María había cerrado el pestillo de la puerta a toda prisa apenas entró a su habitación. Su madre golpeaba la puerta desde fuera, exigiendo explicaciones a su extraño comportamiento, pues había entrado sin anunciarse y corrió desde la entrada a su cuarto sin saludar a nadie. Lloraba de rodillas, desconsolada, deseando desaparecer y huir de la vida aunque fuese un instante, o bien despertar de un sueño terrible. Había hecho todo lo que de niña le habían inculcado, devota de la iglesia desde sus cinco años; se había vestido conforme a los estándares de su madre, sin dejar ningún rincón poco decoroso de su cuerpo; ni siquiera se sentía una chica bonita, pero aparentemente nada fue suficiente para detener a aquel hombre de seguir sus instintos primitivos. ¿Acaso era su culpa ser mujer? ¿Acaso no había forma de huir de todo eso? Una y otra vez pensaba en su mente en qué había hecho mal, de qué manera había provocado aquel encuentro. Quizás la naturaleza la había dotado demasiado, quizás debiera ocultarse más. ¿Qué diría mamá al respecto? Tantas cosas que pensar tenía la pobre María y sólo podía llegar a la conclusión de que nada bastaba para detener a un animal, sentencia fatal para su libertad a sus cortos quince años.
No hay ropa que te proteja de alguien capaz de hacerle eso a un ser humano inocente y por desgracia, hay mucha gente que piensa que el ir vestida de cierta forma, incita a eso, pero no es cierto, un ser humano normal no se convierte en un violador por ver a una chica con escote o lo que sea. Es una idea muy generalizada y muy errada, que a mí, principalmente me da asco. Y después, hilada esta idea con lo de "la culpa es de las madres que las visten como put*s", pues, la verdad, mírese el caso de María y como ella, muchas más. La sobreprotección paterna no te va a hacer inmune a este tipo de ataques y nada te prepara para eso, nada. Porque es algo que te marcará de por vida, un acto violento, sea sexual o sea de cualquier otra índole, puede llegar a marcarte muy fuerte. En fin, que divago. Me gusta lo que has mostrado con el relato, me parece lindo y al mismo tiempo, desgarrador. Ojalá haya consuelo para María. La narración, ortografía y gramática, impecables, como siempre. :)
Pues no, ni importa de qué manera se le inculcó cuando se enfrenta a un ataque de esos. No basta si se porta bien o si se viste como monja, al atacante nada lo detendrá para cumplir con sus bajezas. Y por el final, deduzco que su madre será capaz de casarla con la bestia cuando lo sepa cortando así su tierna edad. Vaya equivocado honor.
