Toradora! No me dejes nunca [One shot]

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Este relato lo he escrito para la actividad "Recuerdos de una infancia perdida". Es un one-shot basado en la infancia de Taiga Aisaka, personaje principal del anime "Toradora!".

NO ME DEJES NUNCA​

Era uno de esos muchos días en los que los padres de Taiga se olvidaban de que tenían una hija de ocho años. La niña sabía con seguridad que sus padres no se querían entre ellos, pero ahora empezaba a pensar que tampoco la querían a ella.

Cuando estaban los dos siempre se peleaban por ser el mejor padre, el que mejores regalos le hiciese, el que más chuches le diesen, pero no se preocupaban por lo realmente importante, que era el darle un poquito de cariño a su hija. Hacía mucho tiempo que Taiga desconocía qué era aquello, sentir cariño, sentir unos brazos cálidos que la rodeasen con amor. Los abrazos que le daban sus padres eran demasiado forzados, demasiado fríos para considerarlos dados con amor. Simplemente la pequeña sentía que sus padres se veían obligados a darle ese amor y por eso lo hacían.

Aunque a veces estaba sola en el mundo, tenía a su amigo, su fiel amigo Takano, el cual siempre le escuchaba y que ahora estaba allí con ella, a su lado, mirándola sonriente. Él siempre sonreía, era una persona maravillosa con la que le gustaba estar.

— ¡Y entonces me dijo que no me iba a comprar el peluche a menos que mamá me lo prohibiese! ¡¿Qué clase de lógica es esa Takano?!

Takano me miró de manera comprensiva.

— Tienes que entender Taiga, que ellos tienen una lucha por ver quién es el mejor padre, si no van a demostrar nada dándote algo, ¿Para qué hacerlo? Ellos no entienden lo que es el cariño hacia un hijo.

— Pero… ¡¿Entonces para qué me tuvieron?! ¡¿Para qué he nacido?! ¡Tienen que saber que tienen una hija!

Unos gordos lagrimones empezaron a caer por los mofletes sonrosados de Taiga.

— Y lo saben —dijo Takano mientras se acercaba a abrazar a la niña— pero ellos no se dan cuenta del daño que te están haciendo. Ni siquiera son conscientes de la edad que tienes, que tienes que ser una niña, no estar viviendo los problemas de los adultos.

— Takano… —Taiga se sonroja levemente— ¿Qué es el amor y por qué se agota?

Aquello pilló por sorpresa a su amigo, el cual se quedó callado unos instantes, sopesando la respuesta a aquello.

— Taiga, el amor de verdad no se agota, ellos no se querían de verdad y te tuvieron a ti igualmente, tú no eres un error, pero el hecho de que te tuviesen sin sentir eso entre ellos sí lo fue, porque eso no solamente lo sufrirían ellos, sino también el bebé que decidieron tener.

— ¿Por qué sabes tantas cosas Takano? —dice Taiga mirándolo a los ojos— Solamente somos unos niños y hablamos como si fuésemos adultos.

El niño sonríe y mira con cariño a Taiga.

— ¿Acaso existe una regla que demarque cuando un niño deja de ser un niño y comienza a ser un adulto? ¿Acaso no se puede ser las dos cosas toda la vida?

— Supongo que tienes razón Takano. Quería pedirte una cosa… —dice y el color de sus mejillas se vuelve más intenso esta vez— no me abandones nunca, ¿Vale?

— No lo haré, aunque eso solo depende de ti y lo sabes.

En ese momento la puerta de su habitación se abre. Entra su madre y Taiga deja de abrazar a Takano.

— ¿Con quién hablabas? —dice su madre con considerable indiferencia.

— Con Takano madre, ya lo sabes.

— Deberías dejarte de charlas con tu amigo imaginario y ponerte con los deberes, ya está siendo tarde.

Taiga coge aire e hincha mucho los mofletes. Pero se da la vuelta para que su madre no la vea. Puede que Takano sea su amigo imaginario y su único amigo, pero es el amor más real que ha tenido hasta ahora.

— En fin, será ahora de ponerse con los deberes, ¿Me ayudas Takano? —le dice a su amigo después de que su madre ya haya salido de la habitación.