Hetalia Axis Powers [One-shot] Yo amo a mi familia

Yo amo a mi familia.


La conmemoración de “El Día de la Familia” se me escapó (aquí en México se celebró el 5 de marzo… ☺), pero, aun así, no pude dejar pasar la fecha compartiendo este corto que le prometí a mi amiga niña Elric. La idea original no fue mía, me inspiré viendo un pequeño Doujinshi en YouTube y únicamente me animé a darle una breve narración; además, tampoco podemos pasar por alto a quienes ostentan los derechos de autor, Himaruya Hidekaz y socios, y sólo tomamos sus ideas para divertirnos.



La joven de larga cabellera platinada se dejó caer en el gran sofá de la sala de su casa con el fastidio dibujado en su cara, soltando un bufido alto. Ese día las clases le habían parecido tan pesadas e insulsas… ¿a quién coño le importaba su baja contribución económica al PIB mundial? Por lo menos a ella no. Además, un detalle la inquietaba en sobremanera.



─ ¿A dónde se habrá metido Roshia nii – san? ─se preguntó en voz baja intentando adivinar.



Y es que, para hacer su día pésimo, no le había visto el pelo al guapo de su hermano mayor durante las clases… seguramente el muy ingrato estaba divirtiéndose de lo lindo en compañía de los bastardos Aliados que considera sus amigos. Todos esos tíos le caían tan mal que no se explicaba cómo su hermanito lindo prefería mezclarse con semejantes mequetrefes a estar junto a ella.



─… Roshia nii – san, deberíamos casarnos… deberíamos casarnos pronto para vivir tranquilos… solos tú y yo… ─estirandose al tiempo que soltaba un profundo bostezo de cansancio se arrebulló en el sofá, dispuesta a tomar una siestecita antes de la merienda.



Prontamente cayó en un placentero sueño vislumbrando su deseo más profundo hecho realidad, y sonrió complacida disfrutando el momento. Unos minutos más tarde…



─… eso fue tan divertido que tendré que hacerlo de nuevo… ─un joven de gran estatura y de rubia cabellera bastante ceniza hizo acto de presencia, silbando en tono bajo y jovial.



Lucía un semblante bastante infantil en el cual se reflejaba una sonrisita un tanto cínica, al parecer gozando el resultado de una última travesura entre él y sus amigos Aliados. La bufanda rosa atada a su cuello desentona bastante con la seriedad del uniforme escolar pero eso no parecía afectarle. Al darse cuenta de la presencia de la joven no pudo evitar sentir un leve escalofrío recorrer su espalda, ya que era una visión aterradora para él.



─… diablos, allí está Berarūshi… ─murmuró un poco espantado. Pero de inmediato se dio cuenta que su hermana menor sólo dormía tranquilamente, por lo que relajó su cuerpo y recuperó la sonrisa─… menos mal que no ha notado que estoy aquí… ─se dijo a sí mismo soltando un suspiro bajo de alivio.



Confiadamente iba a retomar su camino y atravesar la sala en dirección al estudio con la intención de continuar sus pesadas bromas vía telefónica, pero no pudo evitar darle un vistazo a la chica mudando el gesto por uno de cariño fraternal.



─ Berarūshi es tan bonita cuando duerme… ─musitó con ternura infantil, y se le acercó para darle unas palmaditas suaves y afectuosas en la cabeza. Entonces pareció percatarse de algo─. No vayas a despertarte, Berarūshi, en seguida regreso ─le habló muy bajito y se fue silenciosamente hacia otro lado, olvidándose por completo de sus primeras intenciones.



En menos de un minuto volvió llevando un pequeño cobertor bajo el brazo, y con él tapó cuidadosamente a la joven dormida para que no pasara frío. Después se sentó muy despacito a su lado para no despertarla.



─ ¿Sabes una cosa, Berarūshi? ─le dijo conservando el tono de voz tierno e infantil─, si te quedas dormida podré cuidarte toda la vida ─agregó.



La muchacha ni se inmutó aunque el peso de su hermano hiciera crujir brevemente los resortes del sillón al momento de sentarse a su vez que la levantaba un poco, de tan contenta que estaba metida en su sueño de amor. Y el muchacho no pudo evitar contagiarse de sueño al verla dormir así, tan feliz y despreocupada.



─… bueno, creo que… creo que el idiota de Amerika puede esperar hasta mañana… ─así que sin más soltó el correspondiente bostezo estirandose cuan largo es, acomodando la cabeza en el respaldo del mueble, y al minuto empezó a roncar bajo en señal de haber caído preso en los brazos de Morfeo.



Un cuarto de hora más tarde se pudo escuchar el sonido de algo que rebotaba como una pelota, y enseguida vemos entrar a la sala de la casa a una muchacha bajita con el cabello rubio cenizo bastante corto, caminando al compás de sus enormes pechos. La expresión de su rostro evidenciaba que venía bastante contenta pues llevaba una pequeña canasta de pan casero bajo el brazo y, en cuanto tuvo a la vista el cuadro anterior no contuvo una exclamación entusiasta de amor, aunque en voz baja para no sobresaltar a los durmientes.



─ ¡Aaaahhhh, Roshia – chan y Berarūshi – chan se ven tan adorables así dormidos, tan juntitos y sin pelear! ¡Aaaaahhhh!



Se acercó muy despacito a ellos mientras que de sus pupilas brotaban lagrimitas de felicidad… hacia tanto tiempo que sus hermanitos no podían estar juntos debido a que Belarús es bastante encimosa con Rusia, lo cual provoca que éste siempre huya despavorido de su lado. Maternalmente les besó con suavidad en la frente y entonces se dio cuenta de que algo no estaba bien. Así que sin más se retiró hacia el fondo de la vivienda para volver enseguida trayendo un gran cobertor.



─ Roshia – chan, puede que ahora seas muy grande y fuerte pero no quiero que te enfermes ─le dijo dulcemente con amor a su hermano menor al tiempo que lo arropaba cuidadosamente con el dichoso cobertor procurando no despertarlo.



Afortunadamente el joven tenía un sueño bastante agradable para su causa y del cual difícilmente querría despertar, pues se veía a sí mismo sentado en un gran trono en medio de un lujoso salón, y todos, sus amigos y enemigos, se arrodillaban frente a él en señal de rendición y pleitesía, lo que le satisfacía en grado sumo y ello se reflejaba en la gran sonrisa dibujada en su rostro. Lo bueno es que su hermana mayor, la joven de corto cabello, no sabe leer la mente.



─ Mis pequeños… sí que han crecido… ─un poco agotada por haber cargado tan pesado cobertor se dejó caer junto a su hermano sin moverlo ni un centímetro.



Les miró enternecida rememorando aquellos lejanos años cuando los tres eran niños y todo lo que habían tenido que pasar. Siendo ella la mayor había hecho todo lo posible para protegerlos de los peligros del mundo, aunque no siempre había obtenido el resultado deseado. Pero gracias a su tenacidad, la de los tres, han llegado a ser mayores e independientes. El sueño le llegó sin avisar y pronto cayó dormida apoyándose un poco en su hermanito.



No pasaron ni dos minutos cuando la chica de largo cabello se despabiló sintiéndose algo extraña.



─… ¿Roshia nii – san?... ─se preguntó un tanto sobresaltada mirando a su hermano mayor dormir pesadamente a su lado con expresión bastante alegre, y se dio cuenta también de que no estaban solos─… Ukuraina nee – chan… ─murmuró un tanto desilusionada al ver que su hermana mayor dormía de igual manera un tanto recargada en el pecho de él, y la dulce expresión en su carita mostraba que estaba teniendo un sueño agradable.



Pero nadie puede asegurar que Belarús es cruel con sus hermanos pues, al notar que tanto ella como Rusia habían sido arropados por Ucrania, se levantó con calma y fue a traer una bonita sábana de suave tejido de lana con la que cubrió delicada y cuidadosamente a su hermana, y volvió después a acomodarse en su lugar, pero aprovechó la ocasión para abrazarse a su hermano antes de cerrar los ojos una vez más.






Nota: aquí está el enlace del cortito que les hablé, disfrútenlo y sonrían toda la semana… ☺