One-shot Oscuro Destino [Ib]

«Despierta, es hora de que abras los ojos.»

¿Qué? ¿Quién eres? ¿Dónde estoy? Está todo oscuro.

«Tranquila, no te preocupes. El momento ha llegado, debes estar preparada.»

No entiendo nada, ¿a qué te refieres?

«La entropía finalmente comenzó, esta es tu oportunidad, tu única oportunidad.»

Sigo sin entender, no recuerdo nada. ¿Por qué me dices esto?

«Ese es tu propósito. Debes liberarte, debes despojarte del infortunio que te aprisiona.»

¿El infortunio… que me aprisiona?

«Es el peor de las desgracias. El dolor que provoca la soledad. Libérate, tienes que encontrarla.»

El dolor, el dolor que provoca la soledad… una desgracia.

«Apresúrate. Busca la llave, la que hará que puedas alcanzar tu destino. La felicidad que injustamente se te ha negado, lo que tanto anhelas.»

Lo que yo anhelo es… vivir. Ese es mi destino, debo liberarme. Debo encontrar la llave.

«Por la gracia de tu nombre, tienes que cumplir tus sueños. Esos sueños rotos que lamentablemente no pude realizar, tú eres la elegida. Sólo tú.»

Yo… yo soy… mi nombre es… ahora lo sé. Y tú eres… tú eres…

«Ha llegado el momento.»

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Deambulo por los oscuros pasillos de este enorme e inhóspito recinto, hasta que una presencia me sorprende y trastabillo, para dar de bruces contra el suelo. Apenas si logro balbucear algo, ante aquella situación tan sorpresiva.

–¿Te encuentras bien?

Quien formula esa pregunta es un joven alto y delgado. Parece ser muy gentil, aunque su apariencia casi contradiga aquella suposición. El color de su pelo es muy peculiar, y viste un saco de color gris largo y desgastado, con el ruedo hecho harapos. A su lado hay alguien más, una niña, al parecer. Todavía sin recuperarme de mi aturdimiento, no les respondo nada. Estoy a punto de retroceder, cuando el muchacho decide hablarme nuevamente.

–Oye, aguarda un momento ¬–en su voz percibo un tono amable–. ¿Acaso también eres una visitante de esta galería?

No hago más que asentir, por toda respuesta.

–Eso pensé –el joven da un paso hacia adelante, para presentarse–. Mi nombre es Garry, y esta pequeña de aquí se llama Ib.

En ese instante señala a la jovencita que permanece a su lado. Ella parece de muy corta edad, se nota a simple vista por la diferencia que hay entre su estatura y la de su compañero. Por el uniforme que usa, asumo que asiste a una escuela primaria, y desde luego no tendrá más de diez años, quizá. Se ve muy encantadora, sobre todo por su largo cabello lacio y sus facciones delicadas. De nuevo no atino a responder nada, sumida en mis pensamientos. El muchacho prosigue con sus aclaraciones.

–Antes estábamos en la exposición, pero de alguna manera, nos perdimos en este extraño lugar. Ahora intentamos encontrar una salida. Tú hacías lo mismo, ¿o no?

Creo que son de fiar, de no ser así, no se preocuparían tanto por mi situación. Además, no se comportan de manera hostil, desde luego.

–Estaba recorriendo este lugar para ver si podía encontrar otras personas –finalmente le doy una respuesta verbal¬–. También quiero salir de aquí.

Ambos se miran por un momento, como comprendiendo algo. Luego, Garry vuelve a dirigirse a mí.

–Lo supuse. En ese caso, ¿quieres acompañarnos?

–¿Eh? –su propuesta me desconcierta un poco, aunque entiendo muy bien el motivo por el cual me lo hace saber.

–Es peligroso andar sola por aquí –tanto la mirada de Garry como el rostro de Ib adquirieron un matiz serio y sombrío–. Hay muchas criaturas extrañas por todas partes. Entonces, ¿te nos unes? Creo que sería mejor que anduviéramos en grupo.

Tiene sentido, errar por este lugar a solas no es para nada agradable. No necesito pensarlo demasiado.

–Está bien, de acuerdo. Iré con ustedes.

Los dos me dedican una sonrisa cordial, a cambio de mi respuesta.

–Entonces es un hecho. Ah, casi lo olvido, ¿cómo te llamas?

Garry parece detenerse un instante, antes de reanudar la marcha.

–Mi nombre es Mary.

–Mary, bien. Encantado de conocerte.

Supongo que ha sido una suerte encontrarme con estos dos. O es eso, o es que de alguna manera esta situación ya estaba prevista, ¿será por su intervención? Después de todo, ese artista tácito es el creador de la mayoría de los entes que pueblan esta lúgubre galería. Quizá él haya planeado todo esto.

–Gracias Garry, lo mismo digo –dispuesta a seguir con mi presentación formal, también saludo a mi nueva compañera–. Gusto en conocerte, Ib.

–Claro.

No parece ser muy comunicativa. Tal vez solo sea así porque aún no entramos en confianza. Pero hay algo en ella que me llama mucho la atención. Algo que no puedo explicar.
Habiendo solucionado la cuestión, Garry decide proseguir con la búsqueda.

–Muy bien, entonces podemos continuar. Sigamos adelante.

Ella representa algo que no puedo entender, pero a la vez lo siento muy familiar. Algo así como un anhelo. Un deseo. Un destino. Un sueño roto. Una voz en la oscuridad. Una promesa capaz de mitigar el dolor de la soledad. Una llave.
Claro, la llave que me liberará de este encierro. Una llave con la forma de una rosa roja.
Una llave cuyo nombre ha resultado ser Ib.
Esta es mi oportunidad… mi única oportunidad.