Obitlarnis: Los Aros-EX

Tema en 'Fanfics Abandonados Pokémon' iniciado por CarlosCF, 19 Febrero 2011.

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  1.  
    Carlos Eduardo

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    q genial la conti pobre togetic
     
  2.  
    Yazkara

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    Aaaaaaaaah!!!!
    Que lindo!!!!!! estan poniendose mas fuertes a cada pelea.
    Me parecio un poco gracioso al principio:
    `` y habíamos estado recorriendo la isla por todas partes durante las últimas semanas, pero aún no habían encontrado nada. ´´
    Notas como mezclaste 2 tipos de narraciones ten cuidado he!!
    Sigue asi !!!!!!! espero el proximo cap.
    oxoxoxoxoxoxox
    atte YAZZZZZ
     
  3.  
    CarlosCF

    CarlosCF Usuario común

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    Pues, perfecto! cooorregido, GRACIAS, por notar cositas como esas, ustedes también ayudan a que los escritores mejore. Y pronto pondré el próximo capitulo, si es que noe s dentro de unas horas, jeje.
    Sigue asi !!!!!!! espero el proximo cap.
     
  4.  
    Carlos Eduardo

    Carlos Eduardo Entusiasta

    Piscis
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    q capi tan genial espero con ansias la conti
     
  5.  
    CarlosCF

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    CAPÍTULO 29: ABOMINABLE

    Por la posición del sol, se sabía que era aproximadamente mediodía; los chicos estaban cada vez más cerca de las montañas, ya habían dejado atrás aquel grupo de Solrockes y ahora estaban montados en sus pokémones más rápidos que tenían, surcando lo que les quedaba de desierto a toda velocidad. La arena azotaba sus rostros como nunca antes lo había hecho, es que una tormenta de arena se había levantado sobre ellos desde hacía muchas horas, el tiempo era muy malo y sólo querían refugiarse en una cueva, pero no había a la vista ningún lugar que los pudiera resguardar. Antes de empezar esa maratón ya habían comido y descansado muy bien todos y no había tiempo que perder para llegar hasta las montañas.

    La legión de pokémones-montura estaba conformada por Arcanine, Ninetales, Mightyena, Jolteon y Raichu. Los muchachos mantenían la mira bien puesta en el horizonte, pero una sensación extraña los hizo mirar hacia atrás, y es que el veloz paso que todos los pokémones llevaban había disminuido lenta pero considerablemente. Parecía que corrían en una banda sin fin que cada vez aumentaba más y más la velocidad, y de algún modo así era, pues efectivamente el suelo se movía en dirección contraria. Los chicos no sabían que causaba eso, pero la arena se estaba moviendo como si fuera succionada por un enorme agujero a unos cuantos metros de ahí. En cuanto los pokémones dejaron de correr, las arenas empezaron a arrastrarlos con más velocidad, los pokémones trataban de mantener el equilibrio para no caerse, pero los chicos no eran tan buenos en eso. Claudia con Diego fueron los primeros de caer del lomo de Arcanine, Renzo tampoco aguantó mucho sobre Jolteon, al igual que Runtor quien prácticamente tragó arena al caer directamente con su cara sobre la arena movediza, Yami estaba durando mucho, pues Raichu brincaba gimnásticamente de un lado a otro recobrando el equilibrio cada vez que se suspendía en el aire, Carlos y Flora estaban sobre Ninetales, y estaban haciendo un buen trabajo, puesto que ambos se aferraban con todas sus fuerzas al lomo de Ninetales mientras que él evitaba caer espléndidamente abriendo sus colas como si fueran barras de un equilibrista.

    Los chicos eran revolcados por la arena corrediza y Raichu no pudo evitar más el caer cuando frente a él pasaron prácticamente rodando Diego y Claudia. Raichu intentó evitar chocar con ellos, pero Yami no previó su reacción y cayó sobre la arena cuando Raichu se sacudió hacia su costado. Jolteon y Mightyena luchaban por resistirse a la marcha de la arena y tomaron a sus amos por el cuello de sus camisetas con sus hocicos, pero eso no evitaba que la arena los siguiera arrastrando. Sólo corriendo más rápido que el avance de la arena podían escapar de ella, pero los muchachos no podían ni siquiera pararse para volver a montar a sus pokémones. Fue entonces cuando las cosas se pusieron peor: en el horizonte Diego advirtió con un gran grito: «¡Cuidadoooo, se acerca un ola!», si, era una ola de arena mediana que al caer dejó apresados a Jolteon, Raichu, Diego y Claudia. Luego, otra ola un poco más alta calló sobre Renzo, Runtor y Mightyena. Arcanine fue prácticamente tragado por las olas de arena y Ninetales era el único que quedaba en la carrera, tratando de hacer un círculo para volver a ayudar a sus compañeros, pero pronto el paso a ser otra de las víctimas pues una gran lengua de arena impactó contra él lanzándolo muy lejos. Carlos, al caer junto con Ninetales fue despedido cuatro metros más allá contra la dura arena, un dolor increíble incapacitó su hombro y le costó mucho ponerse de pie, pero cuando se dispuso a ir tras Ninetales, este fue arrastrado lejos de él por la corriente, Flora por su parte permanecía sobre el lomo de Ninetales. De lejos se escuchaban los gritos de los demás muchachos, quienes trataban de ubicar en vano a los demás miembros y a sus respectivos pokémones. La tormenta era tan densa que Carlos no llegaba a distinguir nada.

    La tensión iba aumentando y todo no hizo más que empeorar cuando a lo lejos todos los chicos escucharon en gruñido aterrador de una criatura aparentemente enorme. Con eso supieron que un extraño pokémon se ocultaba detrás de todo eso, pero la tormenta de arena no dejaba distinguir nada. El día se había nublado, por lo que fue el momento perfecto para que el Masquerain de Flora hiciera llover a chorros, pero ella no podía ni siquiera llegar a su cinturón ya que tenía las manos muy ocupadas cogiéndose de Ninetales; a pesar de eso intentó alcanzar su pokébola, pero a penas se soltó, calló casi por inercia a la arena, la cual empezó a sepultarla cada vez más y más haciendo más difícil el que ella pueda poner en marcha su plan.

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    Los gruñidos monstruosos se hacían cada vez más fuertes y claros, pero esa preocupación pasó a segundo plano cuando se empezaron a oír zumbidos casi ensordecedores: centenares de Vibravas aparecieron en lo alto de la cortina arenosa y polvorienta. Los chicos sabían que cualquier pokémon que no fuera tipo tierra o roca estaría en completa desventaja en aquella situación, situación que acordaron cuando Yami gritó lo más fuerte que pudo: «no podemos perder más tiempo, debemos defendernos con los pokémones de tierra que tengamos» Claudia, Carlos, Renzo, Runtor y Yami intentaron recoger a sus pokémones, estaban demasiado lejos de ellos y la arena había hecho que prácticamente los perdieran de vista.

    Renzo, Yami y Claudia liberaron a Nidoking, Rhydon y Nidoqueen respectivamente, corriendo riesgo de no poder controlar a dos pokémones al mismo tiempo en un campo de batalla tan complicado como ese. Nidoqueen era prácticamente la pieza maestra de la batalla, pues podía lanzar Rayos de Hielo, los cuales disparaba a distancia contra los Vibrava. Nidoking y Rhydon no tenían ataques especiales similares, por lo que se dedicaban a investir y apuñalar a los Vibrava que casualmente descendían. Los muchachos seguían siendo arrastrados por la corriente arenosa y Diego fue el primero en darse cuenta que pokémon era el que los estaba esperando tras esa espesa tormenta de arena. A aproximadamente quince metros se encontraba un gigante y monstruoso Hippowdon, que excava sin parar creando un enorme agujero en la arena, haciendo que el terreno se empinara cada vez mas y mas, a la vez que la arena avanzaba hacia ese agujero como una especie de sumidero.

    Diego aterrado cerró los ojos y gritó como si pidiera auxilio a Yami, Claudia y Renzo avisándoles sobre lo que había visto, entonces ellos decidieron ordenarle a sus pokémones que avanzaran evadiendo a los Vibrava para atacar directamente a Hippowdon, pero era demasiado tarde, los tres pokémones eran tan pesados que para cuando recibieron esa orden ya estaban enterrados en la arena hasta al nivel de sus cinturas, por lo que les resultó imposible moverse si quiera unos centímetros de donde estaban. Nidoqueen lanzó su Rayo de Hielo a los lejos contra Hippowdon, pero el ataque sólo consiguió enfureció haciendo que éste dejara de excavar y atacara con lo que parecía ser la Tumba de Arena. La arena empezó a moverse con mas lentitud, con lo que los muchachos pudieron correr haciéndose camino entre los Vibrava para reunirse con sus respectivos pokémones y así poder cambiarlos por pokémones de otros tipos para contraatacar, pero no lo lograron, pues justo antes de llegar a ellos el ataque de Hippowdon hizo que enormes paredes de tierra oscura cubrieron a los pokémones aliados dejándolos sepultados.

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    Casi todos estaban paralizados al lado de las altas tumbas de arena, sólo Flora y Diego podían continuar con la batalla sin problemas, pues ninguno de los dos tenía pokémones en el campo aún. El avance de la arena recobró velocidad y Flora no podía usar ya la Danza de la Lluvia con Masquerain, pues eso haría que las tumbas de arena se llenaran de agua, debilitando a los pokémones aliados rápidamente. Ella liberó a Azumarill en el campo de batalla, pero aunque tenía ventaja sobre el enemigo, debía tener cuidado con la forma como usaba sus ataques, pero por más que eligiese con cuidado sus técnicas, Azulmarill era demasiado lenta para arreglárselas con la corriente de arena y los Vibrava que aún revoloteaban en el aire, zumbando y volando. Todo eso le hacia perder la precisión a Azumarill enormemente, era evidente que Flora necesitaba ayuda, pero Diego estaba demasiado asustado por la aterradora figura de aquel enorme Hippowdon que ni siquiera había considerado que tendría que tomar parte en esa batalla.

    Diego debía afrontar su miedo a ese monstruo enorme y unirse a la batalla. Flora no iba a poder sola y sólo él podía hacer algo para ayudarla.

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  6.  
    CarlosCF

    CarlosCF Usuario común

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    CAPÍTULO 30: IMPLACABLE

    Llevaba buen tiempo que Diego tenía un Hippopotas, era uno de sus mejores pokémones, por eso lo llevaba en su equipo principal cuando volaban rumbo a la Liga Intercontinental de la Corporación Pokémon. Lo había hecho entrenar tanto que sabía hacer todo tipo de ataques posibles, el ataque Fisura y Doble Filo, incluso la Tierra Viva había aprendido a realizar después de muchos meses de entrenamiento especial, pero a pesar de todo no había evolucionado, ¿por qué?, pues Diego había colgado en él una Piedra Eterna, con la cual la energía de la evolución era absorbida y usada para que Hippopotas resistiera más en batalla. Es que a Diego jamás le habían gustado los Hippowdon, de por si ya le temía demasiado a cualquier pokémon de gran tamaño, y los aterradores colmillos de los Hippowdon eran algo que Diego definitivamente no podía resistir. Pensaba que un pokémon tan grande e imponente como ese era algo que jamás podría manejar.

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    Flora trataba de hacer lo imposible por evitar que Azumarill siga siendo golpeado por los Ataques Voladores de los Vibrava, que además habían entorpecidos los saltos de Azumarill con su ruido Supersónico, pero Flora se vio obligada a dejar de avisarle a Azumarill de que lado era que se acercaba el enemigo para sacar de su trance a Diego gritándole: «¡maldita sea, ya deja de soñar y vuelve a la realidad, que estamos en plena batalla y haciéndote el desentendido no vas a lograr quitarte la responsabilidad de encima!», con eso Diego dejó de pensar en lo aterrador que se veía aquel Hippowdon y empezó a cuestionarse sobre que debía hacer. ¿Debía atacar o sólo decir cuán aterrado estaba?, ¿asumir el papel de víctima era lo correcto en ese momento?, ¿era temor lo que sentía o sólo se estaba escondiendo tras una excusa?, si era temor, ¿sus amigos lo entenderían?, Flora no lo haría y ella era la que estaba sacando la cara por el equipo entero en ese momento, ¿era justo que se negara a enfrentar su temor mientras que Flora luchaba sola?; eran esas y muchas mas las preguntas que corrían por la mente de Diego en ese momento, pero todas parecían tener una misma solución: “en algún momento tendría que afrontar sus miedos, y ese era el momento indicado para superarlo, era necesario”.

    La estrategia no tenía ni porque pensarla, a pesar de que Diego había pasado gran parte de su vida siendo un experto en el elemento agua, criar a Hippopotas le había dado mucha experiencia en el ataque terrestre y agreste, por lo que escoger a Hippopotas era la jugada más segura que el podía hacer en ese momento.

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    Diego liberó a su pokémon que no era tan pesado como Nidoking o Rhydon, y cada vez que se hundía en la arena enterraba su hocico y con un fuerte estornudo salía despedido por el aire, como si diera un gran brinco intencional. De ese modo logró situarse en el lugar mas adecuado y sin perder tiempo empezó a Cavar en profundo agujero, que hizo que la tierra dejara de avanzar con dirección a Hippowdon. Flora se disponía a Atacar a Hippowdon en cuanto vio que la arena se volvía mas estable, pero Diego le dijo que aún no lo hiciera, primero debía deshacerse de los Vibrava. Flora no pretendía hacerle caso a Diego, y decidió ordenarle a Azumarill que atacara directamente a Hippowdon con su Chorro de Agua, pero en el momento que Azumarill disparó, la arena empezó a moverse aún con mucha mas velocidad hacia Hippowdon haciendo que Azumarill perdiera el equilibrio y caiga.

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    Un enorme chorro de agua cruzó los cielos y empapó por completo a algunos Vibrava haciendo que se desplomaran sobre la arena. El terreno cercano a Hippopotas también fue roseado con dicha agua volviéndolo lodoso y difícil de movilizar. Hippowdon había logrado que la arena se moviera hacia su hoyo agilizando mas el ritmo con el que excavaba, por lo que Hippopotas debía hacer lo mismo si quería que la arena empiece a fluir en sentido contrario. Diego sabía que a menos de que Hippopotas no ganara en esa competencia, Hippowdon no dejaría de cavar y no podrían atacar con seguridad al enemigo. Flora se dio cuenta de su error, y al ver como Diego alentaba a Hippopotas para que cavara más y más rápido, decidió esta vez hacerle caso y trató de lidiar con los Vibravas en cuanto Azulmarill recobró el equilibrio.

    Hippopotas movía sus cuatro patas lo más rápido que podía, igual que Hippowdon. La competencia era ardua y cuando parecía que Hippopotas empezaba a ganarla nuevamente, otro problema surgió; él era tan pequeño que el agujero que creaba en la arena no era capaz de desalojar la suficiente cantidad de arena como para hacer que la arena marchase en contra de la corriente que Hippowdon había creado desde un inicio, y para empeorar las cosas Hippopotas ya estaba hundiendose bajo el nivel del suelo, estaba cavando realmente un túnel, pero eso no era lo que Diego quería.

    Azumarill había recobrado el equilibrio casi por completo y estaba mejorando cada vez más su puntería, por lo que los Vibrava habían dejado ya de hacer sus sonidos supersónicos. Diego tenía claro lo que debía hacer, así que le pidió a Flora que sacara del camino a Azumarill. El ataque Fisura era un golpe tan fuerte que podía partir la tierra en dos, y Diego confiaba que Hippopotas pudiera hacerlo en ese momento, así que le ordenó que fisurara el fondo del hoyo. Se vio claro como Hippopotas dio un salto hasta salir del hoyo, luego dio una giro en el aire y calló a una gran velocidad, cabeza hacia abajo, hacia el fondo del hoyo, golpeó la tierra con su cabeza produciendo un fuerte sonido sordo. Se sintió un movimiento sísmico bastante breve, como si la tierra se quebrara, y de repente la arena empezó a filtrarse entre lar rocas hasta que la cantidad de arena en el campo de batalla fue mínima; Hippopotas había abierto una larga grieta en el suelo, por donde la arena iba desapareciendo poco a poco. Los pokémones que estaban encerrados en las tumbas de arena cayeron desmayados apenas la arena que los cubrían cayó y se filtró por completo a través del suelo rocoso. Todos recogieron a sus pokémones, pero sólo algunos podían regresar a la batalla con los pokémones más indicados.

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    Carlos, Claudia y Yami liberaron a Golduck, Vileplume y Feraligatr respectivamente, pero lo Vibravas se abalanzaron contra ellos apenas tocaron el suelo. Ya no había de quien tener cuidado, así que Azumarill contraatacó lanzando su Rayo de Burbujas de forma continua en todas las direcciones, repletando el cielo de grandes pompas coloridas, pero Hippowdon no le temió a todo eso y desde lo profundo de su hoyo salió a toda potencia y envistió a Azumarill de la forma mas brutal posible

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    Fue ahí cuando realmente se dieron cuenta del descomunal tamaño de ese monstruo. Era una bestia de aproximadamente 3 metros de alto y 5 ó 6 metros de largo, y se dirigía de frente a Feraligatr, al que estampó poderosamente contra una gran roca cercana, dejándolo casi inconsciente. Golduck saltó sobre el lomo de Hippowdon y saltó nuevamente para tratar de golpearlo con su Puño de Hielo, pero cuando empezó su caída en picada, Hipowdon lanzó por los grandes cañones de su lomo un voluminoso disparo de arena densa, que evitó el ataque de Golduck y lo aventó lejos de ahí. El sol estaba a punto de ocultarse cuando Vileplume estaba casi listo para lanzar su Rayo Solar, pero casi todos los Vibravas se aglomeraron sobre él por el calor que producía la carga, y justo en ese momento Hippowon se volvió contra él, sacándolo de su camino con un cabezazo.

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    Hippowdon ya había atacado casi a todos los pokémones del equipo, sólo Hippopotas permanecía intacto, pero en cuanto Hippowdon lo tuvo en la mira, se abalanzó sobre él como un toro salvaje. Hippopotas a tiempo se ocultó en el agujero que había excavado, justo cuando Hoppowdon llegó a toda potencia sobre aquella zona. El gigante se paró sobre el agujero y empezó a olfatearlo, tratando de desenterrar a Hippopotas, pero éste seguía cavando y cavando, metiéndose cada vez mas dentro de la tierra. Diego no sabía que hacer, estaba completamente aterrado, ninguno de los pokémones que tenían era lo suficientemente grande y fuerte como para hacerle frente a Hippowdon.

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    Feraligatr se estaba poniendo nuevamente en pie, y Yami, preocupado discutía con los demás si debía atacar a Hippowdon de lejos con su Hidrobomba. Ese hubiera sido un gran ataque, si Hippopotas no hubiera estado bajo tierra en ese momento, por lo que Yami no pudo hacer nada aún, pero la discusión fue frenada cuando el inmenso Hippowdon se paró sobre sus dos patas traseras y luego cayó como una enorme bola de acero sobre el agujero de Hippopotas. Hippowdon había realizado el ataque Fisura contra el suelo. Feraligatr apareció de repente envistiendo a Hippowdon para tratar de sacarlo de encima del agujero, pero Hippowdon resistió el golpe, luego Azulmarill y Golduck aparecieron y lanzaron sus Chorros de Agua contra el enemigo, pero a pesar de todo eso Hippowdon traspasó las líneas de agua y volvió a salir corriendo a toda marcha del lugar, golpeando en su trayecto los tres pokémones aliados. Hippopotas entonces salió de su agujero y Diego comprobó entonces que su pokémon no había sido afectado por esa fisura en lo más mínimo, pero en su lugar, vio como la piedra eterna que Hippopotas siempre había cargado en su cuello se había echo trizas y se empezaba a caer por pedazos.

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    Hippopotas no lo pensó dos veces y no necesitó una orden para atacar a Hippowdon usando su ataque Triturador en una de sus patas traseras. El monstruo lanzó un estrepitoso grito de dolor, y empezó a dar vueltas para tratar de quitarse de encima a Hippopotas, pero éste estaba muy bien aferrado a su enemigo. Hippowdon lanzaba fuertes patadas al aire con sus patas traseras, pero Hippopotas luchaba por enterrar cada vez con mas y mas fuerzas sus grandes colmillos, su enemigo estaba a punto de volverse loco hasta que empezó a patear una alta roca del lugar. Diego veía como Hippopotas era impactado una y otra vez contra ese gran muro sólido, y no podía aguantar la idea de que todos hayan sido valientes hasta el final menos él. Feraligatr se había levantado una y otra vez, los muchachos discutían sobre lo que podían y no podían hacer, y parecía que la solución a todo eso era tener un pokémon igual de grande y fuerte que el enemigo. Diego lo comprendía, Hippopotas había demostrado ser demasiado fuerte y tener tantas ganas de pelar, que si evolucionara sería implacable, así que se paró en frente del grupo y gritó con todas sus fuerzas: «vamos Hippopotas, ahora ya puedes evolucionar»

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    Millones de luces empezaron a desprenderse del cuerpo de Hippopotas dejando deslumbrado a Hippowdon, su cuerpo comenzó a crecer, y cada vez se hacía más difícil distinguirlo con tantas luces y centellas. Hippopotas se estaba convirtiendo en una enorme criatura un poco más pequeña que su adversario, pero con unos colmillos más grandes y relucientes, en cuestión de segundos Hippopotas se había transformado en un Hippowdon. Luego de eso, Diego vio venir a su pokémon y sin vacilar subió rápidamente a su lomo. Estaba seguro que aquel monstruo aterrador no era una bestia salvaje, sino su apreciado Hippopotas que había estado a su lado por tanto tiempo, y sobre su lomo volvió a la batalla.

    El Hippowdon rival se estaba recuperando de aquel juego de luces, y los Vibrava ya se estaban marchando. Diego tenía un plan y el Golduck de Carlos tenía que cooperar. El pokémon de Diego era lo suficientemente fuerte y resistente para aguantar lo que pretendía hacer, así que le pidió a Carlos que hiciera que Golduck montara sobre su nuevo Hippowdon y que luego de que éste abriera ampliamente su hocico le ordenara a Golduck que congelase los grandes colmillos de Hippowdon. La táctica no tardó mucho en realizarse, cuando menos lo pensaron Hippowdon ya se estaba dirigiendo hacia su rival con sus cuatro grandes colmillo cubiertos de una gruesa y dura capa de hielo. Por último, el pokémon enemigo no tuvo oportunidad de defenderse o escapar y el Hippowdon de Diego acabo por clavar sus Colmillos de Hielo en el lomo del enemigo. Ese fue el ataque fatal para el Hipowdon rival, pues sin más preámbulo cayó en el suelo desmayado. Finalmente habían ganado la batalla.



    El escenario había sido bastante tenebroso, estaba oscuro y todos creyeron que aquel Hippowdon había muerto, pues no se movía y la sangre se veía correr a través de todo su cuerpo. Claudia no hacía más que llorar de pena. «Si ese monstruo hubiese podido, no hubiese perdido la oportunidad de matarnos a todos» dijo Yami un poco inquieto, trataba de hacer que con sus duras palabras Claudia dejara de sentirse mal, pero no sirvió, por lo que ella sólo respondió: «yo sólo quiero volver a casa, no quiero que tengamos que hacerle daño a nadie nunca más»

    Los muchachos dejaron que con mucho cuidado Claudia tendiera unas largas telas embebida en medicamentos sobre las heridas de aquel pokémon caído, y luego se alejaron tratando de consolar a Claudia, pero eso no era más que otra preocupación, sabían que en el futuro más batallas tendrían que enfrentar, y más daño tendrían que causar si querían salir de esa isla a salvo. Claudia había aceptado quedarse en la isla para evitar los planes de aquellos extraños hombres, pero nadie podía objetarle su decisión, ella misma tenía que encontrar la mejor manera de llevar a cabo su misión y sus principios.
     
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  7.  
    Yazkara

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    HOLA aqui reportando me jajajajajaja
    Me alegra que los chicos como sus pokemo´s estan creciendo tanto fisicamente como mental, asi pueden distinguir el bien del mal y les ayuda a sentirse mal por sus adversarios caidos.
    Tu historia esta tomando un rumbo muy interesante sigue, estoy esperando loa conti.
    oxoxoxoxoxoxoxox =)
    atte YAZZZZZZ
     
  8.  
    CarlosCF

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    Gracias, gracias a ti y a Carlos Eduardo por ser tan buenos lectores, siento que ya estoy escribiendo para que alguien más lo aprecie, gracias. Pero debo señalar que desde aquí hay muy poco escrito, a diferencia de todos los capítulos anteriores en los que casi la totalidad de los capítulos ya estaban escritos, y sólo los revisaba para retocarlos o agregarle cosas, desde acá sólo tengo dos capítulos “salpicados” escritos, y varias ideas redactadas por párrafos, lo que significa, que materializar los capítulos enteros me tomará un poco más de tiempo de lo que había acostumbrado estas ultimas semanas.

    Por el momento, tengo el siguiente capítulo escrito a más del 50%, aunque estoy seguro que si hablamos de extensión, así como está ya sería suficiente, pero hasta ahora siento que le falta algo, siento que he escrito mucho y no he contado nada en especial. Ya estoy empezando a darme cuenta que por detenerme en pequeñeces, estoy perdiendo mi estilo fluido y rápido, en el que muchas cosas ocurren velozmente, lo cual yo considero no muy apropiado, porque así la historia avanzará muy lento, y terminaré agotándome.

    Una de las cosas buenas es que si tengo muchísimos dibujos ya hechos referentes a los capítulos futuros. Y deseo dar un adelanto, por ello diré que el próximo pokémon rival será: EMBOAR. Espero que les agrade la idea.
     
  9.  
    CarlosCF

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    CAPÍTULO 31: EL AGUA SE FILTRA

    Ya era de noche, pero los muchachos estaban obligados a seguir su camino hacia las montañas, ya que no había a la vista ningún lugar donde poder refugiarse, todo era puro terreno arenoso y descampado, poblado sólo por algunas rocas pequeñas, lo cual era señal que pronto ese escenario terminaría, y efectivamente así fue; después de caminar un kilómetro, el equipo se topó con una cabina Ditto más, la cual estaba en la frontera entre aquel desierto de arena y lo que parecía ser el inicio de un rocoso y accidentado terreno montañés. Luego de parar un rato a registrarse y a preguntar por alguna novedad en la búsqueda, los chicos decidieron dormir ahí mismo, aprovechando la permanente vigilancia que los Dittos mantenían todo el tiempo. Los chicos, muy cansados y apesadumbrados, tanto física como psicológicamente, sólo desenrollaron sus bolsas de dormir, metieron sus mochilas en la parte más profunda de ellas, se metieron ellos también, cerraron un poco las cremalleras de las bolsas y cayeron casi de inmediato en un profundo sueño hasta el día siguiente.


    Todos sintieron un gran calor en todo el cuerpo, ya era de mañana y la temperatura era demasiadas incómoda como para seguir metidos en aquellas gruesas bolsas de dormir. Gracias a Dios los Ditto habían sido muy serviciales con ellos al tender enormes hojas de plátano contenidas por una red de cañas y ramas mas o menos gruesas en forma de carpa, lo cual les dio muchas esperanzas a los muchachos, ya que eso significaba que la vegetación debía de estar cerca de ahí; además, también habían recolectado frutos, agua y habían sancochado bajo la tierra algunas patatas para poder desayunar con los muchachos esa mañana. Los chicos no sabían como agradecerle a los Dittos por todo lo que habían hecho mientras ellos dormían, pero para los Ditto bastó con verlos sonreír antes de dejar ese lugar y seguir su camino.

    Los chicos siguieron caminando, esta vez en un escenario rocoso, hecho de tierra gruesa, en algunos lugares dura y en otros era fangosa, con un montón de depresiones modeladas caprichosamente, grandes montículos y altísimos grupos de rocas; el calor ahí no era tan cruel como en el desierto, pero se seguía sintiendo molesto. Durante su paseo por el desierto, los chicos habían combatido el calor con baños de cuerpo entero que sus pokémones les brindaban, pero nunca se habían quitado la ropa para darse un baño verdaderamente refrescante, ya que en cuestión de minutos su ropa se secaba sobre sus cuerpos con el calor del sol. Ahí, las enormes formaciones rocosas creaban sombra por muchos lados, así que ya no tenían que lidiar con los fuertes rayos de sol cayendo directamente sobre ellos.

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    El día avanzaba y mientras tanto los muchachos no pudieron evitar perderse entre los grandes caminos que seguramente habrían sido cañones alguna vez. Estos se separaban y juntaban múltiples veces, haciéndolos cambiar de dirección en contra de sus planes. Aunque la brújula funcionaba muy bien, las grandes montañas se alzaban por todas partes, y los muchachos ya no podían ver el horizonte (lo que hacía que algunos se sintieran encerrados en un laberinto de algún modo), además el hecho de que todos los lugares fuesen diferentes confundía a los muchachos. Todos pensaron que no debían perder la calma, pues de todos modos, en algún momento llegarían a las faldas del volcán si continuaban el camino priorizando una sola dirección cardinal. Pero los planes empezaron a cambiar cuando un pequeño ruido se escuchó venir a lo lejos, Flora notó como las pequeñas rocas vibraban cada vez con más y más fuerza en el suelo, así que les advirtió a los demás que subieran todo lo posible por aquellas empinadas montañas, ya que eso parecía ser una estampida de alguna especie pokémon cercana.

    Los chicos no quisieron hacer una discusión por nada, así que siguieron a Flora y subieron rápidamente el montículo rocoso más cercano, Flora había sido la primera en subirse a uno, pero no fue el mismo al que sus demás compañeros se esperanzaron, por lo que ella quedó aislada del resto del grupo a unos seis metros.

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    El tiempo pasaba, el ruido se hacía más evidente y el grupo de entrenadores no tardó en divisar la manada de pokémones salvajes que se avecinaba a toda marcha. Eran centenas de Tauros y Bouffalant, que corrían en una misma dirección como si de ello dependiera su vida. Pronto la marcha de bestias pasó junto a las montañas que los muchachos habían empezado a escalar. La tierra temblaba, desde lo alto, los muchachos sentían como las paredes montañosas empezaban a volverse inestables, se estaban resbalando inevitablemente, y lo peor ocurrió cuando uno de los Bouffalant chocó fortuitamente contra la base de aquellas montañas. Con ese impacto, Runtor resbaló, pero Carlos y Yami estaban cerca para sujetarlo de los brazos y evitar que cayera cuesta abajo, luego otro gran impacto, hizo que Claudia se sentara sobre sus piernas para evitar caerse.

    Los chicos estaban muy asustados, jamás creyeron que en ese lugar encontrarían un desafío tan peligroso, de caer en esa estampida cualquiera podría morir. Los ataques siguieron, y entonces ocurrió algo peor: un Tauros golpeó con tanta fuerza una de las orillas de la montaña, que arrancó por impacto una gran placa de roca y a continuación los demás Tauros que venían tras de él se encargaron de volverla polvo. Finalmente el más fuerte impacto ocurrió cerca de la pared rocosa en la que estaba Flora, un Bouffalant envistió sin piedad dicho lugar y despedazó gran parte de la base donde Flora estaba sentada, luego, no tuvo que pasar mucho tiempo para que el resto de la montaña colapsara junto con Flora, que con un aterrador grito calló velozmente cuesta abajo.

    Los chicos gritaron «¡Floraaa!», desesperadamente, pero eso no evitó en nada que Flora desapareciera en medio de la densa cortina de polvo que el derrumbe había provocado. Todos trataron de avistar que era lo que ocurría, entonces Runtor se decidió a salvarla, así que tomó en sus manos una de sus pokébolas, pero Carlos lo tomo fuertemente por la muñeca y le dijo «no hagas cosas locas, primero planéalo con nosotros, con un pokémon pesado puedes traer abajo también estas rocas en las que estamos trepados, ¿quieres que todos muramos?» Runtor se enojó un poco y trató de no hacerle caso a Carlos, por lo que trató de liberarse de él, pero Carlos tenían más fuerza y no dejó que Runtor se soltara de él.

    Claudia liberó a Togetic, y desde el aire, éste batió fuertemente sus alas para despejar el escenario, entonces todos vieron que Flora había tenido suerte, y en esos momentos se alejaba a toda velocidad abrazada fuertemente del lomo de un Bouffalant. Flora había caído sobre la manada de pokémones salvajes, y de forma refleja se había agarrado de lo primero que tocó cerrando fuertemente los puños. Para su suerte, un enorme Bouffalant la había recibió, pero a este no le interesaba en lo absoluto ayudarla, mas bien había acelerado el paso para tratar de quitársela de encima. Ahora, inmersa en la estampida Flora luchaba por no caer del lomo de aquel pokémon, que pateaba, saltaba, y arremetía con sus grandes cuernos por casi todos lados.

    Los chicos perdieron de vista a Flora pronto, y con ella, la gran mandada empezó a menguar poco a poco. A continuación lograron ver cual había sido la causa de aquel desastre: Un imponente, corpulento y sobrecrecido Emboar de llamas azules venía saltando de montaña en montaña, lanzando grandes bolas de fuego y gruñendo terriblemente como si estuviera en estado de ira. Los chicos se sintieron entonces aún más aterrados, y fue peor, cuando vieron como el gran cerdo se les parecía venir encima.

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    Carlos no se dejó impresionar más, y luego de tomas una de sus pokébolas, la lanzó con todas sus fuerzas directamente hacia Emboar. Al chocar contra el pokémon, se abrió despidiendo una potente luz azul, la cual segó a Emboar haciendo que cayera al fondo del cañón, y justo después de ellos Dewgong fue liberado en el aire, posición que aprovechó para lanzar un potente Chorro de Agua directamente hacia abajo, en la misma dirección que Emboar había caído.

    La estampida ya había acabado y Carlos no dudó en empezar a bajar la montaña para ir al encuentro de Dewgong y Emboar, por otra parte los demás chicos aun estaban un poco temerosos, pero de todos modos lo siguieron. Emboar aún permanecía echado en la tierra, pero no tardó en abrir los ojos y en levantarse tambaleante. Runtor sentía un especial sentimiento de lucha, pues al igual que su Cyndaquil azul, ese pokémon también era una especie rara, pero no estaba seguro de ser el primero en hacer el movimiento de batalla, pues estaba un poco asustado por el imponente tamaño de semejante monstruo, Carlos por otro lado no lo pensó dos veces, y le ordenó a Dewgong que ejecutara su Hidro-Bomba contra el enemigo, luego volteó y le dijo a los demás «debemos separarnos, la mitad de nosotros debe ir a buscar a Flora ahora mismo, los que tengamos pokémones de agua dispuestos debemos quedarnos a derrotar a este Emboar»

    Grades Pilares de agua emergieron desde el suelo, pero no tardaban en filtrarse a través del suelo rocoso, por lo que Emboar, a pesar de su gran peso, logró evitarlos dando un salto por encima de ellos y cayendo muy cerca de los chicos. Renzo, Claudia y Runtor salieron corriendo a auxiliar a Flora, mientras de Yami y Diego enviaron a Feraligatr y a Sealeo respectivamente para enfrentar a Emboar, pero apenas aparecieron fueron atacados por el gran cerdo con un enérgico Empujón. Dewgong ejecutó nuevamente su hidro-bomba a la espalda del enemigo, pero como en la primera oportunidad, el terreno no favoreció su ataque, y nuevamente el agua terminó filtrándose rápidamente a través del suelo. Emboar volteó y luego de iniciar una pausada carrera se lanzó sobre el suelo para empezar a rodar. Al ver esto, Dewgong intentó darle oportunamente con un Latigazo de su cosa, pero Emboar era muy pesado para ser empujado por ese débil ataque, por lo que logró Desenrollarse a tiempo y atacar a Dewgong con una fuerte patada doble. Sealeo y Feraligatr se habían recuperado y dispararon finos Chorros de Agua contra Emboar, pero lamentablemente, sus movimientos fueron muy lentos, lo que le permitió a Empoar quitarse del camino y evadir los chorros.

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    Los chicos se habían dado cuenta de que sus pokémones eran mucho más lentos que aquel Emboar, por lo que Carlos se disponía a cambiar a Dewgong por otro de sus pokémones de agua: Golduck, pero eso no llegó a ocurrir porque Emboar ya no estaba interesado en seguir luchando contra ellos.

    Emboar nuevamente había escalado por las enormes paredes de roca, y había seguido su camino, el mismo que Claudia, Renzo y Runtor habían tomado para alcanzar a Flora, así que rápidamente Carlos, Diego y Yami recogieron a sus pokémones y partieron en la misma dirección montados en el enorme Porygon2 de Diego.

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  10.  
    Alexlector

    Alexlector Entusiasta

    Aries
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    pues yo no se mucho de semi-graficos, pero me gustaron mucho !!!!! pero te falta describir mas algunas cosas, porque alomejor con el grafico no se entiende mejor !:D sigue asi !!
     
  11.  
    MzzMuñeQuitaInu

    MzzMuñeQuitaInu Entusiasta

    Aries
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    Guao eres muy bueno en esto cielos
    nunca abia bisto algo asi hehehe gracias por
    invitarme a leerlo estubo bn ase mucho q no beia a
    pokemon solo me se el nombre de la mitad de los pokemon
    hehehe pero bueno estubo bn me senti como si estubiera
    viendo en casa hehehe bueno gracias por todo
    siguele asi bas bn :D
    bye!!!!
     
  12.  
    Argens Hatake

    Argens Hatake Usuario común

    Virgo
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    Holaa!!! bueno primero que nada gracias por invitarme a leer tu grandioso fic-semigráfico.

    no entiendo como es que hicieras que recordara toda la parte de mi infancia y de la que fue parte pokemó​
    nunca antes había visto algo así, así que por eso me di el tiempo de leer con calma y poder apreciar todo el fic.​

    mis comentarios: definitivamente fuiste mejorando del primer capitulo, hasta el ultimo.. y eso amigo es decir mucho, debo recalcar que si tu gusto es dibujar y a la vez escribir esta perfecta tu idea, aunque en alguna que otra parte me gustaría que narraras mas y detalladamente, y enn los momentos de batallas lo describieras mejor, lose no soy una experta, pero tu historia es muy buena, y me gustaría q fuera excelente.

    tienes menos faltas de ortografias, y tambien emoticons, muy importante.

    te felicito porque nos has atrapado y quiero llegar hasta ver el punto final, se te reconoce tu gran esfuerzo, ya que bueno al menos para mi el dibujo no se me da, así que para mí es un gran trabajo y que bueno que lo defiendas y no te desanimes, eso me gusta.

    espero la conti y noticias tuyas,

    sayo!!!! ;)
     
  13.  
    Yazkara

    Yazkara Entusiasta

    Cáncer
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    HOLA!!!!
    Mil disculpas por la tardanza, pero he estado un poco ocupada con otras cositas, jajajajajajajaja.
    Estuvo bien muy bien pero creo que ahora si lo hiciste un poco corto, jejejejeje.
    Espero que sigas pronto, cuidate mucho y nos vemos luego.
    oxoxoxoxoxoxox =)
    atte YAZZZZZ
     
  14.  
    CarlosCF

    CarlosCF Usuario común

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    Si, y eso que el capítulo 31 tiene 1943 palabras, un buen número como para que lo que se cuenta sea sustancioso. Por eso desde el comienzo empecé narrando velózmente, cuando me detengo en detalles, no sé medir muy bien mi velocidad, por eso prefiero relatar ligeramente diciendo "subió ahí, bajó allí y se encontraron, habalaron de lo courrido y siguieron adelante", jeje. Pero muchas gracias por tu apreciación, eso me dice como es que ustedes perciben el ritmo, y es muy útil saberlo.
     
  15.  
    CarlosCF

    CarlosCF Usuario común

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    Género:
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    43
     
    Palabras:
    2220
    CAPÍTULO 32: UNA NUEVA EVOLUCIÓN

    Carlos, Diego y Yami iban a toda marcha por los desolados caminos rocosos, tratando de encontrar el rastro de Flora y los demás, y a unos cuantos metros por delante de ellos, un gran Emboar azul iba balanceándose y saltando de desfiladero en desfiladero, hasta que los angostos caminos se ancharon y dejaron a la vista una enorme planicie en medio de todos esos caminos laberínticos, que parecían ser el vestigio de un enorme largo evaporado con sus ríos tributantes. Dentro de aquel amplio terreno estaban todos los Tauros y Bouffalantes parados, quietos y calmos. Claudia, Renzo y Runtor, parecían haber tomado otro camino en su intento por encontrar a la manada y a Flora, ya que no estaban en ningún lado cerca.

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    Las cosas hubieran sido quizá más fáciles si Carlos, Diego y Yami hubiesen llegado antes que Emboar, pero no fue así, y Emboar, decidido a seguir acarreando a los Tauors y Bouffalantes, lanzó un enorme disparo de fuego con forma de anillo hacia el centro de la manada de pokémones salvajes, y con eso el caos empezó otra vez. Los Tauros y Bouffalantes emprendieron nuevamente su desenfrenada carrera por escapar del Emboar, quien yacía parado sobre la tierra, atacando directamente a todo pokémon salvaje que se le cruza cerca, repartiendo patadas y puñetazos encendidos con llamas.

    Carlos, Diego y Yami no veían a Flora, pero no había tiempo para eso, debían escalar nuevamente las rocas más altas para prevenir cualquier accidente y fue durante la subida cuando vieron a Flora pasar montada en un Bouffalant al lado de Emboar, quien de un contundente cabezazo derribó al pokémon salvaje, haciendo que Flora cayera bruscamente en la tierra. Luego de eso, ella hábilmente rodó sobre su cuerpo para alejarse del lugar sin perder tiempo en ponerse de pie.

    Flora estaba asustada, pero ante esa situación la mejor forma de protegerse era hacerle frente al problema. Para su suerte los pokémones salvajes preferían tomar cualquier otro camino menos en el que estaba ella, ya que Emboar tapaba el paso hacia aquel camino, y sólo unos cuantos Tauros se atrevían a pasar cerca de él, lo que le dio oportunidad a Flora de pararse y liberar a su pokémon Combusken para que le cubriese la espalda mientras que ella corría hacia las rocas para ponerse a salvo, pero todo eso fue un grabe error, ya que apenas Combusken fue liberado, Emboar de inmediato desvió toda su atención hacia él.

    Yami sabía muy bien de la gran rivalidad que había entre esas dos especies pokémon, por lo que le gritó desde lejos a Flora: «¡Eso que has hecho es una locura, Emboar no se detendrá hasta aniquilar a Combusken, cámbialo por otro pokémon, regrésalo a su pokébola!», con la emoción del momento Flora no lo pensó dos veces y rápidamente alzó la pokébola de Combusken, que aún la tenía en la mano, pero el rayo receptor de la pokébola no llegó hasta Combusken, puesto que éste saltó de inmediato para esquivar la atemorizante embestida que Emboar dirigió hacia él. Flora siguió intentándolo, pero era en vano, Combusken se movía cambiando de trayectoria demasiado rápido, escapando de Emboar y sus ataques, hasta que finalmente no pudo evitar ser alcanzado el imponente monstruo enemigo. En su intento por escapar de los ataques, Combusken de un salto se aferró fuertemente de unas grandes rocas en lo alto de uno de los montes del lugar, a continuación, Emboar de inmediato arremetió contra estas con un poderoso puñetazo de su Brazo Martillo. Con esto las rocas se desprendieron y Combusken quedó literalmente sepultado bajo esos enormes bloques rocallosos.

    Flora espectaba angustiada, así que desistió de escalar por aquellas empinadas rocas y sacó otra pokébola más, liberando esta vez a Azumarill, que de inmediato ejecutó su ataque Torbellino por orden de Flora, pero no fue suficiente, el agua fue menguando poco a poco y en cuestión de segundos el torbellino no cubría más que las patas de Emboar, que tras sentir molestias a causa de el agua, volteó y disparó contra Azumarill extensas llamaradas que lo espantaron haciéndolo retroceder y tropezar con su propia cola, posición que Emboar aprovecho para acabarlo con un fulminante Hiper Rayo.

    Carlos aprovechó ese momento y se dispuso a bajar para enviar al campo a Golduck, quien empezó la batalla echando a correr velozmente con sus cuatro patas para golpear a Emboar con un Ataque Rápido, esto molestó mucho al rival, que dejó de destrozar las grandes rocas que tenía frente a él en busca de Combusken, y giró hacia Golduck para responder con un inevitable empujón. Golduck trató de defenderse, pero Emboar lo que pretendía era hacerlo retroceder para acorralarlo con una de las montañas mas empinadas del lugar. Golduck cada vez que caía y se levantaba, recibía nuevamente un fuerte empujón de parte de Emboar, que lo hacía caer nuevamente al suelo, hasta que finalmente, echado, Golduck disparó un gran chorro de agua contra Emboar, pero nuevamente el agua de su disparo disminuyó rápidamente de modo que el daño inflingido sobre el enemigo fue casi mínimo, fue entonces cuando Emboar golpeó a Golduck con su ataque Brazo Martillo, dejándolo medio inconsciente.

    Combusken había logrado quitarse de encima los últimos bloques de roca que quedaban, y estando un poco herido corrió hacia Emboar para atacarlo con su Patada Doble.

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    Emboar se cubrió con sus gruesos brazos, mientras Combusken se elevaba en el aire dando patadas a la velocidad más rápida que le daban sus patas, pero poco a poco Combusken fue cansándose, por lo que luego cambió de táctica y dando un giro en el aire, preparó su cabeza para propinarle un fortísimo picotazo a Emboar, gesto que este último monstruo aprovechó para contraatacar con un golpe de Fuerza Brutal, el cual deja tumbado en la tierra a Combusken, sin casi moverse.

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    Golduck se estaba recuperando, y en cuanto pudo ponerse de pie insistió en atacar desde lejos con técnicas de agua, pero aún con sus más poderosos ataques era imposible darle a Emboar, entonces Carlos notó algo que pondría en jaque a cualquier pokémon de agua que siguiera atacando en esa batalla. Golduck se debilitaba cada vez más y más con los ataques que lanzaba, se le veía sudoroso y cada vez más lento, signo inequivocable de que poco a poco estaba perdiendo su vitalidad, y al buscar la razón, Carlos notó que al igual que con los ataques de agua, aquél suelo rocoso estaba literalmente drenando los fluidos corporales de Golduck y es que se sabía muy bien que los pokémones acuáticos obtienen sus reservas de agua de los mares, lagos, ríos, lluvia y en el peor de los casos del aguda subterránea a través de la tierra, pero en aquel terreno el agua se drenaba tan fácilmente, que Golduck no podía recuperar efectivamente el líquido que perdía ejecutando sus ataques, así que Carlos decidió ordenarle que dejara de atacar.

    Golduck completamente cansado retrocedió sobre sus pasos y Emboar por su parte, sin darle más importancia a dicho monstruo, continuó su camino hacia el convaleciente Combusken. Yami y Diego corrieron hacia Carlos y se dispusieron a sacar cada uno una pokébola de sus cinturones, pero Carlos les dijo firmemente que si se disponían a enviar un pokémon de agua perderían de inmediato al igual que ocurrió con Azumarill, él les explicó que el suelo estaba drenando todos los fluidos de sus pokémones de agua, por eso no serviría esa estrategia. Yami continuó y liberó a Rhydon, que salvajemente corrió al encuentro de Emboar con intenciones de derribarlo con un potente Golpe de Cuerpo, pero Emboar a tiempo evitó el golpe directo alzando sus brazos y oponiéndose al avance de Rhydon, que no dejaba de empujar con sus gruesas patas, levantando tierra y pequeñas piedras del suelo.

    Ya no había ni un solo Tauros o Bouffalant e el escenario y nadie se atrevía a interrumpir aquella lucha entre esas dos moles, pero bastó que Emboar lanzara por su boca enormes llamaradas para que el asalto fuera ganado por él, sacando de su camino a Rhydon, y es que la verdadera presa de Emboar era Combusken.

    Rápidamente Diego liberó nuevamente a Porygon2 y le ordenó que usara su Pantalla de Luz repetidas veces sobre el cuerpo de Combusken, pero Emboar era un monstruoso rival, pues logró romper como finas láminas de vidrio todas las barreras de luz que Porygon2 alzó y finalmente embistió a Combusken con otro golpe de Fuerza Brutal que lo lanzó por los aires, estampando su cuerpo contra una de las paredes rocallosas de aquel escenario. Diego se empezó a lamentar de que sus pokémones no tuvieran la fuerza suficiente para hacerle frente a aquel adversario, y lamentablemente eso le costó la batalla a Porygon2, quien fue prácticamente sacado de combate por un poderoso Terremoto que Emboar sin demora ejecutó en el campo de batalla.

    Muchas rocas empezaron a caer sobre Rhydon, Golduck y Combusken, dejándolos inmovilizados en ese momento, mientras Emboar se dirigía lentamente hacia Combusken, que estaba cubierto hasta el pecho de pesadas rocas. Flora veía llegar el final de la batalla para Combusken, pero ella no iba a dejar que la batalla acabara tan rápido aunque Combusken no pudiese mover ninguna de sus extremidades, así que le ordenó a Combusken que usara su ataque Ascuas, con toda la potencia posible, con lo que Combusken empezó a escupir medianas llamaradas de fuego desde su pico hacia su rival, pero estas no eran más que un simple viento calido para Emboar que prácticamente disfrutaba ver como Combusken trataba desesperadamente de hacerle frente en vano.

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    Flora estaba decidida a usar el último aliento de Combusken en batalla, ya que por mas que esos ataques no fuesen críticos para su oponente, estaba esperando que Emboar recibiera una seria quemadura que les diera ventaja para ganar luego, y al parecer Combusken estaba decidido a hacer lo mismo, por lo que ambos no vacilaron en continua con esa estrategia, aunque no parecía ser la mas indicada. Poco a poco, las llamas fueron poniendo en ascuas el pelaje del propio Combusken, y estas fueron aumentando más y más debido a que el cuerpo entero de Combusken estaba desprendiendo un gas inflamable producto de aquella combustión, hasta que finalmente una aparatosa explosión de ejecutó sobre el cuerpo de Emboar, quemándolo por completo y haciendo que las grandes rocas que mantenían preso a Combusken se partieran en pedazos.

    Carlos y Yami, se lanzaron sobre Flora, protegiéndola. Diego también se agachó a tiempo para protegerse de semejante explosión, que luego de unos momentos dejó ver lo que había ocurrido. Una gran placa de roca más había sido arrancada de una de las montañas y además también había sido despedazada por aquella detonación, dejando al descubierto un extraño mineral, reluciente como el agua y blanquecino como las perlas, por otra parte Combusken seguía encendido en llamas, entonces Flora sacó de su mochila el pokédex para ver que ataque era ese, con lo que descubrió que Combusken había aprendido a ejecutar su ataque más poderoso: la Bombarda Destellante (Flare Blitz).

    Emboar se levanto ardiendo en llamas y lleno de ulceras y heridas por todo su cuerpo, y haciendo lujo de su salvaje instinto corrió rugiendo furiosamente contra Combusken y se le lanzó encima apresándolo con sus garras como si fuera una pequeña presa de caza. Combusken no tenía la fuerza suficiente para oponerse a semejante envestida, así que no pudo evitar que Emboar lo empujara ferozmente hacia atrás y finalmente lo aplastara contra aquel extraño mineral.

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    Flora no paraba de pedirle a los chicos que hicieran algo con sus pokémones, pero los demás no podían dejar de mirar impresionados como Emboar, cual caníbal, se disponía a atacar a Combusken abriendo enormemente su voraz mandíbula, y en el momento más crítico, toda imagen fue cegada por una luz magnífica, brillante como el sol y fresca como la brisa del mar. Los chicos de inmediato cerraron los ojos y se cubrieron con los brazos, al igual que Emboar.

    Poco a poco la luz fue desapareciendo y un gran trozo de aquel extraño mineral perdió su brillo y pasó a convertirse en simple carbón. Flora atónita vio como Combusken ya no estaba en el lugar donde Emboar lo había mantenido apresado, en ves de eso se escuchaba un fuerte graznido cercano, y unos fuertes aleteos, todos miraron en todas las direcciones y vieron como en el aire una gran ave rojiza aleteaba de un lugar a otro mientras miraba fijamente a Flora. Los chicos no podían creerlo, la única explicación era que Combusken había evolucionado, pero en algo diferente, eso definitivamente no era un Blaziken.

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  16.  
    Carlos Eduardo

    Carlos Eduardo Entusiasta

    Piscis
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    he muy interesante conti la pregunta es q es ese mineral q provoco una nueva evolucion a combusken¿?
     
  17.  
    CarlosCF

    CarlosCF Usuario común

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    CAPÍTULO 33: INTERLUDIO

    Flora, Carlos, Yami y Diego caminaban apresurados en círculos, tratando de distinguir la figura de aquel pokémon volador extraño. El sol los segaba tanto a ellos como a Emboar, y su silueta a contraluz fue la estrategia perfecta para que la gran ave atacara a Emboar desde el aire, sin que este último si quiera lo notara. El cuerpo de aquella águila empezó a despedir muchos destellos fugaces, los cuales finalmente fueron a parar como proyectiles sobre el cuerpo de Emboar culminando el ataque con otra gran explosión.

    Los chicos ya estaban protegidos tras las grandes rocas que habían quedado esparcidas por todo el lugar, y cuidadosamente se las ingeniaron para recoger oportunamente a sus pokémones que habían enviado al campo de batalla. Fue en ese comento cuando aquella enorme ave extraña se lanzó en picada hacia Emboar, que por su parte solo pudo levantar uno de sus brazos como gesto de defensa, pero él ya estaba demasiado débil, así que con un demoledor Picotazo, la veloz ave sacó a Emboar de batalla, haciéndolo dar giros rápidos en el aire como un trompo y finalmente debilitándolo por completo.

    Los cuatro muchachos estaban un poco asustados e indecisos de acercarse o no hacia aquel nuevo pokémon, que yacía parado sobre sus dos patas traseras, acicalándose con su corto pico las plumas de abajo de las alas y manteniendo su mirada dirigida hacia Flora. La llama azul de los hombros de Emboar se habían apagado, lo más probable era que aquel pokémon estuviera muerto, pero aunque era un cuadro triste, todos comprendía que si no hubiese sido él hubieran sido ellos, por lo que ese aspecto pasó a segundo plano y continuaron concentrados en cuál era ese nuevo pokémon, que en ese momento ya podía ser perfectamente observado con detalles por los muchachos.

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    Flora aún mantenía su pokédex en las manos, así que intentó averiguar si había información al respecto, de inmediato el artefacto reprodujo una grabación: «Burnagle: el águila de fuego, forma evolucionada de Combusken mediante un proceso no muy claro aún, es un especie pokémon poco estudiada, pero se sabe que es dos veces más pesada que Blaziken y debido a que no posee alas verdaderas, no es capaz de volar por mucho tiempo, mucho menos si lleva peso excedente consigo. Es capas de crear fuertes corrientes de aire con sus alas, y de resistir temperaturas superiores que Blaziken, por lo que no se descarta que pueda aprender técnicas de aire y fuego nuevas»

    Con todo ello Flora quedó maravillada, y una gran sonrisa se dibujó en su rostro como si viera ante ella un enorme regalo de navidad. Convencida de que aquel nuevo pokémon si era su Combusken evolucionado, corrió hacia él sin titubear y se lanzó abrazando su largo cuello, dejando descansar su cabeza sobre su calido plumaje anaranjado. Carlos y Diego también estaban contentos por ella, de no haber sido por ese misterioso acontecimiento quizá no hubiesen salido tan airosos de ese encuentro, pero Yami, que toda la vida se había dedicado a hacer de su Blaziken el mejor pokémon en su especie, tratando de avanzar sobre los demás entrenadores de fuego y soñando con convertirse en un entrenador único, recordó la batalla contra Rafael y después de escuchar todos esos datos comparativos entre el nuevo pokémon de Flora y un Blaziken común, no podía aguantarlo, estaba celoso, aunque con su sobria actuación se aseguró de que nadie se diera cuenta, ni sospechara si quiera de sus negativos sentimientos.


    Los cuatro muchachos decidieron volver por el camino que los había llevado hasta ahí para así buscar a los otros tres integrantes del equipo que faltaban. Mientras recorrieron los largos caminos, hablaron y especularon sobre que era aquel mineral reluciente que encontraron bajo las capas rocallosas más superficiales de las montañas, de inmediato Diego especuló sobre su efecto, era lo más lógico pensar que ese mineral había sido uno de los principales causantes de la nueva evolución de Combusken, además todos notaron como después de que ocurriera la evolución, gran parte de aquel mineral perdió su brillo y color literalmente carbonizándose. Carlos con un poco de temor, aprovechando la oportunidad había tomado un poco de aquel mineral, lo había envuelto muy bien en una de sus prendas de vestir y lo había metido en su mochila.

    Ya era de tarde, y los cuatro jóvenes sentían mucha hambre, por lo que se subieron una vez más en una de las rocas que estaban a los pies de las grandes montañas y ahí se acomodaron para poder comer un poco. Durante el pequeño refrigerio, los jóvenes cayeron en una gran preocupación al ver que la comida que los Ditto les habían proporcionado no les dudaría para mucho tiempo más ahí, además sus pokémones también tendrían que comer de ella, ya que el terreno era muy estéril, y difícilmente ellos o sus pokémones conseguirían buenas raciones de comida de las pocas plantas desérticas o de la escasa hierba del lugar. También en esa última batalla, los chicos se habían dado cuenta de que sus pokémones de agua no estaban lo suficientemente preparados para pelear en ese terreno, por lo que seguir su búsqueda en aquella área rocosa sería más difícil de lo que creían. Por todo eso los chicos estaban de acuerdo en que debían salir de ese lugar cuanto antes, y si era necesario, regresar más adelante estando mejor preparados.

    Flora, Yami, Diego y Carlos habían seguido caminando entre unas cuantas montañas más, y cuando menos se lo imaginaron empezaron a percibir por encima de las altas montañas que el sol ya se estaba ocultando. Todos estaban ya muy cansados, y preocupados por Claudia, Runtor y Renzo que aún no aparecían, pero aprovechando un pequeño hoyo parecido a una cueva escarbado en las paredes rocosas decidieron quedarse a acampar en ese punto hasta el día siguiente. Flora sin darle más vueltas al asunto, desplegó su bolsa de dormir y se metió en ella, luego le siguió Diego. Carlos y Yami estaban también muy cansados, pero aún había un poco de luz, así que antes de echarse a dormir, recolectaron todas las ramas secas que pudieron y las llevaron hasta donde estaba Diego y Flora descansando. Una vez ahí, ambos acomodaron las ramas y encendieron el fuego, la noche estaba a punto de llegar pero ambos jóvenes antes de echarse a dormir, no pudieron evitar sentarse frente al fuego a conversar, al fin y al cabo ambos eran del mismo país y no habían compartido muchas cosas juntos hasta ese momento.

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    —Así que querías ir a la Liga Intecontinental sano y salvo, eh —inició Carlos la conversación con un poco de humor y una mirada amigable.
    —Vamos, creo que eso era lo que queríamos todos, pero ya lo vez, las cosas nunca salen como uno se lo imagina —respondió Yami, encogido de piernas y sin dejar de mirar la fogata.
    —Si, me proyectaba a como sería todo si ganara, si perdiera, si empatara, si me descalificaran, si no pudiera asistir a alguna batalla por llegar tarde, o cosas parecidas, aunque todo en la misma ciudad de la liga, pero este es un pequeño estigma que llevo conmigo —habló abiertamente Carlos, sin dejar de observar a Yami con una sonrisa dibujada en el rostro todo el tiempo—, siempre que visualizo mucho las cosas que me pasaran o supongo cual será mi futuro, al final terminan pasando cosas completamente diferentes de las que creía que ocurrirían.
    —Entonces, ¡ya está!, prácticamente eres tú el que nos ha hecho caer en esta isla con tus deseos tan fuertes, jaja —dijo Yami sonriendo por fin a los comentarios de Carlos.
    —Jajaja, si, tienes razón, pero no sé, también siempre he creído que las cosas pasan por algo en especial, no son sólo casualidad, supongo que así es como debió ser todo.
    —Si, así que supongo que yo debo de entrenar más, supongo que Rafael es el mejor entrenador de fuego aquí y supongo que Flora a pesar de ser tan mal humorada y quisquillosa todo el tiempo merecía tener un pokémon raro —respondió Yami, mostrándose nuevamente serio y fijando su mirada en la fogata otra vez.
    —¿Ocurre algo?, Rafael es muy competitivo, te lo digo yo que soy su amigo, y Flora parece ser un poco problemática con todos, pero no deberías sentirte mal contigo mismo por ellos —sugirió Carlos poniéndose serio, pero tratando de ayudar a Yami a abrirse con sus problemas.
    —Ya va, gracias por querer ser bueno conmigo, pero no creo que lo entiendas, tú también pareces ser como ellos, tienes buenos pokémones y nunca te has equivocado en las batallas, tú fuiste el que se dio cuenta de que los pokémones acuáticos estaban en desventaja aquí, debe ser fácil dar consejos si nunca has sentido como es ser un perdedor.

    Carlos se sintió impactado por esas últimas palabras, no creyó que él estuviera dando esa impresión de ser un tipo ejemplar a los demás, ni que todos esos problemas estuvieran pasando por la cabeza de Yami, quien después de decir eso último se metió en su bolsa de dormir sin decir nada más. Entonces Carlos se paró, apagó la fogata y se metió también en su bolsa, pero antes de sentar la cabeza mirando a Yami dijo: «quizá creas que no puedo entenderte como tú quisieras, pero puedo intentarlo si necesitas que alguien te escuche»



    Había pasado ya varias horas y todos dormían placidamente cuando entre la oscuridad de la noche dos personas se acercaron al pequeño campamento que Flora, Carlos, Yami y Diego habían montado por esa noche.

    —Son ellos, los hemos encontrado —dijo una voz masculina a la luz de la fogata—, hay que tener cuidado con no despertarlos.
    —Lo mejor será que lo hagamos ahora, no hay tiempo que perder —contestó otro sujeto.

    Flora con todo esos cuchicheos no pudo evitar despertarse, y dado que estaba echada de lado, dándole la espalda a los dos hombres, vio solo sus sombras sobre la pared recosa que tenía en frente. Entonces, «¡ahhhhh!», gritó despavoridamente Flora, despertando a los demás chicos, con lo que los intrusos retrocedieron desconcertados mientras decían «espera, espera». Flora sin pensarlo liberó a Umbreon que de inmediato emitió un profundo chirrido, dejando completamente aturdidos a aquellos extraños, que no tuvieron más opción que salir corriendo, pero Flora no los dejó pues hizo que Umbreon saltara lo más cerca posible a ellos y con un golpe de cola hizo que cada uno tropezara y cayera. Todo eso le dio tiempo a Carlos y a Diego de encender la fogata para poder ver exactamente que era lo que pasaba, la gran sorpresa fue cuando todos vieron que esas extrañas voces eran las de Runtor y Renzo, que yacían uno sobre otro tirados en el suelo, y tres pasos más lejos, estaba Claudia parada y un poco temerosa.

    —¡Ay!, pero por qué no avisan —recriminó duramente Flora al ver todo el escenario y a Claudia parada.
    —Lo sentimos, no queríamos despertar a nadie y Claudia se atrasó un poco para cuidar que nadie más estuviera cerca.
    —Pero esa es la idea más tonta que he escuchado, si nosotros los estábamos buscando, saber que llegan es una buena noticia —continuó Flora sin calmar su ánimo.
    —Si, pero pensábamos que quizá estarían muy cansados, y despertarlos en medio de la oscuridad de la noche no hubiese sido lo mejor —respondió Claudia.
    —Ah si, mira tú, que gentil eres con nosotros por dejarnos dormir, con gritar “¡hey!, espera, somos nosotros, Renzo, Runtor y la amable Claudia” hubiese bastado —insistió Flora, dejando a Claudia un poco dolida por sus ironías.
    —Pero lo mejor es no gritar ahora —intervino Runtor.
    —Si pues, pero esto lo provocan ustedes, ¿no ven que ya estoy gritando? —dijo exasperadamente Flora.
    —Lo que pasa es que estamos en peligro, debemos salir de acá cuanto antes —respondió rápidamente Runtor, hablando bajo y entre dientes, mientras apretaba firmemente la muñeca de Flora como si le pidiera un poco de moderación al hablar— y apaguen esa fogata ahora mismo.

    Ante esto Flora lo miró fijamente y de malas ganas dejó de hablar antes de jalar fuertemente la mano de Runtor con su muñeca, para hacer que este la suelte. Todos se miraron consternados, una seria conversación se disponía a empezar cuando Carlos se acercó emocionadamente y advirtió al resto del grupo: «Yami, Yami no está»
     
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  18.  
    Fernandha

    Fernandha Maestre Usuario VIP Comentarista destacado

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    Gracias por la invitación cariño.

    Me atacaste con 33 capítulos ^^U pero aquí estoy comentando. (Recién va en el cap 20 -a la mitad-) bien, por lo que he leído puedo decir que tiene una buena estructuración, (a mi parecer). Las imagenes me parecen muy buenas, unas más que otras si te soy honesta. Pero en conclusión me ha parecido muy buena tu idea.

    Esperaré el siguiente capítulo, espero pronto ponerme al corriente completamente y ser un poco más observadora en el transcurso de la historia.

    Lindo día, adiós.

    AT: Fer-chan.
     
  19.  
    RobyCG

    RobyCG Entusiasta

    Aries
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    Bueno por lo que vi la historia es diferente a lo que eh venido leyendo me gusto no ver a los personajes del anime o manga y ver uno que no conosco muy original tambien la parte del torneo espero que se alla echo (no me digas quien fue el ganador quiero que sea sorpresa) y la parte d que se pierden el terrorimo me encanto aunq agua y calor no les va faltal en la jungla (nose si es una jungla la isla me imagino yo que si) we cn mas tiempo termino d leer tda es q ando medio ocupado jaja espero me perdones y lo entiendas
     
  20.  
    Pipilup

    Pipilup Estrella errante

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    Bueno, para empezar, en los primeros capítulos utilizabas el formato teatral, el cuál no se permite. Otra cosa era que te aprovechavas del uso de emoticones, los cuáles, además de también estar prohibidos... eso le quitaba la calidad del escrito, ya que te conformabas por poner una carita así: :), en vez de narrar la situación sentimental en la que se encontraba el personaje.

    Usabas negritas, otra cosa que está prohibido. ¿Qué no leíste las reglas del foro? En fin, tan siquiera seguiste las recomendaciones que te daban.

    En general me incómodo que colocaras ataques que en la serie no existen, además de que al lector, que generalmente son personas que leen fanfics de pokémon sólo porque conocen la serie, las confundes, tú no creaste pokémon, así que por lo tanto, no posees los derechos.

    Otra cosa, siempre pones los diálogos juntos, ¿qué no puedes poner narración para no encimar tanto? Primero habla fulano, enseguida sutano y después fulanita. ¿Qué no suceden otras cosas entre un diálogo y otro?

    La calidad de las imágenes... unas buenas, otras, no tanto. Si yo fuera la escritora sólo pondría las imágenes hechas por mí y no las de la serie o fotografías de nuestro mundo. Si vas a poner imágenes, manten el mismo formato. Pero es tu historia, no mía.
     
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