Nuestros hijos... Fruto de nuestro amo... (Rescrito)

¡Nenas y nenes por fin conti! :D
Lo se me tarde siglos y siglos pero aquí esta, bien siento que tiene muchos errores ortográficos pero no pude checar a detalle pero a comparación de la primera vez que escribí este capitulo, este tiene mucha mas narrativa y esta mejor, espero que les guste ^^
Capitulo 2 : “ ¿Te vas a meter conmigo? Parte 2/2

— Pero… Daisuki ¿Por qué? Si yo quiero estar contigo — Dije mientras lo abrazaba y ponía mi mejilla sobre su pecho. ¡Ja! Pobre Uchiha.

— Hyuuga Sora… — Fue lo único que pudo decir él. Vaya, para ser de los mas inteligentes de la academia y poseedor de las mejores habilidades no tenía muy buenos comentarios que digamos.

— Bien… Bien, me voy ¿Dónde esta el cuarto de Akemi? — Pregunté algo que obviamente ya sabía solo que… me encantaba fastidiarlo, que podía decir y por cierto Akemi era la hermana menor de Daisuki y una de mis mejores amigas.

— A lado del mío — Fueron sus ilustrativas indicaciones mientras me empujaba fuera de su habitación, sus acciones me causaban cada vez mas y mas gracia, y fue entonces cuando se me ocurrió… Una última bromita no le costaba nada ¿Verdad?

Antes de cerrar la puerta yo le tome por su muñeca izquierda y me apegué a su cuerpo bien formado, tenía que admitirlo, simplemente para susurrarle.

— ¡Je! Te vez mal… Será acaso… ¿Te afecto mi bromita Uchihita? — Pregunté con sorna deformando su apellido en tono juguetón.

— Hum… En lo absoluto; pero ¿Y a ti Hyuuga? — Hablo mirándome con esa mirada suya tan arrogante — Porque parece que te afecto tu propia bromita… — Fueron sus palabras mientras me besaba la mejilla ¡Estúpido! Era obvio que yo estaba que echaba llamas pero tenía que calmarme y no darle el gusto de que me humillara. Eso si que no.

— ¿A mi? ¡Qué va! Adiós Uchiha — Me despedí saliendo de la habitación de Daisuki y dirigiéndome hacía la de Akemi. Habitación que abrió sus puertas después de varios golpes en ella. La dueña de la alcoba llevaba una falda azul corta con mallones blancos y un blusón celeste; con su cabello rosa suelto. ¡Qué linda amiga tengo!

— ¡Konichiwua Akemi-chan! — La abrace comos no la hubiera visto en dos siglos y medio; Akemi era de mis mejores amigas, cosa irónica tomando en cuenta que a uno de sus hermanos ni en pintura lo podía ver ¡Ja! Ironías de la vida

— ¡Por fin llegas Sora; te estábamos esperando ¡Pensamos que no vendrías! — Me reprochó con un puchero que yo misma le había enseñado.

— ¿Estábamos? — Inquirí un tanto desconcertada, ahora resulta que soy una deja morir y yo ni sabía nada de lo de esta noche.

— Si. Risa, Hiyuki y Yuko ya están aquí, impuntual — Recriminó mi amiga con una amplia sonrisa que me recordaba a alguien….

— Ahh… Oquei — Fue lo único que dije entrando a su habitación.

— Sora ¡Hola! — Saludaron en coro todas.

— Hola pequeñas… ¿Qué hacen? — Pregunté mientras me sentaba en una de las sillas que tenía Akemi. En ese momento pude observar mi rostro en el espejo que estaba enfrente de mi para darme cuenta de lo colorada que estaba de mis mejillas ¡Por Dios! Me había puesto roja y todo por culpa del maldito de Daisuki. ¡Baka!

— Ya sabes, lo de siempre. — Respondió desganada Yuko con su típica pereza mientras se estiraba sobre la cama de Akemi. Yuko Nara era una chica de pelo rubio castaño que usualmente lo llevaba atado en cuatro coletas, al igual que su madre, en lo que no se parecía a ella era en su infinita pereza, esa era herencia de su padre…

Rodé los ojos después de fijarme como Hikari estaba recostada sobre el estomago de Yuko, esas dos nunca cambiaban… Hikari Uzumaki, mi prima, una bella niña de cabello rubio ondulado hasta un poco debajo de los hombros y de unos ojos color perla iguales a los míos, gemela de mi adorada Risa solo que a diferencia de Hikari, Risa tenía sus ojos de color azul cielo igual que su padre, aunque en personalidad fuera todo lo contrario a él, pues Risa era una niña tierna y callada como su madre… No que Hikari, la cual era hiperactiva y alocada al igual su padre…

— Estoy aburrida. — Solté de la nada.

— ¡Lo se! Tres semanas que no se de ustedes y hoy que vienen a mi casa es a acostarse en mi cama ¡Qué lindas! . — Reprochó Akemi haciendo un tierno mohín.

— Hablemos. — indicaron simultáneamente Yuko y Hikari sin levantarse ni un poco de la cama.

— Siempre hablamos — Reprochó Akemi y todas la miramos fijamente, ¿Qué no hacían eso las amigas? ¿Hablar? — Juguemos — Ordenó sentándose en uno de sus sillones cojines que tenía en el suelo….

Bien, en realidad era buena idea pero…

— ¿A qué? — Pregunté de igual manera sentándome justo aún lado de Risa; que estaba tirada en el suelo alfombrado de la habitación.

— ¿Tengo qué resolver todo? — Nos interrogó con una sonrisa y nosotras le dedicamos un abanico de muecas. Yo una lengua afuera, Risa una sonrisa y por último Hikari y Yuko un guiñó de ojos. — Bueno, al parecer me necesitan; juguemos a verdad y reto. — Ví como mis primas y la Nara se le quedaban viendo con cara de “¿Qué es eso?” — Lo jugaban nuestras madres — Terminó afirmando y yo asentí con la cabeza. Mi mama me había hablado de ese juego.

— ¿Y se juega….? — Preguntó Yuko con desinterés levantando su brazo izquierdo.

— Fácil. — Esta vez fui yo la que respondió. Mis amigas me observaron fijamente esperando mi explicación. — Mis pequeñas saltamontes; el juego consiste en que una persona escoja entre verdad o reto, según corresponda una acompañante hará lo que le digan si escoge reto; si por otro caso escoge verdad…. — Deje la explicación porque sabía lo que quería hacer Akemi; si rostro la delataba…

— Responderá a lo que sea; no importa lo que se pregunte debe de contestar y con la verdad. — Habló mostrando en su cara de rasgos finos una macabra expresión. Eso asustaba un tanto, debía admitirlo mis amigas eran unas maniacas, aunque unas maniacas adorables.
— Yo empezaré y escojo a Yuko Nara; así que Yukk ¿Qué escoges? — Yukk era la manera en la que Hikari se refería a la Nara.
— ¡Hikk qué problemático! — Hikk era de igual manera el mote con el que se dirigía la Nara a mi prima por Yuko, esas dos eran demasiado unidas….
— Lastima querida debes escoger — Hablé yo sonriéndole de manera inocente acomodándome mejor en el suelo, cosa que logre abrazando a Risa por el brazo y recargando mi rostro en su hombro, mi prima solo me sonrió suavemente para luego concentrar su vista en la acusada del momento. Yuko Nara.
Yuko me dirigió una mirada desinteresada antes de contestar, cosa que hizo antes no de meritarlo un poco.
— Verdad. — Fue su única contestación. Removiéndose incomoda haciendo que la cabeza de Hikari rebotara sobre su vientre.
— ¿Qué le preguntaras? — Le interrogo Akemi a Hikari…
— No lo se. — Admitió la Uzumaki mayor antes de esbozar una sonrisilla. — ¡Lo tengo! Yukk ¿Quién te gusta? — Su mirada perlada traspaso los perezosos ojos de la Nara que justo se habrían de la sorpresa y un leve sonrojo aparecía en sus pómulos.
— Nadie. — Contestó tragando saliva y virando su rostro para un hueco de la habitación en la que no estaba nadie.

— Tu reacción no concuerda con tus palabras. — Afirmo Akemi y yo asentí.
— ¿A ustedes? — Interrogó mirándonos casi con odio. ¡Uhh eso si dolía!
— Sabes Yuko; con mi Byakugan puedo darme cuenta de si estas mintiendo. Hikari y Risa también lo pueden saber; así que… No nos obligues a utilizar ese recurso tan poco amistoso. — Amenacé con voz serena y sin una emoción de mi tono, si querías sacarle información a Yuko se necesitaba una buena amenaza.

— Sora… — Habló mi dulce prima y yo le sonreí de manera sínica, si era lo que su buena mente suponía.

— No te preocupes Risa linda, Yuko tiene que contestarnos ¿Qué no? — Les pregunte a Hikari y Akemi y estas solo asintieron con mirada de complicidad. — Así que Yuko; chica anda decinos; además somos tus amigas ¿No? — Ahora la pregunta era dirigida hacía la Nara.

— Lo son pero…. ¡Ahhh no les diré! — Fueron sus palabras finales.

— tienes que. — Le ordené

— No diremos nada. — Aseguró mi prima mas angelical en sincera promesa colectiva, para así suavizar el carácter de la Nara desconfiada.

— ¿Lo juran? — Interrogó y todas asentimos con la cabeza; supongo que las demás estaban igual de ansiosas que yo. A Yuko Nara nunca antes le había gustado ni un solo chico en especial y justo ahora parecía lo contrarío, era necesario que estuviéramos enteradas de eso.

— Dinos — Ordené y noté como tragaba saliva y en sus mejillas aumentaba la tonalidad rosada de su rostro.

— Bien… Él chico que me gusta es… — Pareció pensárselo un momento antes de soltar de corrido el nombre del afortunado. — Najwa Yamanaka — Fue su respuesta y a mí casi se me atoraba la saliva que estaba en mi garganta. La verdad es que no me lo podía creer, podía imaginarme a cualquier otro chico pero no a ese casanova, ni por la mente me hubiera pasado si hubiera tenido que adivinar.

— ¿Es bien? — Pregunté sin pudor y ella recelosa asintió. — ¡Uhhh! Yuko y Najwa sentados en un árbol, se toman las manos, se pasan el chicle se besan las bocas…. — Entoné una improvisada canción para ponerla mas roja. No todos los días escuchabas a una Nara aceptar, y sin violencia, que le gustaba alguien, además así no se notaba tanto mi sorpresa…

— Jodete Sora linda — Escupió la orden mi amiga y yo únicamente le sonreí tirándome de espaldas en la suave alfombra. Esto era divertido.

— Gracias. — Respondí antes de soltar una sonora carcajada lo que me acarreo un leve golpe en la cabeza por parte de Risa como reprimenda.

— Yuko Yamanaka, te toca. — Indicó Akemi con una pícara sonrisa en su rostro, dando paso a la siguiente ronda de nuestro juego revelador de un buen y jugoso secreto.

Yuko asintió levemente con la cabeza sin mirar a la locutora, en vez de eso sus orbes estaban serenamente fijos en mi…. Esto no se estaba viendo bien.

— Correcto, — Hablo pausadamente sin apartar su mirada de mi. ¡Yuko tramaba algo contra mi! — Así que.. ¿Qué escoges Sora? ¿Verdad o desafío? — Y no estaba equivocada…

¿Porque acepte este juego? Pero como buena Hyuuga afronto mis pruebas y las supero con la gracia y perfección digna de mi apellido; pero tenía que pensar muy bien en mi respuesta; pues la Nara de mi amiga odiaba ser puesta en evidencia y yo la había puesto en una penosa situación gracias a sus sentimientos, y no me arrepentía de eso, pero tampoco era una idiota para quererme enfrentar con esa maniaca; además la Nara era toda una genio así que era de irse con cuidado respecto a ella, no por nada era la estratega reconocida mas joven de Konoha.

— Desafío. — Elegí a sabiendas de que si llegara a escoger verdad Yuko podría preguntarme algo que me obligaría a contestar con una respuesta que era la única que pretendía mantener en secreto aún con mis amigas, una verdad que quería olvidar; así que no podía arriesgarme a que la vengativa Yuko me hiciera decir mí único y verdadero secreto, aunque la posibilidad de que me cuestionara sobre ese tema del cual no deseaba hablar era casi nula, no podía arriesgarme…

Erguida de nuevo, sentada de una manera respetuosa y digna clave mis perlados ojos desafiantes en mi amiga, a la espera de la sentencia a realizar…

Yuko me miro decepcionada y negando con la cabeza y eso de cierta manera me tranquilizo, significaba que no había optado por la opción mas malvada, en este caso, la incorrecta.

— Enserio Sora, deseaba que escogieras verdad, ¡enserio que si! iba a ser mas fácil y menos malo pero tu sola has cavado tú tumba… — Sus palabras me aterraron y arrebataron de mi la tranquilidad que poseía hace no muchos segundos. Aunque claro no lo admitiría.

— ¿De qué trata el desafío? — Pregunte seria y firme, ganándome una mirada de admiración por parte de Risa y una que decía “Estas loca” por parte de Akemi y Hikari, a las cuales ignore, estaba completamente segura de que podía cumplir con lo que a la malvada de Yuko se le pudiera ocurrir.

— Debes besar al Hermano mayor de Akemi; Daisuki Uchiha. — Mi quijada se abrió y parecía que no podía cerrarse y todo por la impresión.

— ¡¿Qué?! — Pregunté, no mejor dicho grité sintiendo como la sangre se escapaba de mi cabeza y huía a los dedos de mis pies. Hoy lo había besado y estaba claro que era suficiente castigo.. — ¡Estas loca, no lo haré! — Estaba dicho ese desafío no lo hacía ni aunque me pagaran.

— Sora…. — Empezaron Yuko y Hikari al unísono con una sonrisa retorcida en sus rostros.

— No, no y no. ¡Eh dicho que no! — Declaré firmemente. No lo iba a besar ni aunque me partiera un rayo, lo había hecho una ves y por maldad, otra y el mismo día sería algo así como un suicidio.

— ¡Qué cobarde nos saliste Sora Hyuuga! — Se mofó de mi la Uchiha de mi amiga y yo apreté los puños enfadada. Yo no era ninguna cobarde… — Solo es mi hermano. — Aclaró Akemi, esa era la razón por la cual no lo haría, por quien era.

— ¡Gallina, gallina! — Corearon la Hyuuga de ojos plateados y la Nara que se estaba vengando. Y estuvo suave.

— Esta bien. — Acepte al fin de cuentas soltando un suspiro de resignación. Hoy se demostraba que Kami-sama me odiaba. — Lo haré. — Confirme levantándome para dirigirme a la tortura de mi “agradable” compañero de equipo.

— ¡Alto ahí! — Me detuvo la voz de Yuko y yo temí lo peor. — Eso no es todo…. — Dijo Yuko con su sonrisa terrorífica mas grande de lo normal…

Ta tan! <3
¿Qué les pareció? Humm linduras me voy, tengo que limpiar u.u ¡Gracias por leer!