Nunca jueges con pentagramas

Nunca jueges con pentagramas

Tenía 6 años de edad, caminaba por la biblioteca a la que nos habíamos ido de viaje de primer curso escolar, me paseaba de un lado a otro sin saber que libro tomar, era la única privilegiada de saber leer de corrido desde la sala celeste del jardín de infantes, sólo estaba paseándome por una sección en especial, la de enciclopedias sobre religión.

me planté delante de una de las secciones, la letra de la etiqueta era de una letra muy pequeña, por lo que me deje llevar por el dibujo que traía debajo la etiqueta, el dibujo era, una estrella en un circulo, como las estrellas de ahora que están todas echas con líneas hasta el medio.

Entro en la sección, me fijo en el libro del ultimo estante, tenía un color bordo claro y las letras estaban remarcadas en oro, le pregunté a la bibliotecaria si me lo podía alcanzar aquel libro tan raro, ella me miró y dijo:

—querida ¿estas segura de que quieres ese libro?

—claro señorita, mañana o pasado se lo devuelvo a la biblioteca.

—debes tener cuidado de lo que haces con este libro...cosas horribles salen de él.

Creyendo que era sólo un cuento para que no lo rompiera, me fui con el resto, mi día transcurrió normal, eso hasta que llegue a mi casa, esperaba que mamá estuviera en la computadora esperándome, pero no era así, en la casa, no había nadie...más que yo y aquel libro.

Me senté en el sillón a leerlo, al llegar al final (la enciclopedia era corta) vi un dibujo y un par de instrucciones, las seguí, las instrucciones rezaban:

"1: dibuja un circulo con una tiza roja o rosa y en él dibuja una estrella.

2: colócate en medio y dí estas palabras..."

leí las palabras, pero me dio pereza seguir leyendo, así que sólo hice lo que había leído, no pasó nada, me dije "esto es un cliché", gran error, mamá no llegó hasta la mañana siguiente, lo peor fue que lo deje abierto, en medio de la sala, en medio de la estrella en aquel circulo situado, en medio de mi casa.

A la mañana siguiente me sentí como si fuera un chico, fui al baño para quitarme el pijama y lo veo...¡era un chico! tenía el pelo corto y pelirrojo, mis ojos seguían siendo miel, lo único que no había cambiado, eran: ojos y actitud.

—Valla...no es un cliché después de todo, leeré lo que sigue antes de que mamá me vea así.

Lo leí, sólo sería del genero opuesto, los días que quisiera ser uno, no se me tenía que pasar por la mente ni siquiera inconcientemente.

Esa fue la peor experiencia traumática, no sólo aprendí mi lección con respecto a hacer caso a los mayores, también aprendí, que tengo que saber más de religiones antes de hacer un tipo de ritual como este, desde entonces…no e vuelto a ser la misma dulce niña que todos conocían…