Shiga Otsu

Seikanji Yamagawa

La información que Aki proporcionó a Seikanji lo afectó de sobre manera; su serenidad comenzó a temblar y a resquebrajarse como un estanque al que arrojan una piedra, creando unas ondas que rompen la quietud del agua. Seikanji bajó la cabeza y apretó con fuerza sus piernas, ejerciendo la misma presión que Aki hacía en sus dedos.

Cerró sus ojos con fuerza, arrugando su rostro siempre bueno y alegre, cambiando tan radicalmente como la noche del desierto, el cual es un silencio sin dimensiones ni fisuras. Es una negrura de terciopelo, total, absoluta... Pero de pronto aparece el ojo rojo del día, haciendo escapar las sombras y reemplazandolas por el día. Así eran las dos facetas de Seikanji, la oscuridad de su alegría y la dura realidad de su lamento en el día.

—Yo... lo siento, no quería...

Negó varias veces, intentando esconder aquel dolor que le quemaba y atormentaba, queriendo escapar de allí pero sin verdadera fuerza para hacerlo.

Y de pronto se oyó el sollozo, un sollozo animal desesperado, un sollozo que dejaba presentir un dolor tal que era casi inhumano. El rostro demudado se levantó hacia ella, surcado por las lágrimas, destrozado por el dolor.

—Mi... —y con voz quebrada agregó. —Mi madre murió... Y fue culpa mía

 

Akihito Shishio

Asintió ante las palabras de Kaji, en efecto era algo que podían ver después al tampoco ser el momento más adecuado del mundo si podían verse temas más urgentes como el de la situación que estaban lidiando en este momento con la familia de su Señor, luego, cuando escuchó hablar a Aoi sintió que verdaderamente era la mejor salida que podían tener para no darle ese peso a Murai y también cumplir aquel deseo de una muerte digna y sin más dolor.

Pero al parecer, eso fue lo único que necesitaba Murai para tomar la decisión final y finalmente ser él quien aceptara la propuesta de Kaji con Midori acompañándolo en la otra parte esencial de esa petición.

La familia podría tener una despedida tranquila y pacífica, como probablemente todas las familias deberían tener en un mundo ideal.

Así siguió al grupo en silencio a la otra habitación, esperando que mínimo hubiera mejores noticias allí y no se fueran apilando las malas noticias de ese día.

 

Clínica
[Hoshi; Seikanji; Aki]

Aki lo observó enmudecida; lo miró llorar por unos breves instantes que parecieron eternos; después extendió su mano hacia su rostro, no limpió sus lágrimas, su mano pasó de su mejilla directamente detrás de su oreja para jalarlo suavemente hacia ella; al tenerlo cerca, lo abrazó. Dejando que llorara con libertad; sin vergüenza alguna.

—Dudo que fuera tu culpa —dijo con dificultad; a Aki no se le daban mucho las palabras; pero su abrazo era delicado y reconfortante— Esta bien llorar; llora por el dolor de perder a tu madre; pero no llores por una culpa que no es tuya —acarició suavemente su espalda — No tenemos la culpa de haber nacido en tiempos de guerra —su voz se entrecortaba; el sentimiento de Seikanji permeaba en ella con facilidad, y sin darse cuenta, las lágrimas ya escurrían por sus ojos — Llora todo lo que necesites, aquí estoy yo para no dejarte caer.

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rapuma

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Castillo
[Akihito; Aoi; Ryoshi; Dozan; Kaji; Murai; Midori; Oshin]

Murai los guió lentamente a su habitación, su andar era lento, un recuerdo de los Fujiwara así como su ceguera; pero no por ello caminaba sin menos orgullo o seguridad. Los invitó a pasar dónde pudieron conversar; diciéndoles lo difícil que resultaba para él hacer lo que iba a hacer. Preparó un poco de té, lentamente. Lo sirvió y repartió.

El sabor era pésimo.

—Cada vez más pronto me despido de los que alguna vez fueron mis iguales en todos los sentidos; en habilidades, en fuerza, en inteligencia, edad... —se sinceró —Es difícil ir enterrando en el pasado a tus amigos, saber que jamás podrás escucharlos —sonrió —Sus quejas, sus deseos; todo eso muere con ellos y queda en uno para mantener vivo. Cargar con la vida de aquellos que han depositado su confianza en ti es abrumador, y uno espera poder cumplir sus expectativas —negó — Con Kaji me despido de mi último amigo de verdad —soltó una risa —Lamento que tengan que escuchar los lamentos de este vejestorio; no por demostrarles mis debilidades me hace inferior. Sólo muestra que confío en ustedes, y que les tengo aprecio—los señaló sin enfocarse en alguno realmente — Si llego a morir... no quiero que nada de mis ideas sea un peso para ustedes. Se los digo del mismo modo que se lo dije a mis hijos, no quiero que tomen venganzas, dejen ir todo; vivan su vida. Es demasiado corta

Dio un sorbo al té; quedándose en silencio después de tragarlo con esfuerzo — Menos mal Midori hará el té.

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NekitaAyeah

 

Akihito Shishio

Comparar aquella experiencia que cada segundo se iba tornando cada segundo un poco más triste con la esperanza que había sentido la primera vez que iba estado en Shiga como mucho, lo desilusionaba y formaba en su pecho una sensación de incertidumbre al no saber cómo se iba a desenvolver en un futuro, sentía que cuando el destino de Kaji se supiera, tendría una clase de cambio que le rompería toda la estructura que ya había formado y le gustaba, por mucha mala suerte que estuvieran teniendo.

Era una posibilidad baja, sí, pero que estuviera en su cabeza ya lo alteraba un poco.

—No lamente hablar de esas cosas, sobre todo cuando lo único que podemos hacer para ser algo de ayuda es escucharlo en estos momentos, y dar algo de paz aceptando ese consejo. —Dejarlo desahogarse, porque en definitiva no iban, o bien, no podía entender él lo que podía pesar perder continuamente a tus amistades, y también, aceptar esos consejos que les daba. Después, finalmente bebió un poco del té e inevitablemente hizo una mueca por el sabor, lamentablemente apropiado para la situación.

—...Quizás en alguna otra ocasión normal, pueda preparar yo el té...—Agregó para tampoco dejar el tema en algo tan serio.

 

Seikanji Yamagawa

Las dulces palabras y las caricias tibias entre el mar de tormento que sacudia el cuerpo del joven Yamagawa fueron suficientes para que su estupor termine poco a poco, como el cachorro apaleado que ve una mano amiga y se encandila con la dulzura del tacto amoroso. Abrazo con fuerza a Aki, enterrando el rostro en su hombro mientras su cuerpo se sacudia una ultima vez, como si hipara. Se separo poco a poco, mirando los ojos cristalinos de la arquera, observando tambien sus lagrimas por una empatia que hablaba de un pasado que no alcanzaba a descifrar.

—Mi cuerpo vive pero mi alma se ha muerto, Aki. Se ha muerto en mis innumerables actos en el pasado, en mis erroneas decisiones. Soy como el caparazon vacio de una tortuga. Solo me queda este horrible dolor en mi pecho, es como si... —suprimio las lagrimas que volvian a mojar sus ojos con una feroz sacudida de su rostro. Sonrio de pronto con una sonrisa dulcemente triste, tristemente vieja e increiblemente solitaria. —Lo siento, Aki, en verdad. Perdon por robarte este poco tiempo de paz que has conseguido aqui. A veces olvido que dentro de mi tengo emociones que no se controlar, pero no volvera a pasar. ¡Lo prometo, Aki! —hablaba con un frio desapego y tal sensacion de indiferencia que no daba margen a la discusion.

Volvio a sonreir como siempre, mecanicamente, a ojos cerrados pero aun con los surcos de sus lagrimas en el rostro tiznado por las cenizas del fuego que presencio arder en su ciudad.

—¿Te agrado el dibujo que te hice?

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Nota: Ayyyy perdon por no acentuar nada!!!! es que estoy en una computadora y tienen teclado en ingles y no se como ponerlos! Me da horror releer lo que escribi sin acento. Lo siento, lo siento y lo siento de verdad! Ahora que el foro se arreglo voy a responder a traves del celular para poder acentuar correctamente todo!

 

Aoi Nobunaga

No terminaba de entender las palabras de aquel hombre por lo que se limitó a asentir.

Si Murai no quería que lo vengara no lo haría pero... Para eso primero debería de morir ¿No?

— Aún no estás muerto. — Respondió, inclinando ligeramente la cabeza para realzar su confusión y desechando el té sin probarlo si quiera.
No porque el sabor fuera a molestarle, estaba acostumbrada a cosas mucho peores, seguro, pues ella era una cocinera terrible. Pero era difícil dejar ir las viejas costumbres y muy rara vez tomaba algo que otro hubiera preparado... Aun cuando Murai comenzaba a a ganarse su confianza.

 

Clínica
[Hoshi; Seikanji; Aki]

Aki lo escuchó y lo abrazó con fuerza; quería decirle que no debía cerrarse a sus emociones, que no debía escapar de lo que lo atormentaba. Pero su voz se opacó, no pudo responder a tiempo; y cuando junto la fuerza y la valentía para hablar, la pregunta de Seikanji sobre su dibujo le ganó el habla.

Aki sonrió levemente, ruborizándose. Su mente era un nudo, y sus pensamientos inconexos debido a la falta de sueño —Entiendo por qué Hoshi guardó el dibujo que le diste —inició con torpeza; y después de eso hubo un breve silencio.

Él volvía a sonreír, colocándose ese falso rostro. Aki bajó la mirada, no para evitar los ojos de Seikanji, sino para buscar sus manos; las cuales tomó entre las suyas —El arte es alma —dijo suavemente —Dejar morir tu alma es dejar tus dibujos atrás —negó — Si quieres vuelve a sonreír falsamente ante tus enemigos... —levantó la vista encarando los ojos de Seikanji —... pero deja tu alma conmigo, sabré cuidarla. Así como cuidaré el dibujo que me diste.

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rapuma

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Castillo
[Akihito; Aoi; Ryoshi; Dozan; Kaji; Murai; Midori; Oshin]

Murai soltó una risa ligera al escuchar las últimas palabras de Akihito —Prometo jamás volver a preparar uno

Después Murai escuchó a Aoi mientras que Ryoshi la observaba, Murai sonrió ante sus sutiles palabras y volvió a repetir —La vida es corta.

Ryoshi entendía a la mujer a su lado, a pesar de que aun quería conocerla más; sabía que pasaba por su mente en esos momentos como ella seguramente sabía que pasaba por la de él; apretó con fuerza su mano y alejó el té; él era más de sake.

—La vida podrá ser corta —habló Ryoshi — Pero si uno no toma riesgos puede ser tan larga y aburrida como una vida dedicada a servir a un noble petulante.

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Akihito Shishio

Volvió a dar otro trago al té pese al sabor, solo para no sentir que estaba desperdiciando aquella taza de té y vamos, tampoco quería sentirse incómodo sin hacer nada mientras esperaban el tiempo adecuado para que la familia Akamatsu pudiera despedirse de una manera apropiada, que Midori tuviera la fuerza necesaria para preparar el té y bueno, incluso quizás que Murai se sintiera preparado para colocar el veneno.

Pero allí solo estaba especulando.

—Puede ser cierto, pero en esa búsqueda de no tener una vida aburrida...espero que no vuelva a existir un riesgo tan grande como lo fue el general Mori en tus planes—dijo tranquilamente hacia Ryoshi luego de hacer, nuevamente, una mueca por el té —, es mejor si se mantienen juntos ahora que los encontraste.

Señaló con un movimiento de cabeza a Dozan y Umi, recordaba a Dozan explicando cómo Ryoshi prefería actuar por su cuenta, y claramente, las reacciones de ambos, dispuestos a ir detrás de Gendo solo para recuperarlo, sin pensar en la ayuda extra.

 

Seikanji Yamagawa

Estudió su rostro hermoso buscando algo. Sus palabras eran dichas con tanto sentimiento que Seikanji no pudo evitar quedarse sin palabras, sosteniendo sus manos con las de ella, entrelazando los dedos. En el fondo de sus ojos la llama helada y terrible, que guardaba secretos negros y fangosos de su pasado se esfumaron poco a poco, tan rápido como el amanecer entre las montañas; aclarando sus ojos celestes y devolviendo el verdadero color a sus mejillas, sonrojadas por la tibieza de Aki.

—El arte es alma. —repitió torpemente, avergonzado por dejarse ver realmente como era; un joven que se crio en la guerra. Asustado. —Pero tú eres mi inspiracion.

Dibujó con su pulgar círculos sobre la medialuna de la mano de la arquera, la cual descubrió fuerte y sorprendentemente suave.

—A diferencia del joven Rengo, yo escapo hacia mi interior... porque a veces siento un monstruo querer salir y destruirlo todo. A veces tengo miedo de que haga daño a gente que quiera... de que te haga daño a ti.

Y se quedó en silencio, dejándose llevar por las emociones que finalmente dejaba fluir libremente como el agua que cae de las montañas.

 

Clínica
[Hoshi; Seikanji; Aki]

Aki no pudo evitar ruborizarse por completo, y la obligó a bajar la mirada en un intento de esconderse; pero al escuchar sus palabras no pudo evitar soltar una pequeña risa; no en burla, una de nerviosismo genuino, como el sonido de una pequeña ardilla trepando un árbol.

—No sé por qué me he convertido en tu inspiración —dijo mirando a las manos de Seikanji — Mi existencia... yo... yo jamás debí haber nacido, y lo hice; porque el destino creyó que era divertido verme sufrir, sabiendo que no era deseada —sonrió ligeramente y miró a Hoshi de reojo, aun inconsciente — Fue Hoshi quién me salvó de una vida en absoluta soledad; fue él quién me enseño a entender que mis sentimientos eran importantes —volvió a mirar a Seikanji — Yo he nacido de un monstruo, y sé que en el momento que vuelva a verlo... también me convertiré en uno. Así que si él monstruo que habita en ti llega a salir; yo pelearé a su lado, y trataré de entenderlo.

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rapuma

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Castillo
[Akihito; Aoi; Ryoshi; Dozan; Kaji; Murai; Midori; Oshin]

Ryoshi sujetaba la mano de Aoi cuando Akihito le dirigió aquellas palabras; levantó su mano acercando la de Aoi hacia su boca mientras la besaba —Este es mi riesgo más grande —dijo ante el joven para después mirar a Aoi —Separarme sería desperdiciar esta nueva oportunidad. Haré lo que sea necesario, incluso... seguir órdenes.

Dozan abrió la boca en sorpresa absoluta al escuchar esas palabras, después la cerró y sonrió hacia Murai —Pues creo que ahora le diremos señor Murai, o sensei, o...

—Murai es suficiente —Murai interrumpió a Dozan —Y agradezco la ayuda que puedan brindar a Koga y a mi familia; créanme que recompensaré sus esfuerzos —dejó la taza de té prácticamente llena —Tal vez sea momento de buscar al resto, Seikanji; Aki y Rengo. Hagamos el último día de Kaji... memorable.

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Seikanji Yamagawa

—He enjuagado tus lágrimas. He conseguido que volvieras a sonreír y me he sentido bueno y suave. —dijo con vergüenza, bajando la mirada del mismo modo que Aki, pero sin soltarle. —No quiero que mi monstruo vuelva a salir. No quiero... No quiero volver a sentirme así. La locura también es peligrosa para el que la padece.

Mientras Aki hablaba, Seikanji observaba sus ojos; enigmáticos y brillantes. Miró también a Hoshi cuando ella culminó el relato.

—¿El señor Hoshi dijo que los sentimientos son importantes? —preguntó con verdadero interés, sin creerlo del todo. —Pero él es... tan inexorable como un muro de piedras.

Sonrió levemente, pensando que el señor Hoshi era otro enigma a descifrar dentro del clan Koga.

—Aki, yo también debería haber muerto hace mucho, pero se me dió otra oportunidad. Una que arruiné al hacer que el general Mori cazara al clan que me crío como uno más y poniéndome en la punta de su terrible acero...

Y de ese modo, arropados por la calidez del momento, Seikanji le contó su historia, su vida pasada y lo que lo llevó a ser como era en este momento.
Parecían esos pájaros que durante la tormenta, empapados por el agua, aterrados por los truenos, aún encuentran fuerzas para cubrir el nido con sus alas

 

Akihito Shishio

Jugó con el borde de su taza y sonrió por sus palabras, dejaba en segundo plano lo lindo que podían resultar esas palabras por el contexto que ya se imaginaba que seguiría creciendo entre Ryoshi y Umi pero más bien, le tranquilizaba saber que tan siquiera podría pensar dos veces en lanzarse a actuar por su cuenta porque ellos lo seguirían al mismo peligro y podía resultar para mal.

Así no existiría una cadena de reacciones que llevara al grupo a dividirse y ambos lados ponerse en peligro innecesario.

—Por suerte los tres deberían de estar en el mismo lugar...—Se levantó con lentitud de la mesa y arregló las arrugas de su ropa sin mucha prisa mientras esperaba a los demás —, ¿vamos ya?

 

Aoi Nobunaga

Sonrió de forma sutil a Ryoshi, acariciando el dorso de su mano con los dedos aún entrelazados para incluir un instante más tarde a Akihito en aquella sonrisa.

— No voy a perderlo de vista.— Respondió, coincidiendo en la importancia de mantenerse juntos con un ligero tono de amenaza velada hacia el joven pirata.

Se puso en pié junto a Akihito y asintió, aguardando a que Murai hiciera lo propio para seguirlo.

 

Clínica
[Hoshi; Seikanji; Aki; Murai; Akihito; Dozan; Aoi; Ryoshi]

Aki escuchaba a Seikanji referirse a Hoshi; ella sonrió, pues aun había mucho que desconocían de aquel hombre; pero ella sabía que no era su derecho hablar de su pasado; pero si podría hablar del suyo.

Seikanji comenzó a hablar de lo sucedido y cuando Aki escuchó aquel apellido sus ojos se llenaron de enojo; su mirada fue haciendo cambios continuos conforme Seikanji narraba su historia, de tristeza a asombro; de enojo a ternura.

—Tal vez... —bajó la mirada —... necesitas saber, quién soy yo. Mi verdadero nombre...

Aki habló con temor, no quería que aquella mirada de Seikanji cambiara con ella; pero lo entendería si lo hiciera, y estaba preparada.

Pero antes de que pudiera darle tiempo a responder; el grupo volvió a la clínica, esta vez acompañados de Murai. Aki levantó la vista hacia Murai y corrió hacia él — No debería salir del castillo —dijo con voz baja.

—Es por lo que menos deberías preocuparte en estos momentos, Aki —respondió Murai con una sonrisa. Después prosiguió a hablar con Seikanji y ella lo que había conversado en el castillo con los demás.

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rapuma Nekita Ayeah

 

Akihito Shishio

No esperó que Murai los acompañara, pero suponía que tampoco iba a ser demasiado cómodo para él esperar mientras la familia seguía reunida y de paso, para ellos, les ahorró tener que explicar todo lo sucedido de nuevo a Seikanji y agregar la información que Aki se había perdido al quedarse allí en la clínica aunque Rengo no parecía estar allí.

—Nosotros nos terminaremos hospedando en el shukusha, en caso de que quieras acompañarnos, Aki, ambos necesitarán el descanso—Miró hacia Hoshi quien seguía recostarlo —, también habría que darle un lugar más cómodo al señor Hoshi para que descanse bien en su recuperación, ya sea el castillo o en el shukusha con nosotros...

Porque dejarlo solo en la clínica no iba a ser una opción en lo absoluto, solo por seguridad.

Luego, se acercó a Seikanji y dio una caricia en su hombro con tranquilidad para poder darle el mensaje del señor de Shiga ya que habían escuchado todo lo importante—El señor Akamatsu me pidió que te dijera que siempre serás bienvenido en Otsu, así que puedes estar tranquilo, todo estará bien. —Volvió a darle su espacio y miró a su alrededor —, ¿y Rengo? Nos faltaría él para... despedir al señor Akamatsu.

 

Aoi Nobunaga

Siguió al resto del grupo camino a la clínica, aprovechando el silencioso camino para leer las palabras que su antiguo maestro le dirigía en aquella carta.

Sonrió de medio lado cuando hubo terminado y reclamó la atención de Ryoshi, tomándolo por la manga con delicadeza, para mostrarle el contenido de la misiva.

Sospechaba que no iba a hacerle ninguna gracia pero estaba segura de que cuando todo aquello terminase, tendrían los medios para hacerse con una gran tripulación con la que ser libres.

Los tres juntos.

Dirigió una mirada a Dozan y le hizo un ademán con la mano para que se acercara a ellos tendiéndole el papel. Si iba a formar parte de su pequeño grupo, debía empezar a confiar en él también.

 

Clínica
[Hoshi; Seikanji; Aki; Murai; Akihito; Dozan; Aoi; Ryoshi]

Aki miró hacia Akihito y negó —Será mejor que Hoshi descanse aquí, dónde yo pueda cuidarlo hasta que despierte. En cuanto a Rengo... —dijo para darse cuenta que tal vez no debió haber dejado ir a Rengo solo hacia el shukusha — Le dije que podría adelantarse al shukusha.

Murai suspiró —Entonces pusiste al joven Rengo a prueba... una decisión peligrosa —sonrió —Pero espero que él sepa tomar la mejor decisión posible; siempre ha sido libre en nuestra presencia, así que será interesante ver cual es el fruto de nuestra bondad hacia él —Murai se dirigió hacia Akihito — ¿Podrías ir a buscarlo? — Murai conocía la naturaleza de Akihito, por lo que no tuvo que pedirle que fuera amable con Rengo.

Mientras tanto, Ryoshi leía con discreción la misiva que Aoi le había dejado ver; la miró molesto, ella sabría que esa molestia no era con ella —Vuelvo a ser pobre... me estafaron.

Dozan también leyó la misiva y sonrió en burla hacia Ryoshi; este apretó un puño frente a él y Dozan devolvió la misiva a Aoi —Calma, el viento siempre sabe cómo guiarme a las personas; puedo ayudarte a encontrarlo; pero no creo que valga perder más estaciones de tu vida—miró a Aoi y sonrió — Eres rico ¿No es así?

Ryoshi sonrió, entendiendo a lo que Dozan se refería; había encontrado a Aoi entre tan pocas posibilidades —Ya no podré pagarles sus caprichos; pero aun recuerdo como obtener lo que quiero sólo con mis manos

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rapuma
Nekita si vas al shukusha tira en tu siguiente post un d20
Ayeah

 

Akihito Shishio
Clínica -> Shukusha

Iba a protestar sobre como ella también debía tener un descanso, pero en ese momento tampoco podía pensar que otro médico pudiera hacerse cargo de supervisar a Hoshi en caso de que algo se complicara, y aunque lo hubiera dudaba que Aki se sentiría tranquila con esa otra persona.

Así que terminó soltando un corto suspiro y asintiendo a sus palabras —Tienes razón...entonces...la espada puede quedarse escondida aquí algo más de tiempo. —Porque si iba a tener que retirarse a esperar a que Rengo siguiera en el Shukusha prefería que Seikanji por accidente regresara al castillo con esa pertenencia, prefería seguir siendo precavido.

—Iré a buscarlo entonces... —Sonrió antes de despedirse de los demás y salir de la clínica, de paso le serviría para ver un poco más de lo que no había podido ver de Otsu.

 

Calles de Otsu
[Akihito]

Akihito iba en dirección al shukusha; y al llegar allí fue informado que nadie más había venido en nombre de Aki. Por lo que Akihito regresó a su punto de inicio, la clínica. No le fue tan difícil rastrearlo, Rengo no era alguien que supiera cubrir sus pasos.

Akihito avanzó por el cause del río en dirección contraria al lago Biwa; avanzó hasta llegar al límite dónde estaba la muralla, dónde provenía el río que corría veloz hacia el lago.

Y allí junto al río estaba Rengo. Estaba hincado, lavaba con cuidado su listón rojo. Mientras lo hacía, lloraba.

Al notar la presencia de Akihito, Rengo limpió su rostro con la manga de su ropa.

—Quería estar solo...

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Nekita

 

Akihito Shishio

Agradeció al encargado del Shukusha sobre la información dada con cierta decepción cuando supo que Rengo no se encontraba allí, sabía que no se debería de sorprender con ese resultado pero aún así lo inquietaba un poco, más porque con la suerte que habían estado teniendo, quizás le contagiaban esa mala suerte y con eso, no era en lo absoluto buena idea que simplemente se fuera.

Pero todavía podía intentar buscarlo antes de hacer cualquier otra cosa.

Y por suerte, terminó siendo una tarea bastante sencilla.

Lo observó con curiosidad unos cuántos segundos desde lejos antes de acercarse en silencio, dándole su espacio e imitando la posición en la que estaba, pero a diferencia de Rengo terminó solo jugando con el agua con la punta de su dedo índice.

—Lo lamento, no venía a incordiar tu tiempo a solas, lo prometo.—Bajo su cabeza en señal de disculpas y luego se centró en el rio, sumergiendo más dedos en el agua, sin saber muy bien si era bueno preguntar que le pasaba.

—Venía a buscarte porque debemos ir al castillo...—Habló tranquilo con tintes de tristeza, no había conocido tanto a Kaji como lo habría hecho quizás Aki (porque compararse con su hija o Murai era bastante desigual) pero no podía sacarse de su cabeza la tranquilidad que había sentido en ese lugar primero por alejarlo de casa y segundo porque había sido más amable de lo que creyó —, el Señor Akamatsu está muriendo y trataremos de darle un buen último día entre todos. Se que pudiera ser algo extraño para ti pero seguro se alegra de que haya mas personas allí para despedirlo.

Dirigió su mirada hacia él y sonrió con levedad para quitar algo de peso a lo qué había dicho, entendía que pudiera ser un tema poco común de pedir y Rengo tampoco estaba en el mejor estado.

—No debe ser justo ahora, no quiero interrumpirte, menos cuando se ve que es importante. —Añadió señalando con su mano mojada su listón.