Nova, aventuras en la nueva tierra pokémon

Tema en 'Fanfics Abandonados Pokémon' iniciado por MrJake, 12 Julio 2012.

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    A Thunderbird

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    ¡Hola!
    Veamos, errores...
    Ahí la ''a'' sobra.
    Y creo que no hay nada más ^_^
    ¿Es coincidencia que todos los reclutas tengan Pokémon de tipo Eléctrico o Volador? Me ha llamado la atención ese hecho.
    No sé por qué, pero me gusta el personaje de Jake (y ya ni te digo si le sumas los Pokémon que tiene), hay algo que hace que lo prefiera a los otros protagonistas, supongo que es el detalle de que sea tan ''misterioso'', además de hábil e inteligente. No quiero decir que lo adore ni nada parecido, simplemente su forma de ser me agrada más que la de Byron o Melly. Por el momento, claro.
    Por el momento el equipo Neutrón se sale con la suya... esto no va bien =/

    Espero que publiques pronto el próximo capítulo.
    ¡Pikapi!~
     
  2.  
    MrJake

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    No, no lo es. Es la patrulla aérea... el líder es Zeus. ¡Ahí está la clave jajaja! xD Gracias por leer, tendré en cuenta los fallos.
     
  3.  
    MrJake

    MrJake Game Master

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    Nova, aventuras en la nueva tierra pokémon
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    Puede que un poco corto, pero aquí va la conti:

    CAPÍTULO 12: La huida (Jake)

    Despertó en un lúgubre lugar, rodeado de cristales. Estaba en una especie de siniestro laboratorio, rodeado de científicos. Vio como Zoroark golpeaba el cristal que lo rodeaba tratando de salir, a sólo unos palmos de él. Hizo el gesto de sacar una ball, pero se sorprendió al ver que no tenía ninguna, ¡se las habían quitado! Sus pokéballs estaban en una mesa, también rodeadas de cristales.
    —¿Dónde estoy? — preguntó al ver que muchos científicos lo rodeaban.
    —En la Guarida Mayor de los Neutrón. Te hemos encerrado.
    Entre los científicos vio a una mujer, con pelo negro y gafas, que con mirada algo tímida miraba a los ojos al encerrado Jake.
    —¿Podéis… podéis dejarme a solas con él? —dijo la muchacha.
    Los científicos se miraron extrañados a la joven, y al momento abandonaron la misteriosa sala.
    La joven miró con rostro infantil a Jake.
    —¿Quién eres? ¿Qué quieres?
    —Soy una investigadora del equipo Neutrón, y quiero liberarte.
    Dijo ella tecleando en una máquina a los pies de los cristales. Estos se abrieron, liberando a Jake.
    —Pero, ¿por qué?
    Ella sonrió.
    —Me llamo Nancy. —dijo mientras liberaba a Zoroark.
    —De acuerdo, Nancy, ¿por qué me liberas?
    Ella volvió a sonreír. Ahora liberaba las pokéballs de Jake y se las entregaba.
    —Me voy, ¿sabes? Me largo—dijo—. No quiero trabajar más con esta gente, no me gusta lo que nos obligan a hacerle a los pokémon. Quiero huir de aquí… pero necesito ayuda para salir sin que me vean. Por eso te libero: ayúdame.
    Jake frunció el ceño. Era muy raro…
    —¿Y cómo salimos de aquí? —dijo Jake.
    —Yo te lo indicaré. Tú sólo ayúdame a acabar con esos guardias. Es inevitable que nos vean… hay cámaras. De hecho, ahora nos están viendo.
    Como por arte de magia, se abrieron cuatro puertas en cada lateral de la cuadrada sala. Varios reclutas entraron en la sala.
    —¿Qué… está pasando aquí? —dijo uno de ellos con voz entrecortada.
    Otro parecía titubear cuando dijo.
    —Tú, eh, ¡científica! Vendrás con nosotros, ¡nunca debiste liberarle, traidora!
    —¡Ayuda! —dijo Nancy agarrada al brazo de Jake.
    Jake no comprendía muy bien el comportamiento de los reclutas, pero cuando vio que se acercaban a ellos, miró a Zoroark, que agarró a Nancy y a él y saltó, evitando a los guardias, y corriendo a través de una de las puertas. Nancy no podía correr al ritmo de Zoroark, que prácticamente la arrastraba. Zoroark se iba abriendo paso entre los guardias que le bloqueaban el paso. Estaban en una especie de pasillo circular, que rodeaba una sala acristalada donde parecía ubicarse el ascensor.
    —¡Bajemos por ahí! —dijo como pudo Nancy, que señaló unas escaleras—. ¡Por el ascensor nos acorralarían!
    Bajaron una planta para llegar a otro pasillo de igual forma que el anterior, y bajaron por otras escaleras, recorriendo así varias plantas. El edificio no parecía acabar nunca.
    —¿Pero cuantas plantas tenemos que bajar? —dijo frustrado Jake.
    —¡Ya casi estamos! —habló como pudo la investigadora, que se dejaba arrastrar por la velocidad de Zoroark.
    Al fin llegaron a una especie de recibidor, donde, en la salida, les aguardaba un hombre con vestimenta azul, un gorro de marinero y una N blanca grabada en la parte izquierda de su azulada chaqueta.
    —Bueno, bueno— dijo con voz tranquila—. Aquí está la traidora y el fugitivo.
    —¡Poseidón! —gritó Nancy.
    —Oh, oh, tranquila muchacha, tu castigo no será excesivamente severo si te entregas ahora.
    —¡No!
    —Vaya, eres una luchadora. Muy bien, os llevaré a la fuerza. Seismitoad, acaba con ellos.
    Una rana con varios bultos palpitantes salió de la ball mirando con ojos rojos y misteriosos.
    Zoroark, que ya había parado, se puso en guardia.
    —Vamos, Zoroark, ¡ya sabes!
    Zoroark lanzó su bola sombra contra el suelo, y se generó un profundo humo, como aquella vez en que huyó con Manaphy.
    Como aquella vez, cuando Poseidón pudo ver de nuevo, Palpitoad yacía en suelo, debilitado, y ni Zoroark, ni Jake ni Nancy estaban allí. Se habían escapado.

    Zoroark corrió junto a sus dos acompañantes por un espeso bosque, y cuando creyó que estaban a salvo se paró, agotado.
    —Gracias, amigo— agradeció Jake—. Nancy, ¿qué era esa guarida?
    —Una de nuestras siete guaridas. Ya tuvimos que deshabilitar una porque un individuo logró salir de ella y sabía de su ubicación, así que tendremos que hacer lo mismo con esta.
    —¿Y donde estamos? —dijo Jake mirando los enormes árboles de su alredor, y pensando que aquella otra guarida sería en la que encarcelaron a Manaphy, y, por consiguiente, él mismo sería el individuo que salió de ella.
    —En Isla del Norte. Esta es nuestra guarida más reciente y la segunda más grande.
    —Isla del Norte, ¿eh? Esta isla está deshabitada, si no me equivoco. Una isla que se formó al Norte de Nova al despegarse un pedazo de tierra deshabitada de la antigua Teselia.
    —Así es— afirmó Nancy—.
    —¿Dónde vas ahora?
    —No te preocupes por mí. Mi pokémon me llevará volando— sacó un Unfezant de aspecto muy manso—. Me marcho. Y gracias por todo—dijo sonriendo.
    —¡Un momento! —contestó Jake—. ¿Dónde tenéis la guarida central? La sede principal, ¿dónde está?
    —No lo sé, eso solo lo saben los jefes.
    —Vaya… bueno, le he puesto un chip de localización a ese Poseidón, que sumado al de Zeus, seguro que me indican alguna vez donde está su guarida central.
    —Gran idea— dijo sonriente Nancy, montada en su pokémon—. ¡Hasta otra, Jake!
    Jake sonreía mientras la chica volaba. A los pocos minutos sacó a su pokémon, emprendió también el vuelo, y por su cabeza pasó una duda, que probablemente sería solo imaginación de su cerebro: ¿Él le había dicho a Nancy su nombre?



    Gracias por leer :) GL
     
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    A Thunderbird

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    Esto último me ha dejado ''O.O''.
    Creo que no será la única aparición de Nancy, algo me lo dice, supongo que el mismo párrafo.
    Acabo de darme cuenta de que si prefiero los capítulos de Jake es porque éstos me dejan más intrigada, esta chica que ahora me resulta tan misteriosa me lo ha demostrado.
    Es cierto que el capítulo ha sido algo corto, pero no me ha resultado aburrido. En cuanto a errores, ya te marqué el uso del guión largo; y tildes, pues siempre se escapan un par...
    Espero que publiques pronto el siguiente capítulo ;D
    ¡Pikapi!~
     
  5.  
    MrJake

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    Nova, aventuras en la nueva tierra pokémon
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    Este capi es largo, aunque reconozco que no es de los mejores (al menos eso pienso yo) Pero bueno, espero que lo disfruten igualmente. Conti va ;)

    CAPÍTULO 13: El gamberro de Ciudad Madera (Melly)

    Melly acababa de llegar a Ciudad Madera (antigua Azulona). Su próximo concurso aún estaba lejos, así que decidió tomarse un descanso y visitar la hermosa ciudad. Una ciudad grande, pero con un curiosísimo dato: absolutamente todas las edificaciones del sitio estaban hechas de madera, haciendo honor al nombre de la ciudad misma.
    Pasando por al lado de un gran edificio (de madera, por supuesto), escuchó dentro varias voces gritando algo como “A por él” “¡Podemos!” y cosas así. La curiosidad le pudo, así que se asomó al edificio, que parecía ser una enorme sala de entrenamiento. Muchos entrenadores y sus pokémon hacían una especie de corro en el centro de la sala.
    —¡Vamos, a entrenar!
    —¡A atrapar a ese bandido!
    —¡Allá vamos!
    Se separaron, corriendo, y comenzaron a luchar entre ellos. Un hombre alto, de apariencia ruda, permanecía quieto junto a su Machoke, contemplando el entrenamiento de los otros.
    Melly decidió acercarse a preguntar.
    —Perdones, ¿qué es esto?
    El impulsivo hombre la miró y comenzó a hablar sin parar.
    —Vaya, vaya, ¡pequeña, pero puedes ser útil! ¿Quieres unirte a la brigada de seguridad? ¡Pues vamos, a entrenar! ¡Estamos a punto de coger al gamberro!
    —¿Qué brigada, qué gamberro? —dijo Melly desorientada.
    —Sí, sí, ¡te aceptamos! —continuó el rudo hombre—. Machoke os hará la prueba. A ver que sabéis hacer tú y tus pokémons.
    —Pero yo no…— dijo Melly, que paró de hablar al ver a Machoke frente a frente de ella, dispuesto a luchar.
    —¡Vamos, lucha contra él! Para capturar al gamberro hay que entrenar.
    —A ver, ¡un momento! — gritó Melly, lo que hizo sobresaltarse al rudo hombre—Gracias —dijo al ver que por fin se callaba y le dejaba hablar—. Yo no quiero alistarme a ninguna brigada. ¿Quién es ese gamberro?
    El nervioso hombre comenzó a caminar rodeando a Melly.
    —Jovencita— dijo—, no lo sabemos. Hay algo, un se extraño, de impresionante fuerza, que devora nuestras reservas de madera. Nunca ,lo vemos, no sabemos donde se esconde, pero debe ser muy grande por la cantidad de madera que devora.
    —¿Nunca lo habéis visto? ¿Cómo sabéis que devora madera? A lo mejor alguien la roba.
    —¡Oh, no! — gritó el hombre—. Es enorme, ¡muy grande! Y se come la madera, porque veces deja trozos mordisqueados. Ya ha arruinado tres reservas de madera, ¡estamos en las últimas!
    —¿Creen que es un pokémon? —preguntó Melly.
    —Seguro, ¡y uno grande! —repitió el hombre—. Deja unos enormes mordiscos en la madera. Por eso nos preparamos aquí: no sabemos lo que podemos encontrarnos. Es un gamberro… pero, ¿es fuerte? Nos estamos preparando para tenderle una emboscada, ¡una trampa! Esperamos lo peor, por eso nos entrenamos duramente.
    A Melly le parecía algo un tanto absurdo. Si no sabían a que se enfrentaban, ¿por qué tanto entrenamiento? En un alarde de valentía, dijo:
    —Si atrapo a ese gamberro, ¿qué me daréis?
    —Oh, señorita, ¡no te arriesgues! Déjanos eso a nosotros.
    —Pero, ¿qué me daríais? — insistió Melly.
    El hombre se rascó la cabeza. Miró a un lado, y miró a otro, buscando algo que ofrecerle. Entonces, miró en su bolsillo y sacó una reluciente piedra azulada.
    —¿Te parece esto bien? Lo encontré tirado por la ruta a Pueblo Lunar hace poco.
    —Parece una piedra alba, ¿no?
    —Supongo que sí.
    Melly miró la piedra. Bueno, quizás podría servirle de algo algún día.
    —Trato hecho— dijo la sonriente jovencita—. Si os traigo a ese gamberro, ¡me daréis la piedra!

    Hecho el trato, Melly preguntó dónde se encontraban las reservas de madera. Se dirigió al lugar, dentro de un pequeño almacén (también hecho de madera) a las afueras del pueblo. Se metió dentro del almacén y se escondió tras uno de los múltiples tablones de madera, esperando al famoso gamberro. Esperó y esperó… pero nadie pareció acercarse. Entonces, oyó un ruido extraño, como el de un tablón arrastrándose. Se asomó, y le sorprendió mucho lo que vio. Un pequeño pokémon marrón, caminando a cuatro patas, arrastraba el largo tablón de madera. Se quedó observando al pequeño pokémon, y vio como el tablón que arrastraba se rompió, dejando un pequeño trozo en la boca del pokémon. Escupió el trozo y continuó arrastrando el tablón. Melly comprendió entonces algo.
    —Las rompe por accidente, y por eso deja trozos que parecen indicar que se las come. Pero no se come la madera, ¿A dónde la llevará? Vamos tras él, Mana.
    —Mana, mana.
    Melly siguió al pokémon, que se adentró en el bosque, hasta llegar a una especie de maltrecha casita de madera.
    —¿Está construyendo una casa? —se extrañó Melly.
    Había mucha arena por los alrededores de la casa, como si alguien la hubiese dejado allí.
    El pokémon colocó la tabla en el suelo, y otros dos pokémons iguales que ellos pero más pequeños salieron de la casa y lo ayudaron. Como pudieron, colocaron la tabla en el techo de la caseta, para tapar una agujero.
    —Estos pokémon… ¿no son de desierto? ¿Qué hacen aquí? Se llamaban, ¿Hippopotas?
    Los Hippopotas acabaron su tarea, y el grande volvió a por otra tabla, mientras que los dos pequeñitos se metieron en la casa de nuevo.
    Melly pensó, ¿este es el gamberro? ¿El “enorme” gamberro? Le resultaba graciosa la preocupación y la seriedad con la que se tomaban la preparación para combatirlo.
    Melly se asomó a la caseta, entrando en ella con cuidado. Dentro, los pequeños Hippopotas cuidaban con esmero a una gran Hippowdon malherida. Al verla entrar, los pequeños miraron amenazantes a Melly.
    —No os voy a hacer nada, tranquilos— los pequeños se tranquilizaron un poco—. ¿Qué le ha pasado? — dijo acercándose a la moribunda Hippowdon. Miró en su estómago, donde tenía varias y profundas mordeduras— ¿Quién te ha hecho esto?
    La Hippowdon sollozó, las heridas le dolían.
    Los Hippopotas trataron de explicarle a Melly con gestos lo que había pasado. Tras un rato intentando explicarse, Melly interpretó su mímica:
    —¿Un hombre con pelo largo y su Carnivire? Dios… ¿pero, por qué estáis aquí, si vuestro hogar es el desierto? — observó los movimientos de los pokémon— Ya veo, unos malandrines os atraparon en vuestro desierto y os llevaron en un gran vehículo, pero os escapasteis sin que se dieran cuenta, y os escondisteis en este bosque. Y luego apareció ese hombre… y atacó a vuestra madre.
    Entonces entró el Hipoppotas mayor, que había traído otra tabla. Miró asustado a Melly, pero sus hermanos lo calmaron.
    —Así que queríais la madera para hacer una casita y proteger a vuestra madre del frío. Pero, ¡hay que llevarla al centro pokémon! Vamos, ¡llevémosla!
    Los niños se miraron, desconfiando. Melly entendió que tenían cierto miedo a los humanos. Ella sonrió, tranquilizándolos.
    —Vamos. Sí la llevamos, se pondrá bien— dijo— Tenemos que llevarla entre todos— sacó sus balls—. Magby, Snivy, Burmy, Manaphy, ayudadnos a moverla.
    Entre Melly y los pokémon, consiguieron llevar a la gran Hippowdon al centro pokémon de ciudad madera. Allí, una enfermera la atendió rápidamente.
    Pasó algún tiempo hasta que la madre salió por fin, sanada ya de sus heridas, con algunas vendas en su cuerpo. Ella sonreía por fin, y sus crías gritaron emocionadas. Melly sonreía al ver que había hecho el bien. ¿Qué le hubiese pasado a Hippopotas si la brigada lo hubiese atrapado? Recordando a la brigada, dijo:
    —¡Hippopotas! — el pokémon mayor se giró—. Ven conmigo, tenemos que aclarar algo.
    La acompañó. Entraron de nuevo a la sala de entrenamiento, y el rudo hombre se acercó a ela.
    —¿Y bien? ¿Atrapaste a ese gamberro?
    Ella hizo el intento de hablar, pero el hombre empezó a bramar:
    —¡Cuando lo atrapemos, le haremos picadillo! Se arrepentirá de lo que ha hecho. ¡Tendrá un castigo ejemplar! Y bien, ¿lo has atrapado?
    Melly miró a Hippopotas, que estaba asustado.
    —Yo…— dijo ella, titubeando— Lo atrapé, pero se me escapó. Pero tranquilo, no volverá por aquí.
    Hippopotas sonrió al ver que Melly lo había protegido.
    —Está bien— dijo algo defraudado el hombre—. El trato no era ese exactamente, pero confío en lo que dices de que no volverá a aparecer. Ten, tu piedra.
    Ella cogió la piedra, y con un gesto de despedida, salió de la sala, acompañada del arenoso pokémon. Fuera esperaban la recién recuperada madre y los dos hermanitos. Hippopotas corrió hacia ellos.
    —Ahora podréis volver a casa— dijo Melly sonriente.
    —¡Mana! —dijo Manaphy, que también sonreía.
    El Hippopotas mayor le dijo algo a su madre, y ella asintió. Se dio media vuelta, y miró desafiante a Melly.
    —¿Quieres combatir?
    Hippopotas asintió.
    —Está bien— dijo Melly sonriendo y sacando a Burmy.
    —Burrr.
    —Burmy, placaje.
    Burmy se lanzó contra Hippopotas, que levantó una fuerte tormenta de arena, lo que hizo retroceder a Burmy, que no podía andar debido a la fuerza de la arena.
    Hippopotas se dirigió a Burmy y le propinó un fuerte mordisco. Burmy aguantaba como podía la fuerza de la tormenta mientras soportaba los ataques del pokémon tierra.
    —¡Burmy, picadura cuando Hippopotas se acerque!
    Pero no se acercó: usó un disparo lodo desde lejos, lo que debilitó a Burmy.
    —Vuelve— dijo Melly—. ¡Vamos, Magby, sal!
    Magby salió de la ball. La tormenta también le afectaba a él.
    —¡Usa lanzallamas!
    El ataque le dio a Hippopotas, pero no le hizo mucho daño. El pokémon se lanzó con un derribo e hirió a Magby de gravedad. Magby no podía apenas moverse, la tormenta de arena le cegaba y le impedía avanzar con normalidad.
    —¡Magby! ¡Intenta un golpe cabeza!
    Con su cabeza al frente, Magby pudo avanzar y chocó contra Hippopotas, que levantó el morro lanzándolo por los aires.
    —¡Oh no!
    Hippopotas esperaba abajo, con un disparo lodo preparado. Magby iba a caer, y si lo hacía, el disparo lodo acabaría con él.
    —¡¡Magby!!
    Una luz rodeó a Magby, lo que hizo que levitase en el aire. Melly miraba fascinada como su pokémon evolucionaba.
    —¡Maaaagg! —gritó Magmar cuando la luz cesó.
    Magmar se lanzó en picado con un puño hielo preparado. El disparo lodo le impactó, pero lo soportó con facilidad. Cuando Magmar cayó , golpeó con su puño hielo a Hippopotas, que se desplomó en el suelo.
    —¡Ahora! ¡¡Pokéball, atrápalo!!
    La pokéball dio en la cabeza de Hippopotas, y esta giró tres veces.
    Melly se acercó y cogió su pokéball. La familia de Hippopotas miraba desde lejos. Ella sonrió, y dijo, despidiéndose con la mano.
    —¡Hasta luego! Tened cuidado… y no os preocupéis, ¡cuidaré de Hippopotas!
    La madre Hipowdon sonrió, mientras ella y sus hijos daban media vuelta, rumbo al desierto: a su hogar.
     
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    ¡Hola!
    Es cierto que no ha quedado tan bien en algunas partes, pero en general me ha gustado. Sospecho que al final ese Carnivine y su entrenador van a resultar más importantes de lo que parecían... por otra parte me dio un poco de pena la madre Hippowdon, menos mal que apareció Melly para salvarla. También me pregunto para qué le servirá a la chica esa piedra, no creo que hayas hecho que se la den por casualidad, por eso le doy vueltas. ¿Será para alguno de sus futuros Pokémon?
    Espero que publiques pronto :3
    ¡Pikapi!~
     
  7.  
    MrJake

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    Tampoco me convence mucho este capi, pero en fin, está bien, después de todo.

    CAPÍTULO 14: El hombre del Carnivire. (Byron)

    Byron, con su nueva y primera medalla de gimnasio, se disponía a dirigirse al sureste de la parte más al sur de Nova (Sinnoh). Salía de Ciudad Pedernal (vieja Puntaneva) con el objetivo de dirigirse a Ciudad Marea (antigua ciudad Pradera), donde le aguardaba su segundo combate de gimnasio. Para llegar hasta esa ciudad, debía atravesar una larga ruta, hasta llegar a la entrada norte del Monte Corona (el monte de Nova que mejor conservaba su original aspecto). Atravesando el Monte Corona, saldría por la salida sur y desde ahí ir al este hasta Pueblo Orégano (Ciudad Corazón). Continuaría después su marcha yendo hacia el sureste, hasta alcanzar su destino. Desde Ciudad Marea tomaría un ferry que le llevaría hasta la parte oeste de Nova (Johto). Allí aguardaba el tercer gimnasio, en el centro (Kanto) otros dos gimnasios, en el este (Hoenn) dos más, y el octavo y último, así como la Liga, esperaban en la parte norte (Teselia).

    Así pues, Byron acompañado de Kirlia, avanzaban hacia el Monte Corona, por una larga ruta. La ruta era rocosa y con poca vegetación. Un sendero largo y estrecho, situado entre acantilados.
    —Mira, Kirlia, ¡desde aquí se ve el Monte Corona! — dijo sonriente Byron, señalando al monte que se divisaba a lo lejos—. Allí es donde tenemos que llegar. Es el pico más alto de Nova y el monte que mejor se mantiene junto al Monte Plateado.
    Kirlia asintió, fascinado.
    Byron se dio cuenta de algo entonces.
    —Kirlia, ¿te has arrancado eso que parecía una falda?
    Kirlia agachó la cabeza algo avergonzado. Se había quitado la parte superior de sus piernas que hacía las veces de falda para parecer menos femenino.
    —Ja, ja, ja, ya veo. Te sientes femenino con eso, ¿eh? De todas formas sigues pareciendo femenino— bromeó Byron—. ¡Mira que coletitas!
    Byron acarició las dos extensiones que caían a ambos lados de la cabeza de Kirlia. Este se molestó.
    —No te enfades, era una broma. Yo sé que eres muy masculino.
    El pokémon se sentía algo incómodo en su nuevo cuerpo, a pesar de que su poder era mucho mayor.

    Tras la broma de mal gusto de Byron, continuaron su marcha. Vieron entonces a un hombre con una coleta y un Arbok que atacaban a un pequeño grupo de Cleffas.
    Byron reconoció rápidamente al hombre, y la ira comenzó a inundarle. Kirlia, que percibía los sentimientos de su entrenador, se enfadó mucho también, a pesar de que aún no había reconocido al hombre.
    Se acercaron al hombre, y Byron dijo:
    —¡Eh! ¡Tú!
    El hombre de coleta se giró y se comenzó a reír al ver a Byron.
    —Hombre, ¡el niño de las ruinas y su Kirlia huerfanito!
    Kirlia, al ver la cara de aquel hombre, el asesino de sus padres, se enfadó muchísimo más.
    —¡¿Piensas matar también a esos Cleffas?!
    —Estamos entrenando, hombre. El que mueran es solo un “daño colateral”.
    Byron se irritó aún más. El Arbok miró a Kirlia mostrando sus colmillos.
    —¡Te vas a enterar! — dijo Byron—. Vamos a vencerte, ¡aquí y ahora! Kirlia y Litwick quieren vengarse de ti— sacó a Litwick.
    —Niño, no sabes con quien hablas. ¿En serio pretendes enfrentarte a mí?
    Litwick miraba con ira al hombre que lo hirió tan gravemente.
    El hombre se rió.
    —Está bien, te machacaré. ¡Un combate triple, niño!
    ¿Uno triple?, pensó Byron. Tendría que sacarlo, pero no le obedecía… aún así, no tuvo más remedio.
    —¡Sal Aerodactyl!
    —Vamos, Carnivire y Krookodile.
    Dos pokémon con imponentes mandíbulas salieron al combate. Aerodactyl daba vueltas por lo alto del resto.
    —¡Pirotecnia contra Carnivire! ¡Tú, Kirlia, Hoja mágica contra Krookodile! ¡Y Aerodactyl ataca usando hiperrayo contra Arbok!
    Los dos primeros atacaron, impactando en su blanco, pero apenas sin hacerles daño.
    Aerodactyl, por su parte, ignoró las órdenes de Byron.
    El hombre se rió.
    —Vamos, chicos, ¡Triturar!
    Los tres propinaron fuertes bocados, todos contra Litwick.
    —¡No! ¡No! — repitió Byron al ver que Litwick estaba siendo mordido brutalmente—. Kirlia, ¡Psíquico!
    Un fuerte poder psíquico apartó a los tres pokémon del maltrecho Litwick.
    —Lit…—gemía el pequeño pokémon.
    —Ja , ja, ja—rió con malicia el hombre—. Te arrepentirás de haberme desafiado. ¡Los tres, Triturar otra vez, ahora uno a por cada uno!
    Cada pokémon se lanzó mordiendo a otro. El enorme Krookodile cogió entre sus mandíbulas al descontrolado Aerodactyl que volaba por allí. Arbok mordió a Litwick y Carnivire a Kirlia.
    Los dos últimos se debilitaron, pero Arbok y Carnivire siguieron atacando.
    —¡Vuelve Litwick! —dijo Byron, regresando a Litwick para evitar que siguiera sufriendo— ¡Suelta a Kirlia, ya está fuera de combate!
    —Oh, no, amigo, ¡¡llegará hasta el final!! ¡Carnivire, sigue atacando!
    Byron estaba desesperado. De seguir así, Kirlia moriría. Entonces Aerodactyl se liberó hábilmente de la mandíbula de Krookodile y le lanzó un potente hiperrayo que lo hirió mucho.
    —¡Aerodactyl, te lo suplico! —dijo con lágrimas en los ojos Byron—. Por favor… ¡haz algo!¡Salva a Kirlia!
    Aerodactyl miró desde el aire a su sollozante dueño. Miró como Kirlia sufría, y como su dueño lloraba apenado.
    Entonces, un hiperrayo de enorme potencia impactó contra Carnivire, tumbándolo. Kirlia se desplomó, al fin libre de la mordedura. Byron se acercó corriendo y lo cogió en brazos.
    —Gracias…— dijo mirando al pokémon volador—. Acaba con ellos, amigo.
    Aerodactyl, que había comprendido que su dueño le necesitaba, Se dispuso a atacar con un testarazo a Arbok. Este cayó ipso facto.
    El hombre se estremecía.
    —¡Está bien, me rindo! — gritó—. No pienso dejarme vencer. Prefiero rendirme antes que asumir que tú me has derrotado.
    Byron lo miró con auténtico asco.
    —¿Quién te crees que eres? ¿Tratas de matar a mi pokémon, y ahora quieres huir? ¡Me niego a que el combate acabe así. ¡Aerodactyl, Hiperrayo contra Krookodile!
    —Adiós, niño. No será la última vez— dijo el hombre, que lanzó una ball de la que salió un pokémon que generó un humo morado y se llevó volando al hombre, que devolvió a sus otros pokémons a las balls. A lo lejos podía verse a aquel hombre huyendo agarrado de un Crobat.
    —Se ha ido…—suspiró Byron.
    Aerodactyl se posó junto a Byron y lo miró fijamente. Byron sonrió.
    —Gracias, Aerodactyl, no sé lo que habría hecho sin ti. Ahora usaré mis Máx Revivir y Kirlia y Litwick estarán en perfecto estado.
    Aerodactyl asintió, sonriendo.
    —Gracias de nuevo, amigo.

     
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    A Thunderbird

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    ¡Hola!
    Vaya con Kirlia, está decidido a demostrar su masculinidad, pero me pregunto si no se hizo daño al arrancarse la falda, que yo sepa forma parte de su cuerpo o.OU
    Por otra parte el pobre casi muere... menos mal que Aerodactyl comprendió la situación y le salvó la vida. Ojalá a partir de ahora Byron y él sean más amigos, aunque creo que ninguno deseaba tener que pasar por algo así. De todas formas, a veces es necesario que la situación se lleve un poco al extremo para que al final todo salga bien, ¿no?
    Seguro que Kirlia no piensa igual xDU
    Ese hombre es un cobarde en el más amplio sentido de la palabra, ¿cómo se atreve a ser tan...? Pero la próxima vez no escapará, tarde o temprano recibirá su merecido ¬.¬*
    En mi opinión el capítulo ha quedado bastante bien, de nuevo se nota que no es de los mejores, pero a mí me ha gustado.
    ¡Pikapi!~
     
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    MrJake

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    Este sí, ¡este me encanta! Rezo porque les guste.

    CAPÍTULO 15: Las salas de reuniones (Jake):

    El hombre misterioso de nombre Jake, acompañado de su siempre fiel Zoroark, entró de nuevo en aquella oscura sala. Era de noche, y las paredes acristaladas dejaban pasar una ínfima cantidad de rayos lunares, que apenas alumbraban la habitación. Jake tomó asiento en su trono, y a su lado, Zoroark hizo lo mismo. Poco transcurrió hasta que llegaron los otros miembros de la reunión oscura.
    —¿Qué tal el ataque a los Neutrón? —sonó una voz femenina y con aire siniestro.
    Jake se encogió de hombros. Oyó como la mujer poseedora de la voz se dejó caer en su trono correspondiente.
    —Mal, al fin y al cabo. Sé que han atrapado a Raikou, Entei y Suicune. Y probablemente ahora vayan a por otro trío.
    —¿Y por qué quieren a los legendarios? —d ijo la voz ronca.
    Jake miró a la zona de donde provenía la voz. Acababa de llegar, pero nadie lo oyó: tenía una gran capacidad para moverse con sigilo.
    —Si lo supiera, avanzaría más—dijo Jake— Pero son buenos, esos Neutrón. Uno de sus comandantes consiguió atraparme. Pude huir gracias a una simpática investigadora, que también quería salir de allí. Decía estar harta de su trabajo.
    —Mmm— pronunció una voz muy seca, como dejándola caer, de una forma muy fría—. ¿Y no has pensado que te utilizó? La verdad, no me cuadra eso. ¿Tienes la suerte de encontrarte con una miembro del equipo Neutrón que quería irse, que te ayuda. No me cuadra. ¿Notaste algo raro?
    Jake recordó el momento en que la chica se fue volando en su Unfezant. Algo no le cuadraba…
    —Creo que— dijo—no le dije mi nombre. Aún así lo sabía.
    —Se ha burlado de ti— dijo la voz femenina.
    —No lo creo, parecía buena chica.
    —¿Le has puesto un localizador? —habló una nueva voz, esta con aspecto infantil.
    —No, a ella no. A otro comandante— sacó su transmisor.
    El hombre misterioso enarcó las cejas al ver el transmisor.
    —Señala al mar. El de Zeus y el de Poseidón.
    —¿Tal vez van en barco?
    —No se mueven.
    —Te han toreado, amigo— dijo la voz fría.
    —No puede ser.
    —Y déjame que adivine algo más: mira en tu chaqueta.
    Jake no comprendió qué pretendía conseguir. Aún así, miró en su chaqueta. Notó como encontraba un localizador pegado, que tiró al suelo y pisoteó.
    —¡Me han puesto uno a mí! —dijo furioso Jake.
    —Ha sido la investigadora— siguió insistiendo esa voz de tono frío—. ¿Le dijiste en algún momento que le habías puesto un localizador a los otros dos?
    Jake trató de recordar.

    ***FLASHBACK***

    —Vaya… bueno, le he puesto un chip de localización a ese Poseidón, que sumado al de Zeus, seguro que me indican alguna vez donde está su guarida central.
    —Gran idea— dijo sonriente Nancy, montada en su pokémon—. ¡Hasta otra, Jake!

    ***FIN DEL FLASHBACK***

    Jake se mordió el labio inferior pensando que Nancy le había traicionado.
    Intentó cambiar de tema, tratando de olvidar su gran error.
    —¿Qué tal por aquí? ¿Llegó alguien en mi ausencia?
    —Sí, un par de personas— dijo la voz infantil—. Pero no eran gran cosa.
    —Ya veo.
    El hombre se echó hacia atrás. Miró a la luna a través de la pared acristalada, y comenzó a pensar.
    —¿En qué piensas? — le dijo la voz ronca.
    —Nada, en nada especial.
    —¿En tu familia, quizá?
    —No tengo familia— estas palabras fueron dichas con contundencia.
    —Sí tienes— comentó la voz infantil—. Al menos, tengo entendido que sí. Tú mismo dijiste que te quedaba alguien.
    —Sí, me queda alguien, pero no se nada de ese alguien. Ni siquiera sé si aún vive, es más, no creó que me recuerde. No sabrá ni que existo.
    Volvió a mirar a la luna, que lucía preciosa. Pensó en esa persona de la que hablaba. ¿Se acordaría de él? Probablemente, lo daría por muerto.

    Mientras tanto, en la sala de reuniones de los comandantes Neutrón…

    —Vaya, ha descubierto el localizador— dijo Poseidón, con voz calmada—. Lo ha roto, al menos eso parece.
    El comandante de rubios pelos comenzó a reír, y murmuró algo para sus adentros.
    —Ese Zoroark, ahora entiendo su fuerza. Normal, claro.
    —¿Decías?
    —Nada, Poseidón, nada.
    Los tres comandantes miraron al hueco vacío. El atril negro no albergaba ningún cuerpo tras de sí.
    —¿Y Hades? —preguntó Deméter.
    —Ese engreído, ¡no lo soporto! — exclamó irritado Zeus—. Se cree otro Titán. Creo que está atrapando a Ho-Oh. Ya ha capturado a Lugia.
    —Elementos X1 y X2— corrigió Poseidón—. Recuérdalo.
    Deméter apoyó los codos en su atril verde y dijo, con las manos haciendo de soporte para su cabeza.
    —¿Habéis visto a esos dos nuevos? ¿Los ladrones mellizos?
    —Sí, ¿en qué pensará Apolo contratándolos? — se preguntó Zeus—. Son dos críos.
    —Y por lo visto, de lo mejorcito robando—dijo Poseidón—. Apolo no se toma decisiones a la ligera. ¿Sabes que nombres les ha asignado? Ares y Atenea. Dioses de la guerra, ambos.
    Deméter frunció el ceño.
    —¿Piensan los Titanes tratar en calidad de comandantes a esos dos críos?
    Poseidón se encogió de hombros.
    —¿Cuál es nuestra próxima misión? Avanzamos a pasos agigantados— dijo sereno el líder de la patrulla marítima.
    La líder de la patrulla terrestre se acarició su pelo moreno, diciendo:
    —Elementos 017, 018, 019, para que nos entendamos, Regice, Registeel y Regirock.
    —Y luego, como siempre, el gran Hades— dijo irónico Zeus—, irá a por X3, Regigigas.
    —Probablemente— comentó Poseidón.
    —Pues nada, manos a la obra— dijo Deméter, dando media vuelta y saliendo de la sala.

    Volviendo con Jake:

    —Bueno, mañana estaré por aquí, probablemente—comentó Jake.
    —No hace falta. No es necesario— contestó la voz fría—.
    —Pero es mi obligación. Puede que sí sea necesario. Yo me marcho a descansar, deberíais hacer lo mismo. Hasta mañana.
    Dijo mientras él y Zoroark abandonaban la sala. El pokémon, a causa de la charla sobre la familia de Jake, recordó algo de su pasado.

    ***FLASHBACK***

    Un lugar agradable. Sereno, lleno de paz. Los bosques rezumaban tranquilidad y el agua fluía limpia por las cascadas y los ríos. El pequeño Zorua jugaba con sus amigos extraviados.
    Hacía ya tiempo que vivía allí, en el Limbo, lugar situado en ninguna parte, en el borde de las realidades temporales, no era ni pasado ni presente, pero tampoco futuro. El tiempo corría, pero no avanzaba. Tampoco retrocedía.
    Allí vivía Zorua con su gran amigo Celebi, aquel que lo llevó a este paraíso cuando quedó solo por la muerte de sus padres. Desde entonces, en el Limbo convivían los dos pokémon, y Celebi se dedicó a salvar a pokémon en peligro o solos y cuidarlos allí, donde el tiempo nunca pasa. Cualquiera era libre de marcharse cuando quisiera. Nadie tenía porqué quedarse allí, pero muchos lo hacían. Muchos que estaban solos o corrían un gran peligro eran traídos por el pokémon planta, que tenía la habilidad de dar saltos en el tiempo. En el Limbo, no existía la muerte. Un pobre pokémon moribundo podía estar allí y nunca moriría, es más, acabaría sanando. Un lugar mágico, el hogar de Zorua.
    Celebi había salido, en busca de algún nuevo amigo. Zorua lo esperaba con sus compañeros pokémon que andaban por allí, cada cuál por su motivo.
    Al pokémon siniestro le sorprendió ver que Celebi entraba en el Limbo, acompañado, pero no de un pokémon, sino de un humano. Nunca antes había traído un humano. Desde luego, el caso debía ser excepcional.
    El humano era un niño, un niño pequeño, de unos nueve o diez años, solamente. Estaba muy malherido y la entrada al Limbo le vino muy bien. Parecía haber estado a punto de morir. Dormía plácidamente, tumbado en el césped.
    Zorua se acercó a hablar con su amigo. Evidentemente, se comprendían mutuamente, al ser pokémons.
    —Celebi, ¿un humano? — se preguntó extrañado.
    Celebi asintió, apenado.
    —Es un niño de un corazón muy puro. Debía salvarlo, iba a morir. Sus padres lo han hecho… no podía traerlos a todos.
    Zorua miró a aquel niño que dormía. Decía algo en sus sueños:
    —Papá, mamá.
    —Pobre— dijo Zorua—. Aquí se pondrá bien.
    —Nunca he traído a un humano. Espero que no haya sido un error. Su corazón era tan puro que tuve que hacerlo—explicó Celebi.
    —Comprendo—dijo Zorua—¿Cómo se llama?
    —No me lo dijo.
    —Lee su mente— propuso Zorua—. Puedes hacerlo, ¿no? Eres un pokémon psíquico.
    —Cierto, no lo había pensado.
    Celebi se concentró, y tras un momento, miró a su amigo sonriendo y dijo:
    —Se llama “Jake”.
     
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    Vaya, nunca podría haber imaginado esa parte del pasado de Jake, creo que ahora entiendo un poco mejor su personalidad. Lo cierto es que tampoco esperaba la traición de Nancy, parecía simpática, la chica. Parecía.
    Sí, a mí también me ha gustado el capítulo, espero que los siguientes sea igual de interesantes.
    El único error que te querría señalar es que en los diálogos has utilizado mucho el verbo decir. Te recomiendo que uses más sinónimos dependiendo de la situación: preguntar, exclamar, aclarar, comentar, mencionar, explicar, etc.
    Espero que publiques pronto.
    ¡Pikapi!~
     
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    Bueno, les dejo otro capi, señores/as lectores/as. Espero que lo disfuten.

    CAPÍTULO 16: La Guardiana de la Luna. (Melly)

    La coordinadora pokémon, con su fiel compañero Manaphy posado en su hombro, acababa de llegar a Pueblo Lunar (Mt. Moon). Un pueblo situado sobre los escombros de lo que antaño fue una montaña.
    El pueblo era pequeñito, sin duda. Era muy místico. Las fachadas de las casas eran de tonalidades oscuras, los caminos y calles eran simples recorridos de piedras grises, y por los alrededores el entorno era rocoso e inerte.
    La gente era más rara aún. Todos llevaban consigo varios tipos concretos de pokémon, tales como Cleffas y sus evoluciones, Lunatone, Munnas y Musharnas.

    Melly caminaba alegre por la zona, contemplando todo a su alrededor. En el centro del pueblo, en una extraña plaza con forma de luna, hecha también con piedras, había justo en el centro un altar que sustentaba un extraño objeto, que flotaba como por arte de magia. En el altar había un letrero, que Melly se acercó a leer.

    “Pluma lunar, legado de la Guardiana. Yacerá por siempre en nuestro pueblo, en honor a aquella que nos protege. Su poder mágico alejará al Señor de las Pesadillas, enemigo del pueblo. Siempre con nosotros, Guardiana de la Luna”.

    Melly enarcó las cejas. Era un texto muy extraño. El pueblo entero era extraño. Miró al cielo, y vio la luna, llena, en lo más alto, justo encima de ella. Era precioso; su luz bañaba todo el pueblo, embelleciéndolo.
    —Precioso, ¿eh? — dijo alguien que se colocó junto a ella y miró al cielo.
    Melly miró a su acompañante. Esa mujer, acompañada de un Musharna y con su vestimenta rosada, era…
    —¡Nadia! ¿Cómo tú por aquí?
    Nadia sonrió y miró al cielo.
    —Nací aquí. Decidí volver a casa un tiempo antes de ir al siguiente concurso. ¿Tú vas al de Porcelana?
    —Sí, ¿tú no?
    Nadia negó con la cabeza.
    —Ese fue mi segundo concurso. El de Azafrán fue mi tercero— le mostró a Melly un estuche con dos cintas.
    —¡Tienes dos! Una más, ¡y entrarás en el Gran Festival!
    Nadia volvió a sonreír. Miró al Manaphy que se posaba en el hombro de Melly.
    —Deberías meter a ese Manaphy en su pokéball. La gente de por aquí no ve del todo bien que vayas con un pokémon que no sea lunar.
    Melly echó la cabeza a un lado, extrañada. Decididamente, los de Pueblo Lunar eran raros.
    —Mana no tiene pokéball— explicó—. Realmente nunca lo atrapé. Cuidé su huevo hasta que nació, y el quiso venir conmigo.
    —Interesante. Manaphy es un pokémon legendario, deberías cuidarlo bien.
    Manaphy sonrió, orgulloso.
    —¿Tienes donde quedarte a dormir? —dijo Nadia—. El barco hasta Nueva Porcelana no sale por la noche. Puedes quedarte en mi casa, si quieres.
    Melly asintió alegremente.

    Entraron en la casa de Nadia. Parecía que vivía sola. Dentro de la casa, Nadia sacó a sus pokémons.
    Los ya conocidos para Melly Lopunny, Galvantula y Squirtle, el Musharna que la acompañaba, un Zangoose muy solitario que se aisló del resto y un Delcatty que se recostó en una esquina de la casa.
    —Todos tus pokémons parecen muy fuertes y elegantes—elogió Melly.
    —Saca también a los tuyos. Que hagan amigos.
    Melly obedeció y liberó a sus pokémons. Sacó a Magmar, a Snivy, que junto con Manaphy comenzaron a jugar con los ya conocidos pokémons de Nadia. Los nuevos pokémons, Burmy e Hippopotas, se integraron tímidamente en el grupo.
    Las entrenadoras se alegraron y se retiraron a dormir. Mañana, Melly partiría por fin a su próximo y segundo concurso. El segundo de los 6… y este debía ganarlo, ¡tenía que hacerlo! Debía ganar, al menos, tres, si quería de verdad participar en el Gran Festival.

    Esa noche, tras una roca a las afueras del pueblo…

    —Hermana, ¿cuál era nuestro objetivo?
    —Una pluma, ¿no, hermano? Debemos sacarla del pueblo para que el Elemento que buscamos pueda salir de su prisión, y por consiguiente, saldrá el otro Elemento para volver a encerrarlo.
    —¡Y, cuando estén los dos fuera, los atraparemos!
    —¡Exacto, hermano!
    —Pero, ¿les sucederá algo malo a la gente del pueblo?
    —Ni lo sé ni me importa, hermano. Esta gente está muy vinculada a esa pluma, ¡sin su protección, casi seguro que a todos esos “hijos de la luna” les pasa algo malo!
    —¿No te dan pena, hermana?
    —No.
    —A mí tampoco.
    Y los dos rieron mientras entraban con sigilo al pueblo.

    En mitad de la noche, en la casa de Nadia…

    —Ugg… ugg…—gimió dormida Nadia.
    Los lamentos despertaron a Melly, que dormía en la cama de al lado.
    —Nadia, ¿estás bien? ¿¡Nadia!?
    Melly zarandeó a su amiga, que no despertaba. Tenía la cara pálida, lo estaba pasando mal, probablemente tendría una pesadilla. Le gritó, la zarandeó, pero no despertaba. Salió a ver a los pokémons. Todos dormían plácidamente, todos menos Musharna y Delcatty, que también parecían tener pesadillas.
    Melly despertó a todos los pokémons excepto a esos dos.
    Lopunny estaba muy asustada. Galvantula temblaba. Squirtle se escondió en su caparazón asustado.
    —¿Qué está pasando? ¿Por qué no despiertan?
    Lopunny trató de decírselo. Con gestos, logró comprender algo.
    —¿La pluma lunar? Ya veo… si la pluma lunar sale del pueblo, ¡ese tal “Señor de las Pesadillas” escaparía y sumirá a todos los Lunares en un profundo sueño… en una pesadilla. ¿Sólo afecta esto a los naturales de Pueblo Lunar, Lopunny?
    Lopunny asintió, pero explicó algo más.
    —Sólo los afecta a ellos, al menos por ahora. Dios, esto podría empeorar mucho. Si ese Señor de las Pesadillas campa a sus anchas…
    Melly le pidió ayuda a los pokémons despiertos, que la acompañaron a la calle. ¿De veras había desaparecido la Pluma Lunar?
    En la plaza de la pluma, los guardias que la custodiaban y sus Clafables yacían dormidos en el suelo, teniendo pesadillas. Una oscuridad profunda brotaba de debajo del altar.
    Entonces Melly se escondió al ver venir a dos individuos extraños. Ellos se acercaron al altar y dijeron.
    —Hermana— dijo el chico—, esto va bien. Con la pluma fuera, ¡el Elemento A va a salir!
    ¿Elemento?, pensó Melly. Estaba claro: más de esos asquerosos del equipo Neutrón.
    —Sí, hermano. Y, ¡cuando salga lo atraparemos!
    —Exacto, hermana. ¡Y con él atraeremos al Elemento B!
    Los dos hermanos reían. Se parecían mucho, parecían gemelos. Eran unos niños en realidad: de unos trece años. En el hombro de ella había un Plusle y en el hombro de él, un Minum. Los pequeños pokémons, así como sus dueños, llevaban puestos unos antifaces y unos guantes propios de los ladrones.
    —¿Quiénes son estos dos?
    Los pokémons de Nadia se apretujaban detrás de Melly, que se escondía tras un cubo de basura.
    Plusle dio un salto y comenzó a olisquear. Minum le siguió. Los dos, olisqueando, se acercaron al escondrijo de Melly.
    —¿Hay algo ahí, Plus?
    —¿Hueles algo, Min?
    Melly y los pokémon contaron en voz baja hasta tres. A la voz de “¡Tres!”, todos saltaron sobre la pareja olisqueadota. Galvantula atrapó a Minum con su telaraña y Zangoose agarró con fuerza a Minum.
    —¿Qué tramáis? ¿Y la pluma lunar?
    La excéntrica pareja de ladrones se miró y ella dijo:
    —Somos… ¿Qué nombres nos pusieron, hermano?
    —Yo era Ares, hermana.
    —¡Oh, cierto! Y yo Atenea.
    Melly se irritó.
    —¡¿Dónde está la pluma?! — exigió saber.
    Los hermanos se rieron a carcajadas.
    —Pronto saldrá de su prisión el Elemento A, ¡y lo atraparemos! — dijo Ares.
    —¡Y, cuando lo hagamos, atraeremos al Elemento B! ¡Y lo atraparemos! —dijo Atenea.
    Era una idea descabellada. Aunque Melly no sabía que pokémons eran esos Elementos A y B, se imaginaba que eran unos legendarios, probablemente, el Señor de las Pesadillas y la Guardiana de la Luna.
    Sin que Melly se diese cuenta, Plusle logró alcanzar la mano de Minum. Los dos juntos utilizaron un gran onda trueno que dejó a Melly y a todos los pokémon completamente paralizados.
    —¡Malditos! — dijo Melly tirada en el suelo sin poder moverse mientras Plusle y Minum regresaban con sus dueños.
    —¡Buen trabajo, Plus!
    —Genial, Min.
    Entonces, una sombra comenzó a brotar del suelo. Comenzó a materializarse un pokémon de apariencia siniestra, un ente que rebosaba oscuridad. Un pokémon con aspecto de fantasma, bañado en tinieblas, con ojos azules, una especie de pelo blanco y un extraño collar rojo simulando una mandíbula.
    —¡Aquí lo tenemos! —gritó Atenea.
    —Darkrai, ¡el Elemento A! — celebró Ares.
    Darkrai miró a la pareja de ladrones.
    Plusle y Minum, siguiendo su plan, saltaron sobre Darkrai y ejecutaron su onda trueno. Darkrai opuso una feroz resistencia, pero acabó paralizado. Cuando no se podía mover, Plusle y Minum se despegaron de él y los hermanos le lanzaron una extraña red que lo atrapó.
    Atenea se acercó al atrapado Darkrai y lanzó una ball al aire. De la ball salió un Pidgeotto que agarró la red y comenzó a sobrevolar la zona con Darkrai a cuestas.
    Ares rió.
    —En breve debería llegar el Elemento B, para “salvar a sus ciudadanos” —sacó a un Fearow de una ball.
    Plusle y Minum se montaron en Fearow y sobrevolaron con él el cielo. Al poco tiempo, de una de las cuevas de los alrededores salió un pokémon de color rosa, amarillo y azul, que voló para ayudar a su pueblo en peligro.
    Cresselia se sorprendió al ver que Darkrai había sido atrapado. No se dio cuenta de que Plusle y Minum saltaban encima de ella y la paralizaban, como hicieron con su antagonista. Por el efecto de la parálisis, Cresselia comenzó a descender hasta tocar el suelo, donde Plusle y Minum se bajaron de ella, para que después Ares la atrapase con la red y Fearow la agarrase. Montados en sus pokémons pájaro, Ares y Atenea saludaron a la pobre Melly, que yacía inmóvil en el suelo. Los pájaros cargaban con sus dueños y con Cresselia y Darkrai, listos para llevárselos.
    —¡Adiós! —dijo Atenea en tono burlesco.
    —Que te vaya bien, guapa— dijo irónica Atenea.
    Y se perdieron en el horizonte…
    Cuando la parálisis cesó, Melly miró al cielo nocturno, triste por haber fracasado, de nuevo. El equipo Neutrón se había salido con la suya una vez más, y delante de sus narices.
    Pensó en los ciudadanos de Pueblo Lunar. ¿Estarían dormidos para siempre, en una pesadilla eterna? Sin la pluma lunar, jamás despertarían.
    Pero entonces, como por arte del destino, una pluma lunar cayó suavemente, movida por el viento, en las manos de Melly. Cresselia, antes de ser capturada, la había dejado caer, para así salvar a su pueblo. Melly se acercó al altar, colocó la pluma en él, y un brillo radiante inundó todo el pueblo.
    La pesadilla terminó.
     
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    Siguiente Capítulo. Número 17, otra vez con Melly.

    CAPÍTULO 17 : ¡Concurso de Nueva Porcelana! (Parte 1) (Melly)

    A la mañana siguiente, Melly explicó lo sucedido con el equipo Neutrón a Nadia. Ella, en tono maternal, dijo que no pasaba nada, que lo importante es que la pluma sigue en su sitio y la pesadilla no baña a su pueblo. Afirmó que ella se encargaría de explicarle todo a los ciudadanos, y la acompañó hacia el puerto.
    Ya allí, Nadia la despidió.
    —Suerte en el concurso. Y gracias por todo.
    Melly negó con la cabeza.
    —No— dijo—. No tienes que darme las gracias. Por mi culpa, se llevaron a la Guardiana de la Luna.
    —Pero, ¿qué hubiese pasado si tú no hubieses estado aquí? ¿Cómo habríamos puesto la pluma en el altar? Tal vez hubiésemos estado inmersos en la pesadilla hasta que algún viajero pasase por allí y se le ocurriese colocar la pluma. Te debemos mucho— sonrió Nadia.
    Melly, agradecida, le devolvió la sonrisa a Nadia, y se despidió, montándose en el barco. El concurso de Nueva Porcelana aguardaba.

    No tardó mucho en llegar a Nueva Porcelana. Quizás una hora y media, poco más. Desembarcó en la gran ciudad, y miró a su alrededor, admirando los altísimos rascacielos y demás edificios del lugar.
    La ciudad se mantenía casi intacta desde El Choque. Era una ciudad muy comercial: había muchas tiendas, y tenía una estructura muy esquemática, con varios puertos cubriendo la costa, una carretera en forma de semicírculo y varias calles en diagonal que acababan en una gran plaza. Más allá de la plaza, otra calle conectaba con el Gran Desierto, la zona desértica más grande de Nova (comprende la zona que antes eran la zona desierto, la ruta 4 –Teselia- y toda Ciudad Mayólica, que ya no existía)
    Melly avanzó temerosa entre la multitud. Había muchísima gente transitando las calles, algunas iban a un lado, otras a otro. Era un lugar donde resultaba muy sencillo perderse.
    Miró el mapa que llevaba, y se dejó guiar por él. Debía de llegar al recinto del concurso avanzando por una calle, llegando casi al final de ésta. Efectivamente, el concurso se celebraba en un gran edificio de un color rojo que ocupaba una gran parte de terreno.
    Melly entró decidida, y contempló a todos los concursantes haciendo cola para inscribirse.
    Melly pensó qué tres pokémons serían los mejores para el concurso, meditando qué número debía hacer. Se adentró en las salas de entrenamiento, lista para prepararse para su concurso.
    Las salas de entrenamiento eran un lugar similar a los probadores de las tiendas ropa: un pasillo largo y varias puertas a los lados. Detrás de cada puerta podían entrar los entrenadores en un pequeño estadio para ensayar sin miedo a que nadie los viese y pudiesen copiarse.
    Entró en uno de los estadios, y sacó a sus cinco pokémons.
    Manaphy parecía lista para lo que fuese, preparada para ganar este concurso. Magmar lucía elegante y fuerte, recién evolucionado y deseando mostrar su potencial. El pequeño Burmy deseaba mostrar por fin de lo que era capaz. Snivy estaba serio y dispuesto a dar lo mejor de sí. Hippopotas parecía desear salir a escena por primera vez.
    Melly pensó varias ideas para su actuación, finalmente se decantó por una. Pasó una hora de ensayo, hasta que por fin vio que sus pokémons estaban listos.

    De nuevo se dirigió a la entrada y guardó pacientemente la cola para inscribirse. Se apuntó al concurso con Magmar, Burmy e Hippopotas.
    Faltaba media hora para el concurso. Habían finalizado las inscripciones. Melly miró las reglas del concurso en una gran pantalla, donde la presentadora habló:
    —Señoras y señores coordinadores, ¡bienvenidos al concurso de Ciudad Porcelana! Este mes tenemos con nosotros, en nuestro jurado, a alguien a quien seguro todos admiráis, alguien que ha ganado innumerables concursos y que ha demostrado su elegancia, fuerza y coordinación con sus pokémons. ¡Sí, hoy contamos con el gran Eric en nuestro jurado!
    A Melly le brillaron los ojos. Siguió escuchando a la presentadora.
    —Antes de comenzar el concurso, Eric, por su propia voluntad, nos deleitará con una exhibición con sus pokémons. Una exhibición que espera que les sirva de referente para sus actuaciones. Bien, explicaremos las reglas. Se usarán tres pokémons, como en todos los concursos. En este concurso habrá cuatro rondas. En la primera, cada uno de los concursantes hará una actuación con sus tres pokémon que será puntuada por los jueces y por el público, con un máximo obtenible de 100 puntos. Los siete mejores pasarán a la segunda ronda, y el mejor puntuado quedará directamente clasificado para la tercera. Suerte, ¡y diviértanse, eso siempre!
    Melly quedó fascinada. Su ídolo, Eric, estaba allí, ¡y la iba a puntuar! No solo eso, ¡sino que iba a ver una de sus actuaciones!
    Mientras esperaba a que llegase la hora de la exhibición de Eric, un joven rubio oscuro con ojos verdes y vestimenta azul, llevando una gorra puesta, se acercó a ella.
    —Es guay, ¿eh? —dijo el chico—. Eric, ¡el gran Eric!
    Melly asintió sonriente.
    —Es el mejor. Sus pokémons son bestiales, y a la par elegantes.
    —Sí, soy una gran admiradora suya— contestó Melly—. Podría decir que gracias a él soy coordinadora. Él me motivó a hacerlo.
    El chico sonrió.
    —¿Tienes ya alguna cinta? —preguntó el joven.
    —No, aún no. Este es mi segundo concurso, de todas formas.
    —También es mi segundo concurso. Antes gané el de Nueva Calagua — el chico sonrió—. Soy de la parte oeste. (Johto)
    —Encantada.
    —Me llamo Kyle, ¿y tú?
    —Melly.
    El joven sonrió mirándola a los ojos. Ella comenzó a sonrojarse, algo intimidada.
    —Tienes unos ojos preciosos— priopeó Kyle.
    Melly no supo que contestar. No estaba acostumbrada a recibir piropos. Se puso muy roja. El chico dijo, antes de irse.
    —Nos veremos en el estadio. ¡Suerte en el concurso!
    —Adios…

    Por fin llegó la hora de la exhibición de Eric. Sus pokémons estaban preparados para la actuación. Un gran Sceptyle, un prominente Bastiodon y un elegante Medicham, que contrastaba con el gran tamaño de sus compañeros.
    Melly contemplaba fascinada.
    El coordinador, vestido con una camisa negra y una corbata blanca, pantalones vaqueros y un elegante flequillo, dirigía a sus pokémons con voz pacífica y calmada.
    Empezó ordenando a Sceptyle usar planta feroz. Desde el centro del estadio manaron grandes plantas con pinchos. Medicham saltó sobre las plantas, corriendo por ellas con gran elegancia, hasta llegar a la parte más alta. Bastiodon lanzó un foco resplandor que medicham agarró como si fuese una pelota. Entonces saltó, y desde arriba le pegó una patada al foco resplandor, fragmentándolo y haciéndolo caer como una lluvia de cristales que cortó en pedazos las plantas
    La cola de Sceptyle se iluminó, abrió la boca y cargó su rayo solar. Se colocó frente a Bastiodon y le disparó el rayo solar. Bastiodon recibió el ataque y comenzó a embestir en dirección a Sceptyle. El rayo solar no hería a Bastiodon, sino que se reflejaba en su piel metálica, deslumbrando al público con unas luces brillantes.
    Cuando Bastiodon llegó a Sceptyle lo elevó con un movimiento de cabeza, y este ascendió al cielo. Allí agarró las manos de Medicham, y ambos comenzaron a girar en el aire, creando un remolino que se iluminó por el efecto del ataque síntesis de Sceptyle. Medicham lanzó mientras giraba atracción, y Sceptyle recurrente. Varios corazones envueltos en esferas brillantes inundaron el techo del estadio, fascinando a todos los presentes.
    Bastiodon apuntó al cielo, en dirección a la pareja giratoria, que caía a muy baja velocidad. Lanzó un disparo espejo que se fragmentó al entrar en el remolino y se dispersó por toda la sala. Sceptyle y Medicham dejaron de girar, y el pokémon planta lanzó un rayo solar contra los trozos de disparo espejo. La luz rebotó en los trozos del disparo espejo, rebotando en uno y otro, hasta que se formó con trazos de luz la silueta de Sceptyle.
    De una patada, Medicham fragmentó otro disparo espejo que lanzó Batiodon. Éste último lanzó un hiperrayo, y la energía de este rebotó de nuevo en cada trozo de disparo espejo, formando esta vez con su luz la silueta de Bastiodon.
    Cayendo al suelo, Medicham arrojó corazones que quedaron flotando en el aire, formando la silueta de Medicham.
    Los espectadores quedaron boquiabiertos. Los tres pokémon cayeron en el suelo, adoptando la misma postura que tenían las siluetas, que fueron apagándose poco a poco.
    Las gradas aplaudieron emocionadas. Melly estaba completamente fascinada. La presentadora volvió a hablar.
    —Completamente fascinante. Gracias por esta exhibición, Eric. ¿Quiere dedicar algunas palabras?
    Eric cogió el micrófono.
    —Simplemente decirle a todos los coordinadores que suerte, y que disfruten siempre ante todo. Cualquiera puede hacer una actuación brillante con práctica, un buen vínculo con tus pokémon y un poco de imaginación.
    Tras estas palabras, los coordinadores se retiraron a la sala de espera. Melly miraba a sus oponentes mientras aguardaba su turno.
    Kyle estaba entre ellos. Se quedó mirándolo un buen rato. Ese joven le había impactado, no sabía muy bien por qué.
    Después se percató de que otro coordinador, un siniestro coordinador, la miraba con rostro fantasmagórico. Era Mask, el coordinador de la máscara.
    Sonreía de manera malévola. Miraba a Melly fijamente. Se levantó de su asiento al oír que pronunciaban su nombre por megafonía. Entró a llevar a cabo su actuación.
    Obtuvo una puntuación de 83. La más alta hasta el momento.

    Poco después le tocó el turno a Kyle. Obtuvo 87 puntos tras una flamante actuación, quedando por encima del siniestro Mask, proclamándose primero.

    Por fin llegó el turno de Melly. Entró nerviosa al escenario, y ella y sus tres pokémons saludaron al público.
    Comenzó su actuación.
    —¡Hippopotas, disparo lodo!
    Hippopotas lanzó disparo lodo hacia el cielo, inundando todo el escenario de arena. A continuación, Hippopotas comenzó a excavar un agujero tras otro. Mientras tanto, Dagmar y Burmy actuaron.
    —¡Magmar, lanza a Burmy!
    Magmar cogió a Burmy y lo arrojó por los aires.
    —¡Pantalla humo contra él, y Burmy protégete con protección!
    Burmy se protegió rodeándose de una esfera invisible. El humo la envolvió, quedando Burmy rodeado de un profundo humo negro.
    —¡Ahora, Burmy, usa poder oculto!
    Burmy lanzó esferas de luz que expandieron el humo que le rodeaba y permanecieron flotando en el aire durante un tiempo.
    Mientras tanto, Hippopotas había acabado de cavar.
    —Vamos, ¡Magmar, entra en un agujero!
    Magmar se metió dentro de un agujero.
    —¡Llamarada!
    Y Magmar, bajo tierra, usó llamarada, saliendo llamaradas de cada agujero. Estas llamaradas envolvieron a Burmy, que se protegió nuevamente, rodeándose de una esfera de fuego.
    —¡Acaba con bucle arena, Hippopotas!
    Un remolino de arena rodeó la esfera de fuego, y fue disipando poco a poco las llamas, creando un remolino de arena con destellos naranjas que se extendieron por el escenario. Cuando el bucle arena se terminó, Burmy cayó al suelo sobre los hombros de Magmar, y este se subió a lomos de Hippopotas. Los tres saltaron a un agujero, y la arena del escenario fue desapareciendo poco a poco, absorbida por Hippopotas. Cuando quedó limpio el escenario, en el centro estaban los tres pokémon haciendo su pirámide, bañados en arena, simulando ser una gran estatua.
    El público aplaudió.
    Los pokémons se sacudieron y saludaron, esperando con ansias la puntuación.
    Los jueces comenzaron a dar sus puntos.
    —8— dijo una juez.
    —7— dijo un juez.
    —7—anunció otro de los jueces.
    —Otro 7— expuso el cuarto juez.
    —Yo le doy un 6— dijo Eric. Melly se sobresaltó—. Lo has hecho muy bien, pero puedes mejorar muchísimo. A tu actuación le falta simplemente algo de… brillo, de luz. Ha sido muy elegante, pero demasiado apagada para mi gusto. Pero vas por buen camino.
    —35 puntos de 50— explicó la presentadora—. Veamos la valoración del público.
    En pantalla, tras unos segundos, apareció un número 40. En total, sumaban 75 puntos; Melly quedó clasificada en quinto lugar.
    Acabó la primera ronda, y la presentadora apareció en la pantalla de la sala de espera, explicando la segunda ronda.
    —Muy bien, clasificados. Enhorabuena. Como explicamos antes, el que ha obtenido la mayor cantidad de puntos, Kyle, pasará directamente a semifinales. Bien, en esta ronda se enfrentarán dos coordinadores contra otros dos, y las parejas serán elegidas al azar. Sólo se podrá usar un pokémon por coordinador, y si uno de los dos pokémons de una pareja pierde, ambos coordinadores perderán. A continuación, ¡veamos las parejas! Tendrán media hora para prepararse.
    En pantalla comenzaron a salir las parejas. Melly se estremeció al ver a su compañero. Desde lejos, Mask le sonreía.
    Ella y Mask, luchando juntos. Estaba algo asustada.
     
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    Pues yo igual [?]
    Tengo muchas ganas de ver ese combate...
    Le doy la razón a Eric en cuanto a la actuación de la coordinadora, sí es cierto que le faltó algo.

    Se te escapó algún que otro error, recuerdo que escribiste ''Dagmar'' en lugar de ''Magmar''.

    Siento no comentar mucho más, eh... asuntos personales, pero el capítulo me ha gustado ^^U
    ¡Pikapi!~
     
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    Nova, aventuras en la nueva tierra pokémon
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    CAPÍTULO 18: Revancha (Byron)

    El entrenador y su Kirlia caminaban atravesando el gran Monte Corona. Pasaban por debajo de él, a través de una húmeda cueva.
    —Mira Kirlia, ¡un riachuelo subterráneo!
    El agua fluía con calma. Era un pequeño río que cruzaba el monte. Kirlia y Byron admiraron la natural belleza de la zona. Simple, pero sereno y lleno de paz, el río transmitía calma.
    Entonces Kirlia vio algo que era arrastrado por la corriente. Algo azul con adornos naranjas, ¡un huevo!
    —¡Kirrr! — advirtió el pokémon.
    Byron miró a su pokémon y vio que señalaba al río. Al ver aquel huevo, corrió hacia él para rescatarlo.
    El huevo estaba cálido, y se movía. No debía faltarle mucho para su eclosión. Byron lo cogió entre sus brazos y dijo:
    —Debe haberse extraviado. Nos lo llevaremos. ¿Estás de acuerdo, Kirlia?
    Kirlia asintió.

    Así, Byron abandonó el Monte Corona, acompañado de Kirlia y con el huevo entre sus brazos.
    Atravesaban ya una ruta llana y sin apenas vegetación. La ruta les conduciría a Pueblo Orégano (C. Corazón), donde harían un alto en el camino antes de seguir hasta el próximo gimnasio.
    A pesar de la escasa vegetación de la zona, era sorprendente el número de pokémons bicho que transitaban por allí. Desde Combees y Beedrils hasta Beautiflys y Buterfrees, pasando por otros bichos como Venonats, Burmys y Sewaddles. Todos los bichos parecían dirigirse hacia algún lugar en concreto, caminando en la misma dirección en que caminaba Byron.

    Tras algún tiempo de camino, llegaron al pequeño pueblecito, cuyo aroma era tentador desde el primer momento. Se notaba que allí se preparaban grandes platos; pueblo Orégano era reconocido por ser uno de los mayores núcleos en restauración y alimentos de Nova. Allí se encontraban grandes chefs, numerosos restaurantes de calidad y allí se hacían los mejores pasteles.
    El pueblo entero daba apetito. Byron pensó que el olor de los pasteles y los múltiples alimentos era lo que atraía a los bichos. Éstos entraban en el pueblo deseosos de encontrar comida. A la gente parecía no importarle que los bichos entrasen, es más, muchos niños jugaban con ellos y muchos restaurantes les daban las sobras de sus alimentos.
    Aquel pueblo era pura paz.

    Un chico almorzaba tranquilamente en la terraza de uno de los restaurantes, el “Gallant”, famoso restaurante de cinco tenedores. Byron pensó en probar algún plato de ese restaurante, era algo obligado habiendo pasado por allí. Él y Kirlia tomaron asiento en la terraza, en la mesa de al lado de aquel chico. Byron lo miró mientras degustaba un suculento plato. Lo conocía, era…
    —¡Sully! — dijo Byron levantándose de la mesa.
    Sully alzó la vista de su plato, y dijo con la boca llena:
    —¡Pero Byron, qué sorpresa! ¿Vas a ciudad Marea?
    Byron asintió. Suly miró fijamente a Kirlia.
    —Veo que Ralts ha evolucionado— comentó—. ¿Y ese huevo?
    Byron sonrió.
    —Sí. Kirlia es muy fuerte. Oh, y el huevo lo he encontrado hace poco, estaba extraviado.
    Sully rió suavemente.
    —También hay algunos cambios en mi equipo— Sully cogió tres balls y sacó a sus pokémons—. Te presento a mi equipo pokémon.
    Tepig y Abra habían evolucionado, y ahora eran un Pignite y un Kadabra. Además de eso, un Drifloon con aspecto despistado flotaba junto a ellos.
    Byron admiró a los pokémons de Sully y sacó a los suyos.
    —Así que tienes un Aerodactyl, ¿eh? —dijo Sully—. Oye, ¿te apetece una revancha?
    Byron sonrió desafiante.
    —Cuando quieras. ¿Tres contra tres?
    —Tres contra tres.

    El combate iba a comenzar. Sully escogió a Drifloon y Byron a Aerodactyl.
    —¡A ver qué sabe hacer Aerodactyl! —gritó Sully.
    —Je. ¡Roca afilada!
    Aerodactyl hizo que del suelo brotaran rocas afiladas que rasgaron a Drifloon.
    —Bien, Drifloon, ¡bola sombra!
    Una bola de tinieblas impactó contra Aerodactyl, que soportó el ataque con entereza.
    —¡Derribo, Aero!
    Aerodactyl se lanzó contra Drifloon, pero para la sorpresa de Byron, lo atravesó, sin herirlo.
    Sully rió.
    —Drifloon es de tipo fantasma—explicó— Es inútil atacarle con un ataque normal.
    Byron pensó qué podía hacer, y una vez decidido, dijo:
    —Aerodactyl, ¡avalancha!
    Arrojó un montón de rocas contra Drifloon, que respondió con un tornado. El tornado detuvo las piedras y las arrojó contra Aerodactyl, que cayó al suelo, malherido.
    —Aero, ¡levanta! ¡Vamos, roca afilada!
    —Drifloon, ¡mismodestino!
    Las rocas afiladas aniquilaron a Drifloon, al que le brillaron los ojos antes de caer. Al instante, Aerodactyl se debilitó, por el efecto de mismodestino.
    —Grr…— gruñó Byron— ¡Adelante, Litwick!
    —Sal, Kadabra.
    Ambos pokémons dieron un paso al frente. El pequeño Litwick miró a Kadabra con envidia: él no había evolucionado desde su último enfrentamiento pero Abra si lo había hecho.
    —¡Bola sombra, Lit!
    —Tú también.
    Ambas bolas sombra chocaron, consumiéndose en el aire.
    —¡Litwick, pirotecnia!
    —¡Kadabra, teletransporte!
    El fuego de Litwick casi impactó en Kadabra, que se teletransportó detrás de su oponente y lo golpeó duramente con un puño trueno.
    Litwick se levantó del suelo.
    —Bien, Lit, ¡fuego fatuo!
    Las clásicas llamitas azules envolvieron a Kadabra, introduciéndose en su cuerpo. La pierna izquierda de Kadabra comenzó a arder.
    —¡Kadabra! —dijo Sully, pensando qué podría hacer.
    De nuevo estaba acorralado. Kadabra no podía moverse con destreza por la quemadura, y el ataque de Litwick era inminente. ¿Tal vez otro teletransporte? ¡Era la única opción!
    —¡Teletransporte!
    Byron sonrió.
    —Litwick, infortunio hacia atrás.
    Nada más reaparecer Kadabra, el infortunio hizo que se estremeciera de dolor, cayendo debilitado. Sully se quitó el sudor de la frente al tiempo que regresaba a su pokémon.
    Aún no estaba todo perdido.
    —¡Pignite, a por él!
    —“¡No podrá hacer nada contra Litwick!—pensó Byron—. Como la otra vez… un ataque fuego sería absorbido, y un ataque normal o lucha no le haría nada. ¡Perfecto! Esperaré a ver que hace”.
    —¡Buena baza! —gritó Sully.
    Con la mano bañada en tinieblas, Pignite empujó a Litwick, que cayó al momento.
    Sully sonrió de nuevo.
    —Es un ataque de tipo siniestro, ¡entrené a Pignite para que lo aprendiera! Estaba todo pensado, Byron— rió suavemente.
    —Un chico listo— dijo Byron regresando a Litwick e indicándole a Kirlia con un gesto que era su turno de combatir—. ¡Kirlia, psíquico!
    —¡Nitrocarga!
    A Kirlia no le dio tiempo a preparar su ataque cuando ya había recibido el golpe de Pignite, bañado en llamas.
    —Kirlia, vamos, ¡tú puedes! ¡Psíquico!
    —¿Otra vez? ¡Pues Nitrocarga de nuevo, Pignite!
    —“Usar su estrategia contra él. Ahí está la clave—pensó Byron— Cómo decía papá…”— hablando: — ¡Teletransporte!
    Kirlia desapareció y apareció de nuevo tras Pignite.
    —¡Ahora, psíquico!
    Esta vez Pignite fue elevado por los aires, y la energía psíquica lo debilitó bastante. Cayó al suelo muy malherido.
    —Pignite, ¿puedes seguir?
    El pokémon fuego se levantó a duras penas.
    Byron vio la victoria frente a él.
    —¡Onda voltio!
    —¡Lanzallamas!
    Los ataques chocaron, pero Pignite estaba cansado, y su llama comenzó a perder frente al rayo de Kirlia.
    —¡No vamos a perder! ¡¡Golpe Calor!!
    Pignite, con su cuerpo más rojo de lo común, irradiando calor, comenzó a avanzar sin cesar su lanzallamas. Corrió usando todas sus fuerzas, y el onda voltio acabó impactando en él, pero eso no lo frenó: siguió corriendo, soportando el ataque, y cuando llegó a Kirlia le propinó un fuerte placaje que hizo que éste cayera al suelo, levantando mucho polvo.
    Ambos entrenadores miraban ansiosos la nube de polvo, deseando que se disipase para saber quien había vencido. Cuando se disipó, ambos pokémons estaban en el suelo, debilitados.
    —Empate— suspiró Byron.
    —Eso parece—confirmó sonriente su rival.
    Una sana rivalidad entre amigos. Enfrentándose, los dos crecen como entrenadores y como personas. Ahora ha sido un empate, pero, ¿cómo quedará el siguiente encuentro? Algún día uno de ellos demostraría su superioridad frente al otro. O no. ¿Quién sabe? Quizá su rivalidad dure para siempre. El caso es que Sully y Byron se dieron la mano, deseándose lo mejor el uno al otro y separándose sus caminos una vez más.
     
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    Si es que por algo amo este tipo de rivalidades, no sé, me gusta que intenten superarse el uno al otro pero sin pelear ni discutir ni nada por el estilo x3
    El combate me ha gustado bastante, y eso de que termine en empate lo hace interesante. Espero leer más enfrentamientos de estos dos chicos, aunque es seguro que se volverán a encontrar.
    Buen capítulo, como siempre, aunque algo corto. Además te resaltaré algo sobre el uso del guión largo:
    ¿Ves? El segundo se pega a las palabras del narrador, aunque se separa de las del personaje; recuérdalo.

    Mira un momento hacia atrás; tiene que ser curioso ver cómo avanza tu fic, y lo mucho que ha evolucionado el argumento desde el primer capítulo. Personalmente jamás lo he sentido, pero tiene que ser una sensación increíble, a mi parecer. Te digo esto porque me alegra que le pongas tanto empeño, y quiero animarte a que sigas así... piensa en lo que sentirás cuando lo termines, aunque para eso aún falte parte del camino.
    Espera, creo que me he puesto demasiado sentimental. El caso es que... ¡publica pronto! ;D
    ¡Pikapi!~
    PD. ¿Cuándo volveremos con mi prota favorito? ;__;
     
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    MrJake

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    CAPÍTULO 19: ¿Qué hacer? (Jake)

    Zoroark estaba sentado en una cómoda silla, junto a su dueño Jake, que se sentaba en una silla a su lado. Más que sillas, eran tronos. Tronos situados en el centro de una sala redonda, con un techo en forma de cúpula y paredes acristaladas.
    Como siempre, tranquilidad. No solía haber mucho que hacer. Jake estaba meditando con la cabeza echada hacia atrás en su trono. Miró a Zoroark, que lo estaba mirando, como si pudiese leer su mente.

    ***FLASHBACK***

    Despertó muy nervioso, había tenido una terrible pesadilla. Pero, ¿dónde estaba? Lo último que recordaba era que había salido con sus padres en coche, y se quedó dormido. Y ahora, se despierta en un lugar con apariencia tranquila, como un claro en un bosque, con una cascada de fondo y sobre una cómoda cama de hojas.
    El pequeño Jake miró a su alrededor, buscando una explicación.

    Un pequeño pokémon negro se acercó a él junto a otro verde, que levitaba.
    —¿Dónde estoy? — preguntó Jake—. Me duele todo.
    El pokémon verde, sin mover los labios, tal vez por telepatía, dijo:
    —Estás en el limbo, yo te he traído aquí. Tuviste un accidente e ibas a morir, así que te traje aquí para que no te pasase eso. Este sitio es un paraíso, aquí el tiempo no pasa, y tus heridas sanarán —sonrió.
    Jake miró a su brazo, donde tenía varios rasguños y otras heridas más profundas. Igual en sus piernas, y por todo el cuerpo.
    —¿Y papá y mamá?
    Celebi miró a Zorua. Agachando la cabeza, explicó:
    —Lo siento. No podía salvaros a los tres.
    —¿Están muertos? —dijo el niño, brillándole los ojos.
    Celebi asintió lentamente. El niño dejó caer algunas lágrimas.
    Después lloró con más intensidad.
    Zorua se acercó al niño y comenzó a acariciar sus pies con la cabeza. Jake lo miró, y este sonreía, tratando de consolarle.
    —Aquí sólo hay pokémons —dijo Celebi—. Eres el único humano de la zona. Podrás estar aquí todo el tiempo que quieras. No crecerás, aquí vivirás por siempre. Pero también podrás irte cuando desees. Sólo dímelo. Cuando tus heridas sanen, podrás irte.
    Jake frunció el ceño.
    —Quiero irme ya, con mi hermanito.
    El pokémon planta se posó en el suelo, dejando de levitar.
    —No puedes irte ya. Si te vas antes de que se te curen las heridas, morirás.
    —Pero, ¿y mi hermanito?
    —Tu hermanito estará bien, estoy seguro —sonrió Celebi—. Ahora lo más importante es tu salud.
    Zorua miró al niño. Estaba en un estado de shock extraño. No podía salir de ahí, no aún. No podía ver a su hermano, y sus padres habían muerto. Zorua lo comprendía tan bien… a él le pasó algo parecido. Perdió a su familia, y estuvo solo. Solo por el mundo, hasta que Celebi lo rescató.

    ***FIN DEL FLASHBACK***

    —¡Jake! —gritó un hombre que irrumpió en la sala, interrumpiendo los pensamientos de Jake y Zoroark. Era un hombre alto, fornido y de piel muy morena. Su voz era muy ronca y apagada—. Han venido esos Neutrón. Quieren verte, ¡están entrando por la fuerza!
    —Mierda, ¿qué querrán?
    —Los demás se están encargando de ellos —explicó—. No son más que reclutas.
    Jake miró a su pokémon y ambos asintieron. Comenzó a andar, en dirección a una pequeña plataforma que hizo de ascensor, llevándolo abajo. En la entrada del edificio, unos reclutas se encaraban a tres personas más. Jake dijo que se apartasen y sus tres aliados se echaron a un lado. Jake, seguido de Zoroark, andó hasta situarse frente a frente con un recluta.
    —¿Qué queréis?
    El recluta con el que se encaró se echó hacia atrás, intimidado. Dijo, con voz temblorosa:
    —Ehh, tenemos a la traidora, ¡la que te ayudó a escapar! Tenemos a la científica Nancy, ¡a la traidora!
    Otro recluta habló por su compañero.
    —La hemos atrapado, y está bien encerradita. Si no quieres que le hagamos daño, ¡dinos dónde está Celebi!
    Jake enarcó las cejas. Realmente la situación era jocosa.
    —Vamos a ver —dijo entre risas—. Primero, esa Nancy no es una traidora, ¡al revés! Ella me traicionó a mí. Segundo, no sé donde está Celebi, y si lo supiese no os lo diría, y mucho menos poniendo como trueque a esa traidora. ¿Estáis locos?
    —No —dijo una voz que avanzó entre los reclutas, hasta quedar frente a Jake—. Tú verás, si quieres que le hagamos daño a la chica. Ella te salvó, ¿qué tontería es esa de que te traicionó?
    —Poseidón —contestó Jake—, no me la das.
    Poseidón comenzó a reír.
    —Ah, claro, ¡ya lo entiendo! Crees que te traicionó porque tenías un localizador que alguien te había puesto y el que tu nos pusiste cayó al mar, ¿me equivoco? Ja ja ja, no es así, amigo —la voz de Poseidón era serena y tenía un tono burlesco—. Te explico: ¿recuerdas cuando huiste de la guarida, la última vez? Yo te traté de cortar el paso, ¿no? Y tu Zoroark lanzó un bola sombra para levantar un humo, y tú, con tu mente brillante, me pusiste un localizador discretamente. Lo que no sabías es que yo soy más listo que tú. Y cuando tú me pusiste ese chip, yo ya os había puesto uno a ti y a la traidora. Y lógicamente, comprobé que no habías tenido mi misma idea —se colocó bien su sombrero—. Así que te pillé, y quité el chip que me habías puesto, amigo. Y, por si acaso, advertí a mis compañeros. Así era: ¡a Zeus también! No te discuto que seas bueno, no señor. Pero yo soy mejor.
    La información se apelotonó en la cabeza de Jake. ¿Entonces, Nancy no lo traicionó? ¿Será verdad? Podría correr peligro…
    —Sé que tu fuerte sentido de la justicia no va a quedarse quieto al ver esto —sacó una pequeña pantallita.
    Jake miró la pantalla. En ella se veía a Nancy llorando, enjaulada. Recibía descargas eléctricas que la hacían estremecerse. Gritaba algo, pero la imagen carecía de sonido.
    Jake se mordió el labio.
    —¿Y bien?
    No podía hacer nada. No iba a decir dónde estaba Celebi, pero… ¿dejaría que la pobre Nancy sufriera tanto?
    —No sé donde está Celebi.
    Poseidón afirmó con la cabeza.
    —Sí lo sabes. Claro que lo sabes. El equipo Neutrón sabe muchas cosas de ti, Jake. Pero oye, tómate tu tiempo. Puedes quedarte esto —le dio la pantalla—. Así verás lo bien que se lo pasa Nancy. Cuando decidas si quieres decirnos donde está Celebi, le das a ese botón y hablarás conmigo —guiñó un ojo de manera malévola—. Última tecnología.
    Jake volvió a negar con la cabeza.
    —No os voy a decir nada.
    —Bueno —dijo Poseidón—, realmente no te necesitamos. Una chica tan buena como Nancy, que se ha arrepentido de trabajar para una malvada organización, que ha ayudado a un hombre que lucha por la justicia, una chica pura… cuando esté en las últimas, el bueno de Celebi aparecerá para salvarla y llevarla al Limbo, ¿no? Entonces lo atraparemos. Y ya Nancy no nos servirá para nada. Y tú, tú no salvarás ni a Celebi ni a Nancy —se dio media vuelta—. Te lo repito, Jake. Piénsatelo.
    Y se marchó, con su patrulla, caminando con tranquilidad.
    Jake se quedó sin palabras. Sus compañeros se le acercaron, buscando comprender lo que pasaba. Paro Jake no dio explicaciones. Lo único que hacía era preguntarse cómo podía el equipo Neutrón saber que el conoce el paradero de Celebi, saber de la existencia del Limbo, y de cómo Celebi ayuda a quien lo necesita y lo merece.
    ¿Qué hacer? Poseidón tenía razón. Iban a cazar a Celebi, de una forma o de otra. Y si no lo decía, Nancy… pero, ¿no hay otra solución? Tenía que haberla.
    Entonces miró a la pantalla. Nancy lloraba, sufría. Le estaban haciendo daño, lo estaba pasando mal.

    Zoroark miró a su dueño y sonrió. ¿Tenía un plan?
    —¿Sabes qué hacer, Zoroark?
    Zoroark asintió.
     
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    A Thunderbird

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    ¡Saludos!
    Maldito Poseidón... y pobre Nancy, porque la verdad nunca creí al cien por cien que pudiera ser una traidora =/
    Quisiera conocer el plan de Zoroark, pero sea cual sea ojalá les salga bien.

    Por otra parte, se te escapó alguna que otra tilde:
    No sé si pudiera haber más, pero creo que no.

    Otro gran capítulo con mi protagonista favorito, espero leer pronto el siguiente <3
    ¡Pikapi!~
     
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    MrJake

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    CAPÍTULO 20: ¡Concurso de Nueva Porcelana! (Parte 2) (Melly)

    Melly se reunió con el enigmático hombre de la máscara en la sala de entrenamiento. Era hora de preparar su actuación.
    Mask se apoyó en una pared, mirando siniestramente a Melly. Ella estaba algo asustada, ese hombre le daba mucho miedo.
    A través de la siniestra máscara negra se podían ver dos ojos de un color rojizo, dos ojos siniestros que la miraban fijamente.
    —Bueno —comenzó a hablar Melly—. ¿Cómo vamos a hacer la actuación? ¿Qué… qué pokémon vas a usar?
    Mask siguió con la mirada a Melly, y contestó con voz apagada:
    —Bisharp.
    —Ajá —contestó Melly—. Pero, ¿no crees que sería mejor usar a tu Cofagrigus? Podríamos combinar sus bolas sombras con el fuego de Magmar.
    Mask negó con la cabeza.
    —No. Bisharp. Usaré a Bisharp.
    —Vale —dijo atemorizada Melly—. Pues yo usaré a Hippopotas.
    —No —contestó secamente Mask—. Tú, a Burmy. Está todo pensado. Ganaremos, destrozaremos.
    Melly miró asustada a Mask, que cerraba con fuerza su puño mientras hablaba.

    Eran seis coordinadores. Por azar, se seleccionaron parejas de dos. Una pareja contra otra, y la pareja ganadora se enfrentaría a la pareja restante. ¿Cómo se decidía qué parejas combatían dos veces y qué pareja sólo lo hacía una vez? Por los puntos de la primera ronda. La pareja que sumase más puntos tendría la indiscutible ventaja de combatir sólo una vez, lo que se traduce en más posibilidades de pasar a la semifinal.
    Melly y Mask eran los que sumaban más puntos.

    Llegó la hora del combate. Melly y Mask, con Burmy y Bisharp, respectivamente. Contra ellos, Un hombre con su Mr Mime y otro con un Sudowoodo.
    La batalla por la semifinal estaba a punto de comenzar.
    —¡Aquí viene el último combate de la segunda ronda! —anunció la presentadora—. La pareja ganadora pasará a semifinales. ¡Recuerden que los perdedores se enfrentarán entre ellos en un combate uno contra uno para decidir quién de los dos ocupará la cuarta plaza de la semifinal! ¡Y ahora, prepárense para combatir!

    Mask sonrió detrás de su máscara, miró a Melly, esperando que cumpliese con su parte de la actuación.
    —Bien —dijo ella poco convencida—. ¡Burmy, protección!
    El bicho se rodeó de una esfera protectora.
    —Bisharp —ordenó Mask—, bola sombra sobre el bicho, y luego doble equipo.
    El bola sombra rodeó a Burmy, que pareció un bola sombra gigante. Acto seguido, muchos clones de Bisharp rodearon el escenario. Uno de ellos golpeó al Burmy rodeado de sombras, arrojándolo como una pelota contra Mr Mime, hiriéndolo, y rebotando en él. La pelota sombría regresó a otro clon de Bisharp, que la volvió a golpear, dando en Sudowoodo. Volvió a rebotar la pelota, y así, otro clon de Bisharp la impulsó nuevamente.
    Como si de un juego de pelota macabro se tratase, repitieron el proceso hasta que los puntos de Mr Mime y Sudowoodo llegaron a 0. No pudieron hacer nada. El siniestro volley-ball acabó con ellos.

    —Y, ¡ganaron Mask y Melly! — anunció sorprendida la presentadora—. Vaya, una enigmática actuación.

    Así, en un abrir y cerrar de ojos, Melly pasó a la semifinal.
    De los dos derrotados ganó el dueño de Mr Mime. En la semifinal estaban ahora Kyle, que pasó directamente por su flamante actuación, el siniestro Mask, Melly y el hombre de Mr Mime.
    Los combates eran ahora triples. Un coordinador contra un coordinador, usando a sus tres pokémon en conjunto.
    A Melly no le costó trabajo derrotar al hombre del Mr. Mime. Pasó, orgullosa de sí misma, a la final.
    Pero antes de la final, tenía que conocer a su oponente. Vio ensimismada el combate entre Mask y Kyle. Uno de los dos sería su rival.
    Mask dirigía un macabro escuadrón de pokémon. El ya conocido Cofagrigus, Bisharp, y a un Spiritomb, que se escondía ahora en su piedra. .
    En el lado de Kyle, su Infernape, quien Melly consideró como su primer pokémon, y sus Swanna y Manectric, ambos con una enorme elegancia.

    El combate comenzó.
    Kyle sonreía bajo su gorra azul, brillándole sus ojos verdes.
    —¡Vamos, chicos! ¡Onda Hidroeléctrica!
    ¿Pero qué?, se preguntó Melly. ¿Onda hidroeléctrica? ¿Eso era un ataque?
    Infernapelanzó un onda certera, al cuál Swanna arrojó un hidropulso y Manectric un rayo. Así, la onda certera se rodeó de un halo acuático cubierto de chispas.
    —Protección, cofagrigus.
    Cofagrigus detuvo en seco la onda.
    —Rómpela, Bisharp. Spiritomb, tú usa pulso umbrío.
    Bisharp usó cuchillada y fragmentó la onda hidroeléctrica. Después, saliendo de su piedra, Spiritomb usó pulso umbrío, que arrastró los trozos de onda contra el equipo de Kyle.
    —¡Swanna, vuela! ¡Montarse en ella, Infernape y Manectric!
    Eso hicieron. Swanna evitó fácilmente los ataques.
    —Acrochispa —dijo Kyle sonriendo.
    Infernape, cuando Swanna lo llevó justo sobre los pokémons de Mask, saltó sobre ellos agarrando a Manectric. Cayeron sobre Cofagrigus, y justo antes de impactar, Infernape usó acróbata, y pareció evaporarse. Manectric, que ya no era agarrado, usó chispa, atontando a Cofagrigus.
    De repente, Infernape apareció, impulsándose sobre Cofagrigus. Hizo una pirueta en el aire y golpeó con una patada a Bisharp, haciendo que se cayese de espaldas.
    —Grrr— gruñó Mask— ¡Usad todos bola sombra sobre ese mono!
    Kyle vio la victoria ante sus ojos.
    —¡Infertnado!
    Swanna, desde el aire, usó tornado sobre Infernape, haciendo que las bola sombras saliesen disparadas por el aire. De repente el torbellino comenzó a volverse rojo, irradiando fuego. El huracán fogoso arremetió contra los pokémons de Mask, levantándolos por los aires.
    —Acaba con Tornado Osado, Swanna.
    Swanna giró sobre sí mismo en el aire, rodeándose de un tornado. Embistió después contra los tres pokémons en un fortísimo pájaro osado. Los tres cayeron debilitados.
    Swanna aterrizó, y se colocó junto a sus compañeros. Haciendo una reverencia, Kyle dijo:
    —He aquí el poder de Infwannectric.
    El público aplaudió entusiasmado. Una brillantísima actuación.

    Así que Kyle era el rival de Melly en la final del concurso.
    Ella estaba esperando el momento impaciente en la sala de espera. Era uno contra uno, usando un solo pokémon. Su oponente se le acercó, sonriente. Infernape le seguía.
    —¡Enhorabuena por llegar a la final!
    Melly le sonrió, después de darle las gracias.
    —Tu actuación ha sido brillante—alabó Melly—. Esos ataques combinados son la bomba. ¿Llevas mucho tiempo siendo coordinador?
    El emitió una breve carcajada.
    —Bueno, técnicamente no sólo soy coordinador. También soy entrenador —enseñó un estuche en el que lucían brillantes dos medallas—. Soy un “chico polifacético”.
    Melly se rió, y su risa fue acompañada por la risa de Kyle. Cuando pararon de reír, Kyle miró, muy de cerca, los ojos de Melly. Ella se sonrojó y apartó la mirada.
    —¿Hacemos un trato? — propuso Kyle.
    —¿Qué trato?
    Él sonrió. Su blanca sonrisa era encantadora a los ojos de la coordinadora.
    —Te propongo dos opciones. ¡Pero tienes que aceptar el trato primero!
    Melly se acarició el pelo, y asintió, divertida.
    —Si gano, te acompañaré en tu viaje. Y si ganas tú, te acompañaré en tu viaje, ¿trato hecho? — dijo extendiendo la mano.
    Melly se quedó paralizada ante aquella propuesta. Sin pensarlo demasiado, le dio la mano a Kyle, diciendo, esta vez muy seria.
    —¡Que gane el mejor, pues!
    Él sonrió, también muy serio.

    Los dos coordinadores entraron en la arena. El combate iba a empezar. Swanna fue el pokémon escogido por Kyle, mientras que Melly decidió escoger a Burmy.
    —Swanna —empezó Kyle—, ¡bombas hielo!
    A la coordinadora le desconcertaba la extraña manera que tenía Kyle de ordenarle a sus pokémons usar movimientos. Swanna usó rayo burbuja hacia el techo, justo por encima de Burmy. Melly miraba sin comprender bien.
    A continuación usó un rayo hielo que congeló las burbujas. Como bolas heladas, comenzaron a precipitarse sobre Burmy.
    —¡Oh! —exclamó Melly—. ¡Protección, rápido!
    Y evitó el ataque por los pelos.
    Kyle miró a Burmy alzando la parte derecha de su boca en una sonrisa picaresca.
    —Lluvia afín.
    Swanna levantó un viento afín al tiempo que ejecutó danza lluvia. El viento soplaba fuerte en contra de Burmy. Las gotas de lluvia le golpeaban fuerte en la cara. Burmy no podía concentrarse.
    —Otra vez, Swan —dijo Kyle sonriente—, ¡bombas hielo!
    Esta vez sí que dio el ataque en su blanco. Burmy no pudo protegerse; no podía hacer nada por culpa del viento y la molesta lluvia. Las esferas heladas golpearon fuertemente contra Burmy. Estaba herido.
    —Swanna, ¡acabemos con esto! —los puntos de Melly estaban a sólo ¼, mientras que los de Kyle estaban al completo—, ¡tornado osado!
    Ejecutó la conocida estrategia, con una velocidad aún mayor por el viento que soplaba a su favor. Estuvo a punto de impactar en su objetivo. Melly prácticamente se había rendido. Pero Burmy no.
    Burmy se levantó, usó protección con todas sus fuerzas y detuvo en seco a Swanna, que se chocó con la barrera mágica, bajándose los puntos de Kyle un poco.
    —Burmy…—dijo Melly.
    —¡Buuuuuuur!
    El cuerpo de Burmy brillaba. Una esfera de luz comenzó a rodearle, haciéndolo flotar en el aire. La esfera se rompió bruscamente, y ahora Burmy ya no era el pequeño pokémon que se limitaba a protegerse. Ahora, Burmy era un flamante Mothim.
    —¡Ha evolucionado! —exclamó Kyle.
    Melly tenía los ojos brillando, mirando a su Burmy evolucionado.
    —¡Moooth!
    Mothim usó un potente psicorrayo que impactó en Swanna. Los puntos de Kyle bajaron a la mitad.
    —¡Swanna, acua pulso!
    Swanna se rodeó de un acua aro al tiempo que lanzó un hidropulso.
    —¡¡Mothim, rápido, poder oculto!!
    Varias esferas golpearon la onda de agua, congelándola.
    —“¡Es de tipo hielo! —pensó Melly—. Es perfecto. ¡Cómo hizo Nadia con Manaphy la última vez!” —habló— ¡Poder oculto contra el acua aro de Swanna!
    Mothim lanzó un poder oculto contra Swanna. El pokémon y el halo de agua que lo rodeaba quedaron congelados, dándole así la victoria a Mothim y Melly.
    —No me lo puedo creer— suspiró Melly—. ¡¡Hemos ganado!! —exclamó abrazando a Mothim.
    Kyle sonrió, a pesar de haber perdido.
     
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    MrJake

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    He aquí otro capítulo especial sobre el Equipo Neutrón. En este capítulo se desvelará algo muy importante... Disfrútenlo ;)

    CAPÍTULO 21: Los Titanes (Eq. Neutrón)

    Una nueva recluta había entrado al equipo Neutrón. Miraba a su alrededor, en la base principal, sin comprender muy bien qué tenía que hacer.
    Suerte tuvo de encontrarse con otro recluta, algo más veterano.
    —Perdona, ¿puedo ayudarte? Te veo un poco perdida.
    Ella se rascó la cabeza, avergonzada.
    —Gracias. Soy nueva aquí, y no sé ni a dónde tengo que ir, ni que debo hacer. Nada.
    El recluta sonrió.
    —Por tu uniforme veo que eres de la patrulla terrestre. Te ha tocado Deméter de jefa, ¿eh?
    Ella pareció no entender nada.
    —Verás —explicó él—, somos cuatro patrullas, ¿sí? La terrestre, la aérea, la marítima y la subterránea. Bueno, y los científicos, esos van aparte. Cada una está liderada por un comandante: Deméter, Zeus, Poseidón y mi jefe, Hades. Tú eres de la terrestre, y yo de la subterránea.
    —Ajá. ¿Y qué diferencia hay entre tú y yo? ¿Hacemos cosas diferentes?
    —Por lo general, no. Las diferencias son, básicamente, que a cada uno de nosotros nos asignan unos determinados pokémons según nuestra patrulla. Tú, por ejemplo: los de tu patrulla usan pokémon planta y tierra, principalmente, además de pokémons normales; esos los usamos todos.
    Ella agachó la cabeza.
    —Esto es muy complicado. ¡Está todo tan estructurado!
    El recluta masculino se rió.
    —Me recuerdas a un compañero de mi patrulla. Hace muchas preguntas.
    —¿Y qué tengo que hacer, ahora? —preguntó ella.
    —Pues, hasta que no se te de una orden, nada.
    —Ya veo.
    Él miró al techo, pensativo.
    —Tienes razón —continuó explicando— en eso de que todo está muy estructurado en el equipo. Las patrullas, los rangos, todo. Tenemos varias bases. Cada patrulla tiene un vehículo oficial, y a cada una la dirige un líder. Luego, el tema de los rangos. Nosotros, soldados, somos lo más bajo en el equipo. Por encima nuestra están los administradores, algo así como soldados superiores. Luego los comandantes, y ya por último… los Titanes.
    —¿Titanes?
    Él asintió lentamente.
    —Titanes. Los mandamás del equipo. Nunca he tenido la “suerte” de ver a uno en persona. Pero aunque se diga que los tres mandan por igual, es uno de ellos quien lleva el cotarro. He visto como mi jefe ignoraba a Cronos, uno de los Titanes, como si nada. Pero, es simplemente oír el nombre de otro Titán, y el jefe Hades se estremece. Estoy seguro de que el tal Apolo es realmente quien dirige todo.
    —¿Y el tercer Titán? —preguntó con curiosidad la joven.
    —Oh, es una mujer. No recuerdo su nombre en clave. Creo que era Hera, ahora mismo no estoy seguro.
    —Ya veo, ya. Así que ellos tres son los que dirigen todo.
    —Bueno —siguió él—, cada uno cumple también una función determinada, creo. Normalmente es Cronos quien dirige a los comandantes. La tal Hera creo que dirige a los científicos, y es el enigmático Apolo quien crea los planes y selecciona a los nuevos miembros —comenzó a reirse—. ¡Aún recuerdo el cabreo que cogió Hades el día que contrataron a esos hermanos ladrones!
    Ahora unos hermanos ladrones. Demasiadas cosas en la cabeza tenía la joven recluta.
    —¿Y qué solemos hacer nosotros?
    —¿Nosotros? Lo que nos manden.
    —Ya, pero, ¿cuál es nuestro objetivo?
    Meditó un momento la respuesta. Su compañero, el de las preguntas, le preguntó lo mismo en otra ocasión. Sabía cual era su objetivo, pero no sabía en que consistía.
    —La Ofrenda —dijo en una especie de suspiro—. Y no me preguntes que es, porque no lo sé. Pero tiene algo que ver con los pokémon legendarios. Al fin y al cabo, los estamos capturando. Ya tenemos a unos pocos… creo que unos quince, más o menos.
    Ella enarcó las cejas.
    —¡¿Quince?! ¿Tantos?
    —Y no pararán hasta tenerlos todos. Todos, absolutamente todos.

    La sala de reuniones. Los tres comandantes, “menores”, según Hades, se reunían en ella.
    —Ahora, ¿qué? —dijo Zeus— ¿Tenemos nueva orden?
    Deméter se acarició el pelo.
    —Es cuestión de esperar, ¿verdad, Pose?
    Poseidón asintió.
    —En breve, sabremos de la localización de Celebi. Estoy seguro.
    Hubo un rato de silencio. Un silencio que rompió un forzado suspiro de resignación por parte de Zeus.
    —Ese Hades es una máquina, después de todo. Hay que reconocerlo, ¡el tío tiene un don!
    —No todo el mundo puede leer la mente de la gente con solo mirarlo a los ojos, desde luego —dijo con tranquilidad el comandante marítimo.
    —Y pelea bien. ¿Lo has visto combatir? —comentó el comandante aéreo.
    —No. Tampoco me interesan mucho los combates, la verdad —confesó Poseidón.
    Deméter intervino.
    —Pero su especialidad son los concursos. El tío, con la tontería de leerle la mente a la chica esa del Manaphy… digo, del Elemento 003, ha ganado hasta una cinta.
    —Eso es algo que no entiendo —dijo Zeus—. Vale, se supone que necesita leerle la mente para saber cómo consiguió a ese Manaphy, y así llegar hasta Phione, ¿no?
    —Acuérdate de la nomenclatura —advirtió sereno Poseidón.
    —Eso es lo de menos —habló tajante el líder de la patrulla aérea—. Apolo no nos escucha hablar.
    Poseidón sonrió.
    —No subestimes a Apolo.
    —Bueno, ¡¿puedo hablar?!
    Poseidón asintió, riendo.
    —Decía, ¿cómo puede ser que no sea capaz de leerle la mente a esa niñata? Si fue sólo cruzarse con Jake y leyó su mente como un libro, ¡supo lo de El Limbo, lo de Celebi, todo, sólo con cruzarse! ¿Por qué ella no?
    Deméter se echó hacia delante sobre su atril.
    —Pues no lo sé, amigo. Es un misterio. Supongo que la chica es especial. Quizá por eso Manaphy va con ella.
    En ese momento entró en la sala un hombre sombrío, siniestro: el líder de la patrulla subterránea, Hades. Cubriéndose su rostro con una máscara, avanzó a paso lento hasta su atril.
    Zeus dijo, en tono burlesco.
    —¿Qué tal, “Mask”? ¿Ganaste el concurso?
    Hades miró a Zeus con unos ojos rojizos que atemorizaban a cualquiera.
    —No. Pero ese dato no es importante. Sigo sin poder leerle la mente a esa niña. Pero no hay problema, tengo un plan. Siempre tengo un plan.
    —¿Y bien? —dijo curiosa Deméter.
    El siniestro comandante sonrió con malevolencia, y comenzó a caminar hacia la puerta que comunicaba la sala con el resto de la base.
    —Eso, comandantes inferiores, no os incumbe. Le incumbe a Apolo, nada más.
    Y se marchó.

    El gran Apolo leía un libro, ocultando su rostro tras él. Hades irrumpió en la sala.
    —Señor Apolo.
    —¿Sí? —dijo él con voz limpia, suave, pero siniestra, sin apartar el libro de su rostro.
    —Sigo sin poder leerle la mente a Melly, señor.
    —Ya me lo imaginaba. Pero ella no es la única, después de todo. A mí tampoco me la puedes leer.
    Hades se mordió el labio, conteniendo sus ganas de insultar a ese cretino, según él.
    —Con mis respetos, señor, usted despeja su mente a conciencia para que yo no pueda leerla. Pero esa chica no.
    Apolo se rió, aún sin apartar su mirada del libro.
    —He de suponer que no has venido aquí simplemente a hacerme perder mi tiempo, ¿me equivoco?
    Hades negó con la cabeza.
    —No se equivoca. Vengo a comunicarle mi plan para averiguar el paradero del Elemento 003-B.
    —Habla.
    —Es simple. Ese coordinador, Kyle, va a acompañar en su viaje a la poseedora del Elemento 003. Sólo queda esperar a que cojan confianza y ella le cuente todo. Entonces, bastará con leerle la mente a él.
    Apolo no levantaba aún la atención de su libro.
    —Un plan bueno, Hades. Pero muy lento. Necesitamos a los Elementos 003 y 003-B lo más pronto posible. Avanzamos rápido, no me gustaría retrasar la Ofrenda. Confiaré en ti… por ahora.
    Hades, conteniendo su ira, dio varios pasos atrás, diciendo de manera forzada:
    —Sí, señor.
     
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    A Thunderbird

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    Ya sabía yo que ese Mask no era un simple coordinador =/
    Pero me pregunto por qué no podrá leerle la mente a Melly. Sí, seguro que esa chica tiene algo de especial, pero... ¿qué?
    Un capítulo muy interesante; sigue así.
    En cuanto a faltas de ortografía, vi que se te pasó un par de veces que el ''qué'' interrogativo de ''qué puedo hacer, qué estará pasando, etc.'' va con tilde. Creo que nada más.
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