Noches de agosto en el Generalife ¡Arte, embrujo, duende! Un carrusel de lunares, las manos la luna prenden. ¡Ay! Ya se baten las palmas y repica el zapateo calé entre mialmas. Los flecos al aire danzan, coloreando el lamento, de ese requiebro flamenco que se rompe en la garganta. ¡Llora la guitarra! Y borbotean sus lágrimas en las fuentes de la Alhambra. La pena enmaraña el alma, la noche huele a ausencia y fragancia gitana. Cual doloroso acertijo, entre arrayanes la brisa, con un susurro recita, los versos de Federico. (Inspirado en el ciclo “Lorca y Granada en los jardines del Generalife”)