Nuevos Amores que complican la vida [Sessho&Kago&Nara]

Re: Nuevos Amores que complican la vida (SesshxKagxNaraku)

Holaa!! aca les traigo la conti chicas!! :D jeje,, perdon por tardar,, es qe ya empieza el cole ii ademas estoii peleando con el Word qe me hace la guerra!! ¿pueden creerlo? jeje xD
Noo me maten,, yo segui sus consejos :P jeje
Sin mas les dejo la conti... Espero qe les guste ii Gracias por leerla,,
ahh ii comenten asi mejoro o diganme sus opiniones sobre lo qe deberia pasar :D jeje



Capitulo 7

P.o.V Inuyasha


¡¿cómo le pude haber dicho eso?! Me regañaba a mi mismo, ni siquiera a Kikyo le habia dicho que me gustaba, ¡a su prima se lo vengo a decir! Soy un estúpido, reverendo estúpido, en los problemas que me metí...


No se por que le dije eso a Kagome, yo no la amo, amo a Kikyo con todo mi corazón pero, cuando me dijeron que Kagome me amaba, mi corazón dio un vuelco. Nose, es mi mejor amiga, no quiero perderla; quizás por eso le dije que me gusta, ¿será que lo hice para que ella se sienta bien? ¿cómo no me di cuenta antes de sus sentimientos? Seguro que la hice sufrir un montón, pobrecita.


La verdad es que al principio sentí algo por Kagome, cuando conocí a Kikyo mis sentimientos se volvieron confusos, no sabia a cual amaba de verdad y a cual quería como una amiga. Con el tiempo mis sentimientos se aclararon, amaba a Kikyo, la amo aun, creo que cada día que pasa la amo mas pero Kagome me confunde.


No se que estoy diciendo, tengo mis sentimientos muy en claros, quizás lo que paso es que aunque no ame a Kagome soy tan egoísta como para quererla solo para mi. No se. Siento que ya no se nada, lo que tengo que hacer es aclarar mis sentimientos y mis pensamientos. Tengo que hablar con Kikyo y con Kagome.


Pensando en ellas dos... ¿por qué será que ya no se hablan? Kagome dijo que no podía pero ¿por qué? ¿será por mi culpa? Quizás sea así, mi amiga no me habia confesado sus sentimientos y es capas de alejarse de su prima con tal de no decirlo, eso ya lo comprobé. Estuvo ante mis ojos todo este tiempo, ¿cómo pude ser tan ciego?


Kikyo sufrió tanto, y que su mejor amiga la evitase le dolió mas de lo que demostró. Recuerdo cuando la conocí, era una muchacha agradable aunque fría, cuando la vi sentí una chispa entre nosotros dos pero nada serio, su frialdad me alejaba. Cuando me contó su historia me di cuenta de que la amaba y que la quería proteger, no quería que nada malo le pasase.


Tarde tres meses en pedirle que sea mi novia, no soy dado a mostrar mis sentimientos pero por ella soy capas de todo. Solo con ver su sonrisa... haría cualquier cosa para que sea feliz, no permitiría que nadie la alejase de mi nunca. Por eso me peleo con todos los chicos que la miran, ella es MIA, solo mía, siempre va a hacerlo y no puedo dejar que la miren así. No.


No necesito aclarar mis sentimientos, a Kagome la amo pero como a una hermana, a Kikyo como mi esposa. Se me dibujo una sonrisa al pensar que podríamos casarnos, me imaginaba feliz a su lado con hijitos con su sonrisa y sus ojos, muy feliz aunque siempre que estoy con ella me siento muy alegre. Solo por ella siento eso, lo único que necesito es arreglar que vuelva a ser amiga de Kagome pero ¿cómo?


“Lo mejor va a ser ir a hablar con Kikyo, tengo que decirle lo que pienso”, decido y me pongo en marcha hacia la casa de mi amada, de mi mejor amigo y de mi mejor amiga.


“Espero que Kagome ya este allí así podríamos hablar los tres aunque prefiero que Miroku no”, pienso ese muchacho es muy sobre protector con las dos jóvenes y no quiero tener que aguantarlo.

Me tomo el colectivo y voy hacia lo de Kikyo, pensando en cuanto la amo.


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En una mansión un joven de cabellera azabache ondulada daba ordenes a un grupo de muchachos de su misma edad. Estos le obedecían sin chistar, pero un rencor crecía entre ellos y su “jefe”. Ya estaban planeando algo para quitarle esa actitud tan altanera y maliciosa con todo el mundo pero el problema es que no sabían como, Naraku era como intocable pero ya descubrirían una debilidad en el. Un amor que lo cambiaria, esperaban que para bien.


Se habían dado cuenta de que habia vuelto algo perturbado, se veía pensativo desde que estuvo con esa hermosa muchacha de larga cabellera negra y ojos brillantes.


Ninguno de ellos se atrevía a preguntarle que paso entre el y la chica, habían notado algo extraño en su voz y en sus ojos cuando la mujer estaba presente.

Finalmente, el mas insolente del grupo, Hakudoshi, se atrevió a interrogar a Naraku.


– Eh, Naraku ¿cómo te fue con la muchacha? –pregunto el joven medio titubeando, se notaba claramente que aunque lo escondiera Hakudoshi temía a Naraku.

– Bien. –contesto secamente y se alejo de sus “amigos” dejándolos intrigados e inquietos.

A pesar de cómo se sentían continuaron con su “trabajo” aguardando a que su líder volviese de mejor humor.


Los cuatro jóvenes, incluyendo a Naraku, se quedaron pensando en Kagome, la hermosa muchacha a la que esperaban volver a ver, claro que cada uno con una intención distinta.


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P. o. V Kouga


Espero y espero pero no me llama. Supongo que a Kagome se le olvido, quizás todavía este con Inuyasha.


Siempre que aparece el, todos los demás dejamos de existir para Kagome, aunque esta vez a sido distinto. Inuyasha quería hablar con ella pero Kagome no dijo que si de inmediato como de costumbre, es mas, pode notar que no quería hablar con el, o capas que no le importaba. ¿por qué será el cambio?


Es muy extraño, después de todo, ella siempre lo amo. ¿será que ya lo olvido? ¿por qué lo olvido así de repente? ¿Será por ese tal Naraku? ¿o finalmente se dio cuenta de mis sentimientos?

No creo que sea así, mi mejor amiga es algo ciega, en el sentido de que no nota algo tan obvio. Desde que la conozco me gusta, desde hace unos dos años mas o menos.


Flash Back


Era el segundo día de colegio, como siempre yo llegaba tarde. Iba corriendo rápidamente, no deseaba tener que soportar algún castigo mas, los recibía bastante a menudo, tenia que admitir.

En el camino choque con alguien. Una muchacha. Pero no era cualquier joven, era la mujer mas hermosa que habia visto en mi vida; de tez blanca nívea, tersa y sonrosada, labios perfectos con un color carmesí, mejillas ligeramente sonrojada, cabello negro azabache, largo y ondulado, un cuerpo delgado pero con lindas curvas y, lo mas hermoso, unos ojos achocolatados preciosos adornados con unas pestañas negras arqueadas, haciendo ver esos ojos aun mas bonitos todavía.

Creo que me quede con la boca abierta y los ojos como platos, la debía de mirar como embobado ya que ella se sonrojo bastante y desvió la vista, en señal de timidez.


– Ehh, perdón. –se disculpo la bella desconocida con intención de irse pero claro, yo no la iba a dejar.

– No, no te preocupes, fui yo el que no se fijo. –le sonreí y ella se ruborizo aun mas pero no dijo nada.


La mire detalladamente, vestía el uniforme del mismo colegio al que asistía, una falda verde, una camisa blanca con detalles en el mismo tono de la falda, una corbata roja, unas largas medias blancas y unos zapatos marrones.


– Ehh, perdón. –se disculpo la bella desconocida con intención de irse pero claro, yo no la iba a dejar.

– Veo que también asistes al colegio Shikon.

– Es cierto, ¿tu también?

– Claro, ¿quieres que te acompañe? –pregunte, no iba a dejar pasar la oportunidad de estar con la muchacha que me habia encantado con una sola mirada. Ella se sonrojó aun mas pero aceptó.

– Bueno. –me sonrió y empezamos a caminar.Ese día averigüe que se llamaba Kagome, que tenia catorce años y que vivía bastante cerca de mi casa.


En ese momento también decidí que aquella adorable y hermosa muchacha tenia que ser mi novia pero no contaba con Inuyasha.


Fin del Flash Back.


Desde que la conocí me enamore perdidamente de ella pero Kagome solo me ve como un amigo, lo que me lastima bastante.


No se que hacer para que vea mis sentimientos, nunca quise presionarla pero temo que alguien mas me la quite.


¿cómo puedo hacerlo?


En ese momento una muchacha se cruza por mi camino, es una mujer bella, es pelirroja, de flequillo largo y dos coletas que le quedan bastante bien. “Pero no es Kagome” pienso. La reconozco por sus ojos, verdes esmeraldas. ¡Es Ayame!


Sonriendo me acerco a saludarla, es una muy buena amiga que se habia ido de viaje.


– ¡Ayame! –exclamo sonriendo dirigiéndome hacia ella.

– ¡Kouga! –corre y se me tira encima, abrazándome con fuerza. Le correspondo el abrazo pero la suelto de a poco, a veces esa chica me incomoda.


Se me ocurre una idea, una que quizás sirva para que Kagome finalmente me quiera como algo mas que un amigo.


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P. o. V Sango


Hay Kagome... si supieras... amiga, me tienes muy preocupada ¿qué te esta pasando?


– ¿Sango que te ocurre? –pregunta un preocupado muchacho de ojos azules y cabello azabache al igual que el de su hermana.

– Nada. –mentí, sin éxito.

– Que mala mentirosa que sos. –me reprocho Miroku abrazándome por atrás, sin querer se me escapo una sonrisa, amaba demasiado a ese chico–. Sango ¿qué te pasa?

– Nada, es que estoy preocupada por Kagome. –admití luego de suspirar.

– ¿por qué? ¿acaso le paso algo? –Miroku me solto y se sento en frente mio para que le cuente, el estaba preocupado por su hermana, me arrepentí por haberle dicho eso, el es bastante sobre protector.

– No, no le paso nada. –lo tranquilizo con una débil sonrisa–. Es que Inuyasha...

– ¿qué paso con el? –me interrumpió aun preocupado, a Miroku nunca le gusto que su hermana estuviese enamorada de su mejor amigo.

– Me podes dejar de interrumpir. –le pedí molesta, el asintió y yo solté de golpe–. Inuyasha esta confundido.

– ¿Confundido? ¿qué tiene que ver Kagome con que Inuyasha este confundido?

– Inuyasha no sabe lo que siente, –le explique a Miroku pacientemente–, cuando se entero que Kagome estaba con otro chico se puso celoso.

– ¡¿Kagome esta con un chico?! –pregunto gritando, típico hermano sobre protector–. ¿con quien?

– No se si esta de novia pero la vi con un chico, la habia acompañado hasta el colegio y después se fue por que se peleo con Kouga.


Me sentí mal por contar las cosas de mi amiga pero Miroku no iba a dejar de insistir hasta que se lo diga, además tarde o temprano se iba a enterar, pense buscando una excusa al ser tan buchona.


– ¿Vos decís que Inuyasha gusta de Kagome?

– Nose, solo digo que al parecer esta confundido, quizás ya le dijo.

– ¿decirle que? –no paraban las preguntas de Miroku, eso era muy molesto pero tenia que contestar.

– Que gusta de ella.

– No, Inuyasha no la quiere como algo mas que una amiga. –afirma Miroku, se notaba que eso creía.

– Y ¿cómo sabes? –inquirí yo, ahora era mi turno de preguntar.

– Si Inuyasha la amara ya lo hubiera notado. –dijo decidido y agrego–. Estoy seguro, Inuyasha ama a Kikyo.

– Eso espero. –no estaba muy convencida–. Solo espero que Kikyo no sufra.

– Yo pienso igual. –coincide Miroku.


De pronto siento una mano en mi parte intima, instintivamente le pego una cachetada a Miroku. ¡Plaff! Se escucho sonoramente, odiaba que hiciera eso, a pesar de que fueramos novios no se lo permitia y menos aun en publico.


Me pongo toda roja, no por sonrojo sino por furia y le pego otra cachetada que queda marcada en su rostro en la mejilla izquierda. Miroku, con una mano donde le pegue me pide disculpas, las mismas de siempre.


– Sanguito por favor perdóname.

– ¡atrevido! ¡desvergonzado! ¡libidinoso!–lo insulto alejándome de el, hecha una furia.

– Por favor perdóname, es culpa de mi mano maldita. –siempre decía lo mismo, cosa que me molestaba aun mas.

– ¡Que mano maldita ni que ocho cuartos, cara dura! –siempre lo mismo, pensaba en mi interior mientras me iba hacia mi casa.

– Sanguito por favor, ¡perdón! –se disculpo siguiéndome.


Yo habia entrado a mi casa, le cerré la puerta en la cara e intente tranquilizarme.

– Es mi culpa. –pienso luego de encerrarme en mi cuarto y me lamento–. Justo de el me vengo a enamorar.


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P. o. V Kikyo


– ¿por qué a mi? –pienso derramando unas lagrimas–. ¿cómo no me di cuenta antes?


Estaba en mi cuatro que es bastante prolijo, a pesar de ser una adolescente; estaba pintado de color gris y rosa, en una esquina esta mi cama, con acolchado gris y sabanas rosa a juego. En frente de esta, está el ropero, al costado una televisión algo pequeña, una cómoda y un escritorio.


Mi cuarto siempre esta ordenado, nunca hay nada fuera de lugar, tengo varios libros sobre el escritorio que sirve también como biblioteca, tengo algunos CDS cerca de los libros y tengo algún que otro peluche tambien. Todo meticulosamente ordenado.


Luego del fallecimiento de mi madre empecé a leer muchísimo, lo encontraba como una vía de escapa de mi penosa vida.


Siempre me sentí culpable por la muerte de mis padres, quizás si hubiera sido una mejor hija o si hubiera cuidado mejor a mi madre...


“Ya no hay nada que hacer Kikyo”, me reproche a mi misma, eso hacia siempre que pensaba en ellos, “no sirve de nada pensar en ellos.”


De repente, me encontré a mi misma llorando desconsoladamente, no habia llorado desde que mi madre murió y eso que mi vida no mejoro desde ese momento.


Solo me sentia feliz con mis pocos amigos de verdad, con mi familia y con Inuyasha, especialmente.

Al pensar en el mi corazón se encogió, me dolía pensar en el pero no podía dejar de hacerlo.


Creía que Inuyasha me amaba pero al parecer no, no entiendo por que esta conmigo si a la que quiere es a Kagome. Finalmente entiendo por que mi prima dejo de hablarme, ella ama a Inuyasha pero no quería lastimarme.


Sin embargo fui yo la que la hizo sufrir, sufrimos los tres: Inuyasha por estar conmigo obligado cuando es a Kagome a la cual ama, Kagome por no poder estar con Inuyasha y yo por que vivía una ilusión y por que me enamore perdidamente de Inuyasha.


“Que triste que es la vida” pienso melancólica mientras sigo llorando. En ese momento sueña el timbre pero no le hago caso, no quería ver a nadie. “Además, seguramente no es para mi y otro va a atender” pienso pero el que toca el timbre seguía insistiendo.


Al ver que nadie atendía, ya que estaba sola en casa, baje las escaleras maldiciendo y lagrimando.Abro la puerta sin preguntar y al ver quien estaba allí me quedo sin habla pero aun con los ojos llorosos.


Era Inuyasha, la persona que me hizo llorar después de tanto tiempo, la persona a la cual amaba tanto que dolía.


– Inuyasha. –dije sin entender por que estaba allí, tan sorprendida estaba que me olvide de secarme los ojos, grave error.

– Kikyo, ¿puedo pasar? –pregunto Inuyasha, bastante serio.


“Me va a cortar”, pense tristemente, me arrepentía de haber escuchado la converasacion entre Sango y a Miroku. Habia llorado anticipada pero eso no iba a disminuir la tristeza o la cantidad de lagrimas que derramare por mi unico amor.


– Claro, pasa. –intente sonar normal pero no me creyó para nada.

– Kikyo ¿qué te pasa? ¿estabas llorando? ¿por qué llorabas? –pregunta preocupado Inuyasha.

– Es que...


No entendía por que se preocupaba si yo no le importaba en lo absoluto, el solo jugo conmigo mientras que yo me enamoraba de el como nunca antes me paso y como nunca antes me pasara.


Al momento de contestar no sonaba furiosa como imaginaba, tampoco fría como con los demás, no tenia ese tono cariñoso que siempre usaba con el, no, mi tono solo reflejaba tristeza...



Hasta ahi es el cap 7,, me habia confundido en el numero del anterior xD jeje
en el proximo si aparece Sesshomaru ii tmb van a pasar muchas cosas mas,, las dejo cn la intriga muajajaja :P jeje
Bueno chicas gracias por leerla,, espero qe les guste ii comenten!! :D
Chauu,, Suerte ii Nos Leemos!!

 

Re: Nuevos Amores que complican la vida (SesshxKagxNaraku)

Capitulo 8

P. o. V. Naraku

–¡Rápido! –ordene con mi voz autoritaria, no soportaba que tardaran tanto esos inútiles en hacer lo que les ordeno, no se ni para que los conservo pero ya es demasiado tarde como para a conseguir a otros, los necesito hasta que terminemos con esto, luego si me siguen desobedeciendo y no los requiero para nada mas me deshago de ellos y listo.

–Hacemos todo lo posible Naraku. –replico Hakudoshi quien llevaba una pesada caja quien era ayudado por su hermano Akago, quien era igual a Hakudoshi pero menos altanero y mucho mas callado.

–No es suficiente. –lo contradigo yo y Hakudoshi sigue con lo suyo refunfuñando por debajo sin atreverse a seguir discutiendo conmigo ya que no le conviene, a pesar de cómo actúa, Hakudoshi me teme pero no le gusta demostrarlo, esa actitud me agrada ya que significa que tiene carácter pero no lealtad y eso es malísimo.

–Byakuya. –lo llame, era en el que mas confiaba de todos aquellos inútiles. Sin embargo, no podía confiar de verdad en nadie cuando lo hice todo me salió mal...

–Si Naraku? –interrumpió mis pensamientos este con actitud sumisa.

–Necesito que controles todo, me voy a mi casa ya que estoy cansado. –me retire de ese lugar sin esperar una respuesta de el, nunca lo hacia y no iba a empezar en ese momento.

Caminaba hacia mi mansión por una calle donde la gente paseaba tranquilamente, en esos momentos mis pensamientos se centraron una sola persona, una que no quería recordar, la única a la que quise de verdad, la mujer que me traiciono, que fue a la única que le confié mis secretos, pensamientos, sentimientos...

Akemi, un mejor nombre para ella no existía ni ahora ni nunca; su nombre significaba brillante y hermosa. Esbelta, refinada, con gracia, inteligente, bella y mas, así era ella. De un cuerpo escultural, de cabello largo color rosa chillón y de ojos negros como el azabache.

Ella era simplemente perfecta para mi, logro introducirse en mi vida y en mi corazón pero las cosas no fueron como esperaba...

Sacudí la cabeza intentando sacarme esos pensamientos, deseaba concentrarme en mi “proyecto” o “trabajo” pero no podía, en mi mente aparecían distracciones.

Por alguna razón desconocida pude dejar de pensar en Akemi, algo que nunca se me hizo fácil. En ese momento, en mi mente solo estaba Kagome, recordaba sus bellos ojos, su hermosa sonrisa, todo de ella...

¿qué hacia pensando en ella? Yo, Naraku, poderoso hijo de empresarios millonarios, una persona cruel, malvada y sin sentimientos, ¿qué podía hacer pensando tiernamente en una persona? ¿por qué razón la recordaba así?

No soy esa clase de persona, no cambie por Akemi y no voy a cambiar por nadie, ni siquiera por Kagome.

Ya ni estoy seguro de eso, de lo que siento, de lo que quiero, de lo que soy... No estoy seguro de nada.

Seguí caminando inmerso en mis pensamientos, termine en una plaza donde me senté en un banco donde estaba escrito cosas que los adolescentes escriben cuando no tienen nada que hacer. En esa plaza habia gente, parejas enamoradas, madres con sus hijos y chicos jugando al fútbol y chicas hablando sobre toda clase de cosas, todos pasándola bien menos yo.

Intente aclarar mi cabeza, no quería llegar a casa con esos pensamientos que me avergüenzan y que no comprendo.

No iba a mostrar debilidad ante nadie y por nada. Nunca en la vida.

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P.o.V Kagome

Cuando llegue hasta donde estaba el, me coloque en frente como para hablar pero me quede muda, no sabia que hacer o decirle.

Habia corrido como una desesperada para alcanzarlo, pero al llegar allí me sentí terriblemente tímida, rarísimo en mi, ¿qué podía decirle?

“hola, vos no me conoces pero yo soñé con vos varias veces; me ayudaste a salir de la depresión que tenia y estoy media enamorada de vos.”

No, nunca en mi vida le diría algo así a alguien y no lo hice. Pense en volverme pero el joven ya me habia visto y me observaba detalladamente de pies a cabeza aunque su cara no reflejaba expresión alguna.

Sus ojos se mostraban fríos e inexpresivos, como si no pudiera sentir nada por nada o por nadie.

No me moví, me perdia en su mirada penetrante, tanto que parecía verte el alma.

Sus ojos me hipnotizaban, me recordaban a los de Inuyasha y, aunque eran exactamente iguales, no se por que, esos me gustaban mas.

Estabamos en una esquina, habia una casa blanca común con las ventanas cerradas, no habia negocios cerca, casi no habia gente por las calles así que se podría decir que estábamos solos.

Pasaron unos interminables minutos sin que ninguno pronunciara palabra, me empezaba a incomodar y no sabia que podía hacer.

–Hola. –a duras penas lo salude muy tímidamente con una diminuta pero bella sonrisa.

–Hola. –su voz era masculina y melodiosa pero cortante y seca; cada vez estaba mas nerviosa, ¡no sabia de que hablarle!

–Soy Kagome. –me presente amablemente intentando superar la timidez que el despertaba en mi.

–Ajam. –se limito a decir.

Eso es lo que la gente dice cuando algo de lo que le hablan no le interesa. Al parecer no le importaba quien era.

Molesta, decidí no desperdiciar mi tiempo con el y empecé a caminar en dirección a mi casa.

Con lo enojada que estaba por su actitud no mire el desnivel del suelo y me caí de boca al piso. Mi cara no sufrió muchos daños pero mi tobillo izquierdo se habia doblado y me sangraba una mano por un vidrio que me habia clavado sin darme cuenta cuando puse las manos para que no sea tan grave el impacto.

Dolorida me intente sentar, no podía caminar, ¡no tenia forma de ir hacia mi casa!

El muchacho frío que me “gustaba” se acerco a ver que pasaba ya que habia hecho mucho ruido al caer. Con su expresión indescifrable se agacho, se sentó a mi lado y observo mi tobillo atentamente.

Me inquietaba su mirada, me molestaba su actitud y me sentia terriblemente atraía hacia el.

–Hay. –gruñí ya que me dolía mucho, lo que mas dolía era el tobillo pero la mano no se quedaba atrás.

–No te quejes. –me ordeno el muchacho peli plateado–. Por tonta te caíste así que aguántatelo

–Nadie te pidió opinión. –replique, ¿quién se creía que era para hablarme así?–. Y no soy tonta, me caí por que no vi desnivel.

–¿Y no será que por tonta no viste el desnivel? –con indiferencia rebatió sin mostrar ningún sentimiento hacia mi.

Estaba sentado a mi lado, vestía unos jeans y una remera negra con unas palabras en dorado; estaba hermoso pero su actitud fría espantaba a cualquiera.

–No molestes mas que ya estoy demasiado dolorida. –le pedí medio rogando, en verdad que me dolía sino nunca le hubiera dicho algo así por lo orgullosa que soy.

–¿dónde te duele mas? –suspiro y me pregunto pero, claro, sin parecer preocupado.

–En el tobillo, no puedo caminar. –me lamente ya que no sabia como volver a mi casa; aunque no quedaba tan lejos no tenia forma de llegar con el tobillo así como lo tenia.

–Vamos. –se paro, se sacudió la ropa y se quedo en frente mío esperando alguna reacción por mi parte.

–¿eh? ¿cómo vamos? –inquirí aun sentada y frotándome el tobillo con una mueca de dolor en mi cara.

Sin decir una palabra, se agacho quedando a mi altura, me sujeto en brazos como un hombre alza a su mujer luego de casamiento y se dispuso a caminar como si fuera lo mas normal del mundo.

Yo protestaba, me sentia nerviosa e incomoda pero el sujeto sin nombre caminaba hacia nose donde. Eso era lo peor, no sabia a donde me llevaba y me molestaba mucho.

–¿a dónde me llevas? –medio le grite, estaba demasiado histérica como para hablar normal.

–Al hospital, eso puede ser grave. –respondió tranquilamente ignorando mi actitud.

–¡No! Yo puedo sola. –mentí, movía un poco el pie y ya me estaba doliendo un montón.

–No, no podes. –siguió caminando, yo me quede en silencio por que sabia que tenia razón.

–¿cómo te llamas? –pregunte cansada de ese silencio.

–Sesshomaru.

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Un apuesto muchacho de cabello negro atado en una coleta y ojos celestes conversaba animadamente junto a su acompañante, una bella joven pelirroja de unos hermosos ojos verde esmeralda quien también hablaba pero con menos entusiasmo, se la notaba nerviosa al estar frente a ese chico.

–¿Y que te parece Ayame? –pregunto el muchacho, quien comía un vasito de helado de vainilla con frutilla con mucho gusto.

–No lo se Kouga, me parece que no esta bien. –Ayame titubeaba, siempre habia amado a Kouga y lo que el quería hacer no le gustaba pero tampoco deseaba caerle mal, además no le podía negar nada.

–¿por qué no? No es nada malo. –replico el joven con decisión, quería que su amiga lo apoyara y haría todo lo posible por hacerlo–. Vamos Ayame, por favor.

–Bueno, supongo que tenes razón. –dudaba, no estaba convencida pero al verlo directamente a los ojos, esos hermosos ojos celestes que la hipnotizaban, sentia que no podía decirle que no en ninguna ocasión; además, el hecho de que le rogara la derretía completamente. Suspiro y finalmente acepto ayudarlo–. Esta bien.

–¿En serio? –pregunto Kouga emocionado, quería asegurarse del apoyo de su amiga, verdaderamente la necesitaba.

–Si. –afirmo Ayame mirando su helado de crema americana y chocolate, seguía vacilando y no quería que Kouga la viera dudar por lo que evitaba mirarlo a los ojos ya que los de ella con Kouga reflejaba todo lo que sentia.

–¡Gracias Ayame! –exclamo Kouga muy entusiasmado, se levanto dejando a un lado el helado y la abrazo con efusión haciendo que la chica se sonrojara aunque el no le presto atención por la alegría que lo invadía–. ¡Muchísimas gracias!

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Una linda y elegante pero amable y dulce niña de unos doce años caminaba de un lado al otro en una gran mansión, específicamente en uno de los tantos comedores.

Estaba esperando a alguien, una persona muy importante para ella pero este no llegaba.

La hermosa jovencita era delgada, de ojos castaños y pelo largo negro con una colita atada a un costado de la cabeza.

Ella era una persona muy amable con todos sin importarle su clase social, era directa, nunca mentía, algo que le molestaba mucho personalmente, era una chica divertida y simpática con todos.

Todos los que la conocían la querían muchísimo, nadie podía evitarlo, era una chica que lograba introducirse en el corazón de cualquier persona y eso logro con a persona a la que esperaba. Logro algo que muchas no pudieron, algo que muchas desean y fue un logro que sorprendió a todos.

Se sentia nerviosa e inquieta, la persona a la que amaba no era de llegar tarde, era muy puntual y hace casi quince minutos que tenia que estar allí pero aun no aparecía.

Ella no se podía quedar quieta y se preguntaba una y mil veces ¿por qué Sesshomaru tardaba tanto en llegar?

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En una hermosa y acogedora casa, una pareja de jóvenes adolescentes conversaba en la habitación de la hermosa y triste Kikyo.

–Kikyo ¿qué te pasa? –preguntaba un muchacho de pelo plateado y de unos preciosos ojos dorados que mostraban gran preocupación hacia la mujer parada en frente de el.

–Nada Inuyasha ¿para que viniste? –Kikyo intentaba aparentar que estaba perfecta, actuaba con indiferencia aunque la joven de tez blanca y pelo negro tenia sus ojos cristalinos. Por esa razón quería deshacerse de Inuyasha rápidamente para que no la viera llorar algo que la avergonzaba bastante por que para Kikyo eso significaba que ella era un persona frágil y débil.

–Tengo que hablar contigo de algo muy importante pero... ¿estuviste llorando? –insistió Inuyasha, no iba a dejar que su novia llorara por nadie aunque no sabia que la causa del llanto era el mismo, sin darse cuenta la estaba haciendo sufrir muchísimo.

–No te interesa. –Kikyo no le iba a confesar que lloraba por el, era una muchacha orgullosa a la que le cuesta montones confesar sus sentimientos.

–Si que me interesa. –replico Inuyasha y añadió diciéndole solamente la verdad–. Tu sabes que me interesa, no quiero que sufras por nada ni por nadie en el mundo, y menos si lo puedo evitar.

–Pues ya estoy sufriendo. –replica la joven sintiéndose muy mal y derramando unas lagrimas cristalinas que surcan sus mejillas haciéndola ver mas frágil y débil de lo que en realidad era aunque así se sentia en ese momento–. Y es imposible evitarlo, no puedes hacer nada.

–¿por qué sufres? –Inuyasha afligido por como estaba la persona que mas amaba de todos.

–Por ti.

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Naraku habia llegado a su casa, sin saludar a nadie como de costumbre se dirigió a su habitación y se tiro en la cama.

No habia logrado quitase de la cabeza a Kagome, aun pensaba en la joven a la que en cierta forma habia salvado. Meditaba mucho acerca de ella y no sabia por que. Deseaba verla pero no tenia forma alguna.

Encontró una manera, la iría a buscar a la salida del colegio sin importarle las opiniones de los demás, tenia demasiadas ganas de verla como para que eso le importase.

Por otro lado, otra forma no tenia de verla ya que los recreos los tenia ocupados en otros asuntos que tenia que hacer si o si.

Se dio una ducha, se puso unos jeans negros y una remera roja. Salió a la calle, caminando hacia un lugar que ni el sabia donde quedaba.

Solo quería caminar, sumirse en sus pensamientos sin que nadie interfiriera en ellos. Deseaba seguir meditando en la hermosa muchacha de cabellera negra.

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Una hermosa muchacha de ojos del color del cacao y de cabello oscuro pero brillante esperaba ser atendida en uno de los hospitales mas prestigiosos de todo Tokio.

A su lado estaba un apuesto joven de cabello largo y plateado y de ojos dorados iguales al oro fundido, el muchacho parecía tener una mascara ya que su rostro era indescifrable, no mostraba ninguna emoción.

A la mujer se la notaba incomoda estando cerca del atractivo peli plateado pero no podía moverse ya que tenia su tobillo doblado y su muñeca cortada.

La pobre se sentia muy dolorida e inquieta, todavía no la habían atendido pero el doctor estaba a punto de llegar.
El muchacho de ojos dorados la habia traído alzada y casi a la fuerza al hospital. Se preguntaba por que lo hacia ya que no era de la clase de chicos de los que se preocupaban por los demás pero ahí estaba, “cuidándola”.
No habían hablado durante el trayecto hacia el hospital ya que el no tenia ganas de hacerlo y ella se sentia demasiado incomoda como para intentar entablar una conversación con el.
Ella estaba cada vez mas nerviosa, inquieta e incomoda, nunca aguanto el silencio, algo que la incito a iniciar una conversación.

–¿Sesshomaru?

–¿qué pasa? –responde el aludidos con una frialdad que hizo que la muchacha se estremeciera.

–¿cuánto mas va a tardar el doctor? –pregunto ignorando el escalofrió anterior.

–Ya debe de estar por llegar. –respondió Sesshomaru sin intención de consolarla, solamente dijo lo que creía.

Justo en ese momento el doctor llego. Era un hombre anciano que rondaba los cincuenta, de cabello aclarado por las canas y de ojos negros medios rojizos. Llevaba una bata blanca y caminaba sin mirar leyendo una planilla del hospital.

–Buenas tardes, soy el doctor Onigumo. –se presento con amabilidad, miro a Sesshomaru y se sorprendió, puso en su cara una mueca de desagrado media escondida.

–Hola, soy Kagome. –respondió Kagome sin notar la reacción de Onigumo cuando vio a Sesshomaru.

–Onigumo. –Sesshomaru lo nombro con desprecio, se notaba que ya lo conocía y que no se agradaban. Sin embargo Kagome no lo noto pero observaba curiosa la situación, tratando de no hacer caso a su dolor, su curiosidad era mayor.

–Sesshomaru, tanto tiempo. –Onigumo se enfoco en Sesshomaru, una persona a la que conocía desde hace un largo tiempo aunque no lo apreciaba pero con sus razones.

–No lo suficiente. –replico Sesshomaru con hostilidad, Kagome se asombro y se asusto por su tono de voz, mostraba sus sentimientos aunque este en especial no era uno bueno.

En el ambiente se palpaba la tensión y la bella joven no sabia que hacer, solo se quedo callada y observo atentamente a situación.


Fin del cap 8


Perdon por la tardanza,, es qe empezo el cole ii casi no tengo tiempo u.u
La proxima prometo qe va a ser mas larga... pero es qe me tengo qe ir al dentista :S

Cuando vuelva les aviso a todos los lectores qe ya esta la conti :D

Espero qe les guste...

Chauu ii Nos Hablamos!!

InuuxLulii