No te olvido.

Bueno, sinceramente me dio por escribir sobre este tipo de cosas, no se por qué pero aquí les dejo esto. Coyote, perdón, no te podré dedicar este poema, no porque no quiera, si no porque el poema tiene… mejor leelo tú mismo, y sabrás por qué. .///.U

Aquí estás,​

fijo en mi mente,​

estrujando mi corazón sin clemencia,​

persistente y terco,​

se que jamás saldrás de mi pensar.​

Estoy sentada, en el helado piso de la casa, abrazo mis piernas para hundirme en ellas.​

Todo este oscuro presente es por ello,​

aquél suceso que marcó a ambos;​

ese día de invierno, que me dejó sola,​

que acabó con los días de primavera,​

que ambos compartíamos en armonía.​

Hablo de tu muerte…​

Extraño todo de ti,​

los castos besos que dabas en mi ardiente espalda,​

la excitante sensación de los choques intencionales de tu piel contra la mía,​

el temblar de mi cuerpo al sentir tu llegada,​

aquellas caricias tuyas, que me convertían en la niña tan vulnerable que era ante ti.​

Lloro desconsolada, es tan difícil vivir sin ti.​

Todavía siento tu viril olor impregnado en mi,​

tu grave y gutural voz nombrarme entre incontrolables jadeos,​

el vaivén de tu ser dentro de mi,​

nombrarte de manera dulce con aquellos gemidos que provocabas sin cesar,​

tu sudor mezclarse con el mío.​

Me pregunto, si es que estoy en tu mente.​

Porque tú no saldrás de la mía jamás,​

residirás en ella siempre,​

cuando duerma estarás en cada uno de mis sueños,​

cuando despierte haré todo acto contigo,​

cuando envejezca permanecerás en cada una de mis arrugas.​

Estarás siempre conmigo.​

Ahora, anhelo volver a aquellas peleas;​

escuchar nuevamente tus quejas,​

deleitarme con tus pucheros y berrinches,​

las reconciliaciones y tus perdones;​

el decirnos mutuamente un “te amo”.​

Pero, yo sé que nos volveremos a ver.​

Porque el destino nos unió en vida,​

y por ello tengo fe,​

en que el destino nos volverá a unir,​

pero esta vez en muerte,​

eso lo sabemos ambos a la perfección.​

Porque se a la perfección, que desde tu muerte, esperas ansioso a nuestro rencuentro…​

Y yo también lo hago,​

de hecho, ahora mismo me levanto, y sonrío,​

seco mis lágrimas,​

me dirijo corriendo a la cocina,​

tomo el cuchillo, y lo hago.​

Ahora espero a que llegues por mí; la sangre que emana de mi yugular, no cesa.​

Tomo nuevamente asiento,​

mis lágrimas son sustituidas por mi imborrable sonrisa,​

la cual se formó al verte caminar hacia mí,​

sé que ahora mi cuerpo es más helado que el piso en el que estaba,​

ahora te abrazo, lloro de felicidad, y te susurro al oído lo siguiente…​

El destino es maravilloso, porque une al amor en vida y muerte.​

Ok, aquí termina el “Poema”, espero que no se hayan cortado las venas con galletitas de animalitos, no sé por qué, pero el poema no hizo que me sintiera ni en lo más mínimo triste, espero que les haya gustado.