No sé cúal es tu problema

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Muddy Waters, 7 Agosto 2009.

  1.  
    Muddy Waters

    Muddy Waters Entusiasta

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    No sé cúal es tu problema
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    No sé cuál es tu problema

    No sé cuál es tu problema​


    '—Fue entonces cuando una mancha de sangre cayó el suelo, y el joven abrió los ojos como platos…
    —Usas unas metáforas de mierda, Roberto.
    —Es más un símil que una metáfora
    —Jodete.'

    —Y eso decían los fachos esos que vinieron en la tarde, o más o menos, qué sé yo.
    —Chica, pero no tienes que ponerte así.
    —No es por ponerme así, pero quien carajo usa palabras como esas es… es una verdadera mierda.
    —Pero no es la gran cosa ¿entiendes?
    —No entiendo.

    Me giré por un momento para ver alrededor, el ´Pez Que Fuma´ estaba igual que siempre, quizá peor ahora que lo pienso. En la mesa tres Tomás y en la cuatro Vicente: venían a ver el espectáculo, querían a Nora en bolas, tenían a Nora en bolas a decir verdad.

    Nora era una chica, dirán que no cabe recalcar esto, que no importa, que me puedo ir a la mierda diez veces y de vuelta, pero es que ustedes son unos tarados. Ella zarandeaba el culo de un lado al otro entre las mesas cuatro y tres, tres y cuatro, en el medio, a los costados, hacia arriba, hacia abajo. Tenía técnica zarandeando el culo, era una maestra en eso, era lo suyo por decirlo de alguna manera.

    Karina me volteó la cara y me plantó un beso entre los labios, a la vez que me apretujó el cuello con su mano izquierda.

    —No te me distraigas, nena.

    Entendí el mensaje al instante, soy rápida, veloz, sagaz. Me paré y fui a la barra pedí un destornillador y un cubalibre, los puse en la bandeja y los lleve a las únicas mesas ocupadas. Tomás puso dos billetes y Vicente uno. Hijo de puta.

    —El otro día me contaron que Nora tiro con Tomas.
    —¿Qué es lo divertido?
    —Nada, chica, yo sólo intento conversar.

    Fue la última vez que hable con ella, luego de eso me paré y me fui al carajo. Me tocaba bailar pero los malditos esos se fueron con Nora.

    —¿Y Nora donde?
    —¿Qué sé yo?

    El tipo se creía rudo, giré mi cabeza, inspeccioné bien la cámara. El ventilador estaba viejo, las aspas chocaban contra el plástico: taca taca taca taca, que mierda de comisaria. El sujeto se paró, buscó algo en su billetera.

    Sacó un billete, cien bolívares fuertes.

    —¿Qué consigo con esto?
    —Una caja grande de condones, una caja más pequeña de bombones, tres horas con la perra de Nora, ¿Qué soy? ¿Economista?

    Crucé las piernas, el vestido rojo se me ciñó al culo, me acomodé el cabello detrás de las orejas.

    —Recuerdo una vez que un chico me invito a dar un paseo en su auto. Era un menor, un carajito, conducía un Corolla rojo, de los nuevos, tenía la bandera en la placa y todo. Me subí no tenía mucho que perder, y tenía ganas, tenía muchas ganas de tirar.

    Era un idiota, un pendejo, un pajero. Se estaciono detrás de un edificio, en una urbanización, no recuerdo ahora el nombre. Me paso la mano por la mejilla, me recogió los cabellos que me caían sobre el rostro y los coloco detrás de mi oreja izquierda. ´Te ves hermosa´, anda a joder con eso a tu madre, pajero.

    No estaba mal, vestía una camisa de franjas azules alternadas con blancas, cerrada excepto los dos últimos botones. Los ojos los corría hacia atrás cuando me miraba, tenia vergüenza. ¡Vergüenza! ¿Cómo un carajo sube una puta a su carro y luego se echa para atrás? ¿Cómo te cagas cuando la tienes al frente? ¿Tú harías eso? Qué importancia tiene lo que tú hagas igual.

    El caso es que lo agarre por el cuello y lo bese. ¿Qué iba a hacer?, estaba en el quinto coño, con un pre-puberto caliente. Le planté un beso, me quiso voltear la cara pero lo mande a la mierda y mantuve el beso. Yo hice lo mío, él casi. Le pedí que me dejara de vuelta donde me recogió, agarré el dinero que había puesto en la guantera.

    En el Libertador, me recosté en la parada del autobús, conté el dinero. Tú sabes, lo normal, y descubro que el cabrón me dejo propina, ¡propina!, ¡a una puta!, ridículo, pero lindo de su parte… es sólo un niño.
    —¿Y todo esto a que viene?
    —Adoro joder a los policías como tú.
    —Karina, me dijiste que no volviste a ver a Karina.
    —Cierto me fui bien al carajo después de eso como para ver a alguien.
    —¿Tienes alguna idea de adonde fue?
    —Karina es un chica buena, una de esas narigonas tetonas, dice que son reales, no sé si creerle. Una vez tuve un cliente, medio calvo, de mediana edad, tenía un bigote canoso y una patas de gallo de miedo, pero era un buen sujeto. Me dijo que las narigonas eran tetonas por sui generis, al carajo, yo no tenía idea que era sui generis, él me explico que era algo propio de ello, algo que era porque sí, porque así debe ser, es lindo lo que se aprende.

    Nunca había conocido una narigona plana, nunca. Afirmaba fervientemente que Fontanarrosa era un genio por ser el primero en decirlo. Yo no aseguré mucho. Karina es rubia, tonta, narigona, tetona, pero aun así no es nada mala.

    Por eso te digo, no pudo ser Karina, es muy tonta, muy tarada. Como tú.
    —¿Cómo yo?
    —Sí, como tú, pajero.

    El tipo se paró, se detuvo frente al ventilador, presionó el botón rojo —el último, al final de la columna, por si acaso nunca han visto un ventilador en su vida—. Ya apagado no hacia el taca taca característico, digo, quizá ahora todo fuera menos una mierda.

    Todo oscuro, no veía una carajo, el cabrón debió apagar la luz. Que se joda.

    Sentí como me jalo por el cuello, me besó de esa manera asquerosa y babosa que tienen de besar los viejos, me tumbó sobre la mesa, me subió el vestido y me poseyó una vez más.

    Estúpido, común, no hay especial razón para hacer hincapié en lo que hicimos, sólo tiramos, es mi trabajo.

    Me retoqué el maquillaje, me acomodé el vestido y tiré las pantaletas sucias.

    —Una vez cocine huevos con agua de mar.
    —¿Y qué tal?
    —Normales, pero el agua tardo más en hervir.
    —Genial.

    Sacó su billetera de los pantalones en el suelo, me pasó tres billetes marrones y me dio un beso en la mejilla.

    Bajé por los escalones de madera del edificio, pensé en todo, pensé en mi paga, pensé en el viejo y sus perversiones, pensé por qué carajo no sencillamente tiramos y ya.

    Guardé los billetes en la cartera, los separé: uno para el taxi, uno para Marcos y uno para mí.

    Me subí al autobús y recordé fugazmente las palabras que los pacos dijeron antes de largarse:

    'Esas fueron las últimas palabras que salieron de su boca, después de que su cuerpo quedara intacto en la oscuridad de la noche, mientras yo contemplaba la escena, escondido por algún rincón de la ciudad.'
    ----------------------------

    Eh... este es el cuento que presente para 'Relatos con Dados', sí. Las prostitutas, la policía y los pervertidos dicen groserías, es una ligera aclaración es todo.

    No hay mucho más que decir, fui la segunda peor nota después de berlin, lo que me da esperanza para creer que hicieron realmente la tabla al revés: siendo 1 la mayor nota y 10 la menor.

    Sí, me equivoque en el titulo de la discusión, so. Aún me duele en el corazón lo de 'léxico pobre'.
     
  2.  
    Anneliese

    Anneliese Usuario popular

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    Escritora
    Re: No sé cúal es tu problema

    Hola Muddy Waters.

    Me gustó bastante el escrito, y por alguna razón, me agrada siempre leer respecto a las prostitutas y esas cosas :si:. En ese sentido, quede bastante enganchada y conforme con lo que has traído. La palabra 'carajito', y los 'cien bolívares fuertes', el sitio el Libertador, me hicieron sentirme tan indentificada con la historia *-* por el hecho de ser venezolana x'D.

    ¿Qué tienen de malo las palabras obscenas? Le dan un toque real a la historia, porque de cualquier forma, el ambiente es un bar de mala muerte, y los hombres, especialmente y por ley; son los que más las emplean :si:.

    A mí me encantó, de verdad. Te felicito, porque el escrito estuvo muy, pero muy bueno y vale la pena ser leído.
     
  3.  
    berlinQueer

    berlinQueer Usuario común

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    Escritor
    Re: No sé cúal es tu problema

    no se cual es tu problema. parece que las señoritas jueces tampoco lo saben.
    tendria que haber comentado hace rato, pero bueno, aqui estoy.

    yo se que el cuento termina cuando reparte la plata, y lo otro es protocolo.

    este cuento se ganó rápido el segundo lugar en el top (el primero siempre será mala cosa). me gusta muchisimo la suciedad de expresion que lograste darle a la señorita. por alguna razón siento que este es uno de tus cuentos mas cercanos a mi estilo (tal vez por eso me gusta tanto, ya conoces mi ego), pero manteniendo totalmente tu propia forma.
    creo que es una lastima que no muchos se atrevan a hacer un cuento en slang, idioma de calle local, ya sabes que a mi me gusta mucho usar y ver de donde vienen las palabras, y ver plasmada en una historia (de paso, muy copada) la oralidad del pueblo me resulta muy interesante.

    te vas para arriba, a ver si alguien mas te lee.
     

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