Nuevos Amores que complican la vida [Sessho&Kago&Nara]

¡Hola queridos lectores! Lamento muchísimo la demora, solo que la inspiración no venía D: Pero bueno, como recompensa (?) les dejo este capítulo que contiene una sorpresa al final ;) Espero que les guste!

Capítulo 15


Kikyo


Inuyasha me mira asombrado e impactado, no creo que haya imaginado que así sería como terminaríamos. Quizás hasta pensó que esto duraría para siempre. Al contrario, yo desde el principio me hice a la idea de que todo en algún momento termina, la vida me enseñó que eso es lo que pasa constantemente. Me quitó a mi madre pero me dio otro lugar donde vivir, uno en el que soy feliz gracias a las hermosas personas que me rodean.

Tal vez ya es tiempo de que esta etapa de felicidad también acabe, tal vez la vida ya me dio demasiado por el momento. O quizás yo no tengo suerte: si hasta mi amistad con Kagome, esa que parecía irrompible, terminó cualquier cosa puede hacerlo también. Por lo tanto prefiero hacerlo yo misma antes de que lo haga Inuyasha, en cierta forma es más fácil para mí así.

– ¿Por qué? –pregunta Inuyasha buscando mi mirada–. ¿Acaso ya no me amas?
– Aun lo hago –susurro intentando contener las lágrimas–. Por eso mismo todo debe acabar.
– Eso no tiene sentido.
– Para mi sí –lo miro a los ojos, buscando la conexión que solíamos tener–. Lo siento.

Mi ahora ex novio se queda en silencio, asimilando mis palabras. Lo veo y creo sentir su tristeza, casi como si fuera parte de mí.

– Como tú quieras.

Eso es lo último que dice antes de irse de mi cuarto sin mirar atrás. Apenas sale dejo correr mis lágrimas, ya no puedo contenerlas. A pesar de mi gran tristeza, siento que es lo mejor para los dos aunque me gustaría que las cosas hubieran sido distintas.

Sigo llorando hasta que el sueño me abruma. Entonces todo se vuelve negro.


Kagome


Que tengo una sonrisa de oreja a oreja es poco decir. Es raro entrar en casa con un chico, es algo que nunca me ha pasado, algo a lo que podría acostumbrarme fácilmente. No sé de donde saqué el valor para preguntarle a Sesshomaru si quería pasar, es todo muy raro. Últimamente mi vida está patas para arriba, nada tiene sentido y, si lo tiene, es demasiado rebuscado para mi gusto.

Tampoco me entiendo a mi misma, quiero decir, hasta hace poco estaba súper enamorada de Inuyasha y ahora ya lo olvidé. Nunca imaginé que sería tan fácil sacarlo de mi corazón, no lo sé, quizás nunca lo amé como algo más que a un amigo. Lo más chocante es sentirme tan atraída hacia Sesshomaru y Naraku, teniendo en cuenta que ambos son bastante complicados, el primero no habla y es más frío que el hielo mientras que el otro es un rebelde sin causa algo egocéntrico que me tiene loca. No tengo idea de cual me gusta más y eso me molesta, no se puede estar así.

Miro a Sesshomaru quien está observando mi casa sin decir nada; le sonrío cuando no me ve, es realmente apuesto. Él me mira y yo me sonrojo, intento controlarlo pero no tengo mucho éxito. Balbuceo algunas indicaciones y le muestro algunas fotos a las que no presta mucha atención. Le ofrezco una taza de te, café o lo que sea pero no acepta mi oferta, solo se queda allí, parado en medio de la sala, en un completo silencio. Ya no me molesta tanto como antes, sigue fastidiándome pero es más fácil de soportar su carencia de expresiones o palabras.

Entonces Inuyasha baja las escaleras completamente furioso, prácticamente sin mirar nada y muy apurado. Sesshomaru lo ve e Inuyasha hace lo mismo cuando llega al primer piso. Ambos se quedan congelados, mirándose con un asombro visible y un desprecio mutuo.

– ¿Inuyasha qué pasó? –rompo la quietud que hay, Inuyasha me mira confundido, como si recién se diera cuenta que estoy allí.
– ¿Qué haces aquí? –me ignora Inuyasha y le habla a Sesshomaru.
– No es de tu incumbencia.
– Esperen, ¿se conocen?
– Él es mi medio hermano –responde Inuyasha sin dejar de fulminar con la mirada a Sesshomaru.
– ¿Cómo…?

Me quedo a mitad de frase. No tiene sentido, ¿por qué me mentirían? Sesshomaru dijo claramente que no tenía hermanos e Inuyasha nunca me lo contó, a pesar de los años de amistad que pasamos juntos. Estoy furiosa con ambos.

Paseo mi mirada entre ellos dos, tienen varias cosas en común: ambos tienen esos llamativos ojos dorados, la misma cabellera plateada y el mismo tono de piel. Sesshomaru es más alto pero hasta tienen una contextura física similar y unos rasgos faciales parecidos.

¿Cómo no lo había notado antes? ¿Cómo puedo ser tan tonta? ¡Si son casi iguales! Claro que en carácter son completamente distintos, Inuyasha es mucho más simpático, divertido, impulsivo y hablador que su hermano mayor pero físicamente son casi idénticos. Es increíble que me hayan gustado dos hermanos y que no lo haya sabido.

– No lo puedo creer –me quedé como embobada, no entiendo nada.
– Si, es difícil pensar que eso es mi hermano –coincide Inuyasha–. Aunque solo sea en parte pero bueno, uno no elije a la familia.

Sesshomaru no responde, solo lo mira. Ahora Inuyasha parece más relajado, supongo que está mucho más acostumbrado que yo a esas miradas silenciosas de Sesshomaru.

– Otro día te contaré la historia, Kagome, pero en este momento tengo que irme.
– ¿Pasó algo? –recordé como había bajado las escaleras y volví a la realidad, quizás había pasado algo malo y yo ni siquiera estoy enterada.
– Algo con Kikyo –su mirada se ensombrece, debe haber sido una pelea muy grande–. Pero no te preocupes. Solo espero que se arregle pronto.
– Lo mismo digo –le sonrío y lo acompaño a la puerta–. Mañana en el colegio me cuantas lo que pasó, ¿si? –asiente y yo le doy un rápido abrazo.
– Adiós.

Cuando Inuyasha ya se fue miro a Sesshomaru, quien parecía intentar abrirme un agujero en la nuca por lo intensa que era su mirada; ya la ponía nerviosa a una. Ya no sé que hacer con Sesshomaru.


Ayame

¿Será verdad que todo esto me está ocurriendo? ¿Cabe la posibilidad de que Kouga realmente se haya enamorado de mí? No, no lo creo. Lo más seguro es que todo siga siendo parte de ese estúpido plan para llamar la atención de Kagome. Aún, al menos.

No entiendo que le ve; no quiero decir que ella no sea linda o buena, es solo que Kouga se merece mucho más. Quizás no me molestaría la situación si Kagome realmente lo quisiera como algo más que un amigo pero eso no pasa, ella no lo ve como si fuera el amor de su vida, no piensa que es el chico más lindo que existe, el único que quiere en su vida, no adora cada uno de sus gestos, no ama sus defectos y sus virtudes y no desea pasar todo el día con él; no se desespera si no lo ve o no hablan aunque sea un rato al día, no lo cree el hombre más dulce y tierno que existe, no ama cada parte de él. Ella no está enamorada de Kouga y nunca podría amarlo como yo. Simplemente es así.

Me gustaría tener al menos una oportunidad con él para demostrarle cuanto lo quiero y hacerlo feliz. Sé que Kouga me esta utilizando para conquistar a Kagome (algo sin sentido) pero tal vez pueda aprovechar la situación y hacer que él me conozca de otra forma. Quizás logre que me quiera.


Rin


No comprendo que es lo que cambió. Repentinamente Sesshomaru ya no me visita, no está en su casa y no responde mis llamadas. Esto me está poniendo nerviosa, ¿será que le ocurrió algo? Según su mayordomo no, todo está en orden pero no tiene sentido, él nunca se olvidaría de mí.

Mis amigos tienen razón. Debo sacarlo de mi mente, nosotros nunca podríamos tener una relación, hay demasiada diferencia de edad y de forma de ser. Es solo que él es tan perfecto, tan hermoso y lo amo tanto.

No. Basta Rin, tú eres una mujer fuerte, puedes superar esta decepción. Solo que no podré sola, por eso decido llamar a Kohaku, él siempre está para mí, a pesar de que varias veces lo llamo en mitad de la noche para decirle tonterías… tendría que buscarme uno como él, un chico que bondad e inocencia pura, que es muy simpático, tierno y dulce. Si, yo necesito uno como Kohaku pero, ¿dónde encuentro uno de esos? No creo que haya muchos y si los hay todas las mujeres deben de quererlos para si, es como una edición limitada. Pero aún así lo intentaré, es algo bueno y serviría para olvidarme de Sesshomaru.

– ¿Hola? –una voz algo somnolienta atiende.
– ¿Kohaku? Soy Rin.
– ¿Rin? –la voz de mi amigo suena un poco más clara y algo preocupada–. ¿Pasó algo?
– No, quédate tranquilo –sonrío, Kohaku realmente es la persona más buena que existe en el mundo–. Solo quería hablar contigo.
– Sesshomaru no apareció, ¿no es así?

Me sonrojo algo azorada, Kohaku me conoce como nadie. No es que me moleste pero preferiría que en este caso no me haya adivinado tan fácilmente, me hace sonar como si solo lo llamase cuando Sesshomaru no aparece. Y eso no es cierto, siempre estoy pendiente de Kohaku, si no hablamos un día yo me muero.

– Bueno si. Pero no te llamaba para eso.
– ¿Qué pasa?
– Quiero un consejo, quiero olvidarme de Sesshomaru.
– ¿De verdad? –se escucha sorprendido, no fueron pocas las veces en las que me insistió en que cortase esa extraña relación y yo no quise.
– Si, ya no tiene sentido.
– Ya era hora de que te des cuenta –estoy casi segura de que sonríe a través del teléfono–. Rin solo debes dejar de pensar en él.
– No es tan fácil –refunfuño, si lo fuera nadie sufriría mal de amores–. ¿Nunca te ha pasado que amas demasiado a alguien y simplemente no puedes alejarlo de tu mente?

Un silencio. Sé que a Kohaku le gusta una chica pero no pensé que fuera algo serio. Tampoco la conozco, él no quiso decirme su nombre a pesar de que lo intenté bastante. Eso me molestó, al ser mejores amigos que se cuentan todo, pero decidí que también necesita algo de privacidad. Por esa razón no insisto nunca en el tema, a Kohaku le molesta que lo haga.

– Si, pero es distinto –antes de que pueda replicar continua rápidamente–. Distráete, haz algo divertido y así se irá de tu mente, por lo menos un rato. Es una solución momentánea pero de a poco se empieza.
– Tienes razón –leeré algo o haré mis deberes, así me voy a entretener–. Gracias Kohaku, eres el mejor –digo con una sonrisa, preparada para irme–. Adiós.
– Hasta mañana.

Cuelgo el teléfono y decido hacer mis tareas primero, luego leer un poco y quizás pintar algún cuadro más tarde, de esta forma Sesshomaru no me molestará con su ausencia. Solo puede ser algo temporal pero al menos tendré una noche libre de mis sentimientos hacia Sesshomaru.


Kagura


Es increíble que me haya rebajado a llorar frente y por un hombre. Dios, estoy cada vez peor, ya no me reconozco. ¿Qué me pasó? Yo no soy así, esto no puede volver a pasar y no volverá a pasar, ni siquiera frente a Sesshomaru.

Sesshomaru me hizo sentir muy mal hace unas horas, sé que estaba furioso con mi padre y que por eso se desquitó conmigo pero no me lo merecía, él no me conoce como persona y no puede juzgarme.

Estoy furiosa, con él y conmigo misma. Tengo que descargarme con algo y pensar que voy a hacer, no puedo creer que me haya dejado pisotear así y que me haya quebrado de esa manera frente a él y por su culpa. Agh, mañana mismo aclararé las cosas frente a ese estúpido, no pueden quedar así. Mañana me va a escuchar, ni siquiera ante el hombre que amo puedo humillarme. Sin embargo, ahora tengo que irme a dormir, mañana tengo que ir al estúpido colegio. Eso es algo que realmente no sirve para nada.


Naraku


– Apuren el trabajo, inútiles –me miran con resentimiento pero siguen trabajando en silencio, moviendo las cajas y clasificando las cosas.

Nunca vamos a terminar a este paso. No sé por qué elegí a estos estúpidos como “socios”, no saben hacer nada bien. Mi padre me matará si arruino el primer negocio que me cede solo a mí y yo los asesinaré si eso ocurre, sea su culpa o no.

– Naraku, ven aquí –dice mi padre, es como si lo hubiera llamado con la mente. Al menos hubiera llamado a alguien más interesante–. Quiero tu informe.
– Ahora mismo voy.

Hago tiempo antes de ir, fingiendo releer el informe, agregando notas o dando ordenes a los chicos. Ellos saben que no quiero ir a esa reunión y, en vez de ayudarme, trabajan con mucha más rapidez y eficiencia. Como los detesto.

Ya sin tener otra opción, me dirijo al despacho de mi padre, el lugar donde hace sus negocios. De pequeños no nos dejaba entrar, ni a Kagura ni a mi, porque decía que era un lugar de adultos; lo cual no tenía sentido ya que nuestra madre tampoco entraba allí. Aunque a ella no se le permitía hacer nada. No sé porque mis pensamientos fueron hacia esa dirección, no tiene sentido recordarla de ninguna manera.

Entro en el despacho de mi padre intentando verme sin nervios.

– Pásame el informe –sigue concentrado en sus papeles y no me observa.

Estiro mi brazo con la carpeta pero no la agarra al instante, firma y lee sus documentos primero. Solo cuando ya terminó todo, es decir unos diez minutos después, toma mi informe y comienza a leerlo.

Toda su atención está puesta en mis palabras impresas, cada detalle del negocio está puesto allí, los materiales comprados, las personas que saben del “emprendimiento”, los empleados, los socios y la cantidad de producto; las expectativas iniciales y el éxito esperado, cada céntimo gastado con su por qué, la explicación de la demora y como no afectará al negocio.

Cuando termina de leer el informe me observa con el ceño fruncido, no parece enojado o desilusionado pero no está contento. Nunca lo está, es imposible satisfacerlo o hacerlo sentir orgulloso.

– Naraku, explícame esto –demanda mostrándome una de las hojas.

Mi cara palidece y enmudezco, pensé que no notaría esa anomalía y ahora no sé como explicarla.


Kagome


– No sabía que eran hermanos –es lo único que se me ocurre decir.

Silencio es la única respuesta que tengo.

– ¿Quieres subir? –pregunto, ya no sé que hacer. Me sonrojo y aclaro–. Podríamos ver una película, comer algo, no lo sé.

Asiente y yo le sonrío, preparada para subir por las escaleras hacia mi habitación con él. Lo hago y me sigue en silencio; entramos y aparecen unos grandes nervios.

– Voy abajo a buscar algo para comer –le sonrío despreocupada, intentando que no se note que intento escapar–. Mientras tanto si quieres busca una película que sea de tu agrado –le señalo la pila de DVDs que tengo en un pequeño mueble y salgo de allí.

En la cocina agarro algunos paquetes de galletitas, papas fritas, chizitos, manís, pochoclos y un par de Coca Cola, pongo todo en una bandeja y vuelvo al cuarto lentamente, no sin pocos nervios.

¿Qué película elegirá? Es algo tonto lo que pienso pero significa bastante el género que elija, una de terror implica que tenga excusa para acercarme mientras que una de comedia o fantasía nos distanciaría. La verdad no sé que es mejor para mí: ¿quiero acercarme? Si pero ¿me serviría de algo? No lo creo, Sesshomaru es tan frío que parece no importarle si me acerco a él o no. Supongo que solo aceptaré su elección y veré como se dan las cosas, otra cosa no puedo hacer.

Cuando llego a mi cuarto con la bandeja veo a Sesshomaru sentado rígidamente en mi cama, hojeando mi carpeta del colegio.

– ¿Qué elegiste?

Dejo la bandeja en mi escritorio y agarro la película que Sesshomaru separó, es “El niño con el piyama a rayas” un drama que quería leer luego de que estudiásemos la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, por una cosa u otra nunca más la vi. Me sorprende la elección de mi acompañante, me contaron que es muy triste y ese no parece el estilo de Sesshomaru.

– ¿El niño con el piyama a rayas? ¿De verdad?
– Si –ninguna explicación más.

Dejo la caja de la película mientras pongo el CD en el reproductor de DVDs que está al lado de mi escritorio y frente a mi cama, una vista perfecta. A penas empieza la película me siento al lado de Sesshomaru (sin que nos toquemos por supuesto) con la bandeja en mis piernas y vemos la película en silencio.

Cuando termina seguimos en la misma posición aunque mi cara está cubierta de lágrimas mientras que la de Sesshomaru está igual que siempre, la misma cara sin expresión alguna.

– ¿No te entristeció ni un poco? –inquiero secándome las lágrimas algo molesta por su insensibilidad–. ¿Nada?
– ¿Por qué lo haría? Si es solo una película.
– ¡Pero pudo haber pasado! Es verdadera la matanza de judíos por Hitler.

Se encoje de hombros y me saca de quicio.

– ¿Tienes sentimientos? –no responde y me desilusiono–. Olvídalo, no importa.

Evidentemente nunca pasará algo entre nosotros, no somos para nada compatibles y no tiene sentido negarlo por más tiempo.

– Supongo que ya debes irte –nos miramos a los ojos un minuto, vuelve a quedarse en silencio–. Siento haberte hecho perder tanto tiempo.
Asiente y salimos de mi habitación. Estoy decepcionada, pensé que al menos intentaría algo sino ¿para qué quiso quedarse conmigo? Realmente no lo entiendo y no creo que lo haga en algún momento. Llegamos a la puerta, estoy completamente enojada con él y deseo no verlo más.

– Bueno, gracias por el hermoso tiempo que hemos pasado –espero que no se note demasiado la ironía–. Chau.
– Adiós –se inclina un poco, como si se reverenciara y me largo a reír por varios minutos–. ¿Qué? –pregunta extrañado.
– L-lo siento –digo entre risas–. Es solo que parece inconcebible que alguien “normal” haga una reverencia en estos días.
– ¿”Normal”? ¿Te estás burlando de mí?
– Lo siento –me calmo y me inclino, imitándolo–. Mis disculpas, señor.

Vuelvo a estallar en carcajadas y Sesshomaru me mira desconcertado y quizás algo enojado. Yo lo estaría si una loca estuviera riéndose de mí en mi cara.

– Estás loca –dice, pareciendo sonar furioso. Sin embargo, un asomo de sonrisa, muy pequeño, aparece en sus labios.
– Lo sé –sonrío abiertamente y me acerco a él–. Y tú, señor educado, eres todo lo contrario.

Sonríe y siento que me muero, tiene una bella sonrisa. Muy bella. De repente me doy cuenta de que estamos muy cerca, nuestros rostros solo están a pocos centímetros y si me pongo en puntitas de pie puedo besarlo. Sesshomaru está en silencio y no se mueve, mis ojos se mueven entre sus ojos y sus labios, ambos son encantadores y pueden hipnotizar a cualquiera. Cierro los ojos, me estiro y nuestras bocas se rozan.

Sesshomaru parece sorprendido y yo también lo estoy, nunca creí que yo sería quien iniciaría mi primer beso o que sería con uno de los chicos de mis sueños. Realmente he esperado demasiado este beso, ansiaba saber como sería. Sesshomaru abre la boca y hago lo mismo con la mía, ahora empieza el verdadero beso. Tantos sentimientos juntos, nunca imaginé que así sería; es como si me derritiera por dentro, mi corazón explotara y todo alrededor mío salvo él temblara. Por que solo existe Sesshomaru en este momento, todo lo es él y es perfecto.

Entonces siento su mano en mi cintura y me separo de repente. Mi cara se vuelve roja y estoy totalmente avergonzada por haber sido tan imprudente, tan lanzada.

– Lo siento –susurro alejándome de él y sin mirarlo.

No responde pero siento su mirada en mí, es demasiado intensa como para ignorarla. Abro la puerta con la vista todavía en el suelo, por eso veo sus pies cuando camina hacia su auto.

– ¡Adiós! –le grito de repente.

Se da vuelta para mirarme e inclina su cabeza; yo le sonrío y lo saludo con la mano. Lo miro irse en el auto, cuando ya no se ve vuelvo a entrar en mi casa. Subo corriendo las escaleras, entro a mi cuarto y me tiro en mi cama. No puedo creer lo que acabo de hacer.

Fin del capítulo 15

¡Espero que les haya gustado! (: Espero sus comentarios xD Saludos!

 

Capítulo 16


Naraku


–Es solo una anomalía –respondo vacilando.
–Explícala.
–Uno de los socios –no digo su nombre, Byakuya, y no es por lealtad, solo evito que mi padre sepa lo estúpido que soy al confiar en alguien como él– sugirió un contacto suyo, una persona que nos brindaría los materias a la mitad del precio.
–Eso no explica la falla –replica mi padre releyendo los papeles.
–La falla fue ese contacto –contesto rápidamente–. No era de fiar y nos delató con un policía amigo, igual de corruptos ambos. Para callarlos les apagamos una gran suma de dinero, la anomalía del informe. Solo que además tuvimos que comprar los materiales en una fuente legal para disimular.
– ¿Aceptas la culpa frente a este descuido que causó –mira el informe antes de continuar– una perdida de un millón de pesos, sumado a un retraso de un mes?
–Otra cosa no puedo hacer –respondo, no sirve de nada echarle la culpa a nadie por una simple razón: mi padre no me creería y solo se enfurecería aún más.
–Es verdad. Los Sasaki aceptan sus responsabilidades y se hacen cargo –una sonrisa maliciosa se asoma y casi me pongo a temblar, mi padre es el único capaz de intimidarme, aún–. Por eso mismo, tú pagarás ese dinero.
–¿Qué? –exclamo, nunca esperé que me diga algo así, nunca trabajé en mi vida y siempre tuve lo que quise. ¿Por qué no me puede dar el dinero y listo? Pero Onigumo siempre quiere complicar las cosas–. ¿Cómo se supone que puedo conseguir un millón de pesos si ni siquiera trabajo?
–No lo sé –agranda su sonrisa y empiezo a odiarlo–. Espero que tengas algún tipo de ahorro o empieces a trabajar, ya verás que haces. Pagaré la deuda ahora mismo solo por que los Sasaki no nos adeudamos. Sin embargo, me tienes pagar a mí pero, si no lo haces pronto, el monto subirá y subirá. Y tú no quieres deberme nada a mí, ¿no es así?
–Pero… –replico inútilmente.
–Y quiero que el proyecto salga antes del fin de mes.

Me quedo callado, no tiene sentido discutir con él. Al contrario, solo empeora las cosas.

–Bueno –digo por lo bajo mientras me paro y me voy.

Llego a mi habitación soltando maldiciones por lo bajo. No puedo creer lo que me obliga a hacer mi padre y no sé que haré.


Kagome


Cuando me levanto para ir al colegio estoy confundida, como si todo el día de ayer hubiese sido un sueño. Aún no puedo creer, no me entra en mi mente que ya haya tenido mi primer beso… ¡y con uno de mis chicos soñados! Es todo demasiado extraño. Me pregunto si el también soñó conmigo, es una duda que es muy posible no tenga respuesta, al ser Sesshomaru tan callado y silencioso.

Salgo de mi cama con un increíble dolor de cabeza. Desearía poder quedarme todo el día en casa durmiendo pero ni intento preguntar si puedo, estoy segurísima que mamá me dará un rotundo no. Además no quiero ni tengo ganas de estudiar, otra vez ¿será por culpa del enamoramiento? Desde que me gustan Naraku y Sesshomaru no pienso en nada más que ellos. Eso no es algo bueno para mis notas, tengo que cambiarlo.

Me pongo el uniforme y me lavo la cara antes de tomar un rápido desayuno e irme al colegio. Voy sola, Kouga no atendió ninguna de mis llamadas y ya me harté de rogarle. Muy, muy en el fondo me gustaría encontrarme a Naraku… no sé por qué pero decididamente me gusta y demasiado. Es una relación de “amor y odio”, una de esas en las que no sabes si detestas al chico o lo amas de verdad. No lo amo, por supuesto que no, si lo conozco hace unos días pero tampoco lo odio. Puede ser un chico bastante insoportable pero tengo que admitir que me encanta como es, como me pelea y me provoca. Creo que me gusta más que Sesshomaru, al menos él si habla. Aunque ese beso… por unos besos así me pasaría la vida en silencio. El mejor beso de mi vida, va el primero pero igual fue hermoso.

No camino escuchando música, olvidé mis auriculares y las monedas, tengo que caminar en silencio hasta el cole. Desearía que Naraku me hiciese compañía, incluso aguantaría sus tontas peleas

–¡Hey, Kagome! –grita el chico de mis pensamientos por una ventada de un convertible negro.
–Buenos días Naraku –intento sonar indiferente, como si no estuviera totalmente feliz por haberlo encontrado.
–¿Quieres que te lleve?
–Claro –me encojo de hombros como si no fuera algo importante.

Apenas subo me doy cuenta de que algo anda mal. ¿Por qué Naraku es tan amable conmigo de repente? Esto es raro aunque bueno, me encantaría un Naraku más simpático y bueno… pero no creo que sea posible. Además, él me gusta como es, me divierte y encanta. Dios, ¿en qué momento acepte mi atracción hacia él? Ahora lo pienso tan tranquilamente, como si fuera algo que siempre estuvo conmigo, algo normal y cotidiano. Cuando lo cierto es que Naraku no tiene nada de normal, todo lo contrario y por eso me gusta. No puedo creerlo, prefiero al Naraku de siempre antes que al que tengo a mi lado.

–Así que… –comienza Naraku y yo me sorprendo– ¿divertido el viaje con Sesshomaru?
–Hum, si –miro por la ventanilla para que no vea mi sonrojo–. Divertido.
–¿De donde se conocen?
–¿Te importa? –digo luego de un silencio.
–No, no, por supuesto que no –responde dándome una rápida mirada–. No eres tan importante.

Me encojo de hombros pero sonrío, ese es el Naraku que conozco; hasta que alegra que sea así.

–Nos cruzamos en la calle –decido contarle que pasó y lo hago con tranquilidad–, me caí frente a él luego de un triste intento de entablar una conversación y me llevó a un hospital.
–¿Te llevó al hospital? –me mira sorprendido, yo asiento con la cabeza– ¿Solo por que estabas herida? ¿A ti, una desconocida?
–Si –respondo ya algo molesta pero continuo la historia–. Pagó la sesión y luego me llevó a mi casa en taxi. Me dio su teléfono y todo.

Lo veo fruncir el ceño pero no dice nada. Parece molesto y por eso me siento contenta, está celoso.

– Ya casi llegamos –comento intentando entablar una conversación. No obtengo respuesta–. ¿Por qué ya no hablas? –se encoje de hombros y me empiezo a enojar con él–. ¿Qué? ¿Acaso te molesta?
–¿Molestarme qué?

Está enojado, eso lo notó a penas fija su mirada en mí. Estaciona el auto a unas cuadras del colegio y se da vuelta para que hablemos claramente, frente a frente.

–Que conozca a Sesshomaru, que me haya ido con él ayer y que él sea amable conmigo –estoy exagerando, lo sé, Sesshomaru no es amable conmigo pero decirlo se siente bien. Aparte hace que Naraku se enoje y eso me divierte.
–Puedes hacer con tu vida lo que se te cante, a mi no me afecta en lo absoluto.
–¿Entonces por qué pareció que te molestó que conozca a Sesshomaru? –sonrío cuando se me ocurre algo que seguro lo hará enfurecer–. ¿O es que estás celoso?
–¿Qué, celoso? ¿Me estás cargando?
–No, lo digo en serio –mi sonrisa se agranda cuando veo que está entre sorprendido y enfadado–. Ya sabes, por todo eso de que lo conozco a tus espaldas o que preferí irme con él o que vimos una película juntos…
–¿Qué?

Me callo la boca, arrepentida. No debía haberle dicho eso, Naraku no tenía que saber que Sesshomaru se había quedado conmigo en mi casa. Por suerte no le conté lo del beso, ni en sueños puedo hacerlo. Tan tonta no soy, eso solo empeoraría las cosas, creo.

–Eh, si. Se quedó conmigo en mi casa y vimos “El niño con el piyama a rayas” en mi cuarto… –lo veo fruncir el ceño y entro en pánico– ¡pero no pasó nada! –es una mentira grande como una casa y me siento un poco mal por decirla como si fuera algo normal–. No mientras mirábamos la película.

Soy una verdadera idiota pero no puedo mentirle tan directamente. Si sigue preguntando probablemente le cuente todo lo del beso con Sesshomaru. No quiero hacerlo pero me conozco, soy una verdadera tonta que normalmente no puede mentir. Y menos a Naraku. No sé por qué, solo no puedo hacerlo.

–¿Eso que significa? –me pregunta luego de un silencio–. ¿Qué luego si?
–¿De verdad quieres saberlo? –replico, intentando evitar contárselo.
–Si –oh, diablos. No pensé que fuera a decir que sí, deseaba que no lo hiciera, ahora le tengo que contar.
–Bueno, lo besé –suelto de golpe, arrepintiéndome al instante.

Naraku se queda en silencio. Por alguna extraña razón me siento terriblemente mal, quizás herí sus sentimientos.

N/A: sé que es poco pero es lo único que tengo escrito del capítulo 16 u.u voy a intentar volver a actualizar más o menos seguido :3 Espero que les guste y gracias por leerme C: