Observadores de aves

Tema en 'CLAMP' iniciado por Al Dolmayan, 9 Enero 2013.

  1.  
    Al Dolmayan

    Al Dolmayan Entusiasta

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    Miembro desde:
    13 Octubre 2012
    Mensajes:
    144
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Observadores de aves
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2567
    El día era soleado y claro, con un sublime cielo azul libre de cualquier nube sobre el tranquilo Tomoeda; cuya calma no era interrumpida ni siquiera por la más leve brisa de viento o el canto de los numerosos pájaros que desdé las copas de los arboles distribuidos por toda la ciudad, rompían con el silencio de las calles ofreciendo un ambiente agradable para todos los que habitaban en la pacifica urbe cercana a Tokio. A esto se sumaba un clima favorable, que a pesar del sol, no resultaba en un calor desagradable, muy por el contrario, sólo volvía aún más placentero el ambiente que se vivía, perfecto para que cualquiera pudiese comer algún helado con el fin de disfrutarlo y no volverlo una necesidad para refrescarse.
    Reflejo del buen clima que reinaba, se lograba notar con claridad en el parque, lleno de gente como en pocas ocasiones se lo podía ver; con varios niños corriendo por todas partes y divirtiéndose con los juegos que en su área se encuentran, varias parejas y grupos de jóvenes paseaban entre los árboles y arbustos del lugar, provechando la oportunidad para despejarse después de su jornada en la escuela; por otro lado, también eran numerosos los adultos que aprovechaban el buen tiempo para relajarse con su familia o con algún compañero de trabajo, sentándose en alguna banca mientras veían a los pequeños correr por todo el parque.
    Aprovechando del mismo modo el agradable día, las inseparables amigas Sakura y Tomoyo daban una vuelta por el parque como la mayoría de los habitantes del barrio cercano lo hacían; relajándose por un momento de la difícil labor que era atrapar a las poderosas cartas Clow que la pequeña Kinomoto había liberado por error hace varias semanas.

    -¡Qué lindo día es hoy!- exclamó Sakura extendiendo los brazos al aire, agitando sus manos. –Perfecto para salir de casa.
    -Sí, hoy es un día muy agradable.- coincidió Tomoyo, con una sonrisa dibujada en su rostro. –Debimos hacer un día de campo, así aprovecharíamos la situación mejor.- añadió. Ella cargaba con una bolsa de gran tamaño, de color verde, la cual comenzó a moverse.
    -¡Oigan!- dijo Kero asomando su cabeza desde el interior de la bolsa. –Soy un poderoso guardián, no pueden tenerme aquí encerrado como un simple muñeco.
    -Deja de hablar Kero, estamos en público y alguien podría verte.- le reprimió de inmediato Sakura. –No deben descubrirnos.
    -¡Pero aquí esta sofocado!- recamó el pequeño guardián.
    -Está bien si sacas la cabeza, pero no te muevas.- intervino Tomoyo con su habitual sonrisa.
    -¿Y me comprarían un helado?
    -Está bien, te compraremos uno, pero quédate quieto.- le indicó la niña de cabello castaño, mirando a sus alrededores con la esperanza de que nadie les descubriera.

    Tras caminar por un rato más, buscando en donde comprar el helado hasta encontrar un puesto en donde vendían paletas de hielo y sorbetes, y, después de cumplir con el deseo del guardián Kero, comprando también un postre frio para cada una; fueron a sentarse bajo la sombra de uno de los arboles más alejados y escondidos, para que nadie pudiese notar al pequeño guardián mientras comía de su alimento deseado.
    En aquel punto tan alejado, la tranquilidad era absoluta; los gritos de los niños, risas de los jóvenes y pláticas de los adultos apenas lograban escucharse, quedando como simples susurros que el viento arrastraba consigo, siendo acallados por completo por el canto de los pájaros que vivían entre los árboles cercanos. Y sin embargo, su posición les permitía admirar el esplendor del parque junto con todos aquellos que disfrutaban de tan amigable clima.

    -Tomoyo, ¿debías cargar con esa bolsa tan grande?- preguntó la castaña a su amiga.
    -Por supuesto. Aquí cargo con el vestido que acabas de probarte en mi casa.- respondió la morena con una amplia sonrisa.
    -Pero… ¿es necesario traerlo?- cuestionó con una risa ligeramente nerviosa.
    -Claro que es necesario. Igual que cargar con mi cámara, es necesario traer ambos siempre con nosotras.- le dijo de inmediato con cierta emoción. –No sabes cuándo puede aparecer otra carta.
    -Tomoyo tiene razón.- intervino Kero. –Debes estar alerta siempre.
    -¡Creí que estabas de mi lado!- reclamó ella.
    -Apoyo a quien me dé más helado.
    -Toma.- le ofreció Tomoyo compartiéndole de su cono.
    -Ella tiene razón.- concluyó Kero comiendo del helado de la niña de cabello negro.

    Resignada, Sakura volvió a comer de su cono de helado ante una leve risa de su mejor amiga y los sonidos que provenían de Kero mientras comía. Dirigiendo su mirada a otros puntos del parque, la joven card captor fijó su atención en un grupo de personas que a unos metros de distancia estaban reunidas mirando hacia el cielo, cargando con cámaras fotográficas y binoculares, con los cuales admiraban a los pájaros que descansaban en la ramas de los árboles o que volaban en el cielo sobre el parque.
    Atraída por el gran interés de aquellas personas, Sakura se levantó del césped sobre el que estaba sentada y caminó directo hasta donde aquellos observadores de aves estaban reunidos. Su curiosidad aumentó cuando escuchó como todos expresaban su asombro con pequeños gritos de sorpresa y se preguntaban entre si qué clase de ave estaban observando.

    -Es enorme.- dijo uno de los presentes.
    -No se parece a nada que hubiese visto antes.- comentó una mujer.

    Si perder el tiempo, los observadores de aves prepararon sus cámaras y comenzaron a tomarle fotografías al extraño pájaro que se les había presentado, que con cada segundo disparo que salía del grupo, bajaba del cielo, cayendo con ligereza sobre los maravillados observadores, quienes no podían creer lo que miraban. Sakura, sin embargo, le bastó con mirar una vez al pájaro gigante para saber que era; se trataba de una carta Clow, podía sentirlo, y cada vez se acercaba más a ellos, aparentemente molesta.
    Conforme la carta se acercaba a los observadores de aves, estos dejaban de lado sus cámaras fotográficas y, al notar as grandes dimensiones del supuesto pájaro, comenzaron a lanzar gritos de temor mientras corrían despavoridos, provocándole una molestia aún mayor. Sin perder el tiempo, Sakura también huyó del lugar, regresando a donde Kero y Tomoyo miraban con asombro el alboroto, aunque el pequeño guardián amarillo ya sabía que lo había provocado.

    -¡Kero! ¡Es una carta Clow!
    -Ya lo sé, la pude sentir. ¿Qué es lo que viste?
    -Era un pájaro totalmente blanco, muy grande.
    -Un pájaro… debe ser la carta Vuelo.- concluyó Kero. –Entiendo que ver a un ave así de grande los asuste, pero…
    -¡Viene para acá! Estaba bajando en picada.- comenzó a explicar la niña castaña, pero fue interrumpida por varios gritos.
    -¡Miren!- señaló Tomoyo, refiriéndose a un pájaro blanco que había bajado y atacaba a dos personas que trataban de huir.
    -¿Pero qué le pasa?- rugió Kero. –Él es muy tranquilo, ¿por qué reacciona así?
    -No lo sé, pero está poniendo en peligro a muchos.- se apresuró Sakura a tomar la pequeña llave que cargaba con ella. -Llave que guardas los poderes de la oscuridad: Muestra tu verdadera forma ante Sakura, la valiente que aceptó esta misión contigo. ¡Libérate!- de inmediato, el pequeño objeto aumentó su tamaño y se convirtió en un báculo; al tenerlo en sus manos, a niña iba a correr hacía el ave, pero su amiga le detuvo.
    -¡Espera! Hay mucha gente ahí, te van a ver.
    -Pero la carta.
    -No, nadie debe saber que eres tú.- insistió ella, entregándole la bolsa a Sakura. –Rápido, póntelo, al menos el antifaz que hice.
    -¿Antifaz?- preguntó desconcertada.
    -¡Rápido niña! Vuelo ya se está calmado un poco.

    Sin estar del todo convencida, Sakura se escondió detrás del árbol bajo el cual estaban descansando, luchando con el vestido para ponérselo lo más rápido posible. En cierto modo le molestaba, pues podía escuchar los chillidos de la carta Clow acompañados de los gritos de las personas que se encontraban en el parque, pero comprendía que su amiga Tomoyo tenía razón en obligarle a cambiarse, había muchas personas presentes y no podía arriesgarse a que alguien le reconociera.
    Una vez vestida, Sakura regresó para capturar la carta. El vestido confeccionado por Tomoyo era rosado con varios detalles en blanco, y adornado con varias flores de cerezo a su alrededor, acompañado por una diadema de color blanco que sujetaba dos flores de quince centímetros sobre la cabeza de Sakura, haciendo juego con un antifaz rosado con forma de una flor de cerezo.

    -¿Aun está inquieto?- preguntó.
    -Un poco, ataca a las personas cuando se asustan.- dijo Kero mirando al ave que permanecía alerta. –Debes tener cuidado.
    -¡Sí!- respondió Sakura, empuñando su báculo.

    Lentamente se acercó a la carta, que permanecía inmóvil mirando fijamente a un par de chicos que se refugiaban detrás de un árbol, pero al escuchar los pasos de la card captor detrás de si, se dio la vuelta para vigilarla. Aprovechando la oportunidad, los dos jóvenes atrapados salieron corriendo despavoridos, uno de ellos gritando a causa de todo el estrés acumulado. Al escucharlo, la carta Vuelo se alteró de nuevo y aleteando con violencia, creó una corriente de aire tan fuerte que hizo volar una banca de madera directo hacía Sakura.

    -¡Escudo!- gritó de inmediato ella activando la carta de defensa, formando una barrera contra la cual se estrelló la banca, rompiéndose en cientos de pedazos.

    En ese momento, la pequeña se dio cuenta de que causaba el enojo en la carta Clow. Se trataba de ruido que los gritos de todas las personas del parque habían causado con sus gritos de miedo; aquello se volvía sumamente molesto para Vuelo. Mientras el ave gigante seguía arrojando ráfagas de viento y buscando a la fuente de los molestos ruidos que provenían de lo lejos, Sakura ideó su plan para lograr calmarle. Tomó la carta Silencio y la llamó, provocando que todo el parque quedara totalmente mudo, con excepción de Vuelo y ella misma.
    El ave blanca parecía confundida, el cambio de un ambiente lleno de gritos a uno envuelto en un silencio total le había desconcertado. Y siendo Sakura la única fuente de sonido, fijó sus ojos en ella, mientras se acercaba con un paso lento y hablándole con voz suave.

    -Tranquilo, no voy a lastimarte.- le decía en voz baja. –Cálmate por favor.

    Vuelo ya no le acechaba; a medida que Sakura se le acercaba, se calmaba más y bajaba la cabeza, hasta que ambas quedaron frente a frente. La niña comenzó a acariciar las plumas de su pecho, subiendo a su cuello; sorprendentemente, a carta comenzó a encogerse hasta llegar al tamaño de una paloma. Al verla con esas dimensiones, tomó su báculo y lo posó sobre la cabeza del ave.

    -Carta que fuiste creada por Clow, regresa a la forma humilde que mereces.- dijo Sakura aun con voz suave. –Carta Clow.

    De inmediato, el pájaro desapareció bajo el báculo, dejando en su lugar una carta con su imagen impresa. Sakura la tomó y rompió con la magia de Silencio. La pequeña sonreía ante su nueva captura, y en el fondo le alegraba el hecho de no verse en la necesidad de pelear con aquel pájaro; sin embargo, el flash de una cámara le sacó de sus pensamientos.

    -¿Vieron? ¡Esa niña detuvo al monstruo!- gritó una persona a lo lejos.
    -Convirtió al ave en una carta.- mencionó otro.
    -¿Quién es esa pequeña?

    Las voces y murmullos iban en aumento, poniendo nerviosa a Sakura, que no contaba con que alguien le hubiese mirado mientras atrapaba a la carta; solo permanecía de pie frente a la muchedumbre que se acercaba, sin saber qué hacer. Guardó la carta, les dirigió una sonrisa a todos los que se encontraban en el parque y echó a correr lejos de ahí, llamando a la carta Salto para poder huir de los testigos más rápido.
    Su escape le llevó hasta el techo de un edificio cercano, donde se quitó el antifaz y se dispuso a descansar después de un ajetreado momento. Tras contemplar unos segundos la máscara, sonrió feliz y agradeció a su amiga por pensar en aquella prenda que le ayudaría a esconder su identidad.

    -Te dije que lo necesitarías.- se escuchó la voz de Tomoyo; que acompañada por Kero se acercaba a Sakura.
    -En verdad gracias por pensar en eso.- agradeció feliz Sakura. –Hoy fue muy útil.
    -¿Verdad? Pensaba en diseñar unos cuantos más, no sabes cuándo podrías necesitar otro.
    -Eso es buena idea.- respondió con una risita.
    -Yo digo que celebremos esta captura con… ¡un helado!- gritó Kero, provocando la risa de las dos niñas que se abrazaron, aplastándolo entre ellas.
     
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    Sere

    Sere Silent

    Libra
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    Pluma de
    Escritora
    Carismatico, sí creo que esa es la palabra correcta. Este fic tiene ese "no sé que, qué se yo" que hace la lectura amena C: me ha sorprendido singularmente el que las personas lograran identificar a Sakura con el antifaz, ya que en la serie nunca lo hicieron e_e ¡y eso habría resultado tan interesante! pero punto y aparte, me encante tu fic, el como la carta pasó a ser diminuta y también el hecho de que Kero solo pensará en helados <3, realmente ese pequeñín me causa gracia.

    ¡Felicidades! Has hecho un grandioso esfuerzo en este fic, espero tenerte de nuevo por estos rumbos que me has llevado a querer tu estilo de narrativa que me resulta amena.
     

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