One-shot Pádel [Steve & Mimi] [¡Parejas Disparejas!]

Nadie pensaba que lo iba a hacer, pero heme aquí, haciéndolo :D

Sí, sinceramente no se me ocurrió otra cosa xD ¿Qué los deportes de equipo no son batallas lado a lado? ¿Dónde lo pone? Que me lo enseñen en la cara (?)

No sé bien como se supone que manejaría a Steve así que lamento el OoC.

***

—¡Emily golpéala!

—¡La tengo~!

la pelota voló al otro lado de la red después de chocar contra la pala, golpeando en el suelo antes de ser devuelta con un revés de Mimi.

Esa había sido su idea de un fin de semana tranquilo. Jugar al pádel. Emily lo había propuesto—que extraño que Emily propusiera cosas— y con un sencillo juego de azar habían decidido las parejas. Un juego de azar que consistía en sacar palitos de colores del puño cerrado de Liza. La entrenadora y Emily obtuvieron el azul y Mimi y Steve se quedaron con los rojos.

Los dos cruzaron una mirada significativa. A ambos les hubiera gustado tanto sacar el palo azul... Además ¿hacer equipo? ¿Ellos? No tenía precisamente lo que se dice una relación fantástica. Al menos no como la que tenían con Emily y Liza respectivamente.

Más que amigos... eran ami-enemigos. Conocidos. Algo similar. Pero poco había que hacer.

Era una batalla, un cooperativo diferente en cierta forma. Solo que en aquel combate no lucharían con sus pokémon. Lo harían con su destreza, su agilidad, su velocidad y unas... palas de pádel. Curioso era que el Dojo Karate hubiese implementado unas pistas para diversos deportes de equipo. Después de todo no dejaba de ser ejercicio... y el ejercicio era un entrenamiento en sí mismo.

—¡Steve, muévete maldita sea!—le espetó Mimi pues, devolviendo la pelota de nuevo al campo contrario. Se escuchó un "¡Mía!"y la pelota le fue devuelta con celeridad—. ¡Lo estoy haciendo yo todo!

Steve sostenía su pala a un lado de la red dispuesto a devolver un drive. O un revés. O simplemente dar un golpe. Pero Mimi parecía haber tomado mucha Frizz—o tal era la impresión de Stone—, porque no paraba de moverse de un lado a otro de la malla, devolviendo la pelota lanzada como si la vida se le fuese en ello.

Parecía sumamente enérgica y exaltada. Más competitiva que nunca.

—Pero si eres tú quien está prácticamente saltando para golpearla—respondió él—. No me da tiempo ni moverme que tú ya has—

Como un relámpago la bola verde pasó de nuevo sobre la malla.

—¡Drive!—gritó Mimi y la golpeó con fuerza. Steve suspiró—. Bueno, lo sabes perfectamente. Solía jugar al tenis en Sinnoh. Esto no es muy diferente.

Sí, algo de eso había oído. Lo cierto es que había sido obligado a socializar con Mimi de niño y la idea nunca le había parecido especialmente encantadora. Mimi era una niñita mimada que esperaba que se lo diesen todo hecho. Una señorita hostil y gritona que montaba un berrinche cada vez que algo no le salía como quería.

"¡Idiota! ¡Este agua no está a temperatura ambiente! ¡Vuelve a llenar el vaso otra vez!"

—Sí, sí... lo que digas—respondió él, picado— La señoritinga sabe perfectamente como golpear una pelota. Lo entiendo, su excelencia.

Mimi le dirigió una mirada asesina antes de devolver otra bola que golpeó en el campo rival antes de ser devuelta por Liza. El equipo de ambas entrenadoras estaba perfectamente compenetrado. En cambio el suyo... tenía problemas muy evidentes.

Si no arreglaban sus diferencias perderían esa batalla. Perder una batalla... ¿huh?

A pesar de todo, Steve no pudo evitar recordar aquella vez en la que le habló a Honda de sus problemas pasados. De como ella le había escuchado, consolado y animado... para finalmente proponerle un cambio de look que simbolizaría el fin de una etapa en su vida. Incluso Mamá Staphanie le había dado las gracias por ello.

—¡Ah!—exclamó Mimi repentinamente. El golpe de Emily había mandado la bola por encima de su cabeza. Se dirigía directamente hacia el entrenador— ¡Steve!

El chico, tan sumido en sus propios pensamientos estaba que tardó algo más de un segundo en reaccionar. Alzó la vista y visualizó la bola.

—¡V-voy!—respondió.

Y retrocediendo unos pasos golpeó la pelota en un salto, con toda la fuerza que pudo reunir en ese momento. Lanzándola desde arriba pasó la red y cayó en el campo rival, rebotando sobre el mismo antes de que Liza y Emily pudiesen hacer nada por devolverla.

Hubo un breve silencio. Ni el muchacho ni Mimi parecían creerlo. Ambos estaban francamente sorprendidos de su reacción...

Al ver que acaban de marcar un tanto el rostro de Honda se iluminó. Quizás hacer equipo con Steve no había sido un designio del destino tan nefasto.

—¡Buen smash! ¡Quince puntos! ¡Sí!—dijo entonces—¡A este paso lograremos un set enseguida!

Miró a Steve y exultante de alegría le guiñó uno de sus ojos.

El chico suspiró con condescendencia antes de devolverle la sonrisa. Ah... nunca terminaría de entender a la niñita de los Honda.