One-shot de Inuyasha - [One shot] ¿Con cuál estaré?

[One shot] ¿Con cuál estaré?

Kagome se encontraba sentada tranquilamente en la hierba. Estaba contenta porque estaba con sus amigos y triste porque Inuyasha se había ido con Kikyo, lo había aceptado y por eso no estaba ni enfadada ni lloraba, sino que tenía una linda sonrisa en el rostro mientras veía la puesta de sol. Era preciosa... nunca se había imaginado ver algo tan lindo, esos colores tan bonitos, era relajante y tranquilizador. Sacó una botella de agua de su mochila y bebió un poco, se sentía muy feliz, Sango y Miroku y estaban juntos, Shippou era como una hijo para ella, lo protegía y lo cuidaba y por fin habían conseguido acabar con el maldito Naraku y sus “hijos”. Ahora por fin Inuyasha era libre de estar con Kikyo y ella podría volver a su tiempo y acabar el instituto para poder ir a la universidad, se había quedado bastante atrasada y esperaba no tener problemas para poder pasarlo. Sus amigos la apoyarían y de ese modo lograría pasar de curso.


-Bueno, será mejor que vuelva con los demás –dijo levantándose-.


Llegó hasta el pueblo, todos la saludaban alegremente, todavía había muchas personas. Los niños estaban jugando y le pidieron que ella también jugara.


-Bueno, pero solo un ratito –dijo la azabache dejando la mochila y uniéndose a ellos-.


Acabó estando más de la cuenta y cuando acabó los niños se tuvieron que ir a sus casa. Ella tuvo que ir corriendo para cenar con sus amigos.


-Siento el retraso –se disculpó la azabache entrando en la cabaña-.


-¿Dónde has estado? –le preguntó Inuyasha enfadado-.


-Estuve viendo la puesta de sol –dijo la azabache encantada-. Y cuando volvía me encontré con unos niños de la aldea y me pidieron que jugara con ellos un rato.


-¿Te lo pasaste bien Kagome? –le preguntó Shippou hiendo hacía ella-.


-Claro que si Shippou –dijo alegremente la azabache-.

Luego se sentó al lado del pequeño zorrito.


-La puesta de sol fue preciosa y me lo pasé genial con los niños –les aclaró-.


-Me alegra que te hayas divertido Kagome –dijo Sango-.


Todos empezaron a cenar y hablaban animadamente, todos menos un medio-demonio que tenía los ojos puestos en la joven Kagome.


-Por cierto, no creo que pueda venir muy a menudo –dijo de repente Kagome-.


Todos se quedaron en silencio, Miroku se atragantó con la sopa y a sango se le cayó el plato de arroz.


-¿Te vas para siempre Kagome? –preguntó el pequeño zorrito-.


-Por ahora no –dijo un poco triste la azabache-. Pero cuando empiece la universidad dentro de unos años vendré mucho menos y cuando la acabe no creo que pueda venir casi.


-¿Y por qué tienes que ir a ese estúpido lugar? –dijo enfadado Inuyasha-.


-Para poder estudiar una carrera y que mi familia lleve una vida mejor –dijo Kagome agachando la cabeza-.


Todos echaron miradas asesinas a Inuyasha. Él se sintió mal. La época de Kagome no tenía monstruos, pero si que era difícil la vida en ella. Y Kagome se estaba convirtiendo en una mujer y tendría que irse del lado de su familia.


-¡Kagome! –grito de repente el pequeño zorrito-. ¡Yo no quiero que te vayas!


Se puso a llorar en sus rodillas. Kagome se puso más triste y intentó tranquilizarlo. Todos miraban tristemente la escena. Ninguno quería que Kagome se fuera. Y menos aún Inuyasha. El medio-demonio se levantó y se marchó de la cabaña, necesitaba estar solo. Sus sentimientos estaban muy liados. El quería a Kikyo y Kagome solo era su amiga... ¿no? Inuyasha notó la presencia de Kikyo y fue a su encuentro como había hecho hace un rato.


-Hola Inuyasha –le saludó la sacerdotisa tan fría como siempre-. ¿Qué quieres ahora?


-Estoy muy confuso Kikyo –le confesó el ambarino-.


-¿Es por Kagamo y yo no? –le preguntó la sacerdotisa-.


-Sí –dijo tristemente-. Ya no se si te amo o no.


Kikyo se acercó a él y le puso una mano en la mejilla, era fría y sin vida.


-Yo solo soy barro y huesos Inuyasha –dijo Kikyo tristemente-. Te amo, pero yo no soy lo mejor para ti. Te quería llevar conmigo al infierno, pero ahora veo que no es buena idea.


Kikyo lo abrazó y derramó algunas lágrimas. Luego se separó de Inuyasha.


-Es un cambio muy repentino en mi, ya lo se –dijo tristemente-. Pero solo deseo lo mejor para ti.


-Kikyo... –dijo tristemente-.


-Ve con ella y se feliz –dijo tristemente-. Se feliz... cosa que tu y yo no estábamos destinados a ser si estábamos juntos. Cuidate Inuyasha.


Luego desapareció con sus roba almas. Inuyasha se quedó muy sorprendido por el comportamiento de Kikyo, pero tenía razón, ellos dos no estaban destinados para estar juntos. Luego se fue de vuelta al poblado, necesitaba hablar con Kagome y contarle lo ocurrido.


-Hola –dijo entrando en la cabaña de nuevo-.


Shippou ya estaba dormido y Sango y Miroku también. La única que estaba despierta era Kagome.


-Hola Inuyasha –dijo ella sonriéndole tiernamente-.


-Tengo que hablar contigo Kagome –dijo Inuyasha-.


Kagome ya se temió lo peor, estaba segura de que no la quería volver a ver. Salió con el de la cabaña y dieron un pequeño paseo sin hablar. Lego Inuyasha se giró.


-Kagome yo... –empezó a decir, pero Kagome la interrumpió-.


-Deseas que me vaya y te deje tranquilo con Kikyo ¿no? –dijo Kagome-. Lo entiendo, solo soy un estorbo, no hago más que molestaros.


Se giró y dispuso a marcharse, pero Inuyasha la giró y la abrazó. Kagome estaba sorprendida. Intentó separarse, pero no pudo.


-Lo siento Kagome –dijo Inuyasha-. Pero no pienso dejar que te vayas.


-Basta Inuyasha –dijo Kagome comenzando a llorar-. No me hagas tener ilusiones y después me las quites por favor.


Inuyasha la abrazó más fuerte. Temía perderla, no quería perderla, si lo hacía moriría. Se separó un poco de ella y le miró a la cara para después besarla. Kagome se quedó petrificada, en una ocasión ya se habían besado, pero solo fue para romper el embrujo que lo iba a transformar en demonio completo. Luego se separaron, ella lo miraba sorprendida.


-Quiero estar siempre contigo Kagome –dijo Inuyasha volviendo a abrazarla-.


Kagome seguía sin poder creérselo. Negaba con la cabeza en señal de que no se lo creía.


-Te lo digo de verdad Kagome –dijo Inuyasha creeme-.


-Esto solo es un sueño-dijo Kagome-. Después despertaré y estaré muy triste.


-Solo una oportunidad Kagome, solo una –le suplicó Inuyasha-.

Kagome le miró, sus ojos era sinceros y suplicantes. A lo mejor no era un sueño y de verdad le estaba siendo sincero. Todo el mundo se merece una oportunidad. ¿Pero y si era un sueño? Tenía que vencer sus dudas y sus miedo. Tenía que arriesgarse.


-Está bien Inuyasha –dijo al final-. Espero no arrepentirme.


-No lo harás Kagome –dijo para volver a besarla-.


Todo entre ellos fue felicidad y tranquilidad. Kagome se quedó embarazada unos meses después y tuvieron unos hijo al que les pusieron de nombre Ina y Ken. Se graduó en medicina y viven tranquilamente. Sango y Miroku también tuvieron hijo. El primero se llamaba Go, el que nació antes que los mellizos, y el segundo Baiko. Los hijos de ambos se llevaban muy bien. Incluso surgió un amor entre Go y Ina. La vida de Shippou también fue bien, cuando creció se casó con la hermana de los hermanos rayo, la que cuando eran pequeños se enamoró de él. Y bueno... ahí siguen nuestros queridos personajes, disfrutando de la vida en familia y todos juntos.



Fin