pasa? Esos ojos —murmura Mily algo asustada.

    Marco reaparece una vez más frente a ella y blande sus cuchillos en el aire.

    —¡Cruz de los opuestos! —exclama.

    Las llamas y el hielo se prolongan desde el filo de sus armas formando una cruz.

    —¡Mily! —grita Pily antes de ir en su ayuda.

    Antes de que pudiera alcanzarla, Anya extiende su cadena, agarrando su pie con fuerza.

    —Esta vez no dejaré que vayas en su ayuda, este es el mayor trabajo en equipo que podemos formular por ahora —comenta Anya con decisión—. ¡Destello!

    Un brillo cubre la zona en la que Anya se encontraba y ésta reaparece tras su oponente. En un instante, numerosos cortes llenan el cuerpo de Pily, quien se halla sorprendida.

    —¡¿Qué demonios les ocurre hermana?! Sus rostros dan miedo —comenta Mily asustada, con una gran cruz en su pecho debido al corte de Marco.
    —No lo sé —responde Pily confusa.

    Marco y Anya se encuentran de nuevo espalda contra espalda, preparando el siguiente ataque.

    —Sus ojos son como los de ellos. Son demonios, igual que ellos.
    —No podemos dejar que nos cojan de nuevo hermana. Debemos usarlo, ahora sabemos luchar.

    Pily alza la garra de su mano izquierda mientras Mily alza la de su mano derecha.

    —¡Geosistema!
    —¡Biosistema!

    Gritan ambas al unísono mientras las zarpas de la izquierda y derecha de sus garras se retrae y la central se estira hacia adelante. El suelo a su alrededor se rompe en pequeñas rocas que comienzan a flotar alrededor de Pily. Mientras que de la tierra dejada ver al retirar la roca comienzan a nacer numerosas hiedras que envuelven el cuerpo de Mily.

    —¡Este será nuestro ataque combinado final! ¡Esta vez no iremos con vosotros! —gritan al unísono, con lágrimas en los ojos y visiblemente asustadas.
    —Parece que tendremos que hacer algo en equipo una vez más —comenta Anya.
    —Lo que más odio es que se nos dé bien el trabajo en equipo —Se queja Marco con un suspiro enfadado.
    —¡Morid de una vez demonios! —exclaman en un grito desgarrador—. ¡¡¡Animación elemental!!!

    Una enorme serpiente de roca y un gran lobo de hiedras se forman y lanzan sobre ellos.

    Marco y Anya dan un paso al frente, Marco desaparece mientras Anya apunta hacia las criaturas con su lanza.

    —¡Torbellino elemental! —exclama Marco tras aparecer entre ambas criaturas.

    Marco comienza a girar a gran velocidad mientras las llamas y el hielo de sus cuchillos se proyectan, formando un tornado y avanzando hacia adelante.

    —Juicio blanco —dice Anya con serenidad.

    La punta de la lanza de Anya se ilumina y un rayo blanco sale propulsado hacia adelante. El rayo avanza a gran velocidad e impulsa el torbellino de Marco. En un abrir y cerrar de ojos, el torbellino atraviesa a ambas chicas, despedazándolas.

    —Nos atraparon de nuevo —comenta Pily entre risas y lágrimas mientras su cuerpo desaparece en el aire.
    —Nosotras nos encontraremos de nuevo hermana, pero ellos no podrán escapar del plan scorpion —añade Mily.

    Ambas figuras se abrazan en el aire antes de desaparecer por completo. Una solitaria lágrima cae sobre el suelo, humedeciéndolo con timidez. Anya se agacha y pasa su mano sobre ese lugar.

    —Solo eran unas niñas —comenta Anya con algo de tristeza.
    —Los demonios de los que hablaban, estoy seguro de que se referían a este mismo grupo —dice Marco apretando su puño furioso.
    —¿A qué te refieres? —pregunta Anya confusa.
    —Esas niñas fueron traídas aquí, usaron la energía de Elora y la nigromancia para traerlas de nuevo a la vida y les dieron poder para luchar contra nosotros. Fueron usadas, como si sus vidas no tuvieran sentido. Estaban vacías, completamente vacías. ¡Maldita sea! —Golpea el suelo con furia, temblando.
    —Simples zombies, animados por magia prohibida. Jugar así con la vida de los demás. Imperdonable —comenta Anya para sí misma, cerrando los ojos.
    —No eres la más indicada para decir eso —susurra Marco mientras se aleja con lentitud.

    En la zona de los pasillos, Kaim, Haruna y Lilith se encontraban frente a M.M.

    —Vaya, esta ropa era mi favorita —Se lamenta M.M. mirando una quemadura en su traje.
    —Vas a tener más de esas si no espabilas —comenta Haruna con una amplia sonrisa dibujada en su rostro.

    Lilith se arroja a gran velocidad hacia M.M. envuelta en llamas pero es esquivada con facilidad. Kaim aparece tras él y blande su espada, pero también es esquivado.

    —Esto es demasiado fácil —ríe M.M.

    Un charkram pasa volando a su lado, rasgando su rostro, el charkram da la vuelta y vuelve a las manos de Haruna.

    —Interesante. Tres contra uno, esto será sumamente divertido —Comienza de nuevo con su extraño baile de piernas y desaparece en el aire.
    —Esta vez sé como detenerte. Espada de sombra, ¡filos sombríos! —exclama Kaim con una sonrisa mientras clava su espada en el suelo.

    La sombra de la espada se estira y detiene a M.M. en plena trayectoria, quien debe pararla con sus katanas.

    —Ahora Lilith, mostrémosles nuestra combinación —comenta Haruna sonriente mientras arroja al aire ambos charkrams.
    —En un momento jefa.

    Lilith pasa entre ambos charkram y los envuelve en llamas, en mitad de ambos, Lilith vuela a máxima velocidad hacia M.M. y pasa a su lado. Los charkrams cortan y queman su cuerpo antes de que pudiera reaccionar.

    —Esa es nuestra combinación, danza de fuego. ¿Te gusta canijo? —Se mofa Lilith mientras ríe pretenciosa al ver a M.M. en llamas.

    Las llamas se ahogan en un fuerte viento que proviene de las espadas de M.M.

    —¡Espada de viento! —exclama M.M. al tiempo que sus katanas se envuelven por un viento verde—. Eso fue refrescante, creo que es hora de que me emplee a fondo.

    En un par de segundos, M.M. ataca a Haruna y a Kaim con sus pies, arrojándolos al suelo.

    —¿A quién corto primero? —ríe M.M. sin dejar de correr.
    —Esta vez ni siquiera soy capaz de seguirle con la mirada, ¿cómo voy a poder reaccionar a tiempo? —piensa Kaim, levantándose apresurado por las palabras de M.M.

    Antes de que ninguno pudiera reaccionar a su ataque, M.M. reaparece tras Lilith y lanza un corte con una de sus katanas. El corte la alcanza de lleno, dejando una profunda herida en su pecho.

    —¡Maldito! Te vas a enterá —grita enfadada mientas sus manos se envuelven en llamas.

    Moviendo sus manos, Lilith trae de vuelta los charkram de Haruna envueltos en fuego y los clava en la espalda de M.M.

    —¿Cómo? —Se sorprende M.M.
    —Toavía tengo má. ¡Explosión de llamas! —Vuelve a gritar, alzando sus manos hacia arriba.

    Una explosión toma lugar rodeando a Lilith. Una columna de fuego se alza, abrasando a M.M.

    —Toma esa estúpido. Con mi habilidad imperium flamma puedo creá fuego y controlá to' lo que esté envuerto en él —comenta mientras cae, comenzando a desaparecer con una sonrisa de satisfacción.
    —¡Lilith! —grita Haruna y corre hacia ella visiblemente preocupada.
    —No te preocupes, esta ve soy un espíritu, solo necesito descansá un rato —responde Lilith mientras es tomada con gentileza por las manos de Haruna y desaparece, transformándose en carta, pero con la esquina cortada.
    —No sabía que era tan fuerte —comenta Kaim para sí mismo sorprendido.
    —No te preocupes Lilith, déjanos el resto a nosotros —habla con un hilo de voz tratando de aguantar las lágrimas.

    De la columna de fuego remanente emerge M.M. con la ropa hecha jirones y la mitad de su cuerpo quemadas, arrojando los charkrams de Haruna al suelo furioso.

    —Ahora me habéis enfadado. ¡Destripador! —exclama al tiempo que el viento de su espada gana velocidad, cubriéndola por completo a modo de sierra de aire verde y llenando la estancia de un fuerte chirrido.
    —Kaim, detenle por un segundo, necesito sacar algo de mi bolsa. ¿Crees poder hacerlo? —pregunta Haruna secando las lágrimas que aparecían en las comisuras de sus ojos.
    —Me siento algo mal por dejarte la parte de la lucha, así que puedes estar segura de que no dejaré que se acerque a ti de nuevo. Además, hay algo que quiero probar desde hace un rato.

    Kaim coloca la espada horizontal frente a sí y pasa su mano por la hoja. El viento comienza a arremolinarse sobre la sombra que rodea la espada. Rápidamente, la sombra y el viento se fusionan en un amasijo verde y negro girando alrededor del arma.

    —Espada de viento sombrío —susurra con una sonrisa autocomplaciente.
    —¿Cómo has hecho eso? —pregunta Haruna con gran sorpresa.
    —No puedo dejar que tengas todo el protagonismo en esta batalla Haruna. Prepara lo que vayas a hacer o puede que acabe derrotándole antes.

    Kaim arremete contra M.M. y ambos chocan espadas. Una fuerte ráfaga de viento y una nube de sombra azotan la zona a su alrededor mientras las armas chisporrotean con el giro de sus elementos enfrentándose entre sí.

    —No creas que puedes derrotar a mi espada ahora. No ha nacido espada capaz de soportar la presión de mi destripador, ni armadura lo bastante gruesa para evitar que esta técnica haga honor a su nombre —comenta M.M furioso, acercando su rostro y empujando su arma.
    —No subestimes a mi espada, me lleva acompañando desde que llegue aquí y nunca me ha fallado. Para mí, es como un compañero más —Le responde devolviendo el empujón con una sonrisa de seguridad en el rostro.

    El filo de la espada de Kaim se torna momentáneamente rojo y las runas grabadas en la hoja se iluminan. De un empujón, La espada de Kaim destroza la katana de M.M. en trozos, dejándole expuesto.

    —¡Aparta Kaim! —ordena Haruna.

    Kaim obedece y se hace a un lado. Haruna lanza una carta desde su mano, que impacta directo al pecho de M.M. y se adhiere a él.

    —Genial, genial —Ríe como loco—. Pero no os servirá de nada. No podréis escapar de nuestro gran plan ¡El plan scorpion! —grita alzando las manos.
    —Carta del vacío —susurra Haruna.

    La carta se retuerce en su pecho y un orbe oscuro le recubre por completo. En un instante, el orbe se retrae sobre sí mismo y desaparece sin dejar rastro de M.M.

    —¿Qué demonios ha sido eso? ¿Dónde ha ido? —pregunta Kaim pasmado.
    —Es una carta que creé por error cuando era pequeña, crea un vórtice que traga todo lo que toca. No sé a dónde haya podido ir o siquiera si ha ido a algún lugar. Pero no me importa. —responde abrazando la carta de Lilith entre su pecho.

    En el lado derecho de la sala, Mayka prepara su arremetida contra Hansew.

    —Déjalo en mis manos —Le responde Sasha tensando su arco.
    ¡Pedis celeris! —exclama Mayka mientras comienza a correr hacia su enemigo.
    —¡Baile oscuro! —grita Hansew al tiempo que oscila su martillo como loco en el aire, con sus ojos inyectados en sangre.

    Numerosas ondas de oscuridad aparecen a su alrededor.

    —¡Izquierda! ¡derecha!—exclama Mayka mientras se acerca.

    Siguiendo sus indicaciones, Sasha dispara flechas a cada lugar, impactando en las ondas y destruyéndolas. Mayka esquiva hacia abajo otra más mientras sigue acercándose.

    —¡Pared negra! —exclama Hansew.

    Un muro negro se alza frente a Mayka, pero ésta no se detiene.

    —¡Destrózalo! —grita Mayka.
    —A sus órdenes —responde con una sonrisa—. ¡Flecha de impacto, ariete! —Sasha retira el pie atrás y tensa su arco aún más, agazapándose un poco.

    Una enorme flecha de hielo se forma en sus manos. Al liberarla sale disparada a gran velocidad, dejando una estela de polvo de hielo tras de sí. Al chocar contra el muro, crea un gran hueco y la pared se congela. Mayka salta para atravesar la abertura y se encuentra cara a cara con Hansew.

    Con los ojos descentrados por la sorpresa oscila su martillo pero Mayka se agacha y lanza un puñetazo a su estómago.

    ¡Dextra lucis! —exclama al tiempo que golpea.

    Un destello de luz se libera al impactar y una quemadura se dibuja en su pecho al tiempo que el enorme cuerpo de su oponente se eleva en el aire.

    —¡Puerta negra! —exclama antes de caer al suelo.

    Una puerta se abre bajo los pies de Mayka, quien no puede evitar caer. La puerta se cierra y desaparece. Hansew ríe como loco.

    —¡Mayka! —grita Sasha desde la distancia al ver como es tragada por el suelo.
    —Ahora solo quedas tú. Voy a disfrutar con esto —Ríe mientras golpea el suelo con su martillo—. ¡Portal oscuro!

    El suelo se abre bajo sus pies y traga su cuerpo. Luego reaparece bajo los pies de Sasha. Hansew saca las manos a través del portal y la toma por los pies.

    —Maldita sea, me distraje —Se lamenta Sasha mientras se hunde en la oscuridad.

    Frente a ella se abre otro portal y de él sale Hansew.

    —Vamos a divertirnos un rato —comenta sonriendo y alzando su martillo.
    —Entiendo, esa bebida aumentó tu poder mágico. No solo tu martillo esta encantado con oscuridad, esa también es tu magia afín, pero como tanque no sabes dar buen uso de ella —comenta Sasha algo decepcionada con media sonrisa en su rostro.
    —¡Cállate! —grita oscilando su martillo, dispuesto a golpear el cuerpo semi hundido de Sasha.

    Hansew golpea el rostro de Sasha, quien no puede evitar tambalearse por el golpe y escupir un poco de sangre.

    —¿Eso es lo mejor que sabes hacer? —Se mofa mientras lanza una mirada desafiante y tensa su arco —¡Disparo criogénico!

    Sasha dispara una flecha hacia arriba. La flecha se rompe, liberando polvo de hielo sobre Hansew.

    Antes de que sus miembros comiencen a congelarse, éste retrocede de un salto.

    —Puedo golpearte de lejos también —comenta entre risas mientras retira su martillo hacia atrás.
    —Solo necesitaba entretenerte un poco —Ríe ahora Sasha.

    El suelo bajo Hansew comienza a agrietarse.

    Ensis lucis. Duo cápulus.

    El suelo se rompe bajo sus pies y del agujero emerge Mayka blandiendo una espada de luz en cada mano. Hansew no puede reaccionar a tiempo y recibe dos cortes en el pecho.

    —Ya dije que tu oscuridad no puede derrotar a mi luz —comenta orgullosa posándose en el suelo mientras sus espadas desaparecen —Terminemos esto Sasha. ¡Ústio solare!
    —Eso esta hecho. ¡Flecha cargada, ataúd helado! —responde liberando una única y fina flecha de hielo.

    De las manos de Mayka sale disparado un orbe de luz. El orbe golpea a Hansew, abrasando su piel. Antes de que pudiera salir huyendo, la flecha de Sasha se fragmenta formando una red de hielo que rodea su cuerpo.

    —Aunque me derrotes, lo sabes bien Sasha. ¡Nunca podrás escapar del plan scorpion! —dice mientras su cuerpo se congela.
    —Lo conseguimos —comenta Mayka con alegría—. ¿Pero a que se refería con eso del plan scorpion?
    —Fue más fácil de lo que pensé. Eres débil Hansew. No debiste haberme engañado —comenta para si misma mientras observa con furia el cuerpo congelado de su oponente frente a sí.
    —¿Sasha? —La llama con preocupación al ver la expresión de su rostro.
    —Es por culpa de gente como tú —Continúa su soliloquio mientras posa su pie sobre la estatua de hielo.
    —¿Que vas a hacer? ¡Ya está derrotado, déjale en paz! —grita alterada.
    —No puedo perdonar lo que has hecho. Es hora de devolvértelo.
    —¡Sasha!

    Con un fuerte pisotón, Sasha destroza el cuerpo congelado de Hansew, esparciendo sus trozos por el suelo. Mayka no puede evitar apartar la mirada.

    —¿Por qué? —Se pregunta a sí misma Mayka sorprendida.

    Sobre las escaleras, Alice y Johim mantienen su singular conversación mientras combaten.

    —Ha conseguido enfadarme, haber que le parece esto. ¡Acus petrae! —exclama alzando sus manos.

    Decenas de agujas se concentran alrededor de Alice. Con un suave movimiento de sus manos las arroja contra ella.

    ¡Impúlsio! —exclama Alice al tiempo que una onda de choque la eleva del suelo, evitando las púas. —Catenae gemini.

    De las manos de Alice salen disparadas unas cadenas de rayos que atrapan la cintura de Johim.

    ¡Onus electricum! —exclama nada más caer al suelo mientras aprieta las cadenas de sus manos.

    Una corriente eléctrica fluye a través de las cadenas hasta alcanzar el cuerpo de Johim. Una expresión adolorida se dibuja en su rostro.

    —Creo saber el secreto de su resistencia. Sus brazos poseen algún tipo de aislante, ¿verdad? —afirma Alice con resolución.
    ¡Armatura petrae! —grita Johim con la fuerza que su ronca voz le permitía.

    Un revestimiento de piedra recubre su cuerpo, rompiendo las cadenas de Alice.

    —Un buen intento de evitar mis conjuros, pero esa armadura no será capaz de contrarrestarlos —comenta Alice con seguridad.
    —¡Aún no he terminado! ¡Catenae montium! —grita golpeando con sus manos el suelo.

    El suelo comienza a levantarse con brusquedad en dirección a Alice, quien salta de peñasco en peñasco a medida que se levantan. Antes de que pudiera reaccionar, una de las enormes piedras cae sobre ella, golpeándola y haciéndole perder el equilibrio.

    —Ahora te tengo —comenta Johim con una sonrisa—. !Mandibulae petrae!

    De la pared de una de las pilas de roca se forma una enorme boca de piedra con numerosos dientes. De un bocado traga el cuerpo de Alice y la introduce bajo tierra.

    —Eso ocurre cuando se me trata como un viejo débil. Espero que sepa perdonarme el haber perdido los estribos con usted —Se disculpa mientras hace una reverencia.

    Antes de que Johim pudiera girarse, el suelo comienza a temblar.

    —Es imposible, la presión de tanta piedra debería haber sido suficiente para romper sus huesos y a tal profundidad el poder moverse debería ser inconcebible —comenta sorprendido con los ojos abiertos como platos.

    El temblor aumenta en intensidad y el suelo comienza a agrietarse. De las grietas escapa una leve luz de color añil, unos cuantos rayos se vislumbran y se hacen cada vez más grandes.

    —¡Qué clase de persona es capaz de hacer algo así! —exclama con sorpresa.


    Las grietas se acentúan y los rayos comienzan a escapar a montones. Un pilar de rayo junto a un estruendoso sonido se escapa del suelo, abriéndose paso hasta atravesar el grueso techo de la estancia y dejando ver el anaranjado cielo del atardecer.

    Del agujero emerge Alice envuelta en rayos, con el cabello suelto, ahora de color azul, y el listón que lo sujetaba agarrado con su mano.

    —No pensé que me vería obligada a quitar el limitador. He de decir que me ha sorprendido, es más poderoso de lo que pensé —comenta con total normalidad.
    —¿Usaba un limitador todo el tiempo? ¿Qué tan poderosa es usted? Además, ese color de cabello... —pregunta sin poder salir del asombro.
    —¿Pensaba que me tiraba un farol cuando dije que mi magia era más poderosa que la de la mayoría de magos de este mundo? No me haga reír —Suelta una pequeña risa antes de adoptar una expresión seria—. Mi nombre es Alice Misaulor, ostento el título de séptima maga más poderosa de todo Safron. Soy la líder del grupo armado Pandemónium y desde el mismo momento en que pisé este templo vuestras posibilidades de vencer se redujeron a cero —Alza su mano libre y numerosos rayos comienzan a caer sobre ella a través del agujero del techo.
    —Espere un segundo, ese nombre, ese cabello, ese poder ¿Acaso no es usted...? —Trata de llamar su atención.
    —Ya me cansé de esta conversación. ¡Accumulātiō tonitrūs!

    Los rayos se concentran en una inestable bola en la mano de Alice.

    ¡Līberātiō!

    Moviendo la mano hacia adelante, los rayos se liberan en un enorme láser. Johim coloca sus manos al frente, tratando de detener el ataque.

    —Los cristales antimagia de tus brazos son un problema para los magos. Por desgracia para ti, tengo la potencia suficiente para sobrepasar su resistencia —comenta Alice en voz baja, sosteniendo el láser.
    —No importa la cantidad de poder que poseas, nuestro líder no puede ser derrotado ¡No podréis escapar del plan scorpion! ¡Ni siquiera tú, Alice! —grita con sus últimas fuerzas.

    Los brazos de Johim explotan tras sobrecargarse, recibiendo el láser directo. Pasado unos segundos el láser cesa dejando ver el cuerpo de Johim tendido en el suelo.

    —Aún así tienes suerte de que no sea alguien como tú. Espero que cuando despiertes sepas apreciar la compasión que he sentido por tí tras tus malas acciones y recapacites sobre tu modo de vida. Sino, la próxima vez no seré tan indulgente —comenta con una sonrisa mientras ata su cabello con el listón, devolviéndolo a su usual color dorado.

    Continuará
     
    Última edición: 11 Septiembre 2017
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  12.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

    Acuario
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    Veo que Alice es más poderosa de lo que creí, me ha gustado mucho su batalla. También la batalla de Kaim ha sido muy interesante.

    Las demás no están para nada mal, pero la de Kaim y Alice me encantó. Por un momento pensé que Kaim se convertiría en esa extraña forma oscura que aveces adopta en situaciones extremas.

    Sin embargo sus oponentes son poderosos y por consiguiente peligros, espero que Pandemonium triunfe.

    Antes que lo olvide, en la batalla de Marco y Anya contra las hermanas Mily y Pily. Hay un texto en donde mencionas a Kaim cuando en realidad debe ser a Marco. Aqui te lo dejo.

    "Tras lanzar un ataque con sus garras, una poderosa onda empuja a Kaim y Anya y terminan chocando espalda contra espalda."

    Saludos y hasta la próxima!
     
  13.  
    chicoanime the only

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    Capricornio
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    Ups, andaba pensando en la parte de Kaim cuando retoqué eso XD edito y lo arreglo gracias por notificármelo.
     
  14.  
    chicoanime the only

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    Capricornio
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    2415
    ¡¡¡Por fin!!! Tras tantos problemas por fin puedo volver, y qué mejor forma de hacerlo que con un nuevo capítulo. Espero que les guste, ya tenía ganas de regresar.



    Pandemónium Capítulo 30: Elora

    Las batallas han finalizado, la mitad del recinto se encuentra en un estado precario. La fuente del centro esta completamente destruida. Los pilares de la zona izquierda están completamente quemados y el suelo ha desaparecido en una zona. La parte derecha tiene el suelo destruido y la zona sobre las escaleras está deformada al punto de no parecer parte del lugar. Pese a todo el destrozo, una gran puerta, en cuya cabecera puede leerse el nombre de Elora en retorcidas letras doradas permanece en perfectas condiciones, totalmente ajena a lo sufrido.

    Frente a dicha puerta, uno a uno los miembros de Pandemónium y el resto del grupo se preparan para entrar a la sala del sepulcro.

    —Aquí es dónde nace toda la magia prohibida —comenta Haruna con preocupación, aún apoyando con suavidad la carta de Lilith en su pecho.
    —Incluso yo soy capaz de sentirlo —añade Marco.
    —Vaya, estás hecho una pena Marco —Ríe Kaim mientras le da un empujón en la espalda.
    —Eso duele, estate quieto, tengo arañazos por todo el cuerpo.
    —¿Por qué decidiste luchar contra esa chica Magnus? —pregunta Alice acercando levemente el rostro al suyo mostrando una sonrisa curiosa.
    —Se parece a ella, demasiado. Quería ver si era capaz de luchar en serio —responde con seriedad sacudiendo la cabeza.
    —Aún no lo has superado —Se retira con un suspiro, mostrando una expresión de decepción.
    —Lo que paso fue mi culpa, esta espada está aquí siempre para recordarlo —Mira su espada con expresión triste.

    El silencio y el nerviosismo se apodera del grupo.

    —Se supone que su líder se encuentra dentro —comenta Sasha, rompiendo el silencio.
    —Supongo que no podemos darlo todo por finalizado sin antes vérnoslas con él —añade Kaim ladeando la cabeza algo indiferente.
    —No deberíamos demorarnos más si queremos detener lo que quiera que esté haciendo con el cuerpo de Elora —apremia Anya.
    —Tienes razón, lo más difícil ya ha pasado —dice Alice colocando sus manos en la puerta—. Aunque estoy preocupada por las palabras de Johim —piensa mientras empuja, y las hojas de la puerta se deslizan.

    Una sala redonda se dibuja frente a ellos, en el centro, unas escaleras se elevan hasta un altar donde descansa un ataúd rodeado por una barrera. Dentro de la barrera, una persona encapuchada se haya con los brazos alzados, recitando palabras en un idioma indescifrable.

    —La barrera, ¡Está a punto de ser destruida! —exclama Mayka preocupada, señalando al frente como si su vida dependiera de ello.
    —¡Hay que detenerle! —exclama a su vez Kaim.
    —¡Fulgur! —Alza la voz Alice mientras dirige un rayo hacia la persona que se encontraba en pie.

    El rayo avanza con gran velocidad e impacta en la barrera, siendo destruido al contacto con ella.

    —Esa barrera es demasiado fuerte. Necesitas algo más poderoso para destruirla Alice —dice Mayka mordiendo su labio con frustración.
    —No puedo usar un conjuro potente sin sobrecargar toda la estructura.
    —Si completa lo que quiera que esté haciendo no sabemos lo que pueda pasar ¡Al demonio con el edificio! —grita Mayka con un brusco movimiento de su brazo.

    Alice queda pensativa unos instantes. Mientras, la persona encapuchada frente al sepulcro se gira, advirtiendo su presencia.

    —Sois demasiado ruidosos, desapareced de mi vista. ¡Ventus venēnātus!

    Un humo morado rezuma bajo las mangas de su túnica y comienza a llenar la estancia con rapidez.

    —¡Salid de aquí! Es veneno —grita Alice, ordenándoles con la mano que salgan.

    El grupo sigue sus indicaciones y vuelve sobre sus paso. Alice cierra la puerta antes de que el veneno cruce al otro lado.

    —¿Qué hacemos? —pregunta Magnus.
    —No podemos entrar con todo ese veneno ahí, moriríamos antes de poder acercarnos al ataúd —responde Marco, tratando de pensar una solución.
    —No podemos dejar que complete ese ritual —comenta Mayka alterada—. Con ese poder... podría repetir la tragedia de hace doscientos años.
    —Pero no podemos entrar, ese veneno no es corriente. Con todo el grupo eliminado, aun dejando libre a su líder podemos llamarlo una victoria. No les deberían de quedar demasiadas fuerzas para montar un ataque en estos momentos. Deberíamos volver e informar para que preparen sus defensas para lo que pueda venir —dice Alice tratando de convencer al resto con una sonrisa forzada.
    —No, no podemos irnos —interviene Haruna abrazándose a sí misma, temblando.
    —¿Haruna? ¿Estás bien? —pregunta Kaim preocupado, colocando la mano en su hombro.
    —Ese ritual, he leído sobre él. Su propósito no es usar la energía de Elora. ¡Es Elora misma! —responde asustada.
    —¿Qué quieres decir? —pregunta ahora Magnus quien hasta el momento se encontraba sumido en sus pensamientos.
    —¿No lo entendéis? Es nigromancia. ¡Está planeando resucitar a Elora! —grita asustada— Si lo logra... quien sabe lo que podría conseguir con un siervo así de poderoso.

    El grupo queda petrificado ante la respuesta.

    —Voy a entrar —Rompe el silencio Alice tratando de abrir la puerta.
    —Mis escudos no pueden detener el gas venenoso —La detiene Mayka, apartando sus manos de la puerta.
    —¿Y qué pretendes que haga? ¡No podemos dejar que resuciten a ese monstruo! —responde con desesperación—

    Alice queda pensativa durante unos instantes, tratando de evitar que su frustración se reflejara en su rostro.

    —Voy a destruir todo este lugar, sácalos de aquí, Mayka —dice finalmente.
    —¿Estás loca? ¿¡Planeas usarlo!?
    —Tengo una idea, creo que puedo encargarme del veneno —interviene Kaim abriendo la puerta antes de que el resto pudiera actuar para detenerle—. En cuanto lo elimine haz lo que tengas que hacer antes de que use alguna otra cosa, Alice.
    —¿Kaim, ¡qué demonios haces?! —exclama Mayka al verlo entrar a la sala.

    Kaim aguanta la respiración y se coloca dentro de la nube. Tras cerrar los ojos, la nube venenosa se reúne alrededor de su espada hasta recubrirla con una gruesa película violeta.

    —Esto es más difícil de lo que pensaba. ¿Por qué es tan pesado? —piensa mientras el peso comienza a encorvarle.
    —Estas loco Kaim, es veneno mágico, ¡si te infecta te matará! —grita Mayka preocupada, acercándose al máximo al límite de la nube venenosa.
    —No te preocupes, puedo manejarlo —responde con una sonrisa forzada—. Espada envenenada. ¡Colmillo de cobra! —exclama finalmente en cuanto la nube se encuentra totalmente en torno a su arma.

    Kaim alza su arma con todas sus fuerzas restantes. La nube venenosa se proyecta de la espada y escapa por un agujero que Alice hizo en el techo. Kaim cae de rodillas apoyándose en su espada, agotado.

    —¡Kaim! —Corre hacia él y se agacha a su lado—. ¿Te encuentras bien?
    —No te preocupes Mayka, hoy he probado demasiadas cosas nuevas, solo estoy algo cansado —responde con la voz entrecortada .
    —No vuelvas a hacer idioteces así —le regaña con un suspiro de alivio.
    —No puedo prometerlo —dice mostrando una sonrisa.
    —No esperaba menos de ti Kaim, buen trabajo. Mayka, reúne a los demás a tu alrededor —ordena Alice desatándose el listón de su pelo, cambiando con ello su color dorado por un brillante azul añil— ¿Puedes sostenerlo Kaim? —Le ofrece el listón con una brillante pero solitaria sonrisa dibujada en su rostro.
    —Claro

    Al tomarla, Kaim cae al suelo de inmediato.

    —No seas idiota, dame eso —Le arrebata el listón Marco—. Es el limitador de Alice, drenará todo tu poder con solo sostenerlo unos segundos.
    —¿Ella soporta todo eso siempre? —Se sorprende Kaim, quien había estado a punto de perder la consciencia.
    —Si no lo hiciese, todos estaríamos muertos hace tiempo. Su poder es demasiado grande e inestable.
    —Así que vas a usarlo —dice Mayka.
    —Quince capas por favor —pide Alice con educación y el rostro serio.
    —¿¡Quince!?
    —¿De qué demonios habláis? —pregunta Marco, agachándose a su lado.
    —Es cierto, tú nunca la has visto usarlo.
    —¿Usar qué? —pregunta ahora Kaim tratando de levantarse.
    —Está a punto de usar el conjuro que la hizo convertirse en la séptima maga más poderosa del continente —explica Mayka—. ¡Scūtum!

    Mayka clava su báculo en el suelo y quince capas de escudo rosado recubre al grupo.

    Frente a las escaleras, Alice extiende sus manos a los lados. Frente a ella se materializa una vara dorada. En el extremo, dos alas se extienden, una negra y otra blanca. Flotando alrededor de ellas unas piedras monocromáticas rodean a Alice y forman una esfera a su alrededor. La esfera toma un tono de color rojo y un libro aparece frente a ella. Las páginas se voltean como locas hasta detenerse en una de ellas, mostrando numerosos símbolos. Alice cierra los ojos y comienza a recitar.

    —Non sunt tenebrae et non est umbra mortis ut abscondantur ibi qui operantur iniquitate.

    Numerosos círculos se dibujan sobre la esfera y aparecen y desaparecen a intervalos irregulares.

    —¿Alice posee esa arma? —comenta Haruna sin poder salir del asombro.
    —¿Qué tiene de especial? —pregunta Kaim.
    —Es la vara de Sculapio. Una de las armas legendarias, su poder mágico sobrepasa toda imaginación. No pensé que la vería en toda mi vida —explica Haruna sin poder sacar la mirada de ella.
    —Quando splendebat lucerna eius super caput meum et ad lumen eius ambulabam in tenebri. —continúa recitando Alice mientras una explosión de magia mueve todo a su alrededor.
    —Es demasiado tarde, no podéis detener el ritual —comenta el encapuchado, alzando la voz desde su posición.
    —Cadere super hostis ignis et purificate sacrum corpus et anima —Alice abre los ojos de repente y en ellos se dibuja una estrella de cinco puntas.

    El suelo comienza a temblar.

    —Preparaos, aquí viene —advierte Mayka.

    El temblor se intensifica y el techo del edificio es arrancado por un fuerte viento, mostrando un cielo rojo.

    —De caelō descendit, magnum orbem ignis. ¡Meteo! —finaliza vociferando.

    Las nubes se abren y entre ellas se vislumbra una enorme bola de fuego. El orbe ígneo cae con lentitud, envuelto en una marea de fuego.

    —Creí que Alice solo podía usar conjuros de rayo —pregunta Kaim algo sorprendido.
    —Es un conjuro de grimorio, no usa la magia afín sino la magia ambiental y luego la amplifica con el aura del usuario —explica Mayka—.Su poder es sobrecogedor; será mejor que cubras tus ojos si no quieres quedar ciego.

    El calor comienza a sentirse en la sala mientras el ritual continúa. A medida que el orbe de fuego se acerca, las paredes comienzan a derretirse. Justo antes de impactar contra el suelo, una polvareda y un hedor a quemado se levantan junto a una gran explosión. Uno a uno, los escudos de Mayka comienzan a desintegrarse.

    Pasado un largo minuto, el humo comienza a disiparse. Un cráter de arena y roca quemada se extiende en todas direcciones; exceptuando el área del escudo de Mayka, el de Alice y las escaleras centrales que llevan al ataúd.

    —Está intacto —dice con asombro Mayka sin poder evitar quedar con la boca abierta.
    —Es imposible, usé el suficiente poder para borrar del mapa una ciudad —dice Alice sin salir del asombro.
    —La persona que hacía el ritual no está —advierte Marco mirando de un lado a otro sin bajar la guardia.
    —Es cierto, he dejado de sentir ese tipo de magia —añade Haruna, quien por fin respira con naturalidad.
    —¡Eso ha sido impresionante! —exclama Kaim con gran entusiasmo—. No pensé que realmente fueras así de fuerte Alice.
    —Eso me ofende Kaim, cuando me pongo seria puedo hacer lo que me proponga —rebufa Alice cruzándose de brazos.
    —Pero no pudiste destruir eso —comenta Magnus señalando el sepulcro sobre las escaleras.

    El grupo queda en silencio unos instantes.

    —Deberíamos comprobar en que estado se encuentra el cuerpo —Rompe el silencio Mayka.
    —Es cierto, debemos asegurarnos —corrobora Alice, tragando saliva con nerviosismo.

    El grupo sigue el consejo y sube las escaleras hasta colocarse frente al ataúd de Elora. Una gruesa piedra cubre el lugar de reposo del incorrupto cuerpo.

    —No soy capaz de detectar la fuerte presencia mágica de antes —dice Haruna, aún algo preocupada.
    —¿Crees haber disipado su aura? —pregunta Mayka girándose hacia Alice.
    —Aquel ritual debe haber debilitado el aura, así que es posible que mi conjuro lo haya dispersado por completo —responde Alice con inseguridad, llevando la mano a su barbilla y ladeando su cabeza de un lado a otro.
    —Entonces no queda más remedio que abrir el ataúd —dice Mayka.
    —Espera un momento, ¿de verdad vamos a profanar una tumba? —pregunta Kaim algo intimidado por la idea.
    —¿Se te ocurre una forma mejor para comprobarlo? Ayúdame a empujar, esto pesa más de lo que parece —Le responde Magnus, moviendo con lentitud la tapa.

    Kaim traga saliva y comienza a empujar, apartando la mirada. La tapa se desliza lentamente hacia un lado, dejando el suficiente espacio para observar su interior.

    —¡¡¡Granbart!!!

    Tras el grito, una chica de cabello verde oliva salta desde el interior del ataúd sobre Kaim y se abraza a él henchida de alegría. Debido al golpe, ambos caen rodando por las escaleras.

    —Oh Granbart no creí que volvería a verte —vocifera la chica entre lágrimas de alegría, restregando su rostro con el de Kaim.
    —Creo que conozco la respuesta, ¿pero es esa chica quien yo creo que es? —pregunta Marco algo decepcionado.
    —¿Es esa la chica que destruyo la mitad del reino de Zonde? ¿De verdad? —pregunta a su vez Mayka.
    —No os dejéis engañar por su apariencia —dice Anya, preparando su lanza
    —No sabemos que pueda ocurrir si nos dejamos llevar por su actitud infantil —añade Sasha, tensando su arco

    Anya y Sasha se colocan tras la chica, quien yace en el suelo junto a Kaim, y la apuntan con sus armas.

    —Mi querido Granbart. —dice entre delirios mientras acerca sus labios para besarle.
    —¡Quitadme a esta loca de encima! —comenta tratando de zafarse de su agarre.

    Mayka baja y golpea con el báculo la cabeza de la chica.

    —Despierta de una vez. Ese no es Granbart —comenta con cierto enfado.

    La chica despierta de su ensimismamiento y mira fijamente el rostro de Kaim. Pasados unos segundos, se retira con brusquedad dando un grito.

    —¿¡Quién demonios eres tú!? —grita señalando a Kaim mientras cubre su cuerpo avergonzada.
    —¡Eso es lo que debería decir yo. Quién demonios eres para saltar sobre mi y tratar de besarme de esa forma! —responde con enfado y un dejo de vergüenza.
    —¿Yo? ¿No me conoces? Soy la general número uno del ejercito del rey Granbart. Mi nombre es Elora —contesta con naturalidad, llevando su puño al pecho henchida de orgullo.

    Continuará...
     
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    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

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    Hola.

    Bueno, por fin la conti de Pandemónium.

    Tube que leer una parte del capítulo anterior para enterarme de que hiba. XD

    Ha aparecido Elora, pensé que era una mujer, pero al parecer es una niña infantil. Aunque no hay que juzgar a un libro por su portada. Un ejemplo claro es Allice. ¡Ha!, quién lo abría imaginado, la que se toma todo con tranquilidad resultó ser uno de los más poderesos hasta el momento.

    Veremos que papel tendrá ésta niña, quizás es uno de esos personajes que aparentan ser una cosa pero son todo lo contrario.

    Me gustó el recital del conjuro de Allice, en muchas palabras se asemeja al idioma alemán. Si lo ves bien, muchas de las palabras riman, jamás imaginé algo así. Tienes talento para no caer en los típicos clichés de fantasía, donde se recitan conjuros que se han visto más de una vez, con la diferencia de unas pocas palabras.

    Me alegra que volvieras, y espero que sigas adelante.

    Saludos.
     
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    Jeje, gracias a ti por volver despues de mi larga ausencia. Es bueno ver que hay gente que es capaz de esperarme aunque a veces sea tan tonto de hacer esperar tanto tiempo XD

    Me alegra que te haya gustado y si, no me gusta caer en cliches así que siempre trato de dar un enfoque original aunque algunas cosas sean algo arquetipicas. La oración es latín y me costó horrores componer algo tan largo con lo poco que sé de ese idioma XD

    Hoy seguramente siga con el siguiente ya que tengo bastantes capítulos ya preparados, espero verte más por aquí y que te siga gustando, y gracias de nuevo por volver a dar una oportunidad a mi historia ^^
     
  17.  
    chicoanime the only

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    Capricornio
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    Pandemónium capítulo 31: Un muy doloroso adios

    La chica revivida, Elora, a quien los libros describen como un poderoso monstruo despiadado, no es más que una joven con el cabello color verde oliva sobre sus hombros, vestida con una ajustada camiseta blanca de manga corta que deja ver la parte inferior del vientre. Sobre ella viste una chaqueta vaquera azul de manga corta. Unos shorts vaqueros, atados con un cinturón marrón, es todo lo que cubre la parte inferior de su cuerpo. En sus manos luce un par de guantes de color rojo, con protecciones de metal en los nudillos y las falanges de los dedos además de la parte trasera de la mano. Su antebrazo se encuentra cubierto por una serie de tres gruesos anillos. En el lado derecho del flequillo lleva un distintivo listón que recoge un grueso mechón más largo que el resto, que cae hasta la parte baja de su rostro.

    —Un segundo, si tú no eres Granbart, ¿dónde está él? —Un fuerte dolor le hace llevarse las manos a la cabeza—. Espera, primero, ¿dónde estoy? ¿Qué estaba haciendo?

    El dolor se intensifica llevándola a esconder la cabeza entre sus piernas, casi chocándola con el suelo.

    —Granbart... Él y yo estábamos luchando. ¿Por qué estoy aquí?, ¿qué me ha...?

    Un bombardeo de imágenes llena la cabeza de Elora quien alza del suelo su rostro cubierto de lágrimas.

    —No puede ser —susurra antes de salir corriendo ante la asombrada mirada del grupo.
    —¡Espera! —grita Alice mientras la observa marcharse—. Vamos tras ella, no podemos dejar que escape no sabemos de lo que es capaz.
    —¡No! —vocifera Kaim de repente—. Yo iré con ella solo, vosotros quedaos aquí. ¡Ni se os ocurra seguirme! —finaliza con un serio grito.

    Kaim comienza a correr tras ella.

    —¿Qué demonios le pasa? Ella es peligrosa, no es alguien que él pueda manejar —comenta Alice frustrada, corriendo tras él.

    Magnus la detiene tomándola del brazo.

    —Suéltame Magnus, es uno de los míos no puedo dejar que le pase nada —dice Alice tratando de zafarse de su agarre.
    —¿No has visto a la chica? ¿En que crees que está pensando en este momento? Acaba... acaba de recordar que ha perdido a alguien importante para ella. Luego decidiremos qué hacer pero por ahora deja que Kaim la consuele —dice con voz serena.
    —Es cierto, no importa lo que digan los libros. A mi me ha parecido una chica corriente, además, no noto magia prohibida en ella. Es extraño pero parece que ha sido resucitada por completo —interviene Haruna, uniéndose a detener a Alice.
    —Un segundo, eso no es posible. Cuando alguien es resucitado no puede evitar seguir las órdenes de quien ejerce el ritual —comenta Mayka confusa.
    —A menos que use el poder de un grimorio —responde Alice pensativa.
    —Imposible, ¿crees que lo tienen? —Se sorprende Mayka.
    —No hay otra explicación —interviene Marco—, no se como lo hayan conseguido, pero esa chica no se parece en nada a las niñas contra las que luchamos el monstruo y yo. Ellas estaban vacías, pero Elora... Esas lágrimas eran sin duda de una persona, no de una zombi.
    —Está bien, lo dejaré en manos de Kaim —responde Alice cesando en su esfuerzo, sin estar convencida por completo.
    —Te preocupas demasiado Alice —dice Mayka con una media sonrisa.
    —Pues claro que lo hago —responde inflando las mejillas y apartando la mirada con los brazos cruzados.

    Por su lado, Kaim alcanza a Elora, que se había subido a una pequeña colina, unos metros fuera del cráter formado por Alice. Se encuentra sentada en la cima, abrazando sus rodillas con el rostro escondido entre sus piernas.

    —¿Elora? —pregunta Kaim acercándose con prudencia.
    —Déjame sola por favor —responde entre sollozos, con la voz entrecortada.
    —¿Puedo sentarme? —pregunta con cortesía.

    Elora no emite sonido alguno, pero Kaim toma asiento justo a su lado. El silencio se hace presente durante unos minutos.

    —Mi hermana pequeña también solía llorar de esa forma cuando algo la entristecía. Se encerraba en su habitación y se quedaba en esa misma posición hasta que yo llegase a casa y entrase a consolarla —comenta mirando al cielo con una sonrisa—. Dejó de hacerlo en cuanto se lo conté a sus amigas, recuerdo su rostro avergonzado y sus gritos.
    —Él también tenía una hermana —responde sin levantar la cabeza, con voz más calmada.
    —¿Tú no tenías familia? —pregunta Kaim.

    Elora niega moviendo con suavidad la cabeza.

    —Él era todo lo que yo tenía. Lo era todo para mí —responde abrazando sus piernas con más fuerza—. Me recogió de la calle, me dio un hogar y algo por lo que vivir
    —Ya veo, era un buena persona entonces. Tuviste suerte de encontrarle —comenta Kaim con una sonrisa, mientras mira al cielo recostándose levemente sobre sus brazos.
    —Él murió frente a mí. No pude hacer nada para salvarle y monté en cólera. Dime, ¿cuanto tiempo ha pasado desde entonces? —pregunta levantando la cabeza un poco, dejando ver sus llorosos ojos.
    —No estoy seguro, pero creo haberles oído decir que hace doscientos años —contesta con algo de incomodidad.
    —Llevo muerta doscientos años. ¿Por qué me habéis resucitado? Es más, ¿cómo lo habéis hecho? —pregunta con algo de curiosidad, ladeando la cabeza para poder observar a Kaim con los ojos aún envueltos en lágrimas.
    —No fuimos nosotros. Al parecer alguien quería usar tu poder para invadir el reino de Zonde. Nosotros vinimos para impedirlo pero no logramos detener el ritual y... bueno el resultado es obvio, ¿no? —explica con toda la simplicidad que puede.
    —¿Puedo pedirte un favor entonces? —dice alzando la cabeza, sonriendo mientras las lágrimas caen por sus mejillas—. ¿Puedes matarme?

    Durante un instante, Kaim queda petrificado. En silencio y con la mirada gacha se levanta y desenvaina su espada. Elora cierra los ojos y suspira con profundidad. Kaim deja caer su espada, clavándola en el suelo.

    —¡¿Eres idiota?! —grita enfadado—. ¿De verdad creías que te mataría?
    —¿Por qué no hacerlo? Ya estoy muerta, no debería estar aquí. Pertenezco a un mundo doscientos años atrás. Dejé morir a la persona que amaba, no tengo el derecho ni la fuerza para vivir una vez más. Nadie quiere tener a un peligro como yo cerca, por eso...

    Antes de que pudiera continuar, Kaim abofetea el rostro de Elora.

    —No vuelvas a decir algo así —comenta con seriedad., apretando los puños con fuerza y evitando cruzar la mirada con ella.
    —¿Eh?
    —Ni se te ocurra volver a decir que no tienes derecho a vivir en este mundo —contesta Kaim esta vez dirigiendo una furiosa mirada hacia ella.
    —¡¿Acaso no es cierto?! ¡¿Qué hace alguien como yo aquí?! ¡No pude proteger a mi rey, no pude proteger a mi amado y por si fuerza poco destruí mi propio hogar! ¡¿Cómo puede alguien como yo vivir de nuevo en este mundo?! —vocifera mientras se levanta enfadada.
    —¡Tienes tanto derecho a vivir como cualquier otra persona! ¡No puedes huir de los errores del pasado! Es cierto que no perteneces a este mundo.¡Pero esa no es razón para dejar de vivir en él! —Le responde a gritos, agitando el puño en el aire.
    —¡Cómo puedes decir eso! ¡Cómo pretendes que viva en este mundo donde no queda nada para mi! ¡Donde no queda nadie a quien pueda llamar conocido! ¡¿Crees que es tan fácil empezar de nuevo, cómo si nada hubiera pasado?!

    Kaim la toma por el cuello de la camiseta y la zarandea con fuerza.

    —¡¡¡Por supuesto que no es fácil!!! ¡¡¡Pero eso no significa que sea imposible, deja de huir de una vez y trata de hacer algo!!! No cometas el mismo error otra vez —finaliza liberándola de su agarre y hablando con más tranquilidad—. No vuelvas a desperdiciar tu vida Elora. Puedes comenzar de nuevo. Tienes ese derecho.

    Los ojos de Elora se abren como platos antes de romper en llanto una vez más y caer sobre sus rodillas.

    —Me llamo Kaim. Puede que no sea Granbart, pero pienso sacarte de ese pozo de soledad al igual que hizo él —comenta con una sonrisa mientras se agacha para estar a su altura—. Al igual que Mayka hizo conmigo —piensa mientras recuerda su conversación en Mokgrad.

    Elora rodea el cuerpo de Kaim con sus brazos y comienza a llorar abrazada a él.

    Alice y el resto esperan impacientes sentados sobre las escaleras que quedan del antiguo templo.

    —¿Cuanto más piensa hacernos esperar? —susurra Alice con impaciencia mientras hace ruido al golpear el suelo con un pie.
    —Ahí llegan —señala Magnus al frente.

    Kaim y Elora caminan uno junto al otro hasta donde los demás se encuentran.

    —Perdonad la espera —Se disculpa Kaim.
    —Lamento la escena de hace un momento —Se inclina Elora en señal de disculpa.
    —Vamos Kaim, tenemos que volver a Mokgrad para informar de lo sucedido y decidir lo que ocurrirá con Elora —expone Alice levantándose de su asiento.
    —¿A qué te refieres con “lo que ocurrirá con Elora”? —pregunta Kaim confuso.
    —Es una zombi revivida con magia prohibida y por si fuera poco la causante de la destrucción de la mitad de un reino. No sabemos que es lo que puedan decidir cuando lo descubran —responde Alice tajantemente.
    —No me importa el cómo haya llegado aquí. Lo importante es que está aquí ahora. No entiendo lo que quieres decir. ¿Y qué si es un zombi? Ella es una persona como cualquiera de nosotros —replica con algo de enfado.
    —No te preocupes Kaim, ella tiene razón —interviene Elora tratando de calmarle.
    —Tu punto de vista es demasiado flexible, señor amigo de los monstruos —Se mofa Marco negando con la cabeza.
    —¿Qué has dicho enano? —responde enfadado, pegando su frente a la de Marco con enfado.
    —Vamos, vamos no empecéis a pelear. En cualquier caso tenemos que volver a Mokgrad, ¿no? Pues ya veremos qué es lo que ocurre una vez que lleguemos —Les separa Mayka, colocándose en mitad de ambos.
    —Bueno, pues supongo que este es el adiós —comenta Sasha de la nada, poniéndose en pie.
    —¿Sasha? —dice confusa Mayka.
    —Desde un primer momento no vine aquí por ninguna razón además de mis problemas personales. No tiene sentido que vaya a reportar nada —comenta quitando importancia al asunto —. Lo mejor será que siga mi camino.
    —Espera un segundo —La detiene Mayka —. ¿Por qué no te quedas con nosotros?

    El rostro de Sasha muestra una compleja expresión de sorpresa, pero al poco rompe en una sonora risa.

    —Ay cariño —pronuncia tomándola del mentón—, no sabía que me habías tomado tanto aprecio.
    —No es eso —responde apartando su mano—. Es solo que eres muy fuerte, pienso que sería bueno tenerte en el grupo. ¿No es cierto Alice? —dice mientras se gira hacia ella.
    —Tenemos varias personas fuertes, pero nunca viene de más una mayor compañía. Así no dudaríamos en aceptar misiones sin necesitar ayuda de terceras personas —Suspira con los brazos cruzados al terminar de hablar.
    —¿Lo dices por mi? —interviene Magnus entre risas.

    Sasha se gira hacia el grupo y suelta una melancólica sonrisa.

    —Lo siento, pero tengo asuntos que atender —contesta mientras les da la espalda y comienza a alejarse—. Quién sabe, quizá volvamos a encontrarnos en otra ocasión.

    Sasha se despide con la mano mientras se aleja del grupo.

    —Bueno, es una pena, pero deberíamos volver antes de que la noche se nos eche encima. No debería faltar mucho para ello —señala Alice, indicando el camino de vuelta.
    —Con el templo destruido y sin tener que cruzar por la aldea de Koma deberíamos de llegar en menos tiempo de lo que tardamos en venir —expone Magnus.

    El grupo inicia la vuelta hacia Mokgrad para informar del resultado de la misión. El camino se desarrolla sin apenas dificultad.

    —Estoy cansado —Se queja Kaim dejando caer sus brazos frente a sí mismo.
    —Y yo también estoy cansada —comenta Haruna siguiendo su ejemplo.
    —Menudo par de vagos —comenta Magnus entre risas—. Aguantad un poco, apenas acabamos de cruzar el desierto, tras esa pequeña colina podremos verlo.

    Tal y como Magnus había dicho, tras cruzar la pequeña colina donde el verde cobraba de nuevo protagonismo, el pequeño pueblo de Mokgrad aparecía en el horizonte.

    Ante la sorpresa de todos, Marco se detiene de repente con la mirada gacha.

    —¿Marco? —comenta con sorpresa Mayka.
    —Has estado muy callado todo el camino. ¿Qué te ocurre? —pregunta Alice.
    —¿De verdad vas a preguntarlo? —responde con enfado—. ¿Qué es lo que has decidido?
    —No te entiendo —dice confundida.

    Marco suspira y lanza una mirada de repulsión a Anya.

    —Ya hemos terminado el asunto que teníamos juntos. ¿quién se ira y quien se quedará? —pregunta con las manos en los bolsillos, manteniendo la mirada fija en la de Anya.
    —Espera un momento Marco, ¿aún estás con esas? Creí que eso estaba zanjado —dice Kaim acercándose a él.
    —Creo que dejé clara mi posición en ese entonces. No pienso pertenecer a un grupo que acepte monstruos entre sus filas —responde resuelto.
    —No digas estupideces, pese a todo has pasado más tiempo con ella que ninguno durante esta misión. Ya debes de haberte dado cuenta que ella no es como dices que es —Trata de hacerle entender Kaim.
    —Tienes razón, ella parece ser inofensiva y desde luego sabe defenderse bien a la hora de luchar. Estoy de acuerdo en que sería una gran adquisición para el grupo —responde cerrando los ojos y asintiendo con la cabeza—. Si fuera humana.
    —¿Pero se puede saber qué es lo que te han hecho los seth? —pregunta Mayka con algo de enfado—. Nunca te he visto encontrarte con ninguno antes.
    —No tengo intenciones de contaros nada. Simplemente no pienso pertenecer al mismo grupo que ese monstruo. ¿Es tan difícil de entender? —responde con expresión fría.
    —¡Deja de ser tan egoísta, Marco! —interviene Alice algo nerviosa.
    —¿Egoísmo? ¡Cómo puedes permitirte el lujo de hablar de egoísmo! ¡Precisamente tú, que te marchaste y nos dejaste solos durante dos largos años, sin saber si algún día ibas a regresar! —grita comenzando a perder los nervios.
    —¡Estás siendo injusto, Marco! ¡Deberías tener más respeto por la persona que te sacó de la delincuencia y se jugó la vida por ti! —interviene ahora Mayka colocándose frente a él.
    —Tú no sabes nada Mayka. No sabes nada de lo que ella esconde. ¡¿Crees que no me he dado cuenta?! Todos tenemos nuestros secretos, ni siquiera confiamos los unos en los otros lo suficiente para contarnos las cosas. ¡Nunca hemos sido un grupo! —grita fuera de sí, gesticulando bruscamente con las manos.

    Alice abofetea a Marco, dejándole una notoria marca roja en la mejilla.

    —¡Nunca vuelvas a decir eso! ¡Yo soy la líder y quiero tener a Anya entre nosotros! ¡Acéptalo! —grita ahora Alice con gran enfado.
    —Ahora veo lo equivocado que estuve todo este tiempo —comenta con una pequeña risa—. Muy bien “líder” ahora es mi turno. Esta vez soy yo quien se marcha. Espero que sepas bien lo que haces. Disfruta de tu nuevo juguete —dice con una sonrisa antes de girarse y despedirse con la mano.

    Durante un par de minutos, el grupo queda en silencio observando como la figura de Marco desaparece en el horizonte sin girarse una sola vez. El Sol se esconde con lentitud y la noche comienza a caer. Todos se mantienen estáticos, sin saber qué decir o como actuar, hasta que Alice se gira en dirección al pueblo.

    —Vamos, tenemos que informar —comenta con seriedad deteniéndose por tan solo un breve instante.
    —Alice —dice Mayka preocupada—. ¿Estás... bien?
    —Él ha tomado la decisión, no debemos darle más vueltas al asunto. Desde este momento Marco deja de ser uno de los nuestros —responde con la cabeza gacha y apretando los puños mientras camina en dirección a la ciudad.

    Continuará...
     
    Última edición: 11 Septiembre 2017
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    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

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    Bien, no hubo ninguna clase de batalla ni nada por el estilo, pero eso es lo de menos.

    Me ha gustado como Kaim manejó la pequeña discusión con Elora. Ahora el grupo regresa a la ciudad, espero que no vayan a ejecutar a Elora, me daría una gigantesca pena de esas que no se sacan con nada.

    Por otro lado, Marco se ha ido sólo por no aceptar a Anya, pero en fín, él tendrá sus razones. Lo más probable es que aparezca otra vez más adelante. Por el momento se marchó sin más.

    No te preocupes, no has sido el único que se ha marchado durante meses. Yo también estuve ausente como unos cuatro meses, en los cuáles no podía publicar. Pero he vuelto y espero seguir con la publicación de mí historia.

    Quizás no lo parezca, pero hay muchos usuarios que se mantienen al tanto de los capis, entre ellos me incluyo yo. Especialmente cuando la historia tiene ese algo que te atrapa, y para mí Pandemónium tiene ese algo.

    Otra cosa, si posees bastantes capítulos avanzados y listos para publicar, te recomiendo que subas cómo mínimo uno por día, a lo más dos. Pues la lectura consecutiva se vuelve un poco pesada, al no ser que los capis sean un poco menos de ocho hojas, así no hay problema. Al menos para mí. XD

    Aquí estaré. Espero el próximo capítulo, saludos.
     
    Última edición: 11 Septiembre 2017
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    Huy calla, me vas a hacer sonrojar (?

    Marco tiene sus razones para marcharse, razones que se verán y tratarán en profundidad a su debido tiempo, no soy de los que dejan cabos sueltos.

    También tengo que continuar con la lectura de tu historia.

    Me alegra escuchar eso la verdad, hay gente a la que le da palo leer algo con tantos capítulos y sé que el inicio de mi historia no es algo grandioso como para atrapar a mucha gente. Sin embargo me alegra que la evolución, aunque lenta, tenga algo que atrape a algunas personas.

    Y sí, tengo pensado subir uno al día, aunque los capítulos tienen 4 o 5 páginas en su mayoría. Suelo rondar las 2000 palabras más o menos en cada uno.
     
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    Bueno, este capítulo es el que yo considero como capítulo final del primer arco de Pandemónium, el arco que yo llamo "Bienvenido al nuevo mundo". A partir de aquí será un arco nuevo, nuevos personajes y nuevas aventuras, nuevos enemigos y aliados y algunos antiguos harán su aparición y sobre todo nuevos datos sobre el pasado y el futuro de los personajes se irán revelando. A partir de aquí comienza lo bueno ^^ o al menos espero que así sea como lo sentís.

    Pandemónium capítulo 32: El juicio de Elora.

    El grupo llega al pueblo en mitad de la noche. Caminando ante la pálida luz de las antorchas, llegan a las puertas del gran castillo. De un empujón, Alice abre las grandes puertas y camina dentro con seguridad y paso firme.

    Zihart, quien se encontraba en el vestíbulo hablando con los soldados, se sorprende ante su llegada. Con un movimiento de su mano y unas cuantas palabras, los soldados abandonan la sala.

    —Habéis llegado antes de lo que esperaba. Veo que trabajas rápido, Alice —comenta mientras se acerca a ella.
    —No había razón para demorarse. Acabamos con el grupo causante de la destrucción. Desgraciadamente no quedó rastro de ellos —expone con seriedad.
    —¿Es eso cierto? —pregunta dirigiendo su mirada a Magnus.
    —No era posible que quedase nada después de ese conjuro —dice, acompañado de su habitual risa.
    —¿No confías en mi palabra, Zihart? —pregunta Alice con cierta hostilidad en su palabra.
    —¿Ha ocurrido algo Alice? —pregunta advirtiendo su extraño estado de ánimo—. Estás... distinta.

    Alice frunce el ceño y lanza una mirada afilada a Zihart.

    —Hubo cierto “problema” cuando acabamos con ellos —comenta Alice abandonando su expresión por una menos hostil y echándose a un lado dejando pasar a Elora.
    —¿Quien es? —pregunta confuso.
    —Elora —responde Mayka.

    Ante la extraña respuesta, Zihart lleva la mano de inmediato a su espalda y empuña su arma.

    —¿Qué significa esto? —Vuelve a preguntar manteniéndose alerta.

    Mayka explica con detalle lo sucedido en el templo de Elora y el cómo ella volvió a la vida.

    —Cuesta creer que haya sido revivida por completo —comenta dudoso mientras acerca su rostro al de Elora.
    —Cómo puede ver me encuentro consciente de mi misma... y de mis delitos —dice Elora apartando un poco su rostro y bajando la mirada.
    —Eso lo hará todo más sencillo —responde mientras desenvaina su espada—. Prepárate para enfrentar tus crímenes.
    —Espera un segundo ¡¿Qué demonios significa eso?! —interviene Kaim alterado, desenvainando su espada y colocándola frente a la de Zihart.
    —Voy a juzgar los crímenes de esta mujer. Aparta tu espada, Kaim —dice con voz amenazante.
    —Elora ya ha sufrido lo suficiente por sus crímenes, ella realmente se arrepiente de lo que ha hecho. No voy a dejar que la maten de nuevo —responde convencido de si mismo, sin apartar la mirada.
    —Kaim, lo que hice fue irreparable, esto es lo correcto. Por favor no te pongas en peligro por alguien como yo —dice Elora colocándose frente a él y bajando lentamente su arma.
    —Cállate, Elora. Vas a vivir en este mundo aunque eso signifique hacerme enemigo de todos. No voy a dejar que nieguen tu existencia —objeta Kaim apartándola del camino.

    Alice baja la espada de Kaim con su mano.

    —¿Qué haces, Alice? —dice con hostilidad.

    Una amenazante mirada le hace callar de inmediato.

    —Vamos a hablarlo y tratar de alcanzar un consenso. Tras debatirlo alcanzaremos una decisión sobre lo que haremos con ella. Kaim, tú y Elora esperadnos fuera —ordena con seriedad y un firme gesto con el brazo.
    —No pienso esperar fuera mientras debatís sobre la vida de Elora —dice algo alterado.
    —Harás lo que te diga Kaim, ahora mismo no serias capaz de decir nada coherente —asevera dándole un firme empujón.
    —Vamos Kaim, estás demasiado enfadado para seguir con esto. Puedes meterte en un buen lío —Lo lleva afuera Mayka.
    —Bueno, si ya no me necesitan creo que me iré a dormir de una vez —dice Magnus de la nada mientras se marcha con paso firme.
    —Él siempre hace lo que quiere en el momento que quiere —comenta Zihart con un suspiro, llevando de nuevo su espada a su espalda.

    Mientras Mayka vuelve adentro, Elora lleva a Kaim sobre la colina con vistas al lago tras el castillo, dónde hace un día Mayka le confesó la razón de que le trajese a su mundo. Kaim se sienta en el suelo y suspira profundamente.

    —No puedo creer que decidan acabar con la vida de alguien así como así, ese idiota —maldice en voz baja mientras mira al suelo.
    —Es normal. Maté a mucha gente y aunque ya no quede nadie para recordarlo ese hecho nunca desaparecerá —explica Elora con una solitaria sonrisa marcada en su rostro.
    —Aún así, hace doscientos años moriste y así pagaste tu parte de culpa. No hay razón para matarte de nuevo, se te ha dado una segunda vida, ¿por qué en lo único que piensan es en arrebatártela una vez más? ¿Por qué no pueden pensar en algo que te haga compensar ese error en lugar de buscar excusas para que dejes de vivir? —Golpea el suelo con el puño—. Eso es lo mismo que decir que no tienes derecho a existir en este mundo.
    —¿Por qué te empeñas en ayudarme? Soy una desconocida, debería darte igual lo que me pasase —pregunta confusa.

    Kaim la mira con confusión, tratando de buscar sentido a su pregunta.

    —¿Acaso no es obvio? —dice finalmente con un suspiro—. En primer lugar fue nuestra culpa el que revivieses al no ser capaces de detener el ritual. No podría seguir adelante pensando en que he dejado morir a una persona inocente. Tienes una nueva vida, todo lo que hiciste en la anterior está expiado. Ahora debes empezar de nuevo, como dije, tienes ese derecho.
    —Pero sigo sin entender el porqué te pones a ti mismo en peligro y el porqué discutes con tus amigos por una desconocida como yo.

    Kaim sonríe y mira al cielo una vez más.

    —No perteneces a este lugar, perteneces al pasado. Matarte sería lo mismo que negar tu existencia en este mundo. No puedo permitir eso —Lleva su mirada a los ojos de Elora—. Si yo alguna vez me perdiese en un mundo diferente y no pudiese regresar —Kaim hace una pequeña pausa— me gustaría que me dejasen vivir allí y encontrar a alguien que me brindase apoyo. Esa es la razón —finaliza con una amplia sonrisa.

    Elora se sienta a su lado y abraza el hombro de Kaim.

    —Gracias —dice con un hilo de voz, aguantando las lágrimas.
    —¿Interrumpo algo? —comenta Mayka, apareciendo tras ellos con cara de pocos amigos
    —¡Mayka! —Se levanta de golpe por la sorpresa—. ¿Qué haces aquí?
    —Ya han alcanzado una conclusión y me han pedido que venga a buscaros. ¿Les digo que esperen un poco más? —responde lanzando una mirada de reproche.
    —¿Tan rápido? —dice sorprendido y algo pensativo.
    —Entra de una vez y deja de pensar en tonterías —Le empuja en dirección al castillo.

    Kaim, Elora y Mayka entran de nuevo al edificio, donde el resto esperaba.

    —¿Qué habéis decidido? —pregunta Kaim algo impaciente.
    —Hemos llegado a un acuerdo tal y como Alice quería —dice Zihart algo disconforme—. Hemos decidido que no podemos dejar a Elora viviendo con libertad.
    —Así que así es como será —comenta mientras lleva la mano a su espada—. No voy a dejar que le hagáis daño.
    —Baja tu arma Kaim —ordena Alice dirigiéndole una mirada punzante.
    —Eres un impaciente, será mejor que me dejes terminar —dice con un suspiro—. No podemos dejarla vivir en libertad. Por eso deberá unirse al grupo bajo el mando de Alice y todos tendréis el deber de vigilarla. Si alguna vez comete algún delito, la responsabilidad recaerá sobre el grupo, en especial sobre su líder. Eso es todo.
    —¿Por qué? —comenta Elora mirando a Alice con sorpresa.
    —Estuve meditando sobre las palabras de Kaim y creo que te debo una disculpa Elora. Me dejé llevar por lo que había oído de ti y no pude ver a la chica que tenía en frente. Espero que podamos comenzar de nuevo. Mi nombre es Alice —responde con una sonrisa mientras acerca su mano para que la estreche—. Estoy deseando trabajar contigo.
    —Yo también —Estrecha la mano de Alice con fuerza, aún con la sorpresa dibujada en su rostro.

    Con todo resuelto, el grupo sale del castillo. Antes de llegar al lugar que sería la posada donde pasarían la noche, Kaim se percata de la falta de alguien.

    —Un momento, ¿y Haruna? —pregunta de pronto, mirando a su alrededor.
    —El pueblo no es muy grande, no debe andar lejos —responde Alice, volviendo a su usual forma de ser.
    —Dijo que necesitaba comprar algunas cosas —dice Anya, quien se encontraba apartada de todos en una esquina.
    —Ya veo —Suspira más tranquilo—. Oye, ¿no te parece que Alice está un poco mejor? —pregunta susurrando a Mayka.
    —Yo creo que solo está fingiendo —responde Mayka en el mismo tono.

    Al otro lado de la fila de casas de madera. Haruna camina en busca de las tiendas.

    —Según me dijeron estaba por aquí cerca —dice Haruna para sí misma—. No me di cuenta hasta aquella batalla de que apenas me quedan cartas encantadas. Debería comprar algunas cartas en blanco para encantar o sino puede que me quede sin existencias en mitad de un combate —Se detiene por un instante y lleva sus manos a la cabeza—. ¡Wah! No quiero ser una carga para los demás —continúa con su soliloquio mientras camina distraída.

    Pasado unos segundos Haruna cae en la cuenta de su ensimismamiento.

    —¡Wah! —grita, ahora de sorpresa—. Me pasé de largo.


    Haruna vuelve sobre sus pasos y entra a una amplia cabaña en cuya cabecera podía leerse “mercancía general” al lado de un cartel con el dibujo de un pequeño saco. Cuando abre la puerta, el sonido de una campana llena la tienda, advirtiendo al dependiente.

    —Buenos días señorita, ¿Qué necesita? —pregunta con obvio interés.
    —Quiero una baraja de cartas en blanco —pide con amabilidad, inclinándose para poder alcanzar el ostrador.
    —Oh, tenemos aquí a una pequeña encantadora —dice mientras muestra una caja llena de cartas—. Este es un lote de cincuenta cartas blanca de la mejor calidad.
    —¡¿1.250 guilds?! ¿No hay ningún lote por doscientas? —pregunta algo frustrada.

    El dependiente muestra una mirada de insatisfacción.

    —No sé que pretendes comprar con esa miseria, no tenemos nada por ese precio —Le responde con un suspiro.
    —Ni siquiera si... —dice mientras aparta su túnica mostrando su pierna con una mirada sugerente.
    —¡¿Pero qué clase de establecimiento crees que es este?! —grita el dependiente enfadado.
    —¡Lo siento! —Se disculpa mientras echa a correr con su bolso entre los brazos.

    Al salir de la tienda con prisa, choca contra una persona encapuchada y ésta cae al suelo. La capucha de su túnica se hace hacia atrás, dejando ver el rostro de un joven de cabello corto anaranjado. En sus orejas destacaban un par de pendientes: una larga cadena de la que cuelga una cruz en su lóbulo derecho y un pincho que atravesaba su izquierdo.

    —¡Wah! —grita de sorpresa—. Tienes el pelo del mismo color que yo —dice con efusividad mientras lo señala.
    —¿Es eso lo primero que le dices a alguien con quien acabas de chocar? —responde el joven.
    —¡Wah! —Se sorprende de nuevo—. Es cierto, perdón.
    —No te preocupes pequeña —responde con una sonrisa mientras acaricia el cabello de Haruna.
    —¿Te hice daño? —pregunta Haruna.

    El joven queda en silencio.

    —¿Oye?

    El silencio se mantiene.

    —¿Podrías dejar de frotarme la cabeza? —dice, ya totalmente despeinada.
    —Oh —dice tras darse cuenta—, lo siento pequeña —Detiene el contacto—. ¿Qué hacías en esa tienda para hacer que el dependiente te gritase? No estarías robando.
    —¡Por supuesto que no! Tan solo traté de seducirle para...
    —¡¿S... seducirle?! —grita impactado, retirándose atrás.
    —Sí, justo así —Saca la pierna bajo su túnica de forma provocativa.
    —¡Oh! —exclama con gran interés agachándose para mirar su pierna fijamente y su nariz comienza a sangrar.
    —¡Un pervertido! —grita mientras retrocede y tapa su pierna avergonzada.
    —Perdón —Se disculpa mientras limpia su nariz—. Continúa.
    —¡Ni hablar! ¡Además solo era una broma! —grita avergonzada, moviendo los brazos a los lados.
    —¿Qué pretendías comprar ahí? —pregunta junto a un suspiro de decepción.
    —Una baraja nueva de cartas, se me están acabando las que tenía. Pero no me da el dinero —explica con algo de frustración, mostrando las pelusas de su billetera.
    —Eso es bueno, las cartas que venden ahí no valen ni el papel del que están hecha —Asiente convencido—. Toma —finaliza mientras le arroja un paquete de cartas
    —¿Eh? —balbucea con sorpresa al tomar el paquete al vuelo—. ¿Por qué?
    —Considéralo un pago por el servicio. Aunque hubiera preferido algo más —comenta decepcionado.
    —Definitivamente eres un pervertido. Pero gracias por las cartas —dice abriendo el paquete—. ¿Cincuenta cartas? —exclama sorprendida y con los ojos iluminados—. ¿Cómo puedo agradecerte?
    —Chu —dice mientras se agacha y señala su mejilla.
    —¡Muérete maldito! —grita al golpear la mejilla con la mano antes de marcharse indignada.

    Con paso firme, Haruna regresa a la posada donde todos esperan.

    —Perdonadme, tenía que comprar algunas cosas —dice mientras entra por la puerta de forma apresurada con el paquete de cartas abrazado contra su pecho y una feliz expresión en su rostro.
    —Oh —exclama Alice, advirtiendo su llegada—, no te preocupes Haruna. Aunque tenemos un problema.
    —¿Qué clase de problema? —pregunta confundida mientras guarda en su pequeño bolso el paquete de cartas.
    —Parece ser que nos han robado todo el dinero —contesta Mayka cruzada de brazos.
    —Incluso el que gané con la lucha de la arena —añade Kaim sentado cabizbajo y con expresión triste.
    —Y el culpable se tomó la molestia de dejarnos una nota —continúa Alice con una visible expresión enfadada.
    —Déjame leerla —Se la arrebata Mayka de las manos y comienza a leer—. “Jajajajaja, no podía marcharme sin fondos, hacedme el favor de saludar al monstruo de mi parte y pasadlo bien juntos :D.

    P.D: Kaim, algún día tu y yo arreglaremos cuentas así que no se te ocurra morirte antes. Además, ten mucho cuidado con...”

    Antes de continuar leyendo, la carta se destroza en pedazos de repente.

    —¿Cuidado con que? —pregunta con curiosidad.
    —Cuidado con... —continúa Alice pero es interrumpida por una mirada asesina de Mayka— quien sabe —finaliza con una risa nerviosa.
    —Bueno, esto realmente no cambia nuestros planes, pero por ahora deberíamos preguntarles ¿no Alice? —dice Mayka volviendo a su normal expresión.
    —Es cierto, creo que con Elora la respuesta es clara pero aún no hemos preguntado a Anya o Haruna —responde Alice pensativa.
    —¿Qué es lo que queréis preguntarme? —pregunta Anya girando la cabeza hacia ellos al oír su nombre.
    —Dime, ¿deseáis uniros al grupo Pandemónium? —dice Alice.
    —¿Acaso no es obvio? —responde Anya—. Si Kaim viaja con vosotros significa que debo unirme, no tengo un lugar fijo al que ir, así que no me importa siempre que no os metáis en exceso en mis asuntos.
    —¿Y yo también puedo unirme? —pregunta Haruna confusa y emocionada.
    —Sólo si quieres, demostraste ser más que capaz hace unas horas —Le responde Alice con amabilidad.

    Los ojos de Haruna se abren como platos, totalmente iluminados.

    —¡Claro que quiero! —exclama con gran emoción—. Genial Anya, vamos a seguir juntas en el mismo grupo —dice mientras la abraza con efusividad.
    —Por favor no te pegues tanto —replica con su usual tono, pero sin apartarla.
    —Esas dos sí que se llevan bien —comenta Elora con una sonrisa—. En mis tiempos una amistad así con una seth sería imposible.
    —Yo no soy amiga de humanos —Vuelve a replicar.
    —No suena muy convincente si lo dices mientras Haruna restriega su rostro por tus alas —comenta Mayka con una risa.
    —Bueno, deberíamos irnos a dormir pronto. Mañana temprano emprenderemos la marcha hacia Manarta. Está bastante lejos por lo que deberíamos descansar como es debido —sugiere Alice.
    —Yo por mi parte pienso irme ya a mi habitación, estoy agotado —responde Kaim con un bostezo.

    El resto del grupo sigue el ejemplo de Kaim y se marchan a sus respectivas habitaciones. La noche pasa en silencio mientra el grupo descansa.

    Continuará...
     
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