Olvido.

Tema en 'Relatos' iniciado por Ami Hoshi, 19 Julio 2009.

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    Ami Hoshi

    Ami Hoshi Usuario común

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    Olvido.

    Hola. Aquí les traigo algo que hice para un concurso. No gane pero quiero que ustedes lo lean y me den su opinión. Sé que tuve unos cuantos errores y sigo con mi problemas de los finales.

    Olvido.​


    La noche caía y la lluvia incesante congelaba y mantenía a todos dentro de sus casas. Pero, aún una persona caminaba. Aún con los ríos que se formaban en las aceras, se podía escuchar el pisar de sus zapatos. Su figura solo se iluminaba por la amarrilla luz de las bombillas.

    Una encrucijada se formaba en su camino. ¿Qué opción debería tomar? ¿El camino que va a la izquierda, o el de la derecha? Frunció sus labios levemente y se quedo ahí, tranquilo, pasmado, disfrutando de la lluvia y sin decidir que camino elegir.

    Los rubios y rizos cabellos se humedecían, chorreaban y oscurecían. Había llegado al pequeño parque, pero no había nadie. Nadie podía decirle que camino seguir. Suspiro y quiso encender un cigarrillo. Más aquello desentonaba con el ambiente, no, eso no era lo correcto. Volvió a suspirar, se llevo las manos a los bolsillos y siguió ahí de pie mirando el camino.

    El frió parecía no afectarle. Cuando las horas pasaban escucho unas pisadas. Eran torpes y algo inseguras. No se giró, siguió viendo el camino que se dividía en dos. Había pensado que nadie, además de él, sería lo suficientemente estúpido para salir a esa hora de su casa. Más aún con el clima que había.

    Lo que nunca pensó fue el calor que lo envolvió. El agua tapaba sus sentidos, pero el dulce hedor que transmitía ese ser, era perfecto. Sin voltear, sin ni siquiera inmutarse sintió como la lluvia ya no lo bañaba. Que decepcionante, pensó. El ser que se encontraba tras él, no se movía. Ni se sentía. El parque en su fría fachada, relajaba todos los sentidos, y más cuando tenía alguien irradiándole calor.

    Suspiro, y trago del helado aire.

    —¿Qué deseas? —pregunto con simpleza. Aún no pensaba moverse de aquel camino.

    —…Lo que tu desees…

    Era una voz frágil, simple. Sin lírica dulzona, pero tampoco ronca y socarrona. Volvió a suspirar. El calor de aquella persona, era divino. Se sentía amarrillo, y en cierta paz. A pesar de todo, seguía en el mismo sitió, en el mismo lugar.

    —¿Podría abrazarte?

    Su pregunta lo sorprendió, pero solo asintió con su cabeza. Cuando se aproximo a su cuerpo, sintió un calor abrazarlo. Un amor quemarlo y una vida invadirlo. No sabía cuanto podría su cerebro oxigenarse por sus suspiros. Mas sabía que aquello que lo envolvía en sus brazos. Le despejaba la mente y lo hacía caer lentamente, en un largo letargo.

    ¿Sabría quien soy? ¿Sabe qué tengo? ¿Puede oler lo que siento? Sus pensamientos inundaban su cabeza. Solo era él en una oscuridad, con un camino que se partía al frente y una luz iluminándolo.

    —… ¿Qué deseas?...—susurró en su oído—… ¿Qué olvidas?... ¿Qué miras?...

    —No sé que camino elegir. ¿Podrías tú elegir mi camino?

    Rió suavemente aquello que lo tenía dormido. En su estupor aún podía sentir como existía. Como vivía. Sus manos calientes se mantenían fijas en su cabeza, y en su corazón.

    —…No. No puedo elegir por ti…Sólo tú sabes lo que deseas. Recuerda, recuerda quien eres.

    Frunció levemente los labios, más no se movió.

    —No sé quien soy. Y tampoco se que camino tomar. ¿Podrías tú tomar mi camino?

    Lo voz volvió a reír. Esta vez, más dulce y amable.

    —…No. No puedo tomar tu camino…

    Y sin creerlo volvió a tener noción del camino y de la lluvia. A pesar de que no se mojaba, seguía ahí, esperando, pensando. Intentando recordar quién era, pero ¿era necesario hacerlo? ¿Qué podía haber olvidado que fuera tan importante? Ahora su único dilema era ¿qué camino elegir?

    Siguió parado en el mismo sitio por más horas. Con la lluvia de amiga y aquel ser que parecía tampoco no cansarse. Sus brazos seguían a sus costados, pero su frente estaba relajada.

    —¿Has decido cual camino tomar?

    Pregunto tranquila y suave. El miro hacia adelante.

    —Sí. Ya se que camino elegir.

    Sonrió y comenzó a caminar. Aquel ser que estaba junto a él tomo el paraguas con la mano derecha, mientras lo sujetaba y se pegaba a su cuerpo, tomándolo con su mano izquierda. Ambos comenzaron a caminar por el sendero que guiaba hacia la derecha. Sonriendo y en paz.

    —He recordado —susurro lentamente.

    —¿Qué has recordado?

    —El camino que debo seguir. Por aquí veré a mi familia.

    Sonriendo apretó su mano y con tranquilidad siguieron caminado, hasta perderse en el oscuro y brillante camino. Mientras ambos desaparecían podía verse como el ser que tomaba el paraguas era iluminado por una luz dorada, y unas tiernas alas blancas.

    —…Tienes razón…Has elegido con sabia decisión.

    Beso su mejilla y ambos desaparecieron.




    —Que lástima lo que le ha pasado.

    —¿Quién era el paciente?

    —Un hombre de setenta y un años de edad. Con tres hijos y una esposa. Creo que han sido muy fuertes al dejarlo ir. Aunque ya era hora, le tocaba.

    —¿Dejarlo ir?

    —Sí. El hombre sufría de Alzheimer tenía quince años en éste hospital. Sin recordar, sin moverse. Sin nada. Tenía cincuenta y seis cuando lo trajeron. Al comienzo pensamos que era Huntington, pero término siendo Alzheimer. El hombre perdía el conocimiento rápido. Siempre parecía detenerse en el parquecito.

    Giro su mirada y le señalo el parque que estaba cerca. Tenía una calle que se partía en dos.

    —Se quedaba parado durante horas mirando el camino. Sin decir nada, sin moverse, solo mirándolo. Junto con él siempre una enfermera, que murió también. Le acompañaba, sin detenerlo. Lo cuidaba hasta cuando llovía, le llevaba un paraguas y lo abrazaba. Parecía quererlo mucho. Nunca se separaba de él. Jamás le dejaba. Murió unos meses antes que él.

    —¿Al final que le sucedió a la enfermera?

    —Murió de un tumor en el cerebro. Lo tenía muy desarrollado, no había nada por hacer. Se le exigió irse, pero ella insistía en quedarse y cuidarlo.

    —¿Y que sucedió con el viejo?

    —Murió. Su familia tuvo compasión y lo dejaron ir. Luego de quince años entendieron que no había cura. Las neuronas no podrían revivirse. Y él tampoco lo haría. Dejaron de venir, lo dejaron solo…Menos por la enfermera, siempre lo cuido. Hasta que se apiadaron de él y dieron la orden para desconectarlo de las maquinas. Después de todo, si no lo iban a cuidar, y no se iba a curar. Era mejor que lo desconectaran…
    Fin.​
     
  2.  
    Lilith Amaya

    Lilith Amaya Entusiasta

    Acuario
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    Pluma de
    Escritora
    Re: Olvido.

    hola ami, me agrado tu relato nunca me imagine que era un señor yo pense que era un joven que estaba en coma o perdido y pues respecto al final no se que decir a mi se me hizo que esta bien, pero pues mis finales tampoco son los mejores*verguenza*, bueno espero leer otra cosa mas de ti.

    ja nee
     
  3.  
    berlinQueer

    berlinQueer Usuario común

    Capricornio
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    304
    Pluma de
    Escritor
    Re: Olvido.

    Buenos dias. hasta que me hago un espacio para leer este cuento.

    me gustó y no me gustó.

    aparte de los errores, que vos misma ya debes saber donde están, y que no voy a mencionar, los dialogos en general no me convencen, son muy redundantes.

    pero el mayor problema es el final.

    Despues de la elipsis, no digo que haya que sacarlo todo, pero es demasiado largo. Uno ya vió la resolución de la historia, y lo que ahora espera es un epilogo minusculo, que con unas pocas palabras no pretenda explicar todo, sino que deje una pista y un misterio.
    El final sufre del "no aclares que oscurece", hubiera quedado muchisimo mejor solo mencionar que era un pobre viejo con alzheimer que se cago muriendo en el hospital.

    lo de la enfermera no me gustó nada, creo que no tendrias que haber buscado a alguien especifico para llenar el papel del angel, espiritu o lo que sea que acompaña al mister hacia el final de su vida. decir que es la enfermera, que le tenia cariño y etc le esta sacando mucho. dejar en ese lugar un personaje vacio (o mejor dicho, desconocido), le da la virtud de ser nadie y a la vez de ser todos. teniendo en cuenta el clima del relato, tomaria el papel no solo de enfermera, sino de madre, padre, esposa, hijos, incluso dios. que lo reciben, lo despiden.

    y eso es exactamente lo que me gustó, que tiene tanto potencial para ser tan bueno. me gustó muchisimo la indecision del tipo, el camino que se bifuca, el que no recuerde su identidad (con la posterior revelación de que tenia alzheimer), la aparicion del ser que lo abraza, la tan sutil epifania. todo eso me gusta.

    como siempre, un gusto leerte.
     
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