Ni la muerte nos separará

Tema en 'Relatos' iniciado por Vientchat, 28 Agosto 2010.

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    Vientchat

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    Ni la muerte nos separará
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    Ni la muerte nos separará

    Bueno, para esta historía me inspiré demasiado (?) bueno no suelo escribir historias de amor ni leerla así que posiblemente no sea tan buena, pero me gustaría que ustedes opinaran :)

    Espero lo disfruten
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    Ni la muerte nos separará​

    Desde niña he querido ir a un circo, mis padres nunca me han dejado porque dicen que es muy peligroso, ya que hay mucha gente. Del kínder al primer año de secundaria fui feliz yendo a la escuela y disfrutando el tiempo con mis amigos, aunque en al final ya faltaba mucho a la escuela.

    Ayer cumplí quince años, ya no puedo ir a la escuela, ahora permanezco las veinticuatro horas del día en una habitación doble del hospital. Nací con una rara enfermedad que me debilita con el paso del tiempo y aunque ahora no me deja disfrutar como antes, soy feliz recordando los sucesos del pasado. Ayer mis padres y amigos me felicitaron y me dieron regalos, fue una tarde muy divertida aunque note tristeza en mis padres cuando alguien dijo que eran muchas velitas para el pastel.

    Eso los puso tristes por lo que los doctores les han dicho cuando creen que no escucho o que no entiendo; les han dicho que no pasare de los veinte años. Ya sólo me quedan cinco años, más o menos y hay cosas que si me hubiera gustado hacer, pero nunca se lo diré a mis padres porque los haría sentirse mal.

    Hoy ya esta anocheciendo, desde mi ventana se ve muy linda la pequeña parte de ciudad que puedo ver. Entró un doctor y comenzó a mover cosas en el espacio a lado de mi cama para un nuevo compañero, que según me dijo él, era de mi edad. Mi anterior compañero había sido un señor de ochenta años que le gustaba contarme sus experiencias e historias; era lindo escucharlo hablar de sus hijos y nietos con tanta felicidad y orgullo, murió hace un mes lo que me causo mucha tristeza.

    Los camilleros llegaron empujando una cama, sobre la cual estaba un chico de cabello café muy alborotado y cortado de forma irregular; sus ojos apenas y los veía por culpa de su ceño fruncido, estos eran de color miel; su piel era pálida, tenía el pie izquierdo enyesado, vendadas las manos y recibía una trasfusión de sangre; tenía una expresión muy graciosa, parecía un niño pequeño al que no le habían comprado el juguete que quería.
    Todos se fueron al terminar de acomodarlo.

    —Hola, soy Yumi y ayer cumplí quince años ¿tú quien eres?—él no quito su expresión, por lo que no pude contener por más tiempo mi risa; enarcó una ceja y me volteo a ver —Lo siento, es que te ves muy gracioso, te me figuras a un niño pequeño —regresó su vista a la pared de enfrente y yo continué viendo la ciudad.
    —Soy Daisuke, también tengo quince años —le sonreí y vi como su expresión se suavizaba.
    — ¿Qué te paso?
    —Me… caí y rompí mi pierna en una excursión escolar, perdí un poco de sangre ¿tú por qué estás aquí?
    —Tengo una rara enfermedad que me impide hacer muchas cosas

    Por fin tenía alguien con quien platicar después de un mes sola; él me contó de su vida, de su familia y de la escuela, yo le conté de lo poco que había hecho; cuando sus padres y hermana lo visitaban se veían felices. En un mes y medio volvió a su casa, y me visitaba en las noches cuando ya nadie estaba muy al pendiente de los estables y ya no se admitían visitas; nunca me dijo como le hacía para que nadie lo detuviera.

    —Hoy llegó un circo— me dijo después de saludarme y preguntarme como había estado, justo hoy cumplíamos siete meses de conocernos
    —¿Irás a verlo por mí?
    —Ya lo hice, no fui a la escuela pero sí al circo— su sonrisa era muy linda; me contó minuto a minuto lo que había pasado y me pareció tan maravilloso — ¿Tomas medicinas o necesitas de un aparato para vivir?
    —Aún no, pero me canso muy rápido ¿por qué lo preguntas?
    — ¿Entonces sí podrías vivir fuera del hospital?
    —Imagino que sí, pero aquí me cuidan las veinticuatro horas
    —Bueno si estas segura de eso, vámonos con el circo
    — ¿Qué?
    —En serio, será genial, veremos lugares nuevos y conoceremos gente muy genial, hoy estuve platicando con los del circo y en dos semanas se irán; yo sí me iré con ellos
    —Bueno, yo también voy

    Tomé mi decisión muy fácilmente, tenía la oportunidad de no morir encerrada en el hospital y él me ayudaría. Tenía dos semanas para disfrutar la compañía de mis padres y amigos, y despedirme discretamente.

    El plazo se venció, Daisuke llegó a mi habitación a la hora de siempre, me trajo ropa que a su hermana ya no le quedaba para que me cambiara y un papel y pluma para escribirle una carta a mis padres y disculparme por lo que haría. No sabía si los volvería a ver, lo que me ponía un poco triste pero mi decisión estaba hecha y no me retractaría; deje la bata de hospital en la cama con la carta encima y me fui con Daisuke.

    El circo no estaba lejos, pero Daisuke insistió en llevarme en sus brazos. La gran carpa que me había descrito ya no estaba, sólo los camiones listos para partir en cuanto amaneciera. Todos fueron amables con nosotros, de inmediato encontraron un buen trabajo para Daisuke, sería vendedor de golosinas mientras entrenaba en algo para participar en el espectáculo. A mí no me querían dar un trabajo, pero les insistí hasta que decidieron dejarme atender la taquilla, siempre con alguien que me relevara cuando me cansara.

    El tiempo se fue rápido, tan sólo en una semana ya éramos parte de la familia, en un mes Daisuke ya estaba perfeccionando su habilidad en la cuerda floja; en tres meses ya participaba en el espectáculo y ambos ya teníamos dieciséis años, a veces me preguntaba a mí misma sobre mi familia y rogaba porque ya no estuvieran tan tristes. Ya habíamos visitado un estado entero, había visto paisajes hermosos y mucha gente. No me había sentido tan mal todo el día, pero si necesitaba a veces un descanso.

    —Este lugar me gusta, hay mucha gente dispuesta a venir al circo— me dijo Daisuke en la noche mientras veíamos las estrellas
    —Y sí se han reído mucho, todos ustedes actuaron muy bien
    —Ver tanta gente nos da ánimos y tú eres una buena vendedora
    —Hoy no hice mucho, tú si que te luciste— nos quedamos en silencio unos momentos, yo observe las estrellas que se veían muy bien en el lugar donde estábamos, él agarró mi mano y yo lo voltee a ver
    —Te amo Yumi, me has hecho muy feliz desde que te reíste de mí aquel día, gracias a ti es que estoy aquí— Con las primeras palabras mis lágrimas cayeron de mis mejillas
    —Yo también te amo y estoy muy agradecida de lo que has hecho por mí— lo besé y él me besó, después me abrazó y yo escondí mi cara en su pecho —Pero no quiero hacerte daño, si me amas sufrirás, yo no tengo tiempo, los doctores dijeron que de los veinte años no viviría más— dejo de abrazarme, me hizo subir la cabeza y verlo a los ojos, secó mis lágrimas.
    —Nunca te he dicho la verdad de porque estaba en el hospital. No me caí por accidente, yo solo me tiré desde esa altura, pero lo único que logre fue romperme el pie, eso me desesperó y con una roca que estaba cerca comencé a golpear mis manos hasta que logre romperme una vena.

    Cuando estaba perdiendo el conocimiento me encontraron, a todos les dijeron que había sido un accidente— me sonrió muy tiernamente —Aún deseo terminar con mi vida y lo haré cuando la tuya termine

    Volví a abrazarme a él y llorar hasta que me quede dormida; desperté al medio día, una persona del circo me acompañó hasta que la función terminó, entonces nos hicieron hacer algo que ahí en el circo siempre hacían; nos hicieron algo parecido a una boda, sólo que no fue oficial y en vez de decir los votos normales, dijimos: “Ni la muerte nos separará”

    Sin darme cuenta cumplimos un año de viajar con el circo, visitamos la mitad del país, ya teníamos diecisiete años y mi salud empeoraba; seis de las veinticuatro horas las podía pasar perfectamente, por lo que causaba bastantes problemas. El jefe del circo nos reunió antes de ir a dormir, mañana partiríamos a otra ciudad.

    —Nos han dado muchas alegrías y saben que siempre serán de la familia, pero Yumi, tu salud ya no es buena, necesitas del hospital para que te curen
    —No hay cura, mi muerte es inevitable y ya esta cerca
    —Entonces regresa con tu familia consanguínea, no mueras lejos de ellos. Mañana llegaremos a su ciudad, ya intuía que no soportarías
    —Perdón por los problemas

    Tal como lo dijo, al siguiente día llegamos a nuestra ciudad, les pedimos a dos chicos que fueran por nuestra familia y los llevaran a un parque, donde nosotros estaríamos. Nos sentamos en una banca, juntos, Daisuke me abrazaba, yo traía una cobija sobre mis hombros, porque sentía frio.

    Me di cuenta de que estaba pálido y tenía ojeras, al preguntarle la razón, me contestó que lo había hecho por mí, para que no me separaran de su lado por estar en el hospital; lo estaba besando cuando nuestra familia llegó, amabas madres se sorprendieron y lágrimas cayeron por sus mejillas, nos levantamos y acercamos un poco a ellos.

    —Sentimos mucho haberlos preocupado, pero no nos arrepentimos de lo que hicimos— Daisuke habló muy bien por los dos, su padre se acercó a él y lo abofeteo, después se alejo su familia con él. Mi madre me abrazó en cuanto estuvimos solos, mi padre me regañó; los padres de Daisuke hicieron lo mismo. Por unos minutos nos mantuvimos escuchando sus quejas hasta que los dos perdimos el conocimiento.

    Al despertar vi lo que hace tiempo había olvidado, volvía a abrir los ojos y ver la blancura de la habitación, escuchar el ruido de las maquinas y el ruido de la gente de afuera de mi habitación. Al lado de mi cama se encontraban mis padres, quienes me sonrieron al verme despierta, pero yo no les respondí la sonrisa, de inmediato busqué en el resto de la habitación a Daisuke, pero al otro lado de mi cama había una cortina blanca que no me dejaba ver a mi compañero de habitación.

    —Él está ahí detrás de esa cortina, esta hablando con sus padres, sus amigos del circo nos pidieron que no los separáramos— mi mamá, como siempre, supo en que estaba pensando; mis lágrimas no dudaron en salir y ambos me abrazaron —Te extrañamos mucho, creímos que nunca más te volveríamos a ver
    —De verdad lo lamento, pero no me arrepiento de lo que hice
    —Así que el chico de verdad habló por los dos— mi padre suspiró al decirlo —Pero no te regañaremos más, lo importante es que volviste y aquí podrán curarte
    —Lo siento, pero ya no creo más en esa mentira, ya sé que sólo me queda poco tiempo, por eso es que me fui a disfrutar un poco de lo que me queda de vida— mamá se cubrió el rostro con las manos y comenzó a llorar y papá la consoló.
    Platicamos un rato más hasta que los padres de Daisuke intercambiaron lugares con mis padres, me sentí tontamente nerviosa, pero eso me dio alegría, creí que era algo que nunca iba a sentir.
    —Gracias a ti es que nuestro hijo aún esta vivo, desde aquel accidente sólo estábamos esperando a su segundo intento para quitarse la vida—su madre se veía cansada pero con un poco de felicidad oculta en sus ojos
    —Yo noté como todas las noches él salía, el día que lo seguí supe que venía al hospital a verte a ti, eso me hizo feliz, creí que mi hermano por fin había encontrado alguien por quien vivir, pero cuando lo fui a despertar un día, él ya no estaba, sólo nos había dejado una carta
    — ¿Él esta bien?— pregunté muy tímidamente
    —No dejó que lo alimentaran por tubos ni quiere comer, él aún desea morir
    —No se culpen, por favor, él siempre me ha contado que los quiere mucho y que de verdad le importan, pero nunca se ha sentido satisfecho con estar vivo, no porque le haga falta algo.

    Hablar con ellos fue más fácil de lo que creí, al inicio su padre había estado callado y serio, yo podía sentir que me odiaba, pero después también habló conmigo y pude notar que en realidad no me odiaba. Cuando terminaron de hablar conmigo y mis padres con Daisuke, recorrieron la cortina, él me sonrió y yo le sonreí, juntaron nuestras camas hasta donde podía, nos tomamos de las manos.

    Pasamos dos meses en esa habitación, Daisuke seguía negándose a que lo alimentaran por lo que no se podía recuperar, cuando ya llevaba mucho los médicos siempre lo intentaban conectar a tubos a la fuerza pero él no dejaba de patalear, así que terminaban sedándolo; sin embargo, unos minutos después de que se iban, siempre desconectaba todo lo que le habían puesto a Daisuke, siempre teniendo cuidado de no hacer algo mal.

    Hoy ya es tarde, las visitas terminaron, los chicos del circo ya se habían ido, pero nos mandaban cartas a casa de mis padres y nos las traían diario, mis amigos y los amigos de Daisuke nos visitaban cada dos días, entre ellos ya se habían hecho amigos, lo que nos divirtió mucho porque solían comparar escuelas y clases, claro que siempre nos prestaban atención; esta vez había habido mucha gente en nuestra habitación.

    Estaba platicando con él, cuando sentí lo que había estado esperando, hice a Daisuke voltear a verme, lo besé y le sonreí diciéndole que mi hora había llegado, sentí como una parte de él se entristecía pero rápidamente cambió su expresión a una llena de felicidad.

    Mi pulso comenzó a alentarse, a penas y podía estar con los ojos abiertos, el marcador de mi pulso comenzó a hacer ruido y los médicos no tardaron en llegar, separaron mi cama de la de Daisuke, alcance a ver como él sacaba la jeringa con aguja que había estado guardando para ese momento, mis ojos comenzaron a cerrarse, no deje de ver a Daisuke que en ese momento estaba introduciendo la aguja en su vena, me sonrió y dejó que el aire invadiera sus venas y llegará hasta su corazón; cerró los ojos sin sentir dolor, entonces yo también cerré los míos y deje de sentir, me olvide de todo.
     
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    Yin Meng Kikyo

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    Re: Ni la muerte nos separará

    No será perfecta, pero es buena. Me enganchó de principio a fin sin bajar el ritmo de su encanto.

    Avanza rápidamente y en algunos planos habría que cincelar un poco más, profundizando, pero está bien en la lectura. Se me hizo poco densa, ligera, plácida de llevar, mas con cierta intensidad en la tristeza de la trama.

    El final tomó su punto... Hmm... Si fuera la preparación de una pasta, diría que "al dente".
     
  3.  
    Vientchat

    Vientchat Entusiasta

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    Escritor
    Re: Ni la muerte nos separará

    Gracias por leerlo :D, esperó mejorar para proximos escritos, gracias por los comentarios
     
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  1. Namida
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