(Novela) Me through Infinity (nombre prototipo)

Hola, presentando un proyecto que me gusta bastante, llevo apenas el primer capitulo.

se que puede ser largo y que les de flojera leerlo, pero no es un cuento ni nada parecido, trabajo en una historia con diferentes tipos de contenidos que no se notaran en la primera entrega lamentablemente porque no soy de esos que arruinan el final.

Ojala les guste.
Peticion: Si lo leen porfavor dejar feedbacks y por sobre de todo me gustaria resivir un analisis de parte de ustedes al respecto de lo que han leido, que creen que es lo que leen y a dnd creen que va.

sin mucho preambulos el cap 1 estara subido a un link, para asi no llenar el tema con 6 paginas.

CAPITULO 1 : http://www.megaupload.com/?d=PAZMU5MF ( si se cae porfavor avisar )

PD: porfavor perdonar las pequeñas faltas de ortografia y si son muchas odienme entonses. En todo caso correji con word.

en todo caso dejare la primera pagina para ver si se animan a leerlo. Lamentablemente no explica mucho.


Capitulo – 1
Soy un dios, un ser imparable, poderoso, la gente me teme y respeta, puedo hacer lo que se me plazca porque de todas formas nadie puede detenerme. Disfruto de la vida porque para eso estoy hecho, para gozar cada momento. Me aprovecho de la libertad y facilidad que tengo para hacer las cosas. Me encanta este mundo, un mundo que auto reclame como mío, que puedo destruir o arreglar si es que se me da la mínima gana de hacerlo. Yo elijo quien vive o quien muere, de hecho, de eso es de lo que vivo. Generalmente por los gajes del oficio la gente tiene que morir, o si no para que estaría la gente como yo, para que nos llamarían y confiarían un secreto tan grande a nosotros. Claro está, si lo revelamos, que no nos volverán a llamar. En ocasiones me encuentro con otros colegas en el trabajo, no me queda otra más que ocuparme de ellos y reclamar sus lugares en la zona. Aunque sea beneficioso para mi encontrarme con ellos, me molesta que lo hagan, me provoca querer estrangularlos y drenarles cada gota de la asquerosa sangre que corre sus insignificantes cuerpos. Pero ellos me provocan, saben lo que pasara si se cruzan en mi camino, ciento tristeza cuando pasa aquello, siendo que se los advertí, lo hicieron igual, claro está que a veces no es su culpa si es que se cruzan conmigo en algún lugar. Pero de todas formas no lo tolero – reí sin parar después de pensar esto-. Me senté en el suelo algo húmedo, intuyendo que quizás en un rato mas llovería, apoye mi espalda contra la corteza de un árbol atravesando mis piernas para mayor comodidad, al rato saque un papelillo de mi bolsillo dejándolo en mis piernas, delante mío estaba mi mochila, por la cual me incline a abrirla y a buscar un una caja donde guardaba la única adicción que tengo en mi vida aparte de ser fanático de mi trabajo. Algo de yerba me quedaba dentro de la caja, no mucha, pero lo suficiente como para poder disfrutar de lo que alguna vez los humanos llamaron cigarro.

 

No puedo editar el post de arriba asique pondre todo aca, junto con las siguientes 6 hojas.
Ojala les guste y pls sigan ayudando a mejorarme :D.

Quiero cambiar el titulo del post pero no se si pueda, creo que tendre que hablar con un administrador.
tambien me gustaria ponerlos en spoilers para que no usen tanto espacio :(. ojala alguine me ayude a saber como hacer eso.
saludos!

PANGEA 2

Capitulo – 1
Soy un dios, un ser imparable, poderoso, la gente me teme y respeta, puedo hacer lo que se me plazca porque de todas formas nadie puede detenerme. Disfruto de la vida porque para eso estoy hecho, para gozar cada momento. Me aprovecho de la libertad y facilidad que tengo para hacer las cosas. Me encanta este mundo, un mundo que auto reclame como mío, que puedo destruir o arreglar si es que se me da la mínima gana de hacerlo. Yo elijo quien vive o quien muere, de hecho, de eso es de lo que vivo. Generalmente por los gajes del oficio la gente tiene que morir, o si no para que estaría la gente como yo, para que nos llamarían y confiarían un secreto tan grande a nosotros. Claro está, si lo revelamos, que no nos volverán a llamar. En ocasiones me encuentro con otros colegas en el trabajo, no me queda otra más que ocuparme de ellos y reclamar sus lugares en la zona. Aunque sea beneficioso para mi encontrarme con ellos, me molesta que lo hagan, me provoca querer estrangularlos y drenarles cada gota de la asquerosa sangre que corre sus insignificantes cuerpos. Pero ellos me provocan, saben lo que pasara si se cruzan en mi camino, ciento tristeza cuando pasa aquello, siendo que se los advertí, lo hicieron igual, claro está que a veces no es su culpa si es que se cruzan conmigo en algún lugar. Pero de todas formas no lo tolero – reí sin parar después de pensar esto-. Me senté en el suelo algo húmedo, intuyendo que quizás en un rato mas llovería, apoye mi espalda contra la corteza de un árbol atravesando mis piernas para mayor comodidad, al rato saque un papelillo de mi bolsillo dejándolo en mis piernas, delante mío estaba mi mochila, por la cual me incline a abrirla y a buscar un una caja donde guardaba la única adicción que tengo en mi vida aparte de ser fanático de mi trabajo. Algo de yerba me quedaba dentro de la caja, no mucha, pero lo suficiente como para poder disfrutar de lo que alguna vez los humanos llamaron cigarro. Guarde la caja en mi mochila y cerré esta dejándola a un lado mío. Encendí una hoja del suelo y logre quemar la punta del cigarro, enseguida lo aspire, prendía cada vez más cuando lo aspiraba, sentía como el humo del cigarro llegaba a mis pulmones y al mismo tiempo se iba junto con mi exhalación. Era mi vicio mas grande, algo que no podría dejar de hacer nunca, me fascina hacerlo, lo hago porque me gusta, se siente increíble, es único. Mi cuerpo y mi mente se relajan con esta yerba después de haber cumplido con mi trabajo en el cual las revoluciones en mi cuerpo estallan de un placer que va mas allá del éxtasis o del mismísimo orgasmo y el placer que se siente con el cuerpo de una mujer junto al mío. Como dije, me encanta mi trabajo. Una satisfacción increíble me envuelve cuando efectuó mi tarea de forma rápida y satisfactoria. El solo hecho de saber que el objetivo no puede o pudo hacer nada al respecto de su destino, me crea una sensación de euforia placentera en mi cuerpo y en mi mente, saber que toda su vida, su trabajo y la felicidad de su familia depende de mí es algo que llena mi alma de una forma inexplicable, de definir todas las vidas que el alguna vez conoció a lo largo de su existencia, de cambiar la vida de forma miserable para algunos, de provocar un sufrimiento irreparable en el corazón de otros – Solté una carcajada que se pudo haber escuchado en kilómetros- Es impagable, y lo mejor de todo… Es que… ¡Me pagan por hacerlo! - reí, reí y reí más aun de solo volver a pensar en eso – ¿Uh? – me percate de que una nube negra estaba ya encima de mi lista para dejar caer sus millones de gotas sobre un suelo ya húmedo e inundarlo de melancolía y limpiarlo de impurezas tales como la sangre que había dejado atrás después de haber gloriosamente completado el trabajo que me encargaron. Enojado por tener que buscar un refugio para no mojarme por culpa de la condenada nube, me pare y procedí a buscar alguna casa, alberge o pocilga de algún ermitaño de la zona. La nube que acababa de aparecer y que anteriormente me obligo a buscar refugio me tenía algo incomodo, no sabía la razón del por qué y tampoco le preste mucho interés. Camino a la casa que por ahí me guardaba el destino me volteaba de vez en cuando para observar si alguien me seguía. Sin resultados me fie de no haber nada fuera de lo común en este bosque. Generalmente los bosques grandes como estos están malditos, llenos de escalofriantes y repugnantes leyendas de masacres de ejércitos que pasaban por acá en las antiguas épocas, mas enzima si una nube tan oscura como la que me está acosando en este momento, sega los pocos rayos del sol que iluminan los gigantes arboles de estos bosques tan profundos dentro de los valles. Infestado de quien sabrá que cosas de este u otros mundos dentro de las sombras del bosque, esperando por ti , escondidos entre los suelos o las copas de los arboles, asechando cada movimiento que haces, esperando el momento preciso para atacarte y ser parte de su menú del día. Claro está que esas abominaciones no son lo suficientemente valientes como para enfrentarme, quedándose asustadas en sus escondites como pobres existencias destinadas al olvido y a la muerte. La nube escalofriante de hace rato estaba tocando ya los arboles, dejando caer una lluvia condenadamente fuerte sobre mí, nublando mi vista y dejándome como un ente mas del bosque entre las frías gotas y la niebla que crecía paulatinamente en mi improvisado camino de hojas secas, tierra y raíces. Tenía que encontrar un refugio rápido si quiera salir con vida de este problema. Cuando la niebla esta tan densa que no deja ver más allá de un metro tuyo y cuando esta toca el suelo sabes que estás en un lio grande. Los entes del bosque salen en busca de algún desprotegido viajero a quien puedan atacar y comer para mantenerse con su decadente vida, sabiendo que no comerán hasta la próxima neblina que baje de los cielos para auxiliarlos en su hambruna. Seguí caminando, completamente empapado, se podría decir que ya era parte de la lluvia, era una gota mas en ese llanto infernal del cielo. Escuchaba como la yerba se movía, escuchaba los gemidos de los espíritus aquí atrapados, escuchaba como se acercaban a mí lentamente, escuchaba los recuerdos reproducidos por los fantasmas atrapando a sus presas en tiempos pasados. Mientras caminaba me empezaba a sentir algo cansado y confundido, cada vez más, con cada segundo que pasaba, sentía como la niebla me comía poco a poco. Finalmente caí al suelo, pensando en que por fin descansaría en paz, pensando en que esas bestias me atraparían y que tendrían un festín conmigo. Sumergido en mis pensamientos me quede ahí tirado en el piso, sumergido en mis pensamientos dormí sin saber que pasaba a mi alrededor.
- ¡Despierta idiota! – Grito una voz interrumpiendo mi relajado sueño. Agitándome por fin logro despertarme.
- ¡Por fin despertaste!, ¡idiota no vez que nos quedamos atrás! – Seguía gritando preocupado, buscando a alguien en los alrededores entre tanta confusión y disparos.
- Tenemos que apurarnos, hay que cruzar esta endemoniada cordillera o sino nos perderemos de la escuadrón – Seguía y seguía gritando, yo no entendía ni una palabra de lo que estaba diciendo hasta que por fin me puse de pie, en mi completa confusión y desorientación solo reaccione a preguntar qué mierda estaba pasando.
- Cayo una bomba cerca del escuadrón, lamentablemente solo tú fuiste afectado, los demás ya se adelantaron. Me dejaron a cargo tuyo, pero ahora hay que apurarnos y reagruparnos.-
No dije nada mas, simplemente ya de pie seguí al tipo que tanto me gritaba esperando a que algo o alguien me explicara que estaba pasando. Seguí al tipo a donde quiera que fuese, el sabia por donde y como teníamos que llegar al punto de reagrupación. Se escuchaba en el aire, como gente en lo lejano estaba siendo masacrada, gritos, gemidos de gente sufriendo. Grandes aviones pasaban por encima, algunos de reconocimiento y otros cazas. Claramente estaba envuelto en una guerra en las heladas cumbres de una cordillera en el sur.
¡Sígueme! – Gritaba el mismo soldado en medio del tiroteo incansable y las luces fugases dentro de la noche. Me señalaba una senda rocosa que en medio de mi aturdimiento y confusión no podía visualizar de forma precisa.

Era ya de noche cuando me desperté. La neblina se había esfumado y todo parecía estar en calma, al parecer los demonios del bosque no me habían sentenciado a muerte aun. Si solo me los encontrara lucido y de frente, sabrían a quién demonios se enfrentan esos bastardos indeseados.
Ni el mismo abismo puede contra mi ilimitado poder - ¡Mierda! - estaba enfurecido por haber sucumbido por el hechizo del bosque, los simples mortales son quienes caen ante ese patético truco de segunda.

Después de horas caminando perdido en este mar de ramas y hojas, añadiéndole también que me quede casi sin nada de papelillos para fumar mi preciada yerba que calmaba una angustia que no sé de donde la había adquirido, cansado me tendí al costado de un árbol y sin pensarlo mucho me quede dormido.

- ¡Tenemos que reunirnos con el pelotón al otro lado de la cordillera! - Seguía gritando el soldado a cargo de los que aparentemente se habían quedado atrás. No comprendía nada, es como si mi cuerpo se moviera solo y mis palabras salieran de mi boca sin pensarlo. Estábamos corriendo hacia una dirección que no conocía y un destino que tampoco sabía. Quizás esto es morir. Perderse en uno mismo. Éramos 5 personas dejadas atrás, quizás los heridos que recién habían socorrido de un campo de batalla, todos mugrientos y hambrientos. O quizás éramos los caídos en guerra dejados atrás por sus compañeros con la imposibilidad del momento en ayudarnos, sorpresivamente al parecer habían dejado atrás también a un comandante.
Bajábamos y subíamos laderas cubiertas de barros por la incansable lluvia que nos azotaba. Saltábamos riachuelo tras riachuelo, los cuales nos indicaban que seguíamos por un buen camino, lamentablemente nadie sabía si era el correcto, también indicaban que seguíamos subiendo, ya que ellos se arrastraban ladera abajo. Pareciera como si la cordillera estuviera llorando por las cosas que le habíamos echo, fue lo que me dijo un soldado en una instancia en que nuestros propios cuerpos nos traicionaron y se dedicaron a descansar cerca de los riachuelos. Su nombre era Bock, encargado de lo que quedaba de armas pesadas. Realmente no tenía mucho trabajo que hacer, la mayoría de las armas pesadas las habíamos abandonado apenas nos encontramos con las primeras laderas difíciles de subir a causa del barro. Quizás por eso era que hablaba tanto. Los demás no cruzaban palabras a menos que fuese por saber la dirección en que estábamos, aunque por mucho que preguntaran la respuesta seguiría siendo la misma - No tengo la mas mínima idea de donde estemos soldado, esperaremos hasta llegar a la cima en el punto F de reunión - dijo el comandante, reiterándole la respuesta al soldado Samuel. Pero la verdad es que el capitán había perdido el mapa con los puntos de reunión en esa llanura de muerte del que nos había sacado. ¿Cómo lo sé? Realmente no lo sabía, simplemente lo daba por hecho, viajábamos ligero y no veo en donde podría llevar un mapa, que aunque todavía lo tuviera ya estaría manchado de sangre o de barro. La mochila del capitán fue el soporte debajo de la espalda del soldado Scott cuando lo ayudaron a salír de la llanura. El soldado Scott tenía en el muslo herida de bala por lo cual no podía caminar, fue en ese entonces cuando la mochila de nuestro capitán fue la improvisada cama que lo salvo. La herida le dolía tanto que cuando lo intentamos cargar en nuestros hombros le era imposible mantenerse de pie.
Las caminatas larga y complicadas no se detenían, al parecer el comandante sabia que estábamos en territorio peligroso, nunca era directo con lo que decía pero cuando nos callaba siempre decía - Cállate y agarra ese maldito rifle y sigue caminando - Ordenaba con voz tajante y temerosa, no quería decirlo pero sabía que alguien o algo nos seguía. A veces se refería al enemigo como - Esas malditas bestias - Pero como saber si se refería al enemigo del otro lado de la cordillera o al enemigo que nos seguía cautelosamente por detrás. Habían sospechas. Quizás por eso callaban de inmediato cuando el comandante les ordenaba que lo hicieran.
Bestias... Yo solo esperaba que la respuesta no fuera tan literal como yo pensaba que era.

Me encanta despertar con los silbidos de los pájaros en la mañana, me llena de paz y tranquilidad, lo único que amo más que eso es mi trabajo. Después de que me canse de hacer lo que me encanta, lo cual lo encuentro algo imposible, me encantaría vivir en la ribera de un rio infestado de naturaleza y tranquilidad, rayos de sol atravesando con dificultad las hojas de los arboles de colores, proyectándose en formas amorfas en el suelo. Sentado en mi patio escuchando el constante sonido del rio preparando papelillos y yerba listas para complacerme y apaciguar mi angustia por fumar uno.
Es bueno tener claro el futuro pero lo que aun no tenía claro era como rallos iba a salir de este condenado bosque.


Capitulo -2

Hay gente que cree en el destino, otras que no. Debo ser un caso especial, siendo que yo forjo el destino de las personas. Dicen que todo pasa por algo.
Que cada evento de las patéticas y fugases vidas de las personas están preescritas, ¿Entonces las personas que asesino están destinadas a morir en mis manos por algún desquiciado propósito?. Basura. La gente no es mas que parte de esta vida, creaciones de la naturaleza que en algún momento, como quien aplasta una planta o un insecto, debe morir. Me pregunto si abra otros planetas en que las civilizaciones vivan mas de lo que nosotros lo hacemos en cuanto al transcurso del tiempo. Libros dicen que los humanos vivían la mitad de que lo hacemos nosotros. Sus días, sus años y su calendario eran la mitad del nuestro. No me imagino lo poco que se puede hacer en solo 24 horas, si ya me falta tiempo con lo que nosotros vivimos. Supongo que la vida solo es cíclica, las células viven solo segundos o minutos y con ese corto tiempo cumplen su función de vida. Supongo que ahora que tenemos mas tiempo tenemos mas cosas que hacer. El tiempo se ajusta a la vida y a la naturaleza. No. La Naturaleza se ajusta al tiempo, aprende a vivir con ella y a hacer de sus días lo necesario para cumplir su función de vida. Quizás nuestras vidas sean solo una célula dentro de otro organismo, quizás nuestras galaxias sean esa célula que cumple su función de darle vida al organismo en el que habitan y así sucesivamente, como a su vez nosotros tendríamos galaxias dentro de nuestro cuerpo. La vida es infinita. Y yo quiero vivirla.

Divago y divago en mis pensamientos que acompañan a mi caminar. Perdido en un bosque no se si de mi mismo o de la realidad. Es difícil saberlo si todos los días ves nada mas que árboles y ramas. Quizás el abismo me este jugando una mala broma o quizás ya es tiempo de volver - Pero aun no cumplo mi propósito – susurre en voz baja mirando al suelo rendido y cansado. A veces el abismo llama aunque no hallas terminado tu tarea. Dejándote dentro de una oscura realidad para aguardar hasta tu momento.
Dicen que se puede nacer en épocas equivocadas y que uno debería estar en otra que ya paso o que esta por venir. El abismo es el encargado de arreglar esos problemas aunque a uno no le guste. Hay gente que cree que el espíritu de la tierra es bueno y compasivo, que te devuelve los favores y te otorga oportunidades. Pero la verdad es que este espíritu ya se canso de ser bueno y no quiere arriesgarse de nuevo como lo hizo con los humanos quienes destrozaron su buena voluntad. El abismo creo a sus hijos a su manera, para que estos no lo dañaran y no cometieran los errores de sus hijos indeseados.
Ellos vivieron un periodo muy corto, pero aun así les alcanzo para enfurecer al planeta. Plagas asquerosas que solo consumen y consumen, despreocupados de los de los daños que causaron y es por eso que los eliminaros y la tierra volvió a nacer. Aunque siguen por ahí, escondidos haciéndose cada vez mas fuertes, esperando algún día para volver y tomar lo que creen que es suyo y convertirlo en basura de nuevo. Fueron solamente una especie en el planeta, que auto reclamaban las cosas como suyas y mataban a los débiles de su propia especie. Quizás por eso el abismo creo varias. Para que se dieran cuenta a quienes tenían que asesinar y a quienes proteger. Hay rumores de que se han visto humanos alrededor, pero nunca son comprobados. Aprenden rápido, son buenos para adaptarse, mas que nosotros. Adquirieron las habilidades del abismo que originalmente fueron obsequios solo para nosotros. Y asi se camuflan en este mundo. No se puede reconocer a un humano a simple vista, amenos que los pongas a prueba. Me pregunto si cuando los encuentren, quien quiera que sea, será demasiado tarde.
Ya al darme cuenta de todo lo que había recorrido, me encontraba cerca de una cascada al fondo de un pasaje de árboles muy coloridos con una casa al lado del lago que formaba la interminable cascada. Una casa de madera limpia y bien cuidada, seguramente alguien estaría allí dispuesto a ayudarme a salir de este bosque. Decidí subir por el río que venia de la dirección de la casa del lago a un costado del camino de árboles. A medida que me iba acercando podía notar como la luz enfocaba mas fuerte en esa dirección, proyectando la luz filtrada entre las ramas de los árboles generando figuras amorfas en el suelo lleno de hojas de colores. No resistí mas, parecía mi lugar idóneo de tranquilidad y relajación eterna, corrí y corrí. Cuando me acerque lo suficiente observe como una persona de tez blanca y pelo rubio salía de la casa acompañado de una mujer que al parecer irradiaba luminosidad de su cuerpo, la cual no me dejaba verla bien. Era una mujer preciosa, quede hipnotizado y casi inmóvil al verla, parecía un ángel. Al lado de ella aparentemente el hombre que tiene como esposo. Seguí caminando, esta vez a paso lento cuando ambas figuras se voltearon a mi y empezaron a hacerme señas de ir hacia ellos, casi diciéndome que me apurara. Acelere el paso hasta tal punto que la luz se hacia cada vez mas fuerte, hasta que finalmente se hizo desagradablemente cegadora dejándome sin ver ni un poco de lo que estaba pasando. Se escuchaban alegres. La mujer me llamaba por mi nombre repitiendo que me apurara, pero ya no podía verla. De repente toda esa luz incandescente se esfumo dejándome a mi parado frente a una choza de madera descuidada, estropeada por el tiempo y los fuertes temporales que azotan la zona del valle y que para mas remate me estaban empapando en este momento. Corrí apresurado hasta la patética choza que antes pareciese como si fuese el lugar prometido. Mire alrededor, lo que parecían hermosos árboles de colores se habían transformado en árboles tétricos y espeluznantes. El lago había desaparecido hasta la mitad dejando solo un pequeño chapoteadero de color veneno. Se había echo de noche y ni siquiera me había dado cuenta de que la noche había caído junto a la lluvia que en un abrir y cerrar de ojos habían aparecido de golpe en la realidad.
Ya una vez dentro busque un lugar para acomodarme. Junte unos pocas sabanas rasgadas y sucias para tenderlas en el piso aun mas mugriento.
Las ventanas estaban rotas y a medio parchar por lo cual la lluvia seguía entrando y mojándome con pocas gotas que el viento alcanzaba a llevar hasta mi cara. Era lo que había, si me quedaba afuera lo mas seguro era que los entes del bosque me volverían a encontrar y esta vez no la contaría 2 veces. La neblina ya estaba bajando, como de costumbre por acá, y era cuestión de minutos a que escuchara sus terribles gemidos pidiendo alimento. Los cuales se podían escuchar desde kilómetros. Asquerosos animales endemoniados que acostumbran a asustar a su presa para su entretención. Ya los escuchaba, podía sentir como se acercaban. Metro tras metro sus gemidos se hacían mas fuertes. Cansado de esas escorias me prepare para salir a darles una muerte segura. Ya parado listo para abrir la manilla de la puerta los gemidos cesaron, se habían distraído aparentemente con otra presa mas fácil o mas deliciosa. Ya no escuchaba menor ruido y pude recostarme de nuevo.
Paso un buen rato hasta que me tranquilice y pude cerrar los ojos, al parecer no se interesaron nuevamente en mi, estarían despedazando la carne de sus presas en esto momento y eso habría saciado su hambre, dejándome por fin dormir en paz.
--Muévete idiota y deja de hablar – una voz se apresurada diciéndole a alguien mas. Se podían escuchar pasos afuera de la choza, de 2 o quizás 3 personas
--Ya voy cálmate, no ves que soy yo el que se tiene que preocupar de esta pendeja – Replicaba el otro con voz jadeante, como si estuvieran en aprietos.
--Ábreme la puerta mejor no aguanto ni un minuto mas—Diciendo esto el otro compañero abrió la puerta. 2 sombras salidas de la neblina que se veía hacia fuera de la puerta entraron y luego cerraron la puerta.
--¡Huele a muerto!—Dijo el que acababa de lanzar un bulto enorme al piso haciendo que este se estremeciese, tapándose luego la boca con un pañuelo que le colgaba del cuello.
Al parecer siguieron discutiendo acerca de cosas que no tenían mayor importancia, como el estado de la cabaña. De inmediato me fije en el Bulto que habían dejado caer, estaba envuelto en sabanas y no se veía bien lo que era.
Los tipos seguían balbuceando. Parecían preocupados. Mientras uno revisaba constantemente la ventana el otro buscaba algo por la choza, quizás algo de luz. Estaban tan agitados que no se percataron de mi presencia hasta que por fin encendieron una vieja linterna a gas que el tipo con el pañuelo había encontrado enzima de un escritorio. La choza era chica realmente, no había mucho por donde buscar, una chimenea de ladrillos completamente llena de hollín como si se les hubiese descontrolado el fuego mas de una vez. Al lado unos simples sillones con hoyos por donde se le escapaban las plumas. Y al frente la penosa cocina que con suerte alcanzaba para todos los platos que se encontraban en el fregadero.
El tipo con el pañuelo estaba sentado en el piso descansando, sosteniendo la lámpara para que no le sucediera nada malo. El otro tipo que parecía ligeramente mas inteligente se despego de la ventana declarando que ya no estaban en peligro. Quitándole la lámpara a su compañero se acerco a revisar el bulto destapándolo entero. Para mi sorpresa era una joven rubia ,de pelo hasta los hombros, de al menos 16 años Amordazada y vendada. Sus muñecas estaban cruelmente atadas con heridas, sus pies lamentablemente no se salvaron de sufrir ese destino. Con golpes en la cabeza la joven, mas que claro, sacada de su hogar se hallaba ahí tendida en el piso inconsciente. Con solamente un trapo de camisa puesto enzima. Si no moría a manos de estos tipos moriría de seguro de enfermedades que conllevaba estar en ese estado en el bosque. Cuando el raptor por fin llego a iluminar sus pies, para verificar si las amarras seguían fuertes, fue cuando pude recién ver la clase de tipos que eran ellos. Eran fenómenos dejados de la mano de la belleza, con estaturas cortas, casi de un metro y medio. De la peor calaña posible. Ladrones carroñeros que se ganan la vida haciendo este tipo de trabajos. Con machetes empuñados en sus manos y unos brazos mas largos que las piernas esperan a que sus victimas estén indefensas para atacarlas y llevarlas a quien sabe donde para comérselas y alimentar a sus asquerosos hijos que pronto emprenderían semejante atrocidad. No le veo mucha diferencia a las aberraciones de este bosque. Quizás fue por eso que los entes no se los tragaron, sabiendo que les haría terrible para sus estómagos comerse a estos repugnantes seres.
Uno por fin se acerco a mi descubriéndome la cara para luego alumbrarme con la lámpara. Me hice el dormido. Quería ver la reacción que tendrían al encontrarse conmigo.
--¡Mira lo que encontré¡-- Dijo comentándole a su compañero quien estaba dormido por tan largo viaje. Distrayéndose de mi se dirigió a su compañero abofeteándolo para que se despertase.
--¡Hoy debe ser nuestro día de suerte, encontré otro mas! Lastima que sea varón, ¿Me pregunto si abra por ahí una dama lujuriosa que lo quiera?
Su compañero se percato de que me había levantado quedándome inmóvil al frente de ellos, temiendo por su destino se quedo en shock donde se encontraba sentado. El fenómeno que me había encontrado por fin se da vuelta para ver que cosa veía su compañero con tanto terror.
--¿Qué pasa? Pareciera como si hubieran visto a un mounstro—Dije riendo.
Soltó un grito enorme y corrió a recoger a la joven en el suelo mientras le gritaba a su compañero que debían correr de inmediato. Impedí tal acción apresurándome antes que el donde la joven, agarrandolo del cuello con mi brazo derecho, sugiriéndole al fenómeno con pañuelo que se calmase porque quería hablar con ellos antes de que los matase. Como era de esperarse, saliendo recién del shock que le cause, soltó un grito y escapo corriendo de inmediato de la choza abandonando a su compañero. El que había quedado, entre mis brazos, llorando y revoloteando las piernas como pez en una red, suplicaba que no le hiciera nada. Lo lance al suelo de golpe casi rompiendo la madera del piso.
--Tranquilo no quiero lastimarte—Mentí—Necesito salir de este lugar a como de lugar. Si me ayudas dejo que te vallas con tu pequeña presa sin daño alguno—Mentí de nuevo casi sin poder aguantarme de la risa.
La verdad es que los iba a matar a todos, hasta a la victima apenas saliera de aquí. Pero por ahora los necesitaba.
--¿Conoces la salida de este maldito bosque?—Le pregunte al tipo que aun seguía en el suelo sin poder moverse. Supongo que no había escapado aun por que no quería abandonar lo que tanto trabajo le costo conseguir. Se levanto. Se sacudió un poco las asquerosas ropas que traía puestas y sacándose el polvo de enzima, me respondió que me ayudaría, pero que antes debíamos esperar a encontrar al asustado amigo que acababa de escapar. Le dije que solo esperaría hasta que amaneciera. Si no llegaba tendríamos que irnos y si el no me ayudaba a salir del bosque lo mataría. Realmente no quería matarlo todavía, pero tenia que presionarlo para que de todas formas cediera.