One-shot Navidad Megurine

No recuerdo cuando fue la ultima vez que me quedé observando la nieve caer sobre mis guantes...

Ahí estaba yo, sentado afuera de la cafetería. Como siempre, cargaba con mi MP3, y escuchaba una lista de reproducción "anti-navideña". No sabía si estaba a tiempo, pues el MP3 no decía la hora y no podía ver donde estaba el sol por lo nublado que estaba, pero tenía que esperar.

Decidí participar en el intercambio del Santa Secreto que organizaron mis compañeros de habitación con sus novias y amigos. Yo ya había entregado su regalo a la persona que me había tocado, y estaba esperando a quien me regalaría algo a mi. Era extraño porque ni siquiera supe exactamente quienes estaban dentro del intercambio, pero fue toda una sorpresa cuando ella apareció.

Sus largos cabellos rosas estaban volando tras su espalda mientras corría hasta donde yo estaba; casi se le caían su bufanda y su gorro mientras se aferraba a la bolsa de regalo que sostenía contra su pecho. Se inclinó frente a mi jadeando.

—Fe-feliz Navidad Luki...— dice ella recuperando el aliento.
—Que inesperada aparición— dije con sequedad.
—"Feliz Navidad, Luka"— comentó ella con una risita mientras acomodaba su cabello.
—Supondré que eres mi Santa Secreto.
—Uno de tus compañeros de apartamento trabaja conmigo.
—Así que he sido vendido— sonreí con ironía.
—De lo poco que se de ti, no olvido cómo te mata la curiosidad.
—Ósea que encontraste una forma de emboscarme— mantuve mi sonrisa.
—Quería pasar la Navidad con mi hermano... De nuevo... Han pasado algunos años.

Dejé de sonreír. Hubo silencio por algunos minutos. Luka se mantuvo de pie frente a mi, sentado en una banca, y a ambos nos caía nieve sobre los hombros. La música que escuchaba estaba fuera de lugar, pero hacía las cosas un poco menos incomodas... Para mi al menos.

Luka de pronto se rió y se sentó a mi lado, recargando la cabeza en mi hombro y tendiéndome la bolsa de regalo que traía. Le di el gusto de sonreírle de la manera más sincera posible antes siquiera de ver que había en la bolsa. Al abrirla, me quedé pasmado. Dentro, había un arpa. Me reí algo fuerte antes de llevarme una mano al rostro.

—Jaja... Lu-Luka, tú...
—Ya dije "feliz Navidad".
—No puedo creer que me estés dando tu arpa... Tu primer instrumento.
—El primer instrumento con el que canté para ti....
—...la canción de cuna de mamá. Cuando yo tenía cinco años y tu siete. Fue cuando descubrí que quería ser parte del mundo de la música.

La miré con ternura y me regresó la mirada, ladeando el rostro y sonriendo satisfecha. Me sonrojé y chasqueé la lengua contra los dientes antes de volver a reír con una mano en el rostro. Suspiré.

—Desearía tener un regalo para ti— dije mirando al suelo y noté que Luka se rió.
—Que lo digas ya es reconfortante...

Tuve que voltear a verla porque su voz se oía quebradiza. En efecto, sus ojos estaban llenos de lágrimas, aunque sonreía, y sus mejillas estaban rojas. Me reí.

—Ya sé...— Me puse de pie y la obligué a hacer lo mismo para poder estrecharla con todas mis fuerzas entre mis brazos. Estaba tan atrapada contra mi pecho y tan... Feliz, triste, conmovida (no lo se) que no pudo devolverme el abrazo y simplemente dejó salir sus lágrimas sobre mi chaqueta. Reí. —No sé cómo podría este ser un buen gesto de parte del idiota que tienes como hermano... Pero...— Mis ojos también estaban llorosos. —Feliz Navidad, Luka.

Un rato después, Luka trató de llevarme a ver a nuestros padres, pero me entendió cuando le dije que eso podía esperar otro año...

Hoy en día, cuando estoy deprimido, tomo el arpa de la repisa en donde adorna mi cuarto y acarició las cuerdas al compás de aquella vieja canción de cuna.