Bokura ga Ita [One Shot] El regalo perfecto

¡Hola! Bueno, es la primera vez que escribo sobre Bokura ga ita, pero, me encanta el anime, decidí hacer lo del juego de palabras sobre este fandom porque aún no se ha publicado nada, y espero esto sea pie a más escritos que aviven el foro. Espero puedan disculpar mis errores, siéntanse libre de comentar lo que quieran, acepto críticas y aportaciones. Y un pedido, por favor, no al spam, tómese el tiempo de comentar lo que leyó. ^^ Bueno, ya no le quito más tiempo, espero les guste. :D

Tipo: One-shot.
Fandom: Bokura g aita.
Título: El regalo perfecto.
Palabra: Libro.

El regalo perfecto:​

Caminé por los pasillos del centro comercial, deteniéndome a observar con sumo cuidado las vitrinas de resplandeciente cristal llena de artículos para niños. ¡Afff!, ¡qué frustración! Aún no encuentro un regalo para Yano, y su cumpleaños es en dos días. Y lo peor es que aún no tengo la mínima idea de qué le regalaré.

Agarré mi móvil que vibraba en mi bolsillo. Yano, ¿tenía que llamar justo ahora?

—¿Aló?—contesté.

—Hola—contestó—, ¿dónde estás?

—En el centro comercial.

—¿Estás sola?—indagó.

—Sí—contesté nerviosa, no quería que supiera que le estoy buscando un regalo.

—Bueno, te espero en el café que está en la esquina, llego en diez minutos.

—Está bien—acepté, dando por terminada mi búsqueda, no lo haría cambiar de parecer sin levantar una sospecha por lo que no me molestaré.

—Adiós.

—Adiós—me despedí antes de escuchar el pitido al otro lado del auricular, indicando que había colgado.

—¡Demonios!—resoplé frustrada—. ¡Necesito encontrar un regalo!

Me encaminé a la salida para ir a encontrarme con Yano, en el trayecto una señora me interceptó.

—Señorita, ¿gusta pasar a ver los libros? Completamente sin compromisos.

—No, muchas gracias—negué amablemente—; los libros no son lo mío.

—¿Está segura? Sólo serán unos minutos, tenemos el nuevo libro de Stephen King, Pesadillas y Alucinaciones (Nightmares & Dreamscapes).

—No, realmente muchas gracias, pero, tengo prisa.

Cuando llegué al café acordado, ya él esperaba allí sentado en una de las mesas del fondo, recostado del vidrio con la mirada perdida. Estaba tan guapo, con unos jeans azul claro, y una camisa ancha negra, con su gorra puesta hacia atrás, y su cabello desbordándose a los lados.

—¡Hola!—le saludé sentándome.

—Hola, ¿por qué tardaste tanto, Takahashi?

—Una señora me retuvo.—Dicho esto, sus ojos se concentraron en mí y esa pícara sonrisa se extendió por su rostro.

Después de comer helados, reírnos y disfrutar en la compañía mutua, me acompañó a la parada del autobús. El tiempo estaba frío y él me cubrió con su suéter de lana gris. Esperábamos sentados con las manos entrelazadas.

—Yano—murmuré con la cabeza recostada en su hombro—, ¿qué quieres de regalo de cumpleaños?

Me tragué la idea de la sorpresa, ¿de qué me sirve mantenerlo en secreto si no compro nada?

—Te quiero a ti, mientras tú estés a mi lado, no quiero ni necesito nada más.

—Hablo en serio—repliqué.

—Yo también, eres todo lo que necesito. Si estás a mi lado, estoy realmente completo.

Su mano se ciñó a la mía con fuerza y nuestras frentes chocaron, nuestros labios se rozaron para fundirse así en un ansiado beso.

—¡Maldición!—pegué la cara de la mesa del salón, al día siguiente en el colegio.

—¿Qué pasa, Nana-chan?—inquirió una de mis amigas inseparables.

—Mañana es el cumpleaños de Yano, y aún no le he comprado nada—admití con el ánimo por el suelo.

—¿Ya fuiste al centro comercial?

—Tres veces, pero, no encuentro algo indicado.

—¿Por qué no le dices a Takeuchi-kun que te acompañe? Es su amigo, él sabrá qué elegir.

—¡Tienen razón!—asentí encantada con la idea, no sé porque no lo había pensado antes.

Cuando salí de clases corrí a buscar a Takeuchi antes de que se fuera a su casa.

—¡Takeuchi-kun!—le llamé, me sostuve sobre mis piernas para recobrar el aliento, respirando agitadamente y con dificultad por haber corrido.

—¿Qué ocurre, Nana-san?

—Quería saber si puedes acompañarme a comprar un regalo para Yano—le pedí, él se removió incómodo y pasó su mano por el cabello corto.

—No me parece muy buena idea, ya te lo había dicho, cualquier cosa que tú elijas le gustará.

—Por favor, por favor—imploré. Él suspiró y luego me sonrió.

—Está bien—aceptó dándose por vencido, y rindiéndose a mis caprichos.

En la tarde fui con Takeuchi a las tiendas, sin encontrar nada que fuera lo suficientemente atractivo como para comprarlo. Mi frustración fue aumentando, creciendo a cada segundo, pero, sobre todo preocupación, preocupación de desilusionarlo. Me asomé en una tienda de marca y vi unos relucientes zapatos azules.

—Take-kun, ¿crees que a Yano le gustaran?

—Le encantarían, son la versión más moderna de sus zapatos.

—¿Cuánto costaran?—comencé a ver mi presupuesto, ya decidida a comprárselo.

—Unos, 900 yenes.

El alma se me cayó al suelo de golpe. ¡Maldición! Creo que hasta me puse morada.

—¿Quieres entrar a comprarlos?

—No lograría comprarlos aunque reuniera la mesada que me dan mis padres durante todo un año.—Me dejé resbalar abatida, Take se sentó a mi lado.

—Él no quiere algo caro, sólo quiere saber que es importante para ti, que forma parte de tu vida.

—Señorita, ¿desea pasar a ver los libros? Tenemos Pesadillas y Alucinaciones (Nightmares & Dreamscapes), de Stephen King.

—No, muchas gracias—decliné la oferta. Respiré profundo y me levanté, Take me acompañó a la parada del autobús.

Al final, terminé comprando un sencillo juego de correas para reloj. Quedamos en vernos en su casa, pues, su madre quería cantarle cumpleaños, y él me pidió que le acompañara.

—Toma—le extendí mi regalo—, no es mucho. Fue lo que pude comprar, pues, no me decidía por nada o no me alcanzaba el dinero.

Puede ver su cara de: “¡rayos!, ¿qué demonios es esto?” , cuando abrió el regalo y enrojecí a más no poder.

—G-Gracias. Este, ven, deja tu abrigo y tu bolso en mi cuarto—me agarró de la mano y me haló escaleras arriba hasta su habitación, desviando por completo el tema. Al entrar en su cuarto dejé mis cosas sobre su cama, dónde tenía la laptop abierta sobre ella y no pude evitar curiosear.

—¿Qué página es esa que tienes abierta?

—Estoy encargando un libro por E-bay.

—¿Un libro?—inquirí con sorpresa—. No sabía que te gustaba leer.

—Algo que me ha gustado desde pequeño—señaló un pequeño estante lleno de libros oculto en un rincón de su habitación que nunca me había fijado anteriormente—. Pesadillas y Alucinaciones (Nightmares & Dreamscapes), de Stephen King, es mi autor favorito, y está en sólo 60 yenes, es una oportunidad que no dejaría pasar.

Apreté los dientes hasta sentir que se me quebraban, y los puños los cerré tan fuerte que las uñas se clavaron en mi piel. Estuvo allí desde el principio, en mis narices y lo rechacé una y otra vez, dejé escapar el regalo perfecto. Era simplemente, un condenado libro.

—¡Demonios!—resoplé enojada.

—¿Qué pasa?—preguntó extrañado por mi repentino malhumor.

—Odio conocerte tan poco, pero, aún más, odio los libros.—Yano se rió en voz alta ante mi berrinche.

—¿A qué se debe ese comentario?—enarcó una ceja esperando la respuesta.

—Pues, un simple libro me ha complicado mucho la vida.

Todos los días buscando un regalo, y estaba allí, un simple y tonto libro.