Olvidados pero juntos

Re: Olvidados pero juntos

Capitulo 9
Zokun y los dos chicos que lo acompañaban decidieron que en la ciudad ellos cuidarían la zona sur mientras que Kiza, Yone y Tanan fueran a la norte. En el camino pasaron por donde una ves hubo una villa, ya que podían ver casas quemadas, derrumbadas o simplemente bacías, ninguno de los tres inició una conversación.
Al llegar a la ciudad, no entraron en los primeros edificios porque estaban muy dañados como para que alguien se arriesgara a pasara unas horas dentro. Fue hasta que ya habían avanzado cuatro calles que vieron un edificio que les pareció sospechoso ya que todos tenían las puertas completamente abiertas, pero este que vieron tenía la puerta medio cerrada. Entraron silenciosamente, vieron que la primera habitación estaba toda desordenada y ya había sido saqueada, entonces subieron al primer piso.
A la derecha de las escaleras, en el primer piso había lo que parecía haber sido la habitación de un niño porque tenía juguetes, aunque estos habían sido desordenados y algunos los habían roto, caminaron por el largo pasillo y llegaron a una segunda habitación, pero esta estaba peor que desordenada, al verla, los tres chicos se quedaron parados en la puerta, el color se había desvanecido de su cara, les temblaban las piernas y las manos.
Lo que en la habitación vieron fue que tanto las paredes, como el techo y el suelo tenían manchas de sangre, en la cama doble que habían en la habitación, se notaban seis disparos y debajo de esta, habían una mancha de sangre y alguien había sido arrastrado sobre la mancha y después le habían dado el tiro de gracia, tal como lo explicaba una mancha salpicada en el suelo. Lo único que los tres pudieron hacer, fue apartar su mirada, Yone retrocedió un paso y volteo su mirada al techo, Tanan cerró los ojos solamente, y Kiza puso su mirada en sus pies, después avanzó a la ventana rota que había al final del pasillo, pero al ver a través de esta encontró a cuatro soldados enemigos caminando por la calle, volteo a ver a Yone y a Tanan pero estos le daban la espalda, por lo que intento llamarlos pero su garganta estaba seca, así que sacó una pistola de su mochila, sonido que escucharon los otros dos y fueron con ella.
Los tres se quedaron en la ventana apuntando a los cuatro soldados pero sin atreverse a jalar el gatillo, fue Tanan la que al notar que los soldados podían descubrirlos, disparó, dándole a uno en la cabeza, Kiza y Yone dispararon después pero sólo le dieron a uno en la pierna y a otro en es estómago. Volvieron a disparar, esta vez le dieron a uno en los pulmones, y a los otros dos en el cuello. Kiza y Tanan se quedaron en el mismo lugar mientras que Yone bajó corriendo a terminar con el único que había quedado herido, le disparó casi cerrando los ojos.

 

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Capitulo 10
Fueron dos semanas las que duraron en la ciudad, dos semanas en las que nadie habló, sólo habían tenido que descargar sus balas en dos soldados que llegaron después, pero eso fue al inicio de la segunda semana. Cada vez que iban a entrar en un edificio lo hacían con mucho cuidado y cuando encontraban habitaciones como la que los había dejado sorprendidos, ya no se quedaban mirando ni se sorprendían tanto.
Iban de camino a una nueva ciudad, la cual estaba a sólo veinte minutos, Tanan aún iba con ellos, así que fue la que por primera vez les habló.
-Ustedes… perdieron la memoria ¿no?- exclamó Tana, sorprendiendo que les hablara, así que sólo asintieron – Eso debe ser difícil para ustedes, pero creo que estarán bien
-¿De qué hablas?-preguntó Kiza extrañada
-Yo, a partir de aquí viajaré sola, no me agrada mucho estar en compañía, no lo tomen a mal
-Esta bien, que tengas suerte –le respondió Yone; Tanan dio la vuelta y corriendo se alejó de Kiza y Yone, ellos continuaron su camino hacía la nueva ciudad que ya era visible.
A penas habían entrado a la ciudad cuando escucharon un alboroto, por lo que corrieron hacía el lugar donde provenía, el cual estaba a tres calles del lugar por donde habían llegado. Llegaron escondiéndose a un edificio que había perdido tres pisos en la parte superior y la planta baja no se veía en buenas condiciones, aparte la puerta estaba cerrada y tres soldados golpeaban y gritaban que los dejaran entrar, de adentro no escuchaban ninguna voz.
Ambos chicos no sabían que hacer, su misión era matar soldados, pero y ¿si los que estaba dentro eran parte del país enemigo? También los iban a tener que matar. La indecisión los mantenía en el mismo sitio, sin mover ni un solo músculo, hasta que se decidieron. Ambos sacaron un cuchillo, corrieron con mucho cuidado de no hacer ruido y emboscaron a los tres soldados, a dos les hicieron un profundo corte en el cuello y al tercero, Yone, le enterró el cuchillo en el cuello.
Limpiaron los cuchillos e hicieron a un lado los cuerpos de los soldados, después buscaron entre las ropas de estos y sólo encontraron un pedazo de pan bastante grande, un a vez que terminaron de revisar caminaron para irse de la ciudad, pero escucharon a alguien gritar sus nombres, al voltear vieron a Alicia en la puerta del edificio al que los soldados habían intentado entrar, detrás de Alicia, estaban escondidas las otras cuatro chicas. Kiza y Yone caminaron hacía ellas, pero antes de llegar a la puerta, las cinco chicas corrieron hacia ellos y los abrazaron, ambos chicos las empujaron hacia dentro del edificio y las sentaron en las escaleras, todas estaban temblando y llorando.
-¿Qué fue lo que pasó? –preguntó Kiza
-Nosotras no podemos matar a nadie, no queremos estar aquí, simplemente íbamos a un hospital a ofrecernos de voluntarias cuando esos soldados nos capturaron, nosotras no servimos para estar en esta parte de la guerra, queremos volver –sus lamentos comenzaron a ser más fuertes, Kiza sacó el pedazo de pan y lo partió en cinco partes, luego le dio una parte a cada una de ellas.
-Lo único que pueden hacer es huir siempre sin que las descubran los enemigos para que no tengan que matar, es la única solución que a mi se me ocurre –exclamó Yone y junto con Kiza se dieron la vuelta para salir –nadie sabrá que ustedes no matarán a nadie, así que por favor, cuídense, adiós.

 

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Capitulo 11
Tres meses cumplieron en el país enemigo, en su viaje a través de las distintas y silenciosas ciudades, habían visto a sus demás compañeros, pero nunca se habían detenido a platicar, tampoco habían tenido que matar a algún civil y los soldados enemigos habían sido pocos contra los que habían tenido que luchar. Fue justo el día en que cumplieron los tres meses que los volvieron a llamar en algún cuartel; al que Kiza y Yone llegaron, también estaban Kazu y Suji, y los gemelos que iban con unos pequeños mellizos.
-Esta vez su misión será más difícil –comenzó a decirles un soldado- ya que serán enviados, ustedes los veinticinco, a una de las ciudades principales de este país, pero no se preocupen demasiado porque no es una ciudad muy poblada, lo que deberán hacer ya lo saben, así que por favor no fallen, les daremos nuevas armas que les servirán para que ataquen desde lo alto, y aparte habrá entre ustedes veinticinco unas chicas que serán a las que acudan si están heridos.
Los chicos recibieron sus armas y después salieron a las seis de la mañana, sin decir nada, caminaron por rutas diferentes hacía la ciudad que era visible a través de las ramas secas de los pocos árboles que quedaban en esa zona.
En cuanto estaban a unos pocos metros pudieron distinguir las diferencias entre la nueva ciudad y las que habían visitado, porque en esta nueva ciudad podían distinguir el sonido de niños llorar, personas pedir comida, generales dando ordenes, soldados arreglando sus armas y platicando. Kiza y Yone revisaron sus aparatos y notaron que en cada uno de los ocho puntos cardinales, ya estaban sus demás compañeros, pero al igual que ellos, ninguno avanzó, pasaron varios minutos hasta que una persona decidió avanzar y los demás hicieron lo mismo.
Kiza y Yone caminaron por una pequeña calle, pero al acercarse a donde estaban congregados unos soldados enemigos entraron a una de las calles principales para entrar a un edificio pero un señor como de sesenta años los intento detener.
-No deberían refugiarse ahí, es muy peligroso –les dijo el anciano.
-Vamos porque olvidamos algo importante –después de responderle corrieron hacia el interior del edificio, subieron al último piso que se encontraba en buen estado. Desde ahí checaron que el viejo no se hubiera quedado esperándolos, y al verificar que no lo hizo comenzaron a armar sus nuevos rifles que tenían un lente con aumento para ver desde el lugar donde estaban y aparte tenían un silenciador.
Pusieron sus armas apuntando hacía los soldados y antes de que apretaran el gatillo comenzaron a escuchar a lo lejos, algunos disparos que después fueron incrementando en diferentes zonas, entonces ellos comenzaron a dispararle a los enemigos.

 

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Capitulo 12
Kiza disparaba a cualquier soldado mientras que Yone se encargaba de dispararle a aquellos que descubrieran el lugar donde estaban ellos. Tardaron en eliminarlos a todos, dos horas, después desarmaron los rifles de nuevo, los guardaron, agarraron un cuchillo con la mano derecha y lo ocultaron con su manga. Bajaron y al llegar a la puerta escucharon a personas acercarse, por lo que se ocultaron tras la puerta. Al edificio entraron cuatro soldados enemigos, Kiza y Yone con el cuchillo les hicieron un corte en el talón y después se lo encajaron en la nuca. Se escondieron detrás de una pared cuando los otros dos hombres comenzaron a disparar, luego hicieron ruido como si fueran a atacarlos por arriba, y los soldados cayeron en la trampa, por lo que ellos, desde el suelo les dispararon en el corazón.

Limpiaron sus cuchillos, los volvieron a esconder y salieron. Se dirigieron a un nuevo edificio, desde donde atacar de nuevo.

Pasaron las horas, a las cinco de la tarde, todos los chicos habían llegado al centro, donde estaba la mayor cantidad de soldados, había más de mil y ya estaban preparados para cualquier ataque, pero de nuevo fueron sorprendidos por los disparos que esta vez venían desde distintas direcciones.

El número de soldados era demasiado, por lo que anocheció y aún no terminaban con todos, por lo que tanto Kiza, Yone y los demás chicos, se cubrieron la cara con una bufanda, agarraron sus cuchillos y salieron. Gracias a que un coche y un refugio se estaban incendiando, tenían la suficiente luz para ver a quien asesinaban.

Terminaron hasta que el sol comenzó a iluminar un poco el cielo. Todos se sentaron en las escaleras del gran edificio que estaba frente al lugar. Estaban todos agotados y sucios, con manchas de sangre. Unos minutos después llegaron las cinco chicas que no podían matar, ella comenzaron a revisar a todos para curarlos, desde rasguños hasta grandes heridas, de esta última sólo hubo uno de los gemelos, a quien un bala lo había alcanzado en el hombro, pero después de que se la extrajeron, el chico podía mover el brazo sólo sintiendo el dolor por la herida.

A los últimos que revisaron fue a Yone y a Kiza, los cuales sólo tenían unos pequeños rasguños. Fue hasta que terminaron que por fin hablaron con ellos.

-Gracias a ustedes nos decidimos a pedirle al general que nos diera esta tarea y aunque fue un poco difícil de convencer, terminó aceptando –contó Ana –deberían comer algo

-Tenemos nuestra comida en el edificio de allá, cuídense –respondió Kiza y ambos comenzaron a caminar hacía el edificio. Cuando ya estaban por llegar, el grito de un niño los hizo voltear, era uno de los mellizos que desde la parte alta de un edificio gritaban una advertencia y señalaban hacia donde estaban caminando las cinco chicas, vieron a tres hombres disparándole a las chicas, y estas cayendo, ya que el grito no les llegó antes.

Kiza y Yone les dispararon a los tres hombres y después fueron con las chicas, otros compañeros también acudieron. Las metieron a un edificio, pero por desgracia, Teresa y Fania ya habían muerto, Ana y Alicia a penas y podían respirar, porque las balas les habían dado en los pulmones, mientras que a Tania, la bala sólo había rosado el pulmón y aparte le había dado otra en el hombro, ella estaba llorando.

-Por favor, no las dejen sufrir, por favor, permitan que nos vayamos, parece que Teresa y Fania ya se adelantaron, déjennos ir con ellas, por favor –nadie de los que estaban ahí parecía querer cumplir las suplicas de Tania hasta que Tanan agarró su pistola y les disparo a las tres en el corazón, tenía lagrimas en los ojos cuando salió. Los demás también salieron, Kiza y Yone no lloraron.

 

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Capitulo 13
Yone y Kiza regresaron por fin al edificio donde habían dejado sus cosas, pero lo que acababa de pasar los había dejado sin apetito. Permanecieron sentados en el suelo unos minutos, después agarraron sus mochilas y se dirigieron a cumplir la segunda parte de la misión, la parte de la que aún tenían duda si podrían o no cumplir.

Caminaron hasta que se detuvieron frente a un edificio, tenían su mano derecha dentro de la mochila, agarraban la pistola.
Permanecieron afuera hasta que el mismo señor que habían visto el primer día, abrió la puerta, los hizo pasar y los llevó al tercer piso, donde había seis niños, de los cuales cuatro lloraban y los otros dos simplemente estaban sentados sin hacer nada, a parte había tres mujeres con un niño cada una.

-Están muy pálidos, ¿qué les ha pasado?-preguntó el viejo, pero ellos no respondieron, permanecieron con la cabeza agachada, aún dudando lo que debían hacer, temblaban por el miedo. Fue en un momento en el que dejaron de temblar y sacaron la pistola, le apuntaron al anciano y los niños comenzaron a llorar más fuerte, el viejo sacó rápidamente un arma de un cajón y le apunto a los chicos.

–No tienen porque hacerlo, bajen esas armas, por favor, asustan a los niños –les rogó el señor sin dejar de apuntarles.

Permanecieron apuntándoles, sin atreverse a jalar del gatillo hasta que comenzaron a escuchar que alguien subía las escaleras y antes de que vieran si era enemigo o aliado, comenzaron a dispararle a los niños y al anciano, un niño permaneció viendo a Kiza y a Yone y ellos también lo observaron.

-¿Kiza? ¿Yone? –antes de que pudieran acercarse a ellos una bala le atravesó el corazón y cayó, ambos chicos no pudieron acercarse a él porque dos soldados comenzaron a empujarlos fuera del lugar, estaban tan sumergidos en sus pensamientos que no notaron cuando ya estaban a dos calles del edificio, ahí un soldado les ordenó irse a un pequeño pueblo que estaba al norte de esa ciudad, ambos chicos obedecieron sin decir nada.

Llegaron rápido al pequeño pueblo, dentro del único edificio en mejores condiciones encontraron a los demás chicos pero no prestaron atención; encontraron dos camas en el tercer piso así que ahí se sentaron, observando solamente el suelo, después entro Mayi y su amiga Ramy.

-¿Están bien?- preguntó Mayi y se acercó

-Sí… sólo… necesitamos descansar un poco- respondió Yone

-Entonces duérmanse, nosotros los despertaremos si alguien llega- después de que Mayi lo dijera, ambos chicos se recostaron bocarriba y ambas chicas se fueron.

Fueron dos horas las que les permitieron dormir, porque después volvió Mayi y junto con dos de sus amigos los despertaron ya que un general había llegado. Bajaron un poco adormilados todavía, el general verificó que todos estuvieran y comenzó a hablar.

-Hicieron un gran trabajo, por eso este día se los daremos para que descansen, mañana deberán de nuevo viajar de ciudad en ciudad y continuar con lo mismo. Lamentamos la pérdida que hubo, pero eso les servirá para que no olviden que esto es una guerra- cuando dijo esto, observo las expresiones de todos los chicos y después continuó: -No podemos permitir más bajas, así que tengan cuidado.

El general se fue después de que les entregaran más municiones a todos. Kiza y Yone volvieron a donde habían estado, se sentaron en la cama que estaba cerca de la ventana y permanecieron viendo el exterior hasta que volvieron a recostarse y dormir.

 

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Capitulo 14
Despertaron cuando el sol ya se había ocultado, bajaron con su mochila, al último piso. Ahí encontraron a los gemelos con los mellizos dormidos en sus piernas, a Kazu y a Suji, y a Kotaru con su hermana Arinoke dormida en sus piernas.

-En el tercer piso hay dos camas libres- exclamó Yone y después de mirarse los gemelos con Kotaru, fueron ellos lo que subieron. Kiza y Yone se sentaron en unas sillas y por fin comieron un poco.

En cuanto el sol se mostro lo suficiente, Kiza y Yone salieron, no podían dejar de pensar en lo que había pasado en la ciudad pasada, pero lo que más los mantenía distraídos era el chico que los había nombrado, cuando se trataba de trasladarse a una ciudad, lo hacían en completo silencio, perdidos en sus pensamientos, pero cuando era tiempo de cumplir su misión, lo hacían fácilmente sin ninguna distracción.

Hasta la tercera semana después de aquellos acontecimientos, fueron nuevamente llamados por los soldados. Esta vez nadie más estuvo en el mismo cuartel con ellos.

-En tres días deberán llegar a la próxima ciudad principal, esta es un poco más grande que la anterior y es posible que encuentren a más soldados que anteriormente, así que tengan cuidado- cuando termino de explicarles lo de siempre, Kiza y Yone dieron media vuelta para salir, pero el general los detuvo –Esperen, tienen una carta –el hombre les entrego un papel doblado a la mitad y un poco arrugado, ambos chicos estaba confundidos.

-¿De quién es?- preguntó Yone

-De algún soldado, no se de que escuadrón

Kiza y Yone salieron y fue hasta que estuvieron a muchos pasos de distancia del cuartel que abrieron la carta que decía lo siguiente:

Queridos Kiza y Yone:

Me diento feliz de haberlos podido ver después de mucho tiempo, los vi en la ciudad que juntos con los demás chicos se deshicieron de los soldados, aunque los vi un poco extraños pude al menos saber que están vivos. Perdónenme si no le hable cuando los vi, pero fue porque teníamos muchas cosas que hacer y seguramente ustedes ya estaban muy cansados.

Espero que esta guerra no los haya hecho cambiar mucho, espero volver a reír junto a ustedes y junto a los demás, sería lindo algún día encontrarnos todos juntos, de nuevo en aquél lugar.

Si encuentran a alguien más, salúdenlo, no creo que lo que nos separo a todos haya roto nuestros lazos.

Les manda saludos, Taino.

La lectura de la carta solamente les provoco más dudas, ahora no sabían a donde pertenecían, quienes eran en realidad.