One-shot de Pokémon - One-shot: Nuestros recuerdos. [Advanceshipping]

Tema en 'Fanfics Terminados Pokémon' iniciado por Laker, 16 Agosto 2011.

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    Laker

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    Título:
    One-shot: Nuestros recuerdos. [Advanceshipping]
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    10292
    De seguro la mayoría de la gente que me conoce está sorprendida, a lo mejor preguntándose “¿No que eras pearl, güey?” o quién sabe, muchas preguntas, dudas o comentario alguno sobre esta sorpresa mía que se me ocurrió elaborar. En parte me gusta el advance (aunque no lo crean) al igual como el pearl, para los que no sabían yo antes era advance 100% (por casi 3 años). Continuando, el chiste es calarse haciendo otros tipos de trabajos, ¿O no? Anyway… espero que sea de su agrado este one-shot, acepto críticas, dudas, sugerencias, amenazas (psicológicas y físicas), etc. Con el fin de poner a prueba esta inspiración mía y poder continuar de buena forma mis otros trabajos.



    NOTA: A la mera y verán más delante en la historia una que otra palabrita obscena, por si surge la duda.

    Nuestra historia comienza en la región Hoenn, uno de los mejores lugares para vivir, no solo por su gran extensión territorial y turismo, sino también por tener una de las mejores escuelas en nivel académico en toda la zona junto a las demás regiones vecinas; Kanto, Sinnoh y Jhoto.
    Pero por ahora nos concentraremos en la ciudad de Petalburgo, en una familia de solo 2 integrantes; una mujer y un varon, los cuales se mudaron a dicha región por cuestiones personales y de trabajo. Estos iban caminando en dirección a una enorme escuela primaria donde un pequeño niño de cabellos azabaches, piel media morena, ojos negros y con unas zetas en sus mejillas comenzaría su primer día de clases cursando el 2do año de primaria, en parte el niño no quería asistir, primeramente porque todos sus primeros amigos se quedaron en su tierra natal en la región de Kanto, además de que ahora tendría que adaptarse a su nueva vida siendo el `nuevo´.

    – Mamá, no quiero ir, por favor. –replicaba el infante a su madre quien lo llevaba de la mano, estaban a solo 2 cuadras más dichosa escuela, cargaba consigo mismo una mochila azul con negro.
    – Ash, ya deja de ser tan flojo, es tu primer día de clases y no quiero que hagas un drama como diario. –contestó la madre de éste regañándolo por su actitud tan negativa.
    – No es que sea flojo, sino porque no conozco a nadie, ¿Qué tal si ni les agrado? –continuaba su único hijo poniendo más excusas, en parte no era su culpa, todo niño a su edad comenzando en una nueva escuela podía sentirse psicológicamente de varias formas.
    – Ni una sola palabra más Ash, no seas pesimista, de seguro harás muchos amiguitos, sabes que una madre jamás se equivoca por tener palabras de profeta. –decía su madre peli roja, ambos ya estaban en el cancel que era la entrada a la primaria, dentro de esta se podían ver varios niños y niñas formados esperando a sus respectivos maestros para saber qué aulas les tocaría.
    – Profeta, sí como no… -susurraba Ash para sí mismo.
    – Buenos días maestra Delia, él debe ser nuestro nuevo estudiante, ¿verdad? –preguntó una voz masculina en la entrada, se trataba de un hombre gordo con cabellos blancos y barba del mismo color que su cabello.
    – Así es, pero digamos que mi hijo es algo pesimista y no quería venir. –respondía la madre de Ash al señor.
    – No se preocupe por eso, tenemos varios estudiantes nuevos y andan en las mismas que su hijo, verá que en menos de 1 semana cambiará de parecer y adorará venir aquí. –comentó aquel sujeto que los había recibido.
    – ¿Y usted quién es? –preguntó inesperadamente Ash.
    – Soy Wattson, uno de los maestros de esta escuela y compañero de su madre. –respondía el señor a la pregunta del niño– ¿Y cómo te llamas tú?
    – Ash Ketchum. –
    – Un gusto conocerte Ash… si gustas Delia puedo guiar a tu hijo donde está su grupo formado ahorita. –dijo el profe Wattson cortésmente para que el niño y su madre no tuvieran la molestia de buscar el grupo de este, aparte porque como Delia era la nueva maestra también pues se le dificultaría al menos un poco.
    – Sí, gracias Wattson. –contestaba la mujer- Ash, pórtate bien, te veo en la salida.
    – Está bien, pero no te aseguro nada. –contestó el niño.
    – ¡¿Qué dijiste Ash Ketchum?! –exclamó su madre molesta.
    – Nada, nada mami, dije que ya podías irte con tranquilidad, me portaré bien. –dijo totalmente nervioso el morocho, ante esta pequeña escena Wattson no pudo evitar echarse a reír de una manera tan llamativa que todos los demás presentes se le quedaban viendo.
    – Por esta vez no te diré nada, cuídate hijo. –finalizó la nueva maestra para retirarse e ir a la dirección para ver qué grupo le tocaría, no sin antes despedirse bien del niño agachándose y darle un beso en la frente, el cual quedó marcado debido a su lápiz labial rojo marcado en sus labios, después de esto se fue alejando la señora peli roja.
    – Como le gusta hacerme quedar en vergüenza, no me gustan los besos marcados y más con esa cosa con la que se pinta. –replicaba el pequeño Ash tallándose su frente para borrar aquel beso pintado, no tenía nada en contra que su madre le besara como muestra de cariño, pero el que dejara su marca era algo incómodo, y más siendo el nuevo ya que le podrían decir varios tipos de burla hacia su persona.
    – ¡Hahahaha! Ah que niño… espero tenerte como mi alumno. –decía el señor de barba blanca- sígueme Ash, te llevaré a tu grupo.
    – Espere… ¿Cómo sabe el grupo donde debo estar? –preguntó confundido el niño de cabellos azabaches, pareciera que ya lo esperaba desde hace tiempo.
    – El director Birch nos da la lista de todos los alumnos en esta escuela a nosotros los maestros, desde alumnos que se cambiaron a otra institución hasta los nuevos que ingresarán, y yo tengo la costumbre de gravarme el nombre de todos antes de empezar las clases. –

    Sin decir nada más, el nuevo alumno siguió al maestro hasta un grupito que estaba formado cerca de un salón en la planta baja, la escuela constaba de 2 plantas por la cantidad de grupos, los cuales eran del A hasta el E. Las instalaciones y aulas de la misma que habían demás eran de buena calidad y prometedoras; aula de computación con computadoras nuevas y actualizadas, salón de inglés, un audiovisual, una biblioteca, 2 patios grandes, la sala de maestros y sin olvidar la cafetería. Finalmente, el profesor al dejarlo con el grupito se fue retirando para organizar a los demás grupos, al parecer era el único que estaba al tanto de lo que pasaba en el patio ya que no se veía a nadie más dándole de menos un apoyo para tener todo en calma.

    – Esta escuela si es grande, no se compara a la que iba. –decía para sí mismo Ash al admirar todos sus alrededores.
    – Eso pasa cuando estás en una de las escuelas más grandes y reconocidas de Hoen. –dijo una voz misteriosa, se encontraba detrás el morocho- me llamo Morrison, ¿Cuál es tu nombre?
    – Ash –respondió cortamente.
    – Veo que eres el nuevo por aquí, así que seré tu primer amigo. –sonreía Morrison señalándose a sí mismo, era un niño gordito, cabellos naranjas alborotados y unas marcas en sus mejillas.
    – Gracias, supongo. –contestó el niño de los ojos negros igual con una sonrisa, de repente notó que su nuevo amigo y compañero de clase llevaba consigo una gran bolsa en manos bien llena- ¿Qué llevas ahí?
    – ¿Esto? –mostrando su bolsa a Ash- Es mi almuerzo.
    – ¡¿Qué?! ¡¿Todo eso?! –exclamó sorprendido el nuevo estudiante, para ver que no mentía Morrison abrió dicha bolsa y en efecto traía casi un bufet- Eso sí es suerte… mi mamá solo me da mi lonche y un jugo.
    – Eso te pasa por ser vago, pero igual yo lo soy, pero más que tú ya que constantemente me castigan. –presumía su grandeza en cuanto a castigos y/o regaños.
    – No me conoces, yo he roto varios platos y 2 que 3 floreros de la casa donde vivía antes. –replicó Ash también, demostrando que no era un `angelito´ dirían otros.
    – ¿Y eso qué? Yo maté a la computadora de mi papá mientras hacía un experimento vertiendo un poco de soda sobre ella, al no reaccionar y no prendía le di 3 buenas patadas descomponiendo no sé qué cosa de la memoria. Con eso mi papá me regañó, me dejó de dar dinero y tengo prohibido ver televisión hasta nuevo aviso. –
    – Bah, eso ni quien lo pueda hacer. –
    – ¡Yo soy más vago que tú! –dijo enojado el niño de mayor peso.
    – ¡Yo lo soy más que tú! –reprochó el morocho también molesto.
    – ¡Gr! -
    – ¡Yo lo soy más! –dijeron ambos chiquillos al unísono llamando la atención de toda la fila, sus miradas chocaban mostrando a lo mejor una posible rivalidad.
    – Que niños tan extraños –decía una voz femenina.
    – De Morrison ya sabemos Misty, pero de ese niño nuevo no… puede que Morrison lo haya hecho enojar, ya sabes cómo es él de presumido, siempre queriendo llamar la atención. –dijo una voz femenina con un tono agudo defendiendo al azabache.
    – No puedes defender a todos toda la vida May, es mejor que digas la verdad. –suspiró la niña de nombre Misty, era una estudiante de cabellos cortos y naranjas oscuros como casi tirándole a rojo, piel blanca, y ojos verdes.
    – No es eso, y estoy diciendo la verdad, además él es nuevo y no podemos decirle nada malo. –respondió la defensora de nombre May, era una niña de cabellos castaños y un poco largos que le llegaban a sus hombros, tez blanca y unos bonitos ojos zafiros.
    – ¡Que yo soy más que tú! –continuaba aun la discusión entre los 2 niños gritando al mismo tiempo.
    – Me caes bien Ash, creo que nos entenderemos bien. –cambiaba repentinamente de actitud Morrison ahora tomando de la cabeza a Ash en sus brazos.
    – Eso creo… -

    Dejando pasar esta situación sonó el timbre de la campana, los grupos comenzaban a irse en filas a sus respectivas aulas, los maestros comenzaban a salir de la dirección para ir al salón que les tocaba e impartir su clase, Ash pensaba que le tocaría alguna de las aulas de la planta alta ya que podía tener una mejor vista, pero lamentablemente no, la segunda planta constaba nomas de cuarto grado, quinto y sexto, la planta baja sería su zona ya que era de primeros hasta terceros.
    Su salón terminó siendo el número 4, el cual quedaba cerca de la cafetería, en parte algo malo por el simple hecho de que el olor de la comida llegaría hasta las narices de los pequeños, pero a la vez un beneficio, se ahorrarían la pena de recorrer un buen tramo y así más fácil ganar lugar para obtener su desayuno. Pasando adentro del salón 4, se podía ver a la mayoría de los niños y niñas de su edad platicando a gusto, claro porque todos ya se conocía, menos él por ser el nuevo estudiante, había un total de 5 filas, conformadas por unas cuantas mesas y 2 sillas en las mismas para formar parejas, el niño azabache buscó un lugar pensando que habría uno disponible en la parte trasera pero al ver que ya estaba ocupada mejor se fue a una que estaba cerca de una mesa más grande, la cual al parecer era la del maestro que estaba repagada a la pared.

    – Por eso odio ser el nuevo… -dijo para sí mismo el morocho con unos aires de pereza, en su mesa no tenía compañero, prácticamente tendría más espacio para sus útiles o posible material que le encargaran.
    – Buenos días niños –decía una voz masculina entrando al salón.
    – Buenos días maestro Wattson –contestaron al unísono todos los integrantes de salón como una muestra de respeto y educación a un maestro, además de la típica regla de levantarse de sus asientos cuando entrara cualquier otro maestro de la misma escuela.
    – Pueden sentarse, gracias –contestó el hombre barbudo, dejó su maletín en el escritorio e iba a comenzar a decir unas cuantas palabras, pero al ver a alguien cerca de su escritorio cambió todo- joven Ash, me alegra tenerlo como mi alumno, así no me aburriré en clases.
    – Usted no se aburrirá, más bien yo –respondía el niño, ante esta respuesta el maestro se echó a reír nuevamente como cuando estaba en la entrada.
    – hahaha, ah que niño… disculpen… volviendo a la normalidad, niños, niñas… este año vendrá siendo a lo mejor uno de los más difíciles, dado que con lo que aprendan durante este ciclo de segundo año de primaria les servirá para futuros problemas de varias materias de tercero, así échenle ganas –avisaba Wattson, todos sus estudiantes pusieron atención ante dichas palabras- Muy bien, comencemos con la clase.
    – (No… ya tan temprano y ya nos pone a trabajar, espero que no comencemos con español) –pensaba Ash mientras sentía una gran flojera recorrer en todo su cuerpo y mente.
    – Según mi horario de clases, tengo que impartirles 2 horas de español todos los lunes –revisaba el profesor una hoja que llevaba en el maletín.
    – (¡Rayos! Bueno… de menos no empezaremos a escribir oraciones y separar el sujeto, verbo y predicado) –pensaba el estudiante de Kanto tratando de ver el lado positivo pese a la materia.
    – Escribiré 10 oraciones, van a clasificar el sujeto, verbo y predicado –anunció Wattson comenzando a escribir en el pizarrón la actividad- al terminar comenzaremos con…
    – ¿Puedo pasar maestro? –decía una voz femenina entrando al salón.
    – May Balance, ¿Dónde estabas? Fuiste de las primeras en llegar a formarte pero la última en llegar tarde al salón de clases, ¿Qué hacías? O más bien, ¿Cuál es tu excusa? –preguntaba el hombre gordo.
    – Es que el director Birch me habló junto con mi papi –respondía la niña castaña.
    – De acuerdo… por esta vez la dejo pasar señorita, puede sentarse al lado del joven Ketchum –dijo el maestro de pocos cabellos señalando al morocho.

    Mientras Wattson continuaba escribiendo dichosas oraciones, May fue directo a la mesa donde se encontraba Ash, la pequeña de ojos zafiros dejo su mochila en la orilla de su silla para luego sacar un cuaderno y lápiz, al igual el azabache repetía las mismas acciones, pero un pequeño problemita para la niña no tenía consigo un sacapuntas, un típico error para todo estudiante sin importar la edad.

    – ¿No tendrás un sacapuntas que me puedas prestar? –decía la castaña a Ash.
    – Claro –respondió cortamente el niño de ojos negros sacando dicho sacapuntas de su mochila.
    – Gracias –contestó con una cálida sonrisa May en su bonito rostro- ¿Eres nuevo verdad?
    – Jeje, sí –dijo medio apenado el azabache.
    – Ya verás que encajarás con nosotros muy rápido, ¿de dónde eres? –continuaba preguntando la oji azul.
    – De Kanto, vivía en Pueblo Paleta –respondió el niño morocho.
    – Cof cof, mis niños, es hora de ponerse a trabajar –dijo una voz masculina interrumpiendo dicha conversación entre los 2 infantiles.
    – ¡Lo siento maestro! –exclamó May apenada sacando punta rápido a su lápiz para ponerse a escribir.
    – ¿Trabajar? Pensé que veníamos a estudiar –dijo confundido Ash, ante su comentario unos cuantos del grupo se rieron, inclusivamente Wattson.
    – Valla valla… siendo nuevo y ya bromeando, por eso dije que mis clases ya no serán tan aburridas al tenerlo con nosotros niño Ash –comentó el profe Wattson tomando asientas mientras veía a sus alumnos anotando lo del pizarrón.

    Toda la mañana proseguía su marcha, todo era orden en dichosa primaria, se impartía una perfecta disciplina en cada salón, todos los alumnos se encontraban trabajando en sus respectivas actividades y ejercicios impartidos por el maestro asignado que tenían, lo malo para Ash es que esto era prácticamente un infierno, no había diversión, todo era silencio y puro trabajo tras trabajo, actividad tras actividad… finalmente llegaría el momento más anhelado para el niño morocho, el receso, este comenzaba a las 10:30 am y terminaba a las 11:00 para luego nomas aguantar 1 hora y 45 minutos para irse a sus casas.

    – ¡Al fin! –dijo Ash soltando su lápiz sin importar que le pasara, todos sus compañeros igual como él de desesperados soltaron un grito en señal de ansias por ya descansar un rato, lo más extraño fue que también su maestro se unió a este grito y salió apresurado- Y a mí me decían loco.
    – Te encanta el recreo, ¿verdad? –preguntó May.
    – Algo así, digamos que el trabajar en clase no es lo mío –contestó el niño mientras buscaba algo en su mochila, lo cual resultó ser un sándwich envuelto en una servilleta a salvo en una bolsa de plástico.
    – ¿También trajiste sándwich? –dijo confundida la niña castaña al sacar uno igual- A ver si adivino… ¿Es de jamón?
    – ¿Eres adivina o cómo lo supiste? –preguntó el azabache.
    – Es que me gusta mucho el jamón y fue lo primero que se me vino a la mente jijiji –reía la pequeña quien seguía sentada en su lugar.
    – ¡Oye Ma…! –exclamó una voz femenina desde la puerta del salón, pero no pudo continuar de hablar ya que alguien la había silenciado.
    – ¡Cállate Misty zanahoria! –dijo una voz masculina quien le había tronado un huevo con confeti en la cabeza para luego irse corriendo.
    – ¡Morrison vas a ver! –contestó molesta Misty quien empezó a perseguirlo para desquitarse, Morrison solo seguía corriendo como loco por su vida y no ser alcanzado para que no lo golpeara.
    – Pensé que solo yo era al que le gustaba el jamón, ¿Qué otras comidas te gustan? –preguntaba interesado Ash para ir conociendo a su nueva compañera.
    – Me gusta todo lo que prepara mi mamá –respondió la pequeña de ojos zafiros quien comenzó a comer su sándwich de jamón, cosa que igual el azabache imitó.

    Conforme avanzaba el recreo tanto May como Ash se preguntaban cosas que les gustaban, en la mayoría de lo que se decían coincidían, prácticamente ya ni importancia le daban al tiempo por tan buena conversación que llevaban, en ocasiones el morocho la hacia reír con sus payasadas y/o travesuras, prácticamente como todo niño uno estaría afuera jugando con sus amigos o una charla en grupo, pero la excepción fueron estos 2 quienes se habían quedado solos en el salón sentados lado a lado.

    – ¿Vas a vivir aquí en Hoen ahora en adelante? –preguntaba la jovencita de cabellos castaños.
    – Según mi mamá sí, pero no creo, ya que la transfirieron aquí por trabajo y normalmente son por un tiempo. –explicaba Ash.
    – Ya veo… entonces aprovecharé ese tiempo –sonrió May.
    –¿Eh? –pronunció confundido el niño, no había entendido nada de nada, ante su expresión en el rostro nuevamente la niña reía.

    Aquella frase jamás la logró entender el niño, pensaba preguntarle a qué se refería pero la campana le había ganado. El receso llegó a su fin, como todo maestro Wattson debía llegar antes para así tener ya desde el inició hasta el fin de la clase un orden y disciplina.
    Dejando pasar todas las actividades que dejaba su maestro el día había terminado para todos los alumnos de la escuela primaria, muchos niños comenzaron a irse en rumbos a la puerta de salida, ésta casi era un desastre ya que afuera de la misma había puestos de golosinas, sodas, entre muchos otros conocidos que uno conoce desde que comienza a estudiar dicho nivel académico… Ash había sido uno de los últimos de su grupo en irse, curiosamente también May y su amiga Misty quien siempre la esperaba antes de irse.

    – Vámonos May –dijo un tanto inquieta la peli roja estando en la puerta.
    – Ya voy Misty. –contestó May guardando su ultimo cuaderno. – Adiós Ash –dijo la oji azul mostrando otra vez su bonita sonrisa para luego retirarse con Misty.
    – Adiós May –regresaba la despedida el morocho, pero ya era algo tarde, su nueva amiga se había ido.
    – Ahora casi ni hablamos May, ¿Qué te traes con ese niño? –preguntaba Misty.
    – Nada, es divertido, y no es un niño, se llama Ash –decía lo último de una manera molesta la niña castaña para defender a su amigo.
    – Está bien, como sea, Ash o como se llame… -replicó igual molesta la niña peli roja. – deja que se consiga a sus amigos por sí mismo.
    – Pues Morrison ya lo es, y yo también, ay Misty… no sé qué tienes en contra de Ash, todavía ni te habla y ya lo tratas como si no fuera nada. –comentaba May con su mismo tono, lamentablemente Misty era de carácter fuerte, no tenía remedio alguno.

    Volviendo a con Ash, él había ido por otra parte, su objetivo no era la salida, quería explorar la escuela y conocerla, a fin de cuentas su mamá no la había visto en la salida, conociendo que llegaría un poco tarde por su trabajo aprovechó dicho tiempo para su pequeña exploración, unos cuantos maestros se fueron, otros se quedaron, mientras que los intendentes obligatoriamente limpiaban el patio principal que yacía ahí y los pasillos. Comenzando la exploración el niño morocho pudo ver todas las aulas, incluyendo la de computación e inglés, además de su sitio más preciado, la cafetería.

    – No pude probar la comida, pero platicar con May fue mejor que eso, no sé por qué pero ni ganas tuve de salir –decía para sí mismo Ash quien abandonaba la cafetería, al salir ya su madre estaba en la puerta de la salida esperándolo, al verlo llegar le plantó otro beso en su frente- ay mamá… no me gusta que me queden pintados tus besos.
    – No seas así hijo, imagina el día que tengas novia, en esos momentos dirás todo lo contrario –comentaba su madre quien comenzó a caminar al lado de él tomándolo de la mano.
    – ¿El día que tenga novia? No te entiendo nada mamá, ¿Qué es una novia? –preguntó confundido el niño.
    – No te podría decirlo, lo aprenderás por ti mismo cuando crezcas, pero para que me entiendas mejor… una novia es una niña que te hace tener momentos de alegría y siempre estará a tu lado sin importar que pase, lo que más verás es que siempre está sonriendo cuando te ve. –explicaba la madre de Ash de tal manera que este entendiera.
    – Sonrisa… mmm… creo que ahora si te entendí, o eso pienso –comentó su hijo.
    – ¿Enserio? –dijo sorprendida su madre ante el comentario de su hijo, esto ya era fuera de lo normal para ella.
    – No, la verdad no entendí nada, hasta crees que lo haré. –respondió el niño entre risas, en parte su madre no tuvo otra más que sonreír por el azabache, todavía él era muy pequeño para que conociera ese tipo de cosas. – Sólo lo de la sonrisa sí, hoy conocí a una niña con la que platiqué muy a gusto, tiene una bonita risa.
    – Valla Ash, primer día de clases y ya tienes una amiguita, ¿cómo se llama? –preguntaba interesada la mujer de cabellos rojizos.
    – Se llama May. –contestó brevemente Ash.
    – Qué bonito nombre, espero que te lleves bien con ella, y no te me distraigas de los estudios Ash, sino… -advertía su madre, esto último lo había pronunciado casi en un tono de regaño.
    – ¿Sino qué? Ya me quitaste la televisión, los juguetes… ¡Todo! Ya no hay nada que me puedas quitar a menos que sea el aire. –dijo el niño en forma de superioridad.
    – Tú nomas espera hijo, toda madre conoce cómo castigar a sus hijos. –

    Pasaron 4 años y aquel niño llamado Ash ya se encontraba en su último año de primaria, en ese lapso conformó un lazo muy fuerte entre él y Morrison, dando como resultado una enemistad debido a que desde el momento que se conocieron diario competían en lo que se imponían el uno al otro: torneos, concursos, retos, entre muchas otras cosas. El ahora preadolescente azabache igual había formado una relación de gran amistad con May, sin que lo notase la pequeña castaña ya se estaba convirtiendo en una señorita, como todo cambio en esta etapa su cuerpo empezó a desarrollarse, pero mantenía aun aquel hermoso rostro de niña, ambos eran grandes amigos por todo lo que tenían entre ellos: conocían a los miembros de su familia, en ocasiones salían a comer juntos ya fuese a sus casas o algún otro lado de la ciudad.

    Tarde o temprano les tuvo que llegar a ambos los cambios hormonales, los cuales uno de los principales fue la atracción por el género opuesto, cosa que sucedió con estos. En 6to año casi ya no sabían ni cómo hablarse a pesar de ser grandes amigos, cuando se veían cara a cara nomas existía un típico saludo y era todo, aunque les pesara admitir este cambio no podían evitar los sonrojos cuando chocaban accidentalmente, cuando se tocaban las manos, cuando los demás del grupo ya los tomaba en cuenta como una pareja, entre miles de ocasiones que no podían ser inevitables... la atracción.

    Hoy nos encontramos en el último día de clases, o mejor conocido como el día de graduación para los alumnos de 6to año y dar brinco a un nuevo nivel académico, la escuela secundaria… todos los grupos, todos los alumnos y todos los maestros estaban inquietos por tan dichoso evento, no obstante por el comienzo de las vacaciones de verano pues este evento es de los inolvidables en la vida de toda persona. Prácticamente ya no había que enseñar algo o continuar con libro alguno, únicamente se les dejaba a todos los alumnos tener un día libre hablando de lo que quisieran en el salón con sus compañeritos o grupitos que se juntaban, pero eso sí, nada de desorden.

    – (¿Por qué?) –se cuestionaba en sus adentros un chico azabache que estaba pensativo, sentado en su lugar, recargado con los codos con una mirada que solo posaba hacia su mesa.
    – ¿Qué tienes Ash? Normalmente tú no estás así si se trata de un día libre sin tareas, ni trabajos o algo por el estilo –dijo una voz femenina sacando al azabache de sus pensamientos.
    – No es nada Misty, es solo que… bueno… tú ya sabes a qué me refiero, se me hace un golpe muy duro, honestamente no creo poder hacerlo. –decía el chico de ojos negros un tanto serio pero a la vez medio deprimido.
    – Ya veo… las cosas suceden Ash, no se pueden evitar en su mayoría, deberás afrontarlo y hacerlo tarde o temprano. –explicaba la chica peli roja, aunque no se lo esperaba el preadolescente Misty ya le había aceptado ser amigo de May y en parte un compañero de clase. – Pero aun así… ¡Arriba ese ánimo! Es el último día de clases y puede que sea la última vez que veas a todos tus compañeros o amigos.
    – Trataré, no te aseguro nada –contestó cortamente Ash, para algunos las despedidas son duras, todos aquellos momentos buenos y malos pasan a simples recuerdos, esas experiencias se viven una sola vez en la vida.
    – Deberías, mira a May, ella sí está tratando de disfrutar el último día. –dijo la chica señalando a la castaña quien se veía feliz hablando con una compañera de cabellos morados.
    –Mm… está bien –volvía a responder de una manera corta pero con un tono seco en su voz, en ese momento el timbre del receso sonó y todos salieron apurados, prácticamente en este día el receso ya era fin de clases por la organización del evento y todos los grupos deben estar asignados en una parte del patio.

    Ash como siempre fue de los últimos al salir del salón, al igual May como acostumbraban desde que se habían conocido, comenzó a caminar en dirección a la salida del salón, como Ash estaba en esa parte no pudo evitar verla de reojo cosa que a la castaña le apenó un tanto ocultando sus coloradas mejillas, en cambio el chico morocho al ver que ya se iba alejando decidió dejar el aula para ya solo esperar los cuantos minutos que ya le quedaban en la primaria. Superando aquellos humores y problemas que le rodeaban en su mente los hizo dejar a un lado haciendo caso a lo que le había dicho Misty, no tardó mucho el puberto en recuperar su personalidad traviesa que siempre tuvo dentro, para que el asunto estuviera mejor recurrió a juntarse con Morrison y un grupito, con esto tuvo para volver a ser el de antes, para distraerse por completo todos de este día fueron a pedir uno de los balones de soccer y entre ellos organizarse un partido, claro Ash de un lado y Morrison del otro para que otra vez comenzara una competencia entre estos 2.

    En cambio May hizo algo similar pero más tranquilo, una simple plática entre amigas, estas se encontraban de pura casualidad en el mismo lugar que los chicos jugaban soccer, al ver todas de nuevo la rivalidad existente entre Ash y Morrison no dudaron en hacer que el juego creciera más para que ambos conjuntos se prendieran más con una porra de cada lado. El estudiante morocho ya era reconocido en la escuela por los torneos de soccer donde participo y ser una pesadilla en la media cancha siendo un creador de jugadas, mientras que Morrison era lo mismo pero en la defensa. El partido tuvo que terminar drásticamente por una maestra de cabellos grises y largos porque ya era hora del acto académico, obligatoriamente todos los presentes junto a los demás de 6to año debían ya estar presentes.

    – Te salvó la maestra Winona. –
    – En tus sueños Morrison, ya quisieras. –
    – Última llamada de atención, no vienen les quito esa pelota sin importarme de que sea, recuerden que tengo su cartilla de buena conducta y también puede sufrir una pequeña alteración. –dijo un poco molesta la maestra.
    – ¡Ya vamos maestra! –exclamaron los rivales y amigos, corrieron a toda velocidad al patio principal donde muchos de los alumnos de la institución ya se encontraban sentados en sus respectivos lugares.

    El evento no fue nada interesante, las típicas entregas de diploma para los mejores alumnos desde primeros hasta sextos fue lo que se hizo antes que cualquier otra cosa acompañados de unas cuantas palabras del director mostrando orgullo por sus mejores aprendices durante el ciclo escolar. Finalmente todo llegaba a su fin, después de tantas palabras, diplomas y demás los niños y preadolescentes abandonaban la escuela, los de sexto simplemente echaban un breve último vistazo por todo lo que tuvieron ahí, la mayoría no estuvo tan sentimental ni nada fuera de lo común, solo 2 personitas continuaban ahí fuera de la primera aula en la que estuvieron: un azabache y una chica castaña.

    – (No seas cobarde Ketchum, es la última vez que la verás, te irás a Kanto y capaz jamás la vuelvas a ver.) –decía para sí mismo el chico tragando saliva, ambos no se miraban, simplemente sus ojos estaban concentrados en el salón. – M… Ma… May.
    – ¿Sí, Ash? –
    – Este… yo… (¡Que se lo digas maldito cobarde!) –
    – ¿Tú…? –
    – ¿Recuerdas cuando nos conocimos? (¡Ah que imbécil eres Ketchum! ¿Esto es lo que se te ocurrió?) –
    – Claro que me acuerdo. A decir verdad, eso es lo que ahorita me puse a recordar sabiendo que será la última vez que veré este salón. –dijo muy nostálgica la preadolescente de ojos zafiros.
    – ¿Enserio? ¿Y… qué es lo que más recuerdas? –
    – Las ocasiones en que platicábamos alegremente y el maestro Wattson nos llamaba la atención, a fin de cuentas nunca nos puso un castigo o algo por estilo porque eras su alumno preferido. Y… cuando comíamos durante el receso juntos. –comentó un poco apenada por lo último sin querer mirar al azabache, esto no era porque no quisiera verlo o ignorarlo, simplemente un tono carmesí en sus mejillas comenzaba a aparecer gracias a la palabra final: juntos.
    – Cierto, yo pensé que sería de los más problemáticos para un maestro pero terminé siendo lo contrario… yo también recuerdo todas esas veces en las que tú y yo teníamos mucho de qué conversar. –hablaba un tanto más tranquilo el azabache, aquellas conversaciones volvían a la normalidad pero desgraciadamente en el momento de su adiós.
    – Nunca parábamos de hablar, a veces tuvimos discusiones sin sentido aunque debo admitir que eran divertidas jiji. –reía May con toda confianza recobrando su actitud de niña, ahora sí se había atrevido a ver a su amigo al igual que él a ella.
    – May, ¿qué nos sucedió? –
    – ¿D… de… de qué hablas? –preguntó nerviosa la estudiante, como toda mujer en desarrollo ella ya veía con más madurez los cambios que se dan durante esta etapa. – (De seguro sabe que me gusta, no quiero que…)
    – En tercer año y cuarto nos hablábamos muy padre, en quinto salíamos a muchas partes pero en sexto todo decayó y hoy que es nuestro último día aquí esos días vuelven a tomar vida. –
    – N… no entiendo. –
    – Créeme que yo tampoco lo tengo bien claro pero… (¡Es tu última oportunidad, si no la aprovechas que menso serás!) –jalaba aire para lo que le diría a su amiga, todo esto tenía su origen y esos eran los cambios de su persona, sin querer a ciegas terminó enamorándose de su mejor amiga. – (Pero… ¿y si no le gusto? ¡Bah! Aunque me rechace quiero que lo sepa sino viviré con eso toda la vida.)
    – ¿Sí? –preguntó la señorita en desarrollo.
    – May, tú me g… –
    – ¡Ash, es hora de irnos! ¡Perderemos el barco! –exclamó una voz femenina desde la puerta de entrada de la escuela. –
    – ¡Ya voy mamá! (Me lleva el chanfle…) –dijo desconcertado el chico de las setas.
    – ¿Eh? ¿Ya te vas de nuevo a Kanto? Pensé que sería después. –dijo May triste, su mirada lo delataba todo al no querer que se fuese.
    – Fue mi culpa, jamás te lo dije porque pensé que no nos volveríamos a hablar bien. –respondía de la misma manera el morocho.
    – Entonces… todo aquí termina… –
    – Eso me temo… yo volveré a Kanto, tú seguirás aquí y… –
    – Te voy a extrañar Ash. –dijo la jovencita de ojos azules abrazando a su amigo de la vida por última vez, lamentablemente no pudo aguantarse las ganas de romper en llanto sobre él.
    – May… –pronunció impresionado y a la vez confundido. Al ver que no podría hacer mucho simplemente le correspondió el abrazo mientras ella seguía llorando sobre él. – yo también te voy a extrañar…

    Este gran abrazo lleno de afecto y algo de tristeza parecía largo, la madre del chico al ver la escena no quiso hacer presión ya que era algo delicada la situación, May había sido la primer y única amiga con la que Ash mejor se haya llevado, en parte sentía tener una gran culpabilidad pero así era por su trabajo.

    – Espero tener la oportunidad de volver a verte un día. –decía sus últimas palabras el procedente de Kanto que se devolvía a su tierra natal.
    – Ansiaré mucho ese día, por favor cuídate y no me olvides. –dijo May rompiendo el abrazo, se secó sus lágrimas y miró por última vez con sus preciosos ojos rojos por haber llorado el rostro de Ash, algo muy dentro de ella misma le impulso a hacer algo que nunca pensó a hacer: le regaló un beso en su mejilla derecha y salió corriendo a la dirección donde su padre que era maestro de la misma estaba firmando unos papeles.
    – May, tú me gustas… –susurró para sí mismo el azabache de nombre Ash, lo único que podía hacer era simplemente caminar en dirección a con su madre sin dejar de ver de reojo el rumbo que había tomado la chica que cautivó su corazón.
    – ¿Estás bien hijo? –
    – Sí… estoy bien… ¿A qué hora parte el barco? –
    – En media hora, en lo que tardamos en llegar al puerto en taxi nos sobraran 10 minutos en acomodarnos en los camarotes. –
    – Ya veo. –dijo con una voz seca su hijo abandonando la escuela.
    – Tarde o temprano debía suceder, perdóname Ash, has crecido y jamás pensé en estas situaciones. –decía Delia siguiendo a Ash con un paso más lento, lo más indicado era hablar con él pero debía tener un momento a solas.

    Y así fue… la familia Ketchum tomó su barco que los llevaría a Kanto en un viaje largo, dejando atrás recuerdos y experiencias que vivieron durante su estadía en una gran y fantástica región: la región Hoenn.

    Pasaron 6 largos años, con 18 años de edad Ash había crecido y cambiado lo suficiente para ser un hombre maduro con el cambio más notorio: su voz. La escuela secundaria y preparatoria no fueron mucho para él, todo era normal al haber regresado con sus viejas amistades con las que compartió todos esos años hasta su etapa de adulto joven. Su madre en muchos casos tenía que seguirse trasladando de región en región, el chico al no querer volver a pasar una situación similar como la que tuvo se independizó de su madre, al inicio no le agradó del todo a su mamá pero tenía que aceptarlo incluyendo el hecho que le debía una.
    Ese gran sentimiento de atracción por la joven de nombre May se fue desvaneciendo poco a poco, sin embargo aquellos recuerdos se mantenían en lo más profundo de su ser, en ocasiones llegaban muchos flash backs sobre lo que tuvieron como amigos pero el tiempo desgraciadamente también los iba haciendo menos, no sabía qué o cómo estaría su amiga en todos esos años así que para no tomárselo tan a pecho decidió concentrarse en sus estudios y amigos.

    Hoy nos encontramos en una hermosa tarde de Jueves en Pueblo Paleta durante el periodo de vacaciones de verano, Ash Ketchum aprobó todas sus materias de último semestre de la preparatoria, hizo un buen examen y quedó registrado en la Universidad de Ciudad Pewter, de momento tendría un periodo de 8 semanas de vacaciones pero la cuestión era ¿qué hacer durante ese tiempo?

    – Estúpida televisión, no tienes nada bueno hoy, para eso me gustabas. –decía molesto para sí mismo un hombre alto de cuerpo medio fornido, estaba recostado en el sofá tratando de encontrar algo en televisión.
    – Ash, estar en casa todo el día no te servirá de nada, mejor levántate y… –su madre quien estaba dispuesta a poner a trabajar en algo a su hijo, fue interrumpida por el sonido de una melodía proveniente de su teléfono que tenía en la cocina. Quedándose con las ganas de quitarle lo perezoso a su hijo, fue a contestar el teléfono. – ¿Diga?
    – Hola, ¿residencia Ketchum, verdad? –preguntó una voz femenina.
    – Así es, ¿Quién habla? –
    – ¿Ya no te acuerdas de tus amigas, verdad? –
    – ¡Vaya sorpresa! ¡¿Cómo conseguiste mi número?! –dijo emocionada Delia al reconocer una voz que no había escuchado en un tiempo.
    – No es necesario saber los detalles, digamos que paseaba por aquellos lugarcitos donde solías ir y como yo también le hablo bien a muchas personas pude conseguir tu número. –
    – Jajaja, ya veo. ¿Y cómo han estado? –
    – Muy bien gra… espera un poco, estoy hablando. –
    – ¿Eh? –preguntó confundida la señora Ketchum.
    – No, no, no era para ti el comentario Delia. Dime, ¿se encuentra tu hijo? –
    – Sí, ¿gustas hablar con él? –
    – Por favor. –
    – ¡Ash, cariño te hablan por teléfono! –tapó una parte del teléfono previo a llamar a su hijo, este vino como si nada a la cocina y tomó la llamada.
    – ¿Quién me busca o qué? –preguntó en susurros el azabache.
    – Solo contesta. –respondió Delia en el mismo tono acompañado de una sonrisa.
    – ¿Hola? –comenzó a hablar Ash con un tono de confusión.
    – Hola Ash, ¿cómo has estado? –
    – Muy bien, gracias. –continuaba con su tono de confusión al no saber quién le llamaba.
    – Te voy a pasar a una amiguita que conociste, ¿está bien? –
    – Eh… seguro. –
    – Bien. –se despedía la voz femenina con la que hablaba, el tono era muy parecido al de su madre pero más suave.
    – Hola, ¿Ash? –pronunció otra voz femenina pero más aguda que la de su madre y la anterior.
    – Hola. –
    – ¿Te acuerdas de mí? –preguntó emocionada la persona.
    – Uf… perdona mi ignorancia pero, ¿me darías una pista? –
    – Uhm… trata, recuerda todos tus momentos que tuviste desde la primaria hasta dónde has llegado ahora. –
    – No pues así qué sencillo. –dijo sarcásticamente el joven adulto. – ¿Misty?
    – Claro que no, ni que fuera tan amargada. –respondió un poco molesta aquella voz femenina al escuchar ese nombre.
    – Mm… ¿Melody? Ah no, hace 2 años que ya no la veo y se fue a las Islas Naranja. Ugh… soy malo adivinando. –
    – Si que eres un despistado Ash Ketchum, ni en estos has podido cambiar esa actitud que te distinguía mucho. –
    – Lo sé, y así me quedaré. –dijo Ash sin pena de aceptar lo que él era, esto era muy original en su persona y eso era valioso.
    – No cabe remedio, eres el mismo. –decía en un tono alegre la persona que le hablaba. – En fin, te daré una última pista, si no sabes quién soy yo créeme que te las verás conmigo. Tengo ojos azules.
    – (Ojos azules…) ¡Dawn! –
    – Hasta que te acordaste de mí, torpe jiji. –decía la joven de nombre Dawn en un tono de broma.
    – Uh, perdóname la vida, no es mi culpa porque ¿hace cuanto que nos vimos la última vez? –
    – Como hace 3 años. –
    – Y dicen que soy el olvidadizo. –
    – ¡Ay, eres un condenado! Vas a ver cuando vaya en unos días. –
    – Espera un momento, ¿vendrás a Pueblo Paleta? –
    – Obvio, iré a verte junto con mi madre y una amiga, si no te molesta claro. –
    – Ya vendrás a colmarme la vida… qué remedio… –dio un gran suspiro el azabache.
    – ¡Oye! –reprochó molesta la chica.
    – Jajaja, sabes que bromeo, las esperaré con ansias. –
    – Tú y tus bromas Ash, ya tendré mi venganza, solo espera. Nos vemos luego, cuídate. –
    – Igualmente latosa. –
    – Jiji, adiós torpe. –se despedía Dawn volviendo a entregarle la línea a la primera persona quien llamó a la residencia Ketchum.
    – Me parece que de nuevo volverán a llevarse entre sí, de seguro ya recuerdas quien soy también, ¿o no Ash? –preguntó la voz femenina.
    – Jeje, lo lamento señora Johanna, soy algo distraído y ya ve como la juventud de ahora tomamos todo con facilidad. –
    – Muy cierto, no es tu culpa. ¿Podrías pasarle el teléfono a tu mamá? –
    – Seguro. –finalizaba Ash su conversación al teléfono, le entregó la línea a su madre y este ahora se iba de salida en dirección a su cuarto.

    Delia continuó por un buen rato al teléfono, las risas y emociones eran notorias en ella al tener por lo visto una buena conversación, Ash en cambio se fue a su cuarto para prender su laptop y escuchar algo de música.
    La música no era lo suficientemente entretenida para quitarle su aburrimiento, entró a Messenger y vio que no muchos contactos suyos estaban conectados, si acaso eran unos 5 pero esos ni en cuenta le llamaban la atención dado que estaban en la categoría `otros´ donde suele poner a los que lo agregaron como si nada y jamás se atrevieron a conversar.

    – ¡Voy a morirme de aburrimiento! –dijo para sí mismo el joven morocho echando sus manos a su rostro, de repente una pista de su lista de reproducción de Windows comenzó a sonar. – No recuerdo haber tenido esta canción…

    La melodía era tranquila al escucharse un piano, tal vez el ritmo era algo deprimente por como sonaba, pensando en brincarse esa canción dejó que siguiese un poco más. “She just walked away… why didn´t she tell me?” La letra le hizo cambiar de opinión, a pesar de que fuese en inglés él no tenía problema al entenderlo pues en esos 6 años había estudiado lengua extranjera en una escuela particular.

    – Muy raro, diario los escucho pero nunca esta canción… –dijo en un susurro el joven de ojos negros al quedar impactado por lo que expresaba esta canción, el grupo se llamaba `Three Days Grace´ y la canción que cantaba el vocalista era `Last to know´.

    “She didn´t say a word, just walked away” Dejándose de llevar por el significado de cada palabra, los recuerdos comenzaron a invadir su mente llevándolo de nuevo al pasado, tal vez no tan atrás cuando era un peque pero sí cuando ya comenzaba a ser un preadolescente. La primera imagen que cayó en su mente fue el recuerdo de una persona en especial con la que había compartido momentos de risas, peleas, bromas, discusiones, entre muchas más que la volvían especial, lo más difícil era recordar por completo cómo eran sus rasgos faciales ya que su memoria solo le permitía un poco pero el nombre era imposible de olvidar.

    – May… –

    Flash Back

    – Espero tener la oportunidad de volver a verte un día. –decía sus últimas palabras el procedente de Kanto que se devolvía a su tierra natal.
    – Ansiaré mucho ese día, por favor cuídate y no me olvides. –dijo May rompiendo el abrazo, se secó sus lágrimas y miró por última vez con sus preciosos ojos rojos por haber llorado el rostro de Ash, algo muy dentro de ella misma le impulso a hacer algo que nunca pensó a hacer: le regaló un beso en su mejilla derecha y salió corriendo a la dirección donde su padre que era maestro de la misma estaba firmando unos papeles.
    – May, tú me gustas… –susurró para sí mismo el azabache de nombre Ash, lo único que podía hacer era simplemente caminar en dirección a con su madre sin dejar de ver de reojo el rumbo que había tomado la chica que cautivó su corazón.

    Fin del Flash Back

    – Je, creo que no se ha cumplido… y pienso que jamás se hará, seguiste tu camino al igual que yo, a lo mejor ya tienes a alguien más a tu lado. –una sonrisa inesperada se pinto en su cara, a pesar que eran palabras difíciles de aceptación hacia la realidad no sintió tristeza o depresión, simplemente lo aceptó.

    Durante el resto del día, Ash estuvo sumido en aquellos recuerdos que aun a duras penas mantenía en su cerebro, no solo recordaba a la niña castaña, también a su amigo y rival Morrison con el que constantemente también tenían una gran relación de enemistad al competir hasta por cosas insignificantes.

    Pasaron 2 días y el joven azabache se la pasó recordando todo lo que podía, la primaria no solo debía ser su trauma, conforme hacía sus deberes en casa las memorias de la escuela secundaria y su reciente finalización de la preparatoria lo mantenían distraído, en la mayoría de las ocasiones una sonrisa se apoderaba de su rostro al igual que unas risas leves de felicidad. Hoy es Domingo y Ash se encontraba barriendo la cocina en lo que su madre se ocupaba de sus flores del jardín frontal de la casa.

    – Prometí no vivir el pasado y concentrarme en el presente pero ni eso puedo hacer b… –“¡Hola! ¡No pensé que llegarías temprano!” no terminó de decir su oración el chico al escuchar a su madre gritar, ese grito no era de enojo o temor sino todo lo contrario: un grito de emoción. – ¿Ahora qué?

    Yendo hacia donde su madre para ver qué le había causado gritar así además de sus novelas, fue a la puerta de entrada y a través de esta se podían escuchar varias voces agudas, la mayoría de ellas preguntaban por él a lo cual no lo pensó ni 2 veces para girar la perilla y abrir la puerta para encontrarse con…

    – Oh, ya no es necesario que vallan por él. Ash, no seas grosero y saluda a nuestras invitadas. –dijo su madre.
    – Y aun me crees un niño… buenas tardes señora Johanna. –dijo Ash saludando de beso a una mujer peli azul con mucho cabello, vestía unos jeans azules largos hasta la rodilla, una blusa blanca de manga corta y zapatilla roja.
    – Buenas tardes Ash. Wow, sí que has crecido. –decía impresionada la amiga de su madre al notar que el joven era más alto que ella.
    – Je, ni tanto. Hola latosa, digo, Dawn. –saludaba a otra persona más de la misma forma como lo hizo con la señora.
    – Ja, ja, qué graciosito, ya quieres empezar. –dijo otra mujer de cabellos azules pero más cortos, vestía un pantalón de mezclilla azul entubado, blusa roja ajustada y sin mangas que resaltaba su busto, y unas zapatillas blancas.
    – Pues como no tengo a quien más molestar, tú serás mi víctima. –notando que había alguien más detrás de ella, quedó en shock total por ver de quien se trataba, pareciera que sus ojos le jugaban una broma muy fea y pesada.
    – ¿No me vas a saludar después de tanto tiempo o quieres que me valla? –
    – ¿Ya se conocían? –preguntó Dawn curiosa.
    – Así es, nos conocimos hace 11 años cuando éramos unos niños, fui su primera amiga y él mi primer amigo. –
    – M… Ma... May. –decía perplejo el varón, aquella niña que conoció ya era toda una mujer, vestía un pantalón, zapatillas y blusa ajustada similar a Dawn, lo que cambiaba era la blusa al ser negra con un estampado de brillos `guess wha?´.
    – Al fin se cumplieron esas palabras, ¿no lo crees? –sonrió la castaña, su cabello era como cuando se conocieron: 2 largos mechones a los costados. Su rostro era algo que no cambiaba al mantener la imagen de una niña inocente con unos brillantes ojos.
    – Creo que mejor pasamos adentro. –sugería Johanna pero en un tono bajo al ver la situación que era incómoda.
    – No entiendo nada de lo que está pasando. –dijo su hija peli azulada en el mismo tono de voz.
    – Yo tengo las respuestas, les contaré todo con calma adentro, por favor pasen. –dijo Delia abriendo la puerta.
    Reconociendo que este era un momento especial para su hijo, no le llamó la atención ni nada por el estilo, dejó que se quedara a fuera mientras ella y las 2 mujeres peli azul se iban a la sala para poder hablar más tranquilamente el asunto de Ash. Volviendo al exterior, el azabache y la chica castaña no encontraban palabras para abrir una conversación ante un horrible silencio, únicamente intercambiaban miradas al ver cómo habían cambiado después de la última vez que se vieron.

    – Ash, yo… –
    – No puedo creer que seas tú, May. –dijo el hombre morocho interrumpiendo el dialogo de su primera amiga de la vida, un extraño impulso le hizo abrazarla como en aquella situación de despedida. – Te extrañe… te extrañe mucho…
    – Yo también te extrañé. –contestó May con un suave tono de voz correspondiendo ese brazo, al igual que Dawn ella era bajita en comparación a Ash al llegarle hasta el mentón.
    – Perdona que jamás me pusiera en contacto contigo, una parte de mí se apropio y quiso que olvidara todo, incluyéndote, pero… no podía. –
    – ¿Por qué querías olvidarme? –preguntó un poco triste la ahora mujer, se separó un poco y lo miró directamente a los ojos sin dejar de estar apegada a él.
    – Porque llegué a pensar que ese día de volvernos a ver jamás sucedería, y… por algo que en parte me mataba por dentro. –
    – ¿Y qué era eso que te intrigaba? –continuó preguntando pero en un tono más normal, el rostro de su amigo mostraba algo de seriedad al igual que su voz.
    – Es algo que no te pude decir en nuestro último día de clases. –
    – Lo recuerdo bien… –

    Flash Back

    – ¿Sí? –preguntó la señorita en desarrollo.
    – May, tú me g… –
    – ¡Ash, es hora de irnos! ¡Perderemos el barco! –exclamó una voz femenina desde la puerta de entrada de la escuela. –
    – ¡Ya voy mamá! (Me lleva el chanfle…) –dijo desconcertado el chico de las setas.
    – ¿Eh? ¿Ya te vas de nuevo a Kanto? Pensé que sería después. –dijo May triste, su mirada lo delataba todo al no querer que se fuese.

    Fin del Flash Back

    – Mi cobardía no me permitió decirlo bien, y al no hacerlo quedé con ello sin que lo supieras, eso era lo que me mataba, no decirte unas simples palabras que expresaban lo que sentía hacia ti. –
    – ¿Sí? ¿Y… y qué era? –preguntó un tanto nerviosa la mujer, aquellos sonrojos del pasado volvían a tomar dominio sobre sus mejillas.
    – May, lo que quise decirte en ese momento era… que tú me gustabas. Aunque no me correspondieras quería que lo supieras, y creo que lo he dicho tarde, muy pero muy tarde… –
    – Ash… eres un tonto… –unas cuantas lagrimas comenzaban a derramarse de aquellos resplandecientes ojos zafiro que no le quitaban la vista de encima.
    – Lo siento May, no debí decirlo. –dijo Ash en un tono deprimido al haber puesto así a la castaña.
    – No, no es por eso. Tú también me gustabas, si me lo hubieras dicho yo habría correspondido tus sentimientos y… tampoco tuve el suficiente valor para afrontarlo. –cada palabra que salía de la boca de May reflejaban arrepentimiento total, sus lagrimas caían por montón al suelo ante tanto dolor.
    – May, yo no… –

    El varón de cabellos alborotados fue silenciado de a golpe al sentir unos brazos que rodearon su cuello y lo condujeron a unos ardientes labios que aguardaban por los suyos, este acto fue producido por nadie más de que May besándole con sus ojos cerrados, la mirada que tenía hacia ella fue de sorpresa, nuevamente ella había tomado la iniciativa demostrando que el miedo y la pena no significaban nada para demostrar lo que uno siente.
    Lentamente el joven de 18 años se dejó llevar por el momento que vivía, cerró sus ojos y llevó sus manos a la cintura de esta, aquellos recuerdos que parecían haberse ido volvieron con suma facilidad por cada segundo que continuaban juntos en aquella muestra de afecto que reflejaba más que amistad por muchos años.

    – Ash, ¿aun te gusto? –dijo la joven procedente de Hoenn quien se separó lentamente de los labios del azabache, lo miró detenidamente sin dejarlo de tomar por el cuello esperando su respuesta.
    – Yo… no lo sé. Mi corazón vuelve a latir como nunca, pero, mi mente estña muy confundida… el estar mucho tiempo separado de ti me hizo daño. –respondió tristemente el chavo, al igual que su amiga él no separaba sus manos de donde las tenía puestas.
    – Entonces permíteme volver a ti, no soportaría la idea de que el hombre que me cautivó se valla con otra. Tú no me gustas Ash, yo te amo. –decía una May sonrojada con una mirada que pedía por una oportunidad. – ¿Qué dices?
    – Acepto May Balance. –contestó su amigo con una sonrisa, limpio las mejillas húmedas de May con sus dedos pulgares y un sonrojo en sus mejillas se hacía presente, aquellas palabras fuertes le habían convencido. Dentro de él una parte no le permitió decir una respuesta negativa, la oportunidad de volver a estar junto a ella se volvía a presentar y con una insistencia de ese tipo era imposible desperdiciarla, sin embargo esta decisión no fue con su mente sino con su corazón. – Pero, ¿no importa el tiempo que me tome?
    – Por supuesto que no, no te presionaré ni nada por el estilo, yo esperaré pacientemente. –dijo la oji azul llevando ahora sus manos a la espalda de Ash para después aferrarse a su pecho.
    – Eres de lo mejor, May. –abrazó tiernamente a su ex compañera de escuela después de darse cuenta muy tarde que unas `simples´ palabras pueden conducir a otros caminos.
    – Gracias por aparecer en mi vida, Ash Ketchum. –
    – Gracias a ti querrás decir por haberme hecho mantener vivos estos recuerdos. –dijo el oji negro dándole un beso en la frente de la chica.
    – Nuestros recuerdos. –corregía al joven de mayor estatura volviendo a separarse un poco y regalarle otra de sus lindas sonrisa.

    “Es la primera vez que los veo felices. Ash, espero que no la dejes ir.” Una silueta se asomó por la ventana a mirar esta tierna escena, su rostro reflejaba felicidad por la casi pareja, no le molestaba el hecho de que estuviesen en una posición de ese tipo dado a que sus palabras lo expresaban todo.
    Viejos amigos finalmente reencontrándose para llegar a ser algo más en un periodo lleno de relajación y diversión pero ahora con un toque extra, dando como resultado un verano que jamás olvidarán al mantener una llama viva uniendo a 2 personas, 2 almas y 2 vidas que tuvieron que pasar pasar por muchas dificultades para llegar a ser lo que son ahora y están a punto de ser.

    ¿Muy corto verdad? Este es uno de mis trabajos ya terminados, con gusto les brindaría otro pero desgraciadamente no puedo ponérselos porque tienen que ver con fechas especiales (saben a lo que me refiero, ¿no?) y no tendría chiste ponerlos. Esto que les puse para que leyeran fue una promesa que tenía pendiente por aquí, de momento me retiro que tengo que seguir con la tarea -_-

    Espero y haya sido de su agrado, recuerden que no teman a criticar, soy abierto a todo tipo de comentario. Bye.
     
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  2.  
    Sartharion

    Sartharion Entusiasta

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    Bien... Bien... Antes que nada comencemos con las criticas. (Se transforma en el todopoderoso Mr. Critico)

    1.- Siempre el guión va pegado al comienzo del parlamento:

    —Sí, hace tiempo que no nos vemos.
    —¡Hola!


    Y nunca así:
    Si, hace tiempo que no nos vemos.
    ¡Hola!


    2.-Nunca se usa guión para cerrar un diálogo. Siempre se usa un punto.

    Espero que todo salga bien.
    Espero que todo salga bien dijo.

    Pero nunca:
    Espero que todo salga bien .

    [Fuentes] http://fanficslandia.com/index.php?threads/guión-largo.10662/

    También noté que le pusiste algunas cosas raras "Estña" "Volviendo "a" con Ash" Pero ningún Fic es perfecto, todo buen fic debe tener errores, y todo buen escritor igual.

    "Ya se va el Mr. Critico" Ahora mi comentario de la historia:

    ¡Debo decir que esta es la mejor historia que eh visto estos días! Aunque sea un One-Shot ¡es realmente pero realmente genial! Digo, espere una historia y lo que hiciste fue un ¡Gran Obra de Arte! esto es alucinante, ¡Insólito!
    "Misty Zanahoria" me mató de risa. Y el Messenger de Ash, debería ser Pokessenger" jajaja xD
    Linda historia, pero el final estuvo triste :( deberían ser novios D`8, y esa Misty amargada XD jaja y la "Señorita Latosa Dawn" y la actitud de Ash al ir al colegio me recuerda a mi actitud cuando no tengo ganas de ir (Osea SIEMPRE)

    Bonita historia, realmente hermosa, y el beso fue como el de Icarly en IOMG, inesperado para Ash. Jaja.
    Bueno, espero que hagas más Fics como este, Advanceshipping ¡RULEZ!

    Nos vemos Señor Profesor Doctor Laker. ;)
     
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  3.  
    Steve Yops

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    Excelente historia, de principio a fin. Me dio risa cuando Wattson salió corriendo en el recreo jaja xD
    Muy buen final, espero que sigas escribiendo historias. No es para nada corto el One-shot xD
    Bueno, en críticas constructivas, sólo uno que otro error ortográfico y problemas de tipeo, pero en narración todo está bien ;)
    Salu2!
     
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  4.  
    Laker

    Laker Entusiasta

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    Ah caray, ¿ahora también soy doctor? Bueno, eso el año que entra por la universidad xD mientras que lo de profesor es cierto pero de lengua extranjera, aunque hable español prefiero el inglés lol. It´s easier than spanish.

    Eso era lo que buscaba, alguien que criticara duro, te agradezco que lo fueses porque ya noté mis errores y volveré a pulirme para poderles traer todavía un posible shot mejorado (de los que te he platicado). Nah, no creo que esto fuese una obra de arte, es una historia cualquiera porque soy novato y como todo maestro/profesor nunca se para de aprender.
    El final créeme que ni a mi me gustó pero, bien existe un dicho: no todo es de color rosa. Por lo cual tuve que dejarme dominar por ese final que puse.
     
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