Nova, aventuras en la nueva tierra pokémon

Tema en 'Fanfics Abandonados Pokémon' iniciado por MrJake, 12 Julio 2012.

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    MrJake

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    Título:
    Nova, aventuras en la nueva tierra pokémon
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    86
     
    Palabras:
    4293
    Bueno, aquí viene otro capítulo. Este es bastante largo, bastante. Espero que lo disfruten :)

    CAPÍTULO 22: Cuando la marea sube… Byron VS Azuliza (Byron)

    El entrenador pokémon estaba apunto de alcanzar su destino: Ciudad Marea.

    Una ciudad que se caracteriza por estar sometida a la marea: situada en plena costa, y sobre la parte de terreno más hundida de toda Nova sur (Sinnoh), siempre está algo cubierta de agua, y dependiendo de la marea, puede que simplemente cubra los pies o puede en enfangue la ciudad entera. Por eso, los edificios están construidos a conciencia, elevados por pilares, para evitar el agua. Se podía acceder a ellos a través de escaleras de mano que sus dueños colocaban con la marea baja o bien por la puerta principal si la marea es alta.
    En esta ciudad no había coches, ni ningún otro tipo de vehículo. Únicamente existen góndolas con las que la gente puede desplazarse por las calles cuando están cubiertas de agua (al estilo de la ciudad de Venecia)
    Puede parecer algo incómoda la presencia de la marea en las vidas de los ciudadanos, pero todos los residentes aman su ciudad y aman el mar.
    Se dice que es una de las ciudades más exóticas y dignas de ver de toda Nova.

    Byron bajaba una ruta muy empinada, notándose ya el hundimiento de la zona. El camino comenzó a hacerse arenoso, indicando la presencia de la playa, del mar. Ya a lo lejos se podían divisar casas construidas en lo alto y una pequeña parte de agua cubriendo el suelo de la ciudad., rompiendo las olas contra la parte más baja de la cuesta.
    Cuando Byron alcanzó la ciudad, se metió en el agua, que le llegaba por las rodillas, y comenzó a avanzar por la húmeda ciudad mientras llevaba en hombros a Kirlia, al cual el agua le llegaba por el pecho.
    La gente transitaba las calles como si nada. Se veía a muchas personas subiendo y bajando por escaleras de mano que comunicaban con los edificios. Incluso en algunos más lujosos, había ascensores.
    El pobre Byron, teniendo que cargar con Kirlia y con el huevo, ansiaba encontrar el gimnasio cuanto antes.
    —Perdone, señor —le preguntó a un hombre que pasaba por su lado—, ¿sabe usted donde está el gimnasio pokémon?
    El hombre, al que acompañaba un Poliwraght que nadaba de espaldas plácidamente por el agua, sonrió antes de hablar.
    —¡Vaya, vaya! ¿Retarás a mi mujer? —Byron se sorprendió—. Sí, señor, ¡la líder es mi mujer! Acompáñame, chico, te llevaré hasta el gimnasio. Debemos darnos prisa, pronto subirá la marea —comenzó a andar.
    —Gracias —dijo Byron siguiéndole.
    El hombre le llevó justo bajo un gran edificio con una exuberante forma de concha. Debajo de éste había un extraño ascensor. Ambos hombres y sus pokémon se montaron en éste, y el hombre presionó un botón.
    —¿Sí? —se oyó una voz cuando presionó el botón.
    —Cariño, soy yo. ¡Traigo a un aspirante! —habló entusiasmado el hombre.
    La femenina voz dijo:
    —¡Oh, excelente! Os subiré en seguida.
    Y el ascensor comenzó a subir.
    —Chico, —advirtió el hombre—. Mi mujer no es moco de pavo, ¡no señor! Ten mucho cuidado con ella. No aparenta ser tan fuerte como en realidad es.
    Cuando el ascensor penetró en el edificio, Byron y su guía bajaron en una plataforma justo frente a un gran estadio, a más altura del mismo. Al otro lado había otra plataforma, vacía.
    Una chica esperaba ansiosa a que los dos hombres se bajasen del ascensor. Cuando lo hicieron, dijo:
    —Cariño, ¿este es mi rival?
    Él asintió. La mujer, que llevaba una vestimenta azul, pelo recogido en un moño y ojos igualmente azules. Le dio la mano a Byron.
    —Encantada. Soy Azuliza, líder de este gimnasio y especialista en los maravillosos pokémon acuáticos.
    —Yo soy Byron.
    Azuliza sonrió, mirando a su marido.
    —Cariño, ponte cómodo en las gradas.
    —Oh, ¡claro, claro! —dijo el hombre, caminando por uno de los laterales hasta ponerse cómodo en las gradas.
    —Déjame que te explique las reglas de mi —comentó Azuliza—. Serán combates individuales, tres contra tres. ¿Qué hay de especial? Depende de la misma naturaleza.
    Byron echó la cabeza a un lado, sin comprender muy bien.
    —Te explico: habrás notado que esta ciudad es especial, ¿no? Está inundada por el agua… y cuando la marea sube, se cubre casi al completo, ¿no? Por eso los edificios están tan altos —tomó aire—. Bien, no sé si te habrás fijado que el gimnasio está más bajo que el resto de edificios.
    Byron se sorprendió.
    —Oh… no, no lo había notado.
    —Pues es así. ¿Y por qué, dirás? Fácil. Porque la marea cubre así, cuando está alta, el estadio de este gimnasio. ¡Así se convierte en un campo de agua!
    Byron frunció el ceño.
    —¡Pero eso te da ventaja a ti!
    Ella rió.
    —Por eso esto es, como yo lo llamo, ¡un desafío contrarreloj! —explicó la líder— Mira esa gran pantalla. Allí aparecerán, cuando comencemos a combatir, una cuenta atrás que indicará el tiempo que queda para que el agua cubra el estadio. No te preocupes por nosotros, tú y yo estaremos lo suficientemente elevados en nuestras plataformas, el agua no llegará. Bueeeeeno, ¿aceptas el desafío?
    Byron estaba muy motivado.
    —¡Por supuesto!
    Azuliza sonrió, y comenzó a andar por los laterales, mientras su marido gritaba palabras de ánimo. Cuando se colocó en la plataforma opuesta a la de Byron, dijo:
    —¡El líder saca primero! ¡Adelante, Piplup!
    Un pingüinito muy pequeño salió de la ball, rodeado de burbujas. En la gran pantalla, unos enormes números aparecieron: 1: 23: 00, y comenzaron a bajar, como si fuese un cronómetro.
    —Tiene mucho tiempo, chico, ¡una hora y veintitrés minutos! —exclamó Azuliza—. No pierdas el tiempo, ¡saca a tu pokémon!
    —¡Bien! —pensó— “Puedo aprovecharme del escenario. Aún no hay agua, y el estadio está muy bajo. Si lo saco a él, ese Piplup no podrá alcanzarlo —volvió a hablar— ¡Sal, Aerodactyl!
    Aerodactyl salió, emprendiendo el vuelo, muy por encima de donde estaba Piplup.
    —Pokémon pájaro, un clásico para este gimnasio —comentó la líder—. Todos los entrenadores creéis que usando un pokémon que vuele venceréis fácilmente. Subestimáis a Piplup. ¡Hidrobomba!
    Piplup lanzó una ráfaga de agua potentísima contra Aerodactyl, que volaba. La evitó por muy poco.
    —¡Usa avalancha!
    Aero comenzó a arrojar rocas contra el suelo. Piplup corría como un loco para evitar las piedras que caían sobre su cabeza.
    —Bien, tú lo has querido. ¡Piplup, hidrobomba contra el suelo!
    La fuerza del torrente de agua elevó por los aires a Piplup, que quedó a la altura de Aerodactyl
    —Salta sobre él.
    Piplup se colocó sobre el lomo de Aerodactyl.
    —¡Aero, testarazo contra la pared!
    —No le dejes. Rayo hielo contra sus alas.
    Piplup congeló cada ala de Aerodactyl, que no pudo mantenerse en el aire y se precipitó al suelo. Piplup saltó, cayendo con delicadeza.
    —Aero, ¡vamos! ¿Puedes levantarte?
    Byron animaba a su pokémon a que se incorporase, pero sus alas, congeladas, impedían al pájaro rocoso ponerse en pie.
    —Se acabó —Azuliza habló con mucho ímpetu—. ¡Hidrobomba!
    La potentísima ráfaga de agua aniquiló a Aerodactyl, que no pudo moverse.

    Byron agachó la cabeza mientras regresó a su pokémon.
    —Vamos, Lit, sal.
    Litwick salió al campo, asustado. No le agradaba la idea de combatir contra un pokémon de agua.
    El cronómetro marcaba 1:12:47, y bajando.
    —Un pokémon fuego —dijo interesada Azuliza—. Suerte de que a la marea le queda. ¡Burbuja, Pip!
    —Esquívalo.
    Litwick corrió para evitar las burbujas.
    —Ahora, ¡pirotecnia!
    Lanzó una pequeña bomba de fuego contra Piplup.
    —No servirá de nada. Hidrobomba.
    El chorro de agua extinguió por completo el ataque de Litwick. Por poco impacta contra la pequeña velita.
    —Litwick, ve con cuidado. Si te da con su hidrobomba…
    Azuliza sonreía desde su plataforma.
    —Usa acua-jet, Piplup —ordenó.
    Piplup se lanzó de cabeza contra Litwick, rodeado de agua.
    —¡No! ¡Litwick!
    El pokémon de fuego iba a recibir el impacto, y a su dueño no se le ocurría qué hacer. Entonces, por su propia cuenta, Litwick cargó un ataque que lanzó contra su agresor, que perdió el equilibrio, cayendo al suelo.
    —¡Un energibola! ¡¡Genial, Litwick, bien hecho!! ¡Lanza otra! —Byron estaba emocionadísimo.
    La vela cargó otro energibola. Piplup, mientras tanto, se levantaba del suelo, dolorido. Cuando se puso en pie, otra energibola impactó contra él, esta vez debilitándolo definitivamente.
    —¡Pip! Vuelve, amigo —retiró la líder de gimnasio—. Muy bien, Byron. ¡Vaporeon, te toca!
    Vaporeon salió al campo, acompañado de unas estrellas brillantes que hicieron aún más elegante su salida.
    —Un Vaporeon, ¿eh? —comentó Byron. Miró el cronómetro. A penas quedaba una hora— Aún hay tiempo, ¡mucho! ¡Litwick, energibola!
    —Doble equipo.
    La energibola impactó en una simple copia de Vaporeon. Las copias rodearon Litwick.
    Todos los Vaporeon miraban a Litwick con ojos amenazadores. Pero ninguno hacía nada, y Azuliza no daba orden alguna. Simplemente, sonreía.
    A Byron le desconcertó la estrategia de Azuliza.
    —¡Pirotecnia, destruye esas copias! —ordenó Byron.
    Las bombas de fuego destrozaban las copias de Vaporeon, pero, por cada una destrozada, el pokémon generaba una nueva. Parecían infinitas.
    Así, Litwick intentó en vano alcanzar a Vaporeon con sus ataques. Una y otra vez, lanzaba un pirotecnia que de nada servía, aparte de para hacer desaparecer una copia y por consiguiente que se crease otra.
    Y Vaporeon no hacía nada. Sólo miraba.
    Entonces Byron comprendió que era lo que Azuliza pretendía. Cuando quiso darse cuenta, el cronómetro marcaba 00:33:27, y bajando. ¡Estaba ganando tiempo! Si el agua cubría el estadio, Litwick tendría las de perder.
    Byron se puso nervioso, ¡había que acabar con Vaporeon como fuese, no podía estar así por más tiempo! Entonces se decidió por un plan.
    —¡Vuelve, Litwick! —retiró a su pokémon—. Vamos, Kirlia, ¡a por él!
    Kirlia saltó al escenario, y las copias de Vaporeon le rodearon ipso facto.
    —Kirlia, usa onda voltio, ¡a tu alrededor! —ordenó Byron.
    Kirlia emitió varios rayos que impactaron en todas las copias de Vaporeon, haciéndolas desaparecer y dejando al verdadero a la vista, que saltó para evitar el ataque.
    —Vaporeon, ¡rayo hielo!
    El pokémon acuático lanzó un rayo helado que Kirlia evitó con gran elegancia dando un salto atrás.
    —Kirlia, hoja mágica.
    —Mantoespejo.
    Kirlia lanzó varias hojas multicolor contra Vaporeon, que creó un espejo invisible. Este espejo frenó las hojas y las devolvió contra Kirlia, a una velocidad mucho mayor.
    Impactaron en él con el doble de potencia.
    —¡Kirlia! —exclamó su dueño—. ¿Estás bien?
    Kirlia asintió, dolorido.
    Entonces Byron pensó que podría hacer.
    —“Usar su estrategia contra él. ¡La táctica de papá!”

    ***FLASHBACK***

    —¡Guau, papá! —exclamó el pequeño Byron—. ¡Ya tienes otra medalla! Tienes siete…
    El padre sonrió.
    —¿Cómo lo haces? ¿Por qué eres tan fuerte?
    —Es muy fácil, hijo —dijo su padre—. Cuando no sabes qué hacer y crees que has perdido, ¡utiliza la misma táctica que tu rival! Eso le desconcertará.
    Byron miraba admirado a su padre.
    —Nunca falla esa táctica —continuó explicando él—. Recuérdala; —acarició el pelo de su hijo—. Cuando seas entrenador, te servirá de mucho.

    ***FIN DEL FLASHBACK***

    —“Eso es… usar su propia estrategia” —hablando—. ¡Doble equipo, Kirlia! ¡Rodéale!
    Kirlia rodeó a Vaporeon, que se vio indefenso.
    —Onda voltio.
    Uno de los Kirlias lanzó un onda voltio contra Vaporeon, que lo devolvió con su manto espejo, acabando simplemente con una copia.
    —¡Ya basta! —gritó Azuliza— ¡Poder oculto contra todas las copias.
    Byron sonrió.
    —Prueba un manto espejo, Kirlia.
    Todas las copias de Kirlia crearon una barrera que devolvió el poder oculto contra Vaporeon. Éste cayó debilitado al momento.
    Kirlia volvió a ser uno, e hizo una reverencia.
    —¡Sí! ¡Le hemos ganado! ¡Genial, Kirlia!
    —Vaya, excelente —alabó Azuliza—. Me recuerdas mucho a mi hija, no sé por qué. Supongo que tienes el mismo entusiasmo que ella. En fin, ¡adelante, Politoed!
    Politoed salió a escena con una energía abrumadora, cantando y saltando, alegremente.
    —Politoed, ¿eh? ¡Kirlia, hoja mágica!
    —Psíquico.
    Con una alegre danza, Politoed tornó sus ojos azules y desprendió una fuerte energía psíquica que frenó las hojas y lanzó por los aires a Kirlia.
    —Ahora, ¡onda certera, Poli!
    Politoed, tan alegremente, generó una onda de energía en sus manos, que posteriormente lanzó contra el agotado Kirlia. Kirlia se debilitó.
    —¡Kirlia! —gritó Byron.
    Azuliza sonrió mientras su Politoed bailaba, celebrando la victoria.
    —Politoed, sube a Kirlia a la plataforma, anda —pidió Azuliza, sabiendo que Kirlia no tenía pokéball.
    Con sus psíquico, Politoed levantó a Kirlia y lo soltó a los pies de Byron.
    —Kirlia, descansa —dijo Byron colocándolo tumbado.
    Miró el reloj. Apenas 10 minutos.
    —Litwick —dijo mirando a su pokéball—. Confío en ti. Sólo tienes diez minutos, amigo. ¡Adelante!
    Sacó al pokémon, que miró de nuevo temeroso a su oponente de tipo agua.
    Ya el agua comenzaba a llenar la zona. Cubría unos cinco centímetros del suelo.
    —El agua comienza a llenar esto, ¿eh? —comentó Azuliza—. En diez minutos será una bonita piscina. ¡Hidropulso, Politoed!
    Litwick estaba temblando, ¡el agua le comenzaba a cubrir, poco a poco! Esquivó el hidropulso a duras penas.
    —Vamos, Poli, ¡pistola agua!
    También lo evitó con dificultad.
    —“Litwick no podrá hacer mucho más. En cuanto el agua le cubra por completo, se debilitará —pensó el entrenador” —habló—. ¡Energibola, Lit!
    La energibola fue hábilmente esquivada por Politoed, que dio un cómico salto, chapoteando luego en el poco agua que había.
    Litwick estaba débil. Quedaban ocho minutos y el agua ya cubría casi todo su cuerpo, quedando su llamita únicamente al descubierto. Saltaba continuamente para intentar respirar fuera del agua.
    Politoed miraba a Litwick, esperando a que el agua hiciese su trabajo.
    Poco a poco, se fue llenando el escenario de agua. Ya cubría completamente a los dos pokémons. La llamita de Litwick se apagó, y cerró sus ojitos. Cayó debilitado.
    —¡Litwick! —dijo preocupado Byron.
    Entonces, Litwick comenzó a brillar. Flotó envuelto en una luz hasta quedar a la altura de la plataforma de Byron, fuera del agua. Su forma comenzó a cambiar, y cuando la luz cesó…
    —¡Lamp! —gritó.
    —Ha evolucionado —dijo sorprendida Azuliza— ¡Es un Lampent!
    Byron miraba a su evolucionado Litwick. Ya no era una indefensa velita. Ahora era una lámpara, su llama estaba protegida por un cristal y, ¡podía flotar!
    Lampent miró a Byron, asintiendo. El contador llegó a 0, ya el agua cubría el escenario. Lampent lo sobrevolaba.
    —Vaya, menudo giro, ¿eh? —comentó Azuliza—. ¡Pero no hemos acabado! ¡Bote, Politoed!
    Bajo el agua, Politoed se impulsó en el suelo y salió disparado hacia arriba, saliendo del agua. Intentó saltar sobre Lampent, pero este desapareció, como un fantasma que era, cayendo Politoed en el agua. Apareció de nuevo, habiendo ya caído en la “piscina” su oponente.
    —“Bien, ¡está todo controlado! —pensó Byron— Ahora tengo que pensar en un modo de atacarle. Mientras esté en el agua, estará protegido de Lampent. Hay que atacar cuando salga, pero, ¿cómo? Es muy rápido, ¡a Lampent a penas le da tiempo de esquivar su ataque bote”.
    Mientras el entrenador pensaba, Lampent esquivaba los incesantes y rápidos botes de Politoed.
    —“Si pudiese hacer que fuese más lento… pero, ¿cómo?”
    Lampent continuaba esquivando los atauqe de Politoed.
    —“Tal vez… —continuaba pensando Byron— tal vez pueda Lampent utilizar ese ataque… el que papá nos enseñó”

    ***FLASHBACK***

    El padre y los hijos estaban agachados entre los arbustos. Un Ninjask revoloteaba ágilmente por la zona, mientras los tres lo miraban atentos.
    —Ese pokémon será perfecto —susurró el padre de Byron—. ¿Veis lo rápido que es? Pues ahora veréis. No os mováis.
    Los dos hermanos esperaron pacientemente detrás del arbusto, mientras su padre le salía al paso al Ninjask
    —¡Adelante, Slowking!
    El Slowking del padre, caminando lentamente, avanzó hasta Ninjask. El ágil pokémon bicho lo observaba de cerca, moviéndose como un rayo.
    —Papá está loco —murmuró el hermano de Byron— ¡Slowking es muy lento! Y ese pokémon es muy rápido, ¿qué hará?
    Byron se encogió de hombros mientras miraba el combate. Slowking bostezó, y parecía que no le importaba que el bicho lo mirase de forma amenazadora, revoloteando a su alrededor.
    —¡Espacio raro, Slowking! —dijo el padre.
    Slowking creó un campo extraño a su alrededor. De repente, Ninjask, que estaba dentro del campo, comenzó a volar muchísimo más lento. Sus alas ahora se movían lentamente. Sin embargo, Slowking comenzó a moverse con una agilidad nunca vista en él.
    —Guau… —exclamaron admirados los hermanos.

    ***FIN DEL FLASHBACK***

    —“Espero que sí… es la única manera” —habló— ¡Espacio raro, Lampent!
    Politoed salió del agua como una bala, y justo al salir, Lampent creó un campo psíquico que los envolvió a él y a su rival. De repente Politoed pareció perder velocidad, como si fuese a cámara lenta. Pareció quedar suspendido en el aire.
    —¡Sí! —dijo emocionado Byron— ¡Lampent, ataca!
    Lampent generó entre sus manos una esfera de luz y la lanzó en forma de rayo solar. El rayo solar golpeó en Politoed, empujándolo hasta sacarlo del espacio raro, para después chocarlo contra el fondo de la “piscina”.
    La líder y el aspirante miraban el agua esperando ver si Politoed seguía en pie.
    Politoed salió a flote, boca arriba, debilitado.
    Byron había ganado su segunda medalla.

    Azuliza regresó a su pokémon y se dirigió donde Byron.
    —Enhorabuena, chico.
    El marido y su Poliwrath se acercaron también.
    —¡Hay que ver! ¡Qué combate!
    Byron sonrió, sonrojado.
    —Cariño, ¿verdad que este chico recuerda a nuestra niña? No sé por qué, pero me recuerda.
    El hombre miró a Byron de arriba abajo.
    —Bueno, quizá un poco. Es igual de entusiasta que ella, desde luego.
    —Ja ja— rió sonriente Azuliza—. Ten, tu medalla Burbuja.
    Byron cogió la medalla, mirándola con los ojos brillando. Llevaba dos.
    —Nuestra niña quiere ser coordinadora, ¿sabes? —comentó Azuliza—. No hace mucho que se fue de casa. Me pregunto como le irá.
    —Estará bien, seguro —afirmó contento el marido—. Piensa que va con sus pokémon.
    Azuliza sonrió.
    —El otro día me llamó, la niña. Se dirigía a Nova oeste.
    Byron se sobresaltó.
    —Yo también voy allí. Me espera mi tercer combate de gimnasio.
    El matrimonio sonrió.
    —¡Anda! Quizás hasta te la encuentres en tu viaje —supuso Azuliza—. Si la ves, dale recuerdos de nuestra parte. Es una niña inconfundible, de 15 años, pelo muy largo, y la acompaña un Manaphy —volvió a sonreír, inclinando la cabeza a un lado—. Se llama Melly.
     
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    En cuanto han mencionado que tenían una hija, tenía claro que sería Melly. Me pregunto cómo se encontrarán los dos... pero seguro que es interesante.
    Sus caminos empiezan a cruzarse, y creo que es ahí donde el fic empieza de verdad, cuando los protagonistas se conozcan entre ellos. Esto va a ponerse emocionante [?]
    En cuanto a errores, algo vi, y en un par de frases lo que dicen los personajes queda expresado de forma que no se termina de entender del todo, pero tampoco puedo decirte mucho más.
    En este capítulo me han gustado especialmente las estrategias de Byron y cómo las aprendió a través de su padre. La cuenta atrás también le ha añadido algo de intriga, aunque para mí la evolución de Litwick era bastante obvia desde el principio.
    Sigue así. ¡Pikapi!~
     
  3.  
    MrJake

    MrJake Game Master

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    Tengo toda mi atención puesta en este fic >< así que seguiré subiendo capítulos como loco. Las cosas se van revelando, poco a poco... ¡capítulo 23!

    CAPÍTULO 23: El plan de Zoroark (Jake)

    Zoroark tenía un plan, o eso parecía. Jake confío en él, sin dudar ni un minuto de su pokémon.
    Ambos salieron del edificio, quedando al aire libre.
    El hombre miraba a Zoroark tratando de pensar qué era lo que tenía planeado. Zoroark cerraba los ojos, concentrándose mucho.

    Mientras Zoroark meditaba, Jake miró la pantallita que Poseidón le dio. Pudo ver a Nancy, encerrada en una jaula, recibiendo descargas continuamente. Se la veía estremeciéndose, sufriendo.
    Entonces apartó la mirada y volvió a mirar a su compañero meditativo. ¿Qué tramaba? Desde luego, él siempre fue muy inteligente. Y un gran compañero.

    ***FLASHBACK***

    El pequeño Jake se despertó. De nuevo miró a su alrededor, admirando la belleza natural de aquel lugar: el Limbo.
    ¿Cuánto tiempo llevaba ahí? Quizás dos semanas, no lo tenía muy claro.

    Un negro pokémon se acercó a él desde lejos. Zorua caminaba sonriente.
    —¡Zoo! ¿Zoru?
    Jake no comprendía, pero aún así sonrió.
    Zorua se acurrucó a su lado.
    El niño y el pokémon sentían una gran empatía. Ambos quedaron solos en el mundo. Y a ambos los rescató Celebi. Pensaban igual.
    En cierto modo, parecía que eran amigos de toda la vida.

    Celebi llegó entonces y se acercó a los otros dos. Comenzó a hablar con el pokémon.
    —Zorua, ¿qué tal está? Últimamente pasas mucho tiempo con él.
    —Está mejorando, mírale sus heridas. Yo creo que en unas semanas más, estará curado.
    Se callaron un momento. El niño se había dormido de nuevo.
    —¿Crees que cuando se cure se irá? —preguntó Zorua.
    Celebi se encogió de hombros.
    —No lo sé. Supongo que sí.
    Zorua agachó la cabeza.
    —Te has hecho muy amigo suyo, ¿verdad? —dijo Celebi, comprensivo.
    Zorua asintió.

    ***FIN DEL FLASHBACK***

    Los recuerdos de Jake se vieron interrumpidos. Un agujero comenzaba a abrirse en el aire.
    —¡¿Zoroark?! —exclamó—. ¿Cómo…? ¿Le has llamado?
    Zoroark sonrió.
    Del agujero salió un pequeño pokémon verde que flotaba. Un viejo amigo de Jake y Zoroark.
    Celebi, extremadamente alegre, comenzó a revolotear alrededor de sus amigos.
    —¡Celebi! Cuanto tiempo.
    Celebi le habló a Jake telepáticamente.
    —Zoroark me ha llamado. ¿Sucede algo?
    Jake agachó la cabeza. Fue Zoroark quien le explicó la situación.
    —Hay unos villanos que te quieren, Celebi —dijo en el lenguaje pokémon—. Nos han pedido que les digamos como llegar hasta ti. Si no se lo decimos, pueden hacerle mucho daño a una chica inocente. Tienes que escucharme, Celebi. Tengo un plan para evitar esto.
    —Cuéntame.
    —Tú, sobre todo, no rescates a esta chica —extendió la mano mirando a Jake.
    Jake miró donde Zoroark señalaba.
    —¿Huh? ¿El transmisor?
    Zoroark asintió.
    —Ten —dijo Jake, cediéndole la pantallita.
    —¿Ves? —le mostró a Celebi la pantalla— Esta chica, ¡no la lleves al Limbo, bajo ningún concepto!
    —Pero, ¡está sufriendo! —habló apenado el pokémon legendario.
    —Da igual. Nosotros la rescataremos —tocó a Celebi—. Yo me encargaré… tú simplemente no salgas del Limbo, ¡en ningún momento! ¿De acuerdo?
    Celebi asintió, preocupado. Con su pequeña manita se despidió de sus amigos.
    Jake no comprendía aún nada.
    —¿Y bien? —preguntó—. ¿Cuál es el plan?
    Zoroark comenzó a transformarse, y adquirió la forma de Celebi.
    Entonces Jake lo comprendió.
    —¡Ya veo! Muy buena idea, compañero.
    El falso Celebi sonrió, orgulloso.
    —Hablaré con ese indeseable de Poseidón —presionó un botón en el transmisor. Al poco tiempo se oyó una voz calmada.
    —¡Pero si es mi amigo Jake! Dime, ¿te has decidido?
    Jake miró a su compañero. Deseó que todo saliese bien.
    —Sí. Te diré dónde está Celebi. Podréis encontrarlo en un bosque, en el centro de la zona norte (Teselia), un poco más al norte del Gran Desierto. El bosque se llama “Bosque abundancia”. Allí estará, en un claro.
    Poseidón tardó unos segundos en contestar.
    —Está bien. Espero que sea cierto. Y no intentéis ninguna tontería —a continuación dijo irónicamente—. “Cambio y corto”.
    Y se acabó la conexión.

    Jake miró a Zoroark, que tenía la forma de su amigo el pokémon planta.
    —Ten mucho cuidado. Entras en la guarida, liberas a Nancy y la traes de vuelta. No te hagas el héroe demasiado. Si tienes la posibilidad, libera al resto de legendarios, pero no corras riesgos innecesarios, ¿vale?
    El falso Celebi asintió, emprendiendo su marcha al bosque.
    —Ten cuidado —dijo Jake mirando como su compañero se marchaba.

    El plan comenzó. Zoroark esperó pacientemente en el claro donde habían quedado. Lo cierto es que el equipo Neutrón resultaba muy eficiente. No tardaron nada en aparecer, rodeándolo. Era Poseidón nuevamente quien los dirigía.
    —Celebi, Celebi —dijo—. ¡Tus amiguitos Zoroark y Jake te han vendido! Que pena, ¿verdad? Me apena mucho tener que capturarte de esta manera, pero… al fin y al cabo tengo que hacerlo —comenzó a reírse malévolamente—. Cogedlo.
    Los reclutas lanzaron una especie de redes que lo rodearon e inmovilizaron.

    A partir de ahí, Zoroark no pudo ver nada. Supuso que llevaba algo en los ojos, una especie de venda. Notaba movimiento, se estaban desplazando, probablemente a la base principal.
    Cuando el movimiento cesó, notó como lo cogían. Caminaron un rato con él a cuestas, se oían muchos pasos. Sin duda, la patrulla estaba entrando en la base. Oyó como Poseidón comunicaba el éxito en la misión, probablemente hablando por esa especie de teléfono.
    Pasado un corto tiempo de camino, le quitaron la venda de los ojos. Estaba en una sala, casi vacía, y lo habían metido en una cápsula de cristal similar a la que atrapaba a ese Manaphy al que una vez rescataron. Naturalmente, la cápsula era del tamaño de Celebi.
    Cuando pudo ver que no había nadie, recuperó su verdadera forma, rompiendo la cápsula en la que lo encerraban. Comenzó a desplazarse sigilosamente por la sala, saliendo al pasillo. Muchos reclutas transitaban por allí. Pudo avanzar evitando que le descubriesen.
    Vio como unos reclutas salían de una sala diciendo:
    —Pobre chica, ¿no? Ahí, encerrada y recibiendo descargas.
    —Bueno —contestó el otro recluta—, no es asunto nuestro. Nosotros teníamos que vigilarla, y eso hemos hecho.
    —¿No pasará nada por dejarla sola un momento?
    —Bah, ¿qué puede pasar? Si está encerrada…
    —Cierto.

    Perfecto. Era el momento perfecto. Seguro que en esa sala, estaba encerrada Nancy.
    Entró en ella, nadie le vio. Allí estaba ella, en una esquina de su prisión acristalada, llorando. Se incorporó rápidamente cuando vio a Zoroark.
    —¡¡Zoroark!! ¿Qué haces aquí?
    Zoroark sonrió.
    —Gracias… ¿vienes a liberarme?
    El pokémon asintió.
    —De verdad, no sé como agradecértelo. Es ese botón, el de la izquierda.
    Zoroark presionó el botón y Nancy quedó libre. Abrazó a Zoroark, llorando.
    —¡Muchas gracias! Lo he pasado tan mal…
    Zoroark sonrió mientras correspondía al abrazo. Pero entonces…
    Comenzó a notar algo extraño, algo en su espalda. ¿Un calambre?
    El calambre se hizo más potente, y comenzó a herir a Zoroark. Nancy se separó de él, y el pokémon pudo ver como una especie de cables comenzaban a recorrer su cuerpo, inmovilizando. Le daban descargas eléctricas muy potentes, que hicieron que cayese al suelo. Nancy lo miraba riéndose.
    —De verdad, qué mal lo he pasado —dijo ella, cambiando drásticamente su manera de hablar. Ahora tenía una voz más arrogante—. Tener que estar ahí, encerrada, simulando que lo pasaba mal. ¡Es difícil llorar si no tienes gansa de hacerlo!
    Zoroark la miraba con ira mientras se estremecía. Ella se sentó junto a él.
    —Ay, Zoroark, Zoroark. Qué inocentes sois tu dueño y tú. ¿De verdad os tragasteis que yo no era una traidora? ¡Por favor! Estaba claro que yo os puse el localizador y avisé a los demás, ¡era obvio! Supongo que Poseidón es buen actor, ¿eh? —tomó aire—. Oh, y los dos reclutas que han salido antes, ¡también fingían! Ja, ja, ja, es buenísimo, ¿no crees?
    Entraron en la sala entonces varios reclutas, liderados por Poseidón.
    —Señorita Hera, déjenos a nosotros el resto —pidió Poseidón.
    Hera se levantó, y miró desde arriba a Zoroark.
    —Sí, sí, tienes razón, Zoro. Tus ojillos lo dicen todo, ¡y tienen razón! Tampoco era una simple científica, ¡no señor! Me presentaré formalmente, te lo mereces. Mi nombre es Hera, máxima jefa de los científicos y una de los tres Titanes del equipo Neutrón.
    Poseidón se rió.
    —Este teatrillo que hemos hecho ha sido muy divertido —continuó hablando Hera—. ¿No pensasteis tú y Jake que esa pantallita en la que salía yo, “sufiriendo”, tenía incorporada una cámara y un sistema de escuchas? ¡Vimos y oímos todo, cariño! Desde que llamasteis a Celebi, hasta que planeasteis este absurdo plan de rescate —Zoroark la miraba con odio—. No me guardes rencor. La culpa es vuestra. La próxima vez, tened en cuenta que el equipo Neutrón va siempre un paso por delante. No os metáis en nuestros asuntos.
    Hera se apartó y Poseidón se acercó a Zoroark. Sacó a su Seismitoad.
    —Mi Elemento quiere vengarse de ti, zorro transformista —dijo tan sereno como siempre el comandante—. Y ahora no podrás defenderte.
    Seismitoad comenzó a golpear una y otra vez al indefenso Zoroark, que se estremecía de dolor. Siguió y siguió, y Zoroark ya no aguantaba más. Aún cuando se debilitó, siguieron golpeándole.
    —Que pena, ¿eh? Sabes lo que pasará ahora, ¿no? —habló Hera con voz arrogante desde lejos—. Estoy seguro de que tu amigo Celebi está observando, preocupado. ¿Dejará que acabemos contigo? No lo creo —miró al cielo— ¡Celebi, querido! Te prometo esto en calidad de Titán. Doy mi palabra de que si apareces y te entregas dejaremos en paz a este pobre desgraciado.
    Zoroark abrió sus ojos extremadamente e intentó levantarse, pero no pudo.

    Poco tardó en aparecer Celebi, que no podía ver sufrir a su amigo.
    —¡Celebi, no! ¡Te dije que no vinieses! —exclamó Zoroark.
    El pokémon planta simplemente agachó la cabeza.
    —Ven, bonito —dijo Hera—. Te llevaré a tu jaula.
    Celebi se acercó, sumiso, y ella lo ató de pies y manos con esa red extraña.
    Dos reclutas lo sacaron de la sala.
    —¡Poseidón! —exclamó la Titán, irritada—. ¡Deja ya a ese Zoroark! Lo prometido es deuda.
    —Pero, señora Hera, ¿qué más da?
    —¿Vas a contradecirme?
    Poseidón regresó a su pokémon, irritado, y cogió su “teléfono”.
    —¿Jake? Oh, amigo, encantado de oírte de nuevo. Te comunico que tu plan ha salido mal. Una pena que ya no puedas ver nada en esa pantallita, ¿eh? La hemos inutilizado nosotros. Tampoco volveremos a hablar más, al menos por ahora. Ese trasto ya no te sirve, amigo —se colocó su sombrero con la mano que le quedaba libre—. Bueno, lo que quería decirte. Te dejo en el claro en el que, según tú, estaba “Celebi” a tu querido amigo Zoroark. El pobre necesita un médico. No, chico, ¡no te alteres! Da las gracias, podría haber sido peor. Que tu amigo te cuente ahora lo que ha pasado. Cambio y corto, otra vez.

    Zoroark se desplomó, agotado. Cuando abrió los ojos, estaba en un centro pokémon.
     
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    Perdí la cuenta ya. ¿Capítulo 24?

    Capítulo 24: Kyle, el luchador, un nuevo compañero (Melly)

    Tras su éxito en el concurso Pokémon de Nueva Porcelana, Melly partió hacia el Gran Desierto de Nova Norte, con el objetivo de atravesarlo y llegar a Ciudad Aguadulce (Antigua Ciudad Fayenza) Donde un barco la llevaría a Nova Oeste (Johto). La acompañaba el alegre chico de nombre Kyle, que, cumpliendo su parte del “trato”, debía acompañar a Melly en su viaje, bajo el pretexto de que se dirigía a su ligar natal, un pequeño pueblecito situado en la parte más oeste de Nova Oeste.
    El camino por el Gran Desierto no fue tan arduo para el dúo. Tal vez fue la conversación lo que les hizo recorrerlo con mayor facilidad.
    —¿De dónde eres tú? —preguntó Kyle.
    —Del Sur —contestó ella. Había sacado de su ball a Hippopotas, que se sentiría como en casa en un desierto como ese. Lo miraba sonriendo mientras hablaba con Kyle—. De Ciudad Marea, ¿la conoces?
    Se sobresaltó Kyle.
    —Claro que la conozco, ¡es una ciudad hermosa! Visita obligada si pasas por Nova Sur.
    —Soy la hija de la líder de gimnasio —dijo orgullosa Melly.
    —Vaya. Supongo que tendré que desafiar a tu madre, entonces —habló confiado el chico rubio.
    Melly sonrió. Pasaron unos segundos en los que ninguno de los dos dijo nada.
    —Yo también tengo familiares famosos, ¿sabes? —afirmó Kyle.
    —¿Ah, sí?
    —Ajá —miró al cielo, y pronunció lentamente, con gran orgullo: — mi hermano es un miembro del Alto Mando.
    Melly lanzó un silbidito al oír aquello.
    —¡Mi hermano es el mejor entrenador de pokémon del tipo lucha del mundo! Y yo quiero ser como él.
    —¿Te gustan los pokémon del tipo lucha? —preguntó la joven. Melly estaba verdaderamente interesada.
    —Sí. Ahora mismo sólo tengo a Infernape y a Swanna y Manectric, pero en mi casa me esperan tres pequeños pokémon, crías de uno de los pokémon de mi hermano. Me los ha dado para que los entrene, ¡y haré de ellos los mejores pokémon de tipo lucha! —bajó la mirada, buscando cruzarse con la de Melly—. ¿Has oído hablar del Torneo de Luchadores Pokémon?
    Con un cómico gesto, Melly mostró su falta de conocimiento, inclinando la cabeza hacia la izquierda, como un cachorrito.
    —Es un torneo de pokémon lucha que se celebra en Nova Este. Participas con tres pokémon de tipo lucha, y no se combate, sino que los pokñemon deben mostrar su fuerza, equilibrio, velocidad y resistencia. Algún día lo ganaré gracias a los tres Tyroges que me a dado mi hermano.
    Melly miró a aquel chico que, bajo su gorra, miraba directamente a sus ojos con sus dos esferas verdes. Por alguna razón, a Melly le hacía sonrojarse.

    Los dos continuaron conversando, mientras caminaban por el caluroso desierto. Algunos Sandiles pasaban por allí. Varios Trapinchs se enterraban en la arena. Vieron un gran Sigyliph volando a lo lejos. Aquello era un bello paraje natural.

    —Bueno continuó charlando Kyle—. Cuéntame algo sobre ti, Melly.
    Ella se volvió a sonrojar.
    ¿Qué puedo contarte?
    No sé… —miró de arriba abajo a la muchacha, buscando algo de lo que charlar—. ¿Dónde conseguiste a ese Manaphy?
    Melly miró a su Manaphy.
    —Encontré el huevo en mi ciudad. La marea lo había arrastrado. Y de allí nació Mana—Maaphy lanzó un gritito.
    —Yo conseguí a mi Infernape cuando era un Chimchar. Fue un regalo de mi hermano. Me lo dio como mi primer pokémon cuando yo era más pequeño, ¡y aquí lo tienes! —miró a su pokéball—. Todo un Infernape.
    Melly sonreía.
    —Siempre sonríes. Me encanta que seas tan alegre —piropeó Kyle—. Transmites energía positiva por los cuatro costados.
    —Pues no siempre ha sido así —dijo ella, como no, sonriendo—. Yo, de pequeña… bueno, entré en coma cuando era muy pequeñita. Un coma muy profundo. Los médicos pensaron que no me iba a despertar, pero ocurrió un milagro. A día de hoy, aún no saben como desperté —se acarició el pelo—. Mi madre dice que antes del coma yo era una chica reservada y apagada. No me gustaba la gente, prefería jugar sola. Y cuando desperté, fue como si naciera otra vez. Ahora era alegre, era jovial, amable.
    —Vaya —exclamó Kyle—. Bueno, yo no creo que fuese un milagro. Una chica tan bonita como tú tenía que despertar, ¡tenías algo muy importante que hacer, después de todo!
    Sonrojada, ella preguntó.
    —¿El qué?
    Kyle mostró su blanca dentadura en una sonrisa.
    —Conocerme.

    Continuaron su marcha amenamente por el Gran Desierto. Al pasar cerca de unas ruinas, vieron como ciertos individuos andaban rondando el lugar.
    —¡Son ese equipo Neutrón! —exclamó Melly.
    —¿Equipo qué?
    —Neutrón. Unos bandidos que están robando los pokémon legendarios. ¡Trataron de quitarme a mi Manaphy! Si están por aquí es porque hay algo grande.
    Kyle los observó a lo lejos con el ceño fruncido.
    —Vamos allí —dijo.
    —¿Estás loco? No podemos presentarnos frente a ellos como si tal cosa.
    Kyle observó a los reclutas de nuevo, y se fijó en que había un gran agujero en la arena, agujero que custodiaban los reclutas.
    —Confía en mi —dijo Kyle, que sacó una pokéball de la que salió Swanna—. ¡Súbete en Swan, vamos!
    Ambos chicos se subieron, y Swanna voló muy alto, justo encima del agujero, evitando las miradas de los vigilantes.
    —¡Ahora Swanna! Cae en picado —ordenó Kyle.
    —¿¡Cómo!? —dijo Melly, asustada.
    —¡Tú agárrate! —aconsejó Kyle.
    Melly se agarró con fuerza a la cintura de Kyle, y Swanna cayó en picado, como un rayo, entrando en el agujero sin que ningún guardia se percatase.
    Dentro del agujero, se bajaron del pokémon volador y Kyle lo regresó a su pokéball. Melly tenía la cara descompuesta.
    —¡Es la última vez que haces algo así sin avisar! —regañó.
    Kyle le puso el dedo índice en la boca, haciéndola callar.
    Se oyeron voces al fondo del agujero, que era una gran cueva subterránea.
    —Vamos, acerquémonos.
    La chica se quedó atrás mientras Kyle avanzaba, quejándose:
    —Hace mucho calor aquí, ¿no?
    Kyle la agarró del brazo, tirando de ella.
    Llegaron a una sala al fondo de la cueva. Una sala subterránea enorme, de un tamaño exagerado. Había un gran agujero en el medio de la sala, lleno de lava. En el centro, un enorme pokémon, de colosales dimensiones y color cobrizo parecía dormir tranquilamente.
    —¡Bah! —decía uno de los miembros del equipo Neutrón. Parecía superior al resto. Hablaba sereno y llevaba un gorro blanco, vestimenta blanca y azul, con motivos de burbujas, y acuáticos en general—. No comprendo qué le ha dado a Cronos. ¿Por qué tengo que venir yo aquí? Sería más lógico que fuese al mar del norte… a por el Elemento C1, pero, ¡nooo! Tengo que venir bajo tierra, a un desierto sin un ápice de agua y a meterme en un agujero en el que hace más calor que dentro de un horno —sermoneaba al aire, pero hablaba con plena calma—. Bueno, Cronos no ha tenido mucha lógica nunca. Seguro que este plan no lo ha diseñado Apolo, será obra suya totalmente. ¡A quién se le ocurre mandar a la patrulla acuática bajo tierra, a la patrulla aérea al mar y a la terrestre al cielo! Por favor, ¡es una incongruencia!
    Un recluta que parecía levemente superior al resto le dijo al jefe.
    —Señor Poseidón, debe usted capturar a Groudon… esto, al elemento C2, señor.
    —Ya, ya lo sé, pero no puedo evitar quejarme. Es absurdo, todo es absurdo. Bien, supongo que cuanto antes acabemos, antes saldremos de aquí.
    Poseidón sacó una especie de esfera parecida a una pokéball, pero esta era completamente negra.
    —Veamos si el invento de la señora Hera es tan bueno como dice. La “Negraball”, una pokéball única que atrapa a cualquier pokémon, obligándolo a ser encerrado y sin tener opción de escapar. Ideal para coger a esta mole —hablaba sólo Poseidón mientras miraba la ball.
    Tras una roca, Kyle decidió salir de su escondite.
    —¡Alto! —exclamó.
    Melly salió también del escondite.
    —¿Qué pretendéis hacer, atrapar a Groudon? —habló indignado Kyle.
    Poseidón se giró y miró de arriba abajo a los dos jóvenes.
    —Madre mía, ¿no os cansáis? Cómo si no tuviésemos bastante con el entrometido de Jake, ¡ahora la niña esta del Manaphy vuelve a las andadas! Y su amiguito viene con ella, mira tú por donde.
    Melly miró a Poseidón enfurecida.
    —Niña —dijo el comandante—, cavas tu propia tumba. Ahora no me dejas más remedio que coger a tu Manaphy también. Id a por ellos, reclutas.
    Bajo la dirección del recluta que parecía superior, los reclutas se lanzaron a por la pareja, mientras de la Negraball de Poseidón salía un destello negro que impactó en Groudon, despertándolo y haciendo que se estremeciera. Estaba inmovilizado.
    —¡Sal, Manectric! ¡Swanna, tú también! ¡Infernape, a por ellos!
    Kyle sacó a sus pokémons, que le plantaron cara a los reclutas.
    —¡Melly! —exclamó—. Tú ve a por ese Poseidón, ¡no dejes que se lleve a Groudon!
    Melly asintió, y se acercó a Poseidón.
    Sin dejar de tratar de atrapar al gran Groudon, Poseidón miró a Melly, que había sacado a Mothim y a Snivy, así como Manaphy se preparó para la lucha.
    —No me hagas reír, niña. ¿Quieres combatir conmigo?
    Melly asintió, segura de sí misma. Poseidón se rió, y lanzó una pokéball sin dejar su tarea de atrapar al creador de la superficie terrestre.
    —Haz lo que quieras con ella, Samurott. Yo tengo cosas que hacer.
    El enorme Samurott apuntó a los pokémons de Melly con su afilado cuerno que salía de la extraña concha de su cabeza.
    —¡Atacad, chicos!
    Snivy usó un látigo cepa, Mothim lanzó un psicorrayo y Manaphy un acua jet. Pero, como si de juguetes se tratase, Samurott se deshizo de ellos fácilmente.
    Con una cornada derribó a Manaphy. Agarró con la boca el látigo cepa de Snivy y lo mandó a volar. Lanzó un hidropulso que devoró el psicorrayo de Mothim e impactó en éste.
    Samurott avanzaba a pasos lentos, amenazando a Melly y a su agotado equipo. Melly dio un paso atrás tras regresar a Mothim y a Snivy y coger en brazos a su debilitado Manaphy.
    —¡Aléjate! —gritó.
    Samurott hizo caso omiso, y cargó un potente hiperrayo. Melly se agachó y cerró los ojos. Se oyó un fuerte estruendo, y cuando se quiso dar cuenta, abrió los ojos de nuevo. Frente a ella estaban los pokémon de Kyle, luchando contra Samurott. Los reclutas estaban todos tirados por los suelos, y Kyle forcejeaba con Poseidón para quitarle la Negraball.
    —¡Quita, niño! —gruñía Poseidón mientras luchaba por seguir tratando de atrapar a Groudon.
    —¡Suelta eso! ¡Deja a Groudon!
    Dándole un codazo en el estómago, Poseidón apartó un momento a su agresor y pudo terminar su tarea. Groudon se transformó en una sombra negra y se introdujo poco a poco en la negra ball.
    —¡Samurott! —gritó Poseidón, regresando al pokémon que luchaba ferozmente contra sus oponentes— ¡Adelante, Slowbro!
    Un Slowbro salió de la ball.
    —¿Qué vas a hacer? —preguntó Kyle.
    Poseidón sonrió maliciosamente.
    —Adiós, chico.
    Slowbro alzó sus manos, y, como por arte de magia, él, su entrenador y los reclutas desaparecieron. Había usado un teletransporte.

    Melly lloraba tirada en el suelo.
    —No llores —dijo Kyle, levantándola—.
    —Soy tan débil —se lamentaba Melly—. Todo ha sido por mi culpa.
    Kyle negó con la cabeza y abrazó con fuerza a Melly.
    —No, para nada. No te preocupes, ya los atraparemos en otra ocasión. No llores…
     
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    Capítulo 25: Caos en el Real Nova 3 (Byron)

    Habiendo conseguido ya su segunda medalla de gimnasio, Byron se dispuso a tomar un barco en Ciudad Marea que le llevase hasta la zona oeste de Nova (Johto). Amablemente, Azuliza le había regalado un Tícket para montarse en uno de los 4 barcos más lujosos de Nova, el Real Nova 3. El crucero le dejaría tras un breve recorrido en la ciudad costera más conocida de Nova oeste, Ciudad Polvoblanco (antigüa Ciudad Orquídea), nombre que debe a la textura fina y el color blanco de las arenas de sus playas.
    Tras unas sinceras palabras de gracias, Byron embarcó en el Real Nova 3.
    La calidad del barco lo asombró. Todos los pasajeros iban elegantemente vestidos, y el barco derrochaba lujo por donde lo mirases.
    Un amable hombre, empleado del crucero, le indicó a Byron dónde se encontraba su camarote. Byron entró en el mismo y abrió la boca mucho, sorprendido, al tiempo que miraba a su alrededor.
    —¡Guau! —exclamó —Mira, Kirlia, ¡qué pasada! —el lujo del camarote alucinó a Byron y a Kirlia.
    —Kir… —suspiró Kirlia, admirado.
    Byron, sonriendo, saltó de espaldas en la cama, cerrando los ojos.
    —¡Qué blanda! —dijo Byron, que se sentó y comenzó a botar en la cama —. ¡Adelante, Lampent! ¡Sal Aerodactyl!
    Los pokémon de Byron salieron al camarote, que era lo bastante grande como para que todos pudiesen acomodarse en él. Lampent flotó entusiasmado por la sala. Kirlia se sentó junto a Byron, y
    Aerodactyl se acurrucó en una esquina, cuidando del huevo.

    Estaban todos relajados cuando, de repente, se oyeron unos pasos en el techo. Unos pasos pequeños, pero rápidos.
    Byron se incorporó y dijo extrañado:
    —Qué raro, creía que esta era la planta más alta, ¿hay alguien arriba?
    Y, como si no hubiese pasado nada, volvió a tumbarse y se quedó dormido…

    Despertó cuando oyó que hablaban por megafonía. Ya estaba anocheciendo, por lo que apenas había luz. Byron se dispuso a pulsar el interruptor que encendía la lujosa lámpara de cristal, pero no funcionaba. Escuchó entonces las palabras que pronunciaba el hombre que hablaba por megafonía.
    —Que no cunda el pánico. Por motivos desconocidos, la luz se ha ido en todo el barco. Aguarden en su camarote hasta que solucionemos el problema. Puede ser peligroso andar por el barco cuando haya oscurecido. Disculpen las molestias.
    Lampent se acercó a Byron. Con su llama, iluminaba ligeramente el semioscuro camarote.
    —¿Salimos a ver que pasa? —propuso Byron.
    Lampent y Kirlia asintieron. Byron miró preocupado a Aerodactyl.
    —Aero, lo siento pero tú eres demasiado grande como para estar por los pasillos a tu aire. ¿Podrías quedarte a cuidar del huevo?
    Aerodactyl asintió, comprensivo.

    Los tres salieron al casi completamente oscuro pasillo del crucero. La luz de Lampent ayudaba a guiar a Byron en su andada.
    Una pequeña niña lloraba en un rincón del pasillo, abrazada a su Skitty, que también lloraba.
    Byron se acercó a ellas.
    —¿Qué hacéis aquí?
    La niña levantó su mirada. Sus ojos llorosos expresaban miedo.
    —Me he separado de mis padres. Y se ha puesto todo oscuro —explicó la niña con voz temblorosa—. Tengo miedo.
    Byron sonrió y ayudó a la niña a levantarse, dándole la mano. La agarró fuerte y le dijo.
    —Ven conmigo. ¿Te sabes el número de la habitación de tus papás?
    Ella asintió.
    —Es el camarote 384.
    —Vale, te llevaré allí —dijo él guiando a la niña, llevándola de la mano.
    Tras recorrer el vacío pasillo, llegaron al camarote, que no estaba muy lejos. La niña, que se presentó como Katherine, “Kattie”, resultó ser alguien más importante de lo que Byron pudo esperar. Cuando llamó a la puerta de su camarote, que era uno de los más lujosos de todos, abrió la puerta un hombre con prominente bigote y sombrero de copa. Un hombre conocido por todos.
    —¡Es usted…! ¡Usted es el señor McCain! —exclamó boquiabierto Byron —. ¿Eres tú Katherine McCain?
    La niña asintió.
    El señor McCain es el principal accionista de Nova. Muchos parajes naturales, Zonas de Safari, y edificios varios, así como el mismo Gran Festival y los concursos pokémon están financiados por él. Un hombre increíblemente rico.
    —¡Oh, chico, muchísimas gracias por traer a mi Kattie. Tomás ya ha salido a buscarte, pequeña —Byron pensó acertadamente que Tomás esa el mayordomo. Luego, el señor McCain miró a Byron y dijo en tono amable:—De veras, muchísimas gracias, ¿cómo puedo compensártelo?
    Byron, aunque le pareciese tentadora la idea de recibir una recompensa de manos del señor McCain, rechazó la oferta por pura educación.
    —No tiene porqué darme nada. Cualquiera lo hubiera hecho.
    —Bueno, deja al menos que te invite a pasarte por mi finca. Si pasas por Ciudad Cerúlea, en Nova Este (Hoenn), pásate por mi mansión, ¿vale? Te invitaremos a una comida de lujo.
    Byron sonrió tímidamente. No todos los días te invitaban a un banquete en casa de un millonario.
    —¡Sí, señor Byron! —exclamó Kattie —. ¡Pásate por casa, porfavor!
    —Está bien —contestó Byron, sonriente —. Prometo que iré allí.
    Tras una formal despedida, Byron continuó su marcha por el oscuro pasillo.
    Casi nadie había por el barco. Todos habían obedecido a megafonía, quedándose en sus camarotes. Pero Byron tenía un presentimiento.
    Vio una puerta entreabierta en la que ponía “Solo personal autorizado”, en lo alto de unas escaleras. Curioso, Byron se asomó. Al no ver a nadie, entró en la completamente apagada habitación. La luz de Lampent dejó ver que había muchos cables y complejos sistemas de iluminación. Avanzó con cuidado de no tocar nada que no debiese. En realidad, ¿qué hacía allí? Tal vez algo le impulsaba a dirigirse a ese lugar.
    Entonces recordó las pisadas que oyó en el techo. Esos pasos sonaron justo encima de su camarote, ¡justo donde estaba ahora! Algo le decía que el causante del ruido ha sido también el causante del apagón.
    Varios hombres estaban agachados frente a unos cables. Uno de ellos se sobresaltó y se acercó con su linterna a Byron.
    —¡Pero bueno! —exclamó—. ¡Aquí no puedes estar, chico! ¿No has visto el cartel de la puerta?
    Haciendo caso omiso al hombre, Byron preguntó:
    —¿Qué ha pasado?
    Tras un suspiro de impotencia, el hombre explicó:
    —No sabemos cómo, pero varios de los cables están… como mordisqueados. Alguien los ha roto. Va a ser complicado repararlos. Ahora, sal de aquí, anda.
    Byron comenzó a pensar, y volviendo a ignorar a aquel trabajador, sugirió:
    —Antes oí unos pasos aquí arriba. Podría ser algún pokémon, ¿no? Posiblemente siga por aquí.
    Y, como si las palabras de Byron motivasen al saboteador a salir de su escondite, se oyeron unos pasos, y se vio como una sombra salía rápidamente de la zona de cables.
    —¡Lo ve! —exclamó Byron —. Iré tras él. ¡Ustedes, sigan con su trabajo!

    El joven entrenador avanzaba con cautela por el pasillo, buscando asaltar al pokémon causante del apagón. Con la luz de Lampent, caminó por el oscuro pasillo, pensando que la luz le daría ventaja frente a su rival.
    Como si alguien portease en los camarotes, varios golpes se oyeron, y muchas personas salieron a comprobar quien era.
    —¡Eh, chico! —exclamó un hombre que abrió la puerta de su camarote —. ¿Qué querías?
    Otra mujer abrió también su puerta.
    —¿Necesitabas algo, joven?
    Byron se rascó la cabeza, mirando a toda aquella gente. Cada vez más gente abría su puerta. Ese pokémon estaba golpeando una a una para distraer a su perseguidor.
    —Esto… ¡disculpen! —dijo en voz alta Byron, mientras comenzaba a correr.
    —¡Eh, quieto ahí! ¿¡A dónde vas!?
    —¡Qué poca vergüenza!
    —¿Pero qué querías?
    Byron, con una gota de sudor al estilo animé, corría, pidiendo perdón conforme iba pasando junto a los camarotes.
    Entonces llegó al final del pasillo, en lo que parecía un callejón sin salida. Varias personas le habían seguido, irritadas porque les habían molestado.
    —Bueno, niño, ¿puedes explicar qué está pasando?
    —Shh —dijo Byron colocando su dedo índice en la boca. Se hizo el silencio. Ya no se oían pisadas. Entonces, una enorme sombra se dibujó en el techo. Una sombra gigante.
    —¡Un monstruo! —gritó una mujer.
    —¡Es un fantasma! —exclamó otro pasajero.
    El caos comenzó a cundir en todo el barco. Poco a poco, cada vez más gente se alteró por la enorme sombra, que parecía ser un monstruo, o un fantasma. Como la pólvora, la noticia del fantasma se fue extendiendo por todo el crucero. Mientras eso pasaba, Byron permaneció quieto, mirando al techo.
    —Venga ya —dijo, sonriendo —. ¿Un monstruo? Pero si eres un enano. Te has aprovechado de la luz de Lampent para parecer más grande, ¿eh? ¡Pues no me has asustado.
    El pokémon cayó del techo, y gruñó. Era un pequeño Axew de color marrón. Sus colmillos tenían la forma precisa de las mordeduras de los cables.
    —¿Qué haces aquí, Axew? —preguntó Byron. La respuesta fueron simples gruñidos.
    Byron dio un paso al frente. Ese pequeñín no le daba ningún miedo.
    —Venga, hombre, explícate. Tal vez, ¿entraste aquí por error? Te colaste en el barco, y no fuiste capaz de salir.
    Axew temblaba. Había dado un paso atrás.
    Byron se percató entonces de algo. Dio otro paso hacia delante, y el Axew variocolor volvió a retroceder.
    —Te dan miedo los humanos, ¿es eso?
    Axew gritó para tratar de intimidar a Byron. Pero era él quien temblaba.
    —Pero, ¿por qué?
    Axew cargó un dragoaliento que fue esquivado por los pelos por Byron.
    —Muy bien —dijo el entrenador —. ¡Vamos, Kirlia!
    Kirlia se dispuso a combatir. El pokémon dragón se lanzó en un fuerte placaje. Kirlia lo frenó justo antes de que impactase, utilizando psíquico. Axew luchaba por moverse, pero la psicoenergía impedía que lo hiciese.
    —Ahora, ¡onda voltio, Kirlia!
    Un fuerte ataque eléctrico impactó de lleno en el dragón. Cayó de bruces, y se levantó con mucho esfuerzo.
    —¡Hoja mágica!
    Kirlia arrojó unas hojas multicolor contra el pokémon. De nuevo cayó al suelo, y esta vez se estremecía, costándole mucho levantarse.
    Byron cogió una pokéball.
    —No te preocupes. Yo descubriré qué te hace tenerle miedo a los humanos, y juntos lo superaremos —continuó diciendo mientras lanzaba una ball contra el pokémon —. ¡Sólo tienes que venir conmigo!
    La pokéball encerró a Axew y comenzó a moverse. Se movió mucho, más de la cuenta, pero finalmente, se paró.
    Byron cogió la ball, sonriente.
    —Crisis del Real Nova 3, ¡resuelta! —exclamó alzando la pokéball en el aire.

    Aún atrapado Axew, el miedo se respiraba en el barco. Todos pensaban que un monstruo vagaba por el barco.
    Byron se dirigió a hablar con el trabajador de antes. Le explicó lo sucedido y afirmó que Axew no volvería a dar problemas nunca más. Los cables fueron reparados y la luz volvió. Se anunció por megafonía que todo se había solucionado, y se informó a los pasajeros del error que habían cometido al pensar que un monstruo campaba a sus anchas.
    Aunque el temor en el barco no cesó del todo, finalmente desembarcaron en el puerto de Ciudad Polvoblanco. Algunos pasajeros bajaron, y otros prosiguieron su viaje “de ensueño” en el Real Nova 3. Byron miró al frente, creyéndose todo un héroe, y pensando en que, pronto, tendría su tercera medalla.

    Eso sí, desde ese día, muchas personas no volverían jamás a montarse en el Real Nova 3.
     
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    MrJake

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    CAPÍTULO 26: El Jinete de las nubes. Zeus VS Byron (Byron)

    Ciudad Polvoblanco. La bella arena del color de las más relucientes perlas. El sonido de las olas rompiendo en la costa. Los pokémon pájaro sobrevolando la playa.
    Era un lugar bello. Todos sus habitantes sonreían y estaban felices, ¡se respiraba paz! Aquel era un lugar de ensueño.
    Pero no era momento para pararse a admirar el paisaje. No, el joven Byron tenía cosas más importantes que hacer. ¡Debía llegar al próximo gimnasio!
    Sin perder un minuto, se apresuró para dirigirse al centro pokémon de la ciudad. Allí descansarían él y sus pokémon. Descansarían y, una vez repuestos, se apresurarían a la siguiente ruta.
    Pero, justo en la puerta, cuando iba a entrar en el centro pokémon, un chico que salía se chocó con él.
    —¡Eh! —exclamó Byron, alzando la vista y mirando sorprendido al chico con el que se había chico.
    El chico, como si fuese un cachorrito, inclinó mucho su cabeza hacia un lado, mirando a los ojos a Byron. Emitió un extraño gritito, y comenzó a correr.
    Byron se le quedó mirando un tiempo, extrañado aún. Se dispuso a intentar entrar otra vez en el Centro Pokémon. De nuevo se topó con un hombre, pero esta vez el choque fue más fuerte, tanto, que Byron cayó de espaldas.
    —Ten más cuidado, niño —dijo mirándole desde arriba un hombre rubio con pelos de punta y gafas de sol. Miró a un lado, y después a otro—. ¡Eh! —exclamó mirando al derrumbado Byron—. ¿Por dónde ha ido el chico de antes?
    Al entrenador no le gustaba la cara de aquel hombre. Llevaba pokéballs a la cintura: lo que indicaba que era entrenador. Pero, ¿perseguía al otro chico? De ser así, ¿por qué?
    El rubio hombre miró con desesperación a Byron, sacó una especie de teléfono y comenzó a hablar.
    Habla vuestro jefe. Id a la parte oeste, yo buscaré por la este —volvió a clavar sus ojos en el entrenador— Aquí hay un chico mudo que no quiere decir por dónde se ha escapado —colgó el teléfono.
    Byron se incorporó y miró al hombre de gafas de sol.
    —¿Qué? —dijo él, en tono autoritario—. ¿Pasa algo?
    —Ese móvil… tú… eres —recordó entonces el momento en el que le arrebató el fósil de Aerodactyl a aquellos individuos—. ¡Oh, eres uno de esos maleantes!
    El enigmático hombre comenzó a reír y, con su brazo izquierdo, apartó a Byron de su camino, corriendo hacia la zona este.
    —Kirlia, ese hombre no puede tramar nada bueno. Sigámosle.
    El pokémon psíquico asintió.

    Pokémon y entrenador siguieron al enigmático individuo. Muy cerca de él, pudieron oír como hablaba por el extraño teléfono.
    —¿Habéis encontrado algo? No, aquí tampoco. Seguid buscando, ese Elemento no puede andar lejos.
    —“Elemento. Creo que los tíos de aquella vez también dijeron “elementos” para referirse a los pokémon —se decía Byron—. Entonces, ¿persiguen a un pokémon? Pero, ¿no perseguían a aquel chico?
    Entonces notó como un brazo le tocaba la espalda.
    —Kirlia, ya basta. Nos van a pillar.
    Volvió a notar los golpes.
    —¡Kirlia! —pero Kirlia estaba justo a su lado. Se volteó, y un pokémon rosado fue lo primero que vio. El simpático pokémon flotaba en el aire. Byron se quedó mirándolo muy extrañado.
    —¡Iww! —gritó el pokémon, y, en un abrir y cerrar de ojos, se transformó en aquel chico de antes.
    Byron no pudo evitar dar un grito por la impresión, cayendo hacia atrás y llamando la atención del hombre rubio.
    El pokémon rosado se asustó.
    —¡Ahí está! —exclamó el individuo sospechoso—. ¡Es ese Mew!
    Mew volvió a cambiar de forma y se transformó en un Spinarak. Hábilmente, trepó por la pared de un edificio, hasta llegar a la azotea, donde tomó la forma de un Meowth y comenzó a correr.
    —¡Eh, tú, el niño de antes! —dijo furioso el hombre de pelo rubio, levantando a Byron cogiéndolo por su camiseta —No te metas en nuestros asuntos, ¿eh? —lo soltó—. Avisado quedas.
    Cogió una ball, de la que salió un Staraptor, al cual se subió, y emprendió el vuelo en la dirección en la que se fue Mew.

    Byron se quitó el polvo de su ropa, y también sacó una ball.
    —Kirlia, agárrate. Ese tío no atrapará a Mew. ¡Aero! —dijo mientras lanzaba la ball al suelo, dando un salto. Aerodactyl recogió a Byron y ascendió hábilmente.
    En el aire, divisó al Staraptor y lo siguió. El que lo cabalgaba se dio cuenta de su presencia.
    —¿¡Otra vez tú, niño!? —dijo cuando Byron se puso a su nivel— ¡Mira que te avisé!
    —¡No te llevarás a ese pokémon! —exclamó, heroico, Byron.
    El jinete de Staraptor se rió malévolamente.
    —Y pensar que yo, Zeus, tenga que molestarme por un enano como tú. ¡Bah, tengo cosas más importantes que hacer! —miró a los techos sobre los que volaban. En uno de ellos estaba posado un Pidove —¡Ajá! ¡Ahí estás! ¡Baja, Staraptor! ¡A por ese Pidove!
    —“¿Cómo sabe que ese es Mew? ¡Si tiene el aspecto de un Pidove! —meditó Byron, mientras permanecía parado en el aire— Mmm… ¡claro! ¡Las gafas! Las gafas le muestran la verdadera identidad de Mew. Si estoy en lo cierto, ¡tengo que quitárselas!” —ordenó a Aerodactyl que bajara en picado, tras Zeus.
    La velocidad del pokémon de Byron superó a la de Staraptor, y consiguió adelantarlo, colocándose frente a él. Zeus se vio obligado a frenar repentinamente.
    —¡Empiezas a fastidiarme!
    Byron sonrió, mientras Pidove, quien en realidad era Mew, huía.
    —Kirlia, ¡ya sabes!
    Kirlia, agarrado a Byron, usó psíquico, haciendo que las gafas de Zeus levitasen y fuesen a parar a las manos de Byon.
    —¡Eh! —se quejó Zeus apretando el puño—. ¡Devuélveme eso!
    —¿Tan importantes son? ¡Pues ven a por ellas! —gritó Byron, que dio media vuelta en su Aerodactyl y comenzó a volar a toda velocidad, mientras era perseguido por Zeus.
    Los dos pokémon voladores se pisaban los talones, volando Aero en zigzag para evitar ser alcanzado. Pensando que iba a ser atrapado en cualquier momento, Byron lanzó al aire las gafas.
    —Aero, ¡hiperrayo!
    Aerodactyl, con un fuerte hiperrayo, transformó en pedazos las gafas.
    Tras esto, paró el vuelo y aterrizó en una azotea. Zeus hizo lo propio, quedando a unos metros de él.
    —Je. ¿Crees que sin las gafas estoy perdido? Te aviso de que mis secuaces están por toda la ciudad buscando a Mew también, y todos ellos llevan gafas.
    —Sí, ¡pero al menos le he dado algo de tiempo! Ahora ese pokémon podrá escapar. ¡¿Por qué queréis atraparlo?!
    Zeus se pasó la mano por el pelo y extendió luego la misma mano al frente, agarrando la pokéball, en una especie de “pose” de batalla.
    —Eso no te incumbe. Pero deja que me presente formalmente, amigo. Mi nombre es Zeus, jefe de la patrulla aérea del equipo Neutrón, y, por consiguiente, uno de los cuatro comandantes del mismo. Estás hablando con un tipo malo. Y uno de los más fuertes.
    ¡No me hables como si fuese un crío! Soy mayorcito. Con que un comandante, ¿eh?
    —Hmpf. Te daré una paliza, y luego me quedaré con tus pokémon. Ese Aerodactyl será muy bueno para la gente de mi patrulla —Zeus arrojó la ball.
    Un enorme Electivire salió de la misma.
    —¡Vire!
    —¡Eso lo veremos! —dijo Byron, sacando una ball—. ¡A ver que sabes hacer, Axew!
    El Axew variocolor salió de su pokéball, algo asustado.
    —Oh, ¿esa monada va a derrotar a Electivire —el tono de voz de Zeus sonaba muy sarcástico—. ¡Puño hielo!
    —¡Esquívalo!
    Axew retrocedió, temblando. Aún así, evitó el ataque.
    —¿Tienes miedo? No te preocupes, será rápido. ¡Vamos, dale! ¡Puño hielo de nuevo!
    —¡Axew! ¡Furia dragón!
    Axew cerró sus ojos con fuerza y se hizo un ovillo en el suelo. Parecía que no quería obedecer a Byron.
    Entre tanto, Electivire lo alcanzó, hiriéndolo mucho.
    Axew miró a Zeus, y luego miró a su dueño. Tenía miedo, miedo de los humanos.
    —¡Vamos, Axew, hazme caso o te lastimarán! ¡Furia dragón, venga!
    Pero Axew no obedecía. Sólo quería que todo terminase.
    —¡Trueno, Vire!
    Electivire fulminó al pequeño dragón con su potente descarga eléctrica.
    —Vuelve —dijo Byron regresando al debilitado pokémon—. ¡Vamos, Kirlia! A por él.
    Kirlia avanzó, decidido. Su oponente sonreía.
    —Vuelve, Electivire —Zeus hizo un cambio.
    Ahora el pokémon que sacó era un siniestro pájaro negro, con un gran pelaje blanco en su pecho, y lo que parecía ser un gorro de brujo en la cabeza.
    —Honchkrow —exclamó su dueño—, ¡viento aciago!
    El pokémon extendió sus enormes alas y comenzó a batirlas, generando un oscuro viento que hería a Kirlia, al tiempo que le hacía retroceder.
    —Kirlia… ¡aguanta! —pronunció con voz elevada.
    Honchkrow seguía manteniendo su viento. Kirlia retrocedía aún más.
    —“¿Qué intenta? —se dijo Byron—. Un pokémon siniestro como él podría usar cualquier otro ataque que sería más efectivo. ¿Por qué mantiene es vulgar viento? —miró a Kirlia, y entonces comprendió—. ¡Oh, claro! Lo está arrastrando hasta el borde del edificio, ¡para tirarlo abajo! No puedo permitirlo” —habló—. ¡Onda trueno, Kirlia! ¡Contra sus alas!
    Kirlia lanzó una onda trueno que inmovilizó las alas de Honchkrow, cesando así el viento aciago.
    —¡Bien! —exclamó el entrenador—. ¡Onda voltio!
    El fuerte ataque eléctrico acabó con Honchkrow.
    —Muy bien, chico —dijo Zeus regresando a su pokémon debilitado—. Te toca otra vez Vire. ¡Rayo!
    Electivire salió y al instante lanzó su potente rayo, que impactó en Kirlia.
    Sin embargo, Kirlia no hizo nada por defenderse. Permanecía quieto, mientras su entrenador no mediaba palabra.
    —¿Por qué no te defiendes? —preguntó Zeus— De seguir así, Kirlia acabará paraliz… ¡Ah! ¡Mierda!
    Byron sonrió.
    —Exacto. ¡La habilidad sincronía de Kirlia!
    Kirlia se paralizó, y, con un destello de sus ojos, Electivire quedó paralizado al tiempo, cesando así su rayo.
    —Ven, Kir. Descansa —miró al pájaro rocoso que tenía tras él, y asintió—. Ahora, ¡Aero, viento afín!
    Aerodactyl comenzó a batir sus alas, y generó un fuerte viento, que hizo que el pokémon eléctrico, incapaz de moverse por sí mismo, retrocediese.
    —¿¡Estás tratando de usar mi propia estrategia, niño!?
    —No; yo la he mejorado. ¡Tu pokémon no puede defenderse!
    Apunto estuvo Electivire de precipitarse al vacío.
    —¡Está bien! Retiro a mi Electivire —dijo, regresando al pokémon a su ball y dándolo por derrotado.
    —“Vaya —se dijo Byron—. Después de todo, tiene un cierto aprecio por sus pokémon. Pensaba que dejaría que se cayese, que no le importaría lo que pasase”.
    —¡Archeops, acaba con él!
    Otro pájaro rocoso salió de la pokéball. Los dos pokémon alados se miraron, queriendo intimidar al otro.
    Ambos emprendieron el vuelo y comenzaron un feroz duelo en las alturas. Múltiples cabezazos y golpes se sucedían. Y ninguno parecía ser mejor que el otro.
    —¡Archeops, hiperrayo!
    —¡Aero, tú también!
    Los dos hiperrayos luchaban por consumirse el uno al otro. Crearon una pequeña onda de energía en su punto de choque, que fue creciendo poco a poco. La gente que caminaba por la calle contemplaba, atónita, la esfera energética que flotaba en el aire.
    —“Bien, ¡bien! —pensó nuestro héroe—. Están igualados. Ahora, sólo tengo que pensar en una forma de hacer que cese su hiperrayo para que el de Aero le de. Mmm… ¿qué podría hacer? Si no puedo frenarlo, tal vez pueda…”

    ***FLASHBACK***

    —¡Papá, cuidado! —gritó el hermano de Byron al ver que aquel pokémon iba a golpear a Ambipom.
    El padre y entrenador de Ambipom aguardó pacientemente, con una sonrisa, a que su oponente, ese Scyther, estuviese lo bastante cerca.
    —¡Sustituto! —gritó el padre.
    Ambipom creó una copia de sí mismo. Un Ambipom incoloro e inmóvil, que recibió la cuchillada de su rival.
    —¡Uaa! —exclamó admirado Byron.
    —¿Y Ambipom? —preguntó su hermano.
    —¡Ahí! —gritó Byron.

    ***FIN DEL FLASHBACK***

    —Justo detrás —murmuró Byron—. ¡Eso es! ¡Prueba un sustituto!
    Aerodactyl intentó con todas sus fuerzas crear una copia de sí mismo. El hiperrayo de Archeops impactó contra Aerodactyl, consumiéndolo.
    —¡Ja, ja, ja! —rió Zeus—. Fin del juego, chico.
    —No cantes victoria. ¡Hiperrayo!
    Apareciendo detrás de Archeops, Aerodactyl utilizó un fuerte hiperrayo que hizo que su oponente cayese al suelo, debilitado.
    Zeus, resignado, cogió su “teléfono” y dijo:
    —Abortemos misión.
    Regresó a su pokémon y se montó en Staraptor.
    —Esto, chico… —dijo, con gran ira— ¡no quedará aquí!
    Y se perdió en el horizonte, volando, mientras que Byron sonreía acariciando a su Aerodactyl.
     
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    CAPÍTULO 27: Planificando la emboscada (Jake)

    Finalmente, Zoroark despertó. Estaba en el centro pokémon, rodeado de enfermeras. Jake estaba a su lado.
    Se fijó en que tenía un brazo y una pierna vendada. Realmente le dolía mucho, ¡aquella paliza que el Seismitoad de Poseidón le dio le habría, con total seguridad, causado esguinces o algo peor. Y esa Nancy… no, esa Hera…
    Definitivamente, tenía que contárselo todo a Jake.
    —Zoroark, ¿cómo estás? —preguntó muy preocupado el enigmático Jake.
    Zoroark lo miró y trató de incorporarse, pero fue detenido por Jake.
    —No, no debes levantarte, no aún. Debes descansar —Zoroark obedeció con gran resignación—. ¿Qué te han hecho, Zoro? ¿Qué ha pasado?
    Zoroark gruñó, recordando la trampa que esos asquerosos del equipo Neutrón le había tendido.
    Trató de explicárselo a Jake, como buenamente pudo.
    —¿Dices —trató Jake de reproducir— que sabían que tú eras ese “Celebi”? ¿Qué te engañó? ¿Quién? … ¿¡Nancy!? ¿Cómo que Nancy…?
    Zoroark negó con la cabeza. Volvió a tratar de explicarse.
    —Dices que ella no es Nancy. ¿Y entonces? Oh —dijo, agachando la cabeza, al comprender—. Con que era una Titán. ¡Nos han engañado todo el tiempo! Nos la han jugado, y muy bien —recordó entonces a su amiguito verde—. ¿Y Celebi?
    Zoroark agachó la cabeza. Jake supo al momento que Celebi había sido capturado.
    —Ya veo —apretó mucho su puño—. ¡Malditos! ¡Malditos! ¡Malditos! —repitió, hablando cada vez con mayor ira. Al fin, alzó la vista y dijo, tal vez al aire—. Se arrepentirán. Esta vez seremos nosotros los que les tenderemos una trampa —miró a Zoroark—. Zoroark, tú quédate aquí. Los chicos me ayudarán.
    Zoroark negó con la cabeza, y de nuevo trató de incorporarse de su camilla.
    —Enfermeras —pronunció Jake—, cuídenle, y no dejen que se levante —dirigiéndose a Zoroark—. Volveré contigo en cuanto te recuperes.

    Cuando Jake, esta vez sólo, entró de nuevo en aquel edificio, se sentó en la oscura sala de reuniones. Poco a poco, fueron llegando, sentándose en sus respectivos asientos, las voces que se ocultaban en la penumbra.
    Fue la infantil voz quien empezó a hablar:
    —¿Cómo está Zoro?
    Jake, acariciándose el pelo, contestó:
    —Bien, necesita recuperarse, simplemente —calló un momento, para después hablar—. Necesito vuestra ayuda. El maldito equipo Neutrón nos la ha jugado. Son muy buenos. Pero nosotros tenemos que ser mejores.
    Con una fría y tranquila voz, una mujer habló.
    —A ver, ¿qué hay que hacer?
    —Les tenderemos una emboscada —explicó Jake—. Sabemos que van a por los legendarios, ¿no? Pues bien, iremos a dónde sé que hay un pokémon legendario que creo aún no han atrapado. Se llama “Keldeo”.
    Una ruda voz muy viril hizo un comentario.
    —Oh, Keldeo. El D’Artagnan de las bestias. Pero, para llegar a él, necesitarían tener a sus maestros, Cobalion, Terrakion, y Virizion.
    —Los atraparán, tenlo seguro —comentó Jake—. Y luego irán allí, al Gran Lago de Nova Sur (antiguos Pueblo hoja verde, ruta 201 y Lago Veraz, ahora consumidos por el agua). Pero allí estaremos nosotros —fue interrumpido por una siniestra voz femenina.
    —Espera, espera. ¿Dices que Keldeo está en el Gran Lago del Sur? ¿Cómo lo sabes?
    Jake sonrió.
    —Digamos que lo conocimos Zoroark y yo. Poco después de empezar nuestro viaje.

    ***FLASHBACK***

    Saliendo de Pueblo Arena, Jake y Zorua caminaban contentos.
    —Zorua, ¿sabes que ahora hay un montón de agua? ¡Es un lago inmenso! Yo nunca he ido, pero me han contado que es enorme, y ahora lo vamos a ver —sonrió.
    Zorua le devolvió la sonrisa.
    Tras unos tres años en el Limbo, Jake decidió salir, por fin. Y Zorua, quien se había convertido en su mejor amigo, quiso acompañarlo. Ahora, Jake decía no poder volver con su familia, que seguramente lo darían por muerto. Así que, sin haber crecido esos tres años, teniendo 15 años biológicos pero 12 físicos, Jake había decidido viajar por toda Nova para cumplir uno de sus sueños: recorrer Nova, viendo bellos paisajes. Ya apenas pensaba en su familia, en la poca que le quedaba viva. Ahora, su familia era Zorua.
    Pro fin llegaron a orillas del lago. Un lago limpio, puro. No pudo contener las ganas de bañarse.
    —¡Vamos, Zoru! —gritó Jake desde dentro del agua—. Entra. Está muy buena.
    Con un gesto, Zorua indicó que no sabía nadar.
    —¿Y eso es un problema? ¡Conviértete en un pokémon agua!
    Zorua volvió a hacer otro gesto. Con este, indicó que debía tocarlo para poder transformarse.
    Jake se rascó el pelo, pensando. Entonces, miró al agua, que aún no le cubría por completo. Un Magikarp pasaba por allí. Guardó un silencio pleno, con pura tranquilidad. Cerró los ojos, y frenó su respiración. Y, con un rápido gesto, agarró al Magikarp.
    —Ten, tócalo.
    Zorua se iba a disponer a tocarlo, pero algo le asustó. Miró detrás de Jake, con la boca abierta, temblando.
    —¿Pasa algo? —dijo Jake, con el Magikarp saltando en sus manos. Miró hacia atrás, donde el asustado Zorua le indicaba. Un gran Gyarados miraba con el rostro lleno de ira. Abrió su gran boca.
    —¡Eh, eh! —dijo Jake soltando al Magikarp y levantando las manos—. No le he hecho nada, sólo quería —un gruñido del Gyarados le hizo callar.
    —¡Gyaaaaa!
    Zorua comenzó a pensar, tenía que hacer algo, rápido. Al fin, se lanzó con un ataque rápido. Su objetivo: tocar al Gyarados, para así transformarse en él.
    Pero no fue así. Gyarados, con sólo un movimiento de su cola, lanzó a Zorua a la parte profunda del Gran Lago.
    —¡Zorua! —gritó Jake. De nuevo los ojos llenos de rabia de Gyarados se centraron en él.
    Vio que todo estaba perdido. Zorua se ahogaría, y ese Gyarados le devoraría.
    Pero entonces, Zorua, a lomos de un pokémon azul con una melena roja, que parecía un pequeño caballo, apareció trotando por el agua. Al verlo, Gyarados se estremeció.
    —¡Zoru! —gruñó muy motivado el pokémon de Jake.
    El caballo se colocó, aún en el agua, sobre dos patas. Con su cuernecito, lanzó una onda de energía. Inmediatamente, el pokémon se transformó, haciéndose más alto, con un cuerno más prominente y una melena más larga.
    Gyarados, resignado, se volvió a perder en las inmensidades del lago.
    Keldeo, así se llamaba el “unicornio”, soltó a Zorua en la orilla del agua.
    —Gracias, muchas gracias —dijo sonriente Jake.
    Keldeo recuperó su infantil forma, y, con una sonrisa, comenzó a galopar, camino a las profundidades del lago.

    ***FIN DEL FLASHBACK***

    Jake, tras recordar aquellos momentos, sonrió de nuevo.
    —Vale, vamos al lago, ¿y qué? —preguntó la voz siniestra.
    —Entraremos al lago. A las profundidades, claro. Estoy seguro de que Keldeo se esconde allí. Si me reconoce, nos dejará entrar a su escondite en el lago. Y… sólo tendremos que esperar a que aparezcan los Neutrón. Entonces, con un poco de colaboración, los atraparemos —apretó su puño.
    —Muy bien —dijo la voz infantil—, pero, ¿cómo entramos a las profundidades del lago?
    —Tenemos a los pokémon. ¿Estáis conmigo?
    Tras unos segundos de meditación, todos los presentes exclamaron:
    —¡Por supuesto!
     
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    Este capítulo es algo simplón en el sentido de que no hay mucha acción, ni mucho movimiento. Aunque no deja de ser interesante. Se revelarán más cosas sobre el mundo de Nova y, posiblemente, generará más dudas... hallá va.

    CAPÍTULO 28: Liga Pokémon(Melly)

    Sería de locos, completamente de locos, pasar junto a la gran y hermosísima Llanura Paradise y no ir a visitarla.
    Una llanura enorme, ocupando todo el centro-oeste de Nova Norte (Teselia), en lo que antes eran la Zona Nexo y sus alrededores acuáticos, así como parte de de la ruta 7 (Fayenza-Loza), acabando su extensión en la cueva Relámpago, antes llamada Electrorroca.
    Y, en el puro centro de esta llanura únicamente habitada por pokémon, había un único edificio, grande, majestuoso: la Liga Pokémon de Nova.
    La coordinadora, acompañada de su Manaphy y de Kyle, el “chico polifacético”, se adentró en la llanura, admirando la grandiosa cantidad de pokémon que habitaban en ella. Un terreno con hierba y algún que otro árbol y arbusto, con sus grandes rocas y sus pequeños lagos, hacían de la llanura un entorno idóneo para ser el hogar de diversos pokémon.
    Se habían llegado a contar más de 200 especies distintas.
    —¿Irás a ver a tu hermano? —preguntó Melly, al ver que la Liga Pokémon no estaba lejos.
    Kyle negó con la cabeza.
    —No, aún no. Le prometí que la próxima vez que nos veríamos —se encendió el fuego en su mirada— sería para enfrentarnos. Pero aún es pronto para eso, me quedan muchas medallas por conseguir.
    Melly sonrió, después de encogerse de hombros.

    Anduvieron por un rato, contemplando la gran cantidad de pokémon que jugaban, dormían, combatían, corrían, reían… eso era paz en estado puro.
    Ambos sacaron a todos sus pokémons, que se divirtieron jugando con el resto.

    Muchos entrenadores, preparados para desafiar a la Liga, se dirigían hacia allí esmerados. Kyle no podía evitar reír.
    —Sabes, la nueva Liga de Nova es muy temida. 2 de cada seis entrenadores caen en el primer asalto, contra el primer alto mando. El segundo se carga a uno más de los cuatro que pasarían, por estadística. El tercero, devora a otro, quedando sólo dos. Luego es mi hermano el que se encarga de derrotar a los que quedan.
    Melly se sorprendió.
    —¿El Campeón no combate?
    —La verdad, no conozco al Campeón, o puede que Campeona. Tampoco conozco a ningún otro Alto Mando —confesó Kyle—. Pero pocas veces ha perdido mi hermano. Y eso se traduce en pocas batallas para el campeón.
    —Y entonces… —Melly seguía con sus dudas— ¿nadie, nunca, ha ganado la Liga Pokémon?
    Kyle volvió a mostrar ese fuego en su mirada.
    —Aún no —con aires de grandeza, dijo—. Seré yo quien inaugure la lista.
    Melly emitió una risita.

    Hicieron un alto en el camino, junto a un pequeño lago. Mientras sus pokémon jugaban, los dueños se tumbaron en la húmeda hierba.
    Continuaron su charla sobre la Liga Pokémon.
    —Antes —explicó el hermano del Alto Mando—, hace no más de unos diez años, puede que menos, había otro Alto Mando. Eran más flojos, naturalmente. Y fueron encarcelados, todos, desde el primero de ellos hasta el cuarto.
    —¿¡Por qué!? —quiso saber, sorprendida, Melly.
    —Bueno, no eran trigo limpio. Se aprovechaban de su poder y sus contactos para hacer el mal. Montaron una especie de organización criminal a espaldas del propio campeón. No se sabe a día de hoy qué tramaban, la cuestión es que los pillaron. Pero si jefe aún sigue libre, o eso se cree.
    —¿Y qué pasó con el campeón? —la historia que le contaba Kyle le parecía a Melly como una novela, y escuchaba muy interesada.
    —El pobre —continuó contando el chico, con sus brazos apoyados en su cabeza, separándola de la hierba y contemplando el cielo azul—, quedó sólo en la Liga. Así que decidió retirarse hasta que encontrase a otros jóvenes con talento —paró un momento—, mi hermano fue uno de ellos. Juntos, formaron un nuevo alto mando —tomó aire, para concluir contando el final: —. Pero el campeón estaba muy cansado, ya era algo mayor. Para ceder su puesto, planeaba encontrar a alguien que demostrase que valía lo suficiente como para ser un alto mando, cediéndole así el puesto de Campeón a mi hermano, el más fuerte del alto mando. El puesto libre lo ocuparía esa persona. Pero ocurrió algo: él, el campeón, encontró a alguien cuya fuerza y talento eran tan grandes que decidió cederle a él, directamente, el título de campeón, tras haberle vencido personalmente en una batalla.
    Melly se rascó los ojos.
    —Pobre, tu hermano —lamentó Melly, haciendo después un gesto, acercando mucho su dedo pulgar y su dedo índice—. Le faltó esto para ser Campeón. Seguro que no le cae nada bien su nuevo jefe, ¿eh?
    —Supongo que sí.
    Y ambos se rieron.
    Entonces, una voz sonó detrás de ellos.
    —Preciosa historia, joven —era un hombre mayor, anciano, que llevaba una extraña vestimenta.
    Ambos jóvenes se incorporaron y miraron a aquel señor.
    —¿Perdone —dijo con descaro Kyle—, usted es?
    Como si no le escuchase, el anciano comenzó a alardear.
    —¡Oh, la Liga Pokémon! Cuantas veces soñé en volver allí —miraba al gran edificio que se veía muy a lo lejos—. Me pregunto que tal le irá a los chiquillos. Desde luego, hacen un buen trabajo. Quizá les haga una visita.
    Sobresaltado, Kyle exclamó:
    —¿¡Usted!? ¿Es usted…? —fue repentinamente interrumpido.
    —No, chico, yo no soy. Yo fui. Ahora, otros guardan ese templo de los combates —agachó la cabeza—. Desde que esos rufianes me traicionaron… ¡llegamos a ser amigos! Rewta, Rhunted, Dans, Krad y yo. ¡Juntos formamos una gran Liga, sí señor! —miró al cielo—. Sí, fueron buenos tiempos. Gracias por recordármelos. Aunque fue doloros enterarme de lo que ellos hacían, al fin y al cabo, fuimos amigos.
    Melly alternó su vista cómicamente, mirando una y otra vez a Kyle y al anciano, al anciano y a Kyle. Señaló al anciano, y, sin dejar de repetir el gesto, le preguntó a su camarada:
    —¿Es este el antiguo campeón?
    Kyle asintió con lentitud.
    —Eso parece.
    El excampeón sonrió.
    —Decías que eras el hermano de uno de los nuevos jóvenes, ¿eh?
    El aludido asintió.
    —Es un honor —dijo con tranquilidad Kyle— poder hablar con el gran Chamder.
    El anciano se rió de una forma un tanto ahogada, y dio media vuelta.
    —La era del gran Chamder acabó hace mucho. Ahora, les toca a otros. Si me permitís, seguiré mi camino —se despidió mientras emprendía su marcha, camino a la Liga Pokémon.

    Tras el encuentro con el excampeón, los dos jóvenes continuaron su paseo por la llanura. No duró demasiado; al fin y al cabo, no debían perder tiempo, o podrían perder el barco que les llevaría a Nova norte.
    Así que continuaron su viaje. Pero, por alguna extraña razón, Melly se estremecía al recordar aquellos nombres: Rewta, Rhunted, Dans y Krad. Hubiese jurado… que los había oído antes. Y, sin saber porqué, sólo oírlos le producía fuertes escalofríos.
     
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    A Thunderbird

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    Creo que comienzo a entender a dónde quieres llevarnos... esas últimas líneas en las que Melly se inquieta me hacen pensar. ¿Será lo que yo creo, o será lo que tú quieres que crea? Porque a estas alturas ya no me fío; en cualquier momento le das un pequeño giro a la trama y me pierdo de nuevo, pero qué se le va a hacer, es entretenido.
    Dices que este capítulo no tiene acción, pero pese a eso me ha gustado. Cada vez comprendo más, o al menos eso me parece. Por cierto, me ha parecido curiosa la forma de hablar de Chamder, con ese aire nostálgico...
    ''Errores'', ahora mismo no recuerdo más que esto:
    Pues eso, que te dejaste la ''o'' al final [?]
    Pero fuera del capítulo (!?):
    ''Hallá'' irás tú, pero yo prefiero ir ''allá'' :,D
    Bromas aparte, espero impaciente a que publiques la continuación~
    ¡Pikapi!<3
     
  10.  
    MrJake

    MrJake Game Master

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    Aquí vengo con otro capítulo. Desde ahora, de vez en cuando pondré al final de los capítulos algunas anotaciones y curiosidades sobre la historia y sobre Nova en general.

    CAPÍTULO 29: El poder de la mente, Byron VS Mindy.

    Byron y sus pokémon consiguieron llegar a su destino, una ciudad de Nova Oeste, la ciudad donde residía el tercer líder de gimnasio: Ciudad Espiral (Pueblo Azalea+Encinar). Sólo tuvo que atravesar una pequeña ruta situada al este de Ciudad Orquídea, un camino antes inexistente (antes, era solo agua).
    La ciudad era, cuanto menos, extraña. Haciendo honor a su nombre, las calles se distribuían alrededor de una plaza, haciendo de la ciudad, a vista aérea, una gran espiral.
    La plaza del centro… algo le decía al el entrenador que ahí mismo estaría el gimnasio.
    Y no se equivocó.
    Una especie de esfera de metal flotaba en el aire, enorme, justo en el centro de la plaza. A la gente que transitaba la ciudad parecía no importarle la presencia de tal enorme “edificio” flotando ahí en medio.
    Byron, extrañado, preguntó a un transeúnte:
    —Perdone, ¿el gimnasio?
    El hombre alzó las cejas.
    —¿No lo ves? Pues es bien grande —señaló a la esfera flotante.
    —¿Esa cosa es el gimnasio?
    El ciudadano asintió.
    —Pero —se explicó— tendrás que esperar un poco. Ahora mismo, alguien se está enfrentando a la líder —al ver el gesto extrañado de su interlocutor, trató de ser más explícito—. El gimnasio se eleva cada vez que hay alguien retando a la líder. En lo alto, no puede entrar nadie. Cuando el combate acaba, el gimnasio vuelve a su posición, en tierra. Ahí estará hasta que entre un nuevo retador.

    El hombre, satisfecho de haber sido de ayuda, se marchó.
    Byron observó con atención la gran esfera. Si te fijabas con atención, se podía ver como varios pokémon flotaban, pegados a la esfera.
    De repente, un estruendo se oyó. La esfera comenzaba a descender.
    Una vez en tierra, como si fuese una nave espacial, una rampilla salió de una puerta que apareció en la superficie del edificio.
    Alguien comenzó a bajar por ella.
    Byron se apresuró a subir la rampa, cruzándose con el que bajaba.
    —¡Sully! —exclamó al percatarse de la identidad del entrenador.
    —¡Oh, Byron! —saludó su amigo.
    —¿Has desafiado a la líder del gimnasio?
    Sullivan tragó saliva. Se acercó a Byron, y dijo en un susurro:
    —Ella… es terrible, Byron. ¡Terrible! Yo pensé que tendría las de ganar. Con Drifblim y mi nuevo Scraggy, creí tener ventaja sobre ella. Pero me dio una paliza tremenda. ¡Tremenda! Ese gimnasio tan extraño, sabe como utilizarlo —siguió bajando, dándole unos golpecitos en el hombro a Byron—. Suerte, By. La vas a necesitar.

    Las palabras de Sully hicieron a Byron dudar un poco. Pero aún así, siguió subiendo, decidido, por aquella rampa.
    Cuando entró en el “gimnasio”, todo estaba muy oscuro. La poca luz que entraba en el edificio venía de la puerta, que inmediatamente se cerró, dejando todo, definitivamente, a oscuras.
    —¿Hola? —dijo Byron, resonando el eco en todo el lugar. Nadie respondía—. Kirlia, usa destello —propuso Byron.
    —No es necesario —contestó una voz de niña pequeña.
    De repente, todo se iluminó, sin saber muy bien de donde salía esa luz.
    El edificio mostró su naturaleza. Era un espacio vacío. Completamente vacío. Una gran esfera hueca, con paredes metálicas. La niña que habló estaba en la parte de arriba del interior de la esfera. De pie en el techo, bocabajo.
    —¿¡Eeeh!? —exclamó asustado Byron— ¿Qué haces ahí arriba? ¿¡No te caes!?
    La niña comenzó a reírse, y, junto a un pequeño Abra, se teletransportó justo delante de Byron.
    Lo miró muy de cerca.
    La verdad es que aquella chiquilla no tendría mucho más de seis años. Llevaba un pelo muy largo, de color rosa, recogido en dos infantiles coletas. Sus ojos eran de un rojo muy intenso. Medía muy poco, siendo poco más de la mitad de Byron.
    —¿Tú eres la líder?
    Ella, separándose un poco de Byron, dijo:
    —Mindy. Encantada, Byron.
    —¿Cómo sabes mi nombre?
    Mindy sonrió, y se teletransportó con su Abra a la parte contraria a donde Byron se encontraba.
    —Leo la mente —dijo guiñando un ojo—. Cuando desarrollas mucho tu mente, llegas a poder utilizarla como no lo imaginabas, ¿sabes? Pocos llegamos hasta tal punto —cerró la boca, pero siguió hablando—. Puedo también, por ejemplo, comunicarme por telepatía.
    Byron se frotó los ojos. Estaba sorprendido.
    —Déjame explicarme —continuó hablando por telepatía—. Alrededor de este edificio, por fuera, hay varios Solrock y Lunatone que se encargan de usar sus poderes psíquicos para que por fuera no haya gravedad. Así, el edificio flota, como ahora mismo estamos haciendo.
    ¿Ya estaban flotando? Byron no lo había notado.
    —Además —continuó explicándose Mindy—, su fuerza psíquica también aumenta la gravedad aquí dentro. Así, podrás caminar por el techo, y por donde quieras. Piensa en este lugar como si fuera un camino recto; puedes caminar sin problemas por toda su superficie. Haz la prueba.
    Byron, algo inseguro, comenzó a caminar. Le pareció que caminaba recto, pero, cuando se dio cuenta, vio a Mindy del revés: estaba en la parte del techo.
    —Guau —exclamó—, ¡es una pasada!
    Mindy se teltransportó hasta estar de nuevo a la altura de Byron.
    —Bien, aspirante. Lucharemos en este gimnasio especial. Tres contra tres. ¡Beheeyem!
    Un pokémon con aspecto de alienígena salió de la ball, flotando. Byron soltó el huevo a sus pies, y, tan motivado como normalmente estaba en sus combates de gimnasio, sacó a Lampent.
    Mindy bostezó, mientras acariciaba al pequeño Abra que la acompañaba.
    —Supongo —dijo sin mover la boca— que no hace falta que te diga que mi especialidad son… los pokémon psíquicos.
    Byron inclinó a un lado la cabeza.
    —“No es más que una niña —pensó—.No entiendo por qué le dio tantos problemas a Sully”.
    Ella sonrió malévolamente, y por fin volvió a mover la boca.
    —No te dejes engañar por mi edad, amigo. Puedo ser una niña, sí. Pero tengo mis recursos.
    Sin decir nada, Beheeyem, se teletransportó detrás de Lampent, y con un fuerte psicorrayo, Lampent salió disparado contra una de las paredes.
    —¿Eh? Si no ha hablado. ¡Claro! Te comunicas telepáticamente, ¿eh? ¡Lampent, bola sombra!
    El bola sombra de Lampent rebotó en un manto espejo que Beheeyem creó sin que su entrenadora dijese nada. Lampent recibió su propio ataque con el doble de potencia.
    —Laaamp.
    Estaba agotado.
    Byron se sintió bastante acorralado. Ella adivinaría lo que iba a hacer, leyéndole la mente, y así podría responder, comunicándose por telepatía con Beheeyen e impidiéndole a Byron saber lo que piensa hacer.
    —“Vale. No puedo hacer nada. Estoy perdido —la líder sonrió, al leerle la mente y ver lo que estaba pensando. Byron se irritó—. Pero no puedo rendirme. Tengo que demostrarle a esta niña que no es invencible. Pero, ¿cómo? Por ahora, lo mejor será…” —habló—. ¡Vuelve Lampent! —pensando—. Vale, ¿a quien saco ahora? Aerodactyl pierde la ventaja que le supondría el hecho de poder volar por culpa de la naturaleza de este gimnasio. Axew no sería capaz de luchar, no me obedecería, solo se acurrucaría en un rincón. Así que, supongo que tendré que sacar a Kirlia”.
    Entonces, cuando iba a sacar a Kirlia, el huevo comenzó a saltar.
    —¿Eh? —dijeron al unísono los dos combatientes.
    El huevo, rodando de manera irregular, se colocó justo en la posición de combate del pokémon de Byron. Comenzó a oírse un crugido, y una pequeña aleta de un azul muy claro se dejó ver.
    Asomando después unas manitas azules y una cara ovalada, con dos mejillas “puntiagudas” de color naranja, el pokémon salió alegremente de su cascarón.
    —¡Mud! —gritó alegremente mientras saltaba y reía.
    —¿Un Mudkip? —dijo extrañada Mindy.
    —¡Oh! ¡Un Mudkip! —exclamó emocionado Byron. Un curioso giro de los acontecimientos. Era un recién nacido, pero, ¿qué podía perder? — ¡Vamos Mudkip, placaje!
    Beheeyem, antes aún de que Byron diese la orden, había preparado un ataque barrera. Sin embargo, el Mudkip, ignorando toda orden de su dueño, lanzó un pistola agua que le dio de lleno a Beheeyem.
    —¡Perfecto! —dijo Byron—. Nunca pensé que podría alegrarme tanto de que un pokémon no me haga caso. ¡Mudkip! ¡Haz lo que te venga en gana!
    Mudkip se alegró aún más.
    —Je —se dibujó una macabra sonrisa en la cara de Mindy—. No hay problema. Le leeré la mente al mismo Mudkip.
    Mindy se concentró en la mente de Mudkip. Byron la miró extrañado. Una gota de sudor comenzó a recorrer el rostro de la líder.
    —Pero, ¿¡qué dem…!? —exclamó ella.
    Entonces, un fuerte placaje por parte de Mudkip tumbó en el suelo a Beheeyem. Estando el pokémon de agua encima de su oponente, comenzó, amistosamente, a lamerle la cara, y, como si fuese un juego, comenzó a golpearle, saltando encima y lanzándole lodo.
    Ambos entrenadores miraban la escena estupefactos.
    —¿En qué piensa mi Mudkip? —quiso saber, con curiosidad, Byron.
    La entrenadora regresó al debilitado Beheeyem mientras Mudkip saltaba con alegría por todo el lugar.
    —Piensa: ¡Yujú! ¡Bien, bien, que guay! ¡A jugar, a jugar! ¡Bien!
    Byron se cayó de espaldas al estilo ánime.
    Mientras se levantaba, pensó.
    —“Bueno, al fin y al cabo, ¡es perfecto! —observó como Mudkip seguía correteando por toda la esfera, tan feliz de estar en ese nuevo mundo—. Su estrategia está destrozada. Y, por su cara —miró a Mindy— diría que no sabe como contraatacar.
    Ella se irritó muchísimo.
    —¡Sí que sé! ¡Adelante, Kadabra!
    Kadabra, agarrando su cuchara, salió al campo. Mientras, Mudkip se había parado frente a él, y lo miraba con ojillos de bebé.
    Toda la atención de los presentes se centró en el recién nacido, que seguía mirando a Kadabra. Kadabra estaba algo confuso.
    De repente, Mudkip comenzó a hacer muecas, sacando la lengua, poniéndose sobre dos patas, moviendo su cola.
    —¡Ya está bien! —exclamó la líder—. ¡Kadabra, rayo!
    Kadabra lanzó un rayo que Mudkip evitó saliendo a correr. Claramente, quería jugar al pilla pilla.
    —¿Quieres jugar? ¡Pues juguemos! ¡Rayo, una y otra vez!
    Como si fuesen el perro y el gato, Kadabra persiguió, lanzando rayos por doquier, al pequeño Mudkip, que corría, pasándoselo en grande. Byron miraba riéndose la divertida escena.
    De repente, Mudkip saltó, cayendo sobre la cabeza de Kadabra.
    —¡Kadabra, psíquico!
    Kadabra levantó por los aires a Mukip. El pokémon miraba, desde la altura, toda la superficie. Rió, al sentirse más alto que los demás. Y, en una de las risas, lanzó hacia abajo un rayo hielo que congeló la mano de la cuchara de Kadabra.
    —¿Pero qué hace?
    —¡Ja ja ja! —reía Byron—. ¡Estupendo, Mud!
    Al estar libre de los poderes psíquicos, Mudkip cayó en picado, golpeando con un golpe cabeza a Kadabra, que cayó al suelo por el impacto. Feliz y contento, Mudkip se volvió a subir en su oponente y comenzó a “jugar” con él, dándole golpecitos.
    El pokémon de la niña líder se debilitó.
    Ella estaba que echaba humo.
    —¡Esto no me puede estar pasando! Humillada por un pokémon recién nacido —miró a Byron—. ¡¡No te rías!!
    Byron dejaba ya caer lágrimas de la risa.
    —¡Tú lo has querido! Mi último pokémon, y el más fuerte, ¡aquí va! ¡Acaba con ese Mudkip de una vez por todas, Grumpig!
    Grumpig salió, lanzando a su paso un psicorrayo que hirió a Mudkip. Éste miró apenado a su rival, y, con las lágrimas a punto de salir, comenzó a “vibrar”, temblando levemente.
    Mindy comenzó a leerle la mente a Mudkip.
    —Este pokémon, ¡es… es…!
    Curioso, Byron volvió a preguntar:
    —¿Qué piensa?
    Mindy tomó aire.
    —¡Malo! ¡Malo! ¡Me has hecho pupa!
    La clásica gota de sudor volvió a recorrer la cara de Byron.
    —Está bien —Mindy se dispuso a acabar con Mudkip de una vez por todas— ¡Puño trueno, vamos!
    Se lanzó contra Mudkip, golpeándole con el puño. El pokémon recibió, quieto, el ataque. Seguía con los ojos llorosos, temblando.
    —¡Otra vez!
    De nuevo, el puño rodeado de rayos golpeó a Mudkip. Éste, dejando caer una lágrima y a punto de debilitarse, dio un pequeño placaje a Grumpig.
    —¿Qué era eso? —se preguntó Byron.
    —Je, pamplinas —dijo, confiada, la líder de gimnasio.
    Grumpig, sin sentir nada por el mini placaje, miró a su dueña. Pero, al instante, sus ojos se abrieron mucho, y salió disparado, chocándose, debilitado, contra una pared.
    Mudkip, cansado, comenzó a llorar.
    —Un ataque venganza, ¿eh? —Byron sonrió, y se acercó a su Mudkip llorón. Acariciándole, le dijo—. Muy, pero que muy bien hecho, amigo. Descansa por ahora —y dejó caer una nido ball sobre él.
    —Esto tiene que ser una broma, tiene que serlo —se repetía la líder.
    Byron se rascó la cabeza. A decir verdad, fue un golpe de suerte, después de todo. Por sí solo, hubiese perdido.
    —Bueno, Mindy. He ganado —dijo, pidiendo indirectamente su medalla.
    —Ten —ella estaba muy malhumorada, y le dio la medalla Mente a Byron sin ningunas ganas. Comenzó a llorar, como una niña que era.
    Byron la cogió, y, antes de irse, pensó:
    —“A veces se gana, otras se pierde, ¿no? Esa es la esencia de ser entrenador. No podemos ganar siempre. Cuando perdemos, supongo que lo mejor que podemos hacer es aceptarlo, y aprender de los errores, pensando que, la próxima vez, no perderemos tan fácilmente. Recuérdalo, Mindy”.
    Y Mindy dejó de llorar, mientras veía con admiración como aquel chico abandonaba su gimnasio.


    Curiosidad: El nombre "Chamder", el del excampeón de la Liga de Nova, es el resultado de unir las palabras "Champion" (Campeón) y "Elder" (Viejo, anciano). Así, hace referencia a dos detalles, primero a que es un Campeón anciano y segundo a que es el viejo Campeón.
     
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    MarXelooo

    MarXelooo Entusiasta

    Tauro
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    Jajajajajajaja Te juro que seria muy deshonesto de mi parte si no te comento, me hiciste reir mucho. :D
    Vengo leyendo esta historia hace ya bastante, pero no publicaba por... No se ¿Flojera? ¿Falta de tiempo? No tengo idea del por que, pero voy a comenzar a comentarte por que te lo mereces.
    Primero debo felicitarte por tomarte tu historia tan enserio, por que actualizas en menos de 3 días, y aun con tan poco tiempo las continuaciones siempre son igual de buenas.
    Ok lo segundo es comentar sobre este cap que me pareció fantástico, un hurra por ese Mudkip. Cuando pusiste los colores del huevo supe enseguida que sería un mudkip, pero lo que no me espere es que eclosionara en medio de la batalla, y menos que saliera venciendo a la lider con sus 3 pokemon xD Lol esa si no la vi venir jajajaja
    Para ser una historia con 3 tramas distintas la sabes manejar muy bien, la historia va avanzando muy rápido y en cierta parte eso me gusta bastante. La narración que usas esta excelente, ojala la mantengas por que es como estar viendolo en TV
    Errores: No veo tantos, solo esos típicos errores donde se te pasa alguna que otra letra, pero son muy pocas veces y cuando sigues leyendo se te olvidan por completo.
    Mis especulaciones a futuro son que el antiguo alto mando son claramente los titanes del Equipo Neutron, o bueno... ¿Tal ves no? Su plan aun es algo que no puedo decifrar. Lo mas probable es que se termine uniendo a los tres protaginistas en algun punto de la historia, en el climax, por ahi cuando este el Equipo Neutron a punto de terminar su malvado plan o algo por el estilo... Ojala, es algo que espero ver ^^
    Mi protagonista favorito sería Byron, pero esta casi a la par con Melly y Jake, no are mas distinciones ahí.
    Eso, tienes todo mi apoyo en este proyecto, estare atento a los capitulos que vengan
    *-/_-^-| Nos vemos |-^-_\-*
     
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    A Thunderbird

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    ¡Jajaja! Lo que me he reído con ese Mudkip :,D
    Aunque por otra parte resulta algo ridículo nwnU
    Me ha gustado la idea de las curiosidades, es interesante.
    Volviendo al capítulo, debo reconocer que al principio pensaba que Byron iba a perder. Y cuando más tarde ha eclosionado el huevo, no me esperaba para nada lo que ha sucedido, pero ha sido muy entretenido imaginármelo mientras lo leía. Lo único que me ha llamado la atención es que Mudkip sepa usar tantos movimientos si apenas acaba de nacer, y más considerando que no son ataques para nada débiles. Por lo demás, un capítulo curioso y divertido; espero ver pronto la continuación.
    ¡Pikapi!
     
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  13.  
    MrJake

    MrJake Game Master

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    Pongo un nuevo capítulo. Me alegra muchísimo contar con gente que sigue de cerca mi fic y que me apoya y comenta. Os doy las gracias :) Capi 30, allá va.

    CAPÍTULO 30: La emboscada (Jake)

    —Es aquí —dijo tranquilo Jake, mientras bajaban de sus pokémon acuáticos él y sus acompañantes.
    Era una cueva submarina, libre del alcance del agua del lago, cubriendo ésta únicamente unos centímetros.
    Al fondo de la cueva, en medio de un enorme charco, descansaba un pokémon con aspecto de caballo.
    —Keldeo —suspiró Jake—. He vuelto.
    El pequeño pokémon abrió poco a poco los ojos, y, siguiendo inmóvil en el centro de la sala, miró a Jake.
    —¿Me reconoces? —preguntó éste, avanzando lentamente—. Me llamo Jake —señaló a Zoroark— Y este es Zoroark. Hace muchos años, me salvaste de un Gyarados. Y también lo salvaste a él, cuando aún era un Zorua. ¿Nos recuerdas?
    Keldeo asintió.
    —Hemos venido porque corres peligro —se explicó nuestro héroe—. Unos malvados van a venir a por ti. Vendrán con tus maestros… probablemente, el tenerlos en su poder les abrirá el camino hasta tu morada.
    Keldeo echó la cabeza a un lado, sin creerse lo que le contaban. Estaba claro que no concebía la posibilidad de que sus maestros fuesen atrapados.
    —Escúchame bien —siguió hablando Jake—. Nos esconderemos, y saltaremos sobre ellos cuando lleguen aquí. Con suerte, los atraparemos. Solo necesito que confíes en mí. Una vez me salvaste —se golpeó el pecho con el puño—, y ahora me toca a mí salvarte.
    Keldeo decidió confiar.

    Jake y sus camaradas se escondieron en la sala de Keldeo.
    Realmente era un plan arriesgado, nadie les garantizaba que los Neutrón apareciesen por allí ese mismo día. Pero todos los presentes confiaron en la intuición de Jake.
    Y su intuición funcionó.

    —Hola… Keldeo —dijo un hombre, seguido de una horda de soldados vestidos de negro. El hombre le mostró tres pokéballs—. Dentro de estas negraballs descansan tus maestros. Los mismos que me han llevado hasta ti. Y ahora… ¿Mm? —el comandante quedó quieto de repente.
    —¿Quién es? —susurró una de las acompañantes de Jake.
    —No lo conozco, pero creo que lo he visto antes —dijo Jake. Entonces, recordó cuando se cruzó con aquel hombre, en Nueva Azafrán. El hombre tenía la misma máscara que tenía ese comandante—. Mira a Zoroark. Parece que lo recuerda.
    “Keldeo”, en el centro de la sala, deseaba saltar sobre su enemigo.
    —Aguarda aquí, Keldeo—le dijo, en su escondite, Jake al verdadero legendario.
    Mientras tanto, Hades agudizaba sus sentidos. Comenzó a reír.
    —Je, je, je —se giró hacia la donde estaban Jake y compañía, mirando en su escondite—. Salid de ahí. Puedo oíros pensar.
    Los ojos de Jake se abrieron mucho.
    —¿Pero qué…?
    Zoroark, disfrazado de Keldeo, comprendió que el plan había salido mal. Saltó, recuperando su verdadera forma, sobre Hades. Pero éste, con una rapidez sin igual, sacó a Cofagrigus, que frenó su ataque con protección.
    —No, no, no, mal hecho, por vuestra parte. ¡Bola sombra!
    —¡Salid! —gritó Jake.
    Cofagrigus lanzó varios bola sombra que derrumbaron el hueco rocoso en el que se escondían Jake y compañía.
    —¿Cómo lo has sabido? —preguntó el hombre de ronca voz.
    —¿No lo has oído? —se explicó la chica con voz fría—. Puede leer la mente. Supo que había alguien aquí.
    —Es bueno —comentó el niño, mientras miraba a Hades.
    —¡Oh, vamos! —dijo con ironía—. No es para tanto, no necesito que me halaguéis, no soy nada del otro mundo. Otros muchos pueden hacer cosas mejores, mover objetos con la mente, hablar con telepatía… yo solo puedo leer la mente humana, ¡y ya eso es demasiado! Aún así… ese único poder me ha bastado para frenar vuestra “emboscada”.
    Sacó una pokéball negra con la que apuntó a Keldeo. De ella emanó un rayo negro que comenzó a herir al legendario.
    —Caerás sometido a la Negraball.
    —¡Keldeo! —exclamó Jake mientras lo tocaba. El pokémon no podía moverse—. ¡Maldito! —se fijó en como Zoroark luchaba contra Cofagrigus. Sacó una ball— Está bien, ¡Lucario! ¡Esfera aural!
    Los compañeros de Jake sacaron varios pokémon, que también lanzaron sus ataques.
    —¡Dusknoir! —sacó Hades mientras mantenía su atención en atrapar a Keldeo—. Protección. Que sus ataques no pasen.
    Dusknoir, hábilmente, paró todos los ataques de sus rivales. Hacían esfuerzos vanos en atacar a Hades para evitar la inminente captura.
    —¡Mierda! —se lamentó Jake, mordiéndose el labio inferior. Cuando se giró a mirar a Keldeo, éste era ya una leve silueta negra. Pudo ver como su ojo lo miraba, triste, justo antes de que fuese absorbido por la negraball.
    Hades, bajo su máscara, sonrió malévolamente.
    —Bola sombra.
    Sus pokémon lanzaron varias bola sombra contra el suelo, que generaron un profundo y espeso humo negro. Una vez disipado el humo, todos los Neutrón se habían ido.
    Jake se dejó caer de rodillas. Su pantalón quedó empapado. Con sus manos, golpeó la poca agua que cubría la cueva.
    —¡Malditos Neutrón! ¡Los teníamos! Si hubiese venido otro comandante… si no hubiese podido leernos la mente, ¡los tendríamos!
    Los demás se miraron entre ellos. El más pequeño se agachó junto a Jake.
    —Jake, ¡no sufras! Los atraparemos en otra ocasión, tenlo completamente seguro, ¿vale?
    Los otros comenzaron a caminar, con la mirada baja.
    —Vámonos —dijo el niño, levantándose.
    Zoroark se acercó a su dueño, que se levantó ocultando sus ojos bajo su pelo puntiagudo, con la cabeza agachada.
    Caminó, seguido de Zoroark, que lo miraba algo triste.

    ***FLASHBACK***

    —Dice que… se quiere ir.
    Zorua enarcó sus cejas, y acto seguido agachó la cabeza, triste. No tardó en contestarle a su amigo Celebi.
    —Pero, ¿así, de repente? Si llevamos juntos tres años, ¡no puede irse!
    Celebi negó con la cabeza, también algo triste.
    —Él quiere volver a su tierra, Zorua —se explicó el guardián de los bosques.
    Zorua lo comprendía, pero no quería perderle. La amistad entre ellos había crecido tanto, que no quería que se fuese. Era su primer contacto con un humano, y sin duda había sido una experiencia única. Aquel chico, Jake, era alguien mágico.
    Y entonces apareció.
    —Estoy listo, Celebi —afirmó Jake.
    —¿Querrás volver a tu hogar?
    Negó con la cabeza.
    —No. Ellos, la poca familia que me quede, se creerán que estoy muerto. No puedo aparecer así, como si nada. Quiero viajar por todo Nova. Recorrer mis tierras —miró a Celebi y a Zorua. El segundo lo miraba con tristeza—. Os echaré de menos —trató de contener sus lágrimas.
    Celebi asintió. Extendió sus brazos, y un agujero comenzó a abrirse en el aire. Jake se dispuso a atravesarlo, pero un grito le frenó.
    —¡Zoru! —gritó Zorua, que se acercó a él. Miró a Celebi, y le dijo—. Celebi, lo siento. Quiero ir con él.
    Celebi se sobresaltó.
    —¿Tú también te vas? —preguntó, muy triste.
    Zorua agachó su cabecita.
    —Perdón. Pero quiero ir con él. Quiero acompañarle. Hay una especie de conexión entre nosotros. Perdóname.
    Dejando caer una lágrima, Celebi asintió, sonriendo.
    —Está bien —se comunicó telepáticamente con Jake—. Jake, Zorua… quiere ir contigo.



    Curiosidad: Sully, el rival y amigo de Byron, está inspirado física y en cierta parte mentalmente en Cheren, uno de tus rivales de la quinta generación de videojuegos pokémon. Además, los pokémon de Sully (conocidos hasta ahora Pignite, Kadabra, Drifblim y Scraggy) son todos de tipo fantasma, siniestro, psíquico o lucha, al igual que la especialidad del alto mando de Teselia (Anís, Aza, Catleya, Lotto), haciéndole así otro guiño a esta generación.
     
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    MarXelooo

    MarXelooo Entusiasta

    Tauro
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    Woow dos en un día, te pasas jajajajajajajaj ^^
    Bueno, entonces te comento de nuevo:
    La verdad comienza a molestarme que el equipo Neutron se salga siempre con la suya, pero es como que debe ser asi... Es raro :confused: Estoy esperando que llegue la parte donde tengan que robar a manaphy, ahí melly deberá rescatarla a como de lugar, y Jake por su parte no podra mantenerse al margen e interferir ... De nuevo xD...
    (Tengo una mente que tiende a mirar lo que podria pasar despues >///<)
    Debo decir que la trama se pone cada vez mas interesante, y debo rescatar también algo que se me escapo en el último coment, que es bastante original la idea de una nueva region, que unifique a todo el mundo pokémon, tienes una mente aterradoramente activa jajajajaja
    ¿Que mas puedo decir? El capitulo en si me parecio muy bueno, mas tampoco se podia esperar mucha accion cuando el plan fue frustrado por completo :I
    ¿Quien sera el proximo protagonista en avanzar esta historia?
    Espero sea Byron, quiero un enfrentamiento con aquel sujeto de la mascara que casi asesina a su antiguo ralts, actual kirlia, y espero pronto Gallade (Es mi poke favorito alsasjjaskdjas *-*) O continuar con Jake y sus seguidos Flash back de un pasado doloroso igual me parece interesante :D U talves otro concurso de Melly asidashdasdkaj Cual sea estaria genial :D
    Y eso es todo creo, el sujeto de la mascara comienza a irritarme, ojala se rompa su mascara y se revele que tiene algun tumor y por eso se oculta ._. Ok no ajajajajaja
    *-/_-^-| Nos vemos |-^-_\-*
     
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    MrJake

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    Nova, aventuras en la nueva tierra pokémon
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    CAPÍTULO 31: Una leyenda (Melly)

    La coordinadora y sus acompañantes Manaphy y Kyle por fin llegaron a Ciudad Aguadulce. Una ciudad costera donde estaba atracado el barco que llevaría a la coordinadora a Nova Oeste.
    Al igual que la gran mayoría de poblaciones de Nova, Aguadulce no recibía su nombre por casualidad; y es que el mar que bañaba sus costas, por motivos aún desconocidos para la ciencia, era agua dulce.

    —Tu barco zarpará pronto.
    Melly sonrió, mirando a Kyle. Estaba en la playa, aprovechando los últimos momentos antes de zarpar para ensayar sus futuras actuaciones.
    Kyle y su “Infwannectric”, todos fuera de sus pokéballs, miraban atentos a la coordinadora y a sus pokémon.
    De repente el polifacético se levantó. Se colocó junto a Melly y analizó de un vistazo a sus pokémon. Ella se extrañó un poco.
    —Mira —dijo Kyle, señalando a Mothim—, él puede usar Psicorrayo, y tu Manaphy podrá usar rayoaurora. Dos ataques que puedes aprovechar estupendamente en un concurso, ya que, al ser ataques brillantes y con muchos colores, son muy fácil de combinar —Melly sonrió—. ¿Me dejas un momento darles una orden?
    —Eeeh, ¡claro! —afirmó algo extrañada Melly.
    —Ejem —se aclaró él la garganta—. ¡Magmar, lanzallamas hacia el cielo! Luego, Mothim, psicorrayo desde el mismo ángulo, y Snivy, haz lo mismo con ciclón hojas.
    Los pokémon obedecieron. La llama de Magmar se rodeó de aros de colores, mientras que muchas hojas rodeaban la llama sin llegar a tocarla.
    Kyle levantó su gorra azul un poco, para poder mirar al cielo mejor.
    —¡Snivy, cierra el ciclón hojas hasta que las hojas toquen el lanzallamas! ¡Y Mothim, introduce el psicorrayo en las llamas!
    Mothim cerró algo más su psicorrayo, de manera que se mezcló con las llamas de Magmar, haciendo que éstas brillasen. Después, las hojas de Snivy tocaron el lanzallamas multicolor, convirtiéndose en cenizas que parecía polvo brillante.
    —¡Terminad!
    Los pokémon cesaron sus ataques. Sobre ellos cayó el polvo multicolor, que se reflejaba en los rayos de Sol.
    —Guau —exclamó Melly.
    Kyle sonrió, y, retrocediendo hasta sentarse junto a sus pokémons otra vez, dijo.
    —Podríamos llamar a esta estrategia… ¡Ciclón de psicollamas!
    Melly emitió una risita al oír el nombre de aquel ataque, mientras veía como Kyle, tan sonriente como siempre, se sentaba en la arena otra vez.
    Miró su reloj. Aún había tiempo, una media hora para que el barco zarpase.

    —Interesante.
    Era una voz familiar. Una voz de alguien que se sentó junto a Kyle en la arena.
    —¡Señor Chamder! —exclamó Kyle.
    El anciano se sentó junto al chico. Le acompañaba un Claydol también bastante anciano, que flotaba sobre la arena.
    —Veo que es una coordinadora —Chamder se refería a Melly, que seguía ensayando, sin percatarse de su presencia—. Veo algo en ella, algo extraño. Algo en ella es… sensacional.
    Kyle, sonriendo, dijo:
    —Yo también lo pienso.
    Chamder rió como si de Santa Claus se tratase.
    —Creo que hablamos de cosas distintas, joven —miró al cielo—. ¿Sabes? Fui yo el que descubrió a Rewta y compañía. El que descubrió que había creado una especie de “organización criminal”. Un día, organizaron una reunión, pero no contaron conmigo. Yo, pensando que estaba también invitado, asistí a la reunión, pero justo antes de entrar a dónde se celebraba, me quedé escondido, al escuchar algo que me llamó la atención…

    ***FLASHBACK***

    —El problema del héroe está solucionado —dijo, orgullosa, Rewta.
    Krad se rió malévolamente. Sus ojos negros emitieron un oscuro destello.
    —Debo suponer que el jefe se ha hecho cargo, ¿no? —habló con voz ronca.
    Ella asintió.
    —Nunca me creí esa leyenda del héroe —continuó Rewta—, pero sabéis lo supersticioso que es él. Pero bueno, la cuestión es que si fuese verdad que los descendientes de ese héroe velarían por la paz, garantizo que…
    Fue Dans quien terminó la frase.
    —Ya no lo harán.
    Y todos rieron de una manera brutalmente malévola.

    ***FIN DEL FLASHBACK***

    —Indagué acerca de esa “leyenda” tras escuchar aquello —explicó Chamder—. Al parecer, Arceus, nuestro gran creador y ser supremo, cuando creó Nova, hace más de 500 años, justo antes de desaparecer, dejó en un humano particular cierta esencia divina. Ese humano bendecido por Arceus sería “el héroe”. Alguien destinado a salvar al mundo de otro posible Choque.
    Kyle, muy interesado, asintió. Quería saber más sobre esa leyenda.
    —Pero, lógicamente, el héroe moriría, como humano que era. Por eso se dice que los descendientes de ese héroe serían los que, en un futuro, si “el Choque” se volviese a producir, calmarían la ira de los legendarios —Chamder tosió—. Ejem, decía… supuestamente, habría un héroe por generación, puesto que el héroe tendría un hijo, que tendría otro, y así sucesivamente.
    —Entonces, ¿ahora mismo, en nuestra época, habría un descendiente de héroe? —preguntó el polifacético.
    Chamder agachó la cabeza.
    —No. Ya no hay ningún héroe. Según dijeron ellos… Rewta y compañía, habían “eliminado” al supuesto héroe de ese tiempo. Supongo que su jefe temía que frenase sus planes, y no dudó en quitárselo de en medio.
    Tragó saliva el muchacho.
    —¿Lo mató?
    —Posiblemente.
    —Pero, no lo entiendo, ¿entonces, qué pretendían? ¿Hacer otro Choque? Pero con eso, ¿¡qué ganaban!? ¡Nada! Sólo hubieran conseguido destruir Nova.
    Chamder suspiró.
    —No sé qué es lo que pretendía —se levantó—. La cuestión es —sonrió— que no lo han podido hacer.
    Kyle miró a Chamder mientras se alejaba.
    —Adiós, joven. Cuídate.
    Sonrió. Kyle le devolvió la sonrisa.

    De nuevo la atención del joven se centró en Melly, que seguía ensayando. Entonces, pensó:
    —“Chamder, ¿nos ha seguido? Me ha dado la impresión, desde luego. Pero él es un buen hombre. Ha tenido un pasado algo duro, se nota”.
    Sonrió una vez más, mientras admiraba a la coordinadora. Miró el reloj, y, alterado, gritó:
    —¡¡Melly!! ¡El barco, que zarpa!
    Ella miró su reloj, y comenzó a devolver a sus pokémon a las balls, precipitadamente. Salió a correr por la costa, gritando con mucha vitalidad:
    —¡No os vayáis sin nosotros!
    Kyle, riéndose, corrió tras ella.
    Coincidía totalmente con Chamder: Melly tenía algo que fascinaba, algo sensacional. Pero el excampeón tenía razón. Kyle se refería a algo muy distinto.


    Curiosidad: Los 15 iniciales aparecen en la historia, en cualquiera de sus tres etapas evolutivas, como pokémons de líderes de gimnasio, protagonistas, altos cargos del equipo Neutrón u otros personajes secundarios. Por ahora, se conocen:

    Squirtle de Nadia, coordinadora rival de Melly.
    Sceptyle de Eric, el mejor de todos los coordinadores.
    Mudkip de Byron.
    Piplup de Azuliza, líder de gimnasio y madre de Melly.
    Torterra de Deméter, líder de la patrulla terrestre de los Neutrón.
    Infernape de Kyle, chico polifacético, rival y compañero de Melly.
    Snivy de Melly.
    Pignite de Sully, amigo y rival de Byron.
    Samurott de Poseidón, líder de la patrulla marítima de los Neutrón.
     
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    MrJake

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    CAPÍTULO 32: El problema de Axew. (Byron)

    Habían llegado el entrenador y su Kirlia a Nueva Trigal, una de las ciudades mejor conservadas desde el Choque.
    Indudablemente, Nueva Trigal había sufrido muchísimos cambios desde aquellas épocas ancestrales. Aún así, su aspecto era muy similar al que tenía por aquellos tiempos.


    Byron ahora se disponía a regresar a Nova Centro (Kanto), y atravesarla recolectando medallas, para luego llegar a Nova Este (Hoenn). Pudo haber acortado mucho dirigiéndose ruta arriba por el este de Ciudad Espiral. Así, tras una larga ruta, llegaría en no más de tres días al Monte Plateado, la conexión con Nova Centro. Sin embargo, Byron decidió tomar por el lado contrario, y alargar mucho más su camino. ¿Por qué? Porque tenía algo importante que hacer en Nueva Trigal… allí, según los rumores, había alguien que podría ayudar a Axew.

    —Perdone —le dijo Byron a una joven que transitaba la zona—, ¿sabe usted dónde puedo encontrar a la famosa psicóloga pokémon?
    Ella le miró de reojo.
    —¿Me buscabas?
    Realmente, Byron pensó que tenía un don para encontrar por casualidad a quien buscaba. No era la primera vez que le pasaba.
    —¿Usted es…?
    —Linda, psicóloga pokémon, la mejor de todas —se presentó ella.
    Byron correspondió el apretón de manos.
    Ella miró a su Kirlia detenidamente. Tras un breve análisis visual, la pelirroja afirmó:
    —Tu Kirlia no tiene ningún problema serio. Lo único que le sucede, a simple vista, es que se siente algo acomplejado por su aspecto femenino.
    Kirlia pareció irritarse
    —Oh, no es Kirlia a quien quiero que veas —explicó Byron, sacando a Axew de su ball, que inmediatamente se agachó haciéndose un ovillo— sino a él. Le dan pánico los humanos, no es capaz de hacer nada cuando está cerca de ellos.
    Linda volvió a analizar a Axew. Cuando hubo acabado, asintió un par de veces.
    —Sí, sí, es un problema profundo. Pero ven, acompáñame. Iremos a mi consulta.
    Byron, algo extrañado, siguió a la mujer.


    —Eh —dijo al darse cuenta de dónde se encontraba—, ¡esto es el concurso pokémon!
    —Sí, ¿sucede algo?
    Byron miró a su alrededor. No había nadie aún, puesto que el concurso no empezaría hasta dentro de varios días. Sin embargo, la psicóloga había podido entrar en el vacío recinto.
    —Pasa por aquí —le indicó Linda.
    Entraron en una especie de despacho, muy grande y lujoso. Ella se sentó detrás de un escritorio y le indicó a Byron que tomase asiento frente a ella. Así lo hizo.
    —Este recinto, el concurso entero —reveló la psicóloga—, es mío. Aquí mismo tengo mi consulta personal; normalmente entramos por la puerta de atrás, que da directamente con esto, pero bueno, esta ciudad tiene calles muy intrincadas, hubiésemos dado un rodeo absurdo, pudiendo entrar por el concurso. En fin, que divago. Saca al Axew, por favor —pidió.
    Byron asintió, y sacó al pokémon variocolor, que, tan pequeño como era, se quedó mirando asustado a los dos humanos allí presentes, subido al escritorio.
    Linda lo analizó serenamente.
    —Interesante —se acercó a él, y le dijo al oído—. Axew, amigo, no tengas miedo, yo quiero ayudarte. ¿Me dejas cogerte?
    Pero Axew se hizo un ovillo.
    —Sí —dijo Linda, retrocediendo y colocándose erguida en su silla—, no hay duda de que a Axew le aterrorizan los humanos. Normalmente, tal miedo se debe a una mala experiencia con ellos. Posiblemente algo serio. Puede que, al ser un pokémon “especial”, es decir, variocolor, haya sido expuesto a algunos experimentos, o algo peor. ¿Me equivoco? —se dirigió a Axew.
    El pokémon marrón la miró de reojo.
    —¿Experimentos? —murmuró algo irritado Byron.
    —Es una posibilidad. ¿Dónde lo encontraste?
    —En el Real Nova 3, dio algunos problemas por allí, pero realmente lo que le pasaba era que tenía miedo.
    La psicóloga se levantó del asiento y cogió, a pesar de la resistencia que opuso, a Axew. El pokémon, temblando, se tapó sus ojillos. Ella colocó a Axew en un asiento. Pulsó un botón de un mando, y el pequeño asiento se elevó, quedando Axew a la altura de la mujer.
    —Mírame a los ojos —le dijo al pokémon, que hizo caso omiso. Repitió—. Mírame, Axew. No voy a hacerte nada malo.
    Poco a poco, él apartó sus manos de sus ojos, desconfiado.
    —Vale. Escucha —prosiguió la terapia—. ¿Te utilizaron para algún análisis, experimento, para algo malo?
    Axew volvió a esconderse. Con toda tranquilidad, Linda repitió el protocolo.
    —Mírame a los ojos. No te haré daño —cuando volvió a mirarla, ella procedió de igual manera que antes—. ¿Te usaron los humanos para algún tipo de experimento?
    Axew, finalmente, asintió.
    Ella meditó un poco.
    —Bien… puede que, cuando te usaron para sus conveniencias, ¿se deshicieran de ti?
    Parecía que el variocolor comenzaba a tomar confianza. El tono calmado, seguro y amigable de la psicóloga hizo que se tranquilizase. Asintió de nuevo.
    —¿Te arrojaron al mar?
    Él asintió.
    —Pobre —se lamentó ella, poniéndose en la piel del pokémon—. Te comprendo. Supongo que conseguiste, por muy poco, salvarte, al pasar el Real Nova 3 junto a ti cuando estabas a punto de ahogarte, subirte a él. Pero al entrar, la gente seguramente se asustaría por algo que hiciste, ¿eh? Y comenzó a alterarse, ¡había un monstruo en el Real Nova 3!, eso decían —explicó Linda, que ya había oído los rumores.
    Byron miraba la escena boquiabierto. De repente, algo se le pasó por la cabeza.
    —Seguro que fueron esos del equipo Neutrón los que le hicieron experimentos.
    Linda pareció no prestarle la más mínima atención. Siguió con su procedimiento.
    —Yo comprendo que tengas miedo, te hicieron cosas horribles. Apostaría a que, además, te arrebataron de tus papás. Pero no debes preocuparte —señaló a Byron—. Este chico es bueno, estoy segura. Se le ve en los ojos. Confía en él, no te hará daño. Y, si es verdad lo que tu entrenador dice acerca de quien fueron esos malvados que te hicieron experimentos —para sorpresa de Byron, ella lo había oído cuando habló—, dará con ellos y hará que lo paguen. ¿Verdad? —miró a Byron.
    El entrenador asintió.
    Axew ya temblaba menos, pero seguía con algo de inseguridad. Reaccionó con un escalofrío cuando la psicóloga lo acarició, pero enseguida se calmó.
    —Tranquilo. Todos los humanos no son malos. Los hay buenos, ¿sabes? Los hay que quieren a sus pokémon. Ahora, ¿me prometes que no vas a tenerle miedo nunca más, pero nunca más a los humanos buenos?
    Aunque algo indeciso, Axew asintió, y, por primera vez, sonrió.
    —Ahora —concluyó—, ve a con tu entrenador.
    Avanzó el pokémon hasta estar frente a Byron. Éste lo acarició.
    —Genial —dijo sonriente el entrenador—. Me alegro de que confíes en mí, pequeño. Te meteré en tu ball, ¿vale?
    Axew asintió.
    Habiendo concluido con éxito la terapia, Byron se dispuso a irse, diciendo:
    —Muchísimas gracias.
    La psicóloga tosió a conciencia, y afirmó tajante.
    —De gracias nada. Son 5000 poké.
    La cifra sobresaltó a Byron.
    —¿¡Cómo!? —sacó su cartera, y la vació por completo—. Pues solo tengo 2100…
    Linda lo miró de arriba abajo.
    —Está bien —le quitó todo su dinero de las manos—. Me conformaré con eso.
    Algo más disgustado, Byron se despidió de nuevo, pero otra vez fue interrumpido.
    —¡Eh! —gritó la psicóloga—. Cuida de ese Axew. No dejes que le vuelva a pasar nada malo. Es muy pequeño, y ya ha sufrido mucho.
    El entrenador asintió.


    De nuevo Byron partió rumbo a Ciudad Espiral. Esta vez cogería el camino corto, ya que tardaría mucho menos retrocediendo en sus pasos y cogiendo el buen camino que continuando por la ruta actual. Pero un cartel que vio en uno de los tablones de anuncios de Nueva Trigal hizo que cambiase rápidamente de opinión. En el cartel, aparecía una foto de una cara conocida, sobre el mensaje de:

    “¡Vengan todos al 3er Torneo Pokémon del valle del Riachuelo, al norte!
    De nuevo participará con nosotros el entrenador que seguro conocerán… ¡el legendario Fangy!
    ¡¡Animamos a todos a participar!! ¿Derrotará alguien al gran Fangy?
    ¡Él les espera, el ganador de los otros dos Torneos Pokémon del valle del Riachuelo!”


    —¿¡Cómo!? ¿Un entrenador famoso? ¿Él? ¡No puede ser!
    Miró a Kirlia, e inmediatamente se apresuraron a cambiar su dirección. Ya no irían por el camino corto, al sur. Ahora, se dirigían al norte, ¡a aquel torneo!
    Ese hombre de la foto, el tal “Fangy”, Byron hubiese reconocido su cara en cualquier sitio.
    Era el hombre del Carnivire.



    Curiosidad: Todos los concursos se celebran en ciudades bien conservadas que mantienen su nombre oroginal y además, por lo general, eran de las más grandes o importantes de la región. Éstas son Nueva Azafrán (Kanto), Nueva Porcelana(Teselia), Nueva Trigal (Johto), Nueva Rocavelo (Sinnoh) y Nueva Calagua (Hoenn).
     
    Última edición: 9 Abril 2014
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    CAPÍTULO 33: ¿Nuevos “enemigos”?(Jake)

    Jake transitaba tranquilamente Pueblo Leyenda, una pequeñísima población situada al sureste de Nova Este (Hoenn), donde antes se ubicaba Arrecípolis, en medio del mar.
    El hombre y su amigo Zoroark iban allí con el principal objetivo de visitar a un viejo conocido. Tal vez, eso pensaban, él tendría algunas respuestas.
    ¿Estará en casa? —se preguntó Jake, mientras golpeaba continuamente la puerta del hombre.
    Tras comprobar que nadie abría la puerta, supuso que no estaba en casa.
    —Quizá esté en las ruinas —supuso el entrenador. Zoroark asintió, y ambos se dirigieron al sitio en cuestión.
    Pueblo Leyenda era un lugar muy especial. Se dice que en ese pueblo se encontraba el héroe del que hablan las leyendas. Que allí fue donde el primero de la estirpe de héroes fue coronado como tal por el gran Arceus, el Creador de todo.
    Los ciudadanos crearon un gran templo dedicado al héroe. Hoy día, ese templo no son más que ruinas, pero unas ruinas llenas de leyendas y misterio.

    La pintoresca pareja entró en las ruinas. A Jake siempre le parecieron maravillosas. Tenían un aura que le hacía emocionarse.
    Las pinturas y grabados de las paredes eran frases que se escribieron dedicadas al héroe. Palabras que Jake no entendía, puesto que estaban escritos en un extraño alfabeto antiguo. En el centro de las ruinas de aquel templo había restos de una desgastada estatua, probablemente representando al legendario héroe.

    —No parece que esté por aquí —dijo Jake al comprobar que quien buscaba no estaba por los alrededores.
    Entonces se oyó un ruido extraño.
    —Parece que ahí hay alguien cuchicheando… —comentó en voz baja Jake, mientras se acercaba a las voces. Un peculiar trío utilizaba un pokémon para cavar en una pared mientras discutían.
    —¡Te estoy diciendo que no está por aquí, paleto! —decía irritada la mujer, con sus cabellos azulados.
    —Pero que pesada eres —se quejaba otro, un joven bajito y pelirrojo. Miró al compañero que faltaba, que picaba en la pared, mientras que su Drilbur hacía lo propio con sus garras—. No le hagas caso, tu sigue cavando, ¿eh?
    El chico que picaba tenía el pelo de un curioso tono verde. Continuó con su tarea, sin decir ni una palabra.
    —¿Pero quienes son estos tres individuos? —se preguntó Jake, mirando la ridícula escena.
    —¡Ya está bien! Cavemos por ahí —exigió la mujer señalando a otra parte de la pared.
    —¡Que no! —exclamó el pelirrojo—. ¡Dale tiempo al tiempo! Encontraremos la joya tarde o temprano.
    Y el del pelo verde seguía picando, callado. Hasta que, tras varias frases más por parte de sus compañeros, se levantó y los miró.
    —Aquí no hay nada —dijo al fin—. Nada de nada. ¿Seguro que el mapa marcaba este templo?
    —Seguro —exclamó el pelirrojo, sacando un mapa y mirándolo atento. La mujer se lo quitó de las manos, y comenzó a gritar.
    —¡Serás inútil! —señaló al mapa— ¡Mira! Aquí está este Pueblucho, ¡y aquí está la cruz! Te has equivocado de pueblo, ¡paleto!
    El hombre de rojizos cabellos miró de reojo el mapa.
    —Oh —suspiró—. Supongo que tienes razón.
    Con total tranquilidad, el del pelo verde comenzó a caminar, indicándole a sus compañeros que se apresurasen a ir al sitio correcto.
    Jake salió de su escondrijo y los miró atentos. Ellos tres se quedaron paralizados al ver que alguien les había visto.
    —¿Q-Quién eres? —tartamudeó el pelirrojo.
    Jake los analizó rápidamente. Los tres vestían igual, de negro, con una gorra de igual color en la cabeza y con una gran R roja en medio de la camiseta oscura.
    —Eso mismo pregunto yo.
    Ellos tres rieron maliciosamente, y, ridículamente, hicieron una extraña pose.
    —Yo soy Rot —dijo el pelirrojo, que se agachó mirando a la izquierda con el brazo extendido hacia el mismo lugar.
    —Y yo, Blau —afirmó la peliazul, que hizo lo mismo que Rot pero en sentido contrario.
    —Mi nombre es Grün —confesó el último, de verdoso cabello, situándose de rodillas entre los dos, señalando a Jake con el dedo índice.
    Jake dejó caer una gota de sudor.
    —Somos el Team Rocket Pro —explicó Rot.
    Blau se sobresaltó.
    —¡Bocazas, no des más información de la necesaria.
    Jake, extrañado por la sin duda peculiar escena, dijo:
    —¿Team Rocket Pro? El Team Rocket era una organización criminal antes del Choque.
    —¡Exacto! —exclamó orgulloso Rot.
    —Pretendemos reconstruir esa organización —confesó Grün.
    Blau, al ver que ya habían revelado su identidad, se unió a las explicaciones.
    —¡La jefa está buscando miembros! Ya lleva algunos, hemos surgido hace muy poco.
    —¡Sí! —volvió a hablar Rot—. Ya somos varios miembros… ¡Tres, para ser exactos!
    Jake y Zoroark se miraron completamente alucinados. Parecía una broma de mal gusto.
    —Bueno, a por él, chicos —dijo Grün—. Sabe demasiado, ¡hazlo callar, Drilbur!
    —¡Ve, Buizel! —ordenó Rot.
    —Tú también, Pachirisu —sacó Blau.
    Los tres pequeños pokémon miraron desafiantes a Zoroark y a Jake.
    Parecían igual de patéticos que sus dueños.
    Jake miró al techo de las ruinas. Había un agujero en el rocoso techo.
    —Está bien, ¡Zoroark!
    Zoroark cargó un onda certera, el cual arrojó contra los individuos. El onda certera golpeó el suelo justo en el centro de donde estaban el trío y sus pokémon. Por la fuerza del ataque, una onda los mandó a los seis a volar, saliendo despedidos por el agujero.
    —¡¿Quién era ese tío?! —exclamó mientras volaba Rot.
    —¡¡Ha sido por tu culpa!! —gritó Blau.
    Grün suspiró profundamente mientras los otros dos peleaban.
    Y se perdieron en el horizonte.

    Jake salió de las ruinas seguido por Zoroark.
    —“Team Rocket Pro” —dijo riéndose—. Bah, no darán muchos problemas, ¡son patéticos! Mejor me preocupo por los Neutrón, ellos si son un problema —miró a Zoroark—. Al final no le encontramos, ¿eh? —el pokémon se encogió de hombros—. Bueno, al menos hemos visto una comedia muy divertida.
    Ambos rieron, y después, Jake sacó a su pokémon volador, y como de costumbre, se lo llevó volando a una velocidad vertiginosa.



    Curiosidad: Los nombres del antiguo alto mando (Rewta, Rhunted, Dans y Krad) ocultan algo. Si se cambia el orden de las letras de cada uno...
     
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    A Thunderbird

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    Jaja, muy curioso lo de los nombres. Creo que ya lo he descubierto, era fácil ;D
    ¿''Team Rocket Pro''? Bueno, pues, vale... ._.U
    Esos tres me traen recuerdos. Son como una versión del futuro del trío Rocket de ahora, más o menos. Entiendo por qué pusiste lo de enemigos entre comillas, porque yo tampoco creo que den demasiados problemas. Lo que sí que aportan es un toque de comedia al fic, así que ojalá salgan más veces.
    Me pregunto a quién buscarán Zoroark y Jake... supongo que no tardaré demasiado en descubrirlo.
    Un capítulo algo corto en comparación con otros, ¿no crees? Pero aun así me ha gustado, espero leer pronto la continuación.
    Errores, pues realmente no muchos, como siempre, pero quizá sí un par más que de costumbre, o eso me ha parecido. Por ejemplo, una de las últimas frases: ''ellos si son un problema''
    Le faltó la tilde al ''sí''.
    Y creo recordar que había algo más, pero nada importante.
    No tardes en publicar~
    ¡Pikapi! nwn
     
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    Nova, aventuras en la nueva tierra pokémon
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    CAPÍTULO 34: El rival de Kyle (Melly).

    El barco llegó a Nova oeste, desembarcando en donde antes se ubicaba el Lago de la Furia. Lo que antes era lago es ahora mar, formando parte de la costa de Ciudad Portuaria.
    Esta ciudad recibe su nombre por obvias razones: en ella hay un puerto, pero no uno cualquiera, sino el más grande de Nova.

    Avanzaban por la ciudad tras desembarcar la coordinadora Melly y su acompañante, Kyle, sin olvidarnos de Manaphy. Se disponían a apresurarse a Nueva Trigal, donde celebraría Melly su tercer concurso.

    El chico paseaba tranquilo por la zona. Era una ciudad verdaderamente tranquila, donde la actividad se centraba únicamente en el puerto, por el cual transitaban constantemente marineros, turistas y hombres de negocios, subiendo y bajando de barcos.
    Por eso a Kyle le extrañó observar que había mucho revuelo en medio de una calle. No era algo normal, ¿sucedería algo? Se acercaron a ver, y el chico polifacético sentía ya un mal presentimiento.
    —¿Qué pasa aquí? —preguntó al aire Kyle, que alzó la cabeza para poder ver entre la gente, mientras la pobre Melly, resignada, no podía ver nada debido a su escasa altura.
    Kyle pudo ver claramente como un chico de anaranjados cabellos, rodeado por la multitud, llevaba a cabo lo que parecía un espectáculo callejero, con la ayuda de sus pokémons.
    —¡Golem, golpea el suelo!
    Golem se lanzó contra el suelo, el asfalto se rompió.
    —¡Roca afilada! —Golem, a la orden del pelinaranja, hizo que las piedras que se habían levantado al romperse el suelo saliesen a volar por los aires.
    —Muy bien, ¡ahora, Ledian, puño bala!
    El bicho, con sus cuatro puños, golpeó las piedras que se dirigían al cielo, fragmentándolas en trozos aún más pequeños.
    —Acabemos esto, ¡Infernape, envite ígneo, luego usa en picado giro fuego!
    Un Infernape de un color más rojizo de lo habitual saltó muy alto, envuelto en llamas, prendiendo a su paso los pequeños trozos de roca. Éstos flotaban en el aire rodeados de llamas, dándole un toque realmente solemne al espectáculo. A continuación, Infernape se arrojó al suelo girando sobre sí mismo, arrastrando en su giro las piedras llameantes, que salieron despedidas, formando un círculo de rocas y llamas en el aire.
    El extraño aro cayó al suelo, y Infernape lo cogió sin problemas. Las rocas y las llamas flotaban de una forma mágica. Y, como si de una actuación de circo se tratase, Golem, usando desenrrollar, saltaba pasando por el centro del aro. Después Infernape lo hizo girar, lanzándolo al aire, y fue Ledian quien lo atravesó.
    Así, hicieron varias piruetas bajo la mirada atenta de los presentes.
    —¡Jum! —dijo Kyle, poniendo cara de desprecio, algo extraño en él—. ¿¡Con que un espectáculo callejero!? ¡Ahora verás!
    —¿Qué vas a hacer, Kyle? —preguntó Melly, mientras observaba como su compañero se alejaba de la multitud y sacaba a sus pokémons.
    —Infwannectric, ¡posición especial 1!
    Infernape se montó a lomos de Swanna, que voló y usó protección en el aire. Desde el suelo, Manectric usó dos rayos, que impactaron en la protección de Swanna. Desde el aire, fue Infernape quien extendió sus dos brazos y de cada uno salió una fuerte llamarada.
    La extraña postura que habían adoptado parecía un gran monstruo, con dos rayos haciendo de piernas y dos llamas haciendo de brazos.
    La gente comenzó a fijarse en Kyle.
    —Bien, ahora veamos si todo sale bien. ¡Con el rayo hielo de Swanna, todo debería congelarse, ¡Hasta las llamas!
    Swanna usó rayo hielo, congelándose así l figura que habían hecho, quedando el extraño gigante en el aire. A continuación, Swanna, usando rayo hielo un poco más, añadió una especie de “llama de hielo” a la cabeza de la escultura. Haciendo algunos breves moldeos más, el amorfo gigante adquirió la forma de Infernape.
    —¡Qué pasada! —exclamó la coordinadora.
    La gente, admirada, dejó de lado al pelinaranja y se centró en Kyle.
    —¡No puede ser! ¿Otra vez el pesado de Kyle? —exclamó irritado el joven.
    Kyle reía.
    —¡Posición de monstruo 2!
    Swanna, usando de nuevo protección, pero esta vez en el suelo, usó pistola agua hacia el aire, y acto seguido la congeló con rayo hielo. Manectric usó, justo detrás de Swanna, chispazo, creando una gran bola de rayos, que Swanna también congeló. Faltó Infernape, el cual usó llamarada a ambos lados del hielo creado a partir del chispazo. También fueron congeladas.
    Aunque era algo amorfa, la figura se asemejaba a un cisne, a Swanna. Usando el cisne rayo hielo y Infernape ascuas, moldearon la figura, pareciéndose definitivamente al pokémon volador, con sus alas extendidas.
    La gente aplaudió.
    Hicieron una actuación similar, a la orden de “posición de monstruo 3”, creando una escultura de hielo con la forma de Manectric.
    —¡Guau! —volvió a exclamae Melly—. Swanna puede congelar hasta las llamas. Eso lo ha aprendido no hace mucho.
    El chico de pelo naranja se acercó a Kyle mientras los presentes admiraban las estatuas gigantes de hielo.
    —¡¿Pero quién te crees que eres?! Esto era MI espectáculo, ¡entrometido!
    Kyle miró de reojo al chico, adoptando de nuevo esa expresión de desprecio.
    —Bah, pensabas que todos alucinarían con tu patética actuación, ¿no, Jeray?
    Jeray enrojeció por la ira.
    —¿Siempre tienes que aparecer cuando menos falta haces?
    —Reconoce de una vez que soy mejor que tú en combates y concursos, ¡en todo! —dijo Kyle con soberbia.
    —¡Venga ya! —se encaró a su oponente—. ¡Puedo ganarte cuando quieras!
    —¡Ja! —Kyle respondió a su encaramiento, colocando su frente contra la frente del muchacho—. ¡Demuéstralo, gallina!
    Jeray se apartó poco a poco, y miró a su Infernape variocolor, que discutía de igual manera con el Infernape de Kyle.
    —Ahora no puedo perder el tiempo contigo. Tengo cosas que hacer —dijo el pelinaranja, regresando a sus pokémon, menos a Infernape—. Infernape, derrite esas patéticas estatuas.
    Y eso hizo.
    —Cobarde, ¡eres un cobarde! —exclamó aún más irritado Kyle.
    —Sí, sí, ¡lo que tú digas! —Jeray caminaba, perdiéndose en la distancia.
    Melly, algo confusa, se acercó a su compañero.
    —¿Quién era ese?
    —Jeray —explicó Kyle—. Un amigo.
    —¿Amigo? ¡Pero si os habéis dicho de todo!
    —Bah, no es más que una rivalidad. Una gran rivalidad. Demasiada —rió—. Él no soporta que le gane en todo. Y a mí me gusta ganarle. ¡Mira como se pone! —volvió a reirse.
    Melly no entendía ese concepto de rivalidad como “amistad”, pero supuso que Kyle y Jeray tendrían su propia historia, sus propios motivos para combatir, para rivalizar tanto. Por eso no le dijo nada más, y, fijándose en como la gente se alejaba al haberse convertido las estatuas en charcos de agua, se dirigió a Kyle.
    —¿Seguimos?
    El polifacético estaba como ausente. Tardó algunos segundos en contestar.
    —Oh, sí, claro. ¡Rumbo a Nueva Trigal!
    Y los dos siguieron su camino.

    Mientras tanto, Jeray…

    —Ese Kyle, ¡siempre en medio! Pero tiene razón, me gana en todo.
    Y entonces recordó el inicio de todo.

    ***FLASHBACK***

    —Tengo aquí dos pokémons. Son dos Chimchar, pero uno de ellos es especial —el hombre miraba a los dos chicos, que estaban muy emocionados.
    El mayor, de nombre Kyle, fue el primero en hablar.
    —¿Y cuál es para cada uno, hermano?
    El hombre, hermano de Kyle y miembro del Alto Mando, habló con voz calmada.
    —Dejaré que lo decidáis vosotros.
    Jeray miró a Kyle.
    —¡Yo quiero al especial! —dijo el pequeño.
    —¡No, es para mí! —pidió el mayor.
    Discutieron un buen rato, hasta que el hombre decidió cómo ponerlos de acuerdo.
    —Está bien, ¡lo decidiremos con una carrera! El primero que llegue a casa, y vuelva aquí, ¡se llevará al Chimchar especial!
    Ambos asintieron, y se prepararon para correr. A la voz de “¡ya!” del hermano mayor de todos, salieron a correr.
    Fue Jeray quien llegó primero, seguido por muy poco por Kyle.
    —¡Gané!
    Como había prometido, el más grande le dio al pequeño una pokéball, la que contenía al Chimchar variocolor.
    —Aquí tienes —se fijó en que Kyle estaba cabizbajo—. Toma, Kyle, este Chimchar es para ti. ¡Eh, no te preocupes, no estés triste! No todo es ganar.
    Kyle, algo disgustado, miró a Jeray, y dijo, desafiante.
    —¡Esta es la última vez que me ganas, hermanito! Lo prometo, ¡a partir de ahora, voy a ganarte en todo!


    Curiosidad: Quizá sea obvio, pero los comandantes del equipo Neutrón usan como nombres en clave nombres de dioses griegos. El nombre que tenga está relacionado con el tipo de pokémon que usa y la patrulla que dirige. Así, Poseidón (nombre del dios del mar) es el líder de la patrulla marítima y usa el tipo agua. Zeus (dios del cielo) usa pokémon de tipo volador y eléctrico, y lidera la patrulla aérea. Deméter (diosa de la naturaleza y los cultivos) usa la tierra y las plantas, y lidera la patrulla terrestre. Por último, Hades (dios de los muertos y del inframundo) maneja pokémons fantasma y siniestro y lidera la patrulla subterránea.
    Aunque la relación es distinta, también los Titanes tienen nombres relacionados con algún dato de su persona o sus pokémon, relación que por ahora es secreta.
     
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    MrJake

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    CAPÍTULO 35: Fangy, el “gran entrenador” (Byron)

    Byron se apresuró a llegar al lugar donde se celebraba aquel torneo. Se situaba en mitad de una larga ruta, en un bello valle, situado donde un río se dividía en dos para unirse nuevamente, cerrando la zona y quedando el valle en medio. Por eso se le llama el “Valle del Riachuelo”.
    Y allí se celebraba un torneo anual, cuyo ganador, los dos años anteriores, había sido ese tal Fangy, aquel despreciable hombre que mató a los padres de Kirlia y casi acaba con Lampent.
    ¿Cómo podía ese hombre ser famoso? ¿Un gran entrenador, él?
    Mucha gente se reunía en el lugar. Todos parecían entusiasmados, rodeando a alguien.
    —Seguro que está ahí —comentó Byron, acercándose a la muchedumbre.
    Cuando la gente se separó, un hombre con coleta subió al ring establecido allí. Todos le aplaudieron, y entonces un juez gritó:
    —¡Comienza la primera ronde del Tercer Torneo del valle del Riachuelo…! —fue interrumpido por Byron, que se hizo notar elevando su voz entre la gente.
    —¡Quiero participar!
    Todos se voltearon a mirar a Byron. Fangy sonrió maliciosamente.
    —Lo siento, chico. El registro está cerrado —dijo tajante el juez.
    —Déjalo participar —pidió Fangy, manteniendo su sonrisa malévola—.
    —Pero, señor Fangy, las plazas están cubiertas, el torneo sería irregular en caso de que entrase.
    —Eso no es problema —miró a su oponente—. El que gane de los dos entrará en el torneo, ¿de acuerdo?
    A pesar de que el individuo no era más que un participante más, todos allí le hacían caso extremo, como si fuese alguna autoridad. El pobre chico que había entrado al torneo ahora corría riesgo de verse fuera.
    Mientras Byron subía al ring, Fangy bajó, sonriendo sin mirarle cuando se cruzaron.


    El oponente de Byron era un chico con apariencia frágil e insegura. No era demasiado mayor, quizá tendría unos catorce o trece años; mucho más pequeño que Byron, que tenía los 19.
    El joven chaval miró a Byron algo asustado.
    —Bueno, tras este giro de los acontecimientos —explicó el juez, que había aceptado sin rechistar la propuesta de Fangy—, explicaré las reglas al nuevo posible participante. En este torneo sólo utilizaréis un pokémon para todas las batallas. No se curará al pokémon entre batalla y batalla, así que tendrán que dar lo mejor de sí para no caer exhaustos. Cómo ha explicado Fangy —dijo el juez, mirando al aludido, que tenía sus ojos clavados en Byron—, quien gane este combate entrará en el torneo, que se compone de cuatro etapas. Sin más dilación, ¡a combatir! Elegid bien a vuestro pokémon.
    Byron comenzó un debate consigo mismo.
    —“Kirlia sería una buena opción, pero siempre lo escojo a él para las batallas, estaría bien que fuese otro quien pudiese lucirse. Lampent también daría la talla, pero pasa lo mismo que con Kirlia, lo uso muy a menudo y los demás quedan en segundo plano. ¿Aerodactyl? Es el más poderoso, sin duda. Tal vez con él pueda ganar sin problemas. Luego está Mudkip, que aunque es un bebé, ha demostrado que tiene una gran fuerza. Por último está Axew. Nunca lo he utilizado de verdad en un combate. Así que no sé su potencial. ¿Habrá superado de verdad su miedo? No sé si debería arriesgarme”.
    El oponente ya había sacado a su pokémon, un Golduck imponente, que en nada se parecía a su entrenador.
    —Ejem —tosió el juez—. Aspirante, estamos esperándole.
    Byron despertó de sus pensamientos.
    —Oh, sí, ¡claro! —por fin se había decidido—. ¡Adelante, Axew!
    El pequeño pokémon salió decidido. Aunque estaba algo nervioso, había decidido confiar en su entrenador.
    —¡A combatir!
    Tras el grito del juez, el Golduck rival atacó con un potente Rayo Hielo. Axew lo evitó dando un saltito.
    —¡Axew, ataca con furia dragón! —el pequeño pokémon obedeció y las llamas azules impactaron en Golduck.
    —¡Cabezazo Zen! —gritó el otro chico.
    El pequeño rubí rojo de la cabeza de Golduck se tornó morado, y cargó con un fuerte cabezazo contra Axew.
    —¡Esquívalo! —dijo a la desesperada Byron.
    Axew no tuvo tiempo para esquivar el ataque. En lugar de eso, se rodeó de un extraño halo, una especie de mezcla entre humo, llamas y electricidad. Era una energía tan fuerte que Golduck paró en seco antes de golpear.
    —¿Qué es eso? —se preguntó Byron.
    —Danza dragón… —suspiró su oponente.
    Cuando el aura extraña se desvaneció, Axew parecía fortalecido, y su cuerpo marrón irradiaba energía chispeante.
    Byron, soriendo, ordenó el ataque:
    —Ahora, ¡garra dragón!
    Y, con una velocidad asombrosa, Axew se lanzó contra su rival y lo golpeó fuertemente, haciendo que cayese.
    —¡Sí! —se alegró Byron, que enseguida se agachó para coger a Axew en brazos—. Lo has hecho genial, ¡genial!


    Así, Byron entró en el Torneo del Valle del Riachuelo.
    Fangy, el famoso entrenador, combatía sin dificultades, tumbando con su Feraligatr a todos los oponentes.
    Uno a uno, Byron pudo vencer a sus rivales con la potente danza dragón de Axew. Escaló puestos en el torneo hasta que finalmente llegó el esperado combate final.
    Cómo no, su rival era Fangy. Ambos deseaban enfrentarse; Fangy por pura diversión, y en parte por venganza, para darle una lección por lo sucedido a los pies del monte corona. Byron, por venganza y por odio hacia aquel despreciable individuo que tanto dolor había causado a sus pokémons. Kirlia y Lampent deseaban que cayese. Y sería Axew quien lo conseguiría, eso pensaba Byron.


    —Vamos, niño —dijo Fangy—. Empieza cuando quieras —crujió sus dedos, mientras que su Feraligatr, quien sin duda alguna era su pokémon más poderoso, esperaba pacientemente el ataque de Axew.
    Byron, repitiendo la estrategia con la que había vencido anteriormente, ordenó a Axew que se fortaleciese con danza dragón.
    Confiado, Byron se dispuso a usar una vez más garra dragón contra Feraligatr, que con solo extender su brazo pudo parar a Axew.
    —Contador —ordenó Fangy.
    Con el brazo que le quedaba libre, golpeó a Axew, devolviéndole su ataque.
    El pequeño dragón cayó al suelo maltrecho.
    —Je —rió malévolamente Fangy, mientras miraba a los ojos a Byron—. Estás perdido.
    Feraligatr comenzó a rodearse de esa energía tan misteriosa.
    Axew se levantó con esfuerzo.
    —¿Un danza dragón? —se preguntó Byron al ver lo que hacía Feraligatr.
    —“Usa la estrategia de tu enemigo en su contra” —citó Fangy—. Esa estrategia nunca falla, ¿eh?
    Byron abrió mucho sus ojos, sobresaltado por oír aquella frase. Fangy simplemente ordenó a su pokemon utilizar garra dragón. Y, de un fuerte golpe, tumbó al pequeño Axew.
    —¡¡Axew!!
    —Y el ganador, una vez más, del Torneo del Valle del Riachuelo, ¡por tercera vez consecutiva!, es… ¡Fangy! —exclamó el juez, mientras el aludido se acercaba a él para recibir su trofeo.
    Abatido, Byron bajó del ring y se marchó algo cabizbajo, mientras el ganador de torneo le miraba desde la distancia, rodeado de fans.
    Entonces, varios recuerdos fugaces.


    ***FLASHBACKS***

    —Hoy he conocido a un gran entrenador—comentó el padre.
    —¿Le ganaste, papi? —preguntó Byron.
    —No. Empatamos. Su Croconaw era muy fuerte, la verdad. Aunque lleva relativamente poco en esto de los combates, es muy bueno.


    —Cariño —dijo la madre—, ¿qué tal hoy el día? No paras, de un lado a otro, siempre volando con tu pokémon y combatiendo.
    El hombre le dio un beso a ella y se sentó junto a sus hijos.
    —Pues hoy he vuelto a encontrarme al entrenador del que os hablaba. Ha llegado muy lejos, su Croconaw ha evolucionado, y es excepcionalmente fuerte.


    —Papá —preguntó el hermano—, ¿qué tal hoy? ¿Ganaste la medalla?
    El padre entrenador sonrió.
    —Por supuesto —dijo mostrando su estuche de medallas, completo. La octava y última lucía resplandeciente—. Ahora, ¡a por la liga pokémon!
    —¡Vas a ganar, papá! —exclamó Byron, orgulloso de su padre.
    —No lo sé hijo —respondió el padre, siendo franco—. Es difícil ganar al alto mando, no es moco de pavo. Ese chico, el del Feraligatr… también se dirige a la liga. Tenemos una gran rivalidad, la verdad. Puede que, si consigue llegar antes que yo a la liga, me lo encuentre a él en el puesto de Campeón. Es posible que si se lo ofrecen acepte. Y desde luego, tiene madera.


    ***FIN DE LOS FLASHBACKS***

    Sí, es posible, muy posible, que Fangy fuese aquel chico. Un rival de su padre. Pero, ¿sabía Fangy que el propio Byron era el hijo de aquel hombre, quien fue su rival?
    En cualquier caso, la próxima ciudad le esperaba, y Byron olvidó todas sus preocupaciones, pensando que, tarde o temprano, Fangy pagaría por lo que hizo.
    Seguro.



    Curiosidad: A excepción de los antagonistas y líderes de gimnasio, la mayoría de los otros personajes están basados psíquica y fisicamente en personas que conozco en la vida real, incluyéndome a mí mismo. ¿Adivináis quien está basado en mi persona?
     
    Última edición: 9 Abril 2014
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