No lo es

A veces llegué a pensar, ¿qué habría pasado si no existiera?, si mis intentos por querer cambiar no se hubiesen revelado. En serio es un sufrimiento devastador levantarme, mirar al espejo y saber que nadie está conmigo, ¿ahora qué me queda?, tomar ese cuchillo del suelo que empapa de sangre siempre donde lo dejo, donde lo suelto. Debo encajarlo entre mi pecho y estómago para no pensar en otro dolor externo..

Comienzo a pensar que ya no me funciona el control de mi propio cuerpo, será absurdo, pero es tan triste ver el cómo asesino personas para pagar lo que él me dio, y terminó dándome basura. No me quiero quejar porque es lo que pedí, y también es lo que debo pagar; si llego a sangrar más y más, sé que no moriré, y siempre me entra la locura de torturarme; ya no sé ni qué hacer.


Hace algunos días, mientras estaba en los callejones oscuros de la ciudad, miré que alguien me seguía.

En el suelo plasmado de basura y en ambiente oscuro, llovía lento, llovía sin mojar y en relámpagos, tomando su cuello y rajándole, haciendo pequeños cortes verticales finos en fila con este cuchillo sucio y oxidado, mientras ya no tenía fuerzas más que de tratar con sus brazos, y manos sin algunos dedos, zafarse.. Sentí esa presencia a mis espaldas, no quise voltear por miedo. Me levanté sin decir nada tomando pasos tranquilos hasta irme <<Sé por qué lo haces>> por último escuché y seguí sin tomarle atención. Pero sé quién eres, y tanto es mi orgullo que no te daré frente; sé de lo que vivo y que no quiero un perdón, porque también pesa más mi palabra y mi honor. Pese a que trabajo para él, no debo quejarme, me dio lo que quería... Aunque fue una tontería.


Cuando era pequeño no me gustaba convivir con las demás personas, con los demás niños. No me sentía diferente, pero nadie me hacía caso. Llegué a querer impresionar a las personas con las cosas buenas en las que destacaba; en deportes, en cuestiones de tecnología; llegaba a ser amable y correspondía a lo que me pedían. Pero las personas llegan a ser muy ingratas, seguía pasando desapercibido.

Así pasaron los años, pasaron muy rápido. Llegó el día en que apareció Rose…

<<¿Te sientes bien?, está lloviendo mucho>> Yo me sentía normal: mal, y estaba frente a un árbol, sentado en la cera cantando lo último que había escuchado “No quiero; no quiero; no quiero~” , no había puesto atención de cuándo llegó, sólo sentí que las gotas ya no me tocaban, y miré hacia arriba <<No saldrá el sol en un buen tiempo>> dijo, a lo cual solo desvié la mirada sin moverme.

Ya no me sentía bien con nadie a mi lado. Me había acostumbrado a no hablar o estar con alguien, pero ella insistió e insistió. Sí, me estoy riendo como idiota ahora mismo. No era tan tarde, rondaban la hora 4:30 PM, ahí estuvimos hasta las 6, y cambió mi vida.


No pretendo hablarles de ella, sólo diré que ya no está. Pero estoy conforme de que se haya ido al cielo... Rose, tan inocente, tan tonta. No debes confiar en nadie. A final de cuentas nos costó a ambos la vida; yo le prometí a él que la perdonara y en su lugar iría yo.

Presentaba un problema familiar y acabó matando a su familia; 3 hermanos y sus padres. Yo lo supe en el noticiero, “Chica termina con la familia”, un pendejo nombre para el reportaje, ni siquiera sabían el por qué lo hizo. En la sala estaban los cuerpos, curiosamente con los cráneos mutilados a escopetazos; el padre derramado en el sofá con piernas y brazos extendidos en el cuerpo de su madre que estaba sentada al lado y quedó solamente recargada. Los hermanos, 3 de edades menores a 10 años, formados juntos (desconozco el porqué), y la casa rodeada de policías y encintada.

¿Qué caro nos costó, no?.. Días después cerca de un puente encontraron solamente su ropa y sangre coagulada que se pintaba con fuerzas las paredes, pareciera que hubiese explotado algo, pero no se encontró nada y eso que buscaron durante horas. No quise indagar más en esos asuntos, seguía con mi vida.

Hasta que una noche 2 semanas después de que pasara eso, en mi sudadera encontré un papel “Discúlpame, te amo” y en la parte trasera tenía un cuchillo con cinta elástica uniéndolo al papel. Nadie supo cuánto pasamos, cuánto compartimos; llegó a ser la persona más importante para mi aunque no lo quisiera aceptar.

Sabía que no era su culpa, ni que tampoco debería pagar tanto por algo, que a final de cuentas sí era grabe. Quise investigar, estuve días y horas indagando en el tema del perdón para las almas. Quise encontrar respuestas que no encontraba, y fue donde sólo encontraba testimonios de gente que pactaba con el diablo, realmente no creía en eso. Seguía y seguía buscando, hasta que una tarde en mi casa encontré un sitio que tuve que traducir, plasmaba figuras de sacrificio y tortura que afirmaban el perdón de una persona que debía ir al infierno, a cambio de otra persona y un ritual. Pues no encontraba más, lo hice.


Y el diablo no es como lo pintan; no tiene barba, cuernos, ni cola o patas de animal, esos son cuentos. Es alto, como una persona normal, sólo que no se descubre la cara, tampoco el cuerpo. Una gabardina negra y sombrero es lo que lleva. Sólo te muestra un papel que debes firmar, él te daría lo que le pides.


Yo no lo vi en persona. Una noche normal me recosté y dormí, de repente estaba en un campo gigante, había sol con un cielo azul; las plantas solo eran flores del cual estaba repleto todo el campo, se veían colinas pequeñas a distancia. Me sentía tan real, miré mis manos, las palmas, todo mi cuerpo. Seguía confundido hasta que me recorrió un escalofrío y nervios en toda mi columna, desde mi cuello hasta mis caderas, que fue cuando volteé y ahí estaba él. Estaba del otro lado de una base de puerta que estaba hueca, y alrededor forrada con tallos y rosas rojas, tenía que ir. Mis pasos a caminar a donde estaba se sentían pesado y dolían, como si los tobillos no aguantaran el peso, como si las rodillas no respondieran con fuerza. Finalmente llegué hasta él, donde me dio una hoja con letras que no recordé al despertar, pero sabía de qué se trataba, y una pluma con tinta roja. Sólo tenía que poner mi nombre y firma, lo hice y casi ahogándome sin respirar desperté gritando. Fue cuando noté que ya tenía un hueco entre el estómago y el pecho donde tenía la figura de un cuchillo plasmado. Cuando me moví escuché un ruido que venía debajo de mi almohada y era una lista de personas con un mensaje de muerte en rojo, debajo de eso letras grandes que decían “PAGADO” y el cuchillo de Rose .


Resumiendo les puedo decir eso… Ahora, creo que tocará seguir con la lista, y si se impone otro ángel, incluso si es ella, no me detendré.