Palabras de guerra

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Lyden, 4 Diciembre 2014.

  1.  
    Lyden

    Lyden Usuario común

    Tauro
    Miembro desde:
    24 Julio 2013
    Mensajes:
    353
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Palabras de guerra
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    380
    Capítulo I: La última palabra de un rey muerto.
    Lufremia
    Ciudad Capital
    Doce de mayo del año 2112

    Te juró que no morirías.
    El veneno que se deslizaba por el contorno de esos labios arrugados desaparecía al dejar su piel, él pobre hombre nunca se hubiera esperado que la muerte involuntariamente viniera por él aún después que ella le hubiera jurado que no moriría hasta su cumpleaños número noventa.
    Pero era mentira.
    Bien sabía que la muerte no tenía nada que ver en ese trágico suceso, pero se molestó al ver esa silueta de cabello resplandeciente caminar hacia a él. Aún con esa mirada azulada penetrándola se acercó al futuro muero y no desperdició saliva en darle un discurso sobre lo buena persona que fue.
    —Fuiste un buen rey.
    Fue lo que dijo, lo único que le dijo.
    Luis Alberto V intentó levantarse de su trono, con la mirada fija en los ojos inexistentes de esa mujer. Trató de hablar pero el veneno ya lo estaba matando, sentía como su garganta ardía y sus órganos dejaban de funcionar.
    Ella bufó, levantó su mano mostrándole una copa de oro, el rey la aceptó
    —Hasta el fondo.
    Y tomó el escaso contenido de esa copa de un sorbo. Al terminar de beber, la copa y su contenido se esfumaron; al igual que la vida del rey de Lufremia Luis Alberto V.
    Murió sentado en su trono con la mirada al frente y con el ceño fruncido.
    Nunca esperaste que él te matara. Y aunque estuvieras muerto pudiste hablar.
    —Una fantasía... Nunca pensé que pudiera ver una.
    La mujer no entendió. Miró hacia todos lados buscando una respuesta. Hasta qué se le dio la idea de mirar hacia el cielo, el único lugar donde hay fantasías
    Y si, arriba de sus cabezas había una constelación de estrellas que se expandían por todo el cielo: Una fantasía.
    Sin qué lo supieras habías presenciado el principio de una nueva era.
    La mujer corrió su cabello, se llevó una mano hacia el obi y de allí sacó un pergamino. Tachó el nombre del rey de la lista y desapareció entre la oscuridad y los gritos de la gente.
    ☆*:.。. o(≧▽≦)o .。.:*☆
    Hola, espero que disfruten mi nueva historia original.
     
  2.  
    Lyden

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    Título:
    Palabras de guerra
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    895
    Capítulo II: El retrato del nuevo rey
    Dos años después...
    Sala del trono
    Lufremia
    Marco no había trabajado tanto para esto.
    Su hermana le dio un suave codazo en forma de reprimenda. Él la miró, ella nunca entendería. Pero aún así quiso explicarse
    — Es un niño.
    Bianca inhaló, no sabía que decirle. Se sirvió una copa de vino, la botella quedó vacía. Ella suspiró, miró por encima de su hombro y a través de la oscuridad que rodeaba a esa niña
    — Se buena y tráeme otra botella de vino.
    La niña, asustada, sujetó con fuerza la manga del traje de arpillera forrado con lienzo que usaba, algo que le causaba picazón por todo el cuerpo, pero lo disimulaba
    — Se lo traeré ahora mismo.
    Los grilletes que usaba sonaron al arrastrarse por el suelo. Bianca sonrió y volvió su vista hacia el trono.
    — En el nombre del padre del imperio; en el nombre de Dios, el poder del imperio te es entregado...—dijo Antonio, un Ridder de alta categoría. El Niño sentado frente a él frunció el ceño, Antonio suspiró antes de proseguir.- El ejército y demás bienes recaen sobre tu poder, guíanos hacía la prosperidad...
    — Ve al punto— ordenó el niño. Antonio volvió a suspirar
    — ¿Aceptas el peso que tendrás que llevar...?— El niño comenzó a dibujar círculos con su dedo. Si ese "defecto" no fuera rey Antonio lo hubiera acabado con un disparo, le colocó la corona de oro puro en su cabezota llena de ego y anuncio, con pesadez,—les presento a su nuevo rey.
    Luis Alberto VI dio un paso hacia adelante con una sonrisa en los labios, extendió una de sus manos hacia la población para dar su nueva orden, pero Antonio lo detuvo.
    — Debe elegir a su Ridder oficial...
    — ¿Ridder?— preguntó mirándolo por encima de su hombro, Antonio hubiera preferido a Eduardo la almohada como rey.
    — El caballero que usted vea como más poderoso
    Luis Alberto VI pensó un tiempo sentado en su trono, Ridders eran esos tipos que hablaban con su padre que tenían espadas gigantes o armas geniales. Un nombre le vino a la mente como un rayo, recorrió la sala con la vista. Los Ridders eran unos setenta y todos divididos por elemento, habían siete secciones, pero deberían ser nueve.
    — ¡Quiero a Palaganh!— exclamó, pero él no aparecía. Todos comenzaron a buscarlo con la mirada, nada. No estaba; él solía escaparse.
    Al otro lado del castillo en el bar una pequeña le agradecía a Palaganh por haberle ayudado a alcanzar un vino.
    — ¡Muchas gracias!— dijo la niña sosteniendo con esos frágiles brazos la botella, Palaganh le dio una débil sonrisa.
    — ¿Dónde están tus padres?—preguntó, la sonrisa de la pequeña se borró. Palaganh no volvió a preguntar, se notaba que la niña era una esclava.— ¿cuantos años tienes?
    Ella se puso a pensar, Palaganh la miró de pies a cabeza, tal vez unos trece.
    — He perdido la cuenta— respondió— No lo sé
    A Palaganh no le gustó esa respuesta; ni el rumbo de la conversación. Por lo que sólo atinó a preguntar otra cosa, pero ella lo interrumpió
    — Lo siento, pero debo irme.
    Palaganh la despidió con un triste gesto con la mano.
    — ¡Quiero a Palaganh!— se oyó gritar con esa voz aguda y molesta. Frunció el ceño y se dirigió hacia la sala del trono, allí todos los demás Ridders estaban mirándolo fijamente , Palaganh tomó una silla y la colocó en medio de dos elementos y se aseguró de que las cuatro medallas de cuatro elementos diferentes se mostrarán.
    El nuevo rey se levantó de su trono
    — ¡Felicidades, Palaganh! Serás mi Ridder.
    Palaganh se quedó callado mientras sus compañeros le aplaudían. Y para sorpresa de todos habló:
    — Me niego.
    Bianca sonrió.
    ...
    Luis Alberto VI comenzó a estirar cada articulación de su cuerpo, una sirvienta le dio una copa de jugo de manzana. El rey la aceptó con enfado, su retrato era pintado por tres personas, uno hacia el fondo, otro su figura y el último lo sombreaba. Dieron por terminado su trabajo un segundo antes de que la puerta se abriera dejando ver a un hombre en sus treinta y pico, él entró al cuarto sosteniendo una carpeta de cuero con la inscripción en rojo: TOP SECRET.
    — ¿Qué quieres?— preguntó luego de tirar la copa de jugo al suelo
    — Tenemos noticias sobre Palaganh.
    El rey le hizo una seña al guardia para que sacará a todos allí. Y así quedaron el Ridder y él.
    —Es difícil seguirle el rastro...— comentó, Luis se frotó el rostro.
    — Ve al punto.
    Antonio suspiró, desde que ese niño de CATORCE años había heredado el trono no hubo ni un solo Ridder o sirviente que no haya suspirado ante la arrogancia de ese niño. Y habían preferido a Eduardo la almohada como rey.
    Y si: Palaganh era difícil de encontrar. Un hombre alto que siempre usaba una capucha que no permitía ver ojos, experto en desaparecer... ¡Uf!
    Luis Alberto VI le hizo una seña a un guardia, este se
    Macercó a él y escuchó las palabras de su rey. Miró a su compañero preocupado, se acercaron a Antonio y de lo llevaron arrastrando, directo a la orca.
    — ¿Por qué...?— murmuró una de sus asistentes— ¿Por qué a mandado a matar a Antonio?
    — Por que me ha fallado.— respondió mirando como el retrato de su padre era remplazado por el suyo.
     

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