Aichi Nagoya

Tema en 'Prefecturas' iniciado por Amelie, 6 Septiembre 2020.

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    Amelie

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    Kibo lo miró con tristeza mientras Shiryu lo observaba, después Kibo se encontró con la mirada de su abuelo, pues él desconocía sus planes de viaje —¿Puedo despedirme? — No iba a cuestionar a su abuelo, él siempre sabía lo que hacía. Shiryu asintió bajándolo nuevamente al piso.

    Kibo corrió hacia Rengo y lo abrazó mientras Shiryu observaba a Kuroki —Sígueme —mencionó Shiryu mientras volvían a salir del templo, alejándose lo suficiente para que no los escucharan — Te escucho

     
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    Era extraño... parecía que ambos iban a tomar un viaje literalmente, pues no reaccionó a lo de Tsu, solamente se entristeció, miró a Shiryu y le pidió si podía despedirse, para permitírselo y el pequeño se fue con Rengo a abrazarlo.

    Shiryu me miró he hice lo mismo, me giré hacia Benkei, lo que quería decir era... delicado.
    Por fortuna Shiryu leyó mi mente, y avanzamos afuera del Santuario, ahí donde nadie nos escuchara.

    Suspiré ampliamente, cruzándome de brazos, en esos instantes la presión por todo volvía... no es que culpara a Shiryu, si no más bien volver a ver todo esto me hizo volver a aterrizar a la realidad...

    Me quedé mirando a la nada, en silencio, tratando de pensar como iba a decir las cosas, la verdad es que tenía muchas preguntas, preguntas que no sabía si serían respondidas... tal vez era mejor hablarlo con Benkei, pero quién sabe, tal vez el hecho de que antes Kenzaburo hablara con el abuelo me hacía confiar un poco, no entendía mi propia forma de proceder y pensar.
    —Kenzaburo, un samurai que ahora está de camino a la guerra en Shizuoka a favor de los Minamoto, fue a Tsu para hablar con usted, quería saber algo sobre la leyenda de un Dragón, no conozco muchos detalles, yo solamente estaba como apoyo—. Inicié
    —La razón por la que quise venir es porque quería investigar otra cosa, pero hubieron problemas en el viaje, por lo que tuve que separarme de Kenzaburo, y después, una mujer siniestra llegó ante Kibo, aquel otro niño con el que se despide y conmigo. No quise arriesgarme a qué su nieto le pasara algo, así que asumí el riesgo de lo que era que te enteraras, siempre tuve la intención de devolvertelo, pero no sabía por dónde comenzar, lo poco que sé de los temas sobrenaturales es que, tal vez, pudieses dar conmigo con el tiempo, y me alegra no haberme equivocado—. Finalicé... seguramente Shiryu se preguntaba porqué decidí explicarme, y fue hasta ese momento que bajé mis brazos para mirar al imponente hombre.

    —Yo no quiero ni tengo la intención de saber a dónde quieren ir, lo respeto si no quiere decirlo, no hay razones para ello. Pero si quise hablar, es porque quiero pedirle algo—. Dije, esta vez girandome completamente a él.
    >>Quisiera pedirle, si existe algo para poder confrontar todas estas fuerzas paranormales, sí, sé que sonará estúpido pero... yo no entiendo nada de estas cosas. Yo soy alguien que planeaba luchar contra los Taira, que quería ayudar a la gente que ha sufrido, erradicar a ese clan para que nadie pase como lo que yo, y si hubieron víctimas, yo me determiné a ayudarlos... hasta que ese chico, Rengo, llegó a mi vida. No solamente comprende todo esto de lo... paranormal. Si no que últimamente he estado rodeado de estás cosas y yo, no soy especial. Si alguien puede ayudarme a entender es él, pero últimamente he visto que... es imposible—. Dije, mientras mis manos temblaban de los nervios.
    —No solamente le he fallado a esta persona, si no que por culpa de esto le he fallado a otras dos, y eso no me lo puedo perdonar, aquella mujer que le mencioné ya intentó matarme, y hace cosas extrañas como sellos, dice muchas cosas y yo no puedo seguirle el hilo, ¡no entiendo nada! Y si no puedo entender, no puedo luchar... Creo que nadie más que Rengo es el que puede usar la magia a su favor pero... no es una persona emocionalmente fuerte, y no conozco a nadie más, si sigo esperando a que alguien se presente, puedo morir... De nada me sirve tener gran fuerza si pueden maldecirme, o matarme a distancia, o lo que sea. Quiero entender mucho pero no sé ni a dónde ir o qué hacer... estoy en una brutal desventaja, y no creo que sea secreto que se de cuenta que estoy... desesperado—. Dije, y era cierto, la voz se colaba la tensión y el agobio, estaba llegando a mi límite, la última traición de Natsu no solo representó un cumulo de emociones contradictorias en mi, si no que él me había salvado la vida... y ahora estaba muerto, Rengo era el que consideraba como hermano a Natsu, y verlo tan abatido solo me hacía ver que no podía reanimarlo... había estado fallandole a todos de manera nefasta, hasta a Misato, recordar su rostro en Tsu solo me carcomia...

    —Siento molestarlo con esto, pero no sé con quién ir... solo quiero información, quiero saber a dónde ir, o con quién ir o qué buscar, quiero saber si hay algo que pueda hacer contra todo esto, estoy sólo, y como digo, si espero a que alguien se presente, voy a morir. No me importa el precio a pagar o lo que tenga que hacer, de nada sirve desear erradicar a los Taira si estos controlan temas sobrenaturales, y yo no he conocido a nadie más que esté determinado como yo, por favor, solo le pido algo, por mínimo que sea—. Dije, tenso, hasta sentí como una lágrima se me coló, y me lo limpié rápidamente... negando para mí mismo con la mano puesta ahí, me sentía tan patético... Tal vez ni era así, tal vez y simplemente de nada sirve buscar si no estoy hecho para ello... pero entonces... ¿Cómo es que Natsu lo logró?

    Debe haber algo... me desesperaría que ni siquiera el abuelo de un Dragón pudiera darme aunque sea una luz, era mi última esperanza, necesitaba desahogar estas emociones, tal vez lo hice con la persona incorrecta pero... más allá de Rengo... ¿Quién me quedaba?

    Le he fallado hasta a los Minamoto... ¿Tan bajo había caído?
     
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    Amelie

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    Shiryu escuchó cada palabra afirmando, el hombre tenía un semblante rudo pero no mostraba hostilidad al escuchar, sus ojos eran claros y sinceros, mostraba empatía ante los sentimientos del joven frente a él.

    —No tengo nada que pueda ayudarte mas que mi simple consejo —dijo sin darle vueltas al tema — El valor de una persona o su utilidad no se rige en una sola materia; si le dices a un herrero que siembre trigo lo hará mal y los agricultores lo tacharán de inútil; si a un agricultor lo colocan a forjar un sable quemará el metal y el herrero lo considerará un inútil. Es por eso que el herrero es herrero y el agricultor es agricultor. No midas tu valor comparándolo con las habilidades de tu amigo —sonrió —Seguramente en él pasan las mismas inseguridades, lo sé porque son jóvenes —miró hacia la nieve, se acercó y tomó la suficiente para llenar su mano, así la lanzó hacia el pecho de Kuroki y la nieve se deshizo sin problema; después volvió a tomar la misma cantidad, pero esta vez la comprimió entre sus manos formando una bola, lanzándosela a Kuroki al pecho nuevamente, esta vez se deshizo pero dolió en el impacto — Somos la misma materia, pero es la fuerza externa la que nos forma y nos da dureza.

    Miró hacia el templo —Si ese niño es débil, lo que lo rodea lo hará fuerte; es la ley de la vida. Y no hay atajos para volverse fuerte, no hay rapidez en un entrenamiento, tanto físico como mental — dijo para mirar a Kuroki, se notaba su desesperación y eso hizo que bajara sus cejas —Me gustaría decirte la manera de obtener beneficios sobrenaturales, pero eso no debería ser para los mortales. Y puedo asegurarte que tu amigo no es feliz con el peso que carga al saber de esos temas —sacudió la ropa de Kuroki con nieve —No puedes depender de algo que no eres, depende de lo que puedes ser con lo que ya eres. Tu no podrás ser como tu amigo y tu amigo jamás podrá ser como tú. Yo no puedo ser como Kibo y Kibo no puede ser como yo; pero juntos somos especiales, y juntos resolveremos nuestros problemas. Eso es determinación, eso es fuerza.

    Shiryu guardó silencio por un momento; pensando si podría decirle algo mas a Kuroki, después colocó su mano en la frente de Kuroki, así permanecieron unos momentos.


    —Puedo hablar con tu amigo si es lo que necesitas, sacudirlo un poco, saber que es lo que piensa, entender que es lo que lo hace débil —
    dijo con sinceridad — Tómalo como un favor por cuidar de Kibo, pues se que hicieron un buen trabajo, porque lo veo feliz.


     
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    Shiryu se separó de Kuroki y lo miró con asombro; no esperaba aquella información, él esperaba el rostro de sorpresa en Kuroki, jamás creyó que sería lo contrario. Se quitó las pieles de encima a pesar del frío, mostrando su musculatura y su serie de tatuajes en brazos principalmente, estaba generando calor por su nerviosismo — Kuroki— inició —tratas de levantar a las personas a las que no les queda nada; pero esta vez te llevó a una situación más compleja de lo que yo hubiese podido imaginar. Y debes de ser asertivo; escúchame bien...

    Shiryu se hincó para ver a Kuroki a una mejor altura, allí se mantuvo en silencio, pero mostrando varias expresiones; como si estuviese hablando.

    Miró nuevamente hacia el templo. Aquel ser mitológico con fuerza sobrehumana tenía miedo. — ¿En verdad quieres protegerlo? —se giró hacia él — Porque yo podría eliminarlo ahora mismo, sin sufrimiento alguno. No me vería venir.

    Kuroki lo miró preocupado, quedándose en silencio por un momento extendido, sólo el viento se escuchaba mientras Shiryu esperaba.

    —¿P-Pero en qué me he metido..?— Dijo Kuroki desolado, mientras miraba realmente roto a Shiryu.

    Kuroki sacó el cascabel que había obtenido en Chiryu; después le mostró su mano; sus emociones eran palpables, algo que Shiryu podía notar aun preocupado. Kuroki se arrodilló apretando sus puños. La nieve seguía cayendo y aquel silencio entre ambos se llenaba de tensión. Kuroki se levantó nuevamente, esta vez decidido.

    Shiryu se sentó y masajeó su frente para después soltar un fuerte suspiro.

    Las aves volvieron a acercarse a Shiryu, sus cantos eran apresurados, Shiryu levantó la vista hacia el cielo blanco, un ave negra rondaba el cielo.

    —¿En qué te has metido? En asuntos que no puedes controlar —lo miró y sonrió — Pero sólo por esta vez, ayudaré.

    Shiryu se levantó y llevó a Kuroki hacia el interior del templo, se asomaron para ver como Kibo mantenía contacto visual con Rengo, quien ya había levantado la mirada y colocado su mano sobre la cabeza de Kibo, tratando de asegurarle que todo estaría bien con él —Es mejor alejarse de mi, Kibo; estarás mejor con tu abuelo.

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    El graznido de un cuervo se hizo presente mientras Shiryu se giraba hacia el exterior del templo; allí, sobre la nieve estaban Kyogi y Kawa. Y en el brazo de Kyogi descendía el cuerco con un talismán amarrado a su pata.

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    Benkei se levantó y tomó una naginata inmediatamente; mientras que Shiryu se colocaba frente a Kuroki —Cuiden de Kibo— mencionó hacia Benkei y Rengo.

    —Ahora entiendo por qué se perdió la comunicación con Mara —mencionó Kyogi con una expresión seria hacia Shiryu —No he venido a pelear, vengo a entregar malas noticias a mi hijo.

    —¿No has venido a pelear? Yo no creo en tus mentiras —mencionó Shiryu sacando una de sus katanas, era color jade, un arma impresionante a la vista.

    —¡Rengo! Natsu no ha enviado, ven acá— gritó Kawa con molestia, en sus ojos había lágrimas incapaces de caer por sus mejillas.

    Rengo se levantó, dejó a Kibo al cuidado de Benkei y comenzó a avanzar hacia la salida. Shiryu lo detuvo, Rengo lo observó y las lágrimas volvieron a brotar.

    —Por favor, no me detengan —dijo tanto hacia Shiryu como hacia Kuroki —Quiero saber por qué tuvo que morir... Quiero saber quien lo hizo —su mirada mostró enojo por un momento.

    Shiryu observó a Kuroki.
     
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    Cuando Shiryu miró hacia el cielo después de que las aves llegaran alteradas, no evité sorprenderme por eso, hice lo mismo, y había una figura negra allá arriba... ¿era un cuervo?
    Miré a Shiryu cuando habló, y solo pude dedicarle una ligera sonrisa, me habría aliviado de no ser que la ola de emociones azotaban...

    Poco después comenzamos a desplazarnos de vuelta al templo, ahí, vimos el interior, Rengo al menos parecía ya haberse animado, pues aunque sea levantó su mirada, pero su aspecto era deprimente...
    En ese momento, el cuervo captó nuestra atención y al voltear... ahí estaban... ellas.

    No evité tensarme, dar un paso hacia adelante y tomar una pose defensiva, puede observar que Kyogi portaba algo raro, Shiryu se adelantó, Benkei se armó... la tensión era palpable y no evité mirar alrededor, tenía un muy mal presentimiento...

    Kyogi habló, diciendo que ahora comprendía porqué Rengo no podía hablar con Mara, yo también lo entendía, añadiendo que no quería pelear, fruncí el ceño, pero no me lo creía como Shiryu.
    —Ya estamos al tanto... no necesitamos que lo digas—. Dije, serio.

    Poco después Shiryu sacó un sable de color y aspecto increíbles, gemi incrédulo pero pronto volví al evento.

    Si algo me había impresionado, fueron las extrañas palabras de Kawa, su expresión... ¿qué estaba pasando?

    Poco después Rengo salió, me tensé y fue Shiryu quien lo detuvo, pero pidió que no lo detuvieramos, quería la verdad de la muerte de Natsu.

    Shiryu me miró y yo hice lo mismo un instante, después volví a mirar a Rengo.
    —Fue en Iga, los shinobis de allí, no sé qué hacía Natsu ahí, pero lo mataron, no te preocupes, esos ninjas ya están muertos, todos—. Dije, aunque me dolía decir todo eso.
    >>Rengo, esas mujeres solo te van a utilizar... ¿prefieres ir con ellas? ¿Que hay de todo lo que he hecho por ti..?
     
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    Kyogi negó ante las palabras de Kuroki —¿Qué has hecho por él? ¿Mentirle? —Kyogi lo señaló —Tú sabías que Natsu estaba en Chiryu y aun así alejaste a Rengo de él, lo alejaste de la única persona que lo ha protegido— dijo mirando hacia el suelo —Yo como tú, he fallado en protegerlo —levantó la vista hacia Rengo —Pero no mas, ahora yo te protegeré toda mi vida; como prueba de ello he eliminado a Itami, aquel desgraciado que ha dedicado su vida a tu sufrimiento. No podrá perseguirte mas —dijo lanzando la tela con la que Itami cubría su cabello a los pies de Rengo; después levantó sus brazos esperando que Rengo corriera hacia ellos para abrazarlo.

    Rengo levantó la mirada hacia ella luego miró a Kuroki.



    —Crecí sin nadie; puedo seguir ese camino libre de problemas, no necesito de nadie mas, no necesito protección, no necesito mas amigos —mencionó Rengo sin emoción, no había enojo en sus palabras; pues no había venganza que debía ejecutar si los asesinos de Natsu ya no vivían mas. Su vida carecía de sentido en su mente, en ese instante sintió que no había lugar en el mundo para él, a pesar de su gran tamaño.

    —Dile que lo estoy esperando...— mencionó Kawa mientras desamarraba el talismán de la pata del cuervo; para después mirar a Rengo y extendérselo mientras las lágrimas corrían por sus mejillas, incapaz de contenerse — ... que no sea tan lento.

    Rengo la miró, sabía perfectamente que esas eran las palabras que Natsu usaría. Kyogi bajó los brazos y le arrebató el talismán a Kawa. Rengo cerró los ojos.

    —¿En serio deseas protegerme? —preguntó hacia Kyogi.

    —Jamás te mentiría, eres mi hijo. Kato me alejó de ti, pero ya no volverá a pasar —mencionó Kyogi

    Rengo desenvainó su katana e hizo un corte en su mano, algo que alertó a Shiryu e impresionó a Benkei quien cubría a Kibo con su cuerpo.

    —Promete ante mi que buscas mi bien y no beneficiarte de mi; si mientes, quemaré tu sangre —sonrió; pero no era su sonrisa usual, era una burlona, algo macabra. Kyogi lo miró

    Rengo soltó una risa burlona —Al menos Kato tuvo el valor de sellar sus promesas con sangre—dijo cerrando su mano deteniendo el sangrado, desató su cabello para acomodarlo nuevamente — Y si algo aprendí en Kamakura fue a desconfiar de mis predecesores. Porque ninguno de ellos buscó mi bien en ningún momento. Pero he sido ciego, pues no crecí solo —miró a Kyogi mientras ataba su coleta alta con el listón rojo —No necesito una madre —dijo sin desviar su mirada de ella — Tengo una esperándome en casa.

    Kawa se llevó las manos a la boca, jamás había oído que alguien desafiara de ese modo a Kyogi. Rengo se mantuvo firme; pues esas fueron las últimas palabras de Natsu. Unas que le dieron el valor necesario para levantarse ante su dolor.

    "Regresa con Yuzuki. Rengo, parte hacia donde esté esa mujer, y no te alejes de ella"

    Había perdido a su hermano; no perdería a Yuzuki.

    —No necesito protección, no necesito mas amigos —repitió Rengo, mirando a Kuroki para dedicarle una sonrisa sincera— Tengo los necesarios.

     
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    Escuché las palabras de Kyogi mientras la molestía era evidente en mi mirada, ¿mentirle? Pero qué cínica...
    Encima tenía la dicha de señalarme y hablar de Natsu, utilizando los factores a su favor, la rabia me podía, solo quería que todo acabara pero de alguna manera aún no podía actuar, sin en cambio, mi rostro cambió a genuina sorpresa cuando mencionó a Itami...

    Lo había matado... ¡Mierda! ¡Kyogi había matado a Itami! Mis sospechas se habían vuelto realidad y odiaba que fuese así... Eso explicaba porque ya nunca más se había aparecido.
    Apreté mis puños al ver la tela, la reconocía, la tenía Itami, me parecía que en la cabeza, me faltaban detalles pero no necesitaba más cosas, el mensaje era claro, Kyogi extendió los brazos hacia Rengo y solo pude quedarme tenso, miré de soslayo a Kawa, intenando saber si sus emociones eran solo un complemento para persuadir a Rengo o era verídico, luego volví mi vista a Kyogi, hasta que que Rengo me miró, dedicándole una mirada tensa, confundida y hasta asustada por todo, temía el cómo culminaría esto...

    Rengo habló, por un momento sus palabras comenzaron a calar en mí, eran similares a cuando hablé con él en Kamakura, intentando alejar a todos, intentando evitar abrirse con los demás, inclusive reciente cuando se enteró de la muerte de Natsu.
    Kawa habló, quitó un extraño talismán del cuervo y lo extendió a Rengo, yo miré el objeto mientras escuchaba a la niña y de reojo vi cómo estallaba en silencioso llanto, pero Kyogi le arrebató el talisman, mientras Rengo preguntaba si de verdad la susodicha madre de Rengo deseaba protegerlo.

    Fue en ese momento, después de la respuesta de Kyogi, que Rengo desenfundó a Noroi y se hizo un corte en la mano, eso hasta a mí me alertó como me preocupó por igual, no era necesario decir que el resto de los presentes tuvo la misma reacción, y sometió a Kyogi a que hiciera el pacto, jurando que no utilizaría a su propio hijo para sus fines...
    La sonrisa que noté en Rengo me heló por un instante... era una hasta siniestra, sin embargo, Kyogi no hizo nada, solo miró a su hijo...

    No se atrevió...


    Increíblemente este video no está en Soundcloud...

    "Pero he sido ciego, pues no crecí solo. No necesito una madre. Tengo una esperándome en casa."

    Esas palabras hasta a mi me impresionaron profundamente, hasta un brillo regresó a mis ojos que desde Kamakura que había ido en detrimiento, Kawa se tapó la boca y yo no sabía cómo reaccionar... pero mi subconsciente lo hizo, vaya que sí, pues me hizo soltar una lágrima, emotivo.

    La estaba desafiando, no iba a ceder ante Kyogi.

    "No necesito protección, no necesito mas amigos."

    Dijo Rengo, mirándome, dedicándome una sonrisa el cual me hizo sentir una profunda calidez... como cuando ya lo estábamos pasando bien aquí, en Nagoya...

    "Tengo los necesarios"

    No pude más y rompí en un silencioso llanto, le sonreí ampliamente, no solo agradecido, si no que aliviado, no porque hablara de manera tan madura, si no porque me hizo ver que me equivocaba, que de verdad había sido un peso importante para Rengo, que a pesar de todo de verdad éramos lo que pensaba... Amigos... Que no estaba solo.

    No hizo falta decir nada, como el propio Rengo dijo, el silencio también eran respuestas, por fin, podía cederle el otro remo de este bote, por fin podía aflojar el agarre de la cuerda, por fin... podía ceder tanta presión, pues por abatido que pareciese, en realidad había comprendido muchas cosas...

    Rengo... estaba creciendo, tal vez hasta más que yo, y eso me traía paz, pues me daba la luz que en todo ese tiempo creía haber perdido.

    Avancé a lado de Rengo, y encaré a Kyogi, esta vez sin miedo, sin dudas. Solo había determinación y seguridad, ni siquiera hacía falta mirar a Shiryu para saber que Rengo estaba de nuestra parte, y nada lo movería ya.
    —Una madre siempre velaría por el bienestar y la felicidad de su hijo... ¿Desde cuándo matar a alguien tan importante es cuidar de él? Yo nunca abandoné a Rengo, me quiso alejar incontables veces y yo nunca cedí, porque no solamente quería ser su amigo, si no porque le quiero. Porque yo siempre quise ser un hombro para él, para lo que quisiera. Natsu habrá caído, pero aún me tiene a mí... Aún tiene a alguien más—. Dije, el miedo ante Kyogi se había ido definitvamente.
    >>Cometiste un grave error, Kyogi. Me subestimaste... ¡Inclusive subestimaste a tu hijo! Quisite intimidarme, quisiste romper mi determinación, pero solo conseguiste reforzar mis intenciones, yo le hice la promesa a Rengo que estaría a su lado, sin importar las consecuencias ni los días, alegres o deprimentes... Estaría allí, así que no. Nunca le mentí...—señalé a Kyogi, devolviendole su gesto anterior. —tú eres la mentirosa, tú abandonaste a tu hijo, ¿y yo? He llegado a darle la luz que no fuiste capaz de darle porque eres cruel. Rengo lo sabe perfectamente, no está solo... No lo ha estado desde hace días...—. Setencié, sin despegar mi mirada de ella, y fue en ese momento que desenfundé a Nozomu, para mirar a Rengo y sonreírle.
    —Creo que esta vez pelearemos juntos, Ren—. Dije, replicando sus palabras en las cuevas de Tsu, cuando Itami se había presentado, volviendo a mirar a Kyogi.
    >>Tu oportunidad y el tiempo para manipularnos ya pasaron, Kyogi. ¿No te lo dije? Mi vida no tendría sentido si no soy capaz de cuidar y querer a los que de verdad aprecio, yo soy capaz de dar mi vida por ellos, y no me dirás que no lo demostré en Chiryu... Me diste la oportunidad de vivir a cambio de abandonar a Rengo... ¿Y qué hice? Seguí peleando, porque Rengo ya no debe volver a estar solo, no lo estará jamás, aún pese que hiciera de todo por alejarme, mírame, sigo con él... Así que has fallado, Kyogi. Amenázame cuanto quieras, estás sola aquí...—. Dije, atreviendome a poner en juego si de verdad Kawa era capaz de traicionar a Kyogi después de que yo mismo juré ayudarla.

    —Atrévete a atacar, y verás como será el último error de tu vida...
     
    Última edición: 13 Mayo 2021
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    Kyogi miró con odio a Kuroki, alertando a Shiryu colocándose frente a él.

    —No voy a pelear con ustedes —mencionó Kyogi —Rengo, tu destino es liberar a Mara; tú se lo prometiste. Al negar tu destino perderás a quien siempre ha estado a tu lado; no venir conmigo es abandonar a Mara, quiero que estés consciente de la decisión tan estúpida que estás haciendo.

    Rengo levantó la vista; pero Shiryu interrumpió —Si Mara te deja por permanecer al lado de Kuroki es porque él te ha abandonado ¿No crees? —Rengo lo observó atento — Un amigo no te abandona aunque lo alejes, un verdadero amigo permanece a tu lado aunque trates de huir de él. Tu amigo es Kuroki, no Mara. Kuroki no busca obtener nada de ti, en cambio Mara te necesita.

    —Por culpa de ese niño y de este viejo no has podido comunicarte con él; por culpa suya no pudiste escuchar a Mara que te rogaba que regresaras, no pudiste escuchar los deseos de Natsu, tus descuidos lo llevaron a su muerte —mencionó Kyogi molesta apuntando hacia Rengo.

    —Kato dice que mi destino es morir para proteger; tú dices que mi destino es vivir para liberar — Rengo estaba molesto —Debería ser yo quien decida, pero todos lo han hecho por mi toda mi vida; mi padre, Itami, Hana, Mara... y todo fue porque nunca levanté la voz, porque creía que bajando la frente y obedeciendo obtendría el cariño y el respeto que creía merecer. Con Natsu entendí que no necesitaba servir para ser respetado, que no necesitaba morir para ser útil, y que no tenía que vivir para nadie. Porque sólo debía ser yo para ser amado.

    Kyogi bufó —Entonces Natsu también fue un estorbo, así como lo es Kuroki —Dijo con molestia — Bien, si no vienes conmigo por iniciativa propia, tendrá que ser por la fuerza

    Todos colocaron su mano en el mango de sus armas.

    —Kawa—mencionó Kyogi mientras Kawa la miraba, en su rostro se notaba el miedo en la niña, ella no quería pelear. Kyogi desenfundó su katana; parecía que la pelea iba a comenzar pero el ataque no fue hacia ustedes.

    Kyogi clavó su arma en Kawa, pero esta logró esquivar y por reacción ante el ataque, clavó su katana en el corazón de Kyogi, un ataque contundente que dejó a ambas heladas. Kyogi sonrió —Te entrené bien... tal vez demasiado...— dijo cayendo a sus brazos —Vas a recordarme toda tu vida de esta manera, nunca estarás libre de mi en tu memoria, porque yo soy tu dueña — su voz trémula hizo que Kawa sintiera escalofríos.

    Kyogi había muerto intentado crear una distracción para que no la vieran huir; sacrificando a Kawa en el proceso; pero Kawa fue más rápida, posiblemente porque ella siempre había estado preparada para hacerlo.

     
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    Kuroki Fusatada

    Mi firmeza no titubeó en ningún instante, no mentía que estaba dispuesto a todo en ese momento. Y aún así, increíblemente todo fue extrañamente rápido pero a la vez... lento y tenso.
    Pese que Kyogi me mirase con odio a muerte, pese que Shiryu se colocara para protegerme, pese a las palabras de todos, nunca dejé de estar firme. No necesitaba decir mucho en esos momentos para que los argumentos de Kyogi fuesen cayendo poco a poco, mis acciones a lo largo de los días hablaban claro de mí, hasta Rengo lo sabía, al final... las propias palabras de Kyogi fueron tornándose en su contra hasta revelar algo que desde antes ya me había confirmado...

    "Entonces Natsu también fue un estorbo"​

    Esas simples palabras asesinaron cualquier atisbo de duda y de odio hacia Natsu... También fue utilizado vilmente, y eso hizo que apretara mi agarre en la katana, sí, me sentía culpable por haber dudado, pero no había tiempo para pensar... la mujer estaba dispuesta a pelear, ni yo me creía que sí se atreviera, cuando todos comenzamos a ponernos en pose de pelea, notando el miedo en Kawa, me hizo afirmarme en mis intenciones, Kyogi era la enemiga aquí, la antagonista, pero no pasaron ni cinco segundos cuando Kyogi atacó por sorpresa a Kawa, no evité mostrar shock pero también tensión, sin embargo, Kawa eludió y con un movimiento digno de una maestra, clavó de forma certera su katana en el corazón de Kyogi, generando una parálisis en mí y aparentemente en todos los presentes.

    No solo las palabras finales de Kyogi fueron perturbadoras, si no que yo solo pude quedarme ahí... estático, mirando a ambas mujeres, incapaz de creerme que ya se hubiese acabado...

    Pero sí, lo hizo... se acabó...


    Después de todo eso, solo pude relajar la guardia, bajé mis brazos y todo lo que conseguí expresar fue... shock, no solo por lo repentino de todo, si no que, literalmente, las últimas palabras que le había dedicado a Kyogi habían surtido efecto...
    Ataca... y será el último error de tu vida.
    Creo que era la primera vez que setenciaba algo que al final terminaba por volverse realidad.

    No fui capaz de mirar a nadie, solamente pude sentir la helada brisa del viento, la nieve cayó un poco más deprisa por ello, mientras poco a poco la misma se tenía de un color carmesí, generándose un gran charco de sangre debajo de Kawa y de Kyogi debido a la expulsión brutal de sangre del pecho de la mujer.
    No me shcokeaba eso, si no el hecho de cómo, de un momento a otro la vida de cualquiera podía terminar de esta forma, tan... repentina.

    No pude contenerlo más, solamente un sepulcral silencio se generó por unos instantes, lágrimas comenzaron a salir sin previo aviso, a velocidad, casi que a presión... jamás habría creído que esto acabara así, no solo con Natsu muerto, si no en el patio del templo de Benkei, en Nagoya, el único sitio que me había tratado bien hasta el día de hoy... y lo seguía haciendo, mi... lugar seguro.

    Seguí llorando, no por Kyogi, si no porque de verdad, todos estos días había sido un cúmulo de presión, de un sin fin de cosas, de emociones... ¡maldita sea hasta estaba por morir! Tuve miedo, verídico miedo de que todo acabara fatal este día... pero no fue así, solo como pude, miré a Rengo y no tardé en abalanzarme a abrazarlo, rompiéndome en esos instantes a llorar, en algún momento dejé caer a Nozomu y me arrodillé, jalando a Rengo sin querer, mi llanto era desgarrador, sentir cómo se había acabado ya, saber que por fin la presión acerca de Kyogi podía desvanecerse, saber que hasta con esto hice mucho más que solo detener a Mara... vengar a Itami... vengar a... Natsu.
    Sentir la brutal liberación y alivio de saber no solo que Rengo me consideraba un amigo, alguien que jamas lo abandonaría, si no que por mí, por Yuzuki no se había dejado convencer por Kyogi, no había cedido, me daba cuenta de tantas cosas... de no ser por Shiryu, por su comentario con Yamamoto, creo que ni me habría atrevido a querer hablar con él, de no haber sido porque Rengo conocía a Benkei, habría dejado Nagoya al momento que me fuese posible, de no haber sido por Yamamoto y su petición, no me habría quedado, inclusive días para esperar por los Yoshioka... de no haber sido por mi recién victoria, la confianza y determinación que mostré frente a Kyogi no habría estado allí...

    De no haber sido por tantas cosas... no habría sucedido esto.

    Incusive jugarmelo con el hecho del pacto de Kawa, el hecho que la hubiese atacado a matar me delataba que ya no había nada entre ellas de alguna forma... todo... se acomodó de forma tan extraña y perfecta.
    El destino me había dado una lección, y vaya que lo había aprendido, pero había algo más...

    Siempre estaba haciendo bien, siempre estaba haciendo un gran trabajo, no estaba defraudando a nadie... y Rengo acababa de darme la prueba de ello.

    Por todo eso, y por todo lo que ahora veía, es que me rompía a llorar ahí, con fuerza y con claro alivio, destaba desahogándome como nunca en mi vida, era un llanto equiparable a cuando perdí a mi madre, a cuando arrasaron mi hogar...

    Era uno que también llevaba conteniendo desde que Natsu me había salvado desde Chiryu.

    Temblé, temblé de nervios y de presión, quería hablar, quería explicarme pero nada salía, siempre que lo intentaba eran más y más llantos, era la primera vez que me mostraba tan destrozado frente a Rengo... frente a todos, en realidad. Ni yo me daba cuenta de la clase de presión a la que me estaba sometiendo ni la clase de sendero que ya estaba tomando...

    De haber perdido a Rengo... no solo no me lo hubiera perdonado, si no que seguramente, ahí, verídicamente en ese momento, parte de mi luz habría muerto definitivamente.

    —G-Gracias...—fue todo lo que alcancé a decirle a Rengo, apenas con una voz temblorosa y desolada, pero no necesitaba decirlo, estaba bien, estaba feliz, sí... era cruel alegrarse por un asesinato, pero Kyogi no habría reaccionado distinto, Rengo y Shiryu no tenían la menor idea de la clase de alivio que me habían otorgado en apenas una hora. No es que tuviese una personalidad invencible, si no que mas bien, las cosas se acumularon, y eso me permitió desafiar a Kyogi junto a Rengo... mi amigo, mi hermano, aunque él no me viese de esa manera.

    Seguí llorando, hasta que poco a poco fui calmándome, consiguiendo por fin separarme un poco de Rengo, y mirarle, esta vez, con esa misma mirada radiante y viva, riendo apenado como si acabara de contar un chiste nefasto, limpiándome mis lágrimas.
    —Bueno... sí, me advertiste que de seguirte me pasarían muchas cosas, y vaya que fue así... ¿pero sacrificar tu amistad por mi vida? Ni hablar... Al contrario, esto no me va a doblegar, no. Me hará crecer, y es por eso que no estoy arrepentido, Ren—. Dije, mientars volvía a aferrarme a él.
    >>Eres la clase de amigo que me habría gustado tener en mis tiempos más oscuros y deprimentes.—volví a reír con tristeza por la emoción del momento, dedicándole un par de palmadas en su espalda.

    Sorbí por la nariz y me despegué de nuevo, limpiándome mis lágrimas de nuevo, aún arrodillado, para voltear hacia Shiryu, me levanté un poco de forma torpe y reverencié, un poco aturdido aún.
    —No tiene idea de cómo le agradezco dejarme hablar con usted, estoy en eterna deuda—. Dije, para mirarla y sonreír. —Ya no debe temer... jamás—. Añadí por último, algo seguramente confuso para los presentes, pues era críptico solo para Shiryu, luego volteé hacia Kawa, ni me había dado cuenta aún que había dejado caer a Nozomu antes de ir sobre Rengo, avancé como pude hacia la niña, quería abrazarla, consolarla, pero aún tenía mis dudas pues nuestras interacciónes eran mas bien tensas.

    —Kawa...—la llamé. —Se acabó... ya no tienes porqué seguirte sometiendo por ella, ni porqué tomar en cuenta sus palabras. Ya no puede hacerte nada, ni siquiera Mara, sí, sé que me dijiste que tenías un pacto, pero si aún estás aquí, es porque sea lo que sea que te ataba, se ha roto—. Dije, seguro de mis palabras, mirándo al cadaver, no podía dejar de llorar en silencio, pero sin duda alguna, ahora era más liviano ya, hasta hablaba con mi típica calma.
    —Siento haber juzgado mal de ti desde un inicio, todos estábamos siendo utilizados por ella, hasta Natsu, hm, no hace falta decir que llamar a Natsu, el "elegido" del dios como un estorbo, delata que era solo una pieza más, desde nuestro combate sabía que no querías hacer esto, por eso preferí hablar contigo antes que pelear, y por lo menos, es lo que le debemos a Natsu, no a Kyogi—. Dije, mirando un instante hacia el cielo, mientras la nieve seguía cayendo...

    —Nadie volverá a ser utilizado por nadie... No más—. Añadí, mientras cerraba los ojos un instante.


    Bajé la mirada y volví a mirar a Kawa, había razón en ciertas palabras.... ella y yo teníamos similitudes físicas, era un poco aterrador.
    —No digo que te recuperes ahora, sería estúpido pedirlo porque sí, esto requerirá tiempo, hasta yo estoy afectado. Pero por lo que veo, solo era Kyogi quien te sometía, y ahora ya no podrá seguirlo haciendo—. Dije, mientras volvía a secarme el rostro.
    >>Entiendo si estás confundida... solo... te pido por favor, que si por lo menos hay oportunidad de que puedas quedarte un poco—. Dije, extendiendole mi mano. —Te quedes, al menos por ahora. Sé que no es fácil por ciertos detalles, pero si no te das una oportunidad, nunca sabrás si puede haber un cambio de verdad—. Finalicé, sonriendole ligeramente.

    No estaba arrepentido por nada, podría decirse que de estar más entero ahora hasta me sentiría orgulloso, había obtenido demasiado aún pese que estaba lejos de los Minamoto, ni siquiera sabía cómo explicar todo esto ante Takano o Takeda... pero no me importaba ya, no por ahora...

    Había vengado a Itami, me encargó cuidar de Rengo, y por fin podía decir que estaba cumpliendo con su favor, sin titubear en ello...

    Pero con todo lo que había estado descubriendo, me atrevía a decir que hasta había vengado a Natsu, y haría lo posible por suplir su lugar, claro, nunca podría hacerlo completamente, eso también ya era un factor que tenía que tomar en cuenta de ahora en adelante, pero Natsu era Natsu y había aliviado a Rengo a su manera... así como Yuzuki... así como yo.

    Natsu... gracias por todo, sí, sé que nunca pudimos congeniar bien pero... estaremos bien, lo prometo.
     
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    Kawa permanecío allí, de pie con su katana ensangrentada, sin poder parpadear, mirando la nieve absorber el color rojo de la sangre, hipnotizada en ese flujo. Rengo hacía lo mismo, sus sentidos estaban desenfocados. Shiryu ya había deslizado la puerta de papel para evitar que Kibo mirara la escena, mientras Benkei sostenía a Kibo en el interior del templo.

    Y fue en ese silencio dónde las lágrimas de Kuroki fluyeron, se giró hacia Rengo y lo abrazó, sacando a este de su ensimismamiento, sorprendido por la acción de Kuroki.
    [​IMG]

    Tardó un poco en entender, manteniendo sus brazos distantes de él, después correspondió el abrazo mientras escuchaba el llanto de su amigo romperse en él, así como lo había hecho él en la mañana al enterarse de la muerte de Natsu; se dio cuenta que Kuroki también cargaba con muchas emociones que no había podido liberar y se culpó unos instantes por no haberse dado cuenta antes.

    Sujetó a su amigo siguiendo sus pasos hasta caer arrodillado al suelo nevado a su lado. Rengo no lloraba esta vez, porque el no sentía el mismo alivio que Kuroki, para él el duelo había iniciado, y la muerte de Kyogi no lo liberaba del dolor, seguía sintiendo el vacío por la pérdida de Natsu; en cambio sonrió melancólico mientras sujetaba a Kuroki mientras este lloraba, sostuvo su cabeza como si aquello lo fuera a proteger de algo, acarició su cabello imitando los movimientos de Yuzuki, la única persona que lo había abrazado cuando era más pequeño, de esa manera demostraba su cariño, lo estaba cuidando, algo que no había hecho por nadie antes, porque no se había dado la oportunidad de abrirse con nadie.

    "—G-Gracias..."

    Rengo negó aun abrazándolo con fuerza —Yo te metí en todo esto— dijo con seriedad — Perdóname — apretó su ropa por la espalda, para después aflojar el agarre lentamente mientras Kuroki se separaba riendo con pena, una risa que contagió a Rengo quien también rio desviando la mirada, era algo que hacia con frecuencia para no enfrentar sus problemas.

    "¿pero sacrificar tu amistad por mi vida? Ni hablar... "

    Su risa se detuvo para después volver a sentir a Kuroki aferrarse a él

    "Eres la clase de amigo que me habría gustado tener en mis tiempos más oscuros y deprimentes"

    Sus ojos se llenaron de lágrimas al instante, no era difícil; sus sentimientos seguían bastante trémulos, cualquier cosa lo haría llorar; pero lo que decía Kuroki lo conmovió profundamente, y a sus viejas maneras, trató de desviar el tema de sus sentimientos—No me avergüences enfrente de todos —dijo para soltarse aunque Kuroki lo hizo primero; estaba completamente apenado —Seguro que nos volveremos a enfermar—soltó una risa seca mientras sacudía la nueve de su ropa mientras se ponía de pie mientras veía a Kuroki limpiarse sus lágrimas dirigiéndose hacia Shiryu quien lo observó y afirmó.

    "Kawa..."

    Ella se giró y lo miró con furia, una que seguía en ella por las acciones de Kyogi, no porque odiara a Kuroki. Ambas miradas chocaron. Serenidad y cólera.

    [​IMG] [​IMG]

    "Nadie volverá a ser utilizado por nadie... No más"

    Su mirada cambió para volverse tranquilidad, jamás había recibido palabras como esas, sus ojos se llenaron de lágrimas y sus hombros se relajaron; pues para Kuroki al igual que para Kawa, el sufrimiento impuesto por Kyogi había terminado.

    "Entiendo si estás confundida... solo... te pido por favor, que si por lo menos hay oportunidad de que puedas quedarte un poco"

    Kawa miró la mano de Kuroki, para después mirar a Rengo, sabía que ambos cargaban el mismo dolor; volvió la vista a Kuroki, su mano aun extendida.

    —No sé que hacer con la libertad—mencionó Kawa.

    —Aquellos que hemos vivido en jaulas no creemos que seremos capaces de vivir en libertad; creemos que todo puede dañarnos y no te mentiré, así será—mencionó Rengo sin filtros. Se sentía identificado con las palabras de Kawa, pues cuando escapó de Kamakura, no supo que debía hacer desde ese momento en adelante —Vas a perderte; al inicio te dará miedo porque tomar decisiones por cuenta propia es algo difícil, después entenderás que el mundo es aterrador, y está lleno de maldad ...—miró a Kuroki, deteniendo en seco sus palabras pesimistas; después recordó a Natsu y sonrió a la imagen de Yuzuki en su mente —... hasta que encuentras a las personas correctas—desvió su mirada que volvía a llenarse de lágrimas — Así te das cuenta que ha valido haberlo soportado todo. Eso es libertad, al menos para mi.

    Kawa lo miró, para después volver hacia Kuroki —Quiero intentar ese cambio —tomó la mano de Kuroki —Y no lo quiero intentar sola.

    Rengo negó —No lo harás sola, te lo aseguro. Kuroki es la clase de persona que se aferra a uno — sonrió burlón —Como una sanguijuela —juntó sus dedos de su mano derecha para colocarlos sobre el dorso de su mano izquierda —Y no te dejará ir hasta haber sacado todo el veneno de tu sangre, luego quedará lleno y tendrá que llorarte encima para sacar todo lo que se chupó —culminó para inmediatamente cubrirse, esperando el golpe de Kuroki.

     
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    Kuroki Fusatada

    Si bien la mirada cargada de rabia de Kawa me transportó a Chiryu por un instante, como había pasado antes, el impacto no fue tan severo gracias a que ya me había demostrado que sí tenía fuerza, de cualquier manera, poco después conseguí calmarla, hasta noté cómo relajaba sus hombros y poco después rompió en un silencioso llanto, lo único que me preocupaba aún era cómo tomaría el estar con Rengo, me dejó en claro que lo odiaba, la niña no aceptó al acto mi ofrecimiento, aún así miró a Rengo un instante y después me miró. Dejando una respuesta sobre no saber qué hacer, pero fue Rengo a responder eso, delatando el cambio por el que pasó todo este tiempo...

    Miré con calma a Rengo, no le estaba culpando, a pesar de que hablaba sin filtro alguno. Pues lo que decía era verdad... de hecho tenía una visión similar del mundo a pesar de todo, no todos eran buenos, si no es que casi nadie, son muy pocos los que en verdad pueden ser amables, otorgar calma. Era por eso que apoyaba a la causa Minamoto con todo, porque de verdad confiaba en que era lo que necesitaba Japón.
    Rengo se detuvo de golpe, y su frase me hizo sonreír, volvió a desviar la mirada, finalizando.

    Volví a Kawa sin dejar mi mano, y habló, aceptando y estrechando la mano, yo no evité apretarlo ligeramente mientras afirmaba, agradecido y decidido.

    Luego Rengo habló, y no hizo falta mirarlo para que notara su sonrisa, después mencionó lo de la sanguijuela.
    Cuando finalizó, no evité estallar en una breve carcajada el cual terminó de disipar buena parte del shock, miré a Rengo y le terminé dando un golpecito en su hombro para empujarlo levemente, negando.
    —¿Nunca has comido hasta el hartazgo? Pues bueno, eso es lo que me sucedió—. Dije, sin dejar de reír a la par de seguirle su broma, rascándome tras la nuca.
    —Pero Rengo es como un perrito, le gusta ir a hacer maldades de vez en cuando, así que hay que estarlo persiguiendo para atraparlo y evitar que se vaya a causar más problemas y achucharlo, míralo, es bien mono—. Dije, para efectivamente achucharlo.
    >>Dices que nos podríamos enfermar... ¿qué costaría persuadir de nuevo y montarnos otra actuación? No me dirás qué eso no fue divertido al final—. Finalice, para reír otro momento y hasta ese instante me percaté que tire sin querer mi katana, por lo que la busqué y la hallé, regresandolo a su lugar una vez que le quité la nieve de encima.
    —Deberíamos volver adentro por ahora, es cierto que el frío nos puede pasar factura, o si no el próximo que le toque actuar va a ser Kawa y el propio Rengo—. Dije, riendo un instante, regresando a mi habitual actitud de antes.

    Sabía que Rengo está, y estaría afectado aún por lo de Natsu, y lo entendía, por eso lo mejor ahora era solo ir con calma, darle su tiempo y espacio. Solo esperaba que al momento de volver con los Minamoto, todo fuera para mejor... al menos por un día.

    —Eso o podemos pedirle a Benkei y a Shiryu que peleen entre ellos y así de paso le damos al niño un espectáculo—. Añadí, refiriéndome a Kibo, si, estaba intentando distraer la situación por ahora, era lo menos que podía hacer, al menos de momento.
     
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    Shiryu negó ante Kuroki y los obligó a entrar al templo, Kawa los acompañó; pero Rengo se resistió —Enseguida iré con ustedes. Necesito un momento.

    Al estar todos dentro, Benkei se levantó entregándole a Kibo a Shiryu quien lo recibió con un fuerte abrazo. Después se acercó a la puerta y vio a Rengo en el exterior —Iré con Rengo; por favor, siéntanse como en casa—mencionó para mirar a Kuroki —Ya sabes dónde hervir agua y dónde está el té; sírveles un poco por favor.

    Kawa aun estaba confundida por todo lo que sucedía a una velocidad que no podía controlar. Kibo sonreía ante su abuelo, mientras este lo despeinaba para volverlo a peinar continuamente, simplemente para molestarlo.

    —No puedo creer que todo haya terminado así —dijo mirando sus manos, estaban limpias, la sangre sólo estaba en su katana la cual había guardado sin siquiera sacudirle la sangre. Sus ojos se llenaron de lágrimas —Gracias Dioses...

     
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    Lamentablemente Shiryu me cortó la cierta emoción que me producía ver un combate entre ambos, para hacernos entrar al templo, Rengo se negó, diciendo que precisaba de un rato a solas, yo lo miré y asentí, entendía que aún estuviese mal.

    Una vez adentro, recuperando calor, Benkei devolvió a Kibo y caminó hacia el exterior, diciendo que iría con Rengo, asentí ante lo del té, iba a ir a ello cuando miré a Shiryu y a Kibo, casi que parecía que nada había pasado...
    Me quedé extrañamente ensimismado en ello un instante cuando escuché a Kawa, volteé a verla, parecía en shock y no podía culparla, a pesar de mi monumental alivio yo también estaba aún aturdido, para todos fue tan repentino todo que costaba horrores asimilarlo.

    Kawa se miró las manos, agradeciendo a los dioses porque todo acabara, yo no evité gemir apenado por lo bajo, no sabía si hablar, pero al final me atreví:
    —La pesadilla terminó, ahora tan solo... descansemos—. Dije, no veía preciso decir más, tampoco es como que lo viera necesario, tampoco sabía qué mas hacer. Solamente empecé a caminar, poniendo el agua a hervir en el carbón, el cual me aseguré que este se mantuviese de cierta manera que pudiera proporcionar un ambiente cálido.

    Me quedé un momento ahí, en silencio, mirando el naranja brillante del carbón encendido, me dejé guiar por la sensación cálida que producía, casi como si con eso me proporcionara un abrazo, haber sentido el cómo Rengo me había abrazado, de esa manera tan... única, el cual solo había sentido con mis padres, como si quisieran protegerme de algo, dando a entender que con ellos estaría seguro.
    Puede que fuese irónico, pero de verdad apreciaba esos gestos, aún si viniesen de Rengo, cosa que jamás había visto hacer. Pues me hacían sentir no solo seguro, si no que se procesaba una confianza fuerte, cuando me di cuenta, el agua ya estaba lista, por lo que me desplacé a tomar los recipientes y fui preparándolo todo para servir el agua, con cuidado les di a todos y a cada uno de los presentes el mismo té.
    —Recuerda Kibo, siempre sopla y bebe con cuidado—. Dije, sonriendole, era increíble que ese niño fuese un Dragón... de verdad que me impresionaba en donde me hallaba en tan solo un mes de haber iniciado este viaje.

    Es como al final me acerqué a Kawa, y le ofrecí el recipiente.
    —Ten, al menos para que entres en calor—. Dije con calma.
    >>¿Gustas... que esté contigo un rato?—. Pregunté, un poco tímido, pues tampoco quería incomodarla si es que también necesitaba su espacio.
     
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    Kibo afirmó mientras tomaba la taza entre sus pequeñas manos —Gracias Kuro-kun— se giró a Shiryu y le acercó la taza a una distancia corta de su rostro.

    —No, Kibo, espera—mencionó Shiryu mientras Kibo soplaba al líquido con fuerza, haciendo que se derramara un poco —Te dijeron que con cuidado pequeña criatura, dijo limpiándose las gotas que cayeron sobre su rostro con una sonrisa burlona. Kibo sonrió también.

    Kawa los observaba atentamente, hasta que escuchó las palabras de Kuroki cuando le entregó el té; tomó la taza y la contuvo en sus manos mirando hacia el líquido —Kyogi no mató a Itami —dijo en voz baja para que sólo Kuroki la oyera, no quería alertar al niño —El tomó su propia vida al ver que sería utilizado para rastrearlos. Si no hubiera sido por Itami, hubiéramos llegado antes a este lugar. Ese hombre se preocupaba por tu amigo. ¿Por qué él no mostró tristeza al enterarse de su muerte?

     
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    Miré con gracia la pequeña escena de Kibo y su abuelo, poco después volví a mirar a Kawa, su primer diálogo fue lo que me dejó sorprendido... ¿Kyogi no mató a Itami? ¿Pero cómo..?

    La niña no tardó en explicarse, fue evidente que hablaba solo para que yo la oyera, por lo que no tardé en sentarme a su lado y así facilitarle la intención.
    Me sorprendió de sobremedida lo que me contaba... Entonces tenía razón, lo que ella me dijo en Chiryu en el susurro lo confirmaba, pero... ¿dar su vida? ¿Porqué alguie como Itami había cambiado tanto? En Kamakura había vuelto a torturar a Rengo, pero en Tsu...

    Miré hacia mi té, y no tardé en darle un sorbo mientras escuchaba su pregunta.
    —Así que lo que me dijiste en Chiryu era él... ¿cierto?—. Dije en voz baja también, para volver mi vista al carbón.
    >>Rengo no mostró tristeza porque Itami pasó buena parte de la infancia de él torturándolo... no sé qué tanto le conozcas, pero Itami era un especie de padre para el chico, y desde que pudo contactar con Mara, su infierno comenzó—. Dije... era la primera vez que sentía que revelaba algo tan "abiertamente" sobre Rengo.

    —Itami le obligaba a seguir una estricta línea de comportamientos y rutinas, que en caso de incumplirlas, lo azotaría con un látigo de manera brutal... a veces hasta el punto de noquearlo. Fue así por años, hasta que en determinado punto decidió vestir de negro, para que así nadie lo viese sangrar, nunca quiso sincerarse con su familia, porque los pocos momentos en los que podía verlos, que era cuando comían juntos, no quería que fuesen arruinados por lo de Itami... ya que vivía alejado debido a que tenía que entrenar en estas cosas. Prefería decir que se metió con la gente, que lo golpeaban o cosas así... jamás dijo la verdad—. Expliqué, mientras supiraba triste, volviendo a beber, y poco después seguí.
    >>Fue así hasta que el propio Mara le reveló lo de Shi, y desde entonces escapó de su hogar para buscar la espada, siempre se esforzó por permanecer alejado de Itami, ya que sabía que en caso de ser hallado, lo que recibiría sería otra serie de golpes hasta el hartazgo. Yo mismo lidié con él, y hay algo que no entiendo—. Dije, pero me interrumpí, pues sentía que nuevamente me ponía a divagar, tampoco sentía necesario querer conocer más cosas del que por ahora conocía ya.

    —Bueno, esa es la razón por la que Rengo no mostró tristeza por Itami, de hecho tal vez nunca lo haga... y no le culpo, debe ser terrible—. Finalicé, mientras veía a Kawa con un deje de depresión.

    —Cuando en Chiryu dijiste que odiabas a Rengo porque por él es que tu vida fue un infierno... no evité verte reflejada en él, y es por eso que hasta me arrepentí por... bueno, pensar que estabas cegada por Mara, cuando Kyogi era la responsable—. Dije, bajando la mirada apenado.
    >>Por eso es que me determiné a ayudarte, esa simple frase me hizo entender muchas cosas.
     
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    "Así que lo que me dijiste en Chiryu era él... ¿cierto?"

    Afirmó mientras miraba la taza de té, sin levantar la vista ante Kuroki.

    "...desde que pudo contactar con Mara, su infierno comenzó"

    Apretó el agarre en la taza. Shiryu seguía jugando con Kibo pero desvió la mirada hacia Kawa al notarla tensa, a pesar de no escuchar su conversación.

    "lo azotaría con un látigo de manera brutal... a veces hasta el punto de noquearlo... Bueno, esa es la razón por la que Rengo no mostró tristeza por Itami, de hecho tal vez nunca lo haga... y no le culpo, debe ser terrible"

    Kawa suspiró y dejó la taza frente a ella en el suelo, sin separar la vista de ella.

    "Kyogi era la responsable"

    —Kyogi... fue responsable de muchas cosas — mencionó levantando su vista al carbón ardiendo; después sacó de su ropa una flauta, era vieja; la pintura se había borrado por completo, dejando su madera expuesta —Aprendí de sus mentiras cuando me encomendó controlar el espíritu de Hana, con el que debía matarte —Mencionó apretando la flauta con fuerza— Y es por eso que no pude contener mis lágrimas cuando vi a Rengo —apretó la flauta para después mirar a Kuroki—Creo que Hana debe hablar con ustedes; así entenderán muchas cosas de ella, y también de Itami.

     
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    Miré de soslayo las reacciones de Kawa en ciertas partes de mis palabras, hasta que pasado lo de Itami, decidió dejar la taza y hablar, noté cómo Shiryu volteaba a ver a Kawa cuando la vió tensa, miré al abuelo un momento y poco después volví mi vista a la niña, aún apenado por lo útlimo que yo había dicho.

    Poco después Kawa habló, sacando una flauta el cual se veía muy desgastada, fruncí el ceño confuso, pero fueron sus palabras lo que me hicieron entenderlo todo...

    "Y es por eso que no pude contener mis lágrimas cuando vi a Rengo. Creo que Hana debe hablar con ustedes; así entenderán muchas cosas de ella, y también de Itami."

    Retrocedí ligeramente mi cabeza de la sorpresa al escucharla, entonces aquí estaba, la pieza que faltaba en este tortuoso rompecabezas... la verdad final, la que podría hacerme entender el porqué pasó todo esto y en qué momento se torció, cuales eran las verdaderas intenciones al final, seguramente esto me haría entender porqué Itami cambió tan radicalmente.

    Por los dioses, todo lo que estaba descubriendo en tan poco tiempo, ni yo me lo creía...
    Miré la flauta, este seguramente era el elemento que unía a Kawa con Hana... ¿qué digo? Lo es, técnicamente lo afirmó, ¿pero cómo puede ser? La respuesta por fin estaba en mis manos y solo quedaba abrir la caja, solo quedaba... decir que era momento de conocer la verdad.

    Miré hacia el exterior del templo, allá donde Rengo se había quedado y donde Benkei salió a consolarlo seguramente, luego miré hacia el carbón, dando un sorbo a mi té.

    —No sé si a Rengo le de gusto ver a Hana, al menos ahora... que todo ha sido tan repentino—. Dije, para después guardar silencio un instante.
    >>Pero si por una vez... es algo que le pueda servir para entender, para que por lo menos comprenda lo que sucedió, para que... aunque sea, le dé un poco de paz por ahora. Creo que es mejor zanjar esto cuanto antes, y asimilarlo todo con el tiempo—. Finalicé, para volver mi vista a Kawa.

    —Sé que por ahora sonaré que me preocupo solo por Rengo, pero tampoco es así... si con el pasar del tiempo te ves dispuesta a contarme también tu vida... yo estaré esperando—. Dije, sonriendole amablemente. —Te diré lo mismo que le dije a Rengo, que me cuentes tu vida no hace que solo comprenda muchas cosas, si no que por fin puedas repartir esa carga con otro, y creo que no hace falta decir que estoy dispuesto. Créeme, contar tu historia con otro u otra, produce un poco de alivio pues es como si liberaras un poco el agobio que te produce que siempre cargues con un dolor tú sola—. Dije, seguro de dichas palabras.
     
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    [Kuroki; Rengo; Benkei; Shiryu]


    —Entiendo, entonces esperaré a que regrese, le preguntaré si quiere saber toda la verdad —mencionó Kawa para dejar la flauta en el suelo y tomar el té —Mi historia...—sopló al té —... mi historia inicia ahora.

    Shiryu dejó a un lado a Kibo para acercarse a la puerta —Iré con ellos —mencionó antes de salir.

    Kibo se acercó a ellos y le extendió algo a Kuroki —Es una escama— sonrió —Ese es uno de los significados de mi nombre, ¡Kibo!—dijo levantando sus manos con alegría al pronunciar su nombre— aunque también significa esperanza —mencionó —Es un regalo para Kuro-kun y Ren-san —miró a Kawa —¿Cómo te llamas?

    Ella sonrió —Kawa.

    Kibo también sonrió —También para Ka-chan.

    Así esperaron, mientras bebían té en silencio; Kibo se recostó, empezaba a tener sueño.

    Cuando los tres volvieron estaban sudando a pesar de la nieve en el exterior; las manos de Rengo estaban sucias de tierra fresca. Habían cavado.

    —No podíamos dejarla allí en la nieve —mencionó Rengo limpiándose las manos en su ropa; en su muñeca estaba atado el talismán.

    Shiryu levantó a Kibo quien estaba adormilado —Nosotros debemos irnos.

    —¿Tienen qué?— preguntó Rengo con preocupación.

    Shiryu afirmó —No temas.

    —No es por miedo —dijo desviando la mirada —es porque no quiero separarme de Kibo —observó al pequeño durmiendo en el hombro de Shiryu, sonrió; para después desatar el talismán de su muñeca y entregárselo a Shiryu —Es un talismán que cree para que nadie pueda rastrearlos por su energía espiritual —negó —Quien diría que con su aroma me rastrearían a mi; pero créeme que funciona, así evité que Itami pudiera encontrarme por tanto tiempo.

    —¿No es mejor que tú lo lleves?—Preguntó Benkei mientras observaba como lo entregaba a Shiryu.

    —Puedo hacer otro, cuando tenga la oportunidad— mencionó sin prestarle demasiada importancia.

    —Lo agradezco joven Rengo —mencionó Shiryu —Espero encontrarme nuevamente con todos ustedes.

    Shiryu salió para ser acompañado por Benkei hacia la salida, caminando por los jardines del templo. Rengo los observó irse, su mirada ausente.

    Capítulo III

    暗闇で育った花
    Kurayami de sodatta hana - Flor que creció en la obscuridad

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    —Rengo... —Kawa se levantó y avanzó hacia él mientras este permanecía distante —¿Quieres saber todo la verdad sobre Hana e Itami? Saber el por qué viviste ese infierno...

    Rengo volteó y negó ante Kawa —No me interesa, gracias.

    Kawa miró al suelo, no se había dado a entender correctamente—Creo que hice la pregunta equivocada —mencionó Kawa al entender la personalidad de Rengo, todo gracias a que Kuroki le dijo con anterioridad que eran parecidos —¿Quieres saber por qué nadie te protegió?

    Rengo la miró —Eso ya lo sé; Inclínate, y estarás completo; cúrvate y serás enderezado. Acoge la desgracia como agradable sorpresa, y estima la calamidad como a tu propio cuerpo —recitó con fuerza en su voz, estaba seguro de lo que decía, no tenía ni un atisbo de duda —Así pues, sólo quien está dispuesto a entregar su cuerpo para salvar al mundo merece que se le confíe el mundo —siguió Rengo al ver que Kawa no lo detenía —Del dolor nace el autocontrol.

    —Pero sólo aquel que pueda hacerlo con amor es merecedor de dirigir el mundo—mencionó Kawa —¿Y por qué los que debían cuidarte no te mostraron lo que era el amor? Si el amor es un requisito importante para entenderse a uno mismo ¿No se supone que deberías seguir el camino del Sabio?

    —Sigo el camino del Sabio —Rengo respondió; pero la fuerza en su voz se fue perdiendo.

    —No lo haces —atajó Kawa —El castigo es un ritual; el ritual es solo la apariencia de la fe y de la lealtad; ese es el principio de la necedad la cual lleva al caos. Tú eres caos.

    —¿Cómo es que sabes esto? —inquirió Rengo

    —Hana— mencionó Kawa

    —Bien, tu ganas; quiero oír su verdad—dijo nuevamente con fuerza en su voz mientras Kawa miraba a Kuroki.



    Kawa volvió a sentarse frente a la flauta, sacó un pequeño cascabel y comenzó a sonarlo rítmicamente, como si fueran los latidos del corazón; lentamente, la imagen de Hana se fue mostrando; muy diferente a lo que mostraron en las cavernas, su semblante era distinto, no mostraba hostilidad ni enojo.

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    Kawa hizo una reverencia —Lamento haberla utilizado; he venido a enmendar mis errores.

    —Kyogi es un ser poderoso; no te culpes de haber caído en sus manos, yo también fui víctima de sus artimañas —dijo hacia Kawa para después mirara a Kuroki —lamento haberte apuntado con mi katana; no podía controlar mis movimientos, si terminaba con tu vida allá abajo seguramente mi espíritu se hubiera perdido para siempre —después miró a Rengo — Mi confianza en mis habilidades fue lo que te condenó a la vida que llevaste.

    —No quiero oír disculpas, yo estaba decidido a tomar tu vida, podemos decir que estamos a mano; sólo dime la verdad, sin lágrimas, sin excusas — aquellas palabras no eran comunes de la boca de Rengo, frías y cortantes.

    —Kato estaba siendo controlado por shi; es por eso que yo debía llevarme la katana lejos de Kamakura, lejos de ti. No podía permitir que utilizara a mi familia; confié en que hacía lo correcto, aunque mi deber era contigo, estar a tu lado; criarte como a un hijo— mencionó Hana con pesar — Pero me fui de Kamakura para tratar de sellar a shi; sabía que con Kato en Kamakura, Kyogi no podría dañarte. Es por ello que tu crianza hacia el camino correcto eran tan importantes. Yo cree a Itami, él era mi shikigami, un ser dedicado a obedecer mis deseos, los cuales le dejé en rollos de pergamino. Debía enseñarte de benevolencia, paciencia, fé, perseverancia; todo esto te llevaría hacia el camino correcto. Pero subestimé a Mara, logró engañarnos a todos, con ayuda de Kyogi envió a uno de sus sirvientes dejando falsos pergaminos en manos de Itami, guiándolo hacia tu desesperación. Dañándote, mostrándote la desesperanza, la soledad, la tristeza, agonía basada en una fé falsa. Kyogi sabía que de ese modo tu caerías en los brazos de Mara, el ser el único que te mostraría compasión.

    —Acabo de enterrar a esa mujer; no sirve de nada lamentarse o pensar en cómo hubiera sido mi vida si me hubieran criado de la manera que tu deseabas —sus palabras eran precisas pero su voz era suave, pues lentamente se comenzaba a dar cuenta que era un ser manipulable — Pero...— apretó sus puños llenos de tierra —... no por ello deja de doler. Duele que aquel que consideré tantos años como un amigo me estuviera mintiendo todo el tiempo —levantó la vista —He sido un idiota, ingenuo...— apretó sus puños y soltó una risa seca —Seguro disfrutaba verme desmayar ante el dolor, riéndose aprovechándose de mi inconsciencia.

    —Todos caímos en sus juegos —mencionó Hana tratando de tranquilizarlo —Yo perdí mis memorias; muchos otros han perdido su cordura, e incluso su vida. Rengo, eras el único que podía sellar a Mara; en cambio, ahora eres el único que puede liberarlo en este mundo.

    Rengo la observó —No me subestimes —dijo con fuerza —Encontraré el modo. Mientras tanto, le seguiré el juego; seguiré riendo cuando vuelva a escucharlo, seguiré mostrándole afecto absurdo —su mirada era severa — Las cicatrices que llevo en la espalda serán mi constante recordatorio de venganza, va a lamentar habernos engañado a mi y a Natsu haciéndonos creer que él era nuestra familia. Lo haré sentir la desesperanza que me obligó a vivir. Le demostraré que mi sangre no es débil.

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    [Kuroki; Rengo; Benkei; Shiryu]


    Hana sonrió ante las palabras de Rengo y mientras lo hacía, su silueta se fue deshaciendo en fragmentos blancos, como si fuera un diente de león a quien el viento lo elevó diseminando sus semillas.

    —¿Era yo lo que te ataba? —
    preguntó Rengo sabiendo perfectamente la respuesta. Desvió la mirada y cerró los ojos — No fue culpa de Natsu ¿Lo sabes verdad? —la miró con lágrimas en los ojos — Si quieres hacer algo por mi, dile que me espere; dile que quiero volver a beber sake con él— limpió sus lágrimas con su manga —Y a Itami, dile que lo perdono.

    Hana afirmó desapareciendo por completo. El cascabel de Kawa dejó de sonar.

    —Maldita sea —
    dijo Rengo dejándose caer hacia atrás, rebotando en el suelo, su rostro mostraba enojo pero seguían brotando lágrimas.

    —¿No es reconfortante saber la verdad?—
    preguntó Kawa hacia Rengo.

    —Tal vez lo sea después, por el momento no — se giró para mostrarles la espalda, después se colocó en posición fetal —Quiero dormir.


     
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