Te regalo mi alma envenenada, te regalo los recuerdos de la nada. Pero no una de mis lágrimas de sangre porque son lo único que me hace grande. Sentimiento profundo que mata mi corazón; ojos melancólicos pidiendo por su ser compasión; alas muertas escondidas en algún rincón y el frío de mi alma quemando el calor. Por favor, se conmigo sincera niña del dolor, ¿De verdad yo, un simple humano, merezco tu perdón? ¿Cómo que un simple humano? ¡Que horror! Pero fui yo quien provocó esta desagradable traición. Suspiro ante la actitud del ser humano ante los sentimientos, pero aquellos malos recuerdos pronto se los llevará el viento. Soy yo quien da a la luz los sentimientos escondidos que les hacen llorar y que de una manera desagradable me obligan a mostrar. Culpable me considero por mirar aquellos ojos llenos de tristeza y ahora me veo obligada a crear en ellos una nueva fortaleza. Esta obligación exigente que hace que haga luz en la oscuridad y que elimine lo oscuro de cualquier humano lleno de maldad.
Hola! Lindo poema, me gusta el buen léxico que desarrollas en él. Me llama la atención el tema y cómo lo vas desfragmentando poco a poco, pasando de ser algo trillado a un sentimiento especial que nos transmites y que es único. Me gusta la rima, igual es elegante de versos de dos en dos. Lo único que no me gusta es la métrica. Comienzas con versos muy cortos, a comparación de los últimos. Extravías el sentido del ritmo. Felicidades! Espero seguir leyendo más obras tuyas. Saludos.