Otra familia

Tema en 'Fanfics Abandonados de Inuyasha Ranma y Rinne' iniciado por Kai, 18 Enero 2013.

  1.  
    Kai

    Kai Usuario VIP

    Géminis
    Miembro desde:
    10 Abril 2010
    Mensajes:
    2,466
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    Otra familia
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2898
    Otra familia
    (Parte 1)

    Todo estaba listo. Los cintos, los globos, la decoración cálida y tierna se encontraba guardada con candado en una caja especial para la ocasión, en conjunto con los regalos. Incluso fue a la fábrica de fuegos artificiales para el acontecimiento que tenía planeado, toda la aldea lo celebraría, y a lo grande…

    ―Adoro las festividades ―suspiró en un halo de alegría, la cual cubre a todo el mundo durante esas festividades, se sentía avergonzada por no estar en su época ese día. Souta, le molestaría por el asunto, su abuelo sólo refunfuñaría y su madre sonreía sin parar, contenta por ella. Además la insistencia le convenció de pasarlo allá, en el Sengoku-jidai.


    Se estiró aun sentada en la cama, sonrió con los ojos cerrados y aspirando el aroma de las tortitas caseras de su madre *Delicioso* Susurró saboreando el aroma. Se reincorporó en la estancia, tomó algo de ropa cómoda y un tanto abrigadora por el clima; salió de la habitación y fue a ducharse. Dejó que la pijama se deslizará por su cuerpo hasta tocar el suelo, lo mismo hizo con sus bragas; temperó un poco el agua y se duchó como lo tenía planeado esperando que el agua borrará sus tristezas por un momento…

    <<Ya se había despedido de sus amigos, les prometió comida y unos regalos “por la ocasión” algo que ellos no entendieron, después se los explicaba. Sólo le faltaba despedirse del obstinado hanyou y preguntarle que quería de comida, algo nuevo “a parte de la ninja” esperaba la azabache.

    ―Nos vemos srta Kagome, que disfrute con su familia―despidió el bonzo con una sonrisa dejando al descubierto sus perlas blancas.

    ―Que te vaya bien amiga―concordó la castaña despidiéndola de un abrazo.

    ―Recuerda la comida ninja Kagome, y no te tardes mucho que luego ese perro se pone de un humor…―Siguió el zorrito mientras se acunaba un poco en la femenina y luego se bajaba.

    ―Lo haré chicos. Y procuraré no tardar mucho Shippo―respondió la joven calzándose el bolso a la espalda.

    ―¿No esperaras a Inuyasha, Kagome?―cuestionó la taijia mientras su amiga salía de la cabaña que habían construido todos ellos. Una cabaña que ocupaban cuando iban a estar mucho tiempo allí, ubicada de forma céntrica para hacer más fácil la llegada a cualquier punto de la aldea, con un cuarto de baño, la cocina/sala/comedor y dos habitaciones, una para los hombres y otra para las mujeres y los pequeños.

    ―No Sango, iré yo misma a buscarle. De aquí a que venga ya habrá anochecido―Con un halo triste miró hacia abajo―Así le digo que me acompañe al pozo y le pregunto qué quiere de allá―Alzó el rostro con una leve sonrisa para no preocupar a sus amigos algo que no funcionó. Y así salió en busca del hanyou.

    ―¿Inuyasha no puede dejar de ser tan idiota?―indagó retóricamente la castaña, mientras se enojaba cada vez en contra del hanyou que tenían por amigo―Kagome lo perdona demasiado; siendo yo lo tiró por un barranco y que no se pueda mover otra vez―gesticuló con ira la taijia mientras un aura tétrica le recorría. Tanto el monje como los pequeños demonios se asustaron y dieron un paso atrás.

    ―Sabemos que eres muy capaz de eso Sango, pero Kagome tiene un castigo mejor…―habló el monje en son de paz. La chica parpadeo y aplacó su ira.

    ―Los osuwari supongo―meditó la castaña.

    ―No―contradijo el joven―Dejarle solo por un tiempo, es decir tomar sus vacaciones y no reparar en él―Proclamó sabiamente. La chica asintió entendiendo lo que el monje quería decir.

    Quizás Kagome lo hacía sin saber y podía ser un poco cruel pensando en todo lo que el medio demonio debió de pasar, pero no podía dejar que le aplastaran y menos que pisotearan los sentimientos de la miko del futuro, sí así el chico reaccionaba le parecía una muy buena idea. *¿Podría usar esa técnica con cierta personita?* Imaginó la joven mientras miraba de soslayo al monje y este le sonreía, volteó rápidamente y desistió de la idea.

    &.

    Trotó un poco para llegar a donde percibía el aura de su iracundo amigo, sonrió mientras subía las gradas a brincos, con una sonrisa bobita se aventuró al templo shinto de la aldea, no le gustaba mucho ese lugar. Se sentía como una intrusa allí, el lugar donde debería descansar a la que en algún momento tuvo parte de su alma, la chica que poseía y seguirá teniendo el corazón de su compañero de viaje. Suspiró desesperanzada de repente, todo estaba bien ¿no?, pero sabía que algo andaba mal; se sumergió en sus pensamientos…

    …Era una intrusa eso lo sabía, estaba en una época a la cual no pertenecía, ocupaba el lugar que debería ocupar la sacerdotisa de barro, la joven que fue injustamente revivida, se sentía mal, ¡incluso pasaba tiempo con su hermana! Era una entrometida que no debería de estar allí, pero lo que le hacía sentir peor era que estaba feliz con esas personas, se había enamorado por primera y quizás única vez, algo que merecía su semejante, no ella… Suspiró derrotada por sus analogías, lo mejor sería no volver después de terminar con Naraku, pero ahi venía de nuevo el egoísmo, no quería pero debía, estaba muy confundida. Subió las últimas dos gradas que le quedaban y reparó en algo que le hizo sentir aun peor *Inuyasha* Susurró entendiendo la escena: El hanyou de melena plateada abrazaba a la antigua sacerdotisa de esa aldea y le susurraba cosas al oído.

    Temerosa se escondió en los pilares de la entrada. Estuvo allí hasta que la chica marchó, esperó que el joven no hubiese notado su presencia *Igual, a él no le importa* y tuvo la razón; hizo como si acabara de llegar y él no lo notó, ocultó su tristeza y se comportó lo más normal que pudo, resultó; el joven no se dio cuenta. Le pidió que la acompañara al pozo y prometió traerle ramen dentro de una semana para luego irse por otro rato, él solo le dijo que no importaba y le pareció extraño, aun así se despidió y arrojó al pozo. Del otro lado le esperaba su madre, sin evitarlo sollozó en su regazo pero ésta no le preguntó nada y agradeció ese gesto>>

    ―Eso fue hace casi una semana. Mañana vuelvo al Sengoku y vengo a casa a la noche―se prometió a si misma mientras tomaba el desayuno. Quería llevarle las cosas a los chicos y si era posible aclarar un poco sus emociones.

    ―Kagome, ¿por qué no pasas éste día allá?―Cuestionó a modo de ofrecimiento su madre con una sonrisa. La joven parpadeó asombrada, ¿¡Su madre tenía cada cosa!?―Ya lo hablamos Souta, el abuelo y yo. Estamos de acuerdo en eso, después de todo pensamos ir este año donde las tías―La chica no articulaba palabra de lo sorprendida que estaba.

    ―Es para deshacernos de ti hermana descuida, como eres adoptada…―Bromeó su hermanito. Le miró con cara de susto y luego sonrió.

    ―Mamá casi no paso tiempo con ustedes, es más lógico estar con ustedes en fechas especiales―Se opuso amablemente la chica, tenía razón…

    ―En eso tienes razón―sonrió triunfante―Pero―Siempre hay peros―Tú te llevas muy bien con los chicos allá según me cuentas, y bueno pensé que vendrías con Inuyasha y no habría problema en que te quedaras con él―Se sorprendió, su madre era muy permisiva o quería que su hija tuviese novio. ¿Y quién sabe qué más?-agitó la cabeza alejando ese pensamiento-.―Sé que en esa época se la pasan en batallas y él te protege pero no siempre deben de estar peleando contra demonios―Explicaba mientras se alistaba para ir de compras con los chicos―Supongo que deberían de pasar un buen rato juntos, unas vacaciones entre amigos, aprovecha―Concluyó convenciendo a su hija.

    ―Bien pero vendré en la mañana, es una tradición Higurashi; así me tenga que traer a Inuyasha amarrado―Condicionó la menor esperando que ya hubiese hablado con él y las cosas marcharan como siempre.

    Fue de compras con su mamá y Souta, el abuelo cuidó la casa ya que no le gustaba tanta concurrencia. Aprovechó al máximo las cosas, no tendría un teléfono nuevo como pensó en otras ocasiones, pero la pasaría genial con los chicos en la otra época, con su mesada compró los regalos prometidos y la comida ninja, aparte de unos dulces festivos. Su madre le dio dinero para la decoración que planeó, le animó a comprar fuegos artificiales y llevar la cámara de la familia, insistiéndole en que así conocería a los amigos que no podían pasar por el pozo, y eso fue lo que hizo.


    Más cargada que una mula en mudanza caminó tambaleante hacia el bosque, cerca del árbol sagrado donde tenía pensado realizar la cena, y en el pozo las festividades como tal. Estaba tan sumida en sus pensamientos que una sonrisa boba e infantil se le escapó, al mismo tiempo por una estúpida jugarreta del “destino” una piedra que nunca estuvo allí se alzó un poco y tropezó, no gritó, no pidió ayuda, sólo cayó; muy estrepitosa y dolorosamente cayó sobre la caja de las “peloticas brillantes” como una vez había dicho Inuyasha, rompiéndolas todas.

    ―¡No se vale!―chilló la joven. Mirando el plástico roto, la escarcha esparcida, y su reflejo en el pedacito de metal, las lágrimas acudieron a sus orbes por la frustración. Sollozó como cuando se le perdió su primer globo en una feria, impotente de no tener tiempo de nada más.

    Se levantó haciendo una berreta, tanto que se había esmerado… bueno todavía tenía lo demás; sin más se encontró ya erguida y a la vez agachada recogiendo las cosas rotas, limpiándose las lágrimas y volviendo a sonreír como tonta esperanzada, con júbilo se encaminó al árbol, dejó allí los manteles en conjunto de la comida hecha por su madre. Fue en busca de la mesa de plástico, justa para cuatro personas; no era por egoísmo contra los aldeanos pero tenía algo muy especial para sus amigos, un “jueguito” llamado la botella…Sólo con retos pero de ahora en más estaba muy emocionada al respecto.

    Confiaba plenamente en la amabilidad de los aldeanos y en la seguridad del lugar.

    Fue necesitada por unos chicos que no veía hace mucho, y como toda “hermana” cariñosa fue a atenderlos: Los pequeños hanyous que rescataron de la isla Horai, unos chicos que amaba como si fuesen sus hermanitos, también suponía que Inuyasha les veía igual… ¡hump! Luego se lo preguntaría directamente.

    &.

    Una vez pasado el horrendo picor en su nariz provocado, para variar por los gemelos hanyou que aparecieron por arte de magia, se levantó enojado en la madera que se quejó por su movimiento tan brusco. Miró fastidiado a los gemelos que tenían una estúpida sonrisa superior en su rostro, hizo un gesto de confusión… ¿Por qué tenía que aguantarse a esos niños cuando Kagome ya debería de estar allí?: Porque él también les quería, exhaló un tanto distraído y de marchó al río.

    Pidiéndole permiso a un pie para mover el otro se aproximó a donde la aldea se reunía, justo en la entrada de la misma, cerca del templo shinto que llevaba a donde anteriormente, se encontraban los resto de la mujer que una vez creyó amar como nunca amaría a nadie más ―una curvatura asomo en sus labios, en un gesto de asco―. Asco a sí mismo por ser tan ciego con algo que era tan simple, las cosas cambian, las personas también lo hacen, ¿por qué los sentimientos no lo harían? sólo se trasformaron, eso era todo.

    Siguió su camino por un leve desvío, subió las gradas con pésame. Sabía que hace una semana Kagome estuvo allí, se comportó extraño para despistarla un poco del rubor que ella misma le provocaba. Lo más probable es que hubiese entendido mal pero era lo mejor, por el momento, tenía que pensar cómo le diría las cosas con claridad y aunque fuera muy estúpido estuvo practicando frente a un árbol. Se ruborizó torpemente a recordar lo último, era patético. *¿Qué me has hecho mujer?*, se cuestionó mientras sonería. Llegó al lugar planteado e hizo lo que tenía que hacer…

    ―Me alegro que hayas decidido Inuyasha―habló la blanca mujer mientras sonreía un poco, estaba feliz por el hombre que tuvo su corazón.

    Sabía que no había luchado lo suficiente por conocerle o mantener ese sentimiento vivo, pero no estaba siendo derrotada, la chica que estaría con el hanyou, la chica que le regañaba, la que peleaba y se reía con él, la chica que ella debería ser, era su reencarnación, de una forma algo distante todavía estaba con él. Al menos parte de su alma lo hacía y estaba feliz por ello, constaba de que cuando todo eso de Naraku acabará podría descansar en paz, dejando al hanyou en buenas manos y feliz, le dolía admitirlo porque envidiaba a la joven pero estaba al tanto de que era lo mejor para todos y así estarían felices de verdad.

    ―A mí también me alegra Kikyo. Me alegra que entiendas que no podré cumplir mi promesa―concordó un tanto triste por ella.

    ―Sólo promete algo Inuyasha―Él asintió―Sé que cumplirás esta promesa porque no es algo imposible y menos egoísta―continuó un tanto seria―Explícale a Kagome lo que pasó hace una semana y...―dudó por un instante―Y dile que yo lo siento, sé que me entenderá―Vio como el chico asentía y se iba a marchar pero le llamó―Inuyasha―Él volteó―A parte de eso: Ámala ―Casi se lo ordenó―Ámala el doble, no, el triple de lo que me amaste a mí, quiérela como se merece, es una gran chica, me salvó y eso basta, no esperaré una explicación de su parte porque no tiene que dármela, sólo con que te haga feliz me basta¾concluyó un tanto tierna. Se elevó en el aire gracias a sus serpientes caza almas.

    ―Lo prometo, y créeme, cumpliré―susurró el hanyou una vez que la chica desapareció. Siempre admiró a Kikyo y eso no cambiaría, le quería era cierto, nunca podría olvidarla.
    Impaciente se dirigió a donde provenía el olor de la chica, en el pozo y luego al árbol sagrado, otra vez al pozo y luego al otro lado del bosque; le parecía extraño, Kagome normalmente iba derechito a la cabaña en la aldea. Percibió el olor de los pequeños hanyous y dejo de preocuparse, estaba segura y divirtiéndose con esos mocosos; ella siempre tan atenta con todos.

    Miró las cajas que estaban recostadas en el pozo y algo se movió en ellas. Asomado por la caja había un pequeño bultito peludo, moviéndose cómicamente por doquier, extrañado observó que salía más de uno de esos animalitos. Se acercó a la caja y los bultitos corrieron despavoridos y se cercioró de que resultaron ser unos pequeños youkais totalmente inofensivos, no les prestó atención y fue a buscar a Kagome.

    Le encontró cerca de un riachuelo vigilando a los mocosos, tenía a Shion dormido en su regazo y le envidió. Ella volteó a verle con una sonrisa radiante. ¿Por qué? Se preguntó el ambarino, normalmente ella se enojaba con él y cuando le veía, a comer tierra se ha dicho, pero ese no fue el caso la joven le tomó por sorpresa invitándole a juguetear un rato con ellos. Accedió dudoso, *Debe planear algo. Que me confié y luego ¡pum!* Meditó el chico, pero después de todo se lo merecía *Esto y más*, continuó.

    ―¡Eso me hace cosquillas!―se quejó la azabache mientras Ai le piqueteaba el estomago con una varilla blanda.

    ―Verdad, ¡que divertido!―rió la niña mientras continuaba con su entretenida/fastidiosa tarea. *Para que le dije. Serás torpe Kagome*, se reprendió mentalmente mientras soportaba su graciosa tortura.

    ―Detente Ai―sugirió el hanyou llegando a donde estaban, con su habitual pose, erguido y con los brazos dentro de las mangas de su haori, su pose de “no me importa nada”.

    &&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
    N/A: Aclaraciones y demás en la otra parte ; )
     
    • Me gusta Me gusta x 1
  2.  
    Tifanny

    Tifanny Entusiasta

    Tauro
    Miembro desde:
    11 Junio 2009
    Mensajes:
    98
    Pluma de
    Escritora
    Hola gracias por invitarme a leer el fic esta muy lindo y me dejaste con muchas ganas de leer la segunda parte, bueno me encanto la parte donde Kikyo le dice a Inuyasha la nueva promesa para con Kagome, también que genial la mama de Kagome como le da permiso para tanto pareciera que ya sabia lo que iba a suceder, jejeje que risa cuando Sango pensó hacerle el mismo castigo Miroku que hace Kagome sin darse cuenta a Inuyasha.
    Bueno espero leer la segunda parte.
    Atte:
    Tifanny
     
    • Me gusta Me gusta x 1

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso