No querrás quedarte solo

Re: No querrás quedarte solo

Hooooooooolaaaaaaaaa y ¡holitaaaaaaaaaa!!
Aquí estamos de regreso con otro capi y por fin vuelve a ser todo tan espeluznante como siempre.
Ahora que tengo a Luz atada a una silla para que no se escape nos pondremos a escribir la siguiente conti para no tardar tanto.
Este capi se lo dedicamos a todos los que nos apoyan leyendo este espeluznante ff.
Allá vamos



Cap. 10 Sorpresas entre libros


Los jóvenes del primer grupo se encontraban ante la gran puerta de cristal que daba entrada a la biblioteca. El gran edificio presentaba un aspecto tétrico, la sangre de inocentes manchaba las anteriormente blancas paredes y los cuerpos sin vida de algunos rezagados se amontonaban a sus alrededores.

Tezuka se acercó al cadáver de un chico y lo examinó de cerca. Su rostro se puso serio y con aquella expresión se dirigió a los demás preocupando a Kikumaru y a Sydney, los más asustadizos del equipo.

- Este chico lleva muerto unas 10 horas, debemos darnos prisa en encontrar lo que necesitamos – comentó Tezuka a su equipo.

- ¿Y eso por qué Tezuka? – preguntó asustada Sydney.

- Fshhhhhhhhhhh, la transformación de estos monstruos tarda alrededor de 12 horas en producirse, así que dentro de dos horas estos cadáveres serán otra de nuestras preocupaciones – respondió Kaidoh más sombrío de lo habitual.

- Chicos recordad que debemos estar siempre en sitios donde haya luz, si hay alguna habitación que este a oscuras no os arriesguéis, puede que los monstruos se hayan escondido de la luz solar- informó Tezuka con seriedad- Por si hay algún improvisto aquí tenéis unas linternas- añadió dando una linterna a cada uno.

Kaidoh y Tezuka fueron los primeros en aventurarse a entrar en la biblioteca, encendieron las luces y dieron paso a sus compañeros. Los cuatro componentes restantes entraron en el edificio. Los estantes estaban tirados por doquier y los libros que habían residido en ellos estaban esparcidos sin orden alguno por el suelo. Restos de sangre manchaban el suelo causando un fuerte escalofrío en los cuerpos de los más jóvenes del equipo, Kikumaru y Sydney.

Kaidoh con su escopeta a punto guiaba a los demás del equipo hacia las salas privadas. Se pararon frente a una puerta metálica en la cual lucían unas letras pintadas en rojo carmesí que decían: Privado. Los seis jóvenes se adentraron en la sala y se encontraron con otro pasillo lleno de habitaciones, pero estas estaban cerradas con llave.

- Parece que aquí hay más gente con salas privadas, debemos buscar la que nos interesa, pero necesitamos la llave maestra, vamos a buscar, quizás tenemos suerte y aun sigue aquí – dijo May.

Cada uno se adentró por los pasillos de la biblioteca buscando la llave en cada rincón posible. Hikaru se quedó cerca de Kaidoh, que se dirigió al despacho de la dirección de la biblioteca a buscar la llave, Tezuka y May buscaron en la recepción, Kikumaru y Sydney buscaban por toda la biblioteca y Amy los seguía de cerca para asegurarse que no les pasaba nada.

* K & L *​

Kikumaru sintió ruidos detrás de él, su corazón dio un vuelco y se giró rápidamente con el arma en mano para encontrarse de cara con Sydney que casi estuvo a punto de caer al suelo.

- Lo siento, me tropecé – se disculpó Sydney.

- Me habías asustado – dijo Kikumaru respirando aliviado.


Kikumaru iba hablando con Sydney sin fijarse en el camino, se tropezó con algo que había en el suelo y cayó de bruces. Levantó la mirada rápidamente y se topó con un rostro muy pálido, con la boca y los ojos abiertos en una horrible expresión de terror. Se levantó de encima de aquella persona horrorizado y pudo darse cuenta de que había tropezado con el cadáver de la bibliotecaria. El joven pelirrojo empezó a gritar como loco y Sydney asustada también se apuntó al griterío. Amy se acercó como una bala a los dos muchachos con su pistola en mano.

- ¿Qué pasa? – preguntó.

- Eso – dijo Kikumaru señalando al cuerpo sin vida que tenía al lado de sus pies.

- Es solo un cadáver, deberíais estar acostumbrados a verlos, están por todas partes – contestó Amy quitándole importancia al asunto.

- Hermana ¿esa es la llave que necesitamos? – preguntó Sydney señalando una pequeña llave dorada que asomaba por el bolsillo de la difunta.

- No lo se, pero puede ser, cogedla y vámonos – ordenó la más mayor.

Kikumaru miró al cadáver, luego a las dos hermanas, parecía estar dudando.

- ¿Quién coge la llave? Yo no quiero tocarla – preguntó Kikumaru alejándose de la bibliotecaria.

Sydney no dijo nada, solo se escondió detrás de su hermana. Amy suspiró resignada.

- Tengo que hacerlo yo, sois unos gallinas – intentó provocarlos, pero ellos ni se inmutaron.

Amy se agachó al lado del cuerpo y deslizó su mano por el bolsillo hasta que cogió la llave. Todo parecía de lo más tranquilo, cuando de repente el cadáver se movió agarrando la mano en la que Amy tenía la pistola. Los ojos de la difunta se veían rojos como los de los monstruos y su piel se transformaba rápidamente de un tono negro rojizo. El monstruo abrió la mandíbula dispuesto a morder a su victima. Sydney se había paralizado por el susto y miraba la escena con los ojos llenos de lágrimas. Amy intentaba soltarse con todas sus fuerzas, pero el monstruo tenía mucha más fuerza que la muchacha y ofreciendo resistencia solo lograba dañarse más la muñeca que tenía sujeta. Todo parecía perdido para la mayor de las hermanas Copper pero un disparo proveniente de la pistola de Kikumaru, acertó de pleno en la cabeza de la criatura que volvió a caer desplomada al suelo. Sydney se abalanzó sobre Amy llorando a mares.

- Sydney la próxima vez coges tú la llave –bromeó Amy rompiendo la tensión del momento.

El resto del grupo atraídos por el disparos, se acercaron donde estaban las hermanas Cooper y Kikumaru.

-¿Qué ha pasado?- preguntó Kaidoh apuntando a su alrededor con su escopeta.

- Nada que importe- contestó Amy con frialdad- Tenemos la llave maestra.

Los chicos volvieron al pasillo y empezaron a abrir las puertas de todas las salas.

- Chicos debemos dividirnos en grupos para revisar todas las salas, si hay algún problema avisen a los demás- comunicó Tezuka- Sydney y Kikumaru venid conmigo.

- Atobe vamos- dijo Amy encaminándose hacia una de las puertas.

- Parece que nos toca ir juntos- dijo Hikaru con una sonrisa.

-Fshhhhhhhhhhhhh- siseó Kaidoh acercándose a otra de las puertas.

* K & L *​

​

Tezuka, Kikumaru y Sydney se adentraron en la sala numero uno. En su interior se hallaban una gran cantidad de cajas ordenadas cronológicamente, la más antigua databa de 1950 y la más nueva del 2008.

Tezuka abrió una de las cajas y leyó el contenido de uno de los papeles que contenía esta, seguido por la mirada atenta de los otros dos.

- Esto no es lo que estamos buscando, son las facturas de la compañía eléctrica- informó Tezuka.

* K & L*​

​

​

May y Amy entraron en la habitación numero dos, apuntando con sus armas cada rincón de la habitación. La sala estaba prácticamente vacía a excepción de un archivador que residía en una de las esquinas de la habitación.

May se acercó al archivador y leyó uno de los documentos que se encontraban dentro de éste.

- Parece que nuestro querido alcalde no es tan honrado como creíamos – dijo sonriendo mientras le pasaba los documentos a su compañera.

- ¿Una cuenta ilegal en Suiza? – preguntó levantando una ceja – Que poco original – añadió sonriendo.

- Muy interesante, pero no es lo que buscamos, vamos – ordenó May acercándose de nuevo a la puerta.

* K & L *​

​

​

En la habitación número tres entraron Kaidoh y Hikaru en el más absoluto silencio. Su interior estaba lleno de estanterías repletas de libros y carpetas de gran diversidad temática, pero había una caja que llamó la atención de la muchacha porque no tenía ninguna etiqueta que identificara su contenido. La pelirroja se acercó a aquella estantería y bajó la caja, pero no pudo abrirla porque sus ojos se quedaron clavados en una horrible criatura de ojos rojizos y piel entre negro y rojo que la miraba con expresión furiosa.

Hikaru no pudo ni lanzar un grito de sorpresa cuando se vio atrapada entre las manos de aquella bestia. El cálido aliento con olor a muerte y sangre chocaba directamente con el rostro de la muchacha provocando en ella repulsión. Su amarillenta y afilada dentadura se abría amenazadoramente mientras la distancia entre la chica y el monstruo se reducía cada vez más.

La pelirroja intentó gritar, pero el miedo la había paralizado por completo, lo único que podía hacer era contemplar con sus ojos llenos de lágrimas como se aproximaban a ella aquellos terroríficos ojos rojos. Pero de repente sintió una mano en la cintura que la alejaba con todas sus fuerzas de la criatura.

Kaidoh estaba justo detrás de ella sujetándola con ambos brazos para ampliar su distancia con el monstruo, su escopeta estaba tirada en el suelo.

- ¿Por qué no le disparas? – preguntó Hikaru asustada desviando la mirada de la bestia.

- Mi escopeta se ha encasquillado – gruño él estirándola aun con más fuerza.

Entonces se escuchó un disparo y sus rostros se mancharon de sangre. Dirigieron su mirada hacia la criatura y ésta lucía un agujero en su cabeza. Miraron hacia todos lados buscando a su autor y encontraron a una chica de cabello castaño largo y con ojos castaños al lado de la puerta con una pistola en las manos.

La chica estaba sonriendo muy contenta y cuando vio a la criatura tirada en el suelo empezó a dar saltos de alegría.

- ¡Sí, lo logré! – gritó entusiasmada.

Kaidoh y Hikaru se miraron confundidos y volvieron a dirigir sus miradas a la chica que se acercó a ellos muy contenta.

- Hola, soy Ayane – saludó con energía.

- Hola, él es Kaoru Kaidoh y yo soy Hikaru Fujiwara – los presentó la pelirroja.

- Fshhhhhhhh – siseó Kaidoh a modo de saludo.

- ¿Qué haces tú por aquí? Es muy peligroso – preguntó Hikaru aun asustada por lo que acababa de ocurrirle.

Un fuerte ruido de balas y gritos se escucharon fuera de la habitación. La joven Ayane salió corriendo como una bala por la puerta.

- Oh no, él debe estar en problemas – dijo antes de desaparecer de la vista de los dos jóvenes.



Esperamos que os haya gustado.
Este capi me encantó escribirlo, los capis violentos son mis favoritos, cuanta sangre, que delicia *.* ok no, creo que ya me he vuelto loca (si no hace falta que lo digais, yo ya estaba loca de antes).
Ayane se ha unido a nuestro grupo de supervivientes, al parecer hay alguien más con ella y ahora está en peligro ¿Cual será su identidad?
¿Habrá más supervivientes?
¿Mataran de un susto a nuestros protagonistas?
¿Veremos gritar a Tezuka y a Kaidoh de terror? ( cuanto pagaria por verlo)
Todo esto y mucho más en la siguiente conti.
Cuidaos
Adiooooooooooós y ¡adiositoooooooooooo!!

 

Re: No querrás quedarte solo

Hoooooooooooolaaaaaaaaa y ¡holitaaaaaaaaaaaaaaaa!!!
Queremos pediros disculpas a todos nuestros lectores por retrasarnos tanto en poner esta conti, pero es que desde que empecé la uni Luz y yo apenas nos vemos dos horas diarias y es muy complicado coordinarnos así para hacer el ff juntas, pero de todos modos no abandonaremos.
Hoy es un día especial para Luz pues es su cumple y para celebrarlo traemos conti.
Este capi se lo dedico a mi nee-chan Luz porque se lo merece.
Alla vamos.


Cap. 11 Tú eres uno de ellos, debes morir


Kaidoh y Hikaru salieron corriendo detrás de la muchacha, y se encontraron con Amy y May que se habían avanzado a ellos y corrían en dirección a la puerta número 5 que era de la cual salía todo el ruido.

- Chicas no os precipitéis, esperad a las ordenes de Tezuka – dijo Kaidoh señalando al capitán que se acercaba por detrás con Kikumaru y Sydney.

- Que yo sepa Kunimitsu no es mi capitán, yo solo cumplo mis propias normas – dijo May haciendo caso omiso de las indicaciones de Kaidoh.

Amy no dijo ni una sola palabra y siguió a su compañera. Las dos chicas se pusieron ante la puerta, apretaron sus armas fuertemente con sus manos y se miraron a los ojos. May asintió con la cabeza y las dos muchachas al unísono rompieron la puerta de una patada. Ayane ansiosa por entrar, se avanzó a las dos muchachas y entró con su arma en alto.

Entraron en una habitación mucho más grande que todas las anteriores, ésta estaba llena de estantes repletos de cajas y documentos, todos ellos de la empresa de experimentos en los que había trabajado el padre de Ryoma.

Ayane desapareció corriendo entre los tortuosos estantes de la habitación. Los demás intentaron seguirla, pero ninguno de ellos era capaz de igualar su velocidad.

- Nos dividiremos en dos grupos, examinemos la zona y si encontramos algún peligro, avisad a los demás. Vamos – ordenó Amy.

- Permanezcamos todos juntos, es mucho más prudente – dijo Sydney agarrándose fuertemente a la camisa de Tezuka y a la de su hermana.

- No tenemos tiempo para discutir sobre eso, lo mejor es que nos dividamos, si no esa persona que esta en peligro puede morir – argumentó May.

- No podemos arriesgar a todo el grupo por una persona, no es seguro – espetó Tezuka autoritario.

Un nuevo grito se hizo presente en la sala. Todos se giraron hacia donde había provenido ese chillido.

- Debemos ir – dijo Hikaru con miedo agarrada fuertemente al brazo de Kaidoh.

- Debemos pensar en algo, no podemos ser tan imprudentes – dijo Kaidoh.

- Tiene razón, que nadie se mueva de aquí hasta que lo tengamos todo planeado – ordenó Tezuka.

Kikumaru estaba muy nervioso, tanto que no era capaz de decir una sola palabra. Se abrazó fuertemente a Sydney para intentar calmar el temblor de todo su cuerpo, aunque los disparos que se escuchaban tan cercanos lo hacían tiritar notablemente.

- No voy a dejar que otra persona inocente se muera delante de mi cara, haced lo que queráis, pero yo no me voy a quedar a ver su cadáver – gritó Amy antes de salir disparada hacia el lugar del que provenían los gritos.

- Fshhhhhhh, mierda – siseó Kaidoh antes de salir tras la muchacha llevándose consigo a Hikaru que se resistía a soltar su brazo al que se había aferrad con desespero.

El resto del grupo siguió a la muchacha de pelo azulado que se movía con gran agilidad entre las estanterías. El grupo llegó a la zona de donde provenían los disparos, Ayane se encontraba sola con su pistola en alto apretando el gatillo sin cesar aunque en la pistola ya no quedaba si una sola bala. Sus manos temblaban y en su rostro podía verse reflejado el miedo, pero ninguno entendía el porque, aparentemente aquella zona estaba vacía.

- Ayane ¿Qué te pasa? – se atrevió a preguntarle Hikaru.

La muchacha que parecía estar en estado de shock reaccionó de repente percatándose en aquel instante de la presencia de los todos los que estaban a su alrededor. Soltó la pistola y la dejó caer ruidosamente al suelo y se acercó rápidamente a los demás empujándolos.

- Marchaos de aquí ¡Rápido! No debéis dejar que ellos os encuentren – les ordenó ella.

La caída de una de las cajas que se hallaba en una de las estanterías, llamó la atención de los muchachos que se giraron repentinamente, apuntando con sus armas el causante del ruido.

Se quedaron totalmente estupefactos cuando se encontraron ante ellos a un montón de aquellos odiosos monstruos de piel rojiza que a una velocidad alarmante lograron rodearlos por completo impidiendo con sus musculosos cuerpos que ellos se marcharan. Entre gruñidos y estridentes gritos aquellos monstruos lograron asustar hasta el más valiente del grupo.

Sus armas listas para disparar en cualquier momento, pero insuficientes para terminar con aquel conjunto de monstruos. Además dos de los componentes del grupo no podían utilizar sus armas. Hikaru le había dado las suyas a Kaidoh y Sydney aunque poseía armas sus manos temblaban tanto que a duras penas lograría apretar el gatillo.

Todos estaban esperando a la señal de Tezuka para empezar a disparar, ninguno de ellos se atrevió a precipitarse, pues sabían que si atacaban a uno de los monstruos los demás acudirían en su venganza y si no tenían armas suficientes para contrarrestar aquel ataque la muerte sería su única salida.

Tezuka pensaba a marchas forzadas como salir vivos de aquella situación, pero no se le ocurría nada. May y Amy se encargaron de cubrir a los más pequeños del equipo con su cuerpo colocándolos detrás de ellas.

Un monstruo se avanzó a los demás, con claras intenciones de atacar a Tezuka y éste no tuvo más remedio que disparar. Las demás bestias se movieron con agilidad hacia el grupo de humanos y entonces aquella habitación se convirtió en un campo de batalla integrado por gritos y disparos.

Pero entonces un grito irrumpió en la sala captando la atención de todos.

- No os olvidéis de mi asquerosos, aun no me habéis matado – gritó un joven de cabello moreno y ondulado que apareció de un salto dentro del campo de batalla.

El joven tenía visibles marcas de haber batallado con aquellos monstruos, pero no tenía ni un solo arañazo o mordisco por lo que no estaba infectado por el virus. El chico era portador de dos ametralladoras y disparaba a diestro y siniestro con una puntería envidiable digna de un profesional.

Prácticamente él solo logró eliminar a todos los monstruos dejando en el suelo una masa de monstruos de piel rojiza bañados en sangre. Pero incluso con todas las bestias muertas las balas del muchacho no dejaban de sacudir una y otra vez los cuerpos rojizos, parecía estar en estado de shock como Ayane cuando la encontraron.

Esta vez Sydney se atrevió a dirigirle la palabra para que reaccionara.

- Ya está, ya puedes dejar de disparar – le pidió ella.

El muchacho giró su rostro hacia la muchacha asustándola por completo, pues sus ojos estaban de color rojos, muy semejantes a los de los terribles monstruos. Y pudo comprobar que el muchacho estaba fuera de si.

- Tú eres uno de ellos debes morir – espetó de repente.

Apuntó sus armas contra Sydney y apretó el gatillo.


Esperamos que os haya gustado.
¿Ese chico será capaz de matar a Sydney?
¿Como reaccionaran los demás?
¿Con todos estos sucesos encontraran la información que fueron a buscar?
¿Con tanto monstruo sobrevivirá alguno?
Todo esto y mucho más en el siguiente capítulo.
Cuidaos.
Adioooooooooooooooooós