— Ya no te amo —Dijo él con la mirada en el suelo. Ella ya lo sabía desde hacia tiempo, había decidido callar e intentar que las cosas volvieran a tomar vuelo. Pero no paso; su amor se apago como una llama al echarle agua y jamás volvió a crecer. Nada pudo hacer, sólo lo dejo ir. Él no la merecía, no merecía sus lágrimas; pero aun así cuando el ya no estaba para verla ella lloro, como nunca antes lo había hecho… Lloro por él, por la persona que nunca la valoro. Qué ironía.