Nuevo hogar ―Fletcher, despierta. ¡Fletcher! Oh, vamos, ¿cuánto más piensas dormir? El adormilado niño se quejó antes de abrir perezosamente los ojos, topándose con el rostro impaciente de su hermano mayor. Aún desorientado divisó los alrededores, sorprendiéndose por la falta de luz y de personas en el vagón donde viajaban. ¿Era posible que hubiera dormido tanto? Lo último que recordaba era el insoportable aburrimiento del viaje y de cómo sus párpados se hacían cada vez más y más pesados… ―¿Sigues aquí? ―preguntó Russell, cargando con los equipajes. El tono con el que hablaba denotaba molestia aunque el joven Tringham adivinaba una sonrisa oculta por la oscuridad. Debe ser por mi aspecto, se dijo Fletcher al tiempo que sus mejillas se coloreaban y decidía levantarse, desperezándose un poco. Debía admitir que los asientos no eran tan incómodos como parecían a primera vista. Salieron al frío de la estación en silencio. La luz de la luna llena brillaba sobre sus cabezas junto con las miles de estrellas que adornaban el firmamento. La vista sí que es preciosa, admitió Fletcher mientras comenzaba a andar tras su hermano, sin dejar de observar el brillo plateado que caía sobre la dormida Central y que le otorgaba un aspecto casi mágico. Después de unos minutos de andar, dieron con una posada cuyos dueños fueron lo suficientemente amables como para permitirles pasar el resto de la noche allí. La habitación que costearon era pequeña, pero con dos camas muy mullidas que desde la puerta prometían brindarles un merecido descanso. Pero lo mejor de todo era el gran ventanal a mitad del cuarto, que permitía dar un último vistazo al exterior. ―Central es una ciudad muy hermosa, ¿verdad, hermano? ―preguntó el pequeño, aún anonadado con lo que veía. Russell dejó sus maletas en un rincón antes de ponerse a su lado, contemplando también el paisaje. ―Incluso es más lindo que Xenotime ―continuó, captando por completo la atención del mayor―. Creo... que me gustará vivir aquí. ―Y, tras decirlo, esbozó una gran sonrisa para acompañar sus palabras. Las mismas que Russell temía nunca llegar a oír ya que, después de todo, el motivo de su mudanza se debía únicamente a su ingreso en la milicia. De verdad le alegraba saber que su hermanito estaría a gusto con su nueva vida. ―Vamos, Flet. A dormir ―comentó el más alto, empujándolo suavemente y recibiendo a cambio un par de risas debido a las cosquillas. Una vez acostados, Fletcher miró por última vez su alrededor, observando cómo el resplandor de la luna se filtraba en toda la habitación. Con otra de sus sonrisas se volvió hacia Russell. ―Buenas noches, hermano. ―Buenas noches ―le deseó sin dejar de sonreír. Y, al verlo bostezar, ésta se acrecentó―. Por cierto, espero que con tu siesta de hoy no ronques tanto. Me gustaría dormir a gusto. ―¡Her-hermano! ¡Yo no ronco! ―Claro que lo haces. ―El mayor afirmó divertido ante las muecas disgustadas del otro. Ya estaba a punto de agregar algo más cuando una almohada le dio en medio de la cara, desencadenando una juguetona guerra que disfrutaron como cuando eran simples niños. Y no se detuvieron hasta que el cansado posadero irrumpió en el cuarto, reclamando por tanto barullo y encontrándose con el piso alfombrado en plumas. Sin dudas, los hermanos Tringham se sentirían como en su viejo hogar.
Jajajaja.<3 Nunca pararé de reír, ya que siempre seguiré leyendo ese final. C; Espero que no te moleste que siempre recalque mis partes preferidas.-Que por cierto siempre son comedia- ¿Y cómo no hacerlo cuando son tan geniales? De verdad se te da bien.<3
Muy bien, con este me rei mucho y me siento mal por no acordarme mucho de estos hermanos, perdon chicos por no tenerlos en cuenta xD la ortografia es buena, narracion fluida o sea que esta muy bien. Perdoname por comentarte hasta ahorita esque bueno creo que ya me excuse por ahi. Saludos amiga, un beso luego nos vemos.