Aichi Nagoya

Santuario
[Togashi; Benkei; Kawa]

Togashi entró al santuario; era un sitio amplio y muy hermoso; contaba con un patio central dónde un estanque se mostraba pulcro; detrás una pagoda completamente cuidada, nada estaba fuera de lugar, su pintura era impoluta.

Al centro del patio se encontraba un monje barriendo las hojas; pero no era un monje común, portaba a su espalda distintas armas, y a su muñeca un mala de madera, como Takeda; algo que le indicó a Togashi que aquel hombre debía ser budista. El monje reparó en la presencia de Togashi.

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La mirada del monje era intensa, parecía un abismo negro. El monje se acercó a él con las manos juntas, así evitaría espantarlo mas de lo normal —Buenas noches— hizo una leve reverencia —El templo a Buda siempre está abierto para escuchar tus oraciones, siéntete con la libertad de recorrer sus jardines, y...

—Visitar sus salones — susurró una pequeña niña quien había permanecido desapercibida por Togashi; la pequeña tenía el cabello blanco como Kuroki, y portaba en su muñeca un pequeño talismán, Togashi los había visto en otros templos, se daban a los visitantes para protección o suerte. Al parecer la niña estaba recitando lo que Benkei debería estar diciendo a Togashi.

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—Buenas noches —mencionó la niña haciendo una leve reverencia —El es el monje Benkei; parece intimidante pero tiene un gran corazón.

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Togashi
Santuario

Los recuerdos iban surgiendo en Togashi mientras se adentraba en el templo con paso calmo y mirada serena. Esos recuerdos volvían a traerlo a sus días en Tsu, luego en el que había empezado a morir lentamente debido a su anterior condición. Cuando los Minamoto lo habían encontrado en una de las casas abandonadas donde se refugiaba, él llevaba pocas semanas en esa ciudad, todavía escondiéndose de los Taira. Recordaba bien que allí había dos Santuarios, pero nunca se había acercado a ninguno; porque uno estaba abandonado y no parecía seguro, mientras que en el otro había bastante más movimiento y no quería exponerse. Si no recordaba mal, era el Santuario del barrio moderno y, en una ocasión que pasó cerca de la zona donde estaba el mismo, le pareció ver, de lejos, a una niña de cabello blanco que profesaba el culto a un dios de la muerte, un tal Mara. Las personas que la escuchaban se alejaban conforme hablaba y, aunque por entonces él se había resignado a la idea de morir, prefirió mantener distancia; porque no quería morir bajo el asilo de ningún dios.

Se acordaba asimismo que días después estuvo en los interiores de aquel Santuario, la vez que Kenzaburo y Mao habían asesinado a una persona que visitaba el lugar, alguien que era parte de los Taira. Suspiró con pesadumbre... Pensar que Kenzo y Mao ya no estaban con ellos... Movía su alma...

El Santuario de Nagoya en nada se comparaba al de Tsu. Era imponente en su pulcritud, pero traía una sensación cálida en medio de la noche fría. Estaba perfectamente cuidado y lo animaba a observar cada detalle presente en el lugar. Así siguió caminando en paz por el lugar, hasta que en un patio se topó con un monje que se encontraba barriendo las hojas del suelo. Togashi se dio cuenta de que había bastantes armas en la espalda del monje, algo que le resultó muy llamativo en un sitio como aquel; y casi por acto reflejo, se preguntó quiénes las habrían forjado. Y cuando el monje reparó en su presencia y se volteó a mirarlo, el samurái se dio cuenta de que había una mala en una de sus muñecas, como la que Takeda portaba. Aquello le permitió darse cuenta de que era un monje budista.

La mirada del monje era profunda y de ella emanaba una enorme energía. Togashi permaneció de pie, sereno, sosteniendo su mirada; no hizo ademán de llevar su mano a la katana, pues aunque aquella mirada lo atravesaba, no se sintió amenazado. El monje, sin embargo, juntó las manos para acercarse a él para hablarle. Le dio la bienvenida al Templo de Buda, indicándole lo que podía hacer en él. Pero antes de que pudiera terminar de hablar, otra voz, más aguda e infantil, completó su frase. Cuando se volteó a mirar a la otra persona que hablaba, Togashi sintió un desconcierto que no se hizo presente en su rostro.

Pues allí estaba la niña de Tsu que profesaba a Mara, tal cual la había recordado hace unos instantes. La pequeña le dedicó una reverencia y presentó al monje, que se llamaba Benkei, remarcando que no debía temerle. Togashi asintió con una expresión tranquila mientras se preguntaba qué hacía esa niña en un templo dedicado a Buda y no a Mara. Acto seguido, saludó a ambos con una reverencia.

—Es un placer conocerlos a ambos, agradezco la bienvenida —dijo. Luego, se giró a hacia la niña—. Perdón si sueno descortés, pero a ti te he visto anteriormente, desde la distancia, en un templo de Tsu —mencionó con voz suave. Togashi no la estaba juzgando, sólo remarcaba algo que le resultaba curioso y anecdótico—. Me has presentado a Benkei, pero no has mencionado tu nombre. ¿Cómo te llamas?

 

Santuario
[Togashi; Benkei; Kawa]

Kawa observaba a Togashi para tratar de reconocerlo, no parecía preocupada en lo más mínimo. Benkei observó a ambos confundido, no sabía si debía prepararse para otro enfrentamiento.

—Mi nombre es Kawa —mencionó sin separar la vista de Togashi —¿Cuál es el tuyo?

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Togashi
Santuario

Cuando mencionó que había visto a la niña en Tsu, los ojos de esta parecieron quedarse aferrados en su persona. Quizá estaba tratando de reconocerlo o bien intentaba discernir cuál era la intención detrás de sus palabras. Togashi se mostró impasible. Benkei los miraba confundido, y el samurái se preguntó si el monje sabía, al igual que él, sobre el pasado de Kawa profesando a un dios de la muerte y las implicancias de esto, considerando que era budista. Rendir culto a la muerte podía sonar a algo aterrador, pero a él le dio lo mismo en su momento, pues pensaba que era una religión tan válida como las otras. Y al igual que con todas las religiones, seguramente no la habría comprendido.

Por eso estaba ahí. Para aprender algo. Para comprender.

—Soy Togashi —respondió—. En Tsu era un vagabundo que se la pasaba escondiéndose, quizá por eso no podrás reconocerme. Sólo me pareció curioso cruzarnos en este lugar. La vida da un giro para todos, por lo visto —le dirigió una pequeña sonrisa, esperando con eso borrar cualquier atisbo de tensión que su anterior comentario pudiese haber generado. No estaba confrontando ni amenazando, no tenía motivo alguno para enfrentarla, mucho menos tratándose de una niña. Acto seguido, habló dirgiéndose tanto a Kawa como Benkei—. Yo... Entré para conocer el Templo, pero también me doy cuenta de que necesito rezar por las almas de personas que he perdido. Me gustaría me enseñaran a hacerlo según el budismo.

 

Santuario
[Togashi; Benkei; Kawa]

Kawa afirmó mientras Benkei suavizaba su postura —Las personas que has perdido renacen, es un ciclo; en el budismo no creemos en el desprendimiento eterno, esas almas viven, ya sea en energía o han regresado como otro ser en esta vida para volver a buscar la iluminación —aclaró Benkei —Hay ritos de despedida, pero son ritos de paso; pero si lo que buscas es honrar su memoria, debes hacerlo a través del amor y la compasión. Y esto es lo que nos enseña el budismo.

Benkei le pidió que lo siguiera hacia el templo; entraron siendo seguidos por Kawa. Benekei le indicó a Togashi que juntara sus manos frente a Buda —Un buen bodhisattva u hombre dedicado al zen debe tener presentes seis virtudes —Benkei encendió un incienso y lo colocó en la arena que se encontraba frente a Buda— La caridad; esta es dar para beneficio o bienestar de todos los seres. Hay hombres dispuestos a dar inclusive su vida por salvar la de los demás.

Encendió un segundo incienso y lo colocó en la arena —Los preceptos; saber distinguir los preceptos dados por Buda los cuales conducen a una vida moral; mantener el orden de la fraternidad, una sociedad modelo, cuyo ideal es conducir a una vida pacífica, armoniosa.

Encendió el tercer incienso —Humildad; es saber atravesar el camino de la humillación; un gran devoto se sentirá humillado por no ser plenamente apreciado, ni aun por ser injustamente ignorado. Se mantendrá paciente bajo cualquier condición desfavorable.

Encendió el cuarto incienso —Energía; siempre tener la fuerza para continuar el Camino. Saber como utilizar la poca o mucha energía que se tiene, saber equilibrarla, usar la necesaria para seguir avanzando.

Encendió el quinto incienso—Meditación—sonrió mientras el también juntaba las manos para hacer una leve reverencia, después separó sus manos y continuó explicando — Es conservar el propio estado de ánimo tranquilo en cualquier circunstancia, desfavorable o favorable, y no sentirse perturbado ni frustrado en absoluto que cuando se presenten, una tras otra, situaciones adversas. Esto requiere un gran entrenamiento.

Encendió el último incienso, el sexto —Sabiduría; es la experiencia que un hombre tiene cuando siente la infinita totalidad de las cosas. Podemos tomarlo como algo semejante a una intuición totalizadora de algo que trasciende a todas nuestras experiencias particularizadas, específicas.

Benkei se colocó junto a Togashi, volvió a juntar sus manos —Vivir para hacer el bien; evitar el mal; purificar el propio corazón: éste es el Camino de Buda.

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Togashi
Santuario

"Las personas que has perdido renacen, es un ciclo; en el budismo no creemos en el desprendimiento eterno, esas almas viven."

Al escuchar estas primeras palabras del monje no pudo evitar recordar lo que a Takeda le gustaba decir: que todos los días renacemos. No aplicaba solamente para los seres que seguían dejando sus huellas en la tierra, sino que también eran dignas para los que ya no estaban, siendo energía o reencarnados, como explicaba Benkei en ese momento. Cuando perdió a Kanade aquel fatídico día de invierno, Togashi se había sentido terriblemente despojado y solo, extrañándola al punto de sufrir una tristeza extrema; cuando en realidad, su hermana pequeña siempre había estado con él. Kojiro sostenía una idea parecida, aunque desde una perspectiva poética, cuando sostenía que Gonsake estaba presente en sus movimientos; y Kanade también lo estaba. Sus hermanos, en la muerte y/o en la ausencia, habían renacido. Entenderlo desde esta visión era más tranquilizador para su alma.

Siguió a Benkei y a Kawa al interior del Templo. Togashi siguió las indicaciones de Benkei y juntó las palmas de sus manos frente a un Buda, pensando con cierta gracia que la vez que Takeda lo había visto rezando a nadie en particular, había hecho ese mismo gesto. Su líder y amigo muy probablemente había pensado en ese momento que era budista. Togashi recordaba vagamente que cuando él preguntó a Takeda qué religión seguía, él había afirmado se guiaba según el budismo. Mientras su mala imponía presencia en la muñeca del Minamoto.

Benkei le enseñó las seis virtudes de alguien dedicado al zen: Caridad, Preceptos, Humildad, Energía, Meditación y Sabiduría.

Togashi lo escuchó con devota atención, grabando cada enseñanza, mientras lo observaba prender los inciensos sobre la arena frente a Buda. Finalmente Benkei se colocó a su lado y también juntó sus palmas, con estas palabras: "Vivir para hacer el bien; evitar el mal; purificar el propio corazón: éste es el Camino de Buda."

Se quedó en silencio por unos minutos, con las palmas juntas, mirando al Buda a los ojos.

—Tuve una hermana pequeña... Kanade de los Takemori, apellido de mi anterior familia, de la que me fui —comenzó a decir—. Mis parientes la rechazaban, ninguneaban y maltrataban, porque era la hija que mi padre tuvo con otra mujer. Fui el único que la reconoció como lo que era, mi hermana pequeña, incluso cuando mi madre se suicidó diciendo que ella era la causa; culpar a una niña pequeña por tales actos me parecía cruel e insensato. Ella me empezó a seguir a todas partes y al final nos ganamos el afecto del otro. Renuncié al clan Takemori y vivimos juntos en unas tierras que nuestro hermano mayor, Gonsake, nos había dado —se sonrió y cerró los ojos, con las palmas firmemente juntas frente al Buda—. Kanade murió en el frío y hambre de la miseria cuando los Taira nos quitaron nuestro hogar y nos forzaron a vivir en la calle. Su pérdida devastó mi espíritu y mi cuerpo, pero en un punto decidí que su recuerdo me daría fuerzas, que su recuerdo no debe ser dolor. Ahora sé que nunca se fue...

>>También renacieron Mao y Kenzaburo, dos samuráis de mi actual familia. La primera era una joven que estaba en pleno proceso de encontrar su camino del sable; inquieta y valiente, con una sensibilidad que la hacía querer buscar el bien de los demás... aunque se tratara de un enemigo. Kenzaburo, por su parte, fue un buen amigo para todos; resultaba un poco tosco a veces, pero su corazón era grande, noble y bondadoso; siempre estuvo dispuesto a sacrificarse por nosotros, por nuestra causa, hasta que en la guerra renació para salvar uno de nuestros médicos...

>>En esa misma guerra renació Takami, padre de mi mejor amigo. Apenas estuve dos días con él, pero parecía un buen hombre, lleno de experiencia. Espero que su alma se encuentre en paz, sabiendo que ha luchado por una nación de bien.

>>Ellos son todos por los que...

Sin embargo, antes de que cerrara lo que iba a decir, Togashi recordó el día que Takeda contó su historia de vida al clan. De aquella vez, hubo un guerrero al que el Minamoto mencionaba con dificultad, que era muy importante para él y lo había perdido recientemente.

—Hay alguien más por quien quiero honrar su memoria...

>>Su nombre es... Chikusa.

 

Santuario
[Togashi; Benkei; Kawa]

Kawa bajó la mirada al escuchar la historia de su pequeña hermana; Benkei escuchó con pesar en su alma; pero al terminar sonrió — Todas son almas a recordar, tu espíritu debe enaltecerse al haber cruzado caminos con aquellos a los que recuerdas ahora, y ellos ya son dichosos de haber podido compartir momentos contigo —dijo ante Buda — Y hoy, has elegido seguir el camino de Buda, nadie olvida el día en que decide tomar este camino. Creo que tu acudiste al santuario por la fuerza que tiene el amor a tus hermanos y a tus amigos, querías honrarlos, despedirte de ellos, levantar su memoria para que jamás sean olvidados — afirmó —Yo también así conocí el budismo.

Se giró ante Togashi; quitándose las vendas de los brazos que llevaba debajo de su indumentaria; eran cicatrices, viejas heridas de encarcelamiento — Yo antes del budismo fui un criminal, y pagué aprisionado en Fukuoka; mi odio me hacía ignorante a mi destino, yo ya resignado a morir; pero junto a mi había otro prisionero, uno que siempre rezaba, tan sereno... no podíamos vernos, cada quien estaba en una celda individual atado de manos a la pared— sonrió al recordar aquella voz mientras volvía a atar sus muñecas con el vendaje —El nunca me dirigió la palabra, pero sus oraciones me mantuvieron cuerdo los tres inviernos que pasé en ese confinamiento, sin darme cuenta comencé a recitarlas junto a él —Hizo una pausa, respiró profundamente y luego exhaló con fuerza.

—Al ser liberado, me enfoqué en dos cosas; la primera en descubrir a qué religión le había estado orando todo ese tiempo; y la segunda, a buscar a ese guerrero, pues si estaba en esa prisión debía ser uno muy fuerte, y pensé que lo encontraría, pues su voz quedó grabada con fuego en mi memoria. —Benkei se sintió en confianza siendo que Togashi había revelado la historia de su pequeña hermana con él —Cuando supe que aquello era budismo zen, entendí a la perfección a ese guerrero. Nos recordé allí en esa celda; ese camino de dolor debía ser superado para llegar al ciclo de la muerte, los budistas lo conocemos como "La Renuncia" una práctica conocida por renunciar a los sentidos y así entender el sentido del samsara, el ciclo eterno de la vida y la muerte. Para completar la renuncia se debe nulificar los sentidos; evitando ser distraído de la oración. Ese guerrero era firme creyente de que si moría en esa celda reencarnaría en otro ser, posiblemente libre si seguía los pasos de la doctrina y cumplía con la Renuncia.

Benkei hizo una pausa mientras recolectaba recuerdos —Jamás conocí a aquel guerrero; sólo supe que esa prisión fue destruida, y que uno de los prisioneros había sido el culpable del genocidio cometido en ella. Aun tengo la esperanza de que él fuera liberado antes, así como yo, y que algún día llegará a sus oídos mi nombre; Benkei, el monje guerrero.

Clavó su mirada en Togashi—Una persona puede cambiar tu vida en un momento; ese hombre se convirtió en mi primer amigo —sonrió — Y ese hombre no sabe que existo. En cambio, las personas por las que tú has venido a este Santuario, conocieron al hombre que está frente a mi, y eso es una bendición de Buda

Junto sus manos en oración cerrando los ojos—La sincera amistad es la única cura para el odio, la única garantía de la paz —abrió los ojos — ¿No crees?

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Bruno TDF ultimo post para cerrar el día :3

 

Togashi
Santuario

Escuchó con interés la historia de Benkei, quien reveló que en su pasado había sido un criminal. El monje budista relató cómo su vida había cambiado en el interior de una celda a través de las oraciones de otros prisioneros y la nueva perspectiva que aquella experiencia le trajo, sobre todo tras su liberación; su comprensión de la religión budista. Togashi se sentía bastante fascinado con todo lo que implicaba el camino del zen. Quizá eso que él sentía ahora, era lo que había atravesado a Benkei todo aquel tiempo. Ambos buscaban entender la religión de otro guerrero y asimismo buscaban a otra persona que significaba mucho para ellos, con la esperanza de que aun viviera.

“La sincera amistad es la única cura para el odio, la única garantía de paz. ¿No crees?”

Togashi asintió, mostrando total acuerdo.

—Por mucho tiempo me moví a través de un feroz deseo de venganza —contó—. Odiaba con todo mí ser a los Taira por lo de mi hogar, por lo de Kanade. Pero sobre todo me odiaba a mí mismo por no haber podido impedir que muriera —apretó los labios, pues aunque se había hecho emocionalmente más fuerte, recordar esos días de miseria no era agradable en lo absoluto—. Pero en el camino, cuando me sentía solo y a punto de morir, me crucé con otras personas. Personas buenas que me tendieron una mano y me entregaron su amistad y una causa noble por la que seguir luchando. Estar con ellas me salvó del odio que me estaba volviendo salvaje y débil. Hasta entonces mi única amistad había sido mi hermano Gonsake, pero nos distanciamos por desacuerdos… Yo también espero volver a verlo algún día, así como tú buscas a aquel guerrero.

Volvió a cerrar los ojos, con las palmas unidas frente a Buda para serenar por unos segundos su alma, antes de seguir hablando:

—En una de aquellas manos… hay algo igual a eso que portas en tu muñeca. Esa persona dijo que es un Mala. Me gustaría que me hablaras un poco sobre qué representa… y si yo también podría irme de este templo portando una.

 

Santuario
[Togashi; Benkei; Kawa]

Benkei sujetó su mala, lo desató de su muñeca y se lo mostró a Togashi, mostró la gran esfera central —Esta representa a Buda— después extendió el gran collar entre sus dedos— son ciento ocho esferas; estas se dividen en tres partes — contó veintisiete y de detuvo, después cincuenta y cuatro y se detuvo; por último ochenta y uno — estas son las tres existencias: positivo, negativo y neutro. Está dividido en tres partes porque al igual que el número ciento ocho, el número tres representa los tres tiempos, el pasado, el presente y el futuro —sujetó el mala en esas tres divisiones, en la esfera veintisiete, cincuenta y cuatro y ochenta y uno— el cuerpo, palabra y mente los cuales deben ser purificados; los tres venenos: odio, avidez e ignorancia que deben ser eliminados o también se interpreta como los tres grandes juicios: Buda; el dharma y la sangha. Buda siendo nuestro ejemplo a seguir, el dharma el camino para la iluminación y el sangha siendo la unión de sus adeptos.

Benkei entendía que era difícil de entender; pero con el tiempo lo iría asimilando. Todos los bodhisattvas lo hacían.

Sostuvo el mala entre sus dedos pulgares, colocándolos en la primera esfera junto a la que representaba a Buda—El mala debe girarse a la derecha con los dedos pulgares los cuales representan a Buda y el dedo índice que representa el ser individual; todo esto representa la unión de lo divino con lo individual, o la búsqueda de la budeidad. Al llegar a la cuenta final y para continuar el conteo de mantras, se debe girar el mala de forma que no se pase sobre la cuenta de Buda, jamás debes tocar esa cuenta mientras recitas mantras.

—Benkei... lo confundes —mencionó Kawa haciendo que Benkei sonriera.

—Lo siento, es un tema muy profundo —se disculpó Benkei mirando al cielo —Ya es muy noche; deberías ir a descansar. Puedes hacerlo en el templo si lo deseas; así podré entregarte tu propio mala por la mañana.

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Bruno TDF ya cerraré el día; puedes quedarte en el templo o ir al shukusha. En mi siguiente post abriré en nuevo día :3

 

Togashi
Santuario

Se sintió un poco avergonzado después de escuchar a Benkei explicar todo el significado que subyacía al Mala. Había captado a la perfección lo de la esfera central representando a Buda y las tres divisiones, que asimismo representaban las tres existencias y los tres tiempos. Pero el número tres era mucho más profundo de lo que podía aparentar en un principio, pues el monje continuó hablando sobre otros conceptos, como las tres cosas que deben ser purificadas, los tres venenos y los tres juicios del budismo. Captó con mucho esfuerzo las cosas más generales, pero comenzó a sentirse un poco perdido cuando Benkei habló de que el Mala debía girarse de determinadas formas. Creyó entender algo, pero resultaba muy enredoso cuando uno lo escuchaba por primera vez.

Se sonrió cuando Kawa remarcó a Benkei que la explicación era confusa, como si le hubiera leído la mente. Benkei también sonrió y admitió que era un tema muy profundo, cosa que lo alivió: había temido molestarlo con su ignorancia o incapacidad para entender plenamente la explicación del Mala.

—Puede que sea un poco difícil de captar dado que estoy aprendiendo. Pero he entendido gran parte de lo que me ha dicho y tengo buena memoria para repasar el resto. Me ha dado enseñanzas importantes, gracias —agradeció al monje con una reverencia—. Si no les es inoportuno, quisiera descansar en el Templo.

 

Togashi
Santuario

Siguió a Benkei hasta una de las habitaciones del templo. La misma contaba con lo mínimo indispensable para un buen descanso, saltaba a la vista que el monje llevaba una vida austera de acuerdo a sus creencias. Pero para alguien como Togashi, que había dormido en las calles e inclusive en terrenos inhóspitos y hostiles alejados de las ciudades o pueblos, era lo mismo dormir en el Templo que en un Shukusha o un Oyaji. Apreció enormemente que hubieran hecho un lugar para él y le dio las gracias al monje antes de que este se retirara. Recostado sobre el futón, se dedicó a repasar mentalmente las enseñanzas obtenidas durante aquel día. El mirar la vida desde un lente poético, el dónde estaban presentes sus hermanos a pesar de no estar, los pilares del budismo y las enseñanzas sobre el Mala; repasar esto último le llevó bastante más tiempo, sobre todo en la parte de girar el objeto de una manera u otra. Su capacidad de retención nunca había sido mala pese a su falta de interés en estudiar, pero sin duda alguna Gonsake lo hubiera comprendido a la primera, y Kanade seguramente habría esbozado una sonrisa para aparentar que había entendido a la perfección todo. Al final se durmió pensando en ellos, con una sonrisa en el rostro.


Despertó a la mañana siguiente con paz en su interior y los restos del fogón reluciendo sus últimas líneas de fuego y columnillas de humo. Al incorporarse y levantarse, dejó el futón bien ordenado en su sitio, para que la única tarea fuese guardarlo en donde correspondía. Hecho este gesto hacia sus anfitriones, fue al encuentro de ellos. Encontró a Kawa limpiando las hojas secas del estanque, a quien saludó con un cordial "Buenos días" y una pequeña sonrisa; si bien era una niña, a Togashi le parecía que tenía una perspicacia a la altura de los adultos y no dejaba de ser algo misteriosa, pero no por eso mala. Por otro lado, halló a Benkei preparando el té y aceptó gustoso y agradecido una taza, asintiendo ante el comentario de que no faltaba mucho para el arroz. Acto seguido, el monje rebuscó entre sus ropas y le extendió lo que había pedido la noche anterior: su propio Mala.

Togashi tomó con delicadeza el Mala y lo observó. Ciento ocho esferas. El número tres. Las tres existencias, los tres tiempos, los tres juicios, tres purificaciones, tres venenos y demás. Sus repasos de anoche le habían permitido comprender mejor el significado de lo que ahora tenía en sus manos. El objeto le recordó a Takeda... y se preguntó cómo estaría en esos momentos. Si se encontraría bien... Deseaba acercarse a él para que le siguiera enseñando sobre budismo, pues sabía que se quedaría en Nagoya sólo el tiempo necesario.

—Valoraré y agradeceré siempre que haya hecho esto para mí —dijo con una reverencia marcada, en señala de respeto hacia el monje. Al erguirse, colocó el mala en una de sus muñecas, de la misma forma en que recordaba que Benkei y Takeda llevaban las suyas. La observó con fascinación, pero también una sensación de paz—. Ahora que lo pienso, tendré que tener cuidado cuando trabaje en la fragua.

 

Santuario
[Togashi; Benkei; Kawa]

Benkei afirmó — Siempre usa los guantes antes de acercarte a la fragua —mencionó con seriedad — No dejes que el fuego alcance tampoco tu cabello, protege también tus pies. Mantente siempre atento, no te confíes aunque ya tengas suficiente experiencia; el fuego es temperamental, y el fierro caliente es difícil de borrar de la piel —Por un momento, Benkei sonaba paternal; como si Togashi fuera hija suyo, uno al que debía proteger. Era algo que siempre hacía Benkei, y por ello Kawa estaba allí, tan cómoda limpiando el estanque a una distancia prudente y con las herramientas necesarias. Era una lástima que pocas personas frecuentaran aquel lugar por la presencia que daba Benkei.

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Togashi
Santuario

Se sonrió ante los comentarios de Benkei, quien comenzó a darle advertencias casi como si fuese un niño a punto de lanzarse a una riesgosa aventura. Acto seguido asintió para dar entender que tomaba de buena fe sus palabras.

—Apenas estoy comenzando mi camino de herrero, por lo que tengo muy presente que apenas soy un aprendiz en el arte de la forja —respondió mientras daba un sereno sorbo a su té. Estaba delicioso, era relajante como el Templo mismo—. Mi maestro también me advirtió en su momento sobre guardar cuidado en la zona de los pies, advirtiendo que mi camino del guerrero terminaría antes de lo previsto, pero no mencionó lo de los cabellos o el peligro de confiarse. Así que me has añadido más enseñanzas, veo que tienes un entendimiento de las implicancias alrededor de la fragua —comentó, para seguir disfrutando del té antes de continuar hablando—. Había mencionado lo de tener cuidado por mi Mala, pero supongo que estará salvo mientras lo mantenga protegido en el interior de los guantes.

>>Hoy comienzo mi entrenamiento con el herrero Yamamoto, iré con él después de compartir este rato —contó, manteniendo así una conversación amigable con el monje, con quien se sentía cómodo y en confianza—. Cuando deba partir de Nagoya, es posible que te deje una espada a modo de recuerdo y gratitud —mencionó, observando las armas en la espalda de Benkei, cosa que le hizo plantear las siguientes pregunta—. ¿De dónde las sacaste y porque las llevas contigo?

 

Santuario
[Togashi; Benkei; Kawa]

Benkei sonrió nerviosamente, algo que con sus facciones podía notarse algo escalofriante —Son armas de todos aquellos a los he derrotado; son la carga que llevo, una promesa que me hice a mi mismo —mencionó sin pesar —Creí que si desafiaba a distintos guerreros podría encontrar a ese compañero que tuve en prisión, su voz quedó guardada en mi memoria, por lo que debía buscarlo. Si estuvo en la prisión de Fukuoka significaba que era un guerrero poderoso, por ello viajé a Kioto dónde me coloqué en un puente y desafié a todos los guerreros que veía, pues se dice que los mejores guerreros están en Kioto —negó ligeramente — Le gané a todos; pero no fueron desafíos, sobre todo, ninguno fue el hombre al que buscaba, mi espalda no descansará hasta que lo encuentre. Es por ello que no podría aceptar tu arma, debería ganarla.

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Dojo Yoshika
[Clan Yoshioka; Kojiro]

Kojiro deslizó con delicadeza la puerta del dojo; no llevaba arma con filo, pero llevaba una rama la cual había tallado en la longitud que el acostumbraba usar. Hizo un corte imaginario al aire, creando un sonido fuerte y corto, provocando llamar la atención de los hombres que entrenaban en el interior.

—Yo, Kojiro; desafío a Yoshioka Seijuro a un duelo— habló Kojiro con seguridad —Cuando el líder de los Yoshioka caiga, tomaré su dojo.

Seijuro lo miró con desprecio, era otro mas que venía a desafiarlo. No era un hombre que sólo venía a entrenar o medir su fuerza.

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—Vaya arrogancia — Seijuro se colocó al centro del dojo mientras sus alumnos se dispersaban a las orillas; detrás de él se quedaron sus alumnos mas importantes los cuales miraban con odio a Kojiro.

—Di tus reglas— señaló Kojiro a Seijuro con su nodachi improvisada.

—Al perder, tu apellido quedará colgado en esa pared —señaló Seijuro hacia un sitio dónde decía "Casta baja" en ella había varios —Así que habla, bajo qué apellido respondes.

Kojiro miró esa pared avanzó a ella y señaló los kanjis que ya colgaban allí en un tablón de madera negra con letras blancas "Sasaki"

—¿Qué eres de Jinrai?

Kojiro miró a Seijuro con una sonrisa —Su hijo.

—Veamos si puedes limpiar su nombre

 

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Dojo Yoshika
[Clan Yoshioka; Kojiro]

Ambos se colocaron uno frente al otro mientras los demás observaban. Kenpo lo observaba con desprecio —He dejado el nombre de Seijuro atrás hace ya varios inviernos atrás; ahora respondo como Kenpo.

Kojiro sonrió —Usas el nombre de tu difunto padre, viejo líder de los Yoshioka; espero estés a la altura.

El combate dio inicio, Kojiro bloqueo el primer impacto de Kenpo mientras este esquivaba el de Kojiro el cual había sido con todas sus fuerzas, mostrando su técnica.

—Siempre te han considerado el prodigio de Aichi, aquel que superó a su padre a una corta edad, y fuiste tú quien frenó la alianza entre Shizuoka y Aichi al derrotar a mi padre en aquel encuentro donde humillaste su apellido —Kojiro ocultaba su molestia ante el esquive que había logrado Kenpo

—En mi no recae la debilidad de los guerreros de Shizuoka; tu padre fue incapaz de cumplir la regla impuesta por mi señor Murakami. Tu padre perdió ante mi y tu también lo harás.

Kenpo atacó a Kojiro; esta vez ambos lograron conectar sus ataques, siendo el de Kenpo mucho mas fuerte que el de Kojiro. Kenpo dejó ir una ligera risa.

Esta vez Kojiro no logró ocultar su enojo ante la actitud de Kenpo; atacando con su ataque especial mientras el esquivaba el ataque de Kenpo. Este último recibió el impacto en el abdomen haciéndolo escupir sangre. Kojiro sonrió.

—¿Acaso crees que con eso me has vencido? —preguntó Kenpo ante Kojiro para después abalanzarse con fuerza colosal sobre Kojiro, quién en tamaño era mucho menor a Kenpo, quién conectó un fuerte golpe de manera diagonal en el pecho de Kojiro. El impacto ardió profundamente, abriendo la piel de Kojiro a pesar de que el arma fuera simple madera.

—Esto será rápido— mencionó uno de los alumnos de Kenpo provocando la risa de los presentes. Kumanosuke levantó la mano para que lo observaran.

—¡A CALLAR!— gritó Kumanosuke sin separar la vista del combate.

Kojiro jadeaba; aquel impacto fue muy fuerte, aun así no bajó su arma provocando daños mínimos a Kenpo para después lograr desarmarlo. Kenpo recuperó su arma después de esquivar el ataque de Kojiro. Ambos sudaban, ambos tenían una mirada filosa uno sobre el otro.

—Eres mucho más fuerte que Jinrai—mencionó Kenpo para hacerle un halago a Kojiro; pero Kojiro abrió por completo los ojos mientras apretaba los dientes y mostraba toda la dentadura con enojo, una reacción que Kenpo no entendía, a él le era grato escuchar que sus habilidades sobrepasaron las de su padre.

—Mi padre es mucho mas de lo que los demás pueden ver — la voz de Kojiro temblaba, como si estuviera a punto de llorar. La gran mayoría de los presentes tomaron ese momento como uno de debilidad de Kojiro —Nadie ve a mi padre cómo yo lo hago, nadie entiende lo fuerte que es. Y en su honor, arrancaré su nombre de tu boca.

Kenpo lo observó atento; no estaba subestimando a este oponente. Kojiro atacó dos veces para destruir el arma de Kenpo, pere este logró esquivar ambos intentos; pero un tercero ya era demasiado; la espada de madera de Kenpo se hizo añicos ante la de Kojiro.

Kenpo observó a Kojiro —Esto no ha terminado —Se colocó en posición de ataque.

—No esperaba que así fuera — afirmó Kojiro dejando caer su arma y preparándose para atacar a Kenpo a puño limpio, pelearía en las mismas condiciones.

La habilidad de ambos parecía estar a la par; pero los presentes ya no reían, estaban en vilo ante el combate ahora que ambos estaban desarmados; sólo se escuchaban el sonido de las respiraciones y del movimiento cortando el aire. Kojiro logró conectar algunos golpes pero que no significaban gran daño a Kenpo; pero sólo estaba esperando el momento idóneo, y lo encontró.

—¡AHHH!— Gritó Kojiro atacando con fuerza a Kenpo.



CRACK

El sonido alertó a los presentes. Kenpo llevó su brazo izquierdo al derecho mientras este colgaba. Contuvo el grito de dolor pero no pudo evitar mostrar en sus facciones la agonía. Su brazo derecho estaba roto.

Kojiro detuvo sus ataques mientras Komanosuke corría hacia Kenpo quien lo empujaba con el hombro izquierdo —Aun no hemos terminado, Sasaki Kojiro.

Kojiro avanzó hacia su espada de madera, después a la tablilla negra que decía "Sasaki" y la descolgó con ayuda de su arma, la tabla cayó en sus manos.

—¡No puedes hacer eso! Aun no terminamos— exclamó Kenpo

—Sólo vine por mi apellido, lo he recuperado —levantó la tablilla para iniciar su avance hacia la salida del dojo —Si terminamos el combate, te terminaré matando, y mi padre no me lo perdonaría. Es por él hombre que consideraste débil que hoy permaneces con vida, esa es la fuerza que tiene sobre mis acciones; ese es el poder que tiene el apellido Sasaki sobre mis hombros.

Kenpo lo observó con respeto; a pesar de que su orgullo estaba completamente destruido al igual que su brazo.

—Seijuro...—dijo simplemente para irritarlo aun mas —... te prohíbo que vuelvas a pronunciar el nombre de mi padre.

​

• Kojiro
• Kenpo

• 
  Nivel= 5
  PV= 30
  Fuerza= 15
  Protección= 15
  
• 
  Nivel= 5
  PV= 34 brazo roto
  Fuerza= 15
  Protección= 15
  

 

Togashi
Santuario

Una vez que Benkei explicó el motivo por el que portaba todos esos aceros a su espalda, Togashi se sintió por el poder que yacía en el interior de aquel hombre de fe, detrás de esa amable paz y actitud paternal. No sólo portaba muchas armas con él, sino que además provenían de Kioto, donde residían los guerreros mejor entrenados de la nación. La fuerte voluntad de Benkei también era otra de las cosas destacables en él, la manera en que deseaba encontrar al hombre que le cambió la vida a través de sus oraciones. A Togashi le hubiera gustado ayudarlo en su misión, pero no tenía ningún dato preciso sobre la prisión de Fukuoka. Además, debía concentrarse en su labor de convertirse en un gran herrero.

Asintió ante las palabras del monje y se terminó su té.

—No sólo eres sabio, tienes una voluntad de acero. Me gustaría poder ayudarte, supongo que siempre puedo hacer preguntas allá donde me encuentre —comentó, dejando la taza con té en una superficie—. También pareces alguien muy fuerte, eso me resulta interesante. Ya veremos qué podemos hacer con lo de la espada, quizá pueda servir como entrenamiento una vez que la haya forjado —sugirió—. En un rato tendré que irme con Yamamoto a seguir trabajando en la forja.

 

Santuario
[Togashi; Benkei; Kawa]

Benkei negó —No debes preocuparte por mi pasado; es una experiencia que narro porque define lo que soy ahora, no por ello debe definir mi futuro —miró al suelo, pues aquellas palabras las decía con sabiduría pero en su alma no las había internalizado, aun deseaba encontrar a ese guerrero para poder agradecerle lo que hizo por él sin siquiera saberlo, el impacto de una gota sobre un océano.

—Sigue con tu entrenamiento; y si quieres, puedes volver aquí y tener un desafío — Benkei era un monje; pero también un guerrero. Recordar su camino en esa vida lo hacía recordar su entrenamiento a lo largo de las estaciones

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Taller de Yamamoto
[Togashi; Fuji; Masamune; Yamamoto]

La estadia en el templo había resultado ser una buena idea; no sólo por las nuevas amistades sino también porque estaba completamente descansado y sobre todo, no había gastado ninguna moneda. Aun había buenos monjes en las ciudades grandes.

Yamamoto lo vio entrar y sonrió —Llegas un poco tarde; eso es el cansancio del herrero; después de un tiempo de acostumbrarás a los músculos adoloridos —señaló los bloques ya completamente fríos —¡A forjar!

Fuji se encontraba haciendo lo mismo en supervisión de Masamune, por lo que Togashi tendría toda la atención de Yamamoto —Lo que hagas, si es que es bueno, te lo comprará mi asistente.

Un joven estaba en la mesa de trabajo contando monedas; como Yamamoto estaba ocupado en la forja, ese joven atendía a los clientes que pudieran entrar en el proceso.

Contenido oculto

Bruno TDF te adelantaré porque ya nos atrasamos un poco por acá

1-10- desperdicias el material
11-20- creas un sable de baja calidad (los herreros lo comprarán a 5 monedas)
21-30 creas un sable de calidad común (los herreros lo comprarán a 10 monedas)
31-50 creas un sable de alta calidad (los herreros lo comprarán a 50 monedas)

Recuerda que Togashi no sólo se fortalece como herrero, también puede hacerlo como comerciante para así obtener mayores ganancias

 

Togashi
Santuario --> Taller de Yamamoto

Togashi se despidió de Benkei con la promesa de tener un desafío a su regreso, pues planeaba seguir pasando las noches en el Templo mientras pudiera. También saludó a Kawa antes de retirarse en dirección a la armería de Yamamoto. Haber ido al Templo le había sentado bastante bien, porque se sentía descansado físicamente, pero también en lo mental. Mientras caminaba en dirección a su destino, volvió a observar el Mala que llevaba puesto en su muñeca. Se sonrió, sintiéndose contento de haber adquirido enseñanzas como las que Benkei le había dado y porque se sentía un poco más conectado con su propia alma. Cuidaría mucho de aquel objeto, deseaba volver a ver pronto a Takeda para mostrárselo y que él siguiera enseñándole.

Al llegar al taller de Yamamoto, vio que todos ya se encontraban allí. Fuji forjaba bajo la atenta supervisión de Masamune. Yamamoto lo recibió, mostró los bloques que iban a utilizar para fojar y dijo que lo que creara podría ser comparado por un muchacho que era su asistente. Togashi asintió mientras pedía disculpas por haber llegado tarde.

Se colocó su hachimaki, resguardó su Mala en la seguridad de los guantes de protección y se puso a trabajar, fundiendo y trabajando acero. Esperaba lograr una buena primera impresión.