Nova, aventuras en la nueva tierra pokémon

Tema en 'Fanfics Abandonados Pokémon' iniciado por MrJake, 12 Julio 2012.

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    MrJake

    MrJake Game Master

    Capricornio
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    Título:
    Nova, aventuras en la nueva tierra pokémon
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    86
     
    Palabras:
    1966
    CAPÍTULO 36: Los cuatro criminales (Jake).

    Miró aquel gran edificio, en un lugar situado en el sur de Nova, en el extremo más aislado, una pequeña isla sin población, la que antes era conocida como “del hierro”. Allí, ese edificio era el único de la zona, dónde los criminales y los delincuentes eran retenidos y cumplían su condena: la cárcel del Hierro, en homenaje al viejo nombre de la isla.
    Jake entró a paso lento en el edificio. No le costó mucho que le dejasen entrar. Entonces pidió hablar con ciertas personas.
    Algo le decía que ellos tenían algo que ver.
    El alguacil le acompañó hasta las celdas de los mencionados. Celdas excluidas del resto, rodeando una especie de plaza cuadrada. Era evidente que ellos eran especiales, no como el resto de los prisioneros. Ellos recibían un trato algo mejor, eran de un estatus social diferente. Eran… o fueron, en su época, personas célebres. Entrenadores célebres, famosos, más concretamente.
    Eran el antiguo Alto Mando de Nova.
    Como si fuesen una asamblea, detrás de sus respectivas rejas, ellos hablaban y debatían sobre asuntos diversos. Entró Jake en la “plaza”, e ipso facto fue analizado por ellos.

    Al sur estaba, tras los barrotes, una chica joven de pelo largo y azulado, de un tono oscuro. Sus ojos eran igualmente azules, además de que era alta y esbelta. Sin duda ella era Rewta, la única integrante femenina de la élite, especialista en los pokémon acuáticos.

    Tras la celda del oeste se encontraba un hombre callado y también joven. Su pelo estaba alborotado, y era rubio, con dos ojos marrones muy grandes y sagaces. Una camisa negra sobre la que colgaba un collar con un relámpago, partiendo del cuello, dejaba claro que aquel hombre era Rhunted, el segundo de la élite y maestro de la electricidad.

    Unos gruesos barrotes cubrían la celda de un hombre maduro, de unos cincuenta años, con pelo castaño y bien peinado, decorado con algunos destellos blancos propios de la edad. Sus ojos negros y profundos analizaban de arriba abajo al hombre allí presente. Permanecía callado y tranquilo. Posiblemente se tratase de Dans. El tercero del grupo, señor de la tierra.

    Por último, al norte, el lugar donde ahora moraba Krad. Un hombre sombrío, con cabellera y ojos azabaches. Él era el jefe y más fuerte de aquella élite, el antiguo Alto Mando. Manejaba la oscuridad y a sus habitantes, los pokémon siniestros.

    —¿Un visitante? —preguntó, acercándose a las rejas, Krad.
    —Hum —analizó Rewta—. Su cara me suena. ¿Qué decís, chicos?
    —Yo no lo recuerdo —respondió Rhunted.
    —Ni yo —afirmó Dans.
    Jake se vio abrumado por los cuatro criminales, rodeado y oyendo palabras que provenían de todas direcciones.
    Miró al jefe y dijo:
    —Mi identidad no importa mucho, después de todo. Yo he venido a hablar del equipo Neutrón.
    Krad enarcó las cejas.
    —¿Equipo Neutrón?
    —No me suena —afirmó Rhunted.
    —No, no lo conozco —mintió Rewta.
    —Vaya, sentimos no poder ayudarte, joven —dijo burlesco Dans.
    Jake se irritó un poco.
    —Sois unos mentirosos, además de criminales y traidores —insultó.
    Los cuatro comenzaron a reír a carcajadas, mirándose unos a otros.
    —Ahora enserio —continuó Krad—. ¿De verdad crees que, suponiendo que sepamos algo, te lo contaríamos?
    —Parece un chiste, esto —se burló Rewta.
    Jake tomó aire. No estaba cómodo, rodeado por esos cuatro individuos. Aún así, supo como controlarse y mantener la calma.
    —Mirad —trató de razonar con ellos—, este Equipo Neutrón se trae algo muy malo entre manos. Están robando los pokémon legendarios. Y no sabemos cuál es su objetivo. Pero llevan muchos legendarios atrapados, ¡y eso no se puede consentir!
    Rhunted sonrió, mirando a sus compañeros. Luego habló:
    —Amigo, no vamos a desvelarte nada. Pero, si nosotros estuviésemos en el lugar del equipo Neutrón, je… seguro que haríamos algo mucho más grande con esos pokémon.
    —Por suerte, nuestra era aún no ha tocado su fin —afirmó Dans.
    —Aún queda nuestro jefe —confesó la chica.
    Krad rió suavemente, con aire malvado.
    —Sí, nunca pillaron a nuestro jefe. Y aún está libre. Algún día…
    —Dará el golpe de gracia —terminó Rhunted.
    —Y entonces será nuestro momento —completó Rewta.
    —Lucharemos por nuestro objetivo. Aunque tengamos que traicionar a quienes nos importan —dijo con cierto aire nostálgico el entrenador de pokémon tierra.
    La última frase llamó la atención de Jake.
    —¿Traicionar? ¿A quién? ¿De verdad a vosotros os importa alguien?
    De repente el ambiente de la sala cambió. La actitud de los criminales pasó a ser menos burlesca y hablaron más seriamente.
    —No somos unos monstruos, ¿eh? —exclamó Rewta—. Tenemos nuestros seres queridos. Padres.
    —Hermanos —continuó Rhunted.
    —E hijas —dijo Dans.
    —Sí, teníamos y seguimos teniendo una vida más allá de nuestra organización criminal —concluyó Krad.
    Jake comenzó a desconcertarse. Algo le escamaba. Agua, Eléctrico, Tierra, Siniesto… ¿era casualidad? Marítima, Aérea, Terrestre, Subterránea. Los dioses del mar, del cielo, de la tierra, del infierno… Poseidón, Zeus, Deméter y Hades.
    —Vosotros, ¿los conocéis? Pero, ¿por qué?
    Ellos se miraron, al darse cuenta de que habían revelado algo que quizá no debían. Aunque, ya que habían empezado, tenían que terminar.
    —Sigue, indaga —habló tranquila Rewta—. Veamos si averiguas algo por ti mismo. ¿A quién conocemos?
    Jake ató cabos, estaba claro. Pero era demasiada “casualidad”, algo se escondía tras ello.
    —Poseidón, Zeus, Deméter y Hades —expuso Jake su teoría— son los comandantes del equipo Neutrón. Ellos dirigen las patrullas marítima, aérea, terrestre y subterránea del equipo, respectivamente. Utilizan pokémon de tipo agua, eléctrico, tierra y siniestro, además de otros. Y vosotros, Rewta, Rhunted, Dans y Krad, utilizáis esos mismos pokémon. Es aventurado decirlo, pero creo no equivocarme —miró a los aludidos, uno a uno—. Rewta, Poseidón es tu padre. Rhunted, Zeus es tu hermano. Dans, Deméter es tu hija. Y Krad, supongo que Hades es amigo tuyo, o algún familiar. ¿Me equivoco?
    Todos sonrieron, pero no contestaron. En su lugar, Dans comentó:
    —No vamos a afirmar ni desmentir nada. Piensa lo que quieras.
    —Claro —habló Jake—. Ahora lo entiendo. Ellos se unieron al equipo por venganza. Para cumplir con el objetivo que vosotros añoráis, cubrieron vuestro puesto en el equipo Neutrón —se rascó la cabeza, en el intento de reforzar sus pensamientos—. Lo que no comprendo son dos cosas. La primera, ¿por qué todos ellos han acabado como comandantes? Sin duda, los jefes del equipo los seleccionó porque también tienen alguna relación con vosotros. La segunda, ¿por qué decís que vais a “traicionarles”? ¿Acaso tenéis un plan oculto que ellos desconocen?
    El grupo criminal se sonrió entre sí.
    —Eres muy sagaz, pero te repito que no contestaremos a nada sobre el tema. Podría perjudicarnos a nosotros y a terceros —afirmó Krad.
    —Así pues, piensa lo que quieras —Rhunted afirmó.
    —Está todo hablado —volvió a recalcar Dans.
    —Pero, ¡quiero respuestas! ¿Qué es lo que os proponéis? ¿Qué os traéis entre manos? ¡Responded!
    Callaron. Entonces irrumpió en la sala el alguacil.
    —Lo siento señor Jake. El tiempo se ha acabado.
    Jake miró a su alrededor. Todos sonreían malévolamente, como si todo estuviese planificado, como si supiesen exactamente qué debía creer y qué debía saber Jake. Como si estuviese todo hablado desde antes. Como si, sin mover ni un dedo, fuesen a conseguir su objetivo.
    Pero, ¿qué planeaban? ¿En qué consistía esa “traición” de la que hablaban? ¿Realmente eran los miembros del antiguo Alto Mando gente cercana a los comandantes del equipo Neutrón? ¿Puede que los Titanes, y al fin y al cabo todo el equipo esté relacionado con la élite, también? ¿Cuál es el plan del equipo Neutrón y cuál es el del jefe de la élite? ¿Quién es su jefe después de todo? ¿Dónde estará?
    Millones de preguntas abrumaban la cabeza de Jake. Pero al menos, creía haber averiguado bastante. La cuestión es si realmente había descubierto algo verídico o simplemente había descubierto lo que el grupo quería que creyese.

    Sin más dilación, Jake marchó a su siguiente destino.
    Aún debía encontrar a alguien. Así que sacó a su velocísimo pokémon volador, que se lo llevó surcando los aires. ¿Dónde podría encontrar a quién buscaba? Sin duda, él tenía las respuestas que deseaba. Podría, seguro, confirmar o desmentir sus sospechas.
    Un cúmulo de pensamientos inundó a Jake. Estaba avanzando en su investigación. Pronto, tal vez sí o tal vez no, descubriría qué tramaban los Neutrón.
    Y ahí estaría él, Jake, acompañado siempre de su fiel compañero y amigo Zoroark, para frenarles.

    Curiosidad: Originalmente, este fic iba a tener lugar en una nueva Sinnoh, e iba a contar con 4 protagonistas: Melly (cuyo primer nombre era Yumiko), Byron, Kerim (trasladado a otro fic mío, Por un sueño) y una chica nueva, Luna, que encarna a quien ahora sería Deméter, salvo que ella iba a abandonar la organcización. Jake sería un simple secundario. La historia estaba pensada como un super remake (ya que cambiaba mucho argumento) de un fic que hice hace mucho, en CZ. Decidí tomar esta dirección al pensar en un desenlace que cambiaba completamente la estructura. Así surgió una idea nueva, Nova, de una antigua.
     
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    Nova, aventuras en la nueva tierra pokémon
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    Total de capítulos:
    86
     
    Palabras:
    3730
    Aquí dejo un capítulo que personalmente me encanta, es muy largo y especial, porque por fin...se cruzan los caminos. Vamos a ello.

    CAPÍTULO 37: El encuentro (Byron/Melly)

    [Byron]

    El entrenador no vio nada interesante que hacer en el pequeño pueblo que había visitado. Deseando llegar a su próximo destino, otra vez Nova Centro, caminó sin pausa, sin siquiera detenerse en Pueblo Espectro (Ciudad Iris).
    Avanzó con paso rápido, cruzando la ruta sin perder ni un segundo.
    Por fin avistó una gran entrada a una cueva. Junto a ella había un letrero que Byron leyó en voz alta:
    —¡Atención! Esta es la cueva chispeante. Se advierte a los aventureros que esta cueva se encuentra constantemente sometida a rayos de alto voltaje, por lo que…

    [Melly]

    —....es posible —continuó leyendo Melly, al otro lado de la cueva, reproduciendo en voz alta las palabras del cartel que allí había— que corran peligro si se acercan demasiado a las paredes. Si deben atravesar la cueva, se ruega que lo hagan lo más rápido posible para evitar percances.
    Kyle se llevó sus dos manos a la cabeza.
    —¡Bah, exagerados! —dijo, despreocupado—. Ya crucé esta cueva en su momento, y no es para tanto. Sí, las paredes suelen estar electrificadas, pero, ¿qué problema hay? Mientras no las toquemos, estamos a salvo.
    A pesar de todo, la coordinadora estaba algo indecisa.
    —Vamos —trató de animarla su compañero—. El concurso empieza en tres días y esta es la manera más rápida de llegar a Nueva Trigal.
    Ella asintió lentamente.
    —Supongo que tienes razón.
    Y se adentraron, con cuidado, en la cueva que sustituía al Monte Mortero.

    [Byron]

    —Bueno, Kirlia, ¡allá vamos! —exclamó mientras se disponía a entrar en la cueva, pero una voz le detuvo.
    —¡Eh! ¡Espérame, Byron!
    —¡Sully!
    Sullivan jadeaba, se sobreentendía que llevaba un buen rato corriendo tras Byron.
    —Te acompañaré por la cueva —propuso Sully.
    Byron asintió.
    —¿Te da miedo ir solo? —dijo en tono burlón Byron.
    Sully se sonrojó, y, volviendo bruscamente su cabeza, cerrados sus ojos, dijo con finjida seguridad:
    —¡Para nada! ¡Cruzaría esta cueva yo solo cien veces seguidas! —abrió los ojos, y vio que Byron ya estaba dentro—. ¡¡Eeeh, espera, no me dejes solo!!

    [Melly
    ]

    La cueva parecía ser diferente a como acostumbraba a ser. Normalmente, la luz de los rayos la iluminaba, y chisporroteo de los mismos rompía el silencio continuamente.
    Pero, esta vez, todo estaba oscuro. Y no se oía nada. Era como si los rayos se hubiesen extinguido.
    —Es extraño —comentó Kyle mientras el destello de su Manectric iluminaba levemente la zona—, no parece haber electricidad. La última vez que vine, estaba a rebosar, ¡los rayos hasta podían verse! Es como si algo hubiese cambiado aquí.
    —¿Qué es lo que hacía que los rayos bañasen la zona? —preguntó la joven.
    Kyle meditó un momento antes de responder.
    —Se dice que era el mismo Raikou quien los generaba. El pokémon legendario dormita en las profundidades de esta cueva, o eso se cuenta.
    —A lo mejor —sugirió Melly— se ha ido, y por eso no hay rayos.
    Kyle se encogió de hombros.
    —No lo sé —dijo—, pero me parece improbable.
    Siguieron su marcha por algún tiempo, hasta que Melly habló:
    —Shh —dijo, con un dedo en la boca—. ¿Oyes eso?
    Kyle trató de agudizar su oído, pero nada escuchó.
    —Yo no oigo nada.
    Melly volvió a oír algo, que esta vez se escuchaba más cerca.
    —¡Son voces! Hay alguien hablando.
    Kyle por fin pudo oír lo que Melly advertía, y ordenó a su Manectric que dejase de emitir luz. Se escondieron mientras escuchaban la conversación.
    —¡Te dije que nos perderíamos! —gruñó una niña.
    —Bah, ¡vamos bien por aquí! —trató de justificar un niño—. La trampa estaba por aquí, seguro.
    —Pero, ¿seguro que la niña esta pasará por aquí? —preguntó algo nerviosa la niña.
    —¡Qué sí! —exclamó el niño—. El jefe nos dijo que pasaría por aquí, sólo tenemos que escondernos cerca de la trampa y, ¡zas! Saltamos sobre ella.
    Las voces eran conocidas para Melly. Estaba segura de que las había oído en otra ocasión.
    —¡Y cogeremos de una vez por todas a ese Manaphy! —exclamó la niña, continuando las palabras del otro.
    Esas palabras alarmaron a Kyle.
    —Buscan a tu Manaphy, Melly.
    Melly asintió, mientras abrazaba a su Manaphy.
    —Sí. Son Ares y Atenea, dos niños ladrones del equipo Neutrón. Ya los había visto antes.

    [Byron]

    Caminaban Byron y Sully con cautela, iluminados por la tenue luz de Lampent. Byron iba delante, seguido muy de cerca por Sully, que miraba a un lado y a otro continuamente.
    A ellos también les extrañó el hecho de que no hubiese ningún rayo ni nada de electricidad en la zona.
    —¿Crees que faltará poco? —preguntó Sully, que se agarró inconscientemente a la mochila de Byron.
    Su compañero se rió suavemente.
    —No seas miedica —comentó—, creía que ya habías superado tu miedo a la oscuridad.
    Caminaron un poco más, hasta que Byron se detuvo.
    —Un momento. ¿No notas algo raro? —preguntó Byron, que palpó con su pie el suelo.
    Sully hizo lo mismo.
    —Yo no veo nada raro —contestó el chico de las gafas.
    —Pues el suelo está como… ¿hueco? —dijo Byron, y justo en ese momento, el suelo se desprendió, cayendo los dos entrenadores en el agujero. Kirlia se agarró a Lampent y pudieron salvarse de caer.
    —¡Kiiiir! —gritó el pokémon desde arriba.
    Byron, tras la caída, se levantó y sacudió sus pantalones.
    —Ayy —suspiró Sully, aún en el suelo.
    —Estamos muy abajo —comentó el entrenador—. ¿¡Quién demonios iba a poner una trampa aquí?

    [Melly]

    —¡Aaaaah! —se oyó un grito no demasiado lejos.
    —¡Ey, alguien a caído en la trampa! —mencionó Ares.
    —¡Ha sonado por allí, te dije que íbamos mal! —regañó Atenea.
    Los niños, tras una regañina, corrieron hacia el grito, acompañados de sus Plusle y Minum que iluminaban muy tenuemente su camino.
    Melly salió de su escondite.
    —Se equivocan de presa —dijo, decidida, y comenzó a andar.
    —Eh, ¿a dónde vas? —trató de detenerla Kyle, cuyo Manectric volvió a iluminar la zona.
    —Alguien a caído en la trampa que estaba preparada para mí, ¡hay que ayudarles!
    —Pero si son dos niños, ¿qué problemas pueden dar?
    Melly agachó la cabeza, y dijo, mientras seguía andando:
    —Más de los que crees.

    Siguieron de cerca a los gemelos, que llegaron a un pequeño llano sin piedras, donde había un agujero.
    —Ahí está la trampa —se percató Kyle.
    Y oyeron lo que los hermanos decían.
    Mirando abajo en el agujero, la niña exclamó.
    —Esa no es quien buscábamos. ¡Ya la hemos pifiado!
    —¿Y qué culpa tengo yo, hermana? —trató de defenderse Ares, que se vio indirectamente culpado.
    Desde abajo en el agujero, el chico que allí se encontraba de pie gritó ayuda:
    —¡Por favor, niños, sacadnos de aquí! —pidió Byron.
    Los gemelos se rieron.
    —No, no os vamos a sacar —dijo ella guiñando un ojo.
    —Ya que estáis ahí, os robaremos todo lo que tengáis, pokémons incluidos —prosiguió él.
    —No erais quien buscábamos, pero algo es algo.
    Byron gruñó mientras Sully se levantaba.
    —¿Qué está pasando? —preguntó el recién levantado entrenador.
    —Esos niños, que quieren robarnos a nuestros pokémon. Son unos ladrones.
    Los ladrones hermanos rieron.
    —¡No somos unos ladrones cualquiera! Somos…
    —Atenea y Ares —siguió su hermano.
    —¡Del equipo Neutrón! —concluyó Atenea.
    Byron se sorprendió al oír aquel nombre.
    —Con que otra vez ese equipo. ¡Muy bien, atacad! —gritó desde abajo.
    Lampent y Kirlia, que se habían escondido, se lanzaron contra sus oponentes. Pero, ágilmente, ambos sacaron a dos pokémon que pararon sus ataques con un protección.
    —¡Una emboscada! —dijo irónicamente Ares—. Je, ¡Dustox, confusión!
    —¡Beutyfly, tornado!
    Los pokémon de ellos dos atacaron con ferocidad a los de Byron, hiriéndolos.

    —Hay que ayudarles —dijo Kyle desde su escondite.
    —Espera un momento —sugirió Melly—. Tenemos que hacerlo bien —señaló a Plusle y a Minum—. Esos dos son muy peligrosos. Si los dos se unen, pueden inmovilizarnos a todos. Tenemos que atacar por sorpresa a uno de ellos y tumbarlo.
    —De acuerdo —afirmó Kyle, que analizó la situación. Minum estaba algo más alejado del resto, pegado a una roca—. Rodearemos la zona, y atacaremos a ese.
    Melly asintió.

    —Grr… —gruñía Byron, que apenas podía ver el combate desde donde se encontraba. De repente se le ocurrió una idea—. ¡Sully! Tu Drifblim, ¡puede sacarnos de aquí volando!
    Sully asintió, y se puso a hurgar en su bolsillo. Se alarmó.
    —¡Mis pokéballs, no están! Se me han debido de caer antes de precipitarnos aquí abajo.
    Byron se vio completamente indefenso.
    —“Entonces no podremos salir de aquí. Aerodactyl es demasiado grande, no cabría en este agujero tan estrecho. Sólo me queda confiar en Kirlia y Lampent —pensó el muchacho”.

    Mientras, Kyle y Melly se habían situado justo detrás de Minum, escondidos tras la roca. Manaphy, Mothim, Infernape y Manectric estaban preparados para atacar al unísono.
    Los dos coordinadores se miraron, y, con sus manos, contaron uno, dos, tres, ¡YA! Y sus pokémon saltaron sobre Minum.
    —¡Miiiii! —se quejó el pequeño pokémon eléctrico, que se vio inmediatamente debilitado al recibir los cuatro ataques.
    Su dueño se dirigió hacia él, y lo cargó en brazos. Melly y Kyle salieron de su escondrijo.
    —¡Ares y Atenea! —exclamó Melly, decidida—. Aquí me tenéis, ¡me buscáis a mí!
    El hermano la miró, reconociendo su cara de Pueblo Lunar.
    —Atenea, encárgate de ese Kirlia y ese Lampent. De estos dos me ocupo yo. ¡Adelante, Dustox y Fearow, a por ellos!
    —Vale, hermano —afirmó ella, sacando a su Pidgeotto.

    Byron se percató de que arriba había alguien más.
    —¡Eh! —gritó—. ¡Por favor, quienes seáis! ¡Necesitamos que nos saquéis!

    Melly y Kyle encaraban a los pokémon de Ares. Discretamente, el chico se acercó al agujero, al oír la voz de Byron. Miró abajo:
    —¿Cómo puedo salvaros sin llamar la atención? —dijo mirándolos de reojo, mientras fingía estar centrado en la pelea.
    —Junto al agujero tiene que haber unas balls —explicó Sully—. ¡Arrójalas y yo me encargaré de salir.
    Kyle asintió, y miró a sus pies, donde había unas balls. Con su pie, las empujó hasta que cayeron. Sully las agarró.
    —¡Gracias! —dijo Sully.

    —¡Ares! —exclamó Atenea, lanzando un máx revivir a manos de su hermano.
    El hermano lo cazó al vuelo.
    —¡Gracias, hermana! —dijo, y rápidamente le dio la medicina al debilitado Minum.
    —¡No! —exclamó Melly.
    Minum volvió en sí. Con los ojos encendidos de ira tras su antifaz, saltó hasta agarrar la mano de Plusle. Los dos juntos, emitieron un onda trueno tan potente que paralizó a todos los presentes.

    —Sully —dijo Byron en la trampa, inmovilizado—. Saca a Drifblim…
    —N-no puedo —explicó el entrenador que se veía incapaz de moverse.

    —Kyle, ¿p-puedes moverte? —dijo Melly, que se había caído al suelo.
    —N-no —informó su compañero, también en el suelo.

    —L-lamp —Lampent no era capaz ni de flotar.
    —Kir —murmuró Kirlia, que a duras penas podía mantenerse en pie. Entonces, vio que algo rodaba acercándose a él. Algo que se había salido de la mochila de Melly.

    —Jaja —dijo Ares, chocando su mano con la de su hermana. Lo mismo hicieron Plusle y Minum.
    —¡Somos imparables!
    —Sí, hermana. Pero ahora —miraron al inmóvil Manaphy.
    —¡No! —gritó Melly, que nada podía hacer.
    Y, en ese mismo momento, una luz bañó toda la sala. Kirlia estaba brillando, tocando con un dedo, a duras penas, una piedra.
    —Mi piedra alba —susurró Melly.

    —Esa luz es… ¿Kirlia? —se preguntó Byron bajo el agujero.
    —Creo que está evolucionando —comentó el inmóvil Sullivan.

    El brillo rodeó a Kirlia, que creció hasta convertirse en un pokémon mucho más alto, con una apariencia más masculina. Ahora, ¡era un Gallade!
    Orgulloso de su nueva forma, Gallade admiró su deseada forma masculina, contemplando sus afiladas cuchillas. Miró desafiante a los hermanos ladrones.
    —Je, ¿qué vas a hacer?
    —¡No tienes ni una posibilidad!
    —¡Min!
    —¡Plus!
    Los pokémon se dispusieron a atacar nuevamente, pero antes de que lo hiciesen, Gallade extendió su brazo a la derecha y lo movió ágilmente hacia la izquierda, generando una onda de choque: un psico-corte, que derribó a sus oponentes, cayendo en el agujero.
    Acto seguido, usó psíquico, elevando a los inmóviles Sully y Byron y sacándolos de la trampa. Byron admiró la nueva forma de Kirlia.
    —Ahora sí que eres todo un pokémon macho —sonrió Byron, aún inmóvil.
    Gallade le devolvió la sonrisa, y lentamente se acercó al agujero.
    —Ay… ay… que tunda nos han dado. No puedo ni moverme —se quejaba abajo Ares.
    —Uf, que daño.
    —Plus… —dijo Plusle, con sus ojos en forma de espiral.
    —Min —suspiró un debilitado Minum.

    —No darán más problemas por ahora —mencionó Kyle, que de nuevo era libre para moverse a su antojo—, aunque, por si acaso, ¡Manectric, onda trueno! —y, con una fuerte descarga, dejaron a los ladrones inmovilizados.
    Melly reía mientras se levantaba del suelo.
    —¿Estáis bien? —le preguntó a Byron y a Sully.
    —Sí —sonrió Byron—. No sé qué habríamos hecho sin vosotros.
    —Bah, todo fue gracias a tu Gallade —alabó Kyle.
    —Sí, pero evolucionó gracias a una piedra que os pertenecía.
    Melly se encogió de hombros.
    —No creo que la hubiese usado. Me llamo Melly.
    El nombre despertó la memoria de Byron.
    —¡Oh, Melly! Tú eres la hija de Azuliza, la líder de Marea, ¿no?
    Melly asintió, sonriente.
    —Tu madre me pidió que te diese recuerdos.
    Melly volvió a sonreír. Ambos chicos tenían una extraña sensación. Byron miró a la coordinadora a los ojos.
    —¿No nos hemos visto antes?
    Melly se encogió de hombros.
    —Juraría que no. Aunque tú también me suenas mucho, cómo si te conociese de toda la vida.
    Byron rió suavemente.
    —A mí también me da esa sensación. Me recuerdas a alguien, pero no caigo.
    Los dos se sonrieron como si llevasen mucho tiempo siendo amigos. Algo celoso, Kyle interrumpió:
    —Bueno, yo soy Kyle —dijo dándole la mano a los dos extraños.
    —Me llamo Sully —también saludó a los dos recién conocidos.
    —¿A dónde os dirigís? —preguntó Byron.
    —Pues hacia Nueva Trigal —contestó la chica—. Allí espera un concurso pokémon.
    —Oh, pues nosotros vamos en dirección contraria —se lamentó Byron—. Nos dirigimos a Nova Centro, a por los líderes de gimnasio.
    —Vaya —Melly trató de cambiar de tema, al darse cuenta de que debía irse—. Pues un placer conoceros. Espero volver a veros algún día —sonrió.
    —Lo mismo digo —contestó Byron.
    Los cuatro chicos se separaron, cada uno por su camino.

    Ya avanzando en su camino, lograron salir de la cueva Byron y Sully.
    —Uff —dijo Sully, agachándose con las manos en las rodillas—. Que bien que salimos de ahí.
    Sully se fijó en que Byron estaba algo extraño.
    —¿Pasa algo? —preguntó.
    Byron negó con la cabeza.
    —Es solo que —trató de explicarse, pero no encontró palabras—. Como sí…

    —Lo conociese. Estoy segura —le contó Melly a Kyle, al otro lado.
    —Serán imaginaciones tuyas —trató de buscar una explicación el chico.

    Y así, Byron y Melly se conocieron, y aunque fue la primera vez que se veían, ambos sintieron que desde hace mucho, ya se conocían. Y no había explicación lógica alguna para ello.


    Curiosidad: En Nova, todo entrenador puede llevar 8 pokémon consigo, y no seis. Aún así, las batallas tienen un tope de seis pokémon, excepto en algún que otro torneo o ceremonia especial.
     
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    Tienes toda la razon, este capitulo es especial, comparto tu opinion inicial. Y es precisamente el hecho de que se junten dos protagonistas lo que hace que sea epico, pero esto acaba de empezar, lo bueno se vera cuando el equipo neutron complete su mision C:<

    Es una gran noticia que kirlia aya evolucionado, Gallade es mi poke favorito, compartiendo posicion con empoleon, lucario y seguido de togekiss y pidgeotto...

    Algo que no me gusta de el mundo pokemon es que no hay agrecion fisica a personajes humanos. Si yo hubiera estado alli ubiese torturado a esos molestos hermanos, de paso les saco informacion y les quito sus pokemon para entregarlos a la policia, esa pareja de ratas electricas son irritantes ¬¬ Y no me gustan los niños e.e
    Por otra parte hasta yo senti una extraña sensacion cuando se junaron Byron y Melly, parece que se quedaron gustando e.e Ojala no por que Kyle quedaria marcando ocupado, y de la desesperacion se emparejaria con Sully ajajajajajaja

    Muero por ver otra batalla de gimnasio o concurso, espero sea pronto. Pero no apresures las cosas, cuando una historia avanza rapido de pronto se pierde el hilo y no te das ni cuenta cuando llegas al final, quedando con cierto vacio en el interior.
    En serio se pueden llebar 8 pokes? Hasta el momento no recuerdo haber visto siquiera 5 en un mismo equipo e.e Pero ya dejaras eso para mas adelante.
    Eso es todo, recuerda que siempre estoy leyendo, aun que no comente siempre :D
    Cuidate ^^ Y felicitaciones por entrar al hall de la fama
     
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    MrJake

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    CAPÍTULO 38: Un virus (Jake)

    Jake se encontraba a solas con Zoroark, en la sala donde se solían hacer reuniones. La oscura sala, siempre iluminada únicamente por la muy tenue luz de la luna. Esa vez, no había nadie allí.
    Zoroark se movía inquietamente por la sala, mientras su dueño, que adivinó rápidamente que algo le preocupaba, lo miraba fijamente sentado en su especie de trono.
    —Venga, va. ¿Qué te preocupa? —preguntó el entrenador.
    El pokémon negó con la cabeza mientras seguía caminando por toda la sala, en círculos.
    —Es preocupante el ritmo al que capturan legendarios los Neutrón —dijo al aire Jake—. Llevan ya muchos. Apostaría a que ya llevan casi veinte. Y eso es malo —se retorció un poco en su asiento—. Si al menos supiésemos lo que traman…
    Y Zoroark seguía hundido en sus preocupaciones. Jake trató de adivinar:
    —¿Es por el viejo Alto Mando? Sin duda ellos están muy relacionados con los Neutrón. Una pena que no encontrásemos a quien buscábamos, seguro que tendría más respuestas.
    Zoroark asintió, pero seguía preocupado. Miró a Jake, e hizo algunos gestos.
    —¿Hera? —descifró Jake—. O sea, “Nancy”. Esa traidora, ¿ella te preocupa?
    Asintió.
    —Sí, creo que te entiendo —comentó Jake recordando la cara de Hera—. En su cara había algo que me era familiar. Juraría haberla visto en alguna parte. Pero sin embargo algo en ella no me cuadraba. Creo que había cambiado algo en ella. Posiblemente lo hizo queriendo, para que no la reconozcamos —miró a Zoroark—. ¿El pelo, quizá?
    Zoroark asintió, aunque no estaba muy seguro de ello. Simplemente, él trataba de hacer memoria, pensando dónde podría haber visto esa cara.
    ¿Dónde? No la conocía, pero su cara la había visto, en alguna parte. Aunque, como su dueño bien decía, había algo diferente en ella que hacía más difícil identificarla.

    Tras un rato de meditación por parte de Zoroark, fue Jake el que empuñó una ball muy especial, una ball de un extraño color morado, con una “M” grabada y dos semiesferas rojas emergiendo de ella. La contempló.
    —¿Lo querrán también a él? —preguntó Jake, mirando la masterball—. No lo creo, sino ya habrían intentado llevárselo, con seguridad saben que lo tengo, ese Hades seguro que lo averiguó al leerme la mente. Pero, ¿por qué no lo querrán? Tal vez porque no es un pokémon puramente natural, ¿no? ¿Será por eso?
    Zoroark miró la masterball.
    —Nunca lo he usado, podría ser peligroso. ¿Recuerdas, Zoroark, cuando lo atrapamos? Menos mal que lo hicimos.

    ***FLASHBACK***

    El pequeño Jake lanzaba al aire la masterball que acababa de conseguir, feliz. La lanzaba y la recogía, una y otra vez. Zorua caminaba a su lado alegremente, junto al recién capturado Riolu.
    —Ese señor fue muy simpático, ¿verdad? —comentó el niño—. Nos dio esta pokéball al vernos luchar contra Riolu, dijo que lo hicimos muy bien y que la merecíamos.
    Zorua y Riolu sonrieron, orgullosos de su combate.

    Mientras se acercaban a la próxima ciudad, se veía salir de ella un profundo humo.
    —¿Hmm? ¿Humo? —miró a sus pokémon—. ¡Corred, chicos!
    Los tres corrieron y corrieron a la ciudad, en la que había un gran escándalo. Varios edificios estaban destrozados y ardiendo, la gente corría y corría alborotada.
    Un hombre con gafas y una sucia bata blanca trataba de hacer algo con un control remoto.
    —¡No funciona! ¿Pero por qué? —se preguntaba mientras pulsaba alterado un botón.
    Frente a él, un pokémon imponente, con unos extraños brazos en forma de espiral lanzaba rayos psíquicos que destruían todo.
    —¿Qué está pasando? —gritó Jake, acercándose al científico.
    Éste lo miró.
    —¡Niño, vete de aquí, es peligroso!
    Jake, haciendo caso omiso, miró fijamente al pokémon que estaba causando estragos.
    —¡Ese pokémon está muy enfadado!
    El científico miró al niño de reojo mientras presionaba su botón.
    —Vamos, ¡¿por qué no sale el mini rayo gamma?! ¡Maldito aparato! —se quejaba el hombre.
    El pokémon que flotaba en el aire se percató de la presencia del científico. Eso le irritó mucho, y, cambiando de forma, volviéndose más puntiagudo. Sus brazos en espiral se separaron en dos, y apuntó con ellos al científico, cargando un poderoso psicorrayo.
    —¡Oh, no! —exclamó el científico, que se agachó.
    El rayo salió disparado, y el científico, que había cerrado los ojos, los abrió al darse cuenta de que nada impactó en él. Frente a él, un Bronzor lo protegía actuando de espejo, reflejando el rayo.
    —¿Y este Bronzor?

    Mientras tanto, Jake, al lado del científico, miró a Bronzor y asintió.
    —¡Ahora, Zorua! —dijo mientras empezaba a correr y saltaba. El bronzor tomó la forma de un Staravia y cogió en el aire a Jake. Todo esto tuvo lugar mientras el científico, al lado de un preocupado Riolu, miraba atónito.
    El pokémon miró fíjamente a Jake, que se le acercó en el aire, dispuesto a hablar con él.
    —¡Eh! —exclamó Jake—. Tranquilízate, por favor. Sólo quiero ayudarte —dijo lentamente mientras se acercaba a lomos de “Staravia”. Justo cuando el pico de su transformado Zorua rozó al pokémon, éste se alteró y cambió de forma. Ahora, Tenía unas piernas más fornidas, un brazo de atleta y un cuerno que se asemejaba mucho a la pluma de un Sneasel. Y, con una enorme velocidad, salió disparado, flotando en el aire.
    El científico gritó desde el suelo.
    —¡Y ahora, ¿qué?! Se ha escapado, es imposible alcanzar a Deoxys en su forma velocidad.
    Jake, confiando en sí mismo, regresó desde el aire a su Riolu y dijo:
    —¡Ya sabes, Zorua! ¡A por él!
    Zorua, tomando la forma de Deoxys en su forma Velocidad, salió disparado detrás del original, mientras el científico los veía con la boca abierta.

    Deoxys huyó hasta una vacía cueva. Allí paró a descansar.
    —Te pillé —dijo Jake que lo miraba desde frente, al lado de un Deoxys falso.
    El verdadero miró a Zorua disfrazado con nostalgia. Se acercó a él lentamente, como añorándole. Y entonces, al recuperar Zorua su verdadera forma, se echó hacia atrás y cambió de nuevo de forma. Ahora, era más ancho y tenía un aspecto acorazado. Se acurrucó, como esperando un ataque, pero Jake lo consoló.
    —Tranquilo —dijo con voz maternal—. Seguro que esos científicos han experimentado contigo. Te ayudaré, pero antes tienes que contarme lo que te pasa, ¿vale? Eres un pokémon psíquico, cuéntame lo que suceda por telepatía, ¡vamos! —sonrió.
    Aunque dudoso, Deoxys recuperó su forma inicial y se explicó de una forma un tanto primitiva.
    —Yo nacer con hermano. En espacio. Yo, virus. Hermano caer a Tierra, y humanos experimentos él. Hermano muerto. Culpa humanos —adquirió su forma ataque—. Yo destruir. Todos humanos. Ahora.
    Jake se acercó hasta el punto de tocar a Deoxys. El contacto físico lo alteró tanto que de un manotazo lo lanzó algo lejos.
    Jake se incorporó algo lastimado, y vio como Deoxys pasaba por su lado, dispuesto a dirigirse a otra ciudad para destruirla.
    —No puedes hacer eso, Deoxys. No puedes —rogó Jake.
    El pokémon no hizo caso, y continuó su marcha.
    Jake, desesperado, sacó su masterball.
    —¡Deoxys! —gritó, mientras la lanzaba. Irremediablemente, el pokémon quedó instantáneamente atrapado.
    Jake se acercó a la ball, la agarró y suspiró.

    ***FIN DEL FLASHBACK***

    —Cuando intenté que luchara, quiso destrozar todo otra vez —dijo—. Por eso aún sigue aquí encerrado.
    Zoroark miró a Jake, que estaba algo triste por Deoxys.
    —Nació de un virus espacial, no es un pokémon natural. Supongo que es por eso por lo que no les interesa a los Neutrón. Bastante daño le han hecho ya esos científicos. Su pobre hermano… —y guardó la masterball, el único objeto capaz de frenar la sed de destrucción del pokémon que perdió a su hermano.

    Curiosidad: Fangy, el "hombre del Carnivire", utiliza pokémon con fuertes o grandes mandíbulas, tales como Carnivire, Feraligatr, Krookodile, entre otros. De ahí su nombre, Fangy, que proviene de Fang, colmillo.
     
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    CAPÍTULO 39: La vía Plateada (Byron)

    Al fin Byron y Sully salieron de la cueva por fin. De nuevo la luz del Sol bañó sus ojos.
    —Oh, ¡qué alegría! —exclamó Sully extendiendo sus brazos. Miró a Byron, que estaba tramando algo— ¿Qué haces?
    El entrenador husmeaba los alrededores, curioseando los árboles. Se acercó a uno de ellos, y arrancó de él varias manzanas.
    —Voy a probar las nuevas habilidades de Gallade —dijo sonriente.
    Sully se sentó en una piedra, y observó el entrenamiento.

    El pokémon recién evolucionado no paraba de mirarse orgulloso. Admiraba sus cuchillas, sus fornidas piernas y su porte elegante y masculino. Estaba dispuesto a mostrar la fuerza que había adquirido.
    —Veamos que cosas nuevas sabes hacer. ¡Vamos allá! —exclamó emocionado Byron, que arrojó una manzana hacia su pokémon.
    Gallade, con suma facilidad, dio un tajo y cortó en un ataque cuchillada la manzana en dos.
    Byron sonrió. Lanzó dos manzanas más, a la vez.
    Con el brazo en diagonal, desde abajo a la izquierda ascendió rápidamente hasta la esquina opuesta, generándose un psico-corte que cortó las dos manzanas a la mitad, perfectamente a la mitad.
    —Vaya vaya —Byron estaba admirado. Cogió cinco manzanas y las arrojó al aire— ¡¿Qué tal ahora?!
    Con soberbia, Gallade suspiró. Sus ojos brillaron, y las manzanas quedaron flotando en el aire. Acto seguido, lanzó un psicocorte que golpeó dos manzanas. Cortó otra con cuchillada, y con un hoja aguda cortó dos manzanas más, una con cada brazo. Para acabar. Unas tinieblas rodearon las manzanas, y Gallade, dividiéndose en varios con doble equipo, como una sombra, dio tajos a diestro y siniestro: un tajo umbrío. Cuando las tinieblas desaparecieron Gallade volvió a ser uno y cesó el psíquico. Las manzanas, que parecían intactas, se fragmentaron en pequeños trozos como por arte de magia. El pokémon se limitó a cruzarse de brazos y a mirar al suelo fijamente.
    —Q-Qué pasada —tartamudeó Sully, estupefacto.
    —Está claro que eres mucho más ágil que antes, y tu fuerza y habilidades cortantes son excepcionales, Gallade —piropeó Byron—. ¡Magnífico! ¡Vamos a darle una paliza a todos los líderes de gimnasio!
    Gallade, que mantenía su actitud fría y de soberbia, no pudo evitar dejar de fingir y ponerse a reír y a celebrar su nueva fuerza con su dueño.
    —Je je —dijo Sully con una gota de sudor—. Éste sí que es Byron —dijo mientras miraba como “luchaba” de broma con Gallade—. Por un momento me recordó tanto a Flint… era su padre después de todo.
    —¿No me parezco a mi padre, entonces? —interrumpió Byron, que había oído los pensamientos en voz alta de Sully.
    Sullivan lo miró alzando la vista.
    —Bueno, en cierto modo, sí. Pero tu padre era más tranquilo y frío que tú. Ya sabes que era un entrenador excepcional. Él me enseñó, al igual que a ti, muchas cosas sobre los pokémon. Y yo lo admiraba.
    Byron sonrió.
    —Mi padre era un gran hombre, y el mejor de los entrenadores. Y mi madre era alegre, jovial, y optimista. Fueron los mejores padres que un niño puede tener— agachó la mirada.
    Sully lo miró con tristeza. Comprendió que para Byron no tuvo que resultar fácil perder a su familia cuando aún era un niño.
    —Pero bueno —dijo el entrenador, alzando la vista de nuevo, con fuego en los ojos—. Ahora me toca hacer honor a mi padre, ¡seré tan grande como él! Llegaré lejos. Y mi próximo objetivo —señaló a una montaña que se divisaba a lo lejos, tras un camino angosto y zigzagueante— es el Monte Plateado. Debo cruzarlo para llegar al siguiente gimnasio.
    Sully meditó un momento. Después se levantó.
    —Pues nuestros caminos se separarán de nuevo, me temo. Yo quiero pasarme por Ciudad Portuaria, al norte.
    En Nova, Pueblo Caoba no existía, y en su lugar había un pequeño claro con algunos árboles. Al norte se llegaba a Ciudad Portuaria y al este simplemente había un camino de arenas plateadas que llevaba al gran monte que se conservaba igual de bien tras los años, un camino llamado Vía Plateada.
    —Está bien —dijo Byron extendiendo su mano, apretón que Sully aceptó—. Volveremos a vernos.
    —¿No quieres combatir? —le extrañó a Sully.
    Byron suspiró.
    —Claro que quiero, pero, ¿sabes? Prefiero esperar. Aún tengo que entrenar mucho a mis pokémon. Cuando sepa que estoy completamente preparado, te machacaré.
    El rival y amigo de Byron sonrió.
    —Hasta la próxima, By.
    —Adios, Sully.
    Y de nuevo se separaron sus caminos.

    Byron y Gallade se estiraron. El primero se recolocó su mochila y sacudió su chaqueta de tela negra.
    —¡En marcha!
    Y comenzaron a andar, atravesando la vía.
    El camino era bastante complicado, lleno de obstáculos, piedras, y muchos pokémon salvajes. Al entrenador se le ocurrió liberar a todos sus pokémon. El camino seguro les ayudaría a fortalecerse.
    —¡Salid, chicos!
    Todos sus pokémon estaban radiantes y llenos de energía. Lampent flotaba alegremente, dando vueltas alrededor de su entrenador. Aerodactyl sobrevolaba la zona no demasiado alto. Axew andaba a paso tranquilo muy cerca de Byron. Y Mudkip, con desbordante energía, correteaba por doquier, saltando, curioseándolo todo, y molestando a más de un pokémon salvaje.
    Byron miró a este último. No podía dejar de pensar que era especial. En el gimnasio de Espiral demostró tener una fuerza superior a la media, además de que conocía movimientos muy potentes, como rayo hielo. Sin duda, era un bebé fuera de lo común.
    En uno de los juegos de Mudkip, el pokémon comenzó a golpear con placajes un árbol.
    —¿Qué haces, Mud? —preguntó Byron.
    —Mud, Mudkip, Mud —canturreaba el pokémon mientras golpeaba continuamente el árbol. En una de las embestidas, cayó del árbol una gigantesca colmena.
    —Oh oh —murmuró Byron, pálido. Sus pokémon reaccionaron igual.
    Varios Beedril comenzaron a salir, muy irritados, y persiguieron a Byron y compañía.
    —¡Corred! —gritó el entrenador.
    Mudkip, por su parte, brincaba y reía alegremente, detrás de los Beedril.



    —Creo que los hemos despistado —susurró Byron detrás de una gran roca, escondido con sus pokémon. Mirando por encima de la roca para comprobar que los Beedril no les seguían, vio a Mudkip llegar, tan alegre como siempre —¡Mudkip! —dijo, saliendo del escondite.
    Esta vez, Mudkip estaba husmeando el suelo.
    —¿Y ahora, qué?
    Olfateaba la zona como buscando algo, y comenzó a escarbar en la arena. Hizo un agujero, y después salió del mismo. Byron ya se temía lo peor.
    —¿Qué vas a…? —pero antes de que pudiese terminar la frase, Mudkip había lanzado al agujero un pistola agua, inundando el agujero y obligando a varios Diglett y Dugtrio a salir de su hogar, muy enfadados.
    Mudkip se reía, mientras los irritados pokémon perseguían a su dueño y sus compañeros.
    De nuevo se repitió la misma escena.
    —¿Los hemos despistado? —se preguntó Byron, asomándose por encima de la roca. Mudkip estaba llegando, se detuvo y comenzó a saludar con una mano en dirección a Byron —Hola, Mudkip —dijo con una gota estilo ánime.
    Pero entonces notó una mano que le golpeaba el hombro.
    —Gallade, ahora no. Estoy comprobando que no nos sigan.
    Gallade seguía golpeandole.
    —¿Qué pasa? —dijo, dándose media vuelta y comprobando que los Diglett y compañía les rodeaban—. Oh, vaya —exclamó, asustado.
    Eran al menos cinco Diglett y dos Dugtrio. Byron tragó saliva.
    —Muy bien, no queda otra. ¡Chicos!
    Sus cuatro pokémon se prepararon para el combate.
    —¡Gallade, hoja aguda contra los Dugtrio! ¡Axew, garra dragón; Aerodactyl, golpe aéreo; y Lampent, bola sombra, todos contra los Diglett!
    Todos obedecieron y atacaron. Uno de los Dugtrio cayó instantáneamente ante el hoja aguda, pero el otro logró evitarlo escondiéndose bajo tierra. Tres Diglett cayeron también, y los dos restantes encararon a sus rivales.
    —¡Vamos, Galla, usa Tajo Umbrío para acabar con esos Diglett!
    Bañado en tinieblas, Gallade acabó con los dos Diglett.
    Faltaba sólo un Dugtrio, que estaba bajo tierra.
    —Puede atacar en cualquier momento, tened cuidado.
    Todos los presentes guardaban silencio, tratando de oír los movimientos de Dugtrio bajo tierra.
    Pero el silencio fue interrumpido por un alocado Mudkip que irrumpió en el lugar brincando y saltando.
    —¡Mudkip, estate quieto!
    El suelo comenzó a temblar, y el pokémon agua miró al suelo, parando quieto un momento. Como un torpedo, Dugtrio emergió justo debajo de Mudkip, golpeándolo fuertemente con excavar. El pokémon salió disparado hacia arriba.
    —¡Mudkip! —gritó Byron preocupado.
    Pero Mudkip, en el aire, parecía estar divirtiéndose, como en un juego. Se puso en picado y comenzó a caer, rodeado de agua en lo que parecía un acua jet.
    —¿Eh?
    Cayó al suelo, levantando mucho polvo. Cuando se disipó, el revoltoso pokémon saltaba alrededor de un debilitado Dugtrio.
    —Je, je —reía sin fuerzas Byron.

    Tras la pequeña aventura, Byron prosiguió su camino. Esta vez, había descubierto cómo mantener entretenido a Mudkip para que no molestase a más pokémon.
    —Ten cuidado con mi gorra, ¿eh?
    El pokémon caminaba alegremente con la gorra negra y blanca de Byron colocada en su cabeza.
    —“No hay duda, es especial —pensó el entrenador—. Un Mudkip normal, ¿puede aprender acua jet? Este pokémon es, sin duda, excepcional” —miró a su Mudkip. Tenía la vitalidad de un niño, de lo que realmente era. Pero en su interior, Mudkip escondía un poder enorme.

    Una sombra cubrió de repente la vía. Byron se detuvo y miró arriba, admirando lo que frente a él se alzaba.
    —Chicos… bienvenidos al Monte Plateado —sonrió, y a paso firme, entró en el monte a través de una cueva.


    Curiosidad: Más que una curiosidad, voy a dar un apunte sobre algo que hago mucho al escribir este fic, llamadlo técnica de escritura. Por lo general, la respuesta a muchas incógnitas está delante de vosotros, y yo la "camuflo" mencionando cualquier detalle que llama más vuestra atención y os hace no daros cuenta de lo realmente importante. Sé por vuestros comentarios que mi técnica funciona.
     
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    CAPÍTULO 40: La maldición de Johnny (Melly).

    Atravesaron al fin la dichosa cueva los coordinadores, adentrándose en Pueblo Espectro.
    Un siniestro pueblo que hacía honor a su nombre, por macabro que suene: se rumoreaba que, en su cementerio, el más famoso de Nova, no precisamente por su arquitectura, había almas en pena vagando. De entre ellas, un alma en particular aterrorizaba al pueblo. El alma de un niño que murió bajo extrañas circunstancias. Un pequeño que apareció muerto un buen día. Desde que murió, se dice que todo pokémon que alcanza, no vuelve.
    Por eso, cada vez menos gente vivía en el pueblo. Por la maldición de Johnny, el niño que murió y allí yace enterrado.

    —¿Has oído la leyenda de Johnny? —preguntó macabro Kyle, mientras él y su compañera descansaban en el centro pokémon, sentados en uno de los sillones.
    —No, por favor —dijo seriamente Melly—. No me gustan las historias de fantasmas.
    Kyle se rió.
    —¿En serio? ¿Te dan miedo los fantasmas? —dijo algo burlón.
    La chica se irritó un poco, y volvió la cabeza.
    —En este pueblo, en el cementerio, hay un niño…
    —¡Kyle, no! —gritó ella, tapándose los oídos.
    Kyle se acercó bromeando a la chica, pegándose a su oído.
    —Johnny murió no hace mucho, en extrañas circunstancias, y desde entonces, su alma vaga —Melly dio un fuerte respingo, cayendo sin quererlo en el sofá boca arriba, y cayendo irremediablemente Kyle sobre ella.
    Ambos permanecieron un tiempo así, ignorando a la poca gente que allí había, que les miraba. Kyle sonrió, mientras que Melly se sonrojó.
    —Eh… —suspiró ella.
    —Oh, perdón, lo siento mucho —dijo el polifacético, incorporándose—. ¿U-Un paseo? —propuso, nervioso.
    Melly asintió, sonrojada y con una leve sonrisa dibujada. Manaphy, sentado mientras esto pasaba en un sillón, miró alegremente al chico, comprendiendo lo que sentía.

    Dieron un pequeño paseo por el lugar. Pero entonces, algo les sorprendió: un grupo de gente se acumulaba en un rincón, viéndose el flash de las fotografías y a alguna que otra chica gritando eufórica.
    Melly no pudo evitar acercarse.
    —¿Qué está pasando aquí? —preguntó Kyle, en lo que le pareció un extraño déja vu.
    Un chico pelirrojo, sin voltearse, le contestó:
    —Es Eric, el famoso coordinador.
    Kyle miró al chico, que se giró al ver que le observaba.
    —¡Jeray! —exclamó Kyle.
    —Oh, otra vez tú —dijo él.
    Mientras los hermanos discutían como era costumbre, Melly prestaba atención a Eric, que se veía acosado por la gente.
    —Tranquilícense, por favor —dijo tratando de librarse de ellos.
    Un reportero le preguntó:
    —¿Hará una aparición estelar en el concurso de Trigal? ¿Otra exhibición, tal vez?
    Eric respondió educadamente.
    —No, son otros los motivos que me traen aquí. Estoy simplemente de paso, pero ya que visito Pueblo Espectro, me interesaría indagar en el famoso “fantasma” del que tanto hablan.
    Varios ciudadanos que estaban con la multitud se alteraron.
    —¡Johnny! —exclamaron.
    —Sí, ese Johnny, el pobre niño —explicó el coordinador—. Siempre me han inquietado las leyendas urbanas, y me gustaría comprobar con mis ojos que ese fantasma ladrón de pokémon existe. Y de ser así, ayudarle, ¿por qué no?
    La tranquilidad y educación con la que hablaba Eric sorprendía a todos.
    —Pero eso es peligroso —advertía alguien.
    —¡Roba a los pokémon! —informó otra persona.
    Eric trató de explicar que no tenían de qué preocuparse y pidió que, por favor, le dejasen vía libre.
    Poco a poco, la gente se apartó, y Eric comenzó a caminar rumbo al cementerio, bajo la atenta mirada de todos.
    Melly, Kyle y Jeray se quedaron mirándole atentamente, admirándolo.
    —Es el mejor —alabó Melly—. ¿Habéis visto lo valiente que es?
    —Sí, sí, igualito que tú —dijo Kyle mirando de reojo a Jeray.
    Éste se irritó.
    —Engreído.
    Y volvieron a discutir otra vez, mientras Melly los veía, riéndose.

    Mientras tanto, escondidos tras una abandonada casa.
    —¿Has visto eso? —dijo uno de los hombres.
    —¡Oh, ya lo veo! Eric, el mejor coordinador de todos —contestó admirada la chica de pelo azul.
    —Exacto —volvió a recalcar el pelirrojo—. Y sabes qué vamos a hacer, ¿verdad?
    Ella asintió.
    —¡Pedirle un autógrafo!
    Los otros dos se cayeron al estilo animé.
    —¡No, idiota! Secuestrarle… ¿sabes la recompensa que nos podrían dar por él?
    —Rot, ¿sabes de quién estás hablando? —preguntó el cauteloso peliverde.
    —Sí, sí, es muy fuerte y bla bla bla —dijo sarcástico Rot—. Pero le atacaremos por sorpresa.
    —¡Y le obligaré a firmarme un autógrafo! —exclamó la chica con los ojos en corazones.
    —Lo que tú quieras, Blau. ¿Vamos, pues?
    Grün, el peliverde, asintió, no del todo convencido. Y, discretamente, se adentraron en el cementerio.

    Todo esto pasaba mientras Jeray y Kyle discutían y Melly los miraba atenta, para ella eso era cómico. Manaphy, en el suelo, miraba también al dúo, cuando algo pareció llamarle. Miró a su derecha, y creyó oír algo.
    —¿Mana? —preguntó, agudizando su oído.
    Algo parecía llamarle, algo que no tenía forma, sólo voz.
    Inconsciente de lo que hacía Manaphy comenzó a seguir la voz…

    —¡Serás engreído! —reprochó Jeray.
    —Lo que quieras, lo que quieras —dijo arrogante Kyle—. Pero aquí el que gana siempre, soy yo.
    Melly trató de hacerse oír, con voz preocupada.
    —Chicos…
    Pero no la escucharon.
    —Cuando te gane, ¡verás! —exclamó Jeray.
    —Claro, para el 1350 después del Choque, ¿no?
    —¡Estúpido!
    Melly, dando una palmada, llamó la atención de los otros dos.
    —¡Manaphy no está! —dijo muy preocupada.
    Kyle comprobó con su vista que era cierto.
    —¿A dónde ha ido? —se preguntó Jeray.
    Melly se encogió tristemente de hombros.
    —¡Hay que encontrarle!
    Kyle tragó saliva.
    —Pu-Puede haber sido… Johnny.

    En el cementerio, Eric avanzaba tranquilamente, en dirección a la tumba de Johnny. Caminaba indiferente al miedo, sin saber que era observado de cerca, y no precisamente por fantasmas.
    —¿Saltamos ya? —se preguntó Blau.
    —Mejor esperamos —sugirió Grün— al momento justo.
    —Ciertamente es inquietante —comentó Rot—. Preparemos el ataque combinado. ¡Foongus y Buizel!
    —¡Emolga y Pachirisu! —envió Blau.
    —Drilbur, Houndour, adelante —sacó Grün.
    Los tres vieron como Eric se inclinaba frente a una lápida en concreto, mirándola atento.
    —¡Ahora! —exclamó Rot, y los seis pokémon saltaron, atacando en conjunto con chispas, ascuas, esporas, pistola agua y ataque arena.
    Eric a penas tuvo tiempo para girarse.

    Melly caminaba agarrada al brazo de Kyle, mientras que Jeray, muy asustado, se agarraba disimuladamente a la mochila de su hermano. Los tres avanzaban por el cementerio.
    —¡Manaphy! —llamó Kyle.
    —¡Manaphy! —gritó Melly.
    Siguieron caminando por largo rato, oyendo “ruidos” producto de sus imaginaciones continuamente. Finalmente, se pararon frente a una tumba.
    —Johnny Williams —leyó Kyle—. ¿Creéis que ha sido él?
    Melly negó con la cabeza.
    —No lo sé, pero quiero a mi Manaphy.
    Jeray dio un pequeño salto.
    —¿O-Oís eso? —preguntó Jeray.
    Todos callaron, y entonces se oyeron claramente unos susurros.
    —Uuh…
    —Ooh…
    —Iih…
    Melly se abrazó a Kyle, muy asustada. Éste, sonrojado, la abrazó también, consolándola.
    —Tranquila, no es nada. Será el viento.
    Jeray se había agachado.
    —¿Ya estás asustado, nenaza? —acusó Kyle.
    —Cállate, bobo. Aquí hay algo raro… —tocó algo en la lápida de Johnny. Ésta comenzó a moverse, dejando ver un estrecho agujero que había bajo ella.
    Kyle se asomó al agujero, y con un gesto, animó a los otros dos a bajar. Melly, aunque asustada, decidió bajar, por Manaphy.
    —Os esperaré fuera —propuso Jeray, acobardado—. Eeh, ¡vigilaré!
    Kyle se rió.
    —Como quieras, gallinita.
    Y la pareja bajó, mientras Jeray escuchaba continuamente los ruidos.
    —Uuh…
    —Ooh…
    —Iih…

    Entre un cúmulo de hojas que había a pocos metros de la tumba de Johnny, un pintoresco grupo yacía tumbado, abatido.
    —Uuh… —se quejó Rot.
    —Ooh…— murmuró malherido Grün.
    —Iih…— se resentía Blau de sus heridas.
    Sus pokémon yacían también abatidos, debilitados en el suelo.
    —Sabía que no era buena idea —dijo entrecortadamente Grün.
    —Oye, ya, ¡cállate! Me duele todo —se quejó sin poder moverse la peliazul.
    —¿Cómo pudo ese tío reaccionar tan rápido? —gruñó Rot.

    ***FLASHBACK***

    —¡Atacad! —gritaron los Team Rocket Pro al unísono.
    A penas tuvo tiempo para girarse, pero Eric no necesitó hacerlo. Con una elegancia que se igualaba a su rapidez, lanzó una ball hacia los agresores.
    Scolipede salió y propinó un cola veneno tan sumamente poderoso que barrió todos los ataques y tumbó a entrenadores y pokémon a la vez, con su gran tamaño. Salieron a volar y cayeron en el matojo de hojas.
    Eric simplemente regresó a su pokémon y continuó, sin siquiera hablar, leyendo la lápida.

    ***FIN DEL FLASHBACK***


    Estaban entrando los coordinadores en el agujero, dentro del cual, en una enorme sala subterránea, había un montón de pokémon junto a una máquina. A su lado, Eric.
    —Oh —se sorprendió Eric—. Qué bien que venís. Os recuerdo de Porcelana —sonrió.
    Ellos no supieron ni qué decir. Estaban en shock.
    —Esta máquina que aquí veis es, en realidad, el famoso “fantasma de Johnny”.
    Ellos no comprendieron muy bien a qué se refería. Eric continuó explicándose.
    —Es normal que los humanos no lo percibamos bien, pero fíjate en tu Manaphy, chica. Está aquí, tan embelesado, que ni se ha fijado en ti.
    Melly miró a Manaphy, que estaba como atontado.
    —La máquina en cuestión —explicó el coordinador legendario—, emite un aroma tan sumamente delicioso para los pokémon que lo huelen desde muy lejos y los atrae. Similar al producido por el ataque “dulce aroma”. Es por eso que los pokémon vienen aquí, como hipnotizados. El aroma sale por las pequeñas aberturas de la lápida, y se extiende por los alrededores. El pobre Johnny descansa en paz, no roba absolutamente nada.
    Melly y Kyle asintieron.
    —Está claro que quien puso aquí la máquina trataba de robar a los pokémon echándole la culpa a Johnny. Se aprovecharían claramente de la falsa leyenda que corría por ahí, haciéndola realidad.
    Kyle avanzó, y comenzó a husmear la máquina. Intentó desconectarla, pero al no comprender muy bien cómo hacerlo, comenzó a patearla y golpearla, hasta dejarla completamente inservible.
    —Listo —dijo, heroicamente. Los pokémon, poco a poco, comenzaron a reaccionar—. Se acabó la maldición.
    Eric sonrió, mientras Melly abrazaba de nuevo a su Manaphy.
    —Explicaré la verdad sobre Johnny a los medios de comunicación. Así el pueblo recuperará su auge.
    Melly asintió.
    —Nosotros llevaremos los pokémon al centro, para que sus dueños los recojan.
    Eric también asintió.

    Fuera del agujero.
    Jeray seguía oyendo el ruido, ese extraño ruido que tanto le asustaba. Aterrado, sacó a su Golem.
    —¡G-Golem, ataca allí con lanza rocas!
    Golem no comprendía, pero obedeció. Jeray quería golpear a los “fantasmas”, atacando al lugar de donde provenía el ruido. Arrojó una enorme roca, que hizo levantarse por varios metros las hojas que allí había, a demás de algo más.
    —Auuh… —se quejó Blau, que ahora estaba en un árbol por el impulso de lanza rocas, entre las hojas del mismo. Los otros dos también estaban allí.
    —Al menos esta vez no hemos volado —afirmó Rot.
    Grün vio como un Pineco, feliz y alegre, se acercó a ellos.
    —Oh oh —dijo, sin poder moverse por el dolor —. Pineco, bonito, ¡no explotes!
    Pineco, tan feliz, usó explosión.

    El trío salió volando.
    Una vez más.


    Curiosidad: Los nombres del cómico trío Rocket Pro son Rot, Blau y Grün, que, en alemán, significan Rojo, Azul y Verde, color de sus respectivos cabellos.
     
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    MrJake

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    Nova, aventuras en la nueva tierra pokémon
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    CAPÍTULO 41: El controlador de las aguas: Jake VS Poseidón (Jake)

    —Mi plan no ha salido bien, vaya —se lamentaba Hades, inclinado sobre su atril, él solo en la gran sala de reuniones de los comandantes—. Pero no hay de que preocuparse. Falta aún uno… y sin ella, no sirve de nada, ¡de nada! —siniestramente, se separó poco a poco de su asiento, y comenzó a caminar.

    Cronos estaba sentado en su trono, frente a varias pantallas que le mostraban todo lo que sucedía.
    Una de las varias guaridas del equipo Neutrón, una guarida escondida dónde parece estar a la vista de todos, en pleno Monte Plateado, escondida. Ningún transeúnte se imagina que al pasar por ahí es observado por cámaras perfectamente colocadas y disimuladas.
    —Je, aquí llega —dijo mientras observaba como un chico rubio y de negras ropas y gorra entraba en el Monte—. Estoy deseando que empiece la función.
    Entonces entraron en la sala tres individuos.
    —Señor Cronos —empezó a hablar la mujer vestida de verde y marrón, con motivos florales y de hojas.
    —El último trío ha sido atrapado, señor —comunicó el chico de vestimenta llena de plumas y truenos.
    El hombre de vestimenta marinera sólo sonreía bajo su sombrero.
    Cronos se giró en su asiento para mirarles.
    —Bien, muy bien —alabó—. Estamos cada vez más cerca. Articuno, Zapdos, Moltres, Lugia, Entei, Raikou, Suicune, Ho-Oh, Celebi, Kyogre, Groudon, Rayquaza, Regirock, Registeel, Regice, Regigigas, Azelf, Uxie, Mesprit, Shaymin, Cresselia, Darkrai, Cobalion, Terrakion, Virizion, Keldeo, Tornadus, Thundurus, Landorus… y creo que no me olvido de ninguno —citó—. Tenemos una larga lista de legendarios que hay que completar.
    —Los hermanos ladrones fracasaron al intentar atrapar al Elemento 03, señor.
    —Llámale Manaphy, odio esa nomenclatura —confesó el Titán—. Eso son las tonterías de Apolo —dejó de divagar—. Esos niños son muy buenos, pero han fracasado. Supongo que Melly va a dar más problemas de la cuenta… ¿funcionó el plan de Johnny?
    Poseidón negó con la cabeza.
    —No, señor. Melly también se dio cuenta de lo que sucedía. No conseguimos llevarnos a Manaphy. La máquina quedó destrozada.
    Hubo un incómodo silencio.
    —Hades —habló al fin Zeus— planeaba esperar para leerle la mente al amigo de Melly y así saber del paradero de Phione. ¿Por qué no esperamos? Si robamos ahora a Manaphy, puede que… —fue bruscamente interrumpido.
    —Apolo es Apolo y yo soy yo. Y mis órdenes no son esperar —Cronos inspiró—. Debemos ocuparnos de otras cosas —cogió unos papeles—. Apolo me ha pasado los nuevos planes. Vamos esta vez a por dos legendarios, una pareja. Él los llama “Elementos Z-a y Z-b”. yo, prefiero Latias y Latios —le dió los papeles a Deméter—. Ya sabeis lo que os toca. Deméter irá a por Latias, y Zeus a por Latios.
    Poseidón inclinó la cabeza a un lado.
    —¿Y yo?
    Cronos sonrió muy maliciosamente.
    —Para ti tengo otros planes. Vas a encargarte de uno de nuestros enemigos más peligrosos… Jake.
    Poseidón sonrió también, ardiendo en deseos de machacar a Jake. Los tres comandantes salieron de la zona.
    De nuevo Cronos miró a las pantallas, observando al chico de negro.
    —Ay, Byron, Byron —crugió los de dedos de sus manos—. Que sorpresita te vas a llevar.
    Y salió de la sala, riendo malvadamente.


    Estaba Jake caminando tranquilamente por Nueva Porcelana. Por primera vez en mucho tiempo, podía dar un tranquilo paseo sin preocuparse de nada más.
    Al menos, por un corto tiempo.
    Era inevitable fijarse en el grandísimo barco que había atracado recientemente en uno de los muelles. Un gran barco blanco y azul, aparentemente vacío, cuyo propósito allí no estaba claro.
    Aunque llamaba la atención de mucha gente, a menudo lo acababan ignorando debido a la inactividad que mostraba.
    Pero Jake no era como la mayoría de la gente.
    Supo instantáneamente que ese barco tramaba algo. Por eso se acercó, y al verlo de cerca confirmó sus sospechas al observar una N azul en un costado del navío.
    Sabiendo quién estaba allá dentro, Jake quiso entrar, desafiante. Se hubiese colado, en circunstancias normales. Pero no hizo falta, puesto que, cómo si lo estuviesen esperando, el puente estaba colocado y la puerta abierta, listo para que cualquiera entrase.
    Jake entró, dispuesto a todo. Caminó ocultándose, pensando que, como en el avión, tendría que trazar un plan de avance para evitar ser atrapados.
    Pero no había nadie que le pudiese frenar.
    A Zoroark le parecía ciertamente extraña la situación. Y no era para menos.

    Ya avanzando extrañados por el barco, llegaron por fin al camarote del capitán. Cómo no, allí esperaba Poseidón, de pie y con una ball en las manos. A sus espaldas, estaban, amordazados por la extraña red que solían utilizar, Tornadus, Thundurus y Landorus.
    —¡Poseidón! —gritó Jake— ¿Qué tramas?
    Poseidón se rió malévolamente.
    —¿Qué haces con esos pokémon? —dijo, mirando a los debilitados pokémon de las nubes.
    —Quiero proponerte un trato —dijo amenazando con su pokéball—. Un combate, completo, seis contra seis. Si ganas, liberaré a estos tres. Si gano yo… —la puerta del camarote se cerró, y alrededor de Jake aparecieron barrotes que lo enjaularon—. Te vendrás conmigo. En realidad, no es ningún trato —se rió nuevamente—. Es sí o sí.
    Jake estaba enfadado.
    —¡Adelante, Lucario! —envió.
    Poseidón lo miró malévolamente.
    —Sal, Seismitoad.
    Los pokémon se miraron fijamente, dispuestos a combatir. Lucario mostraba tal confianza y serenidad que permanecía quieto con los ojos cerrados.
    —Je. ¡Surf!
    Cabalgando una ola, Seismitoad se lanzó contra Lucario.
    —Ahora, Lucario —ordenó Jake, aburrido.
    Lucario desapareció justo antes de que le diese la ola, para aparecer sobre la misma, propinando una fortísima patada a Seismitoad.
    —¡Psíquico! —continuó atacando Jake.
    El pokémon de Poseidón comenzó a alzarse en el aire.
    —Remata con esfera aural.
    Y la esfera fulminó a Seismitoad.
    Lucario no había abierto los ojos en todo el tiempo.
    —Está bien, no esperaba menos de ti, Jake —regresó a su pokémon—. Elijo a Pelipper.
    Pelipper salió dispuesto a pelear.
    Jake miró fijamente a Poseidón.
    —¿Por qué haces todo esto, Poseidón? ¿Venganza?
    El comandante se sobresaltó.
    —¿No soportabas ver como tu hija, Rewta, era encarcelada, verdad? Pensabas vengarla cumpliendo tú con su plan, ¿es eso?
    Poseidón escondió su mirada bajo su sombrero.
    —¡Hidrobomba! —ordenó, haciendo caso omiso a Jake.
    El ataque golpeó a Lucario, que aguantó con entereza, y comenzó a caminar soportando el ataque.
    Cuando Lucario quedó justo frente a frente de Pelipper, lo golpeó con su mano abierta, en un ataque palmeo. El pájaro calló al suelo paralizado.
    —¡Pelipper! —exclamó Poseidón.
    —Remátale. Puño trueno.
    Su puño se tornó amarillo y chorreaba chispas. Golpeó con mano dura el cuerpo de Pelipper, que tuvo unas convulsiones antes de debilitarse.
    Poseidón regresó a su Pelipper y miró amenazante a Jake.
    —Poseidón, no eres consciente de lo que realmente pasa con tu hija —trató de explicar Jake.
    —¡Cállate! —gritó el comandante—. ¡Carracosta, acaba con este engreído!
    La enorme tortuga prehistórica se mostró fuerte y con entereza.
    —Está bien —dijo Jake al ver que Poseidón no atendía a razones—. ¡Vuelve, Lucario! —agarró otra ball—. ¡Snorlax!
    El enorme pokémon imponía mucho más que su adversario.
    —No nos asustas —habló Poseidón, por primera vez con un tono nervioso—. ¡Roca afilada!
    Rocas afiladas como puñales emergieron del suelo. Rasgaron a Snorlax, pero éste ni se inmutó.
    —Megapuño.
    Poseidón enarcó las cejas.
    —¿Megapuño? Ese ataque no le hará nada a la rocosa coraza de Carracosta.
    Pero Snorlax golpeó con tal fuerza a su enemigo que lo mandó a volar. Cuando cayó, trató de incorporarse.
    —¡Hiperrayo! —gritó Jake.
    —¡Hidrobomba! —ordenó Poseidón.
    Los dos ataques colisionaron, en una pelea por ver cuál era más poderoso.
    —¡Usa al mismo tiempo lanza rocas! —exclamó Poseidón.
    Sin dejar de emitir el fuerte chorro de agua por la boca, la tortuga lanzó con sus aletas varias rocas contra Snorlax.
    El pokémon de Jake comenzó a perder la concentración al recibir el impacto de las rocas, y el hidrobomba tumbó a Snorlax.
    —¿Estás bien? —preguntó Jake. Su pokémon asintió, mientras trataba de incorporarse. Pero justo cuando lo hizo, Carracosta golpeó fuertemente en su cabeza con un giga impacto. No sin antes recibir un fuerte megapuño.
    Ambos se debilitaron.
    —Vuelve —dijeron los entrenadores al unísono.
    —Sal, Jellicent —envió Poseidón, sacando a un Jellicent macho.
    —Adelante de nuevo, Lucario —sacó Jake.
    Nuevamente Lucario se preparó para la batalla, mientras el siniestro pulpo flotaba como un fantasma que era.
    —Usa bola sombra.
    Jellicent preparó una sombría bola de tinieblas, que lanzó contra su enemigo.
    —Pulso umbrío, y luego cúbrete.
    Lucario lanzó pequeñas esferas oscuras que salieron disparadas, golpeando a Jellicent. Mientras, Lucario soportaba el bola sombra.
    —¡Se acabó! —Poseidón estaba irritado—. ¡Rayo hielo!
    —Puño hielo.
    El puño de Lucario se tornó azul y emitía frío y un gélido vaho. Todo el rayo hielo impactó en el puño, que lo congeló haciendo una especie de “guante” helado. A continuación golpeó a Jelicent, rompiendo su guante de hielo y acabando con Jellicent, al que le brillaron los ojos siniestramente antes de caer.
    Lucario se estremeció, y cayó después.
    —Un mismodestino, interesante —dijo Jake devolviendo al debilitado Lucario a su ball.
    Poseidón ignoraba los comentarios de Jake, simplemente, quería combatir. A pesar de que claramente estaba perdiendo.
    —¡Samurott!
    El gran pokémon preparó la afilada punta de la concha que le servía de gorro.
    —Zoroark, te toca.
    Zoroark dio varios pasos al frente.
    —Samurott, concha filo —ordenó Poseidón, y Samurott dio un tajo que evitó el pokémon ilusionista por muy poco.
    Jake miró a los tres aprisionados pokémon. Una brillante idea se le ocurrió.
    —¡Zoroark, ve hacia Landorus!
    El pokémon siniestro saltó sobre Samurott y se lanzó contra el genio volador, tocándolo.
    —¿Qué diantres…?
    Jake sonrió, mientras Zoroark comenzaba a tomar la forma de Landorus.
    —Ya veo —sonrió Poseidón—. Samurott, escaldar.
    El agua hirviendo salió disparado contra el maestro de las ilusiones, que, transformado en uno de los genios flotantes, lo evitó, volando. Colocándose justo sobre él, se lanzó, aún bajo su forma ilusión, contra Samurott, usando tajo umbrío.
    El inicial de agua quedó malherido.
    —Ya me tienes harto, Jake —dijo Poseidón, de nuevo con su tranquilidad natural—. ¡¡Hidrocañón!!
    De nuevo el potentísimo chorro de agua fue evitado por la agilidad natural de Landorus. Nuevamente se colocó sobre Samurott, y recuperando su forma original, Zoroark usó bola sombra.
    Una esfera sombría que debilitó a Samurott.
    Poseidón agachó la cabeza, mientras regresaba a Samurott.
    —Admítelo —presionó Jake aún enjaulado—. Vas a perder. Estás en una organización criminal por tu hija, pero, ¿puedes fiarte de ella?
    Poseidón alzó las cejas.
    —¿De qué diantres hablas?
    Jake sonrió, y esta vez fue él quien se centró únicamente en el combate.
    —Vamos. Aún te queda un pokémon.
    Poseidón agarró con fuerza su buceo ball, la que contenía a su último y más fuerte pokémon.
    —¡Adelante, Milotic! —exclamó liberando a una bella serpiente marina que lucía un elegante porte solemne.
    —Ajá, un Milotic. Gran pokémon, y muy raro. ¡Zoroark, garra umbría!
    —Milotic, rayo hielo.
    El hielo congeló los pies de Zoroark, que quedó inmovilizado en el suelo.
    —Te tengo.
    Poseidón creía que Zoroark estaba acabado. Ordenó a Milotic que rodease con su cuerpo de serpiente a su enemigo. Pero Jake, esbozando una sonrisa, dijo.
    —¡Pulso noche!
    Concentrándose, Zoroark comenzó a liberar una terrible energía morada que hacía vibrar todo el barco. Era su ataque especial y más potente, traduciéndose en una onda expansiva que golpeó por todas las partes de su cuerpo a Milotic, hiriéndolo de gravedad hasta debilitarlo.
    Poseidón quedó mudo.
    —Pero…
    —Creías que por congelarle los pies a Zoroark ibas a ser capaz de ganarle, ¿no? Olvidabas que no hace falta moverse para atacar. Además, podría moverse en cuanto quisiese, ¿te lo demuestro?
    Zoroark se transformó de nuevo en Landorus, perdiendo sus piernas y así librándose de su prisión.
    Jake miró algo compasivo a Poseidón.
    —Supongo que ser padre es algo duro. Imagino que adoras a tu hija y que llegarías hasta el fin del mundo por ella. Pero, Poseidón, ella planea traicionarte, de alguna manera.
    El comandante alzó la cabeza repentinamente.
    —No te miento. Es la verdad, ella misma lo confesó. No sé lo que planeáis, ni lo que planea la vieja élite, pero sus planes son distintos a los vuestros. Se están aprovechando de vosotros, los comandantes.
    Poseidón no sabía que creer.
    —Ahora, cumple con tu parte del trato y libera a esos pokémon.
    Poseidón negó con la cabeza, algo decepcionado.
    —No puedo hacer eso —Jake no se sorprendió ni lo más mínimo, puesto que esperaba algo así—. El plan original era capturarte a ti y a ese molesto zorro tuyo. Lo de luchar ha sido todo por pura decisión mía. Pero, aunque no puedo liberar a estos Elementos, ¿sabes qué? —pulsó un botón, y las rejas que rodeaban a Jake desaparecieron—. Te dejaré ir.
    Jake lo miró extrañado.
    —No discutamos más, sal del barco. Zarparé en seguida, no volveré por aquí.
    Jake miró a los tres pobres pokémon que estaban atrapados.
    —Supongo que sería inútil tratar de salvarlos ahora.
    Poseidón afirmó con la cabeza.
    —Totalmente, tengo este mando —dijo, mostrándole el mando con el que bajaba y subía las rejas—. Sal ya del barco, demasiada bronca me voy a llevar ya por no haberte atrapado.
    Y Jake, asintiendo, salió poco a poco del barco, diciendo antes unas últimas palabras:
    —¿Volveremos a vernos? Sea como sea, Poseidón, tú no eres un mal hombre. Si estás metido en esto, es por Rewta. Pero debes tener cuidado con ella. El poder la ciega. Asegúrate… de que luchas por algo que realmente vale la pena.
    Jake salió, y el barco zarpó.

    Mientras el navío partía, Poseidón estaba cabizbajo y algo triste.
    —Rewta, ¿es verdad eso? —preguntó al aire.
     
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    CAPÍTULO 42: Cronos (Byron)

    El chico de negra chaqueta se adentró muy decidido, acompañado de Gallade, en las entrañas del Monte Plateado. Había sacado a varios de sus pokémon para que le ayudasen durante su trayectoria. Concretamente, eran, sin contar al compañero de Byron, Lampent, quien iluminaba la zona, y Axew, que derrotaba a los pokémon salvajes, aprovechando así para entrenarse.
    Por alguna extraña razón, el entrenador sentía que lo observaban.

    En una profunda parte del monte, un hombre caminaba por una improvisada base.
    Varias personas que rondaban la zona se pusieron firmes al verle pasar. Él simplemente les ignoró, y se dirigió a dos de ellos en concreto.
    —Tú y tú —les dijo. Ellos tragaron saliva—. Quiero que hagáis algo.
    —D-Díganos, s-s-señor Cronos —tartamudeó uno de ellos, muy erguido.
    El Titán sonrió macabramente.
    —Vais a salir ahí fuera y vais a atraer la atención de Byron… el chico rubio que va de negro. Traedle aquí, a la base, pero que no sospeche —crujió sus dedos—. Tengo algunas cuentecitas pendientes con él.
    Los dos hombres asintieron, algo asustados.

    Mientras esto pasaba, Byron avanzaba por el monte, admirando la fauna pokémon que podía allí encontrarse.
    Pero uno de esos pokémon salvajes llamó su atención particularmente.
    —¿Hmm? ¿Y ese pokémon? Creo que no es propio de esta zona.
    Husmeando alegremente una roca, se encontraba un Tangela, que saltó de un lugar a otro, muy inquieta.
    —Es un Tangela, um… —dudó un momento—. Tengo un pokémon fuego, uno agua y, la verdad —asintió—, ¡uno planta me vendría de perlas! ¡Garra Dragón, Ax!
    Axew atacó, pero el pokémon lianudo saltó ágilmente evitando el ataque. Ignorando por completo a Axew, continuó saltando en dirección a la salida del monte.
    —¡Eh, no huyas! —gritó Byron, que lo hubiese perseguido, de no ser por una inoportuna aparición.
    —¡Eh, niño! —gritó un hombre vestido de blanco completamente, con un curioso gorro y una N negra en el pecho, además de varios adornos negros en los pantalones.
    A su lado había otro hombre vestido igual.
    —¿Equipo Neutrón? —dudó Byron, mientras veía como Tangela se marchaba.
    —¡Ejem! —tosió el otro hombre—. División Blanca de Administradores del equipo Neutrón. Somos de lo mejorcito de los reclutas, amigo. No pertenecemos a ninguna patrulla, somos independientes, obedeciendo sólo órdenes de los Titanes.
    Byron bostezó.
    —La verdad es que no me interesa demasiado, ¿eh? Si no os importa, la salida está justo ahí, y me gustaría irme de este monte.
    Ellos dos se miraron, y rápidamente el de la derecha sacó una red de esas que solían utilizar para atrapar legendarios, la cual envolvió a Axew, al que secuestraron, saliendo a correr con él a cuestas.
    —¡¡Eh!! —gritó Byron corriendo tras ellos—. ¡¿Cómo os atrevéis?! ¡Soltadlo!
    Los persiguió durante un breve recorrido, hasta que frente a una pared, uno de ellos, el que llevaba a Axew, presionó un botón secreto que abrió una entrada por la que pasó. El otro Neutrón bloqueó la entrada.
    —¡Déjame pasar! —gruñó Byron.
    —Veamos si eres tan bueno como cree el jefe —dijo empuñando dos balls—. ¡Salid, Audino y Watchog!
    Los dos pokémon tipo normal salieron dispuestos a luchar. Byron miró a Gallade y ambos asintieron.
    El pokémon usó teletransporte, y Gallade, al aparecer detrás del administrador, lo agarró del cuello con el brazo, presionando en una parte determinada y haciendo que se desmayase.
    —Guau —exclamó Byron—. ¿Eso ha sido una llave del sueño?
    Los pokémons del entrenador acudieron a su desmayado dueño.
    Byron pudo entrar en la guarida sin problemas.

    La guarida no era más que un largo pasillo que realmente era un túnel horadado en la piedra. A lo lejos pudo ver Byron a su Axew, amordazado. Rápidamente, se acercó a él y lo desató.
    —¿Estás bien, Ax? —preguntó. Su pokémon asintió—. Genial —sonrió—.
    Entonces oyó una voz.
    —Ven aquí, Byron.
    La voz sonaba por megafonía. No estaba claro, por tanto, de donde provenía exactamente la voz. Lo que sí estaba claro, era que Byron conocía esa voz.
    Y la había oído no hace mucho.
    —Al fondo, Byron. Hay un botón en la pared, lo pulsas y ¡vóila! —explicó la voz.
    Byron se sintió muy intrigado, y, caminando a paso lento pero seguro, avanzó hasta que la voz le avisó:
    —A tu derecha.
    Byron palpó la pared y descubrió el botón, que presionó, abriéndose la misma.
    Entró así en una sala en la que habia un gran sillón frente a varias pantallas, que mostraban varias estancias del monte y de la guarida.
    En el sillón había alguien, sentado de espaldas a Byron. Comenzó a hablar.
    —Volvemos a vernos, ¿eh, Byron?
    Byron enarcó las cejas. Esa voz…
    —¿Sabes ya quien soy?
    Byron trataba de encontrar en su memoria al poseedor de esa voz.
    —Verás —habló el hombre sin darse aún la vuelta—, te explicaré algo, por si no lo sabes. En el equipo Neutrón, hay cuatro comandantes. Conoces ya a Zeus, según tengo entendido. Pues bien, por encima de ellos estamos los Titanes, tres en total. Y yo soy Cronos, uno de ellos —giró lentamente su sillón, mostrando su ya conocida cara—. También me llaman Fangy, pero eso lo reservo para mi vida cotidiana.
    Byron quedó con la boca entreabierta.
    —T-Tú…— dijo chasqueando los dientes—. Sabía que no eras trigo limpio.
    Cronos se limitó a sonreír en su asiento.
    —Fangy, un entrenador famoso —comentó el muchacho—. ¿Por qué alguien como tú, famoso, con alto prestigio, está aquí, en el bando del mal, en la ilegalidad? ¿Por qué alguien que, supuestamente, lo tiene todo, dirige un equipo criminal?
    Fangy se echó hacia delante.
    —Precisamente por eso —dijo con un tono siniestro—. Porque lo he conseguido todo, ¿qué más puedo hacer? Como entrenador, llegué a lo más alto, ¡no sabes cómo de aburrida es la vida cuando lo has ganado todo! Pero ahora tengo más aspiraciones.
    —Fangy —se dispuso a decir Byron, pero el aludido le interrumpió.
    —Llámame Cronos, ahora. No te hablo en calidad de entrenador, sino como Titán —miró al techo, y comenzó a divagar—. Cronos, dios del tiempo. Devoraba a sus hijos, ¿lo sabías? —miró con una mirada fría y maniática a Byron—.Lo mismo que hacen mis pokémon con los débiles. Los padres de este… ¡vaya! Ya es un Gallade. Pues eso, sus padres, por ejemplo. ¡Fueron devorados por las mandíbulas de Cronos, el dios que todo lo devora y todo lo consume!
    Byron se irritó hasta explotar.
    —¿¡Quién te has creído!? No eres ningún dios, ¡no eres nada! Eres una de las personas, no, ¡la persona más ruin y miserable que he tenido la desgracia de conocer —extendió su brazo al frente—. ¡Atacad! —ordenó a sus pokémon.
    Fangy sonrió, al ver como Axew, Gallade y Lampent se disponían a atacarle. Sin levantarse, sacó a Feraligatr. Con un protección, frenó a los tres.
    —Hidrocañón.
    Y, con un potentísimo chorro de agua empotró a los tres pokémon contra la pared opuesta.
    Cronos, o Fangy, se levantó lentamente y caminó hasta ponerse justo frente a Byron.
    —Yo conocía a tu padre. Conocí a Flint, hace mucho. Fuimos rivales, y él solía ganarme. Me ganó la última vez antes de morir, ¡y nunca pude pedirle la revancha! Es perfecto tener aquí a su hijo, frente a frente a mí. Je, darte estas palizas es excitante para mí, puro placer.
    Byron no medió palabra, escondiendo tras su gorra sus ojos.
    —Fue un gran entrenador, Flint. Tú no tienes nada en comparación con él. Aún así, Byron, tengo algo que decirte —se acercó a su oído para pronunciar las siguientes palabras—: tu padre y tú sois unos blandos. Nunca podréis ganarme, estoy seguro de que mi Feraligatr acabaría ahora mismo con todo el equipo de Flint él solo.
    Se separó poco a poco de Byron, y este alzó su mirada, y con voz decidida, dijo:
    —¿Sabes que nos diferencia a mi padre y a mí de ti? Que nosotros queremos a los pokémon. Que luchamos por hacernos más fuertes, que somos amigos. Para nosotros no son máquinas de guerra, sino unas criaturas maravillosas —pudo sentir como una energía brotaba detrás de él. Axew estaba caminando, emitiendo un brillo—. Que por mucho que nos derroten, nosotros siempre admitiremos nuestra derrota y aprenderemos de los errores. Nunca nos rendiremos, siempre lucharemos, hasta el final, y no huiremos nunca —Axew estaba evolucionando, colocándose delante de Byron—. Cronos, nosotros tenemos algo que tu perdiste hace mucho: un corazón.
    Y, envuelto en un halo de luz, Axew, ahora un Fraxure, saltó aparentemente contra Feraligatr, pero en lugar de golpearlo a él, golpeó las pantallas, destrozándolas.
    —¡¿Qué haces?! —gritó Cronos.
    Fraxure pulsó un botón rojo, y un ruido de alarma comenzó a sonar.
    —¡Estúpido, eso era la autodestrucción de emergencia! ¡Todos saldremos volando por los aires! —gimió Cronos.
    Fraxure saltó hacia Byron, golpeando esta vez a Feraligatr en un ojo, creándole una cicatriz en el mismo.
    Byron negó con la cabeza, agarrando la mano de Gallade y la de Fraxure, y este último agarrando a Fraxure.
    —No, nosotros no volaremos por los aires.
    Y Gallade usó teletransporte.
    Indiferente a las profundas palabras de Byron, Cronos volvió a sentarse en su sillón y presionó un botón oculto, regresando antes a Feraligatr.
    —Ni yo tampoco —y el sillón se convirtió en una cabina que se hundió y comenzó a andar bajo tierra.

    Ya fuera del monte, Byron oyó un pequeño estruendo. Gallade estaba algo preocupado, a pesar de todo lo que Cronos les había hecho.
    —Tranquilo —dijo Byron—. No ha muerto. Estoy seguro de que volveremos a vernos. Y, algún día, pagará por todo lo que hizo —se recolocó su mochila, y recuperó su actitud alegre—. A su debido tiempo. ¿Nos vamos?
    Los pokémon de Byron sonrieron, motivados.
    Y el grupo siguió su camino, ya en la zona centro de Nova, otra vez.
     
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    MarXelooo

    MarXelooo Entusiasta

    Tauro
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    Oka, creo que ya es momento de que te comente otra vez.
    ¿¿Y la curiosidad del capitulo?? Jajajaja seguro debes estar pensando "fallo una ves y me la cobran al minuto" Jajajaja Lo decia por que me extraño que no estuviera, pero debio ser que simplemente no habia nada que poner. Lo entiendo ^^
    Mmmm... ¿En serio se nos escaparan los detalles importantes? De pronto hay cosas del fanfic que dejan intrigado, pero decido no ponerlas para no dar guiños que puedan arruinar la secuencia de otro lector. Es como decir el final de una pelicula, cuando esta recien esta comenzando.
    La trama y la narracion son como siempre, el aspecto mas destacable de tu historia. La orginalidad de la primera combinada con la fluidez de la segunda. Es agradable leer este fic, se hace ligero y divertido :D
    Ahora, siendo especificos, el capitulo me pareció muy bueno, por tres razones; la primera es que continua la aventura de byron, la segunda es que se revela lo que ya era obvio, Fangy era un titan, y la tercera es que se ve el gran aumento de poder que adquiere el equipo de este protagonista. Se ve un crecimiento significativo en sus pokémon, y sus palabras de confianza hacia ellos fue motivador en verdad.
    Sigo esperando agresión física, cuando Gallade se puso por detrás del soldado o administrador, estaba esperando que le diera un corte mortal atras de su cabeza, pero simplemente le presiona un nerviesito para dejarlo tumbado -_- Eso fue desepcionante, pero bueno, supongo que este tipo de cosas no van con la personalidad de byron.
    Espero saber pronto que es de los demas titanes, tengo una que otra sospecha. Gracias por el buen rato de lectura, espero con ansias el siguiente cap, le toca a Melly no??
    Nos vemos
     
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    MrJake

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    CAPÍTULO 43: Concurso de Nueva Trigal, (1ª Parte) (Melly)

    Al fin los dos coordinadores, acompañados ahora de Jeray, hermano menor y rival de Kyle, habían alcanzado Nueva Trigal, la ciudad donde aguardaba un nuevo concurso para Melly y Jeray, un concurso que Kyle ganó hace tiempo.

    ***FLASHBACK***

    —Señoras y señores, como todos esperábamos, ¡llega la final del concurso de Nueva Porcelana! —exclamaba emocionada la presentadora.
    Dos chicos estaban en sus puestos. Era el primer concurso de ambos, y estaban dispuestos a superarse el uno al otro.
    —En la ronda final —explicó—, tendremos un combate uno contra uno entre Jeray y Kyle, el primero con aún 38 puntos y el segundo con un poco menos, teniendo 32. ¡La cosa está reñida! Que comiencen, pues, ¡las finales de Nueva Trigal!
    Ambos entrenadores se miraron fijamente, sacando a sus Monfernos.
    Los dos pokémon se encararon.
    —¡Rueda fuego!
    El pokémon de Jeray corrió envuelto en llamas, dispuesto a golpear a su rival.
    Kyle solo esperó justo al momento en el que chocarían los dos, para decir:
    —¡Ulrábata!
    El Monferno común se evaporó, usando acróbata. Comenzó a aparecer y desaparecer alrededor de su rival, arrojando un ultra puño al Monferno variocolor, el cual esquivó algunos de los golpes, pero no pudo evitar recibir varios impactos.
    —¡Menuda estrategia de Kyle! —comentó la presentadora—. ¡Los puntos de Jeray han bajado rápidamente hasta 14!
    Jeray se secó el sudor de su frente con la manga de la chaqueta, pensando en algo que hacer.
    —¡Puño fuego!
    —Lo mismo digo.
    Ordenaron los dos, colisonando los dos puñetazos. Sin necesitar ninguna orden, ambos Monfernos electrificaron su único puño libre, chocándolo con el de su enemigo.
    Estaban igualados: dos puños elementales contra otros dos.
    Podrían haberse llevado así durante horas, pero la repentina evolución del pokémon variocolor sorprendió a todos los presentes.
    —¡Ha evolucionado! —exclamó Jeray. Su pokémon, al ser ahora más poderoso, consiguió impactar a Monferno, lanzándolo por los aires.
    —¡Un puño fugo y uno trueno combinados no sienta nada bien! —comentó la presentadora—. ¡Menudo giro de los acontecimientos, señores! ¡Kyle tiene solo 12 puntos, tras esos tremendos golpes!
    Infernape, lleno de energía, se acercó a paso ligero hacia su oponente. Lo apuntó con un ultrapuño, que salió disparado, levantando un profundo polvo.
    Nada podía verse entre la nube de polvo. Solo se vio que, cuando se disipó, Monferno no estaba.
    Kyle miró al cielo.
    —¡Giro fuego en picado!
    Cayendo como un torpedo, el ahora Infernape de Kyle giró sobre sí mismo, cayendo en picado y rodeado de llamas contra su análogo.
    Tocó el suelo con suma elegancia, luciendo su nueva forma con orgullo.
    Infernape variocolor aún tenía fuerzas. Pero de nada servía:
    —¡Los puntos de Jeray llegaron a 0! ¡El ganador es Kyle!
    Kyle sonrió maliciosamente. Su hermano estaba arrodillado en el suelo, derrumbado.

    ***FIN DEL FLASHBACK***

    Melly se inscribió, muy contenta. Detrás de ella, lo hizo Jeray.
    —¿Qué pokémons vais a usar? —sintió curiosidad Kyle.
    Y ambos entrenadores, como si estuviese hablado anteriormente, respondieron al mismo tiempo, diciendo lo mismo:
    —Es un secreto.
    Y ambos se adentraron en su respectiva sala de entrenamiento, mientras que Kyle esperaba pacientemente en la sala de espera.
    Un hombre siniestro, con una máscara y ojos más atemorizantes aún, de color rojo, se sentó al lado de Kyle.
    Éste lo miró.
    —Ey, te conozco. Eres Mask, ¿no? Combatimos en la semifinal del concurso de Porcelana.
    Mask no medió palabra.
    —¿Participarás aquí también?
    No hubo respuesta, solo miraba al frente.
    —Este concurso es especial, su normativa no es común. Aquí, la puntuación que obtengas en la primera ronda serán tus “vidas”, ¿sabes? —se percató de que no le estaba prestando atención, pero el siguió hablando—. Eso quiere decir que en los combates, cuando un concursante “pierde” puntos, los pierde literalmente. Si llega a cero, pues descalificado. Es el concurso más complicado y duro de Nova, o eso dicen. No hay rondas especiales, ni nada eso, combates uno a uno, uno a uno, en infinitas rondas, hasta que solo uno aguante en pie.
    Mask lo miró, por fin, y con gesto de asco tras su máscara, se levantó, con las siguientes palabras acompañándole:
    —Ya lo sé. Aunque tampoco me importa.
    Y se marchó.

    La hora del concurso. Eran las exhibiciones, y sólo los que superasen la puntuación de 65 serían clasificados. No importaba cuantos, no importaba las rondas que tendrían que realizarse. Cada combate duraría un máximo de 10 minutos, y acabaría con el tiempo en 0 o con los puntos de un concursante en 0.

    Las exhibiciones acabaron muy bien para la mayoría. Más de 10 concursantes ya estaban clasificados, y quedaban aún el triple por exhibirse. Un concurso que se presentaba muy duro.
    Le llegó el turno a Jeray. Tras una buena exhibición con Infernape, Braviary y Mandibuzz, obtuvo un total de 81 puntos, nada mal.
    Le tocaba a Melly. Estaba nerviosa, prácticamente se podría decir que su victoria dependía de cómo lo hiciese.
    Sacó a Manaphy, Snivy y a Mothim, y encaró al público con entusiasmo.
    Hizo una reverencia, antes de comenzar a dar órdenes.
    —Emm —dijo, tratando de recordar el nombre—. ¡Eso, eso! ¡Tornado lluevehielo!
    Desde el público, Kyle emitió una leve risita.
    Snivy usó llueve hojas, lanzando al aire múltiples hojas de un verde esperanza. Manaphy las congeló con rayo hielo, y justo cuando cayeron esas hojas verdes con una fina capa de brillante hielo, antes de tocar el suelo, Mothim levantó un tornado que las alzó por los aires nuevamente, dispersándolas por todo el escenario.
    —¡Ahora, Manaphy, prueba el psíquico!
    Manaphy, utilizando su nuevo ataque, mantuvo las hojas brillantes dispersadas por todo el escenario.
    Snivy lanzó hojas afiladas que cortaron las ya congeladas, rompiéndolas y convirtiéndose en fragmentos de hielo blanco y pequeños trozos de verdes hojas, que caían como una mágica lluvia.
    —¡Acabad con lo que hemos ensayado!
    Manaphy y Snivy se subieron a Mothim, que voló hasta perderse de vista, con ellos en su lomo. Entonces saltaron de su lomo, y Snivy usó síntesis y Manaphy ráfaga, creando una brillante luz que proyectó una enorme sombra de Mothim en el escenario.
    Todo el público miraba la gran sombra, que hacía gestos y piruetas. De repente, la sombra se apagó poco a poco y una lluvia de burbujas, que cuando se estampaban liberaban una luz muy intensa.
    Mothim bajó, llevando a Snivy y a Manaphy colgando de él con látigo cepa, sentados ambos a modo de columpio, mientras las burbujas que explotaban liberaban esa extraña luz armoniosa. Todo el público se levantó y aplaudió.

    —Antes de dar mi opinión —dijo un miembro del jurado—, ¿podrías decirme como has conseguido que las burbujas estallen con esa luz? Ha sido espectacular.
    Melly se sintió halagada.
    —Conseguí que el ataque ráfaga de Manaphy se centrase en un punto en particular. Entonces, simplemente hice que concentrase en su boca la luz de ráfaga, así, cuando use rayo burbuja, las burbujas salen llenas de esa luz, que se libera al explotar —sonrió.
    El jurado asintió admirado.
    —Un 10, no puedo darte menos. Brillante, muy brillante.
    Melly tuvo que contener sus ganas de gritar de alegría.
    Le tocaba al siguiente juez.
    —No hay duda de que ha sido original, elegante, coordinado y atrevido. La escena de la sombra le ha dado ese toque oscuro y místico, las burbujas brillantes el toque elegante, el tornado no sé que ha decorado el estadio con la típica lluvia brillante que tanto gusta… no sé, creo que ha sido una actuación completa. Felicidades, te doy un 10.
    No cabía en sí de gozo.
    —Me toca a mí —dijo una jueza—. Bueno, el final de la actuación ha sido muy bonito, sin duda. Esa forma tan elegante de bajar así del cielo, montados en un “columpio” improvisado… muy bonito, como te he dicho. Pero para lo que ha sido la actuación, me hubiese esperado un final más impactante, no sé, me faltó algo. También es cuestión de gustos, yo prefiero lo “espectacular” a lo “elegante”. Sin embargo, como miembro de un jurado que soy, debo ser objetiva, y tu actuación la describiría como casi perfecta. Como tal, se merece un 9.
    Melly asintió, comprensiva.
    —No tengo nada que decir. Simplemente alucinante —dijo el juez más joven que había ahí—. ¡Un 10, que narices!
    Todo el público aplaudió.
    —Queda la gran dueña del concurso y jurado del mismo, ¡la señora psicóloga pokémon, Linda! —anunció la presentadora. Linda se irguió.
    —Melly, ¿no?
    Ella asintió.
    —Una buena actuación. Se nota que no es tu primer concurso. Me da también la sensación de que combinas técnicas que probablemente hayas visto en otros lugares. Las haces a tu manera, claro, pero no deja de estar inspirado en otras actuaciones. Por ejemplo, el Tornado Lluevehielo, esa manera de decir las combinaciones de ataques es propia de un muchacho que una vez ganó este concurso, Kyle, creo que presente en el público. Lo de la sombra me recordó a la exhibición de Porcelana del gran Eric, cuando usó la luz para mostrar las siluetas de sus pokémon. Tu has hecho lo mismo pero al revés, con sombras. También lo del hielo que se torna polvo brillante es algo muy común, lo más típico en las exhibiciones.
    Ojo, no estoy diciendo que esté mal. Es más, coger ideas de otros concursantes es mejorarte a ti misma. Te animo a que sigas así. Tengo que valorarte, y como lo has hecho muy bien, debo ponerte una buena nota. Como no ha sido perfecto, no puedo darte un diez, y como puedes mejorar, no te doy un 9. En conclusión: un 8.
    Melly asintió, feliz, pero algo contrariada.
    —¡Melly ha conseguido un 47 sobre 50 con la votación del jurado! —exclamó la presentadora—. Veamos los votos del público.
    En pantalla, apareció un número que fue ascendiendo, hasta colocarse en el 46. Melly obtuvo una nota espectacular, 93, la más alta hasta entonces en el concurso.

    Acabaron por fin las exhibiciones, y dieciséis personas fueron las seleccionadas. Entre ellos, Melly, Mask, Jeray, y…
    Melly miró a pantalla, donde se llevaban a cabo los emparejamientos aleatorios para la siguiente ronda. Miró extrañada a su rival, creyendo conocerla.
    —¡Pero si es…! —dijo sorprendida.
    Por detrás, una chica de rosa tocó su hombro.
    —¡Melly! —sonrió.
    —¡Nadia! —devolvió la sonrisa.



    Curiosidad: Sin contar a Mask (ya que realmente es Hades, un comandante de los Neutrón), todos los rvales de Melly en concursos (Nadia, Kyle y Jeray) están semiespecialzados en un tipo de pokémon, normal, lucha y volador, respectivamente. Todos tienen al menos tres pokémon de ese tipo. (Nadia: Musharna, LOPUNNY, Galvantula, Squirtle, DELCATTY, ZANGOOSE// Kyle: INFERNAPE, Swanna, Manectric, tres TYROGUES en su casa/// Jeray: Infernape, LEDIAN, Golem, BRAVIARY, MANDIBUZZ).
     
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    MrJake

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    CAPÍTULO 44: Concurso de Nueva Trigal (parte 2) (Melly)

    El Musharna estaba sereno, casi parecía dormido. Su entrenadora y compañera Nadia adoptaba una actitud parecida, muy tranquila y sin preocupación.
    Manaphy estaba decidido, se le veía dispuesto a ganar, a dar lo mejor de sí. Melly se sentía confiada, sabiendo que su alta puntuación le daba ventaja sobre a Nadia, que tenía 81 puntos, una marca envidiable, pero incomparable a la de su oponente.
    Cada golpe, cada ataque, suponía la pérdida de puntos, y con ella, la llegada de la derrota. Cosa que ninguna se podía permitir.
    —Muy bien —comenzó Nadia—. ¡Empecemos con bola sombra!
    Con gran destreza, Musharna lanzó una gran bola sombría.
    —¡Esquivar! —Manaphy saltó—. ¡Pistola agua, ahora!
    El chorro de agua salió disparado con una potencia y velocidad inigualable, tanto, que Musharna, que era lento, no pudo esquivarlo, quedando así su entrenadora con 74 puntos.
    —¡Vamos, Mana, sigue así! ¡Cascada!
    Manaphy se dispuso a usar su nuevo ataque. Se colocó enfrente de Musharna y comenzó a generar una fuerte corriente de agua frente a sí mismo. Con su brazo, golpeó a Musharna entre el agua.
    Pero, justo antes…
    —¡Reflejo! —con una barrera de luz, Musharna pudo frenar el ataque.
    —“Es fuerte, después de todo. Ha parado el ataque. Tengo miedo de que contraataque… debería de ganar sin demasiados problemas, o me descalificarán pronto —tragó saliva Melly mientras pensaba”.
    —¡Psíquico! —ordenó Nadia.
    —¡Lo mismo digo!
    Las ondas psíquicas chocaron entre sí. Ambos pokémons hicieron un fuerte esfuerzo mental para vencer sobre el otro, haciendo que los puntos de las dos coordinadoras bajasen progresivamente.
    —¡Acaba con esto! —gritó Nadia.
    Musharna aumentó la potencia de su psíquico, y la onda pudo con Manaphy.
    Ahora iban 68 Melly, 59 Nadia. Y quedaban sólo cincuenta segundos.
    —“Otra opción es ganar tiempo —asintió Melly, pensativa. Luego habló” —. ¡Usa protección y luego rayo hielo sobre ti mismo!
    Manaphy se cubrió con una esfera protectora, que congeló con rayo hielo, quedando el pokémon dentro de una esfera helada que le protegía.
    Nadia se percató de las intenciones de Melly, pero no la iba a dejar tan fácilmente.
    —¡Poder oculto!
    Musharna liberó unas esferas rojas que se abalanzaron contra la esfera gélida.
    —¡Oh, no, es de tipo fuego! —se percató Melly.
    Creyendo que su estrategia estaba destrozada, Melly cerró los ojos.
    No oyó nada.
    Cuando los abrió, la esfera helada se estaba moviendo, haciendo un amago a las bolas de fuego que la acosaban. Manaphy flotaba, dentro de la esfera.
    —¡Jaja, pues no está mal esta estrategia, ¿eh?! —tuvo una idea brillante—. ¡Manaphy, haz un agujerito!
    Con su mano, Manaphy agujereó la bola, quedando un pequeño orificio en ella.
    —¡Pistola agua por ahí!
    El pokémon usó pistola agua a través del agujero, lo que sorprendió despistada a Musharna y a su dueña. El pobre pokémon recibió un duro impacto que hizo bajar a 46 los puntos de Nadia.
    —¡Tiempo! —gritó la presentadora—. Se acabó el combate, ¡ha sido espectacular, damas y caballeros. ¡Melly ha quedado con un total de 68 puntos, y Nadia con 45!
    Ambas abandonaron el escenario.

    —Fantástico, ¡como has mejorado! —exclamó Nadia, sonriente.
    Melly sonrió tímidamente.
    Ellas eran las últimas en combatir de la primera ronda. La voz de la presentadora se escuchó de nuevo, y en pantalla aparecieron todas las caras de los 16 participantes. Una a una, seis de ellas se fueron apagando, hasta desaparecer.
    —Señores participantes, ¡seis coordinadores han quedado descalificados en esta ronda! Los que aguantan aún en pie saben que les esperan mucho más esfuerzos. ¡Prepárense, porque en seguida veremos los siguientes emparejamenientos!
    El azar volvió a hacer su trabajo, y esta vez emparejó a Melly con Mask. Ambos se enfrentarían, teniendo el siniestro hombre unos 60 puntos, aún. Una batalla que se presentaba dura.
    Respecto a Nadia y a Jeray, no tendrían demasiados problemas, puesto que les habían tocado oponentes relativamente fáciles, y con pocos puntos.

    Melly vio como Kyle se le acercaba. Entonces estaba teniendo lugar el combate de Jeray.
    —Excelente combate —sonrió.
    Melly, como acostumbraba a hacer cuando estaba concentrada, le devolvió cordialmente la sonrisa y siguió mirando a pantalla, viendo como el Braviary de Jeray combatía hábilmente contra ese Heracross, demostrando su gran superioridad y su habilidad enlazando técnicas.
    —¡Golpe aéreo con viento afín! —ordenó.
    Como una cuchilla, Braviary, en un abrir y cerrar de ojos, golpeó rápidamente a su rival, impulsado por el viento afín.
    Los puntos del contrincante bajaron hasta el cero.
    Y acabó el combate.

    —Tu rival es muy bueno, también —comentó Melly.
    Kyle se rió.
    —En realidad, es mi hermano pequeño.
    Melly se sobresaltó entonces, y enarcó sus cejas. Después volvió a fijarse en la pantalla, para decir sin apartar de ella la mirada:
    —En el fondo, se nota que sois hermanos.
    —Nuestra rivalidad viene de hace mucho —dijo recordando cuando obtuvo a Chimchar —. Pero hay que reconocer que es muy bueno, sí.
    Entonces entró el aludido en la sala de espera.
    Kyle se aclaró la garganta, y no tardó en empezar la disputa.
    —Se te da bien jugar con tus pajaritos, ¿eh?
    Jeray quiso ignorarlo.
    —Gran combate, Jeray —sonrió Melly.
    —Gracias.
    —Con pajaritos. Muchos pajaritos —dijo burlón Kyle.
    Jeray no pudo aguantar esa vez.
    —¡Déjame en paz! Eres un plasta, ¿no puedes preocuparte de lo tuyo y dejarme tranquilo? ¡Cuando te gane, te voy a…!
    —A… —incentivó Kyle a que terminase.
    —Déjalo —dijo, sabiendo que no sería capaz de ganarle.

    Un hombre que irradiaba un halo oscuro los miraba de lejos. Los observaba desde su silla, atento a cada uno de sus movimientos.
    —“Algún día te ganaré, hermano —leyó en la mente de Jeray—. Sé que algún día lo lograré, demostraré que tú no eres mejor que yo”.
    Pasó sus ojos rojos a la cabeza de Kyle.
    —“Melly se ve tan guapa hoy —pensaba el chico—. Es tan alegre y tan vivaz, tan… tan pura. Parece mentira que antes del coma ese que pasó fuese tan distante y fría como dice”.
    Mask miró al techo por un momento, tratando de atar cabos. Finalemente, acabó por mirar a Melly.
    Su mente estaba bloqueada, como nublada. Palabras sueltas sin sentido eran lo único que podían ahora oírse, palabras y sílabas incompletas, que Mask no descifraba. ¿Por qué no podía leerle su mente?
    Siguiendo su plan inicial, se acercó al grupo, interrumpiendo la discusión entre hermanos.
    Miró fijamente a los tres. Particularmente se centró en Kyle. Sin a penas mirar a Manaphy, dijo:
    —Curioso, que haya un Manaphy por aquí. No se ve mucho, es único.
    A los tres les extrañó la pregunta. Al ver que el cerebro de Kyle no relacionaba términos como Hades o Mask deseaba, trató de motivarlo más aún.
    —No se le ve, porque no se sabe dónde encontrarlo. ¿Dónde pudo haber estado?
    Bajo otra circunstancia, Melly habría dicho que simplemente encontró su huevo, pero Mask le daba mala espina, irradiaba desconfianza, y la atemorizaba.
    —“¿Manaphy? Lo encontró en un huevo, ¿no? En la orilla”
    El pensamiento de Kyle hizo que se sobresaltase Mask. Como si tal cosa, algo insatisfecho, se fue, andando para el escenario mientras decía:
    —Nos toca, niña. A ver como te desenvuelves.
    Desconcertados, todos se miraron. Ambos “polifacéticos” le dieron ánimos a Melly, que avanzó algo asustada al campo.
    Muchos espectadores miraban el penúltimo combate de la segunda ronda impacientes. El combate entre Melly y Mask, quien realmente era el malvado comandante Hades, bajo una falsa identidad.
    Tras los combates de la segunda ronda, sólo seis resistían. La mayoría, con pocos puntos por delante.
    Ahora, una pura guerra de desgaste iba a comenzar.
    Y se decidiría, o no, si quedarían 5 supervivientes, en lugar de los seis que luchan por la supremacía del concurso.
    Melly miró decidida a su oponente, que se escondía tras su imponente Bisharp. Con el rostro decidido, sacó a su pokémon, Mothim, dispuesto a vencerle.
    Este combate, se decía, iba a ser suyo. Sí o sí.

    —Usa garra metal.
    —¡Mothim, tornado!
    Con el tornado no pudo hacer más que mantener a Bisharp a raya. Únicamente bajaron un par de puntos de Mask.
    Recolocándose su máscara, el enigmático dijo:
    —Tajo umbrío.
    Y desapareció, dando un fortísimo tajo por detrás a Mothim.
    Los puntos de Melly bajaron bruscamente al 52.
    —Grr —gruñó ella—, ¡Mothim, doble rayo!
    Bisharp se cubrió con sus garras. De nuevo únicamente bajaron un par de sus puntos. A continuación, bajo la orden de su dueño, usó una serie de cuchilladas que por poco impactan en Mothim, quien esquivaba a duras penas, haciendo hábiles amagos.
    —“¿Qué puedo hacer? —pensó”.
    De repente, Melly comenzó a marearse. Una extrañísima sensación recorría su cuerpo, notaba que iba a desmayarse. Palabras ininteligibles retumbaban en su cráneo, e imágenes borrosas se presentaban ante sus ojos. Sus fuerzas disminuían, ya no podía mantener los ojos abiertos, así que los cerró, y las imágenes y palabras, aún difusas, cobraron más sentido.

    Mi… —decía una difusa voz femenina. Las palabras no se podían escuchar con claridad—. ¡Ese es…!
    Un hombre que podía visualizar a duras penas asintió. Notaba como si le agarrasen la boca para que guardase silencio. Melly se sentía desorientada.
    —Calla, guarda sil… cio —decía entre interferencias el hombre, que parecía mirarla a los ojos.
    De repente, sin ella quererlo, su atención se centró en otra persona. Era totalmente desconocida para ella, pero, sin embargo, creía haber oído su voz. Aunque ella nunca la hubiese asociado a alguien, seguro.
    —Está … … neado —decía, de nuevo de una forma no muy clara—. Ellos van a …er — las palabras se cortaban, las frases eran incompletas. Solo visiones y voces borrosas—. Con mis … …nos.
    El hombre que parecía mirarla de cerca la agarró de hombros, o eso sintió ella. De nuevo oyó la voz femenina, demasiado familiar para ella, pero aún así, irreconocible.
    El hombre le dijo algo, pero no pudo entender nada. Rápidamente, las imágenes dieron un “salto”, y esta vez vio a las dos figuras, una borrosa y la otra el hombre que la miraba. Y frente a cada uno de ellos, un pokémon. Uno de ellos era un Bisharp, y la figura borrosa, ¿Mask?
    —Usa —decía el otro hombre— …rrido.
    Su pokémon, para ella casi invisible, emitió un ruidillo a penas molesto para nadie. Casi ninguno de los que allí estaban se resintió, sin embargo, Bisharp se estremeció.
    El hombre lo miró, confiado.
    —¿Qué qui… … …tros? He… bierto tu punto… bil. ¡Bisharp es …ible a los …onidos agu…! Déjanos en …, y no cont… nada a … ….cía.
    Y, como una luz profunda, todo volvió a la normalidad, volvió a visualizar el escenario, y volvió a escuchar el bullicio de la gente. Todo volvió a la normalidad.
    —“¿Qué ha pasado? —se preguntó. Miró a Mask, extrañada. Y entonces, se dio cuenta—. Ese hombre de mi “visión”… ¡creo que dijo algo sobre Bisharp! Es sensible a los sonidos agudos. ¡Es eso! Su punto débil”

    —¡Garra metal! —gritó Mask, irritado de que Melly no actuase.
    —¡Protección!
    Mothim bloqueó el ataque.
    —¡Gira sobre ti mismo! —ordenó ella.
    El sonido metálico de la garra de Bisharp contra la protección de Mothim emitió un desagradable chirrido. Un chirrido que pareció molestar a Bisharp, quien se cayó al suelo, temblando por un escalofrío.
    —¡Ahora, Mothim, tajo aéreo!
    El tajo golpeó de lleno a Bisharp.
    47 puntos Mask, dos minutos. Bisharp, en el suelo.
    —¡Vamos, tornado y doble rayo!
    Con tornado, Bisharp fue llevado por los aires, y allí le golpeó con el doble rayo. Bisharp cayó al suelo, pero se levantó después, repuesto del molesto ruido.
    28 puntos.
    —¡Reacciona, imbécil! —le gritó a su pokémon Mask.
    —¿Qué manera de hablarle a un pokémon es esa? —regañó Melly—. ¡No mereces ganar nada! ¡¡Y no lo harás!! ¡Mothim, nuestra combinación secreta! ¡Zumbido, placaje y tornado!
    Mothim giró sobre sí mismo rodeándose de un tornado, y, mientras emitía un dañino ataque acústico se abalanzó contra su oponente.
    El mortífero ataque combinado debilitó a Bisharp y llevó a 0 sus puntos.

    —Magnífico combate —alabó, realmente sorprendido, Kyle—. ¿Cómo supiste que el ruido era su punto débil? Parecía como si lo hubieses sabido con anterioridad.
    Melly lo meditó un momento. Realmente ella no sabía que le había pasado. Nunca antes le había sucedido algo parecido. Y podía casi asegurar que esas imágenes fueron reales, y que el hombre de ese Bisharp era Mask.
    —Realmente, ni yo misma sé cómo lo sabía —confesó.

    A lo lejos, un irritado Mask la miraba, completamente lleno de ira.
    —¡¿Cómo lo sabía?! ¡¿Cómo?! Sólo ese infeliz lo averigüó, ¡es imposible que lo supiese ella!
    Y, enfadado, abandonó el recinto.
     
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    MrJake

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    Nova, aventuras en la nueva tierra pokémon
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    Capítulo 45: El origen de Mudkip (Byron).

    El entrenador de negros ropajes acababa de llegar a Nova centro, otra vez. Haciendo un alto en el camino, resguardándose del abrasador sol bajo un árbol. Sacó su mapa y analizó el recorrido que debía hacer en esa parte de la región.

    La ruta que estaba siguiendo le llevaría hasta Tecnópolis (Ciudad Verde), la ciudad más avanzada tecnológicamente de la región.

    Fue ahí donde nacieron múltiples científicos, donde hay numerosos laboratorios y centros de estudio avanzados.

    La ciudad se situaba cerca de Villa Cuarzo, pueblo natal de Byron. Pensó que sería buena idea pasarse a ver a su tía y a la profesora Oak.

    Visitas a parte, su primer gimnasio de Nova centro quedaba muy cerca, subiendo una pequeña ruta y atravesando un bosque desde Tecnópolis, en un pueblo llamado “Pueblo Ámbar” (Ciudad Plateada). Una vez ganada esa medalla, esperaba una segunda, situada en Ciudad Marabierto (Carmín). Había dos posibilidades que le ocuparían el mismo tiempo: la primera era seguir al este desde Tecnópolis hasta alcanzar Pueblo Lunar (Mt. Moon). Después bajar al sur atravesando un bosque hasta llegar a Ciudad Madera, desde la cual viraría al este, alcanzando Nueva Azafrán. Entonces sólo habría que ir un poco más al sur para alcanzar su destino. La otra opción era prácticamente la misma, con la diferencia de que en lugar de atravesar Ciudad Madera, pasaría por Pueblo Talento (Ciudad Celeste). Cualquiera de las dos opciones le convencía, así que no pensó demasiado en cuál de ellas elegir.

    Llegó tras unos minutos a Tecnópolis. El lugar era, sin duda imponente. Todas sus construcciones eran grandes y modernos edificios, la mayoría de ellos laboratorios y demás. Se comprendía que en el sitio no residían muchos ciudadanos de a pie.

    Sin pensar en nada especial que hacer allí, Byron comenzó a andar, directo al bosque del norte.



    Mientras tanto…

    —Esta vez no podemos fallar más —decía, escondido, un pelirrojo—. La jefa nos mataría.

    —Sí, nos mataría lenta y dolorosamente —pronunció la peliazul. Tragó saliva tras decirlo.

    —Tenemos que robar un… ¿cómo era? —repasó su tarea el peliverde.

    —Algo así como “condensador de recuerdos”. Lo tiene un científico muy importante de por aquí, según la jefa, y valdría un gran pastizal —decía macabramente el pelirrojo—. Vamos, ese es su laboratorio, ¡a por él!



    Mientras Byron caminaba ya casi saliendo de la ciudad. Sólo un grito de hombre mayor le hizo voltearse.

    —¡¡Ladrones!!

    Un hombre con bata blanca perseguía a 3 individuos sospechosos, uno de los últimos portando un objeto del tamaño de un microondas.

    El pobre científico tenía mucha edad como para correr detrás de tres escurridizos ladrones. Viendo que nadie transitaba la calle, gritó desesperado.

    —¡Muchacho, por favor! ¡Atrápalos, se llevan algo sumamente importante!

    Byron se percató de que se lo decía a él, y sin pensarlo dos veces salió a correr tras ellos, seguido de su Gallade.

    —¡Salid! —Byron sacó a todos sus pokémon. Desde el aire, Aerodactyl alcanzó a los tres ladrones.

    —¡Hmpf! —se quejó Blau al percatarse de que Aero estaba sobre ellos. Sacó a Emolga, que se pegó a las alas de Aerodactyl y lo paralizó.

    Cayó desplomado y sin poder moverse.

    Los ladrones corrían llevándole mucha ventaja a su perseguidor. Byron veía cada vez más lejos al trío, que ya avanzaba hacia la salida sur de la ciudad.

    Viéndolo todo perdido, dejó de correr, agotado. Todos sus pokémon, al verle, pararon con él. Todos menos uno.

    —¿Mudkip? —jadeó Byron, al ver como el bebé pokémon corría, como en un alegre pilla pilla.

    De repente, empezó a correr más y más rápido, más y más, tanto que acabó dejando tras de sí una estela de luz. Era un “velocidad extrema”

    El entrenador miró de lejos a Mudkip, que había alcanzado y saltado sobre el trío. Alcanzó a Byron el científico, agotado, que preguntó mirando la escena de Mudkip:

    —¿Es tu pokémon? —Byron asintió—. Oh, brillante. ¿Eso es un rayo solar?

    A lo lejos, Mudkip abría alegremente la boca, apuntando al Team Rocket Pro.

    —Mudkip, bonito, ¡no nos hagas nada! —dijo con las manos en alto Rot.

    —Mira, ¡soltamos aquí el cacharro, ¿vale?! —comentó Grün, dejando poco a poco el objeto en el suelo. Mudkip ya acumulaba la energía en su boca.

    —¡Va a disparaaaaar! —Blau abrazó a sus compañeros y los tres cerraron los ojos. Al ver que nada pasaba, los abrieron. Sintió como una lengua le lamía la pierna. Mudkip estaba lamiendo, amistosamente, su pierna.

    —Uf, que susto —dijo aliviado Grün—. Pensé que… —en ese momento, Mudkip liberó un potente rayo solar que mandó por los aires al trío de ladrones.



    —La próxima vez hay que planificar mejor las cosas —dijo mientras volaba Grün— ¡No podemos ir tan a lo loco!

    —¡Oh, cállate, por favor! ¡Mejor cállate! —regañaba Blau.

    Rot suspiró hondamente.





    —Muy buen trabajo, Mudkip —alababa Byron mientras acariciaba al siempre feliz Mudkip.

    El investigador que estaba a su lado lo miraba interesado.

    —Es la primera vez que veo a un Mudkip usando velocidad extrema y rayo solar. ¡Y con qué potencia, para ser un bebé! —recogió el aparato que había soltado Grün—. Muchísimas gracias, esto es muy importante para la ciencia. ¿Te gustaría acompañarme? Tengo una propuesta para ti.

    Byron miró a Mudkip, y luego asintió.

    —Está bien, sígueme a mi laboratorio.



    El laboratorio de aquel hombre era muy grande, a la par que vacío. Muchas máquinas pero poca gente. No parecía un lugar importante.

    —Me presentaré. Me llamo Stephan, y soy investigador y científico.

    Byron lo interrumpió.

    —¿Stephan? Me suena ese nombre.

    —Oh, probablemente conozcas a mi hijo, él es líder de gimnasio y se llama como su padre —sonrió. Byron afirmó, recordando al “investigador de acero” —. Como decía, me dedico al estudio de los recuerdos y del subconsciente. Dos campos abstractos que se nos escapan —empezó a divagar, hablando con términos científicos que escapaban a la comprensión y al interés de Byron, quien no oyó nada—, y, como andaba diciendo, este objeto es un “condensador de recuerdos” —dijo mostrando el objeto que trataba de robar el trío Rocket Pro—. Es el elemento clave para activar una máquina en la que estuvimos trabajando por años un amigo y yo. Una máquina que nos permitirá despertar los recuerdos dormidos de cualquier persona, recuerdos tan dormidos, fíjate… que la persona podrá recordar vivencias de sus antepasados. ¿No es magnífico?

    Byron asintió.

    —Sin duda será un gran avance para la ciencia.

    —Exacto. La máquina espera en Pueblo Talento, donde reside mi compañero y su laboratorio. Me gustaría, joven… que llevases el condensador hasta Talento.

    Byron miró el objeto, y lo tomó en sus manos.

    —Por supuesto, señor Stephan. Le ayudaré encantado —sonrió.

    El científico miró a Mudkip.

    —¿Me permites que lo observe un momento?

    —Claro, claro —dijo confiando en él Byron.

    Stephan cogió a Mudkip en brazos, que le sonreía amigablemente. Detrás de sus gafas, lo analizó cuidadosamente.

    —Ajá, ajá —afirmaba Stephan, él solo—. ¿Dónde encontraste a este pokémon, chico?

    —Encontré su huevo en el Monte Corona.

    —Hmm… —Stephan se dirigió con Mudkip en las manos hacia una de sus máquinas. Soltó al pokémon en una especie de mesa y tecleó en algo en una especie de ordenador. Analizando una vez más a Mudkip, dio su veredicto—. Chico, puedo afirmar que este Mudkip no tiene nada extraño en sus genes o alguna otra cosa fuera de lo común. No es explicable el por qué tiene tanto poder, pero sí que puedo afirmar otra cosa: este pokémon no es un Mudkip de nuestra época.

    Byron se sobresaltó. Se acercó al científico.

    —No creo entenderle.

    —Verás —se explicó el científico—. Su aleta principal es más corta que la de los Mudkips de esta época. Sus mofletes son más anaranjados de lo común, y su tono de piel es más oscuro. No hay duda de que las características de este pokémon son las de un Mudkip primitivo, ya que cuadra completamente con lo que sabemos de ellos. Estas mismas características tenían los Mudkips de mucho antes de producirse el choque, Mudkips más primitivos.

    —Eso no es posible, ¿cómo se explica algo así? —preguntó Byron, desconcertado. Mudkip solo sonreía.

    Stephan volvió a comprobar su monitor.

    —Mira —le dijo a Byron, que obedeció, mirando a pantalla—. Este de aquí es un Mudkip de ahora. El del centro es un Mudkip del año uno después del Choque, y este de la derecha es un Mudkip mucho más antiguo al Choque, todo según nuestros datos de arqueología. ¿Puedes ver como su aleta se hace cada vez más grande y su color de piel, así como el de los mofletes, cada vez se aclara más? Y ahora dime, ¿a cuál se le parece más tu Mudkip?

    No había duda, era idéntico a los Mudkips de hace más de mil años.

    —De todos modos, para asegurarnos de que no se trate de una variante nueva de Mudkip variocolor, con tu permiso, querría analizar su ADN.

    —Adelante.

    Stephan cogió un palo que tenía en la punta una especie de bola de algodón, muy similar a un caramelo. Lo acercó al pokémon, que lo lamió entusiasmado. Después, Stephan metió la muestra en su máquina. No tardó en aparecer en pantalla una cadena de ADN.

    —Ajá —afirmó Stephan. Miraba ensimismado la pantalla de la computadora—. La cadena de ARN es la misma, pero… —tecleó algo—. Sí, sí, es eso, sin duda. Ajá.

    —¿Qué es? —quiso saber Byron.

    —Sí, este ADN es el de un Mudkip antiguo, sin ninguna duda. Se aprecian ligeras diferencias con el ADN de un Mudkip actual. Es obvio que es el mismo ADN, pero modificado por el proceso de la descendencia. Chico —cogió a Mudkip y se lo dio a su entrenador—. Tu Mudkip viene del pasado. No sé cómo, pero es así.

    Byron miró atentamente a su pokémon.

    —¿De dónde vienes, Mudkip? ¿Cómo has llegado aquí?

    —Y lo más importante, ¿de dónde ha sacado esa fuerza? —completó Stephan—. Si quieres saber más sobre tu Mudkip, quizá mi amigo de Talento pueda ayudarte.

    Byron asintió.

    —Gracias por todo, señor Stephan. Su condensador llegará sano y salvo a pueblo Talento, no se preocupe.

    —Gracias a ti, chico —dijo sonriente Stephan.

    Y, saliendo del laboratorio, Byron se dirigió con paso firme a su próximo destino. Después de todo eso, Mudkip seguía sonriendo e indiferente a lo que pasaba. Un poder latente se escondía dentro de él. Un poder sin aparentemente explicación científica.

    Venía del pasado, eso decía Stephan. Pero, como bien él dijo, ¿por qué esas habilidades y esa fuerza?

    Decidió que era mejor no pensarlo más por ahora, y continuó con su camino.
     
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    Paralelo Viajero dimensional

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    Estuve esperando este capítulo, muy buena la historia que se te ocurrió para descubrir que era del pasado, no sé si la parte científica es del todo creíble pero está bien así, y también es interesante ese proceso de "evolución" de pokémon antiguos a los modernos que describes, espero la siguiente parte.
     
  14.  
    MrJake

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    Capítulo 46: Con “V” de “Victoria” (Jake)

    Nueva Porcelana. Enorme núcleo urbano, una de las más grandes ciudades de Nova, y la mayor sin duda de la zona norte.

    Jake paseaba por sus calles, de vuelta al lugar del que provenía, tras dejar atrás el barco de Poseidón.

    No tenía ni la más mínima intención de pararse en ningún otro sitio. No tenía, al menos. No hasta que vio a aquel chico y a su pokémon.

    Tantos tiempo viviendo rodeado de pokémon y pudiéndose comunicar con ellos a través de Celebi, el entrenador sabía bastantes historias y leyendas sobre pokémon. Y su pokémon, Zoroark, también.

    Por eso reconocieron al pequeño acompañante del niño que lloraba en un rincón.

    —¿Eh, qué pasó? —le dijo Jake al pequeño.

    El niño, con sus pelos alborotados y de un puro color negro azabache, vestido con un peto vaquero y luciendo dos esmeraldas por ojos, alzó la mirada, lloroso.

    —He perdido a mis papis —contestó.

    Jake sonrió compadecido, y entonces fijó su atención en el pequeño pokémon. Un pokémon de muy poca altura, que trataba de consolar a su presunto dueño. De un color blanco amarillento y con unas orejas naranjas que parecían formar una V, sus ojos, que eran dos enormes esferas azules, mostraban una profunda preocupación por su entrenador.

    —Tranquilo, todo va a salir bien —dijo, agachándose frente al niño. Pensó que en una ciudad como aquella, con tanta gente, era bastante complicado encontrar a nadie. Y bastante fácil perderse—. ¿Dónde perdiste a tus papás?

    El niño se encogió de hombros, entre lágrimas.

    De nuevo la atención de Jake se centró en el pokémon, que estaba a punto de llorar también, al ver tan mal a su compañero.

    Jake decidió que era mejor desviar la atención del niño de la situación para tranquilizarle.

    —¿Cómo te llamas?

    —Vayne —contestó tímidamente el niño—. Y este es Viny, mi amigo.

    ¿Viny?, se preguntó Jake. Sin duda un diminutivo de quien pensaba que era. Victini, el pokémon legendario que atrae la victoria hacia sí mismo. ¿Acaso no sabía ese niño lo que su pokémon era capaz de hacer? ¿Dónde lo encontró? Y lo más importante: el equipo Neutrón, ¿sabría de él?

    La gente pasaba por su lado como si tal cosa, y el niño sólo lloraba en un rincón, triste y acompañado de Jake y de su Victini.

    El entrenador miró a ambos lados, sospechando lo peor. Ellos eran demasiado listos, y se anticipaban a las cosas. Pero por una vez, él iba a ir un paso por delante de ellos.

    A lo lejos la vio, tal y como pensaba. Vestida con ropa común, perdiéndose entre la multitud, con unas peculiares gafas de sol, una mujer caminaba con rostro plenamente impersonal. Era Deméter.

    —Mierda, están en todas partes —dijo entre dientes Jake—. Viene a por Victini —le habló al niño—. Ven conmigo, chico. Es peligroso que estés aquí.

    Le agarró la mano, y Zoroark cogió a Victini en brazos.



    Se adentraron en un callejón, donde se escondieron tras un cubo de basura.

    —¿Qué pasa? —quiso saber, asustado y llorando, Vayne.

    —Vic, vic-tini —se lamentó Victini, muy asustado.

    —Tranquilos, no pasará nada —pensó: — “Esas gafas de sol, ¿en un día nublado? Supongo que serán algún tipo de localizador. Estos tíos saben muy bien lo que deben hacer, y como hacerlo. Son de lo más eficiente que he visto. Tengo que proteger a este Victini, pero Deméter va a…” —en ese momento, Deméter se paró en la intersección que daba al callejón. Ajustándose sus gafas, miró hacia ellos, tras el contenedor, y comenzó a andar.

    —¿Esa señora es mala? ¿Nos va a hacer daño?

    —Sshh, guarda silencio —pidió Jake, que cogió de manos de Zoroark a Victiny—. ¡Vamos, Zoroark!

    Zoroark adoptó la forma de Victiny y salió del escondite.

    Deméter lo miró, primero por encima de las gafas, y después miró a través de ella. Su mirada se clavó después en el contenedor.

    —Que raro —dijo—. ¿Por qué Victini está justo frente a mí, pero el sensor me indica —dijo con un claro tono de sarcasmo— que está detrás de ese contenedor?

    Zoroark recuperó rápidamente su forma y atacó con dureza a Deméter, que evadió el bola sombra.

    Jake salió del escondite.

    —¡Deméter, ya basta!

    —Oh, ¡Jake! Es la primera vez que te veo en persona. Debí suponer que eras tú, ¿cómo me has reconocido?

    Jake cayó un momento.

    —He estado investigando un poco. Sé más cosas de las que tú te crees. Por ejemplo, sé que una mujer tuvo un romance con Dans, del viejo alto mando, cuando el era bastante joven. Sé que ella quedó embarazada de una niña preciosa. Todo era idílico y maravilloso, pero cuando ella dio a luz, desapareció, se esfumó, y nunca volvió. El pobre Dans tuvo que hacerse cargo de la pequeña —Jake hablaba sereno—. Con la tecnología actual, y siendo tu padre alguien tan famoso, no es difícil saber cosas sobre él. Y su familia, claro, va en el “pack”. Y debo decirte, Claire, que no has cambiado nada desde que eras apenas una niña.

    Deméter dio un paso atrás por la honda impresión que las palabras de Jake le causaron.

    —No me llames así, ¡soy Deméter! Y ahora mismo no pienso hablar de mi vida personal. ¡Quiero a ese Victini, y nada más!

    Vayne abrazó a su Victini, aún escondido detrás del contenedor.

    —Puedo verlo —dijo Deméter, empuñando una Negraball que arrojó hacia donde Victini estaba.

    La ball comenzó a absorber a Victini, que fue poco a poco transformándose en una sombra negra.



    —¡No!¡Viny! ¡Viny! —gritó entre numerosas lágrimas Vayne. Su pokémon fue, amargamente, atrapado por la negraball—. ¡No te lo lleves! ¡Viny! ¿¡Qué haré ahora, sin ti, sin mis papás!?

    Victini, que apenas podía moverse por la fuerza de la ball, hizo brillar sus orejas, creando una leve luz parpadeante en forma de V. Tras eso, la ball lo atrapó.

    Mientras esto pasaba, el Donphan de Deméter arremetía brutalmente contra Zoroark, y el Exeggutor de la misma mantenía inmóvil a Jake con psíquico.

    —Grr, ¡maldita!

    La negraball regresó a manos de Deméter, quien lanzó un irónico beso a Jake, y dio media vuelta, regresando a sus dos pokémons.

    —¡Vuelve aquí! —dijo Jake, en el suelo, agotado por el poder de psíquico.

    Deméter ni siquiera se paró. Sólo dijo:

    —Creo que te lo han dicho más de una vez. Por mucho que lo intentes, los Neutrón siempre iremos un paso por delante de ti. Siempre. No lo olvides.

    Y se marchó, sin que nadie pudiese evitarlo.

    Vayne se había levantado, y se acercó al agotado Jake.

    —¿Se… lo han llevado? —gimió el niño. Lloraba, ya sin a penas lágrimas.

    A Jake se le caía la cara de vergüenza. Una vez más, fracasó, no pudo proteger a quien quería.

    —Te prometo —le dijo a Vayne—. Que recuperaré a tu Victini.

    Vayne agachó la cabeza.

    —¿Y mis papás? Estoy solo…

    En ese mismo momento, apareció una pareja que abrazó al niño.

    —¡Mi Vayne, mi pequeño! —dijo llorando la madre.

    Jake no pudo evitar pensar que el que Vayne encontrase a sus padres fue obra de Victini. Con él, cualquiera de los objetivos de su dueño acabaría en la victoria. Podría conseguir lo que se propusiese.

    La amistad que un niño tan pequeñísimo mostró por aquel pokémon y viceversa conmovió a Jake. El niño no paró de llorar ni aún cuando encontró a sus padres. Sin su compañero, nada era igual.

    Por eso Jake debía rescatarlo. Era algo que debía hacer. Por Vayne, y por el mismo Victini. Por la amistad entre humanos y pokémon.


    Curiosidad: Si todo marcha bien, Nova será una saga, y tendrá como mínimo dos continuaciones, una vez acabe este fic. Por ahora, desvelo el título de la hipotética segunda parte de Nova: "Nova II: Historias no contadas". Eso sí, los protagonistas no tienen por qué ser los mismos, aunque es probable que sean personajes secundarios de este fic. La historia transcurrirá en la misma región (Nova) y se estructurará de la misma forma que este fic: varios personajes con su propia línea argumental. Y eso es todo, por ahora.
     
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    MrJake

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    Capítulo 47: ¡Concurso de Nueva Trigal! (Parte 3) (Melly)

    La coordinadora miraba algo nerviosa la pantalla de la sala de espera donde se encontraba. En la misma, solamente ella y cinco personas más aguardaban pacientemente su turno.

    En su caso, pronto le tocaría combatir contra un rival aparentemente fácil, un chico que mantenía la cabeza baja, sabiendo que, con sus escasos 10 puntos, no tenía muchas esperanzas de seguir en el concurso.

    En cierto modo, no lo tenía muy difícil la coordinadora para ganar ese concurso. La mayoría de los supervivientes apenas alcanzaban los 20 puntos, mientras que ella iba en orgulloso primer lugar con aún 33 puntos.

    Quizá quienes podrían derrotarla, quienes podrían arrebatarle el puesto de ganadora, era uno de los dos coordinadores que en ese momento luchaban ferozmente.



    —¡Zangoose, vamos, cuchillada!

    —Braviary, ¡vuela!

    El pokémon de Jeray inició el vuelo y evitó el ataque cortante del Zangoose de Nadia.

    La coordinadora se mordió el labio, observando como Braviary volaba en círculos sobre su pokémon. Temiendo un inminente ataque en picado, tuvo que pensar rápidamente en algo que hacer.

    —¡Zang, prepara un garra brutal!

    Zangoose miró hacia arriba y su garra brilló, preparado para cortar con ella en cuanto tuviese oportunidad. Aguardó a Braviary, que esperaba arriba.

    Jeray sonrió.

    —¿No vas a atacar? —preguntó alterada Nadia.

    Jeray volvió a sonreír arrogantemente.

    —Claro que sí. ¡Aire afilado!

    Braviary lanzó un aire cortante desde arriba, que hirió a Zangoose. Los puntos de Nadia, quien nunca hubiese imaginado un ataque a distancia, bajaron a 17, en contraste con los 25 de Jeray. Y el cronómetro no había hecho más que empezar.

    —¡Vamos, Zangoose, onda certera! —dijo queriendo imitar a su rival con los ataques a distancia.

    Pero en el aire, la agilidad de Braviary no tenía rival. Con un simple movimiento, evitó el ataque.

    —Vamos, acabemos con esto —habló muy confiado Jeray—. ¡Tornado osado!



    —¡Eh! —exclamó Melly desde la sala de espera—. ¡Se ha copiado de tu técnica, Kyle!

    Kyle sonreía, sentado junto a la coordinadora.

    —Bueno, exactamente no me copió esa técnica…



    ***FLASHBACK***

    El entrenador caminaba junto a su Monferno y a su Ducklett, cuando, de lejos, pudo ver una figura familiar.

    —¿Jeray? —se preguntó, corriendo hacia él.

    Allí, Jeray y sus Monferno y Ruflett se enfrentaban contra un pequeño Vullaby.

    —¿Pero qué demonios haces? —preguntó algo borde el hermano mayor.

    La pokéball acababa de capturar al Vullaby cuando Jeray miró a su hermano con algo de resquemor.

    —Oh, eres tú —dijo indiferente.

    —Vaya, aumentas tu colección poco a poco.

    Jeray lo miró por encima del hombro.

    —Podría ganarte ahora mismo.

    —Je. ¿Quieres combatir, entonces? —Ducklett dio un paso al frente.

    —¡Cuando quieras! —Rufflet hizo lo propio.



    ***FIN DEL FLASHBACK***

    Los recuerdos de Kyle se interrumpieron cuando en pantalla apareció Braviary, girando sobre sí mismo, y generando un tornado a su alrededor. Como un torpedo, a la velocidad del rayo, arremetió contra Zangoose, que trató, inútilmente, de protegerse con sus garras.

    —¡Pobre Nadia! —se lamentó Melly—. Sus puntos…

    El fortísimo impacto golpeó con dureza a los puntos de Nadia. Resistieron por poco, con 3 puntos.

    La única opción de Nadia era ganar tiempo para que el cronómetro marcase el fin del combate. Así que Zangoose se puso a saltar y correr, esquivando los incesantes ataques de Braviary.



    —Va a ganar —aventuró el hermano que aguardaba fuera.

    Melly rió.

    —Pero no lo haría si pelease contra ti, ¿no es así, Kyle? —dijo, sonriente.

    El hermano mediano se rió también.

    —Él nunca me ha ganado a mí, de igual forma que yo nunca gané a mi otro hermano. Pero yo, algún día, le ganaré.

    —¿Supongo entonces que Jeray te ganará, también?

    Kyle volvió a sonreír picarescamente. La agudiza chica sabía cómo dar en el clavo.

    —Bueno, madera no le falta.



    ***FLASHBACK***

    El combate entre las dos aves empezó de una forma muy agresiva. Los dos pokémons combatían entre ellos de forma brutal, muy agresivamente. Uno y otro aprovechaban cualquier oportunidad para atacar por sorpresa a su rival.

    Ya los dos bastante agotados, decidió Kyle utilizar un ataque tornado.

    El cúmulo de aire rodeó a Rufflet, que imitó a su rival, rodeándole con otro tornado. Ambos entrenadores veían cómo sus pokémons eran absorbidos por aquellas ráfagas de viento con algo de preocupación. Y, como si estuviesen conectados, ambos tuvieron la misma idea, y hablaron al mismo tiempo:

    —¡Sal de ahí! ¡Pájaro osado!

    Pero en lugar de salir del tornado, el tornado fue con ellos, y los dos se cruzaron en el aire sin aparentemente golpearse.

    Pero sí se golpearon; cuando las dos aves abandonaron el tornado en la nueva técnica letal que la propia casualidad e improvisación habían creado, una de ellas cayó desfallecida.

    —¡No, Rufflet!

    ***FIN DEL FLASHBACK***



    Zangoose, agotado de evitar constantemente a su aéreo atacante, que caía en picado una y otra vez.

    —Ya es suficiente —se dijo Nadia—. ¡Garra brutal!

    Al cronómetro le quedaban veinte segundos. Cuando Braviary arremetió una vez más contra Zangoose, éste no lo evitó, sino que lo arañó con una afiladísima zarpa. Para sorpresa de todos, Braviary se evaporó.

    Jeray sonrió muy motivado, y gritó:

    —¡¡Ahora!!

    Y desde el cielo y totalmente en picado, el verdadero Braviary impactó contra Zangoose, levantando una espesa nube de polvo. Zangoose estaba debilitado y Nadia tenía cero puntos en su marcador, por lo que quedó descalificada.

    —¿Cómo demonios…? —se preguntó Nadia mientras el vencedor abandonaba con porte arrogante la sala.



    Ya fuera, Melly le dio la enhorabuena a Jeray, que había demostrado un talento sin igual.

    —¿Cómo has hecho eso? ¿Cuándo usaste doble equipo? —esas fueron las palabras que dijo Kyle al ver de nuevo a su hermano.

    —Digamos —se explicó el ganador— que todo estaba preparado, así que nunca tuve que dar ninguna orden.

    Melly frunció el ceño, no le cuadraba mucho lo que decía Jeray. Entonces Kyle comenzó a reír y le dio a su hermano unas palmaditas en la espalda.

    —Es brillante, ¡magnífico! Nunca imaginé que el Braviary que ha combatido todo el tiempo contra Zangoose era una copia, ¡todo el tiempo ha sido la copia, ¿eh?!

    Jeray sonrió, orgulloso.

    —Así que era eso —decía una chica vestida de rosa que se acercó al grupo—. Una estrategia muy buena.

    —Gracias, tú también has combatido muy bien —alabó Jeray, tendiéndole la mano a Nadia.

    Ésta accedió de buena gana al saludo amistoso.

    —Es curioso —dijo de repente Melly—. Estamos aquí todos. Quiero decir, todos mis rivales estáis ahora mismo aquí conmigo.

    Los miró uno a uno.

    Nadia, cuya compañera es Musharna. Prefiere los pokémon de tipo normal, y su color de identidad es el rosa. Su técnica de combate es simple y sencilla, a la par que efectiva. Suele ser muy sociable, y tranquila. No le gustan los problemas, y por eso siempre intenta entablar amistad con todos sus rivales. El espíritu competitivo es lo que más la caracteriza. Hasta ahora, tiene dos cintas.

    Kyle, con un Infernape por compañero, se define a sí mismo como un “polifacético” amante de los pokémon de tipo lucha. Lo más llamativo de su estilo de combate son los tremendamente efectivos ataques combinados, a los que bautiza de forma muy peculiar, desconcertando a sus rivales. Es una persona tranquila. Tiene sus ideas muy claras, y suele ser muy eficiente en todo lo que hace. Su mayor cualidad podría ser su buen habla, siendo capaz de dominar casi cualquier situación, de hacer reír, irritar o emocionar a casi todo el mundo. También tiene dos cintas, además de varias medallas.

    Por último, Jeray, con otro Infernape como compañero, éste variocolor. Prefiere a los pokémon que surcan los aires. También es polifacético, participando en concursos y combates de gimnasio. Su mayor motivación es derrotar a su hermano, cosa que, según el mismo, nunca va a conseguir. Contrasta con su hermano Kyle en personalidad. Aunque también tranquilo, es algo más callado y pierde los papeles con facilidad. A pesar de todo eso, es un brillante entrenador y coordinador, dominando variadas técnicas de combate y utilizando diversas estrategias que dejan sin palabras a sus rivales. Solo tiene una cinta y varias medallas.

    Y esos eran los compañeros, amigos, y rivales de Melly.

    —Pero falta este chico de la máscara, ¿no? Él siempre está en todos los concursos donde tú estás —observó Nadia.

    Melly la miró.

    —Bueno, Mask no es como vosotros. Es tan… siniestro, tan oscuro. Da miedo.

    —Estoy de acuerdo —corroboró la chica.

    Por megafonía, la presentadora del concurso anunció que el próximo combate iba a comenzar. Con la descalificación de Nadia, solamente quedaban siete personas. Y el próximo combate era un triunfo asegurado para Melly.

    Naturalmente, así fue. Con la victoria sin despeinarse de Melly, concluyó la ya cuarta ronda, para empezar una quinta. Los puntos cada vez eran menos, y el agotamiento de los coordinadores y sus pokémons, más. El concurso de Nueva Trigal comenzaba a hacer honor a su fama de ser el más duro de todos.

    La ronda pasó para Melly y Jeray sin muchos problemas. Apenas perdieron puntos, y ambos descalificaron a sus oponentes. Tras todos los combates, quedaron solo cuatro concursantes.

    —Esto se pone interesante, ¿eh? —le comentó Kyle a Nadia en la sala de espera mientras miraban como Melly destrozaba completamente a su rival de la sexta ronda con la ayuda de Mothim—. Está claro que estos dos van a acabar en la final.

    Jeray, que estaba a su lado, sonrió.

    Entonces llegó Melly.

    —Uf, estoy muy cansada. Tantos combates acaban agotando. Me quedan ya 28 puntos, y aún me queda un combate más, como mínimo —miró desafiante a Jeray.

    El aludido se levantó, y se dirigió lentamente al escenario, dispuesto a descalificar de una vez por todas al tercer concursante que quedaba.

    —A mí me quedan 23 puntos, y no pienso perder ni uno más por ahora. Así que estaremos igualados —guiñó un ojo—. Nos vemos en la final, Melly.
     
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    MrJake

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    CAPÍTULO 48: El bosque Verde. (Byron)

    Lo pensó fríamente, ¿para qué pasarse por Villa Cuarzo? ¿Para ver a su tía y a la profesora Oak? Realmente, no merecía la pena. Prefería volver cuando hubiese conseguido algo grande; ahora, ir a su lugar de origen solo le supondría perder tiempo y tener que despedirse otra vez… así que siguió su camino hacia su cuarto combate de gimnasio, y para eso debía atravesar el legendario Bosque Verde.

    Un bosque que, sin duda, tiene algo especial: ninguno de sus árboles ha muerto nunca, desde aquellos años tan lejanos, antes del choque. Se ha mantenido intacto, como rodeado de un aura protectora.

    —Este bosque tiene algo —dijo el entrenador de nombre Byron—. Me siento extraño al estar aquí.

    —Galla —dijo su compañero, asintiendo calmadamente.

    Avanzaron lentamente por el lugar, hasta que llegaron a un pequeño lago. A los pies del lago, un gran árbol ofrecía una dulce sombra que acogió a los agotados viajeros. Byron liberó a sus pokémon, que corretearon por el lugar, mientras él y Gallade se recostaban, cansados, bajo el árbol

    Mudkip se bañó alegremente en el lago, chapoteando continuamente.

    Aerodactyl sobrevoló el lugar, en busca de algo interesante que hacer.

    Mientras, Fraxure practicaba un movimiento en secreto, sin saber que Lampent observaba entre las sombras.

    —¡Fraaaaa! —gritó el pokémon dragón, tornándose su cuerpo rojo, en un gran esfuerzo.

    Su cuerpo irradió llamas, pero, justo cuando iba a desplegar el poder de un ataque Enfado, el esfuerzo era tan grande que cayó exhausto.

    Lampent emitió una risita desde su escondite, y el pokémon dragón pudo oírla

    —¿Quién anda ahí? —dijo Fraxure mirando a su alrededor. EL lenguaje pokémon fue fácilmente entendido por su acechador.

    —Je je je —se rió siniestramente Lampent, dejándose ver—¿Practicando para sorprender a Byron?

    Fraxure agachó la cabeza.

    —Me has pillado —confesó—. Byron ha hecho mucho por mí en el poco tiempo que lo conozco. Quería dominar este poderoso ataque para que se sintiese orgulloso de mí. Después de todo, él me ha demostrado que puedo confiar en los humanos.

    Lampent recordó entonces los inicios de Fraxure en el equipo, su miedo a los humanos. La curiosidad le llevó a preguntar:

    —¿Qué pasó exactamente… por qué estabas en ese barco?

    Fraxure agachó la cabeza, y se dejó caer en sus patas de atrás, cayendo sentado en el verde suelo.

    —Unos miembros de ese equipo Neutrón me raptaron —comenzó a contar—. Me separaron de mis padres, de mi familia. Todo porque yo era especial, era diferente. “Variocolor”, nos llaman a los pokémon que somos de distintos colores. Somos muy pocos, y por eso somos raros… y muy bien vendidos en el mercado negro, eso decía aquella mujer.

    —¿Mujer? —preguntó intrigado el farolillo.

    —Sí. Sus jefes la llamaban “Hera”. Ella resultó ser una de los Titanes. Y era científica. Su objetivo… era averiguar por qué mi color no era como el de los demás de mi especie, para así poder hallar una posible fórmula con la que transformar a pokémons normales en variocolor. Me hizo cosas horribles —se estremeció—. Y, cuando se rindió, al no descubrir nada interesante en mí, ordenó que me arrojasen al mar. Me lanzaron al agua… casi me ahogo. Tuve suerte de que pude subirme a aquel barco.

    —Pero estaba lleno de gente, ¿no?

    —Sí. Y tenía miedo a que me volviesen a hacer algo malo. Así que me escondí por donde pude, y sin querer, rompí uno de los cables. El resto ya lo sabes —sonrió.

    Lampent le devolvió la sonrisa.

    —Tuvo que ser horrible —dijo en tono paternal.

    —Lo fue —confirmó el dragón—. Nunca olvidaré la cara de esa mujer.

    Hubo un rato de silencio. Los dos pokémon se pararon a observar como Mudkip jugaba alegremente en el lago, demostrando unas cualidades nadadoras impropias de su especie.

    —A mí también me hicieron mucho daño esos Neutrón —dijo Lampent—. Ese tal Fangy, o Crono, como se hace llamar, casi me mata con su Carnivire. Pero Byron me salvó —miró al cielo—. A Aerodactyl lo rescató Byron de los Neutrón también. Cuando aún era un fósil. Y a Gallade… bueno, fue Crono quien mató a sus padres —miró a Fraxure—. Después de todo, todos nosotros tenemos algún motivo para querer acabar con esos Neutrón.

    Fraxure señaló al lago.

    —Pero, ¿y él?

    Es verdad, pensó Lampent.

    —Cierto —dijo—. ¿De dónde habrá salido Mudkip? ¿Será cierto que viene del pasado?

    —No lo sé, pero es muy especial, sin duda— observó Fraxure—. Un Mudkip, ¿usando rayo solar?

    —Sí, desde luego, es… —pero sus palabras se vieron interrumpidas por Aerodactyl, que los llamó desde el aire.

    —¡Chicos! —gritaba el pokémon.

    Fraxure y Lampent miraron hacia el cielo. Su compañero bajó hasta poder hablarles.

    —La he encontrado.

    Llamado por la curiosidad, el pequeño Mudkip se acercó al trío.

    —¿A quién has encontrado? —preguntó Fraxure.

    Aerodactyl sonrió. No había duda de que tramaba algo.

    —Subid encima de mí.

    Los tres se subieron a lomos de Aerodactyl, que sobrevoló la zona. Al otro lado del bosque, tumbada en un campo de flores, durmiendo plácidamente, se encontraba una Tangela. Mudkip no pudo evitar ponerse a exclamar, feliz:

    —¡Es ella! ¡Ellaaaaa! ¡Ellaaaaa!

    —Es cierto, ¡es la Tangela que huyó de Byron en el monte Plateado! —confirmó Lampent.

    Aerodactyl afirmó con la cabeza.

    —Se me ha ocurrido una idea genial —dijo pícaramente Aerodactyl—. ¿Y si la atrapamos? Mientras Byron duerme, la atraparemos, y cuando se despierte, ¡le daremos una sorpresa genial! ¿Qué decís?

    Realmente, era una gran idea.

    —¡Guay, guay! —decía eufórico el pequeño Mudkip.

    —Sin duda, será lo más raro del mundo —dijo Fraxure con una gota estilo anime—. ¡unos pokémon atrapando a otro pokémon!

    —En fin, ¡agarraos! —gritó Aero mientras descendía a gran velocidad.



    Ya en tierra, los pokémon bajaron de su montura, y Lampent, el elegido por su tipo para combatir contra Tangela, se acercó sigilosamente a ella. Cuando estuvo cerca, preparó un pirotecnia que hubiese lanzado… de no ser porque Tangela, instintivamente, mientras aún dormía, agarró al pokémon con uno de sus látigo cepa.

    —¡Oh! —exclamó Fraxure.

    —Es buena —dijo con una gota de sudor el atrapado Lampent, que decidió aumentar su propio calor corporal, para quemar a Tangela.

    Notando el calor, el pacífico pokémon planta soltó bruscamente a Lampent y se despertó de un salto.

    —¿Nos recuerdas, Tangela? —dijo burlón Lampent.

    El pokémon lo miró y después miró a sus compañeros.

    —¿Y vuestro entrenador? —se preguntó.

    —Durmiendo —contestó Mudkip, con su siempre amplia sonrisa, mientras se revolcaba por el suelo.

    —¿Durmiendo? ¿Entonces, qué queréis? —se preguntó sin entenderlo Tangela.

    —¡Atraparte! —exclamó Fraxure.

    Lampent asintió.

    —Eso es. Nuestro entrenador quiere que vengas con nosotros. ¡Y nosotros queremos que él esté feliz!

    Tangela dio un paso atrás, dudando.

    —¿Os manda él?

    Todos negaron con su cabeza.

    —Venimos porque queremos darle una sorpresa —confesó Aerodactyl.

    —Ven con nosotros, no es necesario luchar —propuso Lampent—. Serás muy feliz con Byron.

    Dándole la espalda a su rival, Tangela dijo firmemente:

    —Yo ya soy feliz.

    —Pero estás sola, ¿no? —adivinó Fraxure.

    Esas palabras hicieron estremecerse al pokémon planta, que de nuevo se giró a mirar a sus acosadores.

    —Estás viajando de un lado a otro porque no tienes familia, ni nada que hacer; estás sola, y buscas alguien que esté a tu lado, ¿no es así? —aventuró Aerodactyl.

    Tangela tragó saliva.

    —Si lo que buscas es una familia —dijo Lampent.

    —Aquí tienes una —completó su frase Fraxure.

    Tangela volvió a dudar. Esta vez, dio un paso al frente.

    —¿Una familia, decís? Está bien; demostradme lo buen entrenador que es ese Byron. ¿Cualquiera de vosotros podrá derrotarme? —dijo, desafiante.

    —Cualquiera —afirmó firmemente Lampent, que ya se preparaba para el ataque.

    —Entonces—continuó Tangela—, ¡que sea él quien me gane!

    Todos miraron a la dirección en la que miraba el pokémon de tipo planta. Tragando saliva casi al unísono, todos se estremecieron. El aludido comenzó a saltar de alegría.

    —¡Bien! ¡Jugar, jugar!

    —¿E-Estás segura de que quieres luchar contra Mudkip? —dijo compadeciéndose de Tangela Lampent.





    Mientras...

    —¡Uaaaa! —se desperezó el recién levantado Byron. Acercándose al lado, dejó que los rayos de sol le diesen en la cara, despertándolo definitivamente. Miró a su alrededor, y comprobó que ninguno de sus pokémon se encontraba por allí — “Estarán por ahí jugando” —pensó.

    —¡Gaaaa! —bostezó Gallade, que se acercó tras despertarse a su compañero.

    —Que bien sienta una buena siesta, ¿eh, Gallade?

    El pokémon asintió.

    Hubo un rato de silencio, en el que ambos se dejaron invadir por la sensación de paz y tranquilidad de la naturaleza de aquel mágico bosque. Byron, de nuevo, no pudo evitar tener la extraña sensación de que aquel bosque tenía algo que le invadía los sentidos, algo que le hacía sentir extrañamente bien.

    —¿Sabes, Gallade? —se dispuso a contar el entrenador—. Se dice que, desde tiempos inmemoriales, las personas que nacen en este bosque tienen una especie de “don” especial, un don que les permite entender a los pokémon, comprender sus pensamientos, curarlos solo con tocarlos y quien sabe que otras maravillas más. Todo por nacer en este bosque —miró al cielo.

    —El Viridian Mind, ¿no? —dijo una voz.

    Byron se giró y miró extrañado a su interlocutor.

    —¿Quién es usted?

    El anciano sonrió.



    Los pokémon de Byron, mientras tanto, miraban la pelea, sintiendo una extraña mezcla de risa y pena.

    —Pobre Tangela —se lamentó con una gota de sudor Fraxure, mientras que Mudkip acosaba con placajes a la aludida.

    —¿No se está cebando Mudkip? —dudó Lampent, al observar que Mudkip congelaba con un rayo hielo sus pies, impidiéndole el movimiento.

    —Madre mía —suspiró Aerodactyl. Mudkip cargaba un lanzallamas, mientras la pobre Tangela no podía ni moverse.

    —¿¡Lanzallamas!? ¿Qué locura es…? —dijo Tangela, antes de debilitarse por la calcinación.

    —¡Yaaaaa! —exclamó feliz Mudkip, dando media vuelta para mirar a sus compañeros.

    —¡Rápido, la pokéball! —le dijo a Aerodactyl Lampent.

    —¡Oh! Es cierto, ¡olvidé la pokéball!

    Los presentes se cayeron al estilo anime. Todos menos Mudkip, que, como un rayo, salió a correr con un velocidad extrema. A los pocos segundos, volvió a aparecer con una ball en su boca.

    —¿Cómo se la has quitado a Byron? —quiso saber Fraxure.

    —No estaba, dejó la mochila al lado del árbol —sonrió Mudkip tras entregarle el objeto a Lampent.

    Lampent se aclaró bruscamente la garganta, mientras decía:

    —Qué raro va a sonar esto —susurró—. ¡Pokéball, atrápalo!





    —¿¡El excampeón? —exclamó alterado Byron.

    Chamder, sentado junto a Byron a orillas del lago, sólo asintió nostálgicamente.

    —Ya sólo soy un anciano entrenador más. Mi era pasó.

    —I-Igualmente es un honor, señor Chamder. ¿Conoce usted del Viridian Mind?

    Chamder asintió lentamente. Después, miró con su arrugado rostro a Byron y dijo con calma:

    —Yo nací en este bosque. Y por tanto tengo ese don.

    Byron lo miró estupefacto. Antes de que pudiese hablar, el excampeón continuó contando:

    —Cuando estoy aquí me siento muy bien. Me siento como en casa, como si este lugar fuese mágico, y el aire que se respira me llena el alma.

    Byron asintió.

    —Yo también siento eso.

    El excampeón se sobresaltó.

    —¿También tienes el Viridian Mind, chico?

    —Eh, no. ¿Por qué lo pregunta usted?

    Chamder se levantó y comenzó a andar por la zona, meditativo.

    —No es común que una persona común sienta la esencia del bosque. ¿Tal vez tienes sangre del Viridian Mind? —propuso Chamder.

    —No lo creo, señor Chamder. Mi madre era una mujer normal, y, bueno, mi padre… supongo que lo conocerá. Él se llama Flint.

    Un vuelco fue lo que dio el corazón cansado de Chamder. Las palabras de Byron, esa única frase, le hizo recordar varias cosas. Y algo en sus recuerdos no cuadraba.

    —Entonces, tú… —sin dar crédito, el excampeor quiso cerciorarse—. ¿Estás seguro de que Flint es tu padre?

    Byron pareció no comprender el porqué de su sobresalto.

    —Claro que estoy seguro. ¿No lo conoce? Él le ganó hace mucho tiempo, y renunció a su derecho de ser campeón.

    —Claro, claro que lo conozco —confirmó—. Me venció y, como tu bien dices, rechazó su recompensa. Luego vino ese otro chico, Fangy, que también me derrotó e igualmente rechazó sus honores… así que eres el hijo de Flint. Eso es muy interesante.

    Byron, que seguía sin comprender nada, miró al cielo, observando como Aerodactyl se acercaba con el resto de sus pokémon en su lomo.

    —¡Hombre, aquí llegan! —exclamó el entrenador con una sonrisa. Aero aterrizó y sus pokémon bajaron. Lampent le ofreció una pokéball — ¿Y esto? —dijo, tomándola. Al cogerla, se abrió y salió de ella un Tangela—. ¡Ey, es el Tangela del Monte Plateado! —miró a sus compañeros, que sonreían—. ¿Habéis sido vosotros solos? —la respuesta era obvia—. Gracias, muchas gracias —miró a su nuevo pokémon—. Tangela, bienvenido al equipo. Ey, señor Chamder, mire —no terminó la frase; cuando volteó a ver a Chamder, éste ya no estaba.

    Byron miró a su alrededor, en un intento vano de encontrar a su interlocutor perdido. Sin éxito en su intento, suspiró, y le dijo a sus pokémon que era el momento de dirigirse a la ciudad.

    Cuando comenzaron a andar, murmuró:

    —¿Sangre del Viridian Mind, yo?
     
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    CAPÍTULO 49: Dudas y secretos (Equipo Neutrón)

    —Hasta ahora —explicaba calmado Cronos, mientras sus piernas lo llevaban de un lado a otro de la sala, bajo la atenta mirada de los cuatro comandantes—, hemos estado bajo el anonimato. La policía supo de nosotros, a causa de ese Jake, pero al no saber donde buscar ha cesado de investigar. En cualquier caso, muy poca gente sabe de nosotros. Pero es cuestión de tiempo que la gente note la ausencia de los legendarios, o bien que los pocos que nos conocen corran la voz. Eso implicaría ser conocidos como banda criminal; y a nosotros no nos interesa eso —su caminata adelante y atrás por la zona se continuaba—. Por eso, Apolo me ha pedido que les comunique el plan.

    —¿Plan? ¿Plan para qué? —replicó el de la máscara.

    Cronos lo miró severamente. En la voz de Hades había un desprecio notorio. Sin más, explicó el plan:

    —Es sencillo; unos paletos van por ahí alardeando de ser “villanos”. En más de una ocasión los medios de comunicación han hablado de gente que va por las calles “pidiendo” a la gente que le “preste” sus pokémon. A esa gente me refiero —tomó aire—. Poco más sabemos de esta especie de banda. Sabemos también que se hace llamar “Team Rocket Pro”.

    Deméter rió burlonamente y Zeus hizo un comentario grosero.

    —Sí, se echan rosas a sí mismos —dijo entre risas el Titán—. Pero bueno, la idea es que extenderemos el rumor de que han robado a los pokémon legendarios nosotros mismos… con la diferencia de que acusaremos a este equipo. Sencillo, práctico y fácil. Quiero que ordenéis a todos los reclutas de vuestras patrullas que extiendan el rumor: “¡Los del Team Rocket Pro están robando a los legendarios!”. ¿Entendido?

    Los cuatro asintieron, y su jefe les dio la señal de que saliesen del lugar.



    Poseidón caminó por los pasillos, mirando a través de la ventana que daba a un lugar vacío, mostrando varias paredes rocosas muy próximas al lugar. Era, lógicamente, un lugar subterráneo; la base principal de los Neutrón.



    Zeus caminaba junto al cabizbajo jefe de la patrulla marítima. Notando su evidente preocupación, preguntó:

    —¿Sucede algo, Poseidón?

    Poseidón, aun mirando a través de la ventana, negó con la cabeza.

    —No es nada —contestó de forma vaga—. Alguien quien realmente es mi enemigo me dijo algo que no sé si creer.

    Zeus se cruzó de brazos y continuó andando en silencio. Su compañero seguía mirando al vacío a través de la ventana mientras caminaba. Miró atentamente, y de repente se paró.

    —Es curioso, ¿eh? —comentó el jefe de los mares—. Parece mentira esta, nuestra base principal, esté bajo tierra. ¡Y encima debajo de lo que menos se esperan!

    Zeus rió.

    —Cuando esté todo a punto de terminar, será épico —dijo Zeus, uniéndose a la admiración del suelo subterráneo—. Apolo es sin duda un genio; sólo él es capaz de idear todo esto. ¡Colocar la en el mismo templo…!

    —Míralo así —replicó Poseidón—: cuando empiece la Ofrenda, no tendremos ni que desplazarnos.

    Los dos comenzaron a reir. Una carcajada que se vio cortada de raíz cuando Poseidón habló:

    —Empiezo a pensar que la Ofrenda es una locura.

    Zeus lo miró con la cabeza ladeada.

    —Tal vez; nunca he comprendido lo que pretende hacer Apolo cuando la llevemos a cabo, pero, ¿sabes qué? Yo lo hago por Rhunted.

    Poseidón bajó la mirada.

    —Si mi hermano —siguió el jefe de los aires— quería eso, si ese era su sueño, yo haré que se haga realidad.

    Poseidón se giró para mirar fijamente a su compañero.

    —Sí, te entiendo; por eso estamos aquí todos. Por ellos, por Rewta y compañía. Pero, ¿y si no pretendían hacer lo que nosotros creemos? ¿Y si su objetivo es otro… pero la manera de llegar hasta él es la misma? —habló siniestramente—. ¿Y si, de alguna manera, nos traicionan? Nuestra propia familia…

    Zeus se estremeció.

    —Y, ¿por qué iban a hacer eso?

    De nuevo Poseidón agachó la mirada.

    —Piénsalo fríamente; lo que queremos hacer no es malo, en cierta medida. Sin embargo, podría traer unas consecuencias gravísimas. Ahora bien, ¿pretendía el viejo Alto Mando hacer lo mismo que nosotros? ¿O algo peor? —tomó aire—. Y lo que es peor: ¿qué hay de su jefe, del hombre que los dirigía? Aún no se le ha atrapado, sigue libre, a saber dónde. ¿No te preguntas por qué no nos han dicho nada de él?

    Zeus abrió la boca para intentar hablar. Lo hizo un par de veces, pero no encontraba la teoría adecuada para contrarrestar la de Poseidón Comenzaba a tener dudas, igual que su compañero.

    Bajo su sombrero blanco, el jefe de la patrulla marítima sonrió y dijo:

    —¿Cómo te llamas?

    Zeus levantó una ceja.

    —Zeus, ¿qué pregunta es esa?

    —No, no me refiero a eso. Quiero decir, tu nombre de verdad.

    La pregunta cogió por sorpresa al muchacho. Aun así, confío y dijo:

    —Mark.

    Poseidón se giró y lo miró cara a cara.

    —Eres un buen muchacho —le dijo, poniendo su mano derecha en su hombro izquierdo—. Trata de no dejarte manipular por ella.

    Zeus quedó completamente pálido, mientras el otro comenzó a andar por el pasillo.

    —¡Eh! Pero, ¿sabes algo? —exclamó desde lejos—. ¡¿Cómo lo sabes?!

    Sin girarse, Poseidón levantó la mano y dijo:

    —Vamos, ¡los nombres en clave ya lo dicen todo!

    Y se marchó, mientras reía.



    El comandante de rubios pelos caminó sigilosamente por el pasillo más alto, el pasillo de los Titanes. Reflexionó sobre las palabras de Poseidón, sobre las dudas que le había generado. Pero decidió que no era momento de pensar mucho en eso, y entró sin hacer demasiado ruido en la sala de uno de los Titanes.

    Allí dentro, ella estaba ocupada con un experimento. Zeus llegó y la abrazó por detrás. Colocando su mentón en su hombro, le dijo, mirando lo que estaba haciendo:

    —¿Qué hace mi científica favorita?

    Ella sonrió mientras el otro empezaba a darle besos en el cuello y en la mejilla.

    —Ya vale, Zeus. Estoy ocupada.

    Lentamente, el comandante se separó de ella y tomó asiento a su lado. Miró atentamente el experimento de la mujer y dijo, entre risas:

    —¿Una lavadora? ¿Estás experimentando con una lavadora?

    Ella no contestó, simplemente siguió con su trabajo. Pasado un tiempo, dijo, aun pendiente de lo que hacía.

    —Zeus, ¿sabes la que te puede caer como se enteren de que Hera, la comandante, tiene una relación contigo?

    —¡Anda! —exclamó él—. ¿Y a ti qué?

    Ella sonrió, en cierto modo macabramente.

    —¿A quién creerán? ¿A un comandante que tiene fantasías conmigo, o a mí, una Titán que sufre el acoso de un vulgar jefe de patrulla?

    Zeus se rió.

    —No serás capaz —se levantó y la volvió a abrazar, esta vez frente a frente. Comenzaron a darse besos, pequeños besos. Al poco tiempo, él se separó de ella y se dispuso a marcharse.

    —Bueno, me voy. Como no quieres que sigamos con esto…

    Ella se rió y lo agarró del brazo. Los dos sonrieron mientras seguían besándose.

    De repente ella se dirigió a su mesa.

    —Te he preparado un regalo.

    —¿Ah, sí?

    Hera cogió entre sus manos unos tres extraños cachivaches de metal. Se los ofreció al comandante, que no comprendía qué eran. Ella se explicó.

    —Son unas placas de magnetismo regulado. Mira —dijo mientras cogía una y la lanzaba contra la silla. La placa se adhirió a la silla y se agarró a ella automáticamente, como si fuese una mochila—. Cualquier cosa a la que le pongas esto se verá fácilmente atraída por cualquier imán. Da igual que sea grande o pequeño, o que el objeto sea inmenso; lo atraerá. Creo que te será de mucha utilidad, siendo tú entrenador de pokémon eléctricos que utilizan el magnetismo.

    Él los miró sonriendo. Era un “regalo” ciertamente peculiar. Aun así, estaba feliz.

    —En fin —dijo él, irónico nuevamente—. El acosador se marcha.

    —¡Déjate de tonterías, bobo! —ella lo volvió a abrazar y se fundieron en un beso.
     
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    MrJake

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    Nova, aventuras en la nueva tierra pokémon
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    CAPÍTULO 50: Cuenta la leyenda (Jake)

    Alzó la vista para admirar lo que sobre él se alzaba; una majestuosa mansión. Una mansión enorme, en plena montaña. Vacía; siempre lo había estado. No estaba en mal estado, ni tampoco parecía ser nada “fantasmal”. Simplemente, se decía que esa mansión, aislada del mundo, nunca estuvo habitada.

    A los oídos del hombre de ojos marrones llegaron muchos rumores. Rumores de que en la mansión se escondía algún tipo de criminal. Que durante años ha sido una guarida secreta de una banda ilegal. Que un asesino huyó tras cobrarse varias víctimas y se escondió en ella. Como fuese, Jake no se quedaría sin saber la verdad. Y más aún cuando sus famosos presentimientos le hacían pensar que conocía de la utilidad de aquella mansión. Del por qué fue usada.

    Sin duda, parecía abandonada; no se veía ninguna luz en el interior, ningún ruido; ninguna señal de vida. Y, lo que era más sorprendente; ¡la puerta se abrió con un simple golpe! Era como si alguien supiese que Jake iba a dirigirse al lugar.

    El hombre entró en la casa, que, para su sorpresa, estaba completamente limpia y bien cuidada. La luz funcionaba con completa normalidad. Sin duda había aún actividad en esa casa.

    Avanzó con cautela, temiendo que hubiese alguien el lugar. Hasta que entró, tras subir unas infinitas escaleras, en una habitación. Encendió la luz y quedó boquiabierto mientras miraba el lugar. Llamó a Zoroark, que seguía investigando la mansión, para que se acercase al lugar.

    Unas paredes negras adornaban siniestramente el espacio. Un espacio grande, lleno de librerías, con una cama hecha inmaculadamente y un pulcro escritorio de ébano. Varios papeles estaban perfectamente colocados sobre éste. Pero no era la pulcritud del lugar lo que llamó tanto la atención del entrenador. En una pared, la que quedaba justo frente a la puerta, había multitud de objetos, desde estatuas antiguas, y numerosos objetos de apariencia arqueológica. Un gran mapa de Nova colgaba sobre la misma pared, un gran mapa tachado de arriba abajo con un grueso rotulador negro.

    Jake caminó lentamente hacia la pared. Miró con detalle una estatua de tamaño mediano. Entonces, a su cabeza vino la imagen de aquella visita a Pueblo Leyenda, cuando vio la estatua del héroe. Quedó mirando esa estatua, y pudo casi afirmar que aquel chico de la estatua era la misma persona que el de pueblo leyenda. ¡Era una estatua original!

    Luego, se dirigió al escritorio y agarró un cuaderno cerrado que allí había. Lo abrió, y le sorprendió una gruesa y gran letra. Comenzó a leer.

    El héroe.

    Según cuenta la leyenda, “la luz del héroe mostrará el camino”. Antaño, cuando sucedió el Choque, la terrible guerra entre legendarios que desoló el mundo, y los continentes se unieron como única salvación, el creador, Arceus, escogió a un chico. Dentro de ese chico, el creador guardó parte de su alma divina. Esa luz, esa energía, esa alma, se traspasaría de generación en generación. Y cuando el mundo estuviese en problemas, puesto que Arceus, sumido en un sueño, no podría hacer nada por él, sería el descendiente de la época quien salvaría una vez más nuestras tierras. La luz divina de Arceus le guiaría hasta salvar el mundo, siendo ese su destino.

    Mi teoría sobre la luz menguada.

    Este espíritu divino, esta luz, no puede permanecer igual de potente tras tantos años de descendencia desde el héroe original. La luz debe haber menguado, hasta tal punto de que quizás no sea, por sí sola, capaz de “mostrar el camino”, de salvar el mundo. Es por eso que varios descendientes del héroe, varios portadores de la luz, deberían de juntarse para, entre todos, intensificar la luz. Esto quiere decir que si sólo hubiese un héroe, su luz no sería suficiente para nada.

    La verdad acerca del Choque.

    Nos cuentan algo de una catastrófica guerra hace quinientos años, una guerra entre legendarios. Nos cuentan que fueron los pokémon quienes desolaron el mundo, y fueron también ellos, los legendarios, quienes lo reconstruyeron formando uno nuevo, de los restos de los continentes, nuestra Nova. ¿Debemos creer esto? ¿Fue un colapso entre legendarios realmente lo que provocó esto? Sospechando que la verdad no es esa, he investigado por mi propia cuenta. He obtenido y analizado diversos hechos históricos antiguos, tales como estatuas del héroe y escritos de la época que se conservan amargamente. Un largo estudio de arduo trabajo me han hecho deducir que las estructuras y demás pruebas tienen una antigüedad de unos 700-1200 años (no puedo estimar con más exactitud). En cualquier caso, es obvio que el choque sucedió hace más de 500 años. ¿Qué pasó realmente? Si se ha mentido sobre la fecha, ¿quién nos dice que no nos han mentido sobre el verdadero motivo de la unión de los continentes? Quizá fueron, de algún modo, los humanos quienes provocaron el desastre.



    Apartó el entrenador la vista de los escritos para reflexionar sobre lo que leía. ¿Era realmente algo cierto? El Choque… ¿nunca sucedió, tal y como lo conocemos? ¿Nova tiene mucho más de 500 años de antigüedad? Siguió leyendo:



    Me interesa conocer el origen de Nova para saber mis posibilidades. Es posible, si en realidad Nova no fue originada como creemos, que el héroe sea una vulgar leyenda.

    Buscando al héroe.

    Investigué también mi mayor preocupación: el héroe. De ser cierta, esa leyenda sería un grave obstáculo en mi objetivo. Por eso analicé con cuidado los orígenes de esta dinastía de héroes. Miré y remiré en informes antiquísimos, analicé las estatuas, todo lo que pude, para averiguar quién era el primer héroe. Conseguí establecer una hipótesis sobre quien pudo ser. Es extraño, casi no figuran datos de la persona a la que acusé de ser el héroe. Ni siquiera sus estatuas se parecen a él, ni su nombre es ciertamente conocido. Mis sospechas se centran en esta persona por haber oído hablar en numerosos escritos, leyendas y demás, de un entrenador sin igual, de aquella época en la que yo mismo dato que sucedió “el Choque”. Casualmente, se mencionan unos escritos de alto valor, de un valor sin igual, en los que hay algún secreto no revelado que ese hipotético héroe usó durante sus andanzas. Escritos de su propio puño y letra, escritos en alguna agenda, cuaderno o libreta, supuse. Guiado por esta corazonada, elaboré una teoría: esos escritos pasaron de generación en generación, hasta hoy. Luego alguien en la actualidad posee ese cuaderno. Lamento afirmar que me equivoqué; nada se sabe del paradero de esos escritos. Tras arduos años investigando sin parar, analizando cada movimiento que hizo el chico al que marqué como héroe, la poca información que conocía de él, por fin averigüé quien era su descendiente. De ahí pasé a los nietos del héroe, de los nietos a los bisnietos, y, contra más me acercaba a la actualidad, más fácil me era averiguar quienes eran los siguientes descendientes. Al final, llegué a los que yo, convencido estaba de que así era, consideraba como los héroes actuales. Lógicamente, la simpática familia era totalmente inconsciente de su importancia en el mundo. El padre era el descendiente más cercano y el más viejo que vivía, y los hijos, por analogía, también tendrían la llamada luz divina “menguada”. Ya descubierto el hipotético paradero de los héroes actuales, mi plan podía empezar.

    El plan.

    Conseguí el apoyo de cuatro personas, personas con sed de poder, personas que serían grandes aliados. Hablo del alto mando de la liga pokémon. Junto a ellos, elaboré una asociación juntos comenzamos el plan. Lo primero era lo primero; deshacernos del héroe. Un simple gesto sería suficiente para acabar con la vida de todos ellos. Oh, que feliz me sentí al ver sus muertes, sin ninguna acusación hacia mi persona, sin sospechas de que nadie pudiese haberlos matado. Con uno de ellos muerto me era suficiente, ¡pero me cobré la vida de dos de ellos! Fantástico.

    Jake respiraba agitado, ¡el autor de esas palabras era el jefe fugitivo del alto mando en su época criminal! A penas quedaban páginas escritas en el cuaderno, y quizás esas últimas podrían indicarle el paradero de este jefe.

    Fracaso.

    Sí, fracasamos. Mis aliados fueron pillados y encarcelados. Yo logré huir, y me recluí en una bella mansión abandonada que yo mismo reconstruí, en una montaña sin signos de vida. Mi era no ha acabado. Y mis cómplices han tenido una idea genial. Ahora, daremos el golpe maestro.

    ¿Supervivencia?

    No sé como, pero uno de los héroes seguía vivo. Yo mismo pude ver como se moría delante de mis ojos, pero, sin saber por qué seguía allí, vagando por Nova, vivo y con energía. ¡Oh, y qué lejos ha llegado! Sí, es sorprendente. Tampoco me importa mucho que siga vivo; según mi teoría de la luz menguante, con que uno de los actuales héroes esté muerto, mi plan no correrá peligro. Ninguna leyenda, por muy cierta que pueda ser, arruinará mis planes.



    Se sentía nervioso. Ese hombre era un loco obsesionado con “el héroe” y con las leyendas de Nova, que quien sabe qué pretendía hacer. Para conseguir su objetivo, había investigado durante años como un loco y había descubierto cosas que nadie sabía sobre Nova, cosas que, sin motivos para confiar, Jake creyó al pie de la letra. Para conseguir su objetivo, ese hombre… había matado.

     
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    Lelouch

    Lelouch Rey del colmillo

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    Creo saber quien será el nuevo héroe, se me hace bastante obvio, sin embargo no lo revelaré para no quitar el misterio; por otra parte lo que no se me hace obvio es quien es la persona que escribió tal escrito. Te felicitó pues esta historia es verdaderamente sublime, sigue con tu excelente trabajo por qué ya quiero descubrir lo que aguarda en el final, saludos y sigue como ahora.
     
  20.  
    MrJake

    MrJake Game Master

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    CAPÍTULO 51: Tormenta en Pueblo Ámbar (Byron VS Tronlek) (Byron)

    Al fin el entrenador de rubios pelos alcanzó Pueblo Ámbar, hogar de su cuarta medalla. Decidido, iba a dirigirse sin más dilación al núcleo del pueblo, el gimnasio. Pero un cartel publicitario le llamó la atención.

    ¡Mira Gallade! —exclamó el entrenador, mirando atento el cartel. Una chica con pelo ondulado, morena y con unos grandes ojos verdes aparecía en él.

    Gallade se quedó mirando el cartel y después centró la vista en su entrenador. Comprendiendo el humano lo que su pokémon quería decir, Byron se sobresaltó.

    —¡Eh! ¿Qué insinúas? No lo digo por la chica, descarado. Mira, ¡junto a ella, aquí!

    El pokémon miró a donde su entrenador le indicaba. Un pokémon algo más pequeñito, en la esquina del cartel, posaba elegantemente luciendo unos enormes ojos azules y un largo pelo, en una apariencia muy femenina. Gallade miró a Byron y se rascó la cabeza.

    Con una gota anime en su cabeza, Byron golpeó suavemente a su pokémon en la cabeza.

    —Eres un animal. ¡No lo digo porque sea muy guapa! ¡Es Meloetta! ¡Un pokémon legendario! —Byron volvió a centrar su mirada en el pokémon mencionado—. Acuérdate de esa chica, Melly, y su Manaphy. Acuérdate de Mew. ¡Esos del equipo Neutrón quieren robar a los legendarios! Y seguramente quieran robar a Meloetta. ¡Y mira lo que dice aquí! —leyó en voz alta el cartel—. Regina y Meloetta, cantantes y bailarinas. Y mira cuando debutan: ¡Mañana a las ocho de la tarde, en Pueblo Talento!

    Gallade miraba a su entrenador atónito. Se comprendía que ese día el pokémon no estaba muy espabilado.

    —Tenemos que salvarlas, ¿no? Seguro que, con carteles como estos por todos lados, los Neutrón sabrán de la actuación e irán allí. ¡Así que tenemos que estar allí, nosotros que sabemos que estos criminales atacaran, para defenderlas! —Byron se sentía como un superhéroe—. Pero lo primero es lo primero.



    Siguieron su caminata hacia el gimnasio, dispuestos a derrotar a su líder y ganar una medalla más.

    El pueblo dependía totalmente del gimnasio. Éste funcionaba como generador de electricidad de todo el pueblo. Si algo fallase en el gimnasio, todo el pueblo sufriría un apagón.

    —Es un lugar muy grande —admiró Byron al entrar en el gimnasio y contemplar la gran explanada redonda donde se encontraba. En el centro, una especie de tubo enorme ascendía hasta el techo. Podía verse como el tubo estaba lleno hasta arriba de numerosos Magnemites.

    —¿¡Hola!? —gritó el entrenador al no ver a nadie que le recibiese.

    Una fuerte palmada se escuchó al otro lado del gran escenario, retumbando el eco en todo el lugar.

    —¡Vamos, cambio, chicos! —dijo una ruda voz a lo lejos. Los Magnemites dentro del cubo transparente comenzaron a bajar, perdiéndose bajo el escenario, y al tiempo, numerosos Voltorbs cubrían su puesto.

    Un hombre muy fornido, llevando un pelo de color rubio platino puesto en punta de manera exagerada, apareció, caminando desde lo lejos. Lo seguían cuatro pokémon eléctricos que avanzaban cerca de él.

    Ya delante de Byron, el hombre, que le sacaba al menos veinte centímetros al muchacho, extendió su mano en señal de saludo. El otro correspondió, y sintió que todos los huesos de su mano iban a romperse por la tremenda fuerza del apretón del líder.

    —Encantado, chaval. ¡Soy Tronlek, líder del gimnasio! —se presentó con ronca voz.

    Byron trató de hablar, pero el dolor de su mano le hizo soltar un pequeño gemido. El líder, sonriente, separó su mano de la de Byron, y riéndose al darse cuenta de lo que le sucedía, le dio una “suave” palmada en la espalda, y comenzó a caminar hasta su puesto en el estadio.

    —Auh… —se quejaba Byron, encorvado como un anciano con lumbago—. Dios, al menos este tipo tendrá un médico para los aspirantes —murmuró, mientras se ponía recto de nuevo.

    —Cuando te recuperes, podremos luchar, chico —propuso Tronlek, desde lo lejos.

    Byronm se hizo el duro y dijo con voz firme:

    —¡Cuando tú quieras! Y por cierto, ¡me llamo Byron!

    El otro sonrió desde lejos, y pulsó un botón en una especie de reloj que portaba en su muñeca. El tubo lleno de Voltorbs comenzó a ascender, hasta que se perdió, saliendo del tejado.

    —¿Qué es todo esto?

    —Verás —explicó Tronlek—. Debajo de este gimnasio hay una enorme planta que antaño fue una gran central de electricidad. Un paraíso para los pokémon eléctricos. Pues bien, ellos viven allí plácidamente, y a cada tres horas les toca cambiarse para entrar a este “tubo”; dentro de éste, generan la electricidad necesaria para abastecer de ella a todo el pueblo, ya que, fuera del gimnasio, el tubo sobresale ligenamente, conectándose con numerosos cables que comprenden la red eléctrica de la zona. Bueno, pues cada vez que algún aspirante viene al gimnasio, para que el tubo no moleste, asciende hacia arriba, y queda visto por todo el pueblo. Emitirá una luz por obra de la electricidad, y así todos sabrán que una batalla pokémon va a comenzar. Es cuestión de tiempo que las gradas se llenen.

    Byron miró a sus lados, y pudo observar enormes gradas, completamente vacías.

    —Supongo que no hace falta decir que soy experto en los pokémon eléctricos. Estos son mis muchachos —señaló a sus pokémon—. Te presento a Raichu, Magnezone, Zebstrika y Jolteon.

    Los cuatro pokémon mostraron chispas a modo de saludo.

    —Bien, ¡pues cuando quieras empezamos! —exclamó cerrando su puño Byron.

    —Claro, déjame primero que te explique brevemente mis reglas. Combates dobles, usando cuatro pokémons. Ni aspirante ni líder pueden cambiar. Si uno de los dos pokémon que conforman la pareja cae, el otro estará también descalificado. No hay tiempo límite. El líder saca primero. ¿Preparado?

    Byron asintió, confiado.

    —Bien, ¡Jolteon y Zebstrika, a por ellos! —exclamó el líder, y sus dos pokémon avanzaron a paso firme por el escenario.

    —De acuerdo —asintió Byron, que agarró dos pokéballs y las lanzó—. ¡Tangela y Lampent!

    Los dos pokémon salieron a escena.

    —“Bien, he entrenado poco a Tangela, sólo un poco antes de entrar aquí… espero que se maneje bien con Lampent” —pensó el rubio—. ¡Vamos, pirotecnia, Lampent, y usa Látigo Cepa, Tangela!

    El ataque de Lampent fue fácilmente devorado por un tremendo rayo combinado de los dos rivales que golpeó duramente a los pokémon de Byron.

    Antes de que el rayo cesase, un fuerte humo surgió de Lampent; un infortunio, que usó estratégicamente para camuflarse, de modo que no se vio el resultado del ataque.

    Tronlek miró el humo extrañado.

    —¿Qué clase de falacia es esta?

    Byron reía.

    El humo se levantó y ninguno de los pokémons de Byron estaba donde Tronlek creía.

    —¿Y esto?

    Bajo una sonrisa, Byron dijo:

    —¡Vamos, chicos, Recurrente y Pirotecnia, como un bombardeo!

    Del cielo comenzaron a caer montones de esferas de energía y de fuego que hirieron masivamente a Zebstrika y Jolteon.

    —Argh, ¡pantalla luz! —exclamó Tronlek, y sus pokémons crearon barreras invisibles que disminuyeron pronunciadamente el daño.

    Entre tanto bombardeo, Tronlek quiso saber cómo demonios había hecho Byron semejante “truco”. Miró entonces al techo, y pudo ver a Tangela colgando con su látigo cepa del techo como buenamente podía, mientras con otro látigo cepa agarraba a Lament. Ambos escupían sus ataques desde lo alto.

    —Ordené a Tangela usar látigo cepa —explicó el entrenador—, pero no dije que lo usase contra ti.

    —Ya veo. Je —rió Tronlek—. Buena estrategia, pero se ha acabado —cerró su puño con fuerza—. Vamos con un rayo doble, chicos.

    Sin dejar de defenderse con pantalla luz, los dos pokémon arrasaron con el bombardeo de sus rivales y atacaron con un rayo a los mismos. Tangela y Lampent tuvieron que aterrizar para esquivar el ataque.

    Byron estaba tan concentrado que tardó en percatarse de que centenares de personas los contemplaban en las gradas, que ahora estaban llenas.



    —“Vaya vaya, que estrategia más interesante —pensaba un hombre rubio que, tras sus gafas de sol miraba atento el combate—. El chico tiene madera, siempre la ha tenido, pero ha mejorado mucho desde que nos enfretamos”.



    —¡Ánimo, Byron! —el entrenador se giró a ver el origen del grito y saludó alegre al que le gritaba—. “Ja, seguro que le gana” —pensó sonriente Sully.



    —Vaya, la gente se ha animado, ¿eh? —dijo alegre Tronlek—. ¡Demos un buen espectáculo! ¡Chispa!

    Los dos pokémon se lanzaron, corriendo juntos, contra los de Byron, rodeados de electricidad.

    —“¿Me da la sensación de…?” —quiso pensar Byron, pero no tuvo tiempo de hacerlo; sus oponentes se le echaban encima—. ¡Lampent, adelántate y espacio raro!

    Lampent avanzó hasta casi chocarse con los dos kamikazes que tenía por rivales, pero utilizó espacio raro, de forma que su velocidad se redujo muy considerablemente, y avanzaron a cámara lenta. Tangela, fuera de la zona afectada por el ataque, aprovechó la oportunidad.

    —¡Rayo solar, Tangy!

    Los látigos cepa de Tangela concentraron energía en un punto.

    —¡Oh, mierda! —se quejaba Tronlek al ver que sus pokémon estaban atrapados en una trampa que casi los inmovilizaba.

    —¡Ya! —gritó Byron, y, completamente coordinados, Lampent cesó el espacio raro y Tangela escupió su rayo solar, que arrasó completamente con Jolteon. Zebstrika pudo, hábilmente, apartarse del ataque al saltar a un lado cuando el espacio raro acabó.

    Empotrado contra una pared, Jolteon parecía estar a punto de debilitarse, pero nada más lejos de la realidad. Zebstrika se acercó a su compañero y, con una descarga, lo sanó casi por completo.

    —¿Qué? —exclamó alarmado Byron.

    —Es su habilidad especial; ¡absorber electricidad!

    Byron se puso serio, sabiendo que el combate no había hecho más que empezar.

    —Toca el contrataque —dijo Tronlek—¡Prepárate, Byron! ¡Usad electrocañón!

    Los dos pokémon concentraron su energía en una misma esfera eléctrica.

    —“Tal y como pensaba. Siempre usan el mismo ataque a la vez para doblar su potencia —pensó el rubio—. Un electrocañón multiplicado por dos… ¡acabaría ipso facto con mis pokémons! Solo me queda esquivarlo y aprovechar el momento en el que tengan que recuperar sus fuerzas”

    El electrocañón salió disparado a una velocidad sobrehumana, y los pokémon de Byron lo esquivaron por muy poco.

    Dispuesto a atacar aprovechando el supuesto cansancio de sus rivales, Byron quedó estupefacto al ver que cargaban otro electrocañón sin esperar ni un minuto. Sólo Jolteon parecía cansado, y únicamente se dedicaba a reforzar el electrocañón que cargaba su compañero.

    —“Ahora lo entiendo —comprendió Byron—. Sólo uno de ellos usa el ataque en sí, el otro refuerza el golpe… así, en el golpe siguiente, cambian los papeles y el que refuerza aprovecha para recuperar fuerzas —el electrocañón de nuevo casi alcanza a los pokémon de Byron—. Sólo veo una salida, podrían pasarse así todo el tiempo…”.

    —¡Lampent! —gritó Byron—. Sé que no te gusta, pero ¡es la única salida!.

    Lampent asintió, dispuesto a todo por su entrenador. Cubrió a Tangela y esperó el ataque con entereza. El electrocañón le dio de lleno y cayó debilitado al instante… no sin antes usar mismodestino.

    —¡Ja, acabé con… ¿eh?! —se preguntó Tronlek al ver a sus dos pokémon en el suelo, debilitados, sin explicación aparente.

    —Era un mismo destino —dijo Byron cogiendo en brazos a Lampent . Lo devolvió a la pokéball tras unas palabras de agradecimiento, y después devolvió a su Tangela a la pokéball—. Primera ronda acabada, amigo. Y ha sido un empate.

    Tronlek permanecía totalmente inmóvil ante la situación. Nunca nadie le había mostrado ser tan efectivo en combate. Nadie había superado tan bien sus estrategias, sin duda, ese entrenador era muy bueno. No le cabía la menor duda de que su vínculo con sus pokémon era extremadamente fuerte que podría vencer a quien se propusiese. El público le vitoreaba, admiraba su entereza, su fuerza, su calma, sus ganas de combatir. Ciertamente, Byron estaba sereno y aguardaba pacientemente la elección de pokémon de su rival, elección que ya estaba más que clara.

    Respirando hondo, Tronlek alzó su mano y acto seguido la llevó al frente, señalando a su rival.

    —¡Raichu y Magnezone, a por ellos!

    Byron se quitó su gorra, dejando al aire su cabellera rubia y de punta. La arrojó al aire y después sacó dos pokéballs, una la lanzó al frente y la otra, al aire. De la primera salió Fraxure, imponente, decidido. De la segunda, Mudkip, que cogió al vuelo la gorra y cayó al suelo con la misma en su cabeza, puesta del revés.

    Tronlek trató de ponerle nervioso:

    —Bonita actuación para un concurso. Pero esa actuación no te servirá en un estadio de combate, amigo.

    —Tranqui, colegui —habló irónico el entrenador—. En combate, somos el doble de buenos.

    —Ja —rió el líder—. ¿Un Mudkip, un bebé, y encima de tipo agua? ¡Por favor!

    Byron comenzó a reírse a carcajadas, de una forma totalmente descarada.

    —Yo que tú no me reiría de Mudkip —aconsejó, y después se puso serio nuevamente—. ¡Fraxure, garra dragón, a por Magnezone!

    Fraxure se rodeó de un “fuego” azul y se abalanzó contra Magnezone. El pokémon metálico evitó el ataque con relativa facilidad.

    Tronlek miró a Fraxure, que seguía arremetiendo contra Magnezone en vano. Permaneció riendo, mirando como Fraxure atacaba ridículamente sin lograr alcanzar a Magnezone. No se dio cuenta hasta entonces de que se olvidaba de Mudkip… cuando volvió su vista a donde Byron, Mudkip no estaba a sus pies.

    —¿Eh? ¿Cómo? —dijo Tronlek, mirando a todos lados, sin poder encontrar a Mudkip. Mientras tanto Byron reía.

    De repente, sobre Raichu, apareció de la nada, tras usar teletransporte. Sobre la cabeza de Raichu, lo miro desde arriba y dijo un cómico.

    —¡Buu!

    Y de repente, el pokémon y su gorra saltaron muy alto, con Raichu en brazos.

    Todos los presentes estaban boquiabiertos, y Byron se reía.

    —¿Qué demonios has hecho? —le reprochó Tronlek a Byron mientras miraba cómo Mudkip daba vueltas y vueltas en el aire con Raichu agarrado en lo que era un movimiento sísmico.

    —¿Yo? ¡Nada! —dijo entre risas el aspirante—. No le he ordenado nada a Mudkip, ¡sólo le he dicho que juegue con Raichu! —miró al cielo, observando a Mudkip dar vueltas y vueltas— ¡Mudkip, tampoco te pases! —le gritó—. ¡Y cuidado con mi gorra!

    En el aire, Mudkip dejó de girar y miró a su amigo, asintiendo, justo antes de caer en picado, aún sobre el mareado Raichu.

    Temiendo la brutal caída, Tronlek miró a su otro pokémon, que seguía evadiendo las garra dragón de Fraxure.

    —¡Magnezone, levitón sobre Raichu antes de que caiga, vamos.

    Justo antes de caer, Raichu, mareado y seminconsciente, pudo frenar gracias a su nueva capacidad para levitar. Mudkip, por su parte, saltó delicadamente junto a Raichu, y la gorra de Byron cayó luego sobre él.



    —¿Cómo puede…? —se preguntaba el muchacho de las gafas de sol, que miraba bajo ellas el combate desde el público—. No, no estoy soñando. ¡¿Un Mudkip usando teletransporte y Movimiento sísmico?!



    —“Es bueno, después de todo —dijo Byron—. Ha sabido proteger a Raichu de la caída, y ningún garra dragón ha impactado en Magnezone. Voy a tener que pensar en otra cosa”

    —Ahora me toca a mí —dijo irritado Tronlek, y Magnezone, que cargó en su espalda a Raichu, ya recuperado del mareo—. ¡Vamos, chicos! ¡La combinación! ¡¡Foco resplandor y rayo!!

    Magnezone avanzó hacia sus oponentes, arrojando bolas de energía, mientras Raichu usaba rayo continuamente, a modo de cañón de rayos láser.

    Cada vez se acercaban más amenazadoramente, como si fuesen un tanque de guerra.

    —“Vale, una estrategia interesante —dijo Byron, que se secó el sudor de la frente con la manga derecha de su chaqueta—. Si siguen avanzando, atacarán a mis pokémon… y no creo que pueda adelantarme al ataque tan fácilmente. Si me acerco sin más, golpearán con fuerza, no cesan de atacar ni un momento —buscó por un momento en su memoria—. Esta estrategia me recuerda tanto a… ¡claro!”



    ***FLASHBACK***

    Los niños caminaban con su padre por las ruinas de Paleta. El más pequeño iba sobre los hombros de su padre, admirando el paisaje.

    —¡Papá, papá! —gritó el pequeño, de nombre Byron—. ¡Mira, papá, un Noctowl! —señaló al aire.

    —Um, ¡parece muy fuerte!

    El mayor, caminando junto a su padre, miró al pokémon y comentó:

    —¿Lo vas a atrapar?

    Flint sonrió, y, sin dejar a su pequeño hijo en el suelo, saco dos pokémon.

    —¡Salid, Jynx y Houndoom!

    Los dos pokémon salieron y miraron amenazantes al pokémon que sobrevolaba el lugar.

    —No llegarán hasta él —observó el hijo mayor.

    —Um… —reflexionó Flint—. Byron, ¿qué es lo que dices cuando te cojo en hombros?

    —¡Que estoy tan alto que puedo tocar el cielo! —gritó el niño con los brazos extendidos hacia el cielo.

    —Exacto —dijo Flint, asintiendo—. ¡Jynx, súbete a Houndoom! ¡Houndoom corre en círculos, y mientras, Jynx, usa rayo hielo!

    Los pokémon obedecieron. Mientras Houndoom corría, Jynx, a sus espaldas, usaba frente a sí rayo hielo, congelando el suelo y creando así una especie de camino. Como una montaña rusa, corriendo en círculos y círculos, los pokémon crearon una espiral de caminos de hielo hasta estar a la altura de Noctowl. Una vez ahí, Houndoom se abalanzó sobre él.

    —¡Guao! —exclamaron los niños ante tal estrategia.

    ***FIN DEL FLASHBACK***

    Byron sonrió inexplicablemente y murmuró unas palabras:

    —Gracias, papá.

    Luego, su tono de voz creció considerablemente, y dio una orden con energía.

    —¡Mudkip, súbete a Fraxure! —obedeció—. ¡Muy bien, Fraxure corre alrededor de tus rivales, y mientras, Mudkip, ve creando un camino helado con rayo hielo!

    La escena que su padre creó una vez se estaba repitiendo; cabalgando a Fraxure, Mudkip creaba un camino que rodeaba al “tanque” enemigo, en círculos, ascendiendo cada vez más y más, mientras el constante bombardeo de sus rivales era esquivado fácilmente.

    Llegaron tan alto que los pokémon quedaron indefensos, rodeados de esa espiral de hielo.

    —¡Ahora, atacad!

    Fraxure miró a Mudkip. El pequeño pokémon comprendió que esta vez quería lucirse, y asintió, dejándole a él el trabajo. Mudkip saltó y se apartó, mientras que Fraxure se dejó caer en el centro de la espiral de hielo, rodeado completamente de llamas extrañas, ¡era un Enfado!

    —Fraxure… —suspiró orgulloso su entrenador.

    Cayó a tal velocidad que los otros dos pokémon no tuvieron tiempo de reaccionar. El golpe hizo que el hielo se resquebrajase, y se deshizo en trozos.

    Mudkip, que había caído, gorra en cabeza, sobre la cabeza de Byron, miraba preocupado el resultado del ataque.

    Todo el público miraba nervioso el escenario. Repentinamente, el hielo tembló, y Fraxure asomó la cabeza entre los fragmentos.

    Salió completamente, y, tirando de algo con todas sus fuerzas, logró sacar de bajo los escombros a Magnezone y a Raichu, debilitados.

    El público aplaudió de repente, gritando el nombre de Byron, el de Fraxure, y el de Mudkip.

    Byron abrazó a Fraxure y a Mudkip, orgulloso de su combate.

    —Te felicito, chico —dijo, sonriente, Tronlek, que regresó a sus pokémon, acercándose a su victorioso oponente—. La medalla centella es más que tuya —le ofreció la medalla.

    Byron sonrió y agarró la medalla. Alzó el brazo con el pequeño emblema en brazos. Todo el público gritó y aplaudió con entusiasmo.



    El líder ya estaba solo en su gimnasio. Bajaba el tubo de energía para colocarlo en su sitio de nuevo, cuando se dio cuenta de que un hombre rubio con gafas de sol aún permanecía sentado en el público. El único que permanecía entre el público.

    —¿Sucede algo? —inquirió el líder.

    El muchacho se levantó y se quitó sus gafas, mientras bajaba al escenario.

    —Tengo una propuesta para ti.

    —¿Propuesta?

    —Un intercambio, tu Magnezone por mi Electrivire.

    La repentina propuesta pilló por sorpresa al líder, que la iba a rechazar, cuando el otro individuo le interrumpió:

    —Se ve a distancia que tu Magnezone es un verdadero aventurero. Le encanta luchar, sí… pero, ¿no crees que le gustaría ver mundo? La vida en un gimnasio es muy monótona para él.

    Tronlek escuchó en silencio. El otro sacó una ball.

    —En cambio… mi Electrivire solo quiere luchar, cuantas más batallas gane, mejor. Creo que contigo estaría en muy buenas manos.

    Dudó un momento el líder, y finalmente dijo:

    —¿Cómo sé que puedo fiarme de ti?

    El individuo sonrió.

    —Te garantizo que sé más que cualquier otro de pokémons eléctricos. Por algo me llaman Zeus.



    Curiosidad: Los líderes de Gimnasio también tienen un nombre en relación con el tipo que controla. Véase: Stephan, que deriva de Steel, acero; Azuliza, derivación de la palabra Azul, color claramente relacionado con el agua; Mindy, cuyo nombre surge de Mind, mente, el arma más poderosa de los pokémon psíquicos; y por último Tronlek, cuyo nombre es una variación de “Electrón”. ¿Seréis capaces de averiguar la relación entre el nombre del líder y su elemento en los cuatro líderes restantes?
     
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